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The Belt & Road

En español se conoce como Iniciativa de la Franja y la Ruta. La iniciativa "One Belt, One Road" o
"Belt and Road" es una estrategia de desarrollo adoptada por el gobierno chino que involucra
desarrollo de infraestructura e inversiones para conectar países de Asia, África y Europa. El
proyecto tiene sus raíces en la antigua Ruta de la Seda, que conectaba Oriente y Occidente, y se
inició durante el período Han (ca. 114 a. C.-1450 d. C.).

La estrategia de desarrollo se conecta con un movimiento en el que China desempeña un papel


global más amplio, respaldado por una red comercial orientada a China. Según diversas
estimaciones, la Nueva Ruta de la Seda es uno de los mayores proyectos de infraestructura de la
historia, en el que participan 68 países, que en 2017 representaban aproximadamente el 65% de la
población mundial y el 40% del producto interior bruto mundial.

En 2013, cuando la idea nació e inició por Xi Jinping – recientemente elegido en 2012 secretario
general del Partido Comunista Chino y presidente de la República Popular China – el nombre de
esta iniciativa era diferente: One Belt, One Road o Nueva Ruta de la Seda y estaba asociada con el
continente euroasiático y el rejuvenecimiento de la antigua Ruta de la Seda. China planea
reconstruir la red de conexiones que crearían nuevos corredores comerciales en Asia, Europa y
África.

La desaceleración del crecimiento de la economía china obligó a los líderes chinos a encontrar una
solución y de alguna manera estimular su economía, creando un acceso más fácil a la viejos y
nuevos mercados para su exceso de capacidad, así como para ampliar su influencia a través de
diferentes tipos de conectividad (física, financiera y personal) que unen a los países de la región.

Otra teoría que encaja en este tema es la perspectiva de mentalidad global, que enfatiza la
capacidad de un individuo para adaptarse a los procesos de globalización para ser consciente de
las diferencias y tener la visión y el poder de "contagiar" a otros con el concepto de
internacionalización. En referencia a las economías asiáticas y africanas, la Iniciativa de la Franja y
la Ruta puede instalar ese concepto en economías hasta ahora insuficientemente abiertas.

Las empresas chinas han estado activas a nivel mundial desde principios del siglo XXI, ubicando
enormes inversiones en el extranjero. Los determinantes de sus salidas de IED (OFDI) en los países
de la BRI difieren de los de los países fuera de la BRI y también difieren dentro de este grupo,
aunque se pueden encontrar algunos elementos comunes.

Otra cosa es que la participación china en los países de la BRI a menudo se basa en apoyo
financiero en forma de préstamos o créditos, y menos frecuentemente en forma de IED. La
aportación financiera china suele estar condicionada al nombramiento de contratistas chinos,
aunque últimamente también se han involucrado empresas de otros países en los proyectos a lo
largo de la Franja y la Ruta.

Cada vez resulta más claro que el modelo de globalización occidental no ha funcionado
adecuadamente hasta ahora. La propuesta china es un modelo de desarrollo incomparablemente
más competitivo que el antiguo para los países económicamente retrasados. Las críticas
contemporáneas a la globalización y su clara desaceleración, denominada globalización, y la
retirada del principal defensor del globalismo y la globalización, Estados Unidos, han creado
espacio para nuevos conceptos y oportunidades para proponer nuevas soluciones a la comunidad
internacional. China, un participante pasivo en los procesos económicos internacionales del siglo
XX, se ha unido al mundo multipolar junto con Estados Unidos y la Unión Europea, convirtiéndose
en una solución global.

El dinámico crecimiento económico de China y su modelo de desarrollo, así como su exitosa


internacionalización, se han convertido en un nuevo patrón de ascenso en la escalera del
desarrollo para otros países en desarrollo. Esta vez China puede servir de inspiración para el futuro
modelo de globalización.

Otra amenaza para China resultante de la BRI tiene que ver con su moneda nacional. Debido a la
importancia del renminbi, encontrará limitaciones cuando se utilice para financiar la BRI fuera de
China. Además, si China intenta limitar la inversión extranjera, la BRI se verá afectada (Seung-Soo,
2018). El éxito de la Iniciativa de la Franja y la Ruta depende de la capacidad de China para abordar
los conflictos en el sur de Asia. Por ejemplo, China necesitará encontrar una manera de resolver
las disputas con India y Pakistán para finalmente contribuir a la estabilidad de la región (Morin,
2018). El terrorismo, la inestabilidad política y las rivalidades geopolíticas son otros problemas que
pueden complicar el cumplimiento del proyecto BRI (Zhang y Xiao, 2017). China enfrentará
desafíos de seguridad debido a la BRI, incluido el terrorismo, la inestabilidad interna en los países
socios y una mayor rivalidad regional (Geostrategic…, 2018). Facilitando

La paz y la prosperidad en las regiones aún problemáticas de Asia Central y Medio Oriente son de
interés común para China, la Unión Económica Euroasiática y la Unión Europea. La creciente
influencia regional de China elevará los riesgos geopolíticos, por ejemplo, en India.

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