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EL SUBSUELO DE LA CIUDAD DE MÉXICO. THE SUBSOIL OF MEXICO CITY

Conference Paper · November 2016

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J. Abraham Díaz-Rodríguez
Universidad Nacional Autónoma de México
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Jorge Abraham Díaz Rodríguez Conferencia Leonardo Zeevaert Wiechers

EL SUBSUELO DE LA CIUDAD DE MÉXICO


THE SUBSOIL OF MEXICO CITY
JORGE ABRAHAM DÍAZ RODRÍGUEZ
Profesor, Facultad de Ingeniería, Universidad Nacional Autónoma de México

RESUMEN
El subsuelo de la Ciudad de México es un depósito natural de sedimentos volcánico-lacustres,
altamente estructurados, con propiedades índice y mecánicas únicas, que los ubican como valores
extremos en la mayoría de las cartas de propiedades geotécnicas. Nuestro conocimiento y
entendimiento actual sobre el comportamiento de los suelos es puesto a prueba por las inusuales
respuestas de los sedimentos lacustres de la Ciudad de México. El propósito de esta presentación es
compartir algunas ideas sobre el comportamiento estático de los suelos de la Ciudad de México,
para facilitar la interpretación de las propiedades y su evolución con el tiempo, de esta peculiar
secuencia sedimentaria.
Esta presentación consta de cuatro partes. La primera una breve Introducción al tema del subsuelo
de la Ciudad de México. La segunda parte, consolidación y viscosidad estructural, tópico en el que
Zeevaert insistió en la importancia de tomar en cuenta la viscosidad intergranular en el cálculo de
los asentamientos en la Ciudad de México. La presentación muestra una alternativa novedosa sobre
la interpretación de los ensayos, basadas en el modelo reológico desarrollado por Zeevaert (1986).
La tercera parte, tixotropía, describe un marco de referencia moderno sobre el tema y ofrece
resultados preliminares usando elementos bender. La cuarta y última parte, efecto de los
microfósiles, muestra la gran importancia y singular contribución de las diatomeas sobre algunas
propiedades índice y mecánicas del subsuelo de la Ciudad de México.

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1. INTRODUCTION
La Ciudad de México (CM) es una de las metrópolis más antiguas en el hemisferio occidental.
Ocupa una planicie antigua (que fue un lago) rodeada por montañas, con más de 16 millones de
personas en un área de aproximadamente 1,500 kilómetros cuadrados. El subsuelo de la Ciudad de
México tiene propiedades únicas. El contenido de agua es mayor a 400 %, el índice de plasticidad
excede 300% y el índice de compresión Cc puede llegar a un valor de 10, cuando en la mayoría de
los suelos es menor a 1. Lo anterior, ubica a los sedimentos lacustres de la Ciudad de México como
altamente compresibles, lo que ha dado lugar a intrincados problemas de cimentación para la
construcción de edificios elevados y de gran peso en la Ciudad de México. El antecedente más
completo sobre la caracterización del subsuelo de la CM se debe a Marsal y Mazari (1959), en tanto
que la experiencia más exitosa sobre la ingeniería de cimentaciones en la Ciudad de México se debe
a Zeevaert (1957, 1972).
La región en donde se ubica la Ciudad de México tiene alta sismicidad, como quedó constatado el
19 de septiembre, 1985, al ocurrir un terremoto frente a la costa del pacífico, con una magnitud 8.1
Ms y una intensidad de Mercalli Modificada variable que alcanzó un valor de IX en algunas partes
de la ciudad. El sismo causó que muchos edificios sufrieran asentamientos excesivos e inclinaciones
importantes, incluso el derrumbe total de algunas estructuras. Durante el sismo se perdieron más de
20,000 vidas y los daños se estimaron en más de 5,000 millones de dólares. De las observaciones se
ha concluido que existe una fuerte correlación entre la distribución espacial del daño asociado al
evento de 1985 y la ubicación de los sedimentos lacustres; por tanto se tiene la certeza de que las
características y propiedades del subsuelo de la CM desempeñaron un papel principal en tan
desastroso suceso.
Los sedimentos lacustres de origen volcánico de la Ciudad de México presentan propiedades índice
y mecánicas singulares, que no se ajustan a los patrones de comportamiento de la mayoría de los
suelos. Su comportamiento mecánico, tanto estático como dinámico es complejo y a la fecha aún
presenta desafíos de interpretación. En general, el ángulo de fricción interna de los suelos
disminuye al aumentar el índice de plasticidad, sin embargo el subsuelo de la CM presenta un
ángulo de fricción de 43° comparable en magnitud con el de las arenas (Lo 1962; Mesri et al. 1975;
Díaz-Rodríguez et al. 1992, 1998).
Los suelos de la Ciudad de México son sedimentos heterogéneos, volcánicos, lacustres, con una
proporción y variedad de microfósiles (ostrácodos y diatomeas) que adicionan compuestos solubles
generados por la alteración de sus exoesqueletos y que forman parte de la microestructura del suelo
(DÍaz-Rodríguez, et al. 1998). Esto influye de tal manera en su comportamiento que los suelos
diatomáceos de la CM, no pueden considerarse dentro de una clasificación simple.

2. CONSOLIDACIÓN Y VISCOSIDAD ESTRUCTURAL


La deformación de un suelo arcilloso es un fenómeno complejo que depende principalmente del
efecto combinado del estado de esfuerzos, las propiedades del suelo y del tiempo. La dependencia
del tiempo se observa mediante dos procesos: consolidación y creep. La consolidación es causada
por la disipación hidrodinámica de la presión de poro. En tanto que el creep es debido a la
viscosidad estructural del suelo.

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2.1 Antecedentes
La necesidad de la ingeniería de cimentaciones de estimar la magnitud y velocidad de los
asentamientos del suelo, la atendió Terzaghi (1923) con la Teoría de la Consolidación de los Suelos,
lo que fundamentó la obtención de los parámetros de consolidación, mediante el uso del odómetro o
consolidómetro, con la aplicación de incrementos de carga cada 24 horas, con una relación de
incrementos de carga (LIR) de 1, lo que implica duplicar la carga cada 24 horas.
La teoría de Terzaghi, representa un modelo en el cual la relación esfuerzo efectivo-relación de
vacíos es única e independiente de la velocidad de deformación, y se expresa mediante la relación:

𝑅(𝜎𝑣′ , 𝑒) = 0 [1]
Crawford (1959) señaló que la velocidad de deformación en el ensayo estándar de consolidación
está lejos de la realidad, y que es varios millones de veces más rápida que la experimentada en el
campo. También mencionó que la compresibilidad de un suelo es dependiente de la velocidad de
deformación, hizo notar que cuando los incrementos de carga son pequeños, los gradientes de
presión de poro son pequeños y la resistencia viscosa de la estructura del suelo tiene mayor efecto
sobre la compresión.
Buisman en 1936 apuntó que la relación de vacíos varía bajo esfuerzo efectivo constante y que
relación [1] no es suficiente para describir el comportamiento reológico de los suelos.
Otros investigadores, recientemente, han señalado discrepancias entre el comportamiento real de los
suelos y la teoría de la consolidación. Hawlander et al. (2003) afirman que la deformación de un
estrato de suelo en el campo es mayor a la medida en el laboratorio y que la relación:
𝑡1 𝐻12
= [2]
𝑡2 𝐻22

no es válida, asimismo tampoco es válida la unicidad de la terminación de la consolidación (EOC) y


sugieren que la viscosidad estructural es la causa de las discrepancias.
Desde la publicación del trabajo de Terzaghi (1923), en la literatura especializada ha tenido lugar
una polémica, la cual se centra en la discusión sobre la compresión secundaria o creep. Ladd et al.
(1977) propusieron formalmente dos hipótesis totalmente diferentes referidas como Hipótesis A y
B, que se ilustran en la Figura 1.
La Hipótesis A, (Figura 2) considera que la compresión secundaria (creep) de los suelos se
desarrolla después que la compresión primaria (consolidación) ha terminado (∆𝑢 ≈ 0). Supone que
la terminación de la consolidación (EOC) ocurre a la misma deformación en el laboratorio y en el
campo. Esta hipótesis implica que la relación (𝜎𝑣′ , 𝑒) es única e independiente de la velocidad de
deformación.

