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Ética General
Kino y su familia eran de origen humilde, por esto querrán aprovechar la oportunidad que
se les ha presentado, pese a todo. En un afán de proteger la perla para poder venderla, se
convertirá en un asesino. Juana reafirmando su idea sobre la maldición de la perla quiere
deshacerse de ella, pero Kino se niega. “Nadie nos arrebatará nuestra fortuna” - defiende
Kino.
En ese momento Kino querrá huir ya que se acababa de convertir en un asesino, su casa
había ardido y su canoa estaba rota, por lo que no podía trabajar siquiera.
Antes de huir, se refugia en casa de su hermano, y ante la pregunta si tenia aún la perla,
Kino responde que sí que ahora se había convertido en su vida, su desventura y su alma y
que si se desprendiera de ella también lo haría también de su alma.
Una de sus nuevas finalidades era comprar un rifle, pero al darse cuenta de que se había
convertido en un asesino cambio de idea.
Al final de la obra, Kino y Juana, abatidos por la muerte de su hijo deciden regresar a su
hogar y se deshacen de la maldición de la perla. En este momento, el valor que la perla
pudiera tener no les importa. La perla les había costado su casa, su hijo y su moral.
El segundo momento decisivo es cuando los tasadores se niegan a pagar a Kino más de mil
pesos por la “Perla del Mundo”. Kino en un inicio quería satisfacer las necesidades de su
familia con el dinero obtenido, además de pagarle unos estudios a su hijo, pero la oferta le
parecía insignificante. Kino sabía que durante años se había estafado a las personas
ignorantes, y él no iba a caer en su engaño. Es por esto que Kino decidirá emigrar a otra
ciudad dónde supieran valorar su perla.
Pero lo que no se imaginaban ni él ni Juana es que a partir de ese momento su el sentido
de su vida iba a cambiar.
Al final de la historia, Kino, Juana y Coyotito huyen de su hogar para llegar a la ciudad y
vender la perla. Estos son perseguidos por unos cazadores y se ven obligados a esconderse
en una cueva. Kino piensa que su única opción para escapar es apoderarse del rifle de uno
y de ellos y matarlos. Antes de caer la noche Kino se dispone a ello, pero lo que no se
imaginó es que uno de ellos, al escuchar el llanto de Coyotito, dispararía su escopeta
alcanzándolo. En ese momento, Kino y Juana decidieron volver y devolver la perla a su
hogar, el mar, ya que habían podido experimentar la maldición de esta.
El precio que pagaron por el ansia de Kino de conseguir su fortuna, fue la muerte de su
hijo.