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¿Quiénes son aquí los dioses verdaderos?

Religiosidad indígena y hagiografías populares*

En este nuevo libro que nos obsequia temente, Debates en torno a lo sagrado:
Félix Báez-Jorge, el autor da continui- Religión popular y hegemonía clerical
dad a una impresionante secuencia de en el México indígena (2011), entre
libros que iniciara en 1988 con Los otros libros (no he nombrado todos).
Oficios de las Diosas. Dialéctica de la Los libros mencionados realmente for-
religión popular en los grupos indios de man una unidad; se caracterizan por su
México. En aquel entonces, Báez-Jorge coherencia temática y teórica y abren
afirmaba que “La antropología […] perspectivas para entender el proceso
ha mostrado las plurales imágenes que de transformación histórica que han
proyecta el juego de espejos configu- vivido los pueblos indígenas de México
rados por las representaciones religio- desde el momento de la Conquista
sas, singulares formas de conciencia española hasta nuestros días. Según
social”.1 En el mismo sentido afirma anotara yo hace unos años,2 existen
ahora que “las ideologías religiosas pocas investigaciones en México que
deben entenderse como manifestacio- combinan creativamente la historia y
nes peculiares del ser social en la con- la antropología en la indagación acerca
ciencia de los hombres” (p. 42). de la reinterpretación simbólica del
A Los Oficios de los Diosas le siguie- cristianismo y el surgimiento de una
ron, en los años noventa: Las Voces del religiosidad popular nueva entre los
Agua. El simbolismo de las Sirenas y pueblos indígenas de México y su
las mitologías americanas (1992); La dinámica transformación a través de
Parentela de María . Cultos maria- los siglos de colonización. En este sen-
nos, sincretismo e identidades nacio- tido Báez-Jorge aporta un enfoque ori-
nales en Latinoamérica (1994); Entre ginal que puede servir de paradigma
los Nahuales y los Santos (1998); Los para otras investigaciones y para la dis-
Disfraces del Diablo (2003) y, recien- cusión teórica acerca de este proceso.
Las reflexiones que presentaré a
*
continuación, reflejan el interés con el
Félix Báez-Jorge, ¿Quiénes son aquí los dio-
ses verdaderos? Religiosidad indígena y hagiografías que he seguido la secuencia de obras
populares, col. Biblioteca, Universidad Veracruzana,
Xalapa, 2013, 220 pp.
1 F. Báez-Jorge, Los oficios de las diosas. Dialéctica 2 J. Broda, “Prólogo”, en F. Báez-Jorge, Los ofi-
de la religión popular en los grupos indios de México, cios de las diosas (Dialéctica de la religiosidad popular
pról. de Luis Millones, Universidad Veracruzana, en los grupos indios de México), 2a. ed., Universidad
Xalapa, 1988, p. 32. Veracruzana, 2000, p. 20.

Ulúa 22, 2013: 231-238 [231] ISSN: 1665-8973


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que Báez-Jorge ha publicado en estos rosos estudios etnológicos clásicos,