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Figura 1 Hipótesis A y B (Ladd et al. (1977)

Figura 2. Hipótesis A sobre creep


En tanto que la Hipótesis B, considera que la deformación debido a efectos viscosos (creep) ocurre
tanto durante la consolidación, como durante la compresión secundaria, y consecuentemente, que la
expresión [2] no aplica y que la deformación EOP para un esfuerzo dado, es función de la velocidad
de deformación e implica, una relación del tipo:

𝑅(𝜎𝑣′ , 𝜀𝑣 , 𝜀̇𝑣 ) = 0 [3]

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La Hipótesis B se basa en que el comportamiento de los suelos arcillosos es viscoso, por tanto, está
influenciado por la velocidad de deformación y la temperatura. Leroueil (1985), ha mostrado que la
relación 𝜎𝑣′ , 𝜀𝑣 , 𝜀̇𝑣 se puede describir mediante dos curvas, una que relaciona el esfuerzo de
preconsolidación, 𝜎𝑝′ con la velocidad de deformación, 𝜀̇𝑣 , y otra que presenta la curva esfuerzo-
deformación normalizada con el 𝜎𝑝′ , ambas relaciones se expresan:

𝜎𝑝′ = 𝑓(𝜀̇𝑣 ) [4]

𝜎𝑣′ ⁄𝜎𝑝′ (𝜀̇𝑣 ) = 𝑔(𝜀𝑣 ) [5]

Degago et al (2011) basados en una revisión crítica de ensayos de laboratorio analizaron


experimentalmente y numéricamente la justificación de la Hipótesis A y proporcionaron
explicaciones convincentes usando un marco de referencia consistente, y demostraron que la
Hipótesis A es incorrecta, y concluyeron que la Hipótesis B concuerda muy bien con el
comportamiento de los suelos arcillosos.
Por lo mismo, Mitchell y Soga (2005) afirman que uno de los principales retos que tiene la
ingeniería geotécnica es la predicción de las propiedades y el comportamiento de los suelos a largo
plazo. De acuerdo con Mitchell y Soga (2005) creep es el desarrollo de deformaciones de cortante o
volumétricas que se desarrollan a una velocidad controlada por la resistencia viscosa de la
estructura del suelo. Según Finnie y Heller (1959) el proceso de creep es comúnmente caracterizado
por tres etapas: primaria, secundaria y terciaria, como se ilustra en la Figura 3. La etapa primaria es
caracterizada por una disminución rápida de la velocidad de deformación. En la etapa secundaria la
deformación continúa a una velocidad reducida y constante. La etapa terciaria eventualmente
conduce a la falla, también conocida como creep de ruptura. La tercera etapa no se presenta en los
ensayes de compresión unidimensional.

Figura 3. Esquema de las etapas del creep (Finnie y Heller 1959)


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A continuación se presentan los resultados preliminares de la investigación realizada en


especímenes extraídos del Parque Alameda Central de la Ciudad de México. Se realizaron dos tipos
de ensayos unidimensionales de compresión: ensayos mediante incrementos (IL) y ensayos a
velocidad de deformación constante (CRS).

2.2 Ensayos mediante incrementos de esfuerzo (IL)


El programa experimental comprende 32 ensayos de consolidación unidimensional. En esta sección
únicamente se presentan los resultados de 4 ensayos. Las muestras se extrajeron del Parque
Alameda Central. Se usó tubo Shelby de aluminio de 12.5 cm de diámetro. La calidad del muestreo
se verificó en cada tubo mediante radiografías. Las dimensiones de los especímenes fueron 63.3
mm de diámetro y 25.4 mm de altura. La Tabla 1 resume el programa de ensayes. El ensaye T8 es
un ensayo estándar con un LIR = 1 y un LID = 24 h, este ensayo sirve de referencia para efectuar
las comparaciones.
Tabla 1. Resumen del programa de pruebas para ensayos IL

Ensayo Prof. w e0 LIR LID 𝜎𝑌′


m % - - kPa

T8 8.1 356 8.66 1 24 h 85


T9 8.15 326 8.14 0.5 24 h 70
T1 7.2 415 10.42 Variable ↓ 24 h 85

T3 7.3 468 11.32 Variable ↓ 7 días 85

La Figura 4 muestra tres ensayos: para LIR = 1, 0.5 y variable decreciente. Se puede apreciar el
efecto del cambio del LIR, indirectamente el cambio de velocidad de deformación, y
consecuentemente el cambio en el esfuerzo de fluencia, 𝜎𝑌′ . El ensayo con LIR variable decreciente,
con incrementos de esfuerzo constantes, ∆𝜎, de 10 kPa hasta después de superar el esfuerzo 𝜎𝑌′ ,
define mejor la curva de compresibilidad que parte de la curva para LIR=1 y tiende a la de LIR=0.5,
sin embargo, el esfuerzo de fluencia no cambia, no así el índice de compresión, 𝐶𝑐 . El coeficiente de
consolidación disminuye hasta alcanzar el 𝜎𝑌′ , lo que confirma que el coeficiente de consolidación
es dependiente de los incrementos de carga.
La Figura 5 compara dos ensayos con LIR variable decreciente pero con LID diferente. La
diferencia en las ordenadas puede interpretarse como la contribución del creep.

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Figura 4. Ensayos T8, T9 y T1 (LIR = 1, 0.5 y variable decreciente respectivamente)

Figura 5. Ensayo T1 (LID = 24 h) y T3 (LID = 7 días)


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Con objeto de lograr una mejor interpretación de los datos, y considerando que la deformación de
los suelos en compresión unidimensional es un proceso continuo resultado de una combinación de
mecanismos que generalmente ocurren simultáneamente, se intentó separar los dos principales
procesos: consolidación y creep, y conocer su contribución a la deformación total. Para lograr la
separación de los dos procesos se utilizó el modelo reológico de Zeeevaert (1986). La Figura 6
muestra dos modelos en serie, uno el modelo de Kelvin y otro una unidad Z, esta última compuesta
de dos elementos de fluido newtoniano, uno lineal y otro no lineal. La ecuación que rige el
comportamiento del modelo reológico resultante es:

𝛿 = 𝛿𝑣 ∙ 𝐹(𝑇𝑣 ) + 𝐶𝑡 𝑙𝑜𝑔(1 + 𝜉 ∙ 𝑇𝑣 ) [6]

Figura 6. Modelo Reológico de Zeevaert (1986)

Donde los términos 𝛿𝑣 ∙ 𝐹(𝑇𝑣 ) y 𝐶𝑡 𝑙𝑜𝑔(1 + 𝜉 ∙ 𝑇𝑣 ) representan los desplazamientos debido a la


consolidación y creep, respectivamente. El resultado del procesamiento numérico de los datos se
ejemplifica en las Figuras 7 y 8. En dichas figuras, se muestran conjuntos de curvas tiempo-
desplazamiento para esfuerzos verticales de 40 y 160 kPa, que corresponden a esfuerzos antes y
después del esfuerzo de fluencia, 𝜎𝑌′ , respectivamente, para el ensayo T8. Cada figura muestra los
puntos experimentales, la curva (1) corresponde al mejor ajuste con la expresión [6], las curvas (2)
y (3) corresponden a la contribución de la consolidación y del creep. En la curva (2) el círculo
corresponde a la terminación de la consolidación (EOC) denominado tiempo 𝑡𝑐 , en la curva (3) el
circulo corresponde a la terminación del creep primario (EOCP) denominado tiempo 𝑡𝑐𝑝 . La Tabla
2 presenta un resumen comparativo de los resultados obtenidos en el ensayo T8.

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Tabla 2. Resumen comparativo del ensayo T8 (LIR=1; LID=24 h) para los esfuerzos verticales de
40 kPa y 160 kPa.

