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latinoamericana
El boom latinoamericano se estableció entre la década del 60 y 70. Autores como Julio
Cortázar, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes son considerados
como los precursores de esta corriente. Con sus novelas retratan diferentes escenarios y
momentos de los pueblos de América Latina y como respuesta, la gente se apropió de
ellos y tomó conciencia de su identidad.
Así, el boom usa el realismo mágico y sus recursos vanguardistas para adornar las
historias y explicar los hechos políticos, económicos y sociales por los que atravesaba
Latinoamérica en ese entonces. Relatos que van más allá de lo real, con sucesos
fantásticos, pero que dentro de nuestro imaginario son fáciles de entender e incluso
identificarse.
Sesenta años más tarde, muchos autores contemporáneos consideran todavía al boom de
la literatura latinoamericana como un golpe de viento fresco que cambió el rumbo de las
novelas. Como dijo el periodista de El País, Wilson Manrique: “Un universo en expansión.
Como el mismo universo que no deja de evolucionar, sorprender, crear, impulsar,
polinizar, brillar o eclipsar”.
Respecto a la primera obra que marcaría el inicio del boom latinoamericano no existe
unanimidad; algunos críticos consideran que es Rayuela (1963) de Julio Cortázar, y
otros La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosas, publicada en el mismo año. Otros se
remontan a 1959 con Hijo de hombre de Augusto Roa Bastos.
El libro se divide en tres partes. La primera es ¨El lado de allá¨, la segunda es ¨El lado de
acᨠy la tercera y última llamada ¨De ambos lados¨. Su estructura se basa en secuencias
sueltas que permiten distintas lecturas, y, por tanto, diversas interpretaciones. Con esta
forma de lectura, se busca representar el caos, el azar de la vida y la relación indiscutible
entre lo creado y la perspectiva del lector convertido en editor.
Artemio Cruz, un hombre con muchísimo poder, un soldado revolucionario, un amante sin
amor, un padre al que su hija desprecia. Un hombre que traicionó a sus compañeros, pero
que no pudo soportar las heridas con las que lo dañó el destino. Se narra los últimos
momentos de su vida y se revelan sus procesos mentales al no ser capaz de valerse por sí
mismo. El libro nos conduce por la Revolución y sistema político mexicano.
Este clásico del siglo XX es protagonizado por la familia Buendía, en el mítico Macondo. Una
aldea fundada por el cabeza de familia y lugar de donde parte toda la historia. La obra da
saltos hacia adelante y hacia atrás en el tiempo. Se desarrolla a través de las aventuras y
desventuras que sufre la familia, generación a generación.
Escenarios americanos.
La búsqueda de una identidad propia hace que los autores ambienten sus historias en
escenarios característicos de sus países, incorporando sus paisajes, mitos, tradiciones…
Así, se entremezcla el relato histórico con la ficción, con historias que relatan las
condiciones políticas y sociales del momento.
Influencias.
Experimentación.
Es una de las señas de identidad de las obras del movimiento. Se utilizan diferentes tipos
de narradores y las historias no son lineales, presentan saltos en el tiempo y relatos con
cronologías desordenadas (de hecho la novela puede empezar por el final de la trama).
Asimismo, es una literatura en la que predominan las figuras literarias (metáforas,
epítetos, monólogos interiores…), el uso de neologismos y los juegos de palabras.