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L LA TRISTEZA DE MANUEL 8 de octubre de 2011 Hoy mam empieza a escribir todo lo que recuerde. Hoy voy a tratar de acordarme de cémo pasaste de ser minene a ser Luana, mi princesa... En julio de 2007 nacieron mis mellizos, de 35 semanas de gestacién, después de un embarazo complicado, de alto riesgo. Vos naciste primero y a los cinco minutos, tu hermanito; los amé en ese instante. Después de nueve dias de estar en neo ya estaban en casa, vos demandabas mucha atencién; en cambio tu her- mano, nada. Llorabas mucho y dormfas muy poco, y eso hacia que tu hermanito no durmiera. _ Nada te complacfa, siempre necesitabas algo que yo no podfa descifrar porque ni siquiera hablabas. Eran tan dife- rentes, eldia yla noche. Aél se lo notaba sereno, tranquilo; en cambio a vos algo no te dejaba en paz, Se notaba en tu mirada, sorprendfan tus ojitos profun- damente tristes. Lailusién con que los esperamos, dos varones, papé ya tenia planeado el futuro de los dos. —Uno va a ser electricista, como yo -me decia~. El otro, mecénico, y van a trabajar juntos. 25 Nos pasébamos horas hablando de cuando fueran gran- des, eligieran sus novias, fueran juntos a estudiar a una escuela técnica y lo més lindo... eran mellizos, cudnto se iban a divert Entre los dos pintamos su habitacién de color celeste, obvio, y verde, Fueron creciendo a la par y teniendo cada vez mds acentuadas las diferentes personalidades, eran tan distintos, Todo era por igual; la ropa, los juguetes, las cunas celes- tes, pero habfa una diferencia, a tu hermano lo conformaba enseguida y a vos no conseguia calmarte. El primer afio pasé volando, y a pesar de ser tan chiquitito demostrabas estar disconforme, no sabfa con qué nime lo pude imaginar siquiera; mis dos hombrecitos, mis nenes, mis dos amores. Noté que eras muy sensible, Jlorabas por cualquier cosa y tu hermanito no. Papd se enojaba y no querfa jugar con vos porque en lugar de refrte te ponfas a llorar, no te gustaba jugar alo bruto. ‘Tendrfas dos afios més 0 menos y mamé te compré unas peliculas de Disney para que vieras con tu hermano, La que mds te gusté fue La Bella-y la Bestia, la viste tantas veces que repetfas los movimientos de Bella y tratabas de cantar y decir os didlogos como te salian. Empezastea bailar como Bella du- rante todo el dia, te quedabas deslumbrado con esa princesa. Recuerdo una tarde que les puse miisica para bailar, yo tenfa puesta una pollera y te quedaste mirdindome hasta que fuiste a mi placard y trajiste una pollera mfa para po- nerte. Te la puse, pensé que era un juego, todos los nenes se disfrazan para jugar, pero vos no, te pusiste la pollera y no te la quisiste sacar nunca més... Fras tan chiquito, tan hermoso, tan inteligente. Llora- hho para que te pusiera las peliculas de princesas; 26 Siti ttl ‘ ici encima no tenfamos cable, en la tele solo les podia poner el DVD. Si velas La bella y la bestia, vos eras Bella y tu hermano, la Bestia; si vefas La bella durmiente, vos eras Aurora y él, el principe Felipe. Lo abrazabas para que bailara con vos. Te vi arrastrar una silla, Hevarla a mi habitacién, po- nerla delante de mi placard y buscar una remera mia para ponerte. Te quedaba como un vestido, y con eso puesto te ponias a bailar delante del televisor al mismo tiempo que Jo hacfa la princesa y con los mismos movimientos que ella. ‘Te pasabas todo el dia con una remera mia puesta. Todo empeoré, ya no era un juego porque ya no nos divertfamos... Te puse otras peliculas, pero no legaban a atraer tu atencién y no te gustaban tanto. Pasabas mucho tiempo revolviendo mi placard hasta encontrar una remera que te gustara y me pedias que te la pusiera. Empezaste a guardarlas debajo de tu almohada, en tus cajones o debajo de tu cama. Las puse en el estante mas alto para que no las agarraras mas. Ya era muy reiterativo. Te ponfas muy mal si no las encontrabas y rompfas en lanto durante horas. Lo que siempre noté fue que no era un llanto de capricho, Horabas con un sentimiento profundo, de dolor. Ya no estabas tranquilo, necesitabas vestirte para jugar, ycomo yo no te querfa poner mi ropa, aprendiste a vestirte solito. Mientras tu hermanito jugaba con autitos y trenes, vos solo aceptabas un peluche. No dormias de corrido toda la noche y no te recuperabas durante el dfa; consulté con el pediatra y me derivé a un neurdlogo infantil. ‘Tellevéy mandé a hacerte una polisomnografia noctur- na, un estudio del suefio; para él no era normal las pocas horas que dormias. estudio salié perfecto, neurolégicamente estabas me puse a lorar sin entender entonces qué-era lo que te pasaba. Te derivé a un psicdlogo infantil, tenfas solo un afio y medio, dijo que tenfas problemas de conducta, No pude llevarte, se me complicaba viajar con los dos bebés. No tenfa quien me ayudara... Pasaban los meses y todo segufa igual, insistias con mi ropa y el dfa entero te la pasabas lorando por todo sin sentido y en la noche te despertabas a los gritos, dia tras fa, no tenias paz y no lograba entenderte. Me asusté mucho cuando vi que se te cafa el pelo a me- chones, tenfas cuatro aureolas en la cabeza, obviamente {e Ilevé al dermatdlogo, te revisé y me pregunté si habia fallecido algin familiar, si nos habfamos mudado, si me hab{a separado o algo que hubiera cambiado radicalmente, ‘Nada de eso pasaba, no era un hongo, no habia remedios, tu lo se cafa por tu estado de dnimo y se sorprendié porque muy chiquitito para que te pasara eso. Igual nos dio in que te pasé durante dos meses. " Miangustia iba creciendo, no habia explicacién médica nada de lo que te estaba pasando fisicamente. Tenia \ impotencia, nada podfa hacer para mejorar tu vida, darte tranquilidad. un{as ya veinte meses y comenzaste a hablar, entonces nena, yo pr fo era tn juego ni con Jo que jugabas, era lo que de- | Alifempez6 tu larga kucha para tu tan cortita vida. | ‘Yano podia verte tan mal, tan angustiado, la vida se nos hacfa insoportable, y no tenfa una solucién. Lo tinico que te calmaba era que te dejara jugar con mi remera puesta. Repetias todo el tiempo y a quien quisiera escucharte: —Yonena. Contrariarte era peor. Légicamente te respondiamos: -No sos una nena, sos un nene, Y tu reaccién tan violenta, autodestructiva, nos dejaba desconcertados a todos. :Qué podia pasar por tu cabecita, mi cielo, que legabas a lastimarte si te deciamos que no lo eras? Te dejé entonces ponerte mi remera, por lo menos unas horas te la pasabas tranquilo. Pero a la noche era de sobresaltos. Llorébamos juntos, mi desesperacién me ha- cfa pensar que podfas estar enfermo. Nadie me daba una solucién ni podian explicar tu condueta, cada estudio que se te hizo salfa bien, Elpediatra sostenfa que lo que te pasaba era porque papa no estaba més tiempo con vos. Le falta Ja figura paterna, llévenlo a jugar a la pelota ya practicar juegos mds rudos. Pasa mucho tiempo con la madre. Decian. ¥ yo pensaba: ~zY tu hermanito? EI pasa el mismo tiempo que vos y papé esta para los dos por igual y, sin embargo, no me dice que es nena. Llegé a recetarme un antialérgico que produce som- nolencia en los nifios para que pudieras dormir un poco, ynada. ‘Lo que mas me desconcertaba era que estaba criando a dos nifios al mismo tiempo y de igual manera y uno estaba 29 conforme consigo y el otro no. Si fallaba con uno, tendrfa que fallar con los dos. Era agosto del afio 2010, tenfas tres afios ya y estabas cada vez. peor, te golpeabas la cabeza contra la pared, te tirabas del pelo, te mordias. Decidf entonces llevarte a un psicdlogo; silo que te es- taba pasando era emocional, no tenia otra solucién. * Fui a una entrevista con una psicéloga infantil, ahi le co- menté que tenfa mellizos varones alos que criaba por igual y ‘que uno de ellos decfa ser unanenay pedia vestirse como tal. =Mi hijo de tres afios me dice que es una nena -le dije