años y cuyos datos y planteamientos entre ellos de López Austin, Galinier,
teóricos me han sido de gran utilidad e Aguirre Beltrán, Villa Rojas, Holland,
inspiración para mis propias investiga- Ruz, Signorini, Lupo, Millán, Ichón,
ciones y para los proyectos de alumnos Williams, Bartolomé, Barabas, etc.4 A
y colegas que he asesorado.3 partir de estas extensas reseñas, Báez-
El nuevo libro que estamos rese- Jorge estructura la segunda parte del
ñando aquí, sigue esta línea fructífera libro (“Perspectivas etnográficas”),
de investigación que ha emprendido donde analiza los materiales sobre “La
Báez-Jorge. Ahora se concentra espe- naturaleza de los santos en las cosmo-
cíficamente en el escrutinio de los san- visiones mayas” y “Núcleos de iden-
tos, las devociones y las hagiografías tidad y espejos de alteridad”. Estos
que se tejen alrededor de estos singu- materiales provienen de numerosos
lares personajes de la cultura popular. pueblos indígenas representativos de
El libro inicia con el sugerente pró- Mesoamérica.
logo de Luis Millones, especialista Asimismo, el autor presenta en este
del mismo tema en los Andes. En la libro planteamientos teóricos de gran
obra Báez-Jorge aporta valiosos datos interés para las ciencias sociales en la
acerca de la sociedad y religiosidad actualidad.5 Mencionaré a continua-
de los pueblos indígenas de México y ción una serie de palabras claves que
los procesos de transformación hasta aparecen en la obra. El enfoque versa
nuestros días. Pone en práctica una sobre religiosidad popular, imaginario
efectiva colaboración entre antropolo- colectivo, representaciones colectivas que
gía e historia. El autor hace una acu- operan en el ámbito identitario, referen-
ciosa lectura de una amplia gama de tes simbólicos significativos, sincretismo y
obras importantes acerca del proceso reinterpretación simbólica; claves identi-
histórico colonial. Entre estas obras tarias, sustrato cultural mesoamericano,
podemos mencionar a autores como arcaicas configuraciones, religión hege-
Gibson, Wolf, Gruzinski, Rubial, mónica, catolicismo canónico, dinámicas
Lafaye, Ricard, Weckman, Giménez de transformación religiosa, manifesta-
y otros. También se apoya en nume- ciones contra-hegemónicas, alternativas
sincréticas, alteridades, representaciones
del otro, y la evocación de un complejo
3 Cfr. J. Broda, “Religiosidad popular y cos-
movisiones en la historia de México”, en J.
Broda (coord.), Religiosidad popular y cosmovisio- 4 Para las referencias me remito a la bibliografía
nes en la historia de México, Escuela Nacional de del libro.
Antropología e Historia/Instituto Nacional de 5 Para estos planteamientos se apoya en una
Antropología e Historia, México, 2009, pp. 7-19. reseña selectiva de numerosos autores.

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proceso signado por la dialéctica de la tural.9 Con referencia al proceso de


identidad y la alteridad. descolonización en Africa, el sociólogo
El libro se divide en tres partes. francés Georges Balandier destacó “el
En la primera parte, “Devociones y papel que el sincretismo cumple en la
hagiografías: configuración histórico- captación e integración de los valores
cultural”, Báez-Jorge comenta que el religiosos del colonizador”.10 Pienso
término de “Conquista espiritual” es que esta dimensión, que incorpora a
problemático porque esconde que la la discusión el discurso y las prácticas
Conquista fue, antes que nada, un del colonialismo —aunque se refiere
proceso “dominical”, en el sentido más bien a una etapa posterior al siglo
que lo planteara Aguirre Beltrán hace XVI—, no obstante, nos puede ayudar
muchos años. Esta afirmación tiene mucho a entender mejor los procesos
importantes implicaciones para el que tuvieron lugar en México a raíz de
estudio antropológico de la religión la Conquista.
indígena después de la Conquista, ya En esta perspectiva, Báez-Jorge
que este estudio no se puede abstraer afirma que “la proyección contra-
en ningún momento del hecho de hegemónica reviste particular riqueza
estos procesos hegemónicos del poder heurística en tanto descubre claves
que han determinado el destino de los simbólicas de las transformaciones
pueblos indígenas hasta nuestros días. operadas en las dimensiones míticas
Por lo tanto, Báez-Jorge ha plan- y rituales contextuadas en las cosmo-
teado en sus obras anteriores que visiones” (p. 64). Concretamente se
convendría retomar algunas discusio- trata de la apropiación de los santos
nes de los años setenta del siglo XX. católicos por parte de las comunidades
Autores como Roger Bastide,6 Georges indígenas. Al incautar estos símbolos
Balandier7 y V. Lanternari8 señalaron religiosos de los conquistadores, las
en aquel momento las imbricaciones comunidades se apropiaron de ellos en
entre el colonialismo y los procesos sin- un sentido contra-hegemónico afian-
créticos en la discusión de conceptos zando su alteridad.
como aculturación, sincretismo, rein- En cuanto a las políticas de evange-
terpretación simbólica y mestizaje cul- lización que impulsó la Iglesia católica
y el Estado español, éstas no fueron
6 R. Bastide, El projimo y el extraño. El encuentro
de las civilizaciones, Amorrortu Editores, Buenos
Aires, 1973. 9 F. Báez-Jorge, Entre los Nahuales y los Santos,
7 G. Balandier, Teoría de la descolonización, Universidad Veracruzana, Xalapa, 1998, p. 33, sin-
Tiempo Contemporáneo, Buenos Aires, 1973. tetizando a V. Lanternari, op. cit., pp. 157-158 y ss.
8 V. Lanternari, Occidente y Tercer Mundo, Siglo 10 G. Balandier, op. cit., cit. por Baez-Jorge,
XXI, Buenos Aires, 1974, pp. 157-158 et passim. Entre los Nahuales y los Santos, p. 33, nota 14.

