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Feria de Alasitas y el Ekeko

La Fiesta de Alasita se festeja principalmente en la ciudad de La Paz, constituye la más


importante muestra artesanal de la ciudad, son dos semanas y media de miniaturas, juegos
de azar, comidas y tradición. se realiza el 24 de enero, al inicio del solsticio de verano y
se prolonga oficialmente hasta el 4 de febrero, aunque generalmente permanece hasta
fines de ese mes y no será la excepción la Alasitas 2020.

Sebastián Segurola, gobernador e intendente de La Paz dispuso el año 1781 que se realice
este festejo en homenaje a quien salvó a la ciudad del asedio indígena, y así fue ordenada
la fiesta del mercado de miniatura, costumbre que los indígenas traían desde de los
antiguos collas.

En el Cerro Santa Bárbara conocido antes como el Cerro del Calvario es donde ahora se
realiza feria de Alasitas, allí los brujos aymaras, detentaban el negocio de la venta de
medicinas, hechizos, sahumerios y se mezclaban cultos religiosos y superstición, allí se
simulaba la compra de terrenos donde los nuevos propietarios construían sus casitas con
piedritas, se celebraban matrimonios, se adquirían diferentes artículos y esta práctica era
motivo de la Ch'alla con cerveza y licores, celebrando el acontecimiento y pidiendo la
protección de la Pacha mama.

La Alasita, voz aymara que significa cómprame, no es exclusiva de Santa Bárbara,


durante muchos años la zona de la plaza de San Pedro la albergó, y todo el barrio se
convertía en feria de Alasitas. La plaza de Churubamba y la avenida Montes también la
cobijaron, hasta que, por el crecimiento de la ciudad y de su parque automotor se decidió
reponerla a la zona Santa Bárbara. El campo utilizado para este propósito se extiende en
todo lo que era el zoológico de La Paz, sigue por las calles que lo circundan, la avenida
del Ejército, la calle Roosevelt y toma por algunos días la plaza Alfredo Domínguez, en el
atrio del Teatro al Aire Libre y el Parque del Scout.

La feria de Alasitas se celebra en honor al Ekeko, un ídolo familiar aymara que simboliza
la fecundidad, la alegría, la abundancia y la prosperidad. Se trata de un personaje
rechoncho y sonriente que se va cargado de una variedad de productos en miniatura, de
primera necesidad y también otros, que simbolizan lo que cada persona ansía obtener
como casas, vehículos, dinero, etc. El motivo original religioso, fue transformándose en
una devoción profundamente arraigada hacia el antiguo Dios de la Abundancia, el Ekeko.

Por un momento, las personas dejan de lado sus actividades y preocupaciones cotidianas y
salen a las calles para comprar las representaciones de sus sueños y luego ofrendan sus
nuevas pertenencias a este dios de la abundancia y a los santos.

Durante esta celebración el tiempo parece detenerse, aunque paradójicamente la ciudad


está más conmocionada que de costumbre. Es natural, el dios de la abundancia está
llegando como cada año y trae una carga de fortuna para los que creen en él.

La fe es tal y las necesidades tantas, que el campo ferial ya no es el único lugar de reunión
para quienes salen de sus casas y oficinas llevando aquellas miniaturas que representan
sus máximas aspiraciones materiales.
Alasitas tradición extendida al mundo
“Alasitas” de la palabra en aymara Alasiña que significa Comprar para sí. Es
la celebración al Ekeko, el dios de la abundancia a quien se le obsequia miniaturas, para
convertir los sueños en realidad, por ejemplo: los billetes para que no falte dinero, la
maleta para ir de viaje, un coche para tener uno, las canastas llenas de conservas para que
no falte alimentos durante todo el año, un saco de granos de cereales para la buena
cosecha, una pequeña tienda para que prospere el negocio que se tiene, una negrita o un
negrito de yeso para tener una pareja.

Según la tradición todas las personas acuden, justo al medio día del 24 de Enero, a la
compra de las miniaturas que deben ser cha’lladas por el Yatiri con incienso, alcohol,
vino y posteriormente bendecidos en una iglesia católica, pues así éstos se harán realidad
durante el presente año.

La costumbre también dice que el Ekeko tiene que ser atendido todos los martes y viernes
poniendo en su boca un cigarrillo encendido y nada le faltará a la familia. Se dice que
para tener un mayor efecto, es necesario que el Ekeko sea un regalo de amigos o
familiares que desean la prosperidad.

Esta manifestación, convertida en la “Feria de Alasitas” tuvo su inicio en la actual Plaza


Murillo, luego se extendió al Paseo del Prado que se conocía como la Alameda.
Posteriormente a la Plaza de San Pedro, la Av. Montes, la antigua Aduana, la Av. Tejada
Sorzano y ahora, tiene su asiento en el ex parque zoológico o Parque Urbano Central.

Los residentes de Bolivia en el mundo, han difundido esta tradición en distintas regiones,
sobre todo, en el Norte Argentino y en el Sur del Perú, y no es extraño ver en varios
países de Europa, Norte y Centro América, manifestaciones de esta tradición milenaria,
expresión de fe para conseguir prosperidad y bien estar de las familias que provienen de la
región de los Andes Tropicales.