Después de ir sola a la sesin y responder a todas las preguntas que me hicieron sobre el embarazo, tu naci- miento, cémo eras de bebé, etcétera, llegé el dia en que te iba aver avos Pusimos tantas ilusiones y expectativas, necesitabamos urgente que nos dijeran qué te estaba pasando fue un gran error caer en ese lugar. Lallicenciada que te atendfa decidié aplicarte un método correctivo y afirmar tu masculinidad. Recuerdo que tenia una caja con juguetes, vos entrabas solito al consultorio y mamé te esperaba afuera. En esa caja habia un pedazo de tela. Una vez, cuando te retiraba, te vi con esa tela puesta encima como si fuera un vestido y ahf senti que por fin un profesional estaba viendo Jo que viviamos a diario con vos, con un nene que se sentfa nena y se vestfa como nena. Pensé entonces que estabamos yendo por buen camino, pero me equivoqué. Nos cité a papa y a mf y nos dijo que lo que notaba era que nosotros no éramos firmes con vos, que vos eras un y que tenfamos que recordartelo. —Cuando él diga que es una nena, ustedes le dicen que no. Sise pone una remera, se la sacan; no importa si llora, tienen que ser firmes con esto. Nos dijo que lo transmitiéramos al resto de la familia y quesacdramos todo lo que estuviera a tu alcance con lo que te pudieras vestir como una nena, ¥ as{ lo hicimos. ‘A papa le costaba mucho verte asi, entonces acaté la orden dela psieéloga al instante. Yo hice lo mismo creyendo que era lo correcto y que de esa manera ibas a mejorar tu estado an{mico. Hablamos con tu abuela y tus tfos para que fodos hicié- ramos lo mismo por tu bien. € Lamento tanto todo lo que te hicimos sufrir... Guardé todas las peliculas de princesas, cerré mi habi- tacién con ilave para que ya no sacaras mi ropa, y te repe- tiamos a diario que eras un nene, no una nena. Jamis pensé que queriendo hacerte un bien te lastima- riamos tanto. Cada vez que te ponfas una remera mfa, te la sacabay te decfa queno lo hicieras més porque eras un nene; por Dios, todavia escucho tus gritos cada vez que te sacaba lo que te habias puesto, no te estaba sacando la ropa, yo sentia que te estaba arrancando la piel. ‘Tus gritos eran desgarradores, tu llanto era con tanto su- frimiento, horas te escuché llorar por una remera o porque deciamos que eras un nene. Te quedabas sin voz de tanto gritar. Los vecinos paraban ami mamé en la calle para pre- guntarle si yo los maltrataba porque escuchaban tus gritos yllanto continuamente. Como no tenfas mi permiso ni mi ropaamano para ponerte, comenzaste a ponerte c\ cosa que simulara un vestido. / Repasadores, toallas, la funda de la almohada, jugabas con tu imaginacién, una fibra de color rosa era una prin- cesa, me decias, Elegiste tu cepillito de dientes de color lila, jugabas y dormfas con él. Cuando querias entrar a mi habitacién a buscar mi ropa yla encontrabas cerrada con Ilave, estallabas en una crisis que golpeabas la puerta con los pies y con la cabeza para abrirla, gritabas tanto que dudo que pueda borrarlo de mi mente. Te abrazaba para que no te golpearas. Llegaste a Hlorar tres horas, recuerdo, o hasta que te quedabas dormido en el piso, pegado ami puerta. Dormido segu{as sollozando. Lo primero que hice fue hablar con la psicdloga para explicarle que cada vez era peor, que tenfas muchas crisis nerviosas y que nada te hacia cambiar de opinién ni dejar de intentar vestirte como una nena. Y a todo esto se sumé tu deseo de tener el pelo largo, era demasiado ya. Su respuesta fue: ~Sigan asf, no importa lo que llore, es un nene. La familia se destrozaba, nadie soportaba verte sufrir ‘asi. Pap era el tinico que se mantenia firme, y hasta llegé 4 romperte la fibra rosa con la que jugabas porque un dia tayaste todas las paredes de tu cuarto, los muebles, los juguetes, el velador y la cara de tu hermanito que estaba durmiendo. Las paredes estaban pintadas de celeste y verde Yvos pintaste todo lo que pudiste del color de las princesas, Le tenfas miedo a pap, te empezaste a esconder de todos. ‘Twangustia se tenotaba, era inmensa, en tu caritasereflejaba Ji tristeza que tenfas, supongo que te atosigamos entre todos. Imagino qué desesperacién has tenido con todos encima Yos diciéndote que no a todo, contrariando tu deseo de set una nena € imponiéndote que eras un nene, qué horror yiviste, mi cielo. Pasaron los meses y segufamos firmes; empezaste a ‘mentit, a disimular. ‘Te encontraba con la funda de la almohada puesta en tu falda y te preguntaba: (Estas jugendo como una nena? -No, mamé, estoy bailando, yo soy un nene. Aprendiste a decir lo que querfamos escuchar y te ence- rraste en tu mundo, donde eras la nena que querias ser. Te aislaste de todos. El tinico que te acompafiaba en el juego eratu hermanito. El tinico que te entendfay jugaba con vos, con la misma inocencia, / Una vez te encontré en el patio con una remera mia puesta, otra vez, como vestido; estaba mojada, la habias sacado de la soga. Era la ropa que recién hab{a lavado; cuando me miraste a los ojos y me enojé por lo que hiciste, empecé a notar que también me tenias miedo. Le conté a la psicdloga que no podfamos seguir asi con ‘vos, que te veia destruido, que no eras un nifio feliz. No asi. Que tu carita cambiaba cuando encontrabas qué ponerte. ‘Un dia no salias del bafio y entré. Te habfas puesto el cubre cesto del bafio como una pollera y estabas jugando tran- quilo, encerrado, Pero nada de Jo que le contara cambiaba su postura de encaminarte a ser un nene por obligacién. ‘Te he visto con Ja rejilla de la cocina Ilena de grasa, con la que mamd limpiaba, como pollera, con el trapo de piso que acababa de usar puesto enla cabeza para simular pelo largo. Qué hacfamos mal? ¢Por qué estabas as{? Se suponia que esto era lo mejor, lo que tenfamos que hacer para que \dejaras de pensar que eras una nena, pero, enlugar de verte Inejor, te vefa cada vez peor. ee ; fialabewn asi sce eae 3 33 Seis meses pasaron, durante seis largos meses inten- tamos cambiar tu deseo de ser, te obligamos e impusimos nuestra voluntad a la tuya y nada. Te vi llorar, te vi sufrir, vi miedo en tu mirada y lloré con vos siendo testigo de tu voluntad y tu firmeza ante el réto, el grito, incluso el / chirlo de papa para hacerte varén. Te castigamos e in- sistimos junto con la psicdloga en doblegarte y lo ‘inico que conseguimos con este método “correctivo” fue verte totalmente infeliz. \\ Me senti culpable, te llevé a un lugar donde se suponia “que iban a contenerte, ayudartey te destruimos entre todos. ‘Tenias pesadillas todas las noches, te levantabas gritan- doy asustado. Estébamos més perdidos que antes, .qué bamos ahacer ahora? Tus mismos padres, tus verdugos, asf me sentfa, responsable de tu délor. Como madre, un desastre, presencié tu sufrimiento con impotencia y te aseguro que mi dolor era igual al tuyo, pero config en la psicdloga y le di tiempo al tratamiento que jamds resulté. La tinica persona de la familia que no se sumé a todo esto fue tu tia Silvia, mi hermana mayor. La ‘inica que no soporté tu dolor y consintié en silencio y complicidad tu deseo, Solo con ella te sentias bien, contenido, calmaba tu Hanto y te hablaba al ofdo. La esperabas con ansias, y fue quien compartié tu mundo imaginario. Se entendian con solo mirarse, ella siempre vio tu interior y supo apaciguar tu dolor de ser incomprendido por el resto de la familia. A ella le decias.cada fin de semana que venia a verte: ~Yo nena, tia, yo princesa. Estabas a meses de comenzar el jardin, salita de tres afios y atin no tenfamos resuelto qué pasaba con vos. Era obvio que no podfas empezar las clases con esas crisis, nada habfa cambiado. Fui a reservar la vacante a un jardin privado casa, tenia que tener en cuenta que fbamos a tener complicado en todos los sentidos; por eso fui since Ja directora del jardin y le conté lo que te estaba pasi antes de anotarte y que estabas yendo con una