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“LELI” II-SEMESTRE: LITERATURA ANTIGUA

rojiza que voltea peñascos con estrépito (verso 42)


PÍTICA PRIMERA y los lleva del mar a la profunda (verso 43)
planicie. Y quien despide los tremendos (verso 44)
para Hierón de Etna, chorros de Hefesto es aquel animal. ¡Cuánto prodigio,
vencedor de la carrera de carros (verso 45)
que maravilla el verlo y es asombro (verso 46)
{Lira de oro, que en común gobierna (verso 1) también de los vecinos que lo escuchan, (verso 47)
Apolo con las Musas de violadas (verso 2) /////
trenzas: a tus acentos (verso 3) cabe en ese cautivo, encarcelado (verso 48)
sigue la
Comienza danza,
con inicio de la fiesta, (verso 4)
la invocación entre las cumbres de frondas negras del Etna (verso
y obedecen tus señas los cantores, (verso 5) 49)
Elem
cuando, vibrante, al aire das las notas (verso 6) y el suelo donde él se tiende y cuyo lecho (verso 50)
del preludio ductor del coro. (verso 7) la araña toda la espalda y le desuella vivo! (verso 51)
Tú apagas, lira, incluso el rayo hiriente (verso 8) ¡Quién te agradara siempre, oh Zeus, que reinas (v 52)
de eterno fuego; y duerme sobre el cetro (verso 9) sobre este monte!} {De fecundos campos (verso 53)
de Zeus, el águila, la reina (verso 10) altiva frente, lleva su nombre la vecina (verso 54)
de las aves, aflojando su ágil ala (verso 11) ciudad a quien dio gloria (verso 55)
///// su ilustre fundador; pues ya, en la pista (verso 56)
a uno y otro lado, cuando, oscura, (verso 12) de Pito, lo han oído, proclamado (verso 57)
sobre su corva testa tú difundes (verso 13) por el heraldo que de Hierón decía (verso 58)
una nube, suave broche de los párpados: (verso 14) /////
duerme, y su lomo, desfallecido, oscila, (verso 15) la victoria en los carros. Del que emprende (verso 59)
dominado por tu empuje. Si, el violento (verso 16) viaje por mar, el primer voto (verso 60)
Ares, también, dejando a un lado (verso 17) es que la nave goce, a la salida, (verso 61)
la áspera punta de la pica, ablanda (verso 18) de un viento favorable: piensa (verso 62)
su corazón con sueño: tus saetas (verso 19) que tal será a la postre el del retorno. (verso 63)
hechizan hasta el alma de los dioses, (verso 20) Lleva el ejemplo, en este caso, (verso 64)
por arte del nacido de Latona (verso 21) a pensar que también en el futuro (verso 65)
y de las Musas de busto humano. (verso 22) la ciudad se hará célebre por sus coronas hípicas, (v
///// 66)
Más cuando Zeus no ha amado (verso 23) ilustre por sus fiestas de hermosos cantos. (verso 67)
alguna vez, cuando oye (verso 24) ¡Febo, señor de Licia, rey de Delos, (verso 68)
la voz de las Piérides, se espanta (verso 25) de cuyo amor, en el Parnaso, (verso 69)
goza la fuente de Castalia, (verso 70) Elem
sobre la tierra y el mar gigantesco.} {Tal el
monstruo (verso 26) tu mente guarde tales votos, (verso 71)
que yace enelelmito
terrible (verso 27) y ojalá no carezcan de brío los hombres de esta
Comienza
Tártaro, el enemigo de los dioses (verso 28) tierra!
Tifón de cien cabezas: antaño, la criara (verso 29) (verso 72)}
un antro ilustre de Sicilia; hoy, pesan, (verso 30) Son de los dioses, todas (verso 73)
encima de su pecho velludo, las colinas (verso 31) las dotes del talento humano: ellos inspiran (verso 74)
que, sobre Cumas, cierran el mar, y pesa (verso 32) la prudencia, el vigor de los brazos y el donaire (v 75)
sobre él Sicilia, y le agarrota (verso 33) en el hablar. Yo, al proponerme (verso 76)
la columna del cielo, (verso 34) la alabanza de aquel hombre, espero (verso 77)
el níveo Etna, (verso 35) no hacer como el que yerra el tiro del venablo (v 78)
que todo el año cría punzante hielo. (verso 36) de bronce, al que impulsara (verso 79)
///// la mano, sino arrojarlo lejos venciendo a mis rivales.
Rugen, desde el fondo (verso 37) (verso 80)
de sus abismos, las más puras (verso 38) ¡Si siempre el tiempo, como hoy, le concediera (v 81)
fuentes del fuego inabordable; el río (verso 39) ventura y de riquezas un buen pago, (verso 82)
al día se derrama en abrasadas (verso 40) y diera olvido a sus fatigas! (verso 83)
corrientes de humo y a la noche es llama (verso 41) /////
Podría, es cierto, recordarle (84)
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qué batallas, en sus guerras, (85) domados por el rey de Siracusa, (132)
