o que enfrentarse militarmente en 1956 a las tropas conjuntas francesas, inglesas e
israelíes, que intentaron derrocar al Gobierno sin conseguirlo (crisis de Suez).
Esta victoria militar colocó a Nasser a la cabeza de los líderes de Oriente Medio y como ejemplo a seguir por el mundo árabe para desembarazarse de las injerencias extranjeras. Entre 1958 y 1961, Egipto, durante la presidencia de Nasser, formó parte, junto con Siria, de la República Árabe Unida. La derrota de las fuerzas árabes por Israel en 1967 durante la guerra de los Seis Días privó a Egipto de la península del Sinaí y de la franja de Gaza. Tras la guerra con Israel, la guerra de Yom Kippur de 1973, a lo que siguió la firma en 1978 del acuerdo de Camp David (por el sucesor de Nasser, Anwar el-Sadat), Egipto recuperó el Sinaí. Este tratado fue repudiado por el mundo árabe, y sus consecuencias fueron la expulsión de Egipto de la Liga Árabe y el ascenso del fundamentalismo islámico en el país después de la Revolución iraní. Sadat lanza la política de Infitah (apertura), que tiene como objetivo reducir el papel del Estado, atraer la inversión extranjera y promover las relaciones con los Estados Unidos. Una clase de nuevos ricos se está desarrollando rápidamente. En 1975 había más de 500 millonarios en Egipto, pero más del 40 % de la población vivía por debajo del umbral de la pobreza y alrededor de la capital se estaban desarrollando barrios marginales. Además, el país acumuló una deuda monumental durante los años de Infitah. Para reestructurarlo, el FMI pidió la abolición de todas las subvenciones a los productos básicos, lo que condujo a disturbios en enero de 1977. El Gobierno involucra al ejército, generando un número desconocido de víctimas.[16] La reorientación de la economía llevó a Sadat a buscar el apoyo de las élites rurales tradicionales, cuya influencia había disminuido bajo el nasserismo. Los agricultores son expulsados de las tierras en disputa. En las ciudades, para frustrar a las organizaciones nasserianas y marxistas, Sadat ha liberado a miles de prisioneros islamistas y les ha concedido libertades políticas. En 1972, las autoridades hicieron trasladar a militantes islamistas en vehículos estatales para recuperar violentamente el control de las universidades y arrestaron a líderes estudiantiles de izquierda.[16] Fortalecida por esta alianza con el Gobierno, la Al-Gama'a al-Islamiyya ganó influencia y la sociedad egipcia se islamizó, también por el fortalecimiento de las relaciones con Arabia Saudita. Por último, Gamaa al-Islamiy se divide en dos facciones: una a favor del gobierno de Sadat, que desea proseguir esta islamización mediante reformas, y otra orientada al terrorismo. En los años ochenta, el Gobierno favoreció la salida de los militantes de esta segunda facción hacia Afganistán, con el apoyo financiero de Arabia Saudíta.[16] En 1981 Sadat fue asesinado y le sucedió Hosni Mubarak, quien mantuvo las políticas de su predecesor. Una política interior adecuad