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Nombre del alumno: Yael Montalvo Báez

Matrícula: 145491

Grupo: U082

Nombre de la materia: Legislación y Contratos


Publicitarios.

Nombre del docente: Reynaldo Paquetin Muro


Sandoval

Número y tema de la actividad: Actividad 4. La


protección de bienes como organización.

Ciudad y fecha: Coatzacoalcos, Ver. 28 de agosto del


2023
La protección de bienes como organización.

Introducción

El término bien intelectual se refiere a la protección del producto del intelecto humano, sea
en los campos científicos literarios, artísticos o industriales. Esa protección concede a los
creadores, autores e inventores un derecho temporal para excluir a los terceros de la
apropiación de conocimiento por ellos generados.

El resultado del esfuerzo intelectual humano a menudo se manifiesta como un


conocimiento nuevo u original o una expresión creativa que agrega una calidad deseable
a un producto o servicio comercializable. La propiedad intelectual siempre ha tenido
importancia para proteger la creación intelectual del ser humano, pero no es sino en pleno
siglo XXI en que la legislación de propiedad intelectual se ve más necesaria que nunca.

Dos razones pueden aducirse para explicar que los países promulguen leyes de
propiedad intelectual, en primer lugar, para proteger legalmente los derechos morales y
patrimoniales de los creadores respecto de sus creaciones y los derechos de la sociedad
en general para tener acceso a las mismas. Y, en segundo lugar, para incentivar la
creatividad y la aplicación de los resultados de los conocimientos desarrollados, así como
para fomentar prácticas comerciales leales que contribuyan a su vez al desarrollo
económico y social.

En nuestro país, la propiedad intelectual se divide en: derechos de autor (obras literarias,
musicales, artísticas y fotográficas, entre otras) y propiedad industrial (invenciones y
registros).

La propiedad intelectual afecta no sólo el comercio, sino los flujos de inversiones y la tasa
y el tipo de innovación tecnológica. El impacto de aquélla sobre estas últimas depende de
manera directa del grado de desarrollo económico y tecnológico de diferentes sectores y

países. La mercadotecnia es una especialidad muy importante para cualquier empresa o


negocio. Por más pequeño que sea, puede ser exitoso y próspero si se apoya de las
herramientas del marketing adecuadas.

Las funciones de un mercadólogo son claves, por ejemplo, en el desarrollo de una


agencia de publicidad, puesto que se encarga de crear e implementar las mejores
estrategias para conseguir los objetivos fijados por el cliente, que en su mayoría de los
casos son ventas. Dicho de otro modo, los mercadólogos son una buena parte del cerebro
que tiene una visión clara del negocio y puede ser capaz de implementar ideas para
vender, más que productos, conceptos.

Desarrollo

La propiedad intelectual (PI) se relaciona con las creaciones de la mente, como las
invenciones, las obras literarias y artísticas, y los símbolos, nombres e imágenes
utilizados en el comercio.

La PI está protegida por la legislación, por ejemplo, en el ámbito de las patentes,


el derecho de autor y las marcas, que permiten obtener reconocimiento o ganancias por
las invenciones o creaciones. Al equilibrar el interés de los innovadores y el interés
público, el sistema de PI procura fomentar un entorno propicio para que prosperen la
creatividad y la innovación.

Los bienes Intelectuales: La más nombrada en películas y series de televisión - rige


sobre la autoría de una creación: una composición, un libro, un poema, un cuadro, en
resumen, cualquier “bien intelectual”, es decir algo nacido de la creatividad humana y con
valor intangible, que pueda ser considerada una creación del espíritu con parte de la
personalidad del creador y que, en principio, no esté pensado para ser producido en
masa.

Los bienes industriales: Se rigen principalmente los productos, bienes de consumo,


patentes y modelos de utilidad, signos distintivos y diseños.

Ambas funcionan para lo mismo: para registrar como de tu autoría un bien o producto o
idea. Esto significa que dicho producto, bien o idea, fue creado por ti y que tú tienes una
serie de ventajas relativas a su comercialización: exclusividad en su venta o
comercialización, parte de las ganancias derivadas de su reproducción, derechos
exclusivos para su exportación. Este tema varía de país a país y de producto a producto,
pero en general, el registro de la Propiedad sea Industrial o Intelectual, se hace para
otorgarle al creador del producto una ventaja competitiva en reconocimiento a su esfuerzo
creador.
Conclusión

Una de las claves para entender cómo funciona la propiedad intelectual y la industrial, y
decidir si es algo que necesitemos o no, está precisamente en la diferencia más grande
entre ambas: En la mayoría de las legislaciones, la propiedad Intelectual nace al nacer la
obra. Es decir, la obra, la creación, es propiedad intelectual del autor, la haya o no
registrado este, siempre que pueda probar que es de su autoría. No pasa igual con la
Propiedad Industrial, que se hace efectiva al momento del registro. Es decir, si escribes
una novela o un relato, si compones una canción o pintas un cuadro, en la mayoría de las
legislaciones del mundo, esa creación será reconocida como Propiedad Intelectual tuya,
aunque no la hayas registrado.

Sin embargo, si deseas beneficiarte de las protecciones relativas a la Propiedad


Intelectual, deberás hacer el registro. Pero el no haberlo hecho, no elimina tu autoría,
siempre que puedas probarla.

Con la Propiedad Industrial el producto, patente, patrón, sistema o receta, necesita ser
presentado y debidamente registrado. Si no lo haces, es posible que otra persona registre
tu patente o alguna muy similar, y que se le asigne la autoría a esa persona, aunque tú lo
hayas pensado antes o lo hayas comercializado antes. Esta diferencia, aunque
aparentemente inocua, es monumental.

Referencia bibliográfica

Organización Mundial de la Propiedad Intelectual. Administración Colectiva del Derecho


de Autor y los Derechos Conexos / OMPI. _ _ Ginebra: [s.n.], 1999. _ _ 93 p.
Sherwood RM (1997) Los Sistemas de Propiedad Intelectual y el Estímulo a la Inversión.
Heliasta. Buenos Aires. p. 147.

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