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Tema 5. La Poesía de 1939 A 1975. Claudio Rodríguez
Tema 5. La Poesía de 1939 A 1975. Claudio Rodríguez
Claudio Rodríguez
Guerra y posguerra
Generación del 36
La generación del 36, también llamada generación escindida, agrupa a los autores que
reflejan en sus obras las consecuencias de la Guerra Civil. Tras la contienda continúa
la corriente de rehumanización de la poesía que la entiende como un medio de
expresión de las preocupaciones y sentimientos individuales y sociales, renunciando a
la idea del arte puro.
Miguel Hernández. Es un poeta autodidacta, puente entre la generación del 27 y la
generación del 36. En su poesía destaca su inagotable imaginación metafórica y un
estilo enérgico y apasionado. En las formas poéticas integra muy bien la tradición
clásica con los movimientos vanguardistas. Su obra se clasifica en dos etapas,
separadas por el comienzo de la Guerra Civil:
Poesía arraigada
La llamada poesía arraigada agrupa a los poetas afines al régimen franquista. Los
temas comunes son el amor, la fe católica, el paisaje o la patria. El estilo es sobrio y
con formas métricas clásicas. El grupo reivindica a Garcilaso de la Vega como modelo
de clasicismo.
Algunos poetas de esta corriente literaria son José García Nieto, Luis Rosales,
Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo y Luis Felipe Vivanco.
Luis Rosales. Participó en la dirección de las revistas Escorial y Cuadernos
hispanoamericanos. En su poesía destaca la riqueza metafórica y el sentido del ritmo.
Sus obras más importantes son: Abril y La casa encendida.
Poesía desarraigada
La corriente que se denominó poesía desarraigada está formada por autores que
permanecieron en España pero en desacuerdo con el régimen. Los temas principales
de sus obras son la falta de sentido de la existencia, el paso del tiempo y la muerte.
Los poemas transmiten una profunda angustia derivada de la concepción de la realidad
como un caos.
Los principales poetas de esta corriente son Dámaso Alonso, Victoriano Crémer, José
Luis Hidalgo, Eugenio de Nora y Blas de Otero, que difundían sus poemas en la revista
Espadaña.
Dámaso Alonso. En un primer momento perteneció a la generación del 27. Sus obras
más importantes son: Poemas puros, poemillas de ciudad (1921), obra juvenil muy
influida por Juan Ramón Jiménez e Hijos de la ira (1944) que es su obra más lograda.
Poesía en el exilio
Poesía social
─ Búsqueda de nuevas formas expresivas. En sus últimos años trató temas más
personales y utilizó formas métricas más libres, incluso poemas en prosa. Incorporó
imágenes novedosas que dieron cierto hermetismo a obras como Mientras (1970) o
Poesía con nombres (1977).
Gabriel Celaya. Autor reconocido por su poesía social, aunque tiene poemas de muy
variados registros. Se caracteriza por la original fusión de lo culto y lo popular con
mucha musicalidad. Su poesía social es muy directa, con mucha carga política y con
un lenguaje intenso y combativo. Dentro de esta corriente tiene obras como Lo demás es
silencio (1952) o Cantos iberos (1955).
A principio de la década de 1960 se abre paso una generación de poetas que abandonan
el tono épico de la poesía social con la publicación de dos antologías: Veinte años de
poesía española (1962) y Poesía última (1963). Esta generación es conocida como
Generación del 50.
Sus integrantes tienen en común que pasaron su infancia durante la guerra, sus familias
eran de origen burgués y tenían formación universitaria. Muchos estaban conectados
por ciudades como Barcelona, para Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma, José Agustín
Goytisolo o Alfonso Costafreda y Madrid, para Carlos Bousoño, Claudio Rodríguez o
José Ángel Valente. Escribieron al margen de estos círculos Antonio Gamoneda o José
Hierro.
Todos comparten características como el enfoque humanista en el que caben todos los
problemas del ser humano y la reflexión sobre la propia experiencia, y la búsqueda de
un lenguaje personal. Recurren con frecuencia a la ironía, la parodia y al lenguaje
coloquial. Poetas destacados de la generación del 50 son:
Ángel González. Su poesía muy social, pero tiene un amplio recorrido desde el
pesimismo existencial a la alegría reflexiva. En su primera etapa, sus poemas
están próximos al existencialismo. En su segunda etapa, busca la complicidad con el
lector con quien comparte vivencias y sentimientos. Su estilo combina realismo e
imaginación, utiliza la ironía y expresiones coloquiales. Destacan obras como
Áspero mundo (1956), Sin esperanza, con convencimiento (1961), Tratado de
urbanismo (1967), Breves canciones para una biografía (1971), Deixis en fantasma
(1992) y Otoño y otras luces (2001).
Sin embargo, a medida que avanzamos en su obra esta seguridad inicial en la capacidad
iluminadora de la poesía se va poniendo en entredicho y en el último libro expresa ya
claramente la idea de que el hombre no puede llegar a conocer el fondo de las cosas y la
única manera de sobrevivir es aceptar esta verdad con resignación.
Para encontrar esa verdad, el poeta parte de su experiencia personal: personas, animales,
cosas, situaciones reales que describe y ante las que expresa sus emociones dotándolas
de un sentido trascendente, simbólico. Muchos de estos elementos pertenecen a la tierra
en que nació (Zamora): el Duero, los campos de labranza, las fiestas típicas, etc...
- La preferencia por el verso endecasílabo blanco (sin rima) o asonantado, ya solo (en su
primer libro) o combinado con heptasílabos (silva libre). En su último libro hay una
mayor variedad métrica.
Don de la ebriedad (1953), escrito y publicado cuando el poeta contaba tan solo
con 18 años de edad. Recibió por él el Premio Adonais de poesía e impresionó
vivamente a Vicente Aleixandre con el que mantendrá una amistad profunda.
Conjuros (1958), libro dedicado a Vicente Aleixandre y en el que muestra ya
una gran madurez poética expresada en una voz propia en inconfundible.
Alianza y condena (1965), poemario compuesto en Inglaterra, donde el poeta se
había trasladado como lector de español e las universidades de Nottingham y
Cambridge. Influyen en esta los poetas románticos ingleses William
Wordsworth y Dylan Thomas.
El vuelo de la celebración (1976), es un conjunto de poemas que buscan la
carnalidad del amor como salvación conceptual y material del poeta y de todo lo
que nos constituye, incluido el miedo y la consciencia de la pesadez vital.
Casi una leyenda (1991), la última obra de Claudio Rodríguez recoge alguna de
las características poéticas de toda su carrera: voz transparente, poesía reflexiva
y serena, cuyo discurrir fluye armoniosamente ante la contemplación de la
naturaleza, la existencia de los hombres y la consideración de su posible
trascendencia.
Aventura (2005): edición póstuma facsímil de los últimos poemas de Claudio
Rodríguez.
A lo largo de su carrera recibió premios tan relevantes como el Premio Nacional de
Poesía (1984) o el Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1993). Falleció en julio de
1999 en Madrid.