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ISFD N°54

Profesorado de Historia.
2° año. Historia Americana y Argentina I.
Docente: Prof. Lic. Javier E. De Los Ríos.

Trabajo: Reseña sobre Juan Manuel de Rosas

Texto: O´Donnell Mario, “Juan Manuel de Rosas: el ‘maldito’ de nuestra historia oficial”.

Alumnas:

● Alvares Luciana Aldana


● Britez Natalia Lorena
● Cubillas Maria Antonia
● Gonzalez Abril

Cursada: 2021. 2do cuatrimestre.


Índice:

1. Título: “Juan Manuel de Rosas: el ‘maldito’ de nuestra historia oficial”.

2. Presentación del autor: Mario “Pacho” O´Donnell.

3. Contexto de la obra.

4. Resumen Explicativo.

5. Comentarios y críticas hechos por algunos historiadores.


Primo Ricardo

6. Conclusiones y comentarios personales:


6.1. Álvarez Luciana Aldana
6.2. Britez Natalia Lorena
6.3. Cubillas María Antonia
6.4. Gonzalez Abril

7. Bibliografía

1
1. Título: “Juan Manuel de Rosas: el ‘maldito’ de nuestra historia oficial”.

Presentación del libro:

O´Donnell, Pancho
Juan Manuel de Rosas: El maldito de nuestra
historia oficial.
Editorial: AGUILAR
Idioma: Español
ISBN: 9789870428305

Diseño de tapa: esta pertenece a una viñeta de Juan Manuel de Rosas, publicada en la 4ta.
página de "La Gaceta Mercantil" correspondiente al nº 3939 del miércoles 27 de julio de
1836.1

1
LA GAZETA FEDERAL, Retratos de Juan Manuel de Rosas,
http://www.lagazeta.com.ar/retratos_rosas.htm

2
2.Presentación del autor: Mario “Pacho” O´Donnell.

Mario Ernesto O´Donnell nació el 28 de octubre de 1941 en Buenos Aires,


posteriormente en 1965 se graduó de médico en la Facultad de Ciencias Médicas de la
Universidad de Buenos Aires. Se ha especializado en Psiquiatría, Psicoterapia y
Psicoanálisis.
Con la dictadura del 76, debió exiliarse a España debido a sus convicciones
democráticas. Para 1981 volvió a la patria y participó en el "Teatro Abierto" y escribió en la
revista "Humor". Con la vuelta a la democracia, durante la presidencia de Alfonsin fue
designado secretario de Cultura de la ciudad de Buenos Aires, impulsando desde allí las
conexiones que la dictadura había censurado.
Siguiendo con su participación en los gobiernos peronistas posteriores, ocupó cargos como
Secretario de Cultura, creándose durante su gestión el INCAA (Instituto Nacional de Cine y
Artes Audiovisuales) y el Instituto Nacional de Teatro. También se impulsó el funcionamiento
de la Biblioteca Nacional y la informatización de las demás. Fue también senador nacional
por la Ciudad de Buenos Aires, diputado en la Ciudad de Buenos Aires, Ministro
Plenipotenciario en la Embajada Argentina en España y Embajador en Bolivia y Panamá. En
dos oportunidades fue Presidente del Instituto Cultural Argentino- Israelí (ICAI).
Con respecto a la historiografía fue director del Departamento de Historia de la UCES
(Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales).
Sobre su obra, esta abarca muchos ámbitos desde el área médica (con una amplia
cantidad de ejemplares); la literatura (con novelas y cuentos); el género bibliográfico (con
personalidades como: Juana Azurduy, el Che Guevara, Juan Manuel de Rosas, etc.);
historiográfico (El grito sagrado, El águila guerrera, El Rey Blanco y Los héroes malditos)
Dentro del aspecto historiográfico, O ́ Donnell se vuelca hacia el revisionismo histórico, con
el interés de revelar aspectos que la historia oficial ha querido ocultar.
Además llevó la historia a otros ámbitos, en los programas de radio y televisión del
mismo nombre “Historia confidencial”; otros programa radiales fueron “contar la historia”;
“Los caminos de Pacho O´Donnell”; condujo en el canal Encuentro el ciclo “Archivos
O´Donnell”; otro programa titulado “¿Qué hubiera pasado si..?; en A24 emitió el programa
“infancias”. También tiene un recorrido como dramaturgo, obteniendo varios premios. Ha
participado del filme “País cerrado”.
Ha sido presidente dos veces del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e
Iberoamericano Manuel Dorrego. Posteriormente fue distinguido como Presidente
Honorario.2

3.Contexto de la obra.

El autor de la obra no tuvo fácil la tarea de dar otra perspectiva, otra mirada aparte
de que tenía la historia oficial sobre la vida y obra de don Juan Manuel de Rosas. Está solo
intenta dejar al descubierto su lado autoritario (por haber implementado persecuciones,
degüellos y fusilamientos) pero lo que no cuenta, es que por la otra parte (tanto unitarios y
otros federales) obraban de igual manera ya que las circunstancias permitían el auge de la
violencia.
Otro hecho que se señala en el libro es la insistencia por dictar una Constitución, al cual el
Restaurador de leyes se había negado por sabias razones. Sin embargo para el final de su

2
O´DONNELL PACHO, Biografia, https://pachoodonnell.com.ar/biografia

3
mandato el territorio ya tenía el nombre de "Confederación Argentina”, luego “República
Argentina", generando así un sentido de patria y territorio nacional.
De ésta manera quedará la duda si, es justa la condena de la historia, a un personaje digno
de recibir de parte de nuestro libertador, el general José de San Martín, su sable inmortal y
explicando que ésta decisión la tomó, al evaluar la satisfacción de ver con qué firmeza ha
sostenido el honor de la República contra los intentos de los extranjeros de humillarnos.
El autor deja en evidencia las dos posturas, tanto de la historia oficial, al tildarlo de
traidor y así gestar un sentimiento de odio. O la otra historia, contada dentro de su contexto,
con los bueno y malo de tan singular personaje. Sin ocultar “bajo el tapete” las traiciones,
deshonras de aquellos “próceres” de la historia oficial.3

4.Resumen Explicativo.4

Capitulo 1: “Catolico y militar”


Juan Manuel de Rosas nació el 30 de marzo de 1793, hijo de Don Leon Ortiz de
Rosas, quien era militar y provenía de una descendencia de funcionarios y militares al
servicio del Rey. Su madre, doña Agustina Lopez de Osornio, proveniente de una pudiente
familia terrateniente. De su padre adquiere su particular trato a los indios, contraria a la
actitud de la clase decente. Además de su madre, tendrá la firmeza de su carácter, por la
presión que ejerce sobre él, al tener que comandar la hacienda.

Capítulo 2: “Ni el apellido”


La disciplina que ejercía su madre, no iba acorde con el gran carácter del joven Juan
Manuel, el cual luego de un castigo, huye de su casa. Plasmando en una nota “me voy sin
llevar nada de lo que no es mio”. Se marchó sin nada, más nunca reclamando algo, y
dejando hasta su apellido al cual le quitó el Ortiz y cambiando la “z” en Rosas.

Capítulo 3: “Los heroicos migueletes”


Al Restaurador se le reprocha no haber participado de las Invasiones Inglesas ni de
la Revolución de Mayo. Sin embargo, a la edad de 13 años, colaboró como ayudante de
municiones en las fuerzas de Liniers; en la 2da se enlistó como soldado en el 4to escuadrón
de Caballería, “Migueletes”, vistiendo su uniforme punzo, color que usaría como
representativo. Con respecto a la jornada de mayo, no participó ya que Rosas desconfiaba
de esas ideas aristocráticas y europeas de “los revoltosos”, además de que el desorden no
era de su gusto.

Capítulo 4: “El patrón de la estancia”


Formó una sociedad agrícola con Juan Nepomuceno Terrero y Luis Dorrego. Esta
sería exitosa y Juan Manuel sería el encargado de la explotación, instalando saladeros y
exportando chasqui, reinvirtiendo el dinero en la compra de campos aledaños a los indios
(tehuelches, pampas y ranqueles). Así el poder y presencia de los estacioneros aumentaría,
siendo Rosas el representante de este sector.
Rosas compraría la estancia “Los Cerritos” y otra a la que le pondría el nombre del
libertador, Don Jose de San Martin. También formará otra sociedad con los Anchorena, sus

3
O'DONNELL PACHO, Juan Manuel de Rosas: el maldito de nuestra historia oficial. Introducción.
4
Debemos aclarar que no se utilizaran citas, seguiremos la forma del autor. Este solo nombra
algunos autores, actores o diarios a los que hace alusión, sin darle formalidad a las mismas.

4
primos que lo habían acogido cuando huyó de su hogar. Ayudando en sus campos
administrandoles, comenzando a desarrollar su rol como patrón de estancia.

Capítulo 5: “Las provincias invaden Buenos Aires”


Situado en 1820 los caudillos Estanislao Lopez y Francisco Ramirez, aliados a Jose
Artigas luchan para contener la invasión portuguesa a la Banda Oriental. Aun así las tropas
son vencidas en la Batalla de Cepeda, quedando los “provincianos” en Buenos Aires
acechando a los porteños. Esto alarma a los estancieros, los cuales arman milicias con sus
peones, Juan Manuel los encabezará, yendo al rescate de Dorrego con los “colorados del
Monte”. Sin embargo Dorrego cae, dejando el puesto a Martin Rodriguez, el cual llega a un
pacto económico con Lopez para que vuelva a Santa Fe. El cual es cumplido y muestra la
figura de Rosas como un pacificador con los caudillos provincianos.
Este encuentro entre Rosas y Lopez, puede afirmarse como el comienzo del Movimiento
Federal. Aquí el santafecino le dará a Rosas los fundamentos para hacerle la oposición al
movimiento europeizante y la masonería volteriana de los unitarios. Tendrá ideas como:
autonomía de las provincias, nacionalización de la aduana, gobierno central; las cuales
venían de la del caudillo Jose Artigas, otra maltratada figura por la historia oficial.

Capítulo 6: “Un papel importante en el futuro”


Rivadavia, gobernador de Buenos Aires, implemento politicas a favor del libre
comercio con Inglasterra, estimular la inversion extranjera, inmigracion de europeos (lo cual
chocaba con el sentimiento nacionalista), difusion de principios liberales en la vida cotidiana
(las cuales chocaban con el poder ecleciastico, el cual Rosas defendia por creerlos parte del
sentir nacional e instauradoras del orden que tanto aprecia). Además firmó una constitución
unitaria la cual dejaba relegados a los provincianos y perjudicaba a los estancieros,
negándoles el puerto y buscando dividir Buenos Aires en dos para que tuvieran que pagar
mayores impuestos. Todo esto sumado a las consecuencias de la guerra contra Brasil ,
provocaron la renuncia del gobernador, poniendo a Manuel Dorrego en su lugar, siendo un
líder federal más sensible a los consejos de Rosas. Esto alegra a nuestro libertador, el cual
no pudo seguir su campaña en Bolivia por las negativas un apoyo por parte de Rivadavia.

Capítulo 7: “Dos caudillos populares”


Pueyrredon y Dorrego habían tenido problemas, cuando el segundo le reprocha sus
negociaciones con los portugueses para aplastar a Artigas y con los franceses para
cederles el comercio rioplatense, pero sobretodo cuando Dorrego le reclama que nunca lo
ha visto en el campo de batalla. Así el Director Supremo lo expulsa, teniendo que irse
sufriendo peripecias hasta llegar a norteamérica. Allí se puso en contacto con las ideas de
democracia y república, las cuales tomaría para su patria.
De estas ideas el populismo sería lo que lo unirá a Rosas, la idea de que sin los sectores
populares no se podria hacer política. Así “el señor de las Pampas” se mimetizará con los
gauchos y Manuel con los descamisados. Sin embargo existe una gran diferencia, Dorrego
promulgaba una participación de los sectores populares mediante el voto, mientras que
Rosas (influenciado por su crianza) sostenía que estos debían ser representados por un
patrón que los conociera, “un autocrata paternalista”, el cual defenderá los intereses de su
clase y protegerá a la plebe. Aun así, sus diferencias pesaron cuando Dorrego dio derechos
a los sectores desfavorecidos, y sus antes partidarios, ahora lo verían como un alborotador.

