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Introducción
Conocidos como los "Convenios de Ginebra", los convenios formaron la base del
derecho internacional humanitario moderno y hoy consisten en cuatro convenios y
dos protocolos adicionales. En conjunto, estas medidas representan los esfuerzos
de la comunidad mundial moderna para proteger a las personas durante los
conflictos armados.
Se entiende por "heridos" y "enfermos" las personas, sean militares o civiles, que,
debido a un traumatismo, una enfermedad u otros trastornos o incapacidades de
orden físico o mental, tengan necesidad de asistencia o cuidados médicos y que
se abstengan de todo acto de hostilidad. Esos términos son también aplicables a
las parturientas, a los recién nacidos y a otras personas que puedan estar
necesitadas de asistencia o cuidados médicos inmediatos, como los inválidos y las
mujeres encinta, y que se abstengan de todo acto de hostilidad;
1. Todos los heridos, enfermos y náufragos, cualquiera que sea la Parte a que
pertenezcan, serán respetados y protegidos.
Se aplicará a todos los afectados por una situación prevista en el artículo 1, sin
ninguna distinción de carácter desfavorable por motivos de raza, color, sexo,
idioma, religión o creencia, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o
social, fortuna, nacimiento u otra condición o cualquier otro criterio análogo.
Para que se preste la asistencia debida a los enfermos, los heridos y los
náufragos, se debe respetar en todo momento al personal médico, a quienes
prestan servicios en organizaciones humanitarias y a las instalaciones
correspondientes. La protección cesará únicamente en el caso de que las
unidades sanitarias se utilicen con fines militares; por ejemplo, como refugio de
soldados sanos o para operaciones de inteligencia militar.
Protección de la persona
La protección de los enfermos y los heridos está estipulada en los dos primeros
Convenios de Ginebra de 1949 y en los dos primeros Protocolos adicionales de
1977. El Segundo Convenio amplía la protección a los enfermos y los heridos de
las guerras navales, con lo que quedan incluidos también los náufragos.
Habida cuenta de las disposiciones del artículo 12, los heridos y los enfermos de
un beligerante caídos en poder del adversario serán prisioneros de guerra y les
serán aplicables las normas del derecho de gentes relativas a los prisioneros de
guerra.
Los heridos y los enfermos, así como los miembros del personal sanitario y
religioso, no podrán, en ninguna circunstancia, renunciar parcial o totalmente a los
derechos que se les otorga en el presente Convenio y, llegado el caso, en los
acuerdos especiales a que se refiere el artículo anterior.
16.5. Protección de las unidades y establecimientos sanitarios
El material de las unidades sanitarias móviles de las fuerzas armadas que hayan
caído en poder de la Parte adversaria se destinará a los heridos y a los enfermos.
Ni el material ni los depósitos a los que se refiere el presente artículo podrán ser
intencionalmente destruidos.
Los vehículos sanitarios serán respetados y protegidos del modo previsto en los
Convenios y el presente Protocolo para las unidades sanitarias móviles.
Llevarán ostensiblemente el signo distintivo previsto en el artículo 38, junto con los
colores nacionales, en sus caras inferior, superior y laterales. Tendrán cualquier
otro señalamiento o medio de reconocimiento concertado por los beligerantes, sea
al comienzo sea en el transcurso de las hostilidades.
Salvo acuerdo en contrario, está prohibido volar sobre el territorio enemigo u
ocupado por el enemigo.
Los miembros de las fuerzas armadas de una Parte en conflicto (salvo aquellos
que formen parte del personal sanitario y religioso a que se refiere el artículo 33
del III Convenio) son combatientes, es decir, tienen derecho a participar
directamente en las hostilidades.
Siempre que una Parte en conflicto incorpore a sus fuerzas armadas un organismo
paramilitar o un servicio armado encargado de velar por el orden público, deberá
notificarlo a las otras Partes en conflicto.