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homogéneas, existían tendencias diver- “los orígenes del pueblo de la América


gentes que se mantenían en lucha a Latina están en el ‘barroco español’, o
lo largo del siglo XVI. Báez-Jorge nos sea, en el Concilio de Trento. Para poder
habla de las etapas de evangelización. entender la cultura originaria de América
La primera etapa, de 1523 a 1555, está Latina es necesario ver el ‘barroco mes-
representada por las órdenes mendican- tizo’, en cuanto es el encuentro de dos
tes y, sobre todo, por las actividades de ámbitos diferentes: los mundos indíge-
los franciscanos; se reconocen en ellas nas y el mundo español”.
las influencias del Renacimiento y de la Pienso que a pesar de la abundante
filosofía erasmista. Esta tradición teoló- bibliografía que existe sobre las órde-
gica abogaba por una política de con- nes, aún falta mucho por estudiar en
vencimiento de los paganos o neófitos. cuanto a las diferencias que existían en
Las primeras décadas de evangeliza- las políticas de evangelización impul-
ción en México bajo la influencia fran- sadas por las órdenes mendicantes (es
ciscana impulsaron un respeto hacia decir, franciscanos, dominicos y agus-
muchas manifestaciones de la cultura tinos), por una parte, así como poste-
prehispánica (ahí está la labor del riormente por la Iglesia secular y los
Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, jesuitas, por la otra. Las variadas acti-
el proyecto de educación de los hijos de tudes asumidas por los misioneros de
la nobleza indígena, así como la labor las diferentes órdenes fueron decisivas
de muchos cronistas, sobre todo fray en cuanto a los grados de aceptación
Bernardino de Sahagún). Sin embargo, de la nueva religión, que en todo caso
como es bien sabido, estos proyectos fue impuesta por la fuerza.
fueron destruidos conforme se consoli- Pienso que hacen falta más estudios
daba el poder del Estado y de la Iglesia. críticos, históricos, con el enfoque antro-
La segunda etapa comienza en 1555 pológico aquí planteado, sobre las polí-
con el Primer Concilio Mexicano, ticas de las diferentes órdenes en cuanto
que va introducir tempranamente a la evangelización. En lo que se refiere
el cristianismo tridentino y dará lugar a la introducción de determinados san-
al catolicismo del Barroco y de la tos también hubo diferencias entre las
Contrarreforma. En esta perspectiva órdenes y la Iglesia secular. Según señala
vale la pena recordar lo apuntado por Antonio Rubial, cada orden promovía
Gilberto Giménez11 y otros autores, activamente a sus santos fundadores, en
señalando que en la perspectiva histórica, abierta competencia con los demás.12

11 G. Giménez, Cultura Popular y Religión en 12 A. Rubial García, El paraíso de los elegidos. Una lec-
el Anáhuac, Centro de Estudios Ecuménicos, A.C., tura de la historia cultural de Nueva España (1521-1804),
México, 1978, p. 12. Fondo de Cultura Económica, México, 2010, p. 191.