Capítulo 8: “El cuarteto redimido”

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Un cuatrero interrumpe la reunión de Rosas y su amigo Miro, al querer robar un
gallo. El Restaurador lo persigue, atrapandolo. Lo entrega a su capataz el cual lo castiga a
latigazos, posteriormente lo invita a cenar y allí lo invita a trabajar con él, para que dejara
esa vida y pudiera “andar derecho”.

Capítulo 9: “La tragedia de Navarro”


Quienes derribaron a Dorrego fueron los logistas, rivadaviano e Inglaterra. El
gobernador no se resignaba a la pérdida de la Banda Oriental a Brasil a pesar de la victoria,
intentando un elaborado plan para detener al emperador y traerlo hasta Buenos Aires. Aun
así el plan es destartalado por el servicio de inteligencia inglés.
Lavalle influenciado por los unitarios y rivadavianos se subleva, el 1 de diciembre de 1820.
El gobernador sin el apoyo de las fuerzas regulares, se reúne con el pueblo, además se le
suman soldados simpatizantes y hasta Don Juan Manuel se pone de su lado, prefiriendo a
él antes que vuelvan los unitarios liberales. De todas formas, es derrotado el 19 de
diciembre y apresado al día siguiente. El diario “El Pampero” diría: “La gente baja ya no
domina y a la cocina volverá”.

Capítulo 10: “El terror unitario”


Con la muerte de Dorrego comienzan las “listas negras”, detenciones, persecuciones
y destierros de los partidarios del derrocado, mientras que otros optan por huir de la
amenaza unitaria. “Impondremos la unidad a palos”, declara el sacerdote Julian Segundo
Aguero. El general Iriarte declarara que Lavalle violara los derechos de la propiedad
privada, “(...) a sus compatriotas les hacían sentir todo el peso del régimen militar, cual si
fuesen sus más implacables enemigos”. Para 1829 el crecimiento demográfico se vuelve
negativo, hay más muertes que nacimientos, de ahí vendrá el slogan “salvajes unitarios”.
Sin embargo la historia oficial dejara en manos de Rosas el terrorismo político.

Capítulo 11: “El pasajero del ‘Countess of Chichester’”


San Martín llega en febrero de 1829, sin embargo ya se había producido la
revolución unitaria y el fusilamiento de su oficial. Este no ignora que si desembarca, lo van a
matar por sus simpatías hacia los federales y la posibilidad de ser el nuevo líder. Sin
embargo recibe envidias de Lavalle, el cual le ofrece la gobernación de Buenos Aires, la
versión oficial expone que el no aceptara para no meterse entre los dos bandos. Sin
embargo Don Jose no aceptara porque sería ponerse del lado de los enemigos a sus
ideales, además de que la derrota unitaria era inminente, sugiriendo que declare su derrota
ante los Lopez y Rosas. También parece presagiar el advenimiento de Rosas al poder: “Las
gentes claman por un gobierno riguroso, en una palabra: militar”.

Capitulo 12: “El Puente de Marquez”


Lavalle es derrotado por las fuerzas rosistas y montoneras santafesinas el 25 de
abril de 1829. Así Rosas comenzaba a mostrar su estilo: se estaba a su favor o encontra, y
sus aliados serían los estancieros y los gauchos. Y no solo gauchos desde los sectores
populares, sino también con los indios los cuales mostraban bravura y disciplina.
A su vez hay reacciones contra Lavalle por parte del interior por ejemplo Facundo Quiroga,
quien lo tilda de gobernador intruso; a su vez otras desconocen su gobierno como es el
caso de San Juan, Mendoza, La Rioja. Estanislao Lopez tampoco reconoce la elección por
“voto nacional y unánime”.

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Posterior a la batalla Rivadavia y Aguero se fugaron a la Banda Oriental. Lavalle se rindió
ante Rosas, así firmaron el Tratado de Cañuelas el cual establece que Lavalle renunciaba a
la gobernación y Rosas prometía ninguna instrucción a Buenos Aires por parte de los
salvajes. También se estableció el nuevo gobernador: Juan Jose Viamonte, aceptable para
ambos bandos.

Capítulo 13: “Chusma y hordas salvajes”


San Martín solicita un pasaporte a Montevideo a Diaz Velez, ya que no desea
participar de la guerra fratricida. Este por su parte le contesta que “(...) aquí no hay dos
partidos, si no se quiere ennoblecer con este nombre a la chusma y a las hordas salvajes”.

Capitulo 14: “Yo no soy federal”


La llegada a su primer gobierno, encuentra a Juan Manuel desconcertado por haber
tenido que aceptar un puesto que no deseaba según sus declaraciones, sino que las
circunstancias lo han llevado a este lugar. Llevando consigo su sistema, en el cual no cabía
infracciones y donde el ejemplo era la vía para ganar la confianza. De esta manera Halperin
Donghi declara que con la llegada de Rosas “La crisis de las instituciones porteñas
comienza a cerrarse: Rosas es -en vocablo de sus adictos, recogido por la Legislatura- el
Restaurador de las Leyes (...)”. Con respecto a su postura, era federal porque le pesaba
más su desprecio a los unitarios más que por concordar con los postulados federales.
Tomando una actitud más de conciliación al principio, por ejemplo al aceptar a los ministros
de Lavalle.

Capítulo 15: “La víctima ilustre”


Uno de sus primeros actos fue la exhumación de los restos de Manuel Dorrego y
trasladó sus restos al cementerio de la Recoleta. Allí se celebró una ceremonia (las grandes
celebraciones tienen gran importancia política) y declaró: “(...) La mancha más negra de la
historia de los argentinos ha sido ya lavada con las lágrimas de un pueblo justo, agradecido
y sensible”.

Capítulo 16: “La medida más filantrópica”


El unitario Paz se encuentra de nuevo a Quiroga en batalla en febrero de 1830, este
último vuelve a ser derrotado y hay fusilamiento de prisioneros. Paz no solo domina
Córdoba y toma a las provincias vecinas (La Rioja, Santiago del Estero, Mendoza) en las
cuales sus lugartenientes se quedan con cada una de ellas, en las cuales cometen actos
violentísimos contra los soldados o familias de los caudillos. Sobre esto la historia oficial lo
deja pasar, no como a Rosas, además de que a Paz no se lo juzga por ninguno de los
crímenes cometidos por sus subordinados, no así con el Restaurador.
Sin embargo Quiroga luego de unos días, en marzo toma posición en Córdoba derrotando
al Coronel Videla. En un primero momento no toma víctimas, sin embargo llegan las noticias
del destierro que le han hecho a su familia, esto colma su paciencia y recordando todo lo
que han hecho los unitarios, manda fuego contra los prisioneros.

Capítulo 17: “El carancho del monte”


Vicente Gopnzalez, el cual tiene de apodo el título de este capítulo, fue un
colaborador de Rosas. Comenzando como peón hasta llegar a “cacique”, luego fue uno de
los agentes de represión, reclutaba y formaba milicias. A él se le adjudica el pionerismo en

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la portación de la divisa federal y la coerción para ser usada por todos, “como signo de
unidad nacional”.

Capitulo 18: “Me dices que eres virtuoso”


Se desarrolla una conversación por una serie de cartas en la cual Rosas y su madre
hablan. En una carta de 1819 Rosas en la cual declara extrañar a su madre y le pide su
bendición, queriendo llevar a su familia con él. Ella contesta que él tendría que haber
pasado su cumpleaños a su lado y reprochando la lejanía que había tomado, finaliza
invitando a él y a su familia. En estas conversaciones quedan patentados los modos de
Agustina, ese fiero carácter el cual no tembló al defender a su hijo frente a las exigencias de
los unitarios.

Capítulo 19: “Los estancieros y el poder”


Con el ascenso de Rosas al poder, entraba también otro sector económico, los
estancieros. Tanto Rosas como Ramirez, Quiroga y Lopez, dirigen directamente sus
estancias, generando así el contacto con la clase popular. De esta manera adoptará la
vestimenta, modales y hábitos de los gauchos. Pero también vigilarlos y controlarlos, debían
hacerse respetar por su coraje frente a todos los peligros. Compartían también los valores:
eran nacionalistas, respetaban la religión y las tradiciones, ensalzaban valores como el
coraje y la lealtad.
Luego de 1820, se comienza a invertir en tierras, ganado y saladeros. Ya que habían sufrido
las consecuencias de las importaciones provocadas por los británicos. De la misma manera
en que el capital pasó de la ciudad al campo, lo mismo pasó con la política. De esta
manera, Rosas inicia un nuevo cambio, habrán ideas autóctonas, se tomará al interior, allí
estará el nuevo poder político, social y económico.

Capítulo 20: “El libre comercio”


El libre comercio que habían promulgado Rivadavia y los participantes de Mayo,
habían generado un retroceso en las industrias incipientes del interior, incapaces de
competir con los europeo. Frente a esto en julio de 1830, se firma el Pacto Federal (entre
Santa Fe, Buenos Aires, Entre Ríos y Corrientes) para contrarrestar el poder de la alianza
unitaria (compuesta por San Juan, La Rioja, Mendoza, San Luis, Santiago del Estero y
Córdoba). Este pacto propone un proteccionismo a la producción y los cultivos del interior;
la nacionalización de los ingresos aduaneros; navegación libre de los ríos; autorizar a otros
puertos a comerciar directamente; reemplazar el liberalismo económico porteño por una
política proteccionista.
Sin embargo Buenos Aires se negó al proteccionismo de los productos del interior,
aludiendo que sería contraproducente; y tampoco el derecho aduanero de Buenos Aires ya
que era esta la que pagaba la deuda contraída por la guerra de independencia. De esta
manera se firmó el pacto el 4 de enero de 1831 sin la presencia de Corrientes, quien
firmaría posteriormente. Años más tarde Rosas aceptaría las medidas proteccionistas.

Capítulo 21: “La gran seca”


Rosas no solo debió enfrentarse a la anarquía reinante sino también a una sequía,
Bravard informó en el año 1857, que “todo el país fue convertido en un inmenso desierto.
(...) Se asegura que durante ese largo periodo pareció más de un millón de cabezas de
ganado y que los límites de las propiedades desaparecieron bajo espesas capas de polvo.”

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Capitulo 22: “No a la constitución”
Rosas se negara a firmar una constitución, rechazando los reclamos del correntino
Ferre alegando que este no era el mejor momento, utilizando la metáfora de la cosecha,
“(...) sembrar en la peor estación, y ya recoger el más hermoso fruto, con una particularidad,
que lo quiere recoger en los momentos mismos que empiece a sembrar”. Allí O'Donnell
debatirá: ¿Rosas no quería perder su poder o era pertinente su decisión, ya que después de
Caseros reinó la anarquía?

Capitulo 23: “Una equívoca decisión”


Desde las memorias de José Paz se cuenta un suceso, en el cual es perseguido y
capturado. Estanislao Lopez no sabe que hacer, por lo cual le consulta a Rosas. Entre estos
se decide que hay que matarlo por el peligro que representa y por justicia frente a los
horrores unitarios, sin embargo ninguno quiere hacerse cargo del muerto. Por lo tanto Paz
queda libre, siendo una piedra en el zapato federal este suceso.

Capítulo 24: “Maquiavelo con traje de estanciero”


Las provincias unitarias una a una van uniéndose al Pacto Federal, con esto se
instaura un periodo de armonía política y económica, en la cual la figura de un autócrata ya
no sería tan necesaria. Vuelven las quejas por el dictado de la constitucion, por parte de los
“lomos negros” opositores de los “apostolicos” del Restaurador. De esta manera en
noviembre de 1832, le quitan sus poderes extraordinarios. Rosas renuncia a su cargo,
dejando un vacío político en Buenos Aires para hacer campaña contra los indios.

