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JOËL GUIBERT

LEONIA
LA DEBILIDAD TRANSFIGURADA

Traducción
M.ª Florencia (Flor) Sáez Fernández
Título original
Léonie
La faiblesse transfigurée
Éditions du Carmel, 2018

© 2021 Joël Guibert


© 2021 Grupo Editorial Fonte
Paseo del Empecinado, 1; Apdo. 19 - 09080 - Burgos
Tfno.: 947 25 60 61; Fax: 947 25 60 62
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ISBN: 978-84-18303-56-2
Depósito Legal: BU-103-2021

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Grupo Editorial Fonte - Burgos
Impreso en España. Printed in Spain

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distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la
autorización de los titulares de la propiedad intelectual.
La infracción de los derechos mencionada puede ser constitutiva de delito contra la
propiedad intelectual (arts. 270 y ss. del Código Penal).
CONTENIDO

Agradecimientos .................................................................................... 9
Obras del mismo autor ........................................................................... 11
Bibliografía ............................................................................................ 13
Abreviaturas .......................................................................................... 13
Consejos de lectura ................................................................................ 15

día primero. mañana


Breve historia de un alma ..................................................................... 19

día primero. tarde


El poder de la gracia ............................................................................. 43

DÍA SEGUNDO. MAÑANA


«El caminito» ........................................................................................ 67

DÍA SEGUNDO. TARDE


Saberse amado y deseado por Dios ...................................................... 91

DÍA TERCERO. MAÑANA


Aceptar nuestra pobreza ....................................................................... 115

DÍA TERCERO. TARDE


Decidirse por Dios ................................................................................ 139

DÍA CUARTO. MAÑANA


Recibir al Espíritu Santo con confianza .................................................. 163

DÍA CUARTO. TARDE


Abandonarse en la divina Providencia ................................................... 187

DÍA QUINTO. MAÑANA


Entregarse a la divina Misericordia ....................................................... 209

DÍA QUINTO. TARDE


El caminito en el corazón de la nueva evangelización ............................ 233

Índice .................................................................................................... 255


Bibliografía

Celia y Luis Martin. Correspondencia familiar 1863-1885. Tra­


ducida por el P. Manuel Ordóñez Villarroel, ocd. Editorial
Monte Carmelo, 2008.
Teresa de Lisieux. Obras completas. Traducidas por el P. Ma­­
nuel Ordóñez Villarroel, ocd. Editorial Monte Carmelo,
1998.

Abreviaturas

CF Correspondencia familiar.
Cta Cartas de Teresa de Lisieux.
Ms Manuscritos de Teresa de Lisieux.
Consejos de lectura

Amigo lector, esta obra de espiritualidad en compañía


de Leonia, una de las hermanas de santa Teresita de Li­
sieux, se puede leer según el tiempo libre de cada uno.
Pero ha sido concebida de forma que también pueda ser
utilizada como una guía espiritual en un tiempo de retiro,
bien en la propia casa, bien en una de Ejercicios.
No hay ni introducción ni conclusión, solo 10 capítu­
los. Cada uno responde a una conferencia de una hora.
Habitualmente, los retiros espirituales comportan dos
conferencias al día. Con estos diez capítulos, tienes en
tus manos una ayuda para hacer un retiro de cinco días.
Para que esta lectura dé su fruto, aconsejamos leer un
capítulo por la mañana y dedicarle después un tiempo
de oración silenciosa. Conviene hacer lo mismo por la
tarde. En el transcurso del tiempo de oración, ponte en
presencia del Señor, contémplalo y, ayudado por las pá­
ginas que acabas de leer, deja que Jesús te instruya in­
ternamente, sin tensión, sin planificar nada, procura ser
una página en blanco en la que dejes escribir a Dios. Hay
muchas razones para dedicar un tiempo al espíritu. ¡Ha­
cerlo puede cambiar tu vida! He aquí lo que dijo Leonia al
salir de uno de sus retiros: «He salido toda transformada
de mi retiro, toda renovada. A decir de nuestra Madre [su­
periora], jamás he hecho otro tan luminoso y fructuoso»1.
Querido lector, sin duda deseas saber a dónde te con­
ducirá este pequeño libro. Leonia, la «menos dotada»
de las hermanas Martin, fue la que mejor comprendió la

1
Carta de Leonia a Paulina, 9 de noviembre de 1919.

15
Consejos de lectura

doctrina espiritual de Teresita. Leonia, con todas sus li­


mitaciones, sus pobrezas y sus heridas, practicó y vivió
tan bien «el caminito» de abandono en Dios que fue total­
mente transformada por él... «Leonia o la debilidad trans­
figurada». Si estás interesado en el secreto de su vida,
toma la mano de esta humilde visitandina sin demora y
adóptala como tu hermana mayor porque tiene muchas
cosas que confiarte.
Después de una breve biografía que nos permitirá co­
nocer mejor la profundidad humana y la densidad interior
de Leonia, nos sumergiremos en los secretos de «el cami­
nito» tal como ella lo practicó. Mostraremos sus grandes
ejes, pero también sus falsificaciones así como sus exi­
gencias y, sobre todo, su poder de transformación.

