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MARINA, DEL OTRO LADO DEL TIEMPO


De Karmina L. Fanjúl
Miembro Sociedad General de Escritores Mexicanos
(SOGEM)

Estreno Mundial en Sala del INBA, dentro del Festival de Teatro de la Ciudad, en su
Edición 86.
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Personajes por orden de Aparición

CRISTÓBAL Luis Carlos Ortega


PATRICIA Helena Varela
MARINA Elizabeth Ávila (7 años)
Maya Ortega (7 años)
SOMBRA Edmundo Guzmán.

La acción sucede en el interior de una casa de campo, a las


afueras de un pueblo, a varios kilómetros de la ciudad más
cercana.

Divida en dos actos.


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Primer acto
Escena 1

Sobre oscuro.

Voz en off de Cristóbal


Algo respira con nosotros. Sobre nosotros. Es impalpable. Invisible. Y,
sin embargo, por una fracción de segundo, no sé cómo, ni por qué, se
abre una brecha en el Tiempo y Espacio conocidos y se nos presenta
ante los ojos, la visión de lo que existe del Otro lado.

Un spot azul ilumina lentamente una mecedora. Las cortinas blancas


de un ventanal apenas visible, se mueven solas. Una balada de los años
30’s se escucha inesperadamente, interpretada por voces infantiles. Al
tiempo que la mecedora se comienza a balancear.

Voces niños

Ola.. .
que a la luz de la luna
y entre su grata espuma
bañaste su piel.
Ola,
tú que su piel tocaste
y sus labios besaste..
hazlo volver..
Y si ha de morir esta playa
Antes de que me vaya
Para nunca volver
Ola tú que su piel tocaste
Y sus labios besaste
Hazlo volver...
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Luz de noche al escenario. Entran Cristóbal, cargado de maletas. Lo


sigue Patricia.

Cristóbal
Es por aquí. Como verá la casa está bastante deteriorada. Lleva muchos
años sola. quizá fuera conveniente que se alojaran por el momento en el
hotel del pueblo. Es confortable, con ambiente familiar, inclusive hay
niños..

Patricia
Estaremos bien..

Cristóbal
Dice mi padre que cuando las cosas se abandonan por tanto tiempo, se
comen a sí mismas. En algunas ocasiones he venido con mi madre, pero
es poco lo que podemos hacer. Nos cercioramos de que puertas y
ventanas no hayan sido forzadas..

Patricia
¿Forzadas?

Cristóbal
Perdón, me expresé mal. Quise decir deterioradas. ¿Sabe una cosa? Por
aquí llueve mucho. La última tormenta quebró los vidrios de las
ventanas de la cocina. Una de las tuberías del agua de los baños esta
averiada. Veré si mañana puedo hacer algo para repararla. Por cierto, el
teléfono no tiene servicio. Algún cable se estropeó. No se preocupe,
será cuestión de revisar eso, mañana.

Patricia
¿Viven vecinos por los alrededores?
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Cristóbal
¿Vecinos? Ah, sí, por supuesto. La casa más cercana es la de la familia
Rivera. Ellos no la habitan por estas épocas. Le repito, las lluvias son
fuertes. A veces el viento arrasa con cables, cercas, árboles. Hay que
revisar el cerrojo de esa ventana. ¿Piensa quedarse mucho tiempo?

Patricia
No lo sé. Dicen que vivir en el campo da tranquilidad. Y por el
momento es lo que necesitamos. Alejarnos de las miradas de gente
curiosa y sus preguntas impertinentes.

Cristóbal
Fue pesado el viaje, ¿no? Es acertada su observación - lo de la gente
que a veces mira en forma curiosa y hace preguntas impertinentes -
Es el único medio que tiene para saber que le gusta o no le gusta a un
forastero que llega de improviso.

Patricia
¿Cómo?

Cristóbal
La cocina se puede usar. Conecté el tanque de gas. Y por el fregador al
menos ya corre agua. No es gran cosa el lugar. Grande sí, pero algunas
veces hasta siento que es horrible.

Patricia
¿Qué?

Cristóbal
No quiero desanimarla. Pero insisto, sería más conveniente para
ustedes, alojarse en el pueblo, al menos las primeras noches. ¿Alguien
va a llegar?

Patricia
¿Alguien va a llegar? ¿A qué se refiere?
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Cristóbal
Familiares. ¿O piensan permanecer aquí solas?

Patricia
Ah, mi suegro.

Cristóbal
Es pintoresco, el pueblo. No debería esperar la llegada de su suegro
sola.

Patricia
Se entretuvo en la editorial que sacará el último libro de mi esposo. Don
Joaquín estará aquí pronto. Lo sé.

Cristóbal
Sí hay tormenta, no.

Patricia
¿Cómo dice?

Cristóbal
Si hay tormenta los caminos se inundan. No hay forma de llegar hasta
que el agua baja.

Patricia
¿Y tarda mucho?

Cristóbal
Depende de la intensidad con que haya llovido. Nunca se sabe hasta
que termina la tormenta. El clima por estas tierras es así. Esperemos
que su suegro llegue antes de que suceda algo. ¿Su esposo era
novelista?

Patricia
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Sí, y también arqueólogo.

Cristóbal
Entonces usted debe conocer muchos lugares interesantes.

Patricia
¿Usted nació aquí?

Cristóbal
Me parece que así fue.

Patricia
¿Le parece? ¿No está seguro?

Cristóbal
¿De qué?

Patricia
De haber nacido por estos rumbos.

Cristóbal
Ah, sí. Pero no conozco el lugar exacto. Mi padre nunca lo ha
mencionado.

Patricia
¿Su madre tampoco?

Cristóbal
¿Mi madre? Mi madre falleció hará tiempo. Cuando yo era muy niño.
Ni siquiera la recuerdo.

Patricia
Espere. Hace un instante usted me dijo que viene con su madre a revisar
la casa.
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Cristóbal
No le pude haber dicho eso. Mi madre falleció cuando era niño. Ni
siquiera la recuerdo.

Patricia
Usted comentó que juntos revisan las puertas, ventanas..

Cristóbal
Ah, ya entiendo. Sí, he venido algunas veces acompañado por la tía
Josefina, hermana de mi padre. Ella me crió. Y en algunas ocasiones la
llamo madre. Usted se confundió.

Patricia
¿Cómo voy ha confundirme en algo que ignoro?

Cristóbal
Pensaba acondicionar las habitaciones superiores, pero ayer recibí un
telegrama de la señora Almeida, su suegra, diciéndome que ya venían
en camino. Me pidió que me encargará de recibirla y asistirla en lo que
pueda.

Patricia
Habrá que limpiar. Todo está cubierto de polvo. ¿Es muy grande la
casa, no?

Cristóbal
Depende.

Patricia
¿Depende?

Cristóbal
De cuántos seres quieran vivir en ella.

Patricia
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¿Tiene mucho tiempo trabajando para los Almeida?

Cristóbal.
Disculpe. Ni siquiera me he presentado. Mi nombre es Cristóbal. Mi
abuelo fue el primero en trabajar para los padres de su suegro, cuando
el patrón mayor compró la casa. Después lo hizo mi padre. Yo crecí
lejos de aquí . Cuando regresé, hará cosa de tres años, mi padre decidió
retirarse y los Almeida me pidieron que tomara su lugar. Y yo acepté
por una razón..

Entra Marina, de ocho años. Una lámpara se enciende y apaga. Un


cuadro en la pared se cae. Cristóbal observa el fenómeno.

Patricia
¿Marina?

Marina
Afuera está muy oscuro.

Patricia
Te quedaste dormida.

Marina
Quiero regresar a casa. No quiero estar aquí.

Patricia
Estaremos bien. Siéntate.

Cristóbal
Y bueno, desde entonces estoy aquí.

Patricia
Entiendo.

Cristóbal
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¿Entiende?

Patricia
Es muy usual en usted responder con una pregunta ¿ no?

Cristóbal
Mi padre dice que a veces yo hago demasiadas preguntas,
efectivamente. Pero es sólo porque reflexiono.

Patricia
Yo soy la señora..

Cristóbal
Patricia Ponce de Almeida - perdón – viuda de Almeida es el término
correcto ¿ no?

Patricia
Por favor. Hay temas que prefiero no tocar delante de Marina.

