En 1668 vino un fraile portugués, llamado padre Núñez,
antes de su llegada la virreina Ana de Borja escribió una denuncia anónima, que el padre Nuñez era un espía secreto de Portugal, así que la virreina hizo una denuncia con sus oidores, y todos pidieron que lo mandaran a la horca. Pero la virreina astuta, dijo que le dejaran el caso en sus manos, comprobando que el padre Nuñez era en en realidad un fraile. Así la virreina Ana de Borja demostró que las mujeres también pueden ser guerreras gobernantes