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Antigua Jueves 16 de Marzo
Antigua Jueves 16 de Marzo
La presencia molesta de Sócrates se debe a que no permite que se siga sobre ilusiones o
falsas asunciones; Sócrates hace pedazos la confianza, pístis 1, que permite seguir adelante
con la vida ordinaria. Esto es mucho más que una insuficiencia teórica, se rompe con la
confianza, con el suelo o punto de apoyo.
Sin embargo, en este quedarse quieto había una movilidad peculiar. En este se distinguen
las funciones de la aporía (la negatividad), empezando por el hecho de que la misma no
es un resultado negativo. La aporía es puro fracaso para que siguiera adelante la marcha
del diálogo, es inherente a la dialektiké tékhne. La aporía es la vida/vitalidad del diálogo,
es la parálisis que permite que avance el diálogo (concretamente los diálogos llamados
inconclusivo-progresivos por los estudios de Platón).
La aporía está al servicio de la periagoge: la reorientación radical de la mirada. Antes de
Sócrates veíamos cosas, pero en ningún caso veíamos las ‘x’ mismas (la verdad misma,
la belleza misma, etc.), puesto que ordinariamente nunca las vemos. La periagoge es la
relevancia de los supuestos no tematizados. La secuencia de ‘preguntar-fracasar-
preguntar mejor-fracasar mejor’ llamada élenkhos socrático no es una mera cuestión
metódica. Esta es prueba, test o examen, pero también vergüenza u oprobio; el élenkhos
puede llevar a una confirmación o, por lo contrario, un desenmascaramiento (motivo de
vergüenza), viéndose el porqué de las dos distintas familias semánticas en las
traducciones del término. El élenkhos es la mayor de las purificaciones desde el punto de
vista socrático, el élenkhós produce cierta kátharsis. Ser puesto a prueba, ser examinado
o, incluso, ser avergonzado no es algo malo.
Todo empezaba con el A es B/Z/etc. del sabio. Esto lleva a la pregunta por qué es ser
B/Z/etc. Sócrates obliga a poner Z o B en el lugar del sujeto, cuando ordinariamente
ocupaba el lugar del predicado. La pregunta de Sócrates fuerza a una tematización del
εἶδος, del ser B/ser C/ ser Z/etc. Esta tematización hace del εἶδος una hypothesis (de
hypotíthemi). Este hacer del εἶδος una hypóthesis supone un primer momento.
Sócrates rompe con el A es B ordinario del sabio. Este romper supone una ruptura con la
dóxa, con la presencia óntica de las cosas (cuando algo aparece como algo, es la
presencia de la pluralidad de las cosas en Parménides), ej. Aquiles aparece valiente.
Sócrates hace que en el lugar del tema/del sujeto, aparezca un supuesto. El εἶδος es uno
y lo mismo. Este momento (el primer momento) es un momento de hýbris, de
transgresiones e ilicitud. Es un momento impertinente porque el εἶδος no es cosa alguna.
El primer momento no puede quedarse solo, sino que la hypóthesis está para llegar a un
segundo momento.
El segundo momento es el momento de la destrucción de la hypóthesis. El εἶδος huye,
se escapa, no se deja poner delante y vuelve atrás. De este modo, se hace la experiencia
del carácter no temático del εἶδος.
1
Uno de los grados de conocimiento en el símil de la línea (más al respecto en lo que sigue).
Al εἶδος no le corresponde ninguna hypóthesis, sino lo contrario, la ausencia de tesis o
tematización, la áthesis. El llevar a cabo el acto ilícito de convertir el predicado en sujeto
permite ver la misma ilicitud. Permite ver lo que no es temático como tema, permite ver
el supuesto como cosa. Pero ese momento primero se produce para llegar al segundo: el
fracaso, la destrucción de la hypóthesis. El momento segundo es la experimentación del
fracaso, se ve que la idea no se deja tematizar. En el segundo omento se experimenta
como el εἶδος huye y retorna a su lugar de origen (áthesis). Para experimentar el carácter
no hipotético es necesario pasar por el primer momento, no es posible hacerlo desde la
dóxa. El momento 1 es una ilicitud necesaria (necesita decirse para decir que no se puede
decir), pero toda impertinencia ha de ser castigada. Es necesario todo el artificio dialógico
para experimentar que el εἶδος no es cosa alguna.
Al primer momento, en ocasiones, es llamado dianoia: cuando vemos el εἶδος, pero no
como εἶδος, sino como cosa. Sin embargo, este no es un genuino saber del εἶδος porque
no es el lugar que le corresponde, no podemos quedarnos en la dianoia (la ontización del
εἶδος) si queremos saber del εἶδος. En el segundo momento se descubre la no onticidad
del εἶδος. Es el saber del εἶδος como εἶδος, es haber experimentado que este no es cosa
alguna. A este momento se le llama episteme. (El símil de la línea divide el nivel
prefilosófico: la dóxa, en la que se encuentra la pístis, del nivel filosófico, en el que se
encuentra la dianoia y la episteme).
Era necesario que los papeles se intercambiasen, que se transformase un modo de ser en
una cosa, aunque ya la pregunta de Sócrates conduzca a la destrucción de la hypóthesis.
Es lo que permite ver que hay una alteridad de papeles que no son intercambiables. A es
cosa y B es εἶδος, hay una alteridad de la cosa frente al modo de ser. Es esencial que esto
siga siendo así para que se descubra la estructura dual del aparecer.
Al aparecer le es inherente una dualidad, preservada en la articulación apofántica. El
ser tiene una estructura dual, siempre algo aparece como algo. En el aparecer/ mostrarse/
acontecer siempre algo aparece como algo. Algo es algo o algo acontece a propósito de
algo. No es lo mismo el esto que aparece que el cómo aparece, el εἶδος.
ARTICULACIÓN APOFÁNTICA
Algo aparece como algo
1 2
Algo es algo
1 2
Acontece algo a propósito de algo
2 1
1: cosa, 2: εἶδος