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Índice
Staff
Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
3 Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Próximo libro
Sobre el autor
Agradecimientos
Staff
Moderadoras:
*~Vero ~* Viqijb Gaz

Traductoras
Gaz vale
Viqijb ¥anli
*~Vero ~* marijf22
4 TsuParthenopadeus nelshia
Nina Carter Playlob
PrisAlvS EtziadeIngle
blinda

Correctoras
EtziadeIngle PrisAlvS
Tamis11 Gaz
AriannysG Celemg
xx.MaJo.xx Pachi15
*elis*

Lectura final
Gaz

Diseño
Dayi Cullen & Gaz
Sinopsis
A
ubrey Thompson es una joven de veintitrés años, azafata en la
pequeña aerolínea comercial de su padre. Es una listilla sarcástica
que no tiene ningún problema en decirte adónde te puedes ir.
También desprecia a las estrellas de rock... pero eso es todo parte de la historia. Su
abuela Jean es espía y te tendrá riendo a carcajadas.
Luego viene Jake Parker, el joven cantante de veinticinco años líder de
Battlescars. Su reputación es la de un indomable chico malo. Está completamente
con «las bolas contra la pared» en todo lo que hace. Dos días después de regresar
de una gira de un mes por Europa recibe la visita de Bruce, un ejecutivo de la
compañía discográfica. Le informa de que Battlescars se va de gira durante tres
5 meses. Lo que no todos saben es que Jake está desgastado y cansado de la misma
mierda vieja de siempre.
Su sello discográfico contrata a la empresa del padre de Aubrey para volar
durante la gira de último minuto. A fin de mantener la compañía de su padre a
flote, tendrán que aprender a llevarse bien. Cuando Jake conoce a Aubrey, ella se
niega incluso a reconocer su existencia. Él la ve refrescante, y como un desafío.
Ambos tienen algunas cicatrices bastante pesadas de su pasado que los
detienen. ¿Puede Jake conseguir que Aubrey lo deje entrar? ¿O lo rechazará por su
extravagante reputación? ¿Su miedo a ser lastimada otra vez lo mantendrá alejado
para siempre?
¿Son los dos una pareja del cielo o del infierno?
Battlescars #1
1
Adonde sea que vaya
Traducido por Blinda & ¥anli
Corregido por EtziadeIngle

Aubrey

—¡A
ubrey! —llamó papá, sacándome de mi estupor.
Levanté la cabeza de su escritorio y bostecé fuerte.
6 —Amén. —Corté una risita tonta.
Una vez alguien me dijo que si alguna vez te pillaban durmiendo con la
cabeza baja, hicieras como si estuvieras rezando y esperaras lo mejor. Sabía que no
estaba en problemas y que mi papá lo encontraría divertido. Además, esto era su
culpa, ya que estaba agotada de haber salido tanto esta semana. Había estado en
L.A., Nueva York, Boston y San Francisco, y esos solo eran unos cuantos nombres.
No fui de visita. No, pasé mi tiempo jugando a ser la azafata de hombres ricos de
mediana edad. Ellos alquilaban la compañía aérea comercial de mi papá para volar
a sus destinos, y yo era parte del trato. ¡Yay! ¡Yo!
—Buen intento, kiddo —dirigió su arrugada mirada sonriendo hacía mí—.
Escucha, sé que acabas de regresar, y que estás agotada, pero necesito un favor.
No otra vez… esperaba con impaciencia irme a casa y dormir durante un día, o
varios.
—Tengo una cita esta noche.
—¿Una cita? —se ahogó.
No tenía una cita, y él lo sabía.
—Sí, con mi cama. Íbamos a dormir completamente juntas —dije
sarcásticamente.
Giró sus ojos y rió.
—Buen intento.
—Ugh, ¿qué es esta vez? —pregunté, sintiéndome ligeramente molesta.
Ya sabía la respuesta, e implicaba hacer el equipaje.
—Sólo que conseguimos una solicitud de vuelo de última hora y te necesito
para ir. Sé que podría resultar ser un valioso cliente. —Rió, sabía que estaba
condenada. Podía tener veintitrés, pero todavía era la niña de papá y quería
hacerlo feliz.
—¿Cuáles son los planes de vuelo? —pregunté con curiosidad.
—Bueno, éste se marcha de L.A. y se dirige a Manhattan. Si esto va bien,
podría haber varios más.
—¿Con quién volamos esta vez? Mejor que no sea del tipo del espeluznante
Carter otra vez. Lo dejé andando de forma singular durante una semana la vez
pasada.
Mi papá se estremeció.
—No, ya no es un cliente de aquí.
«El Incidente Carter», como se mi papá se refería a ello, pasó tres semanas
7 atrás. Carter Murphy es un asno pomposo cuyo papá es dueño de Empresas
Murphy, una empresa textil asentada en Texas. Piensa que tiene derecho a todo lo
que quiere, incluyendo a las mujeres. Aprendió la lección de que no siempre
puedes tener lo que quieres del modo más complicado, a la fuerza. Volábamos de
Houston a Dallas, un completo despilfarro de combustible fósil, cuando Carter
decidió que quería meterme mano sin preguntar. El muchacho se sorprendió
cuando le metí la mano a la vez… y torcí, con fuerza. Lamento no tener una
fotografía de su cara de modo que pudiera colgarla como advertencia por si
alguien más quisiera intentarlo. Nadie me toca sin mi permiso. Sobre todo después
de lo que pasó…
Sabía que lucía bien, y he tenido mi parte justa de pretendientes. No pensaba
que eso fuera un riesgo en el trabajo ya que la mayor parte de nuestros clientes no
estarían interesados en alguien que se pareciera a mí. Nunca me gustó mezclarme
con la muchedumbre, luego tendí a destacarme. Básicamente, tengo el pelo negro
con mechas rosadas, una par de piercings y un manojo de tatuajes. Soy de un
tamaño seis, porque a diferencia de la mayoría de las hembras flacas, quiero comer
más cosas que ensaladas. Tengo una boca que sería el orgullo de un marinero.
Además, nunca contengo lo que quiero decir para evitar herir los sentimientos de
alguien. Sin embargo, soy ferozmente leal y compasiva, solo no te me atravieses
—Esto es demasiado malo —dije, sin sentirme culpable en absoluto.
—Escucha, Aubrey, las cosas han ido más lentas de lo normal últimamente…
con el costo de combustible subiendo y con todo lo demás, realmente necesitamos
este cliente.
Hace poco que noté que las cosas iban más lentas de lo normal, pero el filo de
su voz me dijo que estaba preocupado. Sobre todo, era inquietante para mí porque
este negocio era su vida entera. Fue levantado literalmente de la nada por mi
abuelo, con sangre, sudor y lágrimas. Haría lo que tuviera que hacer, incluso si
eso quería decir que me haría sufrir a mi misma para mantenerlo a flote.
—¿Es Channing Tatum? Por favor dime que lo es… —supliqué
juguetonamente.
—No, esto es um. —Puso sus gafas para mirar el papel en su mano—. Es Jake
Parker.
Hice rodar mis ojos. Jake Parker, alegría. Su nombre había sido gritado y
condenado al infierno por muchas mujeres, según los retazos de chismes. Todos
por debajo de los cincuenta, excepto mi papá, sabía quién era Jake Parker. Era el
súper sexy cantante líder de los Battlescars. Era alto, guapo y estaba cubierto de
tatuajes. También tenía una reputación, uno de la que no estaba interesada en
conocer. Acabas de decir que harías cualquier cosa, me dije.
—Está bien, lo haré. Pero me debes un montón de tiempo, y quiere decir UN
MONTÓN. Tengo que ir a casa y agarrar algo de ropa limpia. ¿Cuándo tenemos
8 que marcharnos?
—Vuelve para las dos y no te retrases ni lo más mínimo. ¿Puedes decirle a
mamá que llegareéun poco tarde a cenar esta noche?
Asentí y di una par de vueltas a la silla giratoria antes de dirigirme a mi
coche, un maltratado Honda Civic con un serio problema en el silenciador. Le metí
la primera velocidad y me dirigí a casa. Seguí la avenida central y admiré todas las
familias que paseaban arriba y abajo mirando escaparates durante el fresco
atardecer. Era el tipo de cosa que nunca estaría en las cartas para mí. Era un punto
que casi aceptaba, casi. Estaba destinada a estar sola debido a él. Lo aparté de mi
pensamiento y seguí mi viaje a casa. Diez minutos más tarde continué hasta el
pequeño rancho de mis padres. Era blanco con contraventanas grises y una puerta
roja. El camino estaba delineado con crisantemos rojos, naranjas y amarillos. Había
dos calabazas a ambos lados de la escalera y un espantapájaros plantado en el
arbusto de al lado. Fue donde crecí, y me gustó esto.
Giré la llave y empujé la puerta para abrirla.
—Mamá, estoy en casa —grité.
—Aquí estoy, cariño —gritó atrás desde la cocina, que estaba a unos metros.
En la casa olía delicioso. Estaba haciendo ternera guisada. Mi estómago gruño
de forma detestable. Me dirigí hacia la pequeña y encantadora cocina de mi
mamá. Alardeaba de sus originales gabinetes y electrodomésticos de los años 50,
excepto el refrigerador. Ese era retro chic. Besé su mejilla y me preparé un tazón.
Desmenucé encima algunas cracketz y empecé con entusiasmo.
—Eso no es muy elegante, Aubrey Jean —me regañó.
Mi mamá, Caroline, era increíble. Era el ama de casa típicamente americana,
menos por el Botox. Era la mejor cocinera, y fácilmente podría competir con Paula
Deen y ganar. Era fuerte e ingeniosa. La admiraba enormemente. Éramos
aproximadamente de la misma altura: 1,67 metros, y teníamos los mismos ojos
miel. Su pelo era de un castaño claro, donde el mío era de forma natural de un
castaño oscuro como mi papá. Tiño el mío de negro porque creo que combina
mejor con mi piel. Le saqué la lengua y sonreí abiertamente. Odiaba cuando me
llamaba por mi nombre completo. Mi segundo nombre era Jean, como mi abuelita
Jean, quien vivía al otro lado de la calle. Es tremenda. Una cascarrabias total.
Debería hacer una parada e ir a verla antes de marcharme otra vez. Terminé de
comer, aclaré el tazón y me dirigí a mi cuarto para hacer las maletas.
Tan pronto como bajé al vestíbulo, mi gato, Mitsy, me descubrió. Comenzó a
volverse loca y siguió tratando de subirse a mi maleta. Me siguió mientras iba de
cuarto en cuarto recogiendo diversas porquerías. Era más que probable que no
necesitara ninguna de ellas, pero me gustaba tenerlas a mano, solo por si acaso.
Paré completamente mi circuito cuando llegué delante del cuarto de baño. Me miré
en el espejo y quise gritar. No podía creer que me hubiese mostrado en público
9 luciendo así. Mi pelo se parecía al de la novia de Frankenstein, y mi lápiz de ojos se
parecía a la escena donde la puta se encuentra con su chulo. Agarré una manopla y
limpié mi cara. Volví a aplicar mi maquillaje y pasé un cepillo por mi pelo. Volví a
mi cuarto y me cambié a un par de ajustados vaqueros negros y a una sudadera
gris ligera. Arroje el resto de mis pertenencias en la maleta y cerré la cremallera.
Acaricié a Mitsy durante un par minutos antes de que fuera la hora de irme.
Abracé a mi mamá, me despedí de ella y me dirigí a ver a la abuelita Jean. Anduve
a través de la calle hasta su casa de dos plantas azul. No me molesté en llamar
porque me golpearía con una cuchara de madera si lo hiciera. Siempre insistía en
que su casa fuera mi casa.
—Bien, si no es mi mollete de salvado favorito. —Estaba sentaba en la mesa
de cocina bebiendo una taza de café y fumando un Lucky Strike.
—Si esto no es mi dinosaurio favorito. —Le tomé el pelo de vuelta.
Me sacó su lengua como un niño errante. ¡Rugió!
Me senté en la mesa y robé uno de sus cigarrillos. Cómo ella fumaba esas
cosas, nunca lo sabría.
—Parece que estaré afuera en otra aventura. No sé cuánto tiempo me iré esta
vez —dije algo enfurruñada.
—¿Adónde ahora? —Levantó una ceja.
—Estaremos fuera, en Nueva York, acarreando por allá una estrella del rock.
Esperé su reacción. La abuela amaba las estrellas del rock.
—¿A quién? —pinchó.
—Jake Parker —dije con repugnancia.
—Ah, me gustaría que viniera a limpiar a fondo mis telarañas —soltó.
No necesitaba la imagen mental que siguió.
—¡Abuela, eso es asqueroso! —chillé.
—Lo que sea, es cierto. Ese muchacho es un gran vaso de agua, si alguna vez
he visto uno.
—De acuerdo, me voy de aquí. Gracias por las pesadillas.
Expulsé el humo de mi cigarrillo y me puse de pie. Camine al otro lado de la
mesa y besé su pelusa de pelo blanco antes de dirigirme a la puerta. Para un
extraño, ella se parecía a la abuela que hacía pasteles de manzana y escuchaba
grabaciones de gospel. Era la cosa más alejada de la verdad, si eso se refería a la
abuela Jean. Era activa, y probablemente escuchaba los Rolling Stones antes del el
evangelio cualquier día. Cargué mi maleta en el maletero y trepé a mi coche. Gemí
en cuanto giré la llave y el sonido de silenciador sonó fuerte por todo el coche.
Realmente tenía que conseguir ahorrar para un coche nuevo, porque este se hacía
10 embarazoso. Fui marcha atrás por el camino de entrada y emprendí el viaje de
regreso al campo de aviación. Cuando llegué, reventé el maletero y agarré mis
maletas. Las apoyé contra el lado de los pasajeros y fui a la oficina a conseguir los
detalles de vuelo. También quería decirle adiós a mi papá. Caminé vestíbulo abajo
y abrí la puerta de su oficina.
—Hola, kiddo, solo falta terminar lo último de la lista de comprobación de
prevuelo. Mark va a ser el piloto; ya que sé que ustedes dos no se matarán el uno al
otro. Sobre todo, si terminas por estar fuera durante mucho tiempo. —Parecía
esperanzado.
Me dio un sobre con algún dinero en efectivo y una tarjeta de crédito de
empresa.
—¿Cómo de largo es mucho tiempo, papá? —Puse mala cara.
—Tres meses… pero antes de que te conviertas en la reina del drama sobre
mí, realmente necesitamos esto Aubrey. Por favor haz tu mejor actuación —pidió.
¡Tres meses!
—Bien —me aplaqué.
Se levantó y caminó alrededor de donde yo estaba de pie, y besó mi pelo.
—Gracias cariño, te amo. Con cualquier problema solo llámame.
Metí el sobre en mi bolsillo trasero y salí abatida de la oficina. Saqué un
Marlboro Rojo de mi paquete y salí para encenderlo. Tenía que prepararme
mentalmente para el largo vuelo a Ciudad Mierda, lo que quiere decir, Smithville,
Ohio, L.A. Y entonces volver a Nueva York.
Dave, que era uno de los tipos de la tripulación, se comía con los ojos mi
trasero.
—¡Eh! Aubrey, buena vista.
—Si quieres mantener tus ojos te sugiero que sigas andando, monito. —Hice
volar un penacho de humo en su cara.
—Siempre las damas. —Se rió y sacudió la cabeza mientras iba dentro.
No era una odiadora de los hombres. Solo no creo que fuera puesta en esta
tierra para ser observada como un pedazo de carne. Un par de minutos más tarde,
Ian vino y me dijo que estábamos listos para partir. Entré en la cabina y guardé mi
equipaje. Al menos mi papá tenía razón al emparejarme con Mark, no nos
mataríamos el uno al otro. Lo conocía desde que era un aniña, y me trataba como si
fuera una de los suyos. Además, entendía mi retorcido sentido del humor y no se
ofendía con facilidad. Mark Wilson estaba a principios de los cuarenta, soltero por
elección y sufría de calvicie masculina. Era en general un gran tipo, y eso me hacía

11 temer esta aventura un poco menos. Lamentablemente, tendríamos un copiloto


diferente para cada vuelo. Tendríamos «rogues», que eran quienes venían o iban
de otras líneas aéreas privadas como la nuestra. Hoy conseguimos a Scott, que
babeaba detrás de mí como un bicho raro total.
Dije un rápido hola y me dirigí a mis asuntos. No estaba interesada en
conseguir otro amigo. Mark comenzó a golpear interruptores para prepararse para
el despegue. Hice plaf en una de las sillas cómodas y saqué mi lector de e-books.
Comencé a leer y esperé que el tiempo pasara rápidamente. Una vez que
estuviéramos en el aire comenzaría a preparar la comida en vuelo de modo que
estuviera lista para nuestros invitados. Me senté hacia atrás y cerré los ojos para
tomar una muy necesaria una siesta. Lamentablemente, Jake Parker era parte de mi
sueño, uno completamente sexual. ¡Ugh!
No fui capaz de dormir más durante el resto del vuelo.
Cuatro horas y media más tarde aterrizamos en L.A. Mark bajó la escalera
hacia la pista. Un coche de cristales tintados esperaba allí. Un tipo monstruoso que
sólo podría asumir que era el guardaespaldas de Jake apretó el paso. Gemí
internamente y fui a asegurarme de que todo estaba en orden. Estaba
aprovisionando el cuarto de baño cuando sentí que alguien respiraba cerca de mi
cuello. Actuando por instinto rápidamente me giré y golpee al tipo directamente
en las pelotas. Él ahueco las joyas de la corona. ¡Joder! Sabía que tenía que pedir
perdón, ¿pero es que no ha oído nunca nada sobre el espacio personal?
—Soy Brett Barnes. —No se alteró por mi ataque, pero habló con un tono de
voz apagado. Me ofreció su mano—. Jefe de seguridad del Sr. Parker. Tengo que
comprobar que el avión es seguro antes del despegue.
Le eché un vistazo, por encima de los veinte, alguna clase de pastel de carne
con un buzz cut. Parecía ex-militar. Si adivinara, diría que medía 6,4 pies y pesaba
unas doscientas cuarenta libras. Era ancho de espaldas y corpulento pero lucia un
corte limpio en su traje negro. Ofrecí mi mano a cambio.
—Aubrey Thompson. A propósito, lo siento. —Agité mi mano delante de su
paquete—. No debería moverse así encima de la gente —regañé.
Le hice un gesto con la mano y le dejé. Iba a ser una larga noche. Examinó
cada rincón y hendidura del avión antes de dar el permiso al Capitán Celebridad, o
lo que es lo mismo, Jake, para subir a bordo. Jake se paró en el último escalón y
deslizó sus Ray-Ban de aviador por encima de su cabeza.
Ese fue cuando conseguí mi primer vistazo real de él. Era alto, al menos 1’90,
bronceado y tonificado con una cresta negra, y penetrantes ojos azules. Tenía dos
piercings en su ceja izquierda y un par sobre su labio. Su cara podría hacer llorar a
los dioses griegos, con su mandíbula cuadrada y altos pómulos. Incluso su nariz de
12 mierda era atractiva. Entonces sonrió con satisfacción hacía mí. ¡Odio a las estrellas
del rock!
¡Maldición! Probablemente piensa que estoy llena de admiración hacia él. Lo estaba
un poco, pero aún así.
—Soy Jake Parker. —Hizo un guiño y ofreció su mano.
—Sé quién eres —contesté malintencionadamente.
Entonces rápidamente recordé que se suponía que sería agradable. Ofrecí mi
mano a cambio y noté que no sucedería en ese momento. Tenía manos gigantescas
que envolvieron completamente las mías más pequeñas.
—Así que ¿eres la azafata? No te pareces a las azafatas normales y habituales.
—Miraba insultantemente mi pecho—. ¿Es un tatuaje? —señaló.
Miré abajo y noté que mi blusa se había deslizado hacia abajo, y la placa de
mi pecho estaba fuera. ¡Simple y jodidamente fabuloso!
—No es su asunto, amable señor, si hiciera el favor de tomar asiento podemos
prepararnos para el despegue.
Ajusté mi blusa y sonreí diabólicamente con eficacia restándole importancia.
Se sentó en el asiento de cuero de color crema y estiró sus largas piernas delante
de él.
—¡Eh! —llamó, y de mala gana caminé de regreso a su asiento.
—Sí. —Sonreí, pero no alcanzó mis ojos. Ya agotaba mi paciencia casi
inexistente.
El naranja prisión no es tu color, Aubrey. Repetí ese mantra durante mi camino.
—Nunca me dijiste tu nombre. —Intentaba jugar al tímido.
—Aubrey —dije rotundamente, deseando estar en cualquier parte menos
aquí.
—Bonito nombre, para una aún más bonita muchacha. —Sonrió con
satisfacción.
Puse mis ojos en blanco y me alejé.
Comprobé que el equipaje estuviera seguro antes de confirmar a Mark el
despegue.
De vuelta en mi sitio, me aseguré de que el Capitán Celebridad estuviera
correctamente abrochado. Hizo una observación sabelotodo sobre lo que yo
debería comprobar. No hice caso del impulso de pegarle un puñetazo y seguí
moviéndome. Si mantiene esta mierda encima de mí, no le daré de comer la carne asada
que tengo en la olla de la cocina. Era la receta de mi mamá, y estaba lo bastante buena
como para hacerte querer vender tu alma. Diez minutos más tarde, estábamos
volando. Una vez que alcanzamos la altitud, Mark se comunicó por el altavoz y
13 avisó que ya nos podíamos mover por la cabina. Me levanté y pregunté si alguien
quería beber algo. Les dije que les serviría la comida en aproximadamente una
hora. Les llevé a cada uno una botella de agua y volví a mi asiento. Estaba
escuchando música y perdiéndome en tierras de personajes ficticios cuando el
asiento al lado del mío se movió.
—¿Qué estás leyendo? —preguntó, arrancándome el auricular del oído.
—No es tu asunto —contesté, sin molestarme en alzar la vista.
No era ninguna polluela de groupie que iba a andar a su alrededor. Puso el
auricular en su oído, y se lo arrebaté.
—¿No vas a compartir? —Elevó una ceja.
—Esto es un iPod, no un nosotrosPod1 —chasqueé. No hizo caso de mi actitud
y rió.
—Si pudieras resumir tu vida en una canción, ¿cuál sería? La mía sería «Turn
the Page» de Metallica.
Le miré confusa y ligeramente molesta. ¿Por qué demonios está tan interesado en
hablar conmigo?
—Lamento decirlo, pero creo que tienes que cambiar sus pantalones. —Lo
miré con curiosidad—. Creo que son unos pantalones que enojan. —Comenzó a
ahogarse de risa.

1 La partícula I de Ipod se traduce como yo.


—En realidad, ese no es tu asunto, y probablemente tiene algo que ver con el
hecho que apenas he dormido en tres días. Ah, y que tú eres un Dios del Rock que
no ha hecho más que reírse de chicas como yo. No, gracias —me mofé.
—¿Dios del Rock? Al menos lo admites —soltó. —Escucha, vamos tener que
aprender a convivir si vamos a pasar los próximos tres meses juntos. Así que
¿tregua? No te juzgaré si estás de acuerdo con no juzgarme.
—No hago promesas que sé que no seré capaz de mantener. Lo tomaremos
minuto a minuto.
—De acuerdo. Entonces volvamos al principio. Soy Jake Parker, y no soy tan
mujeriego como los medios de comunicación me retratan.
—Soy Aubrey Thompson. Soy obstinada y directa, sin censura. Claramente
advertido. —Encogí los hombros.
—Encantado de conocerte, obstinada y sin censurar Aubrey ¿Cuántos años
tienes?
—Veintitrés, casi veinticuatro.
—Yo tengo veinticinco, casi veintiséis
14 —Bien, Jake-tengo-veinticinco-casi-veintiséis-años, realmente quiero empezar
de nuevo. —Sostuve mi e-book.
—Me gustas, Aubrey. Puedo decir, por tus matices sarcásticos, comentarios
groseros y por el mero hecho de tu decencia común, que vamos a ser amigos en un
abrir y cerrar de ojos. Verdaderamente, puedo decirlo.
—Lo que diga, jefe —refunfuñe.
Volví mi atención a mi libro hasta que el temporizador se apagó, dejándome
saber que la comida estaba lista. Expertamente, preparé los platos. Los miraron
como si salieran de un restaurante de cinco estrellas. Los coloqué sobre las
bandejas, delante de los muchachos. Jake lo devoró y gimió todo el tiempo,
ganando una secreta sonrisa mía. Tal vez no sería tan horrible después de todo.
Me llamó sobre su hombro.
—Si cocinas así todo el tiempo, saltémonos la etapa de amigos y casémonos.
Me retracto, vamos a matarnos el uno al otro. Me senté y me encogí como una
pelota. Perdí la batalla de los párpados pesados.

Jake
―Esta gira es importante para el sello discográfico, y vas a hacerlo, lo quieras
o no. ―Bruce Samuelson, un ejecutivo de la disquera, sostenía el contrato que
firmé. Su padre lo envió aquí a hacer su voluntad. Lo odio y a su maldito sello
discográfico.
Se suponía que debía estar en un hiato por un tiempo. Habíamos regresado
hacía dos días de un largo viaje de un mes por toda Europa. Ahora iban y sacaban
esta mierda y decidían que tenían que usarme como su fuente de ingresos, otra
vez. Estaba cansado y descuidado. Necesitaba un poco de R&R. A los veinticinco
años, comenzaba a quemarme. Siempre he tenido problemas para dormir, pero
últimamente tendría suerte si dormía una o dos horas por la noche. Tampoco había
sido capaz de escribir una canción en casi un año. La vida de estrella de rock no era
todo lo que se pinta. Claro, siempre hay una gran cantidad de mujeres dispuestas a
lanzarse sobre ti, y prácticamente tienes garantizada las cosas gratis donde quiera
que vayas, pero te envejece rápido. Nunca sabes cuándo alguien es tu amigo por ti
o por tu álter ego estrella del rock. Miré sobre la programación de la gira. Golpeé el
techo cuando vi que saldríamos esta noche. Eso sólo me dejaba con un par de horas
para conseguir juntar mi mierda. Salí furioso de la habitación y tironeé
aireadamente el equipaje que acababa de guardar en el armario. El desagradable
quedó con una sonrisa en su rostro.
Me forcé a llamar a Brett, mi guardaespaldas, y le dije que tenía que empacar
15 de nuevo. Me sentía muy mal, ya que acabábamos de regresar. No había visto a su
hija en más de un mes, y ahora nos íbamos de nuevo. Me aseguraría de que fuera
capaz de llegar a casa en algún momento en medio del show, pero todavía era una
lástima. El resto de la banda parecía igualmente molesta acerca de salir a la
carretera de nuevo, tan pronto. Por lo menos la vida era un poco más fácil para
ellos, no tenían la personalidad o el perfil que tenía yo. Era imposible para mí ir a
cualquier parte sin ser molestado.
―Hola, Jake. ¿Cómo va todo? ―preguntó Brett.
―Hola, hombre, aparentemente, la compañía discográfica decidió que
quieren continuar jodiéndome.
―¿Huh? ―Me reí imaginando la confusión en su rostro.
―Lo que quiero decir es que Bruce se acaba de ir. Nos vamos de gira otra vez
―me quejé.
―¿Ya? ―Parecía tan sorprendido como yo.
―¡Sí, en realidad estamos programados para despegar hoy! ―dije enfadado.
―Está bien. Déjame juntar alguna mierda, y estaré por allí para recogerte.
―Lo siento mucho, Brett. Si quieres algo más de tiempo libre, puedo llamar a
Vin.
―Amigo, está bien. Quiero decir, sí es una mierda, pero si me necesitas, estoy
allí.
―Gracias, Brett ―dije con sinceridad.
―Nos vemos en un rato.
Colgué el teléfono y terminé de empacar, o como lo llamé, «tirar mierda en
una maleta sin doblarlo» y esperando tener ropa interior. Tuve suerte si estaba
limpia. Por lo menos la compañía hizo los arreglos para un viaje en avión privado
esta vez. Esto significaría que estaría a salvo de quedar mutilado en el aeropuerto
como la última vez. Me estremecí recordando el incidente. Fue antes de Brett, y
estaba a punto de volar de Atlanta. Me encontraba caminando hacia mi terminal
cuando fui, literalmente, atacado por un grupo de cuatro mujeres jóvenes.
Empezaron a tirar de mí, y realmente me arrancaron una manga de la camisa. La
seguridad del aeropuerto tuvo que venir y alejarlas. Fue justo después cuando
decidí que necesitaba un guardaespaldas. Tomé mis maletas y las dejé en la puerta,
y esperé a que Brett viniera a buscarme. Cuando llamó, lancé mis maletas por la
puerta y la cerré. Me subí a la camioneta y miré mi casa mientras salía de la
calzada. Hicimos una parada técnica en la tienda de comida rápida In-N-Out
Burger. Brett se retiró hacia el tráfico y se dirigió a la pista de aterrizaje.
El pequeño avión comercial estaba esperando en la pista cuando llegamos.
16 Brett se detuvo e insistió en echarle un vistazo antes de dejarme abordar. Le hacía
sentirse importante, por lo que le permitía tener su diversión. Cuando volvió a
darme el visto bueno tenía una sonrisa enorme en la cara.
―¡Amigo, espera a que veas el pequeño número caliente allí! ―Sonreía como
el gato Cheshire.
―¿De qué estás hablando? ¿No son todas las auxiliares de vuelo mujeres
rubias de mediana edad?
—Esta no. Es luchadora, también, me dio un rodillazo justo en las bolas.
Sonreí, y fue realmente genuina. Me pregunté si estaba jugando conmigo. Sin
embargo, fue suficiente para que mi curiosidad alcanzara su punto máximo.
Caminé lentamente hacia el avión preguntándome si iba a ser una abuela, o algo
así. No sería la primera vez. Realmente esperaba que no fuera una groupie
empedernida, tampoco. Tan pronto como llegué a la cima de las escaleras, casi me
tropecé y caí sobre mi rostro cuando conseguí mi primer vistazo de ella. ¡Era
maravillosa! Lucía como si se dirigiera directamente al calendario de modelos.
Tenía el pelo largo y negro con mechones rosas. La valoré por todo su cuerpo.
Tenía una cintura delgada y caderas curvilíneas. Estaba constituida como un reloj
de arena. Me di cuenta de un par de piercings faciales atractivos. Tenía una
adorable nariz pequeña y grandes ojos marrones. Entonces vi un tatuaje que se
asomaba de su hombro. Podría decir que tenía una pieza en el pecho. Estuve
instantáneamente duro. Impresionante...
A primera vista, parecía que me estaba mirando. Entonces, su rostro cambió.
Parecía disgustada. Me presenté, pero ella ni siquiera me dio la hora del día. Sabía
que nunca me acosté con ella, porque me habría acordado. También había estado
en un período de sequía por elección por más de un año. Intenté tener una
pequeña conversación, pero ella no estaba interesada. Lo dejé pasar hasta que puso
su maldito asado delante de mí. Me había muerto he ido al paraíso de la comida,
estaba tan bueno. Había pasado tanto tiempo desde que tuve algo con remoto
gusto casero, y, ciertamente, nunca de mi madre. Prácticamente me le propuse en
el acto. Lo sé, movimiento suave de mi parte. Miré hacia atrás y la vi durmiendo,
acurrucada en su asiento. Parecía tranquila. Me di cuenta de que había unas
mantas, así que cogí una y me acerqué a cubrirla. Era una chica realmente
hermosa, y me gustó que fuera descarada. Estaba un poco desanimado de que ella
obviamente se hizo una idea de que yo era una especie de demonio del sexo loco,
yo no lo era. Le aparté algunos mechones de pelo de la cara usando mis dedos.
Quería conocer a Aubrey y sus botones.

17
Aubrey
Me desperté en algún lugar del Medio Oeste, y mentalmente me di patadas.
Sinceramente, esperaba no haber cabreado a nadie, sobre todo al Señor Dios del
Rock. Me froté los ojos y me tambaleé sobre mis pies. Rápidamente me acerqué a
Jakey Brett. Jake levantó la vista del libro y sonrió cortésmente. Brett roncaba como
una sierra.
―Lo siento mucho ―me disculpé profusamente.
―Está bien. Dijiste que estabas cansada. ―Parecía sincero―. Me di cuenta de
que era mejor dejarte ponerte al día con tu sueño ahora que ya vamos a estar
corriendo mucho.
―¿Puedo ofrecerle algo? Me traje un poco de pastel de chocolate de mi madre
―ofrecí.
―¿Tienes leche? ―Mostró una amplia sonrisa, y yo asentí.
Me acerqué a la pequeña cocina y le serví un trozo de pastel y un vaso de
leche. Lo posé en la bandeja y le entregué un tenedor.
18 ―¿No vas a tomar nada? ―Levantó una ceja. De repente me sentí cohibida.
¿Estaba tomando una puñalada en mi peso? Lo siento, Sr. Parker, pero no soy una de
tus muñecas anoréxicas. Me negaba a divulgar ninguna emoción.
―Tal vez más tarde. Tengo que limpiar y prepararme para el aterrizaje.
Déjeme saber si necesita cualquier otra cosa.
Lavé algunos platos y los guardé. Fui al baño y pasé rápidamente los dedos
por mi pelo. Afortunadamente, todavía lucía mínimamente decente. No es que
estuviera tratando de impresionar a nadie. Me dirigí a la cabina para charlar con
Mark por un minuto. Dijo que estaba programado aterrizar en cuarenta y cinco
minutos y que el coche estaría allí para llevarnos al hotel. Me dijo que se iba a
quedar con unos amigos mientras estábamos en Nueva York. Lo cual, en esencia,
significaba que iba a estar sola. Genial...
Rodamos por la pista un poco antes de las once. Jake se quejó de que estaba
muriendo de hambre a pesar de que acababa de comer pastel hacía menos de una
hora. Dijo que íbamos a tener que parar para cenar antes de ir al hotel. Brett salió
del avión primero para asegurarse de que era seguro. Fui a coger mi equipaje, pero
vi que Jake ya lo tenía. Traté de recuperarlo, con un poco de forcejeo. Perdí. Se
quedó allí con una mirada de suficiencia en su rostro e insistió en que fuera delante
de él. Bajé las escaleras y me metí en el auto que nos esperaba. Jake se deslizó a mi
lado, y salimos a toda velocidad en la noche en busca de alimento.
2
Mejor cavar dos
Traducido por Vale
Corregido por Celemg

Aubrey
J ake sostuvo la puerta mientras entrábamos en el Bar y Grill de Margo. ¡No
puedo creer que nos pillaran viniendo aquí! ¡Con él, entre todos! Tenía la
sensación de que era un montaje para que pasara el rato con él. La
19 anfitriona envió miradas lascivas a Jake en su traje negro, que podría también
haber sido una segunda piel. Aunque me disgustaba, hasta yo podía admitir, que
se veía lo suficientemente bueno como para comerlo. Me reprendí a mí misma, otra
vez.
—Por aquí —ronroneó la anfitriona.
Las chicas como ella me hacían enfermar. Él seguía siendo un ser humano, al
igual que el resto de nosotros. Empezaba a tener una mejor comprensión de por
qué parecía tan hostil en los medios, todo el maldito tiempo. Probablemente yo
estaría encerrada si tuviera que hacer frente a esta mierda a diario. Nos sentamos
justo en el medio del maldito restaurante. Era como si quisieran exhibirnos, o que
no tuviéramos algo de privacidad. Suponía que era la última. Brett se sentó a una
distancia prudente en el bar y nos observó con ojos de halcón.
—Su camarera será Carla. Vendrá enseguida. —Puso los menús en la mesa y
se aseguró de añadir un poco de dominio adicional a sus caderas. Jake parecía
indiferente.
Como si fuera una señal, una rubia alegre con demasiado perfume se acercó.
—¿Cómo está esta noche? —dijo con entusiasmo, francamente ignorándome.
Rodé los ojos hacia ella, pero no lo notó, de todos modos, ya que estaba demasiado
ocupada follando a Jake con sus ojos. Al menos no le dará de comer. Él era
totalmente contrario a lo que yo esperaba.
—Estamos bien. Realmente listos para ordenar —dijo cortésmente. Ella sacó
su libreta—. Voy a tomar el filete, medio hecho, y ella tomará una ensalada.
Le tiré dagas con la mirada. Miré el menú.
—En realidad, voy a tomar un bistec medio hecho, con puré de patatas extra
y una cerveza. —Me miró sorprendida, pero se giró y salió para poner nuestros
pedidos en orden. ¡Toma esa, Parker!
Fulminé con la mirada a Jake. Iban a ser tres largos meses...
—Las ensaladas son para perras flacas y personas con problemas de salud.
No soy ninguna de ella —dije bruscamente.
—Podrías al menos haber ordenado un Martini femenino o algo así. —Sonrió.
Rodé mis ojos y traté de mantener mi temperamento bajo control. Me senté sobre
mis manos, como mi madre solía obligarme a hacer cuando era pequeña, de esa
forma, no me estiraría a través de la mesa y le quitaría de una sola bofetada esa
sonrisa satisfecha de su magnífico rostro. El parecía tener algo de diversión
perversa sobre todo el asunto.
Mejor decirle al sepulturero que cavara dos tumbas porque nosotros (sobre
todo yo) íbamos a estrangularnos entre sí antes de que termine la noche.
—¿En serio? ¿Me veo como una chica de tipo Martini femenino? —Levanté
20 una ceja.
—Relájate. La ensalada era sólo una prueba. —Se frotó la parte posterior de
su cuello, incómodo—. Como que tengo algo en contra de las chicas con problemas
alimenticios. Sin ánimo de ofender. Creo que tienes un cuerpo fantástico. Lo siento
porque no salió como quería. ¡Maldita sea! Sólo me voy a callar ahora —dijo
poniéndose nervioso.
Una pequeña sonrisa escapó de mis labios. Era divertido verlo en todos sus
estados. Comimos nuestras cenas y compartimos una pequeña conversación. Por el
momento, nos preparábamos para salir un poco de mi estado de ánimo aligerado.
Pagó la cuenta y nos dirigimos de nuevo al coche. Apoyé la cabeza contra el frío
cristal de la ventana y sentí a Jake deslizarse a mi lado. Brett cerró la puerta y se
metió en el asiento del pasajero. Al parecer, nos volveríamos a alojar en el Hotel W.
Miré mientras las luces de la ciudad se distorsionaban.
Frenamos hasta casi detenernos, y miré por la ventana. Durante la cena, Jake
me advirtió de que siempre había una posibilidad de paparazzi al acecho, en las
sombras. Nada podría haberme preparado para el espectáculo cuando llegamos.
Insultó tanto que estoy segura de que todavía están flotando en algún lugar del
espacio. Afirmó que la compañía discográfica probablemente filtró su paradero.
Brett dijo que teníamos que tener mucho cuidado y llegar a la puerta lo más rápido
posible. Diez segundos después, salimos del coche con las luces destellando a mil
por hora. Las manchas empañaron mi visión tanto que me tropecé con la acera.
Jake rápidamente agarró un lado de mi cintura fijándome. Caminamos el doble de
rápido hasta el vestíbulo.
Jake estaba claramente furioso.
—¡No puedo creer que esa comadreja me lanzó a los tiburones de esa manera!
—¿Por qué harían eso? —pregunté con incredulidad, intentando recuperar mi
ingenio. Quiero decir, seguro que se escuchan historias, pero pasar a ser una parte
de ello era algo más.
—Publicidad gratuita. La misma razón por la que la seguridad del hotel no
hace nada hasta que estemos dentro —escupió, mirando directamente al guardia
de seguridad del hotel, quien rápidamente giró la cabeza.
Me llevó a la recepción para registrarme. La pequeña pelirroja detrás del
mostrador pasó un mal rato formando una frase coherente cuando miró a Jake.
Presionó algunos botones y le entregó una tarjeta. Mantuvo un control firme en la
tarjeta y lo miró con admiración.
—Me voy a la una. —Ella batió sus pestañas.
—¿Estás seriamente ofreciéndote delante de mi novia? No quiero ofenderte,
pero mírala, y mírate —resopló.
Jadeé.
21 Iba a colarme en su habitación y asesinarlo mientras dormía. Me agarró la
mano y traté de apartarlo en vano. Su mano se negó a salir de la mía.
—Sabes, así es como los rumores empiezan. Ahora deja que me vaya para que
pueda entrar en mi habitación —dije secamente, mirando las cámaras aun
parpadeando a través del cristal.
—Lo que sea, sólo tienes que esperar hasta la mañana cuando las imágenes
lleguen a la prensa. No me sorprendería si están pegadas por todas partes en una
hora.
—Voy a matarte mientras duermes —murmuré para mis adentros.
—¿Qué fue eso? —Él se echó a reír.
—Nada. —Retrocedí.
—Va a ser fácil, ya que estamos compartiendo una habitación.
—¿¡Qué!? —grité.
—Tengo todo el piso superior. Hay más que suficiente espacio. —Se encogió
de hombros.
—¡Tienes que estar bromeando!
—Aubrey, pensé que íbamos a tratar de ser amigos. ¿Por qué luchar contra lo
inevitable? No soy tan horrible, lo prometo. No muerdo, a menos que te guste ese
tipo de cosas, entonces, con mucho gusto haría una excepción. —Él guiñó un ojo, y
le pegué en el estómago.
Maldición, su estómago debía ser de hierro, porque me dolía la mano.
Mi padre iba a recibir una llamada telefónica justo después de que me
duchara. Nos dirigimos a la habitación, y tuvimos que esperar en el pasillo hasta
que Brett dio el visto bueno. Jake me habló de algunas cosas y personas que Brett
había encontrado en sus habitaciones de hotel durante años. Iban desde chicas (y
chicos), jóvenes y viejos, a regalos y amenazas de muerte de novios y maridos
furiosos. Me estremecí. Cuanto más hablaba sobre la vida de una celebridad, más
desagradable parecía.
Me dijo que siempre le gustó la música y escribir canciones, por lo que
compensaba lo negativo. Dijo que cuando salía al escenario todas las cosas malas
eran disipadas y no era más que Jake Parker, el chico de Arizona, cantando en el
espejo. Hemos entrado en la suite, que era enorme, pero sólo tenía dos
habitaciones. Lo miré con escepticismo. Yo estaba lista para salir por la puerta
cuando dijo que Brett siempre dormía en la sala de estar mientras estaban en
Nueva York. Sólo en caso de que alguien tratara de forzar la entrada. Simplemente
encantador.
Fui a la habitación que él eligió para mí y desempaqueté mis cosas. Me dirigí
22 al baño para ducharme y prepararme para ir a la cama. Cuando salí, me lavé los
dientes y me recogí el pelo en la parte superior de la cabeza. Me puse unos
pantalones cortos de cuadros negros y rosas y una camiseta rosa fuerte. Me
acerqué a la mesa y cogí mi teléfono. Llamé a mi papá.
—Hola, cariño —respondió dulcemente.
—No te atrevas a decirme “Hola, cariño”, Timothy Thompson —lo reprendí.
—Oh, mierda. Estás realmente enojada, ¿no? —Estaba claramente tratando de
ocultar su diversión, pero hacía un trabajo de mierda con eso.
Abrí la puerta del balcón y salí a fumar.
—Enojada. No estoy enojada. Pasé de estar enojada hace tres horas. Estoy
cabreada. —Lo encendí y di una larga calada.
—Lo siento, calabaza. ¿Cómo vas, aparte de eso?
—Mark está saliendo con sus amigos, así que estoy completamente sola en un
ático con el Dios del Rock y su guardaespaldas. ¿Cómo suena que va?
—¿Uh? Bueno, ten un buen rato y estate a salvo. Hablaré contigo mañana.
Sabía lo que trataba de hacer, y no iba a caer. Colgué el teléfono y me di
cuenta de que Jake estaba de pie en la puerta. Usaba un par de pantalones cortos
deportivos negros que colgaban de sus caderas. Maldición, es musculoso. Tenía
cada músculo completamente definido. Una parte de mí quería tomar un
microscopio para poder comprobar sus tatuajes. Otra parte de mí quería pegarlo a
la pared, lo cual era extraño porque era virgen, con una aversión al tacto. La parte
más lógica dijo que me quedara donde estaba. Así que eso es exactamente lo que
hice.
—¿Es un mal momento para pedirte que vengas a nuestro show mañana? —
preguntó divertido.
—¿En serio? ¿No sabes cómo golpear? —Rodé los ojos.
Entonces ¿qué hizo el imbécil inteligente? Tocó el marco.
Entré a la habitación y me senté en el borde de la cama. Si mi madre viera esta
escena, probablemente tendría un ataque al corazón. Estaba hablando con un
chico, y llevaba ropa de noche basura, sin maquillaje y el pelo desordenado.
—¿Podrías por favor venir a mi show de mañana? —suplicó.
—Desde que lo preguntaste tan amablemente... no —provoqué.
—No me hagas arrastrarme. —Entró en la habitación y se sentó en la cama
junto a mí.
Podía sentir el calor que irradiaba su cuerpo. Olía muy bien, también, como a
cítricos, y algo almizclado. Él puso su mano en mi hombro, y traté de apartarlo,
23 pero tenía un control firme. Empecé a sentir pánico, pero luego noté que no tenía
que tensarme, lo que me sorprendió aún más. Él comenzó a frotar círculos en mis
omóplatos. En realidad, era agradable, y me dejé comenzar a relajarme un poco.
—Vamos, Aubrey. Amigos, ¿recuerdas? —Asentí, todavía preocupada—.
Háblame de casa.
—¿Qué quieres saber? —pregunté.
—No lo sé. ¿De dónde eres? ¿Qué te gusta hacer? ¿Quiénes son tus amigos?
Me quedo con lo que estés dispuesta a ofrecerme. —Se encogió de hombros.
—Soy de Smithville, Ohio, nacida y criada allí. Me gusta. Es mi hogar. La
mayoría de mis amigos se fueron a la universidad y nunca regresaron. Sin
embargo, no los culpo. Una ciudad pequeña no es para todos. Mi mejor amiga es
Piper. Si supiera que estoy aquí contigo en este momento, estaría golpeando la
puerta de mi padre pidiendo volar para acá.
Él rió.
—Tal vez debería haber enviado a Piper en tu lugar. Al menos ella habría
estado feliz de verme. —Bromeó—. Pero en serio, me alegro de que fueras tú. Eres
refrescante. No tienes altas expectativas de mí, así que puedo solo ser yo mismo.
Me gusta. Ahora, ¿qué te gusta hacer para divertirte?
—Me gusta leer. Escucho música. Sí, incluso la tuya. Especialmente me
encanta ir a viajes largos sin ningún destino. ¿Qué hay de ti? —le pregunté,
porque, honestamente, no sabía mucho de él.
—Lo mismo. Ha sido extremadamente difícil hacer un montón de esas cosas
los últimos dos años ya que no puedo ir a ninguna parte sin ser acosado. Me
encantaban los viajes por carretera. Te vas a reír, pero soy un fanático total de la
cama y los desayunos. —Me reí, pero en realidad sentía pena por él. Me sentía
mucho más relajada, gracias a su masaje improvisado—. Así que mañana...
¿vendrás?
—No creo que tenga opción, ¿verdad? —levanté una ceja.
—Entonces está arreglado. —Él sonrió y se levantó—. Buenas noches,
Aubrey. —Se acercó a la puerta y se giró—. Esa pieza del pecho está fumando, por
cierto.
Miré hacia abajo y me di cuenta de que él pudo haber visto unos cuantos de
mis tatuajes. Sorprendentemente, no me sentía avergonzada, lo que era realmente
distinto a mí. Algo raro estaba pasando... De hecho, podría gustarme Jake
Parker. ¡Agh!

24
Jake
Salí de la habitación de Aubrey, que era la habitación que normalmente cogía
yo cuando nos alojábamos aquí. Caminé por el pasillo hasta mi habitación. Se la di
a ella, ya que tenía la mejor vista. Pasé la cama y me dirigí directamente al baño, a
masturbarme. Me sentía como un chico de dieciséis años otra vez. Todo lo que ella
tenía que hacer era reír, y ya estaba en madera deportiva. La forma en que olía me
dio ganas de embotellarla para que poder mantenerla para siempre. Olía dulce
como a miel y vainilla, y a algo más que no podía descubrir todavía. Fuese lo que
fuese, era delicioso. Lo quería en mi lengua. Ella era hermosa, incluso sin
maquillaje. Me encantó el hecho de que tenía curvas suaves, porque no era
aficionado a las chicas súper flacas. Siempre sentía como que iba a romperlas. Las
que tenían las costillas mostrándose a través de la piel eran las peores. Las evitaba
a todas.
El hecho de que ella no parecía consciente de sí misma me encendía a lo
grande. Me gustaba una chica que sabía lo que le quería y lo tomaba. Aubrey
parecía ese tipo de chica, en especial en la cena. Entonces mis manos tuvieron
25 mente propia y empezaron a tocar su piel. Se sentía como seda bajo mis dedos, y
los tatuajes... vi una idea de uno en su pecho antes, pero cuando llegué a verlo de
cerca sabía que estaba quemado. Pude ver que ella ponía un montón de
pensamientos en eso. Era extremadamente complicado, todos los negros y grises.
Era sobre todo las flores con un poco de un diseño tribal. Era increíblemente sexy.
Amaba los tatuajes en las chicas, pero no me gustaba cuando parecía que solo
entraban en un tienda y decían “quiero eso”. Me gusta que cada pieza sea única.
Tenía tetas perfectas también, un buen puñado en cada una. Me limpié y salté a la
cama. Estaba contento de que hubiera accedido a venir mañana. Sólo podría
hacerlo más soportable. Mi teléfono empezó a zumbar al final de la mesa. Era
nuestro bajista, Blake Potter.
—Hola, amigo, ¿cómo fue el ensayo? —bromeé.
—Cállate, idiota. Derek casi se meó y Kevin durmió todo el tiempo —se
quejó—. Acabamos de aterrizar y debemos estar allí en una hora más o menos.
—Sobre eso... —Iba a conseguir mi culo pateado a lo grande—. En cierto
modo tengo tu habitación lejos.
Originalmente, Aubrey y Mark se suponía que tenían habitaciones contiguas,
en el piso de abajo. Cuando descubrí que Mark estaba en casa de unos amigos no
quería que ella estuviera sola. La quería cerca de mí. Le dije que se estaba
quedando conmigo, y por suerte no lo cuestionó. El hecho de que estaba al otro
lado del pasillo me estaba volviendo loco. ¡Cálmate de una puta vez, Parker!
—¿Que hiciste qué? —Sonaba confundido, pero al menos no estaba enojado.
—Escucha, entenderás mañana. Tus reservas están bajo Harry Balls. —Me reí.
Ese era el nuevo nombre en clave que habíamos creado para hacer las reservas con
el fin de evitar a los acosadores.
—Sí, está bien. Nos vemos en la mañana. —Colgué y encendí el televisor.
En NFN (Noticias de Famosos Nocturnas) había una foto de Aubrey y yo,
estampada a la pantalla. Sonreí. Los anfitriones estaban especulando sobre quién
era la chica misteriosa. Pensaban que lucíamos perfectos juntos. Estuve de acuerdo
de todo corazón. Se preguntaban si sería la única que domaría al chico malo Jake
Parker. Desafortunadamente, comenzando mi carrera cometí algunos errores han
venido conmigo. Nada terrible, más que nada un estúpido comportamiento de un
crío veintiún años, pero todo estaba disponible para el público y ahí es de donde
proviene mi reputación.
Pensé que los dos haríamos una gran pareja. Ahora, sólo tenía que formular
un plan para convencerla. Iba a ser más fácil decirlo que hacerlo. Nunca tuve que
trabajar tan duro para llegar a una chica, pero sabía que Aubrey valía la pena.
Apagué el televisor y cerré los ojos, rezando por dormir. Di vueltas y vueltas toda
la noche mientras el sueño decidía eludirme, una vez más. Finalmente me quedé
dormido en algún momento después de las cinco de la mañana. Estaba en medio
26 de un sueño agradable cuando me desperté sobresaltado. Sentí a alguien saltar en
la cama, y esconderse bajo las sábanas. ¡Iba a matar a Blake!
—¿Qué demonios? —Bostecé.
—Hay alguien en mi cuarto de baño. Brett me dijo que viniera aquí —dijo ella
en una feroz carrera.
Era Aubrey, y claramente algo asustada de salir. Puse mi brazo alrededor de
ella y la atraje más cerca, yaciendo juntos sobre la cama. Me sorprendió cuando
vino voluntariamente. Tampoco podía dejar de notar que encajaba perfectamente
en mis brazos. Por desgracia, nuestro momento duró poco.
Blake y Derek irrumpieron en la habitación con sonrisas maliciosas.
—¡Qué demonios, imbéciles! —les grité.
Juro que actuaban como animales a veces, bueno, la mayor parte del tiempo.
Sin embargo, eran como mis hermanos, así que tenía que lidiar con ellos.
—Amigo, no nos culpes. Nunca tomas esta habitación —dijo Blake con una
mirada petulante.
Aubrey me miró con los ojos muy abiertos.
—Eso no significa que solo tengas que ir alrededor a irrumpir en baños de la
gente de esa manera —regañé.
Sostuve a Aubrey cerca mostrándoles que estaba fuera de los límites. Ella se
inclinó hacia mí y se giró así su rostro estaba enterrado en mi pecho. Estaba orando
para que ella no se diera cuenta de mi furiosa erección. Sin embargo, era más que
eso. Había algo en ella que me hacía quererlo todo. Blake y Derek eran los tipos
“bam-bam-gracias-señora”. Kevin era nuestro guitarrista rítmico y vocalista de
seguridad. Él era mucho más suave que estos dos. También había tenido la misma
novia durante tres años. Blake me levantó una ceja, y le fulminé con la mirada.
—Ahora, vayan a esperar en la sala antes de que les rompa el rostro, o haré
que Brett lo haga por mí —reprendí.
Se rieron y giraron cerrando la puerta detrás de ellos.
—Lo siento por los dos. Fueron criados por lobos.
Aubrey aún seguía temblando. Le froté la espalda con dulzura hasta que sentí
su ritmo cardíaco regresar a la normalidad.
—¿Quiénes son? —Ella me miró y salió de mis brazos. Casi me reí porque me
olvidé por completo de que ella no era como las otras chicas groupie que sabían
más sobre nosotros que nosotros.
—Ese sería Blake, nuestro bajista; y Derek, nuestro baterista. O como Brett se
refiere a ellos, tweedle-dee y tweedle-dum2.
27 —¡Jodidamente me asustaron! Un minuto estoy durmiendo profundamente y
al minuto siguiente oigo ruidos extraños procedentes del baño. Salí corriendo de
allí y vine derecha aquí, como Brett dijo. Asumo que él sabía que eran ellos porque
no estaba funcionando realmente.
Tengo que agradecerle a Brett después por enviarla aquí, porque me hizo el día.
—No me estoy quejando. Me puedes despertar así en cualquier momento. —
Sonreí. Era tan jodidamente linda para ser la primera cosa de la mañana. Se puso
toda tímida en mí, y era aún más sexy.
—Voy a ir a buscar ropa. —Se deslizó de la cama y salió corriendo de la
habitación.
—Voy a buscarte en un rato, entonces —llamé.
Vi cómo salió de la habitación. Miré sus piernas y gruñí. Había arcos tatuados
en su muslo derecho, debajo de su culo. Esta chica iba a ser la muerte para mí. Sólo
mis pensamientos me iban a enviar al infierno... Tomé una ducha helada y me puse
unos pantalones y una camiseta con cremallera y capucha negra. Peiné mi cresta
negra y tomé una última mirada en el espejo. Decidí ponerme mis botas negras
sobre zapatillas de deporte ya que mis opciones en el camino eran escasas. Era en
un día como hoy que deseaba permanecer en el anonimato. Me hubiera gustado
poder llevar a Aubrey a algún lugar agradable y no ser interrumpido por los

