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LITURGIA Y RECEPCIÓN DEL GRADO XIV.

SU FILOSOFÍA, SUS VALORES,


VIRTUDES Y SU SIMBOLISMO

I.- INTRODUCCIÓN
Esculpió Hiram el sagrado nombre del Gran Arquitecto del Universo en un
triángulo de oro, el que llevaba siempre colgado al cuello, con el grabado hacia el
pecho. Al ser atacado y herido por quienes finalmente serían sus asesinos, logró
arrojar dicho triángulo en un pozo ubicado en el extremo sureste del templo.
Salomón preocupado de que este Delta pudiera caer en manos profanos, ordenó
una búsqueda prolija. Fueron tres los Maestros que lo hallaron en el fondo del
pozo atraídos por el brillo. Una vez presentado el Delta a Salomón, éste dio un
paso hacia atrás, elevó los brazos al cielo en señal de admiración y exclamó:
¡Loado sea el Señor! Entonces Salomón ordenó su custodia en una bóveda
secreta, en cuyo centro instaló un pedestal triangular al que llamó Columna de la
Ciencia. En medio del pedestal incrustó el Delta de oro, cubriéndolo con una
piedra cuadrangular de ágata, en cuya superficie ordenó grabar la palabra
esculpida en dicho triángulo, pero lo hizo con una serie de claves y palabras
secretas, grabando en las cuatro caras laterales combinaciones cúbicas de donde
deriva el nombre de piedra cúbica. A dicha Bóveda, conocida sólo por Salomón y
sus maestros constructores, se bajaba por una escalera de veinticuatro gradas
separadas por descansos en grupos de tres, siete y nueve escalones.
Posteriormente, ordenó Salomón que delante del altar, ardieran permanentemente
tres lámparas de nueve luces cada una, promulgando la antigua ley de no
pronunciar jamás el nombre del Gran Arquitecto del Universo. Tomó juramento a
los Veintisiete Grandes Elegidos presentes de nunca revelar lo que acaban de
hacer y presenciar, lo que juraron en una alianza eterna simbolizada en un anillo
de oro que Salomón entregó a cada uno. Luego, procedió a sellar definitivamente
dicho lugar, cambiando el nombre a la bóveda por el de Bóveda Sagrada. Leyenda
que continúa con los episodios de destrucción del primer y segundo templo y con
el rol que, en otras tierras y tiempos, cumplirán los Veintisiete Grandes Elegidos.
Lo que da cuenta del inicio de la perfección del Arte Real y de las fundaciones de

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la Francmasonería Universal. Esta es la leyenda del Grado XIV, esencia de la
Liturgia de exaltación a dicho grado. Donde nos parece posible apreciar que
estamos ante el final de la leyenda de Hiram. Pues en ella su mención es mínima,
centrándose en la constitución y posterior labor de los Veintisiete Grandes
Elegidos en su búsqueda de la verdad sobre Dios, construyendo nuevos templos y
propagando sus enseñanzas y comportamientos virtuosos al resto de la
humanidad.
Los autores de la presente plancha, en un primer escenario, hacen un esfuerzo
por revelar algunas de las enseñanzas filosóficas que el simbolismo del grado nos
va entregando a medida que avanza la liturgia de exaltación, lo que se intenta
hacer bajo la descripción de viajes. En un segundo escenario, se radica este
estudio en los valores de la Masonería y, en particular, los que revela el Grado
XIV. En un tercer escenario, será la virtud nuestro objeto de estudio, fundamento
de todo nuestro actuar, simbolizado en el anillo de oro y su inscripción “VIRTUS
JUNTIX, MORS NON SEPARABIT”. Por último, se hacen presentes algunas
apreciaciones finales y consideradas fundamentales por los autores, para el
entendimiento de la liturgia se exaltación, la esencia del grado XIV y, el sentido y
comportamiento de todo Gran Elegido, Perfecto y Sublime Masón.

II.- FILOSOFÍA Y SIMBOLISMO DE LA LITURGIA DE LA CEREMONIA DE


EXALTACIÓN AL GRADO XIV
Entregada la tercera Palabra de Pase de forma justa y perfecta, avanza el
Venerable Hermano Caballero Real Arco de Salomón y, enfrentado a la puerta del
Templo golpea con la batería de su grado para ser admitido. Ante la interrogante
del Gran Capitán de Guardia de “¿Quién llama?” bajo exigencia del Tres Veces
Poderoso Gran Maestro, el Gran Maestro de Ceremonias responde: “Son
Caballeros del Real Arco de Salomón, cumplidores de las leyes del honor y del
deber que, para su mayor perfeccionamiento, desean ser admitidos en esta
Bóveda Secreta”. Al respecto, tres reflexiones. Primero, el candidato al Grado XIV
aprende que el propósito de su trabajo es la admisión en la Bóveda,
representación simbólica de una Bóveda Sagrada. Segundo, recordemos que el

