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Factores determinantes en el ejercicio del

poder del Estado

Jaime Alberto Ángel Álvarez

Universidad Libre Seccional Cali


Facultad de Derecho, ciencias políticas y sociales
Grupo de investigación Phylojuris
2023
Jaime Alberto Ángel Álvarez 2
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

Contenido

Pág.
Presentación 3

1. PODER POLÍTICO Y LEGITIMIDAD 5

2. PODER Y GEOPOLÍTICA 13

3. LA RELIGIÓN COMO FUENTE DE PODER DEL ESTADO 17


2.1. EL ORIGEN DE ESTA NEFASTA RELACIÓN 17
2.2. LAS MONARQUÍAS: LA CONSOLIDACIÓN DEL PODER DE LA RELIGIÓN 19

4. LA NACIÓN COMO FACTOR CULTURAL DETERMINANTE 25

5. EL PODER DEL ESTADO POR LA VÍA DE LAS ARMAS Y LA VIOLENCIA 31


5.1. ¿HAY ESTADO SIN VIOLENCIA? 34
5.2. LA GUERRA CONTRA LA POLÍTICA 36
5.3. LA EXPLICACIÓN SOCIOPOLÍTICA DE LA VIOLENCIA ESTATAL 39

6. COLONIALISMO E IMPERIALISMO: LA CRISTALIZACIÓN DE LA


EXPANSIÓN DEL PODER DEL ESTADO 45
6.1. EL IMPERIO ROMANO: EL ANTECEDENTE 45
6.2. EL COLONIALISMO 47
6.3. EL IMPERIALISMO 52

Bibliografía 55
Jaime Alberto Ángel Álvarez 3
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

Presentación

El poder a nivel mundial se ha concentrado en ciertas regiones, que con sus


políticas hegemónicas han terminado por dominar el mundo, utilizando como
medios de disuasión las armas y sus ejércitos, desestabilizando la paz mundial.
También acudiendo a la cultura como factor de dominio, al punto de dividir el
planeta entre los países civilizados y los pueblos primitivos o con bajo nivel de
desarrollo, que a la postre, se convierten en objetos de sus intereses. El costo que
han tenido que pagar los Estados del tercer mundo por su falta de dinamismo
social y por la falta de progreso, ha sido muy alto. La deuda moral de los más
desarrollados no es poca; la formación de los Estados nacionales se ha hecho a
costa de las nacionalidades de los países periféricos.

Lo cierto es que los países más poderosos del planeta pudieron, mediante
fenómenos políticos como el colonialismo y el imperialismo, lograr perpetuar el
poder del que se han adueñado, desde por lo menos hace dos siglos, para influir
en las decisiones a escala mundial. También el auspicio de golpes de Estado y el
patrocinio soterrado a los dictadores militares, sirvió para el propósito.

En esta segunda parte de nuestro programa de investigación trabajamos en cada


uno de los factores que desde nuestra perspectiva resultan determinantes en el
ejercicio del poder político que tradicionalmente ha tenido el Estado, desde que se
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fueron creando históricamente los antecedentes para su cristalización y hasta la


modernidad.

En cada factor nos preguntamos ¿cuáles son sus implicaciones morales?, ¿cuáles
de ellas son fundamentales?, ¿qué tipo de críticas pueden hacerse a cada uno de
los instrumentos de dominación que ha utilizado el Estado?, ¿el ejercicio del poder
en el escenario político no hace más que demostrar que necesariamente los
tomadores de decisiones devienen en corrupción y hedonismo?, ¿cuál es el efecto
en términos geopolíticos?, ¿cómo responde el Estado a su alianza con la iglesia?,
¿cuál es el significado de la defensa de los nacionalismos como factor decisivo de
las relaciones de poder?, ¿el poder del Estado por vía de las armas y la violencia es
realmente legítimo?
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Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

1. PODER POLÍTICO Y LEGITIMIDAD

Méndez, al hacer referencia a los estudios políticos en la actualidad, nos recuerda y


llama la atención sobre la importancia que adquiere hoy el intento por hacer una
hermenéutica del concepto de poder, ya que, según él, se encuentra como
fundamento y concepto central de las relaciones políticas:

“En el lenguaje común la palabra poder se presenta a cada momento: "la pila que le da más
poder...", "...son las servilletas con más poder de absorción", "la tarjeta que le da el poder de
compra”, etc. Así, para nadie es desconocida esta palabra en el sentido de tener la capacidad
o posibilidad de llevar a cabo una acción. Sin embargo, esta concepción es muy criticada por
algunas corrientes que argumentan que el poder corresponde a un ámbito estrictamente
humano; el amo ejerce un poder sobre el esclavo, pero un hombre que doma un caballo
salvaje no está ejerciendo ningún poder, ya que no existe conciencia de la relación. De
acuerdo con la dinámica social, con el hombre en sociedad, poder denotar la capacidad de
individuos, grupos o instituciones para determinar la conducta del hombre; esto es poder del
hombre sobre el hombre” 1.

Por tanto, asegura Méndez, siguiendo a Maurice Duverger, el poder se demuestra


y es puesto en una ecuación muy sencilla donde un individuo o un grupo de
personas "X" condiciona, determina o dirige el comportamiento de un individuo o
grupo de personas. Duverger lo describe de una manera bastante clara al decir
que el poder es:

1
MÉNDEZ, José, ZORRILLA, Santiago y MONROY, Fidel. Dinámica social de las organizaciones.
México: McGraw-Hill, 1993, p. 209.
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"...la cualidad de aquel que puede impulsar a una o varias personas a actuar de manera
distinta a como lo harían sin su intervención…2"

Gramsci, influenciado por el pensamiento marxista, en la realización de sus


estudios sobre el sistema político y el sistema económico, encuentra como
aquéllos, que la sociedad en general cuenta con dos elementos fundamentales,
que están presentes en todo análisis que se realice sobre la sociedad, en clara
dependencia: la estructura y la superestructura3. La estructura está, según ellos,
constituida por todo el soporte económico de la sociedad, el escenario donde se
realizan los acuerdos y los conflictos de las fuerzas productivas, empresariales o
industriales de la sociedad. El segundo componente es lo que ellos denominan la
sociedad civil y el Estado o sociedad política, que, dentro de su estructura
dialéctica de la historia, sería el momento del consenso primero y el momento de
dominio luego, con la sociedad política. Desde su perspectiva, se encuentra aquí la
intersección entre poder y política. Por esta razón, la política es definida por
Gramsci a partir de la presencia en la sociedad de los dirigentes y dirigidos, de
gobernantes y gobernados, decimos usualmente. El analista político tendrá
entonces la tarea de definir cómo se dirige mejor, cómo encontrar la eficacia en la
dirección del Estado por parte de sus líderes y, finalmente, cómo encontrar las
menores tensiones entre unos y otros actores del sistema.

Si bien esta ecuación se presenta de manera sencilla, también por la teoría política
sabemos que el poder presenta diferentes grados o etapas, por ello Méndez nos
expone un par de ejemplos para ilustrar la complejidad del poder en su dimensión
real:

2
DUVERGER, Maurice. Sociología de la política. Barcelona: Ariel ediciones, 1983, p. 172.
3
GRAMSCI, Antonio. Notas sobre Maquivelo, sobre política y sobre el Estado moderno. México:
ediciones Juan Pablo, 1975. Pág. 25-123.
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“… no es lo mismo aquel que a punta de pistola obliga a otro a entregarle sus pertenencias,
ejerciendo así su poder, que aquel que ejerce su poder a través de los medios masivos de
comunicación para orientar la conducta de las personas hacia la compra de ciertos
productos, o para "concientizarlos" de la importancia de acudir a votar en día de elecciones.
Existen entonces diferentes grados del poder e instrumentos que lo acompañan”4.

Entre ellos se destacan, según él, el poderío, la influencia, el mando, la autoridad y


el poder, propiamente dicho. El poderío tiene su fundamento en la "ley del más
fuerte", se explica sobre la base de la desigualdad de fuerzas, se trate literalmente
de la fuerza física con que cuenta, por ejemplo, un soldado que somete a otro
mediante tortura física, o se trate de la fuerza económica o del poderío económico,
vale decir, que tiene un Estado frente a otro, por ejemplo, un bloqueo económico
de una nación a otra sería claro ejemplo de lo que aquí se quiere explicar. Los
Estados Unidos, por ejemplo, ha utilizado frecuentemente este instrumento de
poder, como podrá fácilmente entenderse, por ser la nación con mayor poderío
económico y militar del planeta. Así lo han hecho por décadas en la isla de Cuba,
frente a la Florida: torturando y bloqueando.

La base de la influencia hace alusión a la psicología del sujeto sobre el que se


ejerce el poder. El individuo es conducido por medio de la motivación psicológica a
que realice una acción, tome una decisión o se exprese conductualmente de cierta
manera, sin que necesariamente existan argumentos racionales. Aquí estamos en
escenarios que están más cercanos a los sentimientos y las pasiones humanas y
los argumentos son de orden emotivo. Los políticos, por medio de la publicidad y
los publicistas, muy hábiles en este tema, suelen utilizar la influencia en su favor.
Esto explica por qué la mayor parte de campañas políticas están desarrolladas bajo
emotividades.

4
MÉNDEZ, José, ZORRILLA, Santiago y MONROY, Fidel. Op. cit., p. 210.
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El mando es un grado de poder relacionado con relaciones de poder en las cuales


es necesaria la existencia de sanciones establecidas de manera normativa
constitucional y legalmente. Quien detenta el mando lo hace bajo el respaldo
jurídico que le obliga a coaccionar por el respeto a la legalidad. Igual mente se
asocia este tipo de poder con el ejercicio que se hace al interior de las fuerzas
armadas. Tiene el problema que, justamente por el amparo en la ley, deja de lado
la reflexión moral en el más amplio del sentido, tal como lo manifestaron los
exsoldados nazis en los juicios de Juicios de Núremberg o Procesos de Núremberg.

El concepto de autoridad nos acerca más al universo axiológico, pues el


fundamento de esta forma de poder se da en el reconocimiento por parte de los
gobernados de los valores encarnados en los líderes del sistema. Por ello, asegura
Méndez que en la mayoría de las ocasiones este tipo de ejercicio de poder puede
ser involuntario, básicamente por el carácter subjetivo del tipo de recompensas
que ofrece y el nivel de coacción es muy bajo. Es un tipo de poder que se asemeja
a la relación de poder que tiene el padre hacia sus hijos.

En sentido estricto y a diferencia del poderío, la influencia, el mando y la autoridad


lo característico del poder político es que se fundamentan en la coacción y la
legitimidad que cada sociedad política le otorgue. En esto tenemos que regresar a
Weber, según el cual el auténtico ejercicio del poder hay que enfrentarlo a los
diferentes tipos de legitimidad y por ello el verdadero poder político se da cuando
el grupo o el individuo afectado por la coacción en sus decisiones y en sus
comportamientos lo liga a lo normal socialmente considerado y al concepto de
justicia y de norma legal, con lo cual asegura Duverger que:

“La legitimidad se apoya en la estructura cultural de la sociedad, se basa en sus sistemas de


valores y creencias colectivamente aceptadas, para de allí fundar la creencia en lo justo del
ejercicio del poder en la de quienes lo ejercen y en la obediencia de aquellos sobre quien se
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ejerce. Entonces, la legitimidad del ejercicio del poder varía de una sociedad a otra, o como
lo expresa Duverger: "No existe poder legítimo en sí, sino solamente los poderes que se
consideran legítimos. Se puede definir la legitimidad como la cualidad que presenta un poder
de ser conforme a la imagen del poder que se considera válida en la sociedad considerada" 5.

