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Índice

INTRODUCCIÓN....................................................................................................2

1. MINERIA EN EL PERU................................................................................3

2. IMPORTANCIA DE LA MINERIA.............................................................4

3. CARACTERISTICAS DE LA MINERIA....................................................4

4. MINERIA FORMAL.....................................................................................5

5. MINERIA NO FORMAL...............................................................................5

6. EL MARCO LEGAL E INSTITUCIONAL VINCULADO A LA

MINERÍA EN EL PERÚ..........................................................................................5

7. MINERIA ARTESANAL EN EL PERU....................................................10

8. MARCO LEGAL..........................................................................................11

8.1 Incorporación normative..........................................................................12


8.2 Regulación normativa y respuestas represivas.......................................13
8.3 Reforma y nueva estrategia..........................................................................15
9. IMPACTOS DE LA MAPE INFORMAL E ILEGAL..............................18

10. CONCLUSIONES.........................................................................................20

11. BIBLIOGRAFIA...........................................................................................21
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INTRODUCCIÓN
Nuestra economía en el Perú es predominantemente informal. En diciembre del
2019, según estadísticas del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la tasa
de informalidad alcanzó el 66.4%. Otras investigaciones económicas, desde un enfoque
estructural, hablan de una economía subterránea, que incluye no solo a la informalidad
tradicionalmente entendida como brecha, sino también a la ilegalidad como producción y
distribución de bienes y servicios prohibidos por ley. Esta economía subterránea sería un
problema endémico que, según algunas investigaciones, constituye entre el 40% y el 60%
del PBI peruano. Este contexto generalizado de informalidad, alimentado por la escasa
presencia estatal en muchas partes del país, se reproduce también en una de las actividades
extractivas más importantes del país. La minería de larga tradición histórica en Perú, ha
estado presente por siglos en su forma artesanal, pero ha estallado en las últimas décadas
debido, entre otros, a los altos niveles de pobreza en algunos sectores de la población y al
incremento de la demanda de oro y otros minerales a nivel internacional. Cuando a ello se
le agrega la debilidad institucional del Estado y su incapacidad de control y fiscalización, se
configura el escenario perfecto para la proliferación de la gran cantidad de mineros ilegales
e informales que operan, al menos, en 21 de las 25 Regiones del País, aunque los últimos
reportes del Sistema Nacional de Información Ambiental señalan su presencia en todas las
regiones. Las reformas de liberalización económica y desregulación de la actividad minera
de la década de los 90, orientadas a atraer capitales, simplificaron y flexibilizaron los
requisitos para el otorgamiento de concesiones, dando inicio a una etapa de expansión
productiva y de inversiones a lo largo y ancho del territorio peruano. Sin embargo, ya antes
de esta explosión territorial que devino en numerosos conflictos con las poblaciones
cercanas a las operaciones mineras, la mayor parte de oro peruano se producía de manera
informal, bajo lo que las estadísticas del Ministerio de Energía y Minas denominaron
“producción aluvial y lavaderos”, a falta de una regulación normativa. Recién en el 2002 se
incorpora a la Minería Artesanal y a Pequeña Escala (MAPE) en el marco legal minero, en
un intento por regular la proliferación descontrolada de esta actividad. Sin embargo, a la
fecha, la pandemia de la informalidad e ilegalidad nos persigue: al menos 25 millones de
hectáreas del Perú tienen presencia de MAPE no formal, de las cuales la mayor producción
se centra en la Amazonía (en específico, en Madre de Dios), impactando, incluso, sobre
cuerpos de agua o Áreas Naturales Protegidas. Esto ha significado la convulsión de muchos
territorios de forma violenta, de la mano con otras formas de crimen organizado, como trata
de personas o sicariato.
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1. MINERIA EN EL PERU

El Perú es un buen ejemplo de las tendencias de expansión minera ocurrida en las

dos últimas décadas. Además, es un país en el cual la minería juega un rol gravitante en su

economía: cómo se puede apreciar en el siguiente cuadro, el Perú se ubica en lugares

expectantes en el ranking de producción de los principales productos mineros.

