Antoine Laurent Lavoisier

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Antoine Laurent Lavoisier

Químico francés, padre de la química moderna. La revolución científica


de los siglos XVI y XVII arrinconó muchas antiguas creencias y dejó atrás
disciplinas de larguísima tradición, como la alquimia. Pero pese a las
numerosas aplicaciones prácticas y a los conocimientos acumulados, en la
segunda mitad del siglo XVIII la química seguía siendo un saber más
empírico y especulativo que una verdadera ciencia. A menudo los
investigadores se limitaban a anotar y describir cuidadosamente sus
técnicas y experimentos, sin que de ello resultase la enunciación de leyes
universalmente válidas que explicasen los fenómenos estudiados. Si
Antoine Lavoisier es considerado el fundador de la química moderna, es
precisamente por haber emprendido y coronado con éxito la labor de
interpretación y sistematización de los dispersos conocimientos
existentes; de hecho, buena parte de las aportaciones y descubrimientos
de Lavoisier habían sido ya intuidos por sus predecesores. Gracias a una
rigurosa metodología de mediciones cuantitativas que aplicó a sus
experimentos, Antoine Lavoisier superó definitivamente las nebulosas
hipótesis heredadas de la alquimia y proporcionó los conceptos y
principios fundamentales de que tanta necesidad tenía la química para
constituirse en una nueva ciencia.
Así, con Lavoisier quedó claramente establecida la distinción entre
elemento (sustancia no descomponible mediante procesos químicos) y
compuesto (sustancia compuesta de elementos). A él se debe asimismo
la definitiva formulación del principio o ley de la conservación de la materia
(Ley de Lavoisier), según la cual la cantidad de materia permanece constante
en el transcurso de una reacción química; dicho de otro modo, la masa
total de los reactantes es igual a la de los productos de la reacción. Bajo
su impulso e inspiración, además, se prescindió de la antigua terminología
alquímica y se estableció una nomenclatura química racional para los
elementos y compuestos (expresando en los mismos nombres la
composición química) que mantendría su vigencia hasta nuestros días.
Orientado por su familia en un principio a seguir la carrera de derecho,
Antoine-Laurent de Lavoisier recibió una magnífica educación en el Collage
Mazarino, en donde adquirió no sólo buenos fundamentos en materia
científica, sino también una sólida formación humanística. Lavoisier
ingresó luego en la facultad de derecho de París, donde se graduó en
1764, por más que en esta época su actividad se orientó sobre todo hacia
la investigación científica; siguió los cursos de matemáticas y astronomía
de Nicolás Louis de Lacaille y los de química y botánica de Guillaume François
Rouelle y Bernard de Jussieu, y, a pesar de su juventud, llevó una vida muy
retirada.
En 1766 recibió la medalla de oro de la Academia de Ciencias francesa por
un ensayo sobre el mejor método de alumbrado público para grandes
poblaciones; tal estudio le había costado semanas enteras de aislamiento
en la oscuridad para hacer sensibles sus pupilas a las mínimas diferencias
de intensidad de varias fuentes de luz. Con el geólogo J.E. Guettard,
confeccionó un atlas mineralógico de Francia. En 1768 presentó una serie
de artículos sobre análisis de muestras de agua, y fue admitido en la
Academia de Ciencias, de la que sería director en 1785 y tesorero en 1791.

Su esposa, Marie Paulze, con quien se casó en 1771, fue además su más
estrecha colaboradora, e incluso tradujo al inglés los artículos redactados
por su esposo. Un año antes, éste se había ganado una merecida
reputación entre la comunidad científica de la época al demostrar la
falsedad de la antigua idea, sostenida incluso por Robert Boyle, de que el
agua podía ser convertida en tierra mediante sucesivas destilaciones.

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