El poder político se caracteriza por su asimetría, puesto que en circunstancias


normales del ejercicio de la política, los gobernantes o el gobernante condiciona el
comportamiento y las decisiones del gobernado o de los gobernados. En segundo
lugar, el poder se caracteriza porque es el medio para el logro de los objetivos de
la política, no es un fin en sí mismo, por ello se acostumbra hablar de la influencia
para lograr un objetivo. Y es importante en términos morales que los medios como
los fines deberán ser aprobados éticamente, en tono kantiano, que el hombre
siempre sea un fin en sí mismo. El poder político y su ejercicio en la sociedad
también se caracteriza por la exclusividad en el ejercicio de la fuerza física, el
Estado es el único actor que lo hace de manera legítima. A cuarta característica es
que el poder político es universal, en tanto que sus detentadores del poder tienen
la capacidad de asumir decisiones legítimas sobre los recursos limitados con que
cuenta la sociedad y que sean válidos para todos sus actores del sistema. Y, por
último, el ejercicio del poder político es inclusivo, pues los líderes del sistema
político, institucionalmente considerados, están llamados a intervenir en todos los
ambientes, escenarios y grupos organizados de la sociedad bajo el amparo del
ordenamiento jurídico.

Méndez nos recuerda la importancia de teorías del poder clásicas como la de


Aristóteles, Bobbio o Weber, que, por su utilidad instrumental, resultan ilustradoras
de esta práctica social. La lista de teorías sobre el poder casi coincide con el
número de filósofos y científicos de la politología. Pero para los fines de este
programa de investigación, un breve recuento de estos tres autores resulta
5
DUVERGER, Maurice. Instituciones políticas y derecho constitucional, Barcelona: Ariel ediciones,
1970, p. 29.
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suficiente para hacerse a la idea.

En la teoría política de Aristóteles se hace referencia a tres tipos de poder: el


paterno, que se da en función de los hijos y en la complejidad de las relaciones
parentales, el poder despótico que se da al interior de las relaciones económicas y,
por último, el poder político que se estructura a la luz de los intereses del
gobernante y del gobernado6.

Norberto Bobbio también realiza una tipología del poder bastante útil para el
análisis, con importantes elementos sociológicos. Como Aristóteles, también
determinó tres tipos de poder: el económico, el ideológico y el político 7. Desde un
punto de vista de la economía, el poder habita en las relaciones de desigualdad
con respecto a los bienes, por lo que es fácilmente comprensible que los más
afortunados en sociedad, por ser los dueños de los medios de producción, influyen
sobre quienes no los poseen que se ven forzados a poner en venta su fuerza
productiva, de la misma manera, Bobbio asegura que:

“… en general todo poseedor de bienes abundantes (o estratégicos) es capaz de condicionar


el comportamiento de quien se encuentra en condiciones de debilidad y de penurias a través
de la promesa y la atribución de compensaciones” 8.

El segundo tipo de poder, de acuerdo con Bobbio y que fue tomado en este
programa de investigación como una variable importante de la ética pública, es el
poder que procede de las ideologías, que, según él procede de construcciones
sociales. El poder ideológico, ofreciendo una conciencia específica de la sociedad,
contribuye a la integración y cohesión del grupo, o bien a su desintegración y

6
ARISTÓTELES. Política. Barcelona: ediciones Orbis, 1985.
7
BOBBIO, Norberto. Estado, gobierno y sociedad. Op. cit., págs. 110-114.
8
BOBBIO, Norberto y MATTEUCCI, Nicola. Diccionario de política. Tomo II. México, editorial siglo
XXI, 1982, págs. 1243-1244.
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antagonismo.

El poder verdaderamente político, por el contrario, se caracteriza por ser coactivo


del que cuenta con la capacidad y los instrumentos para el ejercicio de la fuerza
física, en la expectativa de su uso y su exclusividad; aseguran Bobbio y Matteucci
que:

“…este proceso de monopolización de la fuerza es paralelo al proceso de criminalización y de


penalización de todos los actos de violencia que no se realicen por personas autorizadas por
los detentadores y beneficiarios de este monopolio” 9,

Atendiendo al esquema de Weber, la preocupación se centra no sólo en los tipos


de poder sino en la pregunta: ¿cuáles son las fuentes de legitimación del poder?
Según él serían tres: racional-legal, tradicional y carismático 10. Estas fuentes de
legitimación del poder político, como es de esperarse en el pensamiento
weberiano, se inscriben en momentos históricos diferentes, si bien en algunos
momentos de la historia se han evidenciado curiosas combinaciones, esto por el
dinamismo propio de la sociedad.

Crespo nos ayuda a entender el concepto de legitimidad del poder político en los
términos como hoy se entiende en los estudios políticos:

“La legitimidad política puede entenderse, en términos generales, como la aceptación


mayoritaria, por parte de los gobernados, de las razones que ofrecen los gobernantes para
detentar el poder. En este sentido, la legitimidad es una cuestión subjetiva, pues depende de
la percepción que tengan los ciudadanos acerca del derecho de gobernar de sus autoridades.
Sin embargo, la legitimidad específica que prevalezca en un país determinado y en una

9
Ibid., p. 1243-1244.
10
WEBER, Max. El político y el científico. Madrid: Alianza editorial, 2001. Pág. 81-180. (En esta
publicación se encuentra la conferencia: La política como vocación, publicada por el autor por
primera vez en 1919).
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época concreta depende de múltiples variables sociales, económicas, culturales y políticas,


todas ellas surgidas en un devenir histórico particular. Así, en ciertas condiciones históricas,
es más probable que algún tipo de legitimidad (o legitimidades) surja y se imponga en el
escenario político. Con el tiempo, y a partir de acciones políticas concretas, de la evolución
del pensamiento político y del desarrollo de la sociedad, un tipo de legitimidad, por muy
arraigado que haya estado, puede minarse poco a poco hasta perder su influencia, y es
entonces que será sustituido por otra legitimidad” 11.

11
CRESPO, José Antonio. Elecciones y democracia. México: Instituto Federal Electoral, Cuadernos
de divulgación de la cultura democrática, 2006, p.6.
En: www.ife.org.mx/documentos/DECEYEC/elecciones_y_democracia.htm
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Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

2. PODER Y GEOPOLÍTICA

Las primeras ciudades Estado aparecieron en Mesopotamia, en los territorios


ubicados en el valle de los ríos Tigris y Éufrates, hace aproximadamente cinco mil
años; eran territorios con instituciones públicas y un poder político establecido. La
aparición de estas primeras formas de organización política coincidió con el
desarrollo de la agricultura y la creación de los primeros grandes sistemas de
irrigación. Las tribus nómadas podían marcharse cuando llegaba el recaudador de
impuestos acompañado de su aparato militar; pero una comunidad que dependiera
de la agricultura de regadíos no podía, pues abandonar un determinado territorio
les significaba posiblemente la muerte de toda la población, ya acostumbrada, por
cuenta de la civilización, al sedentarismo y lo que ello significa en términos de
supervivencia. Si dependían de un campo de higueras, por ejemplo, que tardaba
cincuenta años en desarrollarse, tampoco podían irse. Por lo tanto, el primer
elemento decisivo de la política y que interfiere en las relaciones de poder, fue la
agricultura sedentaria, que obligaba a que un grupo se ubicara en un lugar
concreto, en un territorio determinado. Esto hacía que las ciudades Estado les
pudieran cobrar impuestos regularmente a quienes lo habitaran. Se establece una
relación de dependencia del gobierno, los ciudadanos, la producción agrícola, la
tierra y la seguridad.
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Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

También en Egipto ocurre un fenómeno similar, que ata la idea de poder político
con el concepto de territorio y de geografía y que a la postre fuera el origen de lo
que hoy denominamos geopolítica o que nos permita introducir en el lenguaje y en
el marco conceptual de los estudios políticos la idea de territorialidad. El Nilo es la
clave que nos permite comprender la historia de Egipto. El río fluye hacia el norte,
pero el viento sopla hacia el sur; por lo tanto, es un medio de comunicación
natural. Esto es muy importante, pues a lo largo de la historia siempre ha sido muy
difícil integrar zonas geográficas extensas y controlar grandes territorios, si no se
dispone de medios de comunicación modernos. Dos elementos geográficos, el río
Nilo y el Mediterráneo, un mar interior relativamente seguro, fueron la clave para
la formación de la mayoría de las primeras ciudades Estado. De ahí la importancia
de Egipto y del imperio egipcio en la construcción teórica de los primeros
antecedentes de la formación del Estado y del sistema político global actual.

Queda claro que desde las primeras civilizaciones los elementos geográficos juegan
un papel fundamental en el universo de la política y por cuenta de ello, la
elaboración teórica de uno de sus elementos. Estamos afirmando que,
paradójicamente, la cuna de la civilización de la política se ubicó, atrás en el
tiempo, en los territorios que hoy geopolíticamente son considerados los enemigos
de la democracia y de la política más moderna, son los territorios que impiden,
desde las perspectivas hegemónicas de desarrollo, allanar el camino a una política
mundializada.

Marcel Merle12 se refiere a “el espacio”, como uno de los factores constitutivos del
sistema político internacional. Un sistema político o un Estado soberano ocupan un
territorio particular, con características físicas únicas que en gran medida
determinan las formas viables de organización, no solo políticas y militares, sino

12
MERLE, Marcel. Sociología de las relaciones internacionales. Madrid: Alianza editorial, 1991. p.
159-176.
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Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

también sociales y económicas. Además, la localización geográfica de un Estado


debe ser considerada en relación con la de los que le circundan, cada cual con sus
propias cualidades geopolíticas únicas. En el siglo XX, por ejemplo, Bélgica y
Polonia fueron campos de batalla por su estratégica situación geográfica, entre
Alemania y Francia y entre Alemania y Rusia respectivamente. La ubicación de
Japón en el Pacífico también fue determinante en la manera como se desarrolló la
segunda guerra mundial, pero fundamentalmente, desde lo que aquí se quiere
demostrar, cómo se dieron las relaciones de poder en aquellos momentos y las
implicaciones morales que estas relaciones, así presentadas, tuvieron para el
desarrollo del ser humano.

Sin embargo, el concepto de territorialidad y geopolítica no se reducen al tema de


lo geográfico; tiene en cuenta otros factores que también resultan trascendentales.
La geopolítica es el término usado para designar la influencia determinante del
medio ambiente, esto es, de las características geográficas, las fuerzas sociales, la
cultura y los recursos económicos, sobre la política de un Estado, y por supuesto,
el análisis que la filosofía y la ciencia política hacen de esta relación. Todos estos
factores se han tenido en cuenta en nuestro marco teórico en lo atinente al diseño
de las variables.

Las teorías que relacionan el poder político con la geografía son expuestas
inicialmente por Friedrich Ratzel (1817-1904)13 en su obra “Geografía Política”, en
1897, pero el primero en utilizar este concepto, fundamentando la investigación de
la política en la interacción de las fuerzas sociológicas, políticas y físicas fue su
discípulo sueco, el también científico, sociólogo y político Rudolf Kjellén (1864-
1922)14, a comienzos del siglo XX, el texto “ El Estado como un organismo”, de
13
RATZEL, Friedrich. La Géographie politique. París: Fayard, 1897.
14
KJELLÉN, Rudolf. Staten som Lifsform. 1916. (El Estado como un organismo). Kjellén es
considerado por los expertos como el fundador de la geopolítica. También escribió Las grandes
potencias de la actualidad en 1911 y Fundamentos de un sistema político en 1920.
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Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

1916. Estos autores comparten la idea de que los Estados cuentan con muchas de
las características de los organismos vivientes y por lo tanto de que un Estado
tiene que crecer, extenderse o morirse dentro de las fronteras vivientes, por ello
tales fronteras son dinámicas y sujetas al cambio.