Son casi veinte años de expansión continua de la minería: en 1993, con la entrada en

producción de la Minera Yanacocha -que se convirtió desde hace dos décadas en la

principal mina de oro de América Latina-, se inició formalmente una etapa de expansión

productiva y de inversiones a lo largo y ancho del territorio peruano.

Una serie de factores externos e internos estuvieron a la base de este proceso de expansión:

necesidades de incremento de reservas de la industria minera a nivel global, aumento de las

cotizaciones de los principales metales, mercados financieros dispuestos a respaldar

grandes inversiones, reformas estructurales que, como en el caso del Perú, buscaron generar

condiciones atractivas para los inversionistas; son algunos de los factores que jugaron a

favor del nuevo ciclo expansivo.

Lo cierto es que la minería en el Perú comenzó a crecer a tasas importantes: en la primera

mitad de la década del 90, el Producto Bruto Interno de la minería metálica se expandió a

una tasa promedio de 7.1% y en la segunda mitad a una tasa de 9.1%. Los picos de
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expansión fueron alcanzados el año 1993, 1994, 1997 y 1999, con tasas de crecimiento de

dos dígitos: 10.9%, 15.2%, 10.8% y hasta 16%.

En este contexto de expansión, el peso de la minería en la economía peruana comenzó a ser

cada vez más gravitante. Las cifras globales muestran que la minería llegó a representar el

15% del Producto Bruto Interno el año 2005 y en la actualidad representa algo más del

12%. Al mismo tiempo contribuye con algo más del 60% de las exportaciones peruanas y

da cuenta del 21% del stock de Inversión Extranjera Directa.

2. IMPORTANCIA DE LA MINERIA

Uno de los beneficios generados por la minería es la creación de empleos en los lugares

donde se establece, y la provisión de servicios como energía eléctrica y agua potable, con

los que algunas poblaciones no cuentan.

El Perú es uno de los principales exportadores de minerales a nivel mundial. En el cuadro 1

se puede apreciar que es el sexto productor de oro, tercer productor de plata, segundo

productor de cobre, cuarto productor de plomo y tercer productor de zinc. Las

exportaciones mineras peruanas representan aproximadamente el 60% de las exportaciones

del país contribuyendo a la generación de divisas y permitiendo realizar importaciones que

son necesarias para el crecimiento de la economía: vehículos, alimentos, artículos

farmacéuticos, combustibles, y maquinaria y equipos, entre otros.

3. CARACTERISTICAS DE LA MINERIA

La minería o actividad minera es una actividad económica, perteneciente al sector primario,

que consiste en la extracción de minerales y elementos comercializables del interior de la


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corteza terrestre. Estos materiales se hallan formando depósitos o yacimientos de miles de

años de antigüedad geológica.

4. MINERIA FORMAL

La minería formalizada es aquella inscrita en el Registro Integral de Formalización Minera

(REINFO), conformado tanto por personas naturales como jurídicas. Según el Ministerio de

Energía y Minas, 88.734 mineros ya están en esta condición.

5. MINERIA NO FORMAL

A) Minería informal. - Por otro lado, la minería informal está compuesta por aquellos

operadores que no han iniciado un proceso de formalización, cumpliendo con las

distintas etapas establecidas por el Estado.

B) Minería ilegal. - La minería ilegal es la que se realiza en espacios prohibidos, como

son las riveras de los ríos y lagunas. En Madre de Dios, además, no están dentro de

un corredor minero.

6. EL MARCO LEGAL E INSTITUCIONAL VINCULADO A LA


MINERÍA EN EL PERÚ

Precisamente, desde inicios de la década del 90 del siglo pasado se fue

construyendo en el Perú un marco legal e institucional que tuvo como objetivo crear

condiciones extremadamente favorables para las inversiones en sectores como el minero.

La liberalización de la economía y las reformas estructurales fueron procesos que se

desarrollaron en una multiplicidad de escenarios y por supuesto el entorno internacional

también jugó un rol determinante. En este proceso, por ejemplo, el papel y las condiciones

del Banco Mundial (BM) en sus préstamos fueron factores determinantes: un componente
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central en la reforma fue lo que el BM definió como los ajustes sectoriales. En el nuevo

modelo y en la propuesta del ajuste sectorial del BM, el potencial de crecimiento de la

economía peruana, a mediano y largo plazo, descansaba sobre dos fundamentos: en primer

lugar, un flujo de capitales privados incentivados por tasas de interés altas, ausencia de

restricciones para las inversiones y para las transferencias de sus ganancias al exterior. En

segundo lugar, la modernización y el desarrollo de las exportaciones del sector primario:

minería, pesquería, petróleo y gas.

