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MÓDULO
Bosques Nativos
Introducción
Posiblemente, si pensamos en los bosques nativos, podemos imaginarnos un ecosistema en el que
predominan árboles y arbustos que crecen de forma natural, con alta biodiversidad y que están compuestos
por especies propias de la Argentina.
Probablemente vengan a la mente también las comunidades que allí habitan y cuestiones tangibles e
intangibles que los bosques ofrecen. Algo conoceremos de la problemática de la deforestación, tanto a nivel
mundial como en nuestro país, y la urgencia de actuar para garantizar su mantenimiento. Este texto aborda
todas estas ideas, profundiza los conceptos con datos y referencias específicas y presenta los principales
aspectos de las políticas públicas actuales sobre los bosques nativos.
La definición que nos ofrece la normativa sobre bosques nativos de Argentina nos dice que:
Los bosques nativos son: “los ecosistemas forestales naturales compuestos predominantemente por
especies arbóreas nativas maduras, con diversas especies de flora y fauna asociadas, en conjunto con
el medio que las rodea - suelo, subsuelo, atmósfera, clima, recursos hídricos-, conformando una trama
interdependiente con características propias y múltiples funciones, que en su estado natural le otorgan
al sistema una condición de equilibrio dinámico y que brinda diversos servicios ambientales a la
sociedad, además de los diversos recursos naturales con posibilidad de utilización económica. Se
encuentran comprendidos en la definición tanto los bosques nativos de origen primario, donde no
intervino el hombre, como aquellos de origen secundario formados luego de un desmonte, así como
aquellos resultantes de una recomposición o restauración voluntarias”.
A partir de esta definición y de acuerdo a la superficie declarada por cada provincia, sabemos que nuestro
país cuenta con 53,3 millones de hectáreas de bosques nativos, lo que representa el 19,2% de nuestra
superficie continental (MAyDS1, 2021a).
1
Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MAyDS), Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la Asociación Ingenieros Forestales de
Chubut. (2021a). Causas e impactos de la deforestación de los bosques nativos de Argentina y propuestas de desarrollo alternativas.
Existe una gran diversidad de paisajes y gradientes ambientales que favorecen el mantenimiento de una
enorme y variada diversidad de bosques nativos, que ocupan distintas regiones forestales (ver en Fig. 1).
Así, la distribución de los bosques nativos del país se concentra en las regiones: Selva Paranaense, Yungas,
Parque Chaqueño, Espinal, Bosque Andino Patagónico, Monte y Delta e Islas del Paraná, cada una a su vez
con diferentes características naturales y presiones humanas (ver Cuadro 1).
Presentamos a continuación (Cuadro 1), las características de cada una de las regiones mencionadas.
Se caracteriza por una densa vegetación correspondiente a bosques subtropicales heterogéneos que
presentan una alta diversidad biológica. Son formaciones boscosas multi-estratificadas de 20 a 30
metros de altura, con tres estratos arbóreos, un estrato de bambúceas y arbustos, estrato herbáceo y
estrato muscinal. También es posible observar la presencia de lianas y epífitas. Se caracteriza por la
presencia de comunidades como ser selva de laurel (Nectandra lanceolata) y guatambú
(Balfourodendron riedelianum) que ocupa la mayor parte de la región; selva de laurel, guatambú y palo
rosa (Aspidosperma polyneuron); y selva de laurel, guatambú y pino paraná (Araucaria angustifolia).
Las especies forestales predominantes son tipa blanca (Tipuana tipu), palo lanza (Phyllostylon
rhamnoides), timbó (Enterolobium contortisiliquum), cebil (Anadenanthera colubrina), horco molle
(Blepharocalyx salicifolius), pino del cerro (Podocarpus parlatorei) y aliso del cerro (Alnus acuminata),
entre otras. El piso altitudinal de la Selva Pedemontana, el más bajo, presenta la mayor intensidad de
reemplazo por cultivos de caña de azúcar, cítricos y soja. La principal actividad productiva en el bosque
es el aprovechamiento forestal y la ganadería extensiva bajo monte.
Es la región forestal con mayor superficie de bosque nativo de Argentina y se desarrolla desde zonas
húmedas (este) a secas (oeste). A pesar de las condiciones ambientales extremas presenta una
importante biodiversidad. Posee principalmente bosques caducifolios (que pierde sus hojas durante
una parte del año) xerófilos (adaptado a la escasez de agua), que se alternan con pajonales, praderas
y palmares. Predominan especies arbóreas como quebracho colorado (Schinopsis balansae),
algarrobos (Prosopis spp.), quebracho blanco (Aspidosperma quebracho-blanco) y palosanto
(Gonopterodendron sarmientoi), entre otros.
La región está sometida a una importante intervención humana. Las principales actividades en el
bosque son la ganadería extensiva y la explotación maderera tradicional. En las últimas décadas, sin
embargo, la expansión de cultivos agrícolas de alta tecnología desencadenó un importante proceso
de deforestación determinante en cuanto a la superficie afectada y al impacto sobre las formas
tradicionales de uso.
Región Espinal
Se caracteriza por la presencia de bosques xerófilos caducifolios que raramente superan los 10 metros
de altura, alternados con palmares, sabanas graminosas, estepas graminosas y estepas arbustivas.