2Los gemelos de Alicia en el País de las Maravillas. Terminan la frases del otro y van juntos a todas
partes. Son compañeros de travesuras.
medios. Caminé por el pasillo hasta la habitación de Aubrey y de hecho llamé a su
puerta esta vez.
—Hola, soy yo —llamé.
—Entra. —Giré la manija y abrí la puerta.
Iba vestida con una falda blanca y negra a cuadros con medias de red, una
camiseta de color negro y una chaqueta de cuero corta. Sólo tenía un poco de
maquillaje. Parecía una maldita seductora. Iba a tener que buscar para contratar a
otro guardia, sobre todo si va a vestir así durante los próximos tres meses.
—Luces bien. —Me las arreglé para sonar un poco caballeroso.
—Tú también. —Sus mejillas se estaban poniendo de color rosa. Era adorable.
—Aubrey, ¿te estás sonrojando? —incité.
—No —dijo rápidamente y fuera de tono.
Me acerqué y puse mi mano sobre su hombro. Me di cuenta de que estaba
inventando cualquier excusa para poder tocarla. Tomé su mano y la llevé a la sala
de estar.
28 —Buenos días, Brett —susurró ella. Todavía estaba claramente avergonzada
de lo que pasó antes, a pesar de que no era su culpa.
—Buenos días, señorita Thompson. —Puso los ojos en blanco. Me di cuenta
de que hacía mucho de eso.
—Chicos, me gustaría que conocieran a mi novia, Aubrey.
—No soy tu novia, Jake —me reprendió.
—Eso es lo que dices, pero lo serás. Esos son Blake y Derek, como que ya los
conoces; y ese es Kevin. —Ella asintió.
—¿Recibiste tu alerta Google esta mañana? —preguntó Blake odiosamente.
Le di una mirada de cierra la puta boca, pero ya era demasiado tarde.
—¿Alerta Google? —preguntó Aubrey nerviosamente y murmuró algo que
no pude entender.
Me estremecí, porque ella iba a enloquecer. Aubrey no era una chica que
buscara fama o estatus. Saqué mi teléfono de mi bolsillo y de mala gana le mostré
la pantalla. Ella se puso pálida como un fantasma. Su labio inferior empezó a
temblar y tuve un fuerte deseo de besarla. Probablemente lo habría intentado, si la
habitación no estuviera llena.
—Está bien. Hacen esta mierda todo el tiempo. Va a ser noticia vieja para esta
tarde. —Traté de tranquilizarla. Sin embargo, no siempre es cierto. Derek soltó un
bufido—. ¿Será que ustedes se pueden largar a la mierda como por quince
minutos? No está acostumbrada a este tipo de cosas, y no están ayudando.
Desde que bromeamos constantemente, sabían por mi tono de voz que estaba
hablando muy en serio, y no me jodieron. La sala se vació más rápidamente que
cuando Blake tenía pedos por la cerveza.
—Creen que voy a ser la única capaz de domar al famoso Jake Parker. —Se
burló.
—No necesito ser domesticado. —Ella resopló y volvió a alejarse de mí—.
Aubrey, por favor, escúchame. —Se detuvo y se giró un poco hacia atrás—. La
primera vez que me hice famoso, era un imbécil. Seré el primero en admitirlo.
También era un idiota de veintiún años. Para el momento en que nos hicimos
realmente grandes ya estaba fuera de esa fase. No voy por ahí follando con chicas
al azar. Realmente, ya no bebo. Desde luego, no me drogo, y me gustas de verdad.
Me gusta que me hables. Me gusta la forma en que me miras como si fuera Jake
Parker la persona, no la estrella de rock. Así que no me dejes fuera por favor, eso es
lo que todos hacen. Es lo que han hecho toda mi vida. Sé que soy un culo, y que
voy a joderlo, pero te prometo que te haré feliz. Sé que no estás lista para ser mi
novia, pero eso es lo que quiero. Tan sólo dame una maldita oportunidad y para de
hacer que te persiga. Yo…—Iba a seguir divagando hasta que me dijera algo, pero
en cambio estrelló sus labios con los míos. Ese beso puso mi mundo en llamas.
29
Aubrey
¡Ahhhh! Mi cerebro me estaba reprendiendo por besarlos a él y a sus
increíbles labios. Me alejé cuando empezaba a ponerse pesado. La tensión sexual
seguía crepitando entre nosotros. Habían pasado dos años desde mi último beso,
que en realidad fue sólo un beso en los labios. Su mano se apoyaba en mi mejilla,
negándose a alejarse. Di un paso atrás, sintiéndome un poco avergonzada por mi
descarado movimiento. Quería decir algo, pero parecía que era incapaz de
formular una frase coherente. Le sonreí tímidamente y miré hacia el suelo. Puso su
dedo bajo mi barbilla y levantó mi cara. Dio un beso en mis labios suavemente y
me dijo que tenía que ir a hablar con los chicos acerca de esta noche. Dejó la
habitación y me dejó sola con Brett. Mi mente estaba corriendo.
—Aubrey —dijo él para llamar mi atención. Lo miré y me di cuenta que
acababa de ver toda la cosa pasar—. Sé que no es mi lugar ni nada, pero él quiere
decir lo que dijo. No es quien hacen ver. De hecho, es una de las mejores personas
que he conocido. Tengo una hija, Kayley, y él vuela a casa entre las giras para
poder pasar tiempo con ella. No tuvo la mejor vida en su hogar cuando crecía. Su
30 madre era una adicta, y nunca conoció a su padre, así que tómatelo con calma con
él, ¿de acuerdo?
Asentí y volví a mi habitación.
Saqué mi teléfono y llamé a Piper. Salí al balcón y admiré la vista. También
me encantó que el aire no era tan fresco como en la ciudad. Lo encendí y escuché
sus gritos los primeros cinco minutos cuando le dije dónde estaba y con quién
estaba. Cuando finalmente se calmó, fui a la situación con Jake Parker. Piper era la
vida inteligente y siempre veía el vaso medio lleno. Conocía mi pasado y entendía
por qué estaba asustada por lo que hice.
—Habichuela, si fuera por mí me gustaría reescribir la historia. Me gustaría
cambiar todo lo que pasó esa noche, pero no puedo. No puedes ir por ahí
pensando que todos los hombres son como él. No lo son.
—No soy tan buena como solía ser. No confío en las personas ni les cuento
mis secretos. Sé que me alejo, pero sólo lo hago porque me niego a ser utilizada o
dañada de nuevo. Sólo puedo confiar en mí misma —dije con firmeza.
—¡Escucha lo que dices! Eres difícil y testaruda, pero si le das a la gente la
oportunidad te prometo que van a ver que eres digna de él. Te quiero, habichuela.
Haz la prueba, por mí. Un poco a la vez, y no, no estoy diciendo esto porque sea
Jake Parker. Te digo esto porque ya es hora. Déjalo ir y sigue adelante.
—¿Y qué pasa cuando finalmente decida dejarlo entrar, y él me diga que no
se siente la chispa que yo sí?
—Entonces lo golpeas y le preguntas de nuevo cuando despierte. —Ella se
echó a reír.
—¡Oh! ¿Qué voy a hacer contigo?
—Me amas, y lo sabes. Sólo te lo estoy diciendo como es. Ahora, si sigues mi
consejo estarás lista para salir —dijo con orgullo.
—Voy a hablar contigo pronto. Te quiero, mocosa.
—Yo también, habichuela. Llama si me necesitas.
Colgué con una sensación algo mejor. Decidí que todavía iba a mantenerlo a
distancia hasta que pudiera conseguir una mejor comprensión de la situación. Sin
embargo, mis hormonas tenían otras ideas. Nunca había sentido una conexión tan
fuerte con alguien antes, y eso me asustaba. Mark me envió un mensaje diciendo
que se quedaría con sus amigos hasta mañana por la tarde, cuando estaba
programado salir. Brett gritó a través de la puerta cuando el servicio de habitación
llegó. Mi estómago gruñó ante la idea de la comida. Entré en la sala de estar y cogí
un plato. Tomé unas tostadas francesas y tocino y me senté en la mesa. Mi teléfono
sonó un puñado de veces. Parecía que algunos de mis viejos amigos estaban en

31 chismes de celebridades. Me estaba metiendo un pedazo de pan en la boca cuando


miré hacia abajo y vi el nombre que apareció. Era un nombre que no había visto en
dos años. Jeremy. Quería correr al baño y vomitar. Mis manos se humedecieron.
Hice clic en la pantalla y abrí el mensaje.
Bre-bre, te vi en las noticias esta mañana. Parece que te gusta follar a
estrellas de rock después de todo…
Me dieron dolores fantasmas mientras las lágrimas quemaban mis ojos. Justo
cuando estaba a punto de retirarme a mi habitación Jake regresó con una gran
sonrisa en su rostro. Vaciló la segunda que me vio a punto de romper a llorar.
—¿Aubrey? ¿Estás bien? —preguntó preocupado.
¡NO! gritó mi cerebro. Esto era exactamente lo que me preocupaba cuando vi
su teléfono esta mañana. Él estaba a mi lado en un abrir y cerrar de ojos. No dije
nada. No podía confiar en mí misma para mover un músculo. Normalmente, era
dura como una roca, y no dejaba que nada me molestara. Jeremy era otra historia.
Jake se arrodilló frente a mí y puso su mano debajo de mi barbilla para que lo
mirara. Me estremecí. De inmediato se apartó y vi la preocupación grabada en su
rostro. Escaparon un par de lágrimas. No podía hacer esto. Necesitaba estar sola.
Me levanté y corrí a mi habitación, cerrando la puerta detrás de mí.
Jeremy Roberts era la razón por la que odiaba a las estrellas de rock.
Nos conocimos cuando yo estaba en el último año de escuela secundaria. Yo
tenía casi dieciocho años, y él veinte. Él tocaba el bajo en una banda local llamada
Gigawatts. Él era el chico malo, rockero, y yo la chica punk rock, hicimos clic.
Terminó muy mal, y juré no volver a alguien como él nunca.
3
Imperfecto
Traducido y corregido por Viqijb

Jake

T
an pronto como llegué a la habitación, ellos comenzaron a
recriminarme.
—¡Amigo, ella es malditamente caliente! —gritó Blake—.
32 Definitivamente, no estoy enojado contigo por haberle dado nuestra
habitación. Sin embargo, nos la podrías haber dado a nosotros así tú podías saltar
dentro del saco con ella. Eso habría sido la cosa más inteligente por hacer.
—Ella puede sentarse en mi cara en cualquier momento. —Derek se metió en
la conversación.
—Si alguno de ustedes siquiera la mira de manera equivocada otra vez, los
castraré. ¡Ella está fuera de los límites! —dije con seriedad.
—Guau, ¿está Jake Parker siendo realmente serio sobre una chica? —Derek se
atragantó.
—Me gusta lo suficiente. Ella es diferente, y no los necesito a ustedes,
imbéciles, haciéndola correr por las colinas del susto con sus travesuras.
—Parece agradable, Jake. Espero que funcione para ti —dijo genuinamente
Kevin.
—Gracias, Kev.
Estábamos emocionados acerca de nuestro recital esta noche en la Terminal
22. Se había agotado, y, juzgando por nuestras redes sociales, iba a ser una
multitud impresionante. Les dije que pusieran su culo en marcha y que no
lleguáramos tarde a la prueba de sonido. Me apresuré a mi habitación, con la
esperanza de tener algo de desayunar con Aubrey antes de la prueba de sonido y
de las cosas pre-show. La miré, sentada en la mesa. Al principio pensé que se veía
contenida, pero luego me di cuenta de que lucía como si estuviese adolorida. Mi
respuesta automática fue de abrazarla. Prácticamente corrí hacia ella. Tenía los ojos
vidriosos por las lágrimas contenidas. Me preguntaba qué podría haber sucedido
en esos quince minutos en los que me fui. Ni siquiera pude conseguir que me
mirase. ¿Estaba teniendo un ataque de ansiedad? No tenía ni idea de qué hacer en
situaciones como esa. Tan pronto como toqué su hermoso rostro, se estremeció y
salió corriendo.
Le pregunté a Brett si sabía lo que pasó. Dijo que no tenía ni idea, pero
mencionó que ella estaba con su teléfono. Lo recogí y vi que estaba bloqueado. Si
alguien iba a empezar alguna mierda con ella por mí, iban a tener que lidiar
conmigo. Me sentía culpable por invadir su privacidad, pero parecía más necesario
averiguar qué carajo pasó. Probé su cumpleaños, un pequeño pedazo de
información que me las arreglé por averiguar de ella anoche en la cena. Bingo.
Busqué a través de sus textos. La mayoría eran de gente diciendo que vieron
nuestra foto en Internet, no era una gran cosa. Otros querían saber cuál era nuestra
relación. No me sorprendí al ver que no respondió a ninguno de ellos. El más
reciente era de un tal Jeremy.
Bre-bre, te vi en las noticias esta mañana. Parece que te gusta follar a
estrellas de rock después de todo…

33 Estaba furioso. Lo que sea que fuera esto, debió de ser lo que la molestó.
Hasta yo podía decir que Aubrey no era ese tipo de chica. Deseé poder llegar a
través del teléfono y ahorcarle. Decidí que tenía que ver si podía conseguir que ella
me hablase. Necesitaba calmarla primero. Respiré hondo y me concentré en la
tarea en cuestión. Una vez que tuve mi compostura de vuelta, poco a poco me
dirigí a la puerta y llamé.
—Aubrey, es Jake. ¿Puedes abrir la puerta? Sólo quiero asegurarme de que
estés bien —le rogué suavemente.
No recibí respuesta por un minuto. Llamé otra vez y me estaba preparando
para tirar abajo la puerta cuando finalmente vino y desbloqueó la puerta. Se fue
derecha a la cama de nuevo, y se cubrió la cara con una almohada. La seguí hasta
la cama. Parecía tan desolada. Me estaba matando.
—Aubrey, voy a sentarme a tu lado. —Me moví muy lentamente—. ¿Es
acerca de los mensajes? Lo siento. No pensé en el efecto que tendría sobre ti. Estoy
tan acostumbrado a ello que es normal. Lo siento mucho. —Me sentí como un
idiota desconsiderado.
Su pecho subía y bajaba mientras sollozaba. Me sentí totalmente impotente y
estaba seriamente empezando a enloquecer hasta que alcanzó mi mano.
Precariamente, froté mi pulgar sobre sus nudillos esperando que eso estuviera
bien. Me sentí aliviado cuando por fin pareció relajarse un poco. Usé mi otra mano
para frotar su espalda con dulzura, y parecía que le gustaba. No sé por cuánto
tiempo nos sentamos así hasta que finalmente levantó la cabeza para mirarme. Ella
se veía como un hermoso lío caliente. Sus ojos estaban rojos e hinchados. Me
acerqué a la mesita y tomé un pañuelo para limpiarle la cara. Ella me miró
solemnemente. Necesitaba abrazarla. Quería desesperadamente decirle que todo
iba a estar bien. Que me aseguraría de que todo estuviese bien. Los sentimientos
que ya tenía por esta chica eran francamente ridículos. Algo acerca de ella
simplemente me agarró y me metió en ella. Era como vórtice.
—Aubrey, realmente necesito abrazarte ahora mismo. ¿Eso está bien? —le
pregunté, sintiéndome completamente miserable.
Se incorporó lentamente y abrió sus brazos. Me incliné y envolví los míos a su
alrededor, respirándola. Esto tenía que ver con algo más que solo un par de
mensajes. Ahí había, obviamente, algo más.
—¿Qué pasó? No quiero entrometerme, pero eso fue realmente aterrador y
necesito saber qué hacer en caso de que vuelva a suceder.
—No puedo. —Ella se ahogó y empezó a molestarse de nuevo—. No quiero
mancharte a ti con eso.
—¿Qué tal si yo te cuento mi historia y luego tú decides si quieres contarme
la tuya? Ya estoy manchado, Aubrey.

34 —Las cicatrices que tenemos nos revelarán —susurró.


—Nací con una prostituta adolescente que se volvió adicta. Pasé toda mi
infancia hurgando contenedores en busca de restos, mientras mi madre, que vamos
a llamar por su nombre porque realmente no fue nunca una madre. Así que
mientras Crystal gastaba nuestro dinero para comestibles en cocaína y heroína, yo
tenía que encontrar la manera de salir adelante. Mi padre era uno de sus muchos
Johns. No tengo ni idea de quién podría ser, y no me importa, tampoco. Cuando
tenía once años, tuvo una sobredosis y la policía la encontró en un basurero en el
centro. Fui llevado por el servicio de protección de menores y me pusieron en
acogida temporal. Allí es dónde conocí a Ron, en el programa de divulgación. Él
terminó por convertirse en mi mentor. Fue el que me metió en la música. Me salvó,
y ahora estoy aquí.
Me emocioné hablando de Ron y lo que hizo por mí. Era como mi papá. No
puedo siquiera imaginar lo que el destino hubiera tenido en ese almacén conmigo
si él no hubiese entrado a mi vida.
—Suena como si hubiese sido horroroso. Mi historia no es nada como eso. —
Negó con la cabeza.
Sabía que ella no iba a divulgar nada. Decidí dejarlo ir hasta que estuviese
lista y menos vulnerable. Me moví, así ella estaba a mi lado, y nos incliné hacia
atrás hasta que quedamos sobre la cama. Me acurruqué contra ella esperando que
nos diera un poco de consuelo a ambos. Conté su respiración y sentí el ascenso y
descenso de su pecho sobre el mío. Tuve la oportunidad de conocer más de cerca
su tatuaje a través de sus hombros desde que se puso la chaqueta. Era una
variedad de aves y estrellas con una cita en la parte inferior: Siempre es más oscuro
antes del amanecer. Tracé distraídamente mi dedo sobre él y me pregunté por qué
eligió esa cita en particular. Era aún más irónico que yo tuviera una cita similar
alrededor del mismo punto.
Nuestro abrazo fue interrumpido cuando mi estomago gruñó
vergonzosamente.
—Vamos, es la hora del almuerzo y antes de que trates y protestes, sé que
apenas comiste. Vi tu plato. —Me levanté y me quedé parado.
Tomé su mano y la ayudé a levantarse. El servicio de habitación era sin duda
frío y vulgar a esta hora. Decidí correr el riesgo y llevarla afuera. Conocía el lugar
perfecto, donde tenía menos probabilidades de ser reconocido. Incluso si era
descubierto, nadie se atrevería a meterse con el propietario. Le dije que tomara su
chaqueta. Fui a la sala y le pregunte a Brett si hacía los arreglos con el hotel para
que saliéramos por la parte trasera. Felizmente obligados y después de que Brett
dio el visto bueno, os dirigimos a través de la cocina. Nos subimos a un taxi normal
en lugar de alquilar un auto y levantar sospechas.
Brett le dio al taxista la dirección, y nos dirigimos hacia Harlem a Bee's Waffle
35 House. Un amigo mío, Big Mike, me enseñó este lugar hace años, cuando yo estaba
empezando. Traté de parar cada vez que estaba en la ciudad. Entramos y nos
saludo la misma mamá Bee. Era un pequeño y encantador lugarcito. No había
cabinas, en su lugar había mesas y sillas que no coincidían. Las paredes estaban
pintadas de un amarillo sol, y las cubrían fotos de ella y su familia. Mi foto estaba
entre ellas, siempre me ganaba una risa. Era casi como comer en su cocina.
—Mira lo que el gato trajo —susurró ella, secándose las manos en el delantal.
Un par de clientes levantaron la cabeza, pero rápidamente desviaron la mirada.
Era una bulliciosa, divertida y cariñosa mujer con el corazón de oro. Era baja y
corpulenta, con el pelo corto y oscuro, y una sonrisa que podría iluminar una
habitación.
—Mamá Bee. —Sonreí alegremente.
Me pellizcó la mejilla.
—Oh, te estás poniendo flaco, chico. Siéntense, les voy a buscar algo de
comida. ¿Quién es la bella señorita? —preguntó, mirando a Aubrey.
—Ella, mamá, es Aubrey Thompson. Estoy tratando de hacerla mi novia, pero
somos amigos, por ahora. —Le guiñé un ojo.
—Dulce niño, ¿cuándo vas a aprender? Tienes que empezar la caza agradable
y lento, dejando que ella lo averigüe por su cuenta. No hay sentido en empujarla,
¿Escuchaste? —Ella levantó su espátula.
—Sí, señora —dije tímidamente.
—Bien. Ahora, ¿viste lo que quieres para comer, Aubrey? —Mamá sonrió.
—Tomaré lo que sea que él tome.
Me mordí una carcajada. No tenía ni idea de en qué se estaba metiendo.
Mamá Bee se encogió de hombros y sonrió. Comenzó a trabajar lejos en la cocina.
—Me gusta, Jake —gritó. A mí también, mamá. A mí también...
Mamá vino y colocó los platos delante de nosotros. Había dos panqueques,
dos piezas de tostadas francesas, dos waffles, dos huevos over easy 3, una gran
porción de picadillo de carne de reserva y dos piezas de pan tostado. Le guiñó un
ojo a Aubrey y dejó caer un contenedor de jarabe y una jarra de jugo de naranja
sobre la mesa. Silbó camino a la cocina. Muerto de hambre, disfruté al comenzar
por los waffles porque estaban fuera de este mundo. Me abrí paso a través del
resto del plato, limpiando lo último con un pedazo de pan tostado. Me impresionó
que Aubrey pudiera hacer una pequeña mella en el de ella, ya que era un montón
de comida. Tomé mi billetera, saqué cinco billetes de cien y los puse debajo del
plato, ya que siempre rechazaba mi dinero. Besé su mejilla.
—Te veré la próxima vez que esté en la ciudad.

36 —Cuídate, mi dulce niño. Un placer conocerte, Aubrey.


Aubrey asintió tímidamente.
—Eso fue muy dulce —dijo ella, una vez que estábamos en el taxi.
—Mamá Bee es una mujer extraordinaria. Ha sufrido muchas pérdidas y
dificultades, pero probablemente nunca sabrías. Voy a decirte algo, y no es para
presumir. Sólo quiero que tengas una mejor idea de quién soy. —Aubrey asintió—.
Mamá vive en esta pequeñísima y diminuta casa en la Avenida B, es la más bonita
de la cuadra. Es, también, un punto de encuentro para su familia y amigos. Hace
dos años, Big Mike me llamó y me dijo que iba a entrar en ejecución hipotecaria.
Battlescars acababa de firmar su primer contrato realmente sólido, y utilicé la mayor
parte de mi adelanto para pagar su hipoteca, de forma anónima. Trabaja
malditamente duro como para perder su casa. Sólo se quedó atrás porque siempre
está cuidando de todos los demás. Mamá siempre se pone a sí misma de última. Si
vas allí a comer y no tienes dinero, te da de comer de todas formas.
—¡Creo que es increíble! Eso es exactamente el tipo de cosa que me gustaría
hacer si tuviera un montón de dinero —dijo pensativamente.
—Tengo un montón de dinero —bromeé, y ella me pellizcó. Me alegré de que
la Aubrey pre-crisis estuviera de vuelta—. Sólo digo... de todos modos, tengo que
llegar a la prueba de sonido. Tenía la esperanza de que pudieras acompañarme, ya
que vas a venir al show de todos modos. Será sin dolor, lo prometo.

3
Un huevo cocido por ambos lados pero con la yema suave.
—Supongo. —Ella se encogió de hombros.
Sonreí con entusiasmo. Brett le dijo al taxista que se dirigiera hasta Terminal
22. Nos detuvimos en la entrada de artistas y bajé de un salto. Tomé la mano de
Aubrey y la metí. Agarré el pase del cuello de Brett y se lo tendí a Aubrey, ya que
el equipo lo conocía. Él negó con la cabeza, desconcertado. La presenté a un par de
encargados del equipo y a algunos del equipo del escenario. La llevé hasta el
escenario, mi hogar lejos de casa. Me quedé parado en la “X” y agarré el
micrófono.
Quería que Aubrey viera al verdadero yo, no a la estrella de rock. Comencé a
cantar y a bailar La Macarena. Estaba girando las caderas y agitando mis manos
ostentosamente. Sabía que me veía ridículo, pero cuando vi a Aubrey riendo
histéricamente, sólo le añadió leña al fuego. Cuando terminé, hice una reverencia
teatral excepcional y puse el micrófono de nuevo en su soporte. me acerqué a ella.
—¿Crees que Los del Río me recogerán si Battlescars alguna vez me echa?
—Creo que debes atenerte a tu día de trabajo —bromeó.
Puse la palma de mi mano en mi frente, fingiendo estar herido. Ella se inclinó

37 y me besó en la mejilla.
¡Infiernos, sí!
—Si eso es lo que se necesita para obtener un poco de tu atención, pequeña
señorita, creo que voy a estar participando en muchas más actividades tontas.
—Oh, cállate. Me estás molestando ahora. —Ella rodó los ojos.
Era tan caliente cuando hacía eso.
Ya que teníamos un poco de tiempo para matar antes de que el show
empezara, la llevé a la azotea para mostrarle la vista del muelle. Miramos sin decir
nada a los barcos y al atardecer que se acercaba. Puse mi brazo alrededor de sus
hombros y tiré de ella hacia mí. Se volteó y me miró.
—Jake... —Se detuvo.
—¿Qué es, Aubrey? Sólo dilo ya, sé que quieres hacerlo —le supliqué.
—Tengo miedo. Quiero tratar de dejarte entrar, pero la última vez que deje a
alguien hacerlo terminó muy mal. Por alguna razón me puedes tocar y yo no me
aparto. Eso nunca ha sucedido con alguien que no sea de mi familia, o alguien que
he conocido toda mi vida. Me asusta, Jake —gimió.
Ese sonido malditamente me mató.
—Aubrey, yo no sé lo que pasó. No quiero hacerte daño, al menos no de
forma intencional y jamás físicamente. ¿Es eso lo que te preocupa? —Ella asintió
con la cabeza. Vamos a hacer esto un día a la vez, como amigos. Voy a ganar tu
confianza. Ya lo verás —prometí.
Aubrey
Estaba de pie a un lado del escenario, viendo al acto de apertura terminar su
set. De hecho, me encontré deseando ver a Battlescars tocar esta noche. Siempre me
ha gustado el aura de los conciertos. Era una locura pensar que todas estas
personas vinieron a escuchar a Jake cantar. Él estaba resultando tener más
profundidad de lo que, originalmente, le di crédito. Me acordé de esta mañana, y
cómo de compasivo fue durante mi episodio, y luego su interacción con mamá Bee.
La miraba con cariño y respeto. Fue dulce. Él era dulce. Era tan fácil recordar cómo
se veía en los tabloides, y lo que decían sobre él. Había más de un lado de Jake
Parker, y ahora tenía una decisión que tomar. ¿Podría dejarlo entrar?
Vino y se paró junto a mí con una gran sonrisa en el rostro.
—Pensé en algo —exclamó.
—Oh, ¿sí? ¿En cómo atar tus zapatos? —Miré hacia abajo, a sus botas; había
metido sus cordones. Me miró atónito y sacudió su cabeza.
—¿Qué? No. Descubrí algo sobre ti —dijo con orgullo. Me sentí tensarme.
38 ¿Qué sabía?—. Tú, mi dulce Aubrey, eres como un chupachús. Tienes que
conseguir pasar a través de todas esas capas antes de llegar al dulce de adentro.
¡Uff! Si supiera…
No estaba lista para desnudar mis cicatrices, todavía.
—Claro —dije sarcásticamente.
—De todos modos, estamos arriba. ¿Qué tal un beso de buena suerte?
Se inclinó y puso su mejilla en frente a mi cara. Me incliné. En el último
segundo esa rata bastarda volteó la cara. Mientras mis labios iban a encontrar su
mejilla, me encontré con sus labios en su lugar. Era evidente que estaba orgulloso
de sí mismo. En secreto me gustó, pero nunca revelaría aquel pequeño chisme.
—¡Jake Parker! —grite—. Estás en muchos problemas.
—Más tarde, mi dulce Aubrey. —Me guiñó.
Me lanzó un beso y salió al escenario. El resto de la banda lo siguió de cerca,
riéndose de nuestra exposición. El ruido de la multitud era atronador. Cada
miembro tomó su lugar, y se prepararon para comenzar.
—¿Cómo están todos esta noche? —gritó Jake en el micrófono. La multitud
aplaudió en respuesta—. ¿Qué somos, jodidos sonámbulos allí fuera? Dije, ¿CÓMO
MIERDA ESTÁN TODOS ESTA NOCHE? —Su voz retumbó a través de mis
huesos. La respuesta del público fue ensordecedora—. ¡Entonces, vamos a hacer
que la fiesta empiece!
Jake saltó en su lugar y el estadio entero se iluminó. Blake comenzó a tocar
una suave melodía en su guitarra. Jake parecía estar como en casa. Muy de
repente, Derek golpeó su juego de batería y pirotecnia voló desde su alrededor.
Comenzaron con su hit Ransom. Jake me miró y me guiñó un ojo. Vi cómo se movía
ágilmente por el escenario; el público se enamoró por completo. Blake cantó la
ocasional línea de respaldo. Me asombró cómo de sincronizados estaban. Era casi
como ver a una sola persona tocar. Una hora y media después, terminaron con su
actuación y le dieron al público las buenas noches. Un muy sudoroso, y ahora sin
camisa, Jake, salió del escenario. Perdió su sudadera a mitad de la actuación. Me
encontré un poco celosa de que miles de personas llegaran a verlo así. Quería
abofetearme.
—¿Qué piensas? —Me abrazó con fuerza, chorreando sudor en mi frente.
—Que necesitas una ducha —dije disgustada.
—Si te estás ofreciendo. —Sonrió—. Vamos, tenemos que reunirnos y saludar
rápido. Luego iremos directos al hotel.
Tiró de mi mano y me llevó a una sala llena de fans, la mayoría mujeres con
ropa extremadamente mal ajustada. El resto de la banda ya estaba allí, esperando
39 por Jake. Fueron rápidamente a sentarse a una mesa que fue puesta contra la
pared. Tomó asiento en una silla del final y tiró de mí a su regazo. Fui amable esta
vez, más que nada porque no creía que tuviera opción. Fue inesperado que
realmente me agradase. Brett vino y se paró al lado de Jake. Cruzó sus enormes
brazos y se quedó como una estatua, listo para saltar en cualquier momento. Jake
firmó un par de autógrafos y tuvo pequeñas charlas con algunos de los fans. Una
chica le pidió una foto. Parecía como si tuviera mi edad y vestía excepcionalmente
vulgar. De mala gana, me movió de su regazo y me puso en su silla. Se puso de pie
al lado de la chica pero no hizo ningún contacto físico. Ella trató de envolver sus
brazos alrededor de él. Vi a Brett listo para abalanzarse, pero Jake hábilmente salió
de su agarre.
—Lo siento, cariño. No tocar —dijo suavemente.
La chica me fulminó con la mirada.
—Ella llegó a tocarte —gimió, y me señaló.
—Duh, eso es porque ella es mi novia, ¿o no has visto NFN?
Jake me guiñó un ojo. Despreciaba a chicas como ella, porque caminaban
como si tuvieran derecho de todo lo que quisieran. Era como la versión femenina
de Carter. No se preocupaban por los sentimientos de los demás. Todo el mundo
tiene derecho a su espacio personal. Sí, incluso Jake Parker. Miré al resto de los
chicos que, aparte de Kevin, disfrutaban de la atención femenina. Ella comenzó a
mirarme repugnantemente.
—¿Qué demonios lleva puesto? Se ve como algo que salió de mi zapato. —Vi
rojo. Alguien tenía que ponerla en su lugar. Me levanté y miré fijamente hacia
abajo.
—¿Sabes qué, puta? ¿Por qué no vas a escurrirte hasta algo más cómodo? ¡Al
igual que un coma! ¡Vete a la mierda antes de que te ayude a ir a uno! —escupí.
Jake parecía divertido.
—Guau, ¿maldices mucho? —murmuró.
—Al menos, sueno como una maldita dama y no como un niño pequeño
apenas llegando a la pubertad. Ahora, vuela lejos de aquí en la escoba que viniste
—escupí.
Brett tomó a la chica por el brazo y la llevó hacia la salida. Jake volteó hacia
mí y me besó en el cabello.
—¡Eso fue jodidamente épico! —Rió en mi cabello.
Sonreí con suficiencia y me senté en su regazo. El resto de encontrarse y
saludar se fue en un tirón. El auto de alquiler estaba esperando en la puerta del
teatro. Me subí y moví así Jake podía subir. Tan pronto como nos comenzamos a
40 mover, el agotamiento me golpeó. Apoyé la cabeza en su hombro y cerré los ojos.
Desperté y me di cuenta de que alguna manera había terminado en mi cama.
Me volví a mirar el reloj de alarma. Eran pasadas las tres de la madrugada, y
realmente tenía que orinar. Me senté y puse mis piernas fuera, a un lado de la
cama. Me sobresalté cuando vi a Jake sentado en la silla frente a mi cama. Salté.
Lucía sombrío. Me puse de pie de nuevo y levanté un dedo haciéndole saber que
necesitaba un minuto. Corrí al baño y cerré la puerta. Rápidamente hice mi asunto
y eché un poco de agua fría a mi cara. Ya que estaba más despierta, miré hacia
abajo y me di cuenta de que estaba solo en mis bragas de volantes y mi camiseta.
Lo que significaba que Jake me había sacado la ropa. Me aplastó el pánico porque
probablemente lo había hecho para que me sintiera más cómoda. Regresé a la
habitación y me senté en el borde de la cama.
—¿Jake? —susurré.
Parecía angustiado. Poco a poco, se levantó de la silla y dio un paso tentativo
hacia mí. Puso su mano en la mía y me miró a los ojos.
—Aubrey —susurró. Había lágrimas acristalando sus ojos.
—¿Jake, qué pasó? ¿Está todo bien? —pregunté consternada.
—Lo siento, yo… —Respiró profundo—. Yo sólo quería llevarte hasta tu
cama. Cuando estaba sacándote la ropa, algo sucedió. Nada inapropiado, lo juro.
Tuviste un total episodio. Empezaste a golpear y a gritar. Estaba muy asustado. No
pude ni jodidamente dormir. Dios, Aubrey, lo siento malditamente. Sólo quería
hacer algo lindo por ti. Ni siquiera lo hice para echar un vistazo. ¡Soy un idiota! —
se reprendió.
Le apreté la mano para tranquilizarlo.
—Jake, mírame. —Vaciló, pero me miró—. Está bien. Ni siquiera sé qué pasó.
A veces tengo esas cosas llamadas “terrores nocturnos”. Derivan de algo que pasó.
He llegado a ser tan buena suprimiéndolos que usualmente no sé que están
pasando. Lamento que hayas tenido que ver eso. Realmente aprecio que me hayas
llevado hasta mi cama. Fue amable. —Le sonreí amablemente, esperando aliviar su
dolor.
—Aubrey. —Mi nombre sonaba como una plegaria.
Iba a hacer algo que nunca había hecho antes.
—Jake, ¿probarías algo conmigo? —Parecía sorprendido e indeciso.
—No si va a hacerte daño —dijo con vehemencia.
—No sé cómo terminará, pero quiero ver si podemos dormir en la misma
cama. Nunca he sido capaz de hacer eso antes, y quiero probar. Debo ser sincera y
decir que los últimos novios que he tenido tuvieron suerte de pasar la fase de
41 tomarse de las manos a un beso. Tú ya has logrado hacer eso, y ni siquiera eres mi
novio. ¡Incluso más extraño, yo te besé! Vamos a intentarlo. Por favor. —Le di mi
carita de cachorro que siempre hizo que mi papá cayera.
Quería que me abrazara de nuevo. Se sentía tan bien cuando lo hicimos antes,
y yo sabía que a él le gustaba.
—Bien, pero dormiré en la silla si se vuelve demasiado —me advirtió.
Me recosté en la cama y tiré de él a mi lado. Vestía solo un par de bóxers de
cuadros azules y blancos. Sentí el calor de su cuerpo saliendo de él. Me moví y
sentí que tímidamente se acercaba a mí. Cerré la distancia y me acurruqué contra
él.
—Buenas noches, Jake.
—Buenas noches, dulce Aubrey. —Besó mi cabello.
Cerré los ojos y me dejé llevar al olvido.
Jake
Me desperté sosteniendo a una profundamente dormida Aubrey. Me
sorprendió lo rápido que pude conciliar el sueño. No tuvo ningún otro sueño
angustiante después de que me fui a la cama con ella. Todavía estaba asustadísimo
por antes. Recuerdo a mi madre teniendo algún sueño jodido cuando estaba
colocada, pero con Aubrey fue verdaderamente aterrorizante. Me quedé inmóvil,
viéndola tranquila, un poco de su cara se estrujaba hacia arriba. Abrió los ojos y
bostezó. La sentí tensarse momentáneamente. Se relajó tan pronto como me miró.
Ella era tan malditamente confortable que no quería moverme nunca.
—Buen día —gruñó.
—Buenos días, Bellissima4. Nosotros, en realidad, nos quedamos dormidos,
un poco. Vamos a tener que darnos prisa para salir y llegar al aeropuerto.
Sabiendo que teníamos que levantarnos, me alejé a regañadientes y me puse
de pie. Estiré mis brazos sobre mi cabeza y cacheteé mis mejillas. Ella se incorporó
sobre sus codos y me miró fijamente. Vi sus ojos abrirse en shock. Rápidamente me

42 di cuenta de que era porque Jake junior estaba lanzando una tienda de campaña.
¡Vergonzoso! No debería estar avergonzado, pensándolo, era sin duda un buen
espécimen, si se me permite decirlo. Obviamente, Aubrey a sus veintitrés sabía que
la erección mañanera era totalmente normal, ¿cierto? Rápidamente ajusté mis
bóxers y me excusé a mi habitación para que pudiera ducharse.
Ya en la seguridad de mi propia habitación, rápidamente me duché y vestí.
Me decidí por un par de jeans oscuros, una camiseta blanca y mis botas. Clavé mi
halcón y tiré mis cosas en la maleta. Me llevé todo a la sala de estar. Brett justo
volvía a la habitación con café. Le dije buenos días y me dejé caer en el sillón para
revisar el correo electrónico. Nos íbamos a dirigir a Boston para nuestro próximo
show en dos días. Levanté la mirada cuando vi a Aubrey entrar en la habitación. Se
trenzó en cabello en coletas. ¡Tan jodidamente caliente! Llevaba un par de jeans de
cintura alta y un gris y ajustado top. Era mi fantasía de secundaría, un millón de
veces. Si pensaba que estaba enamorado antes, estaba oficialmente cautivado. En el
transcurso de un par de días, ¡estaba ahora lleno de lujuria!
—Te ves muy caliente, podría, totalmente, saltar de alegría. —Sonreí
alegremente.
—Saltaría contigo, pero mis pechos son demasiado grandes para esa tontería.
—Sonrió.
Cometí el error de mirar a su pecho y tenía una justa erección, otra vez. Había
pasado de ser más que asexual que nadie a estar cautivado por completo.

4
Hermosa en italiano.
—Eh, no te detendría si quieres rebotar por aquí. —Me guiñó un ojo y me dio
un golpe en el pecho. Valía la pena intentarlo.
Comenzó a rodar la maleta hacia la puerta. Rápidamente se la quité y la puse
junto a la mía. Le pasé el café que trajo Brett y le besé el cabello. Siempre olía tan
malditamente bien. Nos dirigimos abajo, hacia el vestíbulo. Miré al frente y vi al
coche esperando. Por supuesto, los paparazzi estaban rondando como tiburones,
esperando la primera gota de sangre. Le tendí mi mano a Aubrey. La miró con
aprensión, pero colocó su delicada mano en la mía. Brett abrió la puerta. Aspiré
una respiración profunda y salí al frenesí de alimentación.
Las cámaras hacían clic, y Aubrey lo manejó con gracia. Les sonrió
tímidamente, incluso cuando sabía que quería enseñarles el dedo medio. Seguimos
adelante hasta que llegamos a la seguridad del coche. Sabía que no le gustaba la
atención, pero lo manejó como una profesional. Ella podría ser mi princesa del rock n'
roll sin problemas. Quería eso más que nada. Una vez que la puerta se cerró, puse
mis manos en ambos lados de su cara y la besé. Me aparté y froté mi dedo pulgar
en su mejilla enrojecida.
—Gracias —dije seriamente.
43 —¿Por qué? —preguntó desconcertada.
—Sé que esto no es por lo que te has apuntado, pero me alegro de que estés
aquí. Tú lo haces soportable. —Lo decía sinceramente.
Todo parecía mejor cuando ella estaba cerca. Sonrió dulcemente y puso su
atención en la ventana. Parecía absorta en sus pensamientos sobre algo. Saqué mi
pequeño cuaderno, que llevaba a todos lados en caso de que una letra o algo se me
viniera a la cabeza. Comencé a anotar palabras, se sentía fantástico poner algo
significativo en el papel de nuevo. No había estado inspirado para escribir nada en
un largo tiempo. Nos dirigímos a través de las calles de Manhattan hasta llegar a
las afueras y alcanzar la pista de aterrizaje. Brett fue a hacer su control de
seguridad.
—Eh, Aubrey, ¿estás libre mañana? —le pregunté.
—No, estoy jodidamente costosa 5. —Se echó a reír.
—No voy a comprar lo que estés vendiendo —bromeé—. Lo que quería decir,
¿quieres hacer algo mañana? ¿Conmigo? Tal vez podríamos ir al acuario, o algo
así.
—Puede ser. Voy a tener que consultarlo con Mark y asegurarnos de que no
tenemos otro vuelo antes de que despegues de nuevo.
Yo ni siquiera había pensado en eso. No quería que ella se fuera... pero,
¿cómo encargarme de ese problema?

5
La palabra en ingles sería free, que se entiende también como gratis. De ahí el chiste.
—Estaré de regreso.
Abrí la puerta y me dirigí hacia el avión. Una vez a bordo, rápidamente recibí
una mirada sucia de Brett. Lo ignoré y me fui a la cabina a ver a Mark. Él me miró
con sorpresa.
—Hola, Mark, ¿no? —Asintió con la cabeza—. No hemos sido presentados
formalmente. Soy Jake Parker. —Le ofrecí mi mano y las estrechamos.
—Un placer conocerte, Jake. ¿Qué puedo hacer por ti?
—Escucha, hombre. Tengo un dilema. Preferiría que pudieras tener todos los
demás vuelos, en tu tiempo conmigo, reorganizados. Por supuesto, estaría
dispuesto a recompensarte. Me gustaría tenerte a mi disposición por si es
necesario. —Eso sonaba bastante bien.
—Estoy seguro de que podemos arreglar esto. ¿Tiene algo que ver con
Aubrey? —Levantó una ceja. Yo me encogí de hombros, no queriendo revelar
mucho—. Jake, quiero a Aubrey como a mi familia. Hablé con ella ayer antes del
show, y me dijo que realmente estaba disfrutando pasar el tiempo con ustedes este
fin de semana. Puedo decir honestamente que no ha dicho algo como eso en

44 mucho tiempo. Ha pasado por mucho en los últimos años, y ha sido


extremadamente protegida debido a eso. Ella es obstinada y difícil, pero si le das
una oportunidad, te prometo que vale la pena. Simplemente quiero que sea feliz.
Entonces, Jake, si eso es lo que quieres, no me preocupa el dinero, y estoy seguro
de que a su padre tampoco. Solamente queremos que viva de nuevo.
—Gracias, Mark. Prometo que seré bueno con ella. —Estaba absolutamente
resuelto en mi respuesta.
—Mejor que lo seas, o tendrás que responder a mí. —Sonrió, claramente
satisfecho. Palmeó mi hombro y me levanté para irme. Volví al coche para llegar a
Aubrey y contarle la noticia. Abrí la puerta y le tendí la mano.
—Mí señora. —Hice una reverencia.
Se rió, y fue el mejor sonido del maldito mundo.
Entramos al avión. Ella guardó nuestro equipaje y se fue preparando para el
vuelo. Quería detenerla, incluso aunque fuera su trabajo. No era como si yo fuera
incapaz de conseguir una botella de agua. Además, el vuelo a Boston iba a ser
corto, de todos modos. Me senté en un asiento de cuero cómodo y me extendí.
Después de unos pocos minutos de verla revoloteando comencé a enfadarme. Brett
se sentó al otro lado así ella podía sentarse al lado mío. Le daría las gracias
después.
—Aubrey, ¿quieres dejar de preocuparte por el esas malditas pequeñeces y
venir a sentarte ya? No creo que vayamos a necesitar algo en el vuelo. Y si lo
hacemos, yo lo conseguiré. Sólo siéntate.
Me sacó la lengua, pero me lo concedió. Se sentó a mi lado con una caja
blanca en su regazo. Abrió la tapa. Estaba llena de deliciosos pasteles. Había bollos
daneses de cereza y queso, tarta de manzana y rollos de canela. Mi estómago
gruñó. Extendí mi mano para agarrar una, pero ella me alejo con una palmada.
—Mío —gruñó adorablemente.
—Sólo uno —supliqué con ojos de cachorro. Ella sostuvo la caja lejos. Se la
arranqué de sus manos y sonreí.
—¿Me podrías pasar un cuchillo, cariño?
—Si quieres un cuchillo, ¿por qué no revisas mi espalda? Ahí fue donde lo vi
por última vez. —Hizo un mohín cruzando sus brazos sobre su pecho.
—Si pudiera convertir tu mordaz sarcasmo en un trabajo por el cual paguen,
serías una mujer muy rica. —Ni siquiera estaba bromeando. Ella estaría en Forbes
con Bill Gates.
—Lo sé. Ahora, si quieres ser capaz de dormir esta noche y no preocuparte
por despertarte mañana, te sugiero que me entregues los pasteles.
Elegí un rollo de canela y una tarta de manzana y renuncié a la caja.
45 —¿Quién es un buen chico? —susurró.
—Yo. Yo lo soy. ¿Conseguí un beso? —Sonreí.
Se inclinó y besó suavemente mis labios. Aubrey tenía unos labios
increíblemente sensuales, la imagen de Angelina Jolie se reunía con la de Megan
Fox. Comí mi rollo de canela en tres bocados, y lamí mis dedos. Mark llegó por el
intercomunicador diciendo que estábamos listos para el despegue y para
asegurarse de que nuestros cinturones de seguridad estuvieran puestos
correctamente. Las manos de Aubrey estaban llenas de deliciosa repostería, así que
estiré la mano e hice clic en su cinturón. Rodó los ojos. Seductoramente metió su
último bocado del bollo danés en su boca con el pulgar. Hizo bajos sonidos de
gemido y se lamió el dedo juguetonamente. Yo estaba completamente duro. ¡Esa
perra juega sucio! Me burlé con disgusto fingido. Resoplé y le di la espalda. Muy
pronto estábamos en el aire. Una vez que estuvo todo despejado, se levantó y se
trasladó a donde estaba sentada el otro día. Era evidente que estaba planeando
ignorarme. La dejé estar por un par de minutos antes de acercarme a ella.
—¿Cuál es el problema? —pinché.
—Estoy bastante segura de que tiene algo que ver contigo siendo un jodido
idiota.
—Estoy bastante seguro que tiene algo que ver contigo estando tensa.
Relájate.
—¿Tú qué sabes? —escupió.
¡Miau! Estaba combativa. Me senté a su lado y comencé a frotar sus hombros.
Podía jurar que estaba ronroneando.
—Aubrey, ¿alguien te ha dicho que eres como un gato? —Dijo que no con su
cabeza—. Lo eres. Deseas afecto cuando tú quieres y bajo tus términos. El resto del
tiempo deseas sacar ojos con tus garras y extraer sangre.
—¡No lo hago! —se defendió—. Está bien. Tal vez un poco, pero tengo mis
razones.
—Eso está mejor. —Moví su cabeza así estaba en mi hombro.
Saqué mi pequeño cuaderno y comencé a escribir un poco más. Siguió
tratando de echar un vistazo para ver en lo que estaba trabajando. Me volteé para
que no pudiera ver. Iba a tener que ver si tenía a los chicos dentro con un poco de
música para acompañar. Me sentí mal el resto del viaje porque estaba más o menos
dividido, tratando de acabar la canción. Cuando aterrizamos en Boston, esperé que
el frenesí de los medios no sea tan malo. Brett entregó en itinerario. Lo busqué y vi
un posible problema.
—Aubrey, ¿podemos repetir lo de ayer a la noche? El hotel donde nos vamos

46 a quedar solo tiene suit de un dormitorio.


—Supongo. —Se encogió de hombros.
—Bien, entonces está decidido —dije con aire de suficiencia.
Otra noche acurrucado en la cama de Aubrey era justo lo que recetó el doctor.
4
Sangre, sexo y alcohol
Traducido por *~ Vero ~*
Corregido por xxMaJo.xx

Aubrey

L
legamos al Hotel Millenium, con un solo un fotógrafo al acecho. Nueva
York era un giro de trescientos sesenta grados. Jake nos registró en

47 nuestra habitación sin ningún problema. Por supuesto, había un


hombre detrás del mostrador, pero aun así. Ya que era muy discreto, le dijo a Brett
que saliera a divertirse. Brett parecía como si quisiera discutir, pero Jake no le dio
oportunidad. Éramos solo nosotros dos. No quería decirle por qué había sido tan
perra en el avión. Era aniñado y estúpido. Por suerte, estaba calmado y parecía
haberlo superado ya. Yo estaba en realidad un poco herida por la forma en que
reaccionó a ponerme a mí misma ahí, tratando de ser sexy. Él me ignoró
completamente y luego me acusó de ser la herida apretando. No ayudó que me
hacía sentir cosas que no he sentido antes. No estaba segura de qué hacer con ello,
sin embargo.
Rodó nuestro equipaje por el pasillo y pasó la tarjeta-llave en la puerta.
Mantuvo la puerta abierta e hizo un gesto para que entrara. Entré en la habitación
y miré alrededor. Teníamos una pequeña zona con un sofá y dos sillas. Nuestro
balcón daba a Quincy Market, en el centro de Boston. Teníamos una cama gigante
con un edredón blanco esponjoso. Me acerqué y me dejé caer sobre la cama. Jake
llegó y se sentó a mi lado. Lo miré y le di una media sonrisa tímida. Me la devolvió
e hizo que mi barriga diera un salto mortal. Me moví para que mi cabeza estuviera
apoyada en su pierna. Me frotó el pelo dulcemente. Tomó el mando a distancia y
encendió el televisor. Dado que no había nada bueno, decidimos ver una película.
Me desplacé para que pudiéramos estar más cómodos. Envolvió su brazo
alrededor de mí, y me acurruqué en su hombro. Era extraño ser capaz de hacer este
tipo de cosas. Sinceramente, nunca pensé que podría ser posible para mí.
Alrededor de la hora de cenar, Jake me preguntó si quería ir a comer. Todavía
estaba cansada, así que ordenó al servicio de habitación. Nos decidimos por
hamburguesas con tocino y queso cheddar, y también aros de cebolla. Después de
la cena, fui a buscar mi pijama a la maleta y me dirigí a la ducha. Cerré la puerta y
me di una buena larga mirada en el espejo. Era consciente de lo que veía, y no era
mi cuerpo. Después, envié esos pensamientos a un lado y me metí en la ducha. Me
lavé los dientes y me puse unos pantalones de pijama de franela y una camisa de
manga larga. Cuando volví a la habitación, Jake estaba hablando por teléfono con
Derek. Me acurruqué en la cama y lo observé mientras hablaba. Su voz era tan sexy
que podría escucharlo hablar todo el día. Colgó y besó la parte superior de mi
cabeza antes de ir a la ducha.
Mientras estaba en la ducha, me puse a pensar de cómo realmente podíamos
ser compatibles. Ambos teníamos heridas de nuestro pasado. ¿Tal vez podría
funcionar? Si tan solo yo no fuera una gallina de mierda. Empecé a sentirme
somnolienta cuando Jake entró en la habitación. Sólo llevaba una toalla envuelta
alrededor de su cintura. La dejó caer, y obtuve una visión de la gloria de su parte
trasera. ¡Santa Calentura! Se deslizó en un par de boxers y subió en la cama junto a
mí. Envolvió su brazo a mi alrededor y puso su mano en la mía.
—Dulces Sueños, Aubrey.

48 —Tú también, Jake.


Jake
Me alegré de que Aubrey lo pasara bien en nuestra cita no oficial de ayer. La
llevé al Acuario New England. Sus favoritos fueron los leones marinos.
Caminamos por el muelle, y sólo tuve que firmar tres autógrafos, que era un nuevo
mínimo histórico. ¡Anotación! La llevé a Faneuil Hall. Miramos las vidrieras y le
compré una camiseta que decía “Yo sólo salgo con chicos con tatuajes”. Escogió el
Hard Rock Café para el almuerzo. Fui reconocido allí, pero nos cambiaron a donde
era más privado así no nos molestarían. Ella sonrió todo el tiempo.
Los últimos días fueron los mejores que había tenido en años. Además, estaba
obteniendo la tan necesaria relajación que quería. Todo era mejor cuando ella
estaba cerca. Admitió que estaba enojada sobre la forma en que reaccioné a ella
tratando de ser sexy. Le dije que era la cosa más sexy que había visto nunca. Me
golpeó y me llamó mentiroso. Así que le di un beso.
Llamé a Blake mientras Aubrey estaba en el baño preparándose para el show.
Quería asegurarme de que todo estaba bien para esta noche. A media frase ,
cuando Aubrey entró en el cuarto, mi respiración se detuvo. Terminé la llamada
49 sin decir nada más. Se veía fenomenal. Llevaba el pelo rizado, y un poco más de
maquillaje de lo habitual. Usaba su camisa nueva, la que le compré ayer. La
combinó con un tutú negro, medias de rejilla y un par de botas hasta la rodilla. Me
limpié la baba, fui a la cómoda y tomé mi pulsera de cuero de la suerte. Me la
sujeté en su lugar. Necesitaba una distracción antes de tirarla en la cama y tocarla.
Por cierto, no estábamos en ese punto todavía. Me preguntaba cómo empacó toda
esa mierda en esa pequeña maleta. Iba a tener que pedirle consejos. Normalmente,
sólo terminaba tirando la ropa y comprando otra nueva.
Aubrey
Llegamos al lugar un par de horas antes para que Jake pudiera hacer su
prueba de sonido antes del concierto. Dijo que un montón de bandas tenían
asistentes para hacerlo, pero a él le gustaba hacerlo por sí mismo. Hoy cantó
Afflicted de Age of Daze. Su voz era tan malditamente para la perdición. Brett
estaba de pie a mi lado, manteniendo una estrecha vigilancia sobre las cosas.
Parecía estar de buen humor hoy también. Jake saltó del escenario y me levantó.
Nos dio vueltas un par de veces y me besó en la nariz.
—¿Estás emocionada por esta noche? —preguntó.
Sonreí con entusiasmo. En realidad, estaba deseando ver otra de sus
actuaciones. Sólo ver a Jake en el escenario era algo que esperaba con impaciencia.
Era fascinante. Nos dirigimos detrás del escenario para unirnos al resto de los
chicos. Jake ordenó pizza y cerveza para todos, y comimos en el vestidor, mientras
la banda de soporte estaba tocando. Realmente no podía oírlos, pero, por lo que
pude escuchar, sonaban bien. Vi a Jake moviendo la cabeza con el ritmo, y sonreí.
Cuando llegó el momento de que entraran caminé al lado del escenario con él. Le
50 di un beso de buena suerte mientras subía.
—¡Boston! ¿ESTÁN LISTOS PARA ROCKEAR? —gritó—. Vamos a empezar
con un cover esta noche. Esto va para mi Bellissima. Sabes quién eres.
El rugido atronador retumbó en el estadio.
—¡BUENO, VAMOS! —gritó Jake, y saltó un metro en el aire.
Era completamente apasionante.
La banda rompió con Heaven Sent de Hinder. Era un ángel salvándolo de su
infierno. Cuanto más escuchaba la letra, más me preguntaba si la cantaba sobre mí,
porque me sentía de la misma manera por él. Me estaba salvando de mi propio
infierno. Me sorprendió lo bien que dormí el último par de noches porque él estaba
allí. Todavía un poco aprensiva, pero disminuía con cada día que pasábamos
juntos. Iba a ser una batalla cuesta arriba de seguro, pero con el tiempo, quién sabe.
La multitud de Boston estaba fuera de control. Las personas bailaban y
saltaban como locas. Jake siguió enviando furtivas miradas en mi dirección y
guiñándome un ojo. Los chicos tenían tanta pasión y entusiasmo esta noche que
era una locura. Battlescars terminó su acto y los mató. Le dieron a la multitud las
buenas noches y salieron del escenario. Después del espectáculo, íbamos a ir a una
fiesta, a un club en el centro. Jake salió del escenario goteando sudor y me besó
suavemente. Miré sus ojos azules completamente hipnotizada por su intensidad.
Me di cuenta en ese momento de que si tuviera que dejar a Jake en este instante,
me partiría el corazón. Estaba absolutamente asustada, porque por primera vez en
mucho tiempo me sentía vulnerable. Mi mentalidad los últimos cinco años fue: Te
mantendrás afuera y estarás segura en vez de tomar un riesgo y terminar herida. Con Jake,
estaba tomando un riesgo enorme.
Miré a Jake cambiarse de camisa y ponerse una blanca y limpia. Me hubiera
gustado poder acercarme lo suficiente para mirar todos sus tatuajes. Tomó mi
mano y me llevó hasta la puerta. Había una limusina esperando fuera para llevar a
la banda hacia el club. Todos nos subimos y nos llevó por la ciudad.
—Amigo, ¡malditamente la rompimos esta noche! —gritó Derek.
—Sí, lo hicimos —dijo Blake con aire de suficiencia.
Kevin solo se sentó allí con una sonrisa.
—¿Qué piensas tú, Aubrey? —Jake preguntó.
—Creo que fue completamente entretenido. Ustedes chicos hicieron un
trabajo realmente increíble —dije tímidamente.
Jake frotó su pulgar sobre mi mano y sonrió pensativamente.
Cuando llegamos al club, la seguridad del evento nos dejó entrar por la
entrada VIP. El lugar estaba repleto. Olía a sudor y alcohol. Los cuerpos se
51 retorcían por todas partes y la gente seguía rebotando contra nosotros. Jake me
abrazó cerca a su lado y nos dirigimos hacia la parte trasera. Vimos una cabina
vacía cerca de la esquina y subimos. Estaba feliz cuando Kevin decidió sentarse
con nosotros. Brett estaba junto a la mesa para mantener a la multitud a raya. No
detuvo a un par de esperanzados que trataban de llegar a Jake.
Alive de Krewella latía a través de los altavoces. Empecé a hablar con Kevin,
ya que no había tenido la oportunidad de hacerlo antes. Era muy inteligente, pero
muy tímido. Tenía una novia en Los Ángeles que estaba estudiando para ser
médico, y dijo que las fiestas no eran su fuerte. Jake estaba en su propio mundo.
Parecía molesto de que no le estuviera prestando atención a él, pero no hice caso.
Se estaba empezando a acercar el final de la noche, y la música había cambiado a
un ritmo más hardcore. El público ya estaba empezando a ponerse escandaloso.
Las chicas perdían sus blusas y bailaban en las mesas. Hubo un par de peleas y aún
más cerveza. La mayoría de los clientes lucía más que borrachos. Me alegré de
estar segura en una esquina bebiendo mi cerveza.
Jake
Estaba jodidamente cabreado con Kevin. Quería pasar tiempo con Aubrey, y
estaba totalmente monopolizándola. Enfrascados en una conversación, y yo cada
vez más enojado con. El único hombre del que pensaba que no tendría que
preocuparme estaba coqueteando con la chica que yo quería. Además, él tenía una
puta novia que va a ser médico. ¡Aubrey es mía! Veía a Blake y Derek en la pista de
baile. Tenían una pelota. Tomé otro sorbo de mi cerveza cuando me di cuenta de
una chica que me seguía mirando. Tal vez si ponía a Aubrey celosa se destrozaría.
Me puse de pie, y ella casi ni se dio cuenta.

