Está en la página 1de 17

El rol de la Agricultura Familiar

por Roberto Fornari

Introducción

"No cabe duda de que el nuevo modelo agroalimentario que se expande a


escala mundial tiene mucho que ver con la hegemonía creciente de la
agroindustria; o mejor dicho, el agribusiness, o sea, las grandes empresas
transnacionales agroalimentarias en diversos ámbitos rurales y agropecuarios
del mundo. El paradigma del modelo agroalimentario impulsado por estas
transnacionales y por organismos internacionales se basa fundamentalmente
en el modelo agrario estadounidense, en donde se originó la agricultura
industrial que según algunos autores ha hecho estragos en todas partes,
inclusive en EE.UU., y que se contrapone al modelo de la agricultura familiar"
(Giarracca, Teubal, 72 :2006).

No casualmente en nuestro país durante la aplicación de las políticas


neoliberales de los 90, los agricultores familiares fueron los que se vieron más
afectados con el alejamiento de muchos del campo, lo que implicó el
desarraigo y un deterioro creciente en su calidad de vida. Así las grandes
cadenas agroalimentarias dominadas por las grandes empresas trasnacionales
restringieron, según Cloquell (2005) "la emergencia de actividades alternativas
de las explotaciones familiares más chicas, enfrentándolas a la adopción de
tecnologías de última generación, con alto requerimiento de capital,
limitando al mismo tiempo estrategias diversificadas basadas en la flexibilidad
que tradicionalmente proveía el trabajo familiar, permitiendo actividades que
aportaban financiación para la realización de otras".

Esto se ve reflejado en el último Censo Nacional Agropecuario: entre 1988


(fecha del anterior relevamiento) y 2002 el número total de explotaciones
agropecuarias disminuyó en cerca de un 21%, a la vez que se incrementó el
tamaño medio de las que continúan en actividad. En la región pampeana, la
pérdida de unidades productivas alcanzó niveles todavía más altos (25.6%). Si
se consideran los distintos tamaños de explotaciones, se observa que la
disminución adquiere su mayor expresión (26%) entre las unidades de hasta
200 hectáreas. En total, estos estratos - en los que comúnmente se ubican las
explotaciones de tipo familiar - registran 75.293 unidades menos que en 1988,
lo cual representa cerca del 93% de la disminución total de explotaciones,
indicando que el desplazamiento se condensa principalmente en las unidades
de menor superficie (Gras, 2: 2006).

1
Como dice Walter Pengue para este modelo no cuenta (es mas, incomoda) el
pequeño y mediano agricultor, aquel que aún está afianzado a su terreno, con
una cultura propia y para el que el desarrollo incluye no solo una mejora de su
necesaria estabilidad económica, sino el respeto y consolidación de pautas
culturales, familiares, sociales, ecológicas y de arraigo a un entorno que el
modelo industrial desatiende o directamente amenaza (Pengue 2005).

Frente al actual modelo de los agro negocios que promueve la concentración


de la tierra, la producción y las riquezas, que arroja al desarraigo de miles de
familias agricultoras, que encarece el precio de los productos agropecuarios,
cobra vigencia el rol de la Agricultura Familiar como promotor de un mejor
nivel de vida, generadora de empleos, que ponga freno al éxodo permanente
de los pobres del campo a las ciudades y que apunte a garantizar la soberanía
alimentaria

Frente al predominio de los agro negocios, que promueve una agricultura sin
agricultores, sin familias y sin cultura rural, que arrojan a las sociedades a
hambrunas que están dando lugar a sublevaciones en varias ciudades del
mundo frente a los gobiernos subordinados al dominio exclusivo de los
mercados se hace necesario revalorizar la importancia de la agricultura
familiar como un tema de primer orden en la agenda.

Coincidimos con Pengue cuando dice que:"En el marco de un verdadero


desarrollo rural sostenible será pilar insustituible la agricultura, pero solo
aquella de base familiar. Así lo han entendido los principales países
desarrollados. Existen rigurosos estudios que demuestran que las naciones que
alcanzaron elevados niveles educacionales, mejoraron sus condiciones de
salud, calidad y esperanza de vida y lograron una elevada renta per capita
optaron por la reforma agraria y fortalecieron una agricultura basada en el
trabajo familiar mientras que las naciones con los mas bajos índices de
desarrollo humano presentan un fuerte predominio de su agricultura
terrateniente y utilización del latifundio en el marco de una agricultura cada
día mas intensiva y especulativa"(Pengue, 2: 2005) .

