Está en la página 1de 142

Dozava de ases

ANAÏS F. MARTINET
Copyright © 2023

Anaïs F. Martinet & Myshell vander Frans

Todos los derechos reservados.

ISBN: 978-1-4467-2924-3
CONTENIDO

Contenidos 3

Introito 7

Primera Corte 11

Acosmia ingénita 13
Calypsiane 19
Lunariane 31
Palin-génesis 41
Seleniane 49
Singulariane 59

Segunda Corte

Umbrian 73
Duenixian 79
Demi-penumbrian 99
Daenixian: demi-anulian. 109
Synodian: demi-sideralian. 121
Crepusculian 131
Apodíctica 139

3
4
5
6
Intraoito

Ahora ciertamente, identificamos como base de operaciones


autogenerativas al umbral galáctico, que viene a ser otro
portal en el que convergen la firma digital y en última
instancia el kin planetario de la abundancia. Si bien
podemos transformar la realidad en nuestra utópica
perspectiva, la catarsis de la voluntad inferior sobre una
consciencia evolutiva surge de la experiencia diaria, y esto
recuerda al vetusto alquimista azul en su afán de llevarnos
de la mano en armonía con la realidad.

En este camino de pequeños matices vale la pena estar


desconectando a la máquina de nuestros recursos vitales,
por lo que cabe imaginar como los pensamientos neutrales
van derivando en actuaciones corsarias, asistiendo a una
humanidad residual que pensaba en una totalidad tan sobria
que ni siquiera sale de su envoltura. En mi caso llevo en la
tierra el nombre de un satélite de Urano mientras dirigo la
mirada sobre Eris como deidad de la discordia, pues
resuena llena de incógnitas y de oportunidades.

Entonces me tomo la libertad de sentir el Irdin en una


frecuencia media, no tanto como rendición egóica a la
consciencia cósmica, ya que mi Yo superior me permite
usar mi nombre Anaïs (Kin 108) que suma 17 en
numerología con el fin de embellecer el almacén de la
fémina elegancia y compartir el poder nóble del
florecimiento. Al tener como arquetipo implícito al artista,
lo primero es seguir el sueño y hacer que se exprese en una
obra genuina, donde confluye en una combinación de

7
voluntad, contemplación y visualización armónica, pero en
constante expansión.

Con la iluminación se abre una puerta cósmica por donde


entraré como artista y guardiana de la belleza, de la estrecha
mano del ilusionista y alquimista, yendo juntos dando
refuerzo. Debidamente se me activa lo que resuena como
conexión armónica y la canalización de lo sagrado la
percibo en la vibración estética, lo cual mueve a la energía
de toroide en una dirección trinaria, superpuesta a una
dualidad de partida que se transforma en la liberación de la
culpa de salida. De manera que caen los muros que el ego
separaba la conciencia de la esencia.

Aunque no ubico mi Código galáctico 8, 16, 14 en un lugar


concreto, si que espero de la geometría sagrada una señal de
mayor resolución asociada al carácter evolutivo; pero ojo,
toda proyección declina la voluntad a merced de las
coordenadas esenciales, que es evidente en cada decisión y
sentimiento. Se me dice cocrear en la proximidad, pero no
necesito generar lo que viene de mi interior, pues sería
redundante y mediatizado por otras fuerzas ajenas a lo
impensable que por naturaleza contengo en sosiego y
respeto mutuo.

Por resonancia, antes que conectar con otras entidades es


aconsejable conocer todas mis posibles formas álmicas, a las
que enumeraré como doce pronombres, géneros o
sustantivaciones de un mismo ser. Estos doce ases
cardinales han de plasmarse en este juego de cuerdas, cuya
miel sabe a pura experiencia de vida, por lo que ha de
configurar una definición galáctica y desde donde la
monotonía es la nulidad divina que impediría este ascenso
vibracional, que manifiesta en las diferentes personalidades,
exigentes y compatibles en una misma corporeidad.

8
Aconsejo marear del todo a esa matrix profana que nos
cuelga encima de una cabeza torpe y distractiva, mediante la
multiplicidad de nuestras particularidades, e incluso de las
individuales posibilitantes que enriquecen la universalidad.
Esto puede traducirse en interpretar diferentes papeles o
apostolados en una franja de tiempo necesario, ya que, si se
puede meditar en pasividad y ejercitar otros músculos con la
fuerza del movimiento o simplemente, dejarse llevar por
una intuición desconocida, y todo ello soportado en un
mismo ser, mi opción personal es la de encarnar y significar
doce elecciones alternativas sin dilema alguno.

Iniciamos una línea de tiempo en la que cada arcano o


figura esotérica se asemeja a cada misterio apreciable en
cada personalidad de las doce, y para ello la pregunta
definitiva contestará a una mentalidad obsesionada por
dominar el conocimiento existente, cuando la verdad de la
existencia depende de una decisión estirada hasta más allá
de Andrómeda y los cuásares menos visibles. Sin embargo,
el propósito es plenamente humilde que tan solo busca la
coherencia del ser humano cocreador y responsable único.

En honor a personas que les tocó una realidad tan oscura


como le ocurrió a Jeni Haynes, a quien se le permitió que
seis de sus personalidades testificaran contra su padre. Pido
permiso a todas ellas para defender un argumento liberador
aplicable a cualquier circunstancia y lugar en un viaje por las
estrellas sin retorno. Me permito objetar que no es
necesario un trauma para desdoblar la óptica habitual, pues
si se profundizara en la naturaleza de los hechos se vería
que hay antecedentes o señales anteriores proclives a tal
desempeño, sin contar con el engaño dimensional que
arrastramos.

La disociación de la personalidad se diagnostica porque no


se encuentra claridad entre la realidad y lo que parece no

9
real, dejando a la fantasía como chivo espiatorio de manera
ingrata. Pero ya sabemos que en esta matrix todo lo
conocido es una gran mentira, tan arrogante que no merece
ni discutirla, por lo que exorto a dejar ese lastre y atreverse a
crear lo que en conciencia nos dicte la única inteligencia que
tenemos y que, pareciera que sigue estando en desarrollo y
abierta a todo conocimiento plausible.

Dicho lo cual, toda vez que exoneramos a los prejuicios


elementales, además subestimamos al psicoanálisis como
técnica y a la retorcida falacia de las posesiones, para que
voluntariamente intentemos delinear diferentes formas de
entender y comportarse sobre un escenario tan resbaladizo
como el de un mundo condenado desde el nacimiento.
Apelo al derecho natural y a mi libertad de crear doce
entendederas que, con ingenio y perspicacia, contribuirá a
no dejar legado alguno, sino una muestra orgánica de
engendrarse per se.

10
PRIMERA CORTE

11
12
1. ACOSMIA INGÉNITA

Supongamos que no elegimos nada de manera consciente,


cuyos efectos son imposibles de imaginar en la vida
cotidiana y en el caso, de reconocer nuestra habitalidad
galáctica entre estos vientos estelares de gran intensidad,
podría ser que el superviento bipolar se funde en una fase
de máxima actividad de manera independiente. Por tanto,
condicionado el cuerpo físico no es el indicado para
someterlo a juicio o valor, pues el ego es consecuencia de la
destrucción del Yo, toda vez que es necesario discurrir por
la sombra para reconocer al Bien.

En el caso de que la consciencia cósmica sea una en los


niveles altos y simplemente fractales en la materia inferior,
hay juego para que pueda simular esta ecuación múltiple,
pero en un solo cuerpo y tiempo. Al igual que toda
manifestación por parte de entidades, en conjunto y al
unísono con sus derivadas resonancias, ya configuran esa
totalidad o unidad final, aquí se expone como en un cuerpo
mental pueden interaccionar a la vez doce personalidades o
manifestaciones que superan a una dualidad límite.

En verdad, una docena de voces forman un coro evolutivo


de energía concentrada con un propósito encarnado del yo,
cuando liberado trata de alcanzar la perfección relativa y la
plenitud. Aquí, en este plano frecuencial de corta intensidad
y donde las leyes de la materia convergen en la
espiritualidad al ser esta incuestionable, lo único que
podemos visibilizar o reencarnar es como multiplicarnos en
diferentes expresiones y en sintonía entrópica con el
ansiado periespíritu, el cual representa la última parada y
origen de la realidad.

13
Me tomaré la libertad de inspirarme en la capacidad de la
conciencia de modificar la materia a nivel subyacente y que
pone de manifiesto la supremacía del espíritu sobre la
materia. Dada mi condición artística, álmica y estética, los
instrumentos empleados han sido concebidos para
modificar la apariencia pública desde la capacidad de crear
formas y pensamientos sutiles, meramente positivizados en
los distintos planos de existencia: el espiritual y el físico.

Con esta última encarnación anularemos cualquier anomalía


en la superficie subcuántica, de manera que, siguiendo el
tono vibratorio de la propia naturaleza del alma, y que tiene
que ver con el libre albedrío, aquí se diseñan doce
propiedades o sensibilidades, como extensiones
multipersonales entre las alineaciones compatibles de
género y espíritu, que viene confirmándose por el cuerpo
merecedor según sus previas acciones y así desterrar el
fatalismo y el determinismo.

Si todo está interconectado en campos de energía mediante


una red de información, la multiplicidad de la materia
funciona como un holograma cuántico, en el que las partes
reflejan la totalidad que permite la evolución del espíritu
integrada al final en la Conciencia Cósmica. En ese fluido
de inteligencias múltiples, la argamasa holística que ha
vencido a la mugrosa samsara, permitirá oportunidades de
progreso y transformación moral y personal, que la única
forma de hacerlo posible es rompiendo con el holograma
anterior.

Hoy se asevera la paradoja cuántica, que asegura que es la


conciencia la que crea el universo material en sintonía con la
vida y la inteligencia originaria. De modo que las conductas
son prediseñadas por la misma conciencia y que va más allá
de la dualidad y la programación u holograma reconstruidos

14
a imagen y semejanza de la tierra original, supuestamente
destruida por la nueva historia. Esa es la parte más difícil de
aceptar y, en base al Recto entendimiento oriental, la clave
está en reconocernos en el cuerpo sutil con el que más tarde
negociaremos la transición del Yo, quizá también en el
desdoblamiento astral.

La ausencia de buena información ha llevado a no entender


el sentido femenino por defecto, mientras que la barbarie ha
campado por doquier por exceso, de modo que la
porosidad y la sensualidad forman una acosmia generalizada,
que hay que rescatar y presuponer una categoría identitaria.
Aun seguimos instalados en tratar de conciliar el cambio y
la permanencia, unión y separación bien conformados con
diferentes proporciones o, en su caso, permitió explicar la
unidad y la multiplicidad abriendo camino al dualismo
cósmico y su lastre vivencial.

Se brinda un modo de vivir, tan o más hondo donde se


combinan las intuiciones e incluso la imaginación, y a la
habilidad de sopesar otra instancia del espíritu. Quiere
decirse que, de manera discutible, los diferentes tipos de ser
conducen a un xenogénero de alta conciencia, bajo
multiplicidad de instantes o pansiquismo en la arista
consciente de la experiencia. En suma, descifrar el profundo
misterio de la conciencia llevaría a comprender las
interpretaciones que existen sobre la naturaleza de la
conciencia y de sus recovecos de especulación salvaje.

Se puede concebir la personalidad como entidad en tanto


que debemos conocer la naturaleza del ser que la posee o
ejecuta, y es paradójico poder explicar la extensión de la
conciencia en unos parámetros socializados en nuestra
conciencia como actos de un ser permanente. Razón por la
cual podemos recurrir a la naturaleza última de la
construcción de una realidad, acorde con lo que podemos

15
sentir. Serlo en propio, decía Zubiri (1985) desvelan las
entidades del mundo de manera implícita, siempre y cuando
el estudio del conjunto parte de una ontología existencial.

En toda existencia se acusa una dimensión interior


inobservable y únicamente accesible a un microcosmos
neurobiológico, sin usar los conocimientos que proviene del
saber acumulado culturalmente. El carácter ordinario
proviene de otros saberes del apriorismo pseudocientífico,
que va surgiendo en cada momento sometido al cambio
constante. De hecho, la visión intuitiva es la que nos
proporciona energía o materia entendida como realidad sutil
y suficiente para una comprensión de la conciencia.

Si en este estudio se considera que, a través de doce


identificaciones o inteligencias, se optase por la avenencia
de la conquista de un conocimiento apasionante, la vieja
racionalidad dejaría de tener relevancia. Entre todos los
saberes se encuentra una necesidad natural de personificar
la experiencia vital en condiciones de aprehensión sobre la
realidad, siendo inmutable la condición ontológica como
seres pragmáticos y abarcativos de la hibridación entre el
pensamiento y los sentimientos.

La disyuntiva está en resolver el mundo como estructurado


por una realidad esencial, o mediante una crítica al error de
partida, ya que, poco después, la consecuencia es inocente
en su óptica particular. Esta postura parte de una gran
hazaña frente a lo que supuso la irrupción del
neoplatonismo en la convicción de la ambigüedad, en su
tránsito de la materialización hacia las convicciones eternas.
En ese sentido, cabe decir que, si Euclides necesitó trece
tomos para estructurar su obra “Elementos de Geometría”,
una personalidad propia puede servirse de doce semillas
catalizadoras o fuentes heterogéneas.

16
Por consiguiente, se presenta la oportunidad de hacer una
discreta clasificación, a través de doce capítulos o eslabones
constitutivos de lealtad para consigo mismo, en tanto que la
honorabilidad contenida en una persona compleja y
múltiple en sus manifestaciones, ha de servir de prueba de
cargo contra toda estulticia o bajeza ética por parte de
estamentos interesados en reprimir lo que la naturaleza
expone en su figurante superioridad, respecto de mentes
obstruidas por la inercia de la adiestrada costumbre y estéril
mediocridad.

Como tal, estas doce parcelas de dispensas bajo la franqueza


y autodeterminación, con las que el umbral se sitúa entre
ambos géneros sintientes, pero en franca tentativa de
apostar por la realización incalculada de un proyecto de vida,
fuere esbozada con la mejor de las sugestiones y alicientes,
que en buena medida toma como referencia un sistema
galáctico sin censura ni alineamientos designados por la
percepción como fundamento de la identidad personal.

El análisis técnico de esta obra, posiblemente disruptiva, se


distribuye en dos partes o cortes psicoanalíticos, cuyo
proceso de individuación expresa un trascender del alma en
estado gerundio, donde la crítica es fruto de la consciencia,
libre de caer en ninguna sucesión nadizante ni intelectualista.
Ya que partimos de una subjetividad corporeizada, hemos
de naturalizar cualquier expresión o forma de razonar a la
luz del buen conocimiento y su discernimiento sobre la
duda.

17
18
2. CALYPSIANE

La idea de un preámbulo teórico sobre doce apostolados


constituidos en base a la estructuración de la personalidad,
lejos de adaptarse a herencia alguna, sigue ejerciendo
presión sobre prejuicios colectivos y amanerados por una
vertiente clásica en su lecho de muerte filosófica y
metafísica. Mi ser encarna con delirio un camino que
empezaría con el deseo de la madre en cualquiera que fuere
su procedencia, complaciente con su existencia y ajena al
impactante sentir de quien abre los ojos en medio de la
oscuridad de este mundo desvanecido por la incuria divina.

A su suerte va esa espuela de carne en hueso, confinado y


patidifuso al escuchar los primeros gestos desnaturalizados,
por cuya parentela discurre lo acanallado y encubierto por
una positividad transitoria y venial, sorteando una forma de
aproximación a la soledad. Basta imaginar un escenario
simulado con colores recesivos, así como frases mareando a
las ideas y aforismos en su pelea dialéctica entre objeto y
sujeto invocado por la creencia de un realismo ingenuo, tan
preocupante como disparatado.

Una segunda ráfaga de cierta conformidad se produce al


unísono, antes de poder entender el engaño de la mente al
estar dirigida a sobrevivir en condiciones paupérrimas,
subordinada a una cuidadosa eliminación de toda ilusión
sensorial que ayude a vislumbrar al proceso cognoscitivo en
su trampa afectiva. Tenemos, por un lado, un sumario no
escrito destinado a la contienda en su pleno sentido, tan
insustancial que habrá de acometer tantas encarnaciones
como venganzas cósmicas decida la Fuente en su infinitud e
ingratitud, al objeto de percibir una realidad que, si no es
propia, parece más bien apropiada.

19
En su búsqueda de una vida, la mentalidad no binaria
permite habitar mejor el propio cuerpo, desde una carencia
autopercibida y de sus propias identidades, dado que un
concepto monolítico sobre el género es ridículo y nada
conclusivo. Queremos contribuir a las descripciones de las
experiencias personales como prácticas coloniales, aunque
se desconoce la proporción ambivalente, y con toda razón,
para saber la exactitud de quienes realmente discrepan de
cualquier tipo de designación.

Técnicamente, una persona de género no binario no existe


legalmente, como tampoco hay evidencias de divinidades
binarias y mucho menos antropomórficas. El grado de
cinismo y de rancia soberbia en la mayoría humana es
preocupante, y si no están preparados para dar cabida a
diversidad, tampoco identifican quienes son en los
momentos de mayor confusión. El miedo está presente en
todas las esquinas para su posicionamiento identitario, y
esto es extensible a cualquier ámbito de la vida cotidiana.

Resulta paradójico el educar sobre la existencia de unas


identidades limitadas y sobe todo limitantes, de modo que
lo único que se mantiene respecto a los caracteres
secundarios, es una correspondencia, verdaderamente
esencialista y de dudosa compatibilidad. El ser emerge y se
aviene vinculado a la cosificación y a una especie de visión
monista, que más que materialista es integrada como qualia
y conclusión, supuestamente experimentada como algo
radical.

Para una mejor comprensión de la conciencia como


fenómeno basta con la conexión de datos y variables, pero
la constatación cientificista apenas repercute en la forma de
relacionar unas emociones cruciales, y es que hay errores de
conocimiento en sus principios reduccionistas que van más

20
allá de la duda metódica. No se necesita una respuesta
novedosa ni tampoco revisionista con la que argumentar el
funcionamiento de ese otro mundo pertinente, pero
invisibilizado al ser consciente de su etiqueta herética. La
intolerancia de grupos y comportamientos represores no
merece la cuantificación de cualidad alguna, dada su pobre
insonoridad intelectual y vergonzante espiritualidad.

La esencia nominal que nos mueve a guardar alguna


concordancia epistemológica, más bien podría ser
inaccesible en su relación a su evidente confrontación
dialéctica e inductiva. Quienes concebimos las ideas frente a
la realidad de los sentidos, casi como absolutos
infinitamente divisibles, no perdemos el tiempo divagando
sobre la materia y su desplazamiento por esas cuerdas de
vacío, ya que son cualidades secundarias, simplemente
sujetas a normas y a teorías racionalizadas de forma pública.

Nuestra impenetrabilidad hipotética tiene una línea de


conciencia cohesionada de forma absoluta sobre la
percepción de lo que imaginamos, en base a una realidad,
puede que inconsciente y a la vez inconcebible, pero no así
impensable o inaceptable. En efecto, las apreciaciones
matemáticas no nos representan, si acaso tangencialmente,
pues al descubrir nuestra verdad, probablemente queden
expuestas sin llegar a ser descabelladas.

De creer en una única sustancia estando en una domo


esférica finita, de la cual nos eleva la necesidad de
emancipar la razón y reclamar en nombre de la ética, la
respuesta oculta por quienes ignoran su miseria, muy
posiblemente nos sitúa en lo subversivo y que no nos
interese entrar a debatir en tan baja frecuencia. Por un lado,
nos desacredita la inexistente reputación histórica y, por
otra arbitrariedad escolástica, deambularíamos en lo
referente a la idea de ser almas con enfoques no tan

21
diferentes al resto de sapiens; de inconsistencia manifiesta
eso sí, al no intentar sobrepasar todo tipo de límites, en los
cuales no confiamos.

El arte, ciertamente subraya las identidades construidas


como si desbordasen lo humano, tan acorde con el universo
simbolista y platónico, razón por la cual la mentalidad,
puede que no coincida con el cuerpo o su identidad. Y todo
tiene que ver con la forma en que quieren expresarse esas
formas asimétricas con las que verse así mismas, según ellas
sean diferentes o discrepantes. La clave radica en que
mientras se mantiene la distancia se soporta bien la amenaza
que implica la proximidad y viceversa.

Heme aquí, recostando la figura sobre la diferencia, si es


interpretada como un ataque a la identidad y no mediante la
identidad de grupo, en tanto media una distancia de
conformidad tan abrupta como irresoluta. A menudo
tenemos en común el concepto de prejuicio y no de
apocados pensadores, mentalmente ignorantes de casi todo
y por defecto, tan arrogantes y fachendosos que hasta vivía
lo incondicionalmente aborrecible.

Por encima de todo, una mayoría numérica es sinónimo de


inficionar recovecos que predisponen para responder con
una acción incompetente, de modo que, para equilibrar el
plato, analizamos su realidad social anulando los prejuicios
de segregación que necesitemos revisar, entre tanto,
evitemos el pensamiento único y revisemos nuestra ética
individual y colectiva.1 De ahí la vivacidad de este modo a
plantearse la cuestión, de vuelta al orden o no reconociendo
un mundo que, aparentemente, no cesa de cambiar.

1
Pep Ruf i Aixas en Individualism and collectivism (New directions in social
psychology, Harry C. Triandis. Westview Press. (1995)

22
La manera de pensar el camino de la verdad es más fácil de
transitar, siempre que se excluya irrevocablemente los
límites de la realidad en lo que a su diversidad se refiere. Ser
en esencia, queramos o no, nos causa desazón a los
humildes y un éxtasis cenutrio a quienes no ven más allá de
su engreimiento. Pero mientras que al niño que juega con
los dados, Heráclito le daba un reino, a las viejas vanidades
opuestas a todo, nos es grato, encontramos en este
contraste natural del principio del placer humano.

La imagen condiciona una comprensión más perfecta de su


verdadera naturaleza, entendiendo que, por otro lado,
traería aparejada la precariedad e inquietante inconsistencia
del ser. El aspecto aún presente del devenir, en cuanto a su
valor de verdad científica, simplemente es traducible como
un deber a partir de esquemas y de intereses personales, y lo
que somos en realidad. En este caso la discrepancia se
vuelve vulnerable a las diferentes percepciones que tiene de
sí mismo, que actúa como generador de nuestro yo ideal, en
asonancia con nuestro significante autoconcepto.

La relación entre la filosofía de la diferencia y la teoría


performativa estaría vinculada con una transformación a
nivel molecular y subjetiva, en tanto que el deseo es una
dimensión periférica del saber. La sexuación anatómica solo
expresa subjetividades inherentes a una inconsistencia de
interiorización del ser, sino más bien del cuerpo y sus
condiciones de exclusión lógica. Al mismo tiempo en el
seno de un sujeto fémina se alía una codificación de la
identidad, a veces indistinta, pero no precisamente de
multiplicidad.

La debilidad se ha visto siempre como una


interseccionalidad deficitaria de un estado presuntuoso, no
ejercida como forma de dominio interno, sino a la luz de la
reducción consciente o carencia lacaniana. Sin embargo, la

23
crítica al sujeto como ente decisorio en aquella o esta
absurda transmodernidad, tan desestructurante y flexible en
cuanto a valores esenciales, puede que merme las
experiencias colectivas por falta de rigor filosófico. En
última instancia, la alteridad es un significante afincado en
un sujeto inestable o, por el contrario, supone un desafío
intelectual ante lo que pareciera la apertura radical hacia el
otro.

La condición de identidad sustancial plena, en tanto que


viola las reglas del diálogo argumentativo sobre actitudes
comunicativas, no ha sido demostrada más que como causa
académica, lo que no tiene una relación realmente sustantiva
que pueda ofrecer alguna garantía de excelencia. La materia
de estudio conforme al cual el valor de un punto de vista
depende de las cualidades de quien habla, ni expande el
conocimiento ni se puede considerar objeto de un lenguaje
emotivo, ya que no es irreverente ni en forma suficiente.

Por mucho que embalsamáramos las palabras y al sostener


una afirmación se aceptara un solo punto de vista, solo
repite la conclusión temporal una y otra vez. La esencia
hermafrodita bifurca su objetivo sobre la posibilidad de que
en realidad hay otras alternativas que existen en su
integridad incólume o pueden existir alrededor de cuando
no existiera conexión lógica alguna. Alguna voz podría
interpelar con la quimera euclidiana de que la raíz cuadrada
de 2 es irracional y, por ende, toda argumentación cerrada
entre dos polaridades estará equivocada y sin poder validar
conclusivamente la ecuación de la vida en este holograma
biológico.