Partiendo de esta influencia de la geografía sobre la política, se han desarrollado


teorías que pretenden determinar, bajo ópticas diferentes, las zonas de mayor o
menor desarrollo político, las regiones con mayor o menor futuro, los factores con
más influencia sobre la política. Por ejemplo, podríamos advertir que los llamados
continentes antiguos: Asia y Europa, forman una isla con mayor poder político,
mientras que los continentes nuevos: América y Oceanía, son en el escenario de la
política mundial islas de menor importancia, o las islas pequeñas de oriente, serían
simplemente satélites de otras islas, todo esto en un escenario político mundial, al
que Mackinder ha llamado “la isla mundial”15. Desde esta perspectiva se comenzó a
referir la política mundial en términos de “núcleo” como la región de mayor
dominio y por extensión, a la “periferia” como la región de menos influencia
política. Esto convierte a los Estados en entidades políticas que establecen una
lucha constante por la supervivencia, por lo que los espacios en que ha sido
dividida la tierra se convierten en escenarios de lucha, estando todos los Estados
sujetos a las mismas fuerzas, pero variando según el espacio que las afecta. Esto
quiere decir, en síntesis, que el efecto de los factores territoriales y geopolíticos en
las relaciones internacionales es innegable y de vital importancia para entender las
relaciones de poder político en su real dimensión.

15
MACKINDER, Sir Halford John. Ideales democráticos y realidad. 1919.
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Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

3. LA RELIGIÓN COMO FUENTE DE PODER DEL ESTADO

3.1. EL ORIGEN DE ESTA NEFASTA RELACIÓN

El segundo elemento decisivo en las relaciones de poder político, desde la


aparición de las primeras ciudades Estado, los imperios y los Estados modernos, es
la religión; ella ha jugado un papel determinante. Formado por antiguas ciudades
Estado esparcidas a lo largo del río Nilo, el imperio egipcio fue gobernado por
poderosos faraones que eran considerados como descendientes directos de Ra, el
dios del sol. El visir, una especie de primer ministro, Estaba al mando de una
legión de funcionarios que censaban a la población y se aseguraban de que el
poder central estuviera al tanto de todo lo que ocurría en el imperio, organizaba
grandes proyectos y era responsable de las arcas públicas. Estas civilizaciones,
habiendo constituido las primeras formas complejas de organización política,
focalizaban gran parte de sus esfuerzos en construir grandes monumentos, que
casi siempre tenían una función religiosa.

Hasta aquí tenemos dos elementos decisivos para entender las relaciones de poder
político: por un lado, la agricultura sedentaria y por otro el temor a Dios. Los
gobernantes de las ciudades Estado afirmaban ser los representantes de los dioses
en la tierra, controlaban la producción de cereales y se apropiaban de los
excedentes. Vendían los cereales a otras potencias a cambio de metales preciosos,
Jaime Alberto Ángel Álvarez 18
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

madera o piedras que destinaban a la construcción de monumentos, templos y


palacios, en ofrenda a las preferencias religiosas de los gobernantes y por ellos la
de los ciudadanos. Esta visión de mundo y de entender la razón de organizarse
social y políticamente, termina siendo parte esencial de sus tradiciones y termina
afianzándose como parte integral de su cultura. El Estado organizaba las obras
públicas, defendía la ciudad y conquistaba nuevos territorios para aumentar su
poder y riqueza.

En la antigüedad y hasta la edad media fue característica de la política la unión del


poder temporal (el Estado) y con el poder absoluto (el reino de Cristo). Poco a
poco, con el paso de los siglos, las diferentes iglesias van apartando estos poderes,
con muchas dificultades y tropiezos. En algunos sistemas políticos actuales esta
separación de poderes no se ha dado. Esta separación de poderes fue conocida en
la edad media como la “doctrina de las dos espadas” 16. Y es que, desde sus
orígenes filosóficos más remotos, la democracia se opuso de manera radical al
clericalismo y a la religión cuando se inmiscuían en asuntos políticos, hasta que,
con toda la influencia de la religión en la sociedad, la política se dio cuenta de la
necesidad de establecer acuerdos entre las dos formas de poder, pactos que
fueron positivamente acogidos por los representantes de la iglesia y los
representantes de los poderes públicos.

Spinoza17 (1632-1677) nos enseñó que la naturaleza humana está cruzada, por así
decir, de un sinnúmero de acontecimientos históricos, y al estudiar la condición
humana encontró que la religión juega un papel vital en la historia de la cultura.
Ello lo llevó a concluir que la relación entre el Estado y la religión no es un
accidente de la historia, esta relación brota de la naturaleza del hombre. Lo curioso
de Spinoza es que su particular modo de entender la naturaleza humana, lo llevó a

16
LABASTIDA, Horacio. Cómo acercarse a la política. México: editorial Limusa, 1993. p. 36-47.
17
SPINOZA, Op. cit.
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Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

tomar partido por una religión nacional que hiciera públicos sus rituales y que
fuera determinada por el Estado. Según él es peligroso para el Estado contar con
diferentes sectas religiosas y sus particulares cultos, en términos de estabilidad
política. Posteriormente, Rousseau18 (1712-1778) encontró en la religión un
instrumento de dominación y de poder político. Él consideraba que la religión no
debe quedar independiente del control político, pues sus enseñanzas deben
contribuir a los propósitos del régimen político. La religión es un medio para lograr
un régimen ordenado y legítimo.

3.2. LAS MONARQUÍAS: LA CONSOLIDACIÓN DEL PODER DE LA


RELIGIÓN

Cuando se juzga de manera ligera y superficial la edad media, se olvida la


trascendencia de esta época para entender el sentido y la razón de ser de la
política actual. Esta época, partiendo del devenir histórico de los pueblos, no
puede faltar en la reflexión que apunta a responder la pregunta: ¿por qué se dan
las relaciones de poder en la actualidad como se dan? La explicación que aquí se
ofrece no solo aborda el tema del poder y sus implicaciones morales, tema central
del discurso, también nos aproxima a las causas y efectos de la vida social,
económica y cultural. Desde el punto de vista de la política, por lo menos, es una
verdad ineludible e incuestionable el hecho de que gran parte de nuestras
organizaciones e instituciones están configuradas con la huella del pensamiento
medieval y premoderno.

Luego de la caída del imperio romano en el año 476, la iglesia sería la única
institución que sobreviviría durante la edad media, jugando un papel definitivo en

18
ROUSSEAU, Jean-Jacques. El contrato social. Barcelona: Ediciones Orbis, 1985. (Con el título
original Du contrat social, esta obra se publicó por primera vez en 1762).
Jaime Alberto Ángel Álvarez 20
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

la forma de entender las relaciones de influencia en el Estado y desempeñaría un


rol decisivo en el establecimiento de las reglas que regirían el poder en occidente,
durante un tiempo bastante importante de la civilización.

La vida de los campesinos durante la edad media era terriblemente difícil, pues
estaban sometidos a una pequeña elite de señores y caballeros, una minoría
selecta que les hacía la vida muy penosa. Los campesinos debían realizar tareas
muy duras para su señor y entregarle una parte considerable de sus cosechas.
Cuando los reyes consiguieron mantener la paz en territorios amplios, los señores
perdieron su papel como protectores. Los campesinos oprimidos empezaron a ver
la figura del monarca como un salvador y una fuente de justicia. La iglesia se
acercó a los invasores nómadas, elaboró leyes para ellos, introdujo la costumbre
de ungir líderes, es decir, la iglesia asegura el esfuerzo de convertir el líder de una
tribu en lo que hoy conocemos como un monarca europeo.

Sin embargo, el papel de los señores y caballeros, en términos de poder político,


nunca dejó de ser protagónico. Los señores y caballeros pasaron varios siglos
guerreando entre sí para anexarse nuevos territorios; el rey era simplemente un
señor más entre muchos otros, aunque su título lo pusiera en la cúspide de la
jerarquía. Contrario a la idea generalizada, lo que demuestran los estudios de tipo
histórico es la evidencia de que la mayoría de las monarquías europeas eran
patéticamente débiles. Si observamos la forma en que morían los monarcas vemos
que, por ejemplo, en Inglaterra, en un periodo de 400 años, sólo hubo cuatro o
cinco reyes que murieran tranquilos en su cama a una edad avanzada, el resto
fueron asesinados, la mayoría de una forma bastante brutal. Los monarcas
europeos eran muy débiles, no disponían de medios que les permitieran recaudar
impuestos regularmente. En Inglaterra el rey Enrique II 19, quien reinó desde el año

19
También Francia tuvo un rey llamado Enrique II, pero éste reinaría hasta 1559, época después de
la cual le sucedieron sus tres hijos, conocidos como los Tres Enriques.
Jaime Alberto Ángel Álvarez 21
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

1154 a 1189 y al que se le reconocen algunas contribuciones a la legislación


inglesa, tenía unos ingresos menores que los de su principal obispo.

En el siglo XIII los reyes volvieron a tener verdadero poder, por lo menos del tipo
absolutista. Si nos fijamos en la Francia de comienzos del siglo XIII veremos que
Felipe Augusto, también conocido como Felipe II20, fue un gran Rey desde 1180 a
1223. A mediados del siglo XIII, entre 1226 y 1270, hubo otro rey que dejaría su
huella en la historia, Luis IX o San Luis. Y al finalizar el siglo reinaría Felipe III, otro
gran rey. Estos tres nombres inician la reconstrucción de un verdadero poder real.
El rey es el jefe del Estado, un nuevo Estado que requiere la existencia de un
poder político que domine todo el territorio. Poco a poco los reyes instituyen los
impuestos públicos y centralizan la administración de sus reinos. Así nacería la
monarquía absoluta. En referencia al reconocimiento del poder del rey, Touchard
nos recuerda la posición de obispos y del sentimiento popular en la época del
llamado absolutismo francés:

“Ha de saberse que, entre el universal consentimiento de los pueblos y las naciones, los
profetas anuncian, los apóstoles confirman y los mártires confiesan que los reyes están
ordenados por Dios; y no sólo esto, sino que ellos mismos son dioses… El mundo no puede
existir sin reyes. Es como una segunda alma del universo, como un arbotante que sostiene al
mundo”21.

Este sistema llegaría a su apogeo con Luis XIV, en un largo reinado que se
extendería desde 1685 y hasta su muerte en 1715. El “Rey sol” o le grand
monarque como se le conoció, llevó el culto de la personalidad del monarca hasta

20
España tuvo un rey llamado Felipe II, el mismo que reinaría a España desde 1556 y hasta 1598,
pero según algunos datos, podría tenerse más bien como un monarca débil, en razón a sus
múltiples quiebras financieras y su excesiva burocracia política que lo debilitaba económicamente.
21
TOUCHARD, Jean. Historia de las ideas políticas. México: editorial Tecnos, 1990. p. 263.
(Touchard retoma aquí, en la primera parte de la referencia, a un discurso del obispo de Chartres,
en nombre de la Asamblea del clero, y en la segunda parte, utiliza un argumento original de H. du
Boys, defensa de la monarquía hecha en los primeros años del siglo XVII).
Jaime Alberto Ángel Álvarez 22
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

el límite, con la celebración de grandes recepciones y fiestas. Luis XIV declararía


“el Estado soy yo”. Es una verdad evidente. Como dijo claramente el obispo
francés Bossuet22 (1627-1704) desde su visión absolutista cristiana, Luis XIV era
monarca por derecho divino, su poder procedía de Jesucristo y de Dios padre; el
emperador de China podría haber dicho lo mismo, ya que recibía su mandato del
cielo; el emperador de Japón también podría haber dicho lo mismo, ya que era el
sol supremo en el país del sol naciente. Cualquier monarca podría decir que él era
el Estado. Como es evidente, Bossuet está defendiendo el poder monárquico,
basado en la fe cristiana y sosteniendo la idea de mantener estas instituciones y
preservar los intereses ligados a su existencia. Esta idea parece ser la continuación
del argumento determinista de San Agustín 23 (354-430) que vincula a la política
con la divinidad, al decir que cada Estado cuenta con el régimen y los gobiernos
que se merecen, según el plan general de la Providencia, escapando al control del
hombre la capacidad de modificar los accidentes políticos. Para la mentalidad de
Bossuet tanto como para la de Hobbes, la última palabra de la política es la
sumisión al poder.

