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EL MONSTRUO DE BASURA

Carolina Rondón Mountrichas


11 años
Lujan, provincia de Buenos Aires

Me llamo Olivia, tengo 14 años y soy de la provincia de Buenos Aires, Argentina.

Esta historia es de hace dos años. Estamos en el año 2.506. Siempre hubo basura en todos
lados: calles, ríos, mares; en resumen, en todos lados. Hoy les voy a contar como logré
mejorar los hábitos de las personas de mi ciudad.

Estábamos en la escuela, un día normal como cualquier otro, en eso entró el director
agitado diciendo:

—Señorita Amelia, chicos, ¡salgan!, ¡hay un monstruo de basura en la ciudad!

Todos en ese momento sintieron terror, yo fui la única que logró mantener la calma, pensar
y preguntarle al director:

—Profe, ¿y si en vez de tenerle miedo al monstruo, intentamos combatirlo?

—Alumna, eso sería algo muy arriesgado para una niña de su edad, y hasta para un adulto.

...Podríamos perder la ciudad, tal vez no sea tan difícil destruirlo

—Lo mejor sería evitar que siga ensuciando la ciudad, pero no vamos a arriesgar la vida
de una alumna por eso. Ya me voy, debo informar en las demás aulas, salgan rápido.

Yo seguía con mi idea, tal vez me ayudarían algunos compañeros, mis amigos, capaz que
la seño...

—Chicos, vamos, hay que salir (la maestra interrumpió mis pensamientos).

Solo caminé con todos los chicos a la salida, aún tengo esperanzas de que alguien derrote
al monstruo, aunque me gustaría ser yo, pero todos dicen que “no, porque es peligroso”,
pero no me importa lo que digan los demás, cuando todos se vallan iré a hablar con él.
Quince minutos después todos se fueron, voy a acercarme. Fui cerca de donde estaba el
monstruo, sinceramente tenía mucho miedo, pero me animé a hablarle:
—¡Hey!, ¿Cómo te llamas? (me miró) ¿Por qué querés destruir la ciudad?

—Me llamo Carlitos, yo no quiero destruir la ciudad, solo estoy intentando que los
ciudadanos se den cuenta que tienen que reciclar, cuidar el planeta y tirar menos basura -
tono triste- solo que tienen miedo a que les haga algo. No sé cómo explicarles que no voy
a causar ni un daño en la ciudad.

—¿Vos querés que la gente no te tenga miedo y recicle, cierto?

—Sí, exactamente eso

—Entonces hagamos esto, yo te prometo que voy a separar basura de los reciclables, les
voy a decir a mis amigos, profesores, compañeros, vecinos, a todos en general, que
también lo hagan, y que no teman de vos porque no les vas a hacer nada, que sos un
monstruo bueno, que no querés hacer nada malo.

—Eso me gustaría mucho, pero no creo que la gente lo recuerde siempre. ¿Y si se los digo
yo?

—No creo que sea lo mejor que se lo digas vos, porque si te temen no te van a querér
escuchar, o tal vez te tengan más miedo por el hecho de que hables siendo un monstruo.

—Cierto, pero... (lo interrumpí)

—Pero nada, yo voy a empezar a reciclar y le diré a todos que hagan lo mismo. Hace lo
que quieras, mientras que los otros ciudadanos reciclen y tiren la menor basura posible
está bien.

—Pero... Si no hay basura, vas a desaparecer.

—No importa, yo voy a aparecer en otros países o ciudades, pero lo importante es que la
gente sepa que hay que reciclar y cuidar el planeta.

—Ok, voy a empezar a reciclar y le diré a los demás a ver si están de acuerdo. Hasta luego.

Me fui caminando hacia mi casa, pensando en cómo les iba a decir a mis familiares y
vecinos que reciclen. “Hey, familia, hay que reciclar porque un monstruo de basura me lo
dijo”, no, se escucharía demasiado extraño, seguí pensando y para cuando me di cuenta
ya estaba en la puerta de mi casa, creo que ya sé cómo decirles. Toqué el timbre y mi
mamá rápidamente me abrió, la saludé y entré. Fui a mi habitación, me cambié de ropa y
mamá me llamó para almorzar. En un momento después de la comida mi papá prendió la
televisión y puso las noticias, decía que había monstruos de basura en las provincias de
Córdoba, Jujuy, Salta, Santa Fe, Mendoza y Buenos Aires. Y algunos países
latinoamericanos que no sabían que era lo que los estaba causando. En ese momento les
comenté a mi mamá y a mi papá lo que me dijo Carlitos (ya saben, lo de reciclar y todo
eso). Mis padres me dijeron que les avisara a los vecinos, cosa que claramente hice, fui
casa por casa informando de que el monstruo no quería hacer daño, que solo quería causar
conciencia para reciclar en la gente y no tirar basura en las calles, no todos entendieron a
la primera el porqué de reciclar, pero la mayoría me dijeron que lo empezarían a hacer por
un mundo con mucha menos contaminación.

Yo fui corriendo lo más rápido posible a donde estaba el monstruo, de lejos lo vi y cuando
estaba lo suficientemente cerca le dije:

—Ya les dije a mis vecinos que reciclen, ya están concientizados y no van a tirar más
basura.

—Entonces, si me prometen que tirarán menos basura, con el tiempo me voy a desvanecer.
Yo realmente quiero desaparecer, pero si siguen tirando basura, no solo en la tierra, sino
que también en el mar, no solo crean más monstruos, sino también perjudican a los
animales acuáticos y terrestres, todo tipo de animales que viven allí en el mar; a las tortugas
se confunden las bolsas de plástico con las medusas, y en la tierra a los gorilas de
montañas, leopardos de Arabia, los osos polares y otros más.

•8 meses después•

Hoy es 21 de enero del año 2504, el planeta está mejorando mucho desde que hablé con
mi amigo Carlitos y concienticé a mi ciudad completa del tema del reciclaje. He hecho que
dejara de haber tanta basura en el país y hasta podríamos decir que en el planeta. Ya no
hay monstruos y cada vez hay más animales sanos, me siento muy orgullosa de mí por
haber “limpiado” un poco este planeta en el que vivimos.

FIN

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