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(Spira, 1635 - Londres, 1682) Químico alemán, precursor de la teoría del

flogisto. Mineralogista y químico de amplios conocimientos, Johann


Joachim Becher vivió una existencia agitada, y si unas veces disfrutó del
favor de los príncipes, otras, en cambio, se vio atacado por los numerosos
enemigos que le atrajo su carácter duro y vanidoso. Huérfano de padre
todavía joven, pudo, sin embargo, continuar sus estudios actuando como
repetidor. Adquirió una extensa cultura científica y administrativa, y fue
asesor de industrias y empresas comerciales, profesor en Maguncia,
médico del elector de Baviera en Munich y consejero áulico del emperador
en Viena.

En Haarlem, una de las últimas ciudades en las que residió antes de


marchar a Londres, ideó una máquina para el trabajo de la seda. En
Fráncfort publicó las obras principales de las muchas que escribió: Física
subterránea (1669) y Discurso político (1688). Se interesó también por una
nueva escritura universal, y trató, incluso en verso, cuestiones de
medicina.
Después de Robert Boyle, y ya como precursor de Georg Stahl, Johann
Joachim Becher fue uno de los primeros que poseyeron una idea científica
de la química, netamente distinta de la de los alquimistas. Así, la Física
subterránea (1669) es una tentativa de presentar desde un nuevo punto de
vista las ya viejas teorías de Para Celso. Es sabido que Para Celso, al que
puede considerarse como el fundador de la yatroquímica, admitía que en
la composición de los cuerpos orgánicos, y, por lo tanto, de los organismos
vivos, participaban el mercurio, el azufre y la sal.

Becher pensó por su parte en sustituir, por lo menos por lo que se refiere
a la composición de los cuerpos inorgánicos, es decir, "subterrestres",
estos tres elementos de Para Celso con tres "tierras". (Las "tierras"
correspondían más o menos a los cuerpos que hoy se denominan óxidos).
Y estas tierras son la "tierra mercurial", la "tierra vítrea" y la "tierra
carbonosa o pinguis". Las propiedades de cada cuerpo (afirma Becher)
están relacionadas con la presencia y la cantidad relativa de estas tierras
fundamentales.

La concepción más importante de esta singular teoría es la que se refiere


a la combustión, fenómeno en aquellos tiempos aún misterioso, y
alrededor del cual empezaban a agitarse con inquietud las mentes de los
filósofos, de los alquimistas y de los físicos. Según Becher, la combustión
consistía en la eliminación de la "tierra pinguis" de los cuerpos. No sólo
esta eliminación tenía lugar durante la combustión propiamente dicha,
sino que también en la calcinación, es decir, en el enrojecimiento de un
metal en presencia del aire. La importancia de esta concepción reside en
que fue el punto de partida de Stahl para la elaboración de su famosa
teoría sobre la combustión, llamada del "flogisto".

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