Etimológicamente, monarquía es el gobierno y el poder político ejercido por una


sola persona. También se usa, de manera especial en la actualidad, para referirnos
a aquellos regímenes políticos dirigidos o encabezados por personas de sangre
real, que han asumido el poder por vías dinásticas, es decir, el poder recibido por
herencia y no por mandato popular. Justamente por esta razón, por la creencia en
la legitimidad de transmitir de manera hereditaria los poderes políticos, por el
enorme gran pasado autocrático de las monarquías, así como por el carácter
vitalicio de los jefes de Estado, es que se consideran las monarquías como

22
BOSSUET, Jacques. Politique tirée des propres paroles de l’écriture sainte. París: 1709. (escrita
originalmente hacia 1670).
23
SAN AGUSTÍN. La Ciudad de Dios. México: editorial Porrua, 1978. (En el año 412 comienza a
escribir y hasta el año 426 termina esta que, para la mayoría de los analistas, es la más importante
obra del filósofo de Hipona).
Jaime Alberto Ángel Álvarez 23
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

contrapuestas a las formas de gobierno donde todos los cargos proceden por
elección popular. La monarquía es la forma más elevada, socialmente hablando, de
aristocracia familiar. En estricto sentido, la monarquía no implica una forma
particular de gobierno, pues no nos dice, por ejemplo, si el régimen es
parlamentario, presidencial, etc., que es la manera como contemporáneamente
analizamos las formas de gobierno. Decimos que es un gobierno de tipo
autocrático.

En términos del espectro político, las monarquías las podemos ver proclives a
defender los ideales de la extrema derecha, pues quienes las defendieron en el
pasado lucharon por conservar los valores tradicionales, de manera especial los
militares y los religiosos, valores que se sintetizan en la imagen del monarca
rodeado de altos mandos militares y de los más importantes jerarcas de la iglesia.

Los regímenes de tipo monárquico, en la actualidad, han adquirido una


connotación política muy diferente a la que hemos presentado, pues a la postre, la
mayoría, adaptándose a los nuevos tiempos, se les considera altamente
democráticas; son las denominadas monarquías constitucionales, de manera
especial las que se encuentran en los países más desarrollados del mundo, que
han resultado ser modelo de desarrollo, no solo en lo social, económico y cultural,
sino también en lo político.

Conclusiones
Jaime Alberto Ángel Álvarez 24
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

En la actualidad, como está organizada la democracia moderna, debemos entender


que los ciudadanos cuentan con toda la libertad para escoger la religión que más
les complace en sus vivencias, sus expectativas y sus experiencias espirituales.
También de crear la posibilidad de que las personas se hagan a un lado en el tema
religioso, es decir, no adoptar ninguna. Sin embargo, la política real debe evitar
que las particulares ideologías y creencias religiosas determinen el estilo de
gobierno de un Estado, aunque una religión sea aceptada en forma mayoritaria,
como ocurre por ejemplo en los países musulmanes o los cristianos.

La política debe crear los escenarios para que se respeten las costumbres, los
derechos y los rituales de las minorías. El Estado debe permitir a los ciudadanos la
libertad de practicar cualquier religión, pero esta libertad debe restringirse al culto
privado y a la creencia privada24.

24
SPINOZA, Baruch de. Tratado teológico-político. Barcelona: ediciones Orbis, 1986. (La obra
original fue publicada en 1670 con el nombre de Tractatus thelogico-politicus).
Jaime Alberto Ángel Álvarez 25
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

4. LA NACIÓN COMO FACTOR CULTURAL DETERMINANTE

En una situación hipotética, en la que viajáramos atrás en el tiempo, al inicio de la


modernidad y nos encontráramos con la posibilidad real de construir un Estado
colectivo, moderno, lo primero que deberíamos admitir, también en una situación
hipotética de liderazgo, es que ningún hombre de los que forma parte de ese
Estado es superior a los demás. Esto significaría que esta sociedad tendría como
condición la secularización, tendría que hacerse laica, es decir, una sociedad que
no reconoce la existencia de semidioses en la tierra y que le niega el poder a Dios
de intervenir en política, como lo había admitido la sociedad medieval y las
civilizaciones más antiguas. El asunto divino, tendría pues que escindirse del
asunto político. Este es, justamente, uno de los saltos que logró dar el pueblo
francés con la revolución de 1789 y que marcaría una nueva época, dando origen
a la república moderna, tal como lo sugieren las tesis de Minogue 25.

En 1793, tras la ejecución del monarca en la guillotina, los revolucionarios


franceses proclaman la igualdad entre todos los hombres. Este acto, terriblemente
violento, como la mayoría de las decisiones políticas de entonces, se convertiría en
el símbolo de los nuevos tiempos, de nuevas formas de entender la política y del

25
MINOGUE, K. R. El nacionalismo. Buenos Aires: ediciones Paidós, 1975. (Este autor realiza un
análisis del nacionalismo derivado de la Revolución Francesa. Después estudia el caso alemán en el
periodo de la unificación, para adentrarse posteriormente en una investigación sobre las
repercusiones de la concepción del nacionalismo liberador en Asia, África y Latinoamérica. Para
terminar, el texto nos ofrece elementos para el estudio teórico del concepto de nación y las
relaciones que se dan del nacionalismo con respecto al liberalismo y el marxismo).
Jaime Alberto Ángel Álvarez 26
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

nacimiento de la democracia moderna. La muerte de Luis XVI (1754-1793) y María


Antonieta marcan el nacimiento de un Estado gobernado por el pueblo.

La revolución francesa, con todos sus acontecimientos, supuso una gran


conmoción para todos los regímenes monárquicos de Europa, lo que llevó a las
dinastías imperantes en el resto del continente a intentar impedir, a toda costa, la
expansión de las ideas y los ideales revolucionarios. La nueva república se vería
acosada por todas partes.

La revolución francesa tiene un gran impacto en la historia política de Europa,


porque introduce por primera vez el concepto de nacionalidad, sentimiento de
identificación con un pasado histórico y cultural común. La idea de nacionalidad se
encuentra atada a lo que se reconoce como la principal institución política y social,
al concepto de Estado26,

“…existe un fondo común en el que todos los gobiernos se ven incitados a inspirarse: el
nacionalismo. Difícilmente se concibe al Estado moderno sin la adhesión de las poblaciones a
un código más o menos explícito que permite forjar o mantener la identidad del grupo y
distinguirlo de las otras colectividades políticas. Pero la combinación y la armonización entre
el sentimiento nacional y el aparato del Estado son susceptibles de numerosas variables.
Como regla general, la cuestión se resuelve sin problemas en el caso de viejos países en los
que la historia, la lengua y las tradiciones han forjado una mentalidad colectiva que sirve de
cimientos para el ejercicio del poder; no ocurre lo mismo en el caso de muchos países
nuevos, salidos de la descolonización, y cuyo reciente acceso a la independencia se ha
desarrollado en el marco de fronteras arbitrarias”27.

26
Recordemos que según las tesis de autores como Nicolás Maquiavelo (El príncipe. Barcelona:
ediciones Orbis, 1985) o Max Weber (El político y el científico. Madrid: Alianza editorial, 2001), el
Estado está compuesto por el territorio, la población, el gobierno, la soberanía y el uso legítimo de
la fuerza.
27
MERLE, Marcel. Sociología de las relaciones internacionales. Madrid: Alianza editorial, 1991. p.
313-314.
Jaime Alberto Ángel Álvarez 27
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

Tradicionalmente una nación se definía por su cultura, por los orígenes de sus
habitantes o por la creencia de que sus habitantes compartían una historia común.
Nos ha gustado mucho la definición que ofrece Labastida sobre la nación:

“Existe algún consenso en cuanto a definir la nación como una suma de fidelidades de
valores aglutinadores del pueblo tanto por lo que se refiere a la concepción de la vida como
en lo que hace al proyecto histórico de la comunidad, definición que de manera perceptible
destaca elementos reales e ideales. El pueblo y sus interrelaciones son, desde luego,
elementos reales. Las aspiraciones, esperanzas, objetivos y metas son los elementos ideales.
Ahora bien, cuando una nación integrada con sus idealidades y realidades regula y organiza
la forma del poder nace el Estado nacional. La nación autorregulada es el contenido del
Estado nacional”28.

Estos grandes principios básicos del Estado nacional son cada vez menos válidos
como argumentos de justificación de las relaciones de poder en el mundo
moderno, por cuenta de la mundialización, en especial los países del nuevo
mundo. Sin embargo, en algunos países como los Estados Unidos, que reciben
inmigrantes de todos los continentes en forma permanente, la cuestión de la
identidad nacional está adquiriendo cada vez mayor relevancia. Esto nos lleva a la
pregunta: ¿se encuentra el Estado nacional al borde de la desaparición, o
simplemente se está redefiniendo?

Durante las batallas que libraron los franceses para defender sus ideales
revolucionarios a finales del siglo XVIII, era frecuente, según los historiadores,
escuchar a los soldados gritando vivas en favor de la nación. Este hecho puede
considerarse bastante importante para el asunto que tratamos, pues sugiere que
las personas que se sienten miembros de una sociedad, miembros de una unidad
nacional, también sienten un gran apego por su Estado.

28
LABASTIDA, Horacio. Cómo acercarse a la política. México: Editorial Limusa, 1993. p. 113.
Jaime Alberto Ángel Álvarez 28
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

Luego, a comienzos del siglo XIX, se produce lo que se denomina “el ascenso de
los pueblos”, ya que en ese periodo se establecen las más importantes rebeliones
nacionalistas. Las naciones ya no querían estar sujetas a una autoridad que no
representara los intereses culturales de los hombres, comenzó a rechazarse de
manera vehemente al poder y a la autoridad externa, por lo que se exigía un
gobierno orientado a la consecución de objetivos nacionales y a una memoria
histórica común. Kart Deutsch29 y otros analistas han formulado una teoría política
general sobre la democracia, según la cual ésta funciona mejor una vez que el
problema de la nacionalidad ha sido resuelto. Cuando se tienen muchas cosas en
común, asegura Deutsch, es mucho más fácil establecer un régimen democrático.
La democracia es un sistema en el que, por decirlo de alguna forma, todos nos
queremos lo suficiente como para poder discutir civilizadamente.

Lo que se ha llamado el espíritu nacionalista, se refiere a un vínculo del individuo


con un Estado en particular, con el que la persona queda como asociada a la
nación, por medio de un contrato, lo que genera derechos y deberes recíprocos,
pero con ciertos límites, especialmente de parte de la sociedad en relación con el
individuo, como asegura Stuart Mill (1806-1973), en procura del bien y evitando el
mal:

“Los seres humanos se deben mutua ayuda para distinguir lo mejor de lo peor, incitándose
entre sí para preferir el primero y evitar el último. Deberían estimularse perpetuamente en un
creciente ejercicio de sus facultades más elevadas, en una dirección creciente de sus
sentimientos y propósitos hacia lo discreto, y no hacia lo estúpido, elevando, en vez de
degradar, los objetos y las contemplaciones”30.