Esfuerzo t  c cp c cp tc tcp

kPa min mm mm mm % % min min

40 8 0.3143 0.1911 0.1232 61 39 8 8


40 1440 0.4582 0.1912 0.267 42 58
160 48 3.086 1.8217 1.2614 59 41 48 11
160 1440 4.9191 1.8368 3.0837 37 63

En la Figura 7 se puede apreciar que para un 𝜎𝑣 = 40 𝑘𝑃𝑎 (antes de 𝜎𝑌′ ) la terminación de la


consolidación ocurre para un 𝑡𝑐 = 8 minutos, lo cual representa el 61% de la deformación total y
que el creep contribuye con el 39% restante. Después de 24 h los porcentajes cambian a 46 y 48%,
respectivamente.

Figura 7 Ensayo T8, esfuerzo vertical 40 kPa


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Para la Figura 8, para 𝜎𝑣 = 160 𝑘𝑃𝑎 (después de 𝜎𝑌′ ), la terminación de la consolidación ocurre
para un 𝑡𝑐 = 48 minutos, la contribución de la consolidación es de 59% de la deformación total y el
creep contribuye con el 41%. Después de 24 h los porcentajes cambian a 37% y 63%,
respectivamente.

Figura 8. Ensayo T8, esfuerzo vertical 160 kPa.


La Figura 9 y la Tabla 3 ofrecen un resumen de los resultados del ensayo T9 (LIR=0.5). La curva
EOC muestra un comportamiento casi lineal hasta esfuerzos menores que 𝜎𝑌′ = 75 𝑘𝑃𝑎, en este
intervalo el proceso que domina es el creep. Para la rama NC el proceso dominante es la
consolidación. Estas observaciones sugieren que la deformación por consolidación se incrementa al
incrementarse el LIR, lo cual es consistente con el hecho que a mayor LIR mayor presión de poro
generada y consecuentemente mayores las deformaciones debidas a la consolidación y menores las
debidas a creep.

La determinación precisa de 𝜎𝑌′ en el ensayo de compresión unidimensional depende de la magnitud


de los incrementos de esfuerzo (Zeevaert 1951: Burmister 1958; Leonards and Ramiah 1960), por
tanto el ensayo T1 se realizó (Figura 10) con incrementos de esfuerzos pequeños (∆𝜎 =10 kPa)
hasta alcanzar 100 kPa, después los incrementos de esfuerzo se aumentaron hasta alcanzar 400 kPa.

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Figura 9. Ensayo T9 (LIR =0.5; LID = 24 h)


Tabla 3. Resumen comparativo del ensayo T9 (LIR = 0.5; LID = 24 h)
para los esfuerzos 46 kPa y 150 kPa.

t  c cp c cp tc

kPa min mm mm mm % % min

45 2 0.1089 0.0526 0.0563 48 52 2


45 1440 0.4683 0.0526 0.4157 11 89
150 381 2.1569 1.6175 0.5395 75 25 381
150 1440 2.4221 1.6199 0.8022 67 33

La Figura 10 muestra una curva suave que permite una mejor definición del 𝜎𝑌′ . La curva EOC
señala un comportamiento casi lineal hasta 100 kPa, después presenta un quiebre debido al aumento
del LIR. Este comportamiento lineal después del 𝜎𝑌′ sugiere que la estructura del suelo presenta
resistencia a la compresión cuando el LIR es pequeño, menor de 1, lo cual sugiere que los
movimientos entre partículas ocurren únicamente en un limitado número de contactos, y que como
resultado de lo anterior la compresibilidad se reduce.
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Figura 10. Ensayo T1 (LIR = variable decreciente; LID = 24 h)


Finalmente, para el ensayo T3 se siguió la misma secuencia de carga que para el ensayo T1, pero
para un LID = 7 días. Los resultados se presentan en la Figura 11 y la Tabla 4. Los resultados
muestran: (a) La curva EOC presenta una reducción en sus ordenadas, (b) La curva de 7 días
presenta un ligero aumento de ordenadas con respecto a la curva de 24 h, lo que sugiere que la
contribución del creep para 7 días es muy pequeña, comparada con la ocurrida en las primeras 24 h.
Las características anteriores están relacionadas con el LID, lo que sugiere que al disminuir el LID
se desarrolla re-estructuración y por tanto la compresibilidad disminuye.
Tabla 4. Resumen comparativo del ensayo T3 (LIR = Variable; LID = 7 días)
para los esfuerzos 40 kPa y 150 kPa.
t  c cp c cp tc
kPa min mm mm mm % % min

40 15 0.076 0.0739 0.002 97 3 15


40 1440 0.1268 0.0739 0.0528 58 42
40 10080 0.1697 0.0739 0.0957 43 57
150 762 2.9309 2.2433 0.6876 76 24 762
150 1440 3.0838 2.2446 0.8391 72 28
10080 3.5629 2.2446 1.3182 63 37

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Figura 11. Ensayo T3 (LIR = variable decreciente; LID = 7 días)


Los resultados confirman que la compresibilidad del subsuelo de la Ciudad de México es el
resultado de una combinación de mecanismos que generalmente ocurren simultáneamente. Que en
los ensayos de compresión unidimensional, es factible observar, por separado, los procesos
consolidación y creep, y que este último es el proceso en el cual el suelo se deforma con el tiempo a
una velocidad de deformación controlada por la resistencia viscosa de la estructura del suelo, lo cual
afecta el resultado de los asentamientos a largo plazo.

2.3 Ensayos con velocidad de deformación constante (CRS)


El ensayo a velocidad de deformación constante (CRS) permite verificar el comportamiento viscoso
de un suelo. En un ensayo CRS, la velocidad de deformación (𝜀̇) es mantenida constante en toda la
prueba, lo que permite generar un conjunto de curvas de compresibilidad para diferentes
velocidades de deformación. El resumen de resultados de tres ensayos se presenta en la Tabla 5. Las
curvas 𝜎𝑣′ 𝑣𝑠 𝜀𝑣 se muestran en la Figura 12.

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Figura 12. Resultados típicos de ensayos CRS para el suelo de la Ciudad de México
Tabla 5. Resumen de los ensayos CRS

Ensayo w 𝜀̇ 𝜎𝑌′ umáx Cc

- % %/h kPa kPa -

T1 411 0.5 110 5.7 9.2


T2 407 5 124 2.8 8.8
T3 314 50 136 3.7 7-9

El esfuerzo de fluencia (preconsolidación) varió de 110 kPa para una 𝜀̇ = 0.5 %/h a 136 kPa para
una 𝜀̇ = 50 %/h, la gráfica correspondiente se muestra en la Figura 13. Las curvas 𝜎𝑣′ 𝑣𝑠 𝜀𝑣 se
normalizaron con respecto al 𝜎𝑌′ , la Figura 14 muestra el resultado de la normalización.

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Figura 13. Esfuerzo de fluencia, 𝜎𝑌′ , como función de la velocidad de deformación, 𝜀̇.

Figura 14. Curvas normalizadas esfuerzo-deformación


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Los resultados mostrados en esta sección sugieren que el subsuelo de la Ciudad de México presenta
respuestas diferentes al variar la velocidad de deformación, lo que conduce a la afirmación que la
viscosidad estructural juega un papel muy importante en la predicción del esfuerzo de fluencia, así
mismo en los asentamientos a largo plazo. Los resultados sugieren que el comportamiento del
subsuelo de la Ciudad de México se puede describir adecuadamente con la ecuaciones [4] y [5].

3. TIXOTROPÍA
La tixotropía es un fenómeno de naturaleza compleja que se presenta en el suelo después de
experimentar remoldeo o compactación, e implica una condición de desequilibrio de las
condiciones iniciales. La evidencia experimental indica que la tixotropía es de ocurrencia general en
los suelos finos.

3.1 Introducción
En la macroescala, la tixotropía se manifiesta como la recuperación de las propiedades mecánicas.
En la microescala, la tixotropía implica fenómenos tales como creep de contacto y redistribución de
las fuerzas entre partículas, homogeneización de la presión de poro (en suelos saturados y
parcialmente saturados), alteración de la distribución y de la movilidad iónica, y efectos de la
fracción fina suelta. La baja energía térmica o la agitación mecánica ayudan a superar las barreras
de energía en la microescala y favorecen la evolución de los fenómenos tixotrópicos. La
recuperación de los parámetros mecánicos se acompaña de cambios en las propiedades eléctricas.
Como se muestra a continuación, los suelos de la Ciudad de México exhiben efectos tixotrópicos
importantes.