52
Aubrey
Me di cuenta de una pelirroja voluptuosa que no dejaba de mirar. Estaba
mirando a Jake. No le hice caso y volví a hablar con Kevin. Después de media hora,
Jake se deslizó fuera de la cabina y se dirigió hacia ella. Ella le susurró algo al oído.
Él se rió y asintió con la cabeza. Le echó los brazos al cuello y lo besó con
vehemencia. Sentí la bilis en mi garganta. Dio un paso atrás con lápiz labial rojo
manchándole toda la boca. Sonrió triunfalmente. No pude ver más. Me puse de pie
para irme. Tan pronto como di un paso Jake regresó y puso su brazo alrededor de
mí. Me moví fuera de su alcance y lo empujé para alejarlo.
—¡Maldita sea, no me toques! Ve a perseguir tu fama y fortuna. ¡Ya he
terminado! —resoplé.
—No persigo fama y fortuna. ¡Te quiero a ti! —gritó.
— ¿En serio? Besar a una chica es una manera divertida de mostrarme que te
importo —escupí.
—Bueno, si no hubieras estado malditamente coqueteando con Kevin toda la
53 noche, tal vez yo no lo hubiera hecho.
Levanté la mano y lo golpeé en la mejilla. Me concentré en la pista de baile
tratando de empujar más allá de él. Everybody Down de Nonpoint comenzó y
transformó un ya rebelde montón en una puta locura. Todos saltaban y
rebotabanentre sí. Yo sólo quería irme. Vi a Blake besándose con una puta rubia.
Ella frotaba sus manos por su pecho cuando otro hombre se acercó. Agarró a Blake
por la camisa y comenzó un juego de empujones. La chica se quedó allí parada,
gritando. Un pequeño grupo comenzó a reunirse alrededor de ellos. Jake se puso
tenso, pero no hizo ningún movimiento para ayudar. Estaba demasiado
concentrado mirándome. Brett parecía estar dudando si separarlos o no, pero yo
sabía que no iba a alejarse de Jake.
—Esa es mi novia, idiota —gritó el hombre.
—Eh, me dijo que era soltera. Habla eso con ella, no conmigo, hermano.
El tipo golpeó a Blake justo en la cara. Un minuto más tarde, Derek salió del
cuarto de baño cerrando la cremallera de sus pantalones. Sin embargo, había otra
chica cualquiera colgando de su brazo. Tan pronto como vio lo que estaba pasando
la alejó. Corrió y agarró a Blake. Jake oficialmente dio por terminada la noche.
—Se llama sangre, sexo y alcohol. Te juro que es una maldición —me dijo
Kevin al oído.
Todo lo que yo sentía por Jake antes se fue por la ventana. Nos subimos a la
limusina. Blake sostuvo una servilleta contra su nariz ensangrentada. Me senté tan
lejos de Jake como el pequeño espacio me permitiera. Él parecía angustiado y
siguió mirándome. ¡Que se joda! Tan pronto como estábamos de regreso al hotel,
corrí al ascensor y apreté el botón antes de que pudiera alcanzarme. Tomé mi
maleta de nuestra habitación y salí de allí. Lo miré en el camino por el pasillo.
Trató de agarrar mi brazo, pero maniobré fuera de su alcance. Brett le dijo algo y se
detuvo. Fui a la recepción y utilicé la tarjeta de crédito de la empresa para
conseguir mi propia habitación. Mientras esperaba se abrió la puerta del ascensor.
Allí estaba Jake, con lápiz labial rojo todavía manchando su boca. Me di vuelta y
comencé a caminar lejos de él. Prefiero dormir en un banco del parque que estar en
cualquier lugar cerca de él, en este punto.
—Detente. ¡Aubrey, espera un minuto! —gritó.
—¡Vete a la mierda, Jake Parker! —grité.
Salí por la puerta principal del hotel, y giré a la izquierda. Estaba corriendo
detrás de mí. Empecé a caminar calle abajo. No me importaba que fueran las dos
de la mañana, o que no tenía idea de dónde estaba. Sabía que él estaba detrás de
mí, pero seguí adelante de todos modos. Doblé la esquina y caminé justo hacia un
gran cuerpo. Me caí de culo. Miré hacia arriba y vi que era Brett. Extendió la mano
para ayudarme a levantarme. Crucé las piernas y me senté inmóvil en el suelo.
54 Además, me importaba una mierda que estuviera actuando como una niña de
cinco años. Jake no era mi novio. No tenía ningún derecho sobre él, y después de
esta noche no quería tenerlo tampoco. ¿Y qué si me podía tocar? Tal vez había
superado mi aversión.
Jake se arrodilló delante de mí.
—¿Ya terminaste? —preguntó cómicamente. Mi ira se disparó.
—¡Aléjate de mí! —grité.
Me levanté y comencé de nuevo mi camino.
Brett realmente parecía como si quisiera hacer algo para bloquearme. Lo
miré. Se encogió de hombros y salió de mi camino. Jake continuó siguiéndome. Él
comenzó a cantar Brown Eyed Girl a toda voz. Quería reír. Quería llorar. Quería
gritar. Seguí caminando hasta que habíamos hecho por lo menos un kilómetro y
medio. Esta noche apestaba y yo sólo quería irme a la cama. Me detuve y me di la
vuelta. Jake se veía estupefacto.
—Bien, ¿no quieres parar y hablar conmigo? Voy a hablar de todos modos.
Me ignoraste toda la noche, Aubrey. Has herido mis sentimientos, por lo que herí
los tuyos. Sé que no era lo correcto para hacer, ¡pero te metiste bajo mi piel!
—¡Vete a joder a una de tus groupies y déjame en paz, Jake!
—Vamos, no seas así. No quiero una groupie. Te quiero ti.
—¡Demasiado jodidamente tarde! —grité.
—Eh, te dije que podía ser un idiota a veces. Esta noche fue un ejemplo
estelar.
—Exactamente. No quiero hacer frente a ese tipo de cosas, Jake. No lo haré.
—Me giré para mirarlo.
—Tal vez si malditamente me dejaras entrar, yo sería capaz de entender.
—¡Vete a la mierda! Te conozco desde hace menos de una semana. No me lo
merezco, Jake. ¿Y qué? Estaba hablando con Kevin. ¿Te detuviste a pensar que a lo
mejor me gustaría conocer a la gente de tu banda? ¡Lo hice porque son importantes
para ti! Antes de esta noche, pensé que te gustaba. Si pudieras ser como eras ayer,
hasta podría decir que incluso podríamos tener algo. Después de esta noche, tienes
aproximadamente la misma oportunidad que un día frío en el infierno. Me
quedaré en mi propio cuarto esta noche. —Seguí caminando.
Se quedó allí parado, derrotado.
—Todo el mundo se va. Supongo que debería esperar lo mismo de ti —dijo
detrás de mí.
Me detuve en seco. Me volví y lo miré. Era su carta de triunfo, y él lo sabía.
55 Ambos teníamos enormes problemas de confianza. El origen del suyo era el
abandono el mío era de ser herida, en el pasado.
—Todavía estoy aquí, ¿no? Es sólo que no quiero estar cerca de ti en estos
momentos. Especialmente no quiero estar en la cama a tu lado. ¿Puedes culparme?
—¿Todo por culpa de un maldito beso? En serio, Aubrey, fue sólo un beso.
Mi ira se encendió. Bien, él dijo que era sólo un beso. Enterré mi miedo y
agarré a Brett por la parte posterior de su cuello. Antes de que pudiera procesar lo
que estaba haciendo, lo besé. Me aparté y sonreí a Jake. Echaba humo. Bien. Lo
ignoré y me fui de nuevo al lobby del hotel para recuperar mi bolso. Apreté el
botón de llamada del ascensor y pulsé el botón del tercer piso. Cuándo se abrieron
las puertas fui a mi habitación. Una vez que estuve a salvo dentro, sentí un poco de
alivio. Por lo menos le di un poco de su propia medicina. Agarré mi cepillo de
dientes y me los lavé vigorosamente. Me puse el pijama y fui a la habitación. Salté
cuando vi que Jake estaba en la cama en calzoncillos.
—¡Fuera! —protesté.
—No. Como yo lo veo, estamos a mano ahora.
—Jake, no estamos a mano. —Yo hervía.
—Te dije que lo sentía. Jesús, Aubrey, estoy malditamente tratando aquí. ¿Por
qué no aprendes a relajarte?
—Oh, lo siento, no me di cuenta de que eres un experto en mi vida y cómo
debo vivirla. Por favor, sigue mientras tomo notas —escupí.
Me acerqué al balcón y abrí la puerta. Salí y encendí un cigarrillo. Jake agarró
uno de mis cigarrillos y lo encendió también. Nunca lo había visto fumar antes. Yo
no lo hacía todo el tiempo, sólo cuando estaba enojada, asustada o frustrada.
Ayudaba a relajarme. Me quedé allí y lo fulminé con la mirada. Tiré mi cigarrillo al
suelo.
—Fuma tu cigarrillo. Espero que te ahogues. —Lo empujé y me dirigí hacia el
interior. Pensé en encerrarlo ahí fuera, pero entonces lo más probable era que
hiciera algo estúpido y se lastimaría.
—Aubrey, ¿¡quieres parar de una vez!? Estoy tratando de entender. Me
gustaría poder alejar cualquier dolor que sientas, ¡pero no puedo hacerlo si no sé
cuál es el maldito problema!
—Deberías haber tratado de mantener tu lengua en tu boca. Estás todavía
usando una preciosa sombra de puta —dije con desprecio.
—Por favor, Aubrey —rogó—. De verdad duermo cuando estoy contigo.
¿Tienes alguna idea de cuánto tiempo ha pasado desde que he sido capaz de
dormir así? Ni siquiera puedo recordarlo.

56 Me sentí un poco mal, pero no le hice caso. Seguía de pie allí y mirándome.
—Tú, obviamente, vas a irte dormir en el suelo. Si pones tanto como una uña
en mi cama, vas a tener una extremidad menos por la mañana. ¡Me aseguraré de
que sea tu favorita también!
Hizo una mueca, tomó una almohada de la cama y se fue al suelo. Me metí en
la cama sintiéndome derrotada. Me giré y miré al lado contrario de donde estaba
él. No iba a hacerle saber que estaba bajo mi piel también. Me dio las buenas
noches y lo ignoré.
Jake
Me desperté sintiéndome ridículamente tieso de dormir en el puto suelo. No
quería nada más que subir a la maldita cama y envolverme alrededor de ella como
un pulpo. Realmente la jodí anoche. Comenzó como un ojo por ojo y terminó
conmigo durmiendo en el suelo. Cualquier otra chica con la que salí en el pasado
ni siquiera hubiera parpadeado, incluso si me acosté con otra chica delante de ella.
Hubieran pasado. Aubrey parecía que quería colgarme por mis pelotas. Lo que era
peor es que parecía herida. Quería darme una patada en el culo por ser un idiota.
¡Luego besó a Brett! ¿Qué diablos fue esa mierda? Si se tratara de cualquier otra
chica, le habría dicho que se fuera a la mierda. En su lugar, de hecho me encontré
queriendo patear el culo de Brett, lo que no habría terminado bien para mí. Aubrey
y yo tuvimos nuestra primera verdadera pelea. Ahora teníamos que hacer las
paces. Ya que no teníamos sexo, necesitaba un plan ridículamente bueno. No
estaba acostumbrado a perseguir chicas, pero sabía que iba a tener que humillarme
y suplicar por perdón. Esto implicaba generalmente algo brillante.
Me vestí y me fui de puntillas de la habitación. Me dirigí a la recepción y
57 junté una serie de cosas para tratar de reconquistarla. Por suerte, había una tienda
de regalos junto en el vestíbulo. Llené mis brazos y llevé todo a la caja para pagar.
Me detuve en el mostrador de recepción en mi camino, para pedir un servicio a la
habitación especial. Golpeé el botón del ascensor y poco a poco entré en la
habitación.
Uf, Aubrey seguía durmiendo profundamente. Empecé a preparar la mesa.
Arreglé los tres ramos de flores y me estaba preparando para decorar con el resto
de las cosas cuando tuve otra idea. Rápidamente me salí otra vez y fui a golpear a
la puerta de Blake. Tuve que llamar durante tres minutos seguidos antes de que
respondiera como un oso enojado.
—¡Qué! —ladró.
—Necesito que me prestes tu guitarra.
Empujé su lado y la agarré. Salí de la habitación para continuar mi misión.
Regresé a nuestra habitación y terminé de prepararla. Puse los acordes de la
canción en mi teléfono y las memoricé en un santiamén. Me lavé los dientes y me
asegure de que no había vestigio del lápiz labial de anoche.
Ahora el juego de la espera...
Tan pronto como me di cuenta de que empezaba a revolverse empecé a
rasguear en la guitarra. Comencé con Use Somebody de Kings of Leon. Puse mi
maldita alma en esa canción. Se sentó en la almohada y me miró mientras abría mi
corazón. Ni siquiera sonrió. Terminé y puse la guitarra al lado de la silla. Tomé las
flores y di un paso tentativo hacia la cama. No parecía que fuera a matarme, así
que seguí caminando. Cuando finalmente llegué a la cama, puse las flores en la
mesilla de noche.
—Traje estas para ti —dije tímidamente.
—Gracias —murmuró.
—Aubrey, lo siento.
—Lo sé. Todavía no lo has hecho bien. Pero me demostraste algo, sin
embargo.
—¿Qué, que soy un idiota que no te merece? Descubrí eso en el momento en
que puse mis ojos en ti. Eso no significa que haya hecho la misión de mi vida
demostrándote que te equivocas.
—No. Has demostrado que puedes ser desinteresado. Anoche sé lo mucho
que querías subir a la cama conmigo. Francamente, todavía estoy sorprendida que
no lo hicieras, pero no lo hiciste porque yo no quería que lo hicieras. —Me dio una
media sonrisa.
—Maldita sea que lo hice. Sólo quiero que seas malditamente feliz, Aubrey.
Quiero ser el que te haga feliz. ¿Por qué no me dejas entrar ya, maldita sea? —me
58 quejé.
—No estoy allí todavía. Después de ayer, sólo se reitera el punto de que
tenemos que llegar a conocernos mejor. Sobre todo, antes de saltar de cabeza en
algo.
—¿Pero estamos bien? —le pregunté.
—Eso creo. —Se encogió de hombros.
—¿Puedo todavía robar besos? —rogué.
—Quizás a veces. —Se encogió de hombros. ¡Maldición, me estaba matando!
—¿Puedo tener uno ahora? Estoy jodidamente muriendo aquí. Necesito
besarte más de lo que necesito mi próximo aliento.
Asintió tímidamente.
No necesitaba más confirmación. Entrelacé su mano con la mía y puse la otra
a un lado de su cara. Bajé mis labios a los suyos hasta que nuestros labios se
fundieron. Me prendí fuego y empujé mi lengua sobre su labio inferior para
hacerla abrir. Nuestros otros besos eran todos con la boca cerrada, pero no hoy.
Necesitaba más. Deslicé mi lengua contra la suya. Exploré su boca, saboreando y
disfrutando. Soltó un gemido desde la parte posterior de su garganta. Yo,
literalmente, pensé que iba a explotar en mis putos pantalones. Era el sonido más
sexy que había oído. Tuve que moverme un poco para que ella no viera o sintiera
lo duro que estaba.
Me aparté y miré a mi chica de ojos marrones, la chica que me robó el
corazón. La chica que amab… me gustaba mucho. Me acerqué y recuperé el oso de
peluche que compré en la tienda de regalos. Llamaron a la puerta. Sabía que era o
el servicio de habitación o un Blake extremadamente enojado. Supuse que el
servicio de habitaciones. El pequeño bastardo de ahí abajo, mejor que no hubiera
jodido mi pedido. Abrí la puerta y me moví para que pudiera meter el carro en la
habitación. Le di cincuenta dólares y lo saqué a empujones de la habitación.
Levanté la primera tapa, era una tortilla de queso, suave y esponjosa, con tocino.
Levanté la segunda tapa, bingo. Le llevé la bandeja a Aubrey. Tomé un tenedor y
comencé a alimentarla con su desayuno. Cuando terminó, le entregué el segundo
plato. Mi corazón latía con fuerza fuera de mi pecho. Era una caja roja de la joyería
Cartier. Levantó la tapa y se quedó sin aliento.
—Antes de que empieces, déjame explicarte. La señora excepcionalmente
encantadora en de la tienda de regalos me explicó qué conseguir y por qué. Hay
tres colores de oro, amarillo de la fidelidad, blanco de la amistad, y el rosa para... el
amor. Estoy cayendo con fuerza Aubrey. La idea de que te vayas me dejó muerto.
El anillo era hermoso. Era un anillo de oro cubierto con diamantes rosados,
con una gema rosada gigante. Más le valía ser bonito, ya que gasté casi cincuenta
59 mil dólares en él. También sabía cuánto Aubrey amaba el rosa, así que pensé que
era mejor que un diamante. El sol brillaba a través de la ventana, y las caras del
anillo capturaban la luz perfectamente. Aubrey se lo quedó mirando como si le
hubiera dado un extraterrestre.
—¿Te gusta? —le pregunté.
—Me encanta, pero no puedo quedármelo. Es demasiado, demasiado pronto.
Cerró la tapa y me la entregó de nuevo. ¡Rechazado!
—¿Por qué siempre lo que es mejor para ti, es lo peor para mí? —murmuré.
—Un día a la vez —me dijo—. Fue muy considerado. No puedo aceptar algo
así. Ni siquiera estamos saliendo.
—Esa es tu elección —le recordé.
—Lo sé. Tú vas con las bolas contra la pared con todo lo que haces, Jake. Eres
apasionado, y amo eso acerca de ti. Por favor, sólo ten un poco de paciencia. —Se
inclinó y me besó en los labios suavemente.
Lanzó sus piernas sobre el lado de la cama y se dirigió al cuarto de baño. Un
paso adelante, dos pasos atrás.
Aubrey
Jake estaba en la ducha cuando alguien llamó a la puerta. Miré por la mirilla
y vi a Blake allí de pie. Abrí la cerradura Solté la cadena y abrí la puerta. Su pelo
rubio estaba despeinado, y llevaba una arrugada camiseta y boxers. Blake podría
conseguir fácilmente un trabajo como modelo si su carrera musical fallaba. Era alto
y tenía el aspecto clásico estadounidense. Tenía los dientes perfectos y gran
estructura ósea. Pasó por delante de mí y tomó su guitarra. La miró y la lanzó
sobre su espalda.
—Buenos día —dijo con voz áspera.
—Buenos días, Blake. —Reprimí una carcajada.
—¿Ustedes dos se arreglaron? —Arqueó una ceja.
—Estamos bien —le aseguré.
—Bien, porque no lo puedo aguantar cuando es una perra llorona. Nunca ha
estado tan afectado por una chica antes. Es perturbador. Es normalmente todo
independiente y lo que sea, pero te perseguiría hasta Marte. —Hizo una mueca.
60 —Oí eso, idiota —Jake gritó desde el baño. Salió con una toalla envuelta
alrededor de su cintura—. Ella incluso me hizo dormir en el suelo.
Blake comenzó a reírse a carcajadas.
—Todos vamos a conseguir algo de comida abajo. Queríamos ver si ustedes
querían unirse.
Jake me miró, y me encogí de hombros.
—Sí, está bien. Tengo que ir a buscar algo de ropa de mi habitación, ya que
hubo un cambio de último minuto de planes anoche. —Me miró.
—Nos vemos allá abajo. —Se rió cerrando la puerta detrás de él.
Ya estaba vestida con pantalones vaqueros y una sudadera con capucha. Jake
agarró mi mano y tiró de mí hacia la puerta. Se dirigió a su habitación sin nada
más que una toalla. Tuvimos un par de miradas sucias de gente que se cruzaba en
nuestro camino. Cuando llegamos a su habitación, me quedé en la parte de la sala
de estar mientras que él iba a vestirse. Salió en un par de jeans y una camiseta azul
claro que hacía que sus ojos se vieran aún más radiantes. Caminamos de la mano
hasta el bar al lado del vestíbulo. El resto de los chicos ya se habían reunido en una
mesa. Me deslicé al lado de Kevin. Me hizo un gesto que me hizo creer que ya
sabía lo que pasó anoche después de regresar al hotel. Jake estaba sentado a mi
otro lado y nos pidió café, puesto que ya habíamos comido.
—He oído que dormiste en el suelo anoche, Romeo —bromeó Derek.
Jake miró a Blake, que se encogió de hombros con picardía. Miré a Derek que
claramente encontraba toda la situación divertida. Derek no era tan alto como Jake
y Blake, pero aun así era muy guapo. Tenía ojos verdes y el pelo negro y corto. Un
anillo en la parte derecha de su labio, y sus brazos estaban cubiertos de tatuajes.
Era exactamente el chico malo estrella de rock. Se dio cuenta de que lo estaba
mirando y rápidamente desvié la mirada.
—¿Ves algo que te guste, cariño? Puedo ayudarte si el señor Celebridad no se
porta bien en el dormitorio. —Me guiñó un ojo.
—Uso tacones más grandes que tu pene, así que no, gracias —me burlé,
tratando de parecer seria, pero luego estallé en una risa.
—Ouch. Es una chica para quedársela, Jake. —Derek sonrió.
—Estoy trabajando en ello —dijo Jake de mal humor.
Me encogí en el hombro de Jake. Me besó el pelo y me sonrió. Me sentía en
conflicto después del episodio del anillo. Las cosas se movían demasiado rápido.
Terminamos nuestro café y nos dirigimos de nuevo a nuestras habitaciones para
empacar. Teníamos que ir a la siguiente parada de la gira ya. Brett cargó el coche, y

61 nos dirigimos a la pista de aterrizaje. Íbamos a Albany para el próximo show. Ya


que faltaban un par de días, decidí que antes del próximo show, volvería a casa
por un par de días. Necesitaba una oportunidad de arreglar las cosas en mi cabeza.
No iba a decirle Jake hasta que llegáramos allí ya que sabía que él iba a enloquecer.
Fui a la cabina y le dije a Mark mis planes. Me miró con recelo. Sabía que él no
quería hacerlo, pero hizo los arreglos necesarios. Cuando aterrizamos le entregué a
Jake su maleta. Me miró incrédulo. Cinco, cuatro, tres...
—¿Por qué no tienes tu maleta? —preguntó perplejo.
—Me voy a casa por un par de días. Necesito un descanso —dije.
—¿Vas a volver? —susurró. Se veía Triste.
—Sí. —Me encogí de hombros—. Sólo necesito un poco de espacio.
—Aubrey, por favor no me dejes. No puedo soportarlo —declaró.
—Eso es exactamente por qué tengo que irme.
—Mi mayor temor en este momento es perderte. No me hagas enfrentarme a
ese miedo, Aubrey. ¡No tienes ni idea de cuán malditamente mucho significas para
mí! —Se estaba poniendo emocional.
Besé su mejilla y entré al baño antes de que pudiera verme romper a llorar.
Estaba tan confundida. Una parte de mí quería llegar a conocerlo y que él me
conociera a mí. La otra parte de mí quería huir gritando. Oí a Jake gritarle a Brett.
No quería irse. Me aseguré de que mi voz sonara fuerte antes de gritar.
—¡Jake, sólo vete!
El ruido se detuvo, y Mark vino a llamar a la puerta. Me hizo saber que la
costa estaba limpia. Sabía que quería decir algo, pero mantuvo la boca cerrada. Me
encogí en mi asiento y cerré los ojos. Me desperté justo antes de que tocáramos
suelo en Smithville. Me dirigí directamente a la tienda de tatuajes para ver a Piper.
Estaba terminando una pieza, así que me senté y esperé a que terminara. Le
expliqué todo lo que pasó ayer y esta mañana.
—Tienes que ver lo que todo el mundo ve en ti, Aubrey. Estamos afuera,
mirando adentro. Vemos a una inteligente y hermosa chica. No puedes cerrar la
puerta y huir de los problemas que causaron tu dolor e inseguridades. Eso es
exactamente lo que has estado haciendo durante años. Por mucho que pienses lo
contrario, no estás rota, Aubrey. —Se puso de pie y tomó su bolso—. Vamos,
vamos a Duke’s.
La seguí hasta su coche y nos dirigimos a Duke’s, el local con agujeros en la
pared. Nos sentamos en el bar y pedí un Jack con Coca Cola. Estaba en silencio
procesando lo que Piper había dicho cuando mi teléfono sonó. Iba a tocar el botón
de ignorar, pero Piper atendió.
—Hola—dijo.
62 Escuchó durante un minuto antes de entregarme el teléfono. Lo puse en mi
oído.
—Aubrey, necesito que hables con Jake. Está siendo totalmente conflictivo y
no va a escucharme. He estado tratando de calmarlo desde que llegamos aquí, pero
él sigue preguntando por ti —pidió Brett.
—Está bien. Ponlo al teléfono.
—Aubrey —dijo Jake arrastrando las palabras.
—¿Estás borracho? —Ya sabía la respuesta.
—No, mareado. En realidad, eso es una mentira. Tengo una cuenta de
kilómetros de largo. Quiero cantarte una canción… te escribí una canción —
murmuró.
—Jake —lo regañé—. ¿No ves lo poco saludable que es esto? Te dije que
necesitaba un descanso. Ya te dije que iba a regresar. En su lugar te niegas a
creerme, y sales y te emborrachas. ¡Deja de darle a Brett dificultades! —grité
ganándome una mirada sucia del barman.
—Solo siento como si me tranquilizaras para escaparte. Voy a tomar lo que
me lances, pero no vas a ahuyentarme. Estoy aquí para quedarme, bebé, así que
tira las bombas.
—Jake, relájate —dije con dulzura.
—No puedo apagar mi puto cerebro. Sé que no voy a poder dormir porque
me voy a estar preocupando por ti hasta que vuelvas. Sé que suena loco, pero por
lo único por lo que estoy loco es por ti.
—Te veré en un par de días.
—Te echo de menos. No preguntaré por nadie más que ti. –Respiró.
Sabía que se refería a sus chicas groupies. Colgué el teléfono y murmuré a
toda máquina. Piper y yo terminamos nuestras bebidas, y nos dirigimos a casa a
dormir un poco. Di vueltas en la cama la mayor parte de la noche. Me encontré a
mí misma preocupándome por Jake, y su estado actual. Sabía que las posibilidades
de que él estuviera despierto eran bastante buenas. Saqué mi teléfono y le envié un
mensaje.
Yo: ¿Estás despierto?
Jake: ¿Es eso una pregunta retórica?
Yo: Me lo tomaré como un sí. ¿Te sientes mejor?
Jake: No. ¡No puedo dormir! Si hubiera sabido adónde ibas, habría estado en
un avión y en la cama contigo hace horas.
63 Yo: ¿Te das cuenta por qué me puede asustar un poco? Lo entiendo. Siento
algo por ti también. Hubo un momento en el que alguien más tenía algunos
sentimientos bastante extremos por mí y me dejó destrozada. No estoy en busca
de una repetición.
Jake: Nunca te haría daño, Aubrey. No sé lo que pasó, y sé que me dirás
cuando estés lista. Mientras tanto, sólo trata de tener un poco de fe en mí. Voy a
tener mi mejor comportamiento de aquí en adelante.
Yo: Ya veremos. Buenas noches Jake.
Jake: Buenas noches, mi dulce Aubrey. Ojalá estuvieras aquí.
Me encontré pensando eso también. Finalmente logré conciliar el sueño. Me
desperté y comí el desayuno con mi mamá. Crucé la calle para pasar algún tiempo
con la abuela Jean.
—¿Por qué la cara larga, panecillo de salvado?
—Sólo estoy tratando de resolver algunas cosas en mi cabeza —dije, con la
esperanza de que iba a dejarlo ir.
—Escúpelo. —Prácticamente lo exigió.
—Sabes que estamos llevando a Jake Parker —asintió con la cabeza—. No es
nada de lo que yo pensé que sería, pero no puedo evitar pensar que va a terminar
como Jeremy. Abuela, no puedo lidiar con eso otra vez. Tuvimos una pelea hace
un par de días, y a la mañana siguiente me dio un anillo ridículamente caro para
compensarlo. Estoy tan confundida... —Puse mi cabeza en mis manos.
—A mí me parece que realmente le gustas. Creo que te gusta, también. —Se
acercó y puso la mano sobre mi cabeza—. Cariño, tienes que darte cuenta de que si
te mantienes en esta burbuja nunca vas a saberlo, y pasarás el resto de tu vida
pensando: ¿qué hubiera pasado si…?, y no quiero ver eso. No estoy diciendo que
saltes de cabeza, pero al menos échale un salvavidas.
—Realmente me pone al límite. —Como si eso fuera a cambiar su opinión.
—Bueno. Ese es exactamente el tipo de persona que necesitas en tu vida.
Empieza a vivir y deja de arrastrar el pasado por ahí como una bola con cadena.
Déjalo ir. —Se levantó de la silla y se acercó al armario chino y sacó la foto de la
boda de ella y de mi abuelo. Lo puso delante de mí—. George no era la persona
más fácil con quien estar. Era un maquinador, siempre tratando de venir con la
segunda mejor opción. También fue el hombre más apasionado que he conocido.
No me enamoré de él enseguida, tampoco, pero mirando hacia atrás estoy muy
contenta de haberlo hecho. Tal vez Jake será tu abuelo.
Tuvo mucho sentido cuando lo puso así. Llevaba mis cicatrices como la peste,
y las utilizaba para alejar a la gente. Nunca tomé la oportunidad de dejar entrar a
nadie. Tal vez el hecho de que Jake pudiera tocarme no era casualidad. Tal vez
64 estábamos destinados a cruzarnos.
Decidí que había tenido suficiente tiempo en casa. Llamé a Mark y le dije que
me encontrara en el aeropuerto. Tuve una rápida visita con mi padre mientras
esperaba a que apareciera. En poco tiempo estuvimos en el aire y en nuestro
camino de regreso a Albany. Tomamos un taxi y nos dirigimos al Hotel Lockwood.
Fui a la recepción y les preguntamos por la habitación de Jake. La chica detrás del
mostrador se burló de mí. No quería que Jake supiera que yo estaba allí y si
llamaba, lo sabría. En su lugar, llamé a Kevin, ya que intercambiamos números la
otra noche. Me dijo que venía bajando. Mark se registró y ya se había ido al bar del
hotel.
—Chica, ¡estamos tan contentos de verte! —gritó Blake a través del vestíbulo.
Me reí cuando vi que todos bajaron.
—Ha sido un imbécil desgraciado desde el otro día —Derek intervino—.
Espera, ¿fue sólo ayer? —Se frotó la cabeza.
— Vamos —dijo Kevin caminando hasta el mostrador—. Necesito una llave
de la habitación quinientos uno.
La chica de mala gana le dio la tarjeta.
—Más te vale que no menciones esto, porque si lo haces, vas a ser despedida
de un trabajo —le dijo Blake—. Es la enamorada de Jake.
Me miró con asco puro.
—Simplemente está molesta porque audicionó para mí la noche anterior y no
tuvo una llamada de vuelta —dijo Derek—. ¿No es así, amor? Ella estaba
suspirando por Jake, pero él se quejó toda la noche sobre cuánto extrañaba a su
preciada Bellissima.
Sonreí un poco y me dirigí hacia el ascensor. No me esperaba hasta dentro de
dos días, así que esperaba darle una sorpresa. Caminé por el pasillo y metí la llave
en la puerta. Tomé una respiración profunda y bajé la manija hacia abajo. Brett
estaba allí de pie en modo de defensa, hasta que me vio.
—¡Gracias, carajo! —susurró gritando, y levantó las manos en el aire. Me eché
a reír.
—¿Fue realmente tan malo? —bromeé.
—No tienes ni idea. Estaba literalmente contemplando tu secuestro —
bromeó.
Puse la maleta en el suelo y me dirigí a la habitación y llamé.
—¡Vete! —gritó.
Bajé la manija, pero estaba cerrada con llave. Volví a llamar.
65 —¡Qué! —gritó abriendo la puerta. Estaba mirando por encima de mi cabeza.
Tan pronto como miró hacia abajo y me vio parada allí me tiró por encima de su
hombro y pateó la puerta, cerrándola. Gentilmente me lanzó sobre la cama y se
arrastró sobre mí. Envolví mis brazos alrededor de él. Estrelló sus labios contra los
míos y me besó a un ritmo frenético. Se apartó y me miró fijamente.
—Dios, te extrañé tanto, nena.
—No me lastimes más, Jake. Si lo haces, será la última vez.
—No lo haré. Te lo prometo. Vas a confundirme con un santo.
—No quiero un santo. Sólo quiero que seas Jake Parker.
—Pasos de bebé —susurró en mi pelo.
Asentí.
5
Un paso en la dirección correcta
Traducido por Blinda y Mokona
Corregido por AriannysG

Un mes más tarde…

Jake

H
abía pasado el último mes siendo San Jake. Había cruzado mis “t” y
66 punteado mis “i“. No había dado ni un paso ni había movido un
dedo de la línea. Las cosas con Aubrey iban bastante bien. Nos
estábamos volviendo sumamente cercanos. Todavía rechazaba dejarme entrar,
pero parecía que estaba a punto de estar preparada. Formulé otro plan general
para el espectáculo de esta noche. La dejé para prepararme y llamar a Blake.
—¡Hola, gilipollas! —contestó Blake.
—¡Hola, cara de mierda! ¿Fuiste capaz de resolver algo de lo que te di?
—Sí, está bastante bien. Derek está trabajando ahora en ello, dándole los
últimos toques.
—Gracias, cabrón. ¡Te la debo!
—Sí, lo haces. ¿Cuándo te convertiste en un maricón? ¿Es Aubrey, eh?
—Supongo que me lo podrías decir tú. Ella simplemente no es como las otras
chicas. Sabes que no espera una mierda de mí. No le preocupan ni el dinero ni la
fama. Le gusto yo por ser yo. Y cuando la cago, me azota y pone sus ojos en blanco.
¡Es tan jodidamente caliente!
—Eres un glotón de los castigos, hermano. —Se rió.
—Lo que sea. Solamente estás celoso —e burlé.
—Tal vez tengas razón. Te veo en un rato.
—Muchas gracias, Blake. Eso pienso.
—Por Dios ¿tienes la regla? No vayas a ponerte todo sentimental conmigo.
Somos buenos amigos, es lo que se supone que somos. Ahora ve a prepararte y te
veré en una hora.
—¡Adiós, gilipollas!
Colgué y caminé de regreso al cuarto. Aubrey llevaba un vestido negro y un
par de zapatos negros de tiras. Lucía caliente como el infierno. Nos marchamos
para hacer la comprobación de sonido. Recogí el micro y comencé a cantar Baby de
Justin Bieber. Todo sonaba bien; y entonces fuimos a quedarnos entre bastidores
hasta el momento del espectáculo. De pronto, estaba nervioso. Por suerte, el
tiempo voló, y nos levantamos. Besé a Aubrey y caminé con gracia hacía el
escenario.
—¡¡BALTIMORE!!! —grité en el micro—. Vamos a hacer algo un poco
diferente aquí esta noche. Escribí una nueva canción, y quiero saber lo que piensan.
Se volvieron salvajes.
Kevin caminó al frente del escenario y me dio una de sus guitarras. Até la
correa sobre mi hombro y comencé a tocar un par de cuerdas. Derek comenzó a

67 dar un toque en los tambores. Comencé a tararear suavemente antes de mirar a


Aubrey. Aquí no va nada…
—Por favor, Aubrey… déjame entrar, me has derribado, otra vez,
Es un caos por todos los sitios por los que paso, lo sé, no nos dejarán solos,
Eres mi trocito de cielo, el sueño que nunca quiero que termine,
Lamento que no podamos montar a caballo hasta la puesta del sol, pero tomaré lo que
pueda conseguir,
Cruzaré mis T y puntearé mis I hasta que veas que eres la chica para mí
Todo lo que realmente quiero es a ti, Aubrey…
Déjame entrar…
Devolví la guitarra a Kevin y sonreí a Aubrey. Sus ojos estaban vidriosos con
lágrimas no derramadas. ¡Cuenta!
—Sé que no era nada bueno. —Me reí—. Dado que mi vida es como un libro abierto,
calculé que lo compartiría contigo. Sé que hay muchas discrepancias de si realmente el amor
a primera vista existe. Siempre he pensado que eso era una vasija de mierda hasta que
encontré a esta chica. Ahora, soy un creyente. Te amo, Aubrey, y prometo pasar cada
minuto demostrándotelo.
La multitud cantaba su nombre. Esta fue la primera vez en que en realidad
quise apresurar un espectáculo. Quería bajarme del escenario y ver si mi brega
había dado resultado. Sus ojos estuvieron pegados a mí durante el resto del
espectáculo. Cuando terminamos de tocar, prácticamente salí corriendo del
escenario. La agarré y la eché sobre mi hombro. Entré corriendo en un camerino
vacío y la senté sobre la mesa. Estrellé mis labios contra los suyos y prácticamente
la devoré. Me devolvió los besos con igual pasión. Me aparté y la miré.
Estaba completamente enamorado.
—¿Te gustó tu canción? —Ella asintió con timidez—. Quise decir cada
palabra, Aubrey.
—Lo sé —susurró.

68
Aubrey
No había nada después del espectáculo de esta noche, así que nos dirigimos
de nuevo al hotel.
Nos dimos las buenas noches y fuimos a nuestras respectivas habitaciones.
Una vez que Jake cerró la puerta, tiré de su mano. Le dije que quería ducharme,
pero que tenía que hablar con él después. Agarré mi ropa y entré en el cuarto de
baño. Me di una pequeña charla de ánimo todo el tiempo. Ese era el momento, y su
canción solamente lo reforzaba aún más. Tenía que dejarlo entrar. Él había estado
trabajando con tanta fuerza el mes pasado para intentar demostrar que era lo
suficiente bueno para mí. Si sólo supiera, yo era lo que parecía que no tomaba
medidas. Me tomé mi tiempo vistiéndome y caminé hacia el dormitorio. Jake dijo
que quería ducharse, también. Me pregunté cómo debería encarar el tema.
¿Solamente lo escupo? ¿Lo simplifico? Nunca he estado lo bastante cerca de nadie desde lo
sucedido para tener esta discusión. Estaba paseando nerviosamente sobre el suelo
cuando volvió al cuarto en sus bóxers con un gesto considerablemente perplejo. Lo
miré y decidí lanzar todas mis cartas fuera.
69 —Jake, tengo que hablar contigo sobre cosas de pareja. Quiero que me
prometas que no me juzgarás. Por favor —pedí. Mi miedo más grande era el
rechazo. Me sentía como mercancía dañada y estaba preocupada porque no me
quisiera más una vez que supiera lo que había sucedido.
—Aubrey, no juzgo. Te escucho. —Me miró con incredulidad.
—Estoy preocupada porque me vas a rechazar —dije tristemente.
—¿En serio? ¿Tienes la menor idea de cómo de atractiva eres? ¡Me siento
como un adolescente de mierda otra vez! ¡Siempre que me sonríes, luzco una media
sonrisa! ¡Cuando pones tus ojos en blanco, lo olvido todo! —Me levantó de modo
que me sentara sobre su regazo—. ¿Qué viene realmente, Aubrey? Sé que hay más.
Ayúdame a entender —suplicó.
Sentí cómo comenzaba a romperme. Levanté su mano a mi pecho y pasé las
yemas de sus dedos sobre mi tatuaje.
Sabía que podría sentir las líneas bajo la tinta. Fueron ocultadas tan bien que
apenas podía notarlas, a no ser que yo le advirtiera. Algo que nunca había hecho
antes. Estaba a punto de abrirme de par en par para él.
—Hay una razón para este tatuaje. Fue el primero. Me lo hice para cubrir algo
feo. ¿Puedes sentirlas?
—¿Son cicatrices? —Su mano comenzó a temblar. Sus ojos estaban nublados
por la emoción. Asentí y traté de mantenerlo unido.
—Sí, tengo más. Las demás no son tan malas. Algunas apenas se pueden
distinguir ya.
—¿Cómo te las hiciste? —preguntó.
Aquí no va nada…
—Fui atacada por mi ex-novio. Je… —Rápidamente puso su dedo sobre mi
labio.
—Conozco su nombre, no tienes que decirlo —me susurró y me tiró más
cerca.
—Tenía casi dieciocho años cuando pasó. Mis padres se habían ido durante el
fin de semana, y me convenció para quedarme en su apartamento. Era una
adolescente ingenua, tanto que desde luego le dije que sí. Cuando llegue allí, él
estaba fuera de sí. Sin saberlo, él estaba drogado. Aún no sabía que él había
comenzado a tomarlas. Traté de marcharme, pero no me dejo. Me quebró… Él me
golpeó porque rechacé tener sexo con él. Perdía y recobraba el conocimiento, pero
fue más brutal que sexual. Continuó durante más de seis horas hasta que su
compañero de habitación llegó a casa y llamó a los polis. Fue a la cárcel durante
dos miserables años. Dice que no recuerda nada de eso, pero lo llamo gilipolleces.
70 Ha intentado ponerse en contacto conmigo un par de veces desde entonces, aún
cuando tiene una orden de alejamiento. De ahí el por qué me alteró tanto cuando
me llegó aquel mensaje en Nueva York. Siempre que veo su nombre, el dolor sale a
la superficie. Es casi como si pasara por eso una vez más.
Me levanté y bajé mis pantalones, más allá de mis caderas. Tomé un poco de
aire. Tenía que continuar si quería sacarlo todo ahí.
—Estas estrellas deben cubrir las equis que talló en mi piel. Estas eran las más
profundas.
Indiqué las estrellas náuticas que tenía tatuadas sobre los huesos de la cadera.
Recordé el cuchillo que se clavaba en mi carne antes de salir fuera. Las cicatrices
eran todavía un poco visibles, pero eran menos sensibles debido a los tatuajes. Jake
miró consternado. Él alcanzó a señalar con la mano.
—¿Puedo tocarte? —tartamudeó.
Asentí. Él alcanzó a pasar su mano despacio y acariciando las cicatrices. Me
estremecí involuntariamente, y él se retiró. Agarré su mano y la coloqué sobre mi
cadera. Compartimos una intensa mirada entre nosotros.
En aquel momento, no había nadie más en el mundo. Éramos solamente Jake
y yo. Él no iba a correr hacía las colinas tampoco. Rompió la mirada fija y miró
hacia abajo, a su mano.
—Así que tomaste algo trágico y lo convertiste en algo hermoso. Los tatuajes,
digo.
—Creo que así es como lo veo. Lo hice de forma que pudiera ver su belleza en
vez del dolor.
—Eso es realmente valiente. Me ayuda a entender mejor. Quiero conocerte,
Aubrey, todo de ti, no solamente lo bueno. Gracias por compartir esto conmigo. Sé
que es realmente difícil —dijo sinceramente.
—Mi abuelita siempre dice: «Las mujeres somos como los ángeles, cuando
alguien rompe nuestras alas seguimos volando alrededor sobre nuestros palos de
escobas porque somos así de flexibles». Esto no me define. Excepto que después
de lo que pasó, la paso mal cuando estoy alrededor de tipos. La mayoría de la
gente que no es mi familia ni siquiera puede tocarme. Siempre fui sarcástica y una
especie de imbécil dura, pero después me volví frígida. Hasta que tú…
Me incliné hacía delante de modo que estuviéramos nariz con nariz y lo besé.
Lo besé de la forma en que había querido ser besada durante los últimos cuatro
años. Me acercó más y envolvió mis piernas alrededor de su cintura.
Envolví las manos alrededor de su nuca mientras él pasaba una mano por mi
pelo y envolvía la otra alrededor de mi cintura. Lo besé hasta que las manchas
enturbiaron mi visión. Mordí ligeramente sobre su anillo del labio y me separé.
71 Sosteniéndonos el uno en el otro, me sentí a salvo.
—Estoy lista para caer si tú eres con quien voy a caer —susurré.
—¿Eso significa que finalmente estás de acuerdo con ser mi novia?
—Lo intentaré.
Se movió de modo que yo estaba sentada sobre la cama, y caminó hasta su
mochila. Tiró un par de cosas por encima de su hombro hasta que sacó una caja
roja. Regresó y se puso sobre su rodilla. Abrió la tapa.
—¿Aubrey Thompson, me concederías el placer de ser mi novia?
—Sí. —Me reí.
—¡Gracias, Dios! —Él me besó y deslizó el anillo en mi dedo.
La prensa tendrá su banquete con esto.
—Sé que hablamos un poco, pero debes saber que realmente soy inexperta. Es
decir, hice algunas cosas con Jeremy antes del incidente, pero nunca…
—Está bien. Lo entiendo. Yo no he tenido sexo en más de un año. Esperar un
poco más no me matará. Si, y cuando, estés lista hablaremos de eso. No hay un
límite de tiempo, aquí.
—¿No has tenido sexo en más de un año? —pregunté completamente atónita.
Eso nunca surgió antes.
—¿Esa es la única cosa que captaste de lo que dije? —se burló él—. No, no lo
he hecho. Ya te dije que no soy el hombre promiscuo que la prensa quiere retratar.
Incluso tuve un examen médico tan pronto como regresé de Europa. Estoy
completamente limpio. Lo hice más que todo porque estuve en el extranjero, y hay
algunas cosas raras allí. De todas formas, suficiente charla negativa. Quiero ver el
resto de tu tatuaje. ¿Quién lo hizo? Es realmente bueno.
—De hecho, Piper lo hizo. Es realmente un artista y empezará a trabajar en
una tienda tan pronto como cumpla 18. Es realmente talentosa.
Me puse a trabajar mostrándole mis tatuajes. Le mostré el lindo pequeño
búho en mi tobillo. Levanté mi pie y le mostré el que tengo en mi empeine. Infierno
en Tacones. Levanté mi camiseta sin mangas y le mostré el tallo de flores de cerezo
que tengo bajando por mi costado. El último era una cita cruzando mi caja torácica.
Olvida lo que te lastimó, pero nunca olvides lo que esto te enseñó.
—No sé si seré capaz de superar lo que sucedió, o las cicatrices que llevo por
eso, pero tal vez con el tiempo, quién sabe. Mi turno.
—Vamos a reescribir las páginas con nuestras propias palabras. Empezando
con un día a la vez. —Él sonrió.
En el mes pasado lo había mantenido a la distancia de un brazo, y
72 genuinamente quería darle una mirada más cercana a sus tatuajes. Me lancé sobre
él, y se rió. Descaradamente empujé a Jake sobre la cama. Finalmente tenía la
oportunidad de mirar todos sus tatuajes. Cruzando su esternón decía: «Vive libre,
muere digno». Él también tenía estrellas náuticas sobre cada uno de sus omoplatos.
Tenía mangas completas en cada brazo con antiguos trabajos artísticos. Eran
extremadamente intrincados y hechos en blanco y desteñidos. Piper moriría de
entusiasmo si pudiera verlos. Lo hice girar y miré su espalda. Esta lucía como una
pintura gótica. Él dijo que esta era una interpretación del Hades. En letra gótica,
decía: «Atrapado entre la ardiente luz y la polvorienta sombra». Estaba
exquisitamente hecho, y debió tomar horas. Esto me recordaba a mi propia cita:
«Siempre es más oscuro antes del amanecer». Él se dio la vuelta y puso sus manos
en mi zona lumbar frotando la perforación dérmica en mi ombligo.
—¿Tienes más perforaciones? —preguntó el, alzando una ceja.
—Yo no. ¿Tú tienes? —Él se sonrojó—. Tomaré eso como un sí.
Ya que no los podía ver, sólo podía imaginar dónde estaban…
¡Debieron doler!
—Tal vez te muestre un día, pero ahora mismo todo lo que quiero es
abrazarte.
Él me acercó, así quedamos nariz con nariz. Yo estaba en la cama con mi novio
Jake Parker. Esto era surrealista.
—¿Estás lista para Pittsburgh? —preguntó.
—Sí, he estado allí antes. Queda a sólo dos horas, más o menos, de donde
vivo.
—¿En serio? El espectáculo no es hasta dentro de cinco días. ¿Quieres ir a
casa? Puedes presentarle a tus viejos a tu nuevo novio. —Él sonrió.
—¿Estás seguro de estar listo para eso? Quiero decir, no hemos sido
oficialmente una pareja por más de media hora —bromeé.
—Sólo si tú quieres. Esto me daría la oportunidad de enviar a Brett un par de
días a casa también.
—Está bien. Iremos a casa a encontrarnos con los viejos. —Él me besó
suavemente.
Lo besé de vuelta, disfrutando el sentimiento de ser besada en verdad. Fue
como si Jake hubiese despertando una parte de mí que había estado inactiva. Él era
un cable vivo en mi sistema. Retrocedió y sonrió con satisfacción. Jake era
respetuoso, y por mucho que él amara apretar mis botones, era un caballero. Me
abría la puerta y tenía modales que harían que mi mamá estuviera orgullosa. Pasé
mis dedos por su cabello. Sabía que debía llamar a mi papá y decirle que estuviera

73 de su mejor humor mañana cuando llegáramos. Podía ser un listillo algunas veces.
Supongo que la manzana no cae muy lejos del árbol. Giré, me acurruqué contra
Jake y cerré mis ojos.
La alarma lo estropeó a las ocho, y estuvimos listos para arrancar a las once.
Jake saltó a la ducha, y yo tomé la oportunidad de llamar a mi papá. No era una
persona mañanera, así que recibir una llamada mía tan temprano sería gracioso.
—Buenos días, Aubrey Habichuela. —Él rió entre dientes.
—¡Papi! —Sonreí—. Tengo emocionantes noticias. Iré a casa unos días antes
del espectáculo.
—¿En serio? Eso es genial. He extrañado esa bonita jeta tuya.
—Necesito hablarte de algo más también… llevaré a alguien conmigo.
—¿Estás bien? —dijo el incrédulamente.
—Jake Parker. Antes de que empieces, debes saber que en verdad me gusta.
Ya le dije exactamente qué sucede. Lo entiende, y nunca me presionaría a hacer
algo que no quiera. Pero puede tocarme sin que tenga un colapso. Es muy extraño.
Por favor sólo trata y se amable con él —le rogué.
Mi mamá y la abuela ya sabían de la situación con Jake, pero le retuve la
información a mi padre. Era muy sobreprotector desde el incidente.
—Veré qué puedo hacer —dijo enfurruñado.
—Gracias, papi. Te veré pronto, entonces.
Llamé a Mark, y su horario tuvo un cambio para que pudiéramos ir de
inmediato a Ohio. Jake llamó y reservó un boleto a casa para Brett. Se lo iba a dar
como sorpresa cuando viniera a registrarse por la mañana. Era realmente caro, más
de 3.000 dólares por un viaje de cuatro días, dos de ellos viajando. Jake dijo que no
le habría importado gastar 10.000 dólares. Él quería que Brett viera a Kayley. Yo
creía que eso fue increíblemente dulce.
Fui a bañarme. Me vestí con un par de delgados vaqueros rojos y un suéter
blanco. Até mis zapatillas y entré a la habitación. Jake estaba esperando por mí,
justo en la puerta. Me recogió y me lanzó sobre su hombro. Golpeé repetidamente
su trasero y le dije que me pusiera en el suelo, inútilmente. Él salió de nuestra
habitación y fue a la puerta de al lado, a la habitación de Brett. Me puso en mis
pies. Yo levanté la mirada y vi una pareja de ancianos caminando por el pasillo.
Ellos parecían como si fueran a sufrir de un ataque al corazón. Jake golpeó la
puerta, y Brett respondió. Ya estaba vestido con su traje distintivo.
—Quiero que conozcas a mi novia, Aubrey Thompson. —Sonrió
orgullosamente.
—Ya era el condenado momento. —Brett se rió y le dio un golpe en el
74 hombro. Supongo que esa era su forma cavernícola de decir “felicitaciones”.
—Empaca tu basura, viejo —chilló Jake. Le entregó la confirmación de la
aerolínea.
—¿En serio?—Brett sonrió.
—Completamente. ¡Ve yendo! Tienes un vuelo que alcanzar. —Jake le palmeó
la espalda.
Brett era claramente un padre devoto. Debía de ser difícil para él estar tanto
tiempo lejos. Yo tuve suerte de que mi papá quedara a cargo del negocio de su
padre. Esto le permitió el lujo de estar alrededor mientras yo crecía. Ya que era
autónomo, tenía un poco más de libertad. Algunos días en el verano, él
simplemente los tomaba libres para que pudiéramos ir a hacer algo divertido como
ir a la playa o al zoológico.
Algunas veces incluso tomábamos un avión solo para ir a algún lado a
almorzar. Solía sentirme como una princesa.
No veníamos de una familia con dinero. Mi abuelo, George Thompson,
empezó el negocio de la nada. Este progresó en la recesión cuando las compañías
empezaron a reducir gastos. Consiguieron mantenerse a flote, pero sé que es más
difícil hacer funcionar el negocio también. Él murió tres años atrás. Lo extrañaba
terriblemente.
Afortunadamente, mi abuelita Jean aún estaba llena de vida y carácter
avinagrado, y podría llegar a los cien. Agarramos nuestro equipaje y nos dirigimos
hacia el campo de aviación. Pronto estuvimos en el aire y camino a Smithville.
Llené a Jake con quién es quién. Ya estaba familiarizado con los nombres, y allí no
había demasiadas personas, así que él lo captó de inmediato.
Aterrizamos en casa. Mark bajó los escalones, y yo sabía que él también
estaba feliz de estar en casa por unos días. Yo prácticamente salté las escaleras con
Jake en mis talones. Mi papá estaba allí de pie esperándome. Yo salté hacia él y lo
abracé firmemente. Me di cuenta de lo mucho que lo había extrañado.
—Audrey grano de café. —Me arrulló.
—¡Papi! Quiero que conozcas a mi novio, Jake Parker.
Jake extendió su mano.
—Timothy Thompson, mucho gusto —dijo él como un sargento instructor.
Sabía que estaba apretando demasiado firme la mano de Jake.
—Igualmente, señor. Gracias por recibirme. —Jake flexionó su mano.
—Seguro. Un amigo de Aubrey siempre es bienvenido. —Él sonrió. Luego se
inclinó hacia Jake—. Si la lastimas, romperé tu maldito cuello. ¿Entendido?
Yo puse mis ojos en blanco.
75 —Entendido. —Tragó saliva en forma audible.
—Bien. Tu mamá está esperándote en casa. Está haciendo jamón con toda la
guarnición. Te veré allá más tarde.
Le di un beso de despedida a mi papá y dirigí a Jake hacia mi coche. Sonreía
de oreja a oreja por conocer a mi familia. Sabía que esto significaba mucho para él,
ya que no tenía una familia propia. Sólo esperaba que nuestro viaje no terminara
en una catástrofe.
6
Hogar, dulce hogar
Traducido por Playlob & ¥anli
Corregido por tamis11

Aubrey

C
argamos nuestro equipaje en el maletero y subimos al auto. Encendí el
motor y vi a Jake con los ojos desorbitados.