Definiciones de la Agricultura Familiar

Tomamos lo dicho en su trabajo "Cambios en la organización laboral de los


productores familiares pampeanos, Argentina" por Melina Neiman, quien nos
refiere a los debates que se dieron en nuestro país con referencia a la
Agricultura Familiar. Parte de señalar lo dicho por Archetti (1975) en cuanto a
que bajo las condiciones de producción capitalista el término campesino

2
adquiere un sentido meramente descriptivo cuyo único elemento invariable es
el empleo de mano de obra familiar, y que aún conservando esta peculiaridad,
al estar insertas en una economía nacional de tipo capitalista las unidades
familiares siguen el "movimiento de la acumulación de dinero' y por lo tanto
puede ser clasificadas "bajo las leyes del desarrollo y de la acumulación
capitalista". Y más adelante continua mencionando a Archetti en cuanto a que
más importante aún, es que "esto sucederá aunque se pueda aseverar, de una
manera general, que la producción de una explotación familiar, aún bajo un
modo capitalista de desarrollo, está orientada hacia la realización de las
necesidades de la familia."

Archetti y Stolen (1978) proponen llamar farmer al tipo de productor "que


combina trabajo doméstico y trabajo asalariado y que acumula capital, lo que
permite, en un lapso significativo, ampliar el proceso productivo aumentando
la productividad del trabajo."

Por su parte Bartolomé (1975), a quién continua citando Neiman, ha señalado


la dificultad para encontrar una definición precisa de explotación agrícola
familiar. Este al equiparar al agricultor familiar como farmer, cuyas
principales características son la presencia del grupo doméstico del productor
como principal fuente de mano de obra y la orientación comercial de las
actividades, plantea que esto ubica a estas unidades en una posición ambigua
entre el campesinado y el moderno agricultor independiente.

Por su parte Carla Gras nos refiere a que la heterogeneidad de situaciones de


explotaciones familiares existente ha conducido a una prolifera discusión
sobre las características y naturaleza que una definición de las mismas debía
considerar. Así es que cita Neiman, Guillermo y otros (1999) que consideran
como familiares a aquellas unidades que utilizan exclusivamente mano de
obra familiar. Por su parte Balsa (2000) identifica a las formas de organización
familiar cuando no se contrata trabajadores asalariados o cuando la
proporción de trabajadores familiares es mayor al 90% y reserva la categoría
de "familiares con asalariados" cuando esa proporción se encuentra entre el
50% y el 90%. Más adelante en el tiempo Neiman y otros (2003) llaman la
atención sobre la existencia de un productor con características familiares
incluso en aquellas unidades pampeanas que contratan hasta un trabajador
asalariado permanente.

Gras propone utilizar dos criterios para distinguir una explotación familiar de
una empresaria: por una lado la participación directa del titular y su familia
en las labores del campo, aunque se contraten trabajadores permanentes y/o
eventuales; y por otro la responsabilidad directa del titular en la
administración de la explotación, tanto en la parte comercial-financiera como

3
en la laboral productiva, sin que exista, por tanto, un administrador
contratado (Tort y Román, 2005).

Así, entonces se define a la explotación familiar por su autonomía en la


estructuración del proceso de trabajo agrícola, tanto en términos económicos
(organización productiva) como sociales (organización familiar y
establecimiento de vínculos con las instituciones locales).

Entonces la producción familiar, según afirma Piñeiro, se caracterizará por


combinar el trabajo familiar sobre la tierra que poseen, estando totalmente
vinculados a los distintos mercados y su objetivo es el de producir bienes
agropecuarios para venderlos en el mercado y de tal manera obtener ingresos
que le permitan subvenir a las necesidades reproductivas del grupo familiar
(Piñeiro, 2003).

En la Argentina, a lo largo del tiempo, los diversos estudios y programas de


intervención estatal utilizaron diferentes definiciones de Pequeño Productor y
Agricultura Familiar, incluyendo como variables el tamaño de la explotación,
la utilización del trabajo familiar en forma preponderante, las condiciones de
pobreza, y otras. Según Obschatko los estudios clásicos de minifundio, que
consideraban "pequeñas" a explotaciones por debajo de ciertos límites de
superficie, se mostraron insuficientes para describir y clasificar un universo de
productores distribuidos en regiones de muy diversa aptitud productiva
(Obschatko, 2007).