Las áreas boscosas naturales se restringen a los bosques de caldén (Prosopis caldenia)
principalmente en la provincia de La Pampa, que presentan un alto grado de fragmentación, debido al
reemplazo por cultivos y a incendios forestales de grandes dimensiones; y a los bosques de ñandubay
(Prosopis affinis), de Corrientes y Entre Ríos.
Es una región natural con gran intervención del hombre. En la actualidad las principales actividades
productivas en áreas de bosques son la ganadería y en menor medida, el uso maderero.
Los bosques caducifolios son característicos de esta región y las especies forestales más comunes
pertenecen al género Nothofagus (lenga, coihue, raulí, roble pellín, ñire y guindo), ciprés de la cordillera
(Austrocedrus chilensis) y pehuén (Araucaria araucana), entre otras.
Región Monte
Es una amplia región con baja cobertura boscosa dominada por algarrobos (Prosopis spp.) y gran
predominio de estepas arbustivas xerófilas, donde prevalecen las jarillas (Larrea spp.).
La región Delta e Islas del Río Paraná es un conjunto de macrosistemas de humedales de origen fluvial
que se extiende en sentido norte-sur, principalmente a lo largo de los valles de inundación del curso
medio e inferior del río Paraná. Los bosques nativos ocupan una pequeña parte de la región y
presentan diferentes especies como ser sauce criollo (Salix humboldtiana), aliso de río (Tessaria
integrifolia) timbó (Enterolobium contortisiliquum), ceibo (Erythrina crista-galli), curupí (Sapium
haemastospermun), laurel (Nectandra falcifolia), entre otras. En el curso inferior, también se
encuentran bosques xerófilos dominados por algarrobo (Prosopis spp.), espinillo (Vachellia caven) y
tala (Celtis ehrenbergiana) y hacia el Delta Inferior, bosques de ceibo en el interior de islas. Las
formaciones herbáceas cubren la mayor superficie de la región abarcando pajonales praderas y
juncales.
Los ecosistemas boscosos son biodiversos, están conformados por comunidades de plantas, animales y otros
organismos que se encuentran íntegramente vinculados con el ambiente, funcionando en conjunto como una
unidad interdependiente.
La existencia de ambientes biodiversos le otorga a la sociedad en su conjunto una gran cantidad de beneficios
que quedan plasmados en lo que se denomina comúnmente como bienes y servicios ambientales, en este
caso, aplicado a los ecosistemas boscosos.
Los bienes ambientales hacen referencia a todos los recursos tangibles o los que son insumos de
producción y que son transformados o desgastados por el desarrollo de las actividades antrópicas.
Los servicios ambientales, en cambio, son recursos intangibles y no son susceptibles de desgaste
o transformación por su uso en sí mismo, si bien pueden verse directa o indirectamente afectados
degradados o deteriorados por las actividades de los seres humanos (Mow & Newball, 2007).
Entre los componentes esenciales que provee un bosque se destacan: los productos forestales madereros
(madera, la leña y carbón) y los productos forestales no madereros de origen biológico (distintos de la
madera) como hongos, helechos, semillas, resinas, frutos, aceites esenciales, miel, y tinturas, -entre los más
reconocidos- así como una variedad de servicios ambientales fundamentales para la vida humana y el
equilibrio de las condiciones de habitabilidad.
Protección del suelo: la densa red de raíces mantiene fijo el suelo protegiéndolo contra la erosión
del viento y el agua, el movimiento de tierras (deslizamientos en masa y caída de rocas) y, en climas
fríos, el riesgo de avalanchas. El bosque, al mejorar la capacidad de infiltración del suelo, produce un
efecto de amortiguación que protege contra las inundaciones y la erosión de las riberas de los ríos.
Mantenimiento del clima local y reducción del impacto de emisiones de gases de efecto
invernadero: a través del control de la velocidad del viento y de los flujos de aire, los bosques influyen
sobre la circulación local del aire. Pueden filtrar las masas de aire y retener sólidos suspendidos y
contaminantes. A través de la regulación del balance entre oxígeno y dióxido de carbono ejerce una
acción positiva sobre la calidad del aire y, a escala global, reducen la concentración de gases de
efecto invernadero en la atmósfera.
Conservación de la biodiversidad: los bosques son hábitat de especies de flora y fauna y aseguran
su propia conservación mediante el funcionamiento de los procesos ecológicos. Debido a su tamaño
y su diversidad estructural, se encuentran más especies animales en el bosque que en cualquier otro
ecosistema.
Funciones culturales, sociales y económicas de los bosques: Los bosques son parte de la
identidad cultural de comunidades de pueblos originarios y comunidades campesinas que los habitan,
así como el sustento de sus medios de vida. También, los bosques nativos forman parte del
entramado productivo de las comunidades locales, a través de diversas actividades de
aprovechamiento como la producción de productos forestales madereros, no madereros y el turismo.
FIGURA 2. ESQUEMA CONCEPTUAL DE LOS PRINCIPALES BIENES Y SERVICIOS AMBIENTALES EN BOSQUES NATIVOS.
FUENTE: CHOMNALEZ (2016).
En este sentido, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, en el territorio nacional se
relevaron 40.788.453 habitantes, en 2010. Profundizando este análisis y, a través de cálculo de población por
radios censales localizados dentro de bosques, se estima que:
5.064.918 habitantes (12% del total país) viven dentro de la matriz de bosques.
La población que vive en los bosques nativos se distribuye el 61% en sectores urbanos y el 39 % rural
(10% agrupada y 29% dispersa).