Capítulo 25: “La campaña del desierto”


Esta buscaba la ocupación de las fértiles pampas para sus “protegidos y amigos”. A
su favor se puede decir que prefería utilizar los acuerdos, regalos, sobornos con los indios,
que aplicar la violencia. Rosas le dirá a su esposa Encarnación: “Ya has visto lo que vale la
amistad de los pobres y por ellos cuánto importan sostenerla y no perder medios para atraer
y cautivar voluntades”.
Finalizada la campaña, Rosas agregó miles de kilómetros cuadrados a Buenos Aires;
garantizo la seguridad de las nuevas fronteras; apaciguaron a los indios y los
comprometieron a servir en el servicio militar. Se encontrarán muchas muestras de lealtad
por parte de ellos, participando de los desfiles federales, declarando el Cacique Cahuel: “yo
y todos mis indios moriremos por él. Sus palabras son lo mismo que las palabras de Dios” y
el Cacique Nicasio: “(...) siempre habré de morir por él, porque Juan Manuel es mi padre y
el padre de todos los pobres”.

Capítulo 26: “Los apostólicos no descansan”


Los partidarios de Rosas no descansan, realizando movilizaciones populares en
ellas exclamaron: “se ha formado una logia con el objeto de acabar con vuestro General
Rosas. (...) mientras no colguéis dos docenas de esos caporales logistas, en el país se
reproduciran nuevas escenas de horrores y de la sangre”.

Capítulo 27: “Los intelectuales y el héroe romántico”


Con la venida de Esteban Echeverria en 1830 de París, se volverá el líder de los que
buscaban nuevos horizontes culturales e ideológicos. El romanticismo era la ruptura con lo
clásico, rebelarse contra el orden, tomando partido por el progreso y haciendo propias las
ideas de cambio. Expresando bellos conceptos sobre el “pueblo” pero rechazando al

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gaucho y orilleros. Al gaucho primeramente lo ven con simpatía, por sus tintes nacionales
que lo aproximan a un héroe romántico.
Alberdi dirá de Rosas “(...) Es un representante que descansa sobre la buena fe, sobre el
corazón del pueblo. Y por pueblo no entendemos aquí la clase pensadora, la clase
propietaria únicamente, sino también, la universalidad, la mayoría, la multitud, la plebe”. Sin
embargo estas relaciones no prosperan ya que se los consideran unitarios liberales, ateos y
extranjerizantes. Teniendo que ir a Montevideo: Echeverría, Alberdi y Mitre.

Capítulo 28: “De rubia chala vestida”


Tanto los apostólicos como Doña Encarnación, tuvieron influencia para que Rosas
pudiera acceder a su segunda gobernación. Ella buscará la misma lealtad fanática,
reclamando hasta a la propia familia su adhesión. Se realizaban reuniones en su casa con
participación de todo el populacho y “federales de categoría”.
A Encarnación también se le debe la creación de la “Mazorca”, la cual la historia oficial
califica como un grupo parapolicial que practicaba terrismo de Estado, con el objetivo de
derrocar a los enemigos del Restaurador. Su nombre deriva de una de sus practicas de
tortura favorita. También el rosismo le dio a la política argentina, el aprovechamiento de la
cultura popular con fines propagandísticos.

Capítulo 29: “Las yermas y vastas pampas”


Terminada la campaña, Rosas licencia al Ejército Expedicionario en marzo de 1834,
pronunciando “compatriotas: os gloriéis con el título de Restauradores de las Leyes;
aceptad el honroso empeño de ser firmes columna y constantes defensores”.

Capítulo 30: “El verdadero estado de la tierra”


La inestabilidad política y breves gobiernos de Balcarce y, otra vez, Viamonte
hicieron que don Juan Manuel volviera a ser convocado para imponer el orden que
permitiera el desarrollo de los negocios de comerciantes y hacendados. El argumento que
puso fin a las discusiones sobre si debía o no concedersele el poder absoluto para su
segunda gobernación se derrumbó cuando llegaron las noticias del asesinato de Facundo
Quiroga. “Mí querido don Juan Manuel”, escribía. Era uno de sus mayordomos.” El general
Quiroga fue degollado en su tránsito de regreso para ésta el 16 del pasado último febrero,
18 leguas antes de llegar a Córdoba. La historia oficial, abierta o encubiertamente, adjudica
la muerte del “tigre de los llanos” al restaurador.

Capítulo 31: “La suma del poder político”


Se deposita toda la suma de poder político a Buenos Aires en la persona del
brigadier general D. Juan Manuel de Rosas, sin más restricciones que las siguientes:
1. Que deberá conservar, defender y proteger la religión católica apostólica romana;
2. Que deberá defender y sostener la causa nacional de la Federación;
3. El ejercicio de éste poder extraordinario durará todo el tiempo que a juicio del
gobernador sea necesario. Antes de aceptar don Juan Manuel solicitó la realización
de un plebiscito para conocer si contaba con el apoyo de la gente. El resultado fue
9316 a favor de la proclamación de Rosas y sólo 4 en contra.

Capítulo 32: “El mejor remedio”


“Tomó una porción de ajos, los pelo y colocó sobre un pedazo de lienzo lo coció en
forma de bolsa. Luego de hervir la exprimió sobre una fuente haciéndose una especie de

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aceite que puso después en un frasco, luego se frota los miembros enfermos y después
envolver con unos lienzos”. La carta fechada después del asesinato de Barraca Yaco
impidió que su destinatario se anoticiara del remedio para sus torturantes hemorroides que
le recomendaba Rosas a don Juan Facundo Quiroga.

Capítulo 33: “El noble título de su libertador”


Uno de los más importantes apoyos que tuvo don Juan Manuel fue el del Libertador
San Martín. Así escribe el 1 de enero de 1834 sus reflexiones sobre libertad y dictadura: “
¿qué me importa que se me repita hasta la saciedad que vivo en un país de libertad, si por
el contrario se me oprime? ¡Libertad! Para que si me dedico a cualquier género de industria,
venga una revolución que me destruya el trabajo de muchos años y la esperanza de dejar
un bocado de pan a sus hijos”. Concluyó diciendo “el hombre que establezca el orden en
nuestra Patria, sean cuales sean los medios que para ello emplee, es el solo que merecería
el notable título de libertador”.

Capitulo 34: “Las circunstancias extraordinarias”


J. Irazusta niega la calificación de “tirano” para Rosas porque no corresponde a
ninguna de las dos condiciones fundamentales que define a la tiranía: la usurpación o la
ilegitimidad del origen y el egoísmo en el ejercicio del poder. Los objetivos políticos y
económicos que llevaría adelante son sencillos y claros: orden administrativo, control del
gasto, eficacia en la recaudación impositiva, exaltación del partido gobernante, control de la
oposición. Durante toda su gobernación la oposición no tendrá derecho a expresarse y sólo
lo hará desde Montevideo por la acción de los exiliados en períodos de circulación
clandestina en Buenos Aires y en las provincias. Rosas dirá: “las circunstancias durante los
años de mi administración fueron siempre extraordinarias, y no es justo que durante ellas se
me juzgue como en tiempos tranquilos y serenos”.

Capítulo 35: “Los primos ingratos”


La conquista y distribución de tierras de pastoreo y cultivo durante los gobiernos
rositas provocaron una significativa concentración de riquezas. Nicolás Anchorena, quien no
respondería a los insistentes pedidos de ayuda económica de Rosas durante su exilio de
pobreza, en 1852 había acumulado 306 leguas cuadradas de campo fértil, es decir 800.000
hectáreas. Don Juan Manuel, en cambio, llegó a tener 70 leguas cuadradas (175.000
hectáreas).

Capítulo 36: “La clase de muertos”


Entre otros motivos la fama de terrorista será mayor en los federales porque su base
popular hizo que algunas de sus víctimas formarán parte de la clase acomodada. Pero no
puede puede negarse una clara tendencia a la violencia y a la crueldad en el Restaurador,
en el peligro de su trabajo como estanciero en la frontera con los indios. Su primera víctima
Juan de Dios Montero, se lo acusó de conspirar para sublevar a la indiada en contra del
gobierno de Buenos Aires. Corren los últimos días de 1829 cuando Montero es llevado en
presencia de Rosas, quien le entrega un sobre lacrado que debe ser entregado a su
hermano Prudencio. El texto decía: “al recibir ésta, en el acto y sin pérdida de un minuto,
hará usted fusilar al portador que es el sargento Montero”.

Capítulo 37: “Los esclavos del Restaurador”

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Nunca se demostró que Rosas tuviese esclavos africanos en sus haciendas, como
divulgaran sus detractores. Rosas tenía muchos negros empleados en su admiración
pública y también y los valorizaba muy especialmente. El gobernador regularmente asistía a
sus “candombes” y no era infrecuente verlo bailar con alguna negra. “Los negros
encontraron en el caudillo de la pampa una decidido protección”.

Capítulo 38: “El líder necesario”


En el caso del liderazgo, cómo fue el caso de Rosas, sin muchas personas que lo
colocan en el lugar de su “ ideal del yo”. Los historiadores coinciden en que existía en la
sociedad un hartazgo de tanta anarquía. ¿Por qué Rosas fue el elegido? Los sectores
populares lo respetaban porque a su vez conocían el respeto del Restaurador por ellos,
porque lo consideraban uno de los suyos, porque era valiente, honesto y porque cumplía
con los acuerdos. Un importante sector pudiente confío en él porque don Juan Manuel era,
por nacimiento, uno de los suyos y porque valoraban su capacidad de contener y aplacar a
los sectores populares evitando la sublevación.

Capítulo 39: “La enajenación territorial”


Nuestro territorio sufrió el desgajamiento del Paraguay, a causa de la política
expansionista del Brasil, también se perdía el Alto Perú, hoy Bolivia, pues al negarse los
unitarios a prestar ayuda a la campaña de San Martín, debió ceder el protagonismo a
Bolívar quien ocupó tales tierras forzando su independencia. En cuanto a Uruguay en una
reprobable decisión de Rivadavia y su ministro García ceden a las presiones inglesas.
Finalmente y gracias al coraje de Dorrego, por lo menos logrará que la Banda Oriental sea
independiente. El enajenamiento del territorio nacional que buscaron las grandes potencias
en los países periféricos se realizó, siempre, con la complicidad de aliados internos que
creían de buena fe que de esa manera accedían al progreso u ganarían un lugar en las
Naciones civilizadas quienes premiarian por el sacrificio.

Capitulo 40: “Los pueblos hidrópicos de cólera”


El restaurador tenía un talento natural para la propaganda, éste tenía por objetivo
promover la unión de la población bajo la bandera de la Federación en contra de un
enemigo temible y deshumanizado, los “salvajes unitarios”. El gobierno imponía las
consignas y los seguidores fanáticos las aceptaban y las repetían con obsesivas referencias
a la traición y a los degüellos. En las reuniones federales se hacían inflamados brindis
incitando a los leales a una violencia que superará la violencia del enemigo. Los serenos
nocturnos recorrían las calles gritando cada media hora “mueran los salvajes unitarios” para
amedrentar a los opositores.

Capítulo 41: “El bautismo de Argentina”


Don Juan Manuel, consecuente con su pasión por la organización nacional, fue
quien ordenó la utilización formal de los términos “Confederación Argentina” en el
encabezamiento de los textos oficiales. Ese fue el formal bautismo de nuestra Patria.

Capítulo 42: “La entrega unitaria”


Podrá criticarse a don Juan Manuel su ferocidad siempre y cuando se acepte su
fervorosa defensa de nuestra soberanía y nuestra integridad territorial constantemente
amenazadas, no sólo por los de afuera sino también por los de adentro. Uno de esos casos
se gestó cuando se creó en Montevideo la “Logía de los Caballeros Liberales”. Alsina

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redactó las “instrucciones” para la formación de las logías filiales a abrir en todos los puntos
donde hubiese exiliados. El jefe de los conspiradores se carteaba con el mariscal Santa
Cruz, presidente de Bolivia y autor de un “gran plan” para acabar con Rosas.
“El odio contra los federales bastardos y su atroz caudillo se ha convertido en frenesí, su
detestable carrera de crímenes, los primeros puestos del gobierno son ocupados por los
primeros malhechores, la más inaudita tiranía se ejerce en todos los actos de aquel
desgraciado suelo; allí se persigue con encarnizamiento al propietario, al hombre
industrioso y al padre de familia, el saber es un delito (…) Rosas es un monstruo que no
tiene semejanza en la historia de los más famosos criminales”, dirá Alvear.