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Hay que tomar en cuenta que en la En la segunda parte del libro,


sociedad española del siglo XVI apenas “Perpectivas etnográficas”, Báez-Jorge
se estaban configurando muchos ras- nos da una serie de ilustrativos ejem-
gos e instituciones que no eran carac- plos de cómo los santos fueron incau-
terísticos del Medioevo y que después tados por las comunidades indígenas
cristalizaron en el Barroco, corriente para formar parte de su vida colec-
ideológica y cultural que, de manera tiva. Así, por ejemplo, San Andrés
determinante, influiría en la formación Apóstol, hermano de San Pedro en la
de la cultura mestiza de los pueblos historia del Nuevo Testamento, se con-
de América incorporados al Imperio vierte entre los tzotziles de Larrainzar
español.13 (Chiapas), en espíritu de los ancestros
En este sentido, los santos que que habitan las montañas sagradas del
en la Edad Media en Europa se vin- paisaje habitado por ellos (pp. 83-88).
culaban mayormente con episodios La vida de los santos se sitúa en el pai-
bíblicos, con la historia de mártires saje ancestral, por eso se relaciona con
del cristianismo, de ascetas y ermi- los cerros, volcanes, cuevas, lagunas,
taños y su lucha contra demonios y etc. Este paisaje sigue siendo la mani-
animales salvajes, así como el culto a festación de la cosmovisión ancestral.
las reliquias,14 adquirieron en la Nueva Báez-Jorge señala que los santos en
España rasgos más diversificados y las comunidades mesoamericanas se
ligados a la vida de los pueblos. convierten en patronos de “tierras de
Los santos en su aspecto de már- cultivo, del maíz, y reguladores de la
tires que habían sufrido terribles tor- pertenencia comunitaria” (p. 88). Este
mentos, a los cuales hacía alusión su vínculo que se estableció con la orga-
iconografía,15 podrían haber evocado nización comunitaria fue fundamen-
en ojos de los indígenas su antigua tal. Así, la implantación del culto a
religión, aspectos negativos que se los santos en los siglos XVI y XVII se
superaron a partir del mensaje de que acompañó de la creación de las cofra-
los santos, cristos y vírgenes se con- días y los sistemas de cargo, institu-
virtieron en protectores bondadosos y ciones sociales que se convirtieron en
milagrosos de los sectores populares. el sustento de la nueva religiosidad.
Estas nuevas formas de organización,
además de asegurar la celebración
13
regular de las festividades patronales,
J. Broda, “Religiosidad popular y cosmovisio-
nes en la historia de México”, en J. Broda (coord.), administraban recursos económicos a
op. cit. través de las cajas de comunidad que
14 Cfr. G. Frenken, Wunder und Taten der
ofrecían protección a sus miembros,
Heiligen, Editorial F. Bruckmann, Munich, 1925.
15 Cfr. A. Rubial García, op. cit., p. 191. y entre otros servicios cubrían los gas-

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tos funerarios asegurando beneficios aspectos de la internalización del colo-


