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Festividades
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Según la leyenda que nació a finales del siglo XIX, cuando el estadounidense Henry
Van Dyke escribió un relato en el que cuenta la historia de Artabán, el cuarto rey mago
era un hombre de largas barbas, ojos nobles y profundos que residía —se dice en el año
4 A. C.— en el monte Ushita.
Artabán poseía el don de enterarse, por medio del oráculo, de algunos sucesos que para
los demás pasaban desapercibidos.
Al igual que Melchor, Gaspar y Baltazar, quienes ofrendaron al niño Jesús, incienso,
oro y mirra, Artabán, llevaba consigo una gran cantidad de piedras preciosas (rubí, jade
y diamante) para ofrecerlas a Jesús.
Pero según se cuenta, Artabán, quien se encontraría con los otros tres reyes magos en
Borsippa para llegar a Belén, se encontró con un hombre que había sido golpeado y
robado, por lo que decidió detenerse y ayudarlo entregándole uno de los regalos que le
llevaba al niño Jesús: un diamante.
Desde entonces es costumbre partir una rosca de pan, la cual se caracteriza por tener
forma circular, símbolo del amor eterno de Dios que no tiene principio ni fin.
Según la tradición, la Rosca de Reyes se parte el 6 de enero, día en que llegan los Reyes
Magos.
Para los cristianos, la forma ovalada de la rosca, representa el círculo infinito del amor a
Dios. Las frutas secas cristalizadas que adornan el pan, simbolizan las joyas incrustadas
en las coronas de los Reyes Magos, el muñeco escondido, representa al Niño Jesús.
En México además se tiene la tradición de quien encuentra la figura del Niño Jesús,
debe cuidarlo hasta el dos de febrero, que se celebra el “Día de la Candelaria”.
13 DE ENERO: DÍA MUNDIAL DE LUCHA CONTRA LA DEPRESIÓN
Los síntomas son diversos y muchas veces pasan desapercibidos, lo que evita un
diagnóstico claro y oportuno, llevando a la persona a padecer esta sintomatología de
forma prolongada con las consiguientes consecuencias sobre su salud.
Las características más habituales de los cuadros depresivos son: tristeza permanente,
falta de motivación, pérdida de interés o placer en las actividades de la vida cotidiana,
aislamiento, alteraciones del sueño, cambios en el apetito o en el peso, falta de
concentración y sensación de cansancio, sentimiento de culpa excesiva, falta de
esperanza en el futuro, pensamientos de muerte o de suicidio.
Un cuadro depresivo sin diagnosticar ni tratar de forma adecuada y oportuna puede traer
consecuencias complejas como la aparición de ideas suicidas y realización de intentos
de autoeliminación.
El tratamiento de un cuadro depresivo por lo tanto debe ser abordado con un enfoque
integral que requiere de atención psicológica y médica, así como redes de apoyo y
contención por parte del entorno cercano, afectivo, familiar y comunitario.