Capítulo 43: “El autócrata paternal”


“Para mí el ideal de gobierno feliz sería el autócrata paternal, inteligente,
desinteresado e infatigable”. Lo que no puede discutirse a Rosas es que fue el formador del
estado argentino. Tanto fue así que es durante su gobierno que comienza a hablarse de la
“República Argentina”. Para crear estado siempre y en todas partes fue necesario arrasar
con la autonomía de entidades feudales, de ciudades de órdenes religiosas o de otras
organizaciones políticas. Rosas fue el primer intento de constitución de un estado, de una
unidad política.
Quizás puede decirse que Rosas fue el primer patriota nacional, mientras que San Martín lo
fue como sudamericano. El Restaurador se obstinó en definir apasionadamente su “nación”;
así con los principales medios de coerción en sus manos, gobernó para estancieros y
gauchos, que constituían el federalismo, y en contra, con excesiva violencia, de los
comerciantes especuladores, de los intelectuales afrancesados y de los irrespetuosos de la
religión, a la patria y a las tradiciones.

Capítulo 44: “Guerra contra Bolivia y Perú”


El 19 de mayo de 1837 la Argentina de Rosas entra en guerra contra Bolivia de
Santa Cruz, quien había logrado convencer de su “hombre de América” al nuevo rey de
Francia, Luis Felipe de Orleans. El encargado de tales negociaciones, Valentín Gómez,
fracasó por el poco entusiasmo de Gran Bretaña en que Francia pusiera el pie en
Sudamérica y también por la posición de los sectores populares de Buenos Aires y de los
caudillos provinciales que se endurecieron al trascender los planes de entrega a otra
potencia europea. Eso lo hacía el socio ideal para las ambiciones de la corona francesa,
que acordó apoyar al boliviano. Los unitarios, no dejaron pasar la oportunidad y conspiraron
a favor del nuevo enemigo del régimen Rosista, aceptando la posibilidad de enajenar las
provincias del norte. Todo era posible con tal de derribar a Rosas, a favor de una debilitada
conciencia nacional, entreguista, que no pestañeaba ante la descomposición territorial.
Santa Cruz comete un error de abrir hostilidades simultáneamente con Chile y con
Argentina, quienes se ponen de acuerdo para encarar una acción coordinada. Portales
declara la guerra el 11 de noviembre de 1836 y Rosas lo hace más tarde el 19 de mayo de
1837. Las acciones militares iniciales favorecen claramente a las fuerzas bolivianas cuyos
agentes logran provocar una fugaz sublevación del ejército chileno que culmina el 3 de junio
con el fusilamiento de portales, perdiendo Chile a su gran conductor.

Capítulo 45: “El bloqueo francés”


El bloqueo estaba en plena acción. Había sido declarado formalmente por el
almirante francés Leblanc el 28 de marzo de 1838. El cónsul Roger informará que la
intención era “infligir a la invencible Buenos Aires un castigo ejemplar”. Los adversarios

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cometen el error de suponer que “todos” estaban en contra y que aprovecharán para
sublevarse en masa contra el “ tirano sangriento”.
Pero don Juan Manuel sabía que uno de sus puntos débiles era la incomodidad que los
comerciantes ingleses en el río de la plata creaban por el prejuicio que el bloqueo producían
en sus negocios. Algunos aspectos favorables fueron que, al no llegar mercadería
extranjera, promovió un vigoroso empuje de las industrias locales. Así fue que los generales
Soler, Lamadrid y Espinosa regresaron de su exilio en Montevideo para ofrecer sus
servicios a quienes hasta entonces habían combatido. Otros sólo vieron en los sucesos la
posibilidad de la caída de Rosas. No vaciaron en prestar apoyo a los invasores.

Capítulo 46: “La máquina infernal”


-Ábrala usted, m'ija- Manuelita tomó la caja que hacía ya días que estaba sobre la
cómoda del despacho de su padre
-Creo que son monedas– le advirtió Rosas sin levantar su vista de una comunicación
de Guido, su embajador en Brasil.
Manuelita dejó caer sobre su mullida cama y dejó al descubierto una bella caja labrada de
madera. Al introducir la llave saltó repentinamente. No pudo reprimir un grito de susto que
atrajo corriendo a su padre. En el interior de la caja una hilera de pequeños tubos
amenazantes los apuntaban. Al día siguiente, 20 de marzo de 1841, el gobernador anunció
públicamente que habían intentado asesinarlo con una “máquina infernal” y que si seguía
con vida era porque Dios había impedido que el mecanismo funcione.

Capítulo 47: “No somos hijos de la tierra”


Vivían fuera de su país. Buenos Aires les era hostil. Eran los jóvenes “de las luces”,
que deseaban que su patria progrese en la senda que marcaban los países europeos.
Dejando atrás al atraso, el catolicismo cerval, la brutalidad de los gauchos y los orilleros, la
ignorante bohemia provinciana. Los exiliados parecían convencidos de las generosas
intenciones democratizantes y civilizadoras de Francia.

Capítulo 48: “Los ejércitos auxiliares”


La situación de los franceses se había complicado. Rosas ni siquiera contestaba sus
notas, en parte por disidencias en su compleja asociación con los peruanos y en parte
porque tanto en Argentina como en Chile la reacción popular contra la invasión extranjera
había ido creciendo y organizándose. Habría dos ejércitos “auxiliares”, uno a cargo de
Domingo Cullen, aquel había logrado casi convencer a los gobernadores de Entre Ríos,
Corrientes y Córdoba que el conflicto es exclusivo de Buenos Aires y que Rosas ha logrado
nacionalizarlo perjudicando a sus provincias. La otra fuerza “ auxiliar” se reclutaría y
entrenaría en la banda Oriental, para ello era indispensable defenestrar al gobernador
federal Oribe y poner en su lugar al dócil y unitario Rivera. Los franceses se abocaron a la
tarea de convencer a Rivera de que era él quién debía conducir las fuerzas que tomarían
Buenos Aires en combinación con Cullen, mientras las flotas francesa intensificaron el
bloqueo Rivera, exigió que la nación bloqueante formalizase una declaración de guerra
contra la Argentina y recién entonces acordar una conveniente alianza franco-oriental.

Capítulo 49: “Sombras de Heredia y borrego”


En el juicio al conspirador unitario Marco Avellaneda en 1841, negó que hubiese
ordenado la muerte de Heredia, uno de los más letales y populares gobernadores federales.
Rosas le había advertido a Heredia que era inútil y riesgoso intentar acuerdos con los

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unitarios. En 1837 le escribía que “ no llega a penetrar ni a persuadirse bien a fondo de toda
la perversidad y acedia de los unitarios”. En su imposible defensa Avellaneda aceptó haber
prestado sus caballos a los asesinos por no saber sus propósitos. Fue condenado a muerte
como “ instigador y principal culpable de la muerte del general Heredia” y su cabeza colgada
de una pica en la plaza de Tucumán.

Capítulo 50: “Un profundo pesador”


Un funcionario de alta jerarquía que olvidó encabezar un decreto con el tema federal
se humilló ante Rosas rogándole perdón por escrito. “Me hallo agobiado con un profundo
pesar al saber que he tenido la enormísima desgracia de haber disgustado a V.E. por lo más
sagrado que sólo por un descuido puramente involuntario puedo haber dejado de escribir la
palabra salvaje unitario (...)”.

Capítulo 51: “Si usted me cree de alguna utilidad”


Indignado por la conducta de los franceses hacía su patria, San Martín, escribió a
Rosas el 5 de agosto de 1838. Es la primera misiva del Libertador al Restaurador. Después
de explicarle las persecuciones sufridas de Rivadavia que lo obligaron a expatriarse en
1817: “He visto por los papeles públicos de ésta el bloqueo que el gobierno francés ha
establecido contra nuestro país. (...) que si usted me cree de alguna utilidad sepa que
espero sus órdenes. Tres días después de haberlas recibido me pondré en marcha para
servir a mí patria honorablemente en cualquier clase que se me destine. (...) De lo contrario
regresaré a Europa con el sentimiento de no dejar mis viejos huesos en la patria que me vio
nacer”.

Capítulo 52: “Muy dichosos nos nos reputariamos”


Rivera Indarte sancionará: “(…) Nuestra opinión de que es acción santa matar a
Rosas no es tan antisocial sino conforme con la doctrina de los legisladores y moralistas de
todos los tiempos y edades. Muy nos reputariamos si éste escrito moviese el corazón de
algún fuerte, que hundiendo un puñal libertador en el pecho de Rosas, restituye al Río de la
Plata su pérdida aventura y librase a la América y a la humanidad en general del grande
escándalo que lo deshonra”.

Capítulo 53: “El cáncer de nuestros ejércitos”


Uno de los problemas que padecieron tanto las fuerzas federales como las unitarias
fue la deserción. La base de ello estaba en los sistemas de reclutamiento pues la inmensa
mayoría eran “enganchados” por la fuerza. También una de las penas más frecuentes, aún
para delitos menores, era quedar incorporado por varios años. La paga era miserable y
solía retrasarse, y las condiciones de vida eran generalmente pésimas.
Los ejércitos de Rosas incorporaron mazorqueros, tenían como función la de desalentar las
deserciones. El método más efectivo fue la de incorporar a mujeres, “las chinas”, que no
sólo estaban para satisfacer las urgencias masculinas sino que a veces también tomaban
las armas. La opinión del manco era negativa: “las mujeres son el cáncer de nuestros
ejércitos, pero un cáncer difícil de cortar, principalmente en los compuestos de paisanaje”.

Capítulo 54: “Enemigos de dios y de los hombres”


La jerarquía eclesiástica respaldaba sólidamente a Rosas, pidiendo a los fieles que
dieran total apoyo al “Restaurador de las leyes y defensor de la religión”. El obispo de
Buenos Aires, Mariano Medrano, instituyó a los sacerdotes en su diócesis para que

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predicaran a mujeres y jóvenes sobre la virtud de pertenecer a la causa Federal. El obispo
de cuyo monseñor Quiroga Sarmiento, felicitaria a don Juan Manuel “por el exterminio de la
horda inmunda de los unitarios, enemigos de Dios y de los hombres”. Rosas católico
convencional por nacimiento y educación. Rezaba, creía en la divina providencia y
consideraba sinceramente a sus adversarios como “enemigos de Jesucristo”. No ignoraba
la potencia política que tenía el apoyo de la iglesia para garantizar el orden social y la
subordinación colectiva.

Capítulo 55: “La honestidad del dictador”


Eran tantos y tan poderosos sus enemigos que Rosas tuvo la premonición de un
duro exilio. Así posteriormente, cuando escapa en el buque inglés, luego de Caseros, se le
informará al canciller: “el general me aseguró que no tiene un centavo fuera del país y que
llevaba consigo una insignificancia, alrededor de 720 onza, y que sí sus propiedades en
éste país fueran confiscadas él y su familia se arruinarían”. Así fue. Sobre la honestidad del
Restaurador uno de los testimonios más conmovedores es el del economista José María
Ramos Mejía: “en el manejo de los dineros públicos Rosas no tocó jamás un peso en
provecho propio, vivió sobrio y modesto, y murió en la miseria.”

Capítulo 56: “Objeto de mi veneración particular”


Se le puede reprochar a Rosas que no evitó la adulonería. El director del '' teatro de
la ranchería”, Antonio Gonzalez, dirá sobre don Juan Manuel de Rosas: “es el objeto de mí
veneración particular y a quien rendidamente tributo el homenaje de mí constante
adhesión”.

Capítulo 57: “Signo de imbecilidad moral”


Nada quedó sin decir en contra de Rosas. Ni siquiera los tendenciosos informes
morfopsicológicos como el de Dr. Ramos Mejía: “(…) Hasta la forma de su cabeza había
condiciones orgánicas que favorecían la producción de su imbecilidad moral. Su cráneo no
parecía tampoco artísticamente confirmado. La abundancia de su cabello cubría las señales
inequívocas del desigual desarrollo del cerebro. La estrechez y poca extensión del frontal:
angosto, corto y revelando toda inferioridad de su alma. Tampoco un joven escritor, en 1925,
se privaría de opinar “nuestro mayor varón sigue siendo don Juan Manuel: el ejemplar
individuo, gran certidumbre de saberse vivir, pero incapaz de erigir algo espiritual, y
tiranizado al fin más que nadie por su propia tiranía y su oficinismo”. Se trataba de Jorge
Luis Borges.