Hemos reservado una o dos páginas en blanco al final de


cada día para que puedas escribir tus propias reflexiones.

* * *

16
DÍA PRIMERO

MAÑANA
Breve historia de un alma

¿Quién no conoce a Teresita de Lisieux? Incluso per­


sonas que dicen estar lejos de la Iglesia consideran una
ofensa que se les pregunte esto, ya que Teresita de Li­
sieux pertenece al patrimonio de la sociedad. Pero, si les
preguntamos: ¿quién conoce a Leonia Martin? o ¿quién
conoce a Sor Francisca Teresa Martin? Seguramente, la
respuesta que recibiremos será: lo siento, no sé quién es.
En el mundo es fácil hacerse un nombre cuando uno
«es hijo de», cuando se nace en una familia «tal», cuando
se tiene un apellido ilustre o cuando uno de los miembros
de la familia es una persona famosa por alguna acción u
obra que ha causado admiración. Si estas condiciones
hacen fácil la posibilidad de hacerse un nombre, puede
resultar muy difícil hacerse un lugar cuando la trascen­
dencia de un ilustre miembro de la familia es tan gran­
de, tan irresistible, que eclipsa al resto de la tribu. Leonia
Martin (1863-1941) que llegó a ser sor Francisca Teresa,
religiosa de la Visitación de Caen, se encuentra en este
caso. No es poca cosa ser hermana de santa Teresita de
Lisieux, «la santa más grande de los tiempos modernos»
en palabras del Papa San Pío X y «Doctora de la Igle­
sia». ¡Doctora en ciencias místicas!, proclamada en 1997
por el Papa Juan Pablo II. Nada fácil la existencia para la
«pobre Leonia» —llamada así por su familia1— frente a
ese huracán de gloria del que fue rodeada santa Teresita

 Así se refería a Leonia su mamá Celia en su correspondencia. Su


1

forma de ser, distinta a la del resto de sus hermanas, fue causa de muchas
preocupaciones. CF 31, 14 de abril de 1868.

19
DÍA PRIMERO   
MAÑANA

desde su muerte, irradiación que no ha cesado de crecer


hasta hoy. Se puede decir que, en el seno del clan Mar­
tin, Leonia fue la figura más oscura. Sus padres, santos
Luis y Celia Martin, fueron canonizados el 18 de octubre
de 2015. Independientemente de Teresita, las otras tres
hermanas de Leonia —Paulina, María y Celina, carmelitas
en Lisieux— por su cercanía con santa Teresita gravita­
ron forzosamente dentro de su aureola de gloria. Leonia,
religiosa en Caen, geográficamente distante de Lisieux,
permaneció siempre bajo una cierta oscuridad. Para des­
cubrir su verdadero rostro, hay que dar un paso, hay que
penetrar en la penumbra del pasado y en la sombra que
la oculta para tener acceso a sus tesoros porque ella tie­
ne tesoros que mostrarnos, ¡ella misma es un tesoro!
Como la figura de Leonia es aún poco conocida por
el gran público, nos ha parecido bien, antes de entrar en
su experiencia interior, ofrecer algunos elementos de su
biografía. No espere el lector una historia detallada de la
vida de Leonia, no; solamente encontrará algunas pince­
ladas impresionistas que le permitirán medir la dimensión
humana y espiritual de su personalidad tan atractiva.

