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("y por consiguiente, ti:)da.

forma particular bajo la cual se presente


la negación). Tiene qtte negarse, ciertamente, la afirmación de que
el ser πο es no—ser hasta tanto no se _vea su valor. Mientras tanto,
tal afirmación es como una espada invencible en las manos de
alguien que πο sepa tener en las manos una espada invencible: ese
hombre se deja suprimir por el ¡'n—imei“ llegado. Y en este caso, es
justo que el primer llegado lo suprima: una “verdad, que no sepa
mantenerse no es una verdad.
La filosofía es el lugar… el guardián de la verdad. La revelación
(“iriginaria y z-tliisoluta del ser --.——_justt-tment.e, la verdad del ser—— no
acaece en parte alguna que. no sea en el filosofar. 'Y en el filosofar
auténtico. lin οιι'ο lugar —-en toda actividad o dimensión que no
sea la propia apertura originaria de la verdad del ser—— existe la
tio—verdad (que es siempre la rin—verdad del ser, su apertura no
verdtulera). A la filosofía… entendida como el pensamiento único
del ser (“pensamientoº en sentido fuerte. esto es, como saber abso-
luto e ineontrovcrtihle) corresponde además establecer en qué rela—
ción con el ser se encuentren todas las demás actividades del
hombre, y las encuentra a todas excéntricas respecto de la verdad
del ser, las encuentra a todas disminuidas respecto de si: el hom—
bre que. las viv-e, no vive en la verdad. vive en la δόξα (en la no—
x-'c.—.t'da(l). De hecho, vivirlas significa mantenerse cerrados al fun—
damento, mantenerse en la falta de fundantentación: justamente,
portate no se dispone de un saber absoluto e incontrovertible; ("le
ahí que Ιο que se ascvere no se. encuentre en condiciones de impo—
m'rsz' (no es ἐπιστήμη), Para verificar que en estas actividades
excentricas se descubre. efectivamente algo del semblante del ser
(y que, por tanto, en este sentido son “verdaderas-”), es necesario
que el semblante del ser cmerja incontrovertihlemente en el filoso—
far: sólo entonces podra decirse que. en esta o en aquella convic—
ción “común" o “natural”, en esta () atiniella forma de conciencia
queda al'irn'iado algo que pertenece al ser. Que haya (¡Cinemania
entre el afirmar _v el ser, es solamente una presuposición o una cre—
encia hasta tanto no exista un pensamiento incrmtrovertible del
ser. La verdad como simple adm-?¿;Mitin intel/crias (er rei remite a
la verdad cmno manifestación incmitrovertible de la res. La cual
no es simple rmmifestación fenmnenológica (como quisiera Hei.—
degger), sino que es ese aparecer en el que el ser va al encuentro
dominado por la ley que lo opone al no—ser. La “verdad” de la no—
verdad (la adecuación --—-de las actividades excéntricas al ser)
es, por tanto, posible sólo si la verdad auténtica, el filosofar autén—
tico- se planta ante la iio-verdad y la mantiene a la vista.

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En otros términos, las convicciones y formas de conciencia
diferentes de esa convicción y ctgmciencia absoluta., en que consis—
te el acto del filosofar autentico, pueden encontrar su l'umlamento
(en el filosofar) solo en cuzmto sean subsurnidas en el filosotar y
no en cuanto sean vividas como tales. Vividas como tales, se man—
tienen, como decíamos, cerradas al t'umlz—u'nento. se mantienen en
la falta de fundamentar:ión, como simples opiniones que pueden
ser 'legt'tin'iamente negadas: su verdad vive en ellas como algo sint—
plemente presupuesto, como verdad inepta que se deja eliminar
por su propia negación. Ya que un decir no puede ser negado úni—
camente si se ve… su fumlamento; pero en cuanto el decir se halla
inscrito en la conciencia no tilosófica, esta no lo ve ———————por del'ini—
ción——» en su fundamento (es decir, por conciencia no filosófica
-———?lo no verdadero——— se entiende la conciencia que no ve el funda—
mento, el valor, la verdad de lo que dice), de modo que en ella el
decir existe como infundado —-—y como tal no puede ser tampoco
fundado: no se funda lo int'tuulado, sino aquello que en la "funda—
ción se ha convertido en otro------. La ”verdad" no filosófica es, por
tanto, verdad inauténtica, no brilla con luv. propia: tcnóntcno deri—
vado de la verdad. verdad (_lisminuida. Y la filosofía no consagra,
no sanciona —cuando reconoce la “verdad” de la conciencia no
filosófica esta se|'>ai"zu"it')i'i, este distanciamiento de la verdad
auténtica; la l'il(_)sol"ía no reconoce el mundo, sino que exige su
tran sfo rm ac ¡ ón ᾽.
¿Cómo hay (.|-…te. pensar, μοι" tanto. la oposición del ser y del
no—ser, de modo qUe sea vista en su verdad? Pensamlo su valor; es
decir, de una pame, que la ("iposicion es subida pm si misma, esto
es, el ¡firedicado (la negación del no—ser) conviene por sí mismo o
inmediatamente al sujeto (el ser) (por lo que la negación de la
oposición resulta eliminada, porque niega aquello que… es sabido
por si l'l']l$l']'t(), esto es, aquello que es el fundaniento de su ser a'l'ir-
mado) ͵γ, de otra parte, que la oposición no puede ser negada, por—
que incluso la negación puede vivir como negación solo si, a su
modo, afirma la oposición. Esta es la formidable contribución del
ἔλεγχος aristotélico. Si la ιψοεἰι'ὶιΐνη resulta, de cualquier modo.,
negada “* y la negación quiere ser negación —--—quicre mantenerse

" La oposición puede ser negada ya sea diciendo que lo positivo es negativo, ya
sea diciendo que lo positivo es y no es lo negativo, ya sea en cualquier otro modo
mediante el que la afirmación pueda entrar en síntesis con la negación. ("u.-tudo se
afirma que lo positivo es y no es lo negativo, es cierto que se afirma _y se niega la
oposición al mismo tiempo. ραν. justamente por esto, se niega la oposición en su
ponerse como aquello que rechaza entrar en síntesis, del modo que sea. con su pro-
pia negación. Asumir la oposición como momento de semejante síntesis es negar la
oposición en cuanto rechaza ponerse como semejante momento.

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