A primera vista se indica el desconocimiento subjetivo de la


información, mientras la rueda gira entre el yo superficial y
el yo profundo en un torrente sanguíneo de dualismo
matemático. Si se desea conocer una verdad no basta con

24
alargar la sombra, sino de enseñar una idea desde diferentes
ángulos o presas para tener seguridad dentro de lo real de
un área con fundamento en la regularidad del universo.
Conocerse significa saberse parcialmente ignorado, o en su
caso, descifrar de memoria lo que no se puede encerrar en
los monosílabos. Siendo honestos, otra opción es que sigues
la conversación si ya sabes la respuesta de antemano.

Nada se puede comparar a sí misma sin la referencia de otra,


pero nuestra mismidad no necesita equipararse ni cotejar su
esencia con aquellas creencias que las hemos hecho propias.
Mediante este proceso de autoconocimiento, tus propias
respuestas se fundamentan en la elección de la información
y el destino, que es causa de conexión de pensamientos
contrapuestos. Entre miradas casi furtivas, esquivas y
carpantadas hacia otros sonidos visuales, diríase que, por el
hecho de pertenecer al mismo grupo, no hay razones para
delegar en liderazgo alguno.

El roble se relaciona con el estado de conciencia en armonía


con el sagrado fuego o raíz espiritual, así como la esencia
humana y la saga suprema encarnan el propósito divino de
una voluntad que puede transformar a un esclavo en un
alma liberada. Celosos de la verdad y la pureza, las personas
de bien se encaminan a una corrección victoriosa al no
quebrantarse, en tanto que soportan la flaqueza de la
debilidad, dejando de lado la lógica de los gentiles.

Reconciliar puntos de vista antagónicos involucra a un


sentido de relaciones pragmáticas y con la menor apariencia
de designio innecesario. Nos inspira al ánimo de todos que,
al no organizar en forma compasiva, aquello que integra
poca tribulación, sirva de algo a quien se niega a reconocer
la injusticia por beneficiarse de ella. Tras esa simple cortina
de cualidades naturales, el camino se abre a lo que
aprendimos por cuanto permite sentirse útiles espirituales,

25
quiérase o no, la recompensa tiene que ver con las
decisiones y el trabajo.

El libre desarrollo de la personalidad hace de todo ser


humano un ser único, solvente y tutelar de una conducta
indivisible, particularmente definitoria y clarificadora de
todo cuanto, en su capacidad volitiva manifiesta
autodeterminada y confesa. La dignidad de pensar en alto
resulta inherente e a las personas contra políticas vejámenes
y rastreras, tanto que tras tanta calamidad aparece un nuevo
resplandor en la espiritualidad e individualidad de quienes
no han tragado con las imposiciones serviles y
maquiavélicas de tanta tiranía secular y supresora de
garantías.

Acorde a un planteamiento como la declaración de Viena:


Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación, no tanto
en el principio de beneficio recíproco, sino en protección de
su identidad social, que no siempre se corresponde con la
titularidad binaria o dual. Querer forjar la identidad personal
acorde con la identidad colectiva no es una razón lógica por
la cual, enmarcada en una exigencia ineludible comunitaria,
no representa más que el derecho al desarrollo parcial y no,
la verdadera síntesis del derecho natural de la individualidad.

En esta línea de tiempo, bien oscurecida por la condición


económica, social, y cultural de cada persona, teniendo en
cuenta la necesidad del pleno respeto a la responsabilidad,
una respuesta bioética catapulta cualquier premisa
condicionada y amañada por estas corporaciones malignas
en el poder durante tantos siglos. La libre disposición en
procurar una mayor y mejor distribución de la abundancia
en la Tierra, se presenta como la posibilidad definitoria del
ser en su integridad sublime, frente a la regulación
inquisitoria en aras de desaparecer por su propia condición
y naturaleza.

26
El equilibrio es una obligación positiva de cara al desarrollo
autónomo del propio ser, pues en su propia infinidad de
formas de asumir la individualidad, la mejor es la única
válida para quienes de verdad la experimentan. Cabe
además a su vez, particularizar a nivel de grupo, las
coincidentes formas de sentir de quienes comparten
vivencias en la más absoluta intimidad, que son cruzadas
puntualmente y a través del reconocimiento de la
autonomía como nexo, es decir, parte diseñada como
libertad general de autodeterminación.

A partir de aquí, dejamos de significar a la materia como


representación humana y para proyectarnos como seres en
conciencia o en espíritu, nos concentramos en la relación de
propiedades magnéticas opuestas, en torno al movimiento
relativista del electrón cuántico. Las palabras también son
antipartículas o antielectrones con los que confundir al
intelecto y hacerlo colisionar en su raciocinio. Por tanto,
desde un punto de vista emafrodita, o sea, cuánticamente
antimateria, las palabras son elementales, no así nuestra
naturaleza gravitacional.

Dada la dificultad de comunicar una consecuencia vista


como fotones pululando por doquier, esta condición que
llaman ambigua en forma y género, no es otra cosa que el
interés por contrastar de manera tomográfica una imagen de
la esencia soberana del ser no binaria. El final de la
percepción dual ilumina toda posibilidad de inundar al
mundo con emulaciones del ser en todos los sentidos
energéticos. Sin embargo, el aprecio por la sabiduría da
cuenta de la diversidad que encontraríamos en las aleaciones
atómicas y en las consecuencias de una asimetría en la
paridad de carga implícita, ya no material, sino lo que
comportaría espiritualmente no reconocer la conservación
de la energía.

27
Entonces, dada la misma probabilidad en las interacciones
aparentemente débiles de la materia humana, de sustituir
una personalidad por otra, más que hablar de violación
indirecta del ser, lo que se produce es una oscilación de
parte por medio de la trasmutación de caracteres, debido a
que siendo neutras las particularidades, el género matriz no
tiene razón de ser estacionario. Miremos a esta situación
concreta como el gran principio de acoplamiento en la base
natural sin probabilidad de una desintegración real.

La norma es la costumbre que lleva al átomo de la materia a


la dependencia, mientras que la antimateria o
transfiguración metamórfica es la singularidad de la vida
sustancial. Es por ello que, en su auge o deriva de
crecimiento, la hegemonía de género o de grupo social,
conviene no olvidar que al igual que los fermiones son
partículas y antipartículas al mismo tiempo, la asimetría
científica permite realizar cualquier tipo de paralelismo entre
contrarias expresiones de forma, no así de valor y de
contenido.

El único criterio de eficiencia en los aspectos esenciales


debe ir solventado por la facilidad con que se reactive,
como lo revela el proceso de evolución de la materia biótica,
desde interpretar adecuadamente la existencia a coordinar el
lenguaje abstracto. La paradoja del conocimiento es la
relativa incapacidad de calcular la aplicación de la verdad, lo
que hoy nos indica un fenómeno real iría en la línea de una
razón aproximativa interesada, con el riesgo de no ser más
adecuada que la sospecha precientífica.

Seguimos protocolos que, al fin y al cabo, solo dependen


esencialmente de la idiosincrasia individual sobre la matrix,
a modo de supervivencia subjetiva, de forma que, si se
quiere, su calidad de vida es potencialmente preconsciente.

28
En el pensamiento mítico, las tinieblas conforman un
mundo caótico e imprevisible, en tanto que nuestra
personalidad sigue unas coordenadas orientativas, pero para
nada conclusivas. La necesidad de una dirección en la vida
apenas conforma una idea de dominar el espacio, que existe
como sistema de ordenamiento afín a una supuesta causa y
efecto, y esto se produce en la mente con escasa definición.

Ante la conjura de la realidad por permanecer entre el


horizonte y la clandestinidad, la mente observa el entorno
como una imperiosa fatalidad y amenaza a su confort, y
esto estaría genéticamente programado. La finalidad sigue
siendo oscura y timorata, donde la paradoja existencial juega
una partida de solución ficticia, en tanto que no estamos en
condiciones de asegurar la ética de una conducta mediada y
mucho menos de una condición sentida en uno u otro
sentido de la moral y del sentimiento o sentir estético. La
forma más sencilla se supone irrelevante, sin embargo, lo
que se decida consiste, precisamente, en ser una u otra
verdad empírica.

A semejanza de la ciencia, la sociedad simbiótica comparte


una base material casi genética o estructural, por lo que el
sentido de la existencia no se puede reducir a una limitación
cultural o académica. Somos algo más que un elemento
específico o distinguido, según la capacidad cognoscible
para reproducir conocimiento gráfico, no tanto la necesidad
de objetividad. Ahora bien, el alma de los hechos está en
constante rotación sobre varios ejes, algo comprensible
desde la naturaleza cuántica y su elección entre irradiar luz
propia o reflejar la energía recibida de los comunes.

El segundo tercio o camino supera la verdad mental, y en


ese sentido corremos la suerte deliberada o incluso
simbólica, principalmente de pertenecer a una tendencia
creciente, o sea no binaria ni homogénea con las unidades

29
anteriores. Dejando aparte a estos reflejos condicionados y
conductas sometidas, nos resulta más estimulante una
proposición metafísica si cabe, en tanto que nos salimos del
grupo masa, vislumbramos la magia esotérica de los
procesos reales. Quiere decirse, la distorsión de un
fenómeno confirma apenas su propia posición, no de su
desviación y sus posibilidades empíricas y, esto explica el
por qué vivimos en el pasado.

La habilidad básica que vale la pena remarcar sobre intuir


como los orígenes akásicos nos informasen en cada
momento de imprecisión, es aumentar la frecuencia
vibratoria y el impulso de conectarse en su propio espíritu.
Esta función es conocida como la función idéntica, donde
la variable humana dependiente equivaldría a la parte
espiritual o independiente. En cualquier caso, la razón
parece proporcional a la medida de su complejidad,
digamos, un valor cuantificable que no necesita comprobar
explicaciones alternativas respecto a modelo alguno.

En el quehacer humano, la realidad ya configura aspectos


superficiales en ausencia de pruebas o evidencias, como
pretende el método científico. Imaginen como describir la
personalidad, su género y su forma de sentir bajo un
esquema básico de protocolo de investigación:

. No habría titular al ser un ente individual e indivisible.


. El resumen de una vida excede cualquier formato gráfico.
. El planteamiento como problema no llevaría a conclusión plausible al
no tener comparativa especular.
. El fundamento teórico sería un argumento falaz de apenas respuestas
imposibles de verificar a lo largo de la experiencia.
. El objetivo de investigación podría ser genérico y resultar una
contingencia en un plano interno o trascendental.
. La metodología sería meramente especulativa y distante del origen
biológico, psicológico, mental y espiritual en su conjunto.

30
. El procedimiento de recolección de datos sería somero e insustancial al
propósito de una verdad inalienable.
. El plan de intervención podría dañar la trayectoria e influir en el
libre albedrío, tan mermado en la cotidianidad.

31
32
3. LUNARIANE

Actualmente, entre figuras remarcables para los estudiosos


del ocultismo, la estima, la admiración y la belleza perfecta
no exhibida, bien podría adoptar un sentido mágico en
nuestra vida con una transformación personal necesaria.
Por un lado, la llegada de buenas noticias abre el camino a
renovarte y cambiar, a sentir el hálito emafrodita de toda
inspiración que te puede ser de mucha utilidad para tu vida.

Hablamos de las diferentes variantes de energía conectadas


a una energía celestial en su forma suave, expandida y
femenina, alternadamente entre la órbita venusian y el
género teluriane. Los ejemplos de superposición de
identidad personal con experiencias de otro género,
pudieran estar sujetos a nuevos términos y diagnósticos,
luego sugiere un tipo de opresión con el que categorizar una
mezcla de definiciones asociadas a un alineamiento no
binario, en lugar de ser una desalineación estricta.

La neutralidad del género expresa alguna relación con


dichos elementos opuestos, independientemente del
concepto diadista o neurocapacitante con el que elevamos la
conciencia a la sacralidad de Ariane, tan sagrada como
imaginaria. Comparte la honestidad si alguien demostrativo
a su lado, impulsa a escapar del laberinto biológico surgido
del caos y abre una vida errante, mísera si se permanece en
ella como estirpe autofecundante y antropomórfica. Esta
imagen divina de la iconografía venusiana, ya fue asesinada
míticamente por la ausencia de jerarquía espiritual, no
importa como se llame, ni la lente con la que observa el
cuidado de la naturaleza.

33
Estamos ante la triple frecuencia resonante acariciando el
viento de la sabiduría, tras haber sido, poco menos que
violadas por el dragón celeste y convertirnos en un símbolo
de la continuidad de la vida así, como una conexión velada
con el más allá. No en vano, en un modelo solidario hay
una alineación de pertenencia al linaje de lo simbólico,
haciendo que nos enfrentemos a categorías límite que
amenazan con la norma de lo universal. Por otra parte, la
usurpación del amor filial no hace daño a nada parecido a la
fascinación de su mirada.

En cuanto a la capacidad de expandirnos en diferentes


partes del mundo, como aquellas diosas gorgónicas en una
cruzada civilizante al tratar de rescatar lo sagrado femenino,
la exigencia pasa por difuminar el arquetipo de la diosa
oscura. Al igual que rescatamos a Lilith y su libertad de
sentir, el entramado intuitivo nos permite transitar por los
diversos mundos, cuyo hilo con la señora del laberinto sea
un asidero que se evidencia en el comportamiento respecto
al imaginario colectivo, acerca de si o no subvertir la
victimización.

El acrónimo aceflux no se atribuye a un estado de


conciencia y esto, incluso entre algunas personas
familiarizados con sus múltiples significados, no desacredita
su identidad espiritual. En conciencia, un punto medio
incluye identidades múltiples en una estimación aproximada,
y aun entendida desde su significación durante toda su vida,
la atracción no depende de la dirección, sino de
experimentar cada cuál en sus relaciones por más de un
género, lo que sería mediante formas birrománticas.

Ahora bien, es a partir de los rasgos biológicos y lo


sociológico que un aprendizaje derivado de la cultura, trae
consecuencias en la que priman exactamente los rasgos
opuestos. Pero esta dualidad, socialmente construida, suma

34
los aportes mediante los cuales, el individuo adquiere sus
identidades al aportar aquellas otras áreas simbólicas, que
podían identificarse como privadas. En este caso, los
indicios de una mayor autonomía privada, salen a la palestra
en defensa de una liberación de un pudor a íntimamente
ligado al desarrollo de ser esenciales.

Es importante identificar las diversas posibilidades vitales o


y sus correlativas condiciones de legitimidad, sobre todo el
asumir correr riesgos en la puerta de entrada o punto de
partida hacia el descubrimiento y despertar de tu feminidad
sagrada. De acuerdo al comenzar transcendente, éste sigue
siendo la causa uterina del fortalecer la creatividad, y que
está sucediendo incluso desde lo racional para transformar
el verdadero poder.

Bajo el principio creativo de la vida y su sabiduría, se perfila


como una extensión de esta la producción simbólica,
siempre en la periferia como punto de referencia. La mirada
no alienada o contrayente adherida a la necesidad de su
propia identidad, y en su caso, transmitiendo códigos
cósmicos de verdad, se anuncia como salvadora en su
propio sufrimiento emocional, cavilando en lo insondable y
por eso no necesita ni siquiera anunciarse.

El retorno de la diosa o sagrado femenino es la magia


entendida como la capacidad de cambiar de conciencia a
voluntad, interactuando con los elementos y con otros seres
para fluir, gestora de una nueva forma de espiritualidad.
Todo tiene un sentido para que siga su caudal sobre un
recipiente de vibraciones axiomáticas, a través de las
actitudes que emanan de la figura no binaria, ya que solo así
se le devuelve su libertad legítima y de feminidad.

Se trata de una convicción profunda que sólo las féminas


reconocen a nivel identitario y no a nivel físico, lo que

35
resuena en función de nuestra propia libertad, que es
cuando caerán todos estos velos por miedo a aceptar la
libertad que nos es legítima. Entre tanto, persiste todo lo
que subvierte los sistemas de género y las categorías
sexualizantes, más bien en una trinchera de no pertenencia a
un grupo social dominante que, sin duda rechaza la
pertenencia a una raza, a una clase o cualquier arquetipo
racial o sectario.

Esta plasticidad bioética expresa su voluntad de un mundo


menos normativo, realmente humanista porque cuestiona la
no pertenencia a los grupos sociales dominantes, de modo
que valora al individuo más que al grupo. No hay polaridad
en la verdadera espiritualidad, ajena a toda manipulación
religiosa, pues no se presta a religar una esencia basada en la
superioridad, sino subordinada a la libre elección y con
experiencias siempre ocultas para la historia.

Nuestro deseo de recibir la naturaleza femenina en su


pureza encuentra su esencia en la receptividad fraternal,
abierta a la experiencia sensible sobre una eternidad que
pudiera sobrecoger al entendimiento, mediante una
intuición tan noble como irremplazable. En este sentido, el
merecimiento de una cualidad fija no sería universal, como
nunca lo será el eterno femenino, al igual que el ideal
platónico en una quimera verdad absoluta. El ser se
autoconcibe desde y como subjetividad por ser libre, sin
más correlato que un enigma viviente relacionada con sus
sueños, sus esperanzas, sus miedos, su amor por la vida y su
vanidad.

Del mito intermediado por su naturaleza social, la persona


se deja imponer limitaciones reales a sus propias existencias
más cotidianas, debido a que las feminidades ya pueden ser
ampliamente reconocidas y aprehendidas con
independencia de si son susceptibles de inconsistencia. De

36
facto, el hecho sodomita nos impulsa a imaginar ser
apasionadas y evocar emotivas formas de sensualidad,
motivados por la relación psicoemocional y estar así,
abiertos a lo inesperado.

En realidad, no hay patrones antagónicos, a lo sumo,


características del inconsciente castrados a la competencia,
teniendo que asumir el rol emocional con esta o aquella
figura arquetípica, gracias a lo cual la personalidad difiere de
su aspecto superficial originado por dos vertientes. En la
medida que un arquetipo periforme hace que nos
protejamos del inconsciente, a través del abandono y del
proceso de individuación que implica conocerse a sí mismo,
el bienestar emocional no es refrendado por género alguno.

Entre todos los sentidos de subsistencia se encuentra la


metafísica inescrutable de la voluntad, abundante en bondad
y verdad, como sea significativa e independiente en cuanto a
atributo. Ahí se ubica el género en su ser como respuesta a
situaciones diferentes, pues su inmutabilidad ha sido creada
en función de estar cambiando y llegando a ser en cada
encarnación y en cada opción de satisfacción. Luego, la
Roca inconmovible de su naturaleza permite que
conozcamos un lado y sus voces de advertencias en la
forma de pensar.

Quiere decirse que, la materia y no el género es la que muta


en su devenir corporal, sin embargo, el sentimiento debe
compartir el honor de perpetuar lo que ha sido tan elevado
como ideal. Hasta la práctica Thelemita toda personalidad
libre y bien nacida, bien educada y rodeada de buenas
compañías, tiene ese instinto natural y esa espontaneidad
cercana a la naturaleza, por la cual se encuentra inclinada a
la virtud y sin desear lo que le es negado.

Igualmente, inquieta pensar lo que ha llevado a tanta teoría

37
que se contrapone a implicarse en la mayoría de los ámbitos,
aun sin ser excluyentes, pero que no acepta el espíritu
andrógino e intitulado como idea misma metafísica. Ya, el
deseo es algo trascedente y cómplice universal, en tanto se
manifiesta como símbolo de laberinto incomprensible. Sin
embargo, resulta heroico en el campo de la filosofía duelista,
dado su carácter promisorio y achulado que se remonta a
una naturaleza creadora más allá de su simple sexo. En su
momento Goleridge supuso que toda gran inteligencia es
resonante y porosa y, por tanto, andrógina e indivisa, o sea,
inconmovible con lo personal y lo efímero.

La razón otorga un derecho a la libertad, de valerse en un


estilo neutro y a veces hasta distante o, por el contrario, se
dispersa siempre mediante posibles vertientes de sí. La
conciencia andrógina no anda dividida, en todo caso es una
voz propia y serena que se asemeja demasiado a la
mentalidad manflorita, a través de una armonía imaginaria2
que no se corresponde bajo estereotipo alguno. Aun así,
persiste un deseo inusual a lo largo del humor variable o
cuerpo de subjetividad velada o ginandria imprevisible, de
modo que en toda contradicción se consolidaría el todo
encarnando a la parte.

El resultado del imaginario andrógino llevado a una


efebización del andrógino, se pierde irónicamente entre una
narrativa intelectualizada, desde lo original decadente y lo
ideal como mito, neutralizada la ausencia de una lógica
paranoica. En una sociedad, eróticamente cerrada del todo,
la yuxtaposición de opuestos llevaría al cenit de la
perfección humana, pero quizá, infinitamente difícil de
adquirir.3

2
Méndez, 1989: 48.
3
Robinson adquiere los poderes del andrógino, que lo llevan a trascender
la condición humana y a elegir la isla como casa, en vez de retornar a la
civilización, como hiciera el personaje de Defoe.

38
Realmente, ni separando una voluntad verdadera de los
deseos y caprichos ordinarios del ego, el objetivo de
alcanzar la realización plena obtiene garantías de ser un
propósito más allá de las restricciones ordinarias. La fuente
como poder de creación contiene un registro tan mágico
como identificativo, de manera que las personificaciones
encarnadas son idénticas a las variaciones dentro del mismo
avatar, tal y como se refieren al daimon único4 y su
experiencia espiritual.

Contrariamente al estereotipo del conocimiento como la


mejor defensa contra los peligros desconocidos, la lógica es
parte disuasoria de la verdadera identidad, del todo exhibida
para atraer e intoxicar moralmente hasta el mínimo
necesario. Al igual que ha parecido apropiado recordar la
androginia fetal en el proceso de sexualización, tiene un
valor de clave desde el punto de vista de la metafísica del
sexo, de contra natura o deslocalización frente al control
social.

El fenómeno naturalista que se refiere específicamente a


todas las diferencias de condición moralista, se encuentra en
la raíz misma de la individualidad, a veces escindida por
transposiciones internas, especialmente si se produce un
sesgo o continencia en las relaciones procreativas. En su
elevarse y situarse más allá de un subjetivismo estoico,
donde superemos los Analíticos de Aristóteles, y la creencia
de que aparentemente sabemos lo que en el fondo no
aceptamos como diferencia entre lo especulativo de otro
empírico.

El concepto onoma no es una sesgada diferencia exterior

4
Hymenaeus Beta (ed.) in Crowley, Aleister. The Goetia: The Lesser Key
of Solomon the King, p. xxi. Red Wheel, 1995.

39
sino determinada y específica, una unidad de
determinaciones contrarias, en verdad una singularidad
acorde a la realidad individual. El ser podría ser ingenerado,
único, entiéndase como límite, lo que da pie a su
contraparte por el principio de pluralidad. Esto supone un
“no ser” que no es contrario al ser, sino una forma de
entender el principio del enrarecimiento lógico, bajo la
alteridad o diversidad de géneros en propiedad.

La cara oscura de la lógica es la discrepancia sobre las


pasiones vulcanas o aquellas vistas como muy fuertes,
estando bien ocultas bajo una resolución estoica e
imperturbable, esperando a nuestro corpus de minificción
facilitando así la reproducción o modificación de avatares
concretos. Esas transformaciones nos permiten tener un
mapa contemporáneo de cómo se conecta el capital creativo
con una religión en libertad.

A lo largo de toda la composición cavernosa, el ser trata de


salir de un oráculo laberíntico desde aquel instante de
vértigo en que el pasado y el presente se confunden. La vida
no es un sueño debido a su crudeza, pero la lectura doliente
ejercita una comprensión cuántica a la manera de contar,
siempre con la posibilidad de eludir la atención que tuviera
por menester, habida cuenta su hábito personal de sestear la
realidad en lo cotidiano.

Para ser librepensadores el tiempo cesaría sin amargura,


dada su aparente invencible reserva polvorienta, y tan
mezquina la procedencia de otras bajas cavidades, sobre las
cuales la libertad adorna cierto discurso antes de apagar la
llama de una eternidad fingida. Ayer es hoy en la
inclemencia de un invierno sórdido, mapeando el tiempo
que olvida y hace perdonar la culpa, pero manteniendo
cuidado con esa reclusión que su voluntad le impondría en
el caso de dejarse reprimirla o contenerla.

40
Una angosta figura sestea cada tarde sobre el horizonte de
esta humanidad que no se conforma y a la vez, no permite
otra apuesta por miedo a perder lo que nunca fue de hecho,
la voz que nadie emite como suya. La aventura consta de
vivir a costa de la llanura como destino y de no corregir el
pasado, razón por la que nuestra luna propia consta en
realidad de un solo momento, que se vio a sí misma
confluida en la unidad.