29
DEUTSCH, Karl. El nacionalismo y sus alternativas. Buenos Aires: ediciones Paidós, 1971. (Este
estudio clásico de las teorías políticas focaliza el tema en experiencias y movimientos nacionalistas
de Europa, en el liberalismo y el socialismo. Al final se refiere a las relaciones del nacionalismo con
respecto al desarrollo y a las posibilidades de los esquemas federales para solucionar problemas
nacionales).
30
MILL. John Stuart. Sobre la libertad. Madrid: ediciones SARPE, 1984. p. 121. (Este ensayo fue
publicado originalmente en inglés en 1859, bajo el título On liberty).
Jaime Alberto Ángel Álvarez 29
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

Debido a lo común que resulta la relación del Estado con personas de otras
nacionalidades o nacionales de otros Estados, los gobiernos se ven en la obligación
de establecer un marco legal y normativo que regule este tipo de relaciones, lo
que se constituye en asunto trascendental de la política internacional. Sin
embargo, la relación con sus nacionales es el primer asunto público que ha de
resolverse, todo en el terreno del Derecho privado, para el que la nacionalidad es
considerada como un estado civil más del individuo, generador de derechos y
obligaciones. Como ejemplos típicos de estos derechos y obligaciones de los
nacionales, podríamos citar la obligación de prestar el servicio militar por parte de
los jóvenes o la declaración de impuestos por cuenta de su residencia en
determinado país. En el ambiente del Derecho público, la nacionalidad representa
un vínculo político del individuo con el Estado, esto tiene que ver, por ejemplo, con
el derecho de los ciudadanos a elegir o ser elegidos mediante la elección por voto
popular.

Cabe ahora distinguir los conceptos de nacionalidad de origen y la nacionalidad


derivada. Se conoce con el nombre de nacionalidad de origen aquella con que
cuentan las personas por el hecho exclusivo de haber nacido en un determinado
Estado. Los sistemas jurídicos en el mundo tienen en cuenta dos elementos para
juzgar una nacionalidad por el origen: uno, lo que en derecho se conoce como ius
sanguinis (derecho de sangre), que le viene al ciudadano por herencia, por la
estirpe a la que pertenece, es decir, las personas reciben la nacionalidad que le
pertenece al padre o a la madre, o lo que es más común, a ambos a la vez; y el
ius soli (derecho de suelo), siendo el criterio para determinar la nacionalidad el
territorio en el que se nace.
Jaime Alberto Ángel Álvarez 30
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

Por su parte, la nacionalidad derivada consiste en aquella que se da al cambiar la


nacionalidad de origen, pues está previsto en la teoría del derecho y en el sistema
jurídico que las personas, por su propia voluntad, cuenten con la posibilidad de
adquirir otra nacionalidad por diferentes motivos: por concesión del Estado de
acogida (carta de naturaleza o naturalización), por residencia legal y continuada de
la persona en éste, o por opción (hecha, por ejemplo, por el extranjero mayor de
edad que sea adoptado). En los hechos, lo efectivo que pueda resultar el cambio
de nacionalidad depende de múltiples variables como la edad, la formación
profesional, los aportes que se le pueda ofrecer el postulante al Estado que lo
acoge, el país de origen, etc. Por ello, algunos países exigen un número
determinado de años de residencia a unos postulantes, mientras que las
condiciones cambian para otros. En muchos casos, la adquisición de la
nacionalidad de un país no implica la pérdida de la nacionalidad de origen, lo que
puede resultar favorable por causa de los convenios de doble nacionalidad
celebrados entre los dos Estados implicados en el proceso.
Jaime Alberto Ángel Álvarez 31
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

5. EL PODER DEL ESTADO POR VÍA DE LAS ARMAS Y LA VIOLENCIA

Mañana ya la sangre no estará


Al caer la lluvia se la llevará
Acero y piel, combinación tan cruel
Pero algo en nuestras mentes quedará

Un acto así terminará


con una vida y nada más
Nada se logra con violencia
Ni se logrará
Aquellos que han nacido en un mundo así
No olviden su fragilidad

Lloras tú y lloro yo
Y el cielo también, y el cielo también
Lloras tú y lloro yo
Que fragilidad, que fragilidad

Fragilidad (Sting)

El poder a nivel mundial se ha concentrado en ciertas regiones, los Estados allí


presentes, casi todos ellos afiliados a las Organizaciones Intergubernamentales
más importantes del planeta, han intentado con todo éxito dominar a la mayoría

Este capítulo fue presentado en conferencia en la Universidad Andrés Bello de Chile en sus tres
sedes en el primer encuentro internacional sobre política y globalización y finalmente fue publicado
en el libro “Ética, Política y Derechos: Violencia y paz en América Latina”, Santiago de Chile,
editorial Puerto de escape, 2017.
Jaime Alberto Ángel Álvarez 32
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

de los Estados mediante políticas hegemónicas y utilizando como medios de


disuasión las armas y sus ejércitos, desestabilizando en forma permanente la paz
mundial. El Estado, comportándose como un Leviatán, históricamente ha
promovido con sus gobiernos y su máquina de guerra una cultura de beligerancia
generalizada, no sólo como un factor de dominio sobre sus ciudadanos, sino como
la vía preferible de solución a los grandes desastres del mundo. Jefes de Estado
como los Bush, Uribe en Colombia, Pinochet en Chile, se encargaron también de
recordarnos que el uso legítimo de la fuerza es el distintivo fundamental del Estado
moderno, como reiteradamente lo sustentó Weber en su famosa conferencia “La
política como vocación” realizada a comienzos del siglo pasado.

Entretanto, otras fuerzas al margen del Estado responden de igual manera,


sosteniendo como proyecto político la construcción de una fuerza militar paralela y
retadora de ese orden establecido por las instituciones legítimamente constituidas,
como ocurre con las FARC o el ELN en Colombia, o con el autodenominado Estado
Islámico en oriente. Infortunadamente, el listado de ejemplos de uno y otro lado,
siempre en confrontación, es innumerable.

En el panorama geopolítico las capacidades militares de los Estados ha sido una


variable fundamental para definir el panorama de poder, los centros y las
periferias, los civilizados y los pueblos primitivos, se suelen clasificar ahora por sus
capacidades militares o sus capacidades de desestabilizar el orden mundial o
regional. A pesar de los grandes acuerdos realizados en las cumbres mundiales
sobre desarme de armas convencionales y no convencionales, los intereses
militares siguen a la orden del día.

El costo, incalculable, justamente por los sacrificios que las naciones hacen en
inversión social, evidenciado una especie de estatismo social, retardando el
Jaime Alberto Ángel Álvarez 33
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

progreso y la llegada a la modernidad. Un costo muy alto. La deuda moral de los


más desarrollados no es poca; la formación de los Estados nacionales se ha hecho
a costa del sufrimiento de una importante parte de seres humanos en el mundo.
Las estadísticas están disponibles en las redes y ya las conocemos. Más que cifras,
hay que pensarlas en términos de sacrificios de vidas humanas o de calidad de
vida.

¿En los tiempos de la globalización sigue siendo legítimo el ejercicio del poder por
vía de las armas como se entendió en la modernidad?, ¿podemos seguir viendo a
los militares como los salvadores de la nación?, en medio de tantos intereses, ¿es
posible pensar en una paz perpetua como lo soñó Kant?, ¿cuáles son sus
implicaciones morales?, ¿qué tipo de críticas pueden hacerse a cada uno de los
instrumentos de dominación que ha utilizado el Estado?, ¿cuál es el efecto en
términos geopolíticos?, ¿el poder del Estado por vía de las armas y la violencia es
realmente legítimo? En esta reflexión solo podemos dar breves respuestas a
algunas de estas grandes preguntas, objeto de diferentes programas de
investigación.

Esto no es solo un problema práctico, tal como aquí se ha descrito de manera


sucinta, también en el terreno teórico hay un gran enfrentamiento, debate que va
desde Klasowitsz hasta Kant, o desde Sun Tzu a los pacifistas, los primeros
defendiendo la idea de que el sistema político se soporta en el conflicto, los
segundos generando debates filosóficos y científicos sobre la posibilidad de
entender el desarrollo del sistema político en medio de la paz y los acuerdos.
Jaime Alberto Ángel Álvarez 34
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

5.1. ¿HAY ESTADO SIN VIOLENCIA?

Hay que tener en cuenta que en general los Estados, históricamente hablando, han
sido máquinas de guerra. Hasta el siglo XIX no hubo ningún Estado en todo el
mundo que no gastara al menos el 50% de su presupuesto en la compra de
armas. La cristalización de los Estados modernos, luego de las revoluciones
políticas, llegaron a invertir prácticamente todo su presupuesto en defensa, lo que,
según los líderes de esas revoluciones, garantizaba el éxito de la formación de los
Estados nacientes. Desde entonces el Estado se convirtió en un tipo de
organización dedicada a la guerra, en una maquinaria dedicada a la protección del
país y la extracción de recursos naturales.

Por ejemplo, en Colombia al comienzo de la formación del Estado Colombiano


(Nueva Granada) Santander para los años treinta del siglo XIX invertía un
presupuesto muy importante en este terreno, tal como lo muestra la siguiente
tabla elaborada por Rueda31:

Tabla 1. Promedio decenal del gasto militar / Gasto público total 1831-1857 (en pesos
y porcentajes)

Años Promedio gasto Promedio gasto Promedio gasto


militar ($) militar (%) público total ($)
1831-1839 $ 1.408.500,95 52,61 % $ 2.677.249,48
1840-1849 $ 4.571.178,20 35,61 % $ 12.945.845,95
1850-1857 $ 2.411.044,90 16,13 % $ 14.947.581,53
Fuente: Los datos elaborados por Isabel Cristina Rueda Puerta, fueron tomados de La Gaceta de la
Nueva Granada, la codificación de todas las leyes en Colombia y el archivo histórico Restrepo.

31
RUEDA PUERTA, Isabel Cristina. La evolución del gasto militar en la república de Nueva Granada
1832-1857. Bucaramanga: Universidad Industrial de Santander, Tesis de grado Escuela de
economía y administración, 2006.
Jaime Alberto Ángel Álvarez 35
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

Por fortuna, pocos años después el promedio de gasto militar fue descendiendo
significativamente, si bien los enfrentamientos nunca dejaron de producirse,
especialmente entre liberales y conservadores, como lo demuestra la citada
investigación. El comportamiento histórico en Chile presentó características
similares32.

En el informe presentado por el ministerio de Defensa Nacional sobre Gasto en


Defensa y seguridad, el entonces Ministro de Defensa, Juan Manuel Santos en sus
primeras líneas comienza justificando los gastos, presentándolo como un requisito
para el desarrollo:

“El gasto en defensa en sí mismo no genera desarrollo, pero es indispensable para generar
un ambiente de seguridad que ofrezca garantías a los distintos agentes económicos. La falta
de tales condiciones hace imposible mantener un desarrollo económico sostenido en un
ambiente de paz y convivencia”33.

Si regresamos atrás en la historia, recordemos, una de las características políticas


del mundo antiguo es que las ciudades más poderosas y mejor organizadas
sometían a las ciudades más débiles y convertían a sus habitantes en esclavos, a
través de sus valerosos guerreros.

Desde el nacimiento de la civilización, la política y la guerra se convirtieron en una


y la misma cosa, esto es, ser buen guerrero se convirtió por tradición en sinónimo
32
BRAGONI, Beatriz y PELAGATTI, Oriana. Los costos de la expedición militar a Chile, 1815-1818.
Mundo Agrario, vol. 17, nº 35, e013, agosto 2016. ISSN 1515-5994 Universidad Nacional de La
Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Centro de Historia Argentina y
American.
33
GASTO EN DEFENSA Y SEGURIDAD 1998-2011. Ministerio de Defensa Nacional Juan Manuel
Santos Ministro. Enero de 2009. Disponible en:
https://www.mindefensa.gov.co/irj/go/km/docs/Mindefensa/Documentos/descargas/estudios
%20sectoriales/Serie%20Prospectiva/Gasto%20en%20defensa%20y%20Seguridad%201998-
2011.pdf
Jaime Alberto Ángel Álvarez 36
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

de buen político, los éxitos militares siempre dieron a los guerreros el derecho a
participar de manera activa en las decisiones sobre los asuntos públicos. La idea
de guerra ha sido ennoblecida y hasta glorificada en la mayor parte de la historia
de la humanidad. Por medio de sus epopéyicas hazañas realizadas a través del
tiempo, el ser humano fue abriendo el camino a la civilidad, imagen que proyectan
figuras como Leónidas, Alejandro Magno, Julio César, Espartaco, Gengis Kan,
William Wallace, Napoleón Bonaparte, Simón Bolívar, San Martín y O'Higgins en
Chile, todos ellos enaltecidos en cada uno de sus momentos históricos, encarnando
los valores propios de la guerra como la templanza, el heroísmo, el sacrificio, etc.