¿Cómo se fue armando el andamiaje para este proceso funcione?

La Ley General de Minería y la propia Constitución Política de 1993, fueron el

andamiaje principal de normas que le dio garantías y estabilidad jurídica y tributaria a las

empresas extractivas. Al mismo tiempo, fueron normados diferentes procedimientos

relacionados con la minería, en particular todo lo relativo al régimen de concesiones. Todas

estas disposiciones, modificaron la Ley General de Minería precedente del año 1981 y

fueron incorporadas el año 1992 en el Decreto Supremo Nº 014-92-EM.

Mientras que la minería aumentaba en importancia y eran priorizadas como

actividades estratégicas en el Perú, los derechos de las poblaciones rurales, sobre todo

comunidades campesinas e indígenas, eran claramente afectados. Las modificaciones en la

Ley de Tierras, la imposición del proceso de servidumbre minera y otros reglamentos

aprobados, buscaron favorecer las inversiones, al mismo tiempo que recortaban los

derechos de las comunidades.

Por otro lado, un marco de normas ambientales sumamente débil se consolidaba,

caracterizado por la ausencia de un enfoque transectorial, una precaria institucionalidad sin


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mayores recursos para liderar la gestión ambiental: sin mayores competencias, sin normas

referidas a los límites máximos permisibles de contaminación, pasivos ambientales mineros

irresueltos y por supuesto con una total ausencia de adecuados mecanismos de participación

ciudadana, se ahondaban las asimetrías entre inversiones extractivas y la necesaria

protección de los derechos de las poblaciones.

Esta situación se mantuvo incluso con la posterior creación del Ministerio del

Ambiente (MINAM), el año 2009.: la nueva autoridad ambiental nació sin competencias en

varios aspectos claves: la aprobación de los Estudios de Impacto Ambiental y el tema del

agua. Peor aún, en lugar de ir logrando gradualmente mayor peso y gravitación en las

decisiones de políticas públicas relevantes, el MINAM ha venido perdiendo facultades

desde su creación.

Por ejemplo, la aprobación de la ley 30230, el año 2014, limitó aún más las

funciones del MINAM: el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA),

creado en paralelo con el MINAM y adscrito a él, se ha visto limitado en sus funciones de

evaluación, fiscalización y eventualmente de sanción y en la actualidad se dedica sobre

todo “a acciones prioritarias de educación y difusión de la normativa”.

Además, la ley 30230 (conocida en el Perú como el “paquetazo ambiental”) al

buscar “mejorar y generar la confianza de los inversionistas”, le quitó abiertamente

facultades al Ministerio del Ambiente, por ejemplo, en materia de creación de áreas

naturales protegidas, en el tema del ordenamiento territorial, zonas ecológicamente

económicas, límites máximos permisibles y estándares de calidad ambiental, que desde

ahora pasarán “a ser refrendados por el Presidente del Consejo de Ministros y con el voto
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del Consejo de Ministros”. Y en el caso de la evaluación de los estudios de impacto

ambiental, “se plantea establecer que las opiniones vinculantes y no vinculantes que

requiera la entidad encargada de la aprobación del Estudio de Impacto Ambiental, deberán

emitirse en un plazo máximo de treinta (30) días hábiles; y si el funcionario encargado no

cumple, será considerada como falta grave “aplicable al régimen laboral al que pertenece”.

Por otro lado, los escasos mecanismos de participación ciudadana y consulta han

sido también un tema de conflicto. Los mecanismos existentes, leyes y reglamentos, siguen

siendo sumamente restringidos y han terminado de configurar una caricatura de

participación ciudadana que presenta las siguientes limitaciones:

 no existen mecanismos de participación ciudadana y acceso a la información en las

fases de entrega de concesiones ni antes de iniciar la etapa de exploración.

 las poblaciones sólo son convocadas a audiencias informativas cuando se va a

aprobar el Estudio de Impacto Ambiental, es decir, antes de entrar a la fase de

explotación y cuando casi todo ya está decidido.

 tampoco existe obligación alguna, por parte de la autoridad del Ministerio de

Energía y Minas, de considerar los aportes que puedan haberse formulado en las

audiencias públicas.