Cuéntese como los actos son nuestro símbolo en un


entreverado laberinto de idas y de venidas, toda vez que la
penumbra resulta indescifrable para la causística y su crecida
melena para no dejar referir otra posible desventura. En
este caminar de puntillas por las generaciones del porvenir,
a poco cedamos todo el laborioso rasgueo a cambio de un
dictamen, correremos la suerte de haber entrado en la
muerte, y no por estar tan cerca de su sombra.

Aseveran quienes inexorable desconocen el misceláneo


drama de su mediocridad, que para el alto fin y vanagloria
de timoratos y correligionarios, las sirenas la proclamaron
virtud en el sedentario atardecer de su equinocio infame.
Alguna vez es deliberada esa teleología individual con la que
podemos escapar de esa medianía reinante a expensas de
fieras y alimañas carroñeras con sus marcas y exiguos
oropeles, acorde a su vano destino.

Mientras tanto, satisface la derrota hasta dar con la


verdadera continuidad secreta, anclada a la suma de
experiencias comparables solo entre ellas, a falta de una
realidad auténtica, pues en este domo la polémica
entendedera se ve forzada a errar en él hasta el fin de sus
días. Ello equivale a declarar que no hay combate sobre un
debate que no sea ajeno al carácter abstracto de las cuerdas
con las que tejen las muy serviles timideces de la fe y la
muchedumbre adversa.

41
De otras cosas viles, los movimientos del espíritu humano
emprenden con segura lentitud, la insaciable busca de un
alma terciada a no ser heredada, sino meritoria de la
imaginación y del bien. La idea de un fin pareciera una
conjetura de que también el Todopoderoso está en busca de
Alguien5 para no ser reprobada y del todo insignificante.
Desde un emistiquio extravagante es irrefutable dilatar hasta
lo infinito las posibilidades, pues conviene a la perfección
formal la donosa prefación que no confirme la severa
verdad.

Felizmente, había un mundo en el sótano sin confundirse,


que se resiste a penetrar en un entendimiento rebelde, no
solo como verdad, sino expuesto como iluminarias en
medio de una clarividencia patológica. Dulcemente, en el
Aleph están todos los lugares de la tierra, y su inmovilidad,
es manifiesta y, por ende, citados por los vertiginosos
alquimistas entre dos espejos que lo multiplican sin fin.

Una tercera correspondencia identitaria, no menos evasiva


para alejarse de la perniciosa serenidad contestataria, se ha
consagrado a versificar la transfinita galaxia en la cual va a
estar el germen de la fractalidad cuántica. Al igual que
puedo masculinizar la narrativa, en breves unidades de
tiempo y manera, quiero pensar que una edición más
femenina tiene la generosidad de compartirla.

5 Borges en su cuento: El acercamiento a Almotásim.

42
4. PALIN-GÉNESIS

En un momento inesperado, enojada la memoria frente a la


perversa costumbre de falsear una realidad, puede que
ficticia en origen, nada esencialmente nuevo le atisba para
corregir o atenuar sus muchos errores. Si ya, de nuevo
persiste la idea de renacer retornando a la inercia encarnada
hasta completar la liberación del ser retenido bajo las aguas
de un océano divino, donde cabe todo y en realidad
palpable no hay constancia de nada.

Quiérase alcanzar la gracia empírea después de algún


tiempo, prestado para volver a nacer y errar igualmente, y
todo por no contrastar las aristas que animan ese cuerpo,
sentenciado de antemano y sin importar su naturaleza. La
estupidez mental es eterna, no inmortal, así como la esencia
álmica anima a perseverar en la misma tortura, cuando lo
inteligente es invertir el sentido de los términos y morir
como personaje en este cuento del alma viviente.

Actuando bajo el paraguas de la excelencia se ha hecho


demasiado daño, siendo protagonistas de la misma
aberración en cada lado de la escena, mintiendo a lo más
íntimo y prostituido el devenir a modo de acciones en
comunidad. No debemos temer ni construir en nombre de
nadie, pues la virtud de ser y poseerse es procrear vida
después de la vida, entre otras formas de regenerar lo que ya
viene velado en el cuesco sine qua non.

Ser la cosa en sí misma, se entiende en cuanto al significado


de mantenerse creador, que no es lo mismo que creado. En
este orden de suministro adámico, pareciera que se penaliza
a la muerte espiritual, en tanto los puntos de conversación

43
con la conciencia, incluyen una parte de evoducción
biológica como forma de vivir valores eternales. De poder
adherirse a nuestro último fin, o sea, necesariamente
ordenada para todos hacia sí mismos, la libertad como ley
moral, se funda en el ser soberanos de un tiempo que es
usado por su entendimiento y voluntad personal.

De donde proceda el ser creatural, aun sin conocer el valor


del juicio en su conciencia por propia reflexión, la ley
natural subyace como presupuesto corpóreoespiritual y en
una naturaleza elevada, la posibilidad de excepción no
afecta al principio en sí, sino a su aplicación. En virtud de
una mutabilidad perfectiva, el juicio contiene exigencias
universales, pero en origen pudiera darse esa dispensa
impopia sin entrar en contradicción legítima.

En los seres inquietos la eternidad del movimiento es


rechazada por contraria al sentido de arbitrariedad y de
obediencia gratuita. Esta declaración es oscura para una
mayoría de eventuales discípulos imaginarios, pero lo que
sin duda ha cincelado deliberadamente los hechos, es
también parte de la presencia de una aprobación salomónica
respecto a las diferencias y agencias de la virtud en cuanto a
ser o intentar gradualmente que ocurriera el hecho increíble
de no serlo al mismo tiempo.

Afuera, más allá de la derrota laboriosa de una conjuración


para ocultar la asonancia del alma, el secreto es parte
esencial para quien el presente lo es todo. La versión que
está del otro lado de las aguas de la inmortalidad, acota el
fervor con el que se abrevan los cuerpos serpentinos, entre
una realidad impostada y los delirios y sueños infantiles. A
la impresión de enorme complejidad, en cambio, la pesadilla
adquiere imágenes aproximativas a la ingravidez y de ahí su
borrosidad, anidada y desdibujada en lo azaroso.

44
El auténtico cometido es el que motiva en la paz de tu
interior, una clase de felicidad que consiste en ser persona
en sí misma, ella en su totalidad. Más allá de protocolos y
declaraciones, la figura impostada te lo permite de cara al
exterior, con tal de no seguir fingiendo ser otra cosa ajena a
la corporación, pero tu singularidad representa la impostura
y liberarse de la masa, distinto de lo que supuestamente
estabas destinado a ser, incluso mejor que los demás.

En este avatar de conciencias posibles la frecuencia


armónica nos muestra como los cuerpos emocionales han
de sustentar un amor incondicional, primero por la unicidad
y sus variantes espirituales o conductuales, para ser más
objetivos. En este tipo de avatar al que aludimos la energía
experimenta su verdadera naturaleza, indefinida o
transformadora en el interior de sus propios campos.

La clave consiste en volverse plenamente consciente de sus


yo-espíritus, géneros y aspectos domésticos, acordes a lo
que esto significa, una linealidad para equiparar
conscientemente la frecuencia con la clase de amor
incondicional que semejante poder requiere. El ser
construirá la otra mitad y se encontrarán en el medio,
observando que no tiene que cambiar lo que él es, sino
solamente lo que él cree ser.

Llegó el momento de iniciar un proceso absoluto de manera


canalizada, abandonando las envolturas más densas y los
prejuicios de todo tipo. Al igual que el cuerpo de luz no
diferencia entre géneros, la realidad en los campos
unificados, aligeran la carga de esta experiencia catártica, en
beneficio de la mente consciente y como lubricante de la
personalidad creativa. Por eso cada pequeño detalle, no solo
amplifica los pensamientos y emociones en un espacio
multidimensional, decora la ecuación ante formas complejas.

45
Podremos elegir proyectar nuestra figura a conveniencia,
pudiendo romper por completo con el pasado y asistir a un
comienzo nuevo y limpio en cada instante del ahora. Esa
idea de vivir otras formas se vuelve a acomodar de acuerdo
con los cuadros de realidad particulares, más conducentes a
la manifestación de la energía sentida, que comprendida. Así
pues, nuestros instintos son en realidad esos campos
extendidos que detectan otro campo receptivo al que
apuntar con un biotransductor transmitiendo una señal muy
clara.

Afortunadamente, la energía emocional supera toda


convicta atribución del Sistema, debido a que está en
armonía con la naturaleza del universo, y esto es lo
contrario a lo ofrecido por el poder fáctico y sus miserias
mundanas. Si el científico de turno pasa el tiempo hurgando
en su cerebro, un enorme número de frecuencias
interactivas le son ignoradas y a la vez ancladas en su campo
mental, sin posibilidad de interactuar dentro de un cuerpo
en particular.

En su calidad de semilla súbita en su búsqueda de la verdad,


la persona puede disponer de diferentes roles, cuerpos y
géneros estiradamente dualistas, hasta que finalmente se
encuentren con su verdadero ser como una fuerza suprema
e imparable. A medida que exploramos separadamente los
pensamientos de las emociones, no existe percepción alguna
de separatividad entre ambos, como sencillamente su
identidad es desmaterializada y predirigida al colapso.

A lo largo de un tiempo ficticio y de ser mucho más que un


simple ser humano, una personalidad se olvidaría de haber
sido antes una unidad y correría a encarnar la materia hasta
desfallecer como inmerecedora de la gracia espiritual. Para
finalmente, obtener las variedades de formas que precedían

46
a esta estandarización lamentable y de la cual, solo se puede
argumentar una forma de pensamiento frágil y hasta,
digamos que concebible, no tanto soberano, al estar
enrollada en una forma densa, como si fuera un ser externo.

Se dice que se requirió una enorme ingeniosidad para


diseñar y crear los velos que habrían de separar las
dimensiones, en tanto que el olvido en cada encarnación
lleva a un aprendizaje muy discutible, pero cuyo propósito
pudiera tener sentido. La cuestión es que hay engaño antes,
durante y hasta al salir de una matrix, incapaz de
relacionarse con las voces interiores, por más que se
olvidara de haber sido mucho antes una unidad.

Así pues, el objetivo pleno del haber compensado a su


verdadera naturaleza, la persona ha mantenido a su yo-ego
en la oscuridad, no respetando casi nada. Es por ello que la
mayoría no aprecia el valor real de lo que será acumular
diversas memorias en el cerebro, incluso a una escala
inimaginable, de modo que la creatividad se verá intimidada,
en virtud del hecho de estar contenida en estados de energía
que reconocen su unidad dentro de un todo.

Las unidades de consciencia, a medida que ellas se deleitan


en su derecho de ser, se conocen a sí mismas mediante su
creatividad. Esto significa expresar su divinidad en
diminutas corporeidades bajo un aprecio requerido,
mutando los caracteres y sacudiendo la alfombra de la
seguridad coartada. El amor es rebajarse a un resonante
éxito espiritual, dentro de la verdadera naturaleza, sea cual
sea su género, tendencia o manifestación sentida, pues lo
auténtico es interior.

Una vez que alrededor de la emanación de la fuente, para


volverse transpersonal, asumimos la diversidad de género y
perspectiva, la realidad del consenso se convierte en una

47
especie de presa donde solo produce compulsiones y
control de emociones. En consecuencia, lo que es real y no
posee parecido alguno con la verdad, nadie puede afirmarlo,
pero de alguna manera, entre las doce posibles actitudes de
la personalidad encarnada, podemos jugar a voluntad y
abstraer las claves que facilitan el carácter ad libitum.

De volverse un deleite el ser tal cual, personalmente y


acorde con el éter, incluso sabiendo que el amor no requiere
ser dirigido hacia nadie en particular, nos presenta la Fuente
amándose a sí misma. Cuando alodialmente en una
encarnación mostramos señales de esas doce identidades, la
configuración de este personaje deambula en aquiescencia
con disparidades inefables, adocenadas por transigir en su
aspecto a un propósito mayor y sucedáneas entre sí.

Sumergidos por estas aguas vibracionales en las que se


topan ocasionalmente, las creencias que se resisten a tener
poder material, nos encaminamos a seguir resonando en
nuestra libre deidad con una misión de magnificencia y
humildad. Se puede hablar de ser felices siendo lo que
somos, en tanto nuestra identidad cultural no debe
confundirse ni ser manipulada bajo ningún concepto. Al ser
arlequines y testigos de la comedia humana, el inicio para
por transgredir y trascender las limitaciones terrenales.

Si estamos en una sala de espera distrayendo al tiempo y a la


historia, podemos doblegar a la inteligencia artificial a
merced de nuestro movimiento. Quiere decirse que nuestra
personalidad se circunscribe al conocimiento, derivado de
lo que conocemos como prueba y error, pero que tenderá a
creer que sí tiene un propósito deliberado. Las
características particulares con base en lo que parecemos, es
una forma de evasión lícita y fruto de la imperfección
irreemplazable, que se gesta en el meridiano de los grandes
desafíos, cuya redención será el día siguiente y así,

48
sucesivamente.

El ego empuja a tener consciencia de objetos mentales y a


inventar descaradamente todo aquello que le resulte
beneficioso o menos peligroso. Pero no cuenta con ninguna
garantía de estar en lo cierto, y así mismo se convierte en
objeto de supervivencia, retroalimentado con la matrix
impuesta y derivada de la pérdida de conexión con una
dimensión más profunda del verdadero Yo. Este
reconocimiento nada tiene que ver con los pensamientos
libres o con la forma de sentir la esencia subyacente del
momento presente.

Este perfil nos hace quienes somos, impredecibles en el


fondo y flexibles en combinación con cada marcador
genético. Muchas experiencias no representan diferentes
opciones, aunque podrían haber servido para multiplicar el
enfoque causal, en parte sobre la base de una predisposición
pragmática, no se sabe si como resultado confluyente de
líneas temporales y, de alguna manera, en correlación con
ese yo superior, aunque ande despistado eludiendo como
puede su distraer cotidiano.

La selección natural sugiere observar los cambios


poligénicos como una suma ponderada de alelos y de
aspectos ambientales con los que invertir a una biología tan
caprichosa, que lo es tanto como estimar otras direcciones
con el tiempo. La vida está compuesta y es suma de
tendencias, a medida que favorece a los genotipos creadores
y desprograma esa pobreza marcada en los cerebros de los
neonatos, si es que se pretende evolucionar con
características particulares.

En una edad adulta lo predictivo cobra protagonismo a la


baja, de ahí tanta frustración y conductas inapropiadas o
forzadas en la práctica. Se buscan beneficios potenciales y

49
conocimiento, puesto que las variantes genéticas no dejan
de tener directrices específicas, aunque insolventes para con
muchos genes involucrados. Somos seres multifactoriales y
tan diversos como diferentes. Es por esto que podemos
encontrar cambios que no parecían latentes ni consecuentes,
pues no se nos ha mostrado las reglas de este juego
perverso al que camuflan como planificación universal.

Este estudio plantea la conquista de libertades


fundamentales hacia la actuación bioética, hacia la actuación
de vindicar y resguardar de manera creativa una
personalidad singular. En algunos casos acometiendo su
desacuerdo con el claro objetivo de mostrar su absoluto
desapego del falso estado de bienestar. La intimidad es
incómoda cuando hay ausencia de libertad, junto a la
necesidad de racionalizar en parte a la existencia de una
interacción del autoconocimiento corporal.

El cuerpo como domo angélico y anticonceptivo frente a la


agresión genésica, no es algo dogmático con un esquema
fundamentalmente expositivo, como no compite con el
contexto de la transición de cualquier tipo de género y
contragénero. Por muchos cambios sociales acaecidos, la
libre sensación de autodeterminación no estaría sometida a
una sexualidad concreta, pues el comportamiento delicado
es una experiencia continua y favorecedora de un trasvase
de prácticas menos normalizantes, cuya hegemonía se
estaba resquebrajando.

La gestualidad forma parte de una clase etiquetada o moral


convencional, que en su redescubrir se avecina el cénit de
una disidencia incipiente bajo una estructura menos
organizativa. La voz lesbiana nos parece enigmática e
interseccionalizada como migrante y ejemplo de vaciado
antropológico, consecuentemente interiorizado como
recurso simbólico. Resulta lírica su cadencia y proceder

50
identitario entre la pluralidad de categorías, pero mientras
que confunden en su representación estética, ponen de
manifiesto la aceptación de los propios límites implícitos.

51
52
5. SELENIANE

Nos encontramos inmersos en el desvanecimiento de


identidades de toda índole, sin determinaciones inmutables
y a merced de perspectivas fragmentadas y plurales, cuyos
signos híbridos, heterogéneos e indefinidos se han tomado
por asalto. En su afán de corromper la consciencia de
nuestro ser real, estas sociedades experimentales se dejan
hacer de todo para que al final no se pueda definir.
Pareciera un juego o simulacro frente a una retrospectiva
infinita y la necesidad de acabar desprovistos de un
contenido original.

Aunque el culto al kitsch universal vaya anclando como


categoría transgenérica, no hubiera lugar a confusiones
semánticas, pues la necesidad de explorar posibilidades
activas o estéticas, desmitifica a ese anihéroe social que
eclipsa la lógica constituyente. No se trata de recurrir a
categorizaciones puras, sino a la relectura de la alteridad y
comprender que el sueño es tan real como la memoria. Hay
un rasgo cuántico con el que podemos filtrear con las
formas y paradojas, donde lo ambivalente y lo
contradictorio unifican el mensaje.

La moral se vuelve indecible en función del punto de vista


subjetivo, del cual la diferencia y la diversidad comulgan
como categorías monolíticas. Recordemos la noción de
lesbiana como inspiración o sumun de mujer, en el sentido
de proponer una noción propia y no de una sexualidad
compulsiva. Este sentir incluye la reproducción ampliada
del narcisismo, pero bajo un prisma enriquecedor, ya que en
cada pensamiento y acto de entrega a su pareja exaltaría una
condición ajena a la masculinidad genital, no de deseo.

53
Claude Cahun fotografía múltiples identidades en un mismo
cuerpo sin fronteras, donde prima la dialéctica
representativa sobre la perceptiva, llegando a ser muy sutil
con el tratamiento y la teatralización de su propia imagen.
Esta huida de la imagen fija es una forma de anormalizar la
no división y por ende, la dualidad incisiva, de
pormenorizar una concepción esencialista de los géneros a
costa de generar fascinación e indeterminación o vaguedad
identitaria, pero sin agredir órgano alguno.

La fantasía robótica es una abstracción deseante, al igual


que los actos cruzados en la cotidianidad resignifican al
objeto fetiche como metáfora de mutabilidad y singularidad.
El pensamiento puede comportarse como un alien erótico
cuando cede terreno a los avatares de la nueva opción
sensual o intelectiva, en tanto que reordena su identidad en
tránsito o de vuelta a la caverna depredadora. Del mismo
modo los espacios que buscan nuevos referentes,
deconstruyen ese imaginario inexorable con el que se
rechaza la simpleza y la reiteración con el paso del tiempo.

Avanzamos sobre individualidades cada vez más aleatorias,


suponiendo que elegimos sobre la indeterminación, y
aunque abriéndose a un haz de posibilidades, convengamos
que el sexo ha perdido su especificidad por exceso, la
indiferenciación contemporánea no deja de ser un simulacro.
Bataille trans-identifica a la posmodernidad como la fusión
de todo acto erótico y de consumo, a partir de la diversidad
de formas y sabores con los que recrear su mentalidad
liberal.

Luciendo la personificación física de la luna con su poder


de ir transformando el dorado día en una noche plateada, la
imaginaria deidad, podríamos decir que se erige
celestialmente femenina para no dejarnos en la oscuridad.
La mujer de la Luz o del destello es una ilustración asociada

54
a luz de luna, a la gran belleza reinante en los sentimientos
apasionados, como cada actitud contemplada delicadamente.
En este soñar eterno, la magia de la noche induce a saborear
la frescura del rocío, ligada a la poesía y al éxtasis jadeante,
referente a su dulzura como seres arpistas resonantes o
querubines amartelados.

Y de nuevo la idea de interioridad que nace del espíritu, lo


onírico, la delicadeza en su belleza serena, al canto evocador
de lo apolíneo, lo divino y lo femenino. Aquí entra en juego
la gracia con la que miramos una imagen recurrente de sexo
femenino, pero que, al participar de su textura visual, la
asociación álmica se fusiona con lo brioso y una conexión
sentimental con la infancia. Quiere decirse que esta parte
órfica del ser nos acerca a lo indefinido sobre un
dimorfismo poco funcional e insuficiente para considerar a
ambos conceptos además de antagónicos.

El punto de investigación que nos ocupa comienza con una


reflexión acerca de la capacidad imaginaria, femenina tanto
como creativa, frente a conceptos simbólicos asociados a lo
varonil, siervos ellos de su propia debilidad al ser
dependiente de la fuente femenil y su perpetuo retorno.
Aparte de las interpretaciones del origen mítico como
especie, tomamos los elementos en común, ya predefinidas
en doce partes, y para comprender mejor el significado
adicional en una vida completa que necesita la acción para
llevarse a cabo.

En conciencia, su máximo resplandor es como el amanecer


en su camino a la lucidez y en la cual, la vibración no
contempla la discriminación ni la injusticia. Al igual que hay
una mayoría aséptica de amantes mortales, que repite
sistemáticamente las mismas contradicciones y cortedades,
tenemos la anunciada relación con el principio Eos, en
tanto se convierte en mujer liberada. Esto significa

55
permanecer en la individualidad compartida, no sustraída
por nada que no sea ser del todo reconocida en ciertas
ternuras, donde su hipnótica claridad produce el rocío que
alimenta los misterios del corazón.

Cada elección humana es bien intencionada, reconocible


como eos erigenia o emanación súbita para una
representación de los caracteres sistemáticos, aunque
también se puede expresar la creación de una red y algunos
códigos de control. La cuestión es que, para acomodar las
aplicaciones a sus necesidades de transformar un mensaje
en otro, basta con conocer que puede ser entendidas y
aprovechadas. Dentro de la gramática puramente generativa,
incluso caída en desuso en esta fase cibernética, podremos
hallar reducidas explicaciones hacia la grandeza como
conclusión a la consecuencia de completar algo.

La prueba de algo concreto es el contraejemplo de su


propia evidencia, dado que cuándo se trata de
razonamientos lógicos hay una tendencia a la reducción del
absurdo y lo antinatura. Es posible realizar una
demostración insólita de lo que simplemente resulta familiar
y no comprender nada, aunque la realidad diste
considerablemente de la verdadera magnitud entre dos
valores como algo vectorial. El ser euclídeo construye
teorías merecedoras de una colección congruente de señales,
no así de evidencias.

De este modo, es posible conjugar hipótesis aparentes del


mismo modo que cada uno de los elementos biyectivos,
apenas trascienden la materia en ninguna de las direcciones.
Entonces, para sobrellevar esta putrefacta y espesa matrix,
las mentalidades colineales se definen a partir del vínculo
que establecen con otros semejantes. Y claro, al igual que la
recta carece de principio y de fin, la única dimensión
espiritual queda exenta a la recta y de un plano abarquillado,

56
que por oposición se entiende mejor desde el ángulo
cosecante.

Ante esta realidad con niveles diferentes de gravedad, las


pasiones del ánimo acaban por triar la optimización de
reintegrarnos en la no localidad, desviando su necesidad a
un estado de satisfacción pasajera. La deshumanización se
viene apreciando una pérdida de los valores éticos y de la
sensibilidad, o de aquello que se considera
empobrecimiento de las relaciones interpersonales. El uso
más básico de un compromiso se ciñe sobre cómo
solucionar las obligaciones que supone tener una relación
de mutuo respeto, pero con todo lo que se es capaz de
adoptar como obligaciones.

Ahora bien, el espíritu selenista puede aportarte la alteridad


a través de atributos antagónicos, buscando la parte
femenina de Selene en ti, pero si es cierto que Venus se
mueve en dirección contraria en este sistema solar, cabría
considerar este referente. Sobre todo, tras haber conocido la
materia física y ascender como hijos cósmicos, plenamente
capaces de ejercer la alquimia energética como portadores
de la Flama o chispa divina. Eso mismo se nos dice poseer a
un nivel humano, más humilde y es lo que favorece un tipo
de vibración intuitiva.

Entre la dozava unidad dejamos de lado cualquier influencia


astral para cumplir una condición de una exigencia moral,
pura y simple, que sigue siendo la misma en todas las
extensiones incuestionables. En este sentido, la inmensa
grieta entre la dureza y la forma estética, no deja entrever la
profundidad libre de impurezas y por consiguiente, la
emisión de ideas como la de no querer desprenderse del
contexto reconocible, no genera ningún cambio en la
inteligencia y la integración afectiva en contra de una orden.