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Rey Salomón ordenó construir una Bóveda secreta para guardar la joya
recuperada del Maestro Hiram (Delta dorado con el nombre del Gran Arquitecto
del Universo esculpido), la que fue incrustada en medio del pedestal triangular
(Columna de la Ciencia) y cubierta por una piedra cuadrangular de ágata. Bóveda
Secreta que pasó a ser Bóveda Sagrada cuando Salomón ordenó que delante del
altar, ardieran permanentemente tres lámparas de nueve luces cada una,
promulgó la antigua ley de no pronunciar jamás el nombre del Gran Arquitecto del
Universo, tomó juramento a los Veintisiete Grandes Elegidos presentes de nunca
revelar lo que acaban de hacer y presenciar, procediendo a sellar definitivamente
dicho lugar. Y, tercero, así concluye el Primer Viaje del o los Venerables
Hermanos Caballeros Real Arco de Salomón.
Una vez autorizados a entrar y habiéndoles dado una cordial y fraternal bienvenida
en nombre de los miembros de esa Logia de Perfección, el Tres Veces Poderoso
Gran Maestro da inicio al Segundo Viaje, solicitando respuesta a las siguientes
interrogantes: “¿qué os ha impulsado a llegar hasta el silencioso retiro de esta
Bóveda Secreta?” A lo que el candidato ratificando el propósito de su trabajo y con
la asesoría del Gran Maestro de Ceremonias, dará por respuesta: “El anhelo de
recibir el Grado XIV del Rito Escocés, Antiguo y Aceptado”. Inquiriendo el Tres
Veces Poderoso Gran Maestro sobre su intensión al pretenderlo. “Levantar
Templos al Gran Arquitecto del Universo y establecer una Religión Universal”,
expresará, en nombre del candidato, el Gran Maestro de Ceremonias. Aquello
generará un interesante discurso explicativo del Tres Veces Poderoso Gran
Maestro. Quien le recordará al candidato lo que la Masonería piensa de como
cada hombre debe vivir su religión, que atributos dar y de que forma rendirle culto
al Gran Arquitecto del Universo según su propio entendimiento. Subrayando,
igualmente, que al hombre sólo puede exigírsele en este contexto, no
comprometer la paz pública, no perturbar el ejercicio de las prácticas religiosas de
los demás, o que, con sacrificios o ceremonias indignas de pueblos cultos, subleve
los sentimientos humanos u ofenda las costumbres de naciones civilizadas.
Entonces luego de haber solicitado el Tres Veces Poderoso Gran Maestro la
opinión del candidato sobre este punto, la exigirá al Primer Gran Vigilante. Quien

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al respecto expresará: “Considero que la existencia del Gran Arquitecto del
Universo es la más natural y sublime de nuestras concepciones, pero estimo
también que nadie puede limitar los alcances de la inteligencia de otro. Por tanto,
la libertad absoluta de conciencia es indispensable, y debemos predicarla y
practicarla, porque no hay tiranía más monstruosa que la que trata de esclavizar la
conciencia de los demás”. Luego de ello, el Tres Veces Poderoso Gran Maestro
invitará a que se levante y hablé todo aquel que piense distinto. Sin intervención
alguna, el Tres Veces Poderoso Gran Maestro, luego de recordarle al candidato, a
través de un magistral y sucinto mensaje, las enseñanzas adquiridas en los grados
anteriores, solicita al Primer Gran Vigilante que de cuenta del deber primordial de
un Hermano del Grado XIV. “Proclamar como derecho inalienable la libertad
absoluta de conciencia y de pensamiento para todos los hombres, luchar por el
ejercicio de este derecho y resistir a todo el que pretenda violentarlo”, será su
enérgica respuesta. Luego de esto, el Tres Veces Poderoso Gran Maestro
subraya el hecho de que la Francmasonería no es ni puede llegar a ser una secta,
que la Francmasonería no dogmatiza. Destacando la importancia que reviste para
la orden y todos los hombres esparcidos por la tierra la lucha permanente por
conseguir y conservar la libertad absoluta de conciencia y pensamiento.
Revelándose como enseñanza que la religión que se impone no puede ser
considerada religión. No hay religión donde se esclaviza la conciencia de los
demás. Resaltando el carácter Deísta de la Masonería. De esta manera cada cual
según su inteligencia y trabajo puede dar cuenta de su particular concepción de lo
sagrado o la divinidad. Enalteciendo los altos valores de la tolerancia y de la
libertad de conciencia. Esta última, fuente de todas las libertades, consagrando
como deberes el de luchar por su ejercicio y conservación y, el de resistir ante
cualquiera que la violente. De vuelta a la Liturgia y ante las respuestas afirmativas
del candidato a las preguntas del Tres Veces Poderoso Gran Maestro respecto a
si estaba conforme con dichos ideales y si insistía en solicitar el grado de Gran
Elegido, Perfecto y Sublime Masón, le solicita se acerque al Ara, manifestándole
previamente que, “Si es el amor a lo bueno y verdadero lo que os inspira este