para la vida más allá de la muerte. nialismo. En palabras de Báez-Jorge,
Como apuntara Charles Gibson, “la
[...] los pueblos indígenas […] [buscaron]
cofradía era una institución perdura- incorporar las imágenes que les fueron
ble, que sobrevivirá a sus miembros, impuestas por la evangelización colonial
y este hecho puede haber inyectado al entramado de sus cosmovisiones. Esta
operación (de claro sentido contra-hege-
una situación de estabilidad en una mónico), realizada al margen del control
población renaciente reducida en eclesiástico, debe entenderse como un
número y que sufría dificultades de complejo proceso signado por la dialéc-
tica de la identidad y la alteridad: si en un
toda índole”.16 En este sentido, afirma principio los santos fueron representacio-
Báez-Jorge que “el sistema de cargos nes asociadas al otro, terminaron confun-
conjuntamente con el territorio cons- diéndose en los imaginarios colectivos del
tituyen [las] claves estructurales de la nosotros. Las identidades comunitarias se
configuraron, de tal manera, a través de
vida comunitaria” (p. 173).17 ideaciones construidas a partir de la alte-
A partir de la interpretación contra- ridad. Ha sido ésta una dilatada dinámica
hegemónica de las figuras de los san- identitaria en permanente reelaboración,
flujo de imágenes y concepciones refrac-
tos, éstos se convierten en la expresión tadas en el espejo del catolicismo hege-
de la alteridad incautada por los pue- mónico […]. Estas arcaicas configuraciones
blos conquistados.18 Podríamos afir- definen, en sentido general, los perfiles
de las hagiografías locales, concebidas
mar que esta incautación manifiesta y dinamizadas a contrapelo del control
eclesiástico, en el conflictivo contexto de
la sujeción social y de la explotación eco-
nómica que enfrentan los pueblos indíge-
16 Ch. Gibson, Los aztecas bajo el dominio espa- nas (pp. 178, 179).
ñol, Siglo XVI, México, 1967, pp.130-131.
17 “Su funcionamiento refiere a tres dimensio-
Coincidiendo con Félix Báez, Luis
nes sociales plenamente interrelacionadas e interac-
tuantes: 1) la economía, en tanto el sistema opera
Millones afirma, refiriéndose el caso
al interior de la comunidad como regulador de la andino, que “[…] las imágenes queda-
riqueza y propicia específicas formas de articulación ban expuestas a los fieles en el templo
con la sociedad nacional; 2) la política, toda vez que
de su localidad. A la falta de la pala-
establece las conexiones entre la Iglesia y el gobierno
(en los planos locales y regionales) y define la parti- bra explicativa del clero, a los pies de
cipación de los miembros de la comunidad y, final- cada imagen, fue naciendo otra histo-
mente, 3) la ideología, dado que instituye una jerar- ria […]”.19 Más adelante, en el mismo
quía de prestigio con un consecuente marco valora-
tivo [...]. Desde esta óptica, la implantación de las texto, el autor señala que,
cofradías indígenas fue de particular relevancia” (pp.
173,174). Cfr. Dehouve, Gibson, Carrasco, Zavala
y Miranda, cit. por Báez-Jorge (pp. 172-175).
18 Cfr. la tercera parte del libro, “Más allá de 19 L. Millones, El rostro de la fe. Doce ensayos
la ortodoxia: las dimensiones de la relación con el sobre religiosidad andina, Fundación El Monte,
‘otro’”. Universidad “Pablo de Olavide”, Sevilla, 1997, p. 74.

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[…] al carecer de la voz oficial de la Instrumentaron, en consecuencia, la