3.2 Tixotropía en la microescala


Originalmente, el término tixotropía fue utilizado por la ciencia de coloides (Mewis, 1979; Barnes,
1997) e implicaba la transición reversible e isotérmica sólido-líquido (sol-gel) de los sistemas
coloidales después de una agitación mecánica. Poco después, se usó en otros campos del
conocimiento y se modificó su definición. En ingeniería geotécnica, la tixotropía o el
endurecimiento tixotrópico se refiere a la recuperación parcial o total de las propiedades de
resistencia o rigidez de una muestra de suelo después del remoldeo o compactación. El fenómeno es
dependiente del tiempo y ocurre a contenido de agua o volumen constante.
En mecánica de suelos hay varios términos relacionados con el fenómeno de la tixotropía: efectos
del tiempo (aging), restauración, re-estructuración y soldadura en frío, entre otros. Las distinciones
semánticas o físicas claras entre estos términos son difíciles de establecer. Sin embargo, el
comportamiento tixotrópico se ha observado en diversos suelos, aunque rara vez se han analizado
sus mecanismos causales subyacentes.
Los resultados de la investigación sobre la mineralogía de las arcillas muestran la relación entre el
comportamiento tixotrópico y los sistemas de arcilla propensos a floculación (Van Olphen, 1951).
Las mezclas con una concentración iónica baja se fijaron inmediatamente en un gel; sin embargo, el
tiempo de endurecimiento tixotrópico se manifiesta en las suspensiones con alta concentración
iónica que tienden a formar estructuras floculadas. La investigación en mecánica de suelos ha
confirmado la importancia de la floculación en el comportamiento tixotrópico (Mitchell, 1960). Los

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cambios que dependen del tiempo ponen de relieve las condiciones de desequilibrio después de la
aplicación de esfuerzos cortantes. Lo anterior causa gradientes de origen químico, eléctrico,
mecánico o térmico. Para los efectos dependientes del tiempo, la escala de tiempo para alcanzar el
equilibrio en el campo es mayor que el observado en mediciones de laboratorio, que suelen ser de
minutos. Por tanto, en las hipótesis acerca de la tixotropía hay que considerar los posibles
mecanismos de retardo que pueden contribuir a la dependencia del tiempo en recuperar las
propiedades del material estudiado.
En esta sección se analizan varios fenómenos en la microescala como posibles factores que
contribuyen al fenómeno general de la tixotropía. Lo anterior se refiere a los procesos mecánicos y
químicos que pueden explicar el endurecimiento reversible dependiente del tiempo. En esta revisión
no se requieren criterios de frontera en la macroescala (como isotérmica, composición constante y
volumen constante).

3.3 Redistribución de fuerzas interpartículas y creep


La tixotropía en la microescala presenta una redistribución interna de los contactos entre partículas
y de las fuerzas normales y cortantes entre partículas. Por tanto, la tixotropía debe causar cambios o
ser el resultado de cambios de las fuerzas entre partículas.
En la Figura 15 se muestra la vista parcial de un estudio experimental con un conjunto aleatorio de
discos fotoelásticos de 12 mm de espesor y 25 mm de diámetro, cargados en condiciones de
deformación lateral nula.

Figura 15. Evolución de esfuerzos y de la fábrica debido a creep de contacto (Díaz-Rodríguez and
Santamarina, 1999).
Las líneas de puntos corresponden a los contornos observados inmediatamente después de la carga,
mientras que las líneas continuas indican los contornos observados tres semanas después de
aplicada la carga. Se notan los siguientes cambios: 1) las variaciones en la fuerza normal; 2) los
cambios en la fuerza cortante, denotados por el cambio en la simetría de los contornos en relación
con los contactos normales; 3) la formación de nuevos contactos, es decir, aumento del número de
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coordinación. En general, los cambios más rápidos tienen lugar en los contactos más altamente
cargados, los cuales se localizan a lo largo de las principales cadenas de esfuerzos. Se esperan
mecanismos similares en partículas laminares de grano fino, tales como las arcillas.
Los resultados de las simulaciones numéricas micromecánicas confirman estas observaciones. Kuhn
y Mitchell (1993) consideraron creep sólo en la componente tangencial de la fuerza de contacto.
Rothenburg (1992) consideró creep en ambos componentes, tanto normal como tangencial. Si bien
los resultados específicos reflejan el modelo considerado para el comportamiento de contacto,
ambos estudios coinciden en que cuanto mayor sea la variabilidad de las fuerzas de contacto, mayor
será la velocidad de creep.
La redistribución de las fuerzas de contacto, el aumento del número de coordinación y el
aplanamiento de los contacto durante el creep dan lugar a un aumento significativo en la rigidez
para pequeñas deformaciones, como lo han demostrado experimentalmente Cascante y Santamarina
(1996), así como Santamarina y Aloufi (1999).
Estos cambios están limitados por la energía de activación mínima requerida para los procesos
involucrados, tales como el creep de los granos y la fricción en los contactos.

3.4 Distribución no uniforme de la presión poro


Aunque la mayoría de las observaciones de tixotropía se basan en baja concentración sólido-gel, los
efectos tixotrópicos también se han observado en caolines y bentonitas bastante densos en el
contexto de la rigidez pérdida-recuperación después de la carga en condiciones de deformación
lateral nula en una celda odómétrica (Figura 16).

Figura 16. Recuperación de la rigidez después de la perturbación. Espécimen de bentonita saturada


en un odómetro rígido (el esfuerzo vertical se incrementó de 10 a 100 kPa).
Santamarina y Fam (1995) plantearon varios mecanismos, incluyendo la generación de la presión de
poro no homogénea en toda la masa del suelo, y su posterior redistribución y homogeneización.
Teniendo en cuenta el comportamiento no lineal de los materiales particulados, una presión de poro
homogénea proporciona mayor rigidez que un campo de presión de poro heterogéneo (en las

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mismas condiciones de frontera en ambos casos). Tal situación puede desarrollarse en medios de
porosidad dual. La compresión secundaria también se puede explicar en este contexto.
En tanto que el remoldéo implica la migración de agua a las zonas sometidas a esfuerzos cortantes,
la homogeneización del contenido de agua después del remoldéo implica el flujo del fluido lejos de
las zonas de cortante. Mitchell (1960) utiliza los cambios en la velocidad de recuperación
tixotrópica con la temperatura para estimar la energía de activación del proceso. Los valores
calculados de 3-4 kcal/mol sugieren que el flujo viscoso del agua es el principal mecanismo
subyacente.

3.5 Materiales parcialmente saturados


La recuperación de la rigidez se ha observado en materiales parcialmente saturados después de que
se han alterado las condiciones de reposo. En el equilibrio, la presión de poro negativa que
experimenta el fluido es constante en toda la masa (en la escala que permite despreciar los efectos
de la gravedad). Esta presión negativa en el fluido altera los esfuerzos efectivos y las propiedades
resultantes, en particular la rigidez a pequeñas deformaciones. Sin embargo, cuando el medio es
alterado por una perturbación que causa deformaciones usualmente por encima de la deformación
umbral, los meniscos y la distribución del fluido en los poros se alteran, y por lo mismo la rigidez
de la masa del suelo.
Se identifican dos regiones diferentes de la saturación parcial. En la región funicular, la fase líquida
está interconectada (media y alta saturación). En este caso, la recuperación implica la redistribución
de la presión de poro y el movimiento del fluido en la fase fluida continua. La velocidad de
recuperación es controlada por la permeabilidad y la recuperación total suele ser posible (Figura
17). En la región pendular, la fase fluida no es continua (baja saturación). El agua sólo está presente
dentro de meniscos en los contactos, y la presión de vapor que está relacionada con la curvatura del
menisco es responsable de la homogeneización de la presión del fluido en diferentes contactos. Este
es un proceso lento. Además, si el grado de saturación es lo suficientemente pequeño, la ruptura de
un menisco conduce a la redistribución del fluido en la superficie de las partículas y el menisco no
puede volverse a generar incluso si las partículas vuelven a ponerse en contacto. Por tanto la
recuperación, dependiente del tiempo, de la rigidez en suelos parcialmente saturados dentro de la
región pendular es lenta, y puede no ser completa (Figura 17).