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deseo, os uniréis a nosotros por medio de la Virtud, y en forma tal, que ni la
muerte podrá separarnos”. Concluyendo con ello el segundo viaje.
El tercer viaje comienza con cinco preguntas, luego de cuyas respuestas, el Tres
Veces Poderoso Gran Maestro da inicio a un proceso de purificación del candidato
antes de que proceda a prestar el juramento del grado. Pues, solo purificado se
estará en condiciones de recibir la suprema perfección. Pero, aclaremos, esta
suprema perfección no es definitiva pues, la verdad perfecta es inaccesible. Es
eso sí, una búsqueda permanente, que solo se merece si el trabajo ha sido
realizado con celo y fervor. Ejemplo es el de los tres Maestros que, tras la orden
de una búsqueda prolija del triángulo de oro de Hiram, por parte de Salomón, lo
hallaron en el fondo del pozo ubicado en el extremo sureste del Templo. La que
una vez presentada al Rey, éste dio un paso hacia atrás, elevó los brazos al cielo
en señal de admiración y exclamó: ¡Loado sea el Señor! Pero, igualmente, la
suprema perfección, requiere que nuestro comportamiento esté dirigido por el uso
de las ciencias y la virtud como privilegiadas herramientas en la búsqueda de la
verdad. Así nos dan cuenta los Elegidos del Rey Salomón que tiempo después del
sello de la Bóveda Sagrada, vieron destruido el Templo por los asirios y luego de
construido el segundo Templo, también testigos fueron de su destrucción por Tito.
Sin embargo, donde estuvieron dieron cuenta de sus virtudes. Ahora de retorno a
la Liturgia, el Primer Gran Vigilante, abandonando su sitial se aproxima al
candidato, toma sus manos y las sumerge en el Mar de Bronce, para purificarlo
como se hizo con los primeros iniciados de la más remota antigüedad. Mar de
Bronce es el nombre que se le dio a la gran pila de bronce sostenida por doce
toros del mismo metal que Salomón hizo construir y colocar en el atrio del templo y
de la cual se servían los sacerdotes para hacer sus abluciones o purificaciones.
Símbolo de la impenetrable inmensidad. Una vez sumergidas allí las manos,
exclamará: “Hermano mío, con este símbolo, yo os purifico con la inspiración del
Gran Arquitecto del Universo”. Ya purificado el candidato está en condiciones de
prestar juramento, el que leerá en voz alta y calmadamente. Juramento que es
posible estructurar en cuatro puntos: 1.- No revelar a profanos ni masones de
grados inferiores los secretos del grado; 2.- Respetar la autoridad del Supremo

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Consejo del Grado XXXIII para la República de Chile; 3.- Ir en ayuda moral o
material de los hermanos enfermos o en desgracia y, no deshonrar a mujer
emparentada con un hermano masón y; 4.- Junto con jurar o prometer ser un
masón honrado, digno y perfecto, proclamar y luchar por la libertad de conciencia.
Siguiendo a Lavagnini, con dicho juramento, se afirman y reconocen las
obligaciones especiales que son inseparables del grado y de la calidad de Gran
Elegido, Perfecto y Sublime Masón. Eso sí, para él cinco son las obligaciones que
se derivan del juramento: 1.- Confirmación solemne de los juramentos prestados
en los grados anteriores; 2.- Deber de no revelar a profanos y masones de grado
inferior los secretos especiales de este grado y de los trabajos que en el mismo se
verifican; 3.- Cumplimiento de los deberes de su tríplice cualidad de Masón,
Venerable o Past Master y miembro de la Gran Logia o Bóveda Secreta en cuyo
seno ha sido recibido; 4.- Respeto de las creencias y, en general de la libertad de
conciencia y; 5.- Afirmación de la libertad política, que sólo puede existir con la
más completa Libertad Individual dentro de la Ley, con la condición de que ésta
tenga como fundamento la Justicia, la Igualdad y la Fraternidad. Terminado el
Juramento, concluye el tercer viaje.
El cuarto viaje da inicio al instante que el Maestro de Ceremonias ilumina la
Columna de la Ciencia, pedestal triangular ubicado en el centro de la bóveda
secreta y, en cuyo centro, como ya hemos indicado, el Rey Salomón ordenó
incrustar el Delta del Maestro Hiram que contenía esculpido el nombre del Gran
Arquitecto del Universo. Igualmente, procede a encender el Ánfora de los
Perfumes, emblema de la pureza. Enseguida trae un vaso con aceite, la trulla y el
algodón, invitando al Hermano ya juramentado a aproximarse al Altar de los
Perfumes, símbolo de la religión intelectual, la que nos tiene a nosotros como
devotos de las ciencias y la razón, haciendo sustentar nuestros actos en los
valores de la tolerancia, libertad de conciencia y de pensamiento. Entonces el Tres
Veces Poderoso Gran Maestro se acerca a la trulla, llana del albañil y símbolo que
enseña a propagar los sentimientos de afecto y de bondad que unen a todos los
miembros de la familia masónica en una sólida fraternidad. Expresando
simbólicamente la fusión de todas las razas humanas y el secreto de su alianza, a