Capítulo 58: “Quedó todo sosegado”


El general José María Paz, envuelto en la ferocidad del odio fratricida. Sin embargo
años más tarde, el manco parece sufrir de amnesia cuando en sus “Memorias” contribuye a
la negra leyenda de la crueldad federal con una vivencia seguramente auténtica de cuando
estaba preso de Rosas en Luján: “ el coronel Ramírez, y repentinamente mandó a Luján, en
clase de arrestado, al teniente Montiel. Nadie, ni el mismo Montiel, sabía la causa de su
arresto y de su expulsión de “la Barrancosa”; no estaba incomunicado, se venía en
conocimiento que estaba bien recomendado. “Después de doce o quince días de prisión se
presentó en Luján el capitán o mayor Macaluci, con orden de conducir a Montiel a “ la
Barrancosa”. “Nadie sospechaba el fatal destino de Montiel, tres o cuatro días que
inmediatamente de llegado a la barrancosa había sido fusilado, sin juicio, sin defensa (...)”.

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Capítulo 59: “La novela negra”
Nuestra historia oficial ha hecho de Rosas y sus circunstancias una novela negra.

Capítulo 60: “La muerte de Encarnación”


“A nadie quizás amó tanto Rosas como a una mujer, ni nadie creyó tanto en él como
ella; de modo que llegó a ser su brazo derecho, con esa impunidad, habilidad, perspicacia y
doble vista que es peculiar a la organización femenil. (...) No era ella la que en ciertos
momentos mandaba; pero inducía, sugestionaba y una inteligencia perfecta reinaba en
aquel hogar (...)”. “(…) Rosas en los primeros tiempos de su gobierno no vivía aislado. Su
aislamiento vino después de la muerte de su mujer”.
Don Juan Manuel ha quedado solo. Encarnación fue la única persona que lo comprendió de
veras.

Capítulo 61: “Se engañarian los bárbaros”


Nuestra historia oficial es clasista. Reserva un lugar muy poco jerarquizado a
sectores populares y que los representaron y defendieron. Tal el caso de Cornelio
Saavedra, quien “desaparece” de sus páginas cuando el 8 de abril es el motivo de una
masiva y sorprendente pueblada para apoyar a Saavedra amenazado por los morenitas pro
británicos que quieren copar la revolución. Otro ejemplo es el de Manuel Dorrego, gran
patriota, cuya muerte tiene menos “rating” que la de su verdugo, Juan Lavalle. Fueron
eliminados por ser auténticos revolucionarios con apoyo popular que amenazaban
seriamente el “statu quo” que favorecía al sector económica, política y culturalmente
dominante. Sarmiento será, para la posteridad, la “civilización” , en tanto que el Restaurador
que se ocupó de redactar un “diccionario de términos pampas” de su puño y letra para
facilitar la comunicación con los indios, será la “ barbarie”.

Capítulo 62: “El celador de calzones celestes”


Rosas, en el convulsionado 1840, encerrado en su despacho, lee atentamente las
clasificaciones personales de la población política le remite. Ve lo enviado por el general
Lee: ”prevéngase al comisario Isidro López que el celador que está con él tiene calzones
celestes y que el usa capote verde; que si no tienen cómo vestirse uno y otro, con con
exclusión de tales colores unitarios, es menos malo que cesen en su empleo que causar
semejante escándalo un funcionario público de su clase. Por lo que se dispone que se dé
de baja en el Departamento”.

Capítulo 63: La comisión Argentina y los auxiliares


Lo de Rivera y su reticencia a cruzar el río Paraná y lanzarse contra Rosas, se hace
intolerable. Sobre todo porque el tiempo juega a favor del Restaurador debido a la
impaciencia que crece en el gobierno inglés y francés. Leblanc redacta su indignación:
“mientras sus aliados combaten y mueren por la causa común, el permanece inactivo en su
campamento de Durazno de donde no se ha movido desde que llegó. Es así como sostiene
a sus aliados... ¡Qué conducta!, ¡ Qué hombre!”. Francia estaba decidida a luchar hasta el
último criollo, sin arriesgar ni un solo de sus hombres y el astuto Rivera no se prestaba al
juego.
En Montevideo, a mediados de 1838, se había formado la “Comisión Argentina”, compuesta
por emigrantes unitarios: Martín Rodríguez, Florencio Varela, del Carril, Valentín Alsina…,
los mismos que habían convencido a Lavalle de ajusticiar a Dorrego. Dicha comisión
financia sus actividades con franceses y con el producido del contrabando con la sitiada

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Buenos Aires. Alberdi le escribe “soy uno de los jóvenes que veneramos a Lavalle (...) se
trata de que usted acepte la gloria que le espera y una gran misión que le llama en ésta
segunda faz de la Revolución de Mayo”. La “gloria que le espera” a Lavalle era, claro
aceptar la conducción de las tropas terrestres de la invasión francesa a nuestra Patria.
Una vez más Lavalle cede a los cantos de sirenas de los doctores porteños ahora exiliados
en Montevideo. Lavalle fue convencido de que era su deber de patriota derrocar a Rosas,
sea como fuese. El 2 de abril se reúne con la Comisión Argentina. Su única condición es no
aceptar compartir la jefatura con Rivera. Los franceses ya le habían dado la presidencia de
la República Oriental, y le mezquinaban el dinero para los gastos de guerra. Rosas en
cambio podía darle paz, estabilidad y dinero.

Capítulo 64: "Muchas lágrimas en casa"


Luego de los acontecimientos acaecidos por los franceses hacia Buenos Aires, estos
serán cuestionados durante la sesión del 19 de marzo de 1839 en el Parlamento. El
conservador Lord Sandon junto con el liberal Mr. Lushington serán los principales en
cuestionar a Francia. Incluso Brasil y Paraguay, que en un primer momento se habían
mantenido al margen repudiaron los ataques de las potencias extranjeras. Esta situación le
permitirá a Rosas seguir con sus objetivos, al mismo tiempo que su embajador en Londres,
Moreno logra obtener resultados favorables.
Aun con el contexto a su favor, Rosas deberá hacer frente, en su propio territorio, a otra
amenaza: la conspiración conformada por los franceses y los exiliados unitarios quienes
comprometiendo a varios jóvenes civiles, entre ellos de apellidos "lustre" hijos de federales
reconocidos y también uno de los secretarios privados de Don Juan Manuel.

Capítulo 65: "Nuestros puñales están listos"


El poder desactivar el complot logra generar un clima de fervor reflejado en
periódicos, como así también en las felicitaciones de jueces, jefes militares, miembros del
clero, empleados de alto rango, los comisarios, los curas de campaña, exaltando la figura
del gobernador y en el odio hacia los enemigos, de quienes no dudan en manifestar que sus
"puñales están listos" y dispuestos al "degüello", los cuales podrían haber sido utilizados
sino fuera por la "indulgencia y misericordia" de Rosas.

Capítulo 66: "Lo que no se ve"


Hace mención de Andres Rivera, donde en su novela plasmara una consigna
atribuida a Rosas.

Capítulo 67: "A cubierto de la adversidad"


Las campañas en apoyo a el bloqueo realizadas por el medio periodístico de "El
Nacional" y de agentes franceses, habían logrado convencer a muchos argentinos
antirrosistas. Aunque, luego se dejara de hablar de "cooperar" con los invasores, las
campañas anti americanas y anti patrióticas continuaron pero sería el uruguayo Rivera
quien las continuaría. En 1838 le encomendaron a del Carril formar una comisión, pero solo
con los exiliados de la primera y segunda oleada, exceptuando a los jóvenes intelectuales,
por no confiar en ellos. Esta sería la "comisión argentina".

Capítulo 68: "La sinceridad Imperial"


En busca de nuevos mercados, recuperar el honor y el poder de Francia, el ministro
Charles Guizot, un chauvinista, fue quien participó de los ataques franceses hacia la

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Argentina de Rosas, y quien, el 8 de febrero expresara en el Parlamento, cuál era la
situación que se vivía en el Rio de la Plata y formulará la existencia de dos partidos con
ideas claramente opuestas: uno europeo, numeroso y con las ideas de civilización, el otro
apegado al suelo y con ideas puramente americanas. En este último, Rosas es "el jefe de
los campos y el enemigo del partido europeo".

Capítulo 69: "Un gobierno que resiste el bloqueo"


Para derrocar a un gobierno que resiste al bloqueo y que perjudica sus negocios,
junto con el contrato de enfiteusis que perjudica a los sectores hacendados, se produce la
movilización de el sector pudiente persuadidos por el terrateniente Pedro Castelli y el
coronel Manuel Rico. Entre ellos se encontraba el mismísimo hermano del gobernador,
Gervasio. Pero Rosas, a través de un mensaje que logra interceptar, descubre la
conspiración y ordena al coronel Granada a que "tomase disposiciones enérgicas", pidiendo
la detención de Castelli y sus cómplices.

Capítulo 70: "La hora de la venganza"


Cuando Rosas se pone al tanto de que Lavalle planeaba invadir Buenos Aires
ordena a Echagüe invadir la banda Oriental. Esto provoca que Rivera retroceda para
proteger a Montevideo, dejando a Lavalle la posibilidad de invadir a la altura de Entre Ríos.
Este, una vez desembarcado incita a que se unan a la gesta antirrosista, pero sin obtener
adhesión. Decide dirigirse a Corrientes para unir sus fuerzas a las del gobernador Ferre,
proclamando la necesidad de degollarlos y exigiendo dar muerte. Pese a esto, y habiendo
perdido las esperanzas de "obligar a Rosas por medio del bloqueo", se decide llegar a una
"paz honorable".
Pero para Lavalle el clima es adverso no contaba con el apoyo prometido por los doctores
de Montevideo, los fondos no llegan y los pobladores, no solo no se unen a la gesta, sino
que los prestigiosos civiles y militares antirrosista exiliados se unen a la defensa de su patria
amenazada por Francia.

Capítulo 71: "La destitución del santo"


Al igual que en la metrópolis española en tiempos de la colonia, para las ciudades
americanas también se elegían santos para pradrinarlas. Esta elección era de una gran
responsabilidad muchas veces acompañadas de fastuosas ceremonias, pero para la lejana
Buenos Aires esta designación fue otorgada al azar ya que no era una ciudad de relevante
importancia. El nombre del santo patrono fue uno sin mayor renombre: San Martín de Tours,
una ciudad de Francia. El odio despertado a los franceses por el bloqueo llevó a que se
presentará en la Legislatura un proyecto para destituir al santo mediante sólidos
argumentos.

Capítulo 72: "El mejor remedio"


Como resultado de la indignación por los desmanes cometidos durante la retirada
por el "ejército libertador" se decretó la expropiación de los bienes de los unitarios para
compensar los daños y pérdidas de los "fieles federales", las erogaciones extraordinarias
del tesoro público y para premiar al ejército y demás valientes que combatieron a favor de la
confederación y de la América. Ese Octubre de 1840 y el abril de 1842 serán recordadas
como "las sangrientas orgías del terror rosista", ya que hasta entonces nunca se habían
realizado allanamientos de domicilios por causas políticas, así como tampoco revisiones ni

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secuestro de correspondencia, que atemorizaban a los opositores. Aunque los hechos de
inhumana crueldad eran habituales en ambos bandos.

Capítulo 73: "El precursor de las derrotas"


Los cabecillas unitarios que ya daban por asegurada la derrota de Rosas, se
indignaron ante la retirada de Lavalle.

Capítulo 74: "La política de ganar aliados"


Con la intención de mantener el bloqueo y ganar aliados, sobornando funcionarios y
oficiales, proveyendo de armas y suministros a las fuerzas de Rivera y Lavalle, el
Parlamento francés destina una exorbitante suma. La cual será justificada, luego de ser
varias veces denunciada en 1840 y en 1841 por el ministro Thiers el 29 de mayo de 1844,
de que ese gasto fue destinado a Montevideo para la política de intervención.

