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HISTORIA

CONSTITUCIONAL
DE IBEROAMÉRICA

FRANCISCO MANUEL GARCÍA COSTA


ADRIANO SANT'ANA PEDRA
JULIO CÉSAR MUNIZ PÉREZ
DAVID SOTO CARRASCO
._ Directams *

tirant lo blanch
' Valencia, 2019 '
Historia constitucional de Portugal1

A. SOFÍA PINTO OLIVEIRA


Universidade do Minho

|. INTRODUCCIÓN. ||. CONSTITUCIONALISMO EN EL PERIODO LlBERAL-MONÁR-


QUICO 1. Período pre-constitucional. 2. Constitución vintista. 3. La Carta Constitucio-
nal de 1826. 4. La Constitución de 1838. 5. El retorno a la Carta Constitucional de 1826
y los actos adicionales. lll. CONSTITUCIONALISMO REPUBLICANO 1.La Constitución
de 1911. 2. El período autoritario. |V. CONSTITUCIONALISMO DEMOCRÁTICOI. La
versión originaria de la Constitución de 1976. 2. La revisión constitucional de 1982.
3ÃLas posteriores revisiones Cºnstitucionales. V. CONCLUSIÓN. Vl. BIBLIOGRAFÍA
B SICA.

1. INTRODUCCIÓN
El constitucionalismo em Portugal cuenta con casi dos siglos de vida. Es—
cribir sobre la historia constitucional portuguesa a lo largo de estos casi
dos siglos es un ejercicio difícilº, susceptible de diversos acercamientºs y
perspectivas.
Podemos encontrar múltiples elementos de continuidad, en los que, a
pesar de las modiâcaciones de los textos dictadas por los ímpetus revolu-
cionarios, muchas estructur'as Cºnstitucionales se irían manteniendo intac—
tas, o podemos observar los sucesivos procesos de ruptura que, desde 1822,
fueran dando origen & nuevas constituciones.

Traducción de julio César Mufliz Pérez.


º La circunstancia de existir muchos y buenos estudios de reputados constitucionªis—
tas sobre la historia constitucional portuguesa desde el siglo XIX -cuyas referencias
constem al final del trabajo— facilita nuestro trabajo. Entre muchos otros, destacamos
los siguientes, M. CAETANO, Curso de Ciência Política e Direito Constitucional, Vol. II, 3ª
edición, Coimbra Editora, Coimbra, 1961;j. MIRANDA, Manual de Direito Constitucio-
nal,- Tomo I, 8ª edición, Coimbra Editora, Coimbra, 2009; y]. GOMES CANOTILHO,
Dimíto Constitucional e Teoria da Constituição, Coimbra Editora, Coimbra, 2007, pág. 127
y ss. Sobre el período anterior a l a Constitución de 1822, remitimos a l a propuesta ori-
ginal de introducción alas constituciones no females que “habían estado en vigor” em
Portugal en FREITAS DO AMARAL, “As Sete Constituições Informais da Monarquia
Portuguesa antes do Liberalismo”, en Estudos em Homenagmn ao Prºf. Doutor Martim de
Albuquerque, págs. 431448.
634 .' A. SOFÍA PINTO OLIVEIRA

En nuestro estudio seguiremos crono-lógicamente las constituciones que


estuvieron en vigor de 1822 hasta la Constitución actualmente en vigor.
Decidimos no hacer referencia a todas las vicisitudes de los textos consti-
tucionales, todas las reformas y revisiones iniciadas y terminadas, sino sólo
& aquellas que nos parecen mais relevantes. Intentaremos también prestar
una especial atención a l a relación entre la evolución constitucional portu-
guesa y la evolución ibero-americana —en la esperanza de que la lectura fl-
nal y completa de esta obra, a l a que aportamos aquí nuestra contribución,
permita llegar más lejos en este análisis—.
La Historia constitucional portuguesa puede ser analizada en tres perío-
dos fundamentales: el período liberal-monárquico, el período republicano
y el período democrático. El primero de ellos se inicia con la Revolución
liberal de 1820 y se extiende hasta la implantación dela República en 1910.
El segundo período comienza en el 360 1911 en el que fue aprobada la
primera Constitución no monárquica y dura hasta mayo de 1926, fecha en
la que se da el golpe de Estado en el que se inicia el período autoritario
que no terminará hasta 1974, con la Revolución de los Claveles, & la que
sucede el constitucionalismo democrático de nuestros díasª. Durante el pe-
riodo de la dictadura, fue aprobada una Constitución, en 1933, sometida,
no obstante, & plebiscito nacional, que, sin embargo, fue una Constitución
semântica, en el sentido que le atribuyó Karl Loewenstein, contrapuesto &
la idea de Constitución normativa, que fundamenta y limita el poder.
Enel siglo, XIX, hubo tres textos Cºnstitucionales, pero estuvo en vi-
gor casi siempre la Carta Constitucional de 1826 a la que se iba volviendo
siempre, y que fue, hasta hoy, el texto que más tiempo estuvo em vigor em
Portugal.
En el siglo XX, las tres constituciones —de 1911, 1933 y 1976— se su-
ceden en el tiempo, correspondiendo cada una & un periodo político dife—
rente de la Historia de Portugal.
En este texto nos acercaremos a la historia constitucional portuguesa
a partir de los textos Cºnstitucionales que estuvieron en vigor en Portu-

ª Def-lendo: la misma petiodizaciónJ. BACELAR GOUVEIA, Manual de Direito Constitu-


cional, Vol. I, 4ª edición, Almedina, Coimbra, 2014, págs. 405 a 410, que denomina el
tercer período como “nacionalista—autoritario” y el cuarto, el actual, como “democrá—
tico-social”.]orge Miranda divide la historia constitucional portuguesa en tres grandes
períodos: la época liberal, de 1820 a 1926; el constitucionalisrno corporativo y autori-
tario, de la Constitución de 1933; el constitucionalismo democrático, que se inicia en
1974. Vid.j., MIRANDA, Manual..., op. cit., págs. 234—235; Ídem, Teoria do Estado eda
Constituição, Coimbra, Coimbra Editora, 2002, págs. 207—208. .
His-W constitucional de-Pmºtugal 635

gal desde 1822 hasta la actualidad, siendo conscientes de que la “praxis-”


constitucional dista mucho de las normas positivas, pues les da un sentido
propio y les permite evolucionar y adaptarse a l a realidad, & veces incluso
en contradicción abierta con los enunciados normativos.
En el análisis de cada texto constitucional, tendremos en cuenta, esen—
cialmente, las siguientes cuestiones: proceso constituyente 6 influencias
externas que determinan las opciones adoptadas; organizaciõh del poder
político; y derechos fundamentales de los ciudadanos.