1. Infancia y juventud
Leonia nació en Alençon el 3 de junio de 1863. Su pa­
dre, Luis Martin, relojero-joyero y su madre, Celia Guérin,
encajera muy reputada por su trabajo. La bebé vino al
mundo después de dos hermanas sanas y bonitas. Muy
pronto, Leonia desconcertó e inquietó, sobre todo, a su
madre. El contraste con sus dos hermanas mayores, muy
despiertas, bellas y llenas de vida, fue sorprendente. La
pequeña manifestó desde su nacimiento una salud deli­
cada e incluso frágil. Rubia y de ojos azules, sus rasgos
faciales fueron más ingratos que los de sus hermanas.
Por otra parte, la pequeña Martin pareció coleccionar
enfermedades desde muy temprano: rubeola, tosferina
y un grave eccema. Ante el panorama que presentó la
pequeña, ¿cómo no inquietarse Celia Martin cuya fibra
20
Breve historia de un alma

maternal fue tan inmensa? «La pequeña Leonia no cre­


ce sana —escribe a su hermano Isidoro— no acaba de
querer andar. Se desarrolla muy poco, aunque no está
enferma, solo que es muy débil y muy pequeña. Acaba
de tener el sarampión del que ha estado muy mala y con
convulsiones muy fuertes»2. La familia no tuvo una vaga
fe en Dios, sino que confió plenamente en su poder y en
su intervención providencial. Así, para remediar la débil
salud de la pequeña, no se contentó con llamar al médi­
co, sino que también invocó al divino médico de los cuer­
pos y de las almas. El señor Martin, como buen padre de
familia, hizo a pie una peregrinación a nuestra Señora de
Sées con el fin de obtener la curación de Leonia. Por su
parte, la mamá pidió oraciones a su hermana, religiosa de
la Visitación de Le Mans, Sor María Dositea. Esta no solo
rezó, sino que intercedió ardientemente ante Nuestro Se­
ñor por la salud de su sobrinita. Sus oraciones, así como
la peregrinación del señor Martin, debieron tocar el Cora­
zón de Dios porque se constató una repentina mejoría en
el estado de Leonia: «se encuentra mucho mejor». Leonia
arrastró desde su nacimiento palpitaciones cardiacas y
una inflamación intestinal. Su estado de salud fue lamen­
table durante seis meses en los que estuvo entre la vida
y la muerte. «Recuerdo que no logré que se mantuviera
en pie en aquella época. [...] Es un hecho cierto que nun­
ca ha vuelto a estar enferma desde la novena que hizo
nuestra hermana a la Beata Margarita María, beatificada
en el mes de septiembre, [...] inmediatamente después
de la novena, corría como un conejito. Tiene una agilidad
increíble»3.
Algún tiempo después la familia aumentó, pero María
Elena, así se llamaba la nueva pequeña que vino al ho­
gar de los Martin, murió a los cinco años. Muchos niños
morían también en aquella época, pero la muerte de su
pequeña hermanita fue un gran sufrimiento para Leonia

2
CF 8, p. 32.
3
CF 14, p. 43.

21
DÍA PRIMERO   
MAÑANA

a quien le hubiera gustado tanto compartir todo con una


hermana de su edad.
Por otro lado, toda su vida se sintió como aislada en­
tre sus dos hermanas mayores y las dos pequeñas. La
disposición de las habitaciones en los Buissonnets, futura
casa familiar en Lisieux, explica algo de esta situación:
la habitación de Leonia es un estrecho corredor entre la
habitación de María y Paulina por un lado y la de Celina
y Teresita por otro. Esta distribución muestra un aisla­
miento que no fue solo espacial, sino generacional. Dicho
esto, hay que destacar que siempre reinó un profundo y
gran amor entre las hermanas Martin. He aquí lo que es­
cribió Teresita a propósito de Leonia: «Mi querida Leonia
ocupaba un lugar importante en mi corazón. Me quería
mucho. Por las tardes, ella era la que me cuidaba cuando
toda la familia salía a dar un paseo... Aún me parece estar
escuchando las lindas canciones que me cantaba para
dormirme... Buscaba la forma de darme gusto en todo,
por eso yo habría sentido mucho darle algún disgusto»4.
Si la familia Martin se alegró con las claras mejorías
de la salud física de Leonia, en cambio, el equilibrio de su
temperamento, su carácter indisciplinado y la debilidad de
su inteligencia inquietó, más aún cuando se la compara
con la conducta de sus hermanas: «Es un poco lenta para
comprender las cosas pues siempre ha estado enferma.
Espero que más tarde se desarrollará», escribió Celia Mar­
tin a su cuñada5. Desconcertada y agotada por la conduc­
ta difícil de Leonia, la mamá recurrió a su hermana, la tía
visitandina, para intentar cambiar su naturaleza rebelde.
Desgraciadamente, Leonia será devuelta a su casa tres
veces desde el pensionado de Le Mans: «Tengo conmigo
ahora a Leonia, esta terrible niñita» confió Sor María Do­
sitea a su hermano Isidoro Guérin6. La tía religiosa tuvo
4
Teresa de Lisieux, Ms A 6 rº.
5
CF 49, p. 96 y CF 57, p.113.
6
Citada por Marie Beaudin-Croix, Léonie Martin, une vie difficile, Cerf,
p. 32.