Capítulo 75: "Un monumento de gloria"


El clima de entusiasmo que se vive en Buenos Aires en torno a la figura de don Juan
Manuel le otorga en la Legislatura un nombramiento a Gran Mariscal, para el cual se crea el
título de "excelencia", un sueldo de seis mil pesos anuales, una escolta de treinta hombres y
dos ayudantes y un oficial, además de un "monumento de Gloria". Entre otros proyectos que
no fueron votados se encuentra, el de declarar a octubre "el mes de Rosas" y que él y sus
descendientes no paguen impuesto, entre otros. Pero Rosas fiel a sus principios rechaza el
título y lo demás. Pero los homenajes y felicitaciones no cesan recibiendo adhesiones.

Capítulo 76: "Sarmiento y la entrega de la Patagonia"


Los emigrados de Chile constituyeron una “comisión Argentina", que a diferencia de
los del Uruguay fue más literaria que bélica. Sarmiento movido por su odio hacia el
Restaurador decide brindar su apoyo para que los chilenos ocupen la Patagonia. El 11 de
noviembre de 1842 al iniciarse la campaña en "El Progreso" se aprecia un artículo
relacionado con el Estrecho de Magallanes que luego publicará a diario sobre el tema. En
1842 insiste para que Chile colonice allí, admitiendo que ese territorio, inutil a la República
Argentina, es de utilidad a Chile. Aunque Sarmiento llegara a tomar la nacionalidad chilena,
la Historia Oficial no le reprochó este acto antipatriótico.

Capítulo 77: "El manco no cumple su palabra"


Pese al retiro del apoyo de Francia en la lucha contra Rosas, la Confederación no
desarmó a sus aliados argentinos y uruguayos: Rivera y Ferre, quienes deciden sumar
fuerzas. Mientras que Lavalle en unión con Lamadrid, continúa su marcha hacia el norte,
donde Lavalle se internaba en La Rioja, atrayendo así al ejército federal para que Lamadrid
pueda armar un nuevo ejército en Tucuman. En Corrientes el general Paz, quien había
jurado no volver a empuñar armas en contra de la Confederación. El recelo entre los jefes
unitarios provoca la amenaza de Riviera de disolver la alianza si Ferre continúa
privilegiando a Paz y a su vez negocia una con los sublevados "farrapos", contando con el
apoyo de Inglaterra.
Poco tiempo después Paz, "el manco", daría su activo apoyo al proyecto anglo-francés,
separar las provincias del litoral y formar una "República de la Mesopotamia". Mientras
Lavalle estaba en Tucuman, Lamadrid se dirigió hacia San Juan. La "Comisión Argentina"
de las Heras y Sarmiento le brindan su apoyo pero no será suficiente. Lavalle también será
derrotado y luego de ser obligado a huir al norte, se suicidara. Con el fusilamiento de

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Avellaneda y otros opositores se pone fin a la oposición a Rosas en el noroeste. Mientras en
Corrientes sigue la resistencia al mando de Ferre y Paz, gracias a las técnicas militares de
este último.

Capítulo 78: "Quebracho herrado"


Rosas aprovechando las rencillas entre los jefes unitarios decide avanzar con su
ejército y obliga a Lopez a huir a Corrientes. Ferre entregará la dirección de la guerra a
Rivera, dejando a Paz fuera de la campaña . Entonces Rivera se enfrentará con Oribe por la
presidencia Oriental. Rosas, que sabe las intenciones de Inglaterra de apoyar a Francia, se
reúne con el representante inglés, y logra engañarlo haciendo que este transmita una
información falsa que será aprovechada por Rivera. Diciendo que pronto ordena marchar
con su ejército a "Arroyo Grande" a enfrentar a un supuesto ejército débil y desguarnecido,
una vez allí se encontró sorprendido por un ejército superior en armamento y posición, que
los derrotara, logrando una aplastante victoria, la cual dejará como saldo 2.000 muertos y
1.400 prisioneros, con los de grado superior degollados. En Buenos Aires la alegría es total,
al igual que las acciones de venganza contra el enemigo, llevando a que cometan destrozos
y algunas muertes entre sospechosos unitarios.

Capítulo 79: "La defensa de la soberanía"


Algo que la Historia Oficial le costó aceptar, fue la cláusula tercera del testamento
del General Don Jose de San Martin, siendo eludida en muchas ocasiones en nuestros
textos históricos por muchos años. Se puede advertir la admiración de Rosas hacia San
Martín en los nombres dados a dos de sus estancias: "San Martín" y "Chacabuco". Se
distingue en ambos un carácter similar, en cuanto aborrecieron el desorden y la indisciplina,
es por ello que el Libertador pudo haberse inclinado más por el partido federal, ya que
aborrecía la anarquía y valorizaba el orden reinante en su país, gracias a la "mano dura" de
Rosas.

Capítulo 80: "El empréstito imperial"


A través de las leyes sancionadas el 18 de agosto y el 28 de noviembre de 1822, se
aprueba en la legislatura: tomar un empréstito exterior correspondiente a 5.000.000 de
pesos, es decir, un millón de libras esterlinas. Esto se aprobó con oposición de los
representantes federales. La Provincia estaba en paz y no existía ninguna urgencia para
tomar semejante deuda. Se dijo que esta sería utilizada para la construcción de obras
sanitarias y la construcción de un muelle, junto a la fundación de pueblos. Nada de esto se
realizó. A Buenos Aires solo llega el 70%, de los 85 que debería haber llegado, la diferencia
sería repartida entre banqueros y comisionistas.
Estos quedaron impagos desde 1828, y se creyó que Rosas reanudaría el pago al restaurar
el orden, pero la guerra civil lo impidió. En su segunda administración, en 1835, los peligros
contra la Confederación, también lo impiden Rosas. Pero a pesar de haber levantado el
bloqueo, la situación cambia, ahora se le exige a Inglaterra el pago, primero, de la
"indemnización" por el atropello cometido en las Malvinas, para luego sí pagar la deuda.
Como es de suponer, Inglaterra no reconoce esos legítimos derechos. Finalmente en 1904
se abona ocho veces el importe recibido.

Capítulo 81: "Aturde, humilla e indigna"


Al conceder San Martín su sable a Rosas provoca desagradables críticas en los
enemigos de ambos bandos, destacando el "gran daño" causado contra el extranjero, y al

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cual no le importaba las consecuencias que se obtenía en su defensa por la independencia,
por lo que consideran que es mejor ocultar ese hecho por lo que "aturde, humilla e indigna".

Capitulo 82: " Los avatares del destino"


En mayo de 1844 en Londres, los cancilleres Lord Aberdeen inglés y Mounsieur
Guizot, francés, se encuentran reunidos para tratar temas políticos internacionales, que
claro involucran a ambas naciones. Si bien, en la reunión que tiene como tema central la
intervención en el Río de la Plata, se refieren a motivos "humanitarios", como "defensores
del mundo civilizado", cuya obligación es la de imponer el orden y la cordura a un pueblo
"ignorante y salvaje". Los verdaderos motivos que estimulan esta intervención son otros,
entre ellos buscar devolver a Francia su prestigio.

Capítulo 83: "Don Juan Manuel visto por su sobrino"


Lucio V. Mansilla, sobrino del restaurador, escribirá sobre su tío confiriendo las
características que su figura encierra. Don Juan Manuel de contextura recia, debido a un
cuerpo fortalecido desde su adolescencia por las duras tareas de campo, con un gesto
severo, con una gran repugnancia hacia la aristocracia, antipopular de Buenos Aires y
europeizante, que lo llevó a comportarse diferente. Trabajador y capaz de demostrar
refinamiento. Su hija, Manuelita, se convertirá en mediadora entre el mundo externo y la que
muchas veces abogaba por la vida de algún condenado a muerte, ya que sin duda este será
capaz de muchas crueldades, en defensa de su causa. En lo político se lo considera liberal,
pero no antidemocrático. Rosas gobierna para el pueblo, su administración es
antioligárquica.

Capítulo 84: "El ultimátum anglo-francés"


Aprovechando la victoria obtenida en Arroyo Grande y el retiro francés del bloqueo,
Rosas ordena a Oribe sitiar Montevideo. La intención del Restaurador es incorporar a la
misma al "Pacto Federal", y si esto no se pudiera concretar se conformaría la "Federación
del Plata". Sin dudas con esto lograria recuperar el Paraguay, interponiéndose a los planes
expansionista del Imperio Portugues.
Pero la escuadra alglo-francesa navega hacia el Plata con sus representantes, enviaron una
intimidación en la cual se jactan de impedir las hostilidades entre Buenos Aires y
Montevideo por intereses humanitarios. A lo cual Rosas no da respuestas y ordena al
almirante Brown, bloquear el puerto impidiendo la entrada de artículos de guerra y víveres.
En Abril de 1843 estaba listo para el ataque de las potencias europeas, que sumarían a
Brasil.

Capítulo 85: "Era una delicia"


En el Martin Fierro, Jose Hernandez rememora con nostalgia cómo se vivieron los
últimos años del gobierno de Rosas para los gauchos.

Capítulo 86: "Daremos a la América el ejemplo"


Ousley y Deffaudis eran los nuevos embajadores de Inglaterra y Francia para
preparar y ejecutar la "intervención" ante Rosas. Ousley pertenece al grupo de "expertos"
que creían que los políticos sudamericanos había una clase de salvajes sin personalidad y
moralidad. Deffaudis tenía por objetivo hacer de Montevideo un centro de irradiación
francesa pero en 1847 fracasó.

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Capítulo 87: "Por el bien parecer"
Por causas de las guerras, la ciudad vive un ambiente sombrío en que familias de
clase media e inferior tienen algún muerto. Pero Rosas en su decreto se refiere ante todo a
costos.

Capitulo 88: "Los bonoleros"


Mediante un diálogo llevado a cabo entre Rosas y los bonoleros (representantes en
el Río de la Plata de los tenedores de bonos correspondiente al empréstito britanico) se
demuestra la intención de Rosas de pagar la deuda y sus intereses, pero a su vez dejando
en claro que el problema de ello se encontraba entre los ingleses, ya que eran estos los que
también se encontraban en deuda .

Capítulo 89: "Cuantos auxilios estén en su poder"


Así como ocurrió años antes con el bloqueo francés, no fue de extrañar que muchos
unitarios se aliaron al bando anglo-francés, aun en contra de su propia patria. La
justificación será la lucha contra la tiranía.

Capítulo 90: "Tablas de sangre"


Debido a que las potencias europeas necesitaban un pretexto para ejecutar su
intervención en el Río de la Plata, creyeron conveniente demostrar, a través de un
documento que lo validara, la imagen de Juan Manuel de Rosas sanguinario y ejecutor de
las mayores atrocidades. Es por ello que se le encarga la redacción del mismo a Florencio
Varela. Las "Tablas de sangre" debía ser un inventario de las atrocidades y muertes llevadas
adelante por el Restaurador. Con esto no solo se justificaría la intervención con fines
"humanitarios", sino también se vería beneficiada la casa "Lafone & Co", ya que al ser
dueño de casi todo Montevideo, esta intervención bloquea los puertos de Buenos Aires
dando a esta ventajosas ganancias.

Capítulo 91: "El chacal mercenario"


El jefe mercenario al que los diarios de Buenos Aires apodaran: "el chacal de los
tigres anglofranceses", nacido en Niza pero que crecerá en Italia, se llamaba Guiseppe
Garigaldi. Este será el jefe del ejército de vándalos que arrasarán con todo a su paso por
Buenos Aires y que luego harán lo mismo en Uruguay. Un tiempo después será distinguido
como héroe de la unidad italiana y convertido en prócer nacional en Italia.

Capitulo 92: "Las tres cadenas"


La Historia Oficial no tuvo reparo de oscurecer, desdibujar y minimizar la gesta
heroica en las que las armas argentinas se levantaron para luchar en contra de las dos
escuadras más poderosas. Quizás el motivo fue que dicha gesta fue llevada a cabo por don
Juan Manuel de Rosas. Incluso el General San Martín la comparara con la emancipación.

Capítulo 93: "Sabemos rehacer la historia"


A través de una carta de Sarmiento a Nicolás Avellaneda, desde Nueva York, este
admite la acción de suprimir los tratados federales por parte de los unitarios, reinscribiendo
a su modo la historia.