11. CONSTITUCIONALISMO EN EL PERIODO LIBERAL--


MONARQUICO
I . Período p'ra—constitucional
El movimiento constitucional portugués se estableció como reacción al ab—
solutismo, habiendo sido los primeros afios del siglo XX propícios & los.
ideales revolucionarios. Con las invasiones francesas se produce el traslado
de la Corte a Brasil, 10 que dio origen & un descontento generalizado de
la población y ayudó & la expansión del ideario liberal y & la adhesión al
movimiento constitucional que siguió & la independencia de los Estados
Unidos de América y ala Revolución Francesa, que se fue notando & fmales
del siglo XVIII y principios del XIX'ª.
Es curioso, además,,constatar que, en 1808, um grupo de ciudadanos se
dirige ajunot, que comandaba las tropas francesas en la primera invasión,
y presenta la “súplica” de la Constituciónª. En 1817, una asociación secreta.,
o “Sinédrio” (“el sanedrín”) , liderada por Manuel Fernandez Tomás, estar-ã
en la base de la Revolución liberal de 1820, siendo proclamado: “Vamos
organizar um governo provisional que chame as Cortes a fazerem uma Constituição,
cuja falta é. a origem de todos o's nosso-s males”?

4 Vid. A. C. BARTOLOMEU DE ARAÚJO, “As Invasões Francesas. e “a; & firmação das
ideias liberais, en _]. MATTOSO (coordinador), História. de Portugal, Vol. V, Lisboa.
5 Este hecho marca, segundo Gomes Canotilho, el inicio del movimiento constitucional
portugués. Vid. _]. GOMES CAN OTILHO, Dimito Constitucional e Doria da Cmtimiçãa,
Coimbra, 2000, pág. 127.
6 “Vamos a organizar un gobierno provisional que convoque a las. Cor-Les para hacer una
Constitución, cuya carencia-. es el “(origen de todos nuestrºs males”, -
636 ' ' A. Sor—“IA PINTO OLIVEIRA

2. Constitución “muinto”.
Tras la revolución liberal se procede, en 1821, ala elección de Cortes Gene-
rales, Extraordinarias y Constituyentes, de cuyos trabajos resulta la Consti-
tución de 1822, primera Constitución portuguesas, que fue aprobada toda—
vía antes de la independencia de Brasil y que se autoproclama Constitución
del Reino Unido de Portugal, de Brasil y de los Algarves.
La Constitución espaõola de Cádiz, de 1812, fue clara y está asumida
como la principal fuente de inspiración de la primera Constitución por—
tuguesa, aunque también sea muy visible la influencia de la Constitución
francesa de 17919.
Una diferencia existente entre la Constitución de 1822 y la Constitución
de Cádiz está en la inserción sistemática de los derechos fundamentales,
que la Constitución espaflola consagra en preceptos dispersos por su texto
mientras la portuguesa los prevê en su Título I, 10 que evidencia la relevan-
cia dada a los derechos de los ciudadanos, traducida también en el prota—
gonismo que da su colocación al principio de la Constitución, y siendo, en
Su contenido, evidente la influencia de la Constitución Francesa de 179110.
Los derechos fundamentales consagrados giran en torno de la tríada “li—
bertad, seguridad y propiedadm. -

7 Nota del traductor. Posible traducción de esta expresión es “Veinteaúista”, sin embargo
la asunción de la misma de autores como Sánchez Gómez (La Constitución de Cádiz y
Homncio del Castillo: legado de una época, Editorial Universidad Estatal & distancia, Acade-
mia de Geografía 6 Historia de Costa Rica, EUNED, San josé, 2011, págs. 46-50), nos
lleva al mantenimiento de la misma, aunque marcándola necesariamente en cursiva.
& Sobre la impórtancia de este momento y lá transición entre el período pre—constitu-
cional y el período constitucional, vid. P. BARBAS HOMEM, “Lei fundamental e lei
constitucional: a formação do conceito de Constituição. Contributo para uma história
do Direito Público”, en Estudos em Honra deRuy deAlbuquerque, Vol. 1, Coimbra Editora,
Coimbra, 2006, págs. 131 a 168.
º Una comparación entre la Constitución espaâola de 1812, la Constitución Portuguesa
de 1822 y la Cºnstitución francesa de 1791 se contiene en P. FERREIRA DA CUNHA,
Para uma História Constitucional do Direito Português, Coimbra, Almedina, 1995, págs.
308-313.
lº Sobre las discusiones en la Constituyente sobre este punto específico, Vid. C. NEVES
DE ALMEIDA, “Os Direitos Fundamentais nas Constituintes de 1821/1822”, en Revista
da Faculdade de Direito da Universidade de Lisboa, Vol. XXX, 1989, págs. 411—448, y 1990,
págs. 313 y ss.
" Se debe tener siempre presente que el sentido de “prºpiedad” poco tiene que ver con
su sentido corriente actual. En el primer constitucionalismo, el derecho de propie—
dad comprende y absorbe todos los derechos del hombre, o, mejor dicho, es origen
y fundamento de todos ellos. Como afirmaba Antonio Luiz Seabra, autor del primer
.
.
, .
-
T

En la organización del poder político, asumen particular importancia cl


principio democrático, el principio representativo y el principio de separa-
ción de poderes”. Se consagra la división tripartita de] poder político, en
los títulos III, dedicado al poder legislativo; IV, dedicado al ejecutivó; y V
dedicado al poder Judlaal13
La limitación de poderes del soberano es evidente, siendo este el ªspec-
to que mejor evidencia el radicalismo liberal preconizado en la Constitu-
ción de 1822, 10 que habri'a de ser un factor determinante en la sustitúción
de este texto constitucional. '
La Constitución de 1822 consagra, en sus artículos 20º y 1 13º, una unión
real entre Brasil y Portugal que, siendo dos territorios autónomos, eran
gobernados por el mismo rey y por las mismas Cortes, teniendo, así y todo,
un gobierno y una “regencia” autónomas (art. 128º)“.
La'lmportancia de esta Constitución es muy superior ala duración de su
vigencia. De facto, tuvo uma vida corta, repartida en dos períodos de vigen-
cia: el primero, de 1822 a 1823; y el segundo, en la secuencia de la deno-
minada Revolución de septiembre, de 1836 a 1838, mientras se preparaba
la Constitución de 1838. Su relevancia trasciende esta circunstancia. La
Constitución “vintista” marca el “inicio del verdadero constitucionalismo
en Portugal” y es “un punto de referencia obligatorio de la teoria de la legi—