psicéle vvos, tu hermanito y yo. . La directora del jardin los anoté diciéndome qué preocupara, que eras muy chiquitito y que esas cosas 0 pasar. Que los nenes juegan asi. ; Lo que mds me convencié del jardin fue que no ly que usar guardapolvo, Tenfa miedo de que lo tomara un vestido y asf fomentar tu supuesta confusién, Estébamos en casa mirando televisidn un di pap y llamé tu tia Silvia, me dijo: ~Poné Nat Geo que estan dando un document Lo vimos, mostraban la vida de una nena t de los Estados Unidos. Era la primera vez en escuchaba esa palabra. Daban testimonios los padres y contaban no estaba conforme con su género y la nifia hal J -Me llamo Josie, soy una nifia y tengo / No sé eémo explicar lo que sent{ en fue como caer al vacio, vi reflejada ahi 0 nuestros problemas, tu deseo de ser nen Ja felicidad que esa nifia trans ten{ay espejo. Dijimos con pap: - Eso tiene, es eso. Lloré desconsoladamente, papi l El dolor era en el medio del pecho, el aire y no podés respirar; asombro, culpa, miedo, todo junto en un instante. Lo primero que papé me dijo fue: —No le cortes el pelo nunca mas. Y se fue solo al patio a fumar. Yo me quedé sin palabras y me dolfa el alma, pensar en todo el dafio que te estébamos haciendo. Esa noche no pude dormir, me senté en tu cama amirarte \ mientras vos dormfas y no podia salir del ahogo que sentfa. \ ‘Te acaricié tu pelito que estaba bien cortito y te pedf | perdén, te prometf esa noche que iba a ayudarte, que ya sabfa qué te pasaba y que si vos querfas ser una princesa, mami te iba a ayudar a ser la princesa més hermosa del / = mundo. Ala mafiana siguiente, sin pensarlo siquiera, Hamé ala psiedloga para pedirle una entrevista urgente. Le pedi atu t{n que me trajera informacién de lo que era ser un nifio (vansgénero; lef tanto y descubri tantas cosas que no salfa ip mi asombro, todo lo que allf decfa era lo que a vos te taba pasando. Subrayé las cosas puntuales mientras llorabay con esas Jas me fui a ver a Ja licenciada que estaba haciendo que destruyeras por el simple hecho de obligarte a ser quien querfas ser. Mientras iba para el centro de psicélogos, ese lugar \de nos atendian a los tres, sentia como si me hubiera ido cien kilos de miespalda, ya est4, ya sabia qué tenfas, jor todo iba a ser més facil. ‘i licenciada no solo ni me escuché, sino que tiré por lo todlos los argumentos que le estaba exponiendo. Jo que lo que yo habfa visto no existfa, que era mentira, lis hojas que le levé con informacion. {Qué impotencia! Le pregunté entonces qué era lo que te estaba pasando, segiin ella, y le reclamé: Te traje a mi hijo con una sola pregunta: gpor qué me dice que es una nena? Y pasaron ya seis meses y no tengo respuesta, mi hijo cada vez est peor y cuando encuentro algo que puede ayudarlo, decfs quees mentira. Quéle pasa ami hijo, entSnces? Olvidate de todo lo que te dije, dame ‘vos una respuesta. Llorando se lo pedi, desesperada; era obvio que esa chica \ queestabadelante de m{no tenfaideade quéresponderme, | y ute estaba segura de que un hombre se hace alos golpes. / Qué le pasa a mi nene que dice ser una nena? ~volvi’ apreguntarle. Te pregunto yo a vos, qué pasa en tu casa que tu hijo quiere ser nena. —{Cémo qué pasa en mi casa? Vos tenés que decirme’ qué le pasa. ~Acé el nene se comporta como nene. ~Acé el nene esta reprimido, solo viene a dibujar y la sesién dura 40 minutos de los cuales se queda solo 15 0 20 nada mas. ~{Qué pasa en tu casa, Gabriela? ~¢Por qué no le pones una tela aver qué pasa? Te traigo ‘una remera mia y te fijas eémo se comporta. ~Te repito, zqué pasa en tu casa, Gabriela? No sé cémo contuve la ira que me proyoed su necedad, su falta de profesionalismo, Pensé que iba a encontrar a una profesional que escuchara que mi hijo se estaba consu- miendo en tristeza y solo encontré a una persona ignorante ysoberbia que no pensabaen la criatura ni por un instante, solo segufa firme en que tenfamos que obligarloa ser varén pasara lo que pasara. 37 Recog{ las hojas llorando, me levanté y me fui. Qué sola me sent{, que impotencia, bronca, desilusién, :adénde iba a ir ahora? Era més que obvio que esa terapia no hacfa mas que destruirte y yo no iba a permitirle que te siguiera tratando ast. Llegué a casa decidida a no mandarte masa ese lugar, la psicéloga no me dio ni siquiera lugar al reclamo, nime dijo: “Dejame ver, lo voy a tomar en cuenta”, no sé, me hubiera dicho: “Sf, conozco del tema de los nifios transgénero, pero no es el caso de tu nene”, qué sé yo, algo coherente por lo menos. Esa semana fuimos por iltima vez. Fui a darJa cara con mi psicéloga, la tuya y la de tu hermanito. Mi psicloga me dijo que no tenia que molestar a tu psicdloga nunca més si yo tenfa angustia por algo. Que lo hablara con ella, Se habjan puesto de acuerdo, supon- go. Yo solo le traje una inquietud sobre mi hijo y si no lo hablo con ella, gcon quién? Ks ella la que estd viéndolo y mi angustia era sobre mi hijo, Evidentemente, no era el lugar apropiado. Ese mismo dfa me desped{ de las tres “profesionales”. Tupsicéloga nos cité a papd y a mf para darnos el cierre de esos seis meses de tratamiento. No nos dio nada por es- crito, ningiin informe. Solo nos dijo que vos eras hermoso, qne sabfas compartir y que eras muy inteligente y sabias muy bien que eras un varén. Ni siquiera le contestamos con papé. Nunca més volvi- mos a ese lugar. Hablamos mucho con papd para ver cmo seguiamos, yo estaba decidida a no castigarte mds y a dejarte jugar con lo que quisieras. Basta de verte Horar, basta de que se caiga el pelo, ya basta. 38 papa no sabfa bien qué hacer, él querfa que jugaras en casa solo sin que nadie te viera. Fl sintié tu dolor, presencié tus crisis y vela cémo se te pasaba todo si te dejaba usar una pollera nada mds. Supongo que sintid culpa de haberte castigado tanto. Estaba perdido, creo. Hablambs con la familia y les comenté lo que habiamos ‘visto; es mas, ellos también lo vieron y entre todos tratamos de tener un poco de paciencia a tus reclamos mientras yo puscaba otra psicéloga por medio de la obra social. Empezaron el jardin, y fue ahé donde més dificil se te hizo, te enfrentaste al mundo que hay fuera de gasay donde est muy acentuado el ser nena, el ser varén, Los primeros meses fuiiste descubriendo a las demés nenas. Las mamds ena puerta me decian que sus hijas solo hablaban de vos, que las peinabas, jugabas en el rincén de la casita a las mutiecas y estabas todo el tiempo rodeado de nenas. Un dia se me acereé una mamé que me dijo: —Tu hijo es un donjudn, siempre estd con las nenas. Y yo pensaba: si supieran que desea ser una nena més En casa comenzaste a estar mds libre, sin presién, llo- rabas tanto por tu pelo que no crecfa que un dia papa te compré una peluca de cotillén. Tu felicidad era inmensa, te la pusiste y no te la querfas sacar ni para dormir y te ponfas seguido mis remeras. Papa queria que solo jugaras en casa, no tolerabalaidea de que alguien te viera. Por momentos te aceptaba y te ayudabay por momentos ni siquiera te miraba. Discutimos mucho, él te dabaalgo para calmar tu ansiedad, pero querfa que razonaras como adulto y lo usaras como él querfa; pero vos no podias hacerlo, tu juego era tu vida misma, © No te sacabas la peluca ni el disfraz en todo el dia, Hee gabas a dormir con todo puesto. Estabas mas tranquilo dé 39 oy manera, Cada vez que salfamos para el jardin, papa te ropetia: “Acordate que en el jardin tenés que ser un nene, no digas nada y cuando Hegues a casa, te ponés tu disfraz. Y asf la fuimos pasando hasta que tuve una entrevista con otra psicdloga, Fui dos meses yo sola para explicarle la situacién; tam- poco lo compartia, me decia que tu deseo de ser nena tenia que ver con que papé tena sus crisis y nos abandonaba de vez en cuando. Hasta que llegé el momento de conocerte, Te llevé a la primera sesi6n y ala segunda podias llevar algo que vos