El origen de las Alasitas se sostiene en mitos y leyendas


Las investigaciones del sociólogo especialista en patrimonio cultural, David Mendoza,
muestran que la celebración de las Alasitas y su relación con el Ekeko no han dejado
evidencias escritas acerca de su origen. Sus antecedentes más conocidos están sostenidos
en mitos y leyendas.

Esta festividad de la miniatura se celebra en la ciudad de La Paz al mediodía de cada 24


de enero, y en diferentes fechas en el resto del país. Los autores más conocidos que
escribieron sobre esta festividad fueron Antonio Paredes Candía, Rigoberto Paredes,
Antonio Díaz Villamil, Carlos Ponce Sanjinés, Ernesto Cavour y Arthur Posnasky, cuyas
obras están envueltas en leyendas y mitos sobre la feria y el personaje en miniatura.

Mendoza elaboró un expediente sobre esta festividad, pero no detectó una evidencia
histórica en los archivos del país sobre la tradición, aunque sí memorias orales que
atestiguan la celebración.

Una de las causas por las que no existiría documentación, según el investigador, habría
sido "la colonización española que no permitió desarrollar ciertos sistemas de creencias;
entonces la historia ha sido proscrita, atacada, por eso no se tiene bien definido (la fecha,
la localidad de las Alasitas) qué es el Ekeko, porque hay muchas interpretaciones".
Para comenzar, el nombre de Alasitas tiene diferentes significados, en aymara el más
conocido es el reflexivo "cómprame". "Trata de la compra de las illas, ispallas (amuletos,
imágenes), miniaturas con el atributo de volverse reales, en medio de un ritual celebrado
por el Yatiri (adivinador) a las 12.00. Antiguamente, indígenas de comunidades venían a
la feria a comprar illas, ispallas, animales y semillas, y duraba un día hasta dos, pero hoy
dura como 15 días".

Las versiones sobre el origen geográfico de la festividad son diversas, pero coinciden en
que sucede en la región andina de Bolivia. Unos autores dicen que es en Tiahuanaco
(antes Kollasuyo), en los pueblos kallawayas (enclave quechua) y otros en Chuquiago
Marka (ciudad de La Paz), todos en el departamento de La Paz.
Sobre Chuquiago Marka, una versión dice que estaba formada por comunidades y ayllus,
y la Alasitas habría nacido en la actual zona de Santa Bárbara, antes ayllu Uturuncu.
Posteriormente la exposición recorrió por la plaza Murillo, la plaza San Francisco, el
paseo El Prado, la Terminal de Buses y la avenida Tejada Sorzano, hasta asentarse en el
ex Parque de los Monos o campo ferial.

Tampoco existe claridad respecto de la fecha de celebración. "La alasitas se fue ubicando
en una época, unos dicen en octubre, otros el 21 de diciembre (solsticio de verano), al
final se quedó en 24 de enero, relacionado con la fiesta de Nuestra Señora de La Paz y
después del cerco del caudillo Túpac Katari, en 1781".
Esta afirmación fue abstraída de una obra de Antonio Díaz Villamil, pero Mendoza
observa que no existen pruebas para afirmar que, evidentemente, en 1781 se haya
instaurado oficialmente la Alasitas.

"Gran parte de los historiadores -afirma Mendoza- eran hijos de hacendados quienes les
contaban lo que hacían los campesinos. Por ejemplo, Antonio Paredes, Rigoberto Paredes
son hacendados y seguro recogieron de algunos cuentos de los indígenas (sobre la
Alasitas y el Ekeko) y le dieron una narrativa literaria. Por tanto, son cuentos de
tatarabuelos a abuelos, lo más particular y sospechoso es que esta fiesta no existe en el
campo. En fin, la leyenda no surge de la nada seguro tiene algún sustento".

Tres versiones sobre el origen de las Alasitas


El investigador Galo Illatarco elaboró el estudio Alasitas: Festividad ritual del ekeco y las
Illas. Una tradición andina viva, en la que analiza tres versiones y coincidencias sobre esta
tradición.

La primera versión que comparte Illatarco dice que la Alasitas deriva del verbo aymara
Alathaña (comprar), es una festividad sagrada de culto a la deidad andina de la
reproducción y la fertilidad animal, vegetal y humana, de la buena fortuna, del amor y
propiciador de las uniones sexuales (Ekeko), es además una festividad prehispánica
celebrada en el Qhapaj Raymi cada solsticio de verano (21 de diciembre), caracterizada
por la presencia e intercambio de dijes y miniaturas como símbolos de la tradición andina.