Según el Mapa de Pueblos Originarios, elaborado con información del Registro Nacional de Comunidades
Indígenas (ReNaCI) y el Programa Relevamiento Territorial de Comunidades Indígenas (ReTeCI), se
identificaron 1.856 comunidades en todo el país. Se determinó que las comunidades indígenas que habitan
los bosques nativos son 1.218 lo que representa el 65,6% del total relevado (MAyDS, 2021a).
Como mencionamos anteriormente, los bosques nativos brindan una amplia variedad de bienes y servicios
ecosistémicos, otorgando diferentes oportunidades sociales y económicas. El uso sostenible del bosque
nativo es una actividad generadora de empleo y riquezas en la mayoría de los territorios forestales del país.
La producción de carbón vegetal, madera y postes, la ganadería ovina, bovina y caprina, la producción de
miel, la extracción de otras fibras y plantas tintóreas o medicinales, la caza de subsistencia, entre muchas
otras actividades, forman parte de economías regionales históricas y de usos tradicionales de los bosques.
Estas actividades resultan fundamentales para la economía local, en regiones aisladas –como son la mayoría
de las áreas boscosas del país– donde no abundan las oportunidades laborales. Si bien es común la
informalidad del sector, o la falta de observación en medidas de seguridad o pautas de manejo, es también
cierto que en los territorios boscosos estas actividades han demostrado ser compatibles con el mantenimiento
de la cobertura de bosques a lo largo de décadas en que se han practicado.
Todas estas actividades forman parte de un modelo de uso del suelo alternativo al de desmonte-quema-
agricultura, que afecta a largo plazo los suelos y se ejecuta con esquemas que por lo general promueven la
concentración de la riqueza.
La historia de uso de los bosques nativos de nuestro país se extiende desde períodos previos a la
colonización, en primer lugar, por parte de las comunidades originarias, luego por los jesuitas y más adelante
por la población en general que habita sus cercanías. Existen escritos del siglo XVII que dan cuenta del
aprovechamiento maderero de las especies nativas para las construcciones y para herramientas e
instrumentos de transporte, leña y carbón. Luego, durante el 1800 la llegada e instalación de empresas
extranjeras que dan inicio a la industria maderera, comienza un ciclo de explotación intensivo de carácter
coyuntural que con distintos usos y modalidades se afianza en las distintas regiones que presentan bosques
nativos.
Ejemplo de ello es la industria tánica en la región chaqueña, el uso de madera para el ferrocarril en la región
de Yungas o la extracción de los grandes ejemplares de lo que denominó maderas de ley: el lapacho
(Handroanthus heptaphyllus), incienso (Myrocarpus frondosus), peteribí (Cordia trichotoma) y cedro (Cedrela
fissilis) en la Selva Misionera (MAyDS2, 2021b).
Una de las principales problemáticas que presionan los bosques nativos de nuestro
país es la deforestación, es decir la pérdida de bosque nativo principalmente a causa del
avance de la frontera agropecuaria, los incendios y el crecimiento urbano. Una superficie de
bosque nativo de aproximadamente 7 millones de hectáreas se perdió entre 1998 y 2020
(UMSEF, 2020). Este proceso presenta una alta variación espacial y responde a la
combinación de factores socio-económicos y naturales que determinan la forma en que se
produce.
2 Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación (2021b). Uso sostenible del bosque. Aportes desde la Silvicultura Argentina.
que más afectada se han visto por los cambios en el uso de la tierra ligados a la habilitación de superficies
para la producción agrícola (especialmente de oleaginosas y cereales) y ganadera.
En las regiones Bosque Andino Patagónico, Monte y Espinal, en cambio, el principal responsable de la
transformación de los bosques nativos son los incendios. En el año 2020, los incendios forestales fueron de
mayor magnitud que en años anteriores, representando el 54% de toda la pérdida de bosque registrada (DNB,
Dirección Nacional de Bosques, 2021; UMSEF, en elaboración).
FIGURA 3. EVOLUCIÓN PÉRDIDA DE BOSQUE NATIVO (DEL PORCENTAJE ANUAL). FUENTE: UMSEF 2020.
Causas de la deforestación
Tal como se mencionó anteriormente, las principales causas directas de la deforestación son la expansión y
diversificación de las actividades agropecuarias (principalmente la agricultura y ganadería intensiva y en
menor medida la agricultura de subsistencia), los incendios, el sobrepastoreo, el desarrollo de infraestructura,
la sobreexplotación de los recursos forestales, la especulación inmobiliaria, la deficiente aplicación de la
legislación y la falta de controles (MAyDS 2021a).
En Argentina el proceso de deforestación se aceleró hacia fines de la década de los noventa y principios del
siglo XXI, principalmente a causa de la expansión de la agricultura desde la Región Pampeana hacia el Parque
Chaqueño. En efecto, el surgimiento de la soja transgénica junto con la aparición de la siembra directa
asociada a otros paquetes tecnológicos aumentó la rentabilidad de este cultivo y su potencial para expandirse
a tierras consideradas previamente marginales para la producción agrícola. La expansión de la agricultura
pampeana desplazó la ganadería hacia áreas marginales (MAyDS, 2021a).
En el proceso de deforestación también existen causas subyacentes o indirectas como los factores
demográficos, económicos, tecnológicos y culturales.
