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La Diosa Blanca y la bruja

© Erica Jong

Trad.: Laura Celani (No. 25, agosto


2001)

El deseo de la Diosa Madre asume muchas formas, y los arquetipos de la bruja buena y
mala son sólo dos de ellas. La más famosa evocación de la Diosa Madre en la literatura
reciente es probablemente la descripción que hace de ella Robert Graves en La Diosa
Blanca. Graves asocia la Diosa Madre a la musa y a la luna, y llega a afirmar que ninguna
composición poética es verdadera poesía si no la invoca.

La prueba decisiva de la inspiración de un poeta, podría decirse, es el esmero con el


que pinta la Diosa Blanca y la isla sobre la que reina. La razón por la que un poema nos
hace poner los pelos de punta, lagrimear los ojos, cerrar la garganta, enchinar la piel y
sentir un escalofrío en la espina dorsal es que se trata de un verdadero poema, y un
verdadero poema es necesariamente una invocación a la Diosa Blanca o Musa, a la Madre
de Todos los Vivientes, al antiguo poder del miedo, y de la sexualidad... la araña hembra,
o la abeja reina, cuyo abrazo significa muerte.

¿Quién es la Diosa Blanca de Graves y qué tiene que ver con las brujas? Es "una mujer
bellísima, delgada, con nariz aguileña, el rostro de una palidez mortal, los labios rojos
como serbas salvajes, los ojos de un azul increíble y largos cabellos rubios; se transformará
de repente en cerda, yegua, perra, asna, comadreja, serpiente, lechuza, loba, tigresa,
sirena u horrible arpía".

Nos ocupamos de la Diosa Blanca de Graves porque existen pruebas convincentes del
hecho que, sea ella como el moderno arquetipo de la bruja a la Walt Disney (la vieja fea y
mala con la nariz y el mentón curvados y cercanos), tengan la misma progenitora divina, la
antigua, pagana Diosa Madre, la Reina del Cielo, conocida también con el nombre de Ísis
por los egipcios, de Ishtar por los asirios, de Inanna por los sumerios y de Astarté por los
fenicios... Posee muchos nombres. Corresponde también a Venus/Afrodita, que era, en los
tiempos antiguos, más que una simple diosa del amor, una poderosa creadora de vida y de
muerte.

El acreditado libro de Graves que, por admisión del autor mismo, tiene origen en una visión
poética, expone esta tesis: que toda la verdadera poesía es en realidad una evocación a la
antigua diosa adorada en el Cercano Oriente y en Europa; que su culto sobrevive en el
lenguaje de la poesía, aunque sea oficialmente proscrito desde hace siglos; que todos los
verdaderos poetas la honran, conciente o inconscientemente; que el lenguaje mítico usado
por los poetas es en realidad lo que queda de su liturgia. Estas son ideas fascinantes y
provocativas, que arrojan luz sobre tanta poesía que de otra manera quedaría oscura.
Además es interesante notar que la Diosa Blanca de Graves, la bella mujer pálida de labios
de serbas salvajes, se acerca a muchas descripciones de la bruja bella.

Una vez que Graves nos la ha descrito, empezamos a detectar su presencia por doquier.
Por cierto es ella "La Belle Dame Sans Merci" de Keats, la encantadora que representa el
amor, la muerte y la inspiración poética, la moderna encarnación del tríple aspecto de la
diosa.

Si se buscan las huellas de esta diosa en la literatura poética, se hallan invocaciones


dirigidas a ella por doquier, de Shakespeare a Spenser, a Donne, a John Clare, a Coleridge,
a Keats, a Yeats y otros. Dice Graves que la presencia de la diosa se reconoce no sólo por
su aparición en un poema, sino también por sus manifestaciones invisibles... por ejemplo,
cuando las lechuzas gritan, la luna navega entre las nubes huidizas, los árboles ondean
lentamente, todos juntos, sobre una cascada fragorosa, y se oye un lejano ladrido de
perros; o cuando el sonido de las campanas en el aire gélido anuncia al improviso el
nacimiento del Año Nuevo.

Todos los poetas saben que algunos lugares, los brezales, los bosques, el mar, son más
que otros fuente de inspiración, y esto pasa porque están habitados por la diosa, mientras
que ha sido ya desterrada de ciudades y autopistas, o, más probablemente, se fue por su
propia iniciativa.

La teoría de Graves es innegablemente sugestiva; mas es verdadera en sentido poético, no


literal. Graves, que seguramente no es feminista (a pesar de su apasionada fidelidad a la
musa) se sirve otra vez de su teoría, en La Diosa Blanca, para racionalizar la relativa
escasez de poetisas en la historia de la literatura. Puesto que él concibe la relación entre la
musa y el poeta en sentido sexual, y puesto que su imaginación no llega a concebir
mujeres que hagan el amor con otras mujeres, no logra hipnotizar mas que rivalidad, entre
la poetisa y la musa. Una teoría no sólo ingenua, sino también cómoda. La musa puede ser
muchas cosas para la poetisa: madre, amante, doppelgänger. Frecuentemente, cuando la
poetisa se dirige a su musa, se dirige al lado hechiceresco de su propia alma... a la diosa
de la muerte y de la destrucción que está dentro de ella. "Como ella", de Anne Sexton, es
perfecto ejemplo de lo que hemos apenas dicho.

Descubriremos muchos otros puntos de contacto entre diosa y bruja, bruja y poetisa,
siguiendo en la lectura. Por el momento, de todos modos, para analizar la relación poeta-
musa y la relación poetisa-musa, intentaremos establecer con qué frecuencia, en los
poemas escritos por mujeres, la poetisa se identifica con la bruja, la arpía, el principio de la
destrucción. El poeta varón manifiesta este principio con "La Belle Dame Sans Merci". La
muerte está afuera, en vez que dentro de la conciencia. La muerte es la tentadora, la
seductora, la musa. Para la poetisa, la muerte está frecuentemente dentro de la
conciencia, se identifica frecuentemente dentro de la creatividad poética... un arte
peligroso para las mujeres. Puede ser que las mujeres, en una cultura patriarcal que les
provee poquísimas imágenes positivas de ellas mismas, poquísimas imágenes positivas de
la feminidad, hayan terminado con identificar su propia creatividad (la cosa que las
diferencia de las otras personas, de las otras mujeres) con la destructividad.

Frecuentemente, en realidad, han realizado su misma profecía de destrucción


suicidándose. Se han matado en la esperanza de poner fin a su trágica diversidad. Mas,
desgraciadamente, haciendo así no han matado a esta diversidad, mas sólo a los poemas
que habrían podido escribir. Es ésta la primera de muchas conjeturas provocativas acerca
de las mujeres reveladas por el estudio de la bruja. Creo que se pueda tranquilamente
decir que, empezando a comprender la figura de la bruja en el mito, en la poesía y en la
religión, hemos dado un paso importante hacia la comprensión de la situación de las
mujeres en la sociedad patriarcal y de las extrañas adaptaciones psicológicas que han sido
obligadas a hacer... en la vida, en la religión y en el arte.
http://www.magogris.com/j/joer01_25_2001.html

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