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Bia 079 089 102
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zad o s p o r el frau d e m ás escan d alo so ; sim u ltán eam en te, C arlo s G ardel
abre la p u e rta al ta n g o can tad o , que va a d ar v oz a q u ien es h a sta ese
m o m e n to c arecían de e x p resió n p o lítica. Y así, a trav és de esas letras,
m ás allá de sus ex ageraciones y m uchas veces sus fealdades, el tan g o va
a tra n sm itir de m an era púb lica las ilusiones, p reju icio s, tem o res, la ética
y la m o ra lin a de secto res so ciales h asta en to n ces silen ciad o s p o r una
e stru c tu ra p o lític a cara c teriz a d a p o r la su cesió n de g o b iern o s o lig á r
quicos.
A l aparecer el tango con letra, en m uy p oco tiem po arrasa en el gusto
popular: actores teatrales se convierten en cantores y aquellos que -c o m o
G a rd e l- se ded icab an a las canciones cam peras, en adelante deb en n u trir
sus re p e rto rio s casi ex clu siv am en te con e sta creació n p o p u lar, a la que
el p o e ta L eo p o ld o L u g o n es h a b ía llam ad o con d esp recio “re p til de
lu p a n a r” . L a te m á tic a del ab an d o n o d o m in ó casi con e x c lu siv id ad los
p rim e ro s tie m p o s del tan g o can ció n , acaso p o r im itac ió n de ese p rim er
éxito de C o n tu rsi, p e ro m u y p ro n to , en el re la to n arrad o du ran te los tres
m in u to s de un tan g o aparecieron otros problem as. D e este m odo, no sólo
ap are c ía en las letras de los tan g o s el aban d o no, sino que tam b ién
re su lta ro n fre c u e n tes las descrip cio n es del am b ien te no ctu rn o , en cuyos
textos es p o sib le advertir los tem o res que p ro d u c ía el cab a re t com o foco
de v ic io y p e rd ic ió n fem en in a; u n h ip n ó tico im án p a ra d e slu m b ra r a las
m u c h a c h a s in cau tas, en c a n d ila d as p o r “las luces m ala s del c e n tro ” .
E l c a b a re t y la p ro stitu c ió n eran re a lid a d e s sociales de la d écad a del
v ein te; p o r ello, no p u ede llam ar la atención que en los tan g o s a p arezcan
co n sejero s, co m o aquel que propone:
“No salgas de tu barrio/ sé buena muchachita./ Casate con hombre que sea
como vos”,
ano ta la letra de Sam uel L inning. Es casi el m ism o personaje que P ascual
C o n tu rsi d escrib e en
“Cachorro de bacán, andá achicando el tren/ los ricos hoy están/ al borde
del sartén./ Y el vento del cobán/ el auto y la mansión,/ bien pronto rajarán/
por un escotillón./ Parece que está lista y ha rumbiao/ la bronca comunista
pa este lao./ Tendrás que laburar para morfar,/ lo que te van a gozar,/
pedazo de haragán,/ bacán sin profesión:/ bien pronto te verán/ chivudo y
sin colchón./ Ya está, llegó, no hay más que hablar,/ se viene la maroma
sovietista./ Los orres ya están hartos de morfar salame y pan/ y hoy quieren
morfar ostras con sautemes y champán./ Aquí ni Dios se va a piantar/ el día
del reparto a la romana / y hasta tendrás que entregar a tu hermana/ para la
comunidad.”
“La niebla gris rasgó veloz el vuelo de un avión/ y fue el triunfal amanecer
de la Revolución./ Y como ayer el inmortal 1910,/ salió a la calle el pueblo
radiante de altivez./ No era un extraño el opresor cual el de un siglo atrás,/
pero era el mismo el pabellón que quiso arrebatar./ Y al resguardar la
libertad del trágico malón,/ la voz eterna y pura por las calles resonó:/ ¡Viva
la Patria! y la gloria de ser libres./ ¡Viva la Patria! que quisieron mancillar./
¡Orgullosos de ser argentinos/ al trazar nuestros nuevos destinos!/ ¡Viva la
patria! de rodillas en su altar./ Y la legión que construyó la nacionalidad/
nos alentó, nos dirigió desde la eternidad./ Entrelazados vió avanzar la capi
tal del Sur/ soldados y tribunos, linaje y multitud./ Amanecer primaveral de
la Revolución,/ de tu vergel cada mujer fue una fragante flor,/ y hasta tiñó
tu pabellón la sangre juvenil/ haciendo más glorioso nuestro grito varonil.”
“ ¡Que decís/ qué decís y qué contás,/ chico bien,/ que te veo tan fané!/ Vos
también has quedao,/ con la crisis desplumao/ Qué decís/ Te ha cachao el
temporal a vos también/ y estás seco y sin pasaje en el andén .../ Y si sigue
así la serie/ te estoy viendo a la intemperie/ y alumbrao a querosén [...] has
empeñao la voiturette/ y en colectivo la viajás/ ya no vas al cabaret/ y con
café te conformás [...] ya no tenés donde hacer pie/ porque la crisis te la dio
.../ Con esa crisis yo soné/ y vos/ igual que yo.”
P o r o tro lado, v ario s m ilitan tes g rem iales h a b ían sido to rtu ra d o s en
la S ecció n E sp ecial de la P olicía. P o r to d o esto, n o p arece casual que
co n tem p o rán eam en te, en u n a rev ista del teatro M aipo, Sofía B ozán estre
n ase el tan g o de E n riq u e S antos D iscépolo “C am balache” : “ ¡H oy resulta
q u e es lo m ism o / ser d erech o que tra id o r!/ ¡Ignorante, sab io , ch o rro ,/
g en ero so o e sta fa d o r!” , q u e - c o m o se s a b e - co ncluye diciendo:
“Es lo mismo el que labura/ noche y día como un buey,/ que el que vive de
los otros,/ que el que mata, que el que cura,/ o está fuera de la ley.”
m o d é lic a del cab allero eleg an te de la d écad a del v ein te, del b acán , del
n iñ o b ie n de añ o s an terio res, C astillo opta p o r la burla:
“ ¡Qué saben los pitucos, lamidos y shushetas,/ qué saben lo que es tango,
qué saben de compás./ Aquí está la elegancia, qué pinta, qué silueta/ qué
porte, qué arrogancia, qué clase p a’bailar.”