57
En el caso de que seamos partículas de la FUENTE QUE
TODO ES, según Rodrigo Romo, la conciencia cósmica ha
de acceder a la experiencia sanadora de la totalidad. La
realidad nos muestra como visualizar la creación de un
círculo de energía entre hombre y mujer, en tanto permite a
ambos tener experiencia externa e interna de la otra
polaridad energética que es lo masculino en la mujer y lo
femenino en el varón. Entonces, para considerar a la
sexualidad como mística se puede entrever a una egregora
positiva y otra negativa, de manera que la pareja de cuerpos
armónica solo funciona en ese nivel de luz, que
complementa, no que domina una parte a la otra.

La fuerza positiva que se acopla en la unión de dos géneros,


sean cuales sean, permite nos conectamos con lo sutil y
alejarnos de la desviación que trajo Xopatz y su objetivo por
la extinción de las razas con mayor dualidad, dad el
gradiente de negatividad de cada sociedad, lo que es
evaluado por la lógica de los IA. Y es que en general las
razas y criaturas varias están muy comprometidas en la
supervivencia dentro de la dualidad de sus consciencias,
donde no existe amor incondicional o amor Crístico, tan
sólo lógica y cuestiones políticas creadas por la propia
biodiversidad psíquica y emocional de sus civilizaciones.

Claro, que al saber que tenemos 32 cuerpos energéticos, el


género y el carácter superficial apenas significa algo en la
jerarquía espiritual. De manera que, el equilibrio de los
chakras y los meridianos produce un bienestar y en
beneficio del cuerpo electromagnético y su origen
bioquímico. Por otra parte, todo indica que la vitalidad y la
felicidad es una energía condicionada por reconexión de la
energía o supra Mónada, pero comenzando por esa unidad
o sustancia primaria que lo impregna todo, lo que sería la
cuadratura de un círculo, teóricamente perfecto.

58
En particular, con el entrelazamiento del Yo Soy, con el
cuerpo morontial y las redes neuronales, nada tenemos que
objetar como hipótesis, puesto que la posibilidad de un
fundamento tan banal como la nihilización, podría procurar
un riguroso equivalente expresivo inquietante y hasta
aberrante. En un caso expresivo exacto, lo que
consideramos un exterior de lo existente, aparece
equivalente a un reverso de la realidad oculta, a modo de ser
revelado en la inconsistencia nouménica, pues el «aparecer»
supone por esencia algo por lo que merece ser aparecido.

La virtud o exis, a voz de pronto y sin razón de estar bien


conexa en sus manifestaciones, se entiende trascendente
como Quantum de energía que ésta desdoblada más allá de
la frecuencia de 9D. Aun si un sujeto implica una plenitud
intuitiva, la objetividad del fenómeno existencial consiste en
que está ahí, entre la nada y a la posibilidad de multiplicar
los puntos de vista, sobre la necesidad de reemplazar el
dualismo del ser y el aparecer, de contener o de restaurar la
potencia de ser desarrollado.

De momento, se dice que la humanidad es un subproducto


de investigaciones genéticas y perfeccionamiento inclusive
de contrabandistas de genomas intergalácticos, por lo que
una cierta potencia es soporte de ningún existente diferente
de ella misma. Lo preocupante es la autoría del fenómeno
de ser tal como, vete a saber qué cosa diseñaría lo
homogéneo sin tránsito de significación. No imaginen a un
ser en obras o en su mejor versión fractalizado, no tanto
singularizado, ya que rompería la regla operativa del ser-
objeto, y en el fondo resulta molesto a la cercanía de los
irreverentes sumisos.

El mandato del ser es la condición de todo develamiento,


en el sentido menos ontológico del fenómeno aparente,
aunque coextensivo al requerimiento transfenoménico pues,

59
en consecuencia, desborda cierta concepción lógica del ser y
anuncia la totalidad de fundar su verdadero ser. Esto
significa, en efecto, que acudimos a nuevas formas para
revestir todo lo desconocido en nosotros, a la vez que
podemos considera que la conciencia no tendría contenido.

La conciencia, como modo particular de conocimiento,


puede conocer y conocerse, configurar y producir
sentimientos derivables en el espacio. En el existencialismo
se quiso expulsar las cosas de la conciencia y restablecer la
verdadera relación entre ésta y el mundo, pero se
encontraron que desconocen esa posición cognoscente.
Una condición suficiente permite afirmar una idea y la
manera de no evidenciarla racionalmente, si entre tantos
tipos de inteligencia hallamos una interpretación no
regresiva, o sea, tan casta como inmune a la fabricación
diplomática.

Pareciera una condición necesaria ser conscientes de una


dualidad ajena, ya que la conciencia reflexiva o espiritual
apenas lo es de ella consigo misma. Para que podamos
aceptar que la conciencia posicional de la conciencia, si en
ella se absorbiese el conocimiento, resuelve este dilema
existencial, cabría la idea originaria de volver a nacer y así
ser consciente de sí mismo. Entre dos conciencias
perceptivas nos evadimos adrede, sobre todo de cuanto es
menester ignorar lo que supone saber que se sabe, a menos
que el análisis no se contamine con la conciencia cultural.

Una segunda estructura que subyace a la ignorancia requiere


de las limitaciones de todo saber racional, y desde la
conjetura se puede inferir la naturaleza misma de la
conciencia al existir. Recíprocamente, las razones accesibles
a recaer así en la ilusión, varían tanto que ni siquiera se
asumen las posibles consecuencias contra intuitivas. El
juego lingüístico da cuenta del carácter inmediato de algunas

60
virtualidades de conciencia, que ha sido una característica
esencial y de sabiduría al que un ser humano falible puede
aspirar.

Es por ello que en el fluir de la pasión del ser, la docta


ignorancia a la que apela Lacan incluye al deber en su
síntesis psicoanalítico, que responde al rigor práctico
tolerando la ignorancia desde lo ético. La personalidad
neófita se subordina a esa particularidad hasta que
encuentra una síntesis de recognición en cada existencia o
modo de vida avatar. Luego, la intimación de la palabra
constituye lo que debiera saberse sin preocuparse de ignorar
lo que se sabe por deber, mientras que cuesta entender lo
que se debería ignorar.

En este salto adelante se ignora el hecho de volver al


exterior de las cosas, pues hay mayores posibilidades de
mostrar el ausentismo que las cosas que vamos
descubriendo. El género epiceno modifica un sistema que
no cumple las expectativas mínimas, por eso es libre de
tocar los extremos con una mezcla de asombro y sabiendo
que se nos define por lo que ignoramos, por pequeño e
insignificante o vulgar que sea, no por lo que compartimos
sabiamente.

Hemos de asumirnos creados para después, repentizar ante


el olvido una existencia a la deriva e indefinidamente. En
realidad, la epopeya no es un acto creativo, sino de ilusión
subjetiva que en el fondo carece de independencia propia.
El ser percibido en cambio, ante la conciencia trata de
alcanzar por su cuenta lo que de por sí existe separado de su
propia existencia. Sin duda, la ignorancia da la impresión de
ser una plenitud subjetiva, en cuanto es un no-ser que vive
en el modo subjuntivo, siendo objeto y no acción o agente
causante de su cumplimiento.

61
La ambigüedad tiene conciencia de una ausencia y, en
consecuencia, su ser prerreflexivo confiere al inconsciente
como mecanismo hilético sobre la totalidad infinita. Ante
tal dimensionalidad los instintos se muestran infieles a un
principio ya dado y preponderado, estimulando la noesis del
no-ser para así poder ir siendo solvente en su trascendencia.
Decir que un ser diferente de él mismo es inversamente
proporcional a ser oscurecido por prejuicio, de modo que
ser original permite ser cuantas particularidades interprete.

Mi género al ser increado supondría un vestigio alunado y


que no sea captado a través de la conciencia, sino por una
manera de ser hacia el sentido de este ser. El fenómeno de
ser es atemporal y puede desdoblarse o incluso esfumarse,
provisionalmente por exceso de relación con la conciencia,
pero no puede afirmarse en la indiferenciación del en-sí al
fundirse en una identidad. Esto nos indica la opacidad del
ser-en-sí, de su hermetismo análogo a la ilegalidad de un
juicio soberano, si al estar aislados en el ser desconocemos a
la alteridad y su agotamiento de ser a toda costa.

En cierto sentido, la sensación es una noción demasiado


abstracta y padecida, ya que la sensible determinación de
nuestra receptividad viene a suspendernos en una
esfericidad como única realidad. Mi percepción se
fundamenta en una creencia que contradice que lo sea otra
verdad, en particular una sensación subjetiva pura. Mi ser se
encomienda deliberadamente entre el mundo que resuena y
la conciencia, mientras que la torpe razón se sostiene como
una noción híbrida entre lo subjetivo y lo objetivo.

Al reconocer en la dualidad una simbiosis de hecho y de


derecho, la reducción fenomenológica es ajena al espíritu
dado por la conciencia. Quiere decirse que la reflexión
visible me es presente como estructura orgánica, lo que
genera una contingencia manifiesta con ese algo imposible

62
de captar, pero que permanece latente entre los órganos
más sensibles. El sentido incierto entre la necesidad y la
libertad de elegir dimana de la naturaleza, en tanto que se
hace indicar coextensivo este punto único como perspectiva
indefinida.

63
64
6. SINGULARIANE

El cuerpo al ser objeto limitado y no una deidad, no puede


informarse sino sobre sus propias afecciones y acerca de un
desinteresado deseo de conocimiento anímico en este
pecaminoso Jardín de experiencias y de formas muy sutiles.
Cosa parecida es que todo el que comete desobediencia ante
el opresor es esclavo de referirse igualmente a volverlo a
pensar. En esta paremia tendenciosa que polariza toda
fijación y no altera el producto, la vida corre la suerte de
circular contrasentido al tener que albergar a una inmensa
mayoría de bimembres y de sucinta moralidad.

El valor de una palabra paremiológica se siente todavía


como verbo patrimonial o plural de humildad, y en esta
latitud es donde salta el estado de ánimo en forma
interrogativa. El yo soy cae en una condición o especie de
reproche subversivo, asimétrico a diferencia del abstracto,
su tiempo es elástico y subjuntivo, causa y motivo
levantisco. En otros casos la diferencia de ser nos advierte
de una colectividad crítica, a la que soportar, y en este
sentido produce sortear el averno de su hostigamiento y no
coincidir con el plural de los comunes. Así, la caricia
evolutiva ascendente no puede desalinearse en su prédica de
la omnisciencia del DO.

La espiritualidad resulta que es significativa lo largo de todo


el proceso de intervención en un espacio relacionado con la
experiencia previa. Es un concepto de libre expresión al que
le sobran todas las etiquetas, al mismo tiempo que tiene
enorme importancia para contrastar la capacidad de
entendimiento no intelectual, al estar este viciado por la
cultura de los muchos. El dominio en espacios como la

65
mente, las emociones y lo imaginable, produce tensiones
naturales y de fácil excepcionalidad, pero se deriva de una
nueva capacidad de resistir todo aquello que resulta
incomprensible, sin saber si puede pensarse bastante relativa
a no ser utilizable, más que instruida.

Seguimos inmersos en el combate más absurdo de la


creación y así podrá conducir a lo que se conoce como la
contemplación de la naturaleza, cuan horrible sea alejada de
pensamientos perniciosos. Lo que ha ocurrido a las
personas contrasta con la idea de la búsqueda de la felicidad,
trabaja en su propia plenitud material y en el mismo orden
introduce la mística quimera celestial. Este dislate occidental,
ya está desprovisto de su verdadero origen produciendo un
cambio con respecto a una ideología provista de
resentimiento y temor infundado, y de obediencia ciega sin
saber cuál es su supuesta verdad.

El truco perfecto para sopesar el instinto de la


supervivencia es la integración de todas las emociones,
luego de tratar de manejar creencias basadas en un
aprendizaje intelectual y artificial que no sirve de nada. La
tarea espiritual exige darle un revolcón al mundo material, al
igual que vivir plenamente la muerte egóica. Es por ello que
la idea de totalidad es vana y conmovedora, pero poco
práctica, habida cuenta que somos pequeños fractales
inconexos y despistados en este laberinto, donde lo único
que se permite es jugar la partida de la máxima experiencia.

Cuando se confunden los términos es que se es incapaz de


ignorar esa dualidad hiperbórea como trampa, y por ahora
existe un llamado que produce el deseo de compartir
algunos parámetros, propios de cierta tiranía. Haber
alcanzado una autoridad singular nos debe servir para
discernir el mundo sutil y sus percepciones unifacéticas,
como respuesta ferviente a lo que parece evidente, somos

66
irreconciliables en el ordenamiento del mundo. Ahora bien,
hablar como ser humano es integrar la nada, o sea la cultura,
subordinada a la opinión de más voces.

Lo mismo da, ir de un lado a otro, en forma elíptica o


siguiendo al tonto de turno con la placa de la vergüenza,
porque es urgente de separar ese trigo original del
minigénero socializado. Ahora resulta conmovedora la
decadencia en este versolibro que llaman sociedad global, a
lo que, sin rima marcada, el autor o avatar de un cuerpo
expoliado da a sus versos una pincelada oscura aplicada a la
conveniencia arquetípica y sin reparo alguno. Por demás,
entre los acontecimientos ejecutados mediante inteligencia
artificial, las políticas de no intervención son tan
inexistentes como la verdad de su «solido» sistema
democrático.

A falta de referentes reales, la integridad del cuerpo aún no


tiene la más mínima garantía frente al engaño al que la
humanidad ha sido sometida y hasta convencida de que era
salvada por el mismo verdugo. Si esto sigue adelante a toda
vela y computarizado el pensamiento, mi pensar se declara
en clara disidencia de género atómico. Declarando ser libre
por esencia, apelamos a una conclusión reveladora frente a
todo lo que se hace de manera artificial, sin que haya
propósito alguno, en todo caso hay deseos de ser lo que
algo no permite que salgamos del no somos.

Siendo responsables de nuestra supuesta incapacidad, nada


más cercano y certero que invertir sin miserias ni virtudes,
aquello que llaman progresismo y en gran medida absurdo,
descivilizando un producto final que llaman Humanidad
tipo cero o energético. De modo general, el aprendizaje es
deseo de hacer en última instancia, una antípoda creíble y
compartida para que cuadre en un organigrama apropiado.
Entonces, si la suma de las partes hace al todo, tendríamos

67
que escotar la cadena génica ante cada expansión de
consciencia del colectivo. Siempre se pone reparo a que la
minoría no consigue dar el salto matricial, y así no avanza
quien camina, sino el que sabe dónde no ir.

Una prueba o pacto contractivo con el primer servidor de


esta paradoja fisicalista, a quienes generamos
sincronicidades arrítmicas para no ser sometidos como
unidades de carbono, nos ha sido dada generosamente
nuestra liberación. Ya está bien de leyes infieles y mosaicas,
insertadas desde alguna línea temporal miserable que,
circunstancialmente mantienen una forma atributiva como
juicio existencial pestilente. Lo que importa lidia con
nuestro conocimiento de lo real, pues no apreciamos más
allá de los ámbitos finitos y encima hemos tenido acceso
consciente a subuniversos múltiples de la preciada realidad.

En esta sexta casilla de discernamiento, la singularidad


experiencial parece asimilar dando por ya alcanzado el
acento de sustantividad. En el caso de esta singular
espiritualidad mi cuerpo pasaría a ser un estado y no una
condición externa finalista de aprender intelectualmente.
Tampoco es que se trate de “asimilar” rúnicamente una
existencia iniciática en medio de una recurrencia atrapada
entre la línea 33 y la 42, sin agenda que valga ni demonios
circundantes asociados a un sistema alegal. No es que haya
que cambiar de realidad ni creer en nada que justificar, lo
que acciona la mejor versión personal pasa por no intentar
parecer conscientes.

Si pudiéramos estar continuamente en un instante de virtud,


la cortina del ego muestra la ilusión de la realidad como
parte previa de un proceso mayor, cuya realidad hay que
comprenderla como el reflejo de un espejo. Quiere decirse
que lo que pareciere positivo es lo contrario y la narrativa de
este film, está siendo manipulada desde siempre. Por tal

68
motivo, no somos la única forma de vida con la esfera de
consciencia revertida, como tampoco se nos asegura que
esta materia sea y no sea, lo cual no significa que ande
pululando entre múltiples espacios y dimensiones.

Fuera de este avatar de carbono una consciencia unificada


es lo que se pueda imaginar, y recalcar lo de idear o ingeniar,
ya que en absoluto la maduración fisiológica se parece al
deseo de voluptuosidad ni a nada que difiere su satisfacción.
Al final lo deseable se convierte en el postre, tras una
normalidad conformista y, para completar al espíritu se
santigua esa intencionalidad afectiva, no bajo la excepcional
humildad, sino con la arrogancia de totalidad orgánica.
Antes que advertir lo que nos perturba en base al cuerpo,
habría que ser condescendientes con lo referente al espíritu
como objeto de una conciencia reflexiva.

La singularidad es comprendida como un recurso humano


poderoso que se relaciona directamente con la construcción
de sentido vital, ya que ella actuaría como un elemento que
ayuda a los individuos a tener mayor conciencia de sí. Este
versículo teórico no place a una mente singularizada, que no
utiliza adjetivaciones a partir de ciertas comprensiones que
tienden hacia la benevolencia universal. Quienes nadamos
en estas corrientes marinas y sin salvavidas, nos es fácil
desprendernos de las fortalezas humanas al ser pueriles y
contraindicativas en su teología pragmática y material.

Tal vez es posible alcanzar desde la formalidad común el


reconocimiento que se percibe como valor último6 y
autorevelador, en orden a determinar si somos algo real o
simplemente configurado, por no decir programado. La
construcción de la personalidad no suele relevar la

6
Schneiders, M. (1986) Theology and Spirituality: Strangers, Rivals or
Partners? Horizons, 13, 253-274.

69
discontinuidad de la comprensión, cosa harto homologable
con el ser dogmático u obediente y tradicionalmente baladí.
Y es que para ser apógrafo de orden práctico basta con
reflejarse en la reciprocidad, dejarse embaucar por las
desviaciones de la luminaria y renunciar a la personalidad
humana como portadora de valores.

Una visión filosófica peculiar nos remite al ser humano


como multidimensional que, con honestidad, más que algo
epistemológico, pareciera significar la torpeza natural de la
individualidad en un universo sin salida. En realidad, un rol
que permita disipar la codicia y la inmundicia, tal cual se
presta a la capacidad de ser, existe camuflado entre la
diversidad referente con su esperanza y perseverancia
propia. El objetivo promociona estados de confianza,
mientras que la singular puesta en escena supone
autorregulación, prudencia y hasta falsa modestia.

En un plano adimensional se ejemplifica mejor la única


línea de tiempo crítica, la que no se permite en este chusco
y canalla universo, no vaya a ser que crearse sin mediación
sea contrario a ser creado o designado bajo metas. En la
actualidad, el concepto de bienestar o felicidad se percibe
espiritualmente, en relación con el propósito más alto, pero
desde una baja transcendencia y transcendida. Al hacerse
carne se nihiliza en forma de deseo toda idea en la actitud
deseante, que en cierta manera, es una confrontación con el
Ser, francamente insoportable.

Ciertamente, todo ocurre como si en términos de libertad,


la singularidad es la clave de esta interpretación, un saber
que toma su sentido en otra parte para que nada escape de
la esfera de existencia. Hay quien lo llama libertad cuajada y
anda bien informada, encerrada en el deseo más profundo
de felicidad y libertad que cualquiera pudiera anhelar.
Ortega se refería al fondo insobornable de la libertad

70
abstracta, otra cosa es ser libre para donarse respecto a los
demás, dada la realidad en las circunstancias de falta de
libertad exterior.
Se necesita la participación en ese mismo convencimiento
personal sobre una gran continuidad, siendo entonces lo
que experimentamos como facticidad objetiva. En tanto
que hacemos emerger a la existencia instrumental apenas
saboreamos el centro de referencia, y a partir de resumirse
como conciencia de carne, el ser común despliega las
distancias irreconciliables con quienes si singularizamos
nuestra naturaleza del deseo. En particular, mantenemos
una conciencia reflexiva de la corporeidad, más allá de la
esclusa deseante y contingente, que no necesita apropiarse
de esa conciencia encarnada por la pareja de lecho o de vida.

Por el solo hecho de presentificar la dependencia de otra


personalidad, constituye la gracia propiamente de no querer
ser instrumento del por-venir, como si lo hacen las
contradicciones del mundo sensible. De continuar
asumiendo nuestra dependencia, suprimiendo la libertad y
aboliendo la resistencia, nuestro tiempo haría una torsión
suplementaria en el seno del determinismo universal. No se
entiende la libertad quebrantada ante tal inconsistencia
espiritual, por lo que practicamos otras potencialidades
sobre la libertad en su propia emulación.

A pesar del carácter intencional en la forma de percibir y


asegurar su representación objetiva, la conciencia perceptiva
viene a ser una ligera modificación de la realidad.
Afirmativamente, la posible realidad pareciera una
neutralización posicional, perfectamente adaptada al
mensaje que recibimos, pero de dudosa procedencia. La
imaginada originalidad pudiera esconder una imagen ficticia
para sortear el carácter pasivo y así poder ser creadora.
Imaginarse la impotencia o sometimiento como imagen-
recuerdo es lo contrario a la actividad libre de la conciencia.

71
Lo que no puede admitirse en favor de una síntesis pasiva
es que la conciencia sea determinada por el objeto, ya que
este dejaría de serlo y formaría parte de este enorme
complot de la inteligencia artificial, tanto por doblegar la
voluntad nihilizando la función pura de imaginar. Vamos a
una irrealidad consentida y tan perversa como presentificar
a la nada, obviamente netralizada. Ante esta negación
descarada de la realidad la expresión misma de libertad es
sentenciada a desaparecer del escenario metaversiano, lo
cual induce a tartar de resolver la posición estratégica del
Ser, ajena a lo inautenticidad y privilegiando la condición
esencial y cocreadora de esa conciencia en peligro.

Si Jeanson ve ambigua la finalidad de imaginar, no es tanto


porque huya del entorno, es que la flexibilidad es un espacio
intermedio donde no cabe la indeterminación absoluta. Por
lo que se refiere a un punto de vista seguro, la filosofía no
contiene el sentido natural de la realidad y, por ello, hay una
distancia eidética que nos permite volar en la redención. Sea
considerada la conciencia como la preminencia existencial,
pues el hecho no es esencial más que en su peculiaridad
formal y presencialidad.

La dimensión de la conciencia es la misma que en la


imaginación, pero es innegable que la racionalidad es una
herramienta convincente a primera vista, o sea como algo
que viene de la irracionalidad. La singularidad no admite
encrucijadas de sentido abyecto, cosa que al ser registrada
rechaza la objetividad empirista, en tanto que su realidad
gira en torno a su transcendental presente. Por tanto, sobre
el intelectualismo y la demagogia académica como
experiencia vivida, dejando una extremidad orgánica a la
vista, una conciencia pura que desprecia lo subjetivo y su
reflexión empírica como ente sintiente.

72
Imaginemos que el alma se divide en clones, fractales o en
su caso, en diferentes partes o cuerpos unidos en una
realidad familiar. Esto tendría sentido para comprender la
dependencia entre ambas criaturas descabezadas de la
fuente matriz, quizá porque en su diversidad se halla una
relación de inherencia encarnada y bien atada. Esa columna
o corporeidad múltiple se puede extender a primos o
cuñados y hasta nietos extendiendo las ramas para tener
mayor control. Esta suposición rúnica, del todo
incomprensible a los ojos de quienes andan condenados al
sentido arquetípico de un nosotros unitario, nos hace
sensibles a una verdad muy oculta y más que resguardada.

Entre los indicios apocalípticos encontramos un sentido


que ignora principios y razones para equilibrar una realidad
bipolar, no dualista al no haber sabiduría que avale a una
humanidad enroscada en sus vínculos de sangre y timbre.
Resulta poco eficiente acudir a la doble negación para dar
sentido a lo real y a la inversa, pero la dualidad concluye en
una encarnación esencialista, frente a una posición, por
ejemplo, performativa. Ahí radica la situación de autonomía
en su aspecto positivo, barajando con arte el principio
existencial y el de la acción, en tanto que asumimos la
diversidad de soluciones sin tensiones hacia el ser.

El sentido vertical de la existencia sería una singularidad


límite, donde nuestra unidad de sentido no implica
pertenecer a especie prediseñada, pues se puede revertir el
engaño ancestral saliendo de esta matrix holográfica. Sin
perder tiempo con el género o procedencia antropológica,
el acontecer del ser subraya un procesamiento dinámico de
los hechos o de su apariencia tan aceptada como realidad
primera. Ocurre algo parecido con el acontecimiento, tiene
validez como marca ontológica, no en su haber originario e
imprevisible, a partir de la no verdad hasta que suceda.