Cristóbal
Nadie escapa a su destino, señora Ponce. Eso es algo que debemos
entender a cualquier edad.

Patricia
Sus comentarios me parecen impertinentes. No los haga. Y en cuanto al
destino, nadie puede responder si existe o no.

Cristóbal
¿Ni siquiera los muertos?

Patricia
Deje de hablar de eso. ¿Dice que hay habitaciones arriba?

Cristóbal
¿Habitaciones?
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Patricia
Eso dije.

Cristóbal
Eso entendí.

Marina
El reloj viejo del abuelo no camina.

Cristóbal
Las piezas para repararlo son difíciles de encontrar. Francesas. Aquí ni
siquiera hay alguien que hable ese idioma.

Patricia
¿Hay despensa Cristóbal?

Cristóbal
Sí, en la mañana bajé al pueblo y compre víveres, están en la cocina.

Patricia
Bien. ¡Hace frío!

Cristóbal
No tuve tiempo de cortar leños para encender la chimenea.

Patricia
Sí. - No me lo repita -, mañana se encargará de traerlos. Tiene una
larga lista de cosas por hacer mañana Cristóbal. Con lo servicial que es,
no tendremos problemas.

Cristóbal
No me agrada ese término. No soy servicial, sólo amable.
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Patricia
Veo que es usted más bien temperamental

Cristóbal
Hay palabras que retumban en mis oídos, me son chocantes.

Patricia
Tengo entendido que usted habita en los cuartos construidos atrás de la
casa, ¿Con su esposa?

Cristóbal
¡No tengo esposa! No me agradan las mujeres tontas y poco
agraciadas. Me gustan las de cabellos claros. Piel blanca. Las que saben
de libros, música, y no cometen disparates al escribir. ¿Le parezco muy
exigente? ¿Piensa que una persona simple como yo - un pueblerino
insignificante – debe conformarse con cualquier cosa?

Patricia
Yo no pienso nada.

Cristóbal
Quizá porque visto mezclilla y camisa a cuadros, juzgue que no puedo
despertar interés en una mujer inteligente?

Patricia
Yo sólo le hice una pregunta normal, nada más.

Cristóbal
Es posible. Como le dije, hay palabras que retumban en mi cabeza.

Patricia
¿Dónde está la cocina?

Cristóbal
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En el pueblo no llegan buenos libros. Sólo revistas estúpidas. O con
monitos dibujados. Historietas de amor que mantienen embobadas a las
muchachas. Pero yo me las ingenio para conseguir buenos libros, con
diferentes tópicos – ¿Se dice así, no?

Patricia
Si se refiere a diferentes temas, sí.

Cristóbal
Mi madre me dejó algunos libros. No muchos, pero sí los suficientes
para despertar en mi esa inquietud. Mi madre no era de estas tierras.
Ella era diferente. Tal vez como usted, fina, bonita, culta.

Patricia
Es una pena que no la haya conocido.

Cristóbal
También me dejó algunos discos antiguos. De esos manufacturados con
material pesado: “El Emperador” “La Novena Sinfonía”, ¡Beethoven!
Ponga atención: (Tararea el Himno a la Alegría) ¿Se da cuenta?
Conozco cada nota. Cuando entra y sale cada instrumento de la
orquesta. – Mi padre un día estuvo a punto de romperlos. Yo se lo
impedí, se quejó del volumen alto. Hablamos poco entre nosotros -,
siento que no esta a gusto conmigo - por eso evito la mayor parte de las
veces que nos encontremos. Ni él me visita ni yo a él. Así toda marcha
bien.

Patricia
Mire, el viaje fue pesado. Marina tiene que descansar. Es interesante lo
que usted platica, pero preferiría que me indicara en dónde está la
cocina para preparar algo rápido de cenar. Y después poder dormir.
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Cristóbal
La pequeña Marina no parece estar de acuerdo con usted.

Patricia
Ella está cansada. Y quiero que duerma toda la noche.

Cristóbal
Es malo que usted no crea en el Destino. Porque sin duda fue el
Destino el que la hizo venir a este lugar.

Patricia
Fueron las circunstancias. Nada más.

Cristóbal
¿Y quien rige a las circunstancias, señora Almeida? ¿Quién decide que
esto o aquello suceda muy a nuestro pesar? ¿Quién decide que tal o cual
persona cruce, - cuando menos lo espera uno – la barrera del otro lado
del tiempo, la de lo desconocido y se pierda en ese laberinto? ¿Quién?

Patricia
¿La cocina, Cristóbal?

Cristóbal
Lo desconocido siempre se nos presenta peligroso, hasta que deja de
serlo. Es en ese momento cuando entendemos lo que nuestros ojos no
podían ver. Pero nuestros oídos sí escuchar o nuestro cuerpo
experimentar como un escalofrío.

Patricia
No me explico por qué hay tanto mueble fuera de lugar en la sala. ¿No
es éste un tocador de recámara?

Cristóbal
Sí. Si lo es. Se lo dije, la casa está en completo desorden. Hace no
mucho se fumigó.
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Patricia
¿Cuántas personas habrán vivido aquí?

Cristóbal
Es muy vieja. En las habitaciones superiores hay fotos antiguas, que no
son de la familia Almeida. Nunca se han quitado. Están ahí, colgadas
desde siempre. Desde que yo recuerdo.

Patricia
Si no pertenecen a familiares, no tienen porque estar ahí.

Cristóbal
Cuando su suegro llegue encontrará todo cambiado – sin duda –

Patricia
Limpiar la casa nos llevará días. Mi suegro a más tardar estará aquí
mañana o pasado.

Cristóbal
Si hay tormenta no podrá pasar, recuerde eso.

Patricia
Usted se encarga de recordármelo a cada momento.

Cristóbal
¿Prefiere que le muestre donde está la cocina, o conocer primero la
parte superior de la casa? Tarde o temprano tendrá que hacerlo.

Patricia
Lo dice de una manera..

Cristóbal
Lo digo en la única forma que conozco.
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Patricia
Marina, espérame aquí. Voy a revisar las recámaras de arriba para
escoger la que será la tuya..

Marina
(Transportada)
Quiero la que está pintada de color crema , tiene un cuarto de juegos.
En la chimenea hay muchas fotos. Y en la mecedora está sentado un
oso de peluche al que se le pueden mover la cabeza y los brazos.

Patricia
¿Qué dices?

Marina
Ahí dormía mi papá cuando niño.

Patricia
Ah.

Cristóbal y Patricia hacen mutis. Marina se levanta. Camina por la


estancia. Se concentra una luz azul en el espacio creando una
atmosfera extraña. La niña siente frío y se cierra el abrigo. Las
cortinas del ventanal se mueven ligeramente. El foco de la lámpara
vuelve a prenderse y apagarse. Inesperadamente suena el timbre del
teléfono. Marina con pasos lentos se aproxima. Toma el auricular. Una
música densa se escucha en segundo plano.

Marina
¿Sí? ¿Yo? Yo me llamo Marina. ¿Y tú?

La mecedora se balancea sólo. Marina observa el fenómeno. Jala el


cable del teléfono por accidente, y se percata de que no está conectado.
Se escucha el tic tac del reloj francés.

Oscuro
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Escena 2
Al día siguiente. Cristóbal arregla con un martillo la pata de una silla.
Patricia termina de poner en el desayunador platos y cubiertos. Ella
llevaba puesta otra vestimenta.

Patricia
No haga mucho ruido por las mañanas. Apenas si logro que Marina
duerma.

Cristóbal
Ella es una niña diferente

Patricia
Antes no. Era normal. Amaba a su padre, como es natural.
Desgraciadamente fue testigo de su asesinato. Viviendo aquí, lejos de
la ciudad, se repondrá.

Cristóbal
¿Le dijeron eso los médicos?

Patricia
Que un cambio le hará mucho bien.

Cristóbal
O por el contrario.

Patricia
¿Qué cosa? Entienda esto. Vine a esta casa porque espero encontrar
cura para mi hija. Tengo muchos problemas y no quiero añadir uno
más. Ahórrese sus comentarios.

Cristóbal
Por aquí llueve mucho. ¿Ya se lo dije, no?
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Entra Marina, lleve puesta una bata de dormir, carga un oso viejo y
sucio.