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pesar de las diferencias de costumbres y leyes que dividen a los hijos del Gran
Arquitecto del Universo. Como ocurrió con las diferencias existentes entre los
Quince Elegidos, los Nueve Maestros que habían participado en la construcción
de la Bóveda Secreta y los Tres Maestros que habían encontrado el Delta del
Maestro Hiram que, ante el Rey Salomón juraron, en igualdad de condiciones, una
alianza eterna e inquebrantable una vez sellada la Bóveda Sagrada,
constituyéndose desde aquel momento en los Veintisiete Grandes Elegidos.
Volviendo a la Liturgia observamos como el Tres Veces Poderoso Gran Maestro
humedece la trulla en el aceite y se la aplica a los ojos, labios y corazón del
juramentado, exclamando: “Hermano mío, con esta antigua ceremonia consagro
vuestros ojos, vuestros labios y vuestro corazón al servicio de la justicia, el
derecho y la verdad, y que el perfume que en estos momentos nos embriaga, se
eleve siempre entre nosotros como símbolo de holocausto por la causa a la cual
os acabo de consagrar”. Así concluye el cuarto viaje.
Se inicia el quinto viaje con el Hermano juramentado y graduando conducido hacia
la Mesa de los Panes de Proposición, símbolo de la comunión mística, mientras
los demás Venerables Hermanos rodean la mesa. Frente está el Tres Veces
Poderoso Gran Maestro quien come un bocado del pan, da el resto el Hermano
graduando y todos los demás Venerables Hermanos comen. Luego, el Tres Veces
Poderoso Gran Maestro bebe de una copa de vino rojo, símbolo de la sabiduría, y
pasando la copa al Hermano Graduando quien bebe, la hace circular para que
todos los Venerables hermanos beban. Devuelta la copa por el Gran Maestro de
Ceremonias al Tres Veces Poderoso Gran Maestro, este expresa: “Que esta
libación sea en honor de los Hermanos que nos han precedido en nuestra marcha
hacia el Oriente Eterno y que ella nos recuerde, asimismo, que es nuestro deber
derramar consuelo en el corazón de los afligidos y abandonados, y que la gratitud
de las viudas y huérfanos es la mejor ofrenda que un Hermano puede rendir a la
Masonería”. Como hemos señalado, simboliza este viaje a la Mesa de los Panes
de Proposición una comunión mística, un místico encuentro entre el Pan y el Vino.
Es el trigo uno de los alimentos más básicos, constituyendo el pan el resultado de
un proceso alquímico al que se ha sometido. Mientras la vid es la representación

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de la vida misma, generando alquímicamente el fruto del vino. La pluralidad del
pan, trozos del mismo y la unidad del vino, en una copa, simbolizan, sobriedad y la
templanza, respectivamente y, el encuentro entre la profundidad del yo y la
convivencia fraternal. Haciéndonos ver la contrapuesta pluralidad del pan y la
unidad del vino, que no obstante, ser millones las vidas humanas sobre la faz de la
tierra, constituimos una sola especie, la humanidad. De vuelta en la Liturgia, el
Tres Veces Poderoso Gran Maestro coloca en el dedo del Hermano graduando el
anillo de compromiso que simboliza la alianza que se acaba de contraer en la
comunión mística, símbolo de la Eternidad y de amistad inquebrantable, círculo
que no tiene inicio ni tiene fin. Llamándonos a centrarnos en la virtud, en el
compromiso de buscar la excelencia en nuestro comportamiento tanto individual
como social. Lo que nos vuelve a recordar el juramento ya relatado de los
Veintisiete Grandes Elegidos, simbolizado en un anillo de oro que Salomón regaló
a cada uno de ellos antes de retornar al Templo admirar la belleza del mismo y dar
gracias al Gran Arquitecto del Universo. Anillo con el lema grabado “Virtus, juntix,
mors non separabit”, “la virtud une lo que la muerte no puede separar”.
Finalmente, el Tres Veces Poderoso Gran Maestro, una vez que los Venerables
Hermanos forman la bóveda de acero alrededor del candidato, procede a recibirlo,
constituirlo y proclamarlo Gran Elegido, Perfecto y Sublime Masón, concluyendo
así este quinto viaje. Sin embargo, aun es posible identificar un último viaje en
esta Liturgia de Exaltación, aquel viaje mental y confuso que da inicio cuando el
Gran Orador comienza el relato de la leyenda del grado que el exaltado
difícilmente intenta conciliar con lo recientemente vivido.

