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FELIPE Y EL ETÍOPE

Felipe: ¡Hola niños! Mi nombre es Felipe, estoy aquí en Samaria predicando a Cristo, ¡sí!
El que murió en la cruz, pero ¡resucitó al 3er día! ¡Él es el Salvador del mundo! Muchas
personas en Samaria creyeron en Jesús y fueron bautizados, incluso Simón el mago.
Pero… era necesario que mis hermanos Pedro y Juan vengan para que oren e impongan
sus manos a los nuevos creyentes. De esta manera el Espíritu Santo vino sobre los
nuevos cristianos. ¡Fue asombroso! Ahora iré a descansar un poco… (Felipe se recuesta
en la banca).

El ángel entra a escena delante de Felipe.

Ángel: «Levántate y ve hacia el sur, al camino que desciende de Jerusalén a Gaza». Este
es un camino desierto. (El ángel desaparece de escena)

Felipe: ¡Vieron chicos! El ángel del Señor me dijo que vaya hacia el sur, es un camino
desierto, no encontraré a nadie ni nada ¿qué raro? Pero debo obedecer, así que ahora
mismo saldré de viaje. (Felipe se levanta y sale de escena)

El etíope entra a escena con su carruaje lentamente y leyendo un pergamino. Felipe


ingresa a escena de lejos.

Voz off (ES): «Ve y júntate a ese carruaje».

Felipe se acerca rápidamente al carruaje, mientras que escucha al etíope leer Isaías.

Felipe: «¿Entiende usted lo que lee?»

Etíope: «¿Cómo podré, a menos que alguien me guíe?» Me presento, soy un eunuco de
Etiopía, soy el alto oficial de mi reina Candace, reina de los etíopes. Yo estoy a cargo de
manejar todos sus tesoros y estuve de visita en Jerusalén para adorar al Dios de los
judíos. Por favor sube a mi carruaje y siéntate conmigo para que puedas leer esta parte
de la Escritura.

Felipe: (Lee el pergamino)


«Como oveja fue llevado al matadero;
Y como cordero, mudo delante del que lo trasquila,
No abre Él Su boca.
En Su humillación no se le hizo justicia;
¿Quién contará[l] Su generación?
Porque Su vida es quitada de la tierra».

Etíope: «Le ruego que me diga, ¿de quién dice esto el profeta? ¿De sí mismo, o de algún
otro?».

Felipe: Mi amigo, en esta parte de la Escritura está hablando de mi Señor, Jesús de


Nazaret. Él fue llevado a la cruz, manso como un cordero. Siendo inocente cargó las
culpas y pecados de todo el mundo. Dio su vida en la cruz.

Etíope: ¿Qué? ¿Ya no existe? ¿Se acabó todo en la cruz?

Felipe: No mi amigo, ¡Él resucitó al 3er día!. Es el único que pudo vencer a la muerte.
¡Jesús vive! Él ahora está al lado derecho de Dios. ¡Y volverá pronto! ¿Quieres
conocerlo?
Etíope: ¡Qué maravillas me dices! ¡Por supuesto que sí! ¿Qué debo hacer?

Felipe: Arrepiénte de tus pecados, recibe a Jesús en tu corazón y cree en Él.

Felipe y el etíope oran juntos.

Etíope: ¿Qué más debo hacer? ¡Quiero aprender más de Jesús!

Felipe: Ahora debes bautizarte, tal vez llegando a Etiopía podamos encontrar un lugar
con agua y…..

Etíope: ¡Ahí! ¡Junto al camino… «Ahí hay agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado?».

Felipe: «Si usted cree con todo su corazón, puede».

Etíope: «Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios»

Detienen el carruaje; ambos descienden al agua y Felipe lo bautizó. Etíope se


acerca a los niños dando gritos de alegría y Felipe sale rápidamente de escena.

Etíope: ¡Niños! ¡Me bauticé! ¡Creo en Jesús, el Hijo de Dios! (Da la vuelta para hablar con
Felipe) ¿Dónde está Felipe?... (Se rie) ¡No importa! Iré a Etiopía y hablaré de Jesús a
todos mis amigos. (Etíope sube al carruaje y sale de escena)

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