Patricia
Sí. Me lo ha dicho mil veces. ¿Ya te levantaste amor? Siéntate, voy a
servir el desayuno. ¿Y ese oso?

Marina
Es mío

Patricia
Está sucio, para la basura

Marina
No. Es mío. Si lo tiras te dejo de hablar

Patricia
De acuerdo. Pero no puedes tomar tus alimentos con esa suciedad a un
lado. Déjalo afuera y lávate las manos. Ya después veremos.

Marina
No.

Patricia
Ay Marina. Obedece. Sácalo ¿No? Bien, dame acá eso

Marina
No lo toques. No quiere que lo toques.

Patricia
¿No quieres que lo toque y por qué?

Marina
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Porque lo meterás en una caja para ordenarle a Cristóbal que lo tire
junto con otras cosas.

Patricia
¿De qué hablas? Correcto, no lo toco, pero, al menos hay que lavarlo,
para que puedas jugar con él, ¿De acuerdo?

Marina
Lo haré yo

Patricia
¿A dónde vas? Siéntate Marina, tienes que desayunar. ¡Marina!

Marina
No tengo hambre (Mutis)

Patricia
Cada día la controlo menos. Y sólo tiene ocho años. Cristóbal, yo,
quisiera darle una disculpa. Siento que a veces no tengo la paciencia o
humor para escuchar o conversar. Me exalto con facilidad. Lo siento.
Nada ha sido fácil para mí en estos dos últimos meses. Bajo otras
circunstancias, suelo ser alegre, amable.

Cristóbal
No se preocupe señora Almeida. Veré de arreglar el teléfono hoy
mismo.

Patricia
Ah, Cristóbal, ayer por la noche escuché ruidos en una de las
habitaciones cerradas. La que está junto a la recámara de Marina. No
soy partidaria de los animales. Mucho menos de ratas..

Cristóbal
No hay ratas señora Almeida. Ya le dije que se fumigó hace poco.
Podrían ser las palomas. La cerradura de esa habitación está barrida. No
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hay manera de abrir. Al menos que destrocemos la puerta. Y no creo
que eso sea conveniente.

Patricia
Fórcela con un cuchillo, desarmador, lo que sea.

Cristóbal
Puede ser el viento. Más tarde revisaré por fuera los techos de la casa.

Patricia
De cualquier forma hay que abrir esa habitación. Noté que tiene un
ventanal muy grande. Debe estar bien iluminada. Trate de abrirla de la
manera que sea.

Cristóbal
Sí eso quiere.

Patricia
Veremos en que condiciones ésta, para poder cambiar a la niña de
recámara..

Cristóbal
En la que está ahorita es muy confortable. Tiene hasta su cuartito de
juegos

Patricia
Sí, y también le recuerda a su padre en cada detalle. Eso no le hará bien.
Además es oscura. Bueno ahora que lo noto, esta casa es toda oscura.
Le pediré a mi suegro que llame a un arquitecto.

Cristóbal
¿Piensa modificarla?

Patricia
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Es herencia de Marina. Se la regaló su padre. Y quiero que tenga otra
apariencia.

Cristóbal
A mi me parece que así está bien...

Patricia
Pero no le pertenece a usted.

Cristóbal
Ni a usted tampoco

Patricia
¿Qué dice?

Cristóbal
Le pertenece a Marina. Pregúntele a ella, si esta de acuerdo en
transformarla..

Patricia
Es sólo una niña. ¿Qué va a saber de arquitectura y esas cosas?

Cristóbal
Entonces espere a que crezca y que ella decida..

Patricia
Ay, por favor, ya deje de hablar incoherencias. Me pone de malas,
aunque no quiera...

Cristóbal
¿Piensa permanecer mucho tiempo aquí, no?

Patricia
Y transformar esta casa. Llenarla de luz. Quitarle lo sombrío - esa es la
palabra correcta -
22

Cristóbal
Con su permiso, voy a terminar de clavar. Ahora ya no hay
inconveniente con el ruido. Marina ya despertó.

Cristóbal da fuertes martillazos en la madera, como si a través de esta


acción, desquitara su rabia.

Cambio de iluminación

Escena 3
Anocheciendo
Marina juega sobre el piso con un rompecabezas. El oso está sentado
cerca de ella. Entra Patricia con un vaso con agua y frasco de
pastillas. Una sombra oscura se proyecta corriendo rápido. Otro
cuadro de la pared se cae. Marina lo nota pero disimula con su madre.
Patricia lo recoge y cuelga.

Patricia
Te vas a estropear la espalda Marina. Toma tu pastilla.

Marina
Estoy harta de tomar pastillas. No la quiero.

Patricia
Pásatela rápido y así no te molestará..

Marina
No.

Patricia
No empecemos Marina.

Marina
No quiero tomar pastillas. Me duele el estómago cuando lo hago.
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Patricia
Las personas cuando están enfermas necesitan sus medicamentos para
mejorar.

Marina
yo no estoy enferma.

Patricia
La vida sigue adelante, Marina.

Marina
No es cierto. Si papá no está, nada puede ser igual.

Patricia
¿Me culpas o te culpas de algo, Marina?

Marina
Debiste estar en casa, con nosotros, esa noche.

Patricia
De ser así, el ladrón nos hubiera asesinado a los dos. O en vez de a tu
padre, a mí. ¿Es eso lo que hubieras preferido? ¿Es eso Marina?

Marina
No.

Patricia
Toma tu pastilla.

Marina
¡No lo haré.!
Marina avienta con furia la mano de su madre. El frasco y vaso se
estrellan en el piso, al igual que el cuadro que colgara Patricia y otros
objetos. Marina se levanta, toma al oso y sale enfurecida. Cristóbal
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tropieza con la niña al entrar. Patricia derrotada levanta el frasco.
Cristóbal se aproxima para ayudarla.

Patricia
¿Gusta un café?

Cristóbal
Sí. La noche será fría. Ya corte suficientes leños. En el cuarto de
Marina la chimenea está encendida. También la de su habitación,
señora Almeida.

Terminan de recoger y colocar los objetos en su lugar. Se sientan en el


desayunador. Patricia entra a la cocina y regresa con una jarra de
café.

Patricia
¿Lo quiere con azúcar?

Cristóbal
No, gracias. ¿Se fue a dormir?

Patricia
Posiblemente.

Cristóbal
Parecía muy alterada.

Patricia
Me culpa por la muerte de su padre.

Cristóbal
¿Usted lo mató?

Patricia
¿Cómo supone eso?
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Cristóbal
¿Quién lo hizo?

Patricia
Tal vez si me hubiera matado a mí en vez de a él, no estaría tan
afectada.

Cristóbal
¿Por qué se daña a sí misma, pensando eso?

Patricia
No me haga caso, divago.

Cristóbal
Hoy no llegó su suegro

Patricia.
Lo llamaré por teléfono.

Cristóbal
¿A estas horas?

Patricia
¿A éstas horas qué Cristóbal?

Cristóbal
La telefonista del pueblo ya no está en la caseta.

Patricia
¿No hay quién la releve?

Cristóbal
Para un pueblo pequeño como éste, con una telefonista basta. No es la
ciudad. Aquí son contadas las veces que alguien hace una llamada de
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larga distancia. El patrón mayor no llega, cosas del destino – ya le dije
– lo único malo es que éste muchas veces se empeña en llevarnos la
contraria.

Patricia
Ya también le dije que no creo en el destino..

Cristóbal
No, usted atribuye todo lo que acontece ¿A qué?

Patricia
Nunca nos pondremos de acuerdo.

Cristóbal
Decir nunca, es arriesgado. Digamos que por el momento, no pensamos
igual. El destino nos puede reservar tantas sorpresas, señora Almeida,
que la dejarían pasmada.

Patricia
¿Más café?

Cristóbal
¿Ha notado que esos cuadros nunca permanecen en su sitio?

Patricia
Deben estar torcidos los clavos. Arréglelos cuando pueda.

Cristóbal
Siempre he sentido que las casas viejas son una mezcla de polvo y
tiempos encontrados. Testigos – esa es la palabra – testigos mudos de
hechos que han sucedido y forman los eslabones de una gran cadena de
acontecimientos que quedaron condenados...