quisieras para jugar y te le apareciste a la siguiente con una bolsa en la que llevabas tu peluca y tu disfraz, Tres meses estuvimos asi. Un dia la psiedloga me hablé a mi sola: ~Voy a hacerte una derivacién, noto que tiene una pro- blemética de género, pero yo no soy especialista; tenias raz6n, élse siente una nena, yo no puedo seguir tratindolo, tenés que levarlo a otro lugar. Pregunté en la obra social yno tienen especialistas en tematica de género, lo siento. ~Pero ¢vos qué ves? Decime, Una nena, pero te repito, te hago una derivacién y bused otro lugar. Por lo menos, esta psicéloga no tenia idea de lo que te pasaba, pero tuvo la grandeza de reconocerlo y de no ha- cernos perder mas tiempo. No sabia qué decirme, me dio un papel que decfas “El nifio tal presenta posible problematica con su identidad sexual. Derivacién a especialista”. A-empezar de nuevo, y ahora, gadénde ir? No tenfa informacién més que el documental que habia- mos visto y 1o que habia bajado de Internet en unas hojas, nada mas. Eljardin se te iba complicando cada vez més porque no solo estabas todo el tiempo rodeado de nenas, sino que que- tfas hacer las cosas que hacfan como, por ejemplo, formarte enla fila con ellas; el problema venia cuando la sefiorita te sacaba y te ponia en la fila de los varones. ‘Todos tus dibujitos eran en color rosa y solo dibujabas princesas y nénas. Salfas llorando a menudo porque te trataban como varén. El gran tema era cémo explicarte que vos eras un varén fisicamente y con documentos que decian que eras un va- r6n. Entonces empecé a decirte que eras una nena especial yque nadie en el jardin se habia dado cuenta. Y con solo tres afios y medio, traté de que empezaras a comprender que tu cuerpo era diferente al de las otras nenas y que habfa que esperar que creciera tu pelo y que por ahora tenjas que ir asf al jardin, Llorabas sin entender el porqué. Aceptabas lo quemama te decfa con tristeza. Las pesadillas no cesaron, la angustia tampoco, y empe- zaste ano querer ir més al jardin, Cada vez que te ponfa el pantalén del uniforme para ir, me decfas que querfas una pollerita como las otras nenas. ~Este pantalén me molesta ~me decias llorando. Yallegar a Ja puerta no querias entrar, tenfas vergiien- za, agachabas la cabeza yno querfas mirar a nadie, era muy duro para mi dejarte esas cuatro horas que no podia verte y enlas quenote dejaban serio que vos querfas er, una nena, Las salidas a cualquier lado se hicieron impasibles, casa ala que fudramos te daba una crisis por algo que vefas de alguna otra nena y te lo querfas poner o, por ejemplo, te aparecfas delante de todos con un repasador puesto como aL pollera, enganchado en el pantalén, que habfas buscado vos solito. Preferias estar disfrazado delante de quien fuera antes que estar vestido como var6n. Papd se enojaba y nos tenfamos que ir enseguida antes de que te agarrara una crisis peor cuando intentdbamos sacdrtelo, El toleraba que lo hicieras en casa, pero no de- lante de los demés. Menos de sus amigos; solia esconderte en tu habitacién y cerraba la puerta con llave para que no te vieran. Una vez estaba un amigo de papd en la cocina y vos te apareciste con un camisén mio puesto, rosa, y el muchacho se rio preguntandote qué te habias puesto y le expliqué. Se quedé sin palabras y papd, muy enojado conmigo. Habja algo que me costaba entender, ¢por qué te permi. tia vestirte, pero nadie te podia ver? No dejaba que salieras ala galeria, solo podfas jugar con tu disfraz en el fondo de Ja casa, incluso legé a decirme que iba a poner una lona que tapara toda la reja del frente para que no te vieran. Vos mismo decfas: —4Puedo salir? Si viene gente, me escondo. El dolor que sentfa al escucharte no tiene comparacién con nada. Yseguiamos sin encontrar un especialista para llevarte. Llegé tu cumpleafios, cuatro afiitos ya. Llevé al jardin una torta color verde para tu hermano y una torta color anaranjado para vos, los adornos eran ranas, fue lo tinico que aceptaste, sin ganas ni alegria. Vos querfas una torta de princesas, perono podia hacértela, fue un cumpleaiios triste como todos los que habfas tenido hasta ahora; la tristeza y la desilusién aumentaban cuando abrias los regalos que te traian, ninguno era lo que vos esperabas; tu tia Gori les trajo una pelota de fiitbol para cada uno; tu tio Fede, unas 42, remeras de color azul y roja; la abuela, zapatillas negras para los dosy con papéno sabfamos qué regalarte avos, atu hermano si, le encantaban los autos y los trenes, pero a vos no sabfamos qué, nada de varén te iba a gustar. Te compré entonces una remera de varén color rosa, aunque sea que tuvieras el Color que tanto te gustaba. Tu tia Silvia te dejé plata, no se anfind a traerte nada que te hiciera sentir mal, disconforme, porque agarrabas cada paquete-con tanta ilusién deseando que hubiera no sé qué ahf adentro, solo vos sabias qué esperabas y tu carita de desilusién cuando veias qué habfa era terrible, dejabas el paqugte y te ibas allorar a tu cama, pero no a gritos, sino con pena. ;Qué jinmensa tristeza habia en tus ojitos, mi ciclo, qué dificil era todo eso para vo! ‘Tan chiquitito y disimulando para que pap no te retara, sufriendo solito y aguantando que te trataran como vos no querias, jqué tortura, ;qué dolor! Nacié Felicitas, hija de Ana, una de mis mejores amigas, y fuimos a conocerla, una beba hermosa que tenfa toda su habitacién decorada con todo el amor que su mamé le tenfa, y en su cuna habfa una mufieca de trapo con pelito de lana toda rosa. ‘Te acercaste y la tomaste con tus manitos, se te iluminé Ia cara, la abrazaste y te acercaste a mf diciéndome: -Mamé, yo quiero una muiieca asi, rosa. Era la primera vez que tenfas en tus manos una mufieca. ‘Teescuché papa y tela sacé delante de todos, te pusiste allorar pidiendo una mufieca para vos, te abracée intenté consolarte, pero fue inttil; nos fuimos del lugar, Uoraste todo el viaje y papa se enojaba cada vez mds; entonces te hablé al ofdo y te prometi que iba a comprarte una. Solo as{te calmaste. 43 che papé trabajaba, fue el 31 de julio del 2011, no Mis, estaba cocinando y te apareciste delante de temera mia puesta, tenfas otra carita, te miré vex lo mismo, sacate esa remera, Manuel. mirame, sos un nene, sacate esa remera. ) soy una nena. 0 un nene y te llamas Manuel. joy Una nena y me Iamo Luana. ? mo Luana y sino me decis asf, no te voy a hacer Wprendi, no tuve palabras, no aguanté el Hanto {que te fueras a tu habitacién. Llame a tu papé al 'y le dije: 4, no hay vuelta atrds, se eligié un nombre, un de mujer. insacién de no saber qué hacer frente a semejante tenfas solo cuatro afiitos recién cumplidos yte ele- nombre, andé a saber cudnto hacfa que lo estabas \lo 0 cuanto tiempo hacfa que lo habias clegido y ih en tu cabecita sin animarte a decirmelo. Aparte, gde Jo habfas sacado?, no conociamosa ninguna Luana, (0 que lo escuchaste en el jardin. uerdo diferente, con ojitos con miedo, pero total- ido; por eso fuiste a ponerte una remera miay iste asf. Qué valor, qué decisién, qué claro tenias } Gon qué seguridad te paraste frente a mf. ¢ te dejé en el jardin. A la salida me e por tu mufieca rosa. No la habfa comprado, to a llorar tanto diciéndome: ~Vos me prometiste, quiero mi mufieca rosa ~gritabas delante de todas las mamés y los nenes que no entend{an quélepasabaaManuel quea gritos pedfa una mufieca rosa. Te levanté como pude y nos fuimos a casa. Hablé con papdy le dije: =No sabés c6mo se puso en el jardin, gritaba que queria ‘una mufieca rosa, todos se pararon a mirarlo, ¢qué vamos ahacer? Papa me dijo que iba a hablarte. Te llamé a vos solito y tepregunté por qué habiaslorado tanto, qué habia pasado. —Nada-le dijiste. -No me mientas, mama me conté que lloraste a gritos. 