22
Breve historia de un alma

sobre la joven inestable un gran ascendiente, según Isi­


doro: «No teme a nadie más que a mí», añadió Sor María
Dositea en la carta citada. Nuestra visitandina, nutrida en
la escuela de San Francisco de Sales, fundador de la Vi­
sitación junto a santa Juana de Chantal, puso en práctica
con su sobrina una pedagogía llena de amor y de dulzura:
«Nuestro Señor no quiere forzados a su servicio [...] Dios
ama con un corazón extremadamente tierno a los que se
abandonan en Él. Una madre no tiene tanta ternura con
su hijito como la que tiene el Señor con un alma que se
abandona en Él»7.
Nuestra buena religiosa actuará así con Leonia: «Más
de una vez, será necesario compaginar la suavidad con
la firmeza»8.
De todos modos, aunque fracasaron algunas tentati­
vas, se constató que la pequeña rebelde se dejó «domes­
ticar» y se estabilizó poco a poco.
La vida de fe de Leonia y su fervor de niña influyeron
en su corazón y en su psicología. A los 12 años, cuan­
do hizo su Primera Comunión, Jesús la tocó en lo más
profundo de sí misma: «No fue —escribió— el día más
hermoso de mi vida porque mi infancia y mi primera juven­
tud transcurrieron en el sufrimiento y en las pruebas más
dolorosas»9. Cuando su alma parecía que poco a poco se
iba abriendo, la vida interior no le inspiró mucha devoción.
He aquí lo que Celia, su madre, escribió a su cuñada a
propósito de Leonia: «No es piadosa. Solo reza cuando
no tiene más remedio. Esta tarde le mandé venir a mi lado
para que leyera unas oraciones, pero se cansó pronto y
me dijo: “Mamá, cuéntame la vida de nuestro Señor Je­
sucristo”. Yo no tenía muchas ganas de contársela, pues
eso me cansa mucho porque todavía me sigue doliendo
7
Cartas de Sor María Dositea Guérin, 11 de febrero de 1872 y 27
de febrero de 1876.
8
Carta de Sor María Dositea Guérin, 8 de febrero de 1874.
9
Carta de Leonia a María, 23 de mayo de 1937.

23
DÍA PRIMERO   
MAÑANA

la garganta. Pero, bueno, hice un esfuerzo y se la conté.


Cuando llegué a la Pasión, la vencieron las lágrimas. Me
gustó comprobar sus buenos sentimientos»10.
Un día, Leonia dijo a su madre: «Quiero escribir a mi
tía de Le Mans antes de que muera para darle mis reca­
dos para el Cielo; quiero que pida a Dios para mí la vo-
cación de llegar a ser una monja de verdad»11. Evidente­
mente, no faltaron sonrisas ante una aspiración en total
contradicción con su conducta rebelde: «María fingió reír­
se —añade Celia— para ver que respondía, pero Leonia
insistió y dijo: “Me da igual que todos se rían de mí, pero
quiero decírselo antes de que se muera”»12. No solo tiene
deseos de ser religiosa, sino de ser santa, ¡nada menos!
María, muy sorprendida al oírla, le preguntó qué quería
decir una monja de verdad. Rápidamente, Leonia le con­
testó: «Significa que quiero ser una religiosa absoluta­
mente buena, o sea santa»13. Voluntad firme la de Leonia,
un rasgo de temperamento que marcará su personalidad
a lo largo de toda su vida y que, ciertamente, le permitirá
superar todos los obstáculos. Volveremos a ello.
Señalemos un episodio de la vida de Leonia que, di­
gámoslo, pudiera haber sido catastrófico, debido a su re­
lativa fragilidad: la misma Leonia escribirá a propósito de
este hecho: «Es un milagro que no me quedara nada de él
porque vivía en perpetuo terror»14. En aquella época, esta­
ba al servicio de la familia Martin una criada, Luisa Marais,
que, con su carácter dominante, subyugó literalmente a
Leonia, ejerciendo sobre la pequeña y frágil niña una ver­
dadera tiranía, amenazándola con duros castigos si no
le hacía caso. En su perversidad, logró ocultar a los ojos
de toda la familia este acoso moral. Por ello, Leonia vivió
en el terror durante un periodo. Felizmente, en marzo de
10
CF 139, p. 261-262.
11
CF 184, p. 363.
12
Ibid.
13
CF 185, p.365.
14
Carta de Leonia a sus dos hermanas, 17 de abril de 1941.