Patricia
¿Al olvido?
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Cristóbal
Todo lo contrario. A permanecer por siempre. Para mostrarnos lo que
se puede encontrar detrás de una puerta que se cierra sola o una foto
que nos mira interrogante.

Patricia
No me gusta hablar de estos temas. Se lo he dicho.

Cristóbal
Ya empezó el viento. Voy a cerrar la cerca de afuera. Es posible que
esta noche tengamos tormenta. Los caminos se inundarán. Con su
permiso. (Mutis)

Se concentra una luz azul sobre patricia. Una música densa se


escucha en segundo nivel. Patricia tirita de frío. Busca algo para
cubrirse. Observa extrañada que el reloj-abuelo está funcionando. Un
objeto cualquiera se cae. Desde la cocina el llanto lúgubre de un niño
de cinco años se deja oír. Patricia se dirige presurosa hacia la puerta
que se cierra violenta. Lucha por abrirla. El llanto sube a primer nivel.

Patricia
¿Marina? ¿Estás llorando? ¿Eres tú Marina? ¡Cristóbal! La puerta
está atascada. ¡Cristóbal! ¿Quién llora? ¿Marina?

Marina aparece por las escaleras. Se sienta en un peldaño. Observa a


su madre. Varios objetos vuelan fuera de su lugar. Patricia lentamente
vuelve su rostro y descubre a Marina.

Oscuro

Escena 4.
Por la mañana, llueve. Se escuchan golpes en una puerta. Entra
Cristóbal. Marina está sentada jugando con el oso. De vez en cuando
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observa hacia las escaleras, Cristóbal y Marina intercambian una
mirada.

Cristóbal
(Desde el descanso de la escalera)
¿Señora Almeida?

Patricia desciende las escaleras. Lleva otro vestido y pañuelo en la


cabeza. En la mano un cuchillo

Patricia
El cuchillo es muy grande para la cerradura.

Cristóbal
Debió esperarme.

Patricia
Ayer ni siquiera escuchó mis gritos.

Cristóbal
Estaba lejos. Cerrando cercas. Además no me explico cómo es que se
atascó la puerta. Mire, abre y cierra perfectamente.

Patricia
Pues eso pasó.

Cristóbal
No entiendo

Patricia
¿Qué es lo que no entiende?

Cristóbal
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Lo de querer transformar el ambiente. Hay cosas que no pueden ser
alteradas - al menos por usted o por mí - de alguna forman necesitan
permanecer igual, intocables. No sé por qué.

Patricia
Suena ridículo Cristóbal. Tendré que mantener esa habitación cerrada y
guardar la mugre y el polvo en una caja de cristal porque usted supone
que son intocables. Por Dios Cristóbal, no sea ignorante.

Patricia entra a la cocina. Marina se pone en pie. Mira a Cristóbal


interrogante y desaparece por las escaleras. Aparece Patricia con un
martillo en la mano.

Ayúdeme a terminar de abrirla. No me importa si destrozamos la


puerta.

Cristóbal
¿Y si me niego?

Patricia
Lo despido. Así de simple.

Cristóbal
En el pueblo nadie acepta trabajar en esta casa. Les parece riesgoso. El
otro día le dije que yo acepté por una sola razón. Pero nunca me
preguntó ¿Cual es?

Patricia
No le preste atención.

Cristóbal
Eso es malo. Muchas veces usted no presta atención a lo que otros
dicen o hacen.
30

Patricia
Se equivoca, si lo hago, por ejemplo, ayer escuché llorar a un niño. Al
principió me asusté. Pensé que era Marina. Pero no, no era ella. ¿Tiene
usted algún niño viviendo en la parte de atrás de la casa?

Cristóbal
¿Escuchó llorar a un niño?

Patricia
¿Por qué siempre me responde con otra pregunta?

Cristóbal
¿No sintió miedo?

Patricia
¿Cuando la puerta se atascó?

Cristóbal
¿No sintió que el corazón se le aceleraba? ¿Que algo del otro lado de la
puerta tiraba de la perilla para que no pudiera usted abrir?

Patricia
Sólo pensé en mi hija. Y mi hija estaba enfrente de mí, perfectamente
bien. Vamos arriba a abrir esa habitación..

Cristóbal
La respuesta es no.

Patricia
¿No qué?

Cristóbal
31
No tengo ningún niño viviendo atrás de la casa. Las únicas familias
que tienen niños que pudieran llorar, viven muy retirado de aquí. Lo
suficientemente lejos para poder escuchar sus llantos.

Marina desciende la escalera. Cruza una mirada rápida con Cristóbal.

Marina
Ya está abierta la puerta mamá. Con el martillo la hubieras estropeado.

Patricia
¿Cómo la abriste?

Marina
Girando la perilla.

Patricia
¡Eso no puede ser, Marina!

Marina
Girando la perilla.

Patricia
No entiendo

Patricia desaparece por las escaleras. Cristóbal y Marina se miran.

Oscuro rápido

Escena 5
Dos días después. Patricia entra por la puerta principal. Lleva varios
paquetes, lo que indica que bajó al pueblo de compras. La acción
sucede por la tarde.
32
Patricia
¿Marina?

Marina entra. Trae consigo el oso.

Mira lo que compré. Cosas bonitas para adornar tu nueva habitación.


Unas cortinas estampadas. Cerámica. Canastos con flores. La próxima
vez me acompañas. El pueblo es muy bonito. ¿Te gustan?

Marina
Las cortinas estampadas son horribles. Y los monitos de cerámica no
me gustan. Quiero la habitación como está.

Patricia
Todo es un asco en esa habitación. Las cortinas se caen de mugre . Por
eso compré cosas bonitas, alegres, de colores claros.

Marina
No quiero tirar nada.

Patricia
Guardaremos todo en cajas. Tu abuelo cuando llegue…

Marina
¿Llegará?

Patricia
Él, decidirá que hacer ..

Marina
No te creo…

Patricia
No me hables en esa forma. No soy mentirosa.
33

Marina
Sí lo eres.

Patricia
Marina, estás agotando mi paciencia. ¿A dónde vas? Te estoy
hablando…

Los objetos caen al piso. Marina sube por las escaleras enfurecida.
Olvida el oso.

Es el colmo. Tiene ocho años. No quiero pensar cuando tenga trece.


¿Cristóbal?

Entra Cristóbal con pasos silenciosos. Patricia no se percata, cuando


gira se asusta con la presencia del hombre.

Me asustó Cristóbal. Tiene una manera de entrar. Nunca lo escucho,


nunca sé cuando voy a dar la vuelta y toparme con su presencia casi
siniestra.

Cristóbal
¿la pequeña Marina volvió a ponerla de mal humor? (Recoge los
objetos estrellados contra el piso)

Patricia
Ese no es su asunto. Suba a la habitación que será de Marina y baje las
cajas que llené con porquería y media.

Cristóbal
¿Piensa tirarlas?

Patricia
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No, pienso colocarlas como adornos arriba de la chimenea de la sala.
Por Dios, Cristóbal. Es obvio que pienso deshacerme de ellas.
Guárdelas en la cajuela de la camioneta. Ahí están las llaves. Después
– en la primera oportunidad - baje al pueblo. Regálelas al asilo ó tírelas
en el camino. No me importa. (Patricia descubre al oso) ah,
deshágase de esto también.

Cristóbal
¿Del oso?

Patricia
¿Hay algo particular en este mugroso juguete - me pregunto- , para que
nadie en esta casa se quiera deshacer de él, excepto yo?

Los cuadros se balancean solos. Cristóbal se percata. Finalmente caen


al piso, provocando un fuerte ruido.

Patricia
Estoy harta de estos cuadros. Al diablo con ellos. Tome. Ya forman
parte del inventario de lo inservible.

Cristóbal
Es interesante lo que afirmó hace un momento. Le doy toda la razón.
Creo que nadie en esta casa está de acuerdo con usted respecto al oso.

Cristóbal desaparece por las escaleras. Patricia camina hasta el pie de


la misma.

Patricia
¿Marina? Métete a bañar, mientras preparo la comida. ¿Oíste?
¿Marina?

Voz Marina
No tengo hambre.
35
Patricia
Eso no me importa. Báñate y después comemos. No hay punto de
discusión. ¿Entendiste?