2Qué pasé, qué querias? ‘Te diste vuelta y me miraste como reclamando porque Ie habla contado, dudaste, no querias responderle. Tenias miedo. =2Qué pas6, Manuel? -repitié paps. :Qué querfas?, decime a mf. Un aut, rojo. =No me mientas, no querfas uni auto, qué querias? Retorcias denervios tus manitos tan chiquititas, estabas por largarte a llorar, se te quebraba la voz. » Dale, no te voy a pegar, solo quiero saber por qué llo- raste tanto. ~Porque quiero una mufieca rosa. —2Por qué querés una muiieca? ~Porque soy una nena y me llamo Luana. Papé no supo qué decirtey temandé atu habitacién, Se fue un rato solo al fondo de la casa; cuando volvié a entrar, me miré con los ojos llenos de lgrimas y me dijo: ~Me lo contd, se eligié un nombre, eligié el nombre més Jindo del mundo. 45 ‘Tu valor fue admirable, lo enfrentaste a pap, con el miedo que le tenfas, paradito delante de él te vefas tan indefenso, tan chiquitito, que tuve miedo yo también de su reaccién, me imagino vos. Papé tenia la esperanza de que se te pasara, lo encon- traba llorando a veces y me decia: -No puede ser, Manuel no, él es hermoso, va a tener muchas novias, no puede ser una nena, ¢qué vaa ser de él? No puede ser, se le tiene que pasar, es un ganador, va a ser mecénico, no puede querer una mufieca, gy con Federico qué vamos a hacer, pobrecito?, zsabré algo? Cuando pudo reponerse, los llamé a los dos. Estébamos en el mes de agosto a dias de festejar el dfa del nifio y es- peraban sus regalos. ‘Te pregunto a vos: Manuel, gsabés qué quiere Federico para el Dia del Nifio? ~Si, quiere un tren. “Federico, zvos sabés qué quiere Manuel de regalo? ~S{, una muiieca rosa. ‘Tuhermanito sabfa todo. Lo tenfa muy claro, vos querfas cosas de nena y él cosas de nene. Nos lo conté con tanta naturalidad, fue simple, inocente, no entendia por qué lo mirdbamos asombrados. Con papa pasdbamos dfas sin hablarnos, los dos estdba- mos tratando de asimilar, de soportar el dolor que causaba la desesperacién de no saber qué hacer con vos, todo lo que habfamos visto pasaba en Estados Unidos, las dos psicé- logas que habfamos visto no entend{an nada sobre nifios transgénero. No habja informacién en ningtin lado, ningin pediatra nos supo explicar; entonces, qué fbamos a hacer. Si te tratabamos como varén, te destrufas en nuestra cara, te 46 vyelamos deshecho; si te dejébamos ser una nena, no sabfa- mossiestaba bien, ni cémo hacer enel barrio; enel jardin ya no te callabas como antes, era desesperantey todo empeors, Est4bamos todos tristes en Ja casa. La familia esperaba gue dijéramos algo, no sabfamos qué hacer con vos, tu estadia en el jardin se hacia cada vez més dificil, hasta que la sefiorita mehablé: Manuel se rasguiié la cara, querfa una figurita de prin- cesa. No sabemos bien qué le pasé. ‘ ‘Ya no soportaba que estuvieras tan mal, no querfa verte asinique tehicieras dafio, todo se desmoronaba; tenfa miedo de que te lastimaras. En casa las cosas con papd no estaban bien tampoco. fil tenfa de vez en cuando cambios bruscos de humory por cualquier cosa se ponfa agresivo, se iba de casay nos dejaba solos tres 0 cuatro dias. A veces volvia solo; otras, mamé lo iba a buscar. Sus cambios de humor comenzaron con el embarazo, sentfa que era mucha responsabilidad y a veces hufa de nosotros. Intenté siempre que la familia estu- viera unida y més atin con lo que a vos te estaba pasando. No querfa estar sola, necesitaba su apoyo. No tenfa fuerzas para soportar todo esto yo sola; iguaimente, en el fondo de micoraz6n, sabfa que algiin dia se iba a ir. Cuando lo conoct a papa, ya tenia tres hijos a los cuales habfa abandonado y ese era el gran temor que yo tenfa, que hiciera lo mismo y nos dejara a nosotros también; por eso intentaba que no volviera a repetir su historia con nosotros, no podfa sola, las veces que tuviste grandes crisis y papd no estaba conmigo. para acompafiarnos fueron terribles; por ejemplo, el dia de Ja comunién de tu primo Ayrton. Fuimos los tres solitos a la casa de la tia Gori. Preparay mos la comida, la torta, mientras vos y Federico jugaban, dentro de todo, tranquilos. Llegé la hora de ir a la iglesia y 47 toclos fuimos a cambiarnos. Los puse a los dos tan lindos, con sus camisitas y pantaloncitos. Eran dos hombrecitos, En un momento, desapareciste demi vista. Tu tia me llama yme dice: “Veni, mir a Manuel, por favot. Ya su cara me decia tod Entréasuhabitacién yno te vi, te busqué, estabas detrés de la mesita de luz. hecho un bollito en el piso, llorando, Mientras todos nos alistabamos para salir, te habias meti- do en su cuarto, abriste su placard y revolviste su ropa. Le habfas sacado una remera amarilla y te la habfas puesto como vestido. Recuerdo tu cara, ah{ en un rincén, escon- dido porque sabfas que te lo iba a sacar, tu temor al reto, tealeéy te {Qué te pusiste, Manuel? Intenté sacértelo con més dolor en mi cuerpo que el que vos podias sentir, hijo, pero no podia llevarte asi a la iglesia; rompiste en Ianto, todos se quedaron miréndote extrafidndose de lo que estabas haciendo, la familia politica de tu tia no sabja nada. ~{ Qué se puso? -preguntaron. ‘Te levé a Ia iglesia lorando todo el viaje y sabiendo lo que nos esperaba al llegar. 2Cémo podia evitarte el dolor dle que vieras a todas Jas nenas que iban a estar ah{ con sus vestidos blancos para tomar su comunién?, tenfa tanto imiedo de tu reaccién, Dos veces lo pensé, querfa irme, no porvergiienza, querfa ahorrarte que las vierasy te sintieras mucho peor, llorébamos juntos como si supieras que no Juba remedio a tu sentir. Qué podfa hacer yo?, no tenfa idea de qué hacer, papa no estaba, Federico solo presen- cinba tus desbordes y cada vez se hacfa més introvertido, io le gustaba verte sufrir, a nadie le gustaba. Llegamos a 48 Iaiglesia y te perd{, no habfa consuelo, te tenia en brazos yluchaste conmigo para bajarte e ir al lado de esas nenas, para tocarles el vestido, solo tocarlo, Tu expresién de deseo y tristeza por no tener un vestido como ellas fue cloloroso para toda la familia, Entramos y me senté en la tiltima fila para que no pudieras verlas y asi te calmaras un poquitito al menos. Fu¢ imitil, parecias un animalito herido, no puedo ni siquiera soportar el recuerdo. Lloraste tanto, al punto de desmayarte. La abuela te tuvo en brazos casi tres horas y dormido atin te sacamos de ia iglesia. Cuando vi Jas fotos que habia sacado tu tia antes de que te encontrara asi, habias salido en todas con una servilleta blanca en la cabeza, como si fuera tu pelo. Mi alma tiene tanto dolor, micielo, porque presenciaba todo esto sin poder hacer algo que te ayudara a vivir en paz. Ese d{a papa nos hizo mucha falta, Fue el 30 de octubre del 2010, solo tenias tres afios y cuatro meses. Le conté todo apenas lo vi, papé no sabia qué hacer ni mucho menos qué sentir. Estaba entre la espada y la pared, Entre tener un varén con miedo y deshecho o una nena con pene. Cuesta razonarlo, cuesta asumirlo, mucho més cuando no habia de dénde sacar informacién, més cuando hay una sociedad que te margina, en la cual no podés ser diferente. Papa no lo soportaba, llegé a pen- sar en mudarnos, en dejarte crecer el pelo para que no sufrieras mas y te sacaras esa bendita peluca que hacia transpirar tu cabecita. Y que usaras vestido en casa sola- mente, pero que en el jardin con los demés te compor- taras como un varén. Demasiado para tus cuatro aftitos, demasiado para lo que sentias. Creo que lo intentaste, por momentos hacfas lo que pap4 queria, debias tener culpa ote dabas cuenta de que cambiaba el ambiente cada vez que imponias tu deseo de ser nena. Todos te vefamos, todos éramos testigos de tu inconformidad; zqué hacer?, ya no dormiamos. ‘Ten{amos el Dia del Nifio casiencimay atin no habiamos comprado tu regalo. Qué comprar?, otro auto?, ¢para qué? Para crearte mds dolor, mas frustracién. Hasta eso, un regalo, algo tan simple, se habfa transformado en un problema grave. Mi pregunta era: gcudnto mas este nene puede soportar vivir asf? Pap4 decidié entonces comprarte Ja mufieca rosa con pelito de lana. Me dijo: ~Esto lo tengo que hacer yo solo. Y fuimos ala jugueterfa, me quedé en a puerta, lo vitan nervioso, dudando, entré y salié tres veces diciéndome: No puedo hacerlo. No puedo comprarle una mufieca Manuel. Se lo vefa enojado, con él, con vos, 0 con la vida, no lo sé, pero hubo algo de humanidad en él, de saber en el fondo de su corazén que debia hacerte feliz, aunque fuera un ratito, que hizo que la comprara. Yo solo miraba desde afuera. Agarré la mufieca y la tiro en el mostrador, ni mi- raba a la duefia del lugar, salié y me dio el paquete como sile quemara en las manos diciéndome que nos furamos, que ya estaba, Nos fuimos lorando cada uno por su lado. Era imposible hablar en ese momento. El estaba luchando consigo mismo, con sus prejuicios, su propio dolor, su machismo que no le permitia verte més all4 de tu cuerpo, de tu nombre. Y yo estaba feliz, sabia que te iba a gustar la mufieca, la primera. No era solo una mujieca, era el reconocimiento de tu deseo, significaba que te habiamos escuchado y que venia de la mano de pap, que te aceptaba aunque fuera con enojo. 