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¿Cuánto es “una pizca de sal”? - Acerca del juego de la transmisión y reglas de la pedagogía. M.

Serra
En este texto se intenta reflexionar sobre el estatuto y la naturaleza de los saberes acerca de la transmisión que
ordenaron históricamente la educación masiva mediante una forma de ejercicio. Expone que los saberes
pedagógicos no solo reglas sobre el juego que ya está siendo jugado, sino que también lo son sobre el deber ser del
juego

 El juego de la transmisión…

Una reflexión común a la pedagogía y a la filosofía es que no nacemos con los saberes que necesitamos para
sobrevivir, sino que alguien debe proveérnoslo, es decir, así como nacemos sin saber caminar, hablar, bailar o cantar,
también nacemos sin saber educar

El hombre como especie para sobrevivir no tiene otra alternativa mas que aprender e incorporar saberes que no
tiene. La particularidad es que esos saberes una vez aprendidos no se incorporan genéticamente, sino que se van
adquiriendo de generación en generación, sabiendo que no van a ser las mismas siempre.

La transmisión de estos saberes, es parte del juego que los seres humanos han jugado ancestralmente para criar y
cuidar a los recién llegados a la especie y perdurar en ellos. También existen los saberes sobre la transmisión, donde
allí nos encontramos con reglas, con instrucciones que generación tras generación, hicieron perdurar las practicas a la
misma ves que las recreaban.

 …y las reglas de la pedagogía

Para muchos, la idea de un saber cómo instrucción constituye un problema: desde un gesto autoritario o una
voluntad de poder sobre otro, a un saber que no se pone en discusión, pasando por una imposición que desconoce al
otro

Se presentan dos dificultades:

o La primera de ellas llamada anacronismo donde expone que, si el juego deja de ser lo que es al momento
de explicar la regla, la regla pasa a ser de un juego que ya no se juega tal como la regla lo explica. Es decir que
acá el problema de la pedagogía seria que los saberes perderían sentido: no servirían para decirle a la gente
como tiene que educar sino como es que ha sido la educación.
o La segunda dificultad tiene que ver con la posibilidad que tienen unas reglas o un conjunto de instrucciones
de hacer que alguien aprenda algo. Un ejemplo claro es el caso de la formación docente, donde se
despliegan una serie de reglas ligadas a lo que es el niño y cómo aprende, a lo que deben enseñar y con qué
métodos, pero no es tan sencillo como parece debido a que la enseñanza no se recude a un conjunto de
instrucciones bien cumplidas.

En la enseñanza sucede algo parecido a la concina, donde por más de que existan innumerables libros de
instrucciones, una medida o una “mano” que no se aprende con solo seguir las instrucciones. Entonces, ¿Cómo se
aprende a cocinar, bailar o cantar? ¿Cuál es la utilidad de las reglas o de las instrucciones?

José Luis Pardo lo responde y lo justifica diciendo que se aprende como se aprenden a jugar todos los juegos donde
las reglas son implícitas, es decir practicándolos hasta sabérselos de memoria, y como no se parte de instrucciones
que sean claras quien aprende tiene que adivinar las reglas en la práctica del otro.

Lo que está claro en esta dificultad es que el problema no esta en la existencia de las reglas ni de las instrucciones
sino del vinculo que hay entre ellas y lo que son capaces de producir en el otro.

 ¿Cuánto es una pizca de sal?

En este texto el autor relata y expone como una vez se percató de que una amiga quien era muy buena, antes de irse
a dormir prendía la tele un rato en un canal que pasaban recetas de concina. Lo que le resulto extraño que es que
cuando lo miraba no tomaba notas de los ingredientes ni de las cantidades, sino que solo miraba el programa hasta
dormirse, cuando se lo pregunta la respuesta de la amiga fue que ella lo miraba con el propósito de que ver a otros le
reportaría ideas y alternativas diferentes frente a lo que estuviese cocinando, además de ser una influencia indirecta
y diferida donde ver cocinar a otros abría su repertorio de respuestas frente a su propia cocina. Ella, mirando y
escuchando, se exponía a ser contagiada, permeada, influenciada por los cocineros independientemente del plato
que se cocinara.

Las preguntas que surgen son ¿Cómo se enseña a enseñar? ¿Cuál es la medida justa de teoría, de práctica, de acción,
de reflexión?

Los procedimientos que Pardo presenta en su reflexión, suenan como reglas poco frecuentes en el territorio de los
saberes pedagógicos. Sin embargo, tienen la capacidad de mostrar los límites del saber/regla que cree que, bien
aplicado, muestra resultados automáticos, que se puede reducir a procedimientos racionales y objetivados que
funcionan como esas recetas que garantizan “que salen siempre bien”.

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