Voz marina
Sí, mamá

Patricia toma la bolsa con mandado que trajo del pueblo y


desaparece por la puerta de la cocina. Al poco baja Cristóbal con
algunas cajas de cartón. Las coloca en el piso, regresa por más. Abre
una de ellas y contempla al oso. Lo vuelve a meter. Asegura la caja con
cinta. Se entretiene cerrando las otras cajas. Una luz azul baña el
escenario. La música en segundo plano es densa, misteriosa. Por las
escaleras desciende con pasos lentos Marina. Lleva una bata de baño
puesta, el cabello suelto, húmedo. Y en los brazos el oso. Se escucha el
llanto de un niño, Cristóbal vuelve su rostro hacia las escaleras y
descubre asombrado el oso.

Marina
No te atrevas nunca más.

Cristóbal
¿Sabes lo que puedes provocar?

Marina
Déjanos en paz.

Cristóbal
No te sientas tan segura porque has desarrollado un don. No eres la
única. Yo por ejemplo, muchas veces percibo hechos que han sucedido
cerca o a distancia…

Marina
No me importa
36
Cristóbal
¿Sabes qué he visto desde que cruzaste el umbral de esta casa? Una
navaja. Pequeña, reluciendo en la penumbra..

Marina
Cállate.

Cristóbal
La diferencia Marina – entre estar y no estar del otro lado, se traza con
una línea imaginaria. Hay quienes cruzan ese puente de forma violenta
– cuando menos lo esperan – y quedan dolorosamente atrapados.

Marina
No es cierto.

Cristóbal
¿En qué parte de la casa te encontrabas cuando tu padre fue atacado por
el ladrón? ¿En dónde Marina?

Marina
Cállate

Se escuchan cristales que se estrellan violentos. Después el llanto


lúgubre de un niño de unos cinco años de edad. Ambos miran hacia las
habitaciones superiores.

Cristóbal.
No provoques lo que después no podrás controlar. Es muy riesgoso. Lo
sabes.

Marina avanza lento rumbo a la puerta principal. Mira a Cristóbal,


sonríe de forma extraña. Señala las cajas.

Marina
Ya te dije, no te atrevas, nunca más.
37

Cristóbal
Estoy hablando de una dimensión desconocida. Ausente de horas y con
espacios infinitos. Si la cruzas, difícilmente podrás encontrar el camino
de regreso.

Marina se va. El llanto del niño sube a primer volumen. Cristóbal mira
interrogante las cajas. Ansioso, rompe las cintas con las que las
amarró. Descubre que están completamente vacías.

Oscuro

Fin el primer acto.

Segundo acto
Escena 1

Inicia de madruga. Afuera llueve. Han pasado tres semanas.. La


iluminación es azul apoyada por música misteriosa. Marina
desciende las escaleras. Lleva puesto un camisón blanco, hasta los
tobillos. El cabello suelto. Tirita de frío. Gira con los brazos abiertos
sobre su propio eje, en una mano carga un álbum . Se escuchan risas
de niño. Marina se detiene. Mira a su alrededor. La mecedora se
balancea sola. Una densa niebla surge cubriendo el espacio. Marina
abre el álbum fotográfico.

Marina
Este eres tú. Y ésta es tu mamá. Que bonito su vestido y el collar. Los
tengo guardados arriba, no dejé que Cristóbal, tirara nada. Este señor de
sombrero debió ser tu papá no, no tienen el mismo nombre. Entonces
tu padrastro. ¿Por qué te sacaron dobles fotos con los mismos trajes?
¿Qué es esto? Ah, la letra de la canción que cantas por las noches.
¡Axel!, tu sabes mi secreto, comparte conmigo el tuyo. Tengo que saber
38
por qué lloras, por qué te veo correr por los pasillos y nunca te detienes.
¡Axel!.. ¡Axel!

(canta en susurro)

Ola
Que a la luz de la luna
Y entre su grata espuma
Tocaste su piel..
Ola
Tú que su piel tocaste
Y sus labios besaste
Hazlo volver..

(canta con ella Axel).

Y si ha de morir esta playa


Antes que yo me vaya
Para nunca volver..
Ola
Tú que su piel tocaste
Y sus labios besaste
Hazlo volver

Spot blanco a la sala recibidor. Se escucha alguna canción propia de


los años 30’s. una joven señora, vestida a la usanza de esa época, con
un vestido elegante y collar de perlas, bebe una copa de licor,
mientras ojea una revista. En su regazo está dormido Axel. Los faros
de un carro iluminan la ventana. Se escucha el motor .La puerta de la
casa se abre. Entra un hombre bien vestido, con abrigo puesto.
Sombrero en la cabeza. Esta totalmente ebrio. Axel se despierta.

Hombre
Todavía está en pie ese escuincle. Mándalo a dormir con el otro.
39
Mujer
Te he dicho que si tomas de esa forma mejor no llegues.

Hombre
Como tú eres la que manda. La que tiene el dinero, tengo que obedecer.
Pues no. Yo llego a la hora y como quiera llegar porque está también es
mi casa. ¿O sólo cuando te conviene?

Mujer
Vete a dormir. Mañana hablamos.

Hombre
No, vamos a bailar. ¿No quieres bailar conmigo? ¿Te doy asco?

Mujer
Apestas a alcohol y perfume barato, ¿Con quién estuviste? ¿Con la
mucama?

Hombre
Es tu perfume. Se lo regalé. Y no es una mucama. Es secretaria. Vieras
cómo le lucen tus zarcillos de turquesas.

Axel
Ladrón. Vete. Deja a mi mamá.

Axel golpe al hombre. Este lo empuja. Ella trata de librarse. El niño se


incorpora y se aproxima al padrastro. Arremete otra vez contra él.

Hombre
¡Mira a tu hijo! A ver si con esto entiendes.

Mujer
No lo vuelvas a tocar.

Hombre
40
No te metas. Esto es cosa de hombres, ¿Verdad tú?

El niño es lanzado al piso de un violento empujón. Suelta el llanto. La


madre entierra sus uñas en el rostro del marido. El responde con un
brutal bofetón que la hace golpearse con un mueble antes de caer al
piso muerta. Axel impactado mira al hombre con terror. El rompe una
botella de whisky. Axel huye. El hombre corre tras él. Desaparecen de
la escena. De la oscuridad surge otro niño idéntico a Axel. Su
hermano gemelo Ángel. Lleva puesto un batón color hueso, arrastra
por el piso su oso. El niño al descubrir a su madre muerta llora. Entra
el padrastro. El niño se desliza por el piso y esconde atrás del sofá.
El hombre lo descubre. Entierra una y otra vez el pedazo de vidrio de
la botella sobre la pequeña víctima, no visible al público. El hombre se
incorpora, grita furioso, sale.

Hombre
¡Axel!

Marina
¡No!

Vemos a Axel, sobre el piso junto al cadáver de su madre, recoger las


cuentas del collar de perlas, mientras canta casi en susurro la canción
ola. Después se pone en pie como autómata, saca una sábana y la
arrastra. Se sube a la mecedora. Cambio de luz. Sobre una pared se
proyecta finalmente la sombra de Axel balanceándose macabramente.

Marina
¡Axel! ¡No!

De las escaleras desciende en cámara lenta una pelota que llega hasta
los pies de Marina. Ella la recoge. Se sienta sobre la mecedora.

Oscuro
41

Escena 2
Misma madrugada. Se escuchan fuertes golpes y gritos de patricia.
Entra corriendo Cristóbal con una hacha en las manos. Sube las
escaleras.

Voz en off patricia


Abran la puerta, esta atascada.

Voz en off Cristóbal


¿Está bien señora?

Voz en off patricia


Abra la puerta.

Voz en off Cristóbal


Hágase a un lado, voy a forzarla.

Fuerte golpe, seco. Segundos después ambos descienden por las


escaleras.

Cristóbal
¿Qué fue lo que pasó?

Patricia
¿No escuchó nada? ¿Marina?

Patricia desaparece por las escaleras. Al poco regresa.

Cristóbal
¿Está dormida, no?

Patricia
Sí. Creo que nos hace falta un tomar café..
42

En el desayunador. Ella se sienta aturdida. El entra a la cocina, al


poco regresa con una jarra. Sirve café.