76 —Bebé, creo que hay un animal bajo tu capó o algo así —bromeó.
—No, es el silenciador —dije sintiéndome avergonzada—. Estoy trabajando
en conseguir algo más silencioso.
—Por lo menos es un palo. Creo que el hecho de que puedas manejar un
manual es super caliente.
Jake estaba mirando todo a su alrededor mientras yo conducía los diez
minutos hasta que llegamos al pequeño rancho que llamaba casa.
—¿De veras? —le pregunté.
—Por supuesto. —Sonrió.
Cogí su mano, y caminamos hasta la pasarela bordeada de flores a la puerta
roja. La abrí. Mi mamá estaba en la cocina trabajando en la cena. Todo su rostro se
iluminó cuando ella me miró, y luego a las manos entrelazadas. Sentí mis mejillas
ruborizarse. Sabía que mis padres estaban preocupados de que fuera a terminar
sola, sobre todo porque han pasado un buen par de años desde que incluso fui a
una cita. Creo que Jake podría haber tenido un tercer ojo, y todavía habrían estado
muy contentos. Ella se veía hermosa en un vestido floral de corte cruzado y
sandalias planas. Su cabello castaño claro estaba recién arreglado. Sonrió,
esperando una presentación oficial.
—Mami, éste es Jake. Jake, ésta mi madre, Caroline.
—Sra. Thompson, es un placer —dijo Jake besándole la mano.
—Encantada de conocerte, Jake. Aubrey, estoy terminando la cena ligera y
acabo de darme cuenta que no tengo ningún malvaviscos. ¿Puedes por favor ira a
preguntarle a la abuela?
Tan pronto como Jake se dio la vuelta mi madre pronunció un ohmidios. Sabía
que mi cara se puso roja.
—Está bien. Vamos, Jake.
Lo remolqué hacia la puerta. Cruzamos la calle. Abrí la puerta de la abuelita y
grité un saludo.
—Aquí, maldita sea.—gritó desde la sala de estar.
—Por Dios, abuelita, tengo compañía.
—¿Y?
—Abuela, este es mi novio, Jake. Jake, conoce a mi abuela Jean.
—Lo bueno es que tengo mi tarjeta de la biblioteca, porque voy a
comprobarte —protestó ella.
—Encantado de conocerla, señora Thompson. —Jake rió.
77 —No me des esa mierda de señora Thompson. Llámame abuela Jean, o por lo
menos Jean. Demonios, Aubs, está bien bueno. —Lo evaluó.
—¡Abuela! —la regañé.
—¿Qué? Sólo soy sincera. ¿No es eso lo que dicen los chicos hoy en día? —
Ella desairó su humo y se levantó.
—Mamá quiere saber si tienes malvaviscos.
—¿Qué parezco? ¿Un mini super? No, no tengo. Coge mi bolsa, iremos a la
tienda. Necesito tabaco, de todos modos.
Cogí su bolso y le entregué las llaves de su auto. Jake estaba a punto de tener
su primera experiencia real con la abuela. Se subió a la parte trasera de su antiguo
Cadillac. Le dije que se asegurara de ponerse el cinturón de seguridad. Ella
encendió el motor y quemó la goma saliendo a la calle. Fuimos a la calle principal,
donde estaban todas las tiendas. Un tipo se quedó boquiabierto frente a ella en un
semáforo, por lo que ella le sacó la lengua y le mostró el dedo medio. Él
rápidamente volvió su cabeza hacia atrás. Escuché a Jake reírse entre dientes. Ella
murmuró algo sobre que él era un idiota y se detuvo en un lugar de
estacionamiento. Salió y cerró la puerta detrás de ella. Jake y yo la seguimos a la
tienda. Cogí una bolsa de malvaviscos y fui a pagar. Había un grupo de
adolescentes pasando el rato en la salida. Sabía que habían reconocido a Jake. Tiré
de su mano y lo jalé hacia mí. Habíamos estado en la prensa últimamente, pero no
quería ninguna atención no deseada. Todavía estaban especulando quién era yo, y
no tenían un nombre todavía.
La abuela notó la multitud.
—¿Qué están, mirando pequeños cabrones? ¿Nunca han visto a una estrella
de rock antes? ¡Largo! —gritó.
Tomaron una última mirada y se fueron. Jake lucía estupefacto. Le dije que
así era ella todo el tiempo. Pagamos y prácticamente corrimos hacia el auto. Tenía
la esperanza de que la noticia de su presencia en la ciudad no se extendiera. Era
muy poco probable sin embargo. Era un pueblo pequeño después de todo. Yo sólo
quería un par de días discretos con él. Le envié un mensaje a Piper y le pregunté si
podía ir a la tienda después de la cena. No le dije que Jake estaba conmigo. Ella ni
siquiera sabía que estábamos oficialmente saliendo. Ella dijo que por supuesto.
Nos dirigimos de vuelta a casa, y le entregue a mi mamá los malvaviscos.
Recogimos nuestro equipaje y llevé a Jake a mi habitación.
Giré el pomo. Por suerte, mi madre debía haber limpiado después de mi
partida. No era nada lujoso, pero tenía un banco ventana que yo adoraba. Estaba
lleno de almohadas modernas que he encontrado en los últimos años. Era mi
rincón. Mi habitación tenía paneles de madera blanca y tallada. La parte superior
de la pared estaba pintada de rosa fuerte. Mis muebles eran blancos, y tenía una
78 cama grande con sábanas de color rosa y un edredón de cebra. Era femenina con
un toque moderno. Sobre todo, era muy yo. Jake parecía estar tomando nota de
todo. Se acercó y cogió una foto en mi tocador. Era de Piper y yo en la playa el año
pasado. Mitzy se acercó y comenzó a frotarse contra sus tobillos. Me acerqué y la
recogí.
—Tu habitación es linda. —Yo me encogí de hombros—. ¿Qué te pasa, bebé?
—Nada —mentí.
—¿Entonces por qué luces toda enfurruñada?
Pasó su pulgar por mi fruncido labio inferior. Le mordí. Él gimió y movió su
mano. Estrelló sus labios a los míos y caminó hacia delante hasta que la parte
posterior de mis rodillas golpearon la cama. Me besó con fervor, y pude sentir su
dureza empujando contra mi muslo. Se sentía enorme. Quería extender la mano y
tocarlo. Rápidamente decidí que no estaba lista para ir adonde eso llevaría.
Especialmente con mi mamá en la habitación de al lado. Se echó hacia atrás y
mordió mi cuello.
—Ahora, ¿qué te pasa, bebé?
Nunca me gustaron los términos de cariño, pero realmente me gustaba
cuando me llama bebé.
—Sólo estoy preocupada que ahora que has sido descubierto eso se sabrá. —
Era la verdad por omisión.
—¿Te preocupa alguien en particular, o en general? Puedo llamar a otro de
los hombres de seguridad que utilizo a veces, si quieres. Soy perfectamente capaz
de manejarlo yo mismo, pero si estás preocupada...
—Eso estará bien, sólo tendremos que permanecer dentro. Quería llevarte a
conocer a Piper en la tienda en un rato. Sólo le diré que tuve un cambio de planes.
—Todavía podemos ir. Si se va de las manos, entonces nos iremos. ¿Trato?
—Está bien —acordé, porque tenía muchas ganas de verla.
Mi madre gritó y dijo que la cena estaba lista. Todos nos sentamos a la mesa.
Hizo jamón, macarrones con queso, ñame cubierto con azúcar y malvaviscos y
galletas caseras. No dijimos gracias o algún tipo de bendición. En cambio, mi padre
habló.
—Vamos a tener un minuto de silencio por todos esos idiotas en sus caminos
hacia el gimnasio para andar en bicicletas estáticas mientras estamos aquí en un
festín con una deliciosa comida y conseguir engordar.
—A la mierda las personas montando bicicletas estáticas, los corredores son
extraños. Siempre son de los que hallan los cuerpos. ¿Coincidencia? No lo creo —
79 intervino Jake, y mi padre sonrió.
El sentido del humor de Jake encajaba perfectamente con el nuestro.
Me eché a reír, sobre todo porque los dos tenían razón. Jake llenó su plato y
comenzó a comer. Mis padres se quedaron viéndome y sonrieron. Fue embarazoso,
pero me di cuenta de que estaban felices. Me reí de nuevo, porque si la mayoría de
los hijos traían a casa un hombre que se parecía a Jake ellos probablemente
tendrían un aneurisma.
Jake no parecía aterrador, o extraño, es sólo el estigma que se había unido a
él. Lo mismo del que lo acuse.
—Jake, ¿de dónde eres? —le preguntó mi mamá.
—Nací en Arizona. Viví allí hasta que tuve veinte años, luego me mudé a
L.A.
—Tus padres deben estar muy orgullosos de ti. Has logrado mucho para
tener veinticinco —se jactó ella.
—En realidad, mi madre falleció cuando yo tenía once años, y mi papá no
está en la foto. Está bien, no lo sabías. —Rápidamente la tranquilizó, parecía
imperturbable.
—¿Qué tienen planeado hacer para el próximo par de días, chicos? —
preguntó mi padre.
—Probablemente sólo pasar el rato por aquí. —Me encogí de hombros—. Sin
embargo, vamos a ver a Piper después de la cena.
—Dile que le enviamos saludos —dijeron al mismo tiempo.
Terminamos la cena, y Jake exigió que teníamos que limpiar, ya que ella
cocinó. Lo miré de arriba abajo, pero él me arrastró a la cocina. Él lavó mientras yo
secaba. Me salpicó con agua, así que cogí la manguera y apreté la boquilla,
empapando su camisa. Después limpiamos el desorden, cambió su camisa, y nos
dirigimos a TruInk. Le advertí de que Piper era algo así como una súper fan.
Se echó a reír, pero no tenía ni idea. Me pare en un puesto de estacionamiento
disponible más cercano, y entramo.
Le dije hola a Josh, el propietario, y fui hasta la oficina de Piper. Ella estaba
hojeando una revista cuando levantó la vista, me vio, y luego Jake.
—¡Santa mierda! —gritó ella —. ¿¡Trajiste al jodido Jake Parker a mi tienda!?
—Se puso de pie y saltó arriba y abajo. Echó los brazos alrededor de mí y apretó.
—Jake, conoce a Piper. Piper, conoce a mi novio, Jake.
—¿Acabas de decir novio? Lo hiciste, ¿no? ¡Santo cielo! ¿¡Estás saliendo con
Jake Parker!?
Miré a Jake, que estaba claramente avergonzado por el arrebato de Piper. Me
80 limité a sonreír y susurré un "Te lo dije". Me besó en el pelo y sonrió.
—¿Ya terminaste? —bromeé.
—Lo siento. Es un placer conocerte, Jake. Soy una gran fan. Tu voz es como el
pecado.
—Um, gracias. —Parecía incómodo.
—Entonces, ¿qué los trae aquí, chicos? ¿Estás de visita? ¿No están ustedes de
gira?
—Lo estamos, pero tuvimos un par de días antes del próximo show en
Pittsburgh. Ya que estábamos tan cerca, parecía tonto no venir a ver de dónde es
Aubrey. —Jake se encogió de hombros.
—¡Genial! Me encantaría verlos alguna vez.
—¿Por qué no vienes al show en Pittsburgh? Puedo conseguirte un pase al
escenario —sugirió. Me hizo feliz que estuviera haciendo algo bueno por alguien a
quien quería como a una hermana.
—¿En serio? ¡Me encantaría!
—Yo me ocuparé de eso. Es la noche del viernes.
—¡Siii! —chilló.
Estuvimos en la tienda por un rato antes de volver a casa. Íbamos hacia el
auto cuando escuché que gritaban mi nombre. Me detuve y miré alrededor para
ver de dónde venía.
—¿Aubrey? —Escuché de nuevo, esta vez fue Jake—. ¿Sabes quién es ese? —
Él puso su brazo alrededor de mi hombro y señaló. Me tensé. Antes de que
pudiéramos llegar al auto, Jeremy se aproximó. Me sentí temblar. Jake se veía
amenazante.
—Bre-bre —se burló Jeremy—. ¿Vas a decir hola, al menos?
Verlo trajo todo el horror que pasé a la superficie. Era como verlo suceder
nuevamente en cámara lenta. El corte, los gritos, el dolor. Sentí que me faltaba el
aire, justo como lo hice cuando él me ahogaba hasta dejarme inconsciente. Sentí
que mi visión comenzaba a desdibujarse. Jake rápidamente me movió para que
estuviera apoyada contra el auto. Se veía indeciso. ÉDio un paso lejos de mí para
enfrentar a Jeremy y le lanzó una mirada asesina.
—Jake Parker, el hombre que está tratando con la bolsa de mis sobras —se
burló Jeremy.
Jake levantó el puño y lo golpeó en plena cara.
—Jake Parker, el hombre que va a matarte si te acercas a mi novia de nuevo.
—rugió.

81 Todo fue un borrón. Vi cómo Jeremy caía al suelo. Jake me ayudó a entrar por
el lado del pasajero. Se metió en el lado del conductor y arrancó el auto en marcha
atrás. Corrió hacia la casa de mi padre. Cuando llegamos al camino de entrada de
mis padres, rodó sus hombros. Apoyó la cabeza contra el volante y respiró
profundo. Se dio la vuelta para mirarme.
—Bebé, ¿estás bien? —susurró.
Extendió la mano, vacilante, para tocar mi cara, pero se detuvo justo antes de
hacer contacto. Me miró a los ojos para confirmar que estaba bien. Cerré los ojos y
le di un leve asentimiento.
Me tocó la mejilla con sus dedos. Encontré consuelo en su toque. Las lágrimas
resbalaban lentamente por mi cara. Me desabrochó el cinturón de seguridad, y me
ayudó a subir a su regazo. Envolví mis brazos alrededor de su cuello y lloré. Todo
mi cuerpo lastimado. Sentí que me iba a romper. Yo sabía que no podía volver a
casa de esta forma y me las arreglé para ahogar el nombre de mi abuela. Echo el
asiento hacia atrás para poder conducir sin moverme. Se paró en el camino de
entrada y sin esfuerzo me llevó hasta la puerta. La abrió y entró. La abuela estaba
sentada en la mesa al teléfono. Colgó en cuanto me vio. Una vez supe que estaba
bien entré en el modo de auto-preservación, o como me refería a él, «El modo
robot».
—¿Qué pasó? —exigió.
Miré a Jake y le rogué que no le dijera. Él no me hizo caso.
—Tuvimos un encuentro con Jeremy en el salón de tatuajes. Le di un
puñetazo en la cara. Estoy bastante seguro de que la policía estará aquí pronto —
gruñó, claramente molesto.
—Ese hijo de puta con pene de aguja. —Ella empujó la silla y se acercó al
arcón—. ¡Lo voy a matar!
Abrió el cajón y sacó su pistola 380. Jake me sentó en la silla y comenzó a
hacer control de daños. Le dijo que no me haría ningún bien si iba a la cárcel. Ella
le dijo que se moriría pronto, de todos modos. Se las arregló para quitarle la
pistola. Puso de nuevo el seguro y la colocó de nuevo en el cajón. La abuela resopló
y se fue a encender un cigarrillo. Lo puso en mi boca, y le di una larga calada. Jake
se acercó a su armario y se sirvió un trago. Echó la cabeza hacia atrás y se lo tragó.
Sirvió otro y lo llevó hasta mis labios. Sentí el líquido caliente quemar en mi
garganta. Hizo poco para calmar el ardiente dolor dentro de mí. Dejó el vaso sobre
la mesa y me levantó para que pudiera sentarme en su regazo. Me apoyé en su
hombro y respiré.

82
Jake
Aubrey todavía estaba catatónica. Vi cómo los minutos pasaban como días.
No poder ser de ayuda tiene que ser la peor puta sensación en el mundo. Traté de
hacer cualquier cosa que se me ocurriera para hacerla regresar. Estaba cantando en
voz baja en su oído y frotando perezosos círculos en su espalda y hombros. Luego
cambié a tararear y a decir cosas pequeñas con la esperanza de tratar y hacerla
sentir mejor. Me incliné y le besé en la frente, y utilicé mis dedos para quitar el pelo
de su cara. La abuela Jean se retiró al estudio después del incidente de la pistola.
Dijo que no podía soportar ver a Aubrey así otra vez. Sólo podía imaginar lo difícil
que debía de haber sido verla destrozada después de lo que ese hijo de puta le
hizo. Después de una hora, finalmente pensé que Aubrey estaba empezando a
regresar. Inclinó la cabeza para mirarme. Pensé que mi corazón iba a saltar fuera
de mi pecho.
Quería volver y matarlo con mis propias manos. ¿Qué clase de enfermo y
retorcido idiota hace algo así? No hay manera de que no supiera lo que estaba
haciendo, sabía muy bien. Las cicatrices de Aubrey eran mucho más que sólo en la
83 piel, eran profundas. Experimenté un poco cuando tuvo ese terror nocturno, pero
esto era algo totalmente diferente. Era como una tormenta en su interior. Sus ojos
me decían mucho más de lo que sus palabras jamás podrían. No había lugar para
que se escondiera, por lo que se escondía en sí misma. Sólo esperaba estar
haciendo algo para ofrecerle consuelo. Su labio inferior temblaba.
—Jake. Sueño. Casa —tartamudeó.
—Sí, nena, te llevaré a casa —Besé la parte superior de su cabeza y la levanté.
Le di un adiós a la abuela y le dije que se comportara. Pasé junto a su coche y
crucé la calle. Parece que ese imbécil no llamó a la policía, después de todo.
Afortunadamente, parecía que sus padres se habían ido a la cama. Entré en su
habitación y cerré la puerta. Encendí la luz y la puse en la cama. Le dije que iba a
quitarle sus zapatos. Me arrodillé en el suelo y tomé su pie en mi mano. Le desaté
cada zapato y suavemente se los quité. Los puse al lado de la cama. Ella comenzó a
luchar para quitar su camisa. Puse mis manos en las suyas por lo que estaba
haciendo, pero fui capaz de ayudarla a no sentirse frustrada. Se puso de pie frente
a mí en apenas su sujetador y un pequeño tanga. Era fácilmente la vista más sexy
que había visto en mi vida, pero no estaba incluso un poco encendido. En cambio,
me sentí como que iba a tener un ataque. Me apresuré a abrir mi maleta. Saqué una
camisa térmica de manga larga y se la pasé por la cabeza. Dejó caer su sujetador al
suelo. La ayudé a poner los brazos en las mangas y la atraje hacia mí. Verla tan
herida y rota rasgó mi corazón hasta sacarlo de mi pecho. Quería tomar su dolor,
todo. Me puse a llorar. Rápidamente me recompuse porque tenía que ser fuerte
para ella.
Me apresuré a quitarme mis jeans y nos deslicé a ambos en la cama. La
acerqué tanto como pude. Pasé los dedos por su pelo y comencé a tararear hasta
que sentí su respiración controlada. Sabía que dormía. Me senté durante horas
viéndola dormir. No quería correr el riesgo de quedarme dormido si ella iba a
tener una pesadilla. Poco después de las tres de la mañana, se dio la vuelta y abrió
los ojos. Me miró.
—¿Jake? —susurró.
—¿Sí, nena? Estoy aquí —le aseguré.
—Estaba tan asustada de que me fueras a dejar. Lo siento. Voy a tratar de no
hacerlo nunca más... —Lloró.
¿Qué demonios…?
—Para. Aubrey, no voy a ninguna parte. No podría dejarte ni aunque
quisiera, porque eres todo para mí. Te amo. Estoy aquí por el tiempo que me
aceptes. Espero que para siempre funcione para ti. Sé que parece muy rápido, pero
sé lo que siento. Pero nunca va a cambiar, no importa qué pase.
Sé que ya lo dije en el escenario delante de miles de personas, pero nunca se
84 lo dije directamente a ella. Me hubiese gustado que existiera algo que pudiera
hacer para asegurarle que estaba aquí, y que no iba a ninguna parte.
—¿Me amas? —preguntó con incredulidad, como si fuera cuestionable. Me lo
tatuaría en la frente si eso le daba la seguridad que quería.
—Más de lo que he amado nada. No sé qué tienes, pero es como si fueras el
sol en mi universo. Entraste en mi vida y encendiste mi mundo en fuego. —Besé su
nariz—. Sabía que eras algo especial en cuanto te vi. Me miraste como si fuera
goma de mascar en tu zapato y sabía que no eras como las demás. Me haces sentir
vivo. Es como si mi vida hubiese estado vacía durante tanto tiempo, y tu la
llenaste. No estoy molesto contigo bebé. Estoy molesto porque literalmente me
mata verte así. Eres tan fuerte Aubrey, y verte rota, me rompe. Estoy aquí. No voy
a ninguna parte. Te amo tan jodidamente mucho, nena.
—Yo también te amo —susurró.
Fue apenas audible.
—¿Qué? —Quería que lo repitiera. Necesitaba que lo repitiera.
Ella me miró. Sus ojos marrones quemando con intensidad.
—Te amo, Jake Parker. Tampoco sé cómo explicarlo. Me haces sentir
completa.
—Igualmente, nena. Ahora, duerme un poco. Tengo que correr por la
mañana. Cosas del sello discográfico. Si no estoy aquí por la mañana cuando te
levantes, te prometo que voy a volver. —Le di un beso ligero.
Apoyó la cabeza en mi pecho, justo sobre mi corazón, y cerró los ojos. Me las
arreglé para dormir con la chica que amaba. Desperté un par de horas más tarde y
en silencio me deslice fuera de la cama. Recogí mis jeans del suelo y me los puse.
Cogí una sudadera con cremallera y capucha de mi maleta y mis zapatos. Fui al
pasillo de puntillas. El padre de Aubrey estaba sentado en el sofá, bebiendo una
taza de café. Me puse mi sudadera y caminé a sentarme a su lado para poder
ponerme los zapatos.
—Buenos días —dijo.
—Buenos días. Eh, Tim, ¿puedes hacerme un favor? lLe pregunté
nerviosamente.
—Depende de lo que sea —dijo especulativamente.
—No quiero molestarte, pero creo que te mereces saber. Tengo que ir a la
estación de policía. Tuvimos un pequeño encuentro con Jeremy anoche. Aubrey
está bien ahora, pero tenía la esperanza de que tal vez mi perfil público pueda
influir en ellos para mantener una mejor vista de su libertad condicional —me
burlé. Todavía quería encontrar a Jeremy y darle una probada de su propia
medicina. Por suerte, Ron me enseñó que dos errores no hacen un acierto, ya que
85 me encantaría hacer esto bien.
—¿No se acercó a ella? Lo voy a matar. —Los músculos de su cuello eran
desorbitadamente grandes.
Tim era demasiado atemorizante. Tenía el aspecto de un hombre que podría
reorganizar tu cara si quería.
—Yo estaba allí. Le di un puñetazo en la cara, si te hace sentir mejor. —A mí
no me hacía sentir ni una pizca mejor—. Estuvo catatónica durante la mayor parte
de la noche. Fuimos a casa de tu madre porque ella no quería que la vieran de esa
manera. Voy a hablar con mi guardia de seguridad cuando lleguemos a Pittsburgh.
Quiero ver si necesito traer a otro guardia para estar con ella cuando yo no pueda.
—Ese hijo de puta. Vamos.
Se levantó del sofá, y tenía las llaves en la mano. Lo seguí a su camioneta. Me
dio otra idea. Nos apresuramos por la entrada y llegamos a la estación de policía
cinco minutos después. Un muy enojado Timothy fue directo hasta la recepción
vacía y comenzó a golpear la mano sobre la campana.
—¡Morgan! ¡Pon tu maldito culo aquí ahora mismo! —gritó.
Un conjunto pesado, hombre calvo con uniforme salió de una oficina en la
parte trasera.
—¿Qué? —gritó.
—¿Qué? ¡Te voy a decir que! ¡Ayer por la noche, mientras mi hija estaba con
su novio, fue abordada por Jeremy Roberts! ¡Eso es el qué! —bramó Tim.
El hombre palideció un poco.
—Oh. Se supone que no debe estar más cerca de 100 pies de ella —dijo como
un hecho.
—No jodas, Sherlock. Tienes que hacer un mejor trabajo de seguimiento de
este animal —rugió.
Alcé mi mano.
—Lo siento. Sheriff, este es Jake Parker, el novio de Aubrey. Jake, el Sheriff
Morgan. —Tim hizo un gesto.
—¿Como el vocalista de Battlescars Jake Parker?
—El mismo —dije un poco molesto.
Con suerte, tendría mi ventaja.
—Mi hija Megan tiene posters tuyos que cubren cada centímetro cuadrado de
su habitación.
—Voy a firmar algo para ti. Voy a tomar una foto. Lo que quieras, pero
quiero algo a cambio. Quiero que te asegures de que ese idiota no consigue
86 acercarse a ella de nuevo. Es un monstruo. Crecí rodeado de gente como él, y no va
a desaparecer. Ella ya ha pasado por mucho.
—Veré lo que puedo hacer —dijo.
Llegué justo a su cara.
—Mira, Sheriff, eso no va a trabajar para mí. Quiero tu palabra. Amo a esta
chica, y si le pasa algo no seré responsable de mis acciones. ¿Entiende? —Yo
hervía.
Él tragó saliva y asintió. Eso es, hijo de puta, también yo lo puedo ser. Tim me
miró con los ojos muy abiertos. Mierda, acababa de decir la palabra con A frente a
su padre. Al menos no parecía enfadado. Prometió que un oficial le rastrearía
mientras estuviéramos en la ciudad. Tim y yo salimos y subimos a la camioneta.
—Tim, por lo que dije ahí dentro. Quiero que sepas que a pesar de que ha
pasado muy rápido, amo a tu hija, mucho. Sé que probablemente piensas que es
una locura y como un torbellino, pero sé lo que siento.
—Lo sé, lo había notado. Los papás tienen sentidos veloces. Si le haces daño,
te perseguiré hasta el fin de la tierra. Si supiera que podría salirme con la mía,
sacaría a Jeremy fuera de la foto. Permanentemente.
—Me dijo todo lo que pasó esa noche. Quiero ayudar a recuperarse. Él,
evidentemente, todavía suspira por ella. Mientras estábamos en Nueva York, le
envió un mensaje inquietante. Es una bomba de relojería, así que sólo vamos a
tener que hacer nuestra propia seguridad.
—Estoy realmente feliz de que se encontraran, Jake. Ella no se ha dejado
acercarse a un hombre desde ese pedazo de mierda. Ha sido doloroso para su
madre y para mí verlo, sobre todo sabiendo que no había absolutamente nada que
pudiéramos hacer. Justo después de que ocurriera, si alguien trataba de tocarla,
aunque sólo fuera para cambiar una bendita, gritaba como si la estuvieran
asesinando sangrientamente. Es mucho más fuerte ahora, pero en el fondo siempre
va a estar allí.
—Lo sé. Entiendo exactamente lo que tengo con Aubrey. Voy a hacer lo que
sea necesario para hacerla feliz, lo que me lleva a la otra cosa que quiero hacer...
Quiero comprarle un coche.
—¿Tú qué? —Él me miró con incredulidad.
—Quiero comprarle un coche. En realidad, un Mini Cooper, creo que le
gustaría uno de esos. Su coche ha visto días mejores, y no quiero que conduzca
algo que no tiene airbag.
Sabía que su coche probablemente tenía airbag, pero era la razón más
justificable que se me ocurrió en ese momento.

87 —No lo sé. Quiero decir, es muy generoso de tu parte y todo, pero me pone
un poco incómodo.
—Tim, no quiero sonar vanidoso, pero hice suficiente dinero para comprarlo
anoche mientras dormía. —Sólo dormí cuatro horas—. Voy a comprarlo para ella,
con o sin tu permiso. Por favor, solo vayamos a hacerlo.
Cedió a regañadientes y condujo a una media hora de distancia al
distribuidor Mini más cercano. Estaban abriendo cuando entré. Le dije al tipo de
ventas exactamente lo que quería. Lo tenían en existencia y lo lavaron y le echaron
gasolina. Puse el coche a su nombre y pagué. Me entraron ganas de reír cuando me
entregó el recibo, ya que no era mucho más que el costo de su anillo. Me gustaría
mantener ese pequeño detalle para mí mismo, porque lo más probable era que
pusiera al buen y viejo Tim realmente incómodo saber que su hija llevaba una roca
que costaba más que su camioneta. Cuando llegaron con el coche, el tipo de ventas
me dio las llaves. Le sonreí a Tim, quien rodó los ojos. Debe ser genético.
Lo seguí fuera del concesionario y de regreso a Smithville. Nos detuvimos en
el camino de entrada un poco después de las nueve. Lo más probable es que
Aubrey seguía durmiendo. Me sentí tan mareado que quería ir a saltar sobre ella y
despertarla. Se sentía tan agradable ser capaz de hacer algo bueno por ella después
de anoche, sobre todo porque no tenía ni idea y nunca en un millón de años sería
capaz de adivinar. Me dirigí hacia el interior y le dije buenos días a Caroline que
estaba en la cocina preparando el desayuno. Me dirigí a la habitación de Aubrey y
me subí a su cama. El pequeño hundimiento la hizo despertar. Se dio la vuelta y
echó los brazos alrededor de mí.
—Buenos días, hermosa. Es hora de levantarse —dije con entusiasmo—. Te
traje un regalo.
Ella negó con la cabeza y me apretó más fuerte.
—No me quiero mover —gimió dormida.
—¿No quieres tu regalo? —La arrullé.
—Tú eres mi regalo.
—Eso es dulce, pero es algo más.
Le quité las mantas, y me pellizcó la costilla. Salió a trompicones de la cama y
se dirigió al cuarto de baño. Diez minutos más tarde, salió luciendo mucho más
despierta. Se puso un par de leggings, pero se dejó mi camisa. Necesitaba
mantener a Jake Júnior bajo controlm porque se veía increíble. Tomé su mano y la
llevé a la sala de estar. Tim estaba sonriendo, simulando leer el periódico. ¡Já! Y
actuó como si no quisiera seguir con mi plan.
—Buenos días, princesa —dijo.
—Buenos días, papá.
88 Abrí la puerta y la llevé fuera. Habíamos colocado estratégicamente la
camioneta de Tim para evitar que viera su nuevo coche. Puse mis manos sobre sus
ojos para que fuera una sorpresa. Cuando estuvo a la vista, las separé.
—¿Qué es eso? —Se quedó sin aliento.
—Es tu nuevo coche —dije con orgullo.
Escogí un Mini Cooper rojo cereza convertible. Tenía navegación, sonido de
primera calidad y asientos de cuero negro. Aubrey gritó.
—Eres gracioso. ¿Qué son, las nueve de la mañana? No hay manera. —Se dio
la vuelta y empezó a entrar.
—Aubrey, lo digo en serio. Hice que tu padre me llevara esta mañana. Un
Mini parecía muy tú. ¿Te gusta? —le pregunté, sosteniendo las llaves.
—¿Hablas en serio? —Arqueó una ceja.
—Como un ataque al corazón.
Me miró con recelo. Esperé un minuto antes de que una sonrisa se dibujara en
su rostro. Dio un salto y envolvió sus piernas alrededor de mí.
—Es demasiado. Ya lo sabes, ¿verdad? Pero me encanta. ¡Gracias! —gritó.
—Nada es demasiado bueno para ti, nena. Te compraré un puto Porsche si
eso es lo que quieres, porque te amo.
—También te amo. —Rozó sus labios perfectos contra los míos.
Muy pronto estábamos besándonos sobre el capó de su coche nuevo, a plena
luz del día.
—¿Chicos, conseguirán una habitación ya? Es como ver pornografía en 3D —
gritó la abuela Jean desde el otro lado de la carretera—. ¡Lindas llantas, niña! —le
guiñó un ojo.
—Lo sé —gritó Aubrey.
Fue casi como si hubiese reprimido todo lo que pasó anoche. Todavía me
sentía en alerta, esperando que cayera el otro zapato. Por mucho que me gustara la
familia de Aubrey, quería largarme de aquí. Quería llevarla a un lugar donde
Jeremy no pudiera alcanzarla.

89
7
Garras y puñales
Traducido por Marijf22
Corregido por *elis*

Aubrey

—¡N
o puedo creer que estemos aquí! —chilló Piper—. ¡Jake
Parker es literalmente el mejor novio del mundo!

90 —Él está bien —bromeé.


Estábamos sentadas detrás bastidores en el concierto en Pittsburgh. Dado que
estaba a sólo dos horas en coche, convencí a Jake de que nos dejara conducir, sobre
todo porque tenía un coche nuevo. Hice un mohín y le dije que no sabía cuándo
podría volver a conducirlo. Se rindió sin luchar. Podía ser tan fácil de convencer.
Todavía no podía creer que me hubiera comprado un maldito coche. Piper estuvo
saltando tan pronto como llegamos. Profesaba su amor eterno y falso a Jake
diciéndole que sería una novia mucho mejor. Él se rió, y dijo que era «un hombre
de una sola chica».
Yo no quería volver a repetir lo que había pasado la otra noche con Jeremy.
Pero tener a Jake hacía que fuera más fácil superarlo. Sin embargo, fue horrible
verlo otra vez. Todavía me asustaba como a un petiroojo. Lo alejé de mi mente y
me concentré en pasar tiempo con mi mejor amiga y mi novio.
Fuimos a un lugar llamado Randy después del espectáculo para conseguir
algo de comida con el resto de los chicos.
Alguien del equipo del escenario llegó a decirle a Jake que era hora de
continuar. Él nos llevó hasta una pequeña sección que había acomodado con dos
sillas para que pudiéramos observar el espectáculo. Se inclinó y me besó antes de
subir al escenario. Piper miró todo con asombro.
—¡Pittsburgh! ¿Cómo están todos en esta jodida noche? ¿Estamos listos para
hacer rock?
Un fuerte mar de «Diablos, sí» le siguió.
—Entonces, ¡comencemos!
La banda empezó a tocar, y todo el lugar se volvió electrizante. Era
intoxicante verlo. Jake exhibía presencia en el escenario con su ostentosa Mohawk
y sus virtuosos movimientos. Blake apuñaló su riff asesino de guitarra en la
canción “Hurricane”. Piper sonrió todo el tiempo. Incluso yo podría admitir que
era bastante formidable estar tras bastidores. Cuando el espectáculo terminó, Jake
casi corrió fuera del escenario y directo hacia nosotras.
—¿Qué te pareció? —le preguntó a Piper.
—Ustedes son aún más espectaculares en vivo. ¡Fue fantasmagórico! —dijo
ella completamente maravillada.
—Gracias. —Él sonrió. Se inclinó y me dio un largo e intenso beso—. Voy a
cambiar mi camisa rápidamente. No te muevas.
—Realmente eres la perra más afortunada del planeta —dijo Piper—. Le
dijiste lo que pasó con Jeremy, ¿verdad? —Ella era otra que estaba muy protectora
después de lo que pasó.
—Se lo conté todo. Lo entiende, Piper. Él no tuvo exactamente una infancia
91 de ensueño. Somos el uno para el otro. —Me encogí de hombros.
—Estoy feliz por ti, habichuela. —Ella me abrazó.
—¡Oye! ¿Puedo entrar en eso? —preguntó Blake.
Hice rodar mis ojos.
—Piper, Blake.
—Piper, me gustaría metértela hasta el fondo —gritó Derek detrás de Blake.
—Por Dios muchachos, ¿son animales? ¿Dónde están tus modales? Ella es
una maldita dama. Trátala como a una —lo regañó Kevin—. Soy Kevin. No te
preocupes por ellos.
Kevin me caía muy bien. Adoraba a todos los chicos, pero Kevin era más
parecido a mí. No soportaba ninguna mierda, pero no iba en busca de ella,
tampoco. Jake volvió, y nos dirigimos a Randy’s. Entramos y pedimos un montón
de comida y un par de jarras de cerveza. El lugar era un bar típico. Tenía un par de
mesas de billar y una cabina de karaoke.
—¿Quién quiere jugar al billar? Yo voy con Piper. —Blake sonrió.
Ella se levantó y accedió felizmente. Vi cómo preparaban la mesa de billar.
Blake le miró el culo todo el tiempo. Derek decidió ir hasta allí y jugar con ellos
también. Cada vez que uno de ellos erraba un tiro, tenía que tomar un chupito de
whisky. Volvieron después de dos partidos y comieron algunos aperitivos. Kevin
se sentó en silencio, y la gente lo miraba todo el tiempo.
—Amigo, nuestra amistad es mala para mi hígado —le dijo Derek a Blake.
—No, no lo es. Tú solamente apestas con el billar—bromeó Blake.
—No es así —gritó él—. Está bien, tienes razón. Apesto. —Se rió.
—Oye, Piper, no soy un hombre del clima, pero esta noche puedes conseguir
unos ciento cincuenta y dos milímetros —bromeó Derek.
—Guau, qué original eres. ¿Se te ha ocurrido eso a ti solo? —dijo ella con
sarcasmo.
—Ouch. Blake, creo que hemos encontrado a nuestra igual.
Blake dio un largo sorbo de su cerveza y asintió. Yo tenía la certeza de que
estaba totalmente interesado en ella. Decidieron que querían cantar karaoke. Blake
fue primero. Cantó Talk Dirty To Me, de Poison. Derek fue el siguiente. Estuvo
horrible y definitivamente debía atenerse a la batería. Al final de la noche, nos
despedimos de los chicos y les dijimos que íbamos a verlos en su siguiente parada.
Jake dijo que conduciría, ya que era tarde y nunca dormía. Me subí en el asiento
trasero y me acurruqué con Piper.

92
Jake
Habían pasado dos semanas desde Pittsburgh. Estábamos tras bastidores
después de nuestro espectáculo en Nueva Orleans.
Había reunido un grupo bastante considerable de gente importante que
debíamos conocer y saludar. Siempre he odiado estas cosas. Sentía como si tuviera
una diana en la cabeza. Estábamos esperando a que Kevin regresara del baño antes
de dirigirnos a la mesa. Un montón de chicas se acercaron y se pusieron muy cerca.
Estaban ansiosas por convertirse en una “groupie" de la noche. Supongo que se
podría decir que eran un grupo atractivo.
Sinceramente, nada me excitaba, excepto Aubrey. Nada.
Blake y Derek sentían lo contrario.
—Bueno, hola, te ves como una mala decisión. Ven conmigo —le dijo Derek a
una chica de cabello oscuro. Ella sonrió con entusiasmo y lo tomó del brazo.
Aubrey tenía una expresión de completa repugnancia.
—Necesitas compartirlo a veces, Aubrey —bromeó Blake.
93 —No voy a compartirlo con un grupo de niñas mugrientas que tienen
problemas con sus padres. Mis pensamientos sobre eso serían suficientes para
darte pesadillas. —Ella sacudió la cabeza como si estuviera tratando de sacudirse
el pensamiento fuera de su cabeza.
Me reí y me incliné para besarla. Cuando Kevin regresó, nos escoltaron hasta
la mesa. Esto era una locura esta noche. Dos fanáticas trataron incluso de hacer
tropezar a Aubrey mientras íbamos a través de la multitud. Afortunadamente, la
tenía a mi lado, por lo que no se cayó. Estas chicas eran toda una nueva generación
de locas esta noche. Aubrey lucía seriamente cabreada. Ella me miró y me fulminó
con la mirada.
—¿Qué sucede, bebé? ¿Estás enojada conmigo? —Reprimí una sonrisa.
—No estoy enojada contigo. Estoy enojada con la situación que has creado. —
Ella hizo un mohín.
—¿La situación que he creado? Yo no hago nada, excepto aparecer y hacer mi
trabajo. De hecho, cuando estoy en el escenario y miro a la multitud tú estás en
todas partes. No es mi culpa que tu novio sea una estrella de rock muy deseable —
bromeé—. Todo lo que quiero hacer ahora es ir a nuestra habitación y acurrucarme
contigo.
Le froté los hombros hasta que el primer grupo fue escoltado. Sabía lo mucho
que odiaba ella venir a estas cosas, porque las chicas eran maliciosas con ella. Y por
maliciosas me refiero a que desagradables, horribles, brutales, monstruosas y
crueles. Me sentía culpable porque ella no tenía que estar aquí, pero odiaba esas
cosas también y hacía que fueran tolerables. También odiaba tener que estar lejos
de ella. Hice una mueca cuando vi la primera chica llegar a la mesa. Era Verónica.
Una groupie rubia platinada que había estado suspirando por mí durante el
tiempo que había sido famoso. También era una bruja. Agradecí a todo lo que era
sagrado que nunca me hubiera acostado con ella, porque Dios sabe que intentó
entregarse en una bandeja de plata más de una vez.
—Hola, chicos —ronroneó.
Ella miró a Aubrey con veneno en sus ojos. Me estremecí.
—Verónica —dijo Blake irritado.
Derek estaba demasiado ocupado besuqueándose con su acompañante de esa
noche para darse cuenta de que estaba allí. Kevin la ignoró, por lo que ella se
acercó y se paró frente a mí. Estaba evaluando a Aubrey como si fuera
competencia.
—¿Eres una interesada o una prostituta? No puedo ver la diferencia —
escupió.
¡Oh mierda, esto se va a poner feo!
94 —Ninguno, ¿pero llamas a eso elegante? La longitud apropiada de una falda
es de cinco centímetros por debajo de la celulitis —espetó Aubrey en respuesta.
—No puedo creer que estés con alguien que luzca como ella, Jake. ¡Es puaj!
Podrías estar mucho mejor, como conmigo. —Ella junto sus pechos.
Yo estaba a punto de abrir la boca cuando Aubrey me fulminó con la mirada.
Asentí para que dijera lo que quisiera.
—No te gusto... es una pena, voy a hacerme un tiempo para llorar más tarde.
Ahora mismo estoy ocupada disfrutando de la vida. —Aubrey me agarró del
cabello y estrelló sus labios en los míos. Me gustaba la Aubrey celosa. Ella se retiró
con una mirada de suficiencia en su rostro—. La abuela siempre dice que si alguien
te odia sin razón, entonces le des a ese hijo de puta una razón. —Ella sonrió.
—Eres tan guapa cuando te enfadas —bromeé.
—Si soy guapa cuando estoy enojada, ¡estoy a punto de volverme
jodidamente preciosa! —Ella se volvió hacia Verónica—. Me encargaría de mi
enojo con tu cara, pero creo que la genética ya hizo un muy buen trabajo.
—Los rumores de la calle dicen que no eres más que una simple idiota que
está tras Jake por su dinero.
Tuve que reírme de eso porque no estaba ni siquiera cerca de la verdad.
—Asombroso, ¿estás difundiendo rumores acerca de mí? Por lo menos has
encontrado algo que extender además de tus piernas.
Veronica resopló. Asentí con la cabeza hacia Brett, que se la llevó. Me
disculpé con Aubrey y le prometí que iba a recompensarla más tarde.
Todavía estaba furiosa cuando el próximo grupo se acercó. Al menos se
controlaron más. También fueron lo suficientemente inteligentes como para no
intentar nada y arriesgarse a ser echadas.
Firmé CD tras CD hasta que se dio todo por terminado. Nos subimos a la
limusina y nos dirigimos de vuelta al hotel.
Derek todavía tenía a su groupie con él.
—Aubrey, esas fueron unas buenas contestaciones, las que dijiste esta noche
—dijo Blake.
—Si estás buscando que te responda, vete a limpiar la cara de tu madre —dijo
Derek.
—Mi posición favorita es decir GUAU. Es cuando le doy la vuelta a tu madre
—replicó Blake.
—¡Eso es jodidamente hilarante! —Derek se echó a reír.

95 —Los chicos son un asco —gruñó Aubrey, lanzando sus manos en el aire.
Mantuve mi promesa de compensar esa noche a Aubrey por lo de Verónica, y
ordené el helado con cobertura de bizcocho de chocolate más grande que el hotel
tenía para ofrecer. Ella gimió todo el tiempo, lo que me llevó a tener que excusarme
al cuarto de baño por las "mierdas".
Esa mañana nos reunimos todos en el vestíbulo para el desayuno.
Sorprendentemente, llegamos allí primero. Aubrey y yo pedimos waffles y bacon.
Brett pidió huevos y salchichas. Kevin bajó a continuación. Siempre estaba tan
relajado y tranquilo. Aubrey lo llamaba el Valium del grupo. Nos dio los buenos
días a todos y ordenó tofu revuelto. Blake fue el siguiente. Tropezó en la cabina,
aún medio dormido. Pidió un café y puso su cabeza sobre la mesa. Derek fue el
último. Él apareció con una enorme sonrisa en su rostro. Era muy probable que
hubiera pasado despierto toda la noche haciendo cosas horribles para corromper a
la chica que trajo de vuelta a su habitación.
—¿Una buena noche? —le murmuró Blake a Derek.
—Ella me dijo que quería una noche mágica con una estrella de rock. Así que
la follé y desaparecí —dijo Derek.
Blake se echó a reír, y Kevin se burló.
—Tú lo encuentras ofensivo, yo lo encuentro gracioso. Es por eso que estoy
más feliz que tú —le dijo Derek a Kevin.
—Actuar como un idiota no hará que te crezca —dijo Kevin.
—Lo siento, mi sentido del humor te ha ofendido. —Se echó a reír Derek.
—Muy bien, es demasiado pronto para todos estos insultos —los reprendí.
Pasamos el resto de la mañana burlándonos de forma más amigable. Nos
dirigimos a nuestras habitaciones a recoger nuestro equipaje. Toda la banda
volaría con nosotros para el próximo espectáculo en Biloxi, Mississippi.
Aubrey les advirtió que mantuvieran su mejor comportamiento o ella se
aseguraría de que la salida de emergencia fuera abierta accidentalmente. La amaba
locamente. Tenía muchas ganas de que la gira terminara.
Tenía la esperanza de que pudiéramos tener un poco de tiempo de
inactividad en Los Ángeles para descansar y relajarnos. Tal vez podría llevarla a
Arizona a conocer a Ron. Lo extrañaba mucho, y él no se volvía más joven. Había
sido la única figura paterna que había tenido en mi vida, y había sido una
increíble. Es quien me enseñó a ser un hombre. La pbservé mientras Aubrey
empacaba su mochila. Ella me miró y sonrió.
Quiero casarme con esta chica. Punto.

96
8
Con vida y fuera de control
Traducido por Playlob
Corregido por PrisAlvS

Un mes más tarde...

Aubrey

E
l mes pasado con Jake como mi novio había sido más que increíble.
97 Estábamos a mitad de camino a través de la programación de la gira.
La gira había sido vendida, y los espectáculos asombrosos. Excepto por
el conocer y saludar. Odiaba eso. Hoy era el día de San Valentín, y acabábamos de
llegar a Houston. El espectáculo no era hasta mañana, y yo tenía grandes planes
para esta noche. También estaba increíblemente nerviosa. Se sentía incómodo tener
un novio para el día de San Valentín. No había tenido uno en tanto tiempo que era
raro tener uno, pero Jake era literalmente perfecto. No creo que pudiera haber
conjurado un hombre mejor si lo intentara. Siempre tan amable y considerado.
Hacía pequeñas cosas en las que la mayoría de los chicos ni siquiera pensarían. Por
ejemplo, si iba a comprar un refresco, me compraba una barra de chocolate
simplemente porque sabía que me haría sonreír. Después de todo, el chocolate es el
camino al corazón de una chica.
Estaba más que orgulloso de presumirme a todo el mundo una vez que lo
hicimos oficial. Aun cuando no estaba lucía lo mejor que podía siempre estaba
diciendo “¡Esa es mi novia!”. Contrajimos un virus estomacal en Michigan y
logramos pasar tres días repugnantes sin matarnos. Incluso decía algunas cosas
muy descaradas en sus entrevistas últimamente. Mencionó la palabra con "M" en
más de una ocasión. Una vez que la imagen de mi anillo llegó a la prensa las
acusaciones de un compromiso secreto volaban. Mi madre, por supuesto, estaba en
la luna por el entusiasmo. Mi papá y Jake tenían alguna vinculación masculina.
Hablaban como un par de chicas. Dijeron que al ser hombres tenían que
permanecer juntos.
Jake estaba terminando de registramos en el Hotel Granduca. El empleado le
entregó la llave, y nos dirigimos a nuestra suite. De repente me sentí muy ansiosa.
¿Qué pasa si hice algo mal? Había tenido a Piper entrenándome las pasadas dos
semanas desde que tomé la decisión. Cada paso era un paso más cerca de perder
mi tarjeta V. Estaba lista. Estaba más allá de lista. Francamente, creía que si tenía
que esperar más tiempo iba a morir de combustión espontánea.
Puso la llave en la puerta y bajó la manija. Tomé una respiración profunda.
Tan pronto como pasamos el umbral, Jake fue a dejar el equipaje. Se veía
especialmente delicioso hoy, y yo estaba fresca con la fuerza de voluntad. Llevaba
un par de jeans bajos, desgastados y rotos, y una camiseta apretada blanca que
mostraba sus anchos hombros. Lo miré y me mordí el labio. Yo llevaba un vestido
cruzado por este motivo. Esperé a que me diera la espalda antes de hábilmente
deshacer el lazo. Sabía que él me había visto con poca ropa antes, pero nunca
habíamos estado completamente desnudos frente al otro. Dejé que el vestido
cayera a mis pies, pero dejé mis zapatos puestos. Tenía un conjunto de sujetador de
encaje rojo y pantaletas. Se volvió y me miró con la boca abierta.
—Feliz día de San Valentín. —Le sonreí.
—Sí, lo es. Te ves deslumbrante.
Me sonrojé mientras daba un paso hacia mí. Me miraba con total admiración,
98 haciéndome sentir sexy y cómoda. Me amaba a pesar de mis cicatrices, internas y
externas.
—Estoy lista. Sé que dijiste que podríamos hablar de ello, pero no quiero
hablar... Quiero hacerlo —ronroneé.
—¿Está segura? —Se atragantó.
—Estoy segura. No quería que supieras porque sólo quería que sucediera
naturalmente.
Estiré mis dedos y los enrede por su pelo acercando su cara a la mía. Lo
empujé hacia el dormitorio. Me miró con anhelo, con completa adoración,
haciendo que la velocidad de mi pulso se acelerara. Lentamente desabrochó mi
sujetador y lo deslizó por mis brazos. Extendió una mano y frotó su pulgar sobre
mi pezón ya sensible. Di un grito ahogado. Bajó la cabeza y tomó el otro en su
boca, succionando suavemente. Eché la cabeza hacia atrás, disfrutando de la
sensación de él tocándome. Estaba tirando de su camisa tratando de retirarla de
una vez por su cabeza, pero se negaba a separarse. Agarré un puñado de pelo
hasta que se alejó con un pop. Me sonrió felizmente. Yo ya estaba empapada, y
apenas había hecho nada.
Tiré su camisa al suelo y magistralmente desabroché su cinturón. Despacio,
desabroché la cremallera de sus pantalones y los bajé por sus largas piernas. Jake
júnior se balanceaba en mi cara. Saqué la lengua y la golpeé contra la gruesa
cabeza, y gimió en voz alta. Seductoramente miré hacia él mientras lo llevaba a mi
boca. Pasé la lengua por debajo y sentí los piercings. Había cuatro, como una
escalera. Me apartó y me recostó sobre la cama. Puse mala cara, pero luego vi el
fuego en sus ojos. Se volvió hacia su lado, de modo que estábamos frente a frente.
Lo tomé de nuevo en mi boca mientras bajaba su rostro. Envolví mi mano
alrededor de la base de su polla gruesa y comencé a bombear. Pasó la lengua por
mi dolorido clítoris, y grité por la sensación.
—No tienes idea de cuánto tiempo he estado queriendo hacer esto —gimió.
Quería estar avergonzada, pero estaba demasiado enamorada de él para
sentirme incluso un poco incómoda. La sangre latía en mis oídos mientras tomaba
su longitud aún más en mi boca. Bajó la cabeza y empezó a correr lentamente su
lengua adelante y atrás. Estaba justo allí cuando él se apartó. Se tumbó en la cama
y me puso encima de él. Lo besé dura y posesivamente, probándome a mí misma
en su lengua. Me estaba frotando suavemente con la mano. Añadió un dedo y
suavemente se meció dentro y fuera, y luego añadió otro. Sentí que iba a estallar
cuando abruptamente se retiró.
—Quiero sentirlo, Aubrey. Necesito sentirlo. ¿Quieres que me ponga un
condón? —tartamudeó.
Negué con la cabeza.
99 —Empecé con la píldora hace un mes, y me dijeron que estaba lista para
seguir. No quiero nada entre nosotros.
Miré a Jake junior, y me preocupó si encajaría.
—Te quiero encima, nena. Lo quiero así. No confío en mí mismo para no ir
duro y rápido. Toma mis manos y muévete como quieras. Va a doler, lo siento —
dijo en un apuro.
Parecía afligido, y eso sólo me hizo amarlo más.
Me alineé con él y despacio me deslicé hacia abajo. Mi ritmo cardíaco se hizo
un eco atronador detrás de mi caja torácica. Sentí cómo su hinchada cabeza
entraba. Se sentía tan bien. Bajé un poco más hasta que supe que era el punto de
ruptura. Apreté sus manos y me deslicé el resto del camino hasta que me llenó por
completo. Dolió, pero no era nada insoportable.
—Deja que tu cuerpo se acostumbre antes de empezar a moverte. Ve muy
despacio —me susurró con los dientes apretados.
Me levanté un poco y me mecí un par de veces. Era exactamente donde
necesitaba la presión. Sentí mi liberación acercarse como un tren de carga. Jake
movió sus manos y se encargó de mis pezones.
—Mírame, Aubrey. Quiero ver tu cara cuando te vengas.
Bajé la mirada, a él llenándome. Era exasperantemente sexy. Al momento
siguiente estaba sin esqueleto y flotando. Mis músculos palpitaban con fuerza
alrededor de él, sosteniéndolo con un control férreo. No pude contenerme más, así
que me incliné sobre su pecho. Se movió para estar encima. Entraba y salía
lentamente, besando mis labios, mi cara, mi cuello.
—Aubrey, te sientes como el cielo. Podría olvidar todo el maldito mundo en
este momento y nunca mirar hacia atrás.
Empezó a coger el ritmo un poco, y sentí que empezaba a espesarse. Dolía tan
bien. Sentí la presión de otro orgasmo empezar a rebosar en la superficie. Podía
sentir los piercings cada vez que entraba y salía. Sentí su gruesa polla comenzar a
palpitar, llenándome. Manchas empañaron mi visión. Clavé las uñas en sus
hombros y grité su nombre.
Se inclinó y me besó.
—Te amo, Aubrey.
—Yo también te amo.
Tuve relaciones sexuales por primera vez, y fue maravilloso, magnífico,
sensacional...

100
Jake
Estaba tumbado junto a Aubrey, sacándole el pelo fuera la cara. No podía
creer que acabáramos de tener sexo por primera vez. Juro que era el único y mejor
momento de mi vida. No podía creer que fui su primero. Estaba más que
conmovido de que confiara tanto en mí. Dejó que sus inhibiciones volaran, y era
tan condenadamente sexy. Sólo de pensar en su movimiento sobre mi polla me
ponía dolorosamente duro. Era demasiado pronto para hacerlo de nuevo.
Probablemente ella iba a tener que tomarse un par de días de descanso para
recuperarse. Empecé a pensar en todo lo que podía en un esfuerzo para distraerme.
Mis pensamientos se volvieron hacia el espectáculo de mañana. Era nuestro mayor
lugar hasta ahora, y era al aire libre. La atraje hacia mí y la acuné en los brazos.
Estaba tan cómodo cuando mi estómago gruñó. ¡Mierda! Me di cuenta de que
nos perdimos por completo el almuerzo. Le pregunté a Aubrey si quería salir, ya
que era el día de San Valentín. Dijo que sólo quería comer dentro, y yo estaba más
que bien con eso. Cogí el teléfono y pedí al servicio de habitación. Ordené un festín
romántico que consistía en un plato de nachos, fajitas de carne y un banana split.
101 Recogí mi camisa de la cama y se la pasé por la cabeza con la esperanza de que
ayudaría; pero no lo hizo. En realidad, lo hizo peor. Ella sonrió brillantemente.
Quiero casarme con esta chica. Me encontraba pensando eso mucho últimamente, por
lo menos media docena de veces al día.
Ahora que sabía lo que era tener algo más que sexo sin sentido estaba
arruinado. Probablemente era todo lo que iba a querer, todo el día. No bromeaba
cuando dije que podía olvidar el mundo entero cuando estaba dentro de ella. Era
como si mi cuerpo fuera transportado a otro reino. Cuando llegó la comida nos
acurrucamos en el sofá y vimos repeticiones de la serie American Horror Story.
Continuamente le preguntaba si se sentía bien. Sabía que yo era más grande de lo
normal, y estaba realmente preocupado de haberla lastimado. Tal vez debería
haberme quitado mis piercings la primera vez. Me reprendí una y otra vez. Aubrey
lo notó porque se sentó y me miró con enojo.
—Estoy bien, deja de castigarte. Sé que eso es exactamente lo que estás
haciendo. ¡No estoy hecha de cristal!
—Lo siento —dije mirando al suelo.
—Sabía exactamente qué esperar. Aparte de los piercings, esos fueron sólo
una ventaja añadida. —Hizo una pausa, como si estuviera recordando. Dolieron
como cabrones cuando me los hice, pero ahora que sabía que le dieron placer hizo
que el dolor valiera la pena—. Sabía que iba a sentir dolor después, pero es un
buen dolor. ¡Así que corta la mierda, Parker!
—Sí, señora. —Besé su pelo y la atraje hacia mí.
Pasamos el resto de la noche relajándonos antes de ir a la cama. La atraje
hacia mí y me las arreglé para quedarme dormido. Al día siguiente cuando nos
despertamos tuvimos que luchar para llegar al lugar. Era algo de todo el día, e
íbamos a hacer tres series diferentes durante todo el día. Me duché y puse mi pelo
de punta. Tenía que lucir todo como una estrella de rock el día de hoy. Agarré un
par de pantalones cortos, ya que hacía un calor anormal hoy, y me puse mis
zapatillas. Escogí la camisa que ella me compró en St. Louis que decía «Te escribí
una canción, se llama ve y jódete tu mismo». Aubrey salió en un par de pantalones
cortos negros y una apretada camiseta gris con sus tenis. ¡Su cabello estaba en
jodidas coletas! Me guiñó un ojo diabólicamente. ¡Esa perra! La agarré y la tiré
encima de mi hombro, no confiando en mi moderación para estar a solas con ella.
Brett nos esperaba para recibir al resto de los chicos en el vestíbulo. Una
pequeña multitud se había congregado alrededor de ellos. Saludé a todos, pero
seguí caminando y me metí en el coche. Llegamos al lugar y nos fuimos a la carpa
que había sido instalada para los músicos. Estaba susurrando a Aubrey cuando mi
archienemigo, Ian Voss, se acercó. Ella era consciente de nuestra pelea y se burló
cuando lo vio. Era una mancha de mierda.
—Jake Parker. —Me miró, y luego a Aubrey—. Debes ser la nueva novia de
102 Jake. Soy Ian Voss, vocalista de Blood to Bleed. Estoy seguro de que has oído
hablar de nosotros. Somos mucho más grandes que la banda de mierda de tu novio
—dijo condescendienteºmente.
—Nop. Lo siento, no puedo decir que lo he hecho —escupió—. Pero estoy
segura que has oído la frase meterse en sus pantalones. Creo que lo tomaste
demasiado literalmente.
Miré para ver de lo que estaba hablando. llevaba jeans ajustados. Sonreí y
reprimí una carcajada.
—¿Qué tal si te doy algo para esa boca inteligente? —Puso su mano en su
basura y dio un paso hacia ella. Brett estaba en estado de alerta, pero solo se quedó
preparado.
—Lo siento, pero mi madre dice que nunca ponga cosas pequeñas en mi boca
—replicó ella.
¡Jodidamente amaba a esta chica!
—Ouch. Bueno, si te cansas de salir con los del fondo de la cadena
alimenticia, ven a buscarme.
Aubrey parecía enfurecida. Le dio un golpe en la cara.
—¿Has visto eso? Me dio una bofetada —lloró él.
—No te abofeteé. Te di los cinco, y tú fallaste. —Ella me agarró la mano y
alejó.
—¡Eso fue épico y tan jodidamente caliente! —dije.
La jalé a una habitación vacía y la besé apasionadamente. Bajó la mano y
agarró mi polla dura. Gemí en voz alta por su tacto. Nunca fui muy dado al
exhibicionismo, pero con Aubrey no importaba dónde estuviera. Sabía que ella
todavía estaba dolorida por anoche, pero tenía que tenerla. Moví sus pantalones
cortos a un lado y la acaricié suavemente, esperando que me dijera que me
detuviera. En vez de decirme que me detuviera me abrió la cremallera de modo
que salté libre. Se movió hacia atrás para sentarse en el borde de la mesa. Envolvió
sus largas y sexys piernas alrededor de mi cintura y me jaló hasta que me apreté
contra su caliente y húmedo centro. Lentamente hundí mis bolas profundamente
en su apretado coño. Envolvió sus brazos alrededor de mi cuello y me atrajo para
besarla. Empujé dentro y fuera con cuidado para no lastimarla más de lo que ya
estaba. Me tragué su gemido y la sentí convulsionar alrededor de mí. Me
encantaba el pequeño ruido que hacía cuando terminaba. Con mis bolas
instantáneamente apretadas, me derramé en ella con un gemido ronco. Me quedé
donde estaba durante un minuto antes de retirarme. No quería irme nunca.
Ella sonrió tímidamente.