III.- VALORES DE LA LITURGIA DE LA CEREMONIA DE EXALTACIÓN AL


GRADO XIV
III.1.- Valores y Masonería
Los valores parecen ser ejes y promotores de todo el hacer cultural y de
todos los actos que en mayor o menor medida dependen de la decisión humana. A
veces se refiere a una actividad propiamente psicológica, en el que el sujeto vive
un momento especial, lleno de afectividad consciente, en el que algo que no es ni

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material ni temporal acapara íntimamente toda su vida. En otras oportunidades,
éste término valor adquiere ribetes más fríos, más racionales, como cuando se
afirma, por ejemplo que los valores éticos son más importantes que los valores
religiosos.
El valor descansa en los órdenes del ser y del obrar ajustados a él. La desviación
con respecto a este orden determina el no valor. Para la masonería los valores
positivos son los que más interesan, fundamentalmente contenidos en el bien,
justicia, lealtad, dignidad, belleza y lo verdadero. De ahí que se produce una
estrecha relación entre la masonería que es realización de valores y axiología, que
es teoría de valores.
Los valores son sólo posibles en la vida social. Sólo en ella tiene sentido discutir
sobre lo bello y lo feo, sobre lo verdadero y lo falso, ya que todos estos valores y
los muchos que la masonería ha seleccionado para tratar de inculcarlos, como
verdaderos talismanes de virtud de sus adeptos, son joyas de incalculable valor
para las relaciones entre los miembros de la colectividad y carecen en absoluto de
sentido si no se aplican en el conglomerado social.
Se puede asegurar los valores positivos constituyen la sustancia misma de la
francmasonería y gracias a dicha sustancia, que es elevación y perfección, que es
luz y esperanza, se puede afirmar que la filosofía masónica es positiva, es
optimista e impulso hacia la alegría de vivir y hacia la creación de belleza.
La masonería lleva en su esencia misma la tendencia a expresarse en acción, ya
que el masón es un constructor. Como es trascendental, su acción social debe ir a
la constitución de un mundo mejor; para eso arma a sus miembros con los
conocimientos sacados de las ciencias, con los más elevados valores positivos,
dándole libertad de pensamiento, arraigando en él el sentido de la
responsabilidad, del deber, de la rectitud y de la justicia, para que así
perfectamente preparado pueda enfrentarse a el error, el vicio, la ignorancia, la
maldad, que imperan en la sociedad.
Se puede decir, en general, que el hombre es el objeto de estudio de muchas y
variadas disciplinas y ciencias que logran configurar un ser multiforme, pero sin
duda, el hombre siempre será una unidad indivisible.

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La cultura es para el hombre el mundo específico que él se crea y que constituye
su propio ambiente. Aunque no es el único medio, es el medio humano por
excelencia. El hombre crea, va creando de continuo, y la cultura lo crea a él, lo
sostiene y espiritualmente lo alimenta.
En la cultura, el hombre humaniza la naturaleza y realiza más o menos
imperfectamente los valores. Esta posición espiritual es condición de la dignidad
propia del ser racional, de la substancia pensante, de la persona, o del hombre
capaz de intuir valores y encarnarlos en su personalidad.
Como auténtica creación cultural que es, la masonería, sin perjuicio de su gran
preocupación por las cosas del mundo material, tiene que ser espiritualista, y lo es
por la excepcional importancia que concede al espíritu como etapa cumbre de la
evolución del hombre.
La Orden nos infunde fe viva en nosotros mismos, en el hombre, en la fraternidad
y en el progreso social, nos hace alentar una esperanza en un mundo mejor, con
una humanidad mejor organizada y más justa; a su vez nos pide amor y
comprensión sincera hacia nuestros semejantes, sean o no masones. Nuestra
Orden pone su mayor acento en proclamar la perfectibilidad del hombre a través
de un proceso de auto purificación, de asignarle una responsabilidad en el mundo
profano, con la práctica de la verdad, el cultivo de la tolerancia, le defensa de la
justicia social y la fraternidad.

III.2.- EL GRADO XIV, SUS VALORES


Pregunta el Tres Veces Poderoso Gran Maestro: ¿Cuáles deben ser los
propósitos de un Gran Elegido Perfecto y Sublime Masón, Venerable Hermano
Primer Gran Vigilante?
Primer Gran Vigilante: Rechazar la inequidad, la venganza y la injustica, estar
siempre listo para hacer el bien y jamás despegar los labios en desmedro de sus
hermanos, Tres Veces Poderoso Gran Maestro.
Si bien este grado pertenece a la categoría de los llamados bíblicos, con el se
completa la leyenda del Real Arco. La ceremonia de recepción está consagrada a