Isabel
No podía conciliar el sueño. Así que me puse a leer. De pronto escuché
voces, gritos muy fuertes. ¿No los oyó usted?

Cristóbal
No

Isabel
Me puse en pie. Los objetos comenzaron a volar enloquecidos. La
puerta - que siempre dejo abierta para estar pendiente de Marina - se
cerró violenta. Intenté abrirla. Se atascó.

Cristóbal
¿Como la de la cocina?

Patricia
Y luego, otra vez el llanto de un niño. Algo sucede aquí. No me diga
que lo soñé…

Cristóbal
Está realmente alterada.

Patricia
No me venga con sus reflexiones sobre el más allá ó el destino,
porque no creo en eso. No acepto la existencia de almas que vagan por
la noche penando. No, eso no. Necesito una respuesta lógica, racional,
que convenza.

Cristóbal
Hablar del destino y lo desconocido, no es lo mismo a hablar - como
usted piensa – de supercherías, y demás estupideces. Lo verdadero
43
está mucho más allá de nuestro entendimiento. Pedir respuestas
razonables, sale sobrando. ¿Quién puede responder sobre lo que
desconoce totalmente?

Patricia
Sé que Marina mueve objetos con la mente. Sobre todo cuando se
altera.

Cristóbal
¡Telequinesis!

Patricia
Se presenta en los primeros años de vida o en la adolescencia…

Cristóbal
¿Y usted supone que Marina se levantó de su cama, le movió todos los
perfumes del tocador, cerró la puerta para que no pudiera abrirla? Se
puso a gritar. ¿Y después, tranquilamente regresó a dormir?

Patricia
Por supuesto que no.

Cristóbal
Si ella queda descartada. Entonces tendremos que pensar que alguien
más en esta casa ha provocado esos fenómenos.

Patricia
En esta casa, sólo habitamos tres personas. No me salga con tonterías.
Hace solo un par de meses todo era normal en nuestras vidas. Y ahora...

Cristóbal
El hombre cuando se enfrenta a sus límites, los llama misterios. Y esto,
porque no encuentra respuestas lógicas, racionales, convincentes.

Patricia
44
¿Otra vez está divagando, Cristóbal?

Cristóbal
¿Qué es eso que llama “normal “en su vida, señora Almeida?

Patricia
¿Cómo qué?

Cristóbal
Una casa confortable, un esposo, escritor. Bienestar económico. Una
hija pequeña, que no mueva objetos los fines de semana cuando hay
invitados a cenar.

Patricia
No sé ni para qué lo escucho. Estoy confundida. Hablaría hasta con las
paredes de no estar usted aquí.

Cristóbal
Marina es más que un imán para mover objetos. Ese es el menor de sus
problemas, señora Almeida..

Patricia
¿Qué cosa?

Cristóbal
Debería dibujar en su mente, una línea imaginaria que separe lo que
cree conocer de lo que desconoce, señora Almeida.

Patricia
Le he repetido hasta el cansancio que no creo en fantasmas. No soy una
pueblerina supersticiosa a la que pueda impresionar. Yo no leo
novelitas de romances y aventuras. Entienda eso Cristóbal.

Cristóbal
45
Y usted capte bien lo que estoy diciendo. Porque debería sonarle lógico,
razonable. ¿No es capaz la viuda de un talentoso escritor, comprender
el significado del lo que es estar y no estar, el aquí y el allá?

Patricia
Es mejor que se vaya a descansar. Ya estoy bien. Gracias.

Cristóbal
¿Siente miedo?

Patricia
Con su permiso. Necesito dormir las pocas horas que quedan de la
noche.

Cristóbal
Yo tengo años experimentando la sensación del miedo.

Patricia
Basta. Todo lo que usted dice es inapropiado, de mal gusto.

Cristóbal
Trazando en espacios imaginados, los posibles puntos en donde
existen…

Patricia
Cristóbal, mi paciencia tiene límite…

Cristóbal
Espacios inconsistentes. Que se abren o se cierran, fusionando por un
instante, lo conocido y lo desconocido. ¿No le suena esto
familiar? .Objetos que rompen las leyes de la gravedad. Puertas cuyas
maderas se hinchan para impedir ser abiertas. El llanto lúgubre de un
niño…

Patricia
46
Buenas noches. (Al pie de la escalera)

Cristóbal
Su hija Marina, es - digámoslo así - la llave de acceso a esos
espacios. Está en lo correcto. Debo dejarla reposar. La noche - la de
acá de nuestro lado - casi termina. Que descanse. Y disculpe. Ya le
dije, ¿no? A veces soy muy torpe para comunicarme y más aún para
darme a entender. Y como siempre, hay palabras que retumban en mis
oídos y me son chocantes.

Patricia sube las escaleras furiosa. Cristóbal recoge el álbum familiar


tirado en el piso

Oscuro

Escena 3
Una semana después, de mañana. Llueve mucho, se escuchan truenos
y hay relámpagos. Patricia habla por teléfono. Lleva otra ropa puesta.

Patricia
No, no puedo esperar tanto tiempo. Quiero una cita con otro
especialista. Me es urgente que atiendan a mi hija. Pues haga lo que
tenga que hacer, pero ya. No, no voy a esperar a que me hable usted. Lo
haré yo. Sí, gracias..

Marina desciende las escaleras.

Marina
¿Mamá?

Patricia
Ah, eres tú, me asustaste.

Marina
¿Estás bien?
47

Patricia
¿Por qué habría de estar mal?

Marina
No lo sé. Siempre estás nerviosa. Enojada. Gritas mucho. Deberías de
tomar una de mis pastillas…

Patricia
No digas eso…

Marina
¿Por qué? ¿No dices que hacen bien? ¿No me obligas a tomarlas?

Patricia
No me hables así Marina.

Marina
Voy a la casa de juegos.

Patricia
Marina, te pasas horas encerrada ya sea en tu habitación ó en la casa de
juegos. No está bien. Vamos al pueblo, te compraré cosas. Y de paso
hablaremos directamente en la caseta, no entiendo porque tu abuelo no
termina por llegar.

Marina
¿Ya notaste que va haber tormenta? Con tormenta el abuelo no podrá
llegar. Ni nosotros ir al pueblo.

Patricia
Sí podemos. Te compraré ropa, cosas, lo que sea. Comeremos allá. Te
vas a divertir.

Marina
48
No quiero. Prefiero subir a mi cuarto.

Patricia
Maldita sea. Marina, ¿ No hay algo en la vida que pueda sugerirte sin
que digas no? Mira como estás, desaliñada, sucia, ¿No te ordené que
te bañaras, no te puse en la cama ropa limpia, qué pasa Marina?

Marina
Me asustas. Gritas mucho, ¿por qué te enojas tanto?

Patricia
Te pasas horas encerrada, o caminando por toda la casa. Y luego, ese
hombre.

Marina
¿Cristóbal?

Patricia
¿Has estado hablando con él?

Marina
No

Patricia
El te esta metiendo cosas en la cabeza, ¿no? Dime la verdad Marina.

Marina
Te digo que no. Suéltame, me lastimas.

Patricia
Lo despediré. Se quedará aquí sólo hasta el domingo. Buscaremos
alguien más en el pueblo que nos ayude. ¿Por qué me miras de eso
modo?

Marina
49
Cristóbal no ha hecho nada. El nada tiene que ver con…

Patricia
¿Con qué? ¿Con qué no tiene nada que ver Cristóbal? Habla Marina,
¿qué está pasando?

Marina
¡Muchas cosas!

Patricia
Marina, entiendo que viviste una experiencia dolorosa. Todos hemos
sufrido. Amábamos a tu padre, tú yo, los abuelos…

Marina
¿Por qué llegaste tarde a casa, esa noche, por qué?

Patricia
Que sé yo. Salí más tarde de la exposición. Había tráfico. ¿Por qué me
haces siempre esa misma pregunta, qué es lo que me reprochas? ¿Que
esté yo viva en vez de tu padre?

Marina
No entiendes

Patricia
Trata de olvidar Marina

Marina
Hay cosas que no se pueden evitar. Suceden. Y en algún punto queda
flotando..

Patricia
¿Qué?
50
Marina
Algo, que les duele. Y nos duele…

Patricia
Baja tu abrigo, nos marchamos de aquí…

Marina
¿A dónde?