Código Civil, “A propriedade. Philosofla do Direito”, “las ideas del mío “y el tuyo son
un corolario necesario de la percepción de nuestra existencia, por la simple razón de
que somos susceptibles de sentimiento, de acción y de percepción: y si concebimos la
idea de propiedad, es porque la Naturaleza nos dotó de una propiedad inevitable, la
de la nuestra propia persona. (. . .) Esta propiedad recibió en todas las lenguas una de-
nominación especial; Se denominó libertad, palabra mágica, potencia irresistible, que
es el primer sentimiento del hombre salvaje, y el sumo bien del hombre civilizado”, M.
LOPES ROMÃO, “Direito Nátural e direitos naturais na consagração constitucional
(1729-1822), em Estudos em Honra de Ruy de Albuquerque, Vol.. II, Coimbra, Coimbra
Editora, 2006, pág. 32].
lª Claramente reveladores de este cuadro de princípios son los artículos 26º y 27º para el
principio democrático; el art. 3'2º, para el principio representativo; y el art. 30º, para el
principio de la separación de poderes. Sobre estos principios, vid. ]. GOMES CANO—
TILHO, Direito. . ., Op. cit., págs. 129-130. Para un análisis más detallad—o sobre la sepa-
ración de poderes en la Constitución de 1822, vid. M. MELO ROCHA, “A Separação
dos Poderes nas Constituições Portuguesas do demo-liberalismo (De. 1820 a 1926)”, em
Estudos em Hommage": ao Prof Doutor A. Fm Convz'a, Boletim da Faculdade de. Direito da
Universidade de Coimbra, Coimbra, 1991, págs. 1596-600.
13“ Víd. M. CAETANO, Manual de Ciência Política e Direito Constztumnal, Vol-.. 11, 3ª edição.,
Coimbra Editora, Coimbra, EBL-págs. 11-17. . - .
“ Sobre esta opción constituyeinteJ... Miranda, Manual. ..., op. cit-'.. “?:-. 257—258.
6.38 . ASouTo OLIVEIRA _ ª

timidad democrática del poder constituyente” [. . .] . Se aâade que sobre el .


texto del 22 va & gravitar gran parte de la lucha político-constitucional, por A "
10 menos hasta 1838 [. . .]. A partir de esta última fecha, el “vintismo” será ; »-
agitado por el incipiente movimiento republicano”?

3. La Carta Constitucional de 1826


La Carta Constitucional de 1826 fue el texto constitucional que durante
más tiempo estuvo en vigor en Portugal. Tuvb tres períodos de vigencia: el
primero, de 1826 a 1828; el segundo, de 1834 a 1836; y el tercero, de 1842
a 1910. Fue, pues, eu tomo a esta Carta que vino & estructurars'e la mo-
narquia parlamentaria constitucional portuguesa, que dominó la segunda . ?,.
mitad del siglo XIX.
La Carta Constitucional tuvo como influencia más directa la primera
Constitución brasilefla, de 182416, siendo visible en su matriz, particular-
mente en lo que se reíiere' & la organización del poder político, la influen-
cia de Benjamin Constant y de su teoria sobre el poder moderador. Es obra A '
personal de Don Pedro IV quien, antes de abdicar la corona portuguesa,
otorgó la Carta Constitucional ala Nación Portuguesa".
En materia de derechos individuales, la Carta mantiene la opción por - ?
insertar un catálogo de derechos“. El catálogo está localizado en la parte
final de] texto constitucional, pero eso no significa un menoscabo de los
derechos individualeslº. '

lº ]. GOMES CANOTILHO Direito Constitucional e Taíaria da Constituição, 7ª edição, Alme-


dina-, Coimbra, 2003, pág. 128.
"' Aunque se apuntan también otras fuentes inspiradoras como la Carta Francesa otorga-
da por Luis XVIII en 1814. En este sentido, M. CAETANO, Curso..., op. cit., pág. 21.; P.
OTERO, O Poder de Substituição em Direito Administrativo, Vol. I, Lex, Lisboa, 1995, pág.
335 e M. MELO ROCHA, “A Separação. . ., op. cit., pág. 603.
17 Sobre la Constitución brasilefia de 1824, P. BONAVIDES; A. PAES DE ANDRADE, His-
tória Constitucional do Brasil, Paz e Terra, 3ª edição, Rio de Janeiro, 1991 , págs. 89-97.
18— Sobre los derechos concretamente previsto-s en la Carta de 1826, vid. J.] . LOPES
PRAÇA, Dimito Constitucional Portugues, Vol. I, Coimbra Editora, Coimbra, 1997 (origi-
nal de 1878).
19 Contra la idea de meno-scabo “menorização”, destaca M. MELO ROCHA la consa-
gración de la gªrantia de los socorros públicos y del derecho & la instrucción, “A Se-
paração dos Poderes nas Constituições Portuguesas do demo-liberalismo (De 1820 a
1926)”, en Estudos em Homenagem ao Prºf Doutor A. Ferrer ..., op. cit., pág. 604. Sobre
esto, vid. _].J . LOPES PRAÇA, Direito.", op. cit., págs. 28—33 e 105—111.
Historia ( : t ºdePonugui 639

La gran novedad, desde el punto de vista de la organización del poder


político, está en la consagración de un cuarto poder, el poder moderador,
que pertenece únicamente al rey y que, en la línea de lo que había defen—
dido Benjamin Constant, está considerado “la clave de toda organización
política” (art. 71º). La Carta está toda ella “estructurada sobre la base” de la
soberania del monarca”ºº. El Rey, visto como entidad neutra y mediadora,
debe estar en el centro de los restantes tres poderes, velando por el niante—
nimiento del equilíbrio entre ellos. Este poder permitia al Rey disolvcr las
Cortes, cesar los ministros y atenuar o conmutar penas. En el ejercicio de
este poder, el Rey estaba asesorado por el Consejo de Estado, constituido
por consejeros vitaliciosºl.
' El poder legislativo pertenece alas Cortes, habiendo consagrado un sis-—
tema bicameral, con una Câmara de los Diputados, electa? y una Câmara de
los Pares, compuesta de miembros vitalicios, transmitidos hereditariamen—
te, nombrados por el Rey, sin un número máximo para los Pares del Reino.
Esta última Cámara va a ser objeto de grandes críticas de los sectores más
progresistas que ven en ella un retroceso frente a l a Cºnstitución “vintista”.

4. La Constitución de 1838
La tercera y última Constitución portuguesa del siglo XIX es, indiscutiblez—
mente, la que ostenta menor importancia. Es, una vez más, producto de
una ruptura, la de la Revolución de septiembre de 1836. Fue influenciada
por las dos Constituciones portuguesas anteriores,. de las cuales pretendiõ
ser una especie de síntesis—ºº. No fue otorgada por el monarca,. pero fue una
Constitución pactada entre éste y la Naciónºª.