103 —No puedo creer que acabemos de hacer eso. —Se rió.
—Deja de ser tan condenadamente sexy y no va a suceder de nuevo. Aunque
no creo que sea posible. —Le di un beso—. Te amo, nena.
—Yo también te amo.
La ayudé a levantarse y me aseguré de que ambos luciéramos presentables.
Entrelacé nuestros dedos y caminamos de regreso a la parte principal de la carpa.
Brett estaba de pie fuera de la puerta con una sonrisa en su rostro. Mantuvo la boca
cerrada y nos siguió alrededor hasta que llegó el momento de prepararse para
nuestra serie. Blake y Derek habían recogido a sus fanáticas de ese día, y Kevin
estaba sentado en un taburete afinando su guitarra. Besé a Aubrey y salí al
escenario.
La multitud empezó a cantar tan pronto como estuvimos a la vista:
—Ransom, Ransom, Ransom.
—¡Houston! ¿Cómo diablos estamos hoy? ¡Hace más calor que en el escroto
de Satanás! —grité en el micrófono.
Aplaudieron de nuevo, y Blake irrumpió con los primeros acordes de Ransom.
Salté con entusiasmo. Probablemente tuviera algo que ver con el rapidito que
Aubrey me dio. Quizá tenía que considerar pedirle que hiciera de eso un ritual pre-
show. Estaba más allá de impulsado. Cuatro canciones con ese calor extremo
comenzar a afectarme, y sentí que comenzaba a palidecer. Puse el micrófono de
nuevo en el soporte y salí del escenario. Estaba orgulloso de nuestra serie. Agarré
la mano de Aubrey y la llevé de vuelta a la habitación que finalmente se había
establecido en la carpa para la banda. Estaba más que agradecido por el aire fresco
que los ventiladores daban. Cogí una botella de agua del lecho de hielo y tiré a
Aubrey a mi regazo. No era aficionado a ninguna de las groupies que Blake y
Derek recogieron.
Pasamos el rato con los chicos en la carpa hasta que nos llamaron para la
siguiente serie. Cuando salimos, me di cuenta de que ya estaba empezando a
ponerse oscuro. La atmósfera había cambiado, era eléctrica. Besé a Aubrey y le dije
que la amaba. Sonrió con alegría y me dio una palmada en el culo mientras salía al
escenario. Rompimos con nuestra primera canción. Era difícil ver nada con las
luces deslumbrando en mis ojos. La iluminación en este lugar era una mierda.
Literalmente estaba siendo "cegado por la luz". Aun así, me aseguré de estar al 110
%, como en todos los espectáculos. Terminé la serie y tiré la toalla sudada a la
multitud. Gracias a Dios que sólo tenía una serie más.
Cuando salídel escenario busqué a Aubrey, pero no estaba donde la dejé. Le
pregunté a Brett adónde había ido, y me dijo que a buscar algo de comida. Empecé
a reprenderlo por dejarla ir sola, pero sabía que su primera prioridad era mi
protección, especialmente en un lugar como este. Me negué a irme hasta que
regresara porque no quería que nos separáramos y tener preocuparme por ella
104 tratando de encontrarme. Cinco minutos más pasaron, y estaba empezando a
enloquecer. Agarré a los chicos y les pedí que por favor fueran a buscarla. Sin
pensarlo dos veces, todos se fueron y empezaron a buscar. Diez minutos más tarde
tuve a Brett involucrando a la seguridad del evento. Dieron la alerta, pero me
dijeron que no había nada más que pudieran hacer.
Terminé quedándome sentado. Demandé que alguien de seguridad se
quedara aquí mientras iba a buscar yo mismo. Dejé instrucciones específicas de
que si ella volvía me llamaran al instante. Revisé todos los lugares de comida y los
baños. Terminé con las manos vacías. Salía de la última serie de cuartos de baño y
vi que Brett estaba en el teléfono gritando. Me agarró y me llevó tan rápido como
pudo. Traté de luchar contra él. Quería saber qué carajo estaba pasando. No nos
detuvimos hasta llegar al estacionamiento.
Ahí estaba el cuerpo sin vida de Aubrey, tirado en el cemento.
Mi corazón se detuvo, y sentí mis rodillas doblarse. Brett me atrapó y dijo que la
policía estaba en camino. Los paramédicos ya estabas allí trabajando en ella, pero
no se estaba jodidamente moviendo. Seguí tratando de alejarme de él. Aubrey me
necesitaba. Finalmente me dejó ir, fui y me arrodillé a su lado. Froté mi mano sobre
su cabeza. Estaba húmeda. Me levanté y vi que estaba cubierta de sangre.
—El pulso es normal. También la presión aanguínea, —uno de los EEM dijo.
Él me miró—. ¿La conoces?
—Es mi novia. Su nombre es Aubrey. —Me atraganté.
—Debería estar bien. Tenemos que llevarla al hospital para que pueda ser
vista por un médico. Puedes venir con nosotros si quieres.
Asentí. Brett parecía infeliz, pero dijo que se reuniría con nosotros allí. No iba
a dejarla, no importaba qué. Ellos cargaron la camilla en la ambulancia y cerraron
la puerta. La sirena sonó y nos fuimos. Tomé su mano en la mía.
—Aubrey, ¿puedes oírme? Vas a estar bien, nena —susurré.
Nos tomó quince minutos llegar al hospital. Tan pronto como entramos por la
puerta de emergencia, fui reconocido. Había una chica como de quince años con
un brazo roto. Comenzó a gritar, y deseaba haber pensado en llevar una sudadera
con capucha. Una enfermera vino corriendo hacia la chica para ver cuál era el
problema. Vi el destello de reconocimiento en su rostro. Al instante corrió y nos
hizo pasar a una habitación. Un médico entró y de inmediato comenzó a trabajar
en Aubrey. Tenía el estómago en la garganta mientras miraba sin poder hacer
nada. Dijeron que tenían que llevarla para hacer algunos exámenes y que podía
esperar aquí hasta que ellos regresaran.
Tan pronto como ella estuvo fuera de la habitación, dejé caer mi cabeza en
mis manos y lloré. Lloré como nunca había llorado en mi vida. Sentí una mano
105 sobre mi hombro y levanté la mirada para ver a Brett y a los chicos. Kevin se
arrodilló delante de mí y me dio un abrazo muy poco viril.
Brett dijo que la policía estaba en la escena y preguntando a los asistentes del
concierto, pero hasta el momento nadie había visto nada. No hay razón para que
ella hubiera terminado en un estacionamiento de mierda. Fue por la comida. No
estábamos peleados, así que no trataba de alejarse de mí. Blake y Derek acercaron
unas sillas y me preguntaron si necesitaba algo. Lo único que necesitaba era que
Aubrey estuviera bien. Esperamos más de una hora y media antes de que un
médico finalmente entrara. Dijo que tenía un mal golpe, y había hinchazón en el
cerebro, pero no parecía que nada estuviera roto. Dijo que era necesario ponerla en
coma inducido hasta que la hinchazón bajara para evitar daños mayores. Estaban
admitiéndola en la UCI para mantenerla en observación. Tan pronto como el
doctor salió, una desagradable mujer entró en busca de información sobre el
seguro. No sabía dónde estaba la cartera de Aubrey, pero sabía que tenía seguro.
Le dije eso a la señora, y me miró como si yo fuera un idiota. Le dije que podía
poner mi tarjeta de crédito en el registro, lo que obtuvo una buena risa. ¡Qué carajo!
—Escuche, señora, sé que piensa que parezco una basura, no lo soy. Le
prometo que tengo suficiente dinero para añadir un ala entera a este hospital.
Tome la tarjeta de crédito y póngala en el expediente. —Empujé la tarjeta de
crédito de nuevo hacia ella.
La enfermera de antes se acercó y le dijo a la mujer que me podía permitir
cualquier tratamiento necesario. Se burló y finalmente tomó mi tarjeta. Me la
entregó de regreso, y me fui a buscar la UCI. Establecí una guardia al lado de su
cama y saqué mi teléfono para llamar a sus padres. Tim respondió al primer
timbrazo.
—Oye chico, ¿cómo te va en Texas? —chilló.
—Tim, Aubrey ha estado en algún tipo de accidente. Nadie sabe lo que pasó.
Yo estaba en el escenario y ella fue a buscar comida. Seguridad la encontró en el
estacionamiento inconsciente. Estamos en el hospital —dije en un apuro.
—¿Va a estar bien? —tartamudeó.
—Creo que sí. Tuvieron que ponerla en un estado de coma inducido a causa
de una conmoción cerebral. Aparte de eso, me dijeron que parece estar bien. —
Vacilé.
—Joder —lloró.
—¿Puedes llegar hasta aquí? —le pregunté.
—¿Qué clase de pregunta estúpida es esa? Por supuesto que puedo, soy
dueño de mi propia compañía aérea. Nos vamos ahora.
Colgué el teléfono y tomé su pequeña mano en la mía. Odiaba que se
106 sintieran frías. La enfermera dijo que era debido al fluido de la vía, pero aun así no
me gustaba. Su cara estaba cubierta de sangre seca y suciedad. Me levanté y fui al
lavabo. Pasé un par de toallas bajo el agua caliente y las froté con un poco de jabón.
Limpié suavemente su rostro apagado y tiré las toallas en la basura. Volví a
sentarme en la silla y les dije a los chicos que volvieran al hotel. Sólo quería estar
solo. Brett se quedó de pie fuera de la puerta haciendo guardia.
Miré su pecho subir y bajar hasta que el cansancio me golpeó. Puse mi cabeza en la
cama y cerré los ojos. Me desperté, sorprendido, cuando sentí una mano en mi
hombro. La mano de Aubrey todavía estaba en la mía. Levanté la cabeza para ver a
Tim, Caroline y a la abuela Jean de pie en la habitación. Froté la mano libre sobre
mi cara negándome a dejar la de Aubrey por un segundo.
—Hola, cariño —dijo Caroline besando mi cabeza—. ¿Alguna noticia?
—No ha cambiado nada desde que llamé. —Me froté los ojos cansados.
Me puse de pie para que Caroline pudiera tomar mi asiento y me senté junto
a Aubrey en la cama. Tim parecía a punto de llorar. Me estaba destrozando. La
abuela Jean besó la cabeza de Aubrey y me agarró por el brazo tirando de mí de
nuevo a mis pies.
—¡Tú, arriba! —exigió—. Vamos a tomar el fresco, y necesito un cigarrillo.
Quise protestar, pero no había protestas en su contra. Eso ya lo sabía.
Enganchó su brazo con el mío y salió por la puerta. Brett nos siguió de cerca
mientras caminábamos por las puertas delanteras del hospital. Nos pusimos de pie
a un lado mientras la Abue buscaba en su bolso y sacaba sus cigarrillos. Encendió
uno y exhaló una nube de humo.
—Relájate, ¿quieres? Ella va a estar bien. Vas a hacerte viejo prematuramente
si mantienes esta mierda —me reprendió—. Oye, Jake, ustedes son jóvenes, y
tienen toda su vida por delante. Obviamente, fue un accidente. Suceden, y no hay
nada que puedas hacer al respecto. Todos tenemos deudas que pagar en esta vida.
La única cosa que puedes hacer es tratar de no joder tu maquillaje en las trincheras.
Mírame. —Hizo un gesto a sí misma con su cigarrillo—. Soy vieja. Sé cosas.
Cuando George murió todo lo que conseguí fue un mal hígado y el corazón roto.
Todavía me veo bien porque no me preocupo por mierda sobre la que no tengo el
control —bromeó.
La forma en que lo puso tenía sentido. Por mucho que odiara admitirlo, ella
tenía razón. Todos teníamos deudas que pagar. Excepto que yo gustosamente
tomaría ambas, las mías y las de Aubrey.
—Lo sé —reconocí.
—Ahora vamos a volver allí y conseguir algo comer. Entonces vas a tirar de
tus pantalones de chico grande y a actuar como un hombre. Mi nieta necesita que
su novio sea fuerte y que no actúe como un gatito.
Tiró el cigarrillo y tomó mi mano. La miré, y quise sonreír. Si había una cosa
107 tal como una contradicción andante era la abuela Jean. Nos dirigimos a la cafetería.
Elegí un surtido de cosas que no necesitan estar en frío. No quería tener que dejarla
de nuevo. Agarré un par de bolsas de pretzels, algo de fruta y un puñado de agua
embotellada. Estaba ansioso por volver a Aubrey. Pagué y me dirigí de nuevo a la
UCI. Le pedí a Brett que llamara y registrar a la familia de Aubrey en el hotel al
otro lado de la calle. La abuela le dijo que se asegurara de que le dieran una
habitación con balcón para poder fumar. Cuando regresamos, me di cuenta de que
aún no había ningún cambio en su condición. Cogí otra silla para la abuela Jean y
me senté frente a Tim y Caroline. Mi corazón estaba roto por ellos. Miré a Tim.
—Le pedí a Brett que hiciera arreglos en el hotel al otro lado de la calle para
ustedes. Si necesitan algo, háganmelo saber.
—Gracias, Jake. —Tim asintió.
—¿Por casualidad tienen la información sobre el seguro de Aubrey? No sé
qué le pasó a su cartera. Cuando nos registramos les di mi tarjeta de crédito para
mantener en el archivo, pero si ustedes lo tienen a mano podemos conseguir sacar
a esa bestia de mujer de mi espalda.
—Voy a llamar y obtenerlo —dijo Caroline cogiendo su bolso.
—Voy a cambiar la información de pago. —Tim comenzó a ponerse de pie.
—No lo vas a hacer —discutí—. Escucha, no me importa si tengo que pagar
por todo. Sólo estaba mencionándolo en caso de que tuvieran la información a
mano. Deberían saber a estas alturas que el dinero no significa nada para mí.
Aubrey lo es todo para mí. Claro que tengo suficiente, pero quiero cuidar de ella.
Ustedes han hecho un trabajo increíble en eso durante los últimos veintitrés años,
ahora es mi turno.
Tim me miraba en estado de shock.
—Lo siento, no fue mi intención romperte de esa manera. Sólo quiero que se
despierte —me disculpé y me froté la cara con las manos.
—Lo sé, hijo. —Se acercó y palmeó mi hombro.
Decidí que aunque no quería irme, lo necesitaba. Necesitaba calmarme.
Cuanto más tiempo me sentara aquí, más difícil se hacía. Sabía que mientras ellos
estuvieran aquí, Aubrey no estaría sola. Les dije que iba a estar de vuelta, y cogí a
Brett. Volvimos al hotel para poder ducharme y cambiarme. Condujimos en
silencio total. Tan pronto como se detuvo en la entrada, prácticamente corrí a la
habitación y me lancé a la ducha. Saqué una gorra de mi bolso, no queriendo
perder diez minutos perfeccionando mi cabello. Cogí una bolsa pequeña de
Aubrey y metí algunas cosas que podría querer cuando se levantara. Tiré la bolsa
de flores de color rosa sobre mi hombro como un campeón y me dirigí hacia la
puerta. Brett se rió, y le dije que se callara la boca.

108 Volvimos al hospital en menos de una hora. Volví a la habitación, y todos


parecían estar agotados. Les dije que fueran a buscar algo de comer y se
acomodaran en el hotel. Les prometí que llamaría si había algún cambio en la
condición de Aubrey. Cuando se fueron, hice que Brett llamara al sello discográfico
para decirles que reprogramaran las próximas dos semanas de fechas. No había
manera de que me fuera de Texas sin Aubrey.
Los días se fueron difuminando. Al día siguiente no hubo ningún cambio. El día
después, ningún cambio. Al tercer día que Aubrey estuvo en coma, por fin empezó
a regresar. Sus párpados se agitaron, y comenzó a murmurar un poco. Mantuve un
ojo vigilante sobre ella por cualquier pista de que se fuera a despertar. Los minutos
pasaban como por horas. Las horas parecían días. Hasta que a las 5:42, la sentí
apretar mi mano. Salté de mi silla tan rápido que cayó hacia atrás con estrépito.
Brett se asomó a la habitación para asegurarse de que todo estaba bien. Tim y
Caroline acababan de salir para conseguir algo de comer, y la abuela se quedaba
casi siempre en el hotel. Era sólo yo, yo y yo. Sus hermosos ojos marrones se
abrieron y miraron a los míos. Podía sentir su ansiedad.
—Nena, está bien. Estás bien —le dije acercándome. Golpeé el botón y llamé a
la enfermera. Ella vino en un par de minutos más tarde, remolcando al médico. Me
negué a dejar ir de la mano de Aubrey. El médico comprobó sus pupilas y
comenzó a hacerle preguntas básicas. No recordaba lo que pasó.
—Recuerdo que fui a buscar algo para picar porque no me sentía bien por el
calor. Alguien me agarró por detrás y me apartó. Intenté luchar, pero estaba
demasiado lleno. Me golpearon en la cabeza y recuerdo que tomaron mi anillo. Eso
es todo lo que recuerdo. —Estaba frustrada. Negué con la cabeza hacia el médico
para hacerle saber que eran suficientes preguntas por ahora.
Bajé la vista hacia su mano izquierda y vi que el anillo que le di no estaba.
Debía haberme dado cuenta. ¿Cómo diablos me he perdido eso? Hice una nota
mental para enviar Brett para obtener un reemplazo. Tenía que haber un Cartier en
Houston, ¿verdad? Estaba aliviado de que estuviera despierta y hablando. El
médico dijo que estaba bien que tomara algo ligero para comer, pero realmente
necesitaba descansar. Llamé a Brett y le di órdenes de conseguir comida para
Aubrey y un anillo de reemplazo. Puse la mano a un lado de su cara y besé
ligeramente sus labios. Estaban secos, pero no me importaba.
—Nos diste un susto, nena. Tus padres están aquí. También la abuela Jean.
Voy a llamarlos y hacerles saber que estás despierta.
Ella levantó una mano.
—Solo ven a abrazarme por un minuto. Te extrañé —susurró.
—Yo también te extrañé. Tanto.
Se hizo a una orilla para que pudiera meterme en la cama junto a ella. Se
inclinó y puso su cabeza en mi hombro y su brazo alrededor de mi estómago.
109 —Soñé contigo. —Levanté una ceja—. En realidad, soñé que teníamos un
bebé. Nunca pensé que querría hijos. Pero después de verte con nuestro bebé
quiero al menos tres —bromeó. Mi corazón se hinchó. Un bebé con Aubrey sería
increíble. Apuesto a que se vería fantástica embarazada.
—Un bebé, ¿eh? Te voy a dar un equipo de fútbol si quieres. Sólo quiero que
seas feliz. —Me incliné y besé la parte superior de su cabeza.
—Lo sé. Tú me hace feliz. —Sonrió.
—Vas a tener que dar una declaración a la policía. Puede esperar hasta
después de que comas y veas a tus padres.
Brett regresó poco después con algo de comida y una pequeña bolsa de color
rojo. Tomé la bolsa roja y la deje a un lado. Saqué todo y lo puse en la bandeja. Él
consiguió limonada, sopa y queso a la parrilla. Le di de comer bocados de la sopa
de queso Queddar y brócoli. Cuando terminó, llamé a Tim para hacerles saber que
estaba despierta. Estaban en camino, pero la abuela Jean les ganó. Brett iba a dejar
saber a la policía que estaba despierta. La abuela irrumpió en la habitación.
—Panecillo de salvado, luces fatal.
—Muchas gracias, Abu —dijo Aubrey rodando los ojos.
—Me alegra ver que has vuelto a ser un inteligente. Estaba preocupada
porque cuando golpeaste tu cabeza te hubieras convertido en una persona normal
—bromeó.
Me eché a reír. Tim y Caroline entraron a la habitación un par de minutos
más tarde. Me levanté para quitarme de la cama, pero Aubrey clavó sus uñas en mi
pierna. La miré con curiosidad. Se encogió de hombros y me dio una media
sonrisa. Se acercaron y la abrazaron con fuerza. Les aseguró que estaba bien, sólo
un poco dolorida. Se quedaron hasta que apareció la policía. Encontraron su
billetera en un cubo de basura y trajeron el contenido. Se quedarían con la cartera
con la esperanza de sacar una huella y conseguir una coincidencia. La interrogaron
sobre lo que pasó y nos informaron de que no había cámaras de vigilancia para que
revisaran. Luego le preguntaron sobre el anillo perdido. Les dije que ya que había
llegado a la prensa cualquiera podría haber sabido de él y cuánto costaba.
Preguntaron sobre el precio, y les dije que era un poco menos de cincuenta mil. El
policía me miró estupefacto. No les dije que acababa de comprar una réplica. Sólo
podía imaginar las miradas que me hubieran dado por eso. Les expliqué que
estaba enamorado y que nada era demasiado bueno para mi chica. Se fueron y nos
dijeron que iban a estar en contacto.
Aubrey quería ducharse, así que llamé a la enfermera otra vez. Ella dijo que
estaba bien, pero que tuviera cuidado porque iba a estar débil. La ayudé a salir de
la cama e ir hacia el baño. Desaté la bata de hospital y miré la contusión que
110 ocupaba la mayor parte de su lado. Debió de hacérsela cuando se cayó. La ayudé a
entrar a la ducha y lavé su pelo por ella. Cuando terminó, la envolví en una toalla y
la cargué a la cama. Saqué un par de ropa interior limpio de la bolsa que traje. Me
arqueó una ceja, y entonces llegó mi turno de encogerme de hombros. También
saqué su cepillo. La ayudé a ponerse una bata de hospital fresca y cepillé su pelo.
Parecía cansada, así que le dije que durmiera. Mientras la miraba, tuve una idea.
Una vez que se quedó dormida, fui al pasillo para hablar con Brett. Le pregunté al
médico cuándo la darían de alta. Dijo que mientras se sintiera bien, podría volver a
casa mañana. Tuve a Brett haciendo todos los arreglos necesarios y volví a
acostarme con Aubrey.
Aubrey
Abrí mis ojos y sentí mi cabeza palpitante. Jake seguía durmiendo a mi lado,
lo que era una primera vez, ya que siempre despertaba antes que yo. Si no lo
conociera mejor, habría jurado que era un ser sobrenatural o algo así, ya que
apenas dormía y, sin embargo, aún tenía más energía que cualquier persona que
conociera. Quería salir de allí y dormir en una cama normal, que no oliera a
desinfectante. Traté de moverme para levantarme e ir al baño, pero Jake abrió los
ojos. Insistió en ayudarme, y de mala gana lo dejé, sabiendo que era inútil luchar.
Mis padres vinieron con sándwiches para el desayuno y a decir adiós. Iban a
casa hoy, ya que me iban a dar el alta. Mi mamá me besó en la mejilla. Mi padre me
abrazó con fuerza y le dijo a Jake que cuidara de mí. Jake fue hacia mi bolso y sacó
un par de pantalones de chándal y una sudadera con capucha para que me
cambiara. Jalé mi pelo en un elástico y coloqué en la parte superior de mi cabeza.
Insistió en ayudarme a vestirme. Podría haber estado inválida, en lo que a él
concernía. Incluso me ató los zapatos. La enfermera entró y repasó las
instrucciones del alta. Entonces nos deseó un buen viaje. ¿Viaje? Miré a Jake.
111 —Vamos a ir a Los Ángeles a por algo de R&R. —Me miró fijamente—. Todo
está ya en el coche. Sólo tenemos que llegar al aeropuerto. —Sonrió—. Tendrás la
oportunidad de ver cómo vive tu mejor mitad.
Me subí a la silla de ruedas para el paseo obligatorio. Una vez que estuvimos
fuera, Jake me ayudó a levantarme y nos subimos a la camioneta que nos esperaba.
Hubo un par de paparazzi esperando para tomar una foto, pero en general nos
escapamos ilesos. Fuimos directamente al aeropuerto y subimos al avión.
Llegamos a L.A a las tres de la tarde. Brett dijo que era lo de siempre, y que no
tomaría ningún riesgo. Salió del avión y comprobó el coche y sus alrededores. Una
vez que regresó dando el visto bueno salimos del avión. Nos dirigimos a la casa de
Jake en California. Decidí que si viviera aquí no saldría de casa a menos que no
pudiera caminar.
Llegamos a una casa con vistas al océano. Brett tocó una serie de números en
un teclado, y la puerta se abrió. Jake estaba sonriendo como el gato Cheshire de
Alicia en el País de las Maravillas. Se levantó y me tendió la mano. Jake le dijo a
Brett que se fuera a casa. Dijo que podría volver mañana, pero no antes de llamar.
Sacó las llaves del bolsillo y destrabó la puerta para abrirla. Se acercó a la pared y
apagó rápidamente la alarma. La casa olía a playa. Tan pronto como las bolsas
estuvieron dentro, cerró la puerta y colocó la alarma de nuevo. No había paredes, y
toda la parte de atrás de la casa era de cristal. Era de diferentes tonos de azul y
verdes claros. Estaba llena de alta tecnología. Había una escalera de caracol en la
esquina. La miré con asombro. Desde pequeña siempre quise una escalera de
caracol. Solía suplicar a mi padre que me construyera una. Era imposible, ya que
vivíamos en un viejo rancho de un solo piso. Jake dijo que llevaba a su habitación.
Tomó mi mano y me llevó.
Tomé las escaleras hasta la habitación de Jake. Toda la habitación estaba
pintada en azul marino y blanco. Su mobiliario era de trozos de madera. Tenía una
cama gigante en el centro de la habitación, enfrentanda al océano. Me acerqué a la
puerta corredera, que daba a un balcón. La abrió y deslizó la puerta para que se
abriera. Había dos sillas de color turquesa y una sombrilla estratégicamente
colocada en los tablones blancos. Sentí la brisa cálida del océano en mi rostro.
Aspiré el aire salado. Me acerqué a su cama y me dejé caer. Era cómoda y olía
como él. Vino y se sentó en la cama junto a mí. Ya me sentía mucho mejor.
—¿Qué piensas? —preguntó.
—Que no quiero volver a salir —le dije.
—Tenía la esperanza de que dijeras eso. —Me besó suavemente.
Se inclinó y cogió el mando a distancia para encender el televisor. Nos pidió algo
de comida china y me dijo que teníamos que ir a comprar comida mañana.
También dijo que podíamos ir a la playa y a la bañera de hidromasaje. Puse mala
cara y le dije que quería ir a la bañera de hidromasaje ahora. Gané. Después de la
112 cena, nos metimos en el jacuzzi a remojarnos. Me deslicé para acercarme y me
senté a horcajadas sobre él. Rocé mis labios con los suyos. Trató de protestar, pero
no iba a desistir.
—Te extrañé. —Hice un puchero con mi labio inferior.
—Aubrey, acabas de estar en coma durante tres días.
—Exactamente, lo que significa que estuve sin esto durante tres días. —
Agarré su entrepierna y masajeé suavemente—. Me estoy sintiendo desairada. —
Hice un puchero.
—Nena, mi moderación no es tan buena. Vamos —declaró, pero insistí.
Salí de mi ropa interior y bajé la suya. Lentamente me deslicé hacia abajo sobre él.
Inclinó la cabeza hacia atrás, y mordí su cuello suavemente. Hicimos el amor bajo
las estrellas, y disfruté de cada momento de ello. Más tarde, cuando estábamos en
la cama, me acordé de algo y me asusté un poco.
—Jake, vas a estar tan enojado conmigo —lloré.
Parecía un poco asustado.
—¿Cuál es el problema nena?
—No he estado tomando la píldora, y acabamos de tener sexo.
Dejó escapar un profundo suspiro.
—Sí, ¿entonces?
—Entonces, podría quedar embarazada. —Como si no fuese evidente.
—Dijiste que en tu sueño teníamos un bebé. Simplemente va a suceder antes
si ese es el caso. —Se encogió de hombros como si no fuera la gran cosa.
—¿Ni siquiera estás enojado? No quiero que te sientas atrapado. —Gah, cómo
he podido ser tan estúpida.
—Arruinaría mis otros planes un poco... pero aun así estaría feliz. Y mujer,
por favor, estoy esperando que me atrapes para que pueda tenerte para siempre. A
la mierda. —Se acercó a la mesilla de noche y sacó algo—. Tenía toda esta cosa
romántica planeada, pero no quiero esperar más. Te tengo un reemplazo.
Sacó una caja de Cartier rojo y cayó sobre una rodilla. Abrió la tapa y situado
en el terciopelo color crema estaba una réplica exacta del anillo que fue robado.
—Aubrey Jean Thompson, eres y siempre serás mi mejor mitad. Eres mi
imbécil inteligente y rodadora de ojos compañera de crímenes. El día que te conocí
fue el día en que aprendí lo que era respirar. Haces que todo en mi mundo sea
mejor, y no quiero nada más que pasar mi vida perdido en ti. Me gustaría poder
darte todo, pero por ahora espero que este anillo sea suficiente. ¿Quieres casarte
conmigo?
Miré a Jake, y la emoción me abrumó completamente. Allí estaba él,
113 derramando su corazón proponiéndome matrimonio, y yo estaba lloriqueando
como una idiota. Tiré mis brazos alrededor de él y lo golpeé en el culo.
—¡Sí! —grité—. Sí, Jake Parker. Me casaré contigo.
—¡Gracias a Dios! Te amo, nena.
—Yo también te amo.
Él deslizó el anillo en mi dedo, y tuvimos una segunda ronda.
9
Cómplices de crímenes
Traducido por EtziadeIngle
Corregido por PrisAlvS

Aubrey

M
e desperté a la mañana siguiente con el sol brillando a través de las
ventanas. Miré a mi lado, a mi anillo de compromiso, y sonreí feliz.
114 Escuché la música que venía de abajo y fui a ir a buscar a Jake. Me
levanté de la cama y caminé por la escalera de caracol. La música sonaba a todo
volumen. Era Partner in Crime6 de Lit. Cómo encajaba… Jake estaba sentado a la
mesa del comedor con su portátil. No se dio cuenta de mí, así que me escabullí
alrededor y grité: «¡Boo!» Dio un salto, y me reí. Se llevó mi brazo a la boca y besó
el anillo.
—Buenos días, mi hermosa prometida.
—Hola, guapo.
—¿Te gustan los dragones?
—Esa es una pregunta muy al azar, pero sí, creo que son lindos, ¿por qué?
—Porque voy a estar restregando mis bolas en toda tu cara luego, ¿lo
entiendes? —Se rió.
Le di una palmadita en el hombro.
—Eso es tonto, Jake Parker —lo regañé juguetonamente.
—De todas formas me amas.
—Te amo con todo mi corazón. —Fingí dramáticamente.
—Amo cada hueso en tu cuerpo, especialmente el mío —me guiñó un ojo.

6 Cómplice de crimen.
—Sí, bueno, yo quiero un beso australiano. Es como un beso francés, pero
más abajo. —Sonreí.
—¡Genial! —Él silbó.
—Alguien se despertó del lado perverso de la cama hoy —bromeé.
—Es solo que ahora estamos inmersos en esto, y toda la charla del bebé
anoche. Me entusiasma, he estado despierto casi toda la mañana investigando.
—Jake, solo digo que es una posibilidad, no digo que vayamos a empezar a
tratar activamente.
—¿Qué pasa si quiero empezar a tratar activamente? ¿Estás lista? Porque
nena, yo nací listo. —Sonrió.
—¡Oh, bien, he creado un monstruo! Déjame pensar en ello, ¿de acuerdo? En
realidad no he pensado en otra cosa aparte de la posibilidad general.
Se levantó y me besó la nariz. Lucía tan contenido y jodidamente caliente.
Decidí ir a la ducha para poder ir a comprar algo de comida, porque si estaba ahí
por más tiempo, no haríamos nada en todo el día. Me vestí con un pantalón
vaquero y una camiseta rosa que decía «No llores, solo es Rock & Roll». Jake estaba
115 de pie en la isla de la cocina haciendo una lista. Me encantaba la cocina, y no podía
esperar a cocinar en ella. Tenía todos los gabinetes de un negro liso, con
electrodomésticos de acero inoxidable y pálidas encimeras de granito. Las paredes
eran de color verde brillante y tenían estas luces muy lindas antiguas que cuelgan
del techo. Miré la lista que estaba escribiendo:
Leche
Pan
Jugo
Vitaminas prenatales
¡Que el cielo me ayude! Levanté una ceja y me puse toda roja. Me agarró la
mano y me condujo hasta el garaje. Nos dirigimos a un Range Rover negro. Me di
cuenta de que había una motocicleta junto a este. Nunca mencionó una motocicleta
antes. Él me dijo que era una necesidad al estar aquí, especialmente con el tráfico.
Nos metimos en el coche y nos dirigimos a la tienda. Llamamos a mis padres en el
camino. Mi mamá estaba muy emocionada, y resultó que Jake ya le había
preguntado a mi papá, así que sabía que iba a venir.
—¿Le has dicho lo que dije cuando me preguntaste? —le pregunté a mi
padre.
—No he tenido la oportunidad todavía. —Él se echó a reír.
—Bueno, princesa, cuando él vino a mí y me pidió por tu mano, le pregunté
qué pasaba con el resto de ti.
Me reí a carcajadas. Esa línea era muy de mi padre.
A continuación, llamé a la abuela Jean. Lo primero que me planteó es si ya
estaba preñada. Jake dijo que todavía no, pero colgó con la promesa de hacerla
bisabuela más temprano que tarde. Fuimos a la tienda y cargamos el carro con
todo tipo de cosas, incluyendo las jodidas vitaminas. Protestó en el camino porque
si estaba realmente embarazada de la noche anterior sería particularmente
beneficioso para mí tomar ácido fólico. Sostuve que las posibilidades eran escasas,
pero cedí para apaciguarlo. Me encontré haciendo eso mucho últimamente, que era
muy diferente a mi personalidad normal. Pagamos y nos dirigimos al coche. Los
paparazzi estaban allí tomando fotos. Jake envolvió su brazo alrededor de mí y les
tiró un hueso.
—Me gustaría presentarles a mi prometida, Aubrey. —Sonrió con orgullo.
Abrió la puerta del coche y me ayudó a entrar. Iba a ser un circo mediático
una vez se corriera la voz. Llamó a su publicista y le dijo que se alejara de un
comunicado de prensa. Yo escuchaba mientras él estaba en el teléfono.
—No, quiero que digas: «Imagínate encontrar a alguien que entiende hasta
los rincones más polvorientos en tu jodida alma. Eso es Aubrey». —Me miró y
116 sonrió—. No me importa, eso es lo que quiero decir. —Colgó el teléfono—. Sólo
quiero ir a un lugar muy alto y gritar a todo pulmón que te amo. —Él sonrió con
entusiasmo.
Me reí como una colegiala estúpida. ¿Esto me estaba sucediendo a mí?
Regresamos a la casa y comenzamos a sacar la comida. Iba a llenar la despensa
cuando él vino por detrás y me envolvió con sus brazos.
—Mi vista mágica me dice que no llevas ropa interior. —Me pasó los dedos
por el borde de los pantalones—. Oh, eres tú. Debo haber llegado quince minutos
antes.
Me lanzó por encima del hombro y me llevó arriba. Me colocó suavemente
sobre la cama y se inclinó para besarme.
—Quiero perderme en ti —susurró.
Pasamos toda la tarde “perdiéndonos”. Cuando fue cerca de la hora de la
cena, me decidí a cocinar algo. Lo más probable es que termináramos violándonos
entre nosotros y que se quemara, pero la intención es lo que cuenta. Estaba
rociando el queso para ponerlo en el horno cuando sonó el teléfono. Era Piper.
¡Mierda! ¡Olvidé llamarla!
—Hola, Pipsqueak —dije poniendo la cena en el horno.
—No me digas Pispquieak. ¡Mierda, te estás volviendo loca!
—Lo sé. Siento no haber llamado. Hemos estado, um, ocupados… sí.
Ocupados.
—¡Ocupados mi culo! Lo único con lo que han estado ocupados es
acostándoos.
—Tal vez —bromeé.
—Estoy feliz por ti, habichuela. Después de todo lo que ese pedazo de mierda
te hizo, ya era hora de que encontraras la felicidad. Tampoco hace daño que sea
con Jake Parker. ¿No te enteraste de que Jeremy se mudo a L.A?
—No. —Me quedé sin aliento.
—¿Tu padre no dijo nada? Estoy bastante segura de que incluso Jake sabe.
Sentí que mi ritmo cardiaco comenzaba a acelerarse.
—Después te llamo.
Hice clic sin decir adiós. Fui a ir a buscar a Jake. Estaba sentado en el patio
con su ordenador portátil. Él se desplazaba por todas las noticias que rodeaban
nuestro compromiso. Levantó la vista y lo miré con enojo.
—¿Cuál es el problema, nena? —preguntó con suspicacia.
—No me llames nena. ¿Has estado hablando con mi padre acerca de Jeremy?
117 ¡Se mudó a Los Ángeles! —grité.
—¿Sí? He estado tratando de mantener un mejor control sobre las cosas con
él. Sé que está en Los Ángeles. Él está al otro lado, y mi dirección no está en el
directorio —se defendió.
—¿Y no crees que yo debería estar al tanto de esta información? —rugí.
—Nena, eso te trae malos recuerdos. Así que para responder tu pregunta, no
—me dijo con tranquilidad.
Estaba tan enojada que me sostuve, o algo así. Me enfurecí. Obviamente,
veían a Jeremy como una amenaza mayor de lo que originalmente se pensó. Cogí
las llaves del tazón sobre el mostrador y me dirigí al garaje. Arranqué el coche, lo
puse marcha atrás y golpeé el botón de la puerta. Lo conduje como si lo hubiera
robado. No tenía ni idea de adónde iba, y no me importaba tampoco. Conduje sin
rumbo hasta llegar a un mirador. Salí y me tiré para sentarme en el capó del coche.
Acerqué las rodillas a mi pecho y vi que el sol comenzaba a ponerse. Las luces de
la ciudad iluminaban el cielo. Oí un ruido fuerte en la distancia. Se sintió cada vez
más cerca. Una motocicleta negra se detuvo al lado del Range Rover. Sabía que era
Jake.
—Todos mis vehículos tienen GPS. —Sonrió.
—Eso es genial. No te quiero ver en este momento —espeté.
—Vamos, no seas así —suplicó.
—¿Cómo? Debería haber sido mi elección si lo que quería saber o no —le
grité.
Lo miré y supe que iba pasarlo mal para mantener mi determinación. Llevaba
una chaqueta de cuero negro, y su casco descansaba en su cabeza. Se veía caliente
como el infierno. Resoplé y salté del capó para poder alejarme de él. Todavía
estaba furiosa. Odiaba ser tratada como una víctima. Era una superviviente, y la
vida sigue. Él vino por detrás y me pasó la lengua por el cuello. Me estremecí.
—Te amo. Sólo quería protegerte. Eso es lo que hacen los maridos.
—No eres mi marido todavía, y si sigues actuando así, no lo serás.
Me mordió suavemente a lo largo de mi hombro. Me estaba derritiendo para
convertirme en un charco.
—Vamos nena, vamos a casa —susurró pasando su nariz a lo largo de la
oreja.
—Está bien. —Lancé mis manos en el aire con exasperación.
Él murmuró algo como «Fue más fácil de lo que pensaba» y volvió a subir a la
moto. Me metí en el coche y lo seguí a casa, ya que no tenía ni idea de dónde
118 estaba. En realidad, estaba un poco contenta de que me hubiera encontrado.
Probablemente hubiera terminado en México tratando de volver. Pasé por la
puerta y aparqué en el garaje. La casa olía a comida quemada. ¡La comida! Corrí a
la cocina y saqué la cena ennegrecida del horno.
—Entonces será cereal. —Sonrió, sacando una caja de Lucky Charms del
gabinete.
Sacó dos platos y vertió los cereales y la leche. Me entregó una cuchara, y
comí. El malvavisco me recordaba a cuando era una niña. Sentí que mi estado de
ánimo se aligeraba levemente. Después de la cena, Jake sacó una guitarra y tomó
mi mano. Me llevó al patio y comenzó un pequeño fuego en la hoguera. Comenzó
a cantar Reason to Believe de Rod Stewart. Me reí recordando la conversación que
tuvimos en Virginia después de que revisara mi iPod.
—¿Te gusta Rod Stewart? —Jake me miró como si estuviera loca.
—Claro, ¿qué más se puede pedir? Mi mamá siempre lo escuchaba mientras crecía.
Me recuerda los momentos felices —confesé.
—Parece raro pasar de bandas como Battlescars y Three Days Grace a Rod Stewart y
James Taylor.
—Qué puedo decir, tengo gusto ecléctico —bromeé tomando mi iPod de vuelta.
Cantó las letras pecaminosamente. Era extraño lo mucho que me gustaba en
vivo, en comparación con las versiones grabadas. Una vez le pregunté por qué
nunca tocaba un instrumento en el escenario. Él dijo que no creía que fuera lo
suficientemente bueno. También le gustaba tener la libertad de moverse por el
escenario y tocando hacía que fuera más difícil. Rompió en otra canción. Lo vi
mover con habilidad los dedos por el mástil de la guitarra. Decidí que había sido
perdonado. Sobre todo, después de que estalló el suministro para hacer hogueras.
Al día siguiente, estuvo al teléfono discutiendo con el sello discográfico.
Resulta que añadieron una última parada en la gira, que terminaba aquí en Los
Ángeles. Fueron arrojados a otro gran lugar con Blood to Bleed, y Jake no quería
tocar con Ian de nuevo. Estaba furioso. Yo sabía que no se llevaban bien, pero su
reacción me pareció un poco exagerada. Tenía algo que ver con la época en la que
Jake estaba empezando. Ian le jodió y trató de hacerle fracasar. Es evidente que no
funcionó ya que se agotaron todos los espectáculos y eran prácticamente algo fijo
para cualquier fan del Rock&Roll. Tampoco me importaba Ian, pero era sobre todo
porque era un idiota arrogante. Jake tiró el teléfono contra la pared. Cayó al suelo
con estrépito.
—Lo siento —dijo tirando de mí para abrazarme.
—¿Qué demonios fue eso? —le pregunté.
—Sólo la mierda estúpida que siempre hacen. ¡Cada puta vez!

119 Tenía que calmarse. Lo empujé contra la pared a la que acababa de lanzar su
teléfono y caí de rodillas. Se desabrochó la bragueta y fui hacia abajo. Tomé tanto
de él como pude en mi boca mientras corría sus manos por mi pelo. Cuando
terminó, me paré y le sonreí. Me agarró por la cintura y me hizo girar, así que
estaba de pie justo donde él había estado.
—¿Qué hay de ese beso australiano? —Sonrió.
Me empujó contra la pared y enganchó mi pierna por encima de su hombro.
Movió mis bragas a un lado y dejó caer su rostro entre mis piernas. Me mordió,
lamió y se arremolinó hasta que estuve retorciéndome. Se movió para que me
deslizara hacia abajo sobre él. A la mierda su lugar feliz, yo estaba en el paraíso. Él
continuó empujando dentro de mí hasta que volví a gritar. Mis piernas se sentían
como gelatina, y estaba completamente agotada.
—Debería enojarme más a menudo. —Sonrió. Golpeé su pecho
juguetonamente.
Al día siguiente, nos levantamos y nos dirigimos directamente afuera. Íbamos
a hacer un trabajo voluntario en un comedor local en el que Jake ayudaba cuando
estaba en casa. Nos subimos a su camioneta y nos dirigimos hacia el centro. Vi
cómo el mar desaparecía y la ciudad quedaba a la vista. Nos detuvimos en lo que
se consideraba una “sección de sombra” de la ciudad. Entramos por una puerta
trasera a la cocina. Jake cogió dos delantales de un gancho y me dio uno. Tomó mi
mano y me llevó más adentro. El lugar parecía como cualquier otra cocina
comercial que hubiera visto. Había gente para toda la preparación de la comida,
mientras que a otros les tocaba servir platos.
—¡Rosie! —llamó Jake.
—¡Estoy aquí! Tú, cabeza de chorlito —gritó ella.
Noté a una mujer que parecía estar en sus sesenta. Era baja y robusta, con el
pelo rizado, pelo gris y gafas. Se acercó y abrazó a Jake con alegría. Iba a tener que
tomarle el pelo por tener una cosa por las mujeres mayores más adelante. Primero
mamá Bee y ahora Rosie.
—¿Cómo estás, bebé?
—Estoy muy bien, Rosie. ¿Cómo ha estado por aquí desde que me fui?
—Aguantamos. Gracias a ti.
Jake se sonrojó.
—No fue nada, Rosie. Te dije que ya. —Él pasó la mano por la parte posterior
de su cuello, incómodo.
—Yo no llamaría cien mil dólares nada —presionó ella.
—¿Podemos parar de hablar de esto? Me estás haciendo sentir incómodo.

120 —Claro que sí, cariño. ¿Ella es Aubrey? —Volvió su atención hacia mí. Jake
asintió.
—Es un placer conocerte, Rosie. —Le ofrecí mi mano.
—Es un placer conocerte, Aubrey. Asegúrate de que se quede en la fila, ¿ya
escuchaste? —Me reí—. Ahora voy a trabajar.
—Sí, señora —dijo Jake.
Él me llevó a donde se servía la comida. Ya había una fila frente a la puerta.
Jake saludó a cada persona que entraba por la puerta con una sonrisa. Incluso se
tomó fotos y firmó algunas camisas. Él era completamente diferente aquí. Era
humilde, pero yo ya sabía que Jake tenía un lado blando. Lo había visto de primera
mano cuando me ayudó en mis ataques de pánico. Ayudamos a servir y lavar los
platos la mayor parte de la mañana, hasta la tarde. A las dos, Jake le dijo a Rosie
que teníamos que irnos porque tenía una visita programada en el hospital local de
niños. Colgamos nuestros delantales y nos despedimos.
Era una lástima que ninguna de sus buenas obras fuera noticia nunca.
Poco después, llegamos al hospital. Jake estacionó en el frente y fue a abrir la
puerta con una sonrisa en su rostro. Me di cuenta de que estaba emocionado por
traerme aquí. Entramos por la puerta giratoria a una zona de recepción de vivos
colores. Había murales pintados por algunos de los pacientes que cubrían las
paredes. Jake nos anotó y me condujo por un pasillo hasta la sala de recreación.
Los niños ya estaban allí, esperando a que llegara. Tan pronto como entró en la
habitación se pusieron tan contentos de verlo. Miré alrededor, a sus rostros
sonrientes. No pude evitar sentirme un poco triste, ya que estaban aquí por una
razón: estaban enfermos. Jake me apretó la mano tranquilizadoramente mientras
entrábamos en la habitación. Una niña corrió hacia él y le abrazó la pierna.
—Princesa Penélope —susurró él.
Se dejó caer de rodillas para estar al nivel de ella y le dio un abrazo. Era tan
frágil y pequeña. No creo que pudiera haber tenido más de cuatro años. Tenía un
pañuelo rosa en la cabeza. Mi corazón se rompió. Era tan pequeña para estar
pasando por lo que sólo podía imaginar que era algún tipo de cáncer u otra
enfermedad infantil. Tenía la cara redonda más adorable y grandes ojos verdes.
—¡Jakey! —Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello.
Él se levantó con ella y la besó en la mejilla.
—Aubrey, me gustaría que conozcieras a la princesa Penélope.
Hice una reverencia, y ella se rió. Su risa era mágica.
—Es un placer conoceros, princesa Penélope.
—Aubrey va a ser mi reina pronto —le dijo Jake—. Nos vamos a casar.
—¿Puedo ir? —chilló ella.
121 —Si los médicos y tu mamá y papá dicen que está bien, entonces
absolutamente puedes venir. —Él la besó en la mejilla y la puso abajo.
Ella aplaudió emocionada, y corrió hacia la que asumí que era su madre.
Miró a Jake con lágrimas en los ojos y pronunció gracias.
Se acercó a un niño con el pelo castaño y pecas que estaba cerca.
—Hey, Daniel. ¿Cómo está mi amigo?
—Bien —dijo tímidamente.
—¿Has estado jugando a la Wii últimamente?
—Sí, y a Rock Band. Quiero ser como tú cuando sea grande. —Sonrió.
—Sigue practicando, y lo serás. —Acarició la pequeña cabeza del niño.
Nos fuimos hacia la televisión, donde Jake jugaba a Rock Band con Daniel.
Después de que terminaron tuvimos una fiesta de té con Penélope. Jake dijo que
tenía que hacer un par de paradas antes de salir porque algunos de los niños
estaban demasiado enfermos para bajar a la sala de recreación. Fue muy amable y
paciente con todos. Hizo que cada uno de ellos fuera la persona más especial del
mundo.
Verlo así alivió mis temores de poder estar embarazada. Iba a ser un buen
padre algún día, y tenía suerte de que fuera a ser mi marido. De camino a casa le
felicité por todo su trabajo filantrópico. Se encogió de hombros y dijo que no era
nada.
—Cuando era un niño, antes de que mi mamá muriera, me habría muerto de
hambre si no fuera por los comedores. Ayudan a un montón de gente. Aunque los
niños son especiales. Solo merecen la oportunidad de ser niños, me encanta ir allí y
verlos sonreír. Me gusta pensar que tal vez, sólo tal vez tuviera algo que ver con
eso. Penélope es mi pequeña muñeca, ¡jodidamente amo a esa chica!
—Eso es noble, Jake. No debes estar avergonzado de ello, debes estar
orgulloso.
—Está bien, basta de hablar de mí. Se me va a subir a la cabeza —bromeó.
Rápidamente cambió de tema a la alimentación y exigió que nos
detuviéramos en In-N-Out Burger en el camino a casa. Estuve de acuerdo y tuve mi
primer experiencia In-N-Out. Sí, son exactamente cómo se pintan, y mucho más.
Pasamos el resto de nuestro tiempo en L.A relajándonos y vagando por la
playa. No tuvimos ninguna otra pelea. Los dos estábamos tristes de que esa fuera
nuestra última noche aquí antes de volver de gira para terminar los espectáculos
de la Costa Oeste. Iba a perder nuestra pequeña burbuja. Hice langostinos para la
cena, y comimos en el patio junto al océano.

122 Todo era perfecto… casi demasiado perfecto.


10
Amor ebrio
Traducido por Viqijb & TsuParthenopadeus
Corregido por Gaz

Aubrey

E
sta noche estábamos en Omaha. Me reía de Jake rociando su recién
teñida cresta. Desde que decidí que era hora de teñirme el cabello,
exigió añadir un poco de rosa a las puntas del suyo, así podríamos

123 combinar. Me eché a reír porque pensé que bromeaba, pero no. Así que enfrente de
mí estaba mi ruda estrella de rock con las puntas de color rosa en la negra cresta.
—¿Qué piensas? —preguntó.
—Te queda bien —me burlé.
—Me lo imaginaba. —Él sonrió y se inclinó para besarme.
Entramos al pasillo, y Brett rompió en un ataque de risa. Jake lo golpeó en el
hombro. Fuimos a la habitación de los chicos al final del pasillo. Esperaba sus
reacciones más que nada. Jake llamó a la puerta. Kevin abrió la puerta con los ojos
muy abiertos, pero no dijo nada. Blake y Derek estaban sentados en el sofá.
Cuando miraron hacia nosotros, Blake se fue instantáneamente al suelo
agarrándose el estómago con una incontrolable carcajada.
—Oh Dios mío, ¿qué hiciste? —rió Derek.
—¿Es eso malo? —Jake me miró.
Sonreí y negué con la cabeza.
—¿Tengo que empezar a comprarte tampones? —preguntó Blake,
recogiéndose a sí mismo del suelo.
—Cierra la boca, idiota. —Jake le lanzó una almohada.
No dejaron de reír mientras nos abrimos paso al pasillo. Jake agarró mi mano
y metió en el ascensor. Me empujó contra la pared y me besó. Los muchachos
silbaron detrás de nosotros. Se apartó y sonrió. Le di unas palmaditas en la espalda
para tranquilizarlo. Llegamos a la sala con tiempo de sobra. Cantó One and Only de
Adele durante la prueba de sonido. Pasamos el rato y siguieron burlándose de Jake
sin descanso hasta que fue la hora, para ellos, de seguir adelante. Le di el beso pre-
show y lo empujé hacia el escenario. Era la primera vez que actuaban desde que la
noticia de nuestro compromiso explotó. Blake se acercó a su micrófono.
—¿Qué piensan del nuevo peinado de este manipulado? —gritó.
La multitud gritó en respuesta.
—Lo siento, chicas, parece que Jake Parker está oficialmente fuera del
mercado. Yo, por el contrario, sigo siendo, sin duda, soltero.
Un tipo en el frente le dijo que se callara. Blake le lanzó una púa de guitarra y
lo golpeó justo entre los ojos.
—Mira, tengo una gran puntería, sólo pregúntale a tu novia. —Blake hizo un
guiño a la chica de pie junto a él, que se volvió toda amor de golpe.
Derek comenzó a tocar la batería, y el lugar enloqueció. Las luces se
empezaron a ir y Jake gritó en el micrófono.
—¡Omaha, vamos a hacer esto!

124 Saltó y se movió con agilidad por el escenario. Me encantaba verlo actuar, y
realmente iba a extrañar eso cuando la gira terminara. Antes, habíamos estado
discutiendo dónde queríamos irnos a vivir después de que nos casáramos.
Decidimos mutuamente dividir nuestro tiempo entre Los Ángeles y Ohio. Él
quería comprar una propiedad y construir una casa cerca de la de mis padres.
Pensó que probablemente acabaríamos allí a todo el tiempo si teníamos niños. Dijo
que todavía tendría que seguir viniendo a Los Ángeles para grabar, por lo que
mantendría su casa para escapadas.
Todavía no podía creer que estábamos planeando una maldita boda. No
quería nada loco, o incluso grande. Mi mamá tenía dificultades con el hecho de que
quería casarme con un vestido negro, pero le dije que el blanco simplemente no era
mi color. Buscábamos hacerlo muy pronto, luego de que la gira terminara. ¡En
poco más de un mes! Al principio me pareció muy rápido, pero Jake señaló que
estábamos destinados a estar juntos. Ninguno de los dos veía el sentido en
prolongar lo inevitable. Terminó la serie y le tiró la toalla a una chica que
probablemente dormiría con ella sobre su almohada. Bajó del escenario y me
recogió. Envolví mis piernas alrededor de su cintura y lo besé. El Jake sudoroso era
algo que había aprendido a amar.
—¡Ese fue un gran espectáculo! —alabé.
—Gracias, bebé.
Tenían un conocer y saludar programado tras bastidores para algunos
ganadores de un concurso, y luego una entrevista establecida con una estación de
radio local. Caminé con él de vuelta a la sala llena de admiradores. Se tomó un par
de fotos y firmo CDs y camisetas. Cuando el cuarto se vació, se reunieron en un
sofá raído y se prepararon para su entrevista. Me alejé con Brett. Jake me quería a
su lado, pero le dije que se trataba de él y la banda.
—Hola, chicos, soy Ryan de la WRU. —Un alto y delgado hombre de cabello
oscuro con tatuajes se acercó a la banda y se presentó.
—Jake, Derek, Kevin y yo soy Blake.
—Sé quiénes son todos ustedes. —Se rió—. Tengo algunas preguntas, si
quieren empezar.
Se sentó y metió la mano en su bolso, sacó un bloc de notas e instaló un
grabador.
—La pregunta uno viene de Terry. ¿Están trabajando actualmente en su
nuevo álbum?
—No estamos actualmente en el estudio. Pero Jake tiene algunas cosas muy
frescas en las que hemos estado trabajando. Con suerte podremos ser capaces de
entrar en el estudio una vez que la gira haya terminado —respondió Kevin.
—Siguiente; ustedes, chicos: Tuvieron que re programar un buen número de
125 conciertos debido a razones personales. ¿Les importaría entrar en detalles?
—Mi prometida tuvo un accidente y necesitaba tiempo para recuperarse. No
hubiese sido justo para los fans que actuara en esas circunstancias.
Definitivamente, no hubiese sido lo mejor de mí. Por mucho que esté casado con la
música para bien o para mal, Aubrey es mi prioridad —dijo Jake.
—Me alegra ver que ella está mejor —dijo Ryan mirándome. Jake gruñó—.
Está bien, aquí está lo extraordinario. Word acaba de anunciar que ustedes van a
ser la cabeza de la Gira Radioactiva junto con Blood to Bleed. La industria no es
ajena a la disputa de muchos años entre Jake e Ian. También está el rumor de que
Blood to Blees acaba de adquirir un nuevo bajista que podría rivalizar con Blake.
¿Algún comentario?
—Ian es una mancha de mierda. Mi habilidad es incomparable. Sí, sé que es
vanidoso, pero es la verdad —dijo Blake con aires de suficiencia.
—Ian me recuerda a lo que una vaca cagaría —repicó Derek.
—Escucha, no quiero andar pateando un caballo muerto aquí. Sí, Ian Voss y
yo no nos llevamos bien. Él trató de sabotear mi carrera desde el principio, y no
pudo. Sin embargo, se niega a darse por vencido. Battlescars tiene su propio
seguimiento de jodidos fans patea traseros. Iremos a Radioactiva, y vamos a
patearles el culo. Luego, planeo casarme y meterme en el estudio. Fin. Ian no tiene
cabida en mi vida, aparte de actuar como una pulga.
—¿Hay planes de boda en trabajo?
—Buen intento. Los hay, pero no voy a revelar nada hasta después que se
lleve a cabo. Sera un evento de bajo perfil, sólo la familia y amigos cercanos.
—Gracias por su tiempo esta noche, chicos. Realmente lo aprecio, y buena
suerte, Jake. Ella es increíble.
—Mírala así de nuevo y te golpearé. —Sonrió.
Se acercó a mí y puso su brazo alrededor de mi hombro.
—Vamos. —Él me llevó hacia la puerta.
Nos subimos al coche que estaba esperando y volvimos al hotel.