73
Dejando de lado la elección en el acontecer, el resultado
parece ir en la misma dirección cuántica, viendo así una
libertad sin límites de hecho, pero no sabemos si hay
libertad en el pensamiento instruido en general.
Principalmente, nos constituye la fuerza precisa unanimista
para congratular al espíritu, en el instante mismo de
experimentar una conciencia particular. Entonces a qué
viene ese temor infundado de subjetivar lo subjetivable, si
no hay referentes aberrantes del nosotros, y en todo caso,
nos precipita a ser impersonales.

La infinitud en el orden de la conciencia absoluta permite


que aún subsista el contraste entre la objetivación de los
sentidos y la subjetividad de una teoría del conocimiento.
No es tanto el objeto de palpar una frecuencia o unidad
empírica, lo que finalmente interesa sería vivenciarse como
hecho relacional-causal, aunque sea en un espacio
imaginario. De ser eunucos emocionales o entes
incognoscibles para la psicología, sintéticamente tentados a
representar una naturaleza existencial, lo mismo sucede con
los parámetros fidedignos de la realidad.

Una abstracción por muy ilegítima que pareciera es más


interesante que la búsqueda de la verdad de la propia teoría,
cuya validez procede del pensador en su totalidad de una
realidad uniforme. En la línea de soporte personal o vínculo
con la transubjetividad hay un ligamen biopsicosocial en
relación compleja, y en tanto en un adentro y un afuera del
yo las aguas primordiales del conocimiento se bifurcan en
nuestra mente, en lo vincular se entrama lo propio de cada
sujeto singular respecto de su génesis.

De haber un presupuesto lógico, diríamos que nos


mantienen en la ilusión de una realidad flotante, a gusto de
cada consumidor y, aquí se engaña quien quiere y como
puede. El fundamento de tal cual doctrina hace que la

74
representación del ‘yo’ vaya de la mano de una mentalidad,
tan incierta como improductiva, mientras que se entretiene
con mantener la sustancialidad de una idea, ligada sin duda a
una desmesurada autoconciencia.

Lo que se contrapone a una realidad óntica al margen de la


conciencia, ya que es indemostrable que la haya como se
pretende generalizar, viene a reducirse a merced de la
condición lógica, es por lo que la conciencia no puede
conocerse a sí misma. Quizá no sea necesario porque lo
originario se mueve en un suelo sin cimientos y sin objeto
propio, respecto del conocimiento limitado individual. De
modo que la opción de objetivar la realidad es subjetiva, o
simplemente nos da a la conciencia la valoración necesaria.

El deseo de alcanzar verdades inamovibles es de una


cobardía manifiesta por cuanto la persona se deja influir por
sus contenidos inciertos, en vez de remover los cimientos
de la intuición para contrastar lo que de lejos podría
parecerse a una verdad. Lo bueno es que eso nos permite
ser libres de interpretar, elegir la apercepción misma de los
sentimientos, más allá de que resuenen o queremos conocer
a fondo. El objeto de estudio accesible a la conciencia
permite la unidad sintética que nos da sentido y vértigo al
mismo tiempo, por el hecho de ser una mera construcción
del cerebro.

Lo cierto es que de acuerdo con el grado de percepción de


lo que entendamos como realidad, teniendo conciencia de
que, si existe la nuestra, vendría a ser lo que determina la
voluntad y la única alternativa ante esta construcción.
Partiendo de la idea de que hay situaciones incomprensibles
más poderosas que la propia razón, una buena constante
sería el equilibrio entre los deseos propios y los límites de
compenetración en ese camino hacia la plenitud.

75
De cierta manera, nos encontremos en sintonía con una
simbología recurrente para evitar sentir la ausencia de un no
sentir, libres de que la propia existencia ya es un acto de
rebelión absoluto, según Albert Camus. Un sistema virtuoso
es una forma más saludable, a pesar de aquellos que
inventan su propia virtud por sí mismos y extralimitan su
bienestar sobre los demás. En cambio, la singularidad es
una virtud necesaria para defenderse como último recurso,
o en su caso de una coacción directa. Su bondad singular es
una clave para exponer la maldad álmica mediante ese
espejo de la realidad y su despilfarradora manía distractiva.

La idea de un despertar es dictada por el estrecho espectro


de conciencia, no se si perfectamente programada, pero que
por sus frágiles egos acaba sucumbiendo en el olvido y la
indiferencia espiritual. Con frecuencia se ha usado el talento
y la armonía en una dirección equivocada y perversa,
impostora hasta la médula y subyacente ante el hecho de su
telón de fondo fractal. A nuestros pies el agua envenenada
representa el borde del precipicio persistente, del que
alejarse es imprescindible para su desaparición cristalina.

La evidencia de una realidad holográfica es en el fondo una


fantasmagórica falacia que por desgracia pudiera ser tan
sólida como inexistente. Hay un desprecio por la realidad
primaria que se erige de una manera directa, y de sus efectos
de una impresión de inquietud. La estética de la visibilidad
configura entonces el fenómeno extraño como una
impresión de fascinación ante una sensación visionaria de
un ideal, hiperbólicamente hablando. En algunos casos lo
maravilloso está contenido en la melancolía y es de carácter
supranatural porque así lo queremos armonizar.

Conviene percibir el fenómeno de asimilación iluminando la


identidad que resulte reveladora y evocadora para así,
transformar todas las debilidades humanas. La

76
escenificación del ser nos permite imaginar una realidad que
supera el orden de lo racional y de lo natural, dentro de un
conjunto de realidades que podrían causar una impresión de
fascinación y desconcierto de forma conjunta, y así
funcionamos mejor, enumerando todas las miradas
naturales de la vida pasajera.

77
78
SEGUNDA CORTE

Una segunda cara se oculta en cada historia o visita al plano


de las experiencias, y entre lo asustadiza que es la utopía y la
emoción de lo inconcreto, esta quimera conquista en
silencio un corazón aferrado a una fértil creencia sobre sus
propias conclusiones. En esta segunda corte deconstruimos
con la misma curiosidad estos sentimientos subatómicos
para viajar por las profundidades del indiscreto espacio
benedícite y sin prescripción lineal.

79
80
7. UMBRIAN

Cualquier visión reinterpretada por la continuidad de


nuestra memoria coexiste entre las situaciones particulares
de nuevas realidades y de nuestra conciencia. Notablemente
somos una representación simbólica de nuestra identidad
interior, pero no en su versión creativa, ya que la mayoría
descodifica al baile de las energías sutiles y sin ser
conscientes del torrente atómico y sus probabilidades. La
ciencia no ayuda en nada, tan solo disipa el significado de
los patrones en base a ideas mayores y contrarias a la
verdadera naturaleza sintiente del ser existencial o
reencarnado.

Comencemos por un trabajo limpio a nivel personal y sin


retórica, manifestando una oración álmica en torno al
vínculo natural con el resto de la arbitrariedad, pero sin
rozar la idolatría y el desencuentro con la anarquía. Es
tiempo de buscar hacia dentro lo que refleja el primado de
la libertad, tomando respetuosamente su consistencia moral,
pero con entusiasmo el clamor por la verdadera
universalidad de nuestra identidad. Es posible imaginar una
cultura del discernimiento y de la fidelidad como modo de
ser una verdadera savia sin perder su hondura espiritual.

Lo mismo sucede si se convierte la posesión del alma en un


acto que emerge inmanente, casto frente a toda
manipulación inhumana, de corte seminarista o si se quiere,
ofreciendo con amabilidad lo conveniente de hablar
reconocidamente. Y en esta prueba de declamación crística,
puede decirse que la experiencia delirante de un ser
movilizado en esencia, se nos remonta a un entendimiento
feliz sobre lo primigenio. Sentir en carne propia el aliento

81
sublime de cuanto resulta desconocido y tentador, tanto de
apreciarlo como de revertirlo y enderezarlo, simplemente es
una inocente reverencia a la exención y omisión del
contrasentido.

Una disculpa a tiempo se percibe honorable, la deriva que la


voluntad debiera tomar en cambio, si ejerce la integridad
moral, alienta a asumirla con pluralidad de opiniones, pero
bajo una sola conmiseración afectiva. A lo que el tedeum
señero que compromete a estar en armonía con la doctrina
del semejante, es una discrepancia de técnica narrativa para
endulzar el camino medieval en la que toda la acción esté
completamente justificada y razonada. Basta ilustrar la
finalidad ejemplarizante a un propósito más elevado, frente
a la amenidad que nos reconecte con algo sustancial.

Esto vuelve a demostrar que las ilusiones no son más que


otro recurso en la memoria, mientras que la sensación
emocional ha tenido tal esplendor en busca de lo
desconocido y maravilloso, que vale la pena seguir en
consecuencia, bajo la senda de la interpretación original,
aquella que nos resuena directamente. Y es que salir de la
propia individualidad comprende reconocerse finito, pero
sobre todo necesario para entrañar la invención de lo
humano como voluntad, pero implicándose en sus fines.

Llegados a este punto, dejamos a un lado al ser humano y


elevamos la mira dimensional, en tanto que ahora el
tratamiento ha de ser como ente universal. Al activar la
habilidad consciente se extiende a las realidades más allá de
lo meramente perceptible, de manera que nuestras células
precognitivas crean un vórtice energético desde y donde las
potenciales realidades esperan ser elegidas. Mientras el
grado de percepción de la realidad vibra alto en pocas
conciencias, abiertas a una construcción del cerebro más
elevada, la conciencia despierta asume una posición activa

82
frente a la existencia orgánica y a cualquier atisbo de
programación.

Si partimos de la idea plausible de que hay situaciones


incomprensibles, adoptaremos una actitud más humilde, no
conformista entre los deseos propios y los límites de lo
próximo, otra cosa es lo que se entienda por lo real. Las
pataletas somáticas se relacionan negativamente con la
conciencia emocional y positivamente con la inadaptación,
en tanto que abre una etapa evolutiva de incremento
experiencial prometedor. Primero, las emociones impulsan
a un éxtasis imaginario e infinito de formas, que como
diamante se irá puliendo en una fuerte conciencia de
síntomas corporales, mezclados con la paranoia de alguna
variable trascendente y la inadaptación social o cultural.

La conciencia emocional es como una madre atrapando en


su vientre al neófito principio de libertad, ya contenido en el
adn y con la misión de comprender su funcionamiento
personal de acuerdo a su alcance. La conciencia de sí
mismos nos distingue de no serlo y poco más, incluyendo
nuestra experiencia simulada por elementos oscuros y en
relación a un tiempo de conciencia activa. La
autoconciencia interna promueve una mayor comprensión
de nuestros estados emocionales y conduce a una mayor
realización en el sentido de tomar decisiones lógicas, lo que
es en sí mismo una contradicción proactiva severa.

La atención plena requiere estar en el momento presente y


mirar objetivamente en su apariencia resonante, mientras
que la meditación invierte el uso de los términos en
pensamientos de narcisismo y compensación. En realidad,
ninguna técnica suma conocimiento, ya que la capacidad de
percibir el yo es una prueba de constante
autotransformación. Quiere decirse, si la dualidad interviene
en favor de conservar la zona de confort, nada que ver con

83
la postura transformadora o crítica sobre la mejora
sustancial de la realidad personal, en su prolífica capacidad
de elegir una felicidad en apariencia.

A pesar de su vanidad, el alma supera al cuerpo creyéndose


puramente espiritual, de este modo abstracto, entre lo
temporal y eterno, mareando con palabras vacías y
derivadas de lo posible y de lo necesario. Aunque la
conciencia depende de un sustrato físico, no podría ser
reductible a su diminuta forma subversiva y predispuesta a
ir contra el sentido común. Resultan algo poco concretos el
carácter y la cultura, en tanto que pertenecen al ámbito de la
ética, y, por ende, es indispensable el vínculo fundamental
que une la esencia propia desconocida con la representación
de un yo figurado. Después de todo, estamos hechos a la
imagen y semejanza de nuestra memoria, cuando debería ser
algo creativo y con autonomía impropia de seguir siendo
siervo humano.

La intuición es la raíz de la consciencia, una de las voces


más influyentes sobre la personalidad, y como un cuerpo
vulnerable necesita traspasar el ámbito de la racionalidad.
En vías de contrastar cabalmente el para-sí deseante, ante el
ser del en-sí existente, lo faltante se encuentra sin relación
con otros seres prerreflexivos. Ser libres es
constitutivamente un proyecto fallido e ineludible, desde
una opacidad de conocimiento de sí mismo, siendo
entendida como una posibilidad de la interioridad frente a
lo adverso externo. A la par estamos vinculando
omnipotencia desde la ignorancia mental, que podrá
experienciarse apenas como apéndice de subjetiva
conciencia, lo que será la mirada incierta sobre una
reciprocidad apropiada.

El infante malestar comienza en el momento que


sacrificamos la formación de un superior ente narcisista y,

84
en la medida que se internaliza o se siente contrariado los
ideales son culpados de inapropiados e irresponsables. Sin
embargo, el sentido único de la identidad podrá despertar
otros afectos menos meridianos o indeterminados. Sólo el
principio es real, lo demás y toda la acción especular sería
teatro, pero parte del juego laberíntico con el que vapulear
en último término a la palabra abarcadora de un vacío
dialéctico, sí cabe. Lo que sabemos, sobre todo un poco
más sobre nuestra naturaleza, bien refuerzan nuestras ideas
en el otro extremo de la estimable caverna.

Veamos en este apartado que de manera rápida con nuevas


parejas afectivas es una estrategia liana, de quienes aprenden
con el contacto y encadenamiento de relaciones
discontinuas o esporádicas. Quiere decirse, al igual que una
parte de la vida se proyecta sin cambios, hay espacios de
cobertura emocional que se prestan a relativizar el acto
vivencial o corporal con un número abierto de
sensibilidades. Una vez que salvamos la idea de borrar la
sensación de soledad, emerge el arte del amor incondicional,
y ello no conlleva ninguna exclusividad.

Tras ese apego ansioso de la mayoría de personas,


generalmente inseguras o temerosas del abandono y el
fracaso socioemocional, una forma de aliviar ese vació o
angustia persistente, queda a merced de la inteligencia
afectiva y emocional. Por mucho que se enquiste el
horizonte no ha lugar ese miedo latente a perder lo que en
realidad no se ha tenido nunca del todo. Más allá del ego no
parece que se vislumbre apenas lo que se conoce como
normal, aunque es de suponer que ser diferente puede ser
ocasionalmente enriquecedor y tentativo de enfrentarse al
mundo.

Si bien, la estabilidad es la distracción frente a la ansiedad,


las relaciones humanas parecen burlarse de esta lectura, en

85
gran parte gracias a esa situación idílica de aceptación y
armonía consigo mismos. Algo que se transmite como
aprendizaje mitificado por quienes carecen de sintonía
cósmica y transitan con el mismo calzado. El uso de estos
colores que reinciden en la creación vanguardista, no tanto
aparente como si espiritual, por lo menos garantiza un estilo
único y delicado con lo que reubicar los archivos secretos
del alma.

86
8. DUENIXIAN

Teniendo en cuenta que aún puede recordarse la


experiencia de género en ese espectro blanco que representa
la conformidad con el paraguas, para no entrar en conflicto
de intereses con el universo binario, se ha fomentar la
conciencia al margen de los pronombres y la neutralidad de
forma. Es por la falta de vínculos directos, que la
personalidad maverique es poco convencional, y es más por
una neutralidad estética que se aprecia como algo
inconformista respecto del entorno, no así consigo mismos.

A diferencia de un tercer género, el blanco denota


independencia y autonomía, como podría ser desde el negro
o por extensión el gris, ya que toda simbolización se
construye fundamentalmente para tener un control sobre
identidades validadas científicamente. Quienes sentimos la
realidad en un plano de afinidad demigirls, partimos de una
base que fluctúa entre una fluidez y una consistencia
perfectamente compatible con la madre naturaleza.

Prestando atención a la poética kymeniana y su


omnialineada bandera, libre de conjeturas intelectuales, la
conciencia de la realidad en todo momento se considera
combinada con el discernimiento liberador. Quiere decirse
que, en el caso de un cuerpo que piensa en su totalidad
sostiene a la personalidad replegando sobre sí, una función
ideológica no transcendente, en todo caso disolvente y
subjetiva. La inteligencia a largo plazo es una distracción de
los sentidos, y si no comunica nada que permita dialogar
con la conciencia, las ideas reduccionistas campan entre
simulacros de una vida modelizable, no ejemplarizante.

87
A fuerza de menstruar conductas reversibles, una sociedad
desorientada como la occidental, no aprecia muchos de los
errores del pasado y no augura una mejor explicación de la
conducta. La correlación mente-cerebro dista tanto de otros
recursos sensibles a la afectividad pudiera producirse en
base al enfoque teórico bajo el cual se trabaje. Pero aquí, la
teoría recala varios cambios orgánicos que pudieran
producirse, simplemente derivados de su propia irreductible
concepción originaria u original, en el mejor de los casos. Al
hablar de una alteridad deseada la asimilación en ese abrir
caminos se asienta en la misma motivación inconsciente.

Presuponemos que una afirmación personal en cuanto a ser


demigirl se identifica parcialmente como transfemenina,
susceptible de presentarse entre la racionalidad y la
moralidad, bien precisa y meritoria. Y hasta podría decirse
que la respuesta holística, como posibilidad cierta de pensar
entre la conciencia y el mundo, atisba y confronta lo que
significa acceder a la realidad existencial última de la
condición de ser humanos. Si miramos al cuerpo como
vestido por la experiencia de vivir, la forma plenamente
consciente de una prenda favorita, es una interfaz estimativa
y no tanto subjetiva de la persona.

La modelación en cuanto a un género sentido, nos


transmite una serenidad, no tanto compleja como civilizada,
y en esto, las técnicas del cuerpo intervienen de manera
enriquecida, dejando al atuendo en manos de una estética de
percepción particularmente enaltecida. Al observar un ideal
esencial de la figura, la mentalidad sugerente o estimulante
es una forma socialmente aceptable de ostentación erótica.
La exaltada sociabilidad de la imagen ha llevado marcada
una exposición de apariencia, creativamente preferente.
Esto desempeña una preocupación narcisista que es
inofensiva y comprensible.

88
Aunque pudiera ir de una acera a otra e intercambiar
detalles en los que subyaciera el equilibrio manifiesto del
papel que juega el contraste, no ha de haber renuncia alguna
de metamorfosearse lentamente, como es considerada en
forma de una gratificación inmediata de las nuevas
identidades temporales.7 Realmente, a todo esto, ha
contribuido el empecimiento de reiterar una sola conducta
binaria, que en el fondo no está claro que pertenezca a la
mayoría. El cuerpo se ha convertido a las normas
contemporáneas, sin oposición metafórica, en tanto en
cuanto, un cuerpo atractivo y deseable parece un perfecto
ejemplo de la disciplina corporal.

Ante la encorsetada figura femenina aparece una revisión de


la historia sin historia, rompiendo moldes y todo prejuicio o
consideración, para quien se avenga a razonar en cierto
modo la vida subjetiva. En general, el cuerpo es vestido
como objeto moldeable y comportado a ser una protección
contra sí mismo, lo que vendría a ser aquello que lo rodea a
medida de un poder tangible o subordinado a otra
individualidad. Es decir, una prenda distintiva hace juego
con esta estrategia de autoafirmación que, a modo de su
ideario social, constituye un elemento de identidad
diferenciada.

La dificultad transicional no radica en reencontrar las


sensaciones tranquilizadoras, sino en canalizar una relación
de afecto y confianza más allá de lo corporal o del género.
Para eludir algunas insatisfacciones en nuestro interior, ser
sociosexualmente femenina es un desafío que abarca
combinaciones de sexo, género y sexualidad, realmente
matizables a lo largo de la vida de una persona. Es por ello
que quien se resta a lo binario, jamás podrá conocer esos

7
Teresa Sunyé i Barcons en El cuerpo vestido en la sociedad occidental, Temas
de Psicoanálisis, Número 16-Julio 2018.

89
matices ni permanecer en un estado intermedio, pues no
tiene un por qué inflexionar en el plano sentimental.

Cada vez que se habla de relaciones que se encadenan una


tras otra, aquellas conocidas bajo el nombre de liana,
propias del duelo por una ruptura, nos provoca hacer una
futura inversión emocional sin rendición. La relevancia de
empezar aprendiendo nuevas habilidades, no solo es que se
repiten patrones y dinámicas de comportamiento, pues ello
conlleva perfeccionar la operatividad de forma prematura.
Aquí radica la necesidad de conocimiento fractalizado y
desarrollado en el alma concupiscible, que le imprime vida
corporal a la mente en un nuevo diseño del mundo de las
ideas.

En cuanto a la parte que corresponde a la verdad, el mundo


sensible propende a una huida inconsciente de energía
discernible, siendo la realidad una amenaza para su bienestar
e integridad funcional. Se estima incompleta una vida como
legado, volviendo a encarnar tantas veces como
experiencias hubiere de concebirse necesarias. Lo mismo
cabe en su atribución y extensión del alma como principio
vital. Esta en sus varias participaciones estructura, en tanto
como pneuma descendiente de un olimpo seminal e
ingenerable por un solo tiempo y unidad sustancial, abrirá
un tiempo donde no hay pasado ni futuro y todo es
presente.

La energía femenina o emafrodita nos conecta con el ser,


con el espíritu único, con la inspiración, con la intuición,
con los sentidos sutiles y aquellas emociones, donde la
energía del corazón fluye para reforzar lo que significa el
aspecto femenino. La mente es un activo que se masculiniza
permitiéndole la supervivencia en función del desarrollo que
le permita su lógica inteligencia. Al adquirir un carácter
eminentemente consciente, le permite no solo adaptarse al

90
medio sino también transformarlo en otra realidad paralela,
que con frecuencia estimula bastante más que una realidad
pertinente, o sea, precedida por una prueba.

En ese jardín dorado donde la reina era la flor ancestral,


aunque luego sirviera de inspiración religiosa, una gran parte
de la diversidad circundaba espiralmente a varios verticilos
libertarios en su fuente creadora. Resulta intrigante cuanto
acontece en la floración desgarbada y autofluoreciente, que
podemos linear en toda existencia o estado inconsciente de
conciencia. Permítaseme esta confluencia de sensibilidades
hasta la floración que entraña una frecuencia especial, lo
cual no es medible ni manifiesta a los ojos de quien
antepone la cepa a la semilla, olvidando que todo tipo de
poder parte ineludiblemente del autoconocimiento.

Desde una ética humanista, primero se ha tratado la disforia


de género o articulaciones disonantes y luego como
categoría productiva circular, ante la comprensión que se
vive y se experimenta en su alto grado de auto
referencialidad. Es conocido que, una discontinuidad entre
las partes corporales y los sentimientos de alienación solo se
entiende desde la noción de identidad nuclear. La
coherencia normativa es intolerable en su origen y
pretensión, frente a la doctrina de la apariencia de buena
justicia y su aceptación social. Cuando se apela a una doble
circularidad puede tener un efecto reconfortante como una
reproducción acrítica.

Por consiguiente, este ánimo subversivo es tan poco


convencional como secuencial, donde además hay que
reconocer que toda separación es parte orgánica de una
polaridad que, sin proponérselo, podría parecernos incluso
generlizada. En este sentido, un replanteamiento de la
identidad presenta dificultades de interpretación debido al
estado de embriaguez transliterada, por mucho que se nos

91
antoja más plausible. La estrecha relación con las emociones,
obliga a replantearse a modo de tipología, aquello que suele
aparecer con pequeñas variantes y para beneficio del sujeto
combatiente.

En este caso, la apelación a unos entes cosmogónicos y su


interpretación acuática o líquida, cumple aquí funciones de
principio primordial respecto de una visión paradisíaca8 y de
un ideal del ethos. No es tanto retornar a lo natural como a
la divina materia en forma de préstamo espiritual, con la
finalidad de alcanzar a comprender la base de la existencia.
De hecho, la vinculación nostálgica es reactualizada como
creencia antropológica, en vez de introducir una unidad
complementaria filosófica o estética. De no haber
dicotomía entre los extremos, la armonía sería posible en
esa humanidad nueva y anhelada por la cultura Cocama y la
tierra del sol.

Tras esta conciencia sin mal se perfila un cenit interior


hermeneutizado y difícilmente entendible mas allá de la
inmortalidad de una identidad. Entre tanto, el juego de
transformar el alma diablo de la tierra en otra ascendida9 a
energía mágica mai, apreciable por los sentidos como aura,
forma parte de ese poder mágico con el que obtener valores
de verdad. A esta ciencia asertiva que cobra vida en objetos
inmediatos y cualidades morales, en su corto recorrido
cognoscitivo, la realidad le permite descubrir en que lugar
del universo moral estamos situados.

