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Tema 5 Parte 2
Tema 5 Parte 2
En las oraciones finales y condicionales antepuestas se debe poner coma, cuando van pospuestas no
se pone coma. Para aprobar el examen, tienes que estudiar. Tienes que estudiar para aprobar el
examen.
No vivió mucho tiempo en aquella ciudad tan lejana; pero, mientras estuvo allí, disfruto. Si dentro de
una adversativa hay una aclaración entre comas, delante de la adversativa se coloca ; ya que si en una
unidad hay coma, se debe separar con ;
Sus aficiones son leer, viajar y montar en bicicleta. Con el verbo ser, si no hay un elemento de
introducción, no se ponen dos puntos. Patrocinado por Unicaja, Maphre y Durex. Aquí tampoco se
ponen dos puntos porque falta ese elemento introductorio delante de la enumeración como sí sucede
en el siguiente ejemplo. Me gustan los siguientes colores: rosa, morado y naranja. Además, si se
separa en un listado sí se ponen : después del verbo ser, junto a la presencia de rayas.
Alguna de las últimas novelas que publicó Galdós, por ejemplo, El caballero encantado (1909), tuvo
muy mañas críticas en su época. Las partes de los libros se escriben entre comillas como “”, ‘’, «»,
siendo preferibles las angulares, aunque en la escritura manual se emplean las inglesas y los títulos se
subrayan. Es preferible que las fechas se pongan entre ().
No se debe poner artículo delante de los nombres propios, sin embargo, hay una práctica habitual en
español a realzar esta expresión, como cuando se emplean nombres famosos a otras personas: Antonio
es el Hitler de la clase. Cuando se nombra a un libro por su autor: el Corominas es un libro
indispensable para los estudiantes de filología. Cuando se menciona un nombre de un río o un monte
conocido: el río Sena o el Sena. Cuando lleva un complemento distintivo como un momento histórico:
la España de posguerra. Cuando se designa por un nombre o apellido a un grupo de personas: los
Pérez son muchísimos.
El núcleo del sujeto concuerda en número y persona con el predicado. No obstante, en la zona
occidental de Andalucía se registran el uso de “ustedes” con verbos de segunda persona de plural
Preposiciones:
Los errores que más cometemos en el lenguaje formal tanto a nivel escrito como oral radican en el
uso de las preposiciones. La norma está en sus vacilaciones. Los errores más frecuentes son
omisiones, presencias indebidas, u otorgarle un valor que le corresponde a otra preposición. La
preposición más usada es “a”. algunos ejemplos en los que la omitimos son:
PREPOSICIÓN “A”
En algunos verbos que la rigen, como afectar (la pastilla me afecto el estómago -me afecto al
estómago-) (acostumbra llegar tarde -acostumbra a llegar tarde-)
Presencia indebida de “a” (él no se dignó a contestarme -no se dignó constatarme-) (el rehusó
a venir -el rehusó venir-).
Con la construcción “a por” fue tachada de vulgar por los académicos en el pasado. Sin
embargo, ahora tiene cierta aceptación y se justifica para evitar ambigüedad.
A veces usamos la preposición “a” cuando deberíamos usar otra. Esto ocurre con
construcciones como sustantivo + a +infinitivo (asuntos a tratar) sustantivo + a + sustantivo
(motor a gasolina, radio a pilas, debería ser motor de gasolina y radio de pilas). Al estar tan
extendido, ya hay casos en los que se considera correcto (olla a presión, cantidad a
ingresar…)
Uso de “a” en lugar de por en expresiones como “40 km a la hora”.
PREPOSICIÓN “CONTRA”
“Contra” debe anteponerse siempre al complemento que introduce. Por tanto, es incorrecto
decir “en mi contra”, debería Ser “en contra de mi”.
PREPOSICIÓN “DE”
Uso del infinitivo con valor de imperativo (salir de aquí -salid de aquí-), la academia admite ese uso si
le precede la preposición “a” (a dormir, a callar) o si hay una negación en carteles como “no fumar”,
“no pisar el césped” …
En español contamos con un imperativo de respeto “amad vosotros, ama tu…” no pueden
construirse con negación, sino que hay que usar el presente de subjuntivo (no rompáis la
factura)
El gerundio coincide temporalmente con el verbo de la oración. Indica simultaneidad o
anterioridad. Si embargo lo usamos a veces con posterioridad (el montañero cayó,
rompiéndose una pierna -el montañero cayó y se rompió una pierna-). La preposición en
delante de gerundio es correcta, pero arcaica.
Hay verbos con los que hay que tener cuidado como obsequiar, dimitir, incautar… el verbo
incautar es un verbo que hasta ahora ha sido pronominal, aunque ahora solemos usarlo sin
sentido pronominal incluso en los medios de comunicación.