126
Jake
Volvimos al hotel, y tanto como quería envolverme en las sábanas con
Aubrey, algo de la entrevista me molestaba. Le dije que quería hablar con los
chicos acerca de algo y que volvería en seguida. Ella sonrió y fue a tomar un baño.
Brett y yo caminamos a su habitación. Golpeé la puerta y entré. Fue una noche
bastante calmada para ellos. Al menos no había ninguna groupie flirteando por
ahí. Les dije que necesitaba hablar con ellos. Atacamos el mini bar por algo de
cerveza y nos sentamos en la sala de su suite.
—Los amo, chicos, ustedes son como mis hermanos, y voy a contarles algo en
confidencia absoluta. Si alguna de las palabras se susurra fuera de esta habitación,
yo personalmente me encargare de matarlos con mis manos desnudas.
Me miraron para que procediera.
—Hoy en la entrevista el chico mencionó algo acerca de Blood to Bleed
teniendo un nuevo bajista. Lo busqué en mi celular en el camino de regreso, y es
alguien que Aubrey conoce. No es bueno, tampoco. Verán, cuando ella era

127 adolescente salió con un bajista, y es este tipo Jeremy. Él tiene algún tipo de
enferma obsesión con ella. Aquí está la cosa… Casi todos sus tatuajes son para
cubrir las cicatrices. Cicatrices que él le dio.
—Estás jodiendo con nosotros, ¿verdad? ¿Estamos en un episodio de cámara
oculta? —preguntó Blake, buscando alrededor por una cámara escondida o algo.
—Solo estás jugando, ¿cierto? —reguntó Derek
—Desearía estarlo. Él la atacó fatalmente. Le dejó un montón de cicatrices. Él
tomó un cuchillo de cazar y la cortó como si fuera un pedazo de carne. De hecho,
talló su nombre en el pecho de ella. Tuvo cirugía para reducir la cicatriz, pero no se
fue completamente. Eso es por qué se puso los tatuajes para cubrirlos.
—¡Que enfermo! —gritó Derek, pateando la mesa de café.
Kevin se veía como si fuera a enfermar. Sabía que de verdad le gustaba
Aubrey, y se habían acercado en los últimos meses. Él creía que ella era buena para
mí.
—No quiero que ella se entere, si puedo evitarlo. Tiene una venganza contra
ella, y yo quiero protegerla tanto como pueda. Va a ser un problema ya que ella
viene a cada show, y ahora tenemos que tocar con ellos. Necesito encontrar una
manera de hacer que ella se quede en casa ese día. Necesito que ustedes me
ayuden con un plan. No va a ser fácil de controlar. —Me encogí de hombros.
—Encontraremos la forma, hermano —dijo Blake—. No puedo prometerte
que alguna de las cuerdas de mi guitarra no terminará envuelta alrededor de su
cuello, pero encontraremos la forma de mantener a Aubrey segura.
—Que se joda la cuerda de la guitarra. Voy a encajarle a ese idiota una
baqueta en el ojo.
—Mata con amabilidad. —Kevin se rió. Todos lo miramos como si le hubiera
crecido otra cabeza—. Solo digo.
Me retiré a mi habitación y empaqué para nuestra próxima parada. No podía
sacudirme ese sentimiento de temor. Miré a Aubrey, dormida, y traté de dormir un
poco yo también.
Brett iba a empezar a cargar su arma una vez más. Siempre la traía, por si
acaso, pero nunca llegó a ese punto. Ahora, sabiendo que Jeremy estaba al acecho,
teníamos que tomar precauciones extras. Hubo casos en los que podíamos
terminar en la misma ciudad durante un periodo de tiempo. Yo aún estaba
despierto cuando Aubrey se despertó a la mañana siguiente. Me miró escéptica.
Admití que había tenido una noche dura por la entrevista y que no podía dormir.
Ella me reprendió y me dijo que debí haberla despertado. Solo la acerqué y respiré.
No hizo nada para calmar mis nervios. Sabía que tenía que decirle a Tim, pero
necesitaba asegurarme de que Aubrey no estaba en ningún lugar escuchando
cuando eso pasara.
128 Nos duchamos y nos dirigimos al avión. Esperábamos tocar en Denver en dos
días. Estaba viendo en mi teléfono cuando un recordatorio apareció, recordándome
que era el cumpleaños de Aubrey la próxima semana.
¡Mierda! Necesitaba pensar en algo memorable. Quería hacerlo especial para
ella. Empecé a quebrar mi cerebro por ideas. Aterrizamos en Denver y nos
registramos en un Bed&Breakfast que escogí, algo fuera de lo común, y sería capaz
de mantener un poco de privacidad allí. Avanzamos a la mini mansión y nos
presentamos a la dueña, Ruth. Nos mostró nuestra habitación y se fue. Era un
lugar agradable. Nuestra habitación era roja y con un estilo victoriano que era
demasiado.
—Un Bed&Breakfast —bromeó Aubrey.
—¿Qué puedo decirte? Te lo dije, soy un lechón. Es incluso mejor ahora que
estás aquí para compartirlo conmigo. —La besé.
Ella empezó a llorar. ¿Qué dije?
—Bebé, ¿estás bien?
—Estoy bien. —Se rió.
—¿Por qué lloras?
—No lo sé. Solo estoy sintiéndome un poco emocional hoy, eso es todo.
—Vas a estar tan emocionada mañana cuando veas con quien vamos a tocar.
—Sonreí.
Ella iba a enloquecer y a ponerse toda fanática conmigo.

129
Aubrey
Llegamos al anfiteatro de los Red Rocks y merodeamos detrás del escenario.
Jake había terminado la prueba de sonido. Estuve sorprendida de descubrir que
ellos eran, de hecho, los teloneros hoy.
Estábamos caminando cuando me detuve en seco.
¡¡¡¡OHDIOSMIO!!!! Mi pulso empezó a martillar.
—¡Ese es Brian Fallon! ¡De Gaslight! —chillé.
—Sí. ¿Quieres conocerlo? —Él levantó una ceja.
Le sonreí y asentí. Me tomó del brazo y llevó hacia delante. Jake le palmeó el
hombro. Él se giró.
—Hola, Bri.
—Jake, ¿cómo has estado, hombre? Oí que las felicitaciones están a la orden.
—Definitivamente. Esta es mi prometida, Aubrey. Aubrey, Brian Fallon.

130 Estaba completamente deslumbrada.


—Encantado de conocerte. —El sonrió.
—Igualmente, soy una gran fan —chillé.
Se rió de mí. —Estoy feliz de escucharlo. Fue un placer conocerte, Aubrey.
Bueno verte, Jake.
—¿Por qué no te pones toda fanática conmigo? —bromeó Jake.
—Callate —bromeé, y le pellizqué en la costilla.
—Ouch. —Él rió.
De repente empecé a sentirme realmente asquerosa. No quería que Jake se
preocupara, así que no dije nada. Lo más probable era que fuera por haber estado
viajando mucho tiempo y la falta de sueño que venía con eso. Aún no estaba
completamente recompuesta del incidente, tampoco. Lo miré mientras tocaba en el
escenario. Le rogué que nos quedáramos para así poder ver a Gaslight tocar. Él
sonrió y sacó una silla, así podíamos sentarnos a mirar. Yo los amaba
absolutamente, y eran mucho mejor en vivo, si eso era posible. Abrieron con
Handwritten, y canté junto a ellos. Vale, canté el concierto entero. Eran totalmente
electrizantes. Estaba completamente cautivada. También medio avergonzada de
estar más emocionada de verlos a ellos que a mi futuro esposo. Al menos, Jake era
bueno al respecto. Cuando terminaron el concierto, Brian me tendió una púa de
guitarra, y casi me desmayo.
Jake me arrastró hasta el coche, y avanzamos hacia el B&B. Casi lo violé en el
camino. Una vez que estuvimos en la habitación, lo ataqué. A él no le importó. Si
acaso, estaba justo donde yo. Hasta que empecé a sentirme enferma otra vez. Me
alejé y corrí hacia el baño.
Jake fue detrás de mí y sostuvo mi cabello mientras vomitaba. Gemí.
—Espero que no hayas atrapado otro virus. Kevin dijo que no estaba
sintiendo bien, tampoco. —Puso una toalla bajo el agua fría y la puso contra mi
frente. Yo me levanté y cepillé mis dientes. Jake llamó al servicio y ordenó galletas
saladas, té de manzanilla y cerveza de jengibre. Me ayudó a ponerme el pijama y
me puso en la cama. Me alimentó con las galletas, pero mi estómago aun se estaba
sintiendo revuelto. Pasé la mayor parte de la noche vomitando, como Kevin y
Blake. Me sentía miserable. Jake tuvo que hacerlos reprogramar los siguientes dos
shows. Cuando yo me sentí mejor, él lo atrapó. Por suerte, solo fue el vómito y no
todas las otras mierdas. Gracias a Dios por las suites de hotel con dos baños. Me
sentía mal porque él estaba mareado y aún teníamos un vuelo que tomar. Lo ayudé
a entrar al auto. Brett cerró la puerta y se echó desinfectante de manos. Brett y
Derek eran los únicos que quedaban sin haber atrapado el virus.
Aterrizamos en Seattle y decidimos quedarnos ahí y descansar. Aún estaba
131 cansada por estar enferma, y Jake seguía enfermo. Nos pusimos nuestros pijamas y
rentamos algunas películas. Estaba jugando a la enfermera con Jake, que lucía
miserable. Me sentía horrible sabiendo que iba a tener que presentarse mañana.
Era un show grande, también, e iba a haber un montón de prensa ahí. Me aseguré
de que ambos íbamos a la cama a una hora decente.
A la mañana siguiente, estuve agradecida de sentirme mucho mejor. Me
duché y me engalané para el gran evento. Me puse pantalones negros de cuero, un
top ceñido color plata y tacones de aguja negros. Jake silbó con aprobación cuando
entré en la habitación. Aún no se sentía magnífico, pero ya que no podían darse el
lujo de reprogramar sin joder el resto de las fechas del tour, hacía sus cosas
habituales. Me empujó a su regazo y besó e¡la cima de mi cabeza.
—Quiero hacer un recado mientras estás haciendo la prueba de sonido. No
tardaré mucho.
—¿Adónde irás? —Él levantó una ceja.
—Es una sorpresa —dije tímidamente.
Lo besé y me bajé de su regazo. Caminé hacia la puerta sintiéndome desnuda
sin tener a mi otra mitad. Por casi tres meses seguidos, apenas no habíamos estado
separados. La mayoría de la gente se habría matado.
No es que no hubiera ratos en los que sentía la urgencia de ahogarlo, pero me
sentía desnuda sin él. Caminé por la puerta y hacia la boutique de novias Lulu.
Había estado haciendo búsquedas de vestidos, y los diseños de Lulu eran
únicos. Decidí que ya que estábamos aquí, iría a darles una mirada. Caminé por la
calle hasta que me encontré con un toldo damasco blanco y rosa en el que se leía
«Boutique de novias Lola».
Abrí la puerta y entré. La tienda era pequeña y decorada con un estilo muy
parisino. Había un montón de negros y blancos con estallidos de colores de rosa y
turquesa en todo.
—Hola. ¿Cómo puedo ayudarte hoy? —preguntó una chica.
No podía ser mucho mayor que yo. Ella tenía el pelo rubio con mechas rojas y
negras. Era hermosa y vestía eclécticamente, con un estilo que probablemente hizo
ella misma.
—De hecho, quiero ver algunos de sus vestidos —le dije.
—Soy Lulu. —Caminó desde detrás del mostrador y me ofreció su mano.
—Aubrey. —Sonreí—. Estoy realmente interesada en uno de sus vestidos
negros.
Saqué mi teléfono y le enseñé la foto que vi en línea. Ella lo miró y sonrió.
Se acercó a la pared y sacó una bolsa de ropa negra.
132 —Uno de mis favoritos personales. Probablemente es porque fue mi primer
diseño de novia. Este es solo una muestra. Podemos alterar el tuyo exactamente
como tú quieras. Podemos cambiar el color y las cintas a lo que sea que tú quieras.
¿Cuándo es el gran dia?
—El primero de Abril. —Las dos reímos.
Escogimos ese día a propósito, así podíamos gastar bromas cada año en
nuestro aniversario. También sería una fecha fácil de recordar. Ella sacó el vestido
negro de la bolsa.
Tenía un corpiño tipo corsé de encaje y era de estilo sirena, con encaje en la
parte inferior. Era simple y elegante. Quería probármelo para asegurarme de que
no hacía que mis caderas lucieran grandes.
Lulu me condujo hacia el vestidor y me ayudó a abrochar el corsé en la
espalda. Me giré para ver el espejo. Lo amaba, y podía verme casándome en este
vestido. ¡Era EL vestido!
—¿Puedo ordenar uno y tenerlo listo a tiempo?
—Por supuesto. Déjame solo tomar medidas. —Sacó una cinta de medir, una
libreta y una pluma—. ¿Cómo es tu prometido?
—Es genial. Estoy segura de que todas las novias digan lo mismo, pero él es
en serio genial. Tan gracioso como sea, lo odié cuando nos conocimos. Luego
finalmente me convenció para que saliéramos en una cita. Un mes después se me
propuso y aquí estamos, listos para casarnos un mes más tarde.
—Guau, ustedes no pierden tiempo, chicos —bromeó—. Espera… Aubrey.
¿Aubrey? ¿Como la que está comprometida con Jake Parker?
—Um, sí —dije tímidamente.
—Eres una chica con suerte. Ese chico es delicioso. —Suspiró—. Todo
terminado. Solo necesito un poco de información para enviarlo.
Llené el contrato de información y le agradecí. Salí y tomé un taxi para ir al
evento.
Cuando llegamos, el taxista me miró como si estuviera loca cuando le dije a
que estacionara detrás. La seguridad del evento lo detuvo antes de llegar más lejos.
Saqué mi pase de backstage, y aún así dijeron que no podía pasar. Iba a discutir,
pero en vez de eso saqué mi celular y llamé a Jake.
—Hola, estoy aquí y no me dejan entrar. –Él me colgó.
El guardia de seguridad me miró escépticamente. Dos minutos después, Jake
se pavoneaba por el estacionamiento con Brett detrás. Se veía enojado.
—Tienes suerte de que no esté despidiendo a tu jodido trasero. ¡Ella te mostró
el pase, te dijo que estaba conmigo! Lo entiendo. Yo soy todo seguridad, también,
133 ¡pero vamos! ¡Mierda! ¡Completa mierda! Ahora, mejor te disculpas, y espero no
verte otra vez —gritó.
—Lo siento se… señora. —Yo asentí y tomé la mano de Jake para alejarlo
antes de que tuviera otro ataque de rabia.
—Lo siento —le dije a Jake.
—¿Por qué lo sientes? Ese imbécil debería ser el que lo sienta. —Abrió la
puerta y me condujo dentro de su camerino—. ¿Conseguiste hacer tus diligencias?
—Lo hice. ¿Cómo te sientes? —pregunté.
—Estoy mejor ahora que tú estás aquí. Te extrañé. —Me acercó tanto como
pudo.
—Te extrañé, también. Es raro, ¿verdad? —Reí.
—Mucho. Literalmente me sentí como si hubiera perdido algo. ¿Sabes cuando
dejas la casa y te das cuenta de que te dejaste la cartera o las llaves? Así es como
me sentí. —Él pasó la nariz por mi cabello.
—Yo también.
Caminé hasta él y me subí a su regazo, haciéndome una bola. Él me masajeó
los omóplatos con dulzura. Era aquí, cuando estábamos solos, que descubría que
realmente estábamos destinados a estar juntos. No podía imaginar una vida sin
Jake. Él me ayudó. Ne ayudó a sanar. Me hacía querer ser mejor persona. Me daba
fuerza cuando no tenía nada. Me hacía sentirme completa. Debería escribir eso en mis
votos.
Derek vino a decirle que era hora de subir al escenario. De mala gana, me bajé
de su pierna y lo vi salir al escenario. Después del show, fue más de lo usual.
Dieron una entrevista y firmaron algunos autógrafos.
Empecé a sentirme mal otra vez. Lo alejé. Tomé una botella de agua y me
senté. Vi a Jake mirándome consternado. Sonreí y le saludé. Esperaba que no se
diera cuenta de nada. Tan pronto como terminaron nos dirigimos al hotel. Ordenó
algunos aperitivos, pero aún no me sentía como para comer.
—Nena, ¿te sientes bien? —preguntó, preocupado.
—No lo sé. Me sentía mejor, pero ahora no. Un minuto me siento como si
estuviera en la cima del mundo y al siguiente solo quiero subir a la cama y dormir
por días. Soy un caso perdido.
—Tal vez deberíamos hacer que un doctor te revise mañana. Solo para estar
seguros de que no hay nada más serio —dijo preocupadamente.
—Ya veremos.
Traté de alejar los síntomas e incluso me las arreglé para comer un par de
alitas. Eso pareció tranquilizarlo. Cepillé mis dientes luego me subí a la cama. Me
134 desmayé de inmediato. A la mañana siguiente, me desperté famélica, ya que no
había comido mucho el día anterior. Tomé el teléfono y ordené al servicio a
habitación antes incluso de salir de la cama. Jake estaba sentado en el sillón
riéndose de mí cuando me levanté.
—¿Qué? Tengo hambre
—Ordenaste dos de todo. ¿Tienes una idea de cuánto va a costarme? —
bromeó.
—Puedes pagarlo. Tienes mucho dinero. —Le saqué la lengua y tomé mi
teléfono para llamar a mi mamá. Salí al balcón y lo encendí. Le dije que encargué
mi vestido. Estaba exaltada. Hablamos un poco más acerca de la boda y cómo
todos nos estábamos poniendo enfermos. Un minuto estaba hablando y
sintiéndome bien, y al siguiente mi estomago se revolvía, y gemí.
—¡Eso es todo! Vas a comer tu desayuno y luego vamos a ir a buscar a un
doctor.
—Bien —gruñí.
El desayuno vino y me comí dos platos gigantes de tostadas y tocino.
Después de comer y ducharnos salimos para buscar a un doctor. Entramos a la
oficina y llenamos el papeleo necesario. La enfermera vino y me tendió un vaso
para orinar en él. Se lo devolví a la recepcionista. Tomé una revista y esperé a que
me llamaran. Cuando lo hicieron, otra enfermera tomó algo de sangre y dijo que el
doctor vendría en seguida. Un doctor joven, probablemente a mitad de sus treinta,
entró. Era alto, con cabello y ojos oscuros.
—Hola, soy Doctor Chang. —Nos ofreció la mano a los dos.
—Aubrey, y este es mi prometido, Jake.
—Doc, todo aquí es confidencial, ¿verdad? Hay leyes de privacidad y eso.
—Claro. Nunca revelamos información del paciente.
—Por favor, asegúrese de que su equipo es consciente de eso. Si algo se filtra
a la prensa, voy a tenerlos a usted, y a su clínica —dijo Jake lacónicamente. Guau,
¿señor sobreprotección?
—¿Que te trae por aquí hoy, Aubrey?
—Todos nos estamos recuperando de un virus estomacal y me sigo sintiendo
enferma, así que quise ver a un doctor.
—Vamos a ver.
El checó mi garganta, mis orejas, mi boca, mis glándulas y mi corazón. Me
había acostado, y empujó mi estómago. Cogió laos resultados de las pruebas y
echó un vistazo. Dijo que volvería en seguida. Volvió a la sala con una máquina y
papel en la mano.
135 —Creo que sólo podría tener una respuesta. —Él levantó mi camisa y puso
algo de gel helado en mi estómago. Deslizó la sonda a través de mi piel.
11
Grandes expectativas
Traducido por vale
Corregido por Gaz

Aubrey

T
enía el corazón en la garganta mientras miraba la máquina. Sabía para
qué la solían usar. Miré la pantalla cuando el doctor empezó a golpear
los botones. No tenía ni idea de lo que estaba viendo, pero parecía una
136 habichuela.
—Hay cálculos renales. —Él señaló la pantalla.
—¿Cálculos renales? —Me atraganté.
—Pueden ser causados por la deshidratación y otros factores, pero están ahí.
—Señaló la habichuela—. Por lo general se pasan solos, pero le advertiré que son
extremadamente dolorosos. Si persiste, debería ver a otro médico de inmediato.
Le dimos las gracias y me limpié. Miré a Jake, que estaba abatido.
—¿Qué te pasa?
—Más bien qué no pasa. En primer lugar, estás enferma, y te hará daño. En
segundo lugar, pensé que nos iba a decir que estabas embarazada.
Esto claramente le molestaba. Ver a Jake así hacia que yo también deseara que
fuera cierto. Por alguna razón me sentía preparada. Estaba muy nerviosa por lo
que iba a decir a continuación.
—¿Por qué no me llevas a casa y me embarazas? —Levantó una ceja.
—¿En serio? —Sonrió.
Asentí. En ese momento, algo hizo clic, y todo en el mundo estuvo bien de
nuevo. Salimos de esa oficina como si estuviera en llamas. Jake me tenía en la parte
trasera del auto y le dijo al conductor que se apurara. Nos dirigimos directamente
a la habitación tan pronto como estuvimos de regreso en el hotel.
Jake
Nunca le admitiría a Aubrey lo decepcionado que estuve cuando dijo que
eran cálculos renales. No me malinterpreten, me sentí muy mal cuando el doctor le
dijo que iban a causarle dolor, pero realmente deseaba que estuviera embarazada.
Crecer como yo lo hice y venir de un jodido hogar roto me hacía querer tener hijos.
Quería darles todo lo que yo no tuve. Aubrey sería una fantástica mamá, también.
Era agradable verla salir de su caparazón. Me gustaba pensar que tenía algo que
ver con eso. Cada día trataba de hacer algo para demostrarle lo mucho que la
amaba y ella lo apreciaba, no importaba cuán pequeño o trivial fuera. Me miraba
como si no hubiera nadie más en el mundo, y eso es todo lo que yo podía esperar.
Era el maldito hombre más afortunado del mundo desde que ella aceptó casarse
conmigo. Nunca, ni en un millón de años, pensé que existía alguien como yo.
Nuestros conciertos llegaban a su fin. Sólo teníamos Radioactivo, y luego nos
vamos a Arizona para la boda. Decidimos casarnos en el rancho de Ron, ya que iba
una silla de ruedas y no estaba como para viajar. Sentí que era importante que
participara, en especial porque era lo más parecido que yo tenía a una familia. Él
137 estaba más que emocionado por Aubrey. No podía esperar para finalmente
encontrarse con ella. Íbamos a volar para quedarnos allí un par de días antes de la
ceremonia, para que se conocieran y se saludaran. Era lo suficientemente grande
para que cupiéramos todos. El rancho era un poco exagerado para lo que
necesitaba, pero quería asegurarme de que podía moverse en su vejez. Después de
lo que hizo por mí, lo menos que podía hacer era comprar una gran y loca casa y
asegurarme de que él estaba preparado para la vida.
Estoy seguro de que un psiquiatra tendría un día de campo conmigo.
Mañana era el vigésimo cuarto cumpleaños de Aubrey, y tenía grandes
planes en marcha. Vi cómo dormía plácidamente a mi lado. Siempre lucía como un
ángel cuando dormía. No puedo creer que haya conseguido esto por el resto de mi vida.
Me sentí mal, porque ella tuvo un día duro con los cálculos. Tenía la esperanza de
que fuera mejor mañana. Pensé en reprogramar la primera prueba, pero era algo
que ella realmente disfrutaba en el tiempo como se sintiera hasta que nos vaya, así
que mientras se sintiera bien seguiríamos yendo.
La desperté un poco después de las diez. Le deseé un feliz cumpleaños y le di
el desayuno en la cama. Parecía estar de muy buen humor, y se sentía mucho
mejor hoy. Después del desayuno, le dije que se arreglara y se vistiera
cómodamente. Regresó a la sala quince minutos más tarde, con pantalones, una
sudadera con capucha y una sonrisa en su rostro. Para mí, era la chica más
hermosa en el mundo, no importaba lo que usara. La llevé hasta el auto con Brett
siguiéndonos muy de cerca. Estaba en estado de alerta con todas las actividades
que había planeado para hoy. Ella se sorprendió cuando llegamos a nuestro primer
destino.
—Sé que has estado en uno de ellos un montón de veces, pero no creo que
hayas saltado.
Ella aplaudió y sonrió con entusiasmo. Vimos un vídeo, y nos dieron una
lección rápida antes de que nos atáramos los arneses. Nos acompañaron hacia el
avión. Me reí porque Brett saltaba demasiado, y era graciosísimo verlo en su
apretado arnés. Una vez que llegamos a altura, abrieron la escotilla. Besé a Aubrey
antes de que nuestros saltadores nos agarraran y saltaran por la puerta. Al
principio me dio miedo la muerte, pero fue liberador, y la vista era espectacular.
Brett gritó como una niña todo el tiempo. Una vez que estuvimos en el suelo,
Aubrey corrió hacia mí y me tiró al suelo.
—¡Eso fue tan divertido! —gritó.
Sonreí porque su felicidad era contagiosa. Le dije que había más, y nos
fuimos a nuestra próxima aventura. Nos dirigimos a iniciar la búsqueda del tesoro
que nos llevaría a su principal regalo. Había trabajado muy duro toda la semana,
preparando todo. Tuve a los chicos por la mayor parte de la noche para ayudarme
a terminar de prepararlo para que no sospechara. Le entregué una cesta que
contenía una pista. Sería de gran ayuda encontrar el primer lugar en la lista.
138 —Vamos a ver, tiene algo que ver con el chocolate. —Ella sonrió.
Asentí. Mi pequeña chocoadicta.
Llegamos a la calle principal de Polk, en Oregón, y salimos de la camioneta.
Brett no seguía muy de cerca mientras Aubrey seguía el rastro de pastelitos
dibujados en tiza en la acera de Confecciones de Cora. Abrí la puerta y entramos.
Frente a la tienda había una mesa preparada con un surtido de pastelitos. Había
una nota adjunta que decía: Cómeme. Se sentó y felizmente se comió sus pastelitos
alimentándome con un bocado ocasional. Aubrey era una fanática de todo lo dulce,
especialmente del chocolate. La caja de Cora contenía bizcochos y deseaba a
Aubrey un feliz cumpleaños. Los puso en una bolsa de color rosa y le entregó una
bolsa marrón de almuerzo con una nota adjunta. Aubrey abrió el sobre y sacó la
nota. Decía: Aliméntame, y no había instrucciones adjuntas. Nos llevaron a un
pequeño estanque que estaba lleno de cisnes y patos. La bolsa estaba llenade pan
rallado. No había otro propósito que su entretenimiento.
—¿Sabías que los cisnes son pareja de por vida? —le dije.
Ella asintió tímidamente, haciéndome reír. Era curioso cómo pequeñas cosas
parecían incomodarla. Les dimos de comer por un rato, y cuando ella estuvo llena
de migas de pan, le dije que mirara debajo de la mesa cercana. Había otra nota que
decía: ¡Márcame! junto con otro conjunto de direcciones. No quería que caminara
demasiado, así que le dije que subiera. Le di un viaje combinado a nuestra
siguiente parada. Nos llevó a una tienda de tatuajes. Esto era más para mí que para
ella. Me miró con escepticismo, y sacudí la cabeza. Entré y le dije hola al
propietario, Paul. Era amigo de Blake de la escuela secundaria, y ya tenía el dibujo
listo.
Me senté en la silla de tatuajes y le dejé trabajar. Aubrey observó la aguja en
mi cuello. Cuarenta y cinco minutos más tarde, terminó. Me volví para dejarla ver
bien. Aubrey estaba tatuado en una escritura elegante en el lado izquierdo, justo
debajo de mi oreja. Ella lo miró sorprendida, pero me dio un beso y me dijo que le
encantaba. Sabía que ponía todo lo que tenía en todo lo que hacía. Ella lo llamaba
«bolas en la pared». Era una de las cosas que más me gustaban de ella. Aceptó todo
de mí. Me sorprendió subiéndose en la silla después de que Paul envolvió mi
tatuaje. Ella le susurró algo al oído, y él asintió. Cambió los guantes y agujas y le
tomó la mano izquierda. Ella se tatuó una J en el interior de su dedo anular. Negué
con la cabeza y se rió. Nunca hacía lo que yo esperaba.
—Tatuaje por tatuaje, bebé. Me tienes, así que te tengo. —Sonrió.
Amo jodidamente a esta chica.
Paul le entregó la siguiente pista. Abrió el sobre y sonrió como una lunática.
Había una carga de mierda en el interior. Dos mil cuatrocientos dólares para ser
exactos, con una nota que decía: ¡Compárteme! Le encantaba ayudar a la gente, y
pensé que esto la haría feliz. Tenía razón. Ella prácticamente saltó por la puerta.
139 Brett tenía un ataque al corazón. Tenía la mano en el arma todo el tiempo. Ella iba
de persona a persona y daba el dinero a los que parecía que podían necesitarlo.
Incluso recibió un par de abrazos que aceptó amablemente. Eran en su mayoría de
mujeres, pero mi corazón se hinchó porque fuera capaz de dejarlos acercarse a ella.
Su siguiente pista estaba un poste de teléfono. Decía: ¡Escógeme! Caminamos
por la calle y a la esquina de Doggy Delight, donde nos encontramos con Maggie.
Entramos y tan pronto como recibí «la mirada», supe que lo hice bien. Maggie
tenía a Bella toda lista y esperando con dos arcos brillantes de color rosa en el pelo.
Bella era una Terrier Yorkshire en miniatura. Era negra con un poco de color
marrón alrededor de su cara. Tenía un collar deslumbrante y uñas de color rosa.
¿Quién sabía que había esmalte de uñas que hecho específicamente para perros?
Yo no lo sabía, pero tan pronto como me enteré supe que Aubrey lo querría.
—¡Me has comprado un bebé! —susurró ella.
Asentí.
Maggie le entregó a Bella. Esta fue la misión de Kevin. Yo fui el que decidió el
perro, pero él lo escogió y me ayudó a nombrarla. Nos decidimos por Bella, ya que
Bellissima era mi apodo para Aubrey. Ya tenía todo en el hotel. Todo lo que hice
fue conseguir el espacio adecuado para mantenerla allí. Me di cuenta de que estaba
enamorada. Maggie rodó un nuevo cochecito rosado para Bella, y Aubrey chilló.
Colocó a Bella dentro y cerró la cremallera. Abrazó a Maggie, y nos fuimos.
—¿Cómo lo hice? —le pregunté.
—¿En serio? ¡Este es el mejor cumpleaños de mi vida! Pensaste en todo.
Elegiste todas mis cosas favoritas también. Gracias, Jake. —Ella sonrió, y era son
toda seguridad lo que necesitaba. Ahora, tenía que pensar en una manera de
superar esto el año que viene.
—Ya te dije, bebé, que no hay nada demasiado bueno para ti. Quería seguir
adelante, pero los chicos me interrumpieron. —Puse mi brazo alrededor de ella
mientras empujaba al maldito perro en el cochecito.

140
Una semana después...

Aubrey
—¿Quién es el bebé más lindo en el ancho y entero mundo? —arrullé.
—Yo lo soy —dijo Blake.
—Jódete, lo soy yo —dijo Derek empujando a Blake.
—Estaba hablando con el perro, imbéciles —bromeé.
Adoraba a Bella completamente. Jake volvió a entrar en la habitación después
de ir a cambiar sus pantalones, ya que Bella se le hizo pis encima. La abracé
mientras se acercaba a besar mi cabeza. La puse en un pequeño porta bebés que
envolví a mi alrededor. Era algo en que pondrías a un bebé real, pero a ella le
encantaba, así que así es como me la llevaba. Estábamos sentados en el backstage
del último concierto antes de dirigirnos a L.A. Nos encontrábamos en San
Francisco. No me sentía bien hoy. Teníamos programado ver al médico mañana,
para que Jake pudiera aliviarse un poco. Sabía que estaba preocupado por mí, pero

141 el dolor era algo con lo que estaba acostumbrada a tratar.


—Tienes suerte de que te ame mucho, y sé lo mucho que amas a ese maldito
perro, porque de otro modo me habría ido. —Él sonrió.
Me eché a reír. Bella dormía a mi lado cada noche, y constantemente le lamía
la cara. Era adorable. Él era un buen padre para ella. La paseaba y se aseguraba de
que se ocuparan de ella, sobre todo cuando no me sentía bien, lo que últimamente
había sido casi todos los días. Me sentía muy deteriorada, y con ganas de descansar
un poco después de este fin de semana. Decidí quedarme en el vestuario durante el
show de esta noche, ya que no me sentía bien. Besé a Jake y le dije que tuviera un
buen espectáculo. Me dijo antes que me podía quedar en el hotel, pero no quería
estar allí. Pertenecía aquí, con él. Abracé a Bella con fuerza y cerré los ojos por un
par de minutos. Cuando los abría, me estaban moviendo. No podía creer que
dormí durante todo el show.
—Jake, bájame —regañé juguetonamente.
—No puedo hacerlo. —Fue la respuesta.
—¡Vamos, voy a vomitar!
Él me acomodó, así me llevaba al estilo nupcial. Brett sostenía a Bella como a
un bebé y le hacía cosquillas en el vientre. Sabía que dormía como un tronco, pero
me sorprendió que fueran capaces de llevarme sin que me despertara. Me reí,
porque para ser un tipo tan grande y duro él era un blandengue real. Jake me
ayudó a entrar en la limusina, y Brett me entregó a Bella. Nos dirigimos
directamente al aeropuerto esa noche. Me acurruqué contra Jake y cerré los ojos.
Me desperté cuando llegamos a la pista de aterrizaje. Trepé dormida al avión.
Mark me miró preocupado. Me sacudí y corrí al baño a vomitar. Jake se acercó y
me agarró el pelo.
—Eres el mejor sostenedor de pelo que ha nacido —arrullé.
—Nena, ¿estás segura de que te sientes bien? Te ves muy pálida.
—Estoy bien, sólo es sueño. Voy a estar bien una vez que lleguemos a casa.
—Todavía vamos a ir al médico mañana —dijo con severidad.
Asentí y nos acomodamos para el corto vuelo. Cuando aterrizamos, Brett
hizo un control de seguridad rápido antes de dejarnos entrar en el auto. Cuando
llegamos, él exigió que entrar antes que nosotros y comprobar todo el lugar. Dijo—
: Mejor prevenir que curar. —Revisó todo y dio el visto bueno. Jake llevó el
equipaje y me ayudó a subirlo. Me duché y me metí en la cama. Jake llevó a Bella a
pasear. Un par de minutos más tarde, Bella se acurrucó a mi lado, y sentí a Jake
deslizarse a mi lado. Me quedé dormida, esperando dormir lo que fuera que me
hacía sentir enferma.
A la mañana siguiente, me desperté y me preparé para ir al médico. Me sentía
aún más miserable hoy. Jake me ayudó a vestirme con un traje de sudor y me dirigí
142 a la cocina. Trató de convencerme de comer algo, pero sabía que no podría
soportar nada sin querer vomitar. Él cedió, me llevó al Range Rover y me ayudó a
entrar. Arrancamos y nos abrimos paso a través del tráfico de Los Ángeles.
Llegamos a una oficina de elegante construcción una hora más tarde. Jake rellenó
el papeleo y nos hicieron pasar inmediatamente a una sala de examen. Unos
momentos más tarde, una pequeña doctora entró.
—Hola, Jake. Tú debes ser Aubrey. —Asentí—. Soy la Dra. Suzy Scott. Mi
marido es el médico de Jake, pero pensé que podrías estar más cómoda con una
mujer.
—Gracias.
—Veo aquí que has sido diagnosticada con cálculos renales. Me gustaría
hacer algunas pruebas para poder obtener una mejor evaluación. ¿Has tenido algo
molestándote?
—No. Me siento mareada todo el tiempo.
—Está bien. Pinchazo rápido. —Metió la aguja en mi brazo y sacó un poco de
sangre.
Me dio una taza para tomar una muestra de orina. Se fue con los dos y nos
dijo que pasáramos el rato hasta que llegaran los resultados. Jake se paseó mientras
esperábamos a que volviera. Llegó un poco más tarde, con un papel en la mano.
—Tenemos el examen de sangre, y quiero confirmar algo. —Ella me hizo
tumbarme en la mesa. Enrolló mi camiseta y roció un líquido caliente alrededor de
mi ombligo. Tomó la varita de ultrasonido y comenzó a correr mi abdomen.
—En primer lugar, parece que los cálculos renales se han ido. No creo que ahí
sea de donde vienen los síntomas. —Movió la varita de nuevo—. Tu análisis de
sangre regresó mostrando niveles elevados de HCG, la hormona del embarazo.
Parece que ustedes dos van a ser padres. No se comprobó la última vez porque los
cálculos renales se presentaron de inmediato. Hubiera sido demasiado pronto para
decirlo, de todos modos.
Me sentí como si pudiera desmayarme. Estaba emocionada, pero nerviosa al
mismo tiempo. Realmente estaba sucediendo. Jake sonreía de oreja a oreja. La
médico acercó la máquina así podíamos ver mejor. Bajó mis pantalones y colocó la
sonda sobre el lugar donde estaba el bebé. Lucía como una pequeña bolsa, pero era
difícil decir algo. Ella tomó un par de capturas de pantalla y me miró, y después a
Jake.
—Parece que son gemelos. —La doctora sonrió.
—¿Gemelos? —chillé.
—¡Sí! —Jake saltó de su silla, derribándola—. ¡Cuando hago las cosas las hago
bien a la primera! Bolas a la pared, nena. ¡Bolas a la jodida pared!

143 —Jake —regañé.


—Lo siento. —Se disculpó y tomó la silla para poder volver a sentarse.
—Es muy difícil tener una fecha exacta todavía, pero diría que estás de de
cinco o seis semanas, como mucho. Debes comenzar a tomar vitaminas prenatales
de inmediato. —Ella golpeó imprimir y nos dio un par de imágenes del
ultrasonido.
—Ha estado tomándolas por un tiempo —dijo Jake con orgullo.
—Bueno. Te escribiré una receta para ellas también.
Sacó su libreta y escribió la receta. Me la entregó, y la acepté con una mano
temblorosa.
—Felicidades, chicos.
—Gracias —dije encontrando mi voz.
Ella me dio una toalla y salió de la habitación.
—¡Vamos a ser padres! —dijo Jake inclinándose para besarme—. De gemelos
—sonrió.
—Gemelos... —sonreí, pero en el interior gritaba.
Estaba en completo shock.
Jake me ayudó a bajar de la mesa y a subirme al auto. Quería saber si
necesitaba algo. Preguntó específicamente si quería pepinillos o helados. No podía
dejar de reír. Dijo que a pesar de que no debías decir nada hasta después del
primer trimestre, teníamos que dejar que mis padres lo supieran. También dijo que
tendría que hacer un viaje de fin de semana a Smithville para ver la propiedad y
poder comenzar las obras lo antes posible. Estuve de acuerdo. Cogió el teléfono y
los llamó por Bluetooth. Mi madre respondió de inmediato.
—Hola, mamá —dijo Jake con orgullo.
Empezó a llamarla así hace un mes, cuando nos comprometimos.
—Hola, cariño. ¿Qué están haciendo? ¿Cómo está en L.A?
—Muy bien, en realidad. Aubrey y yo tenemos algunas noticias. ¿Está Tim
allí?
—Sí. Deja que lo llame. —Ella le gritó para que venga—. Está bien, estás en
altavoz.
—¿Estás sentada?
—¿Qué pasó? ¿Aubrey está bien? —gritó Tim.
—¡Estoy bien! —grité.
—Oh, está bien. ¿Cuál es la noticia?
144 —Van a ser abuelos.
Mi madre gritó y sólo pude imaginarme su cara. Ella, sin duda, estaba
saltando. Mi padre probablemente imaginaba cómo ocurrió todo el asunto y
probablemente quería estrangular a Jake, a pesar de que lo amaba.
—¡Es una noticia maravillosa! —gritó ella con entusiasmo.
—Esa no es la mejor parte. ¡Son gemelos!
—¿Gemelos? —Mi papá se atragantó.
Exactamente mis sentimientos, papá...
—Dos, dos, dobles. —Jake se rió.
—Oh, estamos muy contentos por ustedes —dijo mi mamá.
—Gracias. Vamos a realizar un viaje pronto. Me gustaría tener la casa lista
para el momento en que los bebés lleguen.
—Felicitaciones. Los queremos mucho a los dos.
—¡Nosotros también los queremos! Todavía es temprano, así que
manténganlo en secreto por ahora.
—Por supuesto. Cuida de mi bebé, Jake.
—Tengo toda la intención —prometió.
Llegamos de nuevo al garaje y Jake insistió en ayudarme a dormir. Me
acurruqué con Bella mientras él frotaba mis pies e investigaba un poco en el
ordenador. Me estaba dejando asimilar la noticia. Sabía que estaba emocionada,
pero la idea de gemelos, literalmente, me asustaba como un elefante. ¿Qué pasaría
cuando él estuviera de gira? Tendría dos bebés en lugar de uno para cuidar. Doble
todo. Al menos, no tendría que preocuparme por el dinero. Ya sabía que no me
gustaría tener una niñera. Esperaba que mi mamá me echara una mano cuando
Jake no pudiera. Quería golpearme mentalmente porque yo era Aubrey
Thompson, bueno, casi Aubrey Parker, y era una persona malditamente fuerte.
Podía hacer cualquier cosa que me propusiera, sobre todo con la ayuda de Jake. Él
estaba radiante.
—¿Qué estás pensando? —preguntó.
—Gemelos —bromeé.
—Lo sé. Es una locura. Oye, es tu culpa. Tú eres la que siempre dice que voy
con las bolas a la pared con todo, esta no es la excepción —bromeó él—. Estoy más
que emocionado, nena. No puedo esperar para ir en este viaje increíble contigo.
Vamos a ser los padres más patea traseros que un niño podría tener. Además,
todavía somos jóvenes, así que tendremos energía para perseguirlos sin problema.
Ya sabes que no necesito dormir mucho, así que seré bueno para darles de comer
145 por la noche. A pesar de que aquí dice que la lactancia materna es la mejor opción.
Tal vez puedas bombear durante el día, así pueda tener suficiente. Tenemos un
tiempo para averiguar todo esto. Tal vez podamos preguntarle a Brett. Él es el
único padre que conozco, aparte del tuyo, y es probable que sus habilidades estén
oxidadas.
—No hay nadie más en el planeta con quien me gustaría hacer esto que tú—le
dije con sinceridad—. Espero caber en mi vestido.
—Dado que sólo tenemos el espectáculo Radiactivo tal vez deberías quedarte
aquí. Sé que te gusta venir a los shows, y me encanta tenerte allí, pero estoy
preocupado. Ya no eres solo tú.
Puso su mano sobre mi vientre y se inclinó para besarme.
—Puede que tengas razón. Ahora tráeme algo de In-N-Out Burger y un batido
de chocolate gigante.
—Lo que sea por la mamá de mi bebé —sonrió él.
—Voy a tratar de tomar una pequeña siesta —bostecé.
Até a Bella con su pequeña correa mientras Jake estaba fuera. Nos
acurrucamos para tomar una siesta. Jake me besó el pelo y salió de la habitación.
Cerré los ojos y soñé con nuestros pequeños bebés y a quién se iban a parecer. Me
desperté cuando era levantada. Le grité a Jake que me bajara. Tenía una seria
relación amor/odio con él constantemente recogiéndome como una muñeco de
trapo. Iba a decir algo cuando la realización me golpeó. No era Jake.
Me quedé completamente inmóvil mientras procesaba la información y
buscaba mi voz. Tenía que planear un escape. Traté de mover las manos, pero
estaban aseguradas con algo. ¿Cómo diablos me ató las manos? Puse mis manos
sobre Bella para evitar que se cayera de su bolsa. Busqué alrededor. De alguna
manera ya estábamos en la puerta trasera, y estaba oscuro. Traté de luchar contra
él con las piernas, pero estaba demasiado débil. Él me tiró en la parte trasera de su
auto y salió a la noche. ¿Cómo me encontró?
Mi corazón martilleaba en mi pecho. Mi primer pensamiento fue a los bebés
que llevaba. Pisó el acelerador y condujo en la noche. Traté de abrir la puerta, pero
estaba cerrada con llave desde el interior. Me dije que tenía que mantener la calma.
Finalmente llegamos a una parada, a unos veinte minutos de un Motel, justo al
lado de la carretera principal. Me arrastró rudamente en una habitación en la parte
trasera del hotel. Quería gritar, pero no me salía. No había testigos, nadie que me
ayudara. Iba a terminar lo que empezó hace seis años, excepto que esta vez iba a
matarme.
Cuando abrió la puerta de la habitación, me quedé sin aliento. Lucía como
una cámara de tortura. Había velas encendidas y la cómoda estaba llena de un
surtido de cuchillos brillantes. Sentí el pánico comenzar a elevarse. Mi mente se
dirigió automáticamente a Jake. No podía dejarlo. Era una superviviente, no una
146 víctima. Decidí que iba a actuar como una participante dispuesta. Me acordé de la
última vez y cómo mientras más peleaba, más le gustaba. Me veía débil, y no lo
era, ya no. Sólo tenía que encontrar una manera de conseguir ventaja. Él se colocó
detrás de mí y me tocó el cuello con el dedo. Me estremecí.
—¿Cómo se siente saber que vas a morir esta noche? —Mordió con fuerza mi
hombro. Grité. Él me dio la vuelta y me abofeteó.
—Bre-bre, te extrañé —susurró en mi pelo.
—Me gustaría poder decir lo mismo. Yo no te extrañé en absoluto —escupí.
—Imponente, no seas así. Iba a esperar hasta este fin de semana, pero como
tu prometido sabe que soy el reemplazo de Blood to Bleed te habría mantenido
alejada. He estado soñando con esto durante demasiado maldito tiempo. —Se
lamió los labios—. Perdí dos años en ese agujero por ti, y ni siquiera conseguí algo
por eso. Eso va a cambiar esta noche —gruñó.
Ni siquiera podía estar enojada con Jake por retener información pertinente
acerca de Jeremy. Él sabía que regresaría si lo descubría. Demonios, quería regresar
ahora mismo, por amor de Dios. Cerré los ojos y contuve el aliento. Necesitaba
aferrarme a mis fuerzas. Froté la parte superior de la cabeza peluda de Bella y traté
de pensar en una manera de soltar las ataduras de mis manos. Jeremy me miraba
con una sonrisa siniestra. Me asustaba completamente. Se acercó a la cómoda y
cogió un cuchillo. Sentí dolor alcanzar mi pecho. Jake me encontraría, tenía que
hacerlo. Solo tenía la esperanza de que él pudiera conseguir a alguien a tiempo.
Podía aguantar ese tiempo, ¿verdad?
12
El tiempo no me dejará ir
Traducido por Nina Carter
Corregido por *elis*

Jake

E
staba, literalmente, en la novena nube cuando volví de la estación de
servicio. Le llevé a Aubrey una hamburguesa de queso con tocino y
pepinillos extra y el batido de chocolate más grande que pude
147 conseguir. Tenía el presentimiento de que iba a hacer muchos viajes como este en
los próximos meses. Llámenme masoquista, pero lo deseaba. Cogí la bolsa y subí a
la habitación. La cama estaba vacía. Revisé el baño y recé por que no estuviera
enferma otra vez. Pero tampoco estaba ahí. No era un lugar muy grande, por lo
que no me tomó mucho tiempo darme cuenta de que no estaba ahí. Tampoco
estaba el perro. Sus zapatos deportivos y sandalias estaban junto a la puerta. Saqué
mi teléfono para llamarla. Ella nunca saldría sin el suyo. Lo oí sonar en el segundo
piso. Entonces supe que pasó algo malo.
Llamé a la policía frenéticamente y luego a Brett. Él tuvo la brillante idea de
revisar el microchip de Bella para dar con la ubicación GPS. Es por eso que le pago
millones al año para cuidar mi trasero. Sabía que tenía que ser Jeremy. No tenía
idea de cómo la encontró y mucho menos cómo entró. Entonces, me di cuenta…
Olvidé activar la maldita alarma antes de salir. ¿Ella estaba bien? ¿Y los bebés?
¿Estaba herida? Estaba muy preocupado. Preocupado por el retroceso que esto le
podría suponer, y el estrés añadido que supondría.
Revisé las cámaras de seguridad, que por supuesto estaban apagadas ¡porque
no activé la maldita alarma! Me pasé las manos por el cabello y caminé. Estaba
ocupado atormentándome hasta que el teléfono sonó por fin. Brett dijo que la
policía dio con la información del microchip. Él me dio la dirección y dijo que ya
estaba camino hacia el lugar.
—Si llegas primero, espérame. No hagas nada estúpido, Jake —dijo él, con
severidad.
Ni hablar. Mi segundo nombre era estúpido en este momento. Le colgué.
Si ese imbécil tocaba incluso un cabello de su cabeza, iba a matarlo. Decidí
que la manera más rápida de llegar era en mi moto. Me puse el casco, sin
molestarme en asegurar la correa. Aceleré y salí. El tráfico aún era pesado y no
tenía tiempo para esa mierda ahora. Empecé a rodear los autos y a pasarme los
semáforos. Solo necesitaba llegar a la dirección que me dio Brett. Era en un Motel
que bordeaba la ciudad. Conocía la ubicación de la rotonda, ya que hice un
voluntariado no hacía mucho tiempo. Hice el viaje de veinte minutos en diez y, sin
duda, rompí todas las leyes de tránsito al menos dos veces. Este lugar estaba en un
sector muy malo de la ciudad, pero crecí en el gueto.
Un par de tipos de apariencia sospechosa me observaron mientras me
acercaba a la oficina. Les dediqué una mirada amenazante y dejaron de mirarme
enseguida. Tenía en cuenta la posibilidad de que mi moto fuera desmantelada. No
me importaba en este momento. Podían tenerla si querían. Todo lo que necesitaba
era que Aubrey estuviera segura. Entré a la oficina como si fuera el dueño del
lugar. Aún no teníamos un número de habitación, por lo que priorizaba uno. Miré
al tipo descuidado y grasiento comiendo Cheetos detrás del escritorio. Escribía en
la computadora y se reía de algo. Me miró con un par de gafas gruesas y de marco
negro y empezó a ahogarse. Noté que usaba una camiseta dos tallas demasiado
148 pequeña de Battlescars.
Genial, un fan.
—Jake Parker —tartamudeó.
—Necesito el número de una habitación ¡y lo necesito ahora! —ladré.
—Se-seguro —murmuró.
—Es probable que esté a nombre de Jeremy Roberts. Aparenta de veinticinco
a treinta años, tiene cabello oscuro y ojos de loco. Estoy seguro de que sabes de lo
que hablo —gruñí. Él tomó nerviosamente una argolla de llaves con sus
asquerosos dedos anaranjados. ¿Qué clase de lugar no tenía tarjetas electrónicas
hoy en día? Él estaba tan nervioso que le estaba costando dar con el número
correcto—. ¡Es para hoy! —espeté.
Me sentí mal por actuar como un idiota, en especial desde que no era mi
modus operandi normal. Hice una nota mental para enviarle una camiseta de la
talla apropiada cuando terminara con esto.
—Habitación 212, está atrás —tartamudeó, y me pasó la llave.
Abrí la puerta y eché a correr.
Le envié un mensaje de texto a Brett con el número de habitación. Iba a
matarme, pero por ningún motivo iba a esperar que él o la policía llegara. Estaba
girando por la esquina cuando oí las sirenas a la distancia. Al menos sabía que se
estaban acercando. Disminuí el paso a un trote lento cuando por fin llegué a la
parte de atrás del hotel. Tenía que ser sigiloso en mi camino hacia a la habitación
para no atraer la atención no deseada. Miré el número de habitación más cercano.
Era el 259. Su habitación estaba al otro lado de donde yo estaba.
Intenté ser lo más rápido posible, pero era como si todo ocurriera en cámara
lenta. Era como ver un espejismo en el desierto, tan cerca pero tan lejos. Estaba a
cuatro puertas cuando la policía llegó. Apagaron las sirenas antes de llegar al
estacionamiento. Brett llegó justo detrás de ellos. Salió del auto y estuvo a mi lado
incluso antes de darme cuenta de lo que pasaba. La gran carga que yo era me dejó
sin aliento. Mi cerebro simplemente no funcionaba. Dije lo primero que me vino a
la cabeza.
—Está embarazada —grité.
El rostro de Brett se desfiguró. Como padre, sabía que él entendía lo que yo
sentía. Se alejó de mí y pateó la puerta, que salió de las bisagras. Oí la madera y el
metal. Lo siguiente que oí fue el grito desgarrador de Aubrey. Mi corazón quería
salir de mi pecho. Fue un sonido aterrador. Al menos sabía que aún respiraba.
Entraron un montón de oficiales con armas. Me tambaleé antes de estar firme de
nuevo. Vi a Brett salir corriendo de la habitación con Aubrey en sus brazos. Sus
manos temblorosas estaban atadas. Lloraba histéricamente y tenía a Bella aún en la
149 bolsa. Estaba en shock. Brett se alejó de la puerta para estar en un lugar seguro. La
dejó sobre sus pies y sacó un cuchillo de su bolsillo para cortar las ataduras. Las
muñecas de Aubrey sangraban por la profundidad de los desgarros que debió
hacerse al intentar liberarse.
Todo ocurrió tan rápido. Oí a la policía gritarle a Jeremy que bajara su arma.
Luego oí disparos. Aubrey flaqueó ante el ruido y Bella se quejó. Empecé a
examinarla. Vi que su camiseta fue rasgada a la altura del hombro. Algunas partes
de su piel estaban enrojecidas y noté la marca de un mordisco cerca de su cuello.
Mi corazón dio un vuelco cuando vi que comenzaba a filtrarse a través de la bolsa.
Su estómago sangraba. Comenzó a ponerse pálida. Parecía que estaba a punto de
desmayarse. Puse los brazos a su alrededor e hice que se sentara en el piso.
—Aubrey. Vas a estar bien. Todo va a estar bien. —Intenté sonar fuerte, pero
sabía que mi voz me delató.
Acaricié su cabello y besé su cabeza. Ella miraba fijamente al frente. Estaba en
«modo robot». Estaba preocupado. Era muy difícil verla durante sus episodios,
consciente de que no había nada que pudiera hacer. Los paramédicos llegaron con
rapidez y empezaron a ayudarla. Le quitaron la bolsa y examinaron la puñalada
que tenía en su abdomen. Quería llorar, los bebés… Tomé a Bella y la abracé. Ella
lamió mi rostro y se quejó. Nunca estuve más agradecido de la obsesión que
Aubrey tenía con el perro. El microchip salvó su vida. Fue entonces cuando me di
cuenta de que Bella también sangraba. La examiné y vi que había mucha sangre
que venía de su pata trasera. Se la di a Brett y le dije que la llevara a un veterinario.
Aubrey estaría devastada si algo le pasaba a ese perro, y yo mismo también. Él
asintió y se dirigió a su camioneta. Los paramédicos subieron a Aubrey a una
camilla y se apresuraron hacia la ambulancia.
—¡Jake! —gritó ella.
—Estoy aquí, nena. No voy a ninguna parte. —Intenté darle seguridad
mientras me apresuraba a seguirles el paso.
Subí detrás de ellos y tomé la mano de Aubrey. Cerraron la puerta y le
pusieron una vía. Uno de los médicos envolvió su muñeca con una gasa. Ella
acercó su mano a su abdomen y comenzó a acariciarlo.
—Está embarazada —le dije a la mujer que la asistía.
Ella asintió. Me enfermaba el solo hecho de pensar en perder incluso a uno de
nuestros bebés. El labio inferior de Aubrey temblaba, y me sentí inútil. Solo quería
que ella y nuestros bebés estuvieran a salvo. Deseaba ser yo el que estuviera en la
camilla. Cuando llegamos al hospital, nos llevaron rápidamente a la entrada de
urgencias. Un grupo de doctores nos esperaba. Enfurecí cuando me dijeron que
debía quedarme fuera. Cerraron las cortinas para que ni siquiera pudiera ver lo
que pasaba. Caminé, ansioso, mientras esperaba noticias. Veinte minutos después,

150 una enfermera salió y me dijo que podía entrar.


—Hola, nena, ¿estás bien? —le pregunté.
—Va a estar bien. Tuvimos que darle tres puntos de sutura en el abdomen.
Nos dijo que tenía el perro en un cabestrillo. Le puedo decir desde mi punto de
vista de que el perro le salvó la vida. De lo contrario, el cuchillo habría ido
directamente. Habría, sin duda, terminado el embarazo y posiblemente la hubiera
matado. Eres una chica muy afortunada, Aubrey Thompson —dijo el doctor—.
Vamos a admitirle en observación como medida de precaución. Que descanse un
poco y le trasladamos a su habitación en breve.
—Gracias —dije con seriedad y estrechándole la mano.
Él asintió con la cabeza y salió de la habitación.
—Aubrey, el doctor dijo que tú y los bebés van a estar bien. ¿Por qué estás tan
triste?
—Bella —lloriqueó.
—Brett está en el veterinario con ella en este momento. Harán todo lo posible
para asegurarse de que esté bien. Nena, te salvó la vida.
—Lo sé, pero ella también es mi bebé. —Las lágrimas se deslizaron por sus
pálidas mejillas.
Las aparté con las yemas de mis dedos. Puse mi mano sobre la suya y
esperamos a tener noticias. Sabía que debía llamar a Tim para hacerle saber lo que
pasó, pero quería tener el resto de los detalles primero. Esperamos por más de una
hora antes de que cambiaran de habitación a Aubrey. Una vez que estuvo en el
nuevo cuarto, la enfermera le dio un sedante para ayudarla a dormir. Empecé a
protestar, hasta que ella dijo que no era peligroso para los bebés. No tardó en
quedarse dormida. Me senté con el teléfono en mano y esperé a que sonara.
Cuarenta minutos después, alguien tocó la puerta. Alcé la vista y vi a un detective
con otro oficial.
—¿Podemos pasar? —preguntó.
—De hecho, prefiero que hablemos en el pasillo. No quiero molestarla. —
Hice un gesto hacia Aubrey.
—Está bien.
Me puse de pie y salí al pasillo. Nos quedamos justo ante la puerta para estar
pendiente de ella.
—Señor Parker, como usted sabe, la señorita Thompson tiene una orden de
alejamiento contra el señor Roberts. Esta tarde, él la secuestró con la intención de
hacer algo extremadamente siniestro. Afortunadamente, gracias a que usted pensó
en el microchip, pudimos evitar que esto terminara siendo una investigación de

151 homicidio. —Sentí que la bilis subía por mi garganta ante el pensamiento—.
Afortunadamente, bueno, no en realidad, nuestros oficiales tuvieron que utilizar
fuerza letal para derribar al señor Roberts y evitar un incidente mayor. Quiero
asegurarle que nuestro departamento hará todo lo que esté a su alcance para
terminar la investigación con rapidez para que la tenga de respaldo. Estábamos al
tanto del caso cuando nos habló sobre él hace un mes, pero no sabíamos que usted
y su novia estaban de vuelta.
—De hecho, no teníamos previsto volver sino en un par de semanas. Aubrey
no se ha sentido bien últimamente, entonces acortamos nuestro viaje para que ella
pudiera volver a casa y descansar. Solo esta mañana nos enteramos de que íbamos
a ser padres, de gemelos.
—Felicitaciones. Por favor, háganos saber si podemos serle de mayor ayuda.
Necesitaremos una declaración de la señorita Thompson cuando se sienta mejor.
Oh, y su motocicleta fue robada…
Me dio una tarjeta con la información para contactarlo.
—Sí. Sabía que podía pasar. Estaré en contacto —dije. Sabía que iba a pasar.
Volví a la habitación y me senté junto a Aubrey de nuevo. Ella murmuraba
algo suavemente mientras dormía, con su mano sobre el estómago. Puse mi mano
sobre la de ella y estuve agradecido de que los dos bebés estuvieran bien. Aún
intentaba averiguar lo que pasó esta noche. Parecía una eternidad mientras
esperaba a que sonara mi teléfono. Finalmente, lo hizo. Era Brett.
—Hola —respondí en voz baja.
—Bella va a estar bien —dijo rápidamente—. La verdad, no entiendo el
idioma que hablan los veterinarios, pero por lo que comprendí el cuchillo no
penetró nada vital. Es afortunada, sobre todo porque el cuchillo se enterró por
hasta el fondo. Acaban de terminar la cirugía y está en recuperación ahora.
—¡Gracias a Dios! —exclamé.
Aubrey se removió y me dije que tenía que calmarme.
—Brett, gracias por todo. En serio —dije, con sinceridad.
—Solo hago mi trabajo —dijo.
—Brett, pusiste tu vida en peligro para proteger a Aubrey esta noche. Te
pones en riesgo cada vez que vas a algún lado conmigo. Solo quiero que sepas que
lo aprecio, y a ti también.
—Te quiero como a un hermano, Jake. Durante los últimos meses, Aubrey se
ha convertido en una hermana para mí. El cambio que veo en ambos no es más que
un milagro. Hablo en serio. —Empezó a reír.
—Lo sé. Es una locura. —No pude evitar reírme también.