Otro de los capítulos frustrados fue el de la ley de consulta para los pueblos

indígenas. Luego de un importante trabajo de concertación, que involucró a organizaciones

indígenas, diferentes redes sociales y al propio Congreso de la República, se logró aprobar

en el mes de agosto de 2011 la Ley de Consulta Previa para los Pueblos Indígenas al inicio

del gobierno del presidente Humala. Sin embargo, el posterior reglamento de la ley fue
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cuestionado por las principales organizaciones indígenas del país, señalando que afecta

aspectos de la mencionada ley y que ha terminado por desnaturalizarla.

Por otro lado, la campaña desatada por los gremios empresariales -sobre todo el

minero, contra la ley de consulta y en general contra cualquier norma que implique

mayores regulaciones sociales y ambientales, ha sido permanente. Los principales voceros

de las empresas han buscado que el gobierno retroceda, argumentando que este tipo de

legislación “implica el riesgo de retrasar o detener el desarrollo del país”. Se ha buscado

contraponer los derechos de los pueblos indígenas con un supuesto interés nacional que en

realidad es el interés de los inversionistas. Este ha sido un argumento muy utilizado en las

últimas décadas, cada vez que las comunidades han exigido ejercer el derecho a la consulta:

se dice “¿por qué poblaciones pequeñas tienen que decidir por proyectos que son de interés

nacional?”.

El gran problema es que en un país como el Perú no se cuenta con políticas públicas

que permitan presentar evidencias claras que tal o cual proyecto responde al “interés de la

Nación”. Precisamente, se debate sobre la necesidad de dotarnos de esos instrumentos y

uno de ellos es la consulta previa. La consulta, entre otras cosas, implica un diálogo intenso

que ayudará a fortalecer las prácticas democráticas y la generación de consensos. Uno de

los lemas utilizados por las organizaciones de comunidades ha sido precisamente “a más

consulta menos conflictos”.

Otra observación del Ejecutivo y de las propias empresas, cuestiona que las

comunidades andinas sean pueblos indígenas. Además, el Estado peruano, según esta

observación pretende reservarse la identificación de quiénes son los pueblos indígenas en


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contra de lo que señala expresamente el propio Convenio 169 de la OIT. Este tipo de

observaciones representan un peligroso retroceso que afectan las relaciones entre el Estado

peruano y los pueblos indígenas. La Coordinadora Nacional de Derechos Humanos del

Perú ha señalado su rechazo a las observaciones presentadas y espera que se implemente

“una Ley de Consulta Previa que respete los derechos de los pueblos indígenas, vigentes en

la Constitución del Perú y en el Convenio 169 de la OIT”.

7. MINERIA ARTESANAL EN EL PERU

La economía en el Perú es predominantemente informal. A diciembre de 2019, según

estadísticas del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la tasa de

informalidad alcanzó el 66.4%. Otras investigaciones económicas, desde un enfoque

estructural, hablan de una economía subterránea, que incluye no solo a la informalidad

tradicionalmente entendida como brecha, sino también a la ilegalidad como producción y

distribución de bienes y servicios prohibidos por ley. Esta economía subterránea sería un

problema endémico que, según algunas investigaciones, constituye entre el 40% y el 60%

del PBI peruano.

Este contexto generalizado de informalidad, alimentado por la escasa presencia

estatal en muchas partes del país, se reproduce también en una de las actividades

extractivas más importantes del país: la minería. Esta actividad, de larga tradición histórica

en Perú, ha estado presente por siglos en su forma artesanal, pero ha estallado en las últimas

décadas debido, entre otros, a los altos niveles de pobreza en algunos sectores de la

población y al incremento de la demanda de oro y otros minerales a nivel internacional.

Cuando a ello se le agrega la debilidad institucional del Estado y su incapacidad de control

y fiscalización, se configura el escenario perfecto para la proliferación de la gran cantidad


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de mineros ilegales e informales que operan, al menos, en 21 de las 25 regiones del país—

aunque los últimos reportes del Sistema Nacional de Información Ambiental señalan su

presencia en todas las regiones.