Un reciente trabajo elaborado para el INTA caracteriza la Producción Familiar


como "un tipo de producción donde la unidad doméstica y la unidad
productiva están físicamente integradas, la agricultura es un recurso
significativo en la estrategia de vida de la familia, la cual aporta la fracción
predominante de la fuerza de trabajo utilizada en la explotación, y la
producción se dirige tanto al autoconsumo como al mercado Incluye las
diversas formas de intercambio de bienes, formales e informales".

Por su parte el Foro Nacional de la Agricultura Familiar dice que en esta


definición genérica y heterogénea se incluyen distintos conceptos que se han
usado o se usan en diferentes momentos, como son: Pequeño Productor,
Minifundista, Campesino, Chacarero, Colono, Productor Familiar, a los que
agregan a los Campesinos Sin Tierra, los Trabajadores Rurales y las
Comunidades de Pueblos Originarios.

La definición utilizada en el estudio "Los Pequeños Productores en la


República Argentina. Importancia en la producción agropecuaria y en el
empleo en base al Censo Nacional Agropecuario 2002", al que nos referiremos

4
más adelante, establece que las explotaciones agropecuarias de pequeños
productores son aquellas en las que el productor o socio trabaja directamente
en la explotación y no emplea trabajadores no familiares remunerados
permanentes.

Asimismo en dicho trabajo se estableció un límite superior de extensión y de


capital, para evitar que se filtraran en el universo explotaciones que, con
toda evidencia, no pueden ser explotadas principalmente con una estructura
de trabajo familiar pero que, por cuestiones de declaración censal, pudieran
aparecer como tales.

Este trabajo, junto con uno más reciente de Obschatko, llamado "La
competitividad y sostenibilidad de la agricultura familiar Argentina en el
contexto global" de agosto de 2007 publicado por el Instituto Interamericano
de Cooperación para la Agricultura (IICA-Argentina), y realizado sobre la base
de los datos del CNA de 2002, nos brinda una cantidad de datos de mucha
utilidad para estimar la importancia de la Agricultura Familiar en nuestro
país.

Tipología de Agricultores Familiares

A los fines de una mayor clarificación conceptual, en dicho trabajo, se


establecieron tres tipos de pequeños productores, en primer lugar los más
capitalizados; luego aquellos que viven principalmente de su explotación pero
no logran evolucionar; y por último el que agrupa a los de menores recursos
productivos, que no pueden vivir exclusivamente de su explotación.

Se establecieron tres tipos, que responden, a grandes rasgos, a la siguiente


categorización:

- Tipo 1: un estrato de pequeño productor familiar capitalizado que –a pesar


de la escasez relativa de recursos productivos con los que cuenta (tierra y
capital) en relación al nivel medio de la actividad representado por el
empresario agrario –, puede evolucionar (realizar una reproducción ampliada
de su sistema de producción). No presenta en general rasgos de pobreza y sus
principales carencias se refieren a servicios de apoyo a la producción
(financiamiento y crédito, asistencia técnica, apoyo a la comercialización, a
la integración en cadenas productivas, etc.);

- Tipo 2: un estrato intermedio de pequeño productor familiar (los llamados


campesinos o pequeños productores 'transicionales' por la teoría sociológica)
que posee una escasez de recursos (tierra, capital, etc.) tal que no le permite
la reproducción ampliada o la evolución de su explotación, sino solamente la

5
reproducción simple (es decir, mantenerse en la actividad), y presenta
algunos rasgos de pobreza por falta de acceso a servicios sociales básicos;

- Tipo 3: un estrato de pequeño productor familiar, cuya dotación de recursos


no le permite vivir exclusivamente de su explotación y mantenerse en la
actividad, (es 'inviable' en las condiciones actuales trabajando sólo como
productor agropecuario), por lo que debe recurrir a otras estrategias de
supervivencia (trabajo fuera de la explotación, generalmente como asalariado
transitorio en trabajos temporarios y/o de baja calificación), posee
acentuadas condiciones de pobreza (NBI), y su mantenimiento en el campo se
explica, en una gran mayoría de casos, por el aporte que recibe de programas
públicos de asistencia social y por otros ingresos eventuales.

Esta tipología busca aproximarse, por una parte, a la identificación de tipos


sociales agrarios como categorías sociológicas que forman parte de la
conceptualización más aceptada de "campesinos y pequeños productores
rurales" y, por otra, a la experiencia de los programas de desarrollo rural en la
Argentina, en relación con la definición de su población objetivo.