50 {fl te la dio y ahf lo vio todo, vio tu cara de sorpresa y alegria, tu desborde de felicidad. ~iMird, Federico, mird qué me regalé papa! Fue la primera vez.en cuatro afios que te vi contento de vyerdad. Te vi feliz, eso era, eso necesitabas. Ahf estaba tu mufieca rosa}con pelito de lana, como la que habias visto y por laque tanto habfas llorado. Jugaste con ellay dormiste ‘con ella todos los dias y todas las noches. Estabas feliz, ya sabfamos qué hacer para verte bien, el problema era,sos- tenerlo. Y ante todos, ante papa mismo que, teniendo la verdad que le cacheteaba la cara, no podia aceptarla atin. ‘Te dio la muiieca y se fue al fondo de la casa a fumar solo, como siempre. No podia disfrutarte, no te aceptaba del todo, me acerqué, le pedi que entrara para estar con vos y con Federico, y me dijo: -No puedo, ya est4, se la compré, pero no me pidas que entre. Le voy a dar de comer, pero no me pidas que juegue alamuiieca con él. “Le voy a dar de comer”, esa frase hizo estrago en mf, como si fueras un perrito; eras su hijo, un nene o una nena\ Jo que fueras, no un perrito. Pasaron varios dias en los que pap no te miraba, te saludaba y te evadia. {Por qu te la regald, entonces? Eso es algo que solo él sabra. Pe} su desprecio posterior nunca lo pude comprender. Estaba deprimida, no solo tenfa que enfrentar tu situacién, enc garme de mis dos hijos, cargar con el mal humor de pap y el miedo de que agarrara sus cosas y se fuera otra vei Sino que también eras mi hijo y a mi también me dolfa, tenfa el peso que provoca el dolor de que, como madte, ti pods hacer nada ante el sufrimiento de tu hijo. Yluel para que papd entendiera y pudiera aceptarte, Rec! que me dijo: voy a tener un hijo puto, zqué les voy a decir a =No es puto, es una nena, y de tus amigos, al que nole- suite que no venga, esta es la casa de Manuel, quien no verlo que no lo vea y noes un amigo. Y sia vos no te 1 tfa Silvia me llamé desde la jugueteria para decirme ‘que no sabja qué regalarte para el Dia del Nifio, que para {ui hermanito ya sabfa, el tema eras vos. Para Federico tengo elegida una valijita con fibras y lipices todo de Cars, pero para Manuel, no sé. Vi algo que » Ie puede gustar, pero no sé qué hacer. ~éQué viste?, decime, algo de varén no va a querer, va plloi " -No, vi la misma valijita que para Federico, pero de esas, ¢se la puedo comprar? {, comprdsela, en definitiva, son fibras y lépices. ‘Tu tfa se puso tan contenta, ella era tu cémplice en todo; cuando nadie te dejaba tocar nada de nena, ella les trafa \una vincha a vos y a Federico, pero la tuya tenfa brillitos. O me acuerdo que le regalé una lapicera a cada uno con, ‘atiposa en la punta, a Federico celeste, a vos roja Je brillo también, ella iba calmando tu ansiedad y ulando para que la familia no pensara que te hacia ‘Traté siempre de que no sufrieras tanto. ‘Tuvestido de cotillén estaba hecho haraposya, igual que ica, era amarillo y a vos te gustaba el color rosa. Ta se Angel que te dio la vida para cuidarte a mis , te habia comprado el traje de la princesa Aurora, 52 hacer caso. Jade La bella durmiente, tu favorita, era detul rosay estaba jmpecable. Me llamé aparte y me dijo “Le compré un vestido nuevo, gcémo se lo damos sin que Guillermo (tu papa) se enoje?, 0 si no, no se lo des hasta ver qué pasa, vos fijate, manejalo. Yo lo viy pensé en ella. ‘Tutia Silvia ya te trataba comonena, vos selo habfas pe- dido, como ari, pero amime cost6 més porla costumbre de decirte Manuel, Cada vez que te decfa Manuel me repetias “Me llamo Luana y si no me decfs Luana, no te voy a 2 Recuerdo que una vez te pregunté: —gEstés contento? -No. ~{Por qué no ests contento, mi cielo? \ Porque estoy contenta. / Podia decirte Manuel tres o cuatro veces y no me mi- rabas, reaccionaba y te decfa Luana, y ahf te dabas vuelta ‘a escucharme. Tuve que respetar tu nombre porque asf me lo pediste, no lograba nada con vos si te trataba como varén, me fuiste marcando cémo deseabas ser tratada. Y lo hiciste con el resto de Ja farnilia menos con papa. Se lo / ~ Bueno, tenfa el vestido de la princesa en la mano y di tantas vueltas para enfrentar a tu pap4; no queria més pe- leas, ya eran demasiadas. Me acerqué y le dije: “Tengo un vestido para Manuel, ést4 nuevo, le va a encantar, se va a poner contento. Lo trajo Silvia y estoy de acuerdo en darselo, ~Levanté la mirada y sent{ su bronca ahora en carne propia, como vos cada vez que te miraba asi, Seguf hablando como si no lo hubiera notado-. Prefie- ro que use un vestido como la gente antes de que siga con eso todo roto 0 con los repasadores 0 mis remeras; se va a = il disfrazar igual, con este vestido nuevo va a quedar es més digno, gte parece?, gme dejas que se lo dé? ~Hacé lo que quieras -me respondis. © elion. Le mandé un mensaje a cada uno conténdoles la sicuacin que estabas viviendo. Valeria Pavan fue la pri- 1 : 3 mera en responder y al dia siguiente de mandarlo tenia un Teo dimos con tu tfa; por favor, que desborde de emo._ séfono para comunicarme con ella, As{ Io hice, Ja amg ci6n, gritabas pero esta vez de felicidad, me pediste que te py nervipsa ¢ intenoé reswmir lo que estabus sintiendg Pusiera a pelicula urgente yte pusiste a bailar como Aurora. | ae fue muy amable y comprensiva, nos dio una entrevista Sete vefa tan feliz. Nada importaba después, niel enojode | ise natren Oo cae trisiaa secant . &u papé ni lo que digan los demés, solo querfa verte bieny |) \A*" ped{ a tu papa que no me dejara sola ésta vez, ya asl te velas radiance, 4 que hacia unas semanas habfa pasado por un lugar que no Ahora s{ eras la princesa que querias ser, est de mas a conocfa llamado La Fulana, un lugar de mujeres lesbianas decir que ese dfa dormiste con el vestido puesto. Te Ponia if bisexuales donde terminé no sé cémo buscahdo ayuda y triste el pelo tan cortito y por més que te explicaba que ya ps ee ete ton ie Gee ibaa crecer no podias controlar la ansiedad, lo querias ya, contener mi desesperacién y que secé el mar de l4grima lo necesitabas para estar mds tranquila. Sumale a eso la valijita de fibras y ldpices de todas las princesas y la musie- ca que te habla regalado pap4, aunque no fuera de buena gana, pero la tenfas, Estabas que no podias con tu alegria, Te la pasabas dibujando, obviamente, princesas y el color rosa lo gastaste. El tema era el jardin. Tantas nenas a tu alrededor sin poder ser como ellas te frustraba, y cuando Hegabas a casa corrfas a cambiarte, era lo primero que hacfas todos los dias alllegar y asi te quedabas hasta que al dfa siguiente volvias a ser Manuel al entrar al jardin. En agosto de 2011 no tenfamos a quién recurrir, Les pedi por favor a todos los de la familia que me ayudaran a encontrar