ªº P. OTERO, 0Pod'er..., op. cit., pág. 328.


21 Para un análisis de la organización del poder político en la Carta de 1826, vid. M.
CAETANO, Curso, op. cit., págs. 22-27;j. MIRANDA, Manual..., op.. cit., págs. 261-273;
P. OTERO, O Poder..., op. cit., págs. 326—339. Deíiende el autor que la Carta constituyó
una “verdadeira herança pré-liberal em pleno Estado Constitucional”, p. 335, una aíir—
maciónpolémica contestada por]. MIRANDA, Manual..., op. cit. pág. 264.
ªº En palabras de Mário Melo Rocha, “mais do que operar a mera revisão da Constituição
de 22, o que se pretendia era substituir este texto por um outro que, numa fórmula
eclética, fosse o meio termo entre as duas orientações liberais”. Vid. del autor, “A Se-
paração dos Poderes nas Constituições Portuguesas do demo—liberalismo (De-- 1820 a
1926)”, en Estudos em Homenagem ao Prof. Doutor A. Ferrer, op. cit., pág. 611.
ºº' Vid. M. CAETANO, Curso..., op. cit., pág. 34-36,.] MIRANDA, Manwm,op. cit. pág.
274—277; ]. GOMES CANOTILHO, Dimcto...,op. cit., paga 147-154. ' ,.
640 - _ A. Som P'm'ro OLIVEIRA

De la Constitución de 1822 mantuvo la teoria de la soberania macio-,


na], la inexistencia del poder moderador y el sufragio directo. De la Carta
de 1826, mantuvo el bicameralismo del Parlamento y la ampliación de los
poderes del monarca, que detentaba el poder de veto absoluto y podía
disolver la Câmara de los Diputados y cesar & los Ministros. Tenía todavía
influencias externas, principalmente, de las constituciones brasilefla y es—
paflola, ambas de 183724. El catálogo de derechos fundamentales está más
desarrollado que el de la Constitución de 1822, consagrando la libertad de
asociación, la libertad de reunión y el derecho de resistencia. Estuvo en vi—
gor apenas cuatro ar'íos, siendo terminada su vigencia en 1842 con el golpe
de Estado de Costa Cabral.

5. El retorno a la Carta Constitucional de 1826 y los actos adicionales


En la segunda mitad del siglo XIX, se produce una cierta normalización,
paciflcación del régimen, cre'ándose un cierto consenso con el regreso de
la Carta Constitucional de 1826, que va siendo perfeccionada por los su-
cesivos “Actos Adicionales”, que la van acrecentando, por 10 menos hasta
1895, “suplementos democráticos”.
Particularmente importante para esta pacificación fue el Acto Adicional
de 1852, con el que se reducen los límites de la versión originaria de la
Carta para el sufragio censitario, incrementándose la base electiva de la
Câmara de los Diputados, se refuerza el poder de las Cortes y se van dando
algunos avances civiles importantes, comó la abolición de la pena de muer-
te para los crime-nes políticos.
Esta abertura a las tendencias democráticas es continuada por el Acto
Adicional de 1885, en el que se suprime la cualidad hereditaria de los
miembros de la Câmara de los Pares, se fijan limites al número de manda-
tos en esta Cámara y se restringem el poder moderador y el poder del Rey
de disolver las Cortes.
Los últimos 3603 de vigencia de la Carta, que se correspondeu con el pe—
riodo final del liberalismo monárquico, entre 1891 y 1910, son um periodo
de “crisis de la monarquia constitucional”? El Acto Adicional de 1895 es
bien representativo de esta fase, siendo de “signo contrario” al de 188525,

ºª Todavia hay quien seâala entre las fuentes insPiradoras & la Carta Constimcional fran-
cesa de 1830 y a l a Constitución belga de 1831.
25 ]. MIRANDA, Manual.", op. cit., pág. 237.
ªº M. MELO ROCHA, “A Separação...”, op. cit., pág.-;- 616.
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Historia constituciºnal de Portugal ' 641


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atribuyendo al Rey el poder de arbitrar las divergencias entre las Cámaras y


refuerza su poder mediante la facultad de disolución de las Cortes.
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' III. CONSTITUCIONALISMO REPUBLICANO


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1. La Constitución de 1911
I

La primera Constitución no monárquica fue elaborada, discutida y apro-


bada por una Asamblea Nacional Constituyente electa por los ciudadanos
mayores de 21 aâos que supiesen leer y escribir o que fuesen padres de
familia”. En pocos meses, fue aprobada la más corta Constitución de la
Historia de Portugal.
La Constitución de 1911 recibió influencias de las Constituciones suiza
y dela Constitución brasilefia de 1891, que instituyó la Primera República
en Brasil.
En la República brasilefia se instituyó el matrimonio civil, se seculariza-
ron los cementerios, se laicizó la enseflanza en los establecimientos públi-
cos y se separó el Estado de la Iglesia. Hasta 1911, todas las constituciones
monárquicas establecían una religión oficial del Estado, si bien la nueva
Constitución republicana vino & disponer la separación oficial de la Iglesia
del Estado y la “igualdad política y civil de todos los cultos” (artículo 3º/ 5
de la Constitución de 1911), con las mismas implicaciones. El laicismo fue
uno de los trazos más característicos de 121 I República Portuguesa.
En materia de derechos y garantias individuales, éstos asumen un pro-
tagonismo nuevo al pasar al inicio de la Constitución, de acuerdo con la
tradición “vintista”, constando el decálogo de derechos fundamentales de
un artículo único, el artículo 3ªºª£De la Constitución brasilefia se mantuvo
también el “habeas corpus”, como mejor medio de defensa de la libertad
de los ciudadanos, y la eqúiparación entre los derechos de portugueses y

27 _]. MIRANDA, “A Assembleia Constituinte e a Constituição de 1911”, en Scientia Iuri.-


dica, 2011, Núm. 326, págs. 385 y ss.; Ídem, Manual..., pág. 277-285; M. CAETANO,
Manual..., op. cit., pág. 65—75 y P. FERREIRA DA CUNHA, “A Constituição de 1911:
um sentido forte de República”, en Scientia Iun'dica, 2011, Núm. 326, págs. 419 y ss.
ºª Desarrollando uma “teoria republicana de los derechos fundamentales”, ]. GOMES
CANOTILHO, “O Círculo e a Linha — Da “Liberdade dos Antigos' à “Liberdade dos
Modernos” na Teoria Republicana dos Direitos Fundamentais”, en Estudos sobre Direitos
Fundanwntais, Coimbra, 2004, pág. 9 y ss. Rechazando la originalidad de la Cºncepción
republicana de los derechos,j. MIRANDA, “A Assembleia-. ..”, op. cit., pág. 396.-
642 A. SOMA PINTO OLIVEIRA—.