24
Breve historia de un alma

1877, la señora Martin, gracias a su hija María, descubrió


la maniobra perversa de la criada a la que reprendió como
merecía, pero con caridad. El descubrimiento de este
asunto revela que Dios se sirve de todo para nuestro bien,
incluso del mal que nos causan a veces gratuitamente.
Cuando Leonia pudo escapar al fin de este yugo, ella, que
antes huía más o menos de su madre, volvió a mostrarle
sus sentimientos profundamente afectuosos e incluso su
temperamento pareció haber mejorado repentinamente:
«Ya sabía que no podía ejercer ninguna influencia sobre
Leonia, ¡que huía de mí! Intenté todos los medios, ¡pero
fueron inútiles! Estaba fascinada por la criada que, sin em­
bargo, la hacía muy desdichada sin saberlo yo. María lo
descubrió todo y me lo contó. Te aseguro que he sufrido
mucho [...] pero desde el sábado todo ha cambiado y de
una forma tan inesperada que no salgo de mi asombro.
[...] Ahora es ella la que no quiere separarse de mí. [...]
Hago de Leonia lo que quiero: antes no podía lograr que
se vistiese para salir; ayer y hoy se ha arreglado para venir
conmigo y quiere seguirme a todas partes»15.

2. Vocación
Como se sabe, la señora Martin murió muy pronto de
un cáncer de pecho. Su muerte conmovió hondamente a
su familia tan unida. El señor Martin, solo con sus hijas, de­
cidió ir a vivir a Lisieux cerca de su cuñado, Isidoro Guérin,
de su esposa, Celina, y de sus dos hijas: Juana y María. La
familia abandonó la casa de la calle San Blas de Alençon
para instalarse en Lisieux, en los Buissonnets. En esta her­
mosa casa burguesa, el clan Martin aprendió a rehacer su
vida, agrupándose en torno al papá tan tiernamente amado.
El señor Martin amó extraordinariamente a sus hijas.
Padre con corazón de madre, no hizo diferencias entre las
cinco. En octubre de 1882, Paulina —la segunda— entró
en el Carmelo de Lisieux. A principios del mes de octubre
15
CF 193, p. 394.

25
DÍA PRIMERO   
MAÑANA

de 1886, el señor Martin volvió a Alençon con las cuatro


hijas que aún vivían con él. ¿Motivo? María, su hija ma­
yor, quería visitar la tumba de su madre y despedirse de
sus amistades antes de entrar también en el Carmelo de
Lisieux. Leonia, de 23 años, aprovechó esos días para ir
al monasterio de las Clarisas y pedir su admisión sin decir
nada a nadie. La superiora la recibió y la vistió con las ro­
pas propias de postulante. Así se presentó a la familia que
no comprendió su repentina decisión... Más tarde, santa
Teresita, recordando esta situación, escribirá: «Nunca ol­
vidaré la bondad y la confusión de nuestro pobre papaíto
cuando vino a comunicarnos que Leonia vestía ya el há­
bito de Clarisa. A él, igual que a nosotras, le parecía una
cosa muy rara, pero no quería decir nada»16. Evidente­
mente, Leonia no estaba preparada para dar el gran salto
a la vida religiosa. Su frágil salud no pudo soportar la regla
austera de las Clarisas. Dos meses después, la joven as­
pirante tuvo que volver a los Buissonnets. Primer fracaso
de vida religiosa. Comentario de Teresita: «Nuestra pobre
Leonia estaba muy guapa con su nueva vestimenta. Nos
dijo que la miráramos bien a los ojos, pues ya no volve­
ríamos a verlos (las Clarisas no se dejan ver más que con
los ojos bajos). Pero Dios se conformó con dos meses de
sacrificio y Leonia volvió a enseñarnos sus ojos azules,
muy a menudo bañados en lágrimas»17.
Leonia salió derrotada y deprimida por este fracaso,
hasta el punto que su salud sufrió un fuerte impacto.
La vida volvió a su curso en los Buissonnets. Al señor
Martin le gustaba viajar. Al inaugurarse la Exposición Ma­
rítima Internacional de El Havre, decidió ir a verla con las
tres hijas que permanecían en casa. La magnífica exposi­
ción asombró a todos, pero el pequeño grupo Martin no
dejó su vida de piedad y se acercó a Honfleur a rezar en
la capilla de Nuestra Señora de las Gracias. Arrodilladas