Los medios de transporte de Los miembros de las fuerzas armadas 1. La persona que participe en las
heridos y de enfermos o de de una Parte en conflicto (salvo aquellos hostilidades y caiga en poder de una
material sanitario serán que formen parte del personal sanitario Parte adversa se presumirá
respetados y protegidos del y religioso a que se refiere el artículo 33 prisionero de guerra y, por
mismo modo que las unidades del III Convenio) son combatientes, es consiguiente, estará protegida por el
sanitarias móviles. decir, tienen derecho a participar III Convenio cuando reivindique el
Cuando estos medios de directamente en las hostilidades. estatuto del prisionero de guerra,
transporte caigan en poder de la Siempre que una Parte en conflicto cuando parezca tener derecho al
Parte adversaria, quedarán incorpore a sus fuerzas armadas un mismo, o cuando la Parte de que
sometidos a las leyes de la organismo paramilitar o un servicio dependa reivindique ese estatuto en
guerra, a condición de que la armado encargado de velar por el orden su favor mediante una notificación a
Parte en conflicto que los haya público, deberá notificarlo a las otras la Potencia detenedora o a la
capturado se encargue, en todos Partes en conflicto. Potencia protectora. Si hubiere
los casos, de los heridos y de los alguna duda respecto a su derecho
enfermos que en ellos haya. al estatuto de prisionero de guerra,
Artículo 36 - Aeronaves tal persona continuará
sanitarias beneficiándose de este estatuto y, en
Las aeronaves sanitarias, es consecuencia, seguirá gozando de la
decir, las exclusivamente protección del III Convenio y del
utilizadas para la evacuación de presente Protocolo hasta que un
los heridos y de los enfermos, así tribunal competente haya decidido al
como para el transporte del respecto.
personal y del material sanitarios, 2. La persona que, habiendo caído
no serán objeto de ataques, sino en poder de una Parte adversa, no
que serán respetadas por los esté detenida como prisionero de
beligerantes durante los vuelos guerra y vaya a ser juzgada por esa
que efectúen a las altitudes, horas Parte con motivo de una infracción
y según itinerarios que guarde relación con las
específicamente convenidos entre hostilidades podrá hacer valer su
todos los beligerantes derecho al estatuto de prisionero de
interesados. guerra ante un tribunal judicial y a
que se decida esta cuestión.
17.2. Estatuto de prisionero de guerra
17.3. Personas sin derecho a estatuto que han tomado parte en las
hostilidades
Mercenarios
17.4. Personas que han tomado parte en las hostilidades con estatuto
dudoso
b) la toma de rehenes;
d) las condenas dictadas y las ejecuciones sin previo juicio ante un tribunal
legítimamente constituido, con garantías judiciales reconocidas como
indispensables por los pueblos civilizados.
Estas normas constituyen un mínimo obligatorio para todas las partes en el
conflicto. Sin perjuicio de ello, debemos hacer algunas precisiones respecto a las
obligaciones recogidas en esta norma.
17.6. El comienzo del cautiverio
17.5. La captura
Se deberán registrar todos los datos que ayuden a identificar a los heridos, los enfermos y
los náufragos (I, 16; II, 19). Además, se tomarán todas las medidas posibles para recoger a
los muertos e impedir que sean despojados (I, 15; II, 18; P.I, 33; P.II, 8). Ningún cadáver
debe ser enterrado, incinerado o sumergido antes de haber sido debidamente identificado
y sin que se haya comprobado la muerte, si es posible mediante un examen médico (I, 16,
17; II, 19, 20).
17.8. El interrogatorio
Cada una de las Partes en conflicto estará obligada a proporcionar a toda persona
bajo su jurisdicción, que pueda convertirse en prisionero de guerra, una tarjeta de
identidad en la que consten sus nombres, apellidos y graduación, el número de
matrícula o indicación equivalente y la fecha de su nacimiento.
Esta tarjeta de identidad podrá llevar, además de la firma o las huellas digitales, o
las dos, cualquier otra indicación que las Partes en conflicto puedan desear añadir
por lo que respecta a las personas pertenecientes a sus fuerzas armadas. Dentro
de lo posible, medirá 6,5 x 10 cm y se expedirá en doble ejemplar. El prisionero de
guerra deberá presentar esta tarjeta de identidad siempre que se le solicite, pero
en ningún caso podrá privársele de ella.
Los prisioneros de guerra que, por razón de su estado físico o mental, sean
incapaces de dar su identidad, serán confiados al Servicio de Sanidad. Se
determinará, por todos los medios posibles, la identidad de estos prisioneros, a
reserva de las disposiciones del párrafo anterior.
17.9. La evacuación
Los Estados Partes adoptarán todas las medidas pertinentes para que las
personas con discapacidad puedan ejercer el derecho a la libertad de expresión y
opinión, incluida la libertad de recabar, recibir y facilitar información e ideas en
igualdad de condiciones con las demás y mediante cualquier forma de
comunicación que elijan con arreglo a la definición del artículo 2 de la presente
Convención, entre ellas:
2. No serán objeto de ataque la población civil como tal ni las personas civiles.
Quedan prohibidos los actos o amenazas de violencia cuya finalidad principal sea
aterrorizar a la población civil.