sostuvo con esforzado aliento, cuando (86) que echó su juventud al mar, desde sus mismas (133)
recogió, con los suyos, en la palma (87) naves veloces, y salvaba (134)
de los dioses, la gloria que otro griego no cosecha, a Grecia de la dura servidumbre. (135)
(88) De los atenienses, por salario, tengo (136)
coronación soberbia de su poder. Ahora (89) el favor, cuando evoco a Salamina, y en Esparta, (137)
sigue el ejemplo de Filocteles, y hace (90) si cuento la batalla del Citerón: un doble (138) Habla
campaña en la que incluso el arrogante, (91) desastre para el medo de corvo arco; pero (139)
por fuerza, halaga su amistad.
Elemento: “Filoctetes, un griego” Tal dicen (92) antes ya habré pagado, en la ribera (140)
que a Lemnos fueron, en busca del arquero (93) de aguas limpias del Himeras, el tributo (141)
hijo de Peas, cuya llaga (94) del himno que, por su valor, los hijos (142)
seguía afligiéndose, unos héroes (95) de Dinómenes merecieron cuando (143)
que parecían dioses; mas el que arruinara (96) lograron doblegar al enemigo. (144)
la ciudad de Príamo, fue él: él puso término (97) /////
a las fatigas de los Dánaos: (98) No hables en vano; estrecha (145)
anduvo con un cuerpo débil, pero (99) en cifras el alcance de mucho: tendrá menos (146)
los hados eran suyos. (100) donde se fije la censura de los hombres; (147)
¡Que la divinidad a Hierón también mantenga erguido y el triste hastío embota (148)
(101) las esperanzas precipitadas. Aunque (149)
en el futuro, y dé sazón a sus deseos! (102) siempre la fama de la excelencia ajena (150)
Y ahora, Musa, permite que celebre (103) importunó a las gentes en lo oculto del corazón. (151)
con Dinómenes de la cuadriga el premio: (104) oh rey, ya que es mejor la envidia que la lástima, (152)
no es dicha ajena (105) no sueltes tú por ello tu noble afán. Dirige (153)
la victoria de un padre. ¡Ea, es ya tiempo (106) con timón justo al pueblo, y forja, en el yunque (154)
Elemento: “habla de Hierón, el héroe”
de hallar para el rey de Etna (107) de la verdad, tu lengua. (155) Habla
un himno que le agrade! (108) /////
///// Si una ruin chispa (156)
Para él fundó Hierón (109) se te escapa, la tendrán por grave (157)
esa ciudad, dándole fueros (110) pronunciamiento, por ser tuyo. Eres el árbitro (158)
de fábrica divina, conforme a los preceptos (111) de muchas cosas; y son muchos (159)
del cordel de Hilos. Quieren los descendientes (112) los testigos veraces de tus actos, buenos y malos.
de Pánfilo, y aun de los Heráclidas, que viven (113) Sigue (160)
bajo la sierra del Taigeto, siempre (114) en tu alegre talante, y si te importa (161)
permanecer en los mandatos (115) siempre gozar de estimación, no seas (162)
de Egimio, a la manera doria: prósperos, (116) fastidioso en el gasto. Da como el piloto, al viento
dejado el Pidno, reinan sobre Amicles, (117) (163)
y son vecinos renombrados de los Tindáridas de (118) la vela. Y no te enredes, (164)
blancos corceles, y echó flor la fama de su lanza. (119) amigo, en las astutas (165)
Elemento: “habla de Dinómenes, /////hijo de Hierón” ganancias; que solo el lustre de la gloria (166)
Tal sea también, oh Zeus sazón de todo, (120) /////
siempre el elogio que a súbitos y a reyes (121) que el hombre deja tras de sí, revela (167)
otorgue, junto a las aguas del Amenas, (122) a oradores y a poetas (168)
el veraz testimonio de los hombres. (123) la vida de los hombres idos. No perece, (169)
contigo, sí, el caudillo, (124) no, la virtud benévola (170)
delegando en el hijo, puede llevar el pueblo (125) de Creso. En cambio, una execrable (171)
a concorde sosiego, aún sin negarle honores. (126) reputación en todas partes cubre (172)
Concede, tú, te ruego, hijo de Cronos, (127) al despiadado Falaris, que en un toro (173)
que el fenicio y la ululación de los tirrenos (128) de bronce asaba sus víctimas; por eso en nuestras
ve queden, mansos, en casa, pues ya en Cumas (129) (174)
vieron tomarse su soberbia en llanto (130) casas las liras no lo quieren para dulce (175)
///// comunión con los cantos de los muchachos. Cierto:
por la flota perdida; tal sufrieron (131) (176)
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el principal trofeo es ser feliz; mas viene luego (177)


una decente estimación. Y el hombre (178)
a quien le es dado obtener ambos (179)
tiene la corona suprema. (180)

Píndaro de Tebas

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