Capítulo 94: "La Argentina no es China"

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El conflicto que enfrentó a China con Gran Bretaña tuvo lugar cuando la emperatriz
prohibió a su pueblo comercializar con Gran Bretaña, desatando dos guerras en las que
este último logró vencer e incorporar nuevas ventajas. Pero Argentina no se intimidó ni
cedió ante las prepotentes potencias. El triunfo de Rosas demostraría, una vez más, su
férrea defensa a la soberanía, golpeando duramente a Europa.

Capítulo 95: "Tremola en el Paraná"


Se destaca la valentía y patriotismo del general Lucio N. Mansilla, quien arenga con
fervor a su tropa, quien luego de combatir y resistir durante horas el ataque enemigo, cae
herido por un golpe de metralleta, quien sera atendido por su sobrino y bisabuelo del autor
de este libro, Sabino O'Donnell, uno de los primero medicos de Argentina.

Capítulo 96: “Honestidad, Patriotismo, Dignidad”


Se cuestiona cómo hubiera sido nuestra patria si los negociadores responsables del
gran endeudamiento hubieran tenido la postura de Dorrego, Mansilla, San Martín o Rosas

Capítulo 97: “La Capitulación de las Potencias”


La corona inglesa envía a Thomas Hood a negociar con Rosas con el fin de
desalojar la Banda Oriental. El representante inglés presenta ante el restaurador sus
condiciones para terminar el conflicto, pero Rosas cuestiona tales condiciones a tal punto de
que Thomas le da la razón por sus argumentos firmando un acuerdo en base a estos.
Pero Francia no estaba de acuerdo con esta situación por lo que junto a Londres deciden
enviar a sus mejores diplomáticos como John Hobart Caradoc y Alejandro Florian Colonna
para tratar la dureza negociadora de Rosas presentando sus proyectos en base a lo que
Thomas Hood había propuesto; aunque este intento de negociación también fracasa
miserablemente.

Capítulo 98: “La opinión socialista”


El socialista Laurent de L‘Ardeche pedirá la palabra en el Parlamento Francés para
contestar a aquellos que no se rinden a la inesperada derrota contra un “país débil” y lejano
y exigen una guerra de aniquilación.

Capítulo 99: “La Insolencia inaudita”


Inglaterra como última alternativa para terminar el conflicto envía a un prestigioso
diplomático, Henry Southern. Pero Rosas harto de rodeos decide no recibirlo hasta no tener
en claro sus intenciones.
El primer ministro Lord Aberdeen se indigna al enterarse de tal insolencia de este “jefe
gaucho”. Finalmente Southern y el Restaurador firman un acuerdo, como paso
anteriormente, en base a las exigencias argentinas:
1. El convenio establece la devolución de Martín García y de los buques de guerra.
2. La devolución de buques mercantes a sus dueños
3. El reconocimiento de la navegación del Paraná es interior y está sujeta a leyes y
reglamentos de la Confederación Argentina, y que la del Uruguay es común y está
sujeta a las leyes y reglas de las dos repúblicas.
4. La aceptación de oribe para la conclusión del arreglo.
5. Rosas retirara sus tropas del Uruguay cuando Francia haya desmantelado a la
legión extranjera y evacue ambos territorios de forma pacífica.

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Argentina y Uruguay vuelven a aliarse e Inglaterra decide atacar a cañonazos al pabellón
de la Confederación Argentina. Meses después Francia decide rendirse de este conflicto por
la patriótica acción de San Martín quien empeña su prestigio para convencer a los europeos
de que “todos (los argentinos) se unirán y tomaran una parte activa en la lucha, porque la
invasión se prolongará “hasta el infinito”

Capítulo 100: “Aberrantes Costumbres”


Se relata un acontecimiento que resuena mucho en este periodo, el fusilamiento de
Camila O‘Gorman una joven de la alta sociedad porteña, y de su enamorado seductor el
sacerdote Uladislao Gutiérrez. Ambos con una gran diferencia de edad (ella 19 y el 30)
huyen en pos de su amor cuestionado moralmente por la sociedad.
El rumor sobre este amorío fue objeto de crítica por la sociedad, sobre todo la oposición,
quienes afirmaban que Rosas permitía “aberrantes costumbres” y no tomaba acciones ante
estas.

Capítulo 101: “Reconstruir el Virreinato”


En 1848 el gobierno de Rosas estaba en auge y gozaba de un gran prestigio en
cualquier lado luego de su heroica defensa contra las potencias europeas. Fue un periodo
próspero para sus habitantes. Los estancieros, levantado el bloqueo, volvían a exportar su
ganado a buenos precios; los caudillos provinciales aceptaban tolerablemente a la
hegemonía porteña para la organización nacional. Eran tiempos pacíficos donde se
alentaba al trabajo, la inversión y la inmigración que ayudó a cubrir la falta de mano de obra
que dejó la guerra.
Con todo esto, sus opositores temen que el restaurador tenga como objetivo la
reconstrucción del virreinato del Río de la Plata o la inauguración de un imperio argentino.
Pero todo auge suele tener nuevos obstáculos, Rosas enfrentará 2 problemas:
● El imperio de Brasil, que siempre había demostrado su afán expansionista cuya
hostilidad hizo perder a la confederación el Paraguay y el Uruguay.
● Urquiza, el jefe del Ejército de Operaciones, la fuerza más poderosa de los
federales; quien (junto a Madariaga) enfrentó y conspiró en contra del restaurador.

Capítulo 102: “El milagro de la casa de Brandemburgo”


Brasil, a pesar de tener ayuda de argentinos tan confundidos, se encontraba en una
situación delicada. Sin Francia dentro de esta situación el triunfo era imposible, inclusive en
Europa se percibe esa debilidad. El rey Francisco José de Austria manda a Pedro II de
Brasil que evite a toda costa la guerra contra Rosas, ya que según la opinión de oficiales de
la marina francesa que estudiaron las condiciones militares de Brasil y de la Confederación,
la victoria estaría asegurada para el Restaurador.
Pero se describe que Brasil fue favorecido con una situación semejante a lo que cuenta la
historia de Prusia en donde Federico II casi se encontró con la derrota al final de la Guerra
de los Siete Años ya que sus condiciones militares eran desfavorables; hasta que fueron
favorecidos por un “milagro” de la casa de Brandemburgo recibiendo de un emisario del
zarevich de Rusia los planes de batalla del ejército ruso.
Resulta que el general Urquiza envía al imperio brasilero sus tropas y su apoyo para
derrocar al restaurador.

Capítulo 103: “Que ahorquen al loco”

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Se relata un acontecimiento donde un público ahorca a un actor quien fue
confundido con Urquiza en una obra teatral “Juan sin pena” de J. de la Rosa Gonzales.

Capítulo 104: “La traición de Urquiza”


Las negociaciones con Brasil comienzan a partir de este momento. La historia oficial
ha argumentado y justificado acerca de las acciones que hizo Urquiza para desterrar al
“tirano”. Aunque uno de sus secretarios privados, Nicanor Molinas y también Duarte da
Ponte Ribeiro, un delegado brasilero explicaran que la razón por la que Urquiza quiere
desterrar a Rosas eran por motivos económicos más que liberar al pueblo del “tirano”.
Rosas no permitió que los buques extranjeros se dirigieran a Entre Ríos ni que de ahí
salgan para ultramar, perjudicando de gran manera las negociaciones de Urquiza. Esto es
debido a que Urquiza fue acusado de contrabando de oro.
Luego el 1 de mayo Urquiza realiza un pronunciamiento en contra del gobierno de Rosas en
la plaza general Ramírez de Concepción del Uruguay, leyéndolo dos decretos: Por un lado
Urquiza asumida el manejo de relaciones exteriores de Entre Ríos, por el otro cambiaba la
consigna “mueran salvajes unitarios” por “mueran los enemigos de la organización
nacional”.

Capítulo 105: “La lealtad a toda prueba”


Son las vísperas de la Batalla de Caseros, en donde los soldados que sirvieron
fielmente a Rosas en las campañas contra los indios, en la represión de la revolución del
sur, en las luchas contra Lavalle y en el asedio de Montevideo, vuelven para apoyar al
Restaurador.
Se trata de una fuerza veterana de Oribe, que pasó al mando de Urquiza, que son liderados
por Pedro León Aquino. Dirigiéndose a Buenos Aires, al llegar a la provincia de Santa Fe la
tropa se rebeló pero como resultado Aquino y parte de sus oficiales unitarios murieron.
Parte de los sobrevivientes se dirigen a Santos Lugares donde Antonino Reyes, un
secretario de Rosas, les da un lugar para acampar y descansar, pero los soldados insistían
en ver a Rosas para ponerse a sus órdenes sin acomodarse en el lugar. Rosas no duda en
abandonar una reunión para juntarse con los sobrevivientes, quienes lo reciben de forma
respetuosa.

Capítulo 106: “El capítulo final”


Entramos al periodo en donde Urquiza a la par de sus aliados luchan contra el
“tirano” Rosas por el restablecimiento de la paz y la constitución de la república.
Rosas durante el año 1849 había aclarado en varias ocasiones que no aceptaría otra
reelección cuando terminara su gobierno en 1850.
Luego de que Urquiza presentará su pronunciamiento en el 1 de mayo de 1851 y su
separación de la confederación junto a Corrientes, comienza su plan para derrocar de una
vez por todas al tirano. En este conflicto, se le unen personajes como Domingo Sarmiento,
Bartolomé Mitre, y cuenta con el apoyo del imperio brasilero con un prestigioso militar, el
Marqués de Caxias.
El entrerriano procede antes a invadir primero Uruguay, obligando a Oribe a incluir en sus
fuerzas firmando una capitulación el 8 de Octubre de 1851 después de llevar varios años de
una recíproca lealtad con Rosas.
Una vez que Urquiza se hizo con el ejército uruguayo emprendió su viaje a Entre Ríos junto
a los brasileños hacia fines de 1851 para organizarse y dirigirse a Buenos Aires. A pesar de
que Rosas estaba desfavorable militarmente, había habitantes que se negaban a la alianza

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con el enemigo brasilero pero resistiendo pasivamente a los “libertadores” negándose
información, contactos y provisiones.

Capítulo 107: “Los siete platos de arroz con leche”


Se relata un cuento basado en la anécdota de Lucio V. Mansilla, sobrino de Rosas.
Se relata cómo el restaurador pasa algunas horas con su sobrino antes de la Batalla de
Caseros.

Capítulo 108: “Más Animal que intelectual”


Los Dos Ejércitos se encontraron el martes 3 de febrero de 1852 en Morón. A unos
treinta kilómetros al oeste de Buenos Aires.
Se desarrolla la batalla y de cómo Urquiza y su ejército se despliega exitosamente en ella,
mientras el ejército de Rosas a pesar de tener coraje en defender la zona, fueron abatidos
rápidamente debido a la inexperta y desorganizada conducción.

Capítulo 109: “Nunca hubo hombre tan traicionado”


Los que habían luchado contra el “tirano sangriento” no tardaron en mostrar su
descontento con el entrerriano. Se desarrolla como parte de algunos personajes terminaron
ejecutados además de ganar amistades que anteriormente seguían a Rosas.

Capítulo 110: “Nación, territorio, estancia, pueblo”


Al terminar su gobierno Rosas dejaba:
1. Un país con sentido de nación y de soberanía.
2. Un territorio sin exacciones en donde más adelante solo sufriría pérdidas menores,
como la cesión de las “Misiones Orientales” por parte de Urquiza.
3. Un proyecto económico proyectado en el capitalismo y nos dará un lugar y una
función dentro del mercado mundial: la estancia y su producción agropecuaria.
4. Una clase baja que experimentó su protagonismo social y que nunca se resignó a
perderlo, dando lugar a futuros movimientos políticos y sindicales de envergadura.

Capítulo 111: “Una revolución que no les pertenece”


A pesar de que la derrota de Rosas fue el 3 de febrero, el ingreso triunfal de las
tropas de la alianza argentino-brasileña se produce recién el 20 debido a un pequeño
desacuerdo que Urquiza tiene con el imperio Brasilero.
Además de esto, se critica principalmente a Urquiza por el uso de cintillos Punzó y con la
marca de Rosas reivindicándose cómo Federal.
Alsina proclama como forma de protesta la abolición del uso obligatorio de la divisa federal
declarando libre el uso o no del cintillo punzó.