16
Teresa de Lisieux, Ms A 43 vº.
17
Ibid.

26
Breve historia de un alma

ante la imagen de la Virgen, Teresita confió a Leonia su


deseo secreto de entrar en el Carmelo. A su vez, Leonia
la hizo partícipe también del suyo de consagrarse al Se­
ñor. Poco después de este viaje, Leonia intentó un nuevo
ensayo de vida religiosa, pero esta vez en la Visitación de
Caen cuya regla era menos rigurosa. Las primeras sema­
nas de Leonia en el convento fueron alentadoras y felices.
Pero pronto tomó conciencia de sus grandes límites, del
combate que debía mantener contra sus defectos, sobre
todo, cuando se comparaba con sus hermanas. Desde
Caen, Leonia escribió a Teresita: «He hecho muchos es­
fuerzos, sin embargo, podría hacer más aún por Nuestro
Señor, lo sé. Quisiera lanzarme con valentía a todos los
sacrificios [...] porque nuestro corazón está hecho única­
mente para Dios, solo Él puede llenarlo plenamente, es
muy grande para el mundo; así que es una locura tener
demasiado apego. Puedo juzgar esto por mi propia ex­
periencia, tú lo sabes porque, hasta el día de hoy, no he
sabido poseer mi pobre corazón. A ti, hermanita querida,
Dios ha sabido arrebatar tu corazón tan puro y no has
conocido las angustias que nacen de los locos afectos»18.
La frágil, la inestable Leonia ¿podrá seguir en su nue­
vo convento? Solo seis meses después de su entrada, su
segundo ensayo de vida religiosa fracasó. Profundamen­
te abatida regresó a su casa. Poco tiempo después de
este desengaño, su hermana pequeña, Teresita, entró en
el Carmelo de Lisieux el 9 de abril de 1888. Leonia, pro­
fundamente perturbada por sus fracasos de vida religio­
sa, se hubiera podido comparar con ella, hubiera podido
ceder a los celos frente a sus hermanas a las que todo
les iba bien o podía haber caído en la trampa de acusar a
Dios de todos sus males; pero, no, no lo hizo: su acepta­
ción y su admirable humildad la salvaron.
Entre tanto, sobrevino una prueba extremadamente
dolorosa para toda la familia. Desde hacía algún tiempo, la
18
Carta de Leonia a Teresita, 15 de octubre de 1887 (fragmento).

27
DÍA PRIMERO   
MAÑANA

salud del señor Martin había dado signos inquietantes de


debilidad. Un mes después de la toma de hábito de Tere­
sita, «su Reinecita», sufrió una nueva crisis en la que pare­
ció perder la razón. El 12 de febrero de 1889, no se encon­
tró otra solución que la de internarlo en el Buen Salvador
de Caen, «el asilo de los locos» como se conocía a este
establecimiento en aquel tiempo. Para estar más próxi­
mas a su padre, Leonia y Celina, las dos hijas que todavía
estaban con él en los Buissonnets, se trasladaron a Caen
y vivieron en pensión en las Hermanas de San Vicente de
Paúl, a pocos pasos del Buen Salvador, desde donde irán
a ver a su padre cada día. En su primera visita, el espec­
táculo de verlo irreconocible las dejó mudas: «Leonia y
yo —escribe Celina a sus hermanas carmelitas— hemos
guardado silencio; estábamos anonadadas, rotas»19.
Después de tres meses de presencia intensa al lado
de su padre en Caen, Leonia y Celina volvieron a Lisieux,
pero no para vivir solas en los Buissonnets, sino cerca de
los Guérin. La salud siempre precaria de Leonia fue causa
de preocupación: el eccema recurrente y particularmente
penoso será su compañero el resto de su vida. Pasados
tres años de estancia en el Buen Salvador de Caen, el se­
ñor Martin, con las piernas paralizadas, regresó a Lisieux
y fue acogido en el seno de la familia Guérin. Dos días
después de su llegada, fue llevado al Carmelo a ver a sus
otras hijas religiosas. En el locutorio, la emoción fue muy
grande. Al despedirse de ellas, dirigió su dedo al cielo
señalando el lugar de su próxima cita.
Muy ocupada en el servicio de su padre, la llamada del
claustro no dejó de estar siempre presente en el corazón
de Leonia. En 1893, llamó por segunda vez a las puertas
del monasterio de la Visitación de Caen. Teresita animó a
su hermana en esta decisión generosa y valiente. Pero en
la familia, teniendo en cuenta las infructuosas tentativas
precedentes, surgieron muchas interrogaciones. Desde el
19
Citado por M. Beaudouin-Croix, Léonie Martin..., p. 82.