Figura 17. Recuperación de la rigidez en suelos parcialmente saturados.


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Mitchell (1993) cita los resultados obtenidos por Day (1954) en su experimento, en el que se
hincaron tensiómetros en muestras de arcilla (aparentemente saturadas), se dejó alcanzar el
equilibrio, se tomaron lecturas de la succión y en seguida se remoldeó la arcilla. Los esfuerzos de
tensión disminuyeron inmediatamente después del remoldeo y se recuperaron con el tiempo. Estos
resultados indican que el aumento de la tensión en el agua (disminución de la presión de poro)
ayuda en el entendimiento fundamental del fenómeno. Además de los mecanismos descritos
anteriormente, estos resultados pueden reflejar el atrapamiento de gas y su difusión dependiente del
tiempo. Del mismo modo, el movimiento iónico después de la mezcla puede causar reordenamiento
de las partículas.

3.6 Coagulación
Dependiendo de la distancia entre partículas, de la valencia iónica y de la concentración iónica, dos
partículas contiguas pueden experimentar una fuerza de atracción resultante entre la repulsión
debido a la doble capa y la atracción de Van der Waals, y propiciar la coagulación (hay otras
variables del entorno importantes, tales como el pH y las fuerzas de hidratación). La conectividad
de borde-cara se ve afectado por la concentración iónica y la valencia, así como la contracción de la
doble capa, las cargas de los bordes expuestos y el desarrollo de los contactos cara-arista. La escala
de tiempo de la coagulación depende del movimiento de iones (controlado por la difusión) y la
movilidad de partículas (controlada por la viscosidad). La velocidad de estos cambios se incrementa
a medida que aumenta la temperatura.

Aunque la coagulación implica un movimiento  de partículas, cambios en la distancia entre


partículas del orden de nanómetros son suficientes. Cuanto menor sea la superficie específica
𝑆𝑠 de una arcilla y cuanto mayor sea su relación de vacíos, menor será el efecto de este
desplazamiento en la deformación global, .
Para partículas paralelas
𝑆𝑠 ∙𝛾𝑤 ∙𝐺𝑠
𝜀=𝛿 [7]
2(1+𝑒0 )

Por ejemplo, un desplazamiento global entre partículas de 1 nm, en un suelo con


𝑆𝑠 10 𝑚2 / gr y 𝑒0 = 1.0 provoca una deformación global menor que 10−3. Por otra parte, cuando
la coagulación se produce a nivel de las partículas móviles en una masa de suelo, no causa
deformación global; sin embargo, el aumento de la rigidez puede ser importante.

3.7 Partículas móviles y fijas


Las visualizaciones de conjuntos granulares enfatizan la conectividad de las partículas (la fracción
“fija”). No obstante, experimentos simples con conjuntos aleatorios de discos muestran claramente
que un gran porcentaje de partículas no contribuyen directamente a la transmisión de carga a través
del esqueleto del suelo (la fracción “móvil”). Esta situación se acentúa en los materiales mal
graduados donde la fracción más fina no es suficiente para llenar los huecos dejados por la fracción
más gruesa. En este caso, las finos se mantienen en posición por la gravedad y por otras fuerzas
interpartícula (por ejemplo, fuerzas eléctricas o capilares). Mientras la fracción más gruesa que
forma el esqueleto experimenta sus propios efectos tixotrópicos (tales como creep, lo cual se
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discutió anteriormente), la fracción fina móvil gradualmente se ensambla alrededor de las partículas
más gruesas. Estas partículas rigidizan sus contactos y estabilizan el esqueleto de grano grueso, con
lo que prevén el pandeo. El resultado es un suelo rígido con una deformación umbral más alta. Las
fuerzas capilares facilitan la alineación de las partículas alrededor de los contactos durante el
secado. Puentes de arcilla y contrafuertes en loess son un buen ejemplo. Osipov et al. (1984)
demostraron la restauración de la microfábrica durante la recuperación tixotrópica, incluyendo la
regeneración de puentes de arcilla. Por tanto, los efectos tixotrópicos de la fracción móvil pueden
justificar, al menos en parte, las observaciones experimentales, por lo que algunos materiales
parecen ganar o recuperar su estructura con el tiempo.

3.8 Vibraciones de baja amplitud. Temperatura


Los resultados experimentales muestran que las vibraciones de baja amplitud pueden acelerar los
efectos tixotrópicos. Este fenómeno se llama reopexia (rheopexy) en el contexto de arcillas y
preesfuerzo cíclico en el contexto de las arenas. ¿Cuáles son los posibles mecanismos internos
subyacentes en la reopexia y el preesfuerzo cíclico?
Considerando un suelo estable en condiciones de frontera constantes, desde un punto de vista
energético, el medio está en el fondo de un pozo de energía, y cualquier cambio requerirá la
superación de un umbral de energía. En la microescala de contactos hay un umbral de fricción en
cada contacto para evitar más el deslizamiento. Del mismo modo, hay un umbral de energía en el
movimiento de restricción en escala molecular (esto es relevante para las monocapas más cercanas a
la superficie del mineral; para mayor claridad, imagine arrastrar un catión paralelo a una superficie
mineral negativamente cargada: se encontrarían pozos de energía delante de cada carga negativa).
La vibración aplicada externamente al suelo puede contribuir a superar las correspondientes
barreras de energía y provocar cambios internos (el fenómeno asociado de “resonancia estocástica”
lo abordan Wang y Santamarina, 2002). Una vez que se activa el proceso, la energía liberada
internamente, por ejemplo en forma de emisión acústica, puede contribuir a mantener el proceso de
cambio hasta que se alcanza un nuevo pozo de energía.
Las vibraciones de baja frecuencia son fenómenos de longitud de onda grande con respecto al
tamaño de la partícula. Sin embargo, la temperatura es una medida del nivel de vibración, en este
caso en el nivel molecular. Por tanto, efectos análogos se obtienen en escala molecular mediante el
aumento de la temperatura (simulaciones atomísticas confirman esta observación). Si bien este
mecanismo viola el criterio isotérmico unido a fenómenos tixotrópicos, la vibración de fondo y por
encima de temperaturas del cero absoluto son realidades físicas en toda la ingeniería ambiental de
suelos.

3.9 Solución, precipitación, cementación


La solubilidad depende de la presión (y de la temperatura): cuanto mayor sea la presión, mayor será
la solubilidad. Por consiguiente, la alta presión en los contactos entre partículas tiende a favorecer la
solubilidad de la partícula cerca del contacto. La fase hidratada se difunde a la frontera del contacto
donde se precipita. El efecto final es la formación de un contacto más amplio y más estable que da
lugar a un medio más rígido. Si el proceso es masivo, como en la sal granular, la reducción
volumétrica se puede observar en la macroescala. Sin embargo, este es un fenómeno a composición
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constante desde un punto de vista de frontera. Este fenómeno tiene lugar en todos los minerales,
incluyendo cuarzo (algunos polimorfos son mucho más solubles que el cuarzo a 25 ºC y, además,
los iones alcalinos tales como el sodio aumentan su solubilidad).
La cementación se puede desarrollar en diferentes formas, incluyendo enlace iónico (por ejemplo, a
través de un catión divalente compartido), puentes de arcilla y contrafuertes, la precipitación de
sales en materiales parcialmente saturados (las sales se precipitan en los contactos cuando la
concentración iónica en los meniscos alcanza el nivel de saturación durante el secado) y los efectos
puzolánicos (aluminatos, silicatos y carbonatos).
Lessard y Mitchell (1985) identificaron una secuencia de procesos que conducen al endurecimiento
de arcillas sensitivas, que implica la oxidación, la acidificación, la disolución, y el intercambio de
iones. Mientras la secuencia es irreversible, las condiciones alcanzadas en una etapa determinada
pueden ser alteradas durante el remoldéo, que se prolongará después de remoldear. Además, estos
fenómenos pueden estar involucrados en estudios de tixotropía en el laboratorio.