Las reformas de liberalización económica y desregulación de la actividad minera de

la década de los 90, orientadas a atraer capitales, simplificaron y flexibilizaron los

requisitos para el otorgamiento de concesiones, dando inicio a una etapa de expansión

productiva y de inversiones a lo largo y ancho del territorio peruano ]. Sin embargo, ya

antes de esta explosión territorial que devino en numerosos conflictos con las poblaciones

cercanas a las operaciones mineras, la mayor parte de oro peruano se producía de manera

informal, bajo lo que las estadísticas del Ministerio de Energía y Minas denominaron

“producción aluvial y lavaderos”, a falta de una regulación normativa. Recién en el 2002 se

incorpora a la Minería Artesanal y a Pequeña Escala (MAPE) en el marco legal minero, en

un intento por regular la proliferación descontrolada de esta actividad.

Sin embargo, a la fecha, la pandemia de la informalidad e ilegalidad nos persigue: al menos

25 millones de hectáreas del Perú tienen presencia de MAPE no formal, de las cuales la

mayor producción se centra en la Amazonía (en específico, en Madre de Dios), impactando,

incluso, sobre cuerpos de agua o Áreas Naturales Protegidas. Esto ha significado la

convulsión de muchos territorios de forma violenta, de la mano con otras formas de crimen

organizado, como trata de personas o sicariato.

8. MARCO LEGAL

Desde el 2002 hasta la actualidad se han emitido diversas disposiciones normativas

orientadas a regular las actividades de la MAPE, mismas que pueden clasificarse en tres

etapas marcadas:
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8.1 Incorporación normative

La Ley General de Minería (1992) no incorporó un régimen jurídico especial para la

MAPE, sino que regulaba el “régimen general” (mediana y gran minería). El primer intento

en instituir un régimen legal para la MAPE fue durante el gobierno de Alejandro Toledo, en

el 2002, al promulgarse la Ley 27651, Ley de Formalización de la Pequeña Minería y la

Minería Artesanal, y su reglamento, los cuales crearon las figuras del pequeño productor

minero (PPM) y productor minero artesanal (PMA). Estas categorías han ido variando con

los años, y su configuración actual es la siguiente:

Clasificación Extensión de la Capacidad Entidad competente

concesión productiva

Pequeño Hasta Hasta 350 Dirección Regional de

Productor Minero 2000 ha TDM Energía y Minas (GORE)

Productor Hasta Hasta 25 Dirección Regional de

Minero Artesanal 1000 ha TDM Energía y Minas (GORE)

Hasta este momento, las tres principales deficiencias fueron que: (i) no se distinguió entre

minería aluvial (de río, predominante en la zona de selva) y filoniana (de socavón,

predominante en la zona andina); (ii) no se hizo una distinción clara entre informalidad e

ilegalidad —de hecho, no hay mención expresa para determinar la ilegalidad de la actividad

—; y, no hubo una verdadera asistencia técnica y presupuestal como soporte a la

transferencia de competencias a los gobiernos regionales. La Ley fue útil para tener, en
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cierta medida, criterios de clasificación, pero no supuso ningún avance o impulso de

formalización a la MAPE, con lo que esta actividad siguió proliferándose sin control.

Durante el gobierno de Alan García se creó el Ministerio del Ambiente, bajo la dirección de

Antonio Brack Egg. En el 2009, a través de la Resolución Ministerial 239-2009-MINAM,

se organizó el Grupo de Trabajo Multisectorial para el ordenamiento minero en Madre de

Dios, y en el 2010 el Ejecutivo publicó el Decreto de Urgencia 012-2010, que declara de

necesidad pública e interés nacional el ordenamiento de la minería aurífera en el

departamento (región) de Madre de Dios, “a fin de garantizar la salud de la población, la

seguridad de las personas, la recaudación tributaria, la conservación del patrimonio natural

y el desarrollo de actividades económicas sostenibles”. Con este decreto se delimitaron

zonas en las que se podía realizar la actividad, quedando excluidas todas las demás. Un año

después se aprobó el Plan Nacional para la Formalización Minera Artesanal, con objetivos

de formalización y promoción de la MAPE hasta 2016.