dénde Ilevarte. Liamé Horando a mi amiga Natalia, lerogué que buscara por Internet algo, alguien, lo que fuera, y ella encontré queen él Hospital Durand habia especialistas. Tu tia Silvia Se metié-en-Internet-y-mifando Jos emails de los profesionales que hab{a encontré los nombres de la licenciada Valeria Pavan y del doctor Adrién 54 que le dejé. Un ser especial que me miré alos ojosy me dif ~Dejala ser. Yno supe qué contestarle. Sali de ally me descompuse, me bajé la presién spol go, lloré y Horé y me perd{ en la caile, no sabia vol dénde estaba y me caf sentada en plena calle Corti Je pregunté cémo volver a una sefiora que pasé a mi lad decidf nunca més ir aun Iugar sola. Desde ese dia, caes mi amiga hasta el dia de hoy, y nos acompaiié éoraz6n. Por eso querfa que papa me acompafiara; ad cra él quien necesitaba que un profesional le confir qué era lo que te estaba pasando. Yo no, yo sol0 Nie ba que me guiaran y me dieran herramientas pai almar tu ansiedad y tu tristeza. Me acuerdo q\ irle dije a papa: -No necesito que nadie me diga quién es que él mismo No tengo idea de cémo accedié, pero 16 Il Jo importante. Viajamos dos horas y media; el consultorie quedaba en Plaza de Mayo, fuimos tarde. El viaje fue eterno, no sabfa eon qué nos fbamos a encontrar, solo estaba segura de que {ba a poder ayudarnos, lo noté en la charla por teléfono; sabia muy bien de lo que le estaba hablando, casi no tuve que explicarle nada. Llegamos, el consultorio era muy agradable y ella me (wansmitié mucha paz; hablaba de una forma muy serena ¥ pausada, me dio confianza y empezamos a charlar. Papé estaba sentado a mi izquierda sin emitir palabra, Valeria sentada en su sillén delante de mf; empecé a contarle lo que te estaba pasando y en ningiin momento se asombr6 ‘por nada; me hizo un par de preguntas y nos miré a ambos _ diciéndonos: “Por lo que contds, es una nena trans. His qué? Una nena trans, una nena transexual. Lo dijo con una simpleza, con tanta calma, yo habfa es- ichadlo la palabra transgénero, pero trans no; le pregunté \é significaba. -Una persona que no se siente acorde con el género con. | que nacié; es un-varén bioldgico, pero se siente una nena, acepla sus genitales. Igual vamos a tomarnos el tiempo ‘sea necesario para verlo, Les hago una pregunta: gqué (a hacer si confirmamos que es una nena trans? tespondi, lo miré a pap4 para que él contestara, yo qué iba a hacer, pero en ese momento é] era nuestro obstdewlo. Papé le respond 108 a aceptar lo que él decida ser. fecio, entonces —nos dijo, y me dio una cita para 1a} Necesitaba que le contara el embarazo, cémo y detalles de lo que vivimos. Papé le pregunté antes de irnos cudntto nos iba a cobrar porque no tenfamos plata; ella nos respondié: —Lo que ustedes puedan, que el dinero no sea un impe- dimento para que no vengan, eso lo vemos. Salimos de su consultorio asombrados, sin palabras, solo le pregunté: hs =2Qué te parecié? -La tiene muy clara, ~A Manuel le va a gustar hablar con ella, va a tenerle confianza enseguida. En el viaje de vuelta pensamos mucho, tenfa en la cabeza todo lo que Valeria nos habia dicho, y lo que més se complicaba era el jardin, la gente, la sociedad entera, el miedo a que te lastimaras y, lo peor, una vida denena con genitales de vardn. Una vida diferente para enfrentar con el corazén nada més. Tomamos el tren en Ja estacién de Once, se llené de gente, solo pensaba y lo miraba a pap que también venfa atontado con tanta informacién y tanto que decidir sin vuelta atrds. Lloré tanto... cuando tuve que bajarme recién reparé en que todos me miraban, nada me importaba, queria llegar a casa y abrazarte, sent{a que el alma me dolfa menos, no me costaba tanto respirar ahora; Valeria nos habia dado un poco de aire fresco para tomar fuerzas y empezar a luchar con vos. La semana siguiente, tuve la primera entrevista a solas con ella. Lo primero que me dijo fue: -Mi equipo y yo decidimos no cobrarte ni un centavo, nada. Vamos a acompafiarlos en todo lo que sea necesario, quiero que te quedes tranquila con eso. vy No sabia cdmo agradecerle, no podia creer que tuviéra- mos un lugar donde poder descansar de tantos problemas. wh 87 Hablamos mucho, me desahogué y me llené de informa cién, me traje lo mas importante que pudo haberme dicho, lamejor herramienta que me dio, solo dos palabras: “Dejala ser”. Le respon¢ Silo dejo ser, no lo paro més-y enseguidale pregunté- ¢cudntos nifios asf hay, vos cudntos conocés? -Ninguno, no tan chiquitos; s{ adolescentes, pero no de esa edad. Y ahi se me cayé un poco el dnimo, me dio miedo, no habia otros nenes, no cémo habfa visto yo en el docu- mental, pero ella supo darme calma y seguridad para empezar a aceptar una nueva vida para Manuel, una vida mejor, en la que pudiera ser quien queria ser, y é] querfa ser Lua: = "Enpenmacad dejar de retartey a dejarte jugar tranquilo con Jo que deseabas, hasta a vos mismo te costaba al prin- cipio aceptar que podias tocar o ponerte lo que querias, te costé perdernos el miedo que nosotros mismos te habfamos infundido, Por ahora estabas jugando dea poco soloen casa hasta que llegé el dfa en que la conociste a Valeria. Entraste a su consultorio solito; estuviste poco tiempo, pero tesirvié de mucho, le dijiste tu nombre, el que te habias elegido, y ella lo respetd. Saliste tan contento, te gusté ella, te encanté que fuera una nena, me dijiste que era relinda y que te encantaron sus zapatos altos. Ala semana siguiente, al entrar al consultorio, Valeria habfa. comprado dos bolsas llenas de juguetes para nenas y para nenes; mufiecas, autos, jueguitos de té, camiones, una cancha de fitbol en miniatura, Y te dio a elegircon qué deseabas jugar, te puso varias cosas delante y fuiste directo a una mujieca con vestido de novia. 58 Yasf, una vez por semana, todas las semanas. Era tuhora de felicidad, ibas tan contento a jugar con ella, te sentias, libre, comprendido, contenido y encontraste a una profe- sional con una sensibilidad que muy pocos tienen, captaba tw estado de dnimo al instante y se gané tu confianza en la primera sesién, Yo escuclfaba del otto lado de la puerta tus risas; es- tabas feliz. con ella, respetaba tu mundo y no’ solo eso, lo compartia. Un dfa te dijo que podfas traer lo que vos, quisieras de casa para jugar con ella, hiciste lo mismo que gona psicélo- gaapterior, levaste en una bolsita tu vestido de cotillény tu peluca que ya estaba desastrosa, pero no te la querfas sacar. Viajaste esas dos horas y media con tu bolsita en la mano. ‘Valeria te abrié la puerta desu consultorio y al entrar te em- pezaste a cambiar como si se te acabara el tiempo; sentfas un gran alivio al ponerte esa ropa. Ventas viajando y eras, unnene pensativo y amargado, llegabas ah{ y te liberabas, te ponias el vestido y la peluca y le dabas vida a esa carita triste, le ponias alma a ese cuerpito que no acompafiaba tu sentir. Las dos bolsas de juguetes fueron con el tiempo resumiéndose en una, la que tenfa juguetes de nena; hubo camiones que ni siquiera tocaste. Al contrario, le decias: “Ese es para Federico”. ¥ hubo otros, como la canchita de fitbol con la que jugaste, pero vestida de princesa y con peluca. Fso demostraba que no importaba con qué jugara si era un juego de vardn, mientras lo jugaras vestida de nena. Lo que realmente era importante era lo que decias sery vos decias ser una nena. ‘Todo en casa empezé a estar més tranquilo, ibas sin tiendo alivio y adquiriendo seguridad. La tristeza segu(a porque no estabas todo el tiempo como nena y el jardin pesaba mucho. Pasdbamos por el puesto de diariosymamé cajaa pagarlay la cajera, que solo tenfa que cobrarnos, no Je compraba tna revista a cada uno para que pintaran; 7} _s6 por qué te dijo: antes les compraba de autos a los dos por igual y vos la "-=¥ese perfume, para quién es?, ¢para tu hermanita? agarrabas sin ganas y la sefiora del puesto