3.10 La macroescala: Los suelos de la Ciudad de México


Las observaciones en la macroescala relacionadas con el efecto de la tixotropía sobre las
propiedades de los suelos incluyen:

 Incremento de la rigidez para pequeñas deformaciones.


 Decrecimiento de tendencia contractiva inicial (por tanto, un disminución en la generación
de la presión de poro inicial).
 Incremento del esfuerzo de cuasi-preconsolidación (como una función del índice de
plasticidad).
 Incremento de la permeabilidad.
Conviene señalar que los efectos del tiempo (aging) y la cementación causan efectos similares.
La comunicación verbal entre los colegas que se dedican al hincado de pilotes en la Ciudad de
México, refiere la recomendación de procurar continuidad y evitarla la suspensión del hincado, ya
que después de un tiempo de reposo, el número de golpes/m para reanudar el hincado, aumenta
considerablemente debido a la adherencia pilote-suelo.
El hecho descrito, fundamentó el interés por estudiar la respuesta tixotrópica de los suelos de la
Ciudad de México, y dio origen a un estudio con especímenes obtenidos de la zona lacustre: la
Alameda Central, con la siguientes propiedades índice: contenido de agua de 240%, límite líquido
de 399% y límite plástico de 76%.

3.11 Propiedades mecánicas para grandes deformaciones


Para medir los cambios de propiedades como función del tiempo, se utilizaron los ensayos de
compresión no confinada y el cono de penetración de laboratorio. Se prepararon especímenes
cilíndricos (H/d = 2) con material remoldeado con su contenido natural de agua. Los especímenes se
sellaron y almacenaron en un cuarto húmedo.

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En la Figura 18 se muestran las curvas esfuerzo-deformación de los ensayes de compresión no


confinada; las muestras inalteradas presentan los valores más altos. Se observa que la resistencia y
la rigidez aumentan con el tiempo de reposo. No se realizaron mediciones de la presión de poro, por
lo cual no se verificó que los parámetros en función de esfuerzos efectivos permanecieran
constantes. En la Figura 19 se muestra el valor de 𝑞𝑢 con respecto al tiempo en escala logarítmica.
El cambio de la presión de poro puede ser estimado con la siguiente expresión:
1−𝑠𝑒𝑛 𝜑
∆𝑢 = ∆𝑞 [8]
2 𝑠𝑒𝑛 𝜑

Figura 18. Curvas esfuerzo-deformación, en compresión no confinada. Especímenes inalaterados y


especímenes remoldeados con diferente tiempo de reposo.

Figura 19. Evolución de la resistencia a la compresión no confinada con el tiempo.

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En la Figura 20 se presentan los resultados de los ensayes con cono de penetración de laboratorio,
efectuados con diferentes cargas estáticas (0.8, 1.3 1.8 N). Nuevamente se obtiene un incremento
exponencial de la resistencia. La misma figura muestra el intervalo de valores obtenidos en
especímenes inalterados.

Figura 20. Penetración del cono de laboratorio vs. tiempo para diferentes cargas estáticas.

3.12 Propiedades dinámicas para pequeñas deformaciones


Los estudios del suelo de la Ciudad de México realizados mediante columna resonante muestran el
efecto inequívoco del tiempo de reposo (aging) sobre la rigidez y amortiguamiento para pequeñas
deformaciones. En particular, la atenuación muestra un repentino incremento cuando se modifica la
presión confinante, y disminuye con el tiempo. Las observaciones fueron similares con otros
materiales que presentan creep de contacto y recristalización (por ejemplo, sal de mesa en forma
granular gruesa y municiones de plomo Cascade y Santamarina, 1996).

3.13 Propiedades eléctricas


Tomando en cuenta la dependencia del electrolito en el comportamiento tixotrópico, no es extraño
que se puedan observar cambios en la conductividad y la permitividad (también llamada constante
dieléctrica) en los cambios tixotrópicos. Los cambios en la permitividad compleja de una muestra
remoldeada del suelo de la Ciudad de México se pueden apreciar en la Figura 21. Los picos en la
permitividad y en la conductividad efectiva se alcanzan al mismo tiempo. El espectro (no mostrado)
sugiere una polarización interfacial, esto es, los cambios en la conductividad causan los cambios en
la permitividad. Por tanto, el mecanismo interno subyacente debe estar asociado a los cambios en la
movilidad iónica en el fluido y las capas adsorbidas.
Nótese que la alteración en las propiedades eléctricas tiene una corta duración, en comparación con
el continuo aumento de las propiedades mecánicas. Por ello, más de un mecanismo parece
contribuir a las características tixotrópicas de los suelos de la Ciudad de México.

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Figura 21. Evolución de las propiedades eléctricas después del remoldeo. Espécimen de suelo de la
Ciudad de México. Permitividad relativa real y conductividad efectiva medida a 2 GHz.

3.14 Comportamiento medido con elementos bender


Los ensayos tales como la compresión no confinada, veleta de laboratorio o cono de penetración (de
laboratorio) son destructivos, utilizan diferentes muestras y no garantizan las mismas condiciones
de ensayo. Además, no se pueden realizar mediciones para tiempos muy cortos después del
remoldéo, y tampoco se puede efectuar un gran número de mediciones.
Para superar estos inconvenientes se realizó un estudio preliminar del comportamiento tixotrópico
del suelo de la Ciudad de México utilizando elementos bender para medir la velocidad de
propagación de ondas de esfuerzo contante, 𝑉𝑠 , en condiciones de contenido de agua constante. Se
pueden encontrar mayores detalles en Díaz-Rodríguez et al. (2001). Con la utilización de los
elementos bender se tiene la ventaja de que se trata de un ensayo no destructivo, ya que permite
realizar mediciones para deformaciones tan pequeñas cómo 10−5 (0.001%), y por tanto se utiliza la
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misma muestra de suelo durante todo el tiempo de reposo. El módulo de rigidez al esfuerzo cortante
𝐺𝑚á𝑥 se puede obtener a partir de la medición de la veocidad de propagación 𝑉𝑠 , y la densidad del
suelo 𝜌𝑠 mediante la siguiente expresión:

𝐺𝑚á𝑥 = 𝜌𝑠 ∙ 𝑉𝑠2 [9]


Una muestra de suelo de la Ciudad de México con un contenido de agua de 230% se remoldeó
utilizando una bolsa de plástico y se aplicó vacío para eliminar las burbujas de aire; se agregó agua
desionizada para compensar la pérdida de agua por la aplicación del vacío. El suelo remoldeado se
colocó en un recipiente cúbico de 10 cm de lado (Figura 22); se colocaron dos pares de elementos
bender, un par en la dirección vertical y otro par en la dirección horizontal.

Figura 22. Dispositivo instrumentado con elementos bender.

En la Figura 23 se muestran las curvas preliminares 𝑉𝑠 vs el tiempo de reposo para las direcciones
vertical y horizontal. Se observa que el suelo presenta una recuperación inmediata en cuestión de
pocos minutos, para después tomar una tendencia con una pendiente que disminuye con el tiempo
de reposo. Los resultados descritos se consideran indicativos, la línea de investigación sobre
tixotropía está en proceso.

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Figura 23. Velocidad de propagación vs. tiempo de reposo en un espécimen remoldeado de la


Ciudad de México.

3.15 Comentario final


Los suelos de la Ciudad de México son únicos en muchos aspectos; esto incluye su comportamiento
tixotrópico. A partir de las condiciones iniciales de desequilibrio posteriores a la aplicación de
esfuerzos cortantes se producen cambios tixotrópicos dependientes del tiempo de reposo (para
virtualmente cero flujo de energía a través de la frontera). Los cambios comprenden incremento de
rigidez, decrecimiento de la tendencia contractiva inicial e incremento en la resistencia no drenada
(sin embargo, los parámetros de resistencia efectiva residual permanecen invariantes).
Se identifican varios parámetros que contribuyen al fenómeno de la tixotropía en la microescala:
creep de contacto, redistribución de fuerzas interpartículas, distribución no uniforme de la presión
de poro en suelos saturados y parcialmente saturados, alteración de la distribución y la movilidad
iónica, cambios de fuerzas interpartículas y movilidad de la fracción fina de la masa de suelo.