8.2 Regulación normativa y respuestas represivas

A finales de 2011, durante el gobierno de Ollanta Humala, el Poder Legislativo le

delega al Ejecutivo la facultad de legislar en materia ambiental. A partir de entonces, el

gobierno emitió una serie de Decretos Legislativos articulados entre sí orientados a la

formalización minera.

DL 1107 Establece medidas de control y fiscalización en la

(04/2012) distribución, transporte y comercialización de maquinarias y

equipos que puedan ser utilizados en la Minería Ilegal, así como

del producto obtenido


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Uno de los principales aspectos a destacarse de este periodo es la tipificación de la

minería ilegal en el Código Penal (DL 1102) y el establecimiento de una distinción

normativa entre minería informal e ilegal (DL 1105). Finalmente, se erige como principal

elemento diferenciador el ejercicio de la actividad en zonas no permitidas; de modo que

cuando la actividad se da en zonas no prohibidas y el minero ha iniciado un proceso de

formalización, es considerada como informal.

Asimismo, estos decretos crearon un procedimiento de formalización para la MAPE

alternativo al de la Ley 27651 y su Reglamento—, a través del cual los mineros podían

solicitar su formalización y seguir operando al mismo tiempo. Este procedimiento

extraordinario, aparentemente simplificado, requería la presentación de una Declaración de

Compromiso para ingresar en el Registro Nacional de Declaraciones de Compromisos

(RNDC) y el cumplimiento de 5 etapas posteriores, todas ellas preclusivas:

 Acreditación de titularidad, contrato de cesión, acuerdo o contrato de

explotación sobre la concesión minera;

 Acreditación de propiedad o autorización de uso del terreno superficial;

 Aprobación del instrumento de gestión ambiental correctivo;

 Certificado de inexistencia de restos arqueológicos en el área; y

 Autorización para el inicio/reinicio de actividades de exploración,

explotación o beneficio de minerales. Hasta ese momento, la fecha límite

para cumplir con este proceso era el 14 de abril de 2014.

Sin embargo, en ese momento la agenda parecía estar más centrada en combatir la

minería ilegal a través de operativos policiales e interdicciones, bajo la dirección del

entonces Alto Comisionado para la Formalización e Interdicción de la Minería y


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Remediación Ambiental, Daniel Urresti, y no tanto en efectivizar el paquete normativo

aprobado, por lo que hubo un escaso nivel de aplicación de las mismas.

Ante ello, se aprobó el Decreto Supremo 029-2014-PCM como estrategia de

saneamiento que, sin decirlo abiertamente, modificó el plazo final extendiéndolo hasta

2016. Sin embargo, llegado el 2016, menos del 1% de las Declaraciones de Compromiso

presentadas inicialmente lograron culminar la formalización final.

8.3 Reforma y nueva estrategia

El gobierno de Pedro Pablo Kuczynski aprobó una nueva serie de decretos

legislativos que complementaron y modificaron el marco normativo previamente detallado.

En octubre, incorporó, mediante el DL 1244, a la minería ilegal como una forma de crimen

organizado, con lo que las penas pueden llegar hasta los 15 años de cárcel.

Ese mismo año se realizaron cambios importantes al marco legal existente. A través

del DL 1293, se creó el Registro Integral de Formalización Minera (REINFO), a cargo de la

Dirección General de Formalización Minera del MINEM; y en noviembre de 2017 se emite

el DS 038-2017-EM, el cual aprueba el Instrumento de Gestión Ambiental para la

Formalización de Actividades de Pequeña Minería y Minería Artesanal (IGAFOM), con un

aspecto Preventivo y otro Correctivo. Este último instrumento de gestión ambiental es

aplicable a los mineros informales con inscripción vigente en el registro, y es requisito

indispensable para el proceso de formalización. Es decir, en esta etapa se abrió nuevamente

el registro de formalización, exonerando de responsabilidad penal a aquellos mineros que

no se hubieran acogido al proceso antes y recién lo hicieran a través del REINFO. Al tener

la posibilidad de seguir ejerciendo actividad durante el trámite, muchos mineros reactivaron

laborales.
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Para que los mineros se acojan a este nuevo proceso, se buscó corregir algunos

errores anteriores: se simplificaron los requisitos y, advertida la dificultad de negociación

entre el minero y el propietario del terreno, también se establecieron incentivos a los

titulares de las concesiones; se otorgó un derecho de preferencia a los mineros; y se dio

competencia completa a los gobiernos regionales para la autorización de inicio/reinicio de

actividades.