3. Las personas civiles gozarán de la protección que confiere esta Sección, salvo
si participan directamente en las hostilidades y mientras dure tal participación.
b) los que emplean métodos o medios de combate que no pueden dirigirse contra
un objetivo militar concreto; o
c) los que emplean métodos o medios de combate cuyos efectos no sea posible
limitar conforme a lo exigido por el presente Protocolo;
a) los ataques por bombardeo, cualesquiera que sean los métodos o medios
utilizados, que traten como objetivo militar único varios objetivos militares precisos
y claramente separados situados en una ciudad, un pueblo, una aldea u otra zona
en que haya concentración análoga de personas civiles o bienes de carácter civil;
4. La Potencia ocupante no destinará a fines distintos de los que les son propios
los edificios ni el material pertenecientes a los organismos de protección civil o
utilizados por ellos ni procederá a su requisa, si el destino a otros fines o la requisa
perjudicaran a la población civil.
b) que la requisa o el destino a otros fines continúen sólo mientras exista tal
necesidad.
Se aplicarán, por analogía, los artículos del 71 al 76, ambos incluidos, a las
diligencias judiciales contra internados que estén en el territorio nacional de la
Potencia detenedora.
Se informará a todo acusado enjuiciado por la Potencia ocupante sin demora, por
escrito y en un idioma que comprenda, acerca de cuantos cargos se hayan
formulado contra él; se instruirá la causa lo más rápidamente posible. Se informará
a la Potencia protectora acerca de cada proceso incoado por la Potencia ocupante
contra personas protegidas, cuando los cargos de la acusación puedan implicar
sentencia de muerte o castigo de encarcelamiento de dos o más años; dicha
Potencia podrá siempre informarse acerca del estado del proceso. Además, la
Potencia protectora tendrá derecho a conseguir, si la solicita, información de toda
índole sobre tales procesos y sobre cualquier otra causa incoada por la Potencia
ocupante contra personas protegidas.
En el más breve plazo posible, cada una de las Partes en conflicto transmitirá a
dicha oficina información relativa a las medidas por ella tomadas contra toda
persona protegida detenida desde hace más de dos semanas, puesta en
residencia forzosa o internada. Además, encargará a sus diversos servicios
competentes que proporcionen rápidamente a la mencionada oficina las
indicaciones referentes a los cambios ocurridos en el estado de dichas personas
protegidas, tales como traslados, liberaciones, repatriaciones, evasiones,
hospitalizaciones, nacimientos y defunciones.
19.4. Efectos de la ocupación sobre las personas
1. Desplazamiento: como personas civiles, las mujeres y las niñas pueden ser
objeto de innumerables actos de violencia durante los conflictos armados. El
incremento de la inseguridad y el temor a los ataques son motivos frecuentes para
la huida de las mujeres y las personas a su cargo, y la mayoría (un 80%) de los
desplazados internos y refugiados son, en muchos casos, mujeres y niños. Huyen
también porque sus compañeros han huido, están detenidos o han desaparecido
por motivos relacionados con las hostilidades o porque éstos las han hecho partir
tras el desmoronamiento de los mecanismos tradicionales de protección. El
desplazamiento de las mujeres tiene enormes consecuencias. A menudo huyen
hacia la incertidumbre y el peligro, puesto que, en ausencia de sus compañeros,
tienen que arreglárselas con pocos recursos y pertenencias y mantener a las
personas a su cargo.
Es importante esclarecer la noción de que las mujeres son " vulnerables " y "
víctimas “. Las mujeres actúan como dirigentes políticos o líderes comunitarios,
colaboran en las operaciones de asistencia en favor de sus comunidades, y luchan
como activistas en favor de la reconstrucción, la reconciliación y la paz. También
participan activamente en las contiendas como combatientes o elementos de
apoyo de las fuerzas armadas. Las mujeres no son necesariamente vulnerables o
víctimas, aunque la especial vulnerabilidad de muchas mujeres se debe a la
guerra.
Las mujeres son protegidas, de manera general como mujeres, contra todo
atentado a su integridad física y a su dignidad. Otras disposiciones del derecho
humanitario tienden a garantizar, por su mediación, la protección del hijo que va a
nacer o de corta edad. Mediante la protección de mujeres encintas, parturientas o
lactantes o madres de niños pequeños, se salvaguarda, pues, la maternidad y la
unidad familiar.
El principio fundamental por el que se rigen los derechos de que se benefician las
mujeres en tiempo de conflicto armado es el de la no discriminación. Hombres
y mujeres civiles tienen derechos iguales. (Convenio IV, artículo 27, párr. 1;
Protocolo I, artículo 75, párr.1).