5.2. LA GUERRA CONTRA LA POLÍTICA

En el último siglo la relación entre política y guerra resulta, cuanto menos,


paradójica, pues solo en este estadio de la historia se asegura de manera
vehemente, como lo advirtió Drucker, que “las armas son contraproducentes” 34
para el desarrollo económico y social, y que por tanto la política debe entenderse
de otra manera en el siglo XXI. Este ex asesor del Pentágono, en los Estados
Unidos, nos recuerda que, a lo largo de la historia, por el contrario, el progreso, el
desarrollo o la movilidad social estuvieron de la mano al desarrollo tecnológico
producido en la creación de armas para la guerra.

Estas tesis han sido presentadas de manera especial por grupos pacifistas y
defensores de los derechos humanos, quienes presentan sus principales reparos a
las políticas de guerra bajo los argumentos de la ética social, que ve en la guerra
el sufrimiento de los pueblos más oprimidos y la acumulación de riqueza por
cuenta del negocio que resulta para los países industrializados y como

34
DRUCKER, Peter. Las nuevas realidades. Bogotá: editorial norma, 1989. p. 39-51. (Editada
originalmente en inglés como The new realities).
Jaime Alberto Ángel Álvarez 37
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

consecuencia, mayor inequidad en el reparto de la riqueza a nivel mundial.


También desde esta perspectiva de la guerra, lo que hace ella es acrecentar el
miedo, la desconfianza y la división entre los pueblos, antivalores que reinan
durante estos trágicos períodos. Se podría decir con firmeza que los gobiernos y
los grupos armados al margen de la ley, con la promoción de muy altos niveles de
violencia, se han ido lanza en ristre contra los valores mundiales y los derechos
humanos. El diagnóstico de Irene Khan y con ella Amnistía Internacional, no
genera sino desesperanza:

"Atentados insensibles, crueles y criminales cometidos por grupos armados como Al Qaeda
representan una amenaza muy real para la seguridad de las personas de todo el mundo. Los
condenamos con la máxima energía como crímenes graves en virtud del derecho
internacional y nacional, que en ocasiones equivalen a crímenes de guerra y crímenes contra
la humanidad"
"Pero también es aterrador que haya gobiernos poderosos que debilitan, marginan o
destruyen los principios del derecho internacional y las herramientas de la acción multilateral
que podrían protegernos de estos ataques", añadió Irene Khan.
"El programa mundial de seguridad que promueve el gobierno de Estados Unidos carece de
visión y de principios. Violar los derechos en el propio país, cerrar los ojos ante los abusos
que se cometen en el exterior y utilizar la fuerza militar preventiva donde y cuando se le
antoja ha causado daños a la justicia y a la libertad, y ha convertido el mundo en un lugar
más peligroso35."

La paradoja resulta a propósito de que en este último siglo también se han


presentado los enfrentamientos bélicos con mayor número de víctimas de la
historia y se fortalecen con organismos burocráticos las políticas de guerra por
medio de los ministerios de defensa, los que antes se denominaban ministerios de
la guerra. Asegura Drucker que:

35
KHAN, Irene. Amnistía Internacional. Informe anual, 2004.
En: https://www.hrw.org/legacy/spanish/inf_anual/2004/prefacio.html
Jaime Alberto Ángel Álvarez 38
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

“Hemos llegado al final del camino que comenzó con el Estado nacional hace 400 años, al
final del camino que desembocó en los ejércitos nacionales, las marinas nacionales, las
fuerzas aéreas nacionales, y la defensa como núcleo central de la soberanía y de la política
nacional”36.

Lo que se denominó en los estudios políticos, durante el desarrollo de la guerra


fría, “el equilibrio del terror” en el enfrentamiento de las dos superpotencias de
entonces, los Estados Unidos y la Unión Soviética, regido por el principio de guerra
de destrucción mutua asegurada, que parece reemplazar o ser una continuación
de la doctrina de las relaciones políticas internacionales llamada la “el equilibrio de
poderes”37, ha sido otro factor determinante para considerar la guerra de otra
manera, pues el enfrentamiento de las naciones con armas nucleares traería un
desastre tal que, aun ganando la guerra, se puede destruir toda la infraestructura
del país y según algunos estudios, comprometía la vida misma del planeta en
todos los niveles. En un eventual enfrentamiento bélico directo y caliente, que por
fortuna no se dio, ninguna de las partes podría haber obtenido ventajas, por lo
menos no en la forma como tradicionalmente se obtenían en las guerras clásicas.
Justamente, en esto radicó lo absurdo de tan enorme inversión.

Todas estas realidades han cambiado de manera dramática la forma de concebir


desde entonces las políticas nacionales e internacionales, en lo referente al tema
del servicio militar, al tema ideológico tan importante en la justificación del
armamentismo nuclear, la manera de pensar la economía y el intercambio de
bienes y servicios y hasta la forma de responder a la pregunta sobre el hombre. El
camino en defensa de las tesis pacifistas encontró en el famoso texto de Kant, “La
paz perpetua”38, los argumentos filosóficos más importantes, para quien el

36
DRUCKER. Op. cit., p. 50.
37
BOBBIO, Norberto. El equilibrio del terror. (L'equilibrio del terrore), Storia e política, XXIII, fasc .
2, giugno, 1984, p. 284-300.
En: file:///C:/Users/Jaime/Downloads/Dialnet-ElEquilibrioDelTerror-142083.pdf
38
KANT, Emanuel. La paz perpetua. Madrid: Espasa Calpe. Sexta Edición, 1979.
Jaime Alberto Ángel Álvarez 39
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

enfrentamiento entre los Estados crea el peor escenario del hombre para la ética.
En términos prácticos, las figuras de Mahatma Gandhi, Martin Luther King, Nelson
Mandela, Dalái Lama o Malala Yousafzai encarnan los grandes ideales implicados
en una paz de carácter estable y duradera en el tiempo para una nación. Estas
tesis y acciones prácticas son muy importantes para lo que reclamamos en esta
reflexión: un mundo en paz que refleje valores tan importantes como la libertad, la
igualdad, la justicia social, la solidaridad, entre muchos otros.

5.3. LA EXPLICACIÓN SOCIOPOLÍTICA DE LA VIOLENCIA ESTATAL

En un estudio de tipo sociológico, Redfield logró determinar que de las diferentes


formas que adquiere la violencia organizada, la guerra es la que tiene mayores
consecuencias políticas. Él asegura que cuando se generan conflictos entre grupos
estrechamente relacionados, esto habitualmente lleva a las diferentes formas de
violencia organizada39.

Los enfrentamientos entre las pandillas de las ciudades modernas tienen sus
antecedentes en comportamientos sociales primitivos y se encuentran regulados,
desde aquella época, por la costumbre y la forma. Este tipo de conflicto
naturalmente no es una guerra, sin embargo, en la espiral del conflicto puede
llevar a comportamientos, por lo menos por parte de un individuo del grupo, que
pueden calificarse de criminales. Esto ha llevado a las sociedades a limitar y
regular las diferencias entre los grupos por medio de las normas y las leyes.
Ejemplo de esto es el tratamiento que los aborígenes australianos le dan a los
ofensores, juzgando conveniente que el ofensor reciba lanzas públicamente por

39
REDFIELD, Robert. Cómo funciona la sociedad humana. En: SHAPIRO, Harry. Hombre, cultura y
sociedad. México: Fondo de Cultura Económica, 1993. p. 455-457. (Primera edición en inglés,
1956).
Jaime Alberto Ángel Álvarez 40
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

parte de los ofendidos, o las canciones insultantes que profieren los grupos
esquimales entre sí como un modo de tratar sus diferencias. En las sociedades
primitivas se acostumbró a tomar cabezas de sus enemigos, luego de las
incursiones armadas a las tribus y en ocasiones era frecuente llevar prisioneros
para ofrecer en sacrificio a sus deidades de la guerra, especialmente, lo que les
otorgaba la creencia en poderes sobrenaturales venidos de sus sacrificios y por
cuenta de sus ofrendas.

La similitud de estos comportamientos frente a la guerra radica en que los grupos


involucrados son persistentemente hostiles y las empresas militares son
organizadas y letales. Sin embargo, en muchos de estos comportamientos
podemos encontrar elementos de índole deportivo, pues estos conflictos en las
sociedades primitivas se organizaron como juegos con altos niveles de
peligrosidad, al punto que, en muchos casos, los llevaban a la pérdida de sus vidas
animados por la sed de gloria tribal.

Todavía algunos de estas conductas persistieron hasta hace muy poco tiempo en
las guerras que se dieron entre las sociedades occidentales. La guerra, en ninguno
de estos casos, puede ser considerada como un instrumento de política de las
tribus o de las naciones. La verdadera guerra se reconoce en las actividades
militares en las que el poder político se extiende para incluir o someter a otros
pueblos, para usufructuar sus recursos o para medir la fuerza de su poder, lo que
lleva a definir la guerra:

“…como un duelo, como un duelo a gran escala. Si quisiéramos resumir en un concepto


general los innumerables duelos particulares de que la guerra se compone, habría que
recurrir a la imagen de dos luchadores personales empeñados en una lucha en la que cada
uno de ellos trata de someter al otro a su voluntad mediante el empleo de la fuerza física, y
cuyo objetivo inmediato es abatir a su antagonista con el fin de incapacitarlo para toda
Jaime Alberto Ángel Álvarez 41
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

resistencia. La guerra es, pues, un acto de violencia encaminado a forzar al adversario a


someterse a nuestra voluntad” 40.

Desde una perspectiva social, la guerra puede tener dos funciones: construir o
destruir sociedades. Aparte de ofrecer en sacrificio a los capturados en las guerras,
en muchas ocasiones los vencidos se sometían al poder militar y adaptaban sus
rasgos culturales a los de los pueblos que los vencían. Luego de las guerras, las
sociedades se fortalecen, pues ellas conducen a formas más complejas de
organización política y administrativa. A las motivaciones políticas de la guerra se
le suman las motivaciones de orden económico, pues muchas de ellas encuentran
incentivo en las propiedades y riquezas que tiene el adversario, conduciendo a las
acciones militares. También se encuentran muchos casos de motivaciones
personales de los líderes militares para hacer la guerra. Convertida en una práctica
bien establecida, la guerra se convierte en un instrumento de desarrollo social, una
extensión de la actividad política, tal como la define Clausewitz:

“La guerra es una simple continuación, por otros medios, de la política (…) la guerra no ya
sólo es un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de las
relaciones políticas, una realización de éstas por otros medios. El carácter particular de toda
guerra depende estrictamente del carácter particular de los medios que ésta pone a
contribución. El arte de la guerra en general – y del comandante en cada caso específico –
puede exigir que las tendencias y las intenciones de la política no sean incompatibles con
dichos medios – exigencia no despreciable, ciertamente -. Pero por muy poderosamente que
la guerra reaccione en ciertos casos contra las intenciones políticas, ello sólo debe ser
considerado como una modificación de estas intenciones; pues la intención política constituye
el fin, en tanto que la guerra es el medio, y no cabe concebir el medio independiente del
fin”41.