Capítulo 112: “Un refugiado distinguido”


Perdida la batalla, Rosas se dirige a Buenos Aires solo para escribir su renuncia al
gobierno. Luego de esto se dirige a la legación británica donde es embarcado rápidamente
con sus hijos Juan y Manuelita a las once del mismo día (3 de Febrero). Al arribar en
Devonport después de un largo viaje, es recibido oficialmente por una salva de honor por el
comodoro superintendente sir Michael Seymour.
No llevó consigo dinero, oro u objetos de gran valor, sino que preparó cajones de
documentación con el fin de defenderse de graves acusaciones en el futuro. Este 29 de abril
se sometió a un acalorado y largo debate en la Cámara de los Lores, algunos parlamentos

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no olvidan ni perdonan las ofensas y derrotas por parte del restaurador. Pero a pesar de ser
cuestionado el por qué se encuentra en Gran Bretaña, parte de su gente lo respetaba por
haber sido un adversario valiente y honesto haciendo honor al “fair play” británico.

Capítulo 113: “La Purga Histórica”


El odio de los vencedores hacia los derrotados no solo ha cobrado y tomado vidas,
sino que hasta el día de hoy se llevó a cabo algo que el autor llama una “purga histórica. En
la capital argentina ninguna de sus calles lleva el nombre de Juan Manuel de Ross ni
tampoco de caudillos federales como Francisco Ramírez, Juan Felipe Ibarra, Juan Bautista
Britos, Ángel Vicente Peñaloza, Felipe Varela, quienes varios de ellos tuvieron importancia
dentro de las guerras de la Independencia.
Además de no reconocerse próceres federales, esta purga se manifestó también en obras
edilicias, donde el 3 de febrero de 1899, aniversario de Caseros se llevó a cabo la
destrucción de la casa de Rosas en Palermo para poner en su lugar la estatua de su
archienemigo Sarmiento.

Capítulo 114: “Generosamente, de preferencia”


En este capítulo Rosas reclama a aquellos que alguna vez estuvieron y se han
beneficiado a su lado quienes después de Caseros han apoyado el nuevo poder al mando
de Urquiza.

Capítulo 115: “Palermo Según Sarmiento”


Sarmiento describe de forma despectiva lo que era Palermo bajo el mandato de Rosas,
además de denigrar su hogar y estilo de vida.

Capítulo 116: “Tu maldita ingratitud”


Rosas le escribe una carta a su esposa en donde manda a Don Juan Nepomuceno
Terrero su testimonio en donde le deja a ella y a sus hijos su herencia. Además le reprocha
el no haber querido ir con él a Gran Bretaña.

Capítulo 117: “La Fiera que más daño ha hecho”


Ramón Guerrero y Vargas, un joven audaz chileno deciden visitar a Rosas en Gran Bretaña.
El joven, que había oído relatos despectivos del restaurador, relata cómo fue su encuentro y
su conversación con este llevándose una imagen diferente de lo que le habían hablado.

Capítulo 118: “Muy verdaderamente pobre”


Rosas se encuentra con muchas dificultades económicas, tomó dinero en préstamo
para poder sustentarse que ha devuelto, pero dejándolo sin recursos para sus trabajos en el
campo. Su pobreza era tan grande que no tuvo más remedio que humillarse ante Urquiza,
quien a pesar de todo el conflicto que ambos pasaron le ayuda enviándole mil libras
esterlinas.

Capítulo 119: “¿Está usted tomando partido?”


“Cuando Usted se refiere al pulmón verde de la Capital Federal ¿Qué nombre le da,
el oficial de “Parque 3 de Febrero” o “el prohibido de Palermo”? ¿Estará usted tomando
partido?”

Capítulo 120: “Rosas y el asesinato de Urquiza”

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Rosas recibe la noticia por parte de su amiga Josefa Gómez de que Urquiza ha sido
asesinado el 11 de abril de 1870. Según el historiador Isaac castro, Rosas reacciona con
frialdad o de forma neutral ante la muerte del entrerriano y a tono de crítica “no se encuentra
una sola palabra de protesta, ni condenación, ni de pesar”.
Rosas, además de escribirle a Urquiza reclamos para la devolución de sus bienes también
le escribía consejos para su mandato e incluso consejos para su testamento para prevenir
que su familia sea perjudicada y sufre desgracias.
Incluso ha enviado sus condolencias a la esposa del entrerriano dándole su apoyo y sus
bendiciones.

Capítulo 121: “Me ha dado un pesar”


Rosas redacta en su testamento en favor de Juan Bautista y Manuela pidiéndoles
parte de sus bienes a cada uno. Además se siente en pena ya que ambos vivirán sus vidas
(Juan en América y Manuela en Londres). Sobre todo siente un pesar por Manuelita ya que
esta iba a casarse, según Rosas ella no tenía planeado casarse nunca, y se siente triste al
saber que su hija no lo acompañará hasta el final de sus días (solo lo visitara en sus últimos
momentos).

Capítulo 122: “Esta clase de distracciones”


Rosas se escribe con uno de sus ahijados, escribiendo “haijado” de forma errónea.
Rosas le explica que últimamente está padeciendo de esta clase de distracciones en donde
precisa de Ohlsen para ayudarle a marcar sus faltas de ortografía.

Capítulo 123: “Callar es dar la razón”


Su antiguo enemigo escribiría a Rosas el 14 de agosto de 1864 proponiéndole el
plan de la “Memoria” que debía escribir Rosas. La “Memoria” (jamás escrita) debe exhibir la
contundencia de cifras, documentos y hechos de su gobierno y después de este.
Creía que Rosas debía defenderse, hasta por patriotismo, por el respeto de su país.

Capítulo 124: “El Misterio de don Juan Manuel”


Luego de vivir 84 años, Juan Manuel de Rosas, ex gobernador y dictador de la
Confederación Argentina, falleció en 1877 el 14 de marzo a las 7 del miércoles en su casa
quinta en Swaythling. Después de su muerte sus familiares porteños pretenden dar una
misa en su memoria, pero el gobierno prohíbe hablar o dar tributo del “tirano”. Incluso
pasado ya un cuarto de siglo desde Caseros el rencor hacia este no había cedido.
“Rosas es un malvado, venimos repitiendo todos. ¡Quién sabe si no habrá una voz que
salga diciendo: Rosas es un misterio”.

5.Comentarios y críticas hechos por algunos historiadores.

Primo Ricardo
Este historiador y escritor, comentó a través de un artículo la importancia que posee
el libro, cuestionando lo que le había planteado Felix Luna, no se ha hablado todo de Rosas
y el libro lo demuestra “Estamos a principios del siglo XXI, Rosas sigue siendo noticia y este
trabajo de Pacho, ratifica que todavía quedan varias cuestiones sobre la vida del
Restaurador, que hay que aclarar.” Sigue comentando el propósito del libro, el cual es
“interpretar los mismos en el marco histórico en el que se desarrollaron, con la escala de
valores temporales que reinaba y las implicancias que tendrían en el futuro”. Finaliza

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demostrando la importancia que posee el libro para las próximas generaciones, donde
encontrar las respuestas para una formación nacional y popular.5

6.Conclusiones y comentarios personales:


6.1. Álvarez Luciana Aldana
A pesar de ser un libro de muchas páginas, es muy llevadero y cómodo de leer. Pero
sobre todo la forma de novela que le da el autor lo hace emocionante, atrapante y
sentimental junto a su carácter informativo de lo que es la vida de Juan Manuel de Rosas.
No nos muestra un “tirano” o un “monstruo” como se lo muestra en la historia oficial, nos
muestra a alguien que ha sido capaz de grandes cosas que en lo posible no se repetirían
en la actualidad. Incluso su enemistad (y amistad) con Urquiza se lo muestra de forma
neutral y sin exageraciones. Realmente recomiendo mucho este libro.

6.2. Britez Natalia Lorena


La lectura de este libro considero que cumple pertinentemente, la invitación a
confrontar la versión “oficial” de nuestra Historia, en la cual buscaron desmitificar la imagen
de Juan Manuel de Rosas. Si bien el libro me resultó de agradable lectura, considero que
para ella requiere de cierto conocimiento sobre los hechos que lo tienen como protagonista,
ya que sin ello sería difícil obtener una conexión fluida entre las distintas secciones del
texto. Rescato del autor, que a pesar que se pueda interpretar de esta manera, no intenta
justificar al personaje en cuestión sino que lo que intenta es "abrir el panorama" para poder
conocer y entender la situación en general que se vivía en esa época. Entender sobre las
convicciones e ideologías que motivaban su accionar, que la historia oficial ocultó. Me
parece importante que sirva para poder complementar en el estudio de nuestra historia,
valiosísimo para rescatar los valores con los que se fundó nuestro país.

6.3. Cubillas María Antonia


A la conclusión que pude llegar es que es una obra a mí entender muy completa que
intenta abarcar todos o ( casi todos) los sucesos por los que atravesó don Juan Manuel de
Rosas y es justamente en el detalle que se puede apreciar el porqué de sus decisiones,
desde la centralización del poder, ser defensor de la religión católica, defensor de las
causas nacionales de la Federación siempre y cuando cuente con el apoyo de la mayoría
de la población. Otro suceso a favor del Restaurador que me ayudó a llegar a ésta
conclusión es el apoyo incondicional del general don José de San Martín hasta sus últimos
momentos, ya que los dos eran defensores de la causa de “la libertad de los pueblos”.
Como comentario personal es una gran obra ésta, de lectura por momentos compleja y
otros simple como los hechos cotidianos de la época, que deja en evidencia por qué don
Juan Manuel de Rosas no puede ser llamado tirano, ya que su poder no fue originada
ilegítimamente y tampoco ejercía con egoísmo su poder. El actuaba bajo su convicción de
libertad en contra del poder unitario, los cuales acechaban desde Montevideo durante su
exilio. Lo que no se puede negar son las actividades violentas y de crueldad del
Restaurador en nombre de su obra. Por eso, éste texto deja en claro el ejercicio del poder
de don Juan Manuel desde las dos perspectivas.

5
EL INFORMANTE, Otra mirada sobre Rosas,
http://www.diarioelinformante.com.ar/nota-15000_otra-mirada-sobre-rosas

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6.4. Gonzalez Abril
Como conclusión del libro, creo que es un libro que muestra otra perspectiva desde
donde analizar la figura “controvertida” de Juan Manuel, en la cual no termina siendo otro
más que utiliza la violencia, que permea a unitarios y federales. La cual el autor se encarga
de demostrar como es el caso de los crímenes de los unitarios cuando llegan a Buenos
Aires y Rosas responde al ataque de estos, es un sin fin de cuestiones así y que tomaron
por parte de la historia oficial lo que les convenía en ese momento sin ser fidedignos a la
verdad o más bien coherentes con la barbarie de aquel momento, tal como se señala en la
introducción.
Como comentario personal, es un libro largo pero interesante, accesible a la lectura de una
persona académica o no. Concuerdo en que hay momentos donde da por sentadas cosas
como pasa con Bethell o utiliza lenguaje de la época, lo cual con una pequeña búsqueda se
resuelve. Sin embargo creo que estaría bueno que el autor pusiera las citas, aunque
investigando leímos que no las agregó porque sino sería interminable. Concluyendo, creo
que intento ser lo más imparcial sin romantizar o demonizar al Restaurador de Leyes, con
una obra amena y sumamente interesante.

7.Bibliografía

EL INFORMANTE, Otra mirada sobre Rosas,


http://www.diarioelinformante.com.ar/nota-15000_otra-mirada-sobre-rosas

LA GAZETA FEDERAL, Retratos de Juan Manuel de Rosas,


http://www.lagazeta.com.ar/retratos_rosas.htm

O´DONNELL PACHO, Biografia, https://pachoodonnell.com.ar/biografia

O'DONNELL PACHO, Juan Manuel de Rosas: el maldito de nuestra historia oficial.


Introducción.

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