Sexismo lingüístico
El género es una categoría gramatical que sirve para establecer la concordancia entre adjetivos,
sustantivos, pronombres, etc. En el español hay dos géneros gramaticales, femenino y masculino.
En la Nueva Gramática, a la hora de establecer la clasificación de los sustantivos en cuanto al
género, lo hace en dos grupos:
Sustantivos con referente inanimado (no existe relación entre género gramatical y sexo),
siendo o masculinos o femeninos (el bolígrafo, el reloj, la silla, la ventana).
Sustantivos con referente animado, donde lo normal es que el género haga alusión al sexo del
referente.
o Sustantivos epicenos, sustantivos de un solo género gramatical con independencia del
sexo del referente. Sucede frecuentemente en el mundo animal (la jirafa macho, la
jirafa hembra, pero también con las personas (la víctima).
o o Sustantivos comunes en cuanto al género, sustantivos con una única terminación y
que el sexo del referente se indica con el adjetivo o determinantes que lo acompañen
(el testigo, la testigo). En este tipo de sustantivos han habido cambios, puesto que la
mujer se ha ido incorporando en el mundo laboral, pero lo normal, por es la
feminización de este tipo de sustantivos.
o o Sustantivos que generan dudas, ya que algunos sustantivos que generan dudas
respecto al género gramatical: autodidacto, autodidacta, poligloto, políglota.
Sustantivos con género ambiguo que pueden usarse tanto en masculino como en femenino (el
calor, la calor).
A finales del siglo XX, especialmente, empezó a surgir un debate sobre lo que se denomina como
sexismo lingüístico. Se refiere a la forma y no al contenido del mensaje. Hay que distinguir entonces
entre sexismo social y sexismo lingüístico. El social corresponde al contenido y el lingüístico a la
forma.
La lengua tiene una capacidad creadora porque es lo que ordena nuestro pensamiento y, por tanto,
el sexismo lingüístico es cualquier cosa menos algo sin importancia, porque las cosas que no se
nombran no son visibles.
Hay dos tipos de sexismo lingüístico: el sexismo léxico y el sexismo sintáctico.
El sexismo léxico es más fácil de detectar y trata de buscar vocablos simétricos
El sexismo sintáctico suele dar mayores problemas. Por ejemplo, García Meseguer estableció
la distinción entre los distintos tipos de sexismos. Una persona puede mandar un mensaje sin
ser sexista, y en cambio, la otra persona puede creer que lo es, por tanto, el sexismo está en la
otra persona.
De los dos géneros gramaticales que hay en español, el masculino se ha utilizado como genérico.
El femenino solo tiene el valor específico, no genérico. Precisamente por este doble valor como
genérico y específico del masculino se pueden producir muchas ambigüedades en el lenguaje respecto
al salto semántico (interpretación de que el masculino tienen un valor genérico y luego darse cuenta
de que tiene un valor específico, lo que implica que ha habido sexismo lingüístico además de
ambigüedad).
Algunos de los procedimientos lingüísticos para un tratamiento igualitario son:
Paronimia: cuando hay palabras que tienen sentidos diferentes pero que sus significantes (sus
formas) se asemejan mucho (asequible/accesible) (especie/especia) (espirar/espirar)
(legal/leal): la etimología popular es la interpretación espontanea que se da vulgarmente que
se da a una palabra relacionándola con otra de diferente origen (mondarina/mandarina)
(trompa de agua/tromba de agua).
Homonimia: Si en la paronimia los significantes son semejantes, en la homonimia son
idénticos, aunque no tienen por qué ser homógrafos, pero si homófonos (ralla/raya)
(vaca/baca). Esto lleva a la confusión y al consecuente error.
Ignorancia (desconocimiento): es una de las principales causas, junto a la pedantería. Por
ejemplo, breve no debe usarse como sinónimo de poco (“en breves minutos”). Otro ejemplo
es la palabra consenso, que significa “consentimiento”, pero no es sinónimo de “acuerdo”,
que era así como lo usaban. Puntual significa pronto, vigente, exacto en hacer una cosa en un
tiempo. Por tanto, “en un momento puntual” sería incorrecto.
El siguiente problema son los extranjerismos. Según la clasificación de Casado Velarde es:
Préstamos:
Xenismos.
Peregrinismos.
Extranjerismos semánticos: una palabra en español tiene un sentido determinado y por
influencia extranjera cobran un sentido que no les corresponde (concebir, agresivo…).
Palabras comodín: palabras que aun teniendo carga semántica han empobrecido mucho su
sentido y la usamos para todo (guapo, cosa, tema, hacer, poner, tener…).
ALARGAMIENTO RETÓRICO