La Agricultura Familiar en números

Según señala Irma Lorena Acosta Reveles es su trabajo "De campesinos a


"Multifuncionales", la agricultura familiar en México", en la actualidad el
trabajo comunitario, familiar y al margen de las relaciones salariales conserva
un peso decisivo en todo el mundo. La población rural representa el 53% de la
población total y la agricultura sigue siendo la actividad económica que mayor
empleo genera (Acosta Reveles, 2005).

En nuestro país "La Pequeña Agricultura Familiar (PAF) abarca el 66 por ciento
de los Establecimientos Agropecuarios (EAPs), ocupa el 13,5 por ciento de la
superficie, dato que se traduce en más de 23 millones de hectáreas. Este
importante sector produce el 20 por ciento del Valor Bruto de Producción
(VBP), que en números del año 2004 significó más de 12 millones de pesos; y
contempla el 53 por ciento del empleo rural" (Ing. Julio Elverdín, Director del
CIPAF Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Pequeña
Agricultura Familiar, del INTA).

De acuerdo a los datos del CNA del año 2002, se registraban 218.868 pequeños
productores en todo el país, lo que significa los dos tercios del total de
explotaciones agropecuarias, cubriendo 23,5 millones de hectáreas, lo que
representa el 13,5% del área del total de explotaciones agropecuarias.

Según Pedro Cerviño, coordinador del FONAF (Foro Nacional de la Agricultura

6
Familiar), y disertante del encuentro de la Mesa Nacional de este foro,
realizado en abril de este año los pequeños productores de la Argentina
alcanzan a 250.000.

En términos de superficie, las regiones donde los Agricultores Familiares (en


el mencionado trabajo denominados también como Pequeños Productores)
tienen una mayor presencia, en porcentajes, son: Pampeana, Patagonia,
Monte Árido y Chaco Húmedo.

Si tomamos la distribución del número de Agricultores Familiares por tipos, de


acuerdo al trabajo de referencia, al sector más capitalizado le corresponde el
21%; al sector intermedio el 27%; y al de menores recursos productivos el 52%.
En tanto, la distribución de la superficie es la siguiente: 48%; 27%; y 25%
respectivamente.

El peso de los Agricultores Familiares en la producción

El peso relativo de los agricultores familiares en el total de las superficies


cultivadas es, en promedio, del 18%. Debe destacarse que este porcentaje, al
ser un promedio de cultivos, extensivos e intensivos, es un indicador muy
general. Las explotaciones de pequeños productores tienen una participación
destacada en la ganadería caprina, porcina, aviar y en miel.

La estimación del valor bruto de producción, a precios y rendimientos


promedio de 2004, es de $ 11.741 millones. Esto representa el 19,2% del valor
generado por el total de EAP, que es de alrededor de $ 61.200 millones. Las
actividades más importantes son los cultivos extensivos y las actividades
pecuarias.

Los agricultores familiares son la gran mayoría (en % del total de


explotaciones que cultivan determinado producto) en un gran número de
cultivos: más del 85% en tabaco, algodón, yerba mate y caña de azúcar; entre
el 70% y 80% en varias hortalizas.

La participación en el valor de la producción (tomando rendimientos


promedio) es del 19,2%. Esta participación se distribuye entre tipos de la
siguiente forma: Tipo 1: 9,0%; Tipo 2: 6,1%; y Tipo 3: 4,1%. Si se utilizan
rendimientos de pequeños productores, la participación total baja al 15,3%.

El 92% del valor de la producción de los pequeños productores se forma con


los rubros de oleaginosas, ganadería bovina, cereales, hortalizas y frutales a
campo, forrajeras, cultivos industriales y productos forestales. La
participación de rubros no es homogénea según los Tipos de productores.

7
El Tipo 1 predomina en los cultivos extensivos o que requieren mayor capital,
mientras que el Tipo 3 es el que más participa en los cultivos intensivos y
forestales.

El valor de producción promedio por explotación de los pequeños productores


es considerablemente inferior al del resto de explotaciones (alrededor del
12%). Sin embargo, el valor de producción por hectárea es superior al del
resto de las explotaciones. Las regiones preponderantes en el valor de la
producción de los pequeños productores son: Pampeana, Mesopotamia, Chaco
Húmedo, Monte Árido y Oasis Cuyanos, aportando el 87% del valor total.

La ubicación regional de los Agricultores Familiares

Haciendo un análisis regional son predominantes, en porcentaje, en las


regiones del Norte del país y en la Mesopotamia, y su importancia es algo
menor en la región Pampeana, Patagonia y Cuyo. Sin embargo, por cantidad,
el mayor número de Pequeños Productores se ubica en Pampeana,
Mesopotamia, Monte Árido y Chaco Húmedo.