40
CLAUSEWITZ, Claus Von. Arte y ciencia de la guerra. México: Editorial Grijalbo, 1972. p. 9.
(Versión al español de Ramón Ormazábal, de la segunda edición de Verlag Handvoll, Stuttgart,
Alemania, 1927).
41
Ibid, p. 31-32.
Jaime Alberto Ángel Álvarez 42
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

Esta posición se opone a la tesis ya expuesta de Drucker, quien admite que la


guerra se ha convertido en la derrota de la política y agrega que las armas son
contraproducentes hasta en lo militar, lo que exige de los Estados, no solo limitar
la carrera armamentista, sino redefinir el rol y la trascendencia de la defensa al
interior del sistema político, esto es, redefinir la función de la defensa, de las
fuerzas militares y de las armas42.

Resumiendo, podemos encontrar históricamente unos aspectos positivos y otros


negativos de la guerra, por lo menos desde una perspectiva de progreso, en
términos de lo que le pueden aportar al desarrollo de la sociedad. En determinado
momento les ha significado mejores formas de intercambio económico y la
aparición de nuevas ideas e inventos. Ha significado el desarrollo de las
instituciones políticas y una mejor división del trabajo. Influenciados por la
conquista, ahora los fenómenos culturales se incluyen en una unidad política, la
costumbre se codifica como ley y se intercambian ideas científicas y religiosas.

Desafortunadamente las guerras también traen consigo el deterioro de los bienes y


una estadística siempre importante de pérdida de vidas humanas, muchos son los
casos de destrucción de sociedades enteras y con la creciente capacidad
destructiva de las armas, están amenazando con extinguir la civilización.

Esperemos que en el futuro el tema de la guerra pueda ser tratado en términos de


ideas, un momento en el que podamos ver los enfrentamientos y las disputas en
función de maneras de interpretar la realidad, y podamos atrevernos a construir
aforismos como lo han hecho poetas y filósofos de la talla de Nietzsche:

“Y si no podéis ser santos del conocimiento, sed al menos sus guerreros. Estos son los
compañeros y precursores de aquella santidad.

42
DRUCKER, Op. cit., p. 41-42.
Jaime Alberto Ángel Álvarez 43
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

Veo muchos soldados. ¡Muchos guerreros, es lo que quería ver! Uniforme se llama lo que
llevan puesto. ¡Ojalá no sea uniformidad lo que encubre!
Debéis ser de aquellos cuyos ojos buscan constantemente un enemigo, su enemigo. Y en
algunos se descubre el odio a primera vista.
Debéis buscar vuestro enemigo, debéis hacer vuestra guerra, y hacerla por vuestros
pensamientos. Y si vuestro pensamiento sucumbe, vuestra honradez debe cantar victoria por
ello.
Debéis amar la paz como medio para nuevas guerras, y la paz breve mejor que la larga.
No os aconsejo el trabajo, sino la lucha. No os aconsejo la paz, sino la victoria. ¡Sea vuestro
trabajo una lucha, sea vuestra paz una victoria!
Solamente se puede callar o descansar cuando se dispone de una flecha y de un arco. En
caso contrario no se hace sino charlar y disputar. ¡Sea vuestra paz una victoria!
¿Cómo es que decís que una buena causa santifica incluso una guerra? Yo os digo: ¡la buena
guerra santifica toda causa!
La guerra y el valor han hecho cosas más espléndidas que el amor al prójimo. No vuestra
piedad, sino vuestra valentía es lo que ha salvado hasta ahora a los náufragos y periclitantes
[decadentes, que suelen declinar]”43.

CONCLUSIONES

Desde una perspectiva de la ética política actual, en que se piensa estar


transitando de la guerra a la paz en Colombia, América Latina y el mundo, los
amantes de la guerra y quienes justifican su existencia como inherente a la razón
de Estado, han perdido legitimidad. Por el contrario, hoy la legitimidad y la nueva
razón de Estado invitan a ganar legitimidad por vía del pacifismo.

En todos los escenarios públicos del mundo conviene entrar en procesos de una
cotidianidad ligados a la paz, que acerquen a la vida en común a escenarios de
43
NIETZSCHE, Friedrich. Así habló Zarathustra. Bogotá: editorial La Oveja Negra, 1982. p. 70 (El
título de original de esta obra clásica de la filosofía Alemana: Also Sprach Zarathustra, publicada en
el último período de la vida de Nietzsche del año 1883 a 1885 y acabada de editar por cuenta del
propio filósofo, luego de una interrupción por disputa con los editores).
Jaime Alberto Ángel Álvarez 44
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

tranquilidad, que inviten al desarrollo de lo social, económico, de la cultura,


estancados por culpa de la alta inversión en armas que hacen los Estados.

Madurar políticamente, en términos normativos, en ocasiones consiste en adquirir


rutinas sanas, en cambiar lo emocionante que resulta el campo de batalla por lo
sensato, consiste en jubilar, encerrar a los héroes o enviarlos a custodiar
embajadas inútiles, bien lejos, para ser observados y olvidados paulatinamente por
quienes los ven salvadores de la nación o por quienes los condenan por villanos. A
esos disfraces de Robin Hood ya les pasó su tiempo, aunque los Estados,
desgastados económicamente, no les pasó factura. Héroe que no es jubilado
pronto, héroe que se convierte en villano. Desafortunadamente, Como asegura
Khan, el panorama resulta desalentador, especialmente en el campo de los
derechos humanos:

"Los gobiernos están perdiendo su rumbo moral, sacrificando los valores mundiales de los
derechos humanos en una búsqueda ciega de seguridad. Esta ausencia de liderazgo es una
concesión peligrosa a los grupos armados.
El mundo pide a gritos un liderazgo de principios y basado en los valores mundiales de los
derechos humanos.
Los derechos humanos importan porque ofrecen una visión poderosa y convincente de un
mundo mejor y más justo, así como un plan concreto para llegar hasta él. Estos valores
mundiales de justicia son el camino más eficaz hacia la seguridad y la paz" 44.

44
KHAN. Op. cit.
Jaime Alberto Ángel Álvarez 45
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

6. COLONIALISMO E IMPERIALISMO: LA CRISTALIZACIÓN DE LA


EXPANSIÓN DEL PODER DEL ESTADO

6.1. EL IMPERIO ROMANO: EL ANTECEDENTE

El sistema político de la República romana entró en crisis por causa de las luchas
internas entre los políticos romanos, de manera especial, por las disputas que se
dieron entre los cónsules. Roma terminaría abandonando un estilo de gobierno
republicano para reemplazarlo por un sistema imperial en el siglo I a.C. Al final, el
poder político quedaría en manos de un emperador, un ser augusto, como lo
llamaban ellos, el generalísimo en jefe de los ejércitos romanos, con amplios
poderes civiles. Este emperador reunificó todos los poderes políticos bajo su
autoridad. En el año 27 a.C., Octavio, hijo adoptivo de Julio César y gran guerrero,
se autoproclamó emperador vitalicio. Conquistó el Egipto de Cleopatra y reunificó
el mundo romano en torno al Mediterráneo.

Podemos definir el imperio romano como una forma de control político sobre una
serie de sociedades dependientes, ubicadas en el mediterráneo, en gran parte de
Europa y en el norte de África, por causa de lo cual se integraron sociedades como
los romanos, los griegos, los egipcios y numerosos pueblos orientales y del
occidente de Europa, caracterizado por un régimen político dominado por un
emperador, que comprende desde el momento en que Octavio recibió el título de
Augusto en el año 27 a.C., hasta la disolución del imperio romano de occidente en
Jaime Alberto Ángel Álvarez 46
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

el año 476 d.C. Eso no nos dice mucho, pues cuando hablamos de imperios, lo
primero que hay que tener en cuenta es que no todos los casos son iguales. En el
caso de Roma hay ejemplos en los que un pueblo quería unirse al imperio romano,
convertir a sus habitantes en ciudadanos romanos, porque creían que eso les
llevaría a ser civilizados. Por lo tanto, en algunos momentos a lo largo de la
historia, los imperios pueden ser vistos como un signo de progreso. El imperio es
el periodo en donde pueden llevarse a cabo los principales proyectos de obras
públicas, se construyen carreteras, acueductos y se establece el servicio postal
imperial en las provincias. El emperador recurría al uso de la fuerza y la
propaganda para permanecer en el poder. Se acuñaban monedas con su figura, se
pagaban artistas para que los alabaran y durante los juegos, se realizaban
ceremonias para resaltar su grandeza.

Roma terminó decayendo ante los árabes y hacia el siglo V las tribus germánicas
atacan Roma, lo que hace que los emperadores ya no pueden mantener la paz en
sus dominios. A esta hecatombe se le suman los problemas de tipo social y
económico, a lo que las investigaciones aducen gran parte de las razones para el
fin del imperio romano, entre los que se cuentan los excesivos impuestos, las
pestes, la migración interna y la reubicación de los asentamientos de las llanuras
en las cimas de las colinas45. Los ciudadanos buscan la protección de los guerreros
más fuertes. Sería el fin del imperio romano.

45
WINKS, Robin. Historia de la civilización. México: Pearson educación, 2000. P. 51-72. (Traducción
de Héctor y Roberto Escalona, de la obra original en inglés A History of Civilization, Prehistory to
the Present, en 1996). P. 67.
Jaime Alberto Ángel Álvarez 47
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

6.2. EL COLONIALISMO

El concepto de Estado nacional europeo, antes discutido, es totalmente ajeno a la


historia de los pueblos y las culturas africanas. Por vía del colonialismo y toda la
brutalidad que le acompañó, los europeos decidieron someter y definir el
panorama político de los africanos:

“Los europeos se encargaban del gobierno y de la administración de las poblaciones


africanas, sin otra justificación que la superioridad de civilización que se atribuían, y que
consideraban evidente, sobre los negros, pocos decenios antes amenazados por la esclavitud
y la deportación. Si las colonias del África central expresan la naturaleza auténtica del
colonialismo, éste marca la forma extrema del imperialismo, la que mantiene el sentimiento
de desigualdad entre los conquistadores y los pueblos sometidos” 46.

Por la sociología, la antropología y la arqueología sabemos que África ya existía


antes de la colonización de una manera bien distinta a la tradición de las
denominadas culturas clásicas. África tiene una historia precolonial que no tiene
nada que ver con la historia de los Estados nacionales; es una historia
caracterizada por la movilidad, el comercio y una estructura de poder piramidal
basada en la aldea, el jefe, el reino y el imperio. Estas formas de poder político tan
variadas y complejas, según argumentos de Kohn y Sokolsky 47, no tienen nada que
ver con la simplificación que supone el Estado nacional.

46
ARON, Raymond. Estudios políticos. México: editorial Fondo de cultura económica, 1997, p. 482.
(La primera edición de este libro fue publicada en francés en 1972. El capítulo ocho de la tercera
parte de esta obra: Imperialismo y colonialismo, resulta ser un aporte importante para ampliar el
estudio y la reflexión sobre estos conceptos tan trascendentales del universo de la política).
47
KOHN, H. y SOKOLSKY, W. El nacionalismo africano en el siglo XX. Buenos Aires: ediciones
Paidós, 1975. (El estudio muestra las repercusiones de las influencias occidentales en el
nacionalismo africano, acompañado de algunos ejemplos referidos a Costa de Oro, Nigeria y África
del Sur. También toca el tema del panafricanismo y negritud. Presenta una antología de textos muy
útiles para el filósofo o el científico de la política).
Jaime Alberto Ángel Álvarez 48
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

Somalia consiguió su independencia en 1960, pero todavía, medio siglo después no


ha logrado crear un Estado viable y sostenible desde el punto de vista político y
económico, que garantice la seguridad de sus ciudadanos. Las regiones del país
han estado controladas por distintos grupos paramilitares, lo que ha provocado
sangrientos conflictos, agravados por la desastrosa situación económica, situación
que no es sino el reflejo de la precariedad de la vida del africano promedio.

Es condición del Estado moderno que éste sea aceptado y reconocido por todas
aquellas personas a las que gobierna. El inesperado nacimiento de multitud de
Estados durante el amplio proceso de descolonización que afectó a África en los
años sesenta provocó un desconcierto total en la comunidad política internacional.
En forma repentina aparece una institución ajena a la tradición cultural, política e
histórica de los pueblos africanos, una institución que intentaba regular la
conducta de los individuos.