Consecuencias de la deforestación
La principal consecuencia de la deforestación sobre los bosques nativos es la pérdida de biodiversidad, los
cambios en los ciclos hidrológicos, la pérdida de productividad de los suelos (por prácticas agrícolas sin
diversificación productiva), la pérdida de fijación de carbono y la pérdida de servicios ecosistémicos en su
conjunto.
Como consecuencia de la deforestación se modifica el ciclo hidrológico, el ciclo de nutrientes con pérdidas de
fertilidad de los suelos, aumenta la emisión de gases de efecto invernadero y se pierde biodiversidad. La
reducción de la cobertura forestal disminuye la intercepción por parte de los árboles y deja el suelo al
descubierto (o parcialmente cubierto) la mayor parte del año. Esto aumenta el drenaje superficial,
favoreciendo la erosión y, en consecuencia, la intensidad y frecuencia de inundaciones.
Además, los procesos de deforestación producen fragmentación de bosques. Esto reduce la conectividad de
estos y genera parches que causan pérdida de hábitat de especies por la incapacidad de éstas para
adaptarse.
Para mayor información sobre la Ley 26331, Protección Ambiental de los Bosques Nativos
sugerimos visitar:
https://www.argentina.gob.ar/normativa/nacional/ley-26331-136125
La mencionada Ley 26331, sancionada en 2007, establece los presupuestos mínimos de protección ambiental
para el enriquecimiento, la restauración, aprovechamiento y manejo sostenible de los bosques nativos y de
los servicios ambientales que éstos brindan a la sociedad.
Para proteger las especies de flora y fauna que habitan en los bosques.
Para prevenir las inundaciones, la erosión, los incendios, y evitar el avance de la
desertificación.
Para asegurar la calidad del agua que consumimos y del aire que respiramos.
Para garantizar que los bienes y servicios que ofrecen los bosques (madera, leña, frutos,
miel, alimentos, medicamentos, turismo, recreación) continúen disponibles en el futuro.
Para controlar la disminución de la superficie de bosques y el avance de la frontera
agropecuaria.
Para preservar la identidad cultural de los pueblos que viven en y de los bosques.
Para lograr un manejo sustentable con inclusión social.
Para mejorar las condiciones de vida de las comunidades que viven en ellos.
Para mayor información sobre la Comisión de Bosques Nativos del Consejo Federal de Medio
Ambiente (COFEMA) sugerimos visitar: https://www.argentina.gob.ar/cofema
Además, las autoridades locales de aplicación (ALA) tienen facultades normativas para complementar las
leyes de presupuestos mínimos de protección ambiental y para dictar los reglamentos que sean necesarios
para la ejecución tanto de las leyes nacionales de presupuestos mínimos como de las respectivas normas
complementarias. En este sentido, el marco regulatorio de los bosques nativos es amplio e incluye
reglamentaciones nacionales, resoluciones de COFEMA y la normativa provincial complementaria.
Es importante que tengamos en cuenta que en este documento sólo estamos refiriéndonos a bosques
nativos. En cuanto a los bosques cultivados, es decir las plantaciones de especies forestales que permiten
satisfacer la demanda actual y potencial de materia prima por parte de distintas industrias, sea en plantaciones
puras, mixtas o en sistemas agroforestales, en el año 1999 se promulga la ley de inversiones para bosques
cultivados, Ley 25.080 (y sus modificatorias 26.432 y 27.487), que instituye un régimen de promoción de las
inversiones que se efectúen en nuevos emprendimientos forestales y en las ampliaciones de los plantaciones
existentes. En este caso, la Autoridad Nacional de Aplicación es el Ministerio de Agricultura, Ganadería y
Pesca, a través de la Dirección Nacional de Desarrollo Foresto Industrial.
Volviendo a los bosques nativos, la Ley 26331 propone diferentes instrumentos de gestión ambiental para
llevar a cabo acciones concretas para lograr los objetivos planteados.
FIGURA 4. INSTRUMENTOS DE GESTIÓN DE LA LEY 26.331. FUENTE: DNB, DIRECCIÓN NACIONAL DE BOSQUES. 2020.
Esta ley establece la obligatoriedad de realizar un Ordenamiento Territorial de los Bosques Nativos (OTBN)
que clasifica a los bosques en 3 categorías de conservación (Fig. 5) según criterios de sustentabilidad
ambiental y mediante un proceso participativo en donde se expresen todos los actores sociales. Se debe
actualizar cada 5 años.
FIGURA 5. CATEGORÍAS DE CONSERVACIÓN DE LOS OTBN, ORDENAMIENTO TERRITORIAL DE LOS BOSQUES NATIVOS.
En este contexto, cada provincia realizó y aprobó su OTBN, y en algunos casos ya se realizaron
actualizaciones (DNB, 2020). Presentamos a continuación el mapa a nivel nacional (ver Fig. 6).
En la Fig. 6 podemos observar el mapa correspondiente al OTBN a nivel nacional, de acuerdo a las distintas
categorías de conservación.
A continuación, presentamos la superficie ocupada por cada una de las categorías mencionadas en cada
provincia (ver Fig. 7).
En la Fig. 7 podemos observar la superficie ocupada por las categorías en cada provincia. La superficie total
incluida en los OTBN es de 53,3 millones de hectáreas, con:
un 20% en categoría I,
un 61% en categoría II y
En caso de desmonte, es necesaria la previa aprobación de un plan de cambio de uso del suelo y su
correspondiente evaluación de impacto ambiental. La posibilidad de desarrollar distintos tipos de planes
depende de la o las categorías de conservación asignada a los bosques nativos, tal como podemos ver en la
siguiente figura (Fig. 8).