152 Realmente fue algo del destino que nos hubiéramos reunido. Éramos como
dos almas perdidas en el mundo y luego ¡Bam!
—Entonces, sobre lo que dijiste antes, que Aubrey estaba embarazada. ¿Es
cierto?
—Sí, lo supimos esta mañana. Literalmente, solo tiene cinco o seis semanas, y
son gemelos.
Pude escucharlo reír al otro lado de la línea. ¿Por qué todos piensan que el
hecho de tener gemelos es tan hilarante?
—Gemelos, ¿eh? De todas maneras, ustedes serán unos padres geniales.
—Estoy seguro de que lo intentaremos. El doctor dijo que si no fuera por
Bella, habríamos perdido a los bebés y tal vez a Aubrey. Ella los salvó.
—Apuesto a que ya no piensas que es un capullo estúpido, ¿cierto?
—Necesito que vayas a por uno nuevo antes de que la den de alta —Me
burlé.
—Lo tengo. Estaré allá una vez que termine de revisar unas cosas. ¿Quieres
que llame a Vin mientras tanto?
—No, estamos bien. ¿Por qué no vas a casa para estar con Ri y Kayley? Tengo
las cosas bajo control aquí. Te veré por la mañana.
—Llámame si cambias de opinión y estaré ahí.
—Gracias de nuevo, Brett.
—Cuando quieras, Jake, cuando quieras.
Corté la llamada y miré mis contactos. Encontré el número de Tim y puse mi
pulgar sobre el botón de enviar. Era pasada la una de la madrugada. Pensé en
esperar hasta mañana, pero ya había evitado bastante la llamada. Sonó un par de
veces antes de que contestara. Sabía que lo desperté. Le conté todo lo que ocurrió y
que ya no había que preocuparse por Jeremy, nunca más. Le expliqué que Aubrey,
los bebés y Bella iban a estar bien. Él quería venir, pero le aseguré que tenía todo
bajo control. Le dije que estaríamos allá en una semana. Él aceptó a regañadientes.
Le prometí que lo mantendría al tanto sobre cualquier cambio y que volviera a la
cama. Parecía un dèjá vù de Texas otra vez. El hospital. Aubrey en cama, pero al
menos esta vez no estaba en coma. Puse la cabeza sobre la cama e intenté conciliar
el sueño.

153
Aubrey
Desperté completamente confundida. Parpadeé un par de veces antes de que
la comprensión de lo que ocurrió me golpeara. Vino directamente a mi cabeza,
como un tren de carga. Empecé a alterarme. Jake alzó la cabeza y me miró con los
ojos muy abiertos. Se puso de pie y se sentó junto a mi cama. Aún temblaba por lo
de la noche anterior. Jeremy. Cuchillos. Bella. Disparos. Me costaba trabajo poder
clasificarlo todo. Rápidamente, recordé a los bebés y me obligué a tranquilizarme.
Miré a Jake de nuevo. Tenía una expresión de preocupación en todo su hermoso
rostro. Toqué su mejilla con la mano que no tenía la intravenosa.
—Ya no puede herirte, nena —susurró.
Comprendí que me decía que Jeremy estaba muerto. Ya lo sabía, y la mayor
parte de mí sentía una enorme ola de alivio. La otra parte sentía culpa por sentirme
de esta manera porque él aún era el hijo de alguien. Obviamente estaba
mentalmente perturbado. Pero ningún motivo justificaba sus acciones, porque
llevaría las cicatrices que dejó en mí por el resto de mi vida. El karma cobra cuentas
en el más allá también. Mi siguiente pensamiento fue sobre mi cachorro.
154 —¿Qué hay de Bella? —pregunté.
Esperaba lo peor debido a lo pequeña que era, y él me apuñaló con el cuchillo
con mucha fuerza. Era probable que la convicción en sus ojos me persiguiera toda
la vida. No bromeaba cuando dijo que quería matarme. Me sentía mal porque Bella
hubiera tenido que soportar el impacto del ataque, en especial porque ella estaba
indefensa. En retrospectiva, supongo que fue algo bueno, ya que el resultado pudo
ser mucho más grave; pero aun así, quería que estuviera bien. Ella era mi primer
bebé.
—Va a estar bien. Dijeron que el cuchillo no tocó los órganos más
importantes. Esperan que tenga una recuperación completa.
—Gracias a Dios. —Dejé escapar un suspiro de alivio.
—¿Cómo te sientes, nena? —Me miró con aprensión.
—Un poco cansada. Confundida. Pero estoy bien.
Intenté sentarme para estar más cómoda. Jake se acercó y me ayudó. Me
contó exactamente lo que los policías le dijeron. Dijo que teníamos que reunirnos
con el detective para hablar sobre mi versión de los hechos. Le dije que hiciera la
llamada para terminar de una vez con esto. Llamó a Brett primero, ya que quería
que estuviera aquí también. Después de hacer las otras llamadas, Jake levantó mi
bata de hospital para ver las suturas. Sabía exactamente lo que sentía. La noche
anterior, cuando sentí que podría perder a los bebés, todo estuvo claro. Tenía que
pasar, ellos estaban destinados a pasar. La vida no te da más de lo que puedes
soportar. Aunque es como ponerte a prueba. Brett entró a la habitación con
algunos panecillos y café. Con solo oler el café, se me revolvió el estómago. Él se
rió y me los llevó con rapidez.
—Ri tenía el mismo problema cuando estuvo embarazada de Kayley. —
Sonrió.
Metió la mano en la bolsa y me ofreció un panecillo con crema de queso. El
sabor era estupendo. Sabía a fruta prohibida. Estaba dando la última mordida
cuando los oficiales se hicieron presentes.
—Señorita Thompson, soy el detective Johnny Cruz, y él es el oficial Ryan
Consuelo —dijo mientras entraba a la habitación.
Acercaron unas sillas a la cama y el detective sacó un portátil.
—¿Puede decirme lo que recuerda de la noche anterior? —Inquirió, con
suavidad.
—Habíamos ido al doctor más temprano y lo que pensamos era cálculos
renales resultó ser nuestros bebés. Recuerdo que iba a tomar una siesta porque
estaba muy cansada. No había podido mantener la comida en mi estómago
durante la mayor parte del día, por lo que le dije a Jake que me comprara algo.
155 Cuando desperté, alguien me estaba cargando. Al principio pensé que era Jake,
porque tiene la costumbre de cargarme sobre su hombro y llevarme de así. —Lo
miré y me sonrió—. Sin embargo, no era Jake, sino Jeremy. De alguna manera,
logró atarme las manos mientras dormía. Me lanzó en la parte trasera de un auto y
condujo hasta el motel. Me arrastró al interior, y había cuchillos y velas sobre el
aparador. Mi instinto me hizo luchar, pero la última vez que me atacó noté que
cuando más luchaba más le gustaba. Decidí actuar como un participante dispuesto
y ver qué pasaba. Recuerdo que me preguntó: ¿Cómo se siente saber que vas a
morir esta noche? Lo siguiente que supe fue que cogió el cuchillo más grande y se
burló de mí con él. Tan pronto como escuchó que algo pasaba afuera, me apuñaló.
Brett entró a la habitación justo después de eso, de lo contrario, estoy segura de
que hubiera seguido apuñalándome. Brett hizo un movimiento ninja hacia Jeremy
para derribarlo. Estaba lo bastante distraído y le dio tiempo a Brett para recogerme
y correr a la salida. Luego terminamos aquí.
El detective buscó en su bolsillo y sacó un sobre de evidencia.
—¿Les parece familiar? —inquirió, mientras la sostenía.
Sentí que mis pulmones quedaban sin aire.
—Es su anillo —balbuceó Jake.
Ambos miramos mi mano al mismo tiempo, y vi que mi sustituto seguía en
su lugar. Era él, ¡él fue el que me atacó en Texas! Jake estaba enfurecido. Brett salió
de la habitación y volvió unos segundos después.
—¡Maldito hijo de puta! —gruñó Jake.
—Jake —lo regañé—. No había forma de saber que era él. Tranquilo.
—Ni siquiera puedo imaginar lo que pudo ocurrir en Texas.
—¡Esa maldita serpiente! —gritó Brett.
—¿Cuál serpiente? —inquirió el detective.
—Debería hablar con Ian Voss —Se mofó Brett.
—¿El de Blood to Bleed? —preguntó el oficial.
—El mismo. Estoy seguro de que está familiarizado con nuestra enemistad
progresiva. Bueno, es más o menos de un solo lado, pero Ian tuvo que dejarla de
lado por Jake desde el principio. Él sabría que algo como esto podía arruinarlo.
Piensa en todas las fechas de la gira que tuvieron que cancelar, además, dejó a Jake
fuera de juego. Sin embargo, se las arregló para hacer un show épico en cada
oportunidad, pero sus pensamientos siempre estaban con Audrey. Era muy
desconcertante para Jake.
¡Maldita sea! Ni siquiera había pensado en eso.
—Todo tiene sentido —dijo Jake.
156 —Vamos a hablar con él ahora mismo. Estoy seguro de que está en la ciudad,
ya que están listos para llevar a cabo ese show el sábado. Gracias por su tiempo,
señorita Thompson.
Asentí. Ellos se fueron y cerraron la puerta. Jake se acercó y me besó.
—No puedo esperar para agregar Parker a ese nombre. —Sonrió y me guiñó
un ojo.
Jake y Brett se apiñaron en un rincón como un par de gallinas. Hablaban en
susurros para que yo no los escuchara. Entró una enfermera y revisó mis signos
vitales. Dijo que pondría los papeles de alta para que pudiéramos irnos a casa.
Quería ir a casa y dormir, pero no antes de tener mi hamburguesa de queso con
tocino y pepinillos extra. Jake le dijo a Brett que saliera para poder ayudarme a
vestirme. Firmamos y tuve el paseo habitual en silla de ruedas. Esperaba que la
próxima vez fuera por una razón más positiva. Jake me ayudó a entrar al auto de
Brett.
Ni siquiera tuve que decir que se detuvieran para comprar comida. Brett
estacionó en el primer In-N-Out del camino. Me senté feliz junto a Jake en la parte
de atrás y devoré mi comida. Él llamó al veterinario y nos dijeron que querían que
Bella se quedara un par de días más. Querían asegurarse de que todo estaba bien,
sin embargo, dijeron que estaba genial. Quise protestar, pero quería que estuviera
mejor. Jake me prometió que iríamos a por ella en cuanto dijeran que podíamos
llevarla a casa.
Tres días después, salíamos de la clínica veterinaria con mi pequeña Bella.
Ella estaba feliz de verme, pero no tanto como yo. Su colita se movía a un millón
de kilómetros por hora. Incluso le pintaron las uñas de rosa mientras estuvo ahí.
Jake me ayudó a entrar a la camioneta y cerró la puerta. Acaricié la cabeza de Bella
y le di muchos besos mientras nos dirigíamos a casa.
El show Radioactivo era mañana. Jake aún estaba demasiado ansioso como
para dejarme sola en casa después de todo lo que pasó, por lo que Bella y yo
íbamos a ir al show después de todo. Los encargados del caso aún no tenían las
evidencias suficientes para probar que Ian tenía una conexión con Jeremy. Jake
también contrató a su otro guardaespaldas, Vin, para que me cuidara.
Le pedí que hiciera una parada rápida para comprar unos burritos durante el
camino a casa. Esos días mi apetito era tan voraz como inexistente. Ahora mismo,
moría de hambre. Devoré la comida de forma salvaje y prácticamente le gruñí a
Jake para que me diera el resto de la suya. Él solo sonrió y me la dio. Sacó otra
bolsa que estaba cerca de él. Era un cabrón escurridizo. Entramos a la cochera y
subimos a la habitación. Solo caminar eso me dejó exhausta. Me metí a la cama y
Jake ofreció llevarse a Bella para que yo pudiera descansar. Encendí la televisión y
empecé a ver un episodio repetido de The Golden Girls. Ese show siempre me hacía
157 partir de la risa. Cuando Jake volvió después de revisar la alarma tres veces para
asegurarse de que estaba activa, decidimos que podríamos viajar a Ohio el
domingo para comenzar a buscar una propiedad. Teníamos que ir pronto, porque
mi padre tuvo un ataque toda la semana por estar preocupado por mí.
Desperté por la mañana. Logré dormir casi catorce horas. Giré el rostro y
Bella empezó a lamer mi nariz. Le acaricié la cabeza y me senté. Fue entonces
cuando sentí el aroma… ¡Tocino! Me sentí como una súper mujer volando hasta el
piso de abajo. Jake me miró y sonrió como loco. Puse los ojos en blanco y me
acerqué al plato que estaba sobre el mostrador. Él hizo tostadas francesas y mucho
tocino. Tomó mi mano, me llevó a la mesa y me apartó una silla. Me senté y puso
el plato frente a mí. Saboreé cada bocado. Al pobre Jake se le venían un par de
meses miserables, la comida era mucho más importante que los deseos sexuales en
este momento. Terminé mi desayuno y me puse de pie para poner el plato en el
lavavajillas, pero él me lo quitó y me obligó a sentarme de nuevo.
—Es muy importante que descanses ahora. Te atenderé, señorita. Ya hablé
con todos los chicos esta mañana y hemos acordado que vamos a grabar un nuevo
álbum. Pero lo haremos en Ohio.
—¿Ah? —emití, confundida.
—Cuando construyamos la casa voy a incorporar un estudio en el sótano. De
esa manera estaré libre de viajes de. Ya lo tengo todo solucionado. Los chicos
acordaron que sería bueno salir de L.A. por un rato. ¿Crees que Smithville podrá
soportar a Battlescars? —se burló.
—Creo que nos las arreglaremos muy bien. Aunque no es necesario que
hagas eso. Entiendo tu trabajo, y sé que amas lo que haces. No quiero alejarte de
eso.
—No harás nada de eso, nena. Todo lo que me das es más de lo que jamás
pude esperar. Te amo demasiado, Aubrey Thompson casi Parker.
No pude evitarlo, me volví un desastre emocional. Estas hormonas del
embarazo eran como una maldita montaña rusa.
—También te amo, Jake Parker.

158
13
Radioactivo
Traducido por TsuParthenopadeus
Corregido por Pachi15

Jake

M
e bañé y me preparé para el show. Me vestí con un par de
pantaloncillos grises y una playera negra.

159 Estaba acabando de abrochar mis botas cuando Aubrey entró


en la habitación. Cortó mi respiración. Se veía asombrosa con un par de capris de
camuflaje y un top tanque negro.
Ella siempre estaba increíblemente sexy, pero últimamente estaba
jodidamente increíble. Esperaba pasar este último show para así poder
concentrarnos en nuestro futuro. Caminé hasta ella y la besé profundamente.
Alcancé mi bolsillo trasero y le tendí una sorpresa que encontré en la tienda el
otro día.
—¿Dónde ha estado esto toda mi vida? —chilló emocionada—. Quien quiera
que haya pensado en hacer brillo de labios sabor tocino es mi héroe. —Ella lo
abrazó con fuerza.
La besé en la cabeza y reí. Ella me golpeó con el codo juguetonamente en los
abdominales.
—¡No te burles de mí, Jake Parker! Sucede que no estoy cargo uno sino dos
bebés justo ahora. Si quiero comer tocino veinticuatro horas los siete días de la
semana, entonces simplemente vas a tener que lidiar con eso. ¿Capiche?
—Sí, mamá.
—Bien. ¿Crees que podemos conseguir hamburguesas de queso y tocino de
camino al show? Porque pintan muy bien justo ahora.
—Estoy seguro de que encontraremos la forma. No queremos que Brett y Vin
vean el oso enojado en que te conviertes cuando no has comido en unas horas.
Pensándolo mejor, tal vez deberíamos recoger un montón de cosas que puedas
picar mientras estamos ahí. Va a ser un día largo y no quiero que te vayas por
ninguna razón. ¿Capiche?
Ella gruñó, y el perro la siguió. Le tendí la correa de Bella y caminamos por
las escaleras a esperar
—Vamos, tenemos 15 minutos antes de que lleguen aquí.
La jalé para que se sentara en mi regazo y masajeé sus hombros. El timbre
sonó y fui a abrir mientras Aubrey recogía a Bella. Puse la alarma y chequé dos
veces para asegurarme de que había cerrado la puerta. Nos subimos al auto.
Presenté a Aubrey y a Vin. Le dije a Brett que mejor se detenía y le conseguía algo
de comida a Audrey. Especialmente si sabía lo que era bueno para él. Él rió y
estuvo de acuerdo en que si todos queríamos mantener nuestras partes de hombre
haríamos lo que la dama embarazada dijera.
Ella se apoyó en mi hombro y se acurrucó con Bella en su regazo.
Cada que vez que veía a ese perro veía mucho más que solo un perro, era un
pequeño ángel. Odiaba pensar en esa noche. Era difícil creer que había pasado
menos de una semana atrás. Era reciente y antiguo al mismo tiempo. Brett entró a
160 Ray’s Burger House y le ordenó a Aubrey una variedad de opciones, incluida su
hamburguesa de tocino. Él le tendió la bolsa, la cual ella aceptó felizmente. Tomó
su último mordisco justo mientras entrabamos en el lugar. Vic tenía órdenes
estrictas de no dejarla sola ni un segundo.
Fuimos escoltados por la puerta del escenario hacia los vestidores para
nuestra banda. Todos los otros chicos ya estaban ahí cuando llegamos. Kevin se
levantó en seguida y le dijo a Aubrey que tomara su asiento. Él era una madre
gallina algunas veces. Le preguntaba a ella como se sentía y bla, bla, bla. Él alcanzó
su mochila y sacó una bolsa de regalo. Se la tendió. Era una guía del embarazo
saludable y unas cuantas cajas de té de hierbas. Él era consciente de esas cosas de
la salud. Aubrey le agradeció y le dio un abrazo. ¡Qué lame culos! Blake y Derek me
sorprendieron también. Todos estaban siendo súper sensibles con Aubrey y Bella.
Le levanté una ceja a Blake.
—¿Qué? —contestó desconcertadamente.
—Nada. Solo me estaba preguntando si voy a tener que empezar a comprarte
tampones.
—Cállate, cabeza de pene —bromeó.
—Ah, él aún está ahí en algún lugar —bromeé.
—Por favor, todos estábamos preocupados por ella. Aun no puedo hacer
entender a mi cabeza que vas a ser el papá de alguien. Hay alguna mierda extraña
ahí. —Derek sacudió su cabeza como si acabara de comprender lo que dijo.
Aubrey rió.
—Acerca de eso… Son gemelos —dije con orgullo.
Todas las cabezas se levantaron hacia mí. Blake lucía como si se fuera a
desmayar. Derek estaba blanco como un fantasma. Kevin sacudió su cabeza y
susurró algo que sonó como «Figúrate».
—Eso es. Mis chicos pueden nadar —dije orgullosamente.
—¿Y ella no te mató cuando lo descubrió? —Derek rió y la miró—. Aubrey,
mereces una maldita medalla o algo.
—Yo definitivamente te la hubiera cortado justo ahí y ahora —gritó Blake.
—Oh, pensé en ello. —Aubrey sonrió y me guiñó un ojo.
Sacudí mi cabeza.
—¿Qué es esto, el día de meterse con Jake?
—No, eso es todos los días. —Blake rio.
Sacudí la cabeza y caminé para pararme junto a Aubrey. Ella comenzó a
hojear el libro que Kevin le había dado. Le hizo un montón de preguntas acerca de
cosas del libro. Luego hablamos de la mudanza a Ohio y la boda, que estaba solo a
161 dos semanas. Blake y Derek no podían esperar a conocer a la abuela Jean. Solo
podía imaginar qué palabras ella tendría para ellos y sus travesuras.
No podía esperar para descubrir dónde íbamos a construir. Yo quería
construir algo grande, así no tendríamos que mudarnos de nuevo, y así tendría una
excusa para tocar a Aubrey. ¿Puedes decir equipo de fútbol? También quería tener
suficiente espacio para cuando la compañía viniera. Sabía que quería construir una
pequeña casa de huéspedes porque quería que los chicos tuvieran un espacio para
quedarse cuando tuviéramos que grabar. Definitivamente quería algo aislado, y
planeaba poner una valla alrededor de todo. Tal vez podríamos incorporar un
foso. ¿Cuán malditamente asombroso sería eso?
Mis ideas flotaban como locas cuando vinieron a decirnos que era tiempo de
irnos. Aubrey iba a pararse a un lado del escenario con Vin y Brett, que traían
pistolas. Tomé sus manos y la ayudé a levantarse. Caminamos de la mano hacia el
escenario. Hice una revisión rápida de nuestro alrededor y la dejé con ellos, pero
no antes de tener mi beso pre-show.
Aubrey
Estaba parada al lado del escenario sosteniendo a Bella. Veía a Jake mientras
se apropiaba del centro del escenario. Tenía a Brett a mi derecha y a Vin a mi
izquierda. Ambos eran gigantes. Vin tenía probablemente de mi edad, y Jake había
dicho que boxeaba. Era del mismo peso que Brett, con músculos abultados. Veía su
arma asomándose desde su chaqueta. Miré hacia Brett, que guiñó. Supe en ese
momento que había sido embaucada por Jake. Sabía que Jake estaba preocupado
por Ian, pero, en serio, ese chico era como de mi tamaño, y probablemente más
delgado. Yo podría derribarlo sin problemas si tenía que hacerlo, y sabía que Brett
podría derribarlo con su meñique. Jake tomó su micrófono. Lo miré con su cresta
con mechas rosas. Estaba locamente enamorada de ese tipo.
—Damas y caballeros. ¡DÉJENME ESCUCHARLOS! —gritó.
El sonido que le siguió resonó por todas partes.
—¿Cómo están todos esta noche? Empezaremos esta noche con una canción
162 que estará en nuestro próximo álbum una vez que vayamos al estudio. Se llama
Life Starts Now, y es dedicada a mi increíble prometida. Te amo, bebé.
Sabía que habían estado tocando algunas nuevas canciones, pero no tenía
idea de que tenían una canción, con música y todo. La canción era básicamente
acerca de dejar ir al pasado y abrazar el futuro.
Vi el show sintiéndome agridulce por todo. Vi los últimos tres meses y
medio. Era tan surrealista. Casi se veía como si Jake me hubiera sido enviado para
ayudarme a sanar. Cuando lo conocí estaba asustada. Creí que me estaba
protegiendo alejándolo. De alguna forma, él se las arregló para meterse en mi
mundo y directamente en mi corazón. Brincaba por el escenario como loco. La
multitud estaba completamente cautivada por él. Yo estaba impresionada, como
siempre. Finalmente, cuando terminaron el programa, tiró la toalla y caminó hacia
mí. Me levantó y envolví mis piernas alrededor de su cintura. Le tendí a Bella a
Brett para que la salvara de caer o ser asfixiada. Jake se inclinó y me besó, dejando
sudor en mi cara. No lo tendría de otra forma. Traté de bajarme, pero no me dejó.
Comenzó a caminar hacia los vestidores con los guardias flanqueándonos. Se
detuvo a medio paso.
—Hola, imbécil, buen truco el que intentaste hacer. En verdad lo aprecio, cara
de mierda —gritó.
Me giré para ver que estaba hablando con Ian. Bella empezó a ladrar como
loca. Su cabello oscuro estaba amontonado hacia un lado. Él sonrió a Jake, y lo
sentí tensarse. Moví mi cabeza y lamí su cuello en un intento de distraerlo. No
quería que entrara en una pelea con Ian, porque definitivamente no valía la pena.
Estaban metidos en un concurso de miradas. Jake no respondía como esperé.
Mordí el lóbulo de su oreja gentilmente. Eso atrapó su atención, pero aún se
mantuvo inmóvil.
—Jake, solo vámonos —rogué. Sabía que quería escucharme, pero su orgullo
de macho y esas cosas no le dejaban moverse—. Esto no va a cambiar nada. Deja
que el karma se encargue de eso. Todo lo que viene va…
—¿Estás dejando a tu mujer mandarte así, Parker?
Jake empezó a temblar. Me incliné a su oído y susurré:
—Bebe, estás todo sudado, y realmente te necesito justo ahora… Vamos a casa.
Por favor. —Y terminé con un gemido.
Eso lo hizo. Empezó a caminar hacia la puerta trasera. Vi sobre mi hombro y
a Vin verificando el cuerpo completo de Ian. Blake y Derek emergieron de algún
lugar y vieron el final de las cosas. Blake lucía como un asesino. Derek muy
molesto. Observé a Blake mientras caminaba hacia Ian y lo golpeaba directamente
en la garganta. Kevin apareció después.
—Estaba pensando que un objeto contundente contra la caja de voz haría de
163 tu voz menos molesta. Eres un pedazo de mierda sin corazón y sin pene —escupió
Blake en su cara, y, enfurecido, pateó un bote de basura en el proceso.
—No sé cómo te ves en el espejo —se burlaba Kevin—. ¿Es Jake Parker tanta
amenaza para ti que necesitas rebajarte para contratar a su acosador?
Jake se detuvo y dio la vuelta. Ian se veía como un ciervo encandilado por los
faros.
—No sabía que él era su acosador hasta que la policía me lo dijo el otro día.
Jeremy dijo que solían salir, pero no sabía que nada más había pasado. Creo que
Jeremy lo tenía todo planeado desde el principio —tartamudeó él—. Mark dejó la
gira a la mitad sin ninguna notificación después del concierto en Texas, y
necesitábamos un nuevo bajista. Él prácticamente apareció de la nada. Era
realmente bueno, así que lo tomamos como reemplazo sabiendo que eso molestaría
a Jake.
Los puños de Derek se cerraron tan fuerte que podía ver cada tendón en su
mano claramente. Si las miradas pudieran matar, Ian hubiera estado muerto justo
donde estaba parado.
—El tour se acabó, y no vamos a tener otra razón para vernos otra vez. Me
puedo ver muy relajado y suave, pero si siquiera respiran en nuestra dirección, yo
personalmente te sacaré del camino. ¿Entiendes? —bramó Kevin
Nunca lo había visto enojado antes. Era, de hecho, intimidante. Ian asintió
ansiosamente.
—Buen, ahora ve a cambiar tu ropa interior —ladró.
Miré hacia abajo y vi la parte frontal de los pantalones de Ian mojados. Se
orinó encima. Ahí fue cuando supe que no podía saber acerca de los planes
siniestros de Jeremy. Ian era todo ladrar y no morder, a pesar de lo que quería que
la gente pensara. Jalé el cabello de Jake para tener su atención de vuelta a mí. Me
miró con cariño. Me moví para besar sus labios. Continuamos besándonos
mientras caminaba hasta que estuvimos a salvo dentro del auto. Bett me tendió a
Bella, y ella lamió la cara de Jake y movió su cola. Les dije que pararan y me
consiguieran un batido de banana camino a casa. Lo sorbí felizmente. Cuando
llegamos, Brett insistió en tomar precauciones y checar el lugar entero antes de
permitirnos entrar. Fuimos directos a la habitación con la intención de empacar
para Ohio, ya que nos íbamos por la mañana. Al segundo en que Jake se quitó la
camisa, estuve demasiado distraída para hacer cualquier cosa, excepto con él. Me
acerqué más y puse los brazos alrededor de él, respirando su colonia. El
embarazado mejoraba mi sentido del olfato, y él olía incluso mejor que antes. Miré
hacia él con los ojos llenos de lujuria.
—Te necesito —susurré.
No necesité decir nada más. Hicimos un trabajo rápido con el resto de
nuestras ropas. Me besó. Me devoró. Me levantó, envolviendo mis piernas
164 alrededor de su cintura, y caminamos hacia la pared para quitar la alarma. Me
cargó hacia las puertas de vidrio deslizables y las abrió, conduciéndome hacia una
de las sillas. Me bajó cuidadosamente y besó mi cuello, pechos y mi estómago,
deteniéndose para prestar atención extra a los bebés antes de terminar en mi
centro. Levantó mis piernas y las puso sobre sus omóplatos, y lamió por mi
humedad caliente, prestando especial atención a mi nudo hinchado. Solo tomó un
par de movimientos circulares con su lengua talentosa antes de que estuviera
retorciéndome debajo de él.
Levantó la cabeza mirándome contento. Dirigió su enojada erección a mi
entrada, lentamente empujando hasta que me llenó completamente. Estar así me
hacía sentirme completa. Él entró y salió al ritmo de las olas. Corrí mis dedos por
su cabello, mirando a su hermosa cara. Mi corazón se hinchaba con el amor que
sentía por él. Me estaba empujando más cerca y más cerca del orgasmo. Cuando
vino, fue como ver las estrellas, glorioso. Lo sentí engordar y rellenarme. No quería
que este momento terminara. Me recogió y me cargó hasta el baño. Me sentó en el
tocador y me limpió antes de ponerme en la cama. Me puse de lado y cerré los ojos
sintiéndome eufórica.

***

Encontramos una bonita propiedad, no muy lejos de la de mis padres. Eran


diez acres, y podíamos empezar a construir de inmediato. Jake hizo los arreglos
para reunirnos con el arquitecto hoy, así que eso es lo que hacíamos. Él tenía todo
esto que quería incorporar. Yo quería una cocina, una habitación y un baño. Esos
eran mis imprescindibles. Fuimos hacia la oficina y Jake vino a ayudarme a salir
del auto, como si fuera incapaz de abrir mi puerta.
Cuando entramos Nick, el arquitecto, nos saludó. Nos metió en su oficina,
donde tenía una gran pantalla táctil con algunos planos ya redactados. Jake era
como un niño en la tienda de dulces. Hablamos de lo que queríamos y
necesitábamos. Dejé que Jake manejara el dinero, porque yo ni siquiera sabía
cuánto iba a costar toda esta cosa. Probablemente iba a terminar dándome
pesadillas. Para cuando nos fuimos, los planos ya estaban hechos. Hice que Jake
bajara de doce habitaciones a ocho. Traté con cinco, pero fue vetado por ambas
partes. En lugar de eso, la casa de huéspedes tendría cinco y su propio estudio.
Algunas de las ideas que tenía Jake me dejaron realmente impresionada.
Paramos con mis padres y recogimos algunos sándwiches para comer. Hoy
también era el día en que haríamos los toques finales a los planes de la boda. No
nos quedaba mucho tiempo antes del gran día. Necesitábamos conseguirle un
boleto de avión a quien no tuviera, asegurarnos de que tenían arreglos para
recogerlos del aeropuerto y transportarlos al rancho. Estaba feliz y nerviosa.
165 Realmente esperaba que me agradara Ron, y al revés. Parecía alguien
verdaderamente especial para Jake, y era extremadamente importante para mí que
nos lleváramos bien. Sé que lo veía como un mentor, pero Ron parecía ser su figura
paterna. Una vez que todo estuvo resuelto fui a acostarme, porque estaba exhausta.
Demandé que Jake viniera conmigo y nos acurrucáramos mientras tomaba la
siesta. Siempre dormía mejor cuando él estaba ahí.
—¿Jake, recordaste tu falda en la mañana? —bromeó mi papá mientras
rodaba sus ojos.
—Cállate, viejo. Todos sabemos que Aubrey lleva los pantalones de la
relación —dijo Jake.
—¡No lo olvides! —le dije en broma.
Esos dos eran diferentes cuando estaban juntos. Estaba Agradecía que se
llevaran tan bien, especialmente porque era la niña de papá y no veía un cambio.
Mi papá amaba a Jake con todo su corazón. Se metían con el otro sin compasión, y
era muy entretenido verlo. Me acurruqué con Jake y cerré los ojos.
14
Ranchos y heridas
Traducido por nelshia
Corregido por Pachi15

Aubrey

L
legamos al rancho de Ron la semana anterior a la boda. Planeamos
llegar primero, para poder tener un par de días para llegaran a
conocerse y asegurarse de todo se montó correctamente.
166 Jake todavía no le había dicho sobre los bebés, y estaba a punto de reventar
por darle la noticia. Había un coche esperándonos en el aeropuerto. Cargaron las
bolsas el maletero y Jake le dio al conductor la dirección. Manejamos por más de
una hora en mitad de la nada. No había nada en millas, literalmente, excepto algún
cactus de vez en cuando. Finalmente llegamos hasta un camino con una puerta.
Todo el lugar estaba rodeado por una valla. Jake sonreía de oreja a oreja. Presionó
un código, y la puerta se abrió. Contuve la respiración tratando de calmar mis
nervios. Jake frotó mi mano para tranquilizarme. Agarró nuestro equipaje y sacó
un llavero de su bolsillo. Abrió la puerta y llamó a Ron.
Un hombre dio la vuelta de la esquina en una silla de ruedas. Tenía el pelo
blanco como la nieve y llevaba un sombrero de vaquero negro.
Él sonrió, con la más brillante y blanca sonrisa que jamás hubiera visto. Jake
puso a Bella en el suelo, y ella salió corriendo para explorar.
—Jake, hijo mío. Estás aquí. —Ron sonrió. Jake se inclinó para abrazarlo—.Te
he extrañado, hijo. —Él acarició la espalda de Jake.
Mi corazón se hinchó y me sentí llorar. Malditas hormonas del embarazo.
—Pops, me gustaría que conocieras a mi hermosa prometida, Aubrey.
Aubrey, este es Ron.
—Es una belleza, Jake. —Él me miró—. Es un placer conocerte, Aubrey.
—A ti también. —Me sonrojé, sintiéndome avergonzada.
—Vamos, tengo a Janine colocando un festín para ustedes antes de irse.
Podemos sentarnos y ponernos al día. Bueno, yo ya estoy sentado, pero ya se
hacen a la idea —bromeó.
Ron tenía un aura cálida. Se podía decir, sin duda, que era una persona de
buen corazón, y de inmediato me sentí cómoda. También sentí una enorme oleada
de alivio. Miré alrededor de la casa. Era de espacios abiertos y estaba decorada
principalmente en tonos tierra. Nos fuimos a la cocina. Jake sacó una silla de la
mesa para que me sentara. Me senté, y Jake fue alrededor a hacer algunos platos de
comida.
—Me alegra ver que todavía tienes modales, muchacho. Yo puedo estar en
una silla, pero aun así encontraría una manera de patearte el culo. —Jake sonrió y
se rió—. Háblame de ti, Aubrey.
—No hay mucho que contar. Soy de Ohio, y trabajo como azafata para la
pequeña aerolínea de mi padre.
Jake se aclaró la garganta.
—Solías, bebé. Solías trabajar como azafata. —Sonrió.

167 —Lo que sea. —Puse los ojos en blanco y me volví hacia Ron—. Soy hija
única y diría que vengo de una buena familia. Eso es todo —dije tímidamente.
—Es modesta. Me gusta eso en una mujer, Jake. —Él me miró y me guiñó un
ojo. Le devolví la sonrisa—. Estoy tan feliz de que ustedes dos estén aquí. Gracias
por hacer la boda aquí, significa mucho para mí.
—Pops, yo no lo haría de ninguna otra manera. Lo sabes.
—Lo sé, hijo.
Jake colocó los platos delante de nosotros y se sentó a mi lado. Empecé a
escoger mi comida.
Uno de los quesos olía, y me hizo sentir muy asqueada. Tenía un nudo en la
garganta. Hice mi mejor esfuerzo para cubrirlo, pero tuve que empujar el plato
antes de vomitar. Jake se dio cuenta y sonrió.
—Pops, tenemos algunas noticias... Íbamos a esperar hasta esta noche para
decirte.
—Escúpelo, muchacho. —Ron sonrió. Levantó el tenedor para poner un
pedazo de melón en su boca.
—Vas a ser un abuelo —sonrió Jake.
—¿En serio? —preguntó Ron con escepticismo.
—Por supuesto. —Jake buscó en su bolsillo trasero y sacó su billetera.
Sacó la foto del ultrasonido y la empujó hacia Ron. Él la recogió y la miró con
lágrimas en los ojos. Fue emotivo simplemente verlo, y me empezó a llorar con él.
—Aubrey, no sé si Jake te dijo que esto o no, pero nunca fui capaz de tener
hijos propios. Estuve casado con el amor de mi vida. Lamentablemente, hace unos
años fue trágicamente atropellada por un conductor borracho. Estaba ya en mis
cuarentas cuando sucedió, y no volví a casarme. En su lugar, terminé poniendo
todo lo que tenía en devolver. Era eso o el suicidio. Empecé a trabajar con un
grupo de mentores para jóvenes, y así fue como conocí a Jake. Era un niño tan
perdido cuando lo conocí. Una cosita escuálida, eso era. —Se secó los ojos con un
pañuelo y tomó un largo sorbo de agua—. Años más tarde traté de adoptarlo. Ellos
no lo vieron como un ambiente apropiado porque yo era solo un hombre de
mediana edad. De todos modos, pienso en él como mi hijo. Me aseguré de que no
importara donde estuviera, pasaría todo el tiempo posible con él. Entonces, un día
traje a Jake a mi casa, y él se acercó y cogió mi vieja guitarra. Verás, cuando era
joven, en los años setenta, solía tocar con un grupo de chicos. Vi que tenía talento y
me aseguré de que le dieran lecciones y tuviera todo lo que necesitaba para
progresar. El resto es historia —dijo con orgullo.
Yo era un completo desastre lloriqueante.
168 —E… eso es maravilloso —lloré.
Jake se acercó y me frotó la espalda.
—Fue mucho más que eso, y tú lo sabes —le dijo Jake.
—Sólo porque te repartieron una mano de mierda no quiere decir que
tuvieras que jugarla. Eres un chico inteligente, y has hecho que me sienta
orgulloso, hijo.
—Gracias, pops.
Me di cuenta de que Jake comenzaba ponerse emotivo.
—Son gemelos —rió Jake tratando de cambiar de tema.
—Por supuesto que lo son. —Ron sacudió la cabeza riendo.
Nos dirigimos hacia afuera para ver dónde iba a tener lugar la boda. Era un
hermoso terreno. Había una fuente un poco fuera del camino donde diríamos los
votos. Ya podía imaginarme todo el asunto. Mis padres, mi abuela Jean y Piper
estarían aquí en un par de días, junto con Mark. Mamá Bee y Rosie llegarían para
preparar toda la comida. Penélope venía con su mamá y su papá. Se emocionó
muchísimo cuando Jake le pidió que fuera nuestra dama de honor y los médicos
dijeron que estaba bien. Blake, Derek, Kevin y su novia, Bryn, llegarían en la noche
del miércoles.
Brett, Ri y Kayley vendían de último minuto ya que Jake los envió a terminar
la gira de vacaciones. Esa era toda la lista de invitados, ya que queríamos
mantenerlo lo más pequeño posible, sólo con la gente que más nos importaba.
Jake se excusó para responder el teléfono. Tuvo una breve conversación con
el capataz de la empresa constructora que contrató para supervisar la construcción.
Se suponía que iban a comenzar la excavación de los cimientos de la nueva casa
mañana. Mis padres estaban emocionados porque viviéramos tan cerca,
especialmente con los niños llegando. Nos sentamos al aire libre la mayor parte del
día. En la cena, comimos pollo a la parrilla alrededor del fuego. El cielo estaba tan
claro que se podía ver cada estrella.
Nos despedimos de Ron y nos retiramos a la habitación de Jake. Me guió
hasta donde estaba su habitación, el otro lado de la casa, y abrió la puerta.
La habitación era muy del estilo de Jake. Las paredes eran de un azul
brillante. Tenía una cama de matrimonio de madera, con un edredón de color teja.
Había un aparador contra una pared y una pantalla plana gigante colgando de la
otra. Bajó nuestro equipaje y me llevó al baño. Había una bañera hundida en el
suelo. Sonreí hacia él. Abrió el grifo y sacó mi camiseta por encima de mi cabeza.
169 Besó su camino hacia abajo por la garganta.
—Te amo —susurró en mi oído.
Se sacó la camiseta por la cabeza y me ayudó salir de mis pantalones cortos.
Bajé hasta el agua tibia. Se deslizó a mi lado. Me acerqué para estar a horcajadas
sobre su regazo. Lo miré a los ojos. Me sentía completamente atrapada en él. Puso
su mano a un lado de mi cara. Me incliné hacia ella. Los dos estábamos
completamente perdidos en el momento.
Me encantaba estar piel con piel con él. Nos hacía sentir casi como si
fuéramos uno. Me levanté lentamente y bajé sobre su dureza. Lo besé
apasionadamente y comencé a moverme, despacio. Envolvió sus brazos alrededor
de mí y me mantuvo cerca todo el tiempo. Encontramos nuestra liberación juntos,
y fue un momento poderoso para mí. Después de todo lo que habíamos pasado en
tan poco tiempo, estábamos aquí. Nos íbamos a casar y teníamos una familia en
camino. Jake siguió besándome, negándose a salir de mí. Finalmente, me ayudó a
salir de la bañera y me secó, besando donde estaban los bebés.
Cuando me desperté a la mañana siguiente me vestí apresuradamente.
Tuvimos que ir a la ciudad para obtener nuestra licencia de matrimonio. Escogí un
vestido veraniego amarillo con flores blancas y me puse un par de sandalias.
Añadí un clip de una flor amarilla en mi pelo y me dirigí a la cocina. Jake reía
y bebía una taza de café con Ron. En cuanto me vio, se acercó a darme un beso de
buenos días. Le dije hola a Ron y me serví un vaso de jugo de naranja. Jake ya tenía
mi vitamina lista y la metió en mi boca.
Desayunamos juntos antes de dirigirnos a la ciudad. Entramos en la corte y
llenamos todos los trámites necesarios. Nos dijeron que podríamos recogerlo en
dos días. Jake me ayudó a volver dentro de la camioneta de Ron y empezó a ir en
la dirección opuesta de donde veníamos. Condujimos por quince minutos antes de
que Jake se detuviera frente a un deteriorado edificio de apartamentos.
—Aquí es donde crecí —dijo solemnemente.
Miré al grisáceo edificio en ruinas, cubierto de graffiti. Mi corazón se hundió
al pensar que un niño tenía que crecer en un lugar como este. No cualquier niño,
sino Jake. Sabía que había nacido en un conjunto de circunstancias fuera de su
control, pero todavía dolía. Se podía ver claramente que este lugar era sombrío,
incluso durante el día. Sólo podía imaginar cómo lucía por la noche. Se inclinó
sobre el volante y miró el edificio que alguna vez fue su hogar. Creo que buscaba
algún tipo de cierre. Me acerqué y puse mi mano en la suya. Entrelacé nuestros
dedos, y él llevó nuestras manos a sus labios y besó la mía. Él echó un último
vistazo antes de conducir lejos.
Dijo que quería hacer una última parada antes de ir al rancho. Se detuvo en
un puesto al lado de la carretera y cogió un ramo de flores. Fuimos en coche hasta
170 el otro lado de la ciudad y paramos en un cementerio. Él no se detuvo hasta que
estuvimos casi al final. Sacó las flores. Se acercó a mi lado y abrió la puerta. Salí,
tomé su mano y me condujo por el camino. Nos detuvimos en una lápida de color
rosa. Era la de su madre.

Crystal M. Parker
Que los ángeles te guíen a casa.
03/11/1970 - 22/12/1997

Hice los cálculos en mi cabeza. Ella había muerto hace dieciséis años, que era
la edad que tenía cuando tuvo Jake. Él era casi de la edad que tenía ella cuando
murió, y ella habría tenido cuarenta y tres ahora. Miré a la fecha de fallecimiento.
Murió justo antes de Navidad. Como de costumbre, él sabía lo que estaba
pensando.
—Ella murió justo antes de Navidad. Ni siquiera sabía lo que era la Navidad
aparte de que lo que veía en la televisión y lo que los chicos de la clase solían decir.
Solían estar realmente entusiasmados, pero nunca tuve una Navidad de pequeño.
Ella me haría panqueques siempre que no estuviera muy colocada. Mi primera
Navidad real fue con Ron, cuando tenía doce años. Él me consiguió esta brillante
guitarra roja Gibson. Nunca lo olvidaré. Me dio un par de libros para principiantes
y me ayudó a aprender todas las cuerdas. Cuando estuve listo, que me enseñó a
escribir música. Alguien irrumpió en la apartamento de Blake y mío cuando nos
mudamos a L.A y la robó. Yo, literalmente, busqué por todas partes durante meses
para ver si podía encontrarla. Revisé cada casa de empeño en Los Ángeles, pero
nunca la encontré.
Él se arrodilló y colocó las flores frente a la lápida. Sabía que a pesar de que
no tenía un montón de recuerdos agradables con ella, aún la amaba. El amor de un
niño es incondicional.
Desafortunadamente, algunos padres no se lo merecen. Creo que ella quería
mejorar. Simplemente no tenía las habilidades para lograrlo. Amaba más las
drogas. Creo que esa es la razón principal por la que Jake simplemente fundó un
centro de rehabilitación para las madres con niños pequeños cerca de Phoenix.
Tenía la esperanza de que estuviera abierto a finales de año. Iba a ser un lugar
seguro, con un parque infantil y un montón de apoyo a las madres. Iba a ser
nombrado The Crystal Parker House en su memoria. Su principal objetivo era
conseguir ayuda a la gente que quisiera salir de su situación, y darles la capacidad
de contenerse para construir una vida mejor. Me encantaba su humanidad.
Siempre pensaba que había más que hacer, y decía que era la principal ventaja de
ser famoso. Si adjuntabas tu nombre a algo, se haría.

171 Vi cómo presentaba sus respetos. Quería decir algo para consolarlo, pero
estaba sin palabras. Nunca me gustó "lo siento" en cosas como estas. Parecía
carecer de significado. En su lugar, puse mi mano sobre su hombro, mostrando mi
apoyo. Él puso su mano sobre la mía. Parecía perdido en sus pensamientos.
—No sé si puedes oírme o no. Sé que realmente no he venido aquí mucho,
pero quiero que sepas que estoy bien. No te odio. Me gustaría que hubieras sido
capaz de cambiar, pero voy a tratar de ayudar a otros como tú en tu honor. —Se
limpió una lágrima del ojo—. Me voy a casar en un par de días con la chica más
fuerte que he conocido. Su nombre es Aubrey, y es increíble. No sé si nos
hubiéramos conocido si las cosas fueran diferentes, y no me gustaría tener una
vida sin ella. Voy a ser papá en unos meses, también. No voy a cometer los mismos
errores que tú. Voy a ser el mejor padre que pueda por mis hijos. Más importante,
van a saber lo mucho que jodidamente los amamos. Sé que me amaste, a tu
manera, al menos creo que lo hiciste. No sé cuándo podré volver, pero sólo quería
hacerte saber que te perdono.
Me sequé las lágrimas con mi mano libre. Había llevado esa carga durante
mucho tiempo, y era finalmente capaz de dejarlo ir. No hablamos demasiado sobre
el pasado, porque era de poca importancia ya. Le hice saber sobre de Jeremy, y
nunca hablé de nuevo después de eso. Agradecí que entendiera y nunca me
empujó a hablar sobre eso de nuevo. Estoy segura de que siempre habrá factores
desencadenantes que me pongan en marcha. Pero, en su mayor parte, he sido
capaz de volver a una vida normal.
Él me enseñó lo que es un toque de amor, y sé que nunca me haría daño. Creo
que es lo mismo con su madre, pero ha sostenido esa carga por mucho más tiempo.
Tuvo que tratar con la situación mucho más tiempo que yo, básicamente toda su
infancia.
Me preguntaba cómo habría sido la vida si nunca nos hubiéramos conocido.
¿Y si él hubiera tenido una niñez normal con padres normales? ¿Sería la misma
persona que es hoy? ¿Seguiría siendo el vocalista de Battlescars, o estaría haciendo
algo más? Pensé lo mismo sobre si esa noche con Jeremy nunca hubiera sucedido.
¿Cómo de diferente habría sido mi vida? Entonces me di cuenta de que no
importaba, porque nuestro pasado era exactamente eso. Nos teníamos el uno al
otro ahora, y eso era todo lo que importaba.

172
Jake
Estábamos en el aeropuerto esperando a que la familia de Aubrey aterrizara.
Recogimos nuestra licencia de matrimonio en el camino. ¡No podía creer que
estuviera a sólo un par de días! Miré a mi hermosa prometida y sonreí. Aubrey y
Ron se llevaban impresionantemente bien, y él la adoraba. Sabía que lo haría.
Tuvimos la oportunidad de hablar anoche, después de que Aubrey se fue a dormir.
Me recordó cuando yo era un adolescente. Lo miraría como si fuera un loco, un
viejo, pero lo escucharía de todos modos. Resulta que él tenía razón en el 99...
Hazlo el 100% de lo que me dijo. Le di las gracias por ser el padre que nunca tuve y
por todas las oportunidades que me brindó, desde mi primera guitarra y lecciones
hasta darme el dinero para mudarme a L.A. y seguir mi sueño, y todo lo del
medio.
Tuve la suerte de estar rodeado de gente tan desinteresada, Aubrey incluida.
Ella siempre pensaba en los demás antes que en ella, lo que sería una de sus
mejores cualidades como madre. Ya nada iba a ser sobre nosotros, porque íbamos a
tener unas pequeñas personas de las que preocuparnos. No podía esperar a que
173 comenzara a mostrar la barriga. Su vestido llegó anoche. Ella tenía la esperanza de
que todavía le quedara porque ganó un kilo desde se lo probó. Me ofrecí a
ayudarla a ponérselo, pero dijo que era mala suerte y que iba a esperar a su mamá
y a Piper para que la ayudara. Estaba ansioso de presentar a Tim y a Ron.
Vi como el pequeño avión aterrizaba en la pista. Salí para ayudar a Tim a
cargar el equipaje en la camioneta. Una vez que todo estuvo cargado tuvimos que
meter a todos dentro. Nosotros pusimos a Tim, Caroline, Piper y Mark en la parte
de atrás y Aubrey y la abuela Jean delante conmigo. Por suerte, era una camioneta
grande. Encendí el motor y nos dirigimos de nuevo al rancho.
Aubrey hablaba animadamente con su mamá y Piper sobre la boda y cómo
quería que se colocara todo. Estaba tan emocionada que era contagioso. Me habría
emocionado de todos modos, pero verla así sólo lo hizo mejor. La abuela Jean se
quejaba sobre querer parar en una gasolinera a por cigarrillos. Tim y Mark se veían
como si estuvieran rodeados por demasiado estrógeno y necesitaran una cerveza, o
varias. Cuando nos detuvimos en el rancho, todo el mundo prácticamente saltó de
la camioneta, excepto Aubrey.
—Te amo. —Ella sonrió y acercó a la suya.
—Te amo más —susurré antes de besarla como un loco.
Hubo un golpe en la ventana. Tim estaba afuera, sosteniendo su muñeca
hacia arriba y dando golpecitos en el reloj. Aubrey se puso roja y comenzó a reírse.
Negué con la cabeza y la besé por última vez antes de abrir la puerta.
—Estamos esperando —bromeó él.
Agarré un par de maletas y los conduje hasta la puerta principal. La mantuve
abierta para que todos pudieran entrar. Ron rodó en el hall de entrada con una
enorme sonrisa en su rostro. Bajé las maletas e hice las presentaciones. Aubrey y yo
les mostramos a todo el mundo a sus habitaciones y les dijimos que se arreglaran
para la cena. Íbamos a hacer una barbacoa en la parte trasera esta noche, ya que yo
iba a cocinar. Les dijimos que nos encontraran en la sala de estar en una hora.
Aubrey agarró mi mano y me llevó de vuelta a nuestra habitación. Cerró la
puerta y la aseguró. Me empujó hacia atrás hasta que estaba en la cama. Se inclinó
y empezó a besarme de nuevo. Frotaba su culo a propósito contra mi entrepierna,
poniéndome lo suficientemente duro para aplastar diamantes. Llevaba una faldita
corta hoy, así que moví sus bragas a un lado y comencé a acariciarla suavemente.
Ella gimió en mi boca un par de veces antes de que me moviera, de manera que
ella estaba de espaldas. Me desabroché el pantalón y me sentí mal por no
sacármelos, pero era un polvo rápido por la tarde, después de todo. Poco a poco
me hundí en ella. Poco a poco construí un ritmo. Sus manos agarraros el edredón
antes de agarrar mi culo y hacerme moverme a su ritmo. La sentí detonar a mi
alrededor, y sabía que no podía aguantar mucho más. Ella se inclinó y me susurró
al oído.
174 —¡Jódeme, Jake! —ronroneó—. Por favor... siempre eres tan amable conmigo.
Quiero que me folles duro y rápido. Por favor —suplicó ella.
Sólo oírla hablando así fue suficiente para hacerme perderlo. Al principio no
quería porque estaba preocupado por los bebés, pero hablamos con el doctor e hice
mi propia investigación. Todo decía que estaba perfectamente bien, así que me
eché hacia atrás y me estrellé contra ella. Cogí el ritmo y si sus gemidos eran
alguna pista, a ella le gustaba, y mucho. He creado un monstruo. Seguí empujando, y
me di cuenta de que estaba cerca otra vez. Otros tres empujones y la sentí como un
férreo agarre apretándome. Mis bolas se apretaron, y encontré mi liberación en su
interior.
—¡Santa mierda! Eso fue increíble... —Ella sonrió.
—Siempre es increíble, siempre y cuando sea contigo, bebé. Te amo.
Cada vez con ella parecía mejor que la anterior, a excepción de la primera. No
cuento esa porque pasará a la historia por ser la mejor noche de mi vida hasta
entonces, sin comparación. La abracé por un par de minutos antes de correr al
baño para conseguir una toalla. Volví a la habitación y la limpié. Verla extendida
en la cama así sólo me hizo quererla de nuevo. Miré mi reloj. Estuvimos en eso
durante casi cuarenta y cinco minutos, y todo el mundo estaría esperando por
nosotros. La ayudé a levantarse y la guié a la sala antes de que cambiara de
opinión.
Afortunadamente, estábamos en el otro extremo de la casa, así que nadie
pudo oírnos. Creo que a pesar de que nos íbamos a casar y Aubrey ya estaba
embarazada, Tim querría patear mi trasero. Probablemente iba a tener sólo hijas
sólo por el karma. De hecho, probablemente deberíamos simplemente nombrar a
nuestra primera hija Karma y ahorrarle a todos problemas, así podían decir que
Karma lo hizo. Había estado tratando de pagar una indemnización en forma de
buenas acciones durante mucho tiempo, pero no podía ni imaginar la cantidad de
corazones rotos que llevé a...
Llegamos al mismo tiempo que Piper.
—¡Oh Dios mío, ustedes lo acaban de hacer! —gritó.
—Cállate —susurró Aubrey gritando—. Por lo menos recibo algo. —Ella
sonrió.
—Me has pillado —bromeó.
Entramos en la cocina y reunimos todos los ingredientes para la cena y
preparamos todo en el exterior. Encendí la parrilla mientras Aubrey iba a buscar a
Ron de su siesta. Piper estaba poniendo la mesa. Todo el mundo salió un par de
minutos más tarde. Me puse el delantal de Ron de «Besa al cocinero» y tiré unas
hamburguesas en la parrilla. Les entregué a Tim y a Mark una muy necesaria

175 cerveza y seguí a lo mío. La abuela Jean estaba sentada al lado de Ron, bebiendo su
whisky y fumando un cigarrillo. Esos dos se cayeron bien enseguida,
probablemente porque ambos tenían un encanto perspicaz. Aubrey hablaba con su
mamá y Piper. Hice la comida y miré a mi gran familia feliz. Estaba más que
agradecido.
—¿Quieres un poco de ayuda, cariño? —preguntó Caroline.
—Caroline, la parrilla es un trabajo de hombres. ¿No es cierto, Jake? —
bromeó Tim.
—Lo que sea que él diga. —Me reí negando con la cabeza.
Regla de hijo político #1: siempre estar del lado del suegro.
—Que chico. —Él me dio una palmada en el hombro.
Las chicas sólo silbaron.
—Timothy Andrew Thompson, o te portas bien o voy a ir a azotarte —gritó la
abuela Jean desde el otro lado del camino—. Puede ser que tenga casi ochenta
años, pero aún te llevaré sobre mis rodillas.
Ron la miró pensativamente. Conozco esa mirada...
Puse todo en los platos y los coloqué sobre la mesa. Todo el mundo comió, e
incluso recibí algunos halagos por mis habilidades. Está bien, sólo Aubrey me
felicitó, pero también contaba. Nos sentamos y hablamos. Empecé un fuego en la
chimenea y entré para obtener lo demás.
Les di a cada uno un pincho y un puñado de bombones. Asé a la perfección el
de Aubrey y se lo di. Me di cuenta de que Ron me miraba. Cuando lo miré, asintió,
dejándome saber que creía que estaba haciendo un buen trabajo. Su aprobación
significaba más para mí que cualquier otra cosa. Solo esperaba que un día pudiera
ser la mitad del hombre de lo que él era. Hacia las once, todos se retiraron.
Teníamos que levantarnos temprano porque iba a venir gente a hacer algunas
cosas antes de la boda.
A la mañana siguiente, me levanté antes del amanecer y fui a la cocina. Puse
la cafetera para que estuviera lista cuando todo el mundo se levantara. Tomé un
poco de fruta de la nevera y la corté. Entonces decidí probar mi suerte y hacer una
cazuela de desayuno. Casi había terminado cuando Ron giró en la habitación. Me
miró y sonrió.
—¿Qué haces? —preguntó.
—Tratar de hacer el desayuno. —Me reí.
Terminé de espolvorear un poco de queso cheddar encima y lo puse en el
horno.