4. EFECTO DE LOS MICROFOSILES


Hay varios sitios en el mundo donde se ha detectado la presencia de microfósiles (diatomeas) en los
depósitos naturales de suelo (e.g., La Ciudad de México, la Bahía de Osaka, Japón, California,
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EUA, los sedimentos marinos, entre otros). Estos depósitos naturales de suelos que contienen
diatomeas (suelos diatomáceos) se caracterizan por tener propiedades físicas y mecánicas
singulares, que no siguen las bien establecidas correlaciones geotécnicas entre propiedades índice y
los parámetros de deformación y resistencia. Sin embargo, la literatura especializada sobre el tema
es muy escasa, por lo que constituye un magnífico campo de investigación para explicar las causas
y mecanismos responsables de dicho comportamiento.

4.1 Introducción
Los antiguos ambientes lacustres constituyen una fuente importante de estudio, ya que guardan
información en los sedimentos de la cuenca en que se formaron y de las condiciones ambientales
que alguna vez prevalecieron en su entorno. Uno de los indicadores biológicos más importantes en
los sedimentos lacustres son las diatomeas.
4.2 Las diatomeas
Las diatomeas son algas microscópicas fotosintéticas que crecen en ambientes de agua dulce o
salada, pero rica en sílice disuelta. Un factor decisivo para la presencia de sílice disuelta en un
cuerpo de agua es la existencia de actividad volcánica en el área.
La frústula o esqueleto de las diatomeas está compuesta de sílice opalina o biogénica. Es simétrica
en forma, con una gran proporción de vacíos, decoradas con un patrón único de características del
tamaño de nanómetros (poros, canales, espinas). Tienen una superficie rugosa con protuberancias y
muescas (Round, Crawford and Mann, 1990).
La morfología de las diatomeas se ilustra en la Figura 24. Las formas más usuales son cilíndricas,
esféricas o de disco circular; con dimensiones comprendidas entre 1 a 500 micras. La Figura 25
muestra diatomeas encontradas en el subsuelo de la Ciudad de México.
La diatomita o tierra de diatomeas es una roca sedimentaria, porosa y de bajo peso volumétrico que
se forma con la acumulación y compactación de las frústulas de diatomeas. La diatomita es inerte,
con una composición de aproximadamente 90% de sílice y el resto son óxidos de hierro y aluminio.
Tiene una gran capacidad de absorción y una extensa área superficial (Antonides, 1998).
El interés de la ingeniería geotécnica por las diatomeas radica en que son ejemplos sobresalientes de
materiales micro y nano-estructurados que afectan las propiedades físicas, mecánicas e hidráulicas
de los suelos.

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Figura 24. Fotomicrografías de diatomeas (Round, Crawford y Mann, 1990)

Figura 25 Fotomicrografías de diatomeas en el subsuelo de la Ciudad de México (Díaz-Rodríguez,


et al. 1998)

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4.3 Mezclas artificiales diatomita-caolinita


Se realizó un estudio con mezclas artificiales diatomita-caolinita para conocer la influencia del
contenido de diatomita en las propiedades de resistencia de dichas mezclas. El programa
experimental consistió en elaborar cinco mezclas: la diatomita (D) se mezcló con la caolinita (K) en
proporciones de 0% de diatomita (100K), 20% de diatomita (20D + 80K), 40% de diatomita (40D +
60K), 60% de diatomita (60D + 40K) y 100% diatomita (100D). Todas las mezclas se prepararon
con base en proporciones en peso seco. La diatomita y la caolinita que se usaron en esta
investigación son materiales comercialmente disponibles en México.

4.4 Preparación de mezclas


Las mezclas se homogeneizaron en seco, se colocaron en el tazón de una mezcladora y se agregó la
cantidad de agua destilada necesaria para que la mezcla tenga la consistencia cercana al límite
líquido. La mezcla húmeda se colocó en un molde cilíndrico de 12.9 cm de diámetro y 16 cm de
altura. El molde se usó como celda de consolidación, la cual se colocó en un marco de
consolidación, en donde se le aplicó un esfuerzo vertical de 130 kPa, este esfuerzo se mantuvo
constante por 28 días (Figura 26). Al término de los 28 días se extrajo la muestra del molde y se
procedió a labrar los especímenes y a su correspondiente ensayo.

Carga axial
(pesos de 10 kg
c/u)

Vástago
metálico

Marco del
dispositivo de
LVDT consolidación
vertical

Balero
Placa
metálica

Depósito
de agua
Piedras
porosas Espécimen

Figura 26. Dispositivo utilizado para l preparación de las mezclas diatomita-caolinita

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4.5 Ensayos de laboratorio


Las pruebas índice se realizaron de acuerdo con la normas ASTM. Para determinar la resistencia al
esfuerzo cortante de las mezclas, se utilizó un equipo de corte simple, tipo NGI (Bjerrum & Landva,
1966). Los especímenes de suelo, de 70 mm de diámetro y 20 mm de altura, se colocaron dentro de
una membrana flexible con un confinamiento proporcionado por un conjunto de anillos planos de

teflón. El espécimen de suelo se sometió a un esfuerzo vertical efectivo de consolidación 𝜎𝑣𝑐 y a un
′ ′
esfuerzo horizontal efectivo de consolidación 𝜎ℎ𝑐 = 𝐾0 ∙ 𝜎𝑣𝑐 . No se realizó la saturación de
especímenes mediante contrapresión, ya que se utilizó el concepto de ensayos a volumen constante,
manteniendo la altura del espécimen constante (Finn & Vaid, 1977).
Durante los ensayos no se midió la presión de poro en forma directa, ésta se infirió del cambio de
esfuerzo vertical (Finn & Vaid, 1977; Dyvik et al., 1987). Los ensayos monotónicos de
deformación controlada se efectuaron a una velocidad de deformación 𝜀̇ = 1.5%/h.
Se realizaron dos series de ensayos monotónicos no drenados. La Serie NC sobre especímenes

normalmente consolidados, con un esfuerzo 𝜎𝑣𝑐 = 260 kPa (𝑂𝐶𝑅 = 1). La serie OC sobre

especímenes preconsolidados, primero se consolidaron a un esfuerzo 𝜎𝑣𝑐 = 260 kPa y después se

descargaron a un esfuerzo 𝜎𝑣𝑐 = 130 𝑘𝑃𝑎 , lo que indujo un OCR = 2.

4.6 Resultados y discusión


La Tabla 6 muestra los límites de Atterberg, el peso volumétrico seco y la actividad de las muestras
ensayadas.
Los límites de Atterberg se incrementan con el aumento del contenido de diatomita, sin embargo, el
índice de plasticidad decrece. La actividad A (= Ip / % de tamaño  2 𝜇m) muestra un aparente
incremento con el aumento del contenido de diatomeas. Algunos suelos diatomáceos naturales,
también presentan valores altos de actividad, a pesar de que la fracción arcillosa no es alta.
Shiwakoti et al. (2002), sugieren que las partículas de diatomeas no se comportan como partículas
inertes, por el contrario, se comportan como partículas activas, como los minerales de arcilla. Lo
anterior puede indicar que la actividad no es un buen parámetro para evaluar la contribución de
pequeñas partículas porosas que no son minerales de arcilla.
Tabla 6. Propiedades índice de las mezclas diatomita-caolinita

Mezclas 𝑤𝐿 𝑤𝑃 𝐼𝑃 𝛾𝑑 Actividad

D+K (%) (%) (%) (kN/m3) A

100K 56.4 28.9 27.5 11.06 0.42

20D+80K 58.9 33.7 25.2 10.98 0.48

40D+60K 68.6 46.8 21.8 10.43 0.53


60D+40K 75.5 56.7 18.8 9.48 0.65

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Los resultados de corte simple para la Serie NC se muestran en la Tabla 7 y los de la Serie OC en la
Tabla 8. La curvas esfuerzo-deformación para OCR = 1 se presentan en la Figura 27, donde también
se muestra el desarrollo de la presión de poro con la deformación angular. La Figura 27 señala que
las curvas esfuerzo-deformación son dependientes del contenido de diatomita de las mezclas. La
resistencia máxima (𝜏𝑚á𝑥 = 𝑆𝑢 ) se incrementa con el aumento de diatomita. El incremento de
resistencia es evidente para contenidos de diatomita mayores de 20%. La deformación necesaria
para alcanzar 𝜏𝑚á𝑥 se incrementa con el contenido de diatomita, por el contrario, la presión de poro
generada durante el proceso de falla decrece con el contenido de diatomita. Un comportamiento
similar se observó en los suelos con OCR = 2 (Figura 28).
Tabla 7. Resistencia al esfuerzo cortante de las mezclas de diatomita-caolinita para OCR =1