Actualmente, el REINFO sigue abierto y, de acuerdo a la última extensión de plazo

hecha por el MINEM, lo seguirá estando hasta el 2022 (considerando la modificación de

fechas por el Estado de Emergencia actual). Al momento, estas son las cifras de

inscripciones y formalizaciones, por región, según la data del portal web del MINEM:

Región Número de Número de

mineros formalizados mineros inscritos en el

REINFO

Amazonas – 167

Ancash 23 3406

Apurímac 5 6012

Arequipa 670 12533

Ayacucho 162 6726

Cajamarca 10 857

Callao – 19

Cusco 15 2465

Huancavelica 7 1195
17

Huánuco 8 595

Ica 29 2050

Junín 15 1054

La Libertad 234 5282

Lambayeque 2 274

Lima 114 2498

Loreto 10 88

Moquegua 6 170

Pasco 40 955

Piura 34 1574

Puno 40 6700

San Martín 10 166

Madre de Dios 108 5304

Tacna 7 279

Tumbes 1 120

Ucayali 1 40

Total 1551 60529

Fuente: MINEM (revisado hasta el 13 de mayo de 2020)

Con el gobierno de Vizcarra, se publica el DL 1451, con el que la interdicción

contra la minería ilegal comprende también la identificación, proceso y sanción a quienes

financien y organicen tales acciones criminales. Asimismo, en febrero de 2019 se dio inicio

al megaoperativo multisectorial “Mercurio”, en Madre de Dios, La Pampa, Tambopata, una

zona minera ilegal donde se calculaba la presencia de aproximadamente 4000 mineros. Los
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reportes de MAAP dan cuenta de una notable reducción de la deforestación minera en la

zona (92%) y una desaceleración de la misma. Sin embargo, otros focos de minería ilegal

persisten o se han extendido, lo que lleva a pensar que la actividad minera no ha hecho más

que trasladarse territorialmente.

9. IMPACTOS DE LA MAPE INFORMAL E ILEGAL

La minería ilegal, por las causas que explican su proliferación y los distintos actores

involucrados en ella, ha alcanzado a ser un problema socio criminal, con impactos en

múltiples niveles, en tanto también hay dinámicas sociales involucradas (laborales,

comunales, etc.). Los impactos ambientales de la minería ilegal son los más evidentes. En

cuanto a la minería de socavón, los principales impactos ambientales están relacionados

con los procesos químicos producto de la remoción de tierras: producto de la extracción de

mineral, los sulfuros quedan expuestos al aire y se forma el agua ácida de mina.

En cuanto a la minería aluvial (predominante en Amazonas, Madre de Dios, Puno,

etc.), el principal impacto es la deforestación y pérdida de masa boscosa para la

construcción de campamentos y extracción de oro. De acuerdo con información del

Proyecto MAAP, durante los últimos 17 años el Perú ha perdido más de 2 millones de

bosques andinos amazónicos, siendo una de las principales causas la minería no formal.

Madre de Dios es la región que más ha sufrido este impacto, con la pérdida del 38% de su

masa boscosa por minería ilegal, mientras que en Ucayali y Loreto están surgiendo frentes

de deforestación similares.

Cuando se cruza esta información con la de las Áreas Naturales Protegidas, la

situación se advierte mucho más alarmante. Una investigación de CINCIA encontró, tras

estudiar las áreas colindantes de la Reserva Nacional Tambopata, el Parque Nacional


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Bahuaja Sonene y la Reserva Comunal Amarakaeri, que 31 000 hectáreas de bosque se

perdieron solo en estos espacios (es decir, un tercio de la cantidad total de áreas

deforestadas de Madre de Dios).