extranjeros. Es en 191] cuando se consagra constitucionalmente, en tér-


minos absolutos, la abolición de la pena de muerte en Portugal (artículo
3º/22 dela Constitución de 1911).
_ Otra “importación” brasilefía consistió en la fiscalización dela constitu-
cionalidad por parte de los tribunales —por cualquier órgano del poder
judicial—, prevista en el artículo 63º de la Constitución. En la vigencia de
la Constitución de 1911 se instituyó la posibilidad de recurso de aplicación
de las normas inconstitucionales por parte de los Tribunalesºº. La institu-
Ción de un sistema de control incidental difuso de constitucionalidad no
fue, sin embargo, particularmente fructíferaªº. Se discutió, desde luego, si
existia o no el cleber de que los tribunales conocieren de la inconstitucio—
nalidad en el caso de que esta' no hubiese sido planteada por ninguna de
las partesªl. Los propios tribunales no asurnirán como suya la vocación de
guardianes de la Constitución.
Esta Constitución adopta una organización del poder político parla-
mentan'o, de sistema bicameral en que conviven el Senado y la Câmara
de los Diputados, que, en conjunto, se denominam -—nuevamente, por in-
fluencia brasilefia— Congreso de la República. A las Cámaras corresponde
el ejercicio del poder legislativo, el poder de elegir el Presidente de la Re—
pública y el poder de destituirlo (por mayoría de dos tercios de las cámaras
reunidas en Cortes) . La figura del presidente de la República está envuelta
de una cierta ambigúedad constitucional. Por un lado, según la literalidad
dela Constitución, es el Presidente quien dirige el ejecutivo, al Presidente

29 Destaca, en este contexto, .el estudio de ]. T. MAGALHÃES COLLAÇO, Ensaio sobre a


Inconstitucionalz'dade das Leis no Dimíta Português, Coimbra, 1915, hoja disponible' a tra-
vés de la Biblioteca Nacional de Portugal, en http.'//purl.pt/721/3/ (última visita: 15 de
junho de 2015).
ªº En este sentido, vid. entre otros, el estudio publicado originariamente en 1971 de M.
G. TELES, “A cºncentração de competência para o conhecimento jurisdicional da
inconstitucionalidade das leis”, republicado em M. GALVÃO TELES, Escritos jurídicas
—Vol. I, Almedina, Coimbra, 2013, págs. 40, 41. Fezas Vital defiende que el art 63º
de la Constitución de 1911 sólo atribuye & los tribunales competencia para conocer
la inconstitucionalidad, cuando ésta se relacione com aspectos “doctrinales”, hoy di-
ríamos materiales, y no cuando falte & la ley uno de los elementos indispensables para
su perfección constitucional, elementos de naturaleza formal. Vid. del autor artículo
y comentario & sentencias publicado en Boletim da Faculdade de Direito da Universi-
dade de Coimbra, Ano VI, pág. 586 y siguientes. Sobre la misma cuestión, M. REBELO
DE SOUSA, 0 Valorjurídz'co do Acto Inconstitucional, Lisboa, 1988, págs. 58—61.
31 Vid. sobre esta discusión ]. T. MAGALHÃES COLLAÇO, Ensaio" ., op. cit. en http.//
purl.pt/721/3/ (ultima visita: 15 de junho de 2015) y D. FEZAS VITAL, en Boletim da
Faculdade de Dimto da Universidade de Coimbra, Ano Vl, pág, 586 y ss.
”&
4A_
stomz constitwcionaldePartugul 643

compete nombrar a los ministros y su cese. Por otro lado, sus funciones, de
cara a la intención constituyente originaria, deben ser funciones ese-ncial—
mente representativas.
La función ejecutiva debería pertenecer a los ministros, existiendo en-
tre ellos un Presidente del Ministerio, responsable de la coordinación de
las políticas sectoriales, en los términos del artículo 53º de la Constitución.
Los ministros respondiam políticamente ante las Cortes.

;
El principio democrático está vigorosamente afirmado en la Constitu-
ción de 1911, que terminó con el sufragio censitario. Aunque en la misma

u
se defendiese en teoria el sufragio universal, este no vino & ser consagrado,
pues persistió la exclusión de mujeres y de analfabetos del ejercicio de de-
recho de voto.


La I República Portuguesa marcó un periodo político de enorme inesta— L

-
JI

,
bilidad política y, & pesar de su corta vigencia de quince aí'los, fue expuesta
& cinco revisiones Cºnstitucionales. La memoria de este régímen parlamen- ;,

m
»:q
tan'o conturbado habría de marcar negativamente la evolución del sistema

.
político en Portugal a l o largo de todo el siglo XXªº.

M
l
:ªa,
2. El período autoritario


'
El golpe de Estado de 28 de mayo de 1926 dio origen a um periodo de dic-
tadura militar que duró hasta 1933, ano en que fue aprobada por plebiscito

M'
la Constitución de 1933.

I S
i
El día 19 de marzo de 1933 fue efectuada una consulta popular en la

ª
que les fue preguntado & los portugueses: “gAprueba la Constitución Po-

ZI
lítica de la República Portuguesa?” Es, sin duda, una ironia que la única
Constitución portuguesa que fue objeto de consulta popular fue la que Ã'

correspondia a um periodo de mayor negación de las libertade's democrá-


ticas. A pesar de que la Constitución contenía, en su artículo 8º, un elenco
W

de “derechos y garantias individuales de los ciudadanos portugueses”, las


É

libertades fueron fuertemente cercenadas durante el Salazarismo.


H

No es fácil establecer “parentescos” entre la Constitución de 1933 y


“'
)

otras Leyes Fundamentales de otras latitudes. De acuerdo conjorge Miran—


Z“

da, la siswtematización “denuncia leitura” de la Constitución de Weimarªª.


à
C -
.

ªº Vii]. MIRANDA, “A Assembleia. .”, op. cit págs. 400402.