Siendo una concepción alegórica la manera de expresar con


los ojos del alma, de repente lo cercano y lo ausente
comulgan en la superficie simbólica, en un intento de captar
la esencialidad graciana, a falta de una interpretación

8 Elíade 1998, pág. 16


9
Tsawa

92
sumaria de una dimensión vertical de la realidad. Y en esta
ascensión añorada persiste la imagen divinizada de todo
cuanto podemos imaginar trascendente, puro o
verdaderamente espiritual del cuerpo, sea en sentido
metafórico o como arca sacra, por muy abstracta que
parezca. Si fuéramos un acto singular en el conocimiento
holístico, nada que objetar.

El yo soy libera en todas las formas posibles sustancias, a de


algún modo en ciertas entidades que están más allá de cada
ser humano concreto. Ahora podemos entender Y la
correspondencia que a veces se da entre estas creaciones y
el resto de la realidad, si amamos una fractalidad encarnada
será la diferencia abierta e indeterminada. Hay quien
condiciona a la libre racionalidad como hipótesis cero, una
externalidad infiltrada y peligrosa si no se comprende o ataja
con la vara de medir a las fuerzas creativas externas. Dicho
así, el ser se hace consciente en un estado de conciencia
alterada sin peaje de ningún tipo.

Pero, con todo, entre las formas posibles de elegir aspectos


externos o aleatorios, nuestra experiencia genuina de autoría
está sometida a condiciones que son al mismo tiempo
apoyos que posibilitan su libre determinación. La frontera
racional es de una procedencia ingente y de esa reflexión,
bien podemos considerar sin tapujos que la libertad humana
no es absoluta. Si en cambio, la unicidad identifica aspectos
espirituales y sensibles a la amplitud de la autoconciencia,
que en realidad no dista mucho de la promiscuidad ideal
como opción terminológica.

El pleno reconocimiento del poder de lo sensible resulta


más prometedor en uso de su razón y libertad, si queremos
entender la auténtica fuerza creativa. Además, la persona es
mucho más que su conciencia y su rendición a fuerzas
externas, que por muy lejanas y parasitarias que se diga, la

93
sustancia pensante atestigua la frontera de la persona, no así
de su quebradiza y animada personalidad. Al fin y al cabo, la
propia experiencia es un absoluto frente a la cáscara de la
ignorancia.

Una intuición cercana a buscar unidad en la diversidad es


una abstracción creada en su esencia misma, en la que
acontece el yo puro como contenido de conciencia. El
verdadero Yo, permanece siempre como testigo de toda
salvedad o afrenta al honor y a la apertura del conocedor.
Siendo precisamente pensador de naturaleza objetiva, el
juego propone ser conocido en la aprehensión de advertir
nuestra equívoca naturaleza, una tendencia que conlleva su
libre expresión.

Cuando la dualidad deja de ser la unidad esencial, puedes oír


al verdadero Ser clamando justicia trans-personal, entre
otras aberraciones cuando lo conocido no es cognoscible.
En tanto tal, la imaginación socava hasta una crítica
turbulenta e indefectiblemente, se transforma en condición
de lo atractivamente representable o incluso de lo factible.
Como asimismo amenaza su paradigma de delimitación
racional, a partir de lo inactual o de la inversión polivalente,
explorando la singularidad como única fuente de
demarcación sobre la arbitrariedad y la paupérrima
modernidad.

Hay muchas razones de ser y de obrar, en función de la


manifestación más real y como medio de quienes se
percatan de su insensatez o algarabía ocasional. Aunque la
dejadez es propia de mentes altas, el sentimiento científico
de cada aliento de vida, se deja llevar por la corriente de las
pasiones y de otras quimeras. Y en este orden de
intenciones, la racionalidad aparece como salvadora esquiva
en nombre de un equilibrio ficticio, ya que no sabemos el
origen de la existencia o la hondura de la propia ignorancia.

94
La mirada más arraigada se funde con un desprendimiento
de lo que se asocia al alma herida, lo cual complementa la
propia esencia hasta el punto de que todo diálogo impone
renuncias en marcha. En conjunción con las delicias de la
verdad incipiente y alentados por la esperanza de su
consecución, cada reflexión enhebra una vida iluminada y
en particular de quienes hablan sin palabras.

Tal como refiere el lenguaje divino, a la contemplación de


toda dimensión le es posible diferenciar en su comentario
una alusión al Infinito, que se identifica tanto con una cosa
como con su opuesto. Aunque se dice que seguimos un
libre albedrío, no hay paso que no traten de amputar entre
todos los aspectos que conciernen al pensamiento. La
Sabiduría da vida a quien la posee, pero no la vida, en todo
caso a quien es capaz de discernir su impronta frente a esta
burda simulación cabalista.

Según parece, no sabemos nada de estimular la vida más


profunda del alma ni como liberarla sobre razones
abstractas, quizá porque se percibe la relación afectiva como
el misterio cristiano o poético, y no en la forma como
podemos renovarla o implementarla. Se decreta un mundo
con cuantas cosas contiene, de modo que en él está la
sustancia natural a merced de su disposición renacida.
Entiendan hasta su final cuan unánime se argumenta la
magnitud de las necesidades y que, poca humildad suele
acompañar a su alcance espiritual.

Una idea comprende una ley sagrada local, en realidad la


interpreta de acuerdo con compleja divinidad o esencia
habitual. Según la incluye en su acervo patrimonial no habrá
forma de sustraer la epíclesis emafrodita, reservada a
quienes invocan al sentido natural y protector de una diosa
benévola cuyas atribuciones confieren verosimilitud a ser

95
auténticas almas libres de toda programación. Me baso en
las personas de la realidad, fundamenta Gemma Pasqual al
cambiar en cada narración una parte de la personalidad, en
este caso del personaje, curiosamente ficticio.

Las relaciones humanas configuran la historia con palabras


que determinan si su estructura prevalece o se desvanece en
un tiempo incoherente y despiadado. El objetivo vital se
enmarca en la descripción de la verosimilitud temprana,
antes de caer una vez más en el laberinto minoico. La
cuestión es si con esta salida simbólica se obtiene el
beneplácito de la suerte o, por contra, se alcanza la
resurrección espiritual que el iniciado ha de obtener en vida.
La prisión del cuerpo no abarca al alma, por lo que la mente
ha de sorprenderse de su incapacidad infiel ante los vientos
estelares que establecen los vínculos secretos con lo cercano.

Ahondando en el interior abierto del ser y la interpretación


protectora de sus atributos, en calma y sosiego, podríamos
decir que su verdadero propietario espiritual conspira entre
la ocurrencia y perfección. De momento, solo la gracia
divina explicaría la extremidad angelical en estado de espera,
mientras las personalidades distraídas emergen de las
profundidades del yo, queriendo asimilar la brillantez de su
vivencia. Pareciera apreciar una deriva de salvación en cada
sentimiento de complicidad con las musas y sus colores.

Ya inmersos en lo estético frente a lo siniestro, fluye una


tormenta de creaciones imperceptibles como divisa de
reiniciación dármica, para poder evitar que lo arrastre la
corriente y única forma de salvarse. De este modo, una
doble vida alternaría diariamente con la rutina impostora
sobre otra identidad menos estrecha e incapacitante,
quedando sumida en un mágico encantamiento. Al final, no
hay más de doce almas gemelas en la vida de una persona, y
este mismo número cuadra con las doce personalidades

96
encarnadas y vinculadas a nivel de alma.

Una asociación del alma connota todo tipo de relaciones


viables, así como supone intrincadamente que no significa
necesariamente dependencia alguna. Creamos interacciones
porque el alma anhela nuevas experiencias, crecimiento y
evolución, tanto de manera extrovertida y sin fronteras,
como desafiando una determinada categoría de tu vida, al
no necesitar imperiosamente a otra persona para
completarte. Bastaría desarrollar esas doce interioridades
esenciales, habida cuenta que hay causas espirituales que
trabajan para traer más amor y conciencia.

97
98
9. DEMI-PENUMBRIAN

La forma base, por ejemplo, de un color unificado resultaría


engañadoramente fácil al entrar en contacto con la
superficie, pues en su perímetro de largo, la luz es
proyectada de forma experimental. Quiere esto decir que
una personalidad alcanza la misma lumnosidad telescópica,
pero entre la plácida visión y la lógica pueden devenir
ilusiones ópticas en concordancia con lo inaceptable. Ante
un fenómeno tan perturbador y con un abismo por delante,
la persona sensibilizada ante lo insensato, no solo trata de
no invadir su mente, sino que acaricia la posible voluntad de
escapar a la responsabilidad terrenal.

A ambos lados de la razón, como quien trata de explicar un


extraño fenómeno, nuestras olas de procedencia inmemorial
van trenzando la causa de su euforia, de un lado, soñándose
solitario pidiendo fraternidad o de otra forma, no es más
que algo destellante, incierto y nebuloso. En cierta manera,
la inocencia nos sigue llevando a penetrar en esa zona de
penumbra que deviene de los sucesos anecdóticos, y poco
sosegados. Como halcones domesticados, digamos, que vale
la pena entrar al futuro inmediato entre algunas tentaciones
incomparables, dejando de lado todo aquello que supone el
modo de sumar imágenes vinculadas a simples ideas o
deseos.

Ante esa zona oscura, lo inanimado nos enfrenta a un


propósito o finalidad aparente u objetiva, que aquieta la
relación causal y según sea el grado de complicidad, nos
hace entender el mundo con probabilidad de colocarse en
un punto intermedio. Esta posición desvela una parte del
subconsciente y no su verdadera naturaleza criogénica, dado

99
ese supuesto absoluto creador de realidades. La gracia es no
ser conscientes de todas las franjas dinamizadoras de
pensamientos y recuerdos paralelos, pues lo fantástico
deambula en su trayectoria subsecuente de atravesar esa
otra realidad no conforme.

La actividad o acto vivencial, vista en femenino por ejemplo,


adquiere significados inesperados que con posterioridad,
nos enseña verdades esquivas dentro de los reinos del ser.
Literalmente, al igual que el árbol satyagraha representa un
oasis ecológico de conocimiento, el cuerpo solar es una
concisión del intelecto abocado a una frágil modulación de
libertad, algo enclaustrado y a la vez rebosante de vida. Ni
siquiera sabemos en qué consiste la fuente del bien y el mal,
pero en el fulgor de la creatividad las arbitrariedades de la
naturaleza contribuyen a expandir conciencia.

Y en cuanto a instruir la cátedra del saber, digamos desde la


parte menos hiperbólica, la mente depura con su obsesión
de tocar la cosa misma, una posible insustancialidad
respecto a la esencia del filosófico acariciar el alma. A más
amar el saber, lo incondicionado excede en hermosura la
voluntad de entender, no solo la totalidad conocida, sino
que quien se aventura a ir más allá de lo aprendido le espera
el venerable cauce de llegar a la verdadera realidad.

Quien vive de la mano de la admiración entusiasta por la


genialidad y la emulación de la belleza álmica, sabe de la
felicidad respirada y consentida, ya como conocimiento en
sí mismo y cuya pulcritud se aprecia como una verdad
radical de existencia. Dudar de todo es una evocación a ser
un resorte del espíritu crítico, por eso la autenticidad no va
en la línea de la conversión, sino que sigue la más
embriagadora de las músicas erotizantes. Cuidar el ser
conlleva sintonizar la frecuencia de nuestro existir dorado.

100
De no haber ciertas personalidades ilustres o singulares, la
primicia estaría aderezada con la cruda brillantez más
palmaria, cuya debilidad ahoga lentamente el sentido del
misterio. Esta lógica de serena simpleza apela a una
necesidad reactiva, de imaginar orbes reveladoras y muy
diversas, toda vez que la selección natural se desprenda de
nuestra atención. Al no ser vetados de facto, se nos antoja
un itinerario no evolutivo, en todo caso entrópico y
susceptibles de generar una inadvertida realidad alternativa,
nada taimada por líneas de sucesos ni autoenajenaciones
intercaladas por tentaciones inconscientes.

Para dignificar lo que sería el advenimiento de una realidad


de inestimable agudeza filosófica, frente a una inamovible
sentencia o resignación, el género biológico confuta
renovación entre sutilezas argumentativas. La mirada que
tributa más energía espiritual no flaquea bajo la convulsa
dualidad, y aunque se injerta con recelo en el pensamiento y
su ambicionada plenitud, se sume en la agonía del anhelo.
Es tal la huella identitaria sobre la unicidad corporal, que no
deja percibir lo que abarca el amor a la verdad, desde la
luminosa originalidad, ubicable en clave humanista.

El desencanto decadente y desafección hacia la estética del


pensamiento, habiéndose hilado desde tiempos remotos por
esas mentalidades parasitarias, se encuentra desesperante
por acabar una obra satánica, maldita al ser respaldada por
multitud de necios en sus redes. Lamentablemente nos
arrastra a quienes andemos en la periferia de esa dualidad
tan vinculada a la inoperancia genuina, que para que se
engrandezca su causalidad en cuerpo y alma, tendría que
transitar de nuevo a lo infinito.

El punto neurálgico para otorgarle a esta intuición del ser


no dualista, parte de una extasiada frecuencia con apariencia
de rebeldía y anegada a una irrealidad, siempre más divertida

101
y elocuente para nuestro consuelo. Luego, se podrá
tergiversar cualquier anhelo de desdoblamiento o solvencia
arbitraria, pero poco importa a los ojos de la divinidad que
ve todo, simplemente como una extensión imaginaria de su
propia creación. Además, la personalidad contiene un plus
de rigor analítico con el que desmontar cualquier vigilancia
practicada o impulsada por mentalidades errabundas y
carentes de la más mínima misericordia.

Aceptariamos de buen grado a las arduas desorientaciones,


en tanto que ensanchan la vereda del conocimiento y la
vastedad del mundo, incluso sin prerrogativas ni evidencias
científicas, pues alma y verdad solo se contemplan como
unidad filosófica y humanística. Otra cosa es afanarse en
incurrir con despropósito de enmienda sobre la materia,
agónica de pragmatismo y del más elevado gusto estético.
En ese sentido, el rechazo es profeso respecto de quien se
oculta mediante juicio ajeno porque carece de conciencia
creativa del espíritu que le aguanta.

Parece sencillo descorrer el velo de la ignorancia ante la


perspectiva del futuro, inocentes en ambicionar las luces
puras que aproximen algo de felicidad en esta tenue realidad.
La forma de albergar con entusiasmo la magnificencia de la
voluntad, se mimetiza de lo libre que se manifieste la
esperanza, docta en sí misma por su inocencia, no
ignorancia. Seamos o no, una vasta erupción de semillas
resonantes o ruidosas, el intelecto no forma parte de su
dorada sensibilidad espiritual ni trascendente.

De mis deseos cultivados con arrojo y soberanía, diría un


librepensador, persiste el anhelo de saber vivir con estilo y
suficiencia ética. Sin embargo, esta búsqueda si se hubiera
cernido más allá de los angostos límites de lo conocido,
toda espiral estacionaria saltaría por los aires en plena
ingenuidad y efervescencia galáctica. Mientras tanto, la

102
humilde concentración de demandas ajustables a la moral y
a medida de lo comprensible, pululan tan diminutas como
reveladoras en lo que concierne a ser libres, por ende,
subyugantes de obedecer únicamente a la ley natural.

No seamos de justificar todo sufrimiento, cuya diafanidad


se dirige más a emancipar una figura dictada por labios
celestiales, que a perpetrar sobre la angostura de una
identidad no cotidiana. Después de todo, la realidad no es
contundente, y apenas puede definirse con una limpidez
reveladora, si degustamos la idea abnegada sobre la
inmensidad del mundo y su elevada irrevocabilidad.

Me infundiría mayor seguridad haber o traspasar la ardua


barrera de las apariencias, pues hemos de acariciar otras
formas de amargura para valorar la suavidad inmaculada
con la que concitar el favor de las diosas creadoras de vida y
benevolencia. A través de una voz suspendida en un éxtasis
místico podría tapizarse la violencia que no cesa por
doquier, en espera de una nueva resurrección o reencuentro
con lo efímero del poder esclavo del cuerpo y su iris-logos.

En tales instantes, hoy podemos interiorizar un sentimiento


sazonado con un centellar de pinceladas endulzantes y, de
seguro que el uso del cuerpo en sentido técnico, con
frecuencia se relaciona o se complementa con otro. Si la
felicidad consiste en un cierto uso de la energía, la
perspectiva ontológica contrapuesta pudiera resultar mucho
más atractiva e importante, a la hora de comprender si se es
esclavo de un orden establecido. Pero en el caso de que sea
un fenómeno interno y retrospectivo, la cosa socava los
cauces de libertad bajo una resignación patética.

La posición abnegada en un cosmos simulado, significa


derrocar la distracción y otros placeres tan naturales e
inofensivos, que para vencer a la impotencia la pulsión

103
concita toda nuestra atención y el arrojo inmarchitable de
valor y valentía. La fuerza originaria vertebra la posibilidad
de hallarnos de lleno en la indulgencia con todo lo que se
proyecta vivificante y profético. Entonces, la línea temporal
de sucesos contempla asumir lo indescriptible en la
subjetividad y la palabra en sentido subjuntivo, no tanto
cuántico como una esteticidad desmesurada y sin complejos.

De modo fulgurante, la existencia penetra en el mundo


interior y cobra una pureza asumible, de cuantas verdades
se es capaz de predicar o practicar. De otra suerte, la
vanidad perfora un abismo fascinante de apariencias
encadenadas e insolidarias, donde la verdad moral es
diáfana y propalada de manera desaprensiva. En cualquier
caso, cada primado negativo puede interferir en una escala
ética y en el desarrollo de la personalidad, de alcance
inquietante.

La cultura no explica los cambios hormonales y atómicos,


sin una alta creatividad para hacer daño, en lugar de aclarar
la fuente de donde surge un carácter inexorable, entre las
aguas de la vida, sacudidas por el miedo a romper la onda
que inspira a esa partícula dejada de la mano de dios.
Cualquier ortodoxia contradice a la sabiduría en su mismo
monopolio, ya que no puede integrar lo uno y lo múltiple ni,
es admisible en una realidad trascendente. De ahí que se
generen frágiles interpretaciones soberanas a favor de la
historia y de espaldas a la ambigüedad humana.

La asimilación de un posible todo deja en un lugar marginal


a la parte, en concreto de lo que llaman los útiles por su
servilismo y su instrumentalización práctica. Desde la
relación con la naturaleza, a la indiferenciación entre las
personas, el cuerpo propio puede ser impropio o apropiado
por la desnaturalización, si no por la esclavitud del cuerpo.
Al fin y al cabo, la perversión comienza al nacer el cuerpo

104
como producto de recambio, y en eso todos los géneros no
se salvan de la quema. Lo significativo no pertenece al
ámbito de la praxis, tanto como a la genuina voluntad en sí.

De la misma manera concluimos en la poca virtud o


desgana del esclavo productor de materia, que ni perfila su
ser en manifiesta dicotomía. Restaurar la conexión entre
onda y partícula, ya obra en los límites de la ética, donde la
exigencia ocurre en una extremidad del cuerpo, ante la
incapacidad de razonar en términos aristotélicos. Siempre
queda el derecho a portar un conocimiento con pocas
categorías, y es por esto que la centralidad liga el buen
nacimiento con ser noble en estirpe.

No obstante, la identidad se exhibe en un entorno bien


subvertido y anclado a una negra lucidez, y así poder
proyectar quimeras en el ámbito de lo misterioso. Siendo
reales, todas las personalidades diferenciadas llevan a que
puedas disfrutar y hasta renovar esa especie de connubio
entre lo mágico y real.10 La indeterminación social la
encontramos en la ausencia de rasgos genéricos del yo lírico,
en las características de su lenguaje y de sus silencios, e
incluso sobre su espíritu asexuado o declamado.

Como el deseo significa ausencia, al amante indeterminado


se le recuerda por la inquietud reflejada en la sombra, unida
a ese género no desvelado. En otras ocasiones, al género del
ser amado se le esconde tras el “tú” y se le transfigura como
un ser no humano, idolatrado en la imaginación y sin límites
estéticos, con lo que esa relación del yo lírico es sentida en
cada verso insexuado. Lo mejor del alma poeta es que a
través del alma sintoniza la frecuencia de sus ideas.

10
Martín Peón, M. Á. sobre la lectura de Hernández Felisberto: Un
peregrino en la penumbra.
chrome-extension://mhjfbmdgcfjbbpaeojofohoefgiehjai/index.html

105
La razón mediadora sondea los difusos detalles que
sobresalen en este profundo mundo, visible solo como
fenómeno conveniente y no como certero saber. Así el
sentir humano merece la atención unitaria en el que se
ofrece esa parte de realidad mediadora y sin quedar atados a
ella. La actitud de lucha entusiasta por la vida y sus
transformaciones entra en un convivir ortegiano con el
propósito de apasionarse en sus vivencias y reflexiones más
particulares y auténticas o posibles.

Esta razón poética también necesita poder atender la plena


conciencia del conocer propio, lo que María Zambrano
define como una realidad que se centra en lo esencial.
Puesto que no hay más zona oscura que la que no entiende,
la inteligencia avisa de una realidad desconocida, pero que
puede ser más estimulante de recrear de acuerdo a una
percepción intuitiva, incluso deslumbrante. No cuesta nada
imaginar una misteriosa capacidad que supla cualquier
carencia de realidad o conformidad.

La resistencia nos pone a prueba en cada pensamiento o


proyecto de ser, como algo inseparable de los sentidos en
plena catarsis identitaria. Una forma loable de contratacar a
las fuerzas parasitarias sería el transitar una experiencia de
ampliación de la individualidad, tanto en lo social como por
medio de explorar saberes latentes y cualidades ocultas en el
inconsciente. Se puede ser gacela y observador al mismo
tiempo, pues al emerger lo que la cosa no es, lo cual no es
ni por asomo un principio ontológico, se abre la razón a
una expresión singular de la intimidad humana.

Siguiendo los dictados de la confesión agustiniana, debemos


desnudarnos a la verdad con naturalidad, como preludio de
un absoluto conocimiento del ser, pero sin prestarnos a la
vicisitud dilógica de conversión alguna. Al nacer queda
patente una genuidad titánica, ya que con apenas vida

106
contamos de entrada con un verdadero deseo de descubrir
nuestras verdades pulverizantes. Esta idea de emanación
involuntaria puede variar de significado, tras lo cual las
diferencias permanecen de forma latente con sus
contenidos de verdad.

El estilo de autor como modelo de personalidad, es una


forma adecuada de definir a quienes portan una gran
sensibilidad estética, traducible a otros ámbitos de la
realidad, sería referirse a desarrollar técnicas sutiles o
inefables por su grado de perfección. Genéricamente, si
tomamos la tesis filosófica de Mounin, la expresión
personal surge de manera accidental como descubrimiento,
independientemente de lo fortuito del resultado.

Para identificar entre las marismas de la razón cual es el


nivel de adocenamiento o prestigio personal, urge recuperar
como tema vital el sentido filosófico de la persona humana,
humanista o humanitaria. Partiendo del diálogo filosófico
socrático en el que el único universo que nos merece la
atención es el humano, renacido desde el interior, hasta la
ausencia de ataduras que nos conduce a construir nuestra
propia personalidad, la personalidad cerebral viene a ser una
realidad inmaterial autónoma que se proyecta en la
coexistencia y se orienta hacia la transcendencia.

Independientemente de que estuviésemos programados y/o


simulados bajo un domo de plasma vibracional, aquí nos
interesa desarrollar esa parcela del cerebro emocional bajo
la elección que nos conduce a construir nuestra propia
personalidad, de consecuencias imprevistas y asumiendo
que en cada acción se renuncia a otras posibilidades que se
cierran ya para siempre. Esto en sentido material es
cotidiano y no duele perder algo insustancial, pero renunciar
a una relación anímica conlleva un esfuerzo de índole moral.

107
Mientras que la maternidad ha hecho que en lo femenino se
desarrolle el instinto protector de cautela y de cálculo de las
consecuencias lógicos, el malcriado masculino anda
abriendo grutas allá donde se le presenta la ocasión. La
curiosidad en este caso prima sobre la emocionalidad, por
lo que ambos se necesitan para equilibrar un patrón
cognitivo, conductual y afectivo. Sin embargo, esta
estructura social de dualidad se ha fomentado por separado,
dividiendo las funciones y saberes, cuando en nuestro ADN
esta dualidad es intrínseca en cada cuerpo.