Los imperios coloniales habían establecido en el siglo XIX Estados con fronteras
artificiales; los grupos de población que vivían en esos territorios no compartían
necesariamente la misma cultura, lengua o religión. Las fronteras establecidas
mezclaron grupos étnicos o los dejaron divididos, lo que produjo un sinnúmero de
conflictos tribales, de los que hasta hoy tenemos tristes y vergonzosos recuerdos.
La rivalidad existente entre las etnias hutus y tutsis de Ruanda, es claro ejemplo
de las consecuencias del colonialismo europeo. Este conflicto desembocó en un
genocidio que, pese a la intervención de Naciones Unidas con sus cascos azules,
causó la muerte de casi un millón de personas.

Actualmente en África el Estado no ha podido cumplir sus promesas de desarrollo


económico y social, en lugar de disfrutar de una mejora de sus condiciones de
vida, los ciudadanos son gobernados por líderes corruptos que se adueñan de los
Jaime Alberto Ángel Álvarez 49
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

fondos públicos. Los pueblos de África y Asia que están descontentos con el Estado
en los terrenos cultural y material, son proclives a identificarse con otros sistemas
políticos, con otras formas de gobierno.

En la actualidad las minorías de todo el mundo exigen gobiernos que defiendan


sus intereses, reflejando, en tono de protesta, la inconformidad con el devenir
surgido del fenómeno expansionista, pues cuando un pueblo no se siente
representado con la política de su gobierno se producen graves conflictos y un
clima que dificulta la gobernabilidad.

El Colonialismo es un concepto político que hace referencia a territorios ocupados


mediante el uso de la fuerza y la conquista, luego de lo cual pasa a ser
administrado por representantes de un gobierno foráneo, imponiéndose, a la
postre, una autoridad extranjera. El colonialismo también puede definirse como el
hecho político mediante el cual un Estado hace extensiva su soberanía, generando
un control jurídico, político y económico sobre un territorio o un Estado, estimulado
por las posibilidades de ampliar su riqueza y su poder:

“La primera época del colonialismo se basó en la internacionalización del capital-mercancía .


Se caracteriza por la búsqueda de nuevos mercados para las mercancías de origen industrial
producidas en las metrópolis y por la búsqueda de materias primas minerales o agrarias .
Políticamente corresponde a la formación de los imperios inglés, francés, holandés y belga y
a la expansión de los E.E.U.U. hacia el territorio del Oeste. La expansión se produjo mediante
guerras de conquista y anexión territorial de los pueblos conquistados” 48.

Desde el fin de la segunda guerra mundial, el tema del colonialismo ha estimulado


el debate de la ética política, pues a pesar de que los gobiernos de las potencias
colonizadoras han hecho hasta lo imposible por justificar la creación de imperios

48
MARTÍNEZ PEINADO, Javier y VIDAL VILLA, José María. Economía mundial. Madrid: McGraw-Hill,
1996. p. 81.
Jaime Alberto Ángel Álvarez 50
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

coloniales en el pasado, la lectura de este fenómeno desde los propios Estados


colonizados es bien distinta, lo que suscita, lo que se denomina en la teoría moral,
un dilema ético. El devenir histórico de estas antiguas colonias habla por sí mismo
y nos enseña, todavía hoy, que el colonialismo puede definirse como un sistema o
una forma de hacer política por vía de la explotación de un Estado más fuerte
sobre una nación o un pueblo débil. Está basado en la imposición, en la debilidad,
en la negación de la solidaridad que unos pueblos merecen ofrecer a otros, es
fuente de estancamiento económico, social y político, ha oprimido y aniquilado la
diversidad cultural y es el origen de múltiples conflictos nacionalistas que se viven
en las regiones colonizadas.

La posición frente al debate que suscita este dilema ético debe hacerse a la luz de
los variables sucesos históricos. Podría decirse, por ejemplo, que de frente a las
circunstancias políticas internacionales actuales, el fenómeno resulta a todas luces
inexcusable, debido a que el colonialismo es hoy, según la opinión pública
internacional en cabeza de los hombres de Estado, conferencias diplomáticas, con
sus debates y resoluciones, incompatible con el derecho a la soberanía
internacional y a la autodeterminación de los pueblos, promulgada por las
Naciones Unidas49. Según Merle:

“…los temas de los derechos humanos, de la no discriminación racial, del derecho de los
pueblos a la autodeterminación e incluso del derecho al desarrollo, se han impuesto
progresivamente como una especie de cuerpo de principios al que ya se refieren todos los
actores de la sociedad internacional. A este nivel, la discusión clásica referente a saber si
estos principios tienen o no tienen el valor de reglas jurídicas es absolutamente vana; poco
importa la fuerza obligatoria, si existe un gran consenso al que se adecuan los Estados” 50.

49
Carta de las Naciones Unidas.
50
MERLE, Op. cit., p. 453.
Jaime Alberto Ángel Álvarez 51
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

Lo que hay que tener en cuenta es que este debate, tal como está planteado por
la ética política, es más bien reciente, pues el reconocimiento de estos derechos y
libertades como principios de las relaciones internacionales sólo se ha hecho
efectivo, con carácter mundial, hacia el final del siglo pasado y la realidad, durante
el siglo XIX, es que los Estados colonizadores se auto consideraron como especies
de pueblos mesiánicos, que llevaron los favores de la civilización occidental a los
pueblos atrasados, salvajes o primitivos, como ellos los denominaban.

La colonización solo es posible hacerla bajo relaciones de poder político


caracterizadas por el dominio claro de un Estado sobre otro, en el que el
colonizador es poseedor de un gran desarrollo económico, social, tecnológico y por
supuesto, militar, aparato que le permite dominar e influir decididamente sobre el
pueblo colonizado y que a la postre estimula la idea de dominio sobre el débil.
Esto, en términos políticos y jurídicos, o bajo argumentos éticos, no lo hace ni
necesario ni inevitable, tal como de manera falsa nos lo han querido presentar las
teorías deterministas de la historia política.

¿Cuál fue el resultado del colonialismo? La respuesta es relativamente sencilla y


debe ser analizada bajo las dos perspectivas: la de los colonizadores y la de los
colonizados. Las colonias ofrecieron beneficios a las grandes ciudades del mundo
desarrollado, como, por ejemplo, anexión de nuevos territorios para la emigración,
recursos naturales en plantas, animales, minerales, etc., propició una apertura
comercial sin precedentes y, por todo esto, el aumento del desarrollo económico.
Desde otro punto de vista, se vieron obligados a proporcionar a las colonias
infraestructura administrativa, defensa y ayuda económica. Todo este
entrometimiento los condujo en forma permanente hacia conflictos políticos
internos, originados en las propias colonias o a otros con vecinas potencias
colonizadoras que procuraron siempre aumentar su poder, en una forma muy
Jaime Alberto Ángel Álvarez 52
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

frecuente de ver la política a lo largo de la historia. Desde la perspectiva de los


pueblos colonizados, los efectos son dramáticos, siendo lo más afectado sus
propios estilos de vida, lo que trajo efectos negativos sobre sus tradiciones, sus
valores y principios culturales y, al final, un balance en el que, por cuenta de los
altos niveles de violencia ejercido por las potencias, desaparecieron pueblos
enteros o en el mejor de los casos, naciones enteras subyugadas.

6.3. EL IMPERIALISMO

Pudo notarse en la reflexión anterior sobre el colonialismo, como concepto clave


para entender las relaciones de poder de los Estados, que los elementos
económicos referidos al manejo del capital hacen la diferencia. Lo que hace al
colonialismo, como lo advierten Martínez y Vidal, es la forma como se
internacionaliza el capital-mercancía; y lo que hace al imperialismo es, como ellos
mismos lo advierten, la manera como se internacionaliza el capital-dinero. Ahí
radica, según ellos, la diferencia de ambos conceptos:

“La segunda época del colonialismo constituye propiamente el imperialismo y estuvo basada
de forma predominante de la internacionalización del capital-dinero. En esta fase, la
expansión exterior del capitalismo asume una nueva forma: además de la exportación de
mercancías comienza a adquirir una importancia mayor la exportación de capital-dinero con
el fin de ser invertido en las colonias para producir mercancías que serán exportadas hacia
las metrópolis. Además, las plusvalías realizadas en las colonias son remitidas a las
metrópolis en forma de beneficios. Es la época de la transformación de las colonias en
territorios de monocultivo o monoproducción (plantaciones y enclaves mineros)” 51.

La idea política de imperialismo se da con el fin de hacer referencia a la misma


situación de dominio, soportada en prácticas de dominación ejercidas por los
51
MARTÍNEZ y VIDAL, Op. cit., p. 81.
Jaime Alberto Ángel Álvarez 53
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

Estados y gobiernos con mayor infraestructura de poder y que tiene como fin la
ampliación y el mantenimiento del control de la influencia sobre los Estados o
naciones menos poderosos.

En otro contexto y en boca de otro tipo de análisis, algunos filósofos y científicos


de la política prefieren usar el concepto de imperialismo para referirse, de una
manera más puntual, de manera exclusiva a la expansión económica de los
estados capitalistas.

También se puede definir el imperialismo como un hecho político económico


caracterizado por la expansión de Europa al mundo y que se da a partir de 1870:

“De manera general, me parece que se entiende por imperialismo la extensión territorial de
una colectividad, el esfuerzo de un Estado por ensanchar el espacio sobre el cual se extiende
su soberanía y la dominación que un pueblo ejerce o tiende a ejercer sobre una población
extranjera”52.

Finalmente, si bien las expresiones imperialismo y colonialismo pueden tener


interpretaciones muy parecidas, es importante subrayar sus diferencias más
sobresalientes. El colonialismo, como ya se advirtió, implica un control político
oficial que supone la anexión territorial y la pérdida de la soberanía del Estado
colonizado. El imperialismo, por su parte, tiene un sentido más amplio que remite
al control o influencia ejercido sobre otra región, sea o no de forma oficial y
directa, e independientemente de que afecte al terreno económico o político.

La historia nos enseña, de nuevo y de manera insistente, que la hegemonía y el


dominio de unos pocos pueblos sobre la mayoría, no conduce a lo que queremos y
pensamos como lo mejor para el futuro de la humanidad. La política internacional,

52
ARON, Op. cit., p. 482.
Jaime Alberto Ángel Álvarez 54
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

como ya se conciben las ideas políticas, tienen que estar cruzadas siempre por
valores como la ayuda mutua, la equidad, la libertad, la solidaridad, la igualdad, la
responsabilidad y la justicia. Quizás ha terminado la gran época de la resignación y
estemos a las puertas de un mundo más optimista en que los pueblos se ayudan
mutuamente. ¿Cómo saberlo en esta época plagada de incertidumbre?

Los estudios sobre el colonialismo y el imperialismo tendrán que dar respuesta a


preguntas de fondo, como lo ha expresado Aron: ¿El imperialismo se expresa
normalmente mediante el establecimiento de colonias, en el sentido que adopta
ese término en el África negra?, ¿fueron las colonias africanas la expresión de los
conflictos internos del capitalismo y el resultado de las necesidades de la economía
de mercado?, ¿el colonialismo lleva consigo el imperialismo?, ¿o bien el
imperialismo sobrevive a las colonias y a los móviles económicos por los cuales se
pretende explicar el colonialismo?53.

53
Ibid, p. 483.
Jaime Alberto Ángel Álvarez 55
Factores determinantes en el ejercicio del poder del Estado

Bibliografía

ARON, Raymond. Estudios políticos. México: editorial Fondo de cultura económica, 1997.

BOBBIO, Norberto. El equilibrio del terror. (L'equilibrio del terrore), Storia e política, XXIII, fasc . 2,
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