Todas las mujeres son protegidas contra todo atentado a su honor, en particular la
violación, la prostitución forzada y cualquier forma de atentado al pudor (IV
Convenio, art.27, párr.2; Protocolo I, art. 75, párr.2 y art. 76, párr.1).
Las mujeres internadas, detenidas o arrestadas por razones relacionadas
con el conflicto armado deben ser alojadas en locales separados de los
ocupados por los hombres, salvo en los casos en que deba preservarse la
unidad familiar. Su vigilancia inmediata estará a cargo de mujeres (IV
Convenio, art. 76, párr. 4; Protocolo I, art. 75, párr.5).
Deberán beneficiarse, en todo caso, de dormitorios e instalaciones
sanitarias separados (IV Convenio, art. 85, párr.4).
Una mujer internada solo podrá ser registrada por una mujer (IV Convenio,
art. 97, párr.4).
Para las penas disciplinarias se deberá tener en cuenta el sexo de la
persona castigada (IV Convenio, art. 119, párr.2).
Además, según los términos del artículo 29, párrafo 2, “ en los campamentos
donde haya prisioneras de guerra, deberán reservárseles instalaciones higiénicas
separadas ”. Para mantener la limpieza y la higiene en los campamentos, es
primordial la cuestión de las instalaciones sanitarias. Estas se deben construir, en
número suficiente, teniendo en cuenta las exigencias de la decencia y de la
limpieza. Huelga decir que las normas de decencia más fundamentales exigen que
las prisioneras dispongan de retretes separados.
En el artículo 49, párrafo 1, se estípula que “ la Potencia detenedora podrá
emplear como trabajadores a los prisioneros de guerra en buen estado de salud,
teniendo en cuenta su edad, sexo y graduación, así como sus aptitudes físicas, a
fin, sobre todo, de mantenerlos en buen estado de salud física y moral ”. Se trata
de un caso de aplicación del artículo 16 (véase Primera parte, I: Principios).
En ningún caso, podrán ser condenadas las prisioneras de guerra a penas más
severas o, mientras cumplen su pena, tratadas con mayor severidad que los
hombres pertenecientes a las fuerzas armadas de la Potencia detenedora
castigados por análoga infracción” (art. 88, párrafos 2 y 3).
Del principio del trato diferenciado se derivan otras disposiciones. En los artículos
97 y 108 se prevé, en particular, que “ las prisioneras de guerra, cumplan o no una
pena disciplinaria, estarán detenidas en locales distintos a los de los hombres y
bajo la vigilancia inmediata de mujeres ”.
Como los hombres, las mujeres que participan en las hostilidades están protegidas
por el derecho internacional humanitario no bien caen en poder del enemigo. Con
todo, para poder ser consideradas como combatientes, deben ser miembros de las
fuerzas armadas y, una vez capturadas, tener derecho al estatuto de prisioneras
de guerra.
Las fuerzas armadas de una Parte en conflicto son reconocidas como tales si
están organizadas bajo un mando responsable de la conducta de sus
subordinados ante esa Parte, aunque la misma esté representada por un Gobierno
o por una autoridad que la Parte adversaria no haya reconocido. Además, dichas
fuerzas armadas deben estar sometidas a un régimen de disciplina interna que
garantice, entre otras cosas, el respeto de las normas del derecho internacional
aplicables en los conflictos armados. Este respeto implica, en particular, que los
combatientes se distingan de la población civil llevando un uniforme u otro signo
distintivo, visible y reconocible a distancia o, al menos, llevando las armas a la
vista cuando participan en un ataque. Es punible la violación por un combatiente
de las normas aplicables en caso de conflicto armado; pero, en principio, si el
combatiente es capturado, no le priva del estatuto de prisionero de guerra. En
caso de duda, se debe presumir tal estatuto hasta que una autoridad competente
zanje la cuestión.
20.6. Medidas a favor de las mujeres embarazadas y con hijos de corta edad
En ciertas circunstancias, las mujeres con niños lactantes y las madres de niños
de corta edad se benefician, en caso de conflicto armado internacional, de un trato
diferenciado. Como otras categorías de la población civil, cuya debilidad las
incapacita para reforzar el potencial bélico de su país, “ las mujeres encintas y las
madres de niños de menos de siete años podrán ser acogidas en las zonas
sanitarias y de seguridad ” (art. 14 del IV Convenio), siempre que, claro está, se
abstengan de apoyar directamente las actividades bélicas.
Los Convenios de Ginebra y sus Protocolos adicionales son la piedra angular del
derecho internacional humanitario, es decir el conjunto de normas jurídicas que
regulan las formas en que se pueden librar los conflictos armados y que intentan
limitar los efectos de éstos.