Dichos planes deben ser presentados por las personas, físicas o jurídicas, titulares de los bosques nativos a
la provincia correspondiente y pueden solicitar o no una compensación monetaria. Las ALA son los
organismos encargados de la evaluación, aprobación, asignación de la compensación monetaria si
correspondiera y seguimiento de los planes. Los planes de cambio de uso del suelo no son financiados y
requieren la realización de una evaluación de impacto ambiental que garantice además la participación
ciudadana. Los planes se realizan por profesionales técnicos habilitados en los registros provinciales.
La Ley crea el Fondo Nacional para el Enriquecimiento y la Conservación de los Bosques Nativos para
compensar a las jurisdicciones que conservan los bosques por los servicios ambientales que éstos brindan.
Este Fondo se distribuye anualmente entre las jurisdicciones que tienen aprobado por Ley su OTBN y
acreditado ante la ANA.
Para su distribución entre las provincias, el COFEMA ha establecido una metodología, a partir de lo
establecido en la Ley 26331, que considera la superficie de bosque nativo en las jurisdicciones, la relación
entre la superficie anterior y la superficie total del territorio provincial y las categorías de conservación
establecidas.
El FNECBN se aplica a dos destinos: el 30% para la ALA (fortalecimiento institucional), específicamente para
el monitoreo de los bosques nativos en cada jurisdicción y la implementación de programas de asistencia
técnica y financiera para pequeños productores, comunidades indígenas y/o campesinas; y el 70 % para
compensar a tenedores de bosques nativos que presenten planes de manejo y conservación aprobados por
las ALA por los servicios ambientales que los bosques brindan a la sociedad.
Entre 2010 y 2019 se asignaron $ 2.200 millones para la compensación económica de planes.
De los 53,3 millones de hectáreas de bosque nativo declaradas por las provincias en sus respectivos OTBN,
aproximadamente un 7% se encuentra bajo un plan de manejo o conservación. Más de 4.000 personas físicas
o jurídicas fueron beneficiarias del FNECBN, recibiendo la compensación económica fundamentalmente
particulares, y en menor medida comunidades campesinas e indígenas, organismos gubernamentales,
empresas y otras instituciones como ONG, universidades e institutos de investigación.
La Ley 26331 crea el Programa Nacional de Protección de los Bosques Nativos (PNPBN) para contribuir a la
conservación y manejo sustentable de los bosques nativos mediante el fortalecimiento de las acciones de la
Autoridad Nacional de Aplicación. La implementación de las acciones se encuentra dirigida a:
Actualizar el OTBN.
A partir de las herramientas de gestión ambiental descriptas podemos notar que la sanción de
la Ley 26331 representa un hito en la legislación ambiental argentina, al instalar la necesidad
de planificar la gestión de los bosques nativos, establecer el valor de conservación de los
bosques nativos y planificar la distribución de actividades en el territorio. Asimismo, la
implementación de un esquema de compensación monetaria para su manejo y conservación,
representa un instrumento inédito en la gobernanza ambiental Argentina.
La formulación, el seguimiento y el ajuste de las políticas relacionadas con los bosques requieren de la
recopilación, análisis y divulgación de datos relacionados con los bosques que permita el monitoreo de los
cambios a lo largo del tiempo. En este sentido, el país cuenta con un Sistema Nacional de Monitoreo de
Bosques Nativos de la República Argentina (SNMBN) que tiene como rol principal brindar información
actualizada de los recursos forestales nativos del país (ver Fig. 9). Permite dar seguimiento a la
implementación de la Ley de Bosques Nativos, colaborar con el cumplimiento de los convenios internacionales
asumidos por el país en materia de cambio climático y provee información a la sociedad sobre la importancia
de los bosques nativos.
FIGURA 9. SISTEMA NACIONAL DE MONITOREO DE BOSQUES NATIVOS. FUENTE: DNB. DIRECCIÓN NACIONAL DE BOSQUES.
DISPONIBLE EN: HTTPS://WWW.ARGENTINA.GOB.AR/AMBIENTE/BOSQUES/MONITOREO-BOSQUES-NATIVOS
El Sistema Nacional de Monitoreo de los Bosques Nativos produce información sobre los recursos forestales
nativos del país de la siguiente forma (ver Fig. 10):
Analiza su distribución, extensión y realiza seguimiento anual por intermedio del Monitoreo de
los bosques nativos a través de técnicas de teledetección (uso de imágenes satelitales) y un
Sistema de Información Geográfica (SIG).
Para mayor información sobre el Monitoreo de los bosques nativos, sugerimos visitar:
https://www.argentina.gob.ar/ambiente/bosques/umsef
https://www.argentina.gob.ar/ambiente/bosques/alerta-deforestacion
https://www.argentina.gob.ar/ambiente/bosques/segundo-inventario-nacional-bosques-nativos
Cuantifica la producción foresto industrial y de los incendios forestales por medio del Programa
Nacional de Estadística Forestal.
https://www.argentina.gob.ar/ambiente/bosques/estadistica-forestal
La información que genera el Sistema Nacional de Monitoreo de Bosques Nativos está disponible en
la Plataforma SNMBN.
http://snmb.ambiente.gob.ar/develop/
FIGURA 10 / 1: COMPONENTES DEL SNMBN. FUENTE: DNB, DIRECCIÓN NACIONAL DE BOSQUES. 2020.