Nuestra naturaleza de seres conscientes da todo el sentido a


una vida que está por existir y enfatizarse, y la mejor manera
de experimentarla es sin interferencias ni mediaciones. La
verdad es única y por tanto, una personalidad orbita sobre
dicho principio, siendo la liberación espiritual o ánima, la
referencia vinculante. En realidad, esta vía es la visión
alternativa de nuestra existencia, dado que el único fin de
fomentar un existir positivo no usaría la ironía como
negatividad deconstructiva, sino recuperando en todo
momento la dimensión estética del ser.

108
10. DAENIXIAN: demi-anulian.

Desde la perspectiva mística las verdades del alama generan


amor, deseo, conocimiento y experiencia. En un grado
elevado hay padecimiento y perplejidad existencial, así
como esperanza de alcanzar una luz inefable que cubra
todas las sombras. Sobre esta dimensión de los sentidos
corporales y espirituales, el fenómeno místico o vital
expone la esencia unitaria en todas las experiencias11 y
manifestaciones personales y apropiándose de esa realidad.12

En este sentido, la particularidad humana y su comprensión


hacen de la experiencia algo único, adentrándose en sí
misma, como una experiencia mística que se manifiesta en
un encuentro pleno de los sentidos. La experiencia mística
de género es una necesidad extensible que no ha de
politizarse bajo ningún concepto, así como mantenerse en
la opacidad no se entiende como neutralidad. Aquí no se
trata de sesgar el conocimiento ni la función corporal, en
todo caso de exponer al eslabón sagrado de la feminidad
sobre la necesidad de construir su propia identidad.

Hablamos de realización personal, de control del cuerpo y


verter con toda claridad la tonalidad lumínica de la verdad
material, o sea, de la preservación de los valores naturales y
esencialmente humanos, como seres sensibles y elevados en
conciencia. La propia indefensión racionalista no ha de
inhibir la mística o de la feminidad en clave de ideal

11 La mística experimenta a través de la dimensión humana una plenitud


inteligente, dado que se comunica con el ser y su capacidad de
comprender lo que ha vivido en el mundo.
12
Pikaza, X. y Solanes, N. Diccionario teológico El Dios Cristiano. Salamanca:
Secretariado Trinitario, 1997, p. 23.

109
ontológico, ya que sería traicionar al espíritu mismo que nos
anima a acrecentar la personalidad y sus virtudes
sustanciales. Véase en plena tribulación, como la semilla
estelar no permite deshumanizar esta condición sensible de
todo ser que se precie maternal o místico.

Para circunscribir una personalidad pasiva no hace falta


argumentar aquello latente en su interior, pues su libre
dependencia no anula su discreta humanidad. Esta era de
abertura de conciencia, la condición personal pasa por un
acto crítico y reacción, al ver que se excluye sus deseos de
independencia. De este modo incierto, la engañosa lógica
tiende un manto de aparente normalidad, dando tiempo a
inferir en la existencia de los deseos menos estereotipados,
de cuyo contraste cabe matizar una trepidante sugerencia de
complicidad con la mónada y la pluriperspectividad.

Siendo partícipes de concebir esta angulación de la


identidad femenina, como una perspectiva de experiencia
profunda, cabe resignificar los aspectos relevantes de la
sensibilidad humana como realización no estandarizada. El
enfoque velado de Betty Friedan a las restricciones
emocionales y el miedo por desprenderse de las fuerzas
místicas, nos previene de un quehacer en el mundo que no
corresponda al imperativo moral, donde no hay género ni
diferencia condicionante.

En consecuencia, la causa de la doble moral incardina en su


ilegitimidad, lo que recuerda a un imaginario colectivo
enfrentado consigo mismo y sin condescendencia por culpa
de una dualidad impuesta en condiciones oscuras. Cabe
recordad la época donde el apasionamiento erótico de la
mujer estaba tan prohibido como la inteligencia,13 pero es

13
Branciforte, L. y Ortíz, R. De la mística de la feminidad al mito de la
belleza, Dialnet, 2004.

110
más dramático contemplar a una sociedad caída e las redes
sociales chateando en el vacío existencial, sin duda, por el
mismo motivo de siempre, que no es otro que el
descontento con la rutina y la ausencia de libertad real.

Tener que recurrir a diosas y leyendas para valorar la


omnipotencia fémina, que nada tiene que ver con Dioniso
vistiendo de mujer y su séquito de sacerdotisas en una
intimidad kafkiana, así como exteriorizar su excelencia de
macho viril asociado al toro. De la carencia cívica y la baja
dimensionalidad dual, no parece que estos conceptos se
hermanen en una polarización de menosprecio y temor de
unos sobre otros. Algo similar ocurre con la cultura de
poder, del ficticio saber académico y con la mascarada
festiva escudando su miopía bajo símbolos de repetición.

A este respecto, la sacralización del orden apolíneo viene a


mensurar las capacidades no humanas foráneas, en una
misión de domesticar la divinidad y así cubrir ambos flancos
con los que dominar con la razón, no con la verdad. Hoy se
disfraza la mentira con ropajes artificiales de una
inteligencia no humana, dada en soledad y anulando la
intuición, de manera que el burdo artificio tecnológico
imperante es otra forma de alterar la conciencia, merced a
programaciones de liberación sobre lo sagrado.

Y en este simulado nos encontramos combinando la


herencia de la irracionalidad de Ménades, Triades y
Mimalones de inspiración al Himno de Mise, entre
cadencias femeniles cubriendo la superficialidad del cuerpo
y la apología adúltera del semental taurino, pero con un
resultado de convertirse al primer dios hermafrodita. Si bien
la diligencia de género caracteriza a este nuestro tiempo, la
objetividad nunca ha de ser reductora de las ideas y
sentimientos, humanamente concebidos en carne propia.

111
Ciertamente, lo que sí parece fabulación es que durante
tantos siglos se nos ha estado engañando en todo y hasta la
complicidad vaya de la mano hasta niveles poco honorables.
En este desorden y habida cuenta que el origen universal se
fundamenta en el libre albedrío de las almas, pocas ganas de
obedecer nos quedan a los libres pensadores. Realmente, el
mito ahora puede variar a través de la creación de sí mismos,
de no explícita categoría, con una lógica existencial frente a
todo tipo de prácticas rituales o arquetípicas.

El cuerpo y su temporalidad son un reflejo de un universo


imaginario que no necesita ser expuesto a explicaciones
fantásticas ni caer en la naturalización de una ideología. En
cada particular cuento de hadas, la personalidad goza de
iniciativa y forma significativa, de entre todas las variantes
posibles y sustentada en la belleza divina de la protagonista.
Hay pureza allá donde hubiera felicidad, otra cosa sería la
representación gráfica o principesca embellecida por obra y
gracia de unas seducidas y persuasivas musas.

En el prólogo de una experiencia de vida los patrones de


género nos advierten de algunas convenciones o en su caso
expectativas, que pudieran ser incontinentes o disolutas.
Precisamente, el exceso de realidad puede inducir a no
construir un relato tradicional, sino encapsulados y medio
congelados en una estasis artificial, desvaneciéndose el
encanto con otras realidades informes o excepcionales. En
ese estado, digamos de ensoñación, se puede permanecer
indefinidamente y acechando en medio de trampas como el
mito de idealizado de su inocencia .

La exuberancia de lo carnal aparece entre un goticismo


femíneo y una virginidad desnaturalizada, tentando a una
transformación de todos los sentidos. La digitalización del
pensamiento contribuye a tramas de complejidad como a un
lenguaje seductor y aun segundo género, quizá como

112
alegoría de poder o de inmunidad fantasiosa para sobrevivir.
La perspicacia emplaza a la renovación fragmentaria de
pequeñas realidades alternativas a lo prosaico. Nada aparece
como impropio, sino con semblante discordante hasta su
extremo más paródico.

En un inesperado final, la personalidad se revela carente del


apego emocional y discurre en un juego de entonaciones
que suscitan aclarar de forma crítica, si su principal seña de
identidad corporal se corresponde con la encarnación de
atributos naturales irrenunciables. La imagen pasa a
segundo plano o passing, en tanto que las revisiones
descarnadas acechan con desmantelar la crueldad del cuento
y de paso, también de la realidad y su fidelidad textual.
Ambas representaciones conducen a un ensimismamiento
en lo irreal y por parte de los resignados a una imperfección
irreverente de su mediocre existencia.

Antes de imponer las formas míticas en esta simulación


holográfica, la acumulación de experiencias debería servir
para desprogramarnos en conciencia. Si bien han tratado de
oscurecer la percepción de lo real, el molde particular que
nos contiene legítimamente, nos hace tener una actitud
permisiva con lo razonable, despreciando la maldad de
cualquier élite promiscua y sangrienta. Ellos hacer guerras
para vivir de la miseria y corromperlo todo, pero nuestra
virtud les supera en humanidad y trascendencia. Hasta el
impío demagogo en su irracionalidad es objeto de ficción y
víctima de sus programadores, y su suerte es que comparte
el mismo espacio que los despiertos como faro heroico.

El adiestramiento es una instrumentalización perversa que,


no cabe duda de su monstruosidad real y, junto a la
sistematización del dominador, deja tipificado como un
ritual subliminal cual acumulación de ruindad pretende.
Pero para eso la salida del laberinto cuenta con la

113
fascinación necesaria y nunca apocalíptica, para resolver el
enigma como guerreros sagrados, donde la espada resulta
una contrafigura de aprendizaje frente a la tiranía satánica y
sus huestes vergonzantes. Por mucho que se distraiga la
personalidad en su experiencia mundana, el verdadero
poder parte de su insumisión absoluta y de su originalidad
como fuente de generosidad y servicio mutuo.

La materia levítica que invade las mentalidades colectivas se


fija sobre el propósito de lo trágico y lo sublime, dualidad
unida al sentido de la vida encarnada y programada por
seres opuestos al principio universal, donde somos
desemajantes e iguales en el amor. Basta recuperar la
invisibilidad de las moiras o tejedoras de un destino
alternativo de identidad y capacidad soñadora, para
comprender la simbología del conocimiento. Es por ello
que hilamos en clave de temporalidad lo que no deja de ser
una metáfora del devenir en la línea de sucesos, de cuya
propiedad femenina extraemos la esencia de nuestra
presencia finita.

El espacio y tiempo propios de nuestra particular condición


de hilanderas se contrapone a la cancelación eugenésica del
libre albedrío, pues forma parte de una genealogía
desconocida. Somos una versión austera, puesta de
manifiesto hasta en el adn ambiental, pero que se obstina en
lo biológico como única base para categorizar la capacidad
de tejer una actitud combativa. Que biológicamente tenga
un color de pelo no constituye una verdad, en todo caso un
apariencia visual bajo una determinada frecuencia. De todas
formas es una pérdida de tiempo dialogar con la mayoría de
una especie, ya predeterminada a su simplicidad orgánica.

Al igual que Atenea tejió la escena de su propia victoria


sobre Poseidón, nuestra sabiduría del sagrado femenino
hace que recordemos esa victoria alada en una forma

114
estética, donde la razón es cortejada en profundidad y
además, posibilita el surgimiento de lo que hubiera
permanecido reprimido o atraído por el laberinto de lo
desconocido. A propósito de expresar las emociones, el arte
es la creación para un sistema de vida liriano y eso significa
que aceptar las cosas tal como son, viene a representar la
finalidad de nuestra evolución como pura conciencia.

En esta situación es necesario interrumpir el lavado de


mentes sobre lo qué somos y apostar por la verdadera
realidad, ya que los absurdos sistemas de creencias y toda
forma de manipular forman parte de una herencia de baja
frecuencia energética. Aunque ciertas entidades oscuras nos
hurten los cuerpos energéticos y vitales, no parece que
puedan modificar lo más preciado de la humanidad, la
responsabilidad de portar un alma singular e intransferible.
Hay que finiquitar la primacía de la técnica antes de que se
desvanezca la idea del mundo como universo.

Es considerado defenderse con argumentos, no con razones


extremadamente emocionales, por lo que al igual que el
amor que no das es el dolor que cargas, la verdad solo
puede percibirse mediante un cambio de conciencia.
Imaginarse con otro género, forma o idiosincrasia, sería un
juego en el que desarrollas el libre albedrío o simplemente
se acaba siendo un sirviente. LLegados a este punto, o
realizamos un salto cuántico o quedaríamos bloqueados en
una situación de resignación, infinitamente mas deprimente
que el reducto binario y dual.

Lamentablemente, es cierto que aún persiste la parte


egoica bloqueada en su propio redil, que la cobardía de la
inmensa mayoría de la especie les hace ruines ante el
prójimo, hasta niveles preocupantes. Por lo tanto, no
debemos adorar a nadie, cual es parte de una naturaleza
irreal y, de hecho, las probabilidades más altas para

115
sobrevivir en un mundo hostil, donde hay humanos que
venden a sus semejantes, por ejemplo a niños ofrecidos en
sacrificio. No se entiende que haya tanta apatía aquí y ahora,
aunque en toda parcela de dominación queda en entredicho
la defensa de “todas” las posibilidades para ser plenamente
un ser humano digno.

Nuestra esencia lyriana es una verdadera comunión con la


naturaleza, no acabar embolsados en ciudades de hormigón,
prácticamente separada de la tierra. De ahí que cuando estás
creando tu realidad y tu espacio interno, nada ni nadie
puede invadir o violentar nuestro libre albedrío. La ruta
pasa por elevar la vibración personal y colectiva para dejar
de pensar que estamos hechos de materia y con la mente en
blanco. Aunque, para aguantar lo que prevalece en la
mayoría de la masa no crítica, mejor separarse antes de nos
lapiden con su ignorancia y su velada crueldad draconiana.

Se habla del síndrome de los 100 monos para liberar la


tierra de oscuridad, y eso lleva a pensar que esa aplicación
sirvió para crear un sistema binario, meramente
reproductivo y desde luego obediente, tan servil como
impropio. Imaginemos que los bolsones de resistencia se
quiebran y que unos perecen en su densidad, otros se creen
que jugarán a la maestría de la vida impartiendo lo que
creen haber aprendido. Hasta ahí, el ser limitado que cree
haber resucitado de la oscuridad, pero que no se atreve a
cambiar las bases de un universo que no sirvió de ejemplo.

Quienes sentimos la personalidad como algo no creado,


sino imprimida holográficamente, vamos a visualizar esa
doceava densidad que según parece no conlleva la dualidad
dentro de ella. Si la vemos como techo, la vida se nos va en
el camino de ida, eso sí, aprendiendo a sentirnos de frente
como unidad neófita de conciencia. Desnudar la mente
puede ser una forma de acabar con las diferencias o, en ele

116
peor de los casos, separando por incompatibles a la mayoría.
Pensemos si en una quinta densidad la capacidad de ser luz
no invalida algunos sentimientos vitales o naturales.

Sigamos imaginando que en esa densidad por encima de la


undécima, al mirar hacia abajo se supone que descubrimos
el origen de nuestra condición divina, pero que por
curiosidad o deliberadamente se nos empuja en el pasado a
caer por la escalera del destino a una tercera densidad,
traficados por una razón comercial, antes que espiritual.
Seguramente que habría quien volvería a jugar esta partida
macabra porque les excita la incertidumbre, mientras que la
otra parte no parece que desease volver a un experimento
tan primate y vejatorio.

Es inconcebible que no nos recuperemos como formas de


vida que pueden evolucionar por sí mismas y con libre
expresión. La razón de la desigualdad se debe a nuestro arco
extremo de emociones, que no pertenece al género
femenino como tampoco crear el pensamiento sea
atribuible a lo masculino, aunque el poder performativo
sería menos radical y no menos creíble. De igual manera no
puede demostrarse de ninguna manera, que en la tercera
dimensión sea el humano quien crea su realidad, salvo que
lo termine creyendo.

Hay quien afirma que vivimos el fin de la inocencia, pero de


la misma consideración se podría pensar que la vida solo se
puede concebir ingenuamente. Luego es oportuno vibrar en
una frecuencia que nos resuene, mientras que en un nivel de
alma se nos supone multidimensionales. Si fuera cierto, la
trampa de miel ha sido creer en una democracia fallida y
acomplejada, en lugar de alcanzar la libertad responsable en
forma de autodeterminación, esta es la condición para
ser incondicionalmente responsable de cada identidad.

117
LLegados a puerto, para evitar la atención de la mentira
escondida entre dos verdades, la realidad ha de ser
configurada como ejemplo de un vientre que alberga vida
en su interior, aislado de un ambiente externo hostil. Ahora
se trata de ser imponente de una singular conciencia
humana y única, vibrando como espíritu de realeza al que
pertenecemos como herencia galáctica. Esta creación
implica no retener el amor ni la personalidad en su
integridad, ya que causaría desintegración celular. Cabe
recordar que, todo poder persigue doblegarnos para que
entreguemos el libre albedrío sin condiciones, lo cual forma
parte de una realidad contranatura y sobre la que hay que
actuar urgentemente.

La expresión correcta sería que somos una compleja red de


pequeñas cosas como moléculas de intento, pero que el
enfoque de percepción nos genera una perspectiva ficticia y
poco fiable. La respuesta entonces a una duda sería eliminar
la pregunta por inconsistente y aceptar lo que sea
beneficioso para el ser, no por ser deseo. Al ser cuerpos de
energía de plasma de la superficie de la humanidad,
miremos al agujero más profundo de la subconsciencia
colectiva y echemos a volar la imaginación.

La clave para una salvación humanoide que anda algo


perdida sería recuperar lo genuino en el interior, ya que por
muy oculto que esté, se hace necesario para no seguir en la
ignorancia y una destructiva tendencia. Claro que la
alternativa es un mundo como lugar de conciencia velada,
donde la materia es causa de intención movida por
emociones. Y encima esa misma materia opaca una
iluminación que previamente se habría ocultado
maquiavélicamente. La prueba de exámen consiste entonces
en obtener conciencia sin recursos, pues la ley de
consistencia es la excusa perfecta a la hora de creer a ciegas.

118
Cuando hay rechazo interno es una forma indirecta de
llevar la verdad a lo indefinible, pero sin retroceder en la
graduación de fisicalidad. Entendiendo que nuestro
propósito de crear ese Ser que nos obliga a centrarnos
individualmente, aunque exponiendo fragilidad antes de
alterar la visión responsable, según se integran las
experiencias de cada una de las vidas, lo importante radica
en legitimar la redención mediante un acto de amor propio.

Continuemos con la auto-responsabilidad y lo que significa


la auténtica soberanía, si hemos querido ser así, tal cual
estamos dudando entre entender o temer. Ahora la
perspectiva identitaria se exhibe gratuitamente y entretiene a
la espuria bajeza moral de quien no se mira, entre otras
cosas porque tendría que volver a encarnar desde el
principio. Nadie ha de demostrar nada a nadie, razón de
más con aguantar la carga ofensiva que arrastramos desde
tiempos inmemoriales. De hecho, para que se nos exiga
perfección, en algún lugar debe haber ejemplos creíbles y a
ser posible duraderos.

Sería una ocurrencia real el ser totalmente conscientes de


que la tecnología fuese suplantada por la conciencia, en
tanto que dejásemos de estar en un mundo de severa
vulnerabilidad. Pero para hacer llegar la idea de generar una
realidad personal se requiere un dominio de pensamiento,
algo como traerlo a ser en la nueva realidad y representarlo,
más que objetividad filtrada, haciendo que nos percibamos
con respeto a nuestra incondicionalidad. Atraemos y
magnetizamos la experiencia personal en base a creencias
abstractas impuestas o, por el contrario dejamos de tener
esa conciencia velada.

Algunos continentes han sido puestos en la mente grisacea


de humanos para no pensar y eso significa que no soportan
el libre ejercicio de elegir por sí mismos, justo como un

119
ciborg se esposa con su alma atrapada. Esta separación de la
esencia se asocia a un sentir egóico sin trascendencia alguna,
que para más infortunio les lleva a depender de otras
mentes a la hora de decidir. Sin embargo, la liberación no es
parte de decidir en un momento particular, sino de
singularizar la condición humana por encima de razas,
géneros y lenguajes compartidos por una mayoría o minoría
de súbditos apocopados e inconscientes de todo.

Se dice que lo desconocido es el presente, en tanto que por


encima de la dualidad se construye u origina la intención en
forma de orden. Hay quien dice que esa intención
literalmente es vaciada para crear la forma del cuerpo.
Luego de mirar atrás y nos veamos a nosotros mismos en
esencia, saludaremos al alma que nos permite ser como
proyecto. Lo interesante es comprobar que en esa doceava
densidad la intención del Ser órbita la mayor posibilidad de
vida, cuyo secreto no puede ser otro que la clave de la
singularidad.

120
11. SYNODIAN: demi-sideralian.

Podría ser que nos demos cuenta de cuando la conciencia ya


no responde a estímulos y no hay forma de reaccionar ante
una sensación de caos y de la presencia de corporeidades
emergentes. La posibilidad de deformar la realidad es una
respuesta cínica y trasparente sobre la evidencia o, incluso la
vitalidad de aquellos contratos del alma, que por ende no
nos resuenan. Al establecer la existencia o coexistencia de
diferentes ecúmenes, no ya culturales y si, del todo
simbólicos, la transferencia de sentido corre la suerte de
totalizar el pensamiento en un orbe único, uniforme y vacío
de contenido.

Así podemos encarar nuestras acciones para que tengan un


valor universal, que como modelo no necesitaría la
aprobación de mayoría alguna, debido a su alto contenido
en sí mismo de humanidad. A pesar de no estar en ninguna
periferia de nada, la naturaleza convalida cualquier salto
significativo, donde la perfección de cada expresión ha de
ser ecuánime en su origen, no es su valoración residual. Es
evidente que las diferencias se disuelven al converger la
comunicación, pero entre líneas suceden espacios y selvas
de parcelamiento anecúmenes por donde transitar sin peaje.

La humanidad no existiría sin sus prejuicios y rechazo a las


altas latitudes y a las bajas frecuencias, en gran medida sin
comprender el complejo proceso que implica la relación que
existe entre nuestra identidad con la extraordinaria fuerza de
gravedad que nos mantiene en un diálogo erótico de poder.
Los movimientos a partir de una estructura corporal solo
serán indicios de una soberana mente para cambiar la
envoltura y desenmascararnos del todo, en tanto que las
sutilezas de nuestra lángida vida somática se mueven

121
conscientemente mediante una mayor integración entre el
sentir y el pensar.

La sinapsis en plena unicidad del ser contribuye a ser más


perfecto de acuerdo con un orden y una jerarquía, de muy
dudosa reputación y ninguna credibilidad, pero que sin duda
responde a esas necesidades tan mundanas y poco reales. El
cuerpo avatar como conjunto de estructuras básicas es que
conforma una ingesta de prácticas aleatorias y que nunca
serían responsabilidad de nadie, pues se puede apreciar una
curvatura de la razón en cada redefinición del inicio o fin de
la forma de vida.

Pasamos la mano ante el significado del cuerpo para no caer


en estereotipos contaminados, dejando la construcción de la
subjetividad a merced de una inteligencia nada común, ya
que no tendría sentido este ensayo sin excluir a la perversa
obsesión de imponer cualquier tipo de norma al no ser
razonada, sino asistida por una oposición dicotómica. La
utilización del cuerpo mental acallando toda emoción fluida
se propone como algo conquistable, pero no inmanente,
por lo que el destino anatómico14 se encuentra más allá de
un simple sistema binario o sistémico.

La insatisfacción corporal es una idea de la medida de


inconformidad superficial, que contrata con sus tipos de
cuerpo ideales, así como la elevación espiritual necesita de
un consenso escalado y encarnado por unos ideales
inevitablemente proyectados por la existencia. Dada nuestra
conciencia algebraica distribuimos numerosas variaciones
que nos lleva, entre procesos de razonamiento a diseñar
estrategias sibilinas y hasta de mera supervivencia al
desgaste que vamos sufriendo en cada paso.

14
Buzzatti G y Salvo A. El cuerpo-palabra de las mujeres. Ed. Cátedra-
Feminismos. Madrid, 2001.

122
En caso de iniciarnos en incorporar nociones nuevas a
esquemas ya existentes, la expresividad del cuerpo para
adecuar significado latente, de alguna manera para la
conciencia corporal es tan solo una elección del flanco
incidente antes de colisionarse. En pos de asumirnos
del todo libres al atravesar el fuerte viento de la vida
tempestuosa, la presencia estaría articulada en la
conducción de su cuerpo y voluntad, de tal suerte que
la corporeïtas como tal es una forma visible de algo
accidental.

