Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Evaluación Del Funcionamiento Visual
Evaluación Del Funcionamiento Visual
Objetivos
1. Conocer la evaluación informal que podemos realizar a las personas con deficiencia
visual sobre su funcionamiento visual.
2. Conocer la evaluación formal que podemos realizar a las personas con deficiencia
visual sobre su funcionamiento visual.
Índice
Capítulo 4. Diagnóstico y evaluación del funcionamiento visual.
Introducción
4.1. Evaluación del funcionamiento visual.
4.2. Evaluación informal.
4.3. Evaluación formal.
4.4. Bibliografía
4.5 Glosario
Introducción
Este tema está extraído del capítulo III titulado "Diagnóstico y evaluación del
funcionamiento visual" cuyos autores son: Pérez, C; Rando, D.; Toro, C. y Torres, R. (1994),
que se encuentra en el libro titulado "Deficiencia visual: aspectos psicoevolutivos y
educativos" cuyo coordinador es Bautista, R. (1994), de Ediciones Aljibe.
El funcionamiento visual considerado como la mayor o menor capacidad del niño para
usar su resto de visión en la realización de tareas cotidianas, está directamente relacionado con
las características físicas y mentales del sujeto, con los factores ambientales donde se
desenvuelve cotidianamente y con la motivación que presente para la realización de tareas
visuales. El funcionamiento visual es un comportamiento aprendido: “cuanto más experiencias
visuales tenga un niño, más conductos cerebrales se estimularán, lo que dará lugar a una mayor
acumulación de imágenes visuales variadas y de recuerdos” (Barraga, 1986). La evaluación del
funcionamiento visual supone determinar de la manera más completa posible, cómo utiliza el
sujeto su visión residual. Así como valorar los aspectos sociales, emocionales, cognitivos, etc., y
las implicaciones que éstos pudieran tener junto con el déficit visual en el desarrollo académico
(estilo de aprendizaje, método de enseñanza, material didáctico, medios técnicos, adaptaciones
curriculares).
educación del niño, para realizar, posteriormente, una evaluación formal por parte del
especialista en deficientes visuales.
Vamos a centrar nuestro interés sólo en aquellos métodos que, por su sencillez e
inocuidad, sean aplicables en la escuela. Dos razones nos conducen a ello. La primera es el
interés por conocer el funcionamiento visual del alumno con deficiencia visual. La segunda,
determinada por la experiencia, se deriva que la escuela es una de las principales fuentes de
detección de problemas visuales congénitos que han ido pasando inadvertidos. El profesor
especialista tiene la oportunidad de observar, en múltiples ocasiones, y bajo condiciones de
luminosidad variable, a sus alumnos en la proximidad de la actividad educativa cotidiana, por lo
que se convierte en una fuente de detección muy fiable.
La observación simple permite detectar signos y síntomas que están presentes en las
afecciones oculares: a) lagrimeo constante (epífora); b) fotofobia; c) globo ocular pequeño
(microftalmia); d) pupila de borde irregular, no redonda; e) pupila de tamaño inferior a 3mm
(pupila miótica) o superior a 5 mm (pupila midriática) a la luz de una habitación; f) pupila blanca
(leucocoria)), o de color distinto al negro; g) diferencia de tamaños entre pupilas (anisocoria); h)
córnea distinta a un diámetro entre 11 y 12 mm (microcórnea y megalocórnea, respectivamente);
i) movimientos oscilantes, cortos e involuntarios de los ojos (nistagmus); j) diferencia de tamaño,
de color o de textura entre ambos iris; k) opacidad en la córnea (leucoma); l) desviación ocular
(estrabismo),
Reflejos pupilares. La pupila de un ojo normal responde a la luz que se le proyecta con
una contracción breve (reflejo directo a la luz), relajándose ligeramente hasta que el diámetro
Capítulo 4. Diagnóstico y evaluación del funcionamiento visual 5
Punto próximo de convergencia (P.P.C.). El punto más cercano en el que ambos ojos
convergen sobre un objeto a medida que la distancia ojos-objeto se aminora se sitúa entre 5 y 7
cm para ojos normales. Pasado este límite, un solo ojo es que enfoca sobre el objeto; el otro se
desvía hacia fuera. Un PPC superior a 10 cm se considera anormal. El sujeto se fatigará
excesivamente en tareas de cerca.
hipotéticamente situada a 50, 40, 30, 20, 15, 10, y realmente a 5m, pueda ser vista por un
ojo normal según tamaño y distancia.
Los optotipos se colocarán de forma que queden iluminados natural o artificialmente y a
la altura de los ojos del examinado. El niño, situado a una distancia de 5 m, deberá indicar
el lado de la abertura de las diferentes C que le presentamos.
Como la agudeza visual se expresa mediante una fracción que tiene por numerador la
distancia del sujeto al optotipo, y por denominador la distancia a la que es percibido por
un ojo normal, o su equivalente en decimal, si la respuesta es correcta en la presentación
de la fila de optotipos mayores, la agudeza visual es al manos de 5/50, ó 0.1. En las
sucesivas presentaciones comprobamos si se dan mayores índices de agudeza visual,
hasta alcanzar una fila en la que se produzcan inexactitudes, dando por concluida la
prueba: la agudeza visual se corresponde con la señalada para la última fila vista
correctamente. O hasta alcanzar una agudeza de 1 en aquellos que ven la fila de optotipos
de 5 m a la distancia correspondiente (5/5). Algunas personas pueden ver con nitidez
optotipos menores a la distancia de 5 m; de hecho, existen escalas que los incluyen.