DISPONIBLE EN: HTTPS://WWW.ARGENTINA.GOB.AR/AMBIENTE/BOSQUES/UMSEF
FIGURA 10 / 2: COMPONENTES DEL SNMBN. FUENTE: DNB, DIRECCIÓN NACIONAL DE BOSQUES. 2020.
Asimismo, con el fin de mejorar el seguimiento y control de los movimientos de madera en el país y lograr
compatibilidad entre las guías de transporte de productos forestales entre las distintas jurisdicciones, el país
cuenta con un Sistema de Administración, Control y Verificación Forestal (SACVeFor). El mismo permite
la gestión del proceso de trazabilidad de productos forestales en las diferentes instancias que lo componen,
como son las autorizaciones para la extracción, la planificación de movimientos, la emisión de guías de
transporte, su control en tránsito y la recepción por parte de los destinatarios (ver Fig. 11). Esto permite
registrar, administrar e integrar la información forestal y hacerla disponible para su monitoreo desde los
ámbitos provinciales y nacional, mejorar la comunicación entre autoridades de aplicación locales y nacionales
de la Ley 26331, mejorar el control en tránsito de productos forestales e integrar la información con otros
sistemas de control nacionales y provinciales.
Como para darle contexto a esta pregunta, recordamos que el concepto de cambio climático se refiere a los
cambios a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos. Si bien el clima de la Tierra ha variado
muchas veces a lo largo de su historia debido a cambios naturales, como las erupciones volcánicas, los
cambios en la órbita de traslación de la tierra, las variaciones en la composición de la atmósfera, entre otros
factores, en los últimos años se han detectado patrones de cambio asociados a actividades humanas que
afectan severamente la salud, la capacidad de producir alimentos, el hábitat, la seguridad y el trabajo de las
personas (ONU).
El último Informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) afirma que “el calentamiento
desde los niveles preindustriales hasta la década 2006-2015 se estima en 0,87 °C” (IPCC, 2018:51).
Este aumento se vincula a los procesos de industrialización iniciados hace más de un siglo y, en particular, a
la combustión de cantidades cada vez mayores de combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas), la tala de
bosques y algunos métodos de explotación agrícola que generan el aumento de las emisiones de los llamados
gases de efecto invernadero (metano, dióxido de carbono, óxido nitroso, clorofluorocarbonos,
hidrofluorocarbonos y hexafluoruro de azufre), principales contribuyentes al calentamiento global (MAyDS).
Para mayor información sobre Bosques para la acción climática, sugerimos visitar:
https://www.argentina.gob.ar/gabinete-nacional-de-cambio-climatico/bosques-para-la-accion-
climatica
el aumento de los eventos climáticos extremos; el aumento de las olas de calor y frío y
el aumento de las migraciones forzadas (tanto por emergencias causadas por catástrofes, como por
trabajo).
Los bosques nativos constituyen un ecosistema fundamental para la mitigación del cambio climático a través
de la disminución y control del calentamiento global.
En su rol de reservorios o sumideros, los bosques nativos almacenan grandes cantidades de carbono en la
vegetación y en el suelo, y por ende, funcionan como reguladores del clima. Incorporan grandes cantidades
de CO2 a través de la fotosíntesis y lo convierten en biomasa, conservándolo en este compartimento durante
muchos años (Houghton, 2003).
Desde el año 1994 hasta la actualidad, Argentina ha asumido sólidos compromisos en torno a la agenda
internacional de la lucha contra el cambio climático.
En el año 1994, se ratifica la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC) a
través de la Ley Nacional 24295, asumiendo la obligación de informar los programas nacionales que
contengan medidas para mitigar y facilitar la adecuada adaptación al cambio climático. Asimismo, se
compromete a generar un Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero (INGEI).
https://www.argentina.gob.ar/ambiente/cambio-climatico/primera-comunicacion
En 1997, 2008 y 2015 se elevan tres comunicaciones nacionales con sus respectivos INGEI (Primera
Comunicación Nacional, Segunda Comunicación Nacional, Tercera Comunicación Nacional).
https://unfccc.int/documents/67497
https://unfccc.int/documents/67498
https://unfccc.int/documents/67499
Además, se elabora el Primer Informe Bienal de Actualización (BUR por sus siglas en inglés), que incluye:
información sobre las medidas de mitigación; las necesidades en materia de financiación, tecnología, fomento
de capacidades y la descripción del apoyo recibido.
Para mayor información sobre Primer Informe Bienal de Actualización (BUR), sugerimos
visitar:
https://unfccc.int/documents/180597
En diciembre de 2015 Argentina participa del Acuerdo de París (COP21), tratado internacional jurídicamente
vinculante, en el cual los países participantes se comprometen a disminuir sus emisiones de gases de efecto
invernadero a largo plazo. Este acuerdo proporciona un marco para el apoyo financiero, técnico y de creación
de capacidad por parte de los países desarrollados a los países que lo necesitan (ONU) y define un esquema
de gobernanza y monitoreo global para lograr una reducción drástica de las emisiones de los GEI durante las
próximas décadas. En 2016 Argentina ratifica el Acuerdo de París con la sanción de la Ley 27270.