Patricia
A la ciudad, a buscar un especialista.

Marina
No, no iré. Nunca. No podría soportar…

Patricia
¿Soportar qué?

Marina
¡Verlo!

Patricia
¿A quién? ¿A quién te refieres Marina?

Marina
¡A mi papá!

Patricia
Tu padre está muerto. Lo sabes. Acéptalo. ¡Está muerto!
Los objetos caen estrepitosamente.

Marina
No regresaré a esa casa. No lo haré.

Patricia
51
Tira cuanto se te antoje. Las paredes también, si eso quieres. Pero algo
sí te digo. Hoy nos vamos de aquí. Tendrás atención médica. Si te
internan por semanas, meses o años, no me importa. Yo estaré siempre
a tu lado. Hasta que vuelvas a ser la misma de antes.

Oscuro

Escena 4
Una hora después. Patricia bajo por las escaleras con algunas
maletas. Se le resbala una. Cae al piso. La mujer se dispone a recoger
las prendas. Descubre un collar de perlas ensangrentado. Furiosa
abre la puerta principal. El oso de marina está sentado en un mueble
cercano a la pared.

Patricia
¡Cristóbal! ¡Cristóbal!

Cristóbal
Entra. Tiene aceite en las manos pues ha estado arreglando la
camioneta de patricia
Dígame

Patricia
¿Qué significa esto?
(Muestra el collar)

Cristóbal
No lo sé. Es un collar de perlas .

Patricia
Sé que es un collar de perlas, con sangre. No soy estúpida. El mismo
que metí en cajas junto con ropa vieja para que las regalara.
Evidentemente no lo hizo. En cambio lo ha escondido en mi maleta,
precisamente hoy, en que he decidido irme. ¿Piensa que con esa idiotez
52
voy a asustarme? También le ha estado metiendo en la cabeza a Marina
estupideces, que la han confundido más de lo que estaba.

Cristóbal
No me culpe a mí de su incapacidad para entender lo que sucede a su
alrededor, señora Almeida.

Patricia
Déjese de cuentos. Usted ha estado – ignoro por qué – haciendo una
serie de artimañas para aterrorizarnos. Pero se acabó. Queda despedido.
Hoy mismo se larga de aquí. Quiero las llaves de mi camioneta.

Cristóbal
No he terminado de colocar las bujías..

Patricia
Pues termine y se va. ¿Y ese oso? ¿No le ordené también que lo tirara
con las otras porquerías?

Patricia lo lanza por la ventana. Se inclina al piso para recoger su


ropa. Una luz azul y niebla envuelven el ambiente. El oso vuelve a
aparecer sentado en el mueble. Cristóbal observa el fenómeno.

Cristóbal
Disculpe mi sinceridad, pero en algunas ocasiones como ésta, me
parece patética. ¿Se acuerda que un día le dije que hay cosas que ni
usted ni yo, podemos alterar?

Patricia
No quiero escucharlo. Termine su trabajo y… (Descubre el oso
sentado) ¿Cómo lo hizo, cual es el truco? Yo no tengo ocho años. A
mí no me puede sorprender de ninguna manera.

Cristóbal
53
Algo respira con nosotros. Sobre nosotros. Es impalpable. Invisible. Y,
sin embargo, por una fracción de segundos, no se cómo, ni por qué, se
abre una brecha en el tiempo y espacio conocidos. Y se nos presenta
ante los ojos la visión de lo que existe del otro…

Patricia
¡Está loco! Me estoy hartando. Termine su trabajo y lárguese…

Cristóbal
La gente los llama fantasmas. Almas en pena. Pero yo tengo la
sensación de que son energías atrapadas en un espacio y tiempo que no
les corresponde…

Patricia
No me importa. Sólo espero que Marina olvide pronto todas las
estupideces de las que le ha estado hablando.

Cristóbal
¿Sabe? Yo también escribo. Tal vez no sea tan brillante como lo fue su
esposo. O tal vez sí. A mí me gusta observar. Anotar en un cuaderno,
minuciosamente cada detalle en apariencia inexplicable. Un mueble
colocado fuera de su sitio. Unas cortinas que se mecen solas. El llanto
de un niño inexistente. La necedad de una mujer.

Patricia
¡Lárguese!

Cristóbal
Los remordimientos de una niña. Todo. Todo he aprendido a percibir.
No me pregunte cómo. No podría responder. Es semejante a un
escalofrío que de pronto llega estremeciendo el cuerpo. ¿De dónde? No
lo sé.

Patricia
54
¿Qué es lo que quiere? ¿Dinero?

Cristóbal
Desafortunadamente quedan muchas preguntas sin respuestas. Tiempos
de otros tiempos en nuestros tiempos, confundiéndose,
confundiéndolos, confundiéndonos. ¿Pero, quién determina que esa
línea divisoria - entre un mundo y otro - se rompa de pronto
provocando sucesos fuera de toda lógica o razonamiento? ¿Quién?
¿Dios? ¿La fatalidad? ¿El destino? ¿Usted? ¿Yo? ¿Marina? ¿Quién?

Patricia
Si no se larga, llamaré a la policía…

Cristóbal
Las eternas interrogantes. No me explico como una persona como usted
- con ese alto intelecto del que tan orgullosa se siente - sea incapaz de
vislumbrar más allá de lo que sus ojos físicos alcanzan a ver.

Patricia
¡Váyase!

Cristóbal
Nada más coloque las bujías me iré. Pero estaré cerca - por el bien de
usted, por el bien de Marina -

Patricia
No regrese…

Cristóbal
Ya comenzó a llover fuerte. No podría ser de otra forma. Se lo digo por
si quiere hacer llamadas por teléfono. Más tarde no le aseguro que la
línea sirva.

Patricia
55
¿Marina? ¿Dónde está Marina?

Cristóbal
La señora Almeida tiene la virtud de perder todo. Perdió al marido,
pierde a la hija. Lo único que no pierde es su incapacidad para entender
las cuestiones sobrenaturales...

Patricia
Váyase al infierno...

Cristóbal
Hace tiempo que estamos en él, señora Almeida. Pero como siempre.
usted, no se ha percatado todavía de eso. Con su permiso.

Oscuro

Escena 5
Es de noche. La tormenta ha llegado. Patricia habla por teléfono
angustiada.

Patricia
¿Bueno? ¿Bueno? ¿Operadora? ¿Sí? Hable más alto, no la escucho.
Hay tormenta. ¿Bueno? ¿Operadora? ¿Bueno?

Voz off Axel, como un susurro, largo y lúgubre


¡Marina, abre la puerta, ya estoy aquí!
Patricia cuelga aterrada el auricular. .

Patricia
¿Marina?

Patricia corre al ventanal, apenas iluminado por los relámpagos. La


mujer se asoma. Ve la figura de un niño extendiendo sus manos hacia
ella. Retrocede asustada. Se escucha el sonido de un vidrio que se
estrella con fuerza. Mezclado con respiraciones, puertas que se
56
azotan, muebles que parecen ser arrastrados en las habitaciones
superiores. La mujer corre hacia las escaleras pero un sillón se
atraviesa golpeándola. Algunos otros objetos caen o salen volando.
Mediante un gran esfuerzo Patricia vuelve a aproximarse a las
escaleras. Mira hacia lo alto de éstas y retrocede espantada.

¿Usted? ¿Por qué regresó? ¿Qué quiere? ¡Váyase! ¿Dónde está mi


hija? ¿Marina?

Cristóbal
No se acerque.

El hombre permanece parado en las escaleras.

Patricia
¿Qué le ha hecho a mi hija?

Cristóbal
Todo está aquí. Gloria, infierno, pasado, presente. ¡Todo!

Patricia
Apártese. Tengo que subir. Tengo que ver a Marina..

Cristóbal
¡Marina! ¿Por qué no llego la noche del crimen de su esposo, a casa a la
misma hora, como tantas otras veces? ¿Por qué señora Almeida? ¿Por
qué?

Patricia
¿Qué? ¿Por qué insistir tanto en lo mismo? ¡No pude! ¿Cómo iba a
suponer que en ese momento estaban asaltando mi casa? ¿Cómo? No
soy adivina. ¿Usted sí? Lo único que me importa ahora, es saber que
mi hija está bien..