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la revelación del nombre de Dios que pronunciara él mismo según la leyenda de la
zarza ardiendo.
Se dice que cuando hubieron terminado los trabajos del templo de Jerusalén, los
masones que habían trabajado en su construcción adquirieron una justa y
merecida celebridad. Ante esto se observó con mucha escrupulosidad el ingreso
de nuevos miembros, ya que les había elevado al más alto concepto, siendo de tal
forma el mérito del candidato lo único que valía. Guiados por estos principios,
muchos de los Grandes Elegidos se dispersaron por regiones vecinas iniciando a
todos aquellos que encontraban dignos de los otros grados de la masonería. Los
trabajos de aquel templo se terminaron el año 3000 de la creación. Salomón se
sintió satisfecho de su obra y la admiración universal lo acogió por todas partes.
Después de un tiempo este mismo pueblo se transformó en idólatra, a Salomón la
sabiduría, que le había colmado de favores, le abandonó. Envanecido por haber
levantado un templo al creador, de una suntuosidad y magnificencia no vista hasta
entonces, fascinado con su gran poder, se entregó a toda clase de vicios. Profanó
el templo y adoró en él la estatua o ídolo de Moloch, con evidente menosprecio al
culto al verdadero dios. Después de un tiempo, el pueblo de Israel se transformó
en idólatra. De ahí entonces que Nabucodonosor, Rey de Babilonia, saqueara
Jerusalén destruyendo la hermosa obra del templo.
Antes que estos sucesos ocurrieran, algunos Grandes Elegidos Perfectos y
Sublimes Masones penetraron en la bóveda sagrada del templo borrando el
nombre inefable del Gran Arquitecto Del Universo y destruyeron el triángulo de oro
que la contenía; como igualmente el pedestal de alabastro para evitar que el
sagrado depósito fuera profanado por los asirios.
He aquí el fundamento del Grado XIV; que encierra los más admirables conceptos
morales y filosóficos, pues los objetivos que este grado alcanza podríamos
manifestarlos mediante la interpretación de su abundante alegoría como
igualmente un camino aún no terminado, pero pavimentado con el brillo más sutil
de purificación, ya que se supone que el Gran Elegido Perfecto y Sublime Masón
viene de un sitio donde la luz del Sol y de la Luna no son necesarias, aquel sitio
según el Ritual está ubicado bajo el Sanctum Sanctorum de una bóveda secreta.

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Deben recorrer un largo y estrecho pasadizo y ocho salas abovedadas, facilitando
la entrada, dando sucesivamente los golpes del grado y sus correspondientes
palabras de pase para penetrar, representando así a Johaben. El compromiso que
así se adquiere es el de constituirse en un fiel aliado de todos los hombres que
luchan por las causas más nobles de la humanidad, y que para ello se usa un
símbolo que lo constituye un anillo de compromiso que significa una amistad
eterna e inquebrantable; al mismo tiempo debe reconocer como deberes la lucha
por la libertad de conciencia y pensamiento, ayudando a defender y animar a
nuestros Hermanos, haciendo justicia al ofendido, trabajar en beneficio de la
colectividad. En definitiva, declarar como principio inalienable la libertad de
conciencia y de pensamiento para todos los hombres sin excepción.

IV.- VIRTUDES DE LA LITURGIA DE LA CEREMONIA DE EXALTACIÓN AL


GRADO XIV
“VIRTUS JUNTIX, MORS NON SEPARABIT”, “la virtud une lo que la muerte
no puede separar”.
En el Ritual de apertura de los trabajos del Grado XIV se puede observar un
rápido acercamiento al concepto relacionado con la virtud. En efecto, el Tres
Veces Poderoso Gran Maestro pregunta ¿y vos mismo, ¿qué nos traéis,
Venerable Hermano Primer Gran Vigilante?, quién responde: Un corazón lleno de
amor a la virtud….
Más adelante el Tres Veces Poderoso Gran Maestro pregunta ¿Qué obligaciones
contrajisteis al recibir este grado, Venerable Hermano Segundo Gran Vigilante?,
quién responde: Pacté una alianza con la virtud y con los virtuosos.
Desde luego debemos comprender primeramente que el proceso de la
Francmasonería se constituye en una verdadera escuela de perfeccionamiento
moral y espiritual, logrando pulir la compleja, dinámica e imperfecta personalidad
humana, en permanente evolución a través de los distintos grados, ciclo que
termina solo con su muerte. En otras palabras, se podría aseverar que el máximo
objetivo perseguido a través de sus distintos Grados es estimular la perfección