Para mayor información sobre el Acuerdo de Paris y a su texto completo, sugerimos visitar:
https://unfccc.int/es/process-and-meetings/the-paris-agreement/el-acuerdo-de-paris
https://unfccc.int/sites/default/files/spanish_paris_agreement.pdf
En el 2017 se presenta Segundo Informe Bienal de Actualización junto con el INGEI de 2014.El último y Tercer
Informe Bienal se eleva en 2019, con los resultados del INGEI de 2016 y un anexo técnico voluntario sobre
los resultados alcanzados por el país en el marco del pago por resultados de la reducción de las emisiones
debidas a la deforestación y la degradación forestal, que incluye una primera propuesta sobre un nivel de
referencia de emisiones, NREF.
https://unfccc.int/documents/180598
https://unfccc.int/documents/201965
https://redd.unfccc.int/files/2019_submission_frel_argentina.pdf
https://www.argentina.gob.ar/normativa/nacional/ley-27520-333515/texto
https://www.argentina.gob.ar/ambiente/cambio-climatico/gabinete-nacional
https://unfccc.int/es/process/the-paris-agreement/nationally-determined-contributions/ndc-registry
Argentina completa los requisitos para poder participar del mecanismo REDD+ (Reducción de emisiones
derivadas de la deforestación y de la degradación de los bosques), herramienta de la CMNUCC cuya función
es impulsar la conservación, la gestión sostenible de los bosques y el aumento de las reservas forestales de
carbono en los países en desarrollo. Dichos requisitos incluyen el desarrollo, la implementación y la
presentación ante la CMNUCC de los cuatro pilares de REDD+:
https://www.argentina.gob.ar/ambiente/cambio-climatico/redd
https://redd.unfccc.int/files/4849_1_plan_de_accion_nacional_de_bosques_y_cambio_climatico_-
_argentina.pdf
https://www.argentina.gob.ar/ambiente/cambio-climatico/nivel-referencia-emisiones-forestales
https://unfccc.int/sites/default/files/resource/tar2019_ARG.pdf
https://www.argentina.gob.ar/ambiente/bosques/monitoreo-bosques-nativos
https://www.argentina.gob.ar/ambiente/cambio-climatico/salvaguardas
Adaptación: reducir la vulnerabilidad de los bosques nativos frente al cambio climático mediante el
fortalecimiento de sus estructuras; y de las comunidades locales asociadas a los bosques nativos,
mediante el fortalecimiento de la seguridad jurídica de la tenencia de la tierra y la revalorización de
sus saberes ancestrales.
Mitigación: reducir las emisiones y aumentar las capturas de GEI asociadas a la deforestación y la
degradación de los bosques nativos a partir de un adecuado ordenamiento territorial, del uso
sostenible y competitivo del suelo, y de la conservación y recuperación de los paisajes productivos.
Para alcanzar este objetivo, se integrarán diversas cosmovisiones, que contribuyan al desarrollo del
país y al cumplimiento de los compromisos de reducción asumidos por la Argentina ante la CMNUCC.
El conjunto de medidas y acciones de mitigación consideradas apuntaban a limitar las emisiones a 483
MtCO2eq con miras al 2030. A fines de 2020, Argentina asume un nuevo compromiso en materia climática
que busca no exceder las 358,8 MtCO2eq de gases de efecto invernadero (GEI) al año 2030.
Otras políticas a desarrollar son el plan de monitoreo de las medidas de mitigación, la educación
para la acción climática, la vinculación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y las
cuestiones de género, entre otras cosas. Estos nuevos temas serán incluidos en las próximas
revisiones del Plan de Acción.
FIGURA 12: ESTRUCTURA DEL PLAN DE ACCIÓN NACIONAL DE BOSQUES Y CAMBIO CLIMÁTICO.
FUENTE: MAYDS, PLAN DE ACCIÓN NACIONAL DE BOSQUES Y CAMBIO CLIMÁTICO. VERSIÓN 1, 2017. DISPONIBLE EN:
HTTPS://REDD.UNFCCC.INT/FILES/4849_1_PLAN_DE_ACCION_NACIONAL_DE_BOSQUES_Y_CAMBIO_CLIMATICO_-_ARGENTINA.PDF
https://www.greenclimate.fund/redd
La posibilidad de iniciar este proceso se debe al resultado obtenido por el país en la reducción de emisiones
a partir de la deforestación evitada durante el período 2014-2016 (ver Fig. 3) en las regiones del Parque
Chaqueño, la Selva Tucumano Boliviana, el Espinal y la Selva Misionera, alcanzando así una reducción total
de más de 165 millones de toneladas de CO2 equivalente. Estos resultados fueron presentados en el Anexo
Técnico REDD+ del Tercer Informe Bienal de Actualización (IBA) junto con el cumplimiento de los pilares de
REDD+ establecidos por la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático. A partir de
ello, se obtuvo financiamiento para un nuevo proyecto cuyo objetivo es contribuir a la reducción de emisiones
debidas al cambio de uso del suelo, combatir la deforestación y la degradación forestal junto con la promoción
del manejo forestal sostenible y el aumento de las reservas forestales de carbono, reduciendo la vulnerabilidad
al cambio climático de los bosques y de las comunidades que los habitan.