Zn

33 _]. MIRANDA, Manual... ,op. cit., pág 291. Reconocien-do la inspúación del Derecho
Constitucional germânico, también M. CAETANO, Constituiçõas Portuguesas, 7“ edição,
.
-
.
f
)z
64.4 A. SOMA PINTO OLIVEIRA

La califiCación del Estado como corporativo y la creación de la Câmara


Corporativa reflejan la atención prestada al fascismo italiano“. Este texto
se convirtió en fuente de otras constituciones, entre las cuales destaca la
brasilefla de 1937.
La Constitución, en su artículo lº, proyectaba en la “Nación Portugue-
sa” la dimensión de un Imperio. El “territorio de Portugal” comprende
en Europa “el Continente y archipiélagos de Madeira y de las Azores”; en
Áfn'ca, San Baútista de Ajuda, Cabo Verde, Guinea, Santo Tomé, Cabinda,
Angola y Mozambique; en Asia, Estado de la India y de Macao y respectivas
dependencias; en Oceania, Timor y sus dependencias.
La organización del poder político instituída tenía como principales tra-
zos característicos la concesión de amplios poderes legislativos al Gobier-
no, con el correlativo vaciamiento de los poderes dela AsambleaNaciona].
En esta línea, la Constitución establecía un poder ejecutivo dual, con la
Presidencia de la República y el Consejo de Ministros, si bien esta tenden—
cia presidencialista en la letra de la Constitución habría de apagarse ante la
preeminencia de la figura del Presidente del Consejo, Antonio de Oliveira
Salazar.
A 10 largo de las distintas décadas de “vigencia” ——aunque meramente
formal— de la Constitución de 1933, el régimen fue perdiendo su vertien-
te presidencialista, hasta el punto de que en 1959 fue eliminada la elección
directa del Presidente de la República, y fue acentuando la concentración
de poderes en la Presidencia del Consejo de Ministros. Se mantiene en la
“letra de la Constitución” el sistema de Hscalización de constitucionalidad
incidental, que había sido instituido en 1911 (artículo 123º)35.
La Constitución fue objeto de varias reformas Cºnstitucionales, pero
“todas las revisiones Cºnstitucionales desarrollaban la tendencia autoritaria
inicial”36. Sólo la última revisión, de 1971, tras la sustitución de Antonio de
Oliveira Salazar por Marcelo Caetano en la Presidencia del Consejo, tuvo
un sesg—o más liberal”.

Lisboa/São Paulo, Editorial Verbo, 1994, pág. 108; Ídem, Manual..., op.- cit., pág. 83.
34 Sobre las particularidades del corporativismo portugués, M. LUCENA, A Evolução do
Sistema Cmpomtivo Português —I— O Salazan'smo, Lisboa, 1976.
35 Para mayores desarrollos sobre las alteraciones introducidas en el sistema, M. REBE-
LO DE SOUSA, 0 Valor..., op. cit., págs. 66-72.
35 M. LUCENA, A evolução..., op. cit., pág. 115.
377 F. SÁ CARNEIRO, As Rwssões Comtitudônais da Comtúmçãa Política de; 1933, Pºrto,
1971. ' º .
IV. CONSTITUCIONALISMO DEMOCRÁTICO

-
1.- La versión miginaria de la Constitución de 1976

..
El día 25 de abril de 1974 se pfoduce en Portugal un golpe militar que de-


rribó el régimen autoritario que se había instalado el 28 de mayo de 1926.
El símbolo de la Revolución de abril son los claveles rojos, que los Ciudada-

W
.,
nos ofrecían & los militares que estaban en las calles y que éstos colocában


L
*
en los caíiones de las escopetas.

n —
Se inició entonces un proceso revolucionario en la que el mismo dia 25

.
n
de abril se anunció em comunicado la intención de “promover elecciones

u
generales de una Asamblea Nacional Constituyente, cuyos poderes, por su

M
representatividad y libertad en la elección, permitam al País escoger libre—

.
mente su forma de vida social y política”.

_
Estas elecciones vendrían & producirse un afio después de la Revolución

.
y, en el desarrollo de las mismas, se inician los trabajos de la Asamblea

_
Constituyenteªª.
Esta fue la primera Constitución portuguesa,. en la que la base territorial
del Estado estaba circunscrita al “territorio históricamente defmido en el

ª
.


continente europeo y los archipiélagos de las Azores y de Madeira”. Ya ha-

-
_
-
-
_
bía sido reconocido el derecho de las antiguas colonias a la independencia

.
por la Ley 7/74, de 27 de julio. Se adhirió al principio de la unidad del Es-

.
tado éon salvaguarda de la autonomia del poder local y con reconocimien—
to de un estatuto de mayor autonomia para las regiones ultraperiféricas de
las Azores y de Madeira.
El 2 de abril de 1976 fue aprobada la Constitución de la República Por-
tuguesa de 1976, que entró en vigor el 25 de abril del mismo afio. La “cons-
trucción de una sociedad sin clases”, la “transición para el socialismo”, ex-
presadas en los primeros artículos de la Constitución, formam parte del
programa constitucional y se 'proyectan, de um modo particular, en la Parte
II dela Constitución dedicada a l a “Organización Económica”.
El texto constitucional aprobado prevê una nueva organización del po-
der político, en el que, al lado de órganos con legitimidad democrática,
persiste el Consejo de Revolución, como órgano de soberania compuesto
exclusivamente por militares, con funciones “de Consejo del Presidente de:

ª Un impresionante relato en primera persona sobre los Trabajos de la Asamblea Cons—


tituyente:]. MIRANDA, u “' : ãe & Cmtztmçao Mamonas da -'' _ Cmstúumze,
Lisboa, 2015.
646 “. " A. SOFÍA PINTO OLIVEIRA

la República y de garante del regular funcionamiento de las Instituciones


democráticas, de garante del cumplimiento de la Constitución y de Ede-
lidad al espíritu de la Revolución Portuguesa de 25 de abril "de 1974 y de
órgano político y legislativo en materia militar” (artículo l42º dela Consti-
tución Portuguesa de 1976, en su versión originaria).
Con la Constitución de 1976, Portugal pasa & integrar la “pléyade desco-
nocida”, como fue designada por Maurice Duverger, en 1978: el conjunto
de Estados del Occidente que se habían adherido & una forma de gobierno
semi—presidencialista, definida por el mismº“ politólogo con los siguientes
dos elementos: un presidente elegido por sufragio universal, como es pro—
pio de un régimen presidencial, y un primer—ministro dirigiendo un gobier-
no que los diputados pueden cesar, como en un régimen parlamentarioªº.
El catálogo de derechos fundamentales asumió. protagonismo y exten—
sión extremadamente relevante constando en la Parte I de la Constitución,
que distinguia los “derechos, libertades y garantias” de los “derechos eco-
nómicos, sociales y culturales”4º.
El catálogo refleja —y hasta amplía— el estado de positivación de los de-
rechos humanos en el plano internacional, acogiendo la Constitución de
1976103 derechos que constam en la Declaración Universal de Derechos del
Hombre, de 1948, del Pacto de Derechos Civiles y Políticos, de 1966, y del
Pacto sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales, también de 1966,
y consagrando incluso el derecho fundamental a l a protección del medio-
ambiente, inspirándose de manera directa en la Declaración de Estocolmo
de 197 2. Tiene además la particularidad de contener una disposición, el
artículo 16º, número 2, que prevê uma norma de “amistad con el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos”, a tenor de la cual los “preceptos
Cºnstitucionales y legales relativos a los derechos fundamentales deben ser
interpretados e integrados en armonía con la Declaración Universal de los