Los sujetos incapaces de distinguir con cada ojo, después de corrección, las cuatro filas de
optotipos mayores a los 5 m, tienen una agudeza visual inferior a 0.3. Son considerados
como deficientes visuales graves.
Cuando un niño no ve a 5 m la fila de optotipos de 50m, no se le presentan los demás,
sino que se acorta la distancia hasta que pueda apreciarlos de forma correcta. A modo de
ejemplo, si distingue letras o signos de 50m a 2 m en lugar de a los 5 m en que se le
presentaron inicialmente, la AVL es de 2/50 ó 0.04. Los sujetos de este grupo, con
agudeza inferior a 0.1, son considerados ciegos legales, aunque muchos de ellos puedan
realizar su escolarización leyendo de cerca textos en tinta.
Si no pueden leer los optotipos mayores a ninguna distancia, contaremos en centímetros
su capacidad para contar los dedos de la mano del observador extendidos, o para ver los
movimientos de la mano, siempre sobre un fondo blanco. O bien, si puede solamente
percibir la luz.
Dado que siempre se evalúa cada ojo por separado, no será raro detectar una baja agudeza
visual en un solo ojo, caso que fácilmente ha podido pasar desapercibido para la familia y
para el propio niño.
B) Apreciación de la agudeza visual cercana
Con cada uno de los ojos por separado y bajo corrección se averigua cual es el tipo de
letra más pequeña capaz de identificar el niño entre los optotipos que se adjuntan para
la valoración de la agudeza visual cercana (AVC), situándolos a una distancia de
lectura de 50 cm. Un ojo normal podría ver el primer párrafo a 50cm, y los siguientes a
75 cm, 1, 1.25, 1.5, 2, 2.5, 3.5, 5 y 7 m, respectivamente.
Se atenderá a que la lectura sea funcional y no de mera identificación de caracteres
sueltos. Es posible que el niño se aproxime para leer a una distancia menor de la
indicada, incluso para los párrafos de letras de gran tamaño. Este factor deberá ser
tenido en cuenta.
La medición de la AVC, a falta de otro instrumental, se efectuará bajo los mismos
criterios seguidos para la medición de la AVL: expresada en fracción o en decimal. A
modo de ejemplo, un niño que situado a 50 cm de la escala pueda leer como máximo el
párrafo de 2.50 m tiene una AVC de 0.5/2.5. Otro que acercándose hasta los 30 cm
puede ver el párrafo de 1.50, tiene una AVC de 0.3/1.5. Ambos tienen de AVC, 0.2.
La visión cromática. La percepción central del color es explorable mediante parejas de
láminas o tarjetas de color. El niño deberá emparejar las que sean del mismo color,
Capítulo 4. Diagnóstico y evaluación del funcionamiento visual 7
Utilizando como estímulo un objeto pequeño (un lápiz, o el dedo extendido del profesor)
que se mantiene fuera del campo de visión de ambos en un principio, se hace aparecer en él poco
a poco. El niño debe avisar cuando empiece a verlo. Se repite la operación en 8 o 10 meridianos
igualmente espaciados de modo que se completen los 360º. Posteriormente se valora el campo
correspondiente al ojo izquierdo del alumno. Si el campo visual es normal, el niño debe ver el
objeto a 90º por el lado temporal, a 50º por el lado nasal, a 50º hacia arriba y a 65º hacia abajo.
Existe igualmente una prueba de confrontación para valorar la visión periférica de los
colores. Los estímulos a emplear pueden ser cabezas de alfileres blanca, azul, roja y verde fijadas
al extremo de una varilla. Puede emplearse un estímulo mayor, llegando hasta 1 cm si la agudeza
visual del alumno es baja. La técnica es la misma que para el blando y la amplitud de la periferia
ya ha sido descrita anteriormente. El niño indicará en esta prueba, el punto donde distingue el
color, no el objeto.
los niños pueden funcionar aun teniendo un déficit visual. La escala puede ser útil también con
aquellos niños que, sin ser deficientes visuales graves, tienen dificultad en discriminar detalles
específicos, y cuyas carencias se refieren a problemas perceptivos.
4.4. Bibliografía
Orzuelo: granillo, a veces infeccioso, que suele nacer en el reborde del párpado. Estas
inflamaciones son causadas por microorganismos procedentes de la piel o del propio párpado.
Punto próximo de convergencia: el punto más cercano en el que ambos ojos convergen
sobre un objeto a medida que la distancia ojos-objeto se aminora.
Púpila midriática: pupila de tamaño superior a 5 mm.
Púpila miótica: pupila de tamaño inferior a 3 mm.
Reflejos pupilares: La pupila de una ojo normal cuando responde a la luz que se le proyecta
con una contracción breve.
Visión cromática: la percepción central del color.