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moral e intelectual del ser humano, a través de la formación permanente y basada
en aquellos pilares básicos de Libertad, Igualdad y Fraternidad.
Por lo general, cuando hablamos de la virtud se nos ocurre aquellas que se
conocen como las llamadas cardinales, es decir, la prudencia, la justicia, la
fortaleza y la templanza, o bien, las conocidas como teologales, como por ejemplo
la fe, la esperanza, la caridad, pudiendo enumerarse por un sin número de otras
más. Sin más, recientemente en el Grado IX, se profundizó sobre las nueve
virtudes del Maestro Elegido de los Nueve: rectitud, cortesía, abnegación,
generosidad, dedicación, franqueza, desinterés, heroísmo y patriotismo.
Al revisar algunas definiciones sobre el concepto en estudio, es posible encontrar
algunas muy profundas como de la de Kant, que entrega una especificación que
nos parece interesante, virtud es la fuerza moral de la voluntad de un hombre en la
prosecución de su deber. Sin embargo, también se dispone de una variedad
interesante como para poder interpretarla, tales como, entenderla como la
potestad, el poder o la facultad intelectual para ejecutar a conciencia, las obras
humanas; o así mismo, la rectitud, la integridad y la probidad que determina a la
bondad de vida; igualmente puede significar, la disposición, el hábito y la
costumbre del individuo para llevar a cabo siempre, buenas acciones o ejecutar
buenas obras; otra, es la consumación de los actos, con estricta sujeción a los
más sanos razonamientos, o bien tomando en cuenta el mejor proceder de la
conciencia humana; es también el firme propósito del hombre para oponerse a los
vicios o a las bajas pasiones.
Mirando el camino recorrido, se puede entender que en este Grado se debe ver el
fruto de la perfecta simbiosis entre la inteligencia y el talento al servicio de una
causa superior y que la conciencia es la que nos permite distinguir lo correcto de
lo incorrecto y que da contenido moral a todos nuestros actos, en claro beneficio
de nuestros semejantes y en general para la humanidad.
Pero en esta exposición en desarrollo aparecen algunas inquietudes que revisten
la forma de varias preguntas ¿Cuáles son las virtudes masónicas a las que nos
llama nuestra Orden? ¿Existirá alguna clasificación para ellas? ¿O su explicación

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viene desde un principio motivador que nos reúne en la práctica inmanente del
bien?
En general es posible decir que la virtud es un hábito operativo bueno. Hábito
tanto en cuanto que es una cualidad permanente que no se pierde con facilidad.
Operativo en cuánto está ordenado a la práctica, a la acción, puesto que
conocemos al hombre virtuoso por sus obras y no por sus condiciones formativas
más o menos teóricas. Ahora bien, se entenderá que la acción virtuosa siempre
estará encaminada hacia el bien.
Aristóteles en su obra “Ética Nicomaquea” insiste en la siguiente idea: la virtud
humana no puede ser ni una facultad ni una pasión sino un hábito. Esto es
definitivamente un hecho de gran importancia, que se reconozca como hábito,
quiere decir que no aparece por naturaleza sino como consecuencia de un
proceso de aprendizaje que va generando en nosotros una suerte de disposición
permanente o hábito que nos permite desarrollar de forma muy natural la
realización de una tarea. Podemos distinguir por una parte hábitos buenos y
hábitos malos, estos últimos son los que nos alejan del cumplimiento de nuestra
naturaleza y son reconocidos como vicios, por el contrario, los hábitos buenos
aquellos por lo que una persona cumple bien su función propia y reciben el
nombre de virtudes.
Es conveniente revisar algunos fundamentos morales de la virtud. En efecto,
cuando nos referimos a la virtud estamos indagando sobre el fuero interno de cada
una de las personas pues son cualidades que solo se aprecian desde la bondad o
maldad, la libertad o manipulación, desde la fraternidad o egoísmo.
Si profundizamos sobre la virtud masónica debemos ingresar al ámbito de la moral
entendiéndola como la aplicación consciente de las buenas costumbres, es decir,
la búsqueda en todo instante del bien tanto para sí mismo como para los demás y
la sociedad, así como el cambio totalmente consciente que experimentamos frente
a algo mal hecho o, por el contrario, la satisfacción por el deber bien cumplido. En
este sentido la moral es como la resultante o fruto de la armonía de la propia
existencia humana, es el trasfondo de la práctica de ser una persona honrada,
libre y de buenas costumbres, aplicando en todo momento, especialmente cuándo

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hay dudas, nuestro triple principio de “Libertad, Igualdad, Fraternidad”, como el
gran marco o criterio evaluador de nuestro hacer y sentir.
Es conveniente también subrayar que la masonería tiene como fundamento
unidireccional a la RAZÓN, con este norte se puede asegurar la estabilidad y
consistencia propia de una obra con proyección y realización universal, no hay
otra opción salvo, como se indica, el imperio de la razón y la consciencia.
Mirando este concepto desde una diversidad de puntos de vista, tales como
filosófico, ética o religioso nos encontramos con una amplia gama de ellas, a
manera de ejemplo: fe, esperanza, caridad, prudencia, justicia, fortaleza,
templanza, esfuerzo, constancia, paciencia, prudencia, etc. Nosotros los masones,
estamos llamados a contribuir al engrandecimiento de cada una de ellas desde un
principio que las une y sin hacer de nuestra propiedad cada una de las señaladas
y otras tantas por nombrar. Más bien las englobamos en un movimiento interior
que viene a ser como el hábito que permite a los hombres obrar siempre bien en
todos los actos, ya que las enseñanzas masónicas consisten justamente en saber
aplicar el ejercicio más amplio que aconseja el criterio, para encontrar la razón y
ponerla en práctica en toda su magnitud, de conformidad con la propia consciencia
en un acto de libertad personal.
Desde esa perspectiva estamos preparados para oponernos a todo molde
embrutecido que vamos encontrando en nuestro caminar y que llamamos vicios,
tales como, la pereza, apatía, odio, ignorancia, hipocresía, ambición, fanatismo
entre muchos otros. Vicios que se representan simbólicamente muy bien en la
leyenda de Hiram Abif donde los tres compañeros conspiradores, Jubelos, Jubelas
y Jubelón hacen de traidores y asesinos. La principal herramienta para encarar
estos vicios la encontramos en la instrucción, en el estudio permanente, en el
desarrollo intelectual que sumado a los preceptos de la moral van forjando el
progreso humano, construyendo una civilización de hombres libres que asumen
sobre sus hombros la responsabilidad de alcanzar el progreso de los pueblos.
Podemos agregar que una persona será considerada como virtuosa aquella que
se opone, encara y lucha contra el vicio, refiriéndonos a nuestras pasiones no