Mezclas 𝑆𝑢 ⁄𝜎𝑣′ ′
𝑆𝑢 ⁄𝜎𝑣𝑐 𝜑′ 𝛾𝑝𝑒𝑎𝑘 𝑢𝑝𝑒𝑎𝑘

D+K - - (grados) (%) (kPa)

100K 0.28 0.50 26.6 13.2 115.4


20D+80K 0.31 0.52 27.7 16.4 108.2
40D+60K 0.45 0.63 32 20.2 71.1
60D+40K 0.71 0.76 37 24.8 15.3
100D 0.57 0.75 36.9 23.5 62.9

Tabla 8. Resistencia al esfuerzo cortante de las mezclas de diatomita-caolinita para OCR = 2

Mezclas 𝑆𝑢 ⁄𝜎𝑣′ ′
𝑆𝑢 ⁄𝜎𝑣𝑐 𝜑′ 𝛾𝑝𝑒𝑎𝑘 𝑢𝑝𝑒𝑎𝑘

D+K (grados) (%) (kPa)

100K 0.45 0.47 25.2 12 7


20D+80K 0.47 0.48 25.6 13.5 2.6
40D+60K 0.75 0.66 33.5 21.6 -16.6
60D+40K 1.10 0.74 36.7 22.1 -62.7
100D 0.85 0.77 37.8 25 -13

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Figura 27. Curvas esfuerzo-deformación de ensayos de corte simple no drenado (OCR = 1)

Figura 28. Curvas esfuerzo-deformación de ensayos de corte simple no drenado (OCR = 2)

Las trayectorias de esfuerzo para los ensayos en corte simple se presentan en la Figura 29 para OCR
= 1 y OCR = 2, respectivamente. Se puede apreciar claramente que las características de dilatación
de las muestras de suelo se realzan con el contenido de diatomita.

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Figura 29. Trayectoria de esfuerzos para OCR = 1 y OCR = 2

Figura 30. Relación entre 𝜑 ′ y el contenido de diatomeas

La relación entre el ángulo de fricción interna, 𝜑 ′ , y el contenido de diatomita para OCR = 1 y


OCR = 2 se muestra en la Figura 30. El incremento de ’ para un incremento en el contenido de
diatomita hasta del 20% es pequeño, 2.3% para OCR = 1 y 2% para OCR = 2; sin embargo, para
contenidos de diatomita de 40% y 60%, el incremento es grande (25.3% y 41%, respectivamente)
para OCR = 1 y (33% y 45%, respectivamente) para OCR = 2.

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𝑆𝑢
El valor de ⁄𝜎 ′ de las mezclas ensayadas se relaciona con su OCR en la Figura 31. Para cada
𝑣𝑐

𝑆𝑢
mezcla ensayada, se observa un incremento de ⁄𝜎 ′ con el contenido de diatomeas. En la Figura
𝑣𝑐

31, la región sombreada, delimitada por dos líneas rectas inclinadas, corresponden a los datos
publicados por Ladd & Foott (1974) para arcillas con plasticidad comprendida entre 12 < 𝐼𝑝 < 75.
Los resultados de la Ciudad de México (Díaz-Rodríguez and Santamarina, 2001) se ubican
claramente arriba de los datos de Ladd & Foott (1974). Los datos de la Ciudad de México se pueden
aproximar (Wood, 1990) mediante:
S S
(σ′u ) = (σ′u ) ∙ OCRβ = 0.85 ∙ OCR0.75 [10]
vc OC vc NC

𝑆
El valor (𝜎′𝑢 ) para los suelos de la ciudad de México es de 0.85, sin embargo, para otros suelos,
𝑣𝑐 𝑁𝐶
dicho valor está comprendido entre 0.18 y 0.40. En general, se pueden esperar mayores valores de
𝑆
(𝜎′𝑢 ) para suelos con efecto de tiempo (aging) y con mayor plasticidad (Bjerrum & Simons,
𝑣𝑐 𝑁𝐶
1960; Bjerrum,1972). El exponente  = 0.75 es similar para otros suelos arcillosos. La Figura 31
𝑆
muestra que la mezcla 100K presenta valores de 𝜎′𝑢 de 0.20 y 0.45 para OCR = 1 y OCR = 2,
𝑣𝑐
respectivamente, estos valores se ubican en la zona sombreada. Para contenidos de diatomita de
40% y 60%, los valores se ubican fuera de la zona sombreada y se acercan a los datos de la ciudad
de México.

𝑆𝑢
Figura 31. Efecto del contenido de diatomeas sobre la relación ⁄𝜎 ′ para OCR = 1 y OCR = 2
𝑣𝑐

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Los resultados de investigación sugieren que el alto ángulo de fricción, de 43º de los suelos de la
CM (Díaz-Rodriguez et al. 1992) se puede explicar con base en la presencia de diatomeas en el
subsuelo de la Ciudad de México.
Las mezclas artificiales de diatomita-caolinita exhiben las siguientes características: Los límites de
Atterberg aumentan con el incremento del contenido de diatomita (CD). Sin embargo, el índice de
plasticidad disminuye. La actividad no es un buen parámetro para evaluar la influencia del
contenido de diatomeas. Las curvas esfuerzo-deformación muestran diferentes características al
aumentar el contenido de diatomita. La deformación para alcanzar máx aumenta con el incremento
de CD. Las características de contracción de las mezclas disminuyen al incrementarse el CD. El
ángulo de fricción de los suelos aumenta al incrementarse el CD. Los resultados que aquí se
presentan, sugieren que el contenido de diatomita es el responsable de algunas propiedades de los
suelos volcánico-lacustres de la Ciudad de México. Nuestro conocimiento sobre la interacción
diatomeas, partículas de arcilla y el agua, es muy escaso. Tópicos como el efecto de las frústulas de
diatomeas sobre la hidrodinámica, efectos físico-químicos y compresibilidad en los suelos requiere
nuestra atención.
Las diatomeas son ejemplos sobresalientes de materiales naturales nano-estructurados que afectan a
las propiedades mecánicas, hidráulicas y fisicoquímicas de los suelos. Los suelos volcánico-
lacustres de la Ciudad de México son suelos diatomáceos. Los resultados obtenidos en esta
investigación sugieren una explicación de algunas propiedades de los suelos de la Ciudad de
México.

COMENTARIOS FINALES
La dependencia del tiempo de las propiedades del Subsuelo de la Ciudad de México es de una
importancia toral, tan importante como las otras dimensiones: cambio de volumen, deformación y
resistencia. Mitchell (2004) denomina al efecto del tiempo la cuarta dimensión de la Ingeniería
Geotécnica. Asimismo la microestructura es de vital importancia ya que determina el
comportamiento tanto estático como dinámico de un suelo, uno de los efectos del tiempo
relacionados con la microestructura es la viscosidad estructural, indispensable para la predicción de
las deformaciones a largo plazo. El efecto de los microfósiles muestra la gran importancia y
singular contribución de las diatomeas sobre algunas propiedades índice y mecánicas del subsuelo
de la Ciudad de México.
Para concluir, puede afirmarse que el Subsuelo de la Ciudad de México ha sido objeto del esfuerzo
de varios investigadores, sin embargo hay aspectos de su comportamiento que requieren un estudio
más profundo, es decir que presentan retos a nuestro conocimiento actual debido a las inusuales
respuestas de esta singular secuencia sedimentaria.

AGRADECIMIENTOS
El autor agradece a Guadalupe Salinas su colaboración en la elaboración del manuscrito. Asimismo
a Pedro Moreno, Arturo Moreno y Wendy Romero por su participación en la realización de los
ensayos de laboratorio. Al Dr. Mario Chávez la revisión del manuscrito.

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