El impacto social también se deja ver, en tanto muchas de las personas que trabajan

en actividades de minería no formal suelen ser víctimas de explotación y precariedad, dado

que son los altos índices de pobreza, entre otras causas, los causantes de la proliferación de

la minería artesanal no formal a nivel nacional, la mayoría de personas que se dedican a ella

no cuentan con acceso a servicios básicos y ven en la MAPE la única oportunidad

económica para desarrollarse. De hecho, la percepción ciudadana es muy reveladora en este

sentido: según el barómetro de las Américas, el 57% de peruanos considera que alguna

forma de economía ilícita contribuye al crecimiento económico de su región, y entre las

actividades ilícitas más mencionadas, la minería ilegal se encuentra en segundo lugar detrás

del narcotráfico con el 23%. Así, los campamentos mineros se convierten en centros

económicos alrededor de los cuales aparecen en abundancia los bares, prostíbulos y nigth

clubs, en muchos casos con presencia de adolescentes captadas bajo falsas promesas de

trabajos (aquí se evidencia, una vez más, la relación con la trata de personas). Esta alianza

entre minería ilegal y explotación sexual se ha convertido en una lamentable constante los

países amazónicos de la región. A estos problemas se suman los conflictos intra e

intercomunales, producto de la diferencia de posiciones respecto a la minería,

resquebrajándose los lazos comunales y generándose conflictividad social, misma que se

acrecienta ante la presencia de migración hacia la zona debido a su potencial económico

por la minería.
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10. CONCLUSIONES

 La minería es el conjunto de actividades referentes al descubrimiento y la extracción de


minerales que se encuentran en el suelo y subsuelo. La primera fase de esta actividad
es la exploración, la cual permite identificar zonas con yacimientos mineros, así como
estimar la cantidad y calidad del mineral.
 La Minería Artesanal alza como un reto por la gran incidencia de informalidad e
ilegalidad que hay en ella. Las condiciones que propician dicha situación son de muy
variada índole y explican la gran dificultad que hay para hacerle frente, entre las cuales
destacan: la debilidad institucional del Estado para fiscalizar; los grandes niveles de
desigualdad en el país, acrecentados por la ausencia estatal en cuanto a la provisión de
servicios públicos, lo que genera altos grados de pobreza en varios sectores de la
población; y el alza del precio de la onza de oro y otros minerales en el mercado
internacional, que funciona como incentivo económico para los mineros (en desmedro
incluso de su propia salud) y para las redes criminales existentes.
 Las medidas tomadas por el Estado para formalizar la MAPE y para perseguir y
sancionar la minería ilegal se han tornado insuficientes, principalmente, por la falta de
recursos, la escasa capacitación técnica de operarios y funcionarios de los Gobiernos
Regionales y la ausencia de incentivos para dar cabal cumplimiento a los requisitos
necesarios para la formalización (por ejemplo, incentivos que propicien acuerdos entre
los titulares de las concesiones y los mineros que buscan explotarlas).
 El desarrollado a partir del 2002, se muestra ineficaz para conseguir la formalización y
combatir la criminalidad, la minería ilegal e informal dejan sus estragos e impactos en
muchas regiones del país de manera transversal: a nivel social, en tanto convulsionan el
área con violencia, conflictos intra e intercomunales, migración y altos niveles de
criminalidad organizada; y ambiental, debido a la gran contaminación originada no
solo por la deforestación necesaria para desarrollar la minería, sino por los insumos
químicos utilizados para la misma por su rentabilidad, como es el caso del letal
mercurio.
21

11. BIBLIOGRAFIA

 Cruz Tambo, H.M.(2012). LA REGULACION DE LA MINERIA


ARTESANAL EN EL PERU. Disponible en:
https://www.iied.org/sites/default/files/pdfs/migrate/G00731.pdf

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 León Pacheco, L. (2020). Minería Artesanal y a Pequeña Escala en el Perú:


la formalización que nunca llega. Disponible en: https://dar.org.pe/mineria-
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 Orosco Zevallos, O. (2001). La Minería Artesanal e Informal en el Perú.


Disponible en:
https://wedocs.unep.org/bitstream/handle/20.500.11822/12800/la_mineria_a
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DE PEQUEÑA ESCALA EN LA AMAZONÍA PERUANA. Disponible en:
https://preveniramazonia.pe/wp-content/uploads/Formalizacio%CC%81n-
de-la-mineri%CC%81a-artesanal-y-de-pequen%CC%83a-escala-en-la-
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