La segunda explicación dice que Alasitas proviene del verbo aymara Chhalaqa o
Chhalaqasiña (intercámbiame). En el pasado habría sido un ritual sagrado (en el Qhapaj
Raymi) dedicado al dios Sol con la presencia del Eqaqo Illa a través del intercambio de
miniaturas illas, llallawas e ispallas que representan la fuerza reproductiva de los objetos,
alimentos, animales y personas o símbolos con poderes reproductores y propiciatorios de
producción y fertilidad.
Una tercera versión señala que Alasitas derivaría de la festividad incaica llamada Sitwa
o Alaui Situa y sería una fiesta ritual del Eqeqo, de las takas y de las illas vinculadas a la
fertilidad y a la salud, supuestamente realizada desde el 21 de septiembre hasta el 21 de
diciembre.

En conclusión Illatarco considera que actualmente la Alasitas es "una festividad paceña de


carácter cíclico y se caracteriza por la tradición de adquirir, intercambiar y/o comprar illas
de muchos tipos y formas vinculadas a la producción agrícola y ganadera, a la fertilidad
vegetal, animal y humana, y en general, al bienestar material, físico y espiritual".

Tanto Illatarco como Mendoza coinciden en que no se conoce información fehaciente de


esta fiesta en el momento de la fundación de La Paz.

La leyenda del Ekeko


Las versiones existentes sobre el origen del Ekeko son variadas, sin embargo, la tradición
menciona que nació a raíz de las sublevaciones indígenas de 1781 y el cerco de Tupac
Katari a La Paz.

El año de la revolución que enfrentó a blancos e indios, dio fuerza a la tradición indígena
del 24 de enero, fecha elegida por el gobernador Sebastián Segurola para rendir homenaje
a la Virgen de Nuestra Señora de la Paz en agradecimiento a la liberación de la ciudad
de La Paz.

El rebelde Julián Apaza y su esposa Bartolina Sisa emprendieron un crudo encuentro con
españoles y criollos dirigidos por Don Sebastián de Segurola.

El 14 de marzo de 1781, La Paz se vio rodeada por miles de indígenas que habían
guardado el rencor de muerte hacia blancos.

Mientras se presenciaba esta gran pugna, acontecía otra escena en Laja, donde Paulita
Tintaya, una humilde muchacha perteneciente al repartimiento del español Don Francisco
de Rojas, se encargada a servir a Doña Josefa Ursula de Rojas Foronda, esposa del
Brigadier Don Sebastián de Segurola, quien fue Gobernador y Comandante de armas de
esta ciudad. Sin embargo, para Paulita, fue dolorosa la despedida del lugar donde dejaba a
su amado el galán Isidro Choquehuanca que con dolor entregó a paulita, un pequeño
amuleto de yeso que él mismo lo había fabricado como muestra de su cariño.

Según la tradición era el amuleto que guardaba la felicidad. Isidro tomó la imagen del
encomendero Rojas y la copió en la estatuilla que tenía forma de hombre, pequeña, de
rostro enrojecido y grueso de cuerpo, pues dependía de Rojas el destino de los dos
amantes. Además de la apariencia puesta por Choquehuanca, le puso pequeñas bolsitas
con alimentos y otros bienes que formaban parte de la felicidad que soñaba el joven
Isidro.

Pasó mucho tiempo de esperanzas para el reencuentro del gran amor, mientras la ciudad
se encontraba aislada. Cerca de siete meses toda la ciudad sufrió la escasez de alimentos,
las despensas donde se guardaban los víveres se encontraban vacías. Solo por algo
inexplicable había un poco de alimento en el rincón de una casa y que una vez
consumidos eran renovados por arte de magia. Esas provisiones las poseía Paulita, una
bolsa de maíz tostado, kispiña (galleta de harina de quinua) y un trozo de charque(carne
seca) de llama, que casualmente puso junto al Ekeko que
Isidro le había dado.

La situación empeoraba cada día más, Isidro decidió protegerla y salvarla, por eso vino a
su encuentro y trajo consigo algunos alimentos como tostado, kispiña y charque. Desde es
día, nunca más faltaron esas provisiones que misteriosamente estaban colocadas junto al
Ekeko.

Ya en el quinto mes de asedio, la esposa del Brigadier Segurola, se encontraba en una


situación de muy grave de desnutrición, su esposo no podía atenderla pues su
preocupación mas importante era vigilar, organizar y dirigir la defensa de la ciudad
encomendada a él. Pero Paulita encargada de su protección y al sentir lástima por ella, le
dio una parte de sus alimentos. Desde entonces fueron el Brigadier, su esposa y Paulita
quienes podían alimentarse un poco.

Al sexto mes cuando las esperanzas se agonizaban, llegó la noticia de la aproximación de


un ejército a la ciudad, dirigida por el Comandante General José Reseguín. Entonces la
ciudad fue liberada y la paz había vuelto otra vez La liberación de la ciudad de La Paz
también trajo la resurrección de una tradición que fue difundida de generación en
generación: La feria de Alasitas en la que se permutaban piezas pequeñas que tenían valor
cambiario.

Así fue que el Brigadier Segurola devoto de Nuestra Señora de La Paz autorizo que el 24
de enero de 1783 se restaurase el mercado de miniaturas Alasitas; donde reapareció el
Ekeko.

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