Iglesia, o si ella ejerce violencia inaceptable inserción de sus deidades en imágenes
sobre los patrones culturales del pueblo,
éste recurre a su capacidad de “leer” de y rituales propios de la fe hegemónica,
manera distinta la expresión y parafernalia configurando variadas expresiones de
del santo, Virgen o Cristo expuestos en los la religión popular” (p. 184).
altares. Por encima de la doctrina oficial,
cada comunidad ha establecido un diálogo Regresando nuevamente a Meso-
personal con su patrono. Sus rasgos, sus américa y como reflexión final acerca
vestidos, sus atributos, fueron poco a poco del tema de este libro fascinante, qui-
reflejando las angustias y esperanzas de sus
fieles, convirtiéndose en espejos culturales.
siera apuntar lo siguiente: existían
En el diario entrecruzar de sus miradas, importantes coincidencias así como
unos y otros terminaron por borrar las dis- diferencias entre la religión mesoame-
tancias de sus respectivas proveniencias.20 ricana y la cristiana. Ambas sociedades,
En otra parte, Luis Millones apunta la mexica y la española del siglo XVI,
que “el patrono así adquirido aban- eran sociedades estatales fuertemente
dona la historia de la que fue provisto estratificadas, acostumbradas a las con-
por el dogma católico”.21 En relación quistas militares y la sujeción de los
con el fructífero campo de la com- campesinos a las sucesivas imposicio-
paración entre Mesoamérica y los nes de nuevos señores y linajes gober-
Andes, Báez-Jorge observa que, “[…] nantes. Los indios se vieron obligados,
en respuesta a la persecución de sus desde siglos atrás, a aceptar a los dioses
creencias durante la Colonia (en parti- ajenos e integrar los símbolos de ellos,
cular, afectados por la satanización de a su propia cultura y religión. Esta
sus divinidades), los pueblos mesoa- condición que prevaleció antes a la
mericanos y andinos desarrollaron Conquista, sin duda, fue un factor
complejas estrategias simbólicas orien- decisivo que facilitó la Conquista espa-
tadas a reducir la tensión y el conflicto ñola y el posterior proceso de sujeción.
con la imposición del catolicismo. La religión autóctona tenía una
larga tradición de incorporar a otros
cultos y dioses ajenos. Por otra parte,
20
aunque España también conoció suce-
Ibidem, p. 75.
21 L. Millones, “De las siete ciudades de Cíbola sivas conquistas de su territorio y hasta
a la urbe indiana. Apuntes para una historia de el siglo XVI convivían en ella diferentes
los santos patronos”, en L. Millones (ed.), Ensayos pueblos y religiones, la religión cató-
de historia andina, Universidad Nacional Mayor
de San Marcos, Lima, 2005, p. 30. Más adelante, lica era excluyente y las instituciones
Millones afirma que “este universo vital tiene muy del Estado y la Iglesia perseguían otros
poco del santoral cristiano y pareciéndose mucho credos como herejía o idolatrías.
más al universo de los dioses y semidioses grecorro-
manos, constituye parte importantísima del sistema
Por otra parte, sin embargo, se
de creencias en los Andes”. Ibidem, p. 32. puede decir que en la religión cató-

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lica, al lado del monoteísmo profe- continuidades hasta el día de hoy. Los
sado, existía una multiplicidad de santos, tan magistralmente abordados
santos, cristos y vírgenes que adoraba por Báez-Jorge en este libro, fueron
el pueblo, también en España. Éstos reinterpretados en términos de estas
fueron trasladados por los conquista- cosmovisiones indígenas, y en palabras
dores y los frailes al Nuevo Mundo y, del autor, “transponiendo su condi-
sin duda, fueron reinterpretados por ción hierofánica en la alteridad de la
los indios dentro de su tradición de religión hegemónica, los santos fueron
politeísmo ancestral. También exis- transformados en vehículos identita-
tían semejanzas entre el Estado espa- rios” (p. 180).
ñol y el Imperio mexica por el hecho Hoy en día, estas creencias y, sobre
de que el culto público se celebraba todo, las prácticas rituales constituyen
con gran despliegue de elementos tea- factores claves de la reproducción de
trales y decorativos involucrando a la cultura y la identidad de las comu-
todos los estamentos de la sociedad. nidades campesinas indígenas. Si en la
Estas celebraciones tenían lugar den- actualidad estudiamos este polifacético
tro de un calendario de fiestas esta- y fascinante tema, de ninguna manera
blecido. Estas formas de los rituales y esto significa que estemos defendiendo
prácticas religiosas se prestaban para una imagen anacrónica del pasado,
la fusión de elementos y la creación sino que su importancia reside en el
de formas sincréticas. Por lo tanto, hecho de que este imaginario colectivo
hay que distinguir entre formas y con- forma parte de la reproducción de la
tenidos sincréticos. Mientras que en las identidad cultural de los pueblos indí-
formas sincréticas se produjeron con genas y demás grupos subalternos de la
más facilidad las fusiones de elemen- sociedad, frente al mundo convulsio-
tos, los contenidos y la cosmovisión de nado de hoy.
ambas religiones eran muy diferentes.
Precisamente, en los contenidos de la
religión mesoamericana —que giraban Johanna Broda
alrededor del medio natural y el pai- Instituto de Investigaciones
saje circundante, el culto a los astros Históricas,
y a la tierra, el agua y el mar, así como Universidad Nacional Autónoma
los cultos agrarios— existen grandes de México

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