176 —Parece que has hecho un buen trabajo. Esperemos que su sabor sea tan
bueno como su apariencia —bromeó.
—Sólo podemos esperar. —Tomé asiento en la mesa.
—Jake, la diferencia que veo en ti desde la última vez que estuviste aquí es
poco menos que increíble. Eres como una persona completamente nueva. Sé que
siempre has estado incómodo con declaraciones de tu autoestima, pero maldita
sea, chico, no me estoy haciendo más joven, y no sé cuántas oportunidades más
voy a tener. Voy a decírtelo directamente. Te mereces todo lo que te está pasando
en estos momentos. Te he visto aprender, luchar, caer y levantarte otra vez. Te he
visto tener éxito y volar, pero esto es de lo que la vida se trata. Estoy tan feliz de
estar aquí para verlo. Me siento honrado de que me hayas elegido y permitido ser
una figura paterna para ti. Si tuviera un hijo, tú eres exactamente lo que hubiera
querido.
Sacó un pañuelo del bolsillo y se secó los ojos. Me acerqué y lo abracé. Me
puse emocional también.
—Si hubiera podido tener a cualquiera para ser mi padre, te habría escogido a
ti, también. Me has enseñado cómo ser un hombre. Incluso con todos mis errores,
nunca me criticaste. Sólo me ofrecías consejos cuando lo pedía o cuando pensabas
que realmente lo necesitaba. Nunca seré capaz de pagarte lo que me has dado. Te
quiero, Pops.
—También te quiero, hijo. Me alegro de que tuviéramos esta oportunidad.
—Yo también.
El temporizador se apagó, y la saqué del horno. Eran algún tipo de huevo del
sudoeste. Más o menos. Tenía queso, huevos, pimientos, cebollas y salchichas, y
metí una lata de galletas en el fondo de la cacerola por si acaso. Olía bien. Nos serví
una taza de café y lo corté. Me acerqué y coloqué el plato con la esperanza de
obtener el sello de aprobación del anciano. Cortó un pedazo pequeño con el
tenedor y lo olió antes de metérselo en la boca. Él asintió en señal de aprobación, y
traté con un bocado. Era bastante bueno, en realidad. Estaba orgulloso de mí
mismo. Tim fue el siguiente en llegar a la cocina. Era otro madrugador. Cogió una
taza de café y se sentó a la mesa.
─¿Tú hiciste eso? —preguntó con escepticismo.
—Lohizo, y, de hecho, es comestible —bromeó Ron.
─Bueno, ¿qué diablos estás esperando? Ve a conseguirme un poco y no, no
voy a besar al maldito chef. —Se rió.
Puse los platos sucios en el lavaplatos y le hice un plato. Lo traje a élSe lo
llevé y esperé su respuesta.
—Maldita sea, el niño puede cocinar.

177 Sonreí.
Muy pronto todo el mundo, excepto Aubrey, se levantó. Todos parecían
disfrutar de mi cazuela también. Me excusé para ir a despertar a mi chica. Abrí la
puerta y vi que se había extendido por toda la cama. Me acerqué y me senté en la
parte vacía de la cama. Le quité el cabello de la cara y la sacudí ligeramente. Ella
arrugó la cara y dio un manotazo hacia mí.
—Vete —murmuró.
—Es hora de levantarse, nena. Todos los demás ya comieron y todo.
Ella se sentó de golpe.
—¿Comiste sin mí? —gritó—. Me muero de hambre. ¿Hiciste tocino?
—No, salchicha... —Ella hizo un mohín—. Vamos, voy a cocinar un poco de
tocino.
La llevé a la cocina.
—Que agradable de que se unan a nosotros en esta mañana, princesa —dijo
Tim.
—Habla con la mano, porque esta princesa está de mal humor hasta que
desaye.
La sala entera estalló en carcajadas. Encendí la estufa para hacerle unas
tostadas francesas y tocino, su favorito. Trabajé a marchas forzadas y logré tenerlo
frente a ella en cinco minutos. Tomó el tenedor, apuñaló la primera pieza de pan y
se lo metió en la boca. Rápidamente devoró todo y sonrió. Le llevé un vaso de jugo
de naranja y sus vitaminas. Las puso en su boca y tragó.
Los chicos y yo íbamos a ir a medirnos para los trajes hoy. Había este
impresionante sastre no muy lejos de aquí que dijo que podía tenerlos listos para el
sábado. Las chicas se iban a quedar aquí y a hacer cosas de chicas. Había planeado
una sorpresa para ellas. Sabía que Aubrey lo disfrutaría, y también pensaba que las
otras lo harían, excepto tal vez la abuela Jean. Nos subimos a la camioneta y nos
marchamos.

178
Aubrey
—Está bien, veamos este vestido —intervino Piper con entusiasmo.
Me acerqué al armario y saqué la bolsa de ropa. Abrí la cremallera e hice la
gran revelación. Piper saltaba emocionada. Mi mamá dijo que lo amaba, pero que
deseaba que fuera blanco. La abuela Jean preguntó si iba a cambiar mi nombre a
Morticia. Me desnudé para poder probármelo. Estaba a punto de hacerlo cuando
sonó el timbre. Cojeé hacia la puerta agarrando el vestido contra mi pecho. Me
pregunté si alguien llegó antes de lo esperado. No estaba me preocupaba abrir la
puerta, ya que era necesario tener el código de la reja para poder entrar. Las únicas
personas que lo tenían eran Ron y los invitados.
Eran dos mujeres vestidas con uniformes. Dijeron que eran del Lotus Spa y
que estaban allí para darnos un día de mimos. Les invité a entrar y les dije que
necesitábamos un par de minutos.
Rápidamente atamos el vestido, y me miré en el espejo. Se ajustaba
perfectamente, y parecía maravilloso. Me lo quité y lo colgué de nuevo en la

179 percha, al fondo del armario.


Caminamos de regreso a la habitación, y las chicas del spa habían metido un
par de mesas de masaje y un par de cajas. Preguntaron donde preparar todo, y mi
madre sugirió el patio.
Nos masajearon a Piper y a mí primero mientras que mi mamá y mi abuela
Jean se pintaban las uñas de las manos y de los pies. Se sentía muy bien. Era otra
de las cosas que pensé que nunca sería capaz de disfrutar. Me di la vuelta, y a
continuación me dieron un facial con chocolate. Yo estaba pulida y abrillantada
para el momento en que los chicos regresaron. Jake llevaba una bolsa. Me la ofreció
y me dio un beso.
—¿Te gustó tu sorpresa? —preguntó.
—Fue muy considerado, y todas disfrutamos muchísimo. Gracias. —Lo
abracé—. Te extrañé. ¿Conseguiste hacer tus encargos?
—Claro que sí, espera hasta que me veas el día de nuestra boda. —Él sonrió
felizmente—. Esa bolsa que sostienes contiene un trozo de tarta de chocolate triple
con betún de chocolate relleno, chocolate casero y crema batida. —Agarré la bolsa
y salté sobre él envolviendo mis piernas alrededor de su cintura.
—¡Eres el mejor casi marido de la historia! —Lo besé mordiendo su labio
antes de apartarme. Me incliné y le susurré al oído—: Totalmente conseguirás
follar más tarde.
Lo sentí con una semi erección y me reí. Se negó a bajarme y me llevó a la
cocina.
Cogió un tenedor y se sentó, así yo estaba en su regazo. Abrí la bolsa y saqué
mi pastel. Parecía un orgasmo en plato, el Picasso de los pasteles. Casi no quería ni
comerlo. ¿A quién estoy engañando? Le apuñalé con el tenedor en un abrir y cerrar
de ojos. Me lo metí en la boca y gemí. De alguna manera, se las arregló para saber
aún mejor de lo que parecía, si es que eso era posible. La única cosa que podría
haberlo hecho mejor era si fuera de chocolate cubierto de trozos de tocino. Debería
llamar y ver si podían hacer eso por mí. Apuesto a que Jake podría convencerlos
para hacerlo.
—¿Podemos conseguir uno de estos con tocino cubriendo el chocolate? —le
pregunté con la boca llena.
Se rió en mi pelo y trató de fingir que no lo hacía. Sacó su teléfono y buscó el
número.
—Hola, acabo de estar allí y compré un pedazo de su pastel de queso de
chocolate triple. Me preguntaba si sería posible tener uno con tocino en la parte
superior. —Él esperó─. Sí ese soy yo —se rió—. Gracias. Voy a estar allí mañana
para recogerlo. ─Se dio la vuelta para mirarme—. El chef dijo que sí.
—Te amo como un niño gordo ama el pastel. —Le di un beso
180 Lo alimenté con el último bocado, porque compartir es cuidarlo.
—Creo que podrías tener algo con el tocino —bromeó.
Nos fuimos y nos unimos a todos los demás. Pasamos la última noche antes
de que el resto de nuestra compañía llegara relajándonos alrededor del fuego.
15
¿Acepto?
Traducido por PrisAlvS
Corregido por Pachi15

Aubrey

T
odo el lugar había caído en caos desde que todos llegaron. Blake y
Derek estaban enamorados de la abuela Jean, e hicieron una cita para
sentarse a su lado en todas las comidas. Derek le preguntó si podía
181 mudarse con ella cuando se mudara a Ohio.
—¿Acaso parezco un motel? —preguntó ella.
—No, pareces una abuela —la molestó él.
—No seas un sabiondo. —Ella lo golpeó juguetonamente en la nuca.
—Aubrey, definitivamente me voy a robar a tu abuela.
Negué con la cabeza y reí. Estaba ayudando a mamá Bee y a Rosie a pelar las
mazorcas. Jake vino y me besó en la mejilla. Se inclinó para susurrar—: ¿Has visto
a Piper?
Negué con la cabeza. De hecho, no la había visto en un rato.
—¿Está con Blake? —pregunté.
—¡Ese sinvergüenza! —Se alejó refunfuñando algo.
Un poco después, ambos, Piper y Blake, entraron en la habitación. Me
pregunté si empezarían algo, y si Blake estaría atado a Ohio pronto. Habíamos
hablado bastante de que ella conocía su reputación y de que él no era exactamente
el tipo comprometido. La campana de la puerta sonó, y me levanté a responder,
sabiendo que solo esperábamos a un grupo más.
Eran Penélope y su familia. Me incliné y la abracé. No podía esperar a que
viera el vestido que le había pedido a Lulu que hiciera para ella. Saludé a sus
padres, Lucy y Paul. Jake entró y los llevó para presentarlos. Usé la oportunidad
para robarme a Penélope un par de minutos. La guié hasta mi dormitorio y saqué
el vestido. Tomé su mano y la llevé de regreso a la sala de estar, porque quería que
su mamá viera su reacción. Ella cortésmente se excusó y fue a la cocina. Abrí la
bolsa y lo saqué. Su rostro se iluminó y pegó un gran chillido. Era un vestido estilo
Cenicienta, rosa fuerte, con pedrería y brillos. Tenía capas extra de tul para hacerlo
esponjoso.
Ella pasó los dedos por la tela y me abrazó con fuerza.
—¿Qué se dice, Penélope? —preguntó Lucy.
—Gracias, Aubrey. Es como un verdadero vestido de princesa.
Le tendí la bolsa a Lucy para que pudiera ponerla en su habitación. Ella
también me agradeció. Penélope corrió hacia la sala de estar y saltó sobre Jake.
—¡Jakey!
—Princesa Penélope, te extrañé. ¿Cómo está mi chica?
—Estoy fabulosa. ¿Sabías que la reina Aubrey me consiguió un vestido? ¡Es el
vestido más hermoso que haya visto en toda mi vida!
—¿Lo es? La reina Aubrey tiene buen gusto. Por eso se casará conmigo. —Él
182 me miró y me guiñó un ojo. Todos rieron.
Jake les mostró el camino hacia su habitación y los ayudó a llevar sus cosas.
Mamá Bee y Rosie llamaron para ir cenar. Esa noche hicieron carne asada,
puré de papas, maíz en mazorca y algunos de los famosos bizcochos de mamá. Lo
que fuera que le hicieron a la carne asada la hizo todavía mejor que la receta de mi
mamá. Estaba deliciosa. Saboreé hasta el último bocado. Después de la cena,
íbamos a encontrarnos con Kevin y Bryn para tomar algo de helado con los chicos
y Piper. Kevin quería llevarla por la ciudad. Ya que no comían carne, encontró un
restaurante vegetariano que probar. Mamá se ofreció cocinarles algo más, pero él
dijo que estaban bien.
Noté una fuerte tensión sexual entre Piper y Blake. Era solo cuestión de
tiempo antes de que supieran que eran una pareja perfecta en el cielo BDSM. A
Piper le gustaban unas cosas raras, o al menos raras para mí. Tenía la sensación de
que podría ser de la preferencia de Blake. Todos subimos a la camioneta y nos
fuimos. Llegamos a Cones&Such y pedimos helado. Jake pagó por todos. Incluso
tenían un tipo que Kevin podía comer. Jake tiró de mí hacia su regazo.
—Mira a esos dos. —Reí.
—Les doy hasta el final de la noche.
En ese momento, una gota de helado cayó por el pecho de Piper. Blake se
inclinó y la lamió. Empezaron algún tipo de concurso de miradas.
—Voy a darte tan fuerte que probablemente deberíamos compartir la
información de nuestros seguros —dijo ella con tono aspero.
—Con gusto. —Él guiñó un ojo.
Los dos se comprometieron con una gran sesión pública de besos. Jake tiraba
cosas como para separarlos, pero ellos no lo hacían. Le tiró a Blake las llaves y él
las atrapó en el aire.
—No ensucies los asientos. —Él se encogió de hombros.
—No tengo idea de cómo estuviste con ellos por tres meses. —Bryn rió.
—Bah, ella nos mantuvo en línea. Amaba cada minuto de eso. ¿No es así,
Audrey? —Derek sonrió.
—No fue tan malo como creí que iba a ser —admití—. Además, obtengo un
esposo por el trato. —Lo besé suavemente.
—¿Están todos listos para mañana? —preguntó ella.
—Tan listos como podemos estar.
—Estoy muy feliz por ustedes dos —dijo Kevin formalmente.
—Gracias, Kev.

183 Terminamos nuestro postre y nos aseguramos de que la camioneta no se


estaba moviendo antes de abrir la puerta.
Sonreía, y lo supe…
Cuando llegamos a casa, dimos las buenas noches y fuimos a la cama. No nos
conformamos con el tradicional «nada de ver a la novia la noche antes». No
queríamos estar separados, especialmente si íbamos a estar separados la mayor
parte del día siguiente. Me acomodé junto a Jake y cerré los ojos. Era mi última
noche como Audrey Thompson.
A la mañana siguiente abrí los ojos y vi el cielo azul por la ventana. Me
levanté y estiré. Jake no estaba en la cama, pero había una rosa con una caja roja al
lado en su almohada. Tomé la rosa y la olí. Levanté la tapa de la caja. En el interior
había un collar con una fila de perlas y un cierre de diamante. Se verían
asombrosas con mi vestido. Estaba empezando a asfixiarme por la sensibilidad
cuando él entró en la habitación con una bandeja de desayuno. Sonrió y puso la
bandeja al final de la mesa.
—¿Te gustan?
—Las amo. No saben cuán perfectas son. Gracias, Jake.
—Hoy es el gran día. Se supone que no debería estar aquí por órdenes de las
mujeres, pero necesito al menos un beso para sobrevivir el día.
Puso su mano en mi rostro y atrapó mis labios. Se apartó muy pronto. Hice
un puchero, pero él negó con la cabeza. Creo que sabía que nos dejaríamos llevar,
lo que era exactamente lo que yo quería. Necesitaba un alivio.
Él lo sintió y bajó la mano. Me acarició delicadamente hasta que encontré la
liberación. Quería regresar el favor, pero él me besó y rápidamente se alejó de mi
alcance.
—Te veré en el altar, bebé. —Me guiñó un ojo.
—Sí, te veo luego —me quejé.
Por suerte la boda era temprano a la tarde y no tendría que esperar mucho.
No tenía la paciencia suficiente. Especialmente cuando se trataba de algo que
esperaba. Comí el desayuno y me metí en la ducha. Me vestí con una de las
camisas de botones de Jake. Caminé hacia la sala de estar para encontrar a mi
mamá. Vi a Jake en la otra habitaciónm y lo escuché gruñir. Mi mamá estaba
sentada en el sofá leyendo el periódico. Me incliné sobre el sofá y le di un abrazo.
Me aseguré de inclinarme lo suficiente para que él viera mis bragas.
—No es justo —gritó antes de desaparecer.
Mete eso en tu pipa y fumatelo. Reí.
—¿Todos listos para hoy? —preguntó ella.
—Definitivamente. La del peinado debería estar aquí pronto. Deberíamos
184 reunir a todos los que quieran ser peinados e ir a mi habitación, tenemos un gran
baño.
Nos fuimos para reunir a todas las mujeres. También tenía una pequeña
sorpresa de último minuto para Penélope. Ya que dijo que amaba mi cabello rosa,
hicimos que el salón le preparara una peluca rosa para que usara. Una vez
estuvimos todos reunidos en mi habitación. Mi papá trajó un par de sillas. Él dijo
que él y Ron tenían todo bajo control ahí fuera.
Un poco después, llegó el equipo de peinado y maquillaje. Empezaron con mi
mamá y la abuela Jean. Cuando estuvieron listas, tomaron a Piper y a Penélope. Su
rostro cuando vio la peluca fue sorprendente. Cuando la pusieron en su lugar,
arreglaron el cabello de Lucy. Ella intentó rechazarlo, pero todas insistimos.
Yo fui la última. Se pusieron a trabajar recogiéndome el cabello en la parte
superior y asegurándolo con rulos. Cuando los detalles finales estuvieron, me miré
en el espejo y jadeé. Estaba espectacular. Maquillaron mis ojos con sombras negras
y rosas y labios de rosa pálido. Mi cabello se veía asombroso. Era como de la
década de los cincuenta. Sabía que Jake lo amaría. Incluso se las ingeniaron para
que los rulos al frente parecieran un corazón. Lo último que faltaba hacer era
asegurar mi velo. Limpiaron todo y se fueron. Todas los demás se fueron a vestir.
Mi mamá y Piper regresarían para ayudarme con el vestido cuando terminaran.
Tomé mi tira de perlas y me las puse. Estuve rebotando de alegría hasta que
llegaron. Mamá me dio el ramo de rosas envueltas con un lazo de satén negro.
Fui, saqué el vestido del armario y lo dejé en la cama. Mamá estaba hermosa,
con su vestido con mangas de color plateado y un par de zapatos a juego. Piper
tenía un vestido con un tutú rosa brillante y tacones negros. La abuela Jean vestía
un vestido con estampado de leopardo hasta la rodilla. Tenía algo por el
estampado de leopardo, y para tener ochenta lo lucía genialmente.
—Ya que tus perlas son tu algo nuevo, todas trajimos algo para terminar.
Piper me dio una liga azul como mi algo azul. La abuela me dio algo viejo.
Era el reloj de bolsillo de mi abuelo. Mi mamá me dio su anillo de topacio para mi
prestado. Este era un regalo por el vigésimo aniversario de papá, y ella nunca se lo
quitaba. Lo deslicé en el dedo de mi mano derecha.
Abrimos la bolsa para la ropa y sacamos el vestido. Me desabotoné la
camiseta y la tiré al suelo. Me quedé de pie con mi lencería negra y entré en el
vestido. Piper amarró el corsé, asegurándose de dejarlo un poco flojo, para no herir
a los bebés.
Mamá me ayudó con los zapatos. Escogí zapatos bajos en lugar de tacones
porque no quería arriesgarme a caer o quedar en ridículo. Me miré por última vez
en el espejo. Justo cuando terminábamos los últimos detalles, papá llamó a la
puerta. Estaba muy guapo con su esmóquin negro y camiseta blanca. Llevaba una
corbata rosa brillante. Me hizo sonreír. Cada una me besó mientras salían de la
185 habitación.
—Te ves hermosa, princesa. —Él inspeccionó mi vestido—. No puedo creer
que mi bebé se esté casando.
Él empezó a ahogarse.
—No empieces o perderé el control. Ya estoy lo suficientemente emocional
con las hormonas del embarazo. —Me abaniqué e intenté mantener las lágrimas a
raya.
Él estiró su brazo y lo uní con el mío. Salimos del dormitorio y caminamos
por el pasillo. Nos detuvimos antes de llegar al patio. Respiré con fuerza para
calmar mis nervios y salimos. El patio parecía mágico.Había tres filas de sillas con
lazos rosa y negro en la parte de atrás. Noté que Brett y Ri habían llegado en el
último minuto. Jake había hecho planes para enviarlos a Disneylandia como regalo
por ser tan asombrosos. Esta era la única semana que Kayley tenía libre. Penélope
estaba sentada con Kayley sosteniendo a Bella, que lucía adorable con su vestido y
cabello rosa.
Todos se giraron hacia mí. Yo solamente me concentré en Jake. Llevaba un
traje negro, una camisa rosa brillante y una corbata negra. Reí cuando vi que
llevaba sus botas sin amarrar. Él afirmaba que daban buena suerte y las llevaba
todo el año. Puse un pie frente al otro hasta que lo alcancé.
Mi papá me besó en la mejilla y fue a sentarse junto a mamá. Kevin oficiaba la
ceremonia, ya que había hecho un curso en línea y probablemente fuera la única
persona que tomaría nuestra boda en serio. Jake tomó mi mano y sonrió
brillantemente.
—Estamos reunidos hoy, frente a la familia y amigos, para presenciar el
matrimonio entre Aubrey y Jake. He conocido a Jake por unos ocho años, poco
más, poco menos, y ha llegado a ser un hermano para mí. En los últimos pocos
años, lo he visto caminar por ahí extrañando algo. Amor. Eso fue hasta que conoció
a Audrey. Ella era exactamente lo que él necesitaba, y aunque ella no quisiera
admitirlo, él también era lo que ella necesitaba. Juntos han empezado a crear un
asombroso futuro juntos. Una vida que muchas personas envidiarían. Estoy
honrado porque me escogieran para oficiar su ceremonia. Su matrimonio parece
una encrucijada. Juntos no pueden estar separados, a menudo se mueven en
direcciones opuestas, castigando a cualquiera que se interponga entre ellos. Esto es
verdad, cuando se refiere a ellos dos. Yo nunca intentaría separarlos. —Él rió—. En
lugar de los votos tradicionales, han decidido escribir los suyos. Jake, empiezas.
—Aubrey, mi Bellissima, mi amor. Escribo canciones para vivir, y fue difícil
poner en palabras exactamente cuánto significas para mí. Cuando nos conocimos
eras un tornado. Me tiraste al suelo de culo y no me dejarías levantarme por
ninguna de mis tonterías. Me dije en el viaje a Nueva York que sabía que lo valías.
186 Tenía razón. En ese mismo momento quise ganar tu corazón. Tuve que trabajar
muy fuerte para que notaras que existía. Estoy tan contento de que encontraras
una razón para creer en mí, porque me mostraste cómo era vivir de nuevo. Vivía
con solo una pequeña visión de lo que es la vida antes de que llegaras. Me levanté
y pasé por todas las emociones. Me hiciste sentir de nuevo. No tomas nada de mi
mierda y si me paso de la línea me llevas de un golpe a mi lugar. Te amo más de lo
que nunca podré expresar, y te prometo que pasaré mi vida mostrándote cuánto
exactamente. Eres mi sabionda compañera de crimen que pone los ojos en blanco.
Estás conmigo en cada momento que respiro. Cantaré nuestros nombres al unísono
hasta que muera. Te amo, bebé. —Se inclinó y rozó mis labios ligeramente.
—Nada de besar hasta el final —lo reprendió Kevin juguetonamente—.
Aubrey, es tu turno.
—Jake, cuando te conocí era una chica asustadiza con una máscara fuerte.
Pasé años apartando a las personas porque no quería salir herida. Fuiste tan
paciente y comprensivo en todo, y lograste hacerme sentir a salvo y amada. Me
ayudaste a bajar la guardia y a aprender a vivir de nuevo. He sido capaz de
experimentar cosas que creí que no eran posibles para mí. Bueno, sabes por qué…
pero me has dado la fuerza. Me has ayudado a sanar. Me haces querer ser mejor
persona. Supe que no era un sacrificio dejarte entrar. Amo el hecho de que seas tan
apasionado, incluso si te haces pelotas con todo. Necesito eso en mi vida, porque
yo soy exactamente lo opuesto. Nos equilibramos. Eres todo lo que pude haber
querido en un esposo, y mucho más. No puedo esperar a que este viaje empiece, y
a experimentar todo lo que esta vida tiene para ofrecer contigo a mi lado. Te amo.
—Me las ingenié para sacarlo todo sin tener una crisis.
—¿Puedo tener los anillos, por favor? —preguntó Kevin.
Penélope le dio a Bella a Kayley y trajó los anillos. Le conseguí a Jake un
anillo de carburo negro que parecía apropiado para él. Kevin le dio mi anillo a
Jake. Él tomó mi mano y deslizó el anillo en mi dedo. Era una banda de oro rosa
rodeado de diamantes.
—Aubrey, te doy este anillo con mi promesa de serte siempre fiel. Te prometo
amarte incondicionalmente, en los buenos y malos momentos. Te prometo ser lo
que necesites cuando lo necesites. Te prometo estas cosas por todo el tiempo que
estemos vivos.
Kevin me dio el anillo de Jake.
—Jake, te doy este anillo con una promesa de amarte siempre y estar para ti
sin importar qué. Te prometo ser fiel, amorosa y patear tu trasero cuando lo
necesites. Solemnemento juro esto por todo el tiempo que estemos vivos.
—Sin más que añadir, los declaro Sr. y Sra. Parker. Puedes besar a la novia.
187 Jake llevó su mano izquierda, que ahora llevaba el anillo de boda, a mi
mejilla. Se inclinó y me besó. Empezó tierna e inocentemente, hasta que las lenguas
empezaron a bailar. Kevin se aclaró la garganta y Jake le dio un manotazo.
—Hay niños presentes —gritó la abuela.
Nos separamos a regañadientes. Todos se levantaron y aplaudieron. El
fotógrafo que contratamos estaba ocupado sacando fotos. Todos caminaron hacía
la pequeña recepción que habíamos preparado.
Todo era en rosa y negro. Mamá Bee y Rosie estaban ocupadas sacando las
tapas de los carritos. Miré a todos los que vinieron. Teníamos tanta suerte de tener
tan genial familia y familia adicional. Creo que la palabra amigos no les hacía
justicia, realmente. Ron rodó hacia nosotros, y ambos nos inclinamos y lo
abrazamos. Me pidió que le guardara un baile luego. Nos abrimos camino y
saludamos a todos antes de conseguir algo de comida. Se habían superado. Había
pollo parmesano, cuatro tipos diferentes de pasta, bolas de carne, salchichas y
pimientos, y mucho pastel de chocolate. Intenté sentarme en mi propia silla, pero
Jake tiró de mí a su regazo.
Blake empezó con la música. Penélope y Kayley estaba en la pista de baile.
Rápidamente se hicieron amigas, y era adorable verlas. Fuimos a la pista de baile.
Jake y yo tendríamos el primer baile con Make You Feel My Love de Adele. Bailamos
con nuestras narices tocándose mientras Jake me cantaba la canción. Fue tan
romántico. Cuando acabamos, bailé con mi papá, Ron y los chicos. Jake bailó con
mi mamá, la abuela Jean y Penélope. Fuimos a la mesa del pastel y cortamos el
primer trozo.
Jake me dio el primer bocado. Mordí su pulgar mientras los sacaba de mi
boca. Me miró con los ojos abiertos. Sabía exactamente qué reacción iba a obtener.
Puse su trozo en su boca y luego extendí el glaseado po todo su rostro, ganándome
unas risas de Derek.
—Voy a hacerte pagar eso luego, Sra. Parker.
—Eso espero, Sr. Parker.
—¿Aún no es hora de irnos?
—¿Irnos? ¿Adónde vamos? —pregunté perpleja.
—De luna de miel, tonta. No creíste que había olvidado ese pequeño detalle,
¿no?
Negué con la cabeza, porque había olvidado ese pequeño detalle por
completo.
—Nos vamos a Tahití por dos semanas. Contraté una compradora personal
para que consiguiera todo tu guardarropa para el viaje. Todo está empacado y
listo.

188 —Soplón. —Le di un golpe a su pecho riéndo.


—Bueno… ¿podemos irnos? —Levantó una ceja.
—¿No hay reglas sobre abandonar tu propia boda? —Reí.
—No. Hemos socializado por horas. Vamos, empecemos a hacer las rondas.
—Tiró de mi mano.
Hicimos exactamente eso. Nos despedimos de todos. Todos nos desearon
suerte y una gran luna de miel. Entré a cambiarme a algo más cómodo porque
íbamos a viajar. Jake dijo que el carro estaba esperaba enfrente para llevarnos al
aeropuerto. Viajaríamos en primera clase en lugar de en uno privado. Esperaba
evitar ser mutilado y yo estaba encantada estar ahí para mantener a las zorras lejos.
Gritamos una última despedida antes de dirigirnos al auto.
Llegamos al aeropuerto y pasamos por seguridad y aduanas sin mucho
fastidio. Fuimos al salón de primera clase, porque Jake insistió en que sería más
seguro que sentarnos con la gente normal. Llamaron a nuestro vuelo. Abordamos
en el avión y empezamos nuestra aventura.
Cuado llegamos a Tahití, nos instalamos en una villa justo en la playa.
Teníamos nuestra propia sección privada de agua. La arena era blanca y el agua
cristalina. Me puse mi traje de baño y Jake hizo lo mismo. Salté a su espalda y él
me llevó corriendo al agua. Entramos a la refrescante y cálida agua. La sentí
pringar mis pies. Él se hundió, por lo que estuvimos sumergidos de la cintura para
abajo. Me movió, por lo que quedé enfrentándolo.
Me incliné y lo besé apasionadamente. Él me abrazó con fuerza mientras se
sentaba en el oceáno. El agua golpeaba contra mi espalda. Intentamos ser discretos
en caso de que tuviéramos algún visitante indeseado o un paparazzi con lente
larga. Solté el velcro de su bañador mientras él apartaba la parte inferior de mi
traje. Me moví hasta que estuvimos alineados. Gentilmente bajé hacia su dureza.
Nos mecimos con las olas hasta que encontramos la liberación completamente en
sincronía.
Pasamos el resto de la luna de miel relajándonos y comiendo. Disfrutamos un
poco del panorama e hicimos otras actividades, pero la mayor parte del tiempo
estuvimos envueltos con las sábanas. Era refrescante ser capaz de salir y no
preocuparse por ser atrapado. Era casi como ser normal de nuevo. Empezaba a
sentirme mucho mejor. Las náuseas casi se habían ido del todo y empezaba a
recuperar algo de mi energía.
Esa noche iba a ser la última en la isla. Ansiaba volver a casa. Tan bueno
como había sido ser estar lejos, no hay nada como la cama propia. Decidimos que
iríamos a L.A. primero y pasaríamos un tiempo ahí. Luego iríamos a Ohio para
comprobar cómo iba la construcción. Mi papá estaba ahí para vigilar todo. A todos
nos sorpendía cuán rápido iba todo. Debía ir así, ya que teníamos tres equipos de
189 construcción diferentes trabajado todo el tiempo para asegurar que estuviera lista.
Estaba casi al final del primer trismestre y el tiempo no parecía desacelerar. Solo
esperaba que estuviera a tiempo. También tenía a Piper y a los chicos trabajando en
una misión para sorprender a Jake.
Me encontraba bajo la sombrilla estirada sobre una silla larga mirando a Jake
hacer castillos de arena como un niño de cinco años. Él me miró y sonrió. Negué
con la cabeza y reí. Se puso en pie y caminó hacia el oceáno para limpiarse la arena
de las manos. Trotó hacia mí.
—¿Cómo está la mamá de mi bebé? ¿Necesitas que te traiga algo?
—Estoy bien. Puedes regresar a crear tu casa —bromeé.
Él se inclinó y me besó, y luego se fue a jugar en la arena un poco más.
Empacamos todas nuestras cosas y nos dirigimos de regreso a L.A.
16
El cuervo y la mariposa
Traducido y corregido por Celemg

Cinco meses y medio más tarde…

Jake
190
R
odé, y prácticamente caí de la cama. Entre Aubrey y Bella tenía suerte
si era capaz de dormir en la cama. Nos teníamos que quedar en casa
de sus padres, esperando que nuestra casa estuviera terminada. Su
cama no valía desde que su protuberancia era tan grande. Últimamente terminaba
pasando un montón de noches durmiendo en el sillón. Aunque malditamente
amaba su vientre de embarazada. Dejamos de ser capaces de volar lejos de Los
Ángeles un mes atrás porque la doctora dijo que era demasiado arriesgado,
especialmente llevando gemelos. Fuimos a la doctora ayer para un chequeo, y
dijeron que podía literalmente entrar en funcionamiento en cualquier momento. Su
cesárea estaba programada para la próxima semana. Descubrimos que teníamos
una pareja hace unos meses y finalmente logramos ponernos de acuerdo con los
nombres de los bebés. Mi voto por Karma Jean se vetó.
Miré hacia adelante para acomodarme en la nueva casa. Realmente íbamos a
tener que trabajar doble turno para acomodarnos, y no quería que Aubrey hiciera
ningún trabajo en absoluto. Se esperaba que todos los muebles estuvieran allí en
algún momento del día. Planeábamos ir allí más tarde para asegurarnos de que
luciera bien antes de mover el resto de las cajas. Me levanté y salí trepando de la
cama. Agarré mi cuaderno y un lápiz así podía tratar de escribir algunas cosas más
para el nuevo álbum, ya que dormir estaba fuera del asunto. Me había sentido tan
inspirado últimamente que llené tres cuadernos con letras. Me dirigí hacia la
cocina e hice algo de café. Tomé asiento en la mesa mientras se filtraba.
—Buen día —dijo Tim entrando a la habitación.
—Buen día —respondí.
—¿Te han echado de la cama de nuevo?
—No, pero me hubiera caído si ella se movía otro centímetro. —Reí.
—Eres mejor hombre que yo. Yo me hubiera mudado a un hotel o algo —
bromeó.
—Me acostumbré a no dormir, y estoy bien con unas pocas horas.
Probablemente sea algo bueno, ya que siento que dormir va a convertirse en un
lujo la próxima semana.
Él nos sirvió a cada uno una taza de café y se sentó a la mesa. Decidí ir a
ducharme y estar listo, así cuando Aubrey se despertara podríamos irnos. Entré al
baño y comencé a afeitarme cuando sentí a Aubrey y su protuberancia venir detrás
de mí.
—Buen día, guapo —graznó.
—Buen día, hermosa. ¿Cómo te sientes?
—Como si hubiera tragado una bola, una sandía y el USS Enterprise7. —Rió.
—Luces asombrosa, Aubrey. Lo digo en serio.
191 Quería decirlo. Después del primer trimestre, quitó un montón de comida
basura de su dieta porque era malo para los bebés. Sólo comía bacon
ocasionalmente, e incluso comenzó a caminar más. No ganó demasiado para llevar
gemelos. Tenía que pensar que lucía explosiva de todas formas, porque para mí
ella era la chica más hermosa sobre la faz de la tierra. Sólo me sonrió. Me limpié el
resto de la crema de afeitar de la cara y me incliné para besarla.
—¿Estás lista para ir a ver la casa hoy? —pregunté.
—¡Sí! Me siento como una sardina en esta casa. —Hizo un puchero.
Esperaba que en el momento en que yo saliera de la ducha estuviera lista
para irnos. Tomó mi mano y me empujó hacia su auto. Todavía conservaba su
auto, incluso pensé en comprarle un Range Rover blanco, ya que eso sería más fácil
con los bebés. Abrí la puerta y la ayudé a subir. Era tan malditamente terca.
Deseaba que sólo tomara la camioneta, pero ella amaba su pequeño auto. Me senté
en el asiento del conductor y conduje exactamente siete minutos carretera abajo
hasta llegar a la casa. Teníamos los alrededores de la casa aislados por una cerca
blanca. Incluso me las arreglé para incorporar una fosa alrededor de la propiedad.
Conducimos sobre el pequeño puente y subimos la verja. Introduje el código, y se
abrió. Conduje alrededor de la primera mitad del círculo. A mitad de la entrada
para el auto había una réplica exacta de la fuente de Ron. La misma delante de la
que nos casamos. Teníamos montones y montones de ventanas, también. Abrí la
puerta y ayudé a Aubrey a salir del auto.

7 Portaaviones de la armada de los Estados Unidos.


El piso del recibidor era de mosaico negro y las paredes eran de un gris
pálido. Había una pequeña mesa, con un espejo colgante encima. Tenía un tazón
para nuestras llaves. A la derecha estaba nuestra habitación familiar, y a la
izquierda nuestra cocina y el comedor. La parte inferior de la casa fue construida
de forma que todos los cuartos estuvieran conectados como un cuadrado. La sala
de estar fue pintada de un color naranja oscuro que Aubrey escogió. No estaba
seguro de eso al principio, pero una vez pintado lo amé. Teníamos algunas piedras
en el hogar y a lo largo de una ventana panorámica. Mi televisor de setenta
pulgadas estaba listo, montado y lucía espectacular.
El comedor era azul marino y tenía un revestimiento de madera blanco.
Escogimos una lámpara de cristal antigua para ahí. La cocina era todo lo que
Aubrey quería y más. Decidió que todos los gabinetes fueran blancos con una
encimera de granito oscura, mientras que las paredes estaban pintadas del mismo
color azul que mi dormitorio en L.A. Le conseguí toda la línea de aparatos
electrónicos de acero inoxidable y unas lámparas geniales realmente antiguas para
colgar sobre la barra de desayuno.
Entramos al cuarto de estar al lado de la cocina. Era de un suave tono beige.
Íbamos a usarlo mayormente como una sala de juegos para cuando los bebés
192 fueran un poco más grandes. Mi oficina iba a ser una de las habitaciones de estar.
Ese era el proyecto secreto de Aubrey. No me permitía saber qué habitación era
aún. El timbre sonó, dejándonos saber que teníamos compañía. Caminé hacia la
puerta de entrada y encendí la cámara. Vi el camión de mudanzas y golpeé el
botón para dejarlos entrar.
Aubrey deambulaba, buscando algo que limpiar. Pobrecita, se volvía loca.
Destrabé el otro lado de la puerta para hacer la entrada más grande y los guíe
adentro. Trajeron los muebles del comedor primero. Aubrey eligió una mesa
blanca y sillas tapizadas en azul marino para combinar. Luego fueron los muebles
de la sala de estar: un sofá beige enorme de dos plazas y dos sillones reclinables.
Trajeron una mesa de café color mocca y la pusieron en el centro. Llevaron dos
taburetes para la barra de desayuno y mi escritorio. Traté de mostrarles dónde
ponerlo, pero Aubrey me detuvo.
La miré confundido. Ella agarró mi camisa, me empujó dentro de la sala de
estar e hizo que me sentara en el sillón nuevo. Me dijo que no mirara y se fue sin
más.
Lo último del mobiliario era todo lo que iba arriba en los dormitorios. El
segundo camión para la casa de huéspedes hizo la descarga cuando el anterior
terminó. Condujeron por detrás y se pusieron a trabajar.
Aubrey volvió y me guió a mi oficina. Puso sus manos sobre mis ojos y corrió
rápidamente empujándome hacia adelante con su protuberancia en mi espalda.
Caminó hasta estar frente a mí y quitó sus manos.
¡¡¡QUE MIERDA!!!
—¿En serio? —Sentí ganas de llorar.
Ella asintió y comenzó a llorar. Me incliné y la besé antes de ir a inspeccionar.
No podía imaginar cuántos problemas debía haber tenido para encontrarla. Era
una de las cosas más consideradas que nadie había hecho por mí. Montada detrás
del escritorio estaba mi primera guitarra Gibson roja. Sabía que era la misma
porque estaba rasguñada en el mismo lugar. Caminé alrededor del escritorio y
corrí mis dedos sobre ella. No podía creerlo.
—Gracias —dije sinceramente.
—Por nada. Sabía cuánto significaba para ti, y quise devolvértela. No fue fácil
encontrarla. Tuve algo de ayuda, pero básicamente la rastreé —dijo orgullosa. Si
no estuviera entrando en los ocho meses y medio de embarazo, la hubiera lanzado
sobre mis hombros y acarreado arriba para entrar fuertemente en ella. En su lugar,
iba a tener que tomar su mano y guiarla a la habitación como un caballero.
Teníamos un nuevo colchón que comprobar, después de todo.
Nos dirigimos escaleras arriba y a lo largo del pasillo. Al final del pasillo

193 había puertas a ambos lados. Aquellas serían para los bebés. Nuestro dormitorio
estaba muy al final, detrás de las puertas dobles. Bajé el picaporte y abrí la puerta.
Nuestra habitación estaba pintada de verde savia, y escogimos el mismo estilo de
mobiliario de madera flotante que tenía en L.A. porque ambos lo adorábamos. Me
empujó a la cama y hacia abajo. Se quitó su maxi vestido y trepó sobre mí. Pensé
que iba a hacerlo con ella, pero se volteó hacia el otro lado.
—Voy a comrobar mi armario. —Brillaba cuando estaba agotada.
Estaba seguro de que ella tenía una habitación para su ropa, zapatos y otro
tipo de cosas.
También había elegido un par de cosas para ella. Le conseguí una buena y
nueva pieza de joyería, porque no iba a comprarle ropa hasta después de que los
bebés nacieran. De manera que, le compré un pañalero Juicy Couture porque la
señora de la tienda dijo que a las chicas les gustaban. Fui y eché un vistazo a la
habitación de los bebés para asegurarme de que hubiera el mobiliario correcto en
cada habitación. Todo lucía perfecto. Oí que me llamaban. Caminé al encuentro de
Aubrey en el baño.
—Has tardado. Vine a hacer pis, y estoy bastante segura de que mi fuente se
rompió.
¡Mierda! Había estado mentalmente preparándome para este día por meses
ya. Me tomé un momento para recoger mis pensamientos. Recordé nuestras clases
de parto y traté de recordar qué nos enseñaron.
—¿Tienes algún dolor?
—No, pero tengo que llamar a la Dra. Robinson, así podemos encontrarnos en
el hospital. Cesárea, ¿recuerdas?
—Cierto. Estoy en eso.
Saqué mi celular y llamé a la doctora sintiéndome completamente
desconcertado. Luego llamé a Caroline. Le pregunté si podía encontrarse con
nosotros en el hospital y traer el bolso de viaje. Le pedí que tomara el Range Rover
porque que era el auto con asientos infantiles. Ayudé a Aubrey, y no podía hacer
nada más que sonreír. Después de los nueve meses más largos de mi vida,
finalmente estaba pasando. Me permití relajarme. La ayudé a bajar las escaleras y a
volver al auto. Cerré la puerta y puse la alarma antes de cerrar y dirigirme al
hospital.
Llegamos quince minutos más tarde. Aubrey ya estaba preinscripta, así que
era sólo cuestión de hacerles saber que nos encontrábamos ahí. Una enfermera de
labor vino y nos envió y trajo hasta al tercer piso. Ayudó a Aubrey a ponerse una
bata de hospital comenzando una vía. Llamó al anestesiólogo por orden de nuestra
doctora. Una par de minutos más tarde llegó Caroline acompañada con la abuela
Jean. Dijo que Tim estaba en camino y debía estar aquí pronto. Sostuve su mano
194 mientras la doctora llegaba para administrar la epidural. Nuestra doctora vino
para dejarnos saber que iba a tener una bata. Me pasó un par de batas para elegir.
Saqué mi cámara del bolso de viaje y fui al baño a cambiarme.
Realmente está pasando. Iba a ser el papá de alguien…
Después de cambiarme, doblé mi ropa y la puse en una pulcra pila. Me
apresuré a volver a la habitación, y Tim estaba ahí. Aubrey dijo que estaba bien,
nerviosa y emocionada. Ellos vinieron a decirnos que era momento de ir. Besé a
Aubrey y le dije que la vería en un par de minutos. Odiaba la idea de dejarla. Una
enfermera me llevó adonde podía lavarme las manos. Me dijo que esperara en el
corredor hasta que ellos estuvieran listos. Estaba ansioso paseando por el corredor
hasta que ella vino y me dijo que podía entrar. Caminé y me senté en un banco
junto a Aubrey. Había una sábana azul como cortina frente a ella. La doctora
preguntó si podía sentir algo. Ella dijo que no. Sostuve su mano y me paré, así
podía observar.
Observé al escalpelo moverse, atravesando su piel. Observé mientras la
doctora estiraba su brazo y sacaba un pie y luego el resto del bebé. Oí el llanto y
comencé a llorar. Una enfermera vino y trajo al bebé a la mesa. La doctora
rápidamente estiró el brazo y sacó al segundo bebé. Oí el llanto de nuevo, y
Aubrey me dijo que fuera a revisar a los bebés. De mala gana me moví porque no
quería dejarla de lado, pero quería ver a nuestros hijos.
Caminé hacia EL primer bebé. Nuestro Hijo, Jameson George Parker. Pesaba
siete kilos, un gramo y medía veinte centímetros. Tenía la cabeza cubierta de un
cabello marrón oscuro. Tomé algunas imágenes y caminé hacia la siguiente mesa
para ver a nuestra hija. Violet Kate Parker. Ella pesó seis kilos, doce gramos y
medía diecinueve centímetros. Tenía el cabello castaño claro y abrió sus ojos
azules. Mi corazón se derritió. Tenía sólo unos minutos de vida y ya me tenía
envuelto alrededor de su pequeño dedo. Tomé un par de imágenes más y me paré
ahí en completo asombro. Ambos lo hacían de maravilla. La enfermera me dio a
Jameson una vez que estuvo limpio. Con cuidado lo acuné en mis brazos y lo llevé
hacia Aubrey. Me senté y lo incliné, así ella podía besar su frente.
—Es perfecto —sollozó.
—Como su mamá —dije—. Están limpiando a Violet ahora, pero ella lo está
haciendo realmente bien también. Tiene tu nariz y tus labios, gracias a Dios. —Reí.
Se rió, nerviosa, e hizo muecas. Graparon el final de la incisión. Una de las
enfermeras vino y cambió a los bebés. Sostuve a Violet arriba para mostrarle a
Aubrey. Ella besó la pequeña nariz de Violet y me dijo que la amaba. La enfermara
se paró con Jameson junto a Violet.
—Sacrificaría mi corazón antes de perderlos a alguno de ustedes dos —les
dije.

195 Querían llevarlos al portabebés, así podrían mover a Aubrey a recuperación.


Le dije a Aubrey que nos encontraríamos ahí, ya que decidimos que queríamos
asegurarnos de que estuvieran a salvo. Tim, Caroline y la abuela Jean estaban fuera
esperando mientras las enfermeras sacaban los moisés hacia el pasillo. Echaron un
vistazo y vieron a su nieto por primera vez. Caroline estaba completamente
abrumada por la emoción. Tim me palmeó la espalda y me dijo que «lo hice bien».
Le dije que yo no hice nada excepto la parte divertida, lo que me valió un golpe en
la nuca.
—No es el sabelotodo siempre. Supongo que soy oficialmente una vieja
estúpida ahora, desde que soy una genial abuela.
Se rió, echando un vistazo a los bebés.
Caroline dijo que se iba a parar en la ventana y a observar que los chequearan
de nuevo. Nos dirigimos corredor abajo hacia la guardería. Deseaba poder
clonarme, así uno podía estar aquí y el otro con Aubrey. La enfermera dijo que tan
pronto como estuvieran listos los llevarían a nuestro cuarto. De mala gana los dejé
y fui a encontrarme con Aubrey. Tuve que forzarme a no girarme un puñado de
veces. Ella estaba en su cuarto cuando llegué. Me incliné y la besé.
—¿Te sientes bien? —le pregunté.
—Sí. Un poco incómoda, pero no es inaguantable.
—Eres maravillosa. En serio, nena, eres la persona más fuerte que conozco.
Me sonrió soñolienta.
—No puedo creer que finalmente estén aquí. Son perfectos —murmuró.
—Sí, lo son. ¿Por qué no cierras los ojos un par de minutos? Te despertaré
cuando traigan a los bebés.
—Bien.
Ella cerró los ojos y cayó completamente dormida. Imaginé todas las cosas
que le dolían doliendo. Tenía que estar exhausta. Salí al corredor y llamé a Ron.
Contestó el teléfono de inmediato.
—Hola, abuelo —dije.
—¿Ya tuvo los bebés?
—Sí, hace menos de una hora. Rompió aguas en casa esta mañana y vinimos
directo al hospital, entró directamente.
Podía oír su consternación al otro lado. Él planeaba tomar un vuelo y
quedarse con nosotros por un tiempo, así podría conocerlos. Dijo que podía llamar
y hacer los arreglos inmediatamente. Luego llamé a Brett y a los chicos. Todos
dijeron que enviara fotos, y que podrían verlos en un par de semanas. Mi última
llamada fue a Piper. Gritó tan fuerte que tuve que alejar el teléfono de mi oído. Dijo
que estaba en camino y que nos vería pronto. Tim caminaba corredor abajo cuando
196 colgué. Él sonreía de oreja a oreja.
—No puedo creer que sea abuelo. —Sacudía su cabeza—. ¿Cómo está mi
princesa?
—Está bien. Durmiendo. Voy a despertarla cuando traigan a los bebés, pero
necesita descansar un poco para recomponerse.
Lo que fue una hora completa. Aubrey estaba en apuros para sentarse. Fui a
ayudarla y vi en su cara que estaba triste. Tan pronto como le pasé a Jameson, toda
su cara se iluminó. Caroline fue a sentarse en la cama junto a ella. Aubrey lo acercó
más y corrió su nariz sobre la de él. Recogí a Violet y la besé en la cabeza antes de
dársela a la abuela Jean. Ella se la pasó a Tim. Se iban a casa cuando Piper llegó.
Prácticamente rebotó por la habitación hacia los bebés. Primero recogió y arrulló a
Jameson. Afirmó que quería uno y que ya que teníamos dos deberíamos compartir.
Resultó que era una acaparadora total de bebés. No acabó quedándose mucho
porque Aubrey necesitaba descansar, pero prometió que regresaría mañana.
Aubrey le daba de mamar a Violet cuando Jameson se sobresaltó. Pude ver
que iba a ser un desafío con ambos queriendo comer al mismo tiempo. Los
rotamos, así podrían comer al mismo tiempo. Pobre Aubrey, tenía que convertirse
en una máquina de leche humana. Levantó la mirada y me sonrió. No pude evitar
reírme ante la vista frente a mí. Hice eructar a Violet mientras Jameson terminaba.
No íbamos a conseguir un método. Aubrey se movió a un lado, así podía
deslizarme junto a ella. Aquí estábamos, con nuestra perfecta y pequeña familia.
Dos días después llegamos a nuestra nueva casa acompañados por los bebés.
Abrí la puerta y le ayudé a Aubrey a entrar. Caroline le asignó un cuarto escaleras
abajo así no tendría que subir escaleras hasta después de que le quitaran las
grapas. Traje ambos portabebés y los coloqué en el piso. Bella vino corriendo para
ver qué era toda la emoción. Ella los olía, colocándose justo en frente de los
portabebés como una pequeña protectora. Alimentamos a Jameson primero, y lo
llevé a su dormitorio a dormir.
Su cuarto era temático, de estrella de rock, por supuesto. Era gris y rojo. Le
colgué imágenes de guitarras en las paredes. Teníamos una silla negra en un
rincón. Tenía una cuna negra y una mesa de pañales. Sus sábanas eran blancas con
pequeñas anotaciones. Cuidadosamente, lo puse en la cuna, y me aseguré de que
su cámara monitoreada estuviera encendida. Me dirigí escaleras abajo para traer a
Violet. La habitación de Violet era un duplicado de la de Aubrey en casa de sus
padres. Era rosa fuerte, y tenía un estampado de cebra en sábanas y cortinas. Bajé
la mirada hacia ella y leí el mameluco que llevaba puesto. Decía: «Mira lo que hizo
mi papi». Sonreí. Chequé doblemente su cámara y fui a sentarme con Aubrey un
par de minutos. Bella dormía en mitad del pasillo, ya que no pudo decidir en la
habitación de que bebé quería estar.
Fui a la cocina e hice un par de sándwiches. Los puse en una bandeja y los
llevé a la sala de estar. Le pasé a Aubrey su plato, y ella me agradeció. Disfrutamos
197 de ocho minutos en silencio antes de que Violet comenzara a llorar. Fui a revisarla.
Tenía todo el pañal reventado. La llevé a su mesa de pañales y le puse uno limpio.
Le coloqué el chupete en la boca y volvió a dormir en minutos. El resto de la noche
fue prácticamente igual. Quizás Bella estaba en algo con dormir en mitad del suelo.
Eran siendo realmente quisquillosos, y Aubrey llamó a su madre para ver si tenía
algún consejo. Ella dijo que como habían estado juntos en el útero por mucho
tiempo probablemente querían estar uno cerca del otro. Fui y los moví, así estaban
juntos, y fue solucionado. ¡Increíble!
Un mes más tarde…

Aubrey
Pasó un mes desde que los bebés nacieron. Eran realmente muy tranquilos
para ser recién nacidos. Se alimentaban, dormían y hacían caca. Mucha. Me había
vuelto un comedor de veinticuatro horas, y la vida nunca fue mejor. Jake era
maravilloso. Se aseguraba de cuidar de todos y pensaba que yo no era realmente
como un biberón,él lo hacía a veces por la noche así yo podía dormir un poco más.
Mi madre venía cada día a cocinar y ayudar en cuanto podía. Estaba tan
agradecida de que estuviera cerca. Los chicos tenían programado volar hoy para
empezar a trabajar en su nuevo álbum. Jake quería alargarlo otro mes o dos, pero
le dije que estaría bien y que debían comenzar ahora. Sabía también que había
presiones de la compañía discográfica. Él sacó su guitarra y comenzó rasguear una
canción de cuna.
Acabábamos de dormir a los bebés cuando el timbre sonó. Eran los chicos.
198 Golpeé el botón y los dejé entrar. Vinieron atravesando la puerta del frente con
enormes animales de peluche. Le trajeron una jirafa a Violet y un mono a Jameson.
Trajeron también una botella de champán. Sacamos algunos vasos y la tomamos en
la cocina. Jake quitó el corcho y la sirvió. Todos tomamos un vaso y brindamos.
—Para uno de mis mejores amigos, felicitaciones —homenajeó Kevin.
—Todavía no puedo creer que Jake sea padre de alguien —dijo Derek
sacudiendo su cabeza.
Todavía atacado conmigo cuando lo hizo.
—¿Vendrá Piper? —preguntó Blake.
—No estoy segura… —dije tratando de evitar el asunto.
Después de la boda, separaron sus caminos. Piper era terca y odiaba hablar
de Blake. Blake había estado tratando de seguir adelante en vano. Era muy difícil
estando al otro lado del país. Realmente lo intentó, aunque varias de sus tentativas
fallaron. Le envió flores, zapatos, bocetos y provisiones realmente sofisticadas.
Sabía que languidecía duramente por ella aún, pero realmente no quería estar en
medio de ellos, porque ambos eran mis amigos. Eran adultos y podían darse
cuenta ellos mismos. Realmente pensé que todo era un malentendido colosal, pero
me mordí la lengua.
—Tienes que hablar con ella, Aubs —rogó—. La extraño como loco. Fue como
si ese par de días con ella me arruinaran para todas las otras mujeres. Desde eso no
he dormido con nadie. No puedo, ya sabes…
Derek comenzó a atacarse.
—¿No puedes conseguir que se levante, cierto?
—Cállate idiota —gruño Blake.
—Blake está enamorado —incitó Derek, y Blake lo miró con furia.
Terminamos nuestro champán, y se dirigieron atrás para ver la casa de
huéspedes. Los bebés se despertaron un rato después. Los bañamos, cambiamos y
alimentamos antes de ponerlos de nuevo en la cama. Iban a estar bien al menos por
un par de horas. Jake y yo fuimos a nuestra habitación. Me sentía bien y realmente
extrañaba nuestra conexión. Él esperaba echárseme encima en ocho semanas
completas, pero yo no iba a dejar que eso pasara. Me deshice de mi vestido
cruzado y lo pateé hacia él.
La cabeza de Jake se recuperó rápidamente, y sabía que tenía su atención
completa. Caminó hacia mí y corrió la punta de sus dedos a lo largo de mi
clavícula, haciéndome estremecer. Los movió sobre mis tatuajes, justo sobre mi
cicatriz. Me tomó mucho tiempo darme cuenta de que nadie puede ir pasar por la
vida sin una cicatriz o dos.
Elegí convertir mis cicatrices en estrellas, figurativamente. Él me ayudó a

199 aprender a aceptarlas y curarlas de dentro hacia fuera. Miré sus ojos azules y me
sentí completamente anonadada.
—Te amo, Sra. Parker. —Sonrió.
—Yo también te amo, Sr. Parker. —Me incliné y besé su nariz.
La llave para hallar un amor perdurable es encontrar a alguien que te ame,
cicatrices y todo.

FIN
Afflicted
E
L sexy bajista de
Battlescars, Blake
Potter, está en
Smithville, Ohio, para trabajar en
su próximo álbum «Coming
Clean». Aún suspirando por la
mejor amiga de Aubrey, Piper,va
a ser más difícil de lo que
esperaba verla de nuevo con su
novio a largo plazo, Cole. Él está
200 tratando lo más duro que puede
de olvidarla, pero no importa lo
duro que intente mantenerse
alejado, las circunstancias los
juntan. Habiendo sido quemado
antes, se niega a dejar que suceda
de nuevo. Todavía está luchando
para dejar a Rowan , la chica que
le hizo lo que es.
Piper está librando una dura
batalla por su cuenta. Trabaja
durísimo para hacerse un nombre en la industria de los tatuajes. Su novio a largo
plazo, Cole, fue dado de alta recientemente de los Marines, dándole la vuelta a su
mundo de una manera que nunca esperó. Cuando vuelve, Piper comienza a luchar
para ayudarle a recuperarse. Ella llama a la única persona que podría ser capaz de
ayudarla, Blake. Se convierte en el amigo que necesita, no importa lo mucho que lo
está matando.
¿Qué sucederá cuando una llamada de teléfono cambie todo para ambos, y
los lleve por un camino que ninguno anticipó? Los pasados salen de las sombras y
amenazan con arruinarlo todo.
Sobre la autora
S
ophie Monroe es una autora de unos veinte algo de Nueva Jersey. Su
serie de romances de rock and roll, Battlescars, es best seller en Amazon
y en el USA Today.

-Battlescars: A Rock & Roll Romance (Libro 1)


-Afflicted (Libro 2)
-Conflicted (Libro 3)

201
Traducido, corregido y
diseñado en:

202

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