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Prisión de 14 años para la joven que mató a su hija recién nacida

La fiscalía había pedido prisión perpetua. Y la defensa, la absolución. Argumentó que actuó en estado
de shock y que se embarazó por una violación. Polémica sobre el aborto, las violaciones y el
infanticidio.

11/06/2005 Clarín.com
Romina Tejerina (21) sufrió una crisis de llanto cuando oyó que había sido condenada a 14 años de prisión,
por haber asesinado de 21 cuchilladas a su beba recién nacida, que dijo haber concebido tras una violación.
Los jueces de la Sala II de la Cámara Penal de Jujuy aclararon que mediaron "circunstancias extraordinarias
de atenuación", y anunciaron que difundirán los fundamentos del fallo el 22 de junio. Por su parte, los
defensores de la joven anticiparon que apelarán la sentencia ante el Superior Tribunal de Justicia de Jujuy.
Sus familiares no llegaron a escucharla: el tribunal les había negado el ingreso, tras los gritos e insultos que
siguieron al alegato de la fiscal Liliana Fernández de Montiel, quien había solicitado la pena de prisión
perpetua, por el delito de homicidio agravado por el vínculo. La acusación aseguró que "no existió violación"
y que "no hubo brote psicótico" cuando Romina mató a la beba, como sostuvo la defensa, que pidió la
absolución por inimputabilidad. Al igual que en las jornadas anteriores, militantes de la Corriente Clasista y
Combativa, de organizaciones de derechos humanos y de defensa de la mujer siguieron las alternativas de la
audiencia a las puertas de los tribunales, y por la tarde realizaron un "escrache" frente a la casa del presidente
del jurado, Antonio Llermanos. El juicio también fue observado por diputadas y dirigentes de diversos
partidos políticos. Desde su detención, en febrero de 2003, el caso Tejerina reavivó los cuestionamientos a la
penalización del aborto. Al mismo tiempo abrió una polémica en torno de la derogación —en 1995— del
delito de infanticidio, que preveía una pena máxima de 3 años de prisión para la madre que matara a su bebé
durante el puerperio. Por consejo de sus abogados, Romina no habló durante el juicio. Quedaron así las
declaraciones que dieron durante la instrucción ella y sus dos hermanas mayores, con las que vivía. Fueron
quienes la hallaron en el baño de la casa, en San Pedro (Jujuy): allí, sola, en el inodoro, había dado a luz a una
niña, la había puesto en una caja de zapatos y luego acuchillado. Ambas fueron trasladadas al hospital, pero la
beba murió. A un mes de estar presa, Romina denunció que había sido abusada sexualmente el 1º de agosto de
2002, por un vecino 21 años mayor. Ella tenía entonces 17 años y cursaba 5º año. Dijo que había ocultado la
violación y el embarazo —incluso a Mirta, su hermana mayor— por vergüenza y por miedo. Y confesó que
varias veces había intentado abortar, mediante métodos caseros. El acusado, Eduardo Vargas, fue sobreseído
por falta de pruebas. Admitió la relación sexual, pero dijo que había sido consentida. Ayer, tras conocer el
fallo, insistió en esa versión y afirmó que había estado dispuesto a reconocer a la beba, en el caso de que fuera
su hija.Ayer, entre los argumentos para rebatir la violación, la fiscal dijo que la niña tenía "entre 34 y 35
semanas de gestación", por lo que la fecha de concepción debería ser entre el 4 y el 11 de julio de 2002, y no
el 1º de agosto, como aseguró Romina. El defensor Fernando Molina, por su parte, se quejó porque durante la
instrucción no se accedió a sus pedidos de autopsia a la beba —para conocer el tiempo de gestación—, ni de
análisis de ADN a Vargas. El tribunal rechazó el planteo —solicitado por la defensa— de falso testimonio de
una amiga de Romina, que en el juicio no recordaba al supuesto abusador, mientras que en la etapa de
instrucción sí habló de él. Los jueces sólo aceptaron que los familiares no declararan en las audiencias. Los
padres fueron calificados como "estructurados" y "rígidos" por la asistente social María Cabrera, quien
describió el ámbito de pobreza económica y cultural, y subrayó los castigos y la violencia física y psíquica
que ejercieron contra la joven. Los cuatro testimonios de los psicólogos y psiquiatras coincidieron en esto.
Pero sólo la perita de parte, María Teresa López de Fernández, aseveró que ésa fue la causa, junto con la
violación, por la cual Romina ocultó el embarazo y sufrió el "episodio psicótico agudo, un estado emocional
que la sacó de su juicio" y la llevó a matar a la recién nacida. No hubo palabras por parte de Romina, quien
sólo había hablado hace tres días con Página/12. Entonces admitió sentir culpa, porque "me desquité con una
criatura que no tenía nada que ver". Y dijo que al estar encinta no pidió ayuda porque "se me juntaban las
amenazas del violador con las de mi viejito, que siempre me decía que era una puta, que si llegaba
embarazada le iba a dar un infarto". Ayer, al escuchar la sentencia, la muchacha estalló en llanto y se abrazó a
su abogada, Mariana Vargas. Su colega Molina anticipó que apelará la sentencia, aunque consideró "un
adelanto" el hecho de que el tribunal haya reconocido "circunstancias extraordinarias de atenuación". "No
vamos a dejarla caer, la vamos a seguir hasta las últimas consecuencias", prometió Mirta Tejerina. Y añadió
que con la sentencia "vuelven a criminalizar la pobreza". Durante el juicio, los padres de la chica le
expresaron públicamente su apoyo. "Espero que algún día, antes de que yo muera, mi hija esté libre", dijo
llorando Florentino Tejerina.

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