Cristóbal
57
La pequeña y valiente Marina, erró señora Almeida
El hombre se lleva las manos a las sienes. Visualizando la escena
ocurrida meses atrás. Su casa en la ciudad tiene un pasillo largo, en el
día está bien iluminado. En la noche es totalmente oscuro. En una
habitación dos hombres luchan ferozmente. Marina en su recámara los
escucha. Sale corriendo para ver que sucede. Entra al cuarto, descubre
angustiada a su padre sobre el piso recibiendo golpes. En el escritorio
brilla algo en la penumbra. Un abrecartas. Lo eleva, le hace cobrar
velocidad para clavarlo en la espalda del ladrón. Unos centímetros
más, unos centímetros menos, determinan el estar o dejar de estar de
este lado del tiempo que usted y yo compartimos..

Patricia
No entiendo. No quiero escuchar... ¿Marina?

Cristóbal
Aquella noche que usted no llegó a tiempo. Una niña presenció el
ataque violento contra su padre y para defenderlo...

Patricia
No siga..

Cristóbal
Con ese don que tan perfectamente ha desarrollado, lanzó la navaja,
pero erró. El ladrón sin sospechar quién estaba junto al umbral de la
puerta, tuvo el tino de moverse unos centímetros, sólo unos centímetros
que hicieron esa diferencia de la que tanto le he hablado, señora.
¡Marina mató a su propia padre!

Patricia
¡No!

Cristóbal
58
¿A quién culpamos? Sí esa noche usted hubiera estado en casa, habría
llamado tal vez a la policía. Hubiera encerrado a Marina. - en una
palabra -, hubiera modificado el curso de los hechos. Y nunca habrían
venido a ésta casa. Sólo que el hubiera, no existe, ¿En eso sí estamos
de acuerdo?

La sombra a contra luz, de la madre de Axel se proyecta junto a las


escaleras. Cristóbal se aterra. Una luz azul y niebla crean el ambiente.
Como apoyo se escucha casi a primer nivel música de terror, mezclada
con el llanto del Axel, los truenos, la lluvia y otros ruidos.

Tenemos que salir de ésta casa patricia. Se ha abierto totalmente la


línea entre ese mundo y el nuestro. No podemos permanecer más..

Patricia
No, no sin mi hija. ¿Marina?

Cristóbal lanza un terrible gemido. Rueda por las escaleras. Patricia


grita histérica. Se aproxima al hombre. Descubre que tiene clavada
una navaja en la espalda.
¡Marina!

Patricia fuera de sí, mira aterrada hacia las escaleras por donde
marina desciende. Está arreglada a la usanza de los años 30’s, lleva
puesto el vestido de la madre de Axel, que le arrastra. El collar de
perlas colgando del cuello. Y en los brazos el oso.
.
Patricia
¿Marina?

Marina
Lo siento mamá. Lo siento.

Patricia
59
Todo está bien mi amor. Tú no tienes la culpa. Encontraré gente que
nos ayude.

Marina
Algo queda siempre. Algo que nos duele. Que les duele. Vete tu, vete
ahora, vete.

Patricia
¿Cómo me pides eso? Vámonos. Diremos la verdad. Fue en defensa
propia..

Marina
Mamá..

Patricia
Cristóbal estaba trastornado..

Marina
Mamá..

Patricia
Quería matarnos. Iba a hacerlo...

Marina
Mamá, yo no maté a Cristóbal. Yo no fui. Tienes que salir de aquí..
Se escuchan golpes en las ventanas y las puertas.
¡Es él!

Patricia
¿Quién es él? ¿Qué está pasando? Si tú no mataste a Cristóbal, ¿Quién
lo hizo? ¿Quién?

Marina
60
Debo abrirle. Esta es después de todo su casa. Nuestra casa. Las cosas
se están repitiendo como hace más de cuarenta años. Con la diferencia
de que yo estoy en medio de dos tiempos..

Patricia
Sí Cristóbal no mintió. Tú no eres culpable de lo que pasó con tu
padre, Fue un accidente. Tienes que olvidarlo...

Marina
¡Ellos ya están aquí!

Voz en off Axel


¿Marina? ¿Marina? ¿Marina? ¡Abre, me quiere hacer daño! ¡Abre!

Marina
¡No!

Marina corre hacia la puerta. Patricia se lo impide. Forcejean. Gritan.


Los objetos salen volando por todos rumbos. Ellas caen sobre el piso.
Patricia sujeta fuerte a marina, impidiéndole moverse. La niña vuelve
su rostro hacia la puerta. La comienza a abrir con la mente.

Patricia
¡No, Marina, no.!
Patricia y Marina miran como la puerta principal ha sido totalmente
abierta. Se crea un arco de tensión a través de un total silencio. Poco a
poco va subiendo de volumen una música misteriosa. De la puerta
entra niebla densa se da un oscuro total e inmediatamente un spot
blanco ilumina la sala recibidor en donde está parado Axel. Vuelve el
oscuro. Al iluminarse el spot blanco se descubre la figura del padrastro
de Axel, levantando contra el niño la botella rota.

Marina
¡No!
61
Marina le impide con la mente al hombre mover el brazo. El hombre se
esfuerza. Descubre a la niña, la lanza contra una pared. Patricia se
interpone para defender a su hija. Luchan en la escalera.

Axel
¡la navaja Marina..la navaja.!.
Marina aterrada mira en el cadáver de Cristóbal la navaja. Duda en
lanzarla. Finalmente lo hace. Queda clavada en el hombre. Sin
embargo, Patricia pierde el equilibrio y rueda por las escaleras
matándose.

Marina
¡No!

Oscuro

Sexta escena
Se ilumina lentamente el escenario. Vemos la sala recibidor y
desayunador solos, como en la primera escena. Las cortinas del
ventanal se mecen misteriosamente. Los cuadros en las paredes
igualmente se balancean. Afuera llueve.

Voz en off de Cristóbal


Algo respira con nosotros. Sobre nosotros. Es impalpable. Invisible. Y,
sin embargo, por una fracción de segundos, no sé cómo, cuando ni por
qué se presenta ante nuestros ojos la visión de lo que existe del otro
62
lado del tiempo. ¿Pero quién determina que esa línea divisoria entre lo
conocido y desconocido se abra, fusionando en un sólo espacio, el
presente, pasado. Infierno, muerte, eternidad?
¿Quién? ¿Dios? ¿El Destino? ¿Quién?

Voces en off de Marina y Axel


(cantan. La mecedora se balancea al ritmo de la balada)
Ola
Que a la luz de la luna
Y entre su blanca espuma
Bañaste su piel..
Ola
Que tú que su piel tocaste
Y sus labios besaste..

Hazlo volver..!
Y, si ha de morir esta playa
Antes de que me vaya
Para nunca volver..
Ola
Tú que su piel tocaste
Y sus labios besaste
Hazlo volver!

Oscuro

Marina del otro lado del tiempo (2000) was the third production
from the independent company Producciones Molinar. Marina was
originally a theatrical play written and directed by Karmina Lozano
Fanjul around 1984. The play caused sensation because of its use
63
of some very cleaver tricks to move some furniture objects as it
they where experimenting the kinetic power of Marina, a gifted
child tormented by the memory of the murder of her father that she
witness. 20 years later Lozano who was sister-in-law of Rodolfo
Rodobertti (the director of the 2 last molinar productions)
transform her play in the script for the new movie, but this time
with new digital effects. The movie tells the story when Marina
(Alejandra Molinar) and her mother (Patricia Rivera) go to a country
house guarded by Cristóbal (Manuel Ojeda) trying to star a new
life. But Marina gets hunted by her own memories and some house
ghosts connected with her and another murder committed there
almost 50 year ago. To be honest the film is actually well made.
Filmed in super 16mm the film has an effective mystery
atmosphere thanks to the hi-level photography of Juan Priego. The
narrative is well paced and the tension grows nicely thanks to the
good story and the top performances of Rivera and Ojeda.
Ironically even that some digital effects are good, by the end of the
movie some become frankly laughable and ruins seriously the
mood, and makes me wonder if the original tricks of the theater
days had actually work way better. Beside of that and some
technical problems this is a nice independent film and some of the
very few productions from CD. Juarez Chihuahua Mexico, the effort
must have its recognition as an overall good independent
production

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