39 En la lista de los llamados sistemas políticos semi-presidenciales, en 1978, Portugal


figura al lado de Francia, de Austria, de Islandia, de Irlanda y de Finlandia. Vid. M
DUVERGER, Xeque-Mate - Análise Comparativa dos Sistemas Políticos Smi—Presidenciais,
Edições Rolim, Lisboa, 1978, pág. 23. El semi-presidencialismo tuvo posteriormente
una fuerte expansión por el este de Europa y también fuera del continente europe-o,
en África, por ejemplo.
“ªº En una perspectiva crítica respecto a este catálogo originar-io y & la presencia de de—
beres colocados en una posición de reciprocidad en relación & derechos, véase la po-
sición de F. LUCAS PIRES, en Ron'a da Constituição de 1976 — A Transição Dualista,
Coimbra, 1988, pág. 341, defendiendo que la Cºncepción de Derechos Humanos sub-
yacente a l a Constitución de 1976 es típica de una “cosmovisión más socializante” que
liberal..
:
Historia constitucional de Portugal 647 '

z
a
Derechos del Hombre“. Esta norma inspiraría después la Constitución

g
espafiola de 1978, que llevó más lejos esta “amistad con el Derecho Inter— ..

a: :
nacional” en la interpretación de las normas de derechos fundamentales, 'É 37
A"!
* ".

incluyendo, junto a 1a Declaración Universal de Derechos del Hombre, x"


* A]

,ª;
también los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias Fbã
Nr
1 1 !

ratificados por Espafla. A partir de la Constitución espaflola, surgirán en “v


* ",
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ª»?
América Latina textos Cºnstitucionales también con referencias expresas al .; [
fui,?
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“!

Derecho Internacional“. “1
É

2. La revisión com't'itucianal de 1982 *L-

H!

Dado el carácter transitorio que la versión originaria de la Constitución


de 1976 asumía, la primera revisión constitucional se imponía como una
necesidadªªª. En cierto sentido, el “proceso constituyente” no terminó el 2
de abril de 197 6, sino que se prolongó hasta 1982, porque sólo con esta Pri-
mera Revisión Constitucional se produce una “normalización” de la Vida.
política.
En lo que dice respecto & la organización del poder político, el princi—
pal cambio consistió en la extinción del Consejo de la Revolución, crcan-
do la necesidad de redistribuir los poderes atribuídos & aquél órgano a
otros órganos Cºnstitucionales. Así, respecto alas competencias legislativas

“ Sobre el origen de esta norma, se constata que ésta constaba en el proyecto presentado
por un partido político de inspiración demócrata—cristiano, el Centro Democrático y
Social, y, en palabras de Freitas do Amaral, líder de ese mismo partido durante los tra—
bajos de la Constituyente, fue “un precepto que me acordé de proponer”, Vid. D. FRE-
ITAS DO AMARAL, A Transição para a Democracia -— Memórias Políticas II (1976—1982) ,
Lisboa, 2008, pág. 29, nota 1. Sobre el alcance de la norma, vid. P. Otero, “Declaração
Universal dos Direitos do Homem e Constituição: & inconstitucionalidade de normas
constitucionais”, en 0 Direito, 1990, pág. 603 y ss; ]. BACELAR GOUVEIA, “A Decla-
ração Universal dos Direitos do Homem e a Constituição Portuguesa”, en Novos Estudos
deDz'reito Público, Lisboa, 2002, págs. 44 y ss; A. S. PINTO OLIVEIRA, 0 Direito de Asilo
na Constituição Portuguesa, Coimbra, 2009, págs. 158 y ss.
42 Véanse como ejemplos la Constitución de Colombia y de Perú. Sobre esta tendencia,
vid. A. DULITZKY, “La aplicación de los tratados sobre derechos humanos por los
tribunales locales: un estudio comparado”, en M. ABREGÚ y C. COURTIS (eds.), La '
aplicación de las tratadas sobre los derechos humanos por los m'bunales locales, Buenos Aires,
2007, nota 25, págs. 41 y 42.
43 El primer proyecto articulado de revisión constitucional es autoria de Francisco Sá-
Carneiro y está publicado en Uma Cºnstituição para, os Anos 80 - Contributo para um
Medo de Revisão, Dom Quixote, Lisboa, 1979. Vid. también de BARBOSA DE MELO,
CARDOSO DA COSTA 6 VIEIRA DE ANDRADE, Estudo 6 Prºjecto deRamãa da Consti—
tuição, Coimbra, Coimbra Editora, 1981.
648 A. Som PINTO OLIVEIRA

en materia militar, estas fueron entregadas & la. Asamblea de la República,


mientras que las atribuciones de naturaleza consultiva fueron atribuídas al
Consejo de Estado, creado por esta revisión constitucional. Por su parte,
las funciones relativas a “guardián de la Constitución” fueron entregadas
al Tribunal Constitucional, también creado por esta revisión constitucional
y que vino & asumir funciones normales en cuanto autêntico órgano juris-
diccional llamado a dirimir los litígios en materia jurídico-constitucional
en 1983“.
El Tribunal Constitucional está compuesto por trece jueces, todos juris-
tas y de los cuales seis tienen que ser magistrados. Diez jueces son desig-
nados por la Asamblea de la República y tres son cooptados por estos. El
sistema de control de constitucionalidad instituido prevê cuatro procesos
de control de constitucionalidad: un proceso de control preventivo, reque—
rido normalmente por el Presidente de la República antes de proceder
a la promulgación de actos legislativos o a la adopción de convenciones
internacionales; un proceso de control destinado & enjuiciar la constitucio—
nalidad de normas ya em vigor, en el que el Tribunal asume plenamente el
rol de “legislador negativo”, pudiendo declarar la nulidad de tales normas
a través de su declaración de inconstitucionalidad; y dos procesos más bas-
tante originales en su Cºncepción: el control de la inconstitucionalidad por *
omisión y el recurso de constitucionalidad (también denominado proceso
de control concreto de constitucionalidad) . El primero persigue sancionar
situaciones en las que las normas Cºnstitucionales quedaran privadas de
ejecutabilidad por inercia del legisladór ordinario. En estas situaciones, el
Tribunal Constitucional aprecia y verifica la omisión inconstitucional y la
comunica al órgano competente para legislar. El segundo se articula como
el poder que todos los Tribunales tienen para apreciar la constitucionali—
dad de las normas que aplican & los litígios que dirimen. Si cualquier tribu—
nal rechaza la aplicación de una norma con fundamento en su inconstitu-
cionalidad o aplicar una norma cuya inconstitucionalidad fue suscitada en
el proceso, de esta decisión cabe recurso ante el Tribunal Constitucional,
recurso restringido & esta cuestión de constitucionalidad y que tiene efica-
cia limitada al caso concreto.