28
Breve historia de un alma

Carmelo, Teresita escribió a Celina: «La carta de Leonia


nos preocupa mucho. ¡Ah, que desdichada será si vuelve
al mundo! Pero te confieso que espero no sea más que
una tentación. Hay que rezar mucho por ella. Dios puede
darle muy bien lo que le falta»20.
En ese tiempo, la salud del señor Martin se agravó. Re­
cibió la Extrema-Unción y al día siguiente, 29 de julio de
1894, se durmió apaciblemente en el Señor. Teresita escri­
bió a Leonia para consolarla y fortificarla: «La muerte de
papá no me parece una muerte, sino una verdadera vida.
[...] Lo siento a mi lado, mirándome y protegiéndome. Her­
manita querida, ¿no estamos todavía más unidas ahora
que miramos al Cielo para descubrir en él a un padre y a
una madre que nos han ofrecido a Jesús?»21. Días después,
el 14 de septiembre de 1894, Celina, la artista, la intrépida,
se reunió con sus otras hermanas en el Carmelo de Lisieux.
Por su parte, en la Visitación de Caen Leonia tuvo difi­
cultades. Sin embargo, puso todos los medios que mejor
iban a su frágil naturaleza para superarlas. Como nun­
ca le gustaron las cosas complicadas, intentó agradar a
Dios sin romperse la cabeza. Con su pobre naturaleza, se
adentró sin dificultad en la sencillez del mensaje de san
Francisco de Sales que no cesaba de escuchar: «Todo
en el amor, por amor y para el amor». Pero el fruto no pa­
reció estar aún maduro, ya que Leonia conoció su tercer
fracaso de vida religiosa... «Jesús cae por tercera vez»
la invitó a meditar la novena estación del Viacrucis. Su
salud, siempre al filo de la navaja, el rigor de la regla de
la Visitación en esta época y, sobre todo, su «mecáni­
ca» interior que se alteraba por una nadería y su carácter
inestable la obligaron a abandonar la Visitación. A los 32
años parece que, definitivamente, la vida religiosa no está
hecha para ella. Pero su determinación de entregarse a
Dios no se quebró, se puede decir que quedó reforzada.

20
Teresa de Lisieux, Cta 165 a Celina.
21
Teresa de Lisieux, Cta 170 a Leonia.

29
DÍA PRIMERO   
MAÑANA

Nos gusta de modo particular esta frase de Leonia: «Ter­


minaré volviendo»22. La vuelta al mundo fue dolorosa, los
encuentros con sus hermanas en el locutorio del Carme­
lo de Lisieux no pueden más que reavivar la llaga de su
fracaso. A esto hay que añadir periodos depresivos, una
crisis de escrúpulos como conoció su hermana Teresita y
otros tormentos que, desestabilizándola, la obligaron a no
mirarse a sí misma y a abandonarse en Dios. «Cada vez
más, hermana querida, —escribe a Celina— veo la nada
de todo lo que pasa y esto me hace mucho bien y me
desprende de todo poco a poco»23. Por su lado, Teresita,
con un alto grado de abandono, no vaciló en enseñarle
«su caminito» en el que vio para Leonia frutos maravillo­
sos y la animó a «ganar a Jesús por el Corazón»24.
Después de la muerte del señor Martin, Teresita, la
hermana pequeña, presentó problemas alarmantes de sa­
lud. Se confió en su curación, pero el diagnóstico de los
médicos no fue optimista. Sintiendo la muerte cercana,
Teresita «se soltó» y, quizá, sin darse cuenta de ello, pro­
fetizó a propósito del futuro de Leonia: «Quieres que en el
Cielo rece por ti al Sagrado Corazón. Puedes estar segura
de que no me olvidaré de darle tus encargos y de pedirle
encarecidamente todo lo que necesites para llegar a ser
una gran santa»25. Más tarde, en el proceso Apostólico
para la Causa de Beatificación de Teresita en 1915, Leo­
nia conoció las palabras pronunciadas por su hermana el
día de su profesión religiosa, el 8 de septiembre de 1890.
«Dios mío, que sea vuestra voluntad que Leonia sea visi­
tandina y, si no tiene vocación, os pido se la concedáis»26.
Evidentemente, la muerte de Teresita causó un pro­
fundo dolor en sus hermanas, pero el fin de su vida tan

22
Carta de Leonia a Celina, 28 de agosto de 1894.
23
Carta de Leonia a Celina, 9 de julio de 1896 (fragmento).
24
Teresa de Lisieux, Cta 191 a Leonia, 12 de julio de 1896.
25
Ibid., Cta 257 a Leonia, 17 de julio de 1897.
26
Citado por M. Beaudouin-Croix, Léonie Martin..., p. 128.