de diarios se“ -No, es para mi : daba cuenta. Una mafiana que fuimos a comprar, aga- ~Pero para vos tenés el del Hombre Arafia, cémo vas a ws rraste una revista de princesas, te dije que la dejaras y te llevar ese. abrazaste a ella y no te la pude sacar; la sefiora se quedé ‘Te pusiste mal, te avergonzé, no tenfa por qué cuestio- mirando y me dijo: narle auna criatura para qué compra que ni para quién; la —Qué raro que a él le gusten las princesas. callé diciéndole: ¥ como te compraba algo para que te gustaraynoque- |} > - -gMelovendés ono? ria verte Hlorar mas, empecé a comprar todos los meses la No entendia por qué le chocaba tanto ala gente ver que revista de princesas para vos y la de autos para Federico, © unnene tiene algo de nena en Ja mano o si usa un color u Iba al kiosco con dos varones y uno Hlevaba una revistade, ‘otro. Ahf me di cuenta de cudnto iba a costarnos caminar / nene y el otro, dé nena; la sefiora no aguanté més hasta _“tranquilas por esta vida. Juzgan sin conocer. Tienen tan. que me pregunté: ~~ grabado en la cabeza nene por un lado y nena por otro 94. ~éPor qué le comprés revistas de nena a él? que ni pueden llegar a pensar en que hay nenes y nenas ~Porque es una nena. diferentes. Cuando salimos de esa incémoda situacién, a Y le expliqué como pude. Fue a la primera persona en "Ia que, por lo visto, nos ibamos a exponer seguido, hablé 1 barrio a quien se lo dije y sent tanto alivio; era muy feo, mucho con vos y te fui explicando que mucha gente no que te observaran tanto, asf{ que mamé se lo aclaré y tuve entiende, que la mayorfa no se daba cuenta de que eras ‘apoyo al instante. ‘Te trataba muy bien, hasta te decta unanena porque te vefan como varén, que no era tu pro- eras hermosa. 7)“ blema, sino el de ellos y que nunca tuvieras vergiienza, m{ me parecfa que algo pasaba, no podia ser que el que podifas elegir y comprar lo que vos quisieras. Lo mismo ligiera esa revista~me dijo. #4... nos pasé yendo al cumpleafios de tu tia Gori. Esperando desde entonces que tuvieras cosas denena quete fe | el colectivo, viste un puesto de juguetes en la calle y te y te hicieran sentir mejor, iba a comprarlas con = fy" acercaste, te gusté mucho una mufieca y me pediste que laba elegir. Como una ver que entramos en la tela comprara. Me acergué y le pedimos a la sefiora la para comprar e] aerosol para tu asma bronquial mufieca; nos dijo: hhasta donde estaban los perfumes, te tiraste en < f° ~No, para vos hay autitos. ue enel tiltimo estante de la vidriera habfa uno Pero él quiere esa mufieca, zme la podés vender? Aurora. Era una musiequita arriba del frasco., sf," .-No, papi, mizd, acd tenés autos, camiones, eso es de por ella y mami te la compré, llegamos ala “9B! "nena, = a ‘Ya estabas poniéndote mal otra vez y mam se armé de © que se empesiaban en que fueras lo que no eras siempre 7 wn tu sonrisa y tu mirada. ¥ todo lo que te hiciera paciencia; intenté sin dar explicacién porque no tenia ganas jneladiero i de que me vendiera la muiieca, la agarré y te pregunté: sentir bien a vos mne convencia mas ami. Si podfa luchary ~dEsta querés? enfrentar a tu pap, podia con todos. ~¢Para qué le va a Hevar una mufieca al nene? ‘Tuabuela, o sea mimamé, gracias a Dios vivia enfrente ~Porque le gusta, me la vendés. de nuestra casa; ella te protegié siempre y desde los tres Haga lo que quiera, pero para él hay camiones—inisistié, “> gneses de vida, cuando no lograbas dormir, sintié que algo Nos puso de mala gana la mufieca en una bolsa ynos — tepasaba, que eras un bebé especial. Ella me transmitis los fuimos; no podfa creerlo, se negaban a venderla porque valores que yo les inculqué a ustedes dos. Luchadora nata, vos eras un nene. Subimos al colectivo y tratabas de jugar ola erio a sus cuatro hijos y nos dio el amor y el cuidado con ella desde adentro de la bolsa. Estaba Ileno de gente y © ge madre y nunca nos falt6 nada aunque no taviéramos te estabas escondiendo, la sacabas, le tocabas el pelo y la “un padre. Me ensefié desde chiquitita la importancia dela guardabas otra vez tratando de que no te vieran. Me dio familia, que los hermanos estuviéramos unidos y que mirara tanta bronea, gpor qué te tenfas que esconder asf?, nos habia siempre para adelante, que jams me diera por vencida. costado tanto comprar la mufieca y desde adentro de una “No esté muerto quien pelea -me solia decir—y elno ya bolsa no se puede jugar; entonces te dije: Jo tenés, andd por el si. ~Podés sacarla, mi amor, jugé tranquila. ‘Cada ver, que bajé los brazos, mi mama me ayudé a ~Pero hay gente, mama. Jevantarlos; me repetia: No importa, no hacés nada malo, sacala de la bolsa _Nada es imposible, todo tiene solucién, no llores, nada’ que estd todo bien. vale una lagrima tuya. Dudaste, sacaste el pelito primero y mirabas a tu alre- Y eso es todo lo que me ha servido estos afios pari dedor por si te decfan algo; unos segundos después termi- acompaiiarte y esas mismas frases fueron las que te hi naste jugando tranquila hasta que nos bajamos. Obvio que dicho yo a vos. Como te decia, ella vivia enfrente e bam todos los que estaban en el colectivo te miraban, un nene a verla todos los dias. Vos querias ir a jugar con tu vesti jugando con una mufieca y la madre, que estd al lado, no ytu peluca, entonces los ponfas en una bolsa, cruzébai se la saca, que espanto, zno? Pues a mi no me importaba lacalley te cambiabas al entrar. Cuando volviamos a la mirada del otro, es mds, ni siquiera los conociamos, lo hacfas lo mismo. Le planteé la situacién a papa yle pre} que me importaba a mf era tu mirada, tus ojitos llenos de si pod{a cruzarte asf como estabas vestida; total, qui avernos, Se opuso totalmente. iQué desgaste!, qué lucha!, por favor. No sé de donde Una tarde estbamos solos los txes, estabas vest sacdbamos valor o qué me hacfa ser asf; por supuesto que tutraje de princesa y abrila puerta para ira lo de La te escondiste detras y me dijiste: 62 “Esper que me saco todo y busco una bolsa para ir, Yen ese instante me olvidé de todo, te agarré fuerte d lamano y te dije: ~Vamos asi, no hay problema. ~Pero la gente me va a ver. —¢Vos qué sos?, ;una nena o un nene? ~Una nena. ~Bueno, entonces, agarrate fuerte de mamé y cruz sin vergiienza que nada va a pasar, yo estoy acd con vos y siempre voy a estar. La calle se hizo més larga, te agarré de una mano a vos yde la otra a Federico y cruzamos, sin mirar alos costados, de frente como me ensefié mi mama. ¥ fue un logro mu importante, ahf me demostraste tu valor y tu entereza y yo te hice ver que siempre ibas a poder apoyarte en mi, qu nunea vas a estar sola para enfrentar la vida y que cuand tuvieras miedo o vergiienza, podfas agarrarme fuerte dela mano que mami allf iba a estar. DEJARLA SER Agosto de 2011 Desde que cumplieron un afio, papa les ensefié a lavarse elpenecito; mamé los bafiaba juntos porque asf se me hacia més facil. Hace tres dias me dijiste: Federico tiene penecito, mama, y yo no. —Vos también tenés penecito, mi cielo. ~Yo no tengo penecito, yo soy nena. Lo tinico que pensé es que habrias visto a alguna nena enel baiio del jardin, Negabas tu cuerpoy eso no tenia que suceder; al contrario, tenfas que aceptaria. A partir de esto pasamos a estar mucho peor, ya habias visto o te habrian contado, nolo sébien, peroel tinico tema que acaparaba tu cabecita erael pene ylo negabas todo el tiempo. Comencé a baiiarte sola para quenovieras a tu hermanitoy tesintieras mal. Cuando te decia que te lavaras el pene, me repetias que no lo podias hacer porque no tenfas. —Lavate el penecito como te enseiié papa te decfa. -El penecito no esté, se fue. ~gCémo que no est? Si yo lo estoy viendo. -El penecito estd en el jardin. Eso era lo que tanto te preocupaba, supuse que decias eso porque era alli el tinico lugar donde te trataban como varén todavia 65

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