“ª Para un análisis del impacto de esta revisión en la organización del poder políticº en
Portugal, vid. A. ARAÚJO y A. MACEDO DE ALMEIDA, “A Revisão Constitucional de
1982. Apontamentos para a história do semipresidencialismo português”, em Estudos
em Mmória da Coml/Mm Artur Maurício, Coimbra Editora-, Coimbra, 2014, págs. 77-
122.
.i'

.i
Historia cmzimonáz de W 649 ª

noção]
-—-r'
No se prevê en la Constitución portuguesa el amparo constitucional
para la defensa de los derechos fundamentales. La única puerta por la cual
los ciudadanos pueden acceder al Tribunal Constitucional es por la vía del
recurso de constitucionalidad. g

3. Las posterioresrevisionesconstitucionales ' ' í


&

Tras 1982, se han producido más de seis revisiones Cºnstitucionales, alguna


de las cuales presentan carácter “quirúrgíco”, circunscritas en su impacto a

.
dos o tres normas Cºnstitucionales, como así aconteció en 1992; otras, sin

.
embargo, han sido de carácter más extenso. Ninguna, en cualquier caso,
tuvo una relevancia comparable a l a revisión de 1982.

;
Determinantes para estos procesos de revisión constitucional fueron

.

casi siempre las evoluciones & nível internacional. Así, el proceso de ad-

ª
A
g
hesión de Portugal a la Comunidad Económica Europea, que se consu-

g
.
mó en 1986, sería determinante para la revisión constitucional de 1989,

i
n
esencialmente dirigida para la liberalización de la economía exigida para

,
— '
la integración en el mercado común europeo con libertad de circulación

_

de trabajadores, de bienes, de servicios y capitales. La evolución del pro-

r
.
am
yecto europeo para una unión de naturaleza política, iniciada en Maas—

i
.
tricht en 1992 determinó la revisión constitucional acaecida en ese aflo.

um
g
En 2001, fue, esencialmente, el Estatuto del Tribunal Penal Internacional

...
.
.
10 que motivó una revisión constitucional, aunque en la misma también

_
se modiâcaron algunas materias relativas a la Unión Europea y, puntual—

-: a
mente, algunos derechos fundamentales. En 2004, la Carta de Derechos
Fundamentales de la Unión Europea y la expectativa —no consumada—

a.
dela adopción de una Constitución Europea también estuvieron entre los
“.
factores que motivaram la revisión acaecida en ese afio, aún cuando no ;

haya sido ésta 1a única fuerza propulsora“. La última revisión constitucio-


.. ;

nal, ocurrió en 2005 y pretendió eliminar los obstáculos Cºnstitucionales &


.

la realización de una consulta popular sobre “aprobación del tratado que


_ ;

viene & construir y ahondar la Unión Europea”, que nunca se hizo efectiva.
.

La revisión constitucional de 1997 fue, desde el punto de vista de la


-

organización del poder político, aquella que pretendió profundjzar en ma-


.
.
;;
;
"
:

45 La cuestión de las normas sobre las autonomías regionales de las. Azores. y de Madeira
fue también de relevancia fundamental en este proceso de revisión constitucional.
Vid., sobre éstas,j. MIRANDA, “A autonomia legislativa das r e g i s autónomas após a
revisão constitucional de 2004”, en Scientia Iun'dica, 2005, p. 201 y siguientes.
550 , _ * A. Som. PINTO OLIVEIRA

yor medida las opciones constituyentes de 1976, principalmente respecto


al õrgano parlamentario y ala necesidad de aproximar electores y elegidos,
reforzando así el sistema representativo. Esta revisión no vino, & pesar de
todo, a transformar el funcionamiento del sistema político, porque estuvo
a l a espera de alteraciones legislativas que debian ser aprobadas en el Par-
lamento por una mayoría de dos tercios, y éstas, hasta hoy, nunca se han
producidoªªª.

V. CONCLUSIÓN
Alo largo de casi dos siglos: en las constituciones escritas, Portugal experi—
mentó diferentes fórmulas de organización del poder político, oscilando
entre un parlamentarismo más radical y regímenes de menor vocacíón par-
lamentaria. El sistema actual, de vocación parlamentaria, aunque atenua-
do por la elección directa de un presidente de la República, es igualmente
el resultado de experiencias de parlamentarismo radical no muy exitosas.
En materia de justicia constitucional, si bien formalmente Portugal apa-
rece como pionero del control judicial de la constitucionalidad de las le-
yes, consagrado desde 1911, en realidad el sistema sólo funciona desde la
década de los aâos 70 del siglo XX, en un sistema que combina elementos
del modelo difuso (denominado americano) 0 del modelo concentrado
(denominado austríaco) de control de la constitucionalidad. Sólo desde
la década de los 21505 80 se ha ido creando un órgano constitucional, un
Tribunal, dedicado à dirimir litígios de naturaleza jurídico-constitucional.
Desde entonces, el sistema no ha sufrido ninguna reforma de relevancia.
La actual Constitución Portuguesa representa el exponente máximo de
una tendencia de la Historia Constitucional de Portugal hacia la puesta en
valor de los derechos fundamentales de los indivíduos a través de catálogos
Cºnstitucionales extensos, que han ido cambiando, naturalmente, a l o lar-
go del tiempo, reflejando la Cºncepción vigente en cada momento sobre

ªº Sobre ésta —en particular, sobre el procedimiento de revisión constitucional, vid. A.


ARAÚJO, A Revisão Constitucional de 1997, Lisboa, 1999. Otro aspecto importante de
la revisión constitucional de 1997, que debería ser retornado en la revisión de 2004,
consistió en el reforzamiento de las competencias legislativas de las regiones Autó-
nomas de las Azores y dé Madeira, específicamente sobré el tema, C. BLANCO DE
MORAIS, “As Competências Legislativas das Regiões Autónomas — No Contexto da
Revisão Constitucional de 1997”, en Separata da Rwista da Ordem dos Advogados.
Historia « : t dePormgnl 651.

la dignidad de la persona humana, pero que snempre han dedlcado & los
derechos un lugar relevante.
|

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