El 30 de abril de 1586 nació en Lima, una linda niña a
quien sus padres le pusieron el nombre de Isabel. Sus padres eran don Gastar Flores y doña María de Oliva
Un día la madre de María de Oliva descubrió el rostro
de la niña con un brillo maravilloso, al acercarse vio rosas perfumadas que adornaban a la niña, ante ese milagro decidió llamarla Rosa. La infancia de Rosa fue alegre y placentera, sus mejores amigos fueron sus hermanos, Rosa aprendió a leer, escribir y a tocar algunos instrumentos. Le gustaba mucho rezar.
El arzobispo al momento de la confirmación le coloco
definitivamente el nombre de Rosa añadiendo “de Santa María”, nombre con el que hoy es conocida en todo el mundo. Rosa atendía a los enfermos, ayudaba a los pobres y enseñaba catequesis a los niños, también participaba en la Eucaristía en el convento de Santo Domingo.
En sus últimos años se dedico a la oración mística, con
mente en el cielo, además ayudaba a los pecadores a arrepentirse y que sirvieran a la iglesia. Muy enferma por sus privaciones y exceso de trabajo por brindar amor a Dios y a los humildes al máximo de su tiempo, Santa Rosa murió el 24 de agosto de 1617 diciendo “Jesús esta conmigo”.