30
Breve historia de un alma

edificante fue fuente de gran esperanza. Leonia parece


vivir con Teresita difunta la misma comunión que Teresita
vivió con su padre después de su muerte. Teresita se hizo
muy presente en el pensamiento de Leonia a quien pa­
reció que su hermanita desde el Cielo estaba muy cerca
de ella, la ayudaba, la enseñaba y le prodigaba incluso
delicadezas que solo los pequeños pueden ver y acoger.
Muy rápidamente, después de la muerte de santa Tere­
sita, el 30 de septiembre de 1898, apareció «Historia de
un alma», escrito en el que la joven carmelita, a través de
un lenguaje aparentemente sencillo, entregó sus recuer­
dos de infancia, pero también y, sobre todo, su alma, su
doctrina espiritual, su famoso «caminito» de abandono.
Evidentemente, Leonia se conmovió ante la evocación
de los recuerdos de infancia contados por su hermani­
ta, pero principalmente descubrió el secreto interior de
Teresita que explicaba su rápida irradiación humana y es­
piritual. Historia de un alma se convirtió entonces en el
libro de cabecera de Leonia y no solo por razones afecti­
vas, sino porque intuyó que el caminito de confianza y de
abandono de Teresita sería el suyo. Como Jesús que se
afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén (Lc 9, 51), Leonia
entró generosamente en este «caminito» de santidad y
felicidad.

3. Consagración
Cuando un deseo espiritual está profundamente arrai­
gado en un alma, es muy difícil arrancarlo de ella. Esto
es lo que le pasó a Leonia con su deseo de pertenecer
al Señor en la vida religiosa. Los pequeños no se dejan
paralizar por el qué dirán y esto les permite todas las au­
dacias. ¡Hay que ser Leonia para intentar, sin complejos,
un cuarto ensayo de vida religiosa!
Desde su última salida del convento, la Visitación de
Caen conoció cambios notables. Se efectuaron obras
que hicieron la vida más agradable y menos austera. Una
nueva Superiora, proveniente de otro monasterio, aportó
31
DÍA PRIMERO   
MAÑANA

un toque más humano a la regla. La circular necrológica


de Leonia en 1941 da a entender que el tercer fracaso
de Leonia no fue solamente culpa suya. «En esta épo­
ca, nuestras Madres exigían a las jóvenes hermanas el
cumplimiento íntegro de la Regla y no se usaban dulci­
ficaciones reconocidas ahora como indispensables en la
formación de las jóvenes. Así, varias de ellas, de salud
delicada, se confesaron incapaces de perseverar y nues­
tra pobre Leonia fue una de ellas»27. Cuando Leonia entró
de nuevo en la Visitación, comprobó que todo el noviciado
estaba a favor de esos cambios. El fervor que reinaba en
el seno del monasterio, la voluntad de favorecer un cier­
to espíritu de familia fueron factores que contribuyeron a
la realización de Leonia. No importa si otra superiora hu­
biera rehusado legítimamente una cuarta petición de vida
consagrada, pero la superiora de entonces vio más lejos
y consideró las disposiciones del alma de Leonia: «La co­
nozco —dijo— y me he dado cuenta de que es un alma
muy obediente»28.
Provista de una voluntad impresionante, entró de nue­
vo Leonia en la vida religiosa. Las siguientes palabras di­
cen mucho de su decisión: «Saldré de aquí, sí, pero en mi
ataúd»29. Sor Juana Margarita Décarpentry, que asegura
la dirección espiritual del noviciado, conjuga de maravi­
lla con la sensible Leonia caridad paciente y energía viril,
destruyendo en ella la menor señal de amor propio. Leo­
nia derramó aún algunas lágrimas, pero vio los resulta­
dos de esta pedagogía. Así les dijo a sus hermanas: «Me
siento muy feliz. La fuerte y dulce dirección bajo la que
me encuentro no se parece en nada a otras»30. Sintién­
dose comprendida y animada por sus superioras, nuestra

27
Citado por M. Beaudouin-Croix, Léonie Martin..., p. 113.
28
CF P. S.-J. Piat, Léonie, une soeur de sainte Thérèse à la Visita-
tion, éd. Office Central de Lisieux (1966), p. 112.
29
Carta de Leonia a sus tres hermanas del Carmelo, 2 de febrero de
1899.
30
Ibid.

32
Leonia.
La debilidad transfigurada
Joël Guibert

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