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saludables, al dejarnos llevar por el hábito de los instintos humanos y a todo
aquello que pueda ser un revés a la moral y a las buenas costumbres.
Los malos hábitos, la falta de voluntad, la carencia de libre albedrío, la
superstición, el fanatismo, marcadas señales de ignorancia y error, son, entre
otros, buenos indicadores de una conducta sin moral y como consecuencia
viciosa. Esto no está pensado solo en el campo atingente a lo personal, sino
también al ámbito del terreno colectivo de nuestras organizaciones, el pueblo y la
sociedad.
A partir de ese horizonte y solo desde ese horizonte, iremos encontrando al
hombre virtuoso que todos los presentes anhelamos ser, invitándonos a despejar
de todo vicio que se nos atraviese en nuestro caminar de cada día.
Las herramientas que se necesitaran para fortalecer y elevar nuestro
perfeccionamiento obligan considerar que todo precepto que tenga como base la
virtud conlleva hacia la finalidad de conseguir un beneficio para nuestros
semejantes sin más ambición que la de ejercitar un bien para el progreso de todos
los demás, de la sociedad y de la humanidad entera.

V.- APRECIACIONES FINALES


El Gran Elegido, Perfecto y Sublime Masón es un hombre digno, perfecto,
libre, honrado, estudioso y esforzado que, ha consagrado sus ojos, labios y
corazón al servicio de la justicia, el derecho y a la búsqueda sin renuncias de la
verdad. Siempre consciente que, aunque la verdad perfecta es inaccesible,
entiende que con constancia intelectual y moral es posible aproximarse a ella.
Constituye, igualmente, la representación final de un ciclo docente, en el cual,
guiado por la ciencia y la virtud, ha aprendido a ligar el simbolismo con
manifestaciones espirituales. La liturgia de Exaltación al Grado XIV nos ha
permitido apreciar como el Gran Elegido, Perfecto y Sublime Masón ha tomado
contacto con la divinidad conociéndolo en su propia Bóveda sagrada, en la
intimidad de su ser, logrando construir desde ese monte elevado de conocimientos
místicos, esfuerzos intelectuales y experiencias virtuosas su propia concepción de
lo sagrado, su particular comprensión del Gran Arquitecto del Universo. De esta

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manera, ese alto grado de espiritualidad alcanzada, le ha permitido transformar su
Yo en un Templo, elevando a otros a su misma condición, para encaminarlos
hacia la conformación de nuevos Templos espirituales personales, cuyo fin no es
otro, que la construcción del Gran Templo de la Fraternidad Universal.

S:. E:. P:.

BIBLIOGRAFÍA
1.- Contreras Munizaga, Luis; Muñoz Zapata, Francisco; Paredes González,
Rubén; Pineda Muñoz, Raúl. Filosofía del Grado XIV. Plancha presentada en
Respetable Logia de Perfección del Grado XIV, Reflexión Número Once, 1994.
2.- Frau Abrines, Lorenzo. Diccionario Enciclopédico Abreviado de la Masonería,
1960.
3.- Lavagnini, Aldo, Manual del Gran Elegido, Excelente y Perfecto Masón. Estudio
interpretativo de los grados masónicos, 2008.
4.- Moreno Castillo, Maximiliano; Muñoz Cartes, Sergio; Valdivia Peralta Mario;
González Contreras, Oscar (Coordinador). Liturgia y Recepción del Grado XIV. Su
filosofía, sus valores y sus simbolismos. Plancha presentada en Respetable Logia
de Perfección del Grado XIV, Minerva Número Tres, 2016.
5.- Revista Citerior, Vol. XLVI, septiembre – diciembre 1995, N° 5.
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Grado XIV del Rito Escocés Antiguo y Aceptado y Monitores Grados X, XI, XII y
XIII, 2012.
7.- Urrestarazu Falces, Sinesio. Introducción a la Filosofía Masónica.

Campamento de Concepción, 11 de mayo de 2019, E:.V:.

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