A través del Proyecto del Fondo Verde para el Clima (FVC) que se implementará entre 2022 y 2027 se
promoverán modelos de planificación a escala de paisaje económicamente viables, socialmente justos y
ambientalmente sostenibles con especial atención a comunidades dependientes de los bosques, se impulsará
la sostenibilidad de los bosques nativos en sistemas foresto ganaderos, a través de la implementación del
Plan Nacional de Manejo de Bosques con Ganadería Integrada; y se fortalecerán las capacidades de
monitoreo y control de las autoridades nacional y locales de la Ley 26331.
Para mayor información sobre el Proyecto Fondo Verde para el Clima (FVC) sugerimos
visitar:
https://www.argentina.gob.ar/ambiente/bosques/financiamiento-redd
Las actuales crisis globales nos obligan a proponer nuevos enfoques para la resolución de los problemas que
enfrentan los bosques nativos que fuimos describiendo a lo largo del documento. En pos de mantener las
funciones y servicios que prestan los bosques nativos, evitar los efectos e impactos negativos, y a la vez
lograr un desarrollo económico en un contexto de sostenibilidad social y ambiental, es necesario tomar
medidas para frenar la pérdida de bosques nativos.
En este contexto, es importante el desarrollo de propuestas alternativas a través de una política pública de
cese del avance del desmonte complementada con una inversión económica para el acompañamiento a la
mejora de los usos compatibles con el sostenimiento del bosque, de modo de ampliar el impacto positivo de
los mismos sobre la vida de miles de familias argentinas que viven en áreas boscosas.
Entendemos que el abordaje para lograr un mayor impacto en la conservación y uso sostenible del bosque
nativo debe superar el modelo de desarrollo actual que genera enormes desigualdades socioeconómicas e
impactos negativos sobre los recursos naturales.
Esta alternativa busca establecer un esquema de abordaje integral del territorio (paisaje o cuenca
forestal) en el que se consideran la vocación de uso, la provisión sostenible de bienes y servicios
ecosistémicos y la conservación de los recursos naturales y culturales. Se elaboraron hasta el
momento planes estratégicos de dos cuencas forestales junto a autoridades nacionales, provinciales
y actores locales.
La idea en este caso es recuperar el potencial forestal sin perder la capacidad productiva de los
bosques ni sus funciones ecosistémicas. En este sentido, los Ministerios de Agricultura, Ganadería y
Es el uso sustentable de los recursos, que se complementa con el establecimiento de áreas naturales
protegidas. Esto implica un enfoque integrador en el manejo sostenible de los bosques, bajo
esquemas que permitan articular eficazmente en el territorio, la conservación y los usos productivos
de manera complementaria y no antagónica. Aspectos importantes a tener en cuenta para generar
paisajes combinados de uso y conservación es el desarrollo de ecoturismo y el manejo de Productos
Forestales Madereros y No Madereros, entre otros.
preventivas son: la reducción de material combustible dentro de los bosques nativos, la apertura y
mantenimiento de calles cortafuegos, la poda para la limpieza de tendidos eléctricos, entre otros.
Interfaz Urbano-Bosque
Nos referimos a la zona en la que el bosque entra en contacto con zonas edificadas. Si bien es una
definición simple, la realidad es compleja y está caracterizada por las múltiples interacciones e
intercambios que se desarrollan entre dos subsistemas territoriales, el social/urbano y el
natural/forestal (Vince et al., 2005; Galiana Martín, 2012:206). Los modelos de avance urbano sobre
el bosque tienen motivaciones diferentes, como ser la especulación y renta inmobiliaria y el acceso a
la vivienda. El objetivo es realizar ordenamientos de estos territorios y coordinar acciones que tiendan
a disminuir la situación de vulnerabilidad en el caso de poblaciones afectadas.
El objetivo es mejorar la calidad de vida de las comunidades, tanto criollas como originarias, que
habitan los bosques nativos mediante la formulación participativa de Planes Integrales Comunitarios
(PIC). Para ello cobra relevancia el uso y valorización de los recursos forestales como factor central
de su posibilidad de desarrollo. Apunta al arraigo y permanencia cultural, a través del fomento a la
gestión colectiva y aprovechamiento sustentable de los bienes comunes, la comercialización justa de
productos forestales, y la inversión en infraestructura, servicios básicos y capital social. Se fomenta
especialmente la participación activa de mujeres y jóvenes en cada una de sus acciones bajo una
perspectiva de género, intergeneracional e intercultural.
Por último, podemos mencionar que las políticas e iniciativas mencionadas se vinculan fundamentalmente
con los siguientes Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS (Fig. 13):
Para mayor información sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) sugerimos
visitar:
https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/
Consolidar los Ordenamientos Territoriales de los Bosques Nativos establecidos como instrumentos
de planificación estratégica sobre el uso de los bosques.
Fomentar el uso múltiple de los ecosistemas y el manejo integrado para lograr una gestión sustentable
y la conservación de los servicios ecosistémicos de los bosques, revirtiendo prácticas degradantes
sobre el ambiente.
Promover acciones para el desarrollo sostenible de los bosques de manera conjunta y coordinada
entre el Estado, la comunidad, el sector privado y otros actores vinculados.
Integrar las políticas públicas sobre el uso del bosque entre organismos a través de la unificación de
criterios, requisitos y procedimientos
Promover el arraigo como así también el fomento de las prácticas y herramientas que mejoren la
calidad de vida de las comunidades vinculadas al bosque
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