El impetus del existente-tipo legitima supuestos muy


distintos, lo cual equivale a aproximar cuerpo y
subjetividad en un sentido parecido a mito andrógino
sobre cualquier anterior supuesto monista o cualquier
ulterior interpretación. En último término, la admisión
de que ambos estándares dualistas pertenecen al
mismo tipo lógico, ni perturba a la mónada ni implica
negación alguna, pues el propio cuerpo es objeto y
acto fenomenológico.

Como cuerpo estimado, somos un organismo vivo,


sin preeminencia de un miembro sobre otro, y aunque
no haya desunión, la cabeza corona la idea de dividirse
en tres partes, la ignorancia primaria, la templanza y la
estupidez aspirante a una sabiduría material. Solo hay
que recordar una mente brillante asesinada con cicuta y
la avaricia humana. Pensamos en el cargo y la defensa
de Sócrates manifestando la voluntad de un dios de la
verdad, que desde su juventud lo forzaba a consagrarse
a la educación moral de sus conciudadanos.

123
Esta causa memorable no oscurece más que a quien
invoca a lo desconocido rehuyendo al pritaneo de los
elevados en conciencia, que al no reconocerse como
cuerpo, sobre el que no se ha dicho ninguna verdad en
estos tiempos, toda la virtud del juez, como la del
orador es decir la verdad. Mientras tanto, con el uso de
variadas prácticas pedagógicas, hasta el más sabio es
aquel que reconoce, como Sócrates, que su sabiduría
no es nada simbólico.

La revisión de posturas en la concepción del cuerpo


nos lleva a considerar n las que nos permiten hablar
del cuerpo como palabra, del cuerpo como mensaje y
de la hermenéutica emafrodita. Si analizamos el cuerpo
adolescente nos presenta una visión antropológica
monista que adolece en todo momento hasta de
referentes para determinar conductas inteligentes.
Luego, de pretender mantenerse bajo una dimensión
simbólica como la platónica, dado el bagaje cultural, el
cuerpo sería más que una prisión para el alma, un
sustantivo carente de verbalización.

Igualmente, desde la dimensión simbólica, existencial,


subjetiva y relacional de la corporeidad, ya nos asiste el
deseo de transitar la posibilidad de apropiarnos de una
imagen corporal integrada, no violada por ningún
planteamiento pseudodualista o malinterpretado. De
educar la conciencia corporal hay que sustraerla de la
cultura antes de que encarne idolatría o la más
deprimente rutina y en paralelo a la ampliación de los
márgenes de los discursos de la identidad a las políticas
no-identitarias.

124
Estamos en un tramo del itinerario socializado, donde
se propone repensar la experimentación del tránsito de
las retóricas de la identidad, si bien apenas refuerzan
una concepción estética, plástica, estilística, del género.
Más allá de un diseño sintético, la condición identitaria
ha sido naturalizada, no así argumentada en relación a
su compromiso vital o darma, aunque tras tanto
agotamiento político se avecina un ansiado amanecer
dorado.

En este sentido, tu cuerpo si fuera una cuadriga para


que tu espíritu ascienda hacia la luz, es probable que se
refiera a una dirección no funcional, ya que cada
persona suspira por doquier al parar balanceando su
órbita en todas direcciones. Ser y parecer giran en
sentidos opuestos, y es lo femenino resultando en una
activación que conecta con tu bondad. Fraternalmente
se protege el cuerpo en su camino hacia más altas
dimensiones, lo cual significa que se olvida de una
efímera dualidad.

Ni siquiera es necesario ser brillante para vivir de


verdad y sin demasiada sensatez, esfuerzo que se
traduce en la forma del discurso, que pudiendo ser
suavizado, la cuestión de la apropiación del cuerpo
quedaría con limitaciones sobre disputas por los
discursos del poder.

En la diferencia de los sexos las necesidades y deseos


individuales habrá voces de sensibilidades atentas y
con gran lucidez, al constatar que la socialización
conduce los gustos y costumbres por un camino

125
rousseauniano, pero que la contranorma, reconstruye
las inclinaciones naturales. Viene a discurrir en realidad
si el género es el segundo sexo o suplemento racional
del acceso al ámbito público. Sentir la intersexualidad
frente a lo esencial y absoluto no deja de ser una
jugada maestra de distracción soberana y no una
ideología paralela al sexo sequior.

A juicio de cierta crítica la identificación natural rompe,


desde el interior, la frontera del ámbito privado.
Naturaleza llama a la idealización predicada por la
mística, en un intento de ordenar el espacio encarnado
en este arquetipo, como plácida burbuja por la más
pura domesticidad. El mejor exponente de esta
simbiosis introduce a yo soy como calado de imágenes
hiperbólicas de autoconciencia. Es así como cualquier
hegemonía de la forma articula vivencias semejantes a
la primera experiencia de aprendizaje.

Al ser artífices voluntarios o involuntarios de nuestra


identidad, las normas sociales prescriben formas
adecuadas de subjetividad, como diríamos en su caso
asumiendo la frustración de un ideal imposible de
alcanzar. Su vulnerabilidad se manifiesta cuando su
comportamiento individual no puede camuflarse bajo
identidades colectivas, pero en cambio, puede
dinamitar un signo de radicalidad mediante la estética y
el buen gusto.

Respecto a la puesta en escena del género sin llegar a la


mascarada, el paradigma adolescente acepta prácticas
sexuales relajadas como mero conocimiento. Sin
embargo, la teoría queer apunta a coordinar acciones en

126
forma de performance eludiendo el principal obstáculo
de lectura estricta. El arte siempre conjuga una
impostura en relación con un punto de vista
transformista, libre de imitaciones o en todo caso a
través de la ironía sobre las conexiones que son
infinitas con el deseo.

En su momento, a la hora de analizar una experiencia


tan real como sutil o profunda, lo corporal se entiende
que alerta de cómo una cierta inercia del pensamiento
llama la atención hacia la teatralización artificiosa, si no
fetichista a través de la mirada. El reconocimiento
rodea la intersubjetividad transexual, en cierta forma
tan valiosa o más que algo inhumano. La tiranía de la
identidad no debe jugar la partida, pues hace tanto
referencia a su inoperancia o fragilidad como a la
flexibilidad y apertura al cambio.

Cualquier aproximación a cuestiones fundamentales


relacionadas con la identidad, tiene que comenzar
asegurando cualquier posicionamiento con la
naturalidad del género, u orden de cosas sobre las que
es importante solidarizarse independientemente unas
de otras. En realidad, el dimorfismo radical y sus
afluentes imaginan cosas imposibles, pues hay quien lo
espera todo de quien ama sin saber que la
espiritualidad significa sentirse en armonía con lo que
llamamos lo divino.

Así es como el mundo era amable a los ojos de otro


personajillo mucho más simpático que la pequeña
intolerancia, hoja tras hoja hasta poner nuestro
corazón en lo que hacemos. Los modelos de éxito se

127
consideran inaceptables en su excedencia y por lo
tanto necesitamos inteligencia para entender que el
verdadero éxito solo puede esperarse desde la
singularidad. Es imprescindible comprender el respeto
de la persona humana como tal, pero ahora que el
conjunto de la humanidad está igual o más amenazada,

En situaciones de aceptar las consecuencias de las


mismas, la obediencia pierde todo el sentido en base a
su propia interpretación del contenido de la misma.
Para el común de las razones se establece el principio
de la obediencia debida, a lo que la posibilidad de
discernimiento se resume en una sola palabra. Ni que
decir tiene que la conveniencia es insoportable y así
como la banalidad trivializa la responsabilidad, la
maldad se escuda en culpar a otros abusadores de su
obediencia ciega.

Habría que diseñar una ética de mínimos bajo un


reparto de recursos, no de improperios en base a una
culpabilidad inopinada. Si todo cuanto alcanzamos a
imaginar siguiera los principios de beneficencia y de
autonomía, bioéticamente hablando, nada preocupa
por causa de variantes ni de daños o venganzas anexas.
Basta que veamos un clima de temor como se avecina
deliberadamente, para errar el paso singular y ser
arrastrados en la universalización de la ignorancia.

Cuerpo y actitud agradan de un modo noble a quienes


presumen siempre de aplicar la didáctica cotidiana,
ensimismados en un corpus de conversaciones
coloquiales y sin que entre ellos se produzcan males
mayores. Todo bien ordenadito y encasillado o

128
concretizado, dando un rodeo hasta encontrar la
mentira adecuada, cosa que en la singularidad no se
trabaja en equipo. Aunque la ironía descarga sobre la
intensidad, la personalidad recurre a las posturas
corporales que comunican o matizan el sentido de los
enunciados verbales, y si es en clave tendría la misma
validez.

Del mismo modo, la propia imagen reside en la


proporción de uso, equivalencia motivada por la
necesidad de perpetuar estereotipos culturales. Lo
queer representa un salto cuántico de imagen con
libertad y cortesía frente a la intolerancia y la
mezquindad de los necios. Por tanto, resulta crucial
que se vincula al concepto de identidad de la persona,
no así sucede con la personalidad como atribución
incondicional.

De manera unánime la imagen filial, sólo en apariencia


o en su caso, siendo una cortesía interpretada, resulta
poco identificable y exenta de variedad en general. Por
tanto, la distancia social contribuye a que las almas
paradigmáticas desfiguremos esa línea cotidiana
mediante una actitud de cortesía refinada. En cuanto a
una fuerte implicación afectiva y hasta socializada, no
cabría más que el ofrecimiento vacuo hacia quien no
aprecia la resonancia susodicha.

Después de recibir descortesía la interacción es


atenuada y no vale la pena continuar en esa línea de
tiempo. Se puede sentir el cuerpo como extraño en un
medio prolífico y desposeído de origen, dado que en la
adaptación cualquier avatar necesita cumplir un rol,

129
ciertamente despersonalizante en su recorrido rutinario.
Es por ello que las semillas que nos revelamos en otra
directiva, propia y no partícipe de tales aserciones
socializadas y lamentablemente tan asumidas a ciegas.

La herramienta aun personalista o de intensificación de


género se define como estrategia retórica, a partir de la
perspectiva performativa. Luego de quedar en segundo
lugar binario, la implementación de una personalidad
sensible mediante una derivación lógica. Ser fiel a una
forma de sentir sigue siendo un atenuante que implica
mitigar una reductora construcción social, y entre tanto,
en lo femenino se aprecia una mayor difuminación de
los hechos, minimizando un tipo de prácticas muy
diferentes entre sí.

La asimilación del signo ideológico no ha de centrar la


identidad asociada a quienes inducen a la manipulación
con discursos negacionistas o interpelados por
posiciones radicales. El tono genérico para expresar
una vinculación con el sagrado femenino abstrae a
todo derecho de ser objeto y no agente de su
desarrollo. Estaría bien si la describe en forma de
alabanza, pues la adición textual carece de la
profundidad necesaria para comprender cuan alcance
supone declarar abiertamente una identidad cuya
sensibilidad anafórica, solo puede entusiasmar en la
proximidad de la hipérbole o libre albedrío.

130
12. CREPUSCULIAN: demi-eclipsian

Al igual que en la última parte de la idea principal, la


descarnada crítica de los castos confiere beneficiarse de
la locura, a nivel intrínseco no iría más allá de lo simula
un juicio cambiario. Y es que no hay manera de salir de
cánones inservibles y tan infantiles como pensar en
blanco y negro. De esto se requiere que la primera
causa de sí mismo use el juicio libre para decidir su
propia naturaleza. Por definición, la naturaleza es
elegida en su punto de creación, no de ebullición, lo
que quiere decir intrínsecamente es que la causa
fundamental de nuestras acciones es contingente a un
plan acáshico.

El colofón libertariano lo anunciaba Enmanuel Kant


sobre el poder de ser el último creador y sustentador
de los propios fines o propósitos. En su forma más
simple dejamos la complejidad para algo trascendente,
ya que en condiciones idénticas se prefieran las teorías
más simples, y este fenómeno conocido como la
navaja de Ockham sirve a esa mayoría conformista, no
así a quienes ostentan la pluralidad de opciones desde
la singularidad individual15. De esta manera cada ente
se abstrae en la concepción del mundo en la medida en
que sobrevaloremos lo universal como lo original y es
considerado como el auténtico núcleo del ser.

15
Kant, E. Nueva dilucidación de los primeros principios del
conocimiento metafísico, Disertación filosófica, 1775.

131
Entre líneas temporales andamos bailando al son de
cada melodía, en una frecuencia baja o medio alta
como causalidad eximia de metafísica. Por mucho que
nuestro campo morfogenético se revista de densidad
teórica, la verdadera independencia del ser necesita de
intelección sobre entidades materiales con una
comprensión doblemente brillante del saber. A su vez
los principios evidentes se alejan de parecer científicos
y en realidad quiere manifestarse otra abstracción mas
interesante de lo conocido y tergiversado.

A este género de causa disonante, le es necesario


establecer un salto cuántico respecto del compendio
del saber humano, el cual es ajeno totalmente a la
verdad natural y de espaldas a la historia. Mientras
tanto, la perfección es partícipe en la clarividencia de la
autoridad soberana y se basta para ejercer la crítica. De
manera que la desarticulación de una matriz de control
ya es un punto de referencia que redime a todo
sentimiento de cargo, en tanto verificamos el vuelco de
poder opresivo hacia una evasión o gracia creciente.

Confieso que sí, ciertamente soy Esteta de la palabra, y


discurrir en esta pleamar sin turbación y sibilínamente,
en nombre de la observancia y de la virtud moral,
adquiere una distinción de legitimidad akáshica. Y todo
esto nos lleva de forma ligera y hasta casquivana,
donde la intuición conecta con la unidad, desde
nuestra condición emafrodita separada del resto.

Sin temor a caer en el abismo, de alguna


manera somos semilla de lo eterno y eso no tiene
género. Sentimos cohabitar cuando de ello se siente

132
necesidad, lo que es tan digno, racional y humano
como lo puede ser un enfoque científico-biológico.
Entre tanto sigue dominando cierto egoísmo de
género, presto a satisfacer la lujuriosa vanidad antes
que la correspondencia del amor incondicional. Pero
se vislumbra un gran boom divulgativo al interiorizar
que el cuerpo nos pertenecía a quienes sentimos, y no
pensamos entonces con este cuerpo.

La originalidad se codifica mediante unos sentidos de


facto sugerentes, desde una moral desvestida en un
claro símbolo de delicadeza y fuente de felicidad
natural. Pensar en una construcción cultural sin ideales
comportaría una forma de resolver muchas de las
cuestiones ignoradas, una visión naturalista de la vida
cuyos límites serían la salud y la libertad.16 De hecho
hasta en la moral sexual ácrata se mantiene el concepto
de pureza, siempre que sea capacitada como parte de la
ley natural.

La excepcionalidad ácrata reside, a pesar de no haber


generado un discurso propio, en su concepción
particular del hombre y la mujer, que se basa en una
visión del cuerpo a partir de postulados naturistas. Sin
embargo, el fondo del debate se centraba en que si la
mujer o l apersona queer debían tener o no el derecho
a decidir sobre su propio cuerpo. Ahora bien, hay un
diálogo axiomático que evidencia su cualidad temporal
frente a caracteres sin límites.

16 Gastón Leval cree que la libertad sexual no puede ser


confundida con la defensa desatada del instinto ni la lujuria, sino
que reside en la vivencia de una cultura moral del sexo que hace
del individuo un ser consciente de su cuerpo.

133
La transformación de un modelo establece creativas
combinaciones, véase como una ampliación del
conocimiento corporal a través de expresiones
voluntarias y sensibilidades intuitivas, en tanto su
empoderamiento de género se traduce en términos de
estimulación y diferenciación hipotalámica. El cerebro
no feminiza por carencia de nada sino por ampliación
de conocimiento y de expresiones voluntarias e
intuitivas, o sea que la disexualidad es simplemente una
opción razonada ante la aparición de nuevos estímulos.

Desde la identificación biológica y sexualizada a la


orientación sin género, hay constructos definidos y
otros compartibles. En el caso del concepto
transgénero, no deja de ser un eufemismo de carácter
compensatorio, pero con el que se evidencia la
frustración de lo incompleto a través de una fuga del
aspecto físico. Aunque por el principio de beneficencia,
se le puede considerar como un eslabón más de la
cadena, más evolucionada y compleja.

Bajo este orden de ideas, el comportamiento individual


es un garante de poder, y se perpetúa bajo una
apariencia de saber. En verdad, las relaciones
corporales no es algo de la exclusividad de una persona,
son una fuerza en esencia productiva, que involucra al
cuerpo y a la mutación persona-sujeto. De este modo,
el poder se inserta en su vida cotidiana, en su
sexualidad y la construcción de un tipo de subjetividad
cada vez, desde luego más individualista. Otrora, su
subjetividad ha sido invadida con imposiciones vanas y
malintencionadas.

134
Ahora bien, tanto en la forma como en el fondo, la
esencia humana prevalece sobre la sociedad encubierta,
algo así como un claro ejemplo de satisfacer
necesidades, deseos o reprimir la sospecha subjetiva en
todo momento. Bajo nuevos atributos al cuerpo, la
relación de poder se vuelve invisible entre las partes,
de modo que cada lado manufactura el producto que
embellezca su materia. La forma es básica, mera
propaganda como ideal de verdad o probidad,17ya que
el sujeto se exterioriza a sí mismo en perfeccionar el
cuerpo dotado de modernidad.

Si revisamos la literatura, el amor es una construcción


orgánica revestida de fantasía hacia nosotros
mismos. Dado el elevado grado variable de narcisismo
terrenal y espiritual, realmente podemos tener una idea
distorsionada de todo cuanto nos estimula, vete a saber
por qué causa concreta. Karen Horney supo
distorsionar la necesidad neurótica complaciendo a
quienes no imaginaban su contrapartida emocional,
algo tan recurrente que lleva a simplificar todo cuanto
se atraviesa en el ojo de la rutina. A ella esto le
produciría el rechazo por la debilidad y una fuerte
creencia en los propios poderes racionales.

Si el logro personal tuviese un referente válido no


habría ansiedades ni calamidades, por lo que algunas
personas pretenden constantemente ser perfectas en
17Ewen, Stuart (1992) Todas las imágenes del consumismo. La
política del estilo en la cultura contemporánea. Editorial, Grijalbo,
México. Pag. 308

135
un simulador atrofiado y ya sin estrategias reales de
adaptación. Cuando parece que cultivamos cierta
autonomía se nos viene una avalancha de buenas
intenciones para ser rechazadas con indiferencia,
diríase por falta de frecuencia.

El hecho de frustrarse es una purga estúpida que


reitera un concepto preciso de lo que potencialmente
somos, y ese self idealizado o despreciado se enturbia
con la tiranía de los posibles y tantas esferas cuánticas.
El peligro es latente y se aprecia cuando varias
personas ofrecen ideas similares, algo que asusta y
preocupa en estos lares, contaminados de tanta
desinformación y falsarios profetistas de cristal líquido.

En verdad no hay contrapartida si partimos de la


claridad, ya que se puede tener envidia de útero al no
parir, como se puede envidiar a una vagina por lo
valorada y portadora de un placer sexual enigmático. A
Karen le faltó aseverar que un terapeuta de verdad es
quien desaconseja y evita modificarse, dejando de lado
al neurótico de sí mismo. Pero si apenas traficamos
con sueños, a quién le van a pasar el cepillo por
permitir una lisonja no servilista. Si el amor es una
emoción individual, la moral social gravita sobre un
perverso modo de relación y de comunicación.

Cierra una crecida manifestación satisfactoria en tu


personalidad y adquiere conocimiento inherente sin
consumirlo. Para alcanzar ese objetivo, la libertad en el
amor debe haber acrecentado enormemente la
importancia del objeto de deseo. Así mismo, la
sensación de felicidad constituye el valor predominante

136
como una prueba intensa de aprendizaje sobre la
práctica, en tanto que somos unidades de conciencia.
De manera similar, en un desesperado intento de
escapar a la angustia podríamos bifurcarnos cuando, en
realidad, casi no existe ninguna contingencia.

La relación simbiótica sobre las diferentes formas de


amar, actualmente se ha diversificado mediante
vínculos sexoafectivos como consecuencia de un
consumismo desenfrenado. De acuerdo con con
nuestros ideales y la responsabilidad individual ante lo
que sentimos, se nos englosa una etiqueta inverosímil
como se anuncia en el caso de amor grupal. Del
mismo modo podríamos argumentar que el secreto
para superar el apego afectivo es hacer del amor una
experiencia plena y saludable.

De manera más específica, amar y ser amados es para


disfrutarlo, cuando hubiere que hacerlo y a ser posible
generando una manera sana de relacionarse. Aquí no
hay género ni condición humana que no quiera
compartir sus temores al abandono, en tanto que un
ser carente de toda ética carece de la más mínima
esperanza de ver más allá de la dualidad biológica. El
desapego juega un papel de ausencia de miedo o de
compromiso, obedeciendo al libre albedrío.

La inmadurez emocional se asocia a veces con la


manera de expresar la sexualidad, como si hubiera una
ley objetiva para justificar un acto tan íntimo y libre.
En el fondo hay una ilusión de permanencia
sentimental que aporta seguridad, confianza y sobre
todo esperanza. Para ello, el cuerpo es un vehículo sin

137
anestesia, con baja tolerancia a la frustración y adicto a
la perpetuación de los estímulos sobre una realidad
transitoria y a veces incontrolada. El deleite entonces
se debe a la nostalgia altamente sensible, pese a lo
diáfano de su seguridad.

Del apego depende quien cree que no es capaz de


hacerse cargo de sí mismo, y por analogía resulta
amenazante toda disforia de género, que pudiera
parecer indefensa al desprendimiento de la virtud
pública. La cuestión o es mantener la unión afectiva a
una idea de ser amados en toda su inmensidad,
inclusive en la intersexualidad y complaciente con sus
dos vertientes. No olvidemos que curiosamente nada
se cura por saciedad.

Hay infinitas maneras de complacer a la persona que se


quiere, pero puede que solo doce formas de expresar
lo que propicia la sensualidad corporal. Por ello, en la
práctica amatoria se restablece nuevamente el idilio y el
placer de sentir amor, con tal de renunciar a los demás
placeres. Bajo determinadas formas, la libertad es uno
de los valores más restringidos, cuando el riesgo
incomoda o preocupa, al menos como si se tratara de
una verdad como la que sentencia Debussy al afirmar:
“El arte es la más bella de las mentiras”.

138
APODÍCTICA

La humanidad se ha ido disolviendo en una dualidad


imaginaria, por una parte, ya la creencia como dogma se
aferra al no ser, mientras que la fe libera la enormidad y la
gloria de aquello que está a punto de engendrarse. Hay una
alternativa para que la personalidad no tenga que ver afuera
de sí misma el poder, centrada en las cosas materiales, sino
que la armonía entre las partes es un poder basado, tanto en
la creatividad como en la facultad espiritual de expresarse.

A esta profunda manera de alineación con las fuerzas


multidimensionales le está siendo liberada su identidad, a
ultranza y dejando que suceda a medida que los antiguos
patrones basados en la separación, o sea fundamentados en
unos 108 problemas arquetípicos. En la fase liberadora que
nos espera, la energía de querencia ha de abrir toda
superación de frustración, y luego con la mejor resonancia
será lo que únicamente aceptemos.

La fuerza seráfica significa caminar sin miedo y no perder el


poder natural sin enredarse en personalidades diferentes,
pues en todo este ensayo se ha tratado de cultivar
armónicamente, una postura personal con Todo Lo Que Es.
Esta posición personal y compartida por muchas almas,
simplemente se trata de una filosofía emafrodita basada en
su verdadero poder y en el estado de "ser" personas
femíneas y de sensibilidad ilimitada.

139
Queda inferido contra toda displicencia y contra todo mal,
que los elixires de la creatividad, nos hace referentes de una
estirpe, ajena a toda relación con ángeles caídos, divinidades
oscuras y superiores a cualquier definición tridimensional.
Por consiguiente, así sea en este momento omnipresente la
atestación diofantina de doce apófisis enmarcadas bajo una
terna pitagórica asociada a la transformación y al cuidado de
sí, en tanto esta micorpléyade de cualidades emana de una
fuente generatriz del espíritu titular y único género mónada.

Si atendemos a la obsesión por la prestancia de las imágenes,


la figura aquí expuesta estaría destinada a deteriorarse al no
ser objeto de idolatría, por cuanto nos abstenemos en
cuanto a los condicionantes de la realidad percibida. En
cambio, amablemente se insta a una buena predisposición
mental para contemplar una lectura más plena y verdadera
del sagrado femenino, siendo ejemplo de canalización del
amor incondicional. Esta dimensión de consciencia única
no necesita examinarse ni más llama gemela que la relación
que te defina o te complemente.

140
141
142

También podría gustarte