La presencia de agricultores familiares supera al 80% del total de EAP en las


regiones Puna, Chaco Seco y Valles del NOA; en Mesopotamia llegan casi a ese
porcentaje; mientras que superan el 70% en Agricultura Subtropical del NOA y
Monte Árido; y en Chaco Húmedo abarcan el 68,7%. Las menores proporciones
se registran en Oasis Cuyanos y Valles Patagónicos (46,6% y 47,5%
respectivamente); en tanto que en la región Pampeana y en la Patagonia
presentan niveles intermedios (56,6% y 52,5%).

El peso de las explotaciones de pequeños productores en la superficie


ocupada alcanza su máximo en la Puna (51%). Le sigue Chaco Seco (29%) y
luego las regiones de Valles del NOA, Chaco Húmedo, Mesopotamia y
Pampeana con un porcentaje parecido (17%). En una situación intermedia
están las regiones de Agricultura Subtropical del NOA y Monte Árido (entre un
11 y 12% respectivamente); las que presentan una menor proporción de
superficie ocupada por los pequeños productores son la Patagonia (8%), los
Valles Patagónicos (10%) y los Oasis Cuyanos (3,7%).

En el conjunto del país, algo más de la mitad de las EAP de pequeños


productores son de Tipo 3, las más pobres en términos de recursos, ya que son
las de menor nivel de capitalización. Siguen en peso relativo las de Tipo 2,
intermedias, con el 27%. Finalmente, las de Tipo 1, del mayor nivel de
capitalización, participan con algo más de un quinto del total.

8
En cambio, la participación de los tipos en la superficie total es inversa. Los
de mayor nivel de capitalización (Tipo 1) abarcan casi el 50% de la superficie,
mientras que los de menor nivel (Tipo 3) cuentan con el 25%. Los PP de Tipo 2
muestran una notable simetría en su participación en el número de EAP y en
la superficie, que, en ambos casos, es del 27%.

Los productores de menores recursos (Tipo 3) muestran los porcentajes más


elevados en las regiones que conforman el NOA (Puna, Valles del NOA,
Agricultura Subtropical del NOA), con más del 70%. Siguen los de las provincias
de la Mesopotamia que representan casi 2/3 del total de. En el extremo
opuesto, los productores del Tipo 1 muestran su mayor presencia en la Región
Pampeana y Valles Patagónicos (38% y 37% respectivamente). Este resultado
coincide con otras informaciones disponibles que detectan en estas zonas los
menores niveles de pobreza rural y una actividad agropecuaria y
agroindustrial más capitalizada.

Siguen en la participación Patagonia y Chaco Húmedo (33% y 23%). En cuanto a


la distribución de los productores intermedios, Tipo 2, es relativamente
pareja entre las distintas regiones, en un rango de 21% a 28% del total, con la
excepción de Pampeana (con el 37%), Monte Árido (19%) y Valles del NOA
(16%).

Aporte al empleo de la Agricultura Familiar

Una de las contribuciones más significativas de los pequeños productores se


refiere al trabajo en el sector. Aportan el 53% del total del empleo utilizado
en el sector agropecuario a nivel nacional (equivalente a 428.157 puestos de
trabajo). El mayor aporte al empleo lo realiza el Tipo 3 (53%), le sigue el Tipo
2 (26%) y, por último, el Tipo 1 (22%).

Por categorías de ocupación, los agricultores familiares aportan el 54% del


trabajo permanente y utilizan el 29% del trabajo transitorio directo empleado
en el sector. En la contratación indirecta de mano de obra (contratación de
labores por hectárea o tareas ganaderas), participan con el 16% de la
superficie contratada y el 13% de las cabezas de ganado. La superficie
trabajada a través de contratación de servicio de maquinaria -otra modalidad
de incorporación indirecta de mano de obra transitoria- representa el 19% del
total de superficie contratada por todas las EAP.

El 23% de los productores familiares trabajan fuera de la explotación, en un


42% dentro del mismo sector, y en un 58% fuera del sector agropecuario. El
55% lo hace en condición de asalariado. Casi todo el empleo generado es

9
trabajo permanente (96,5% de los jornales equivalentes totales). El aporte del
empleo transitorio, en promedio del 3,5%, se eleva notablemente en la región
de Valles Patagónicos, Agricultura Subtropical del NOA, Chaco Húmedo y Oasis
Cuyanos, coincidiendo con el predominio de cultivos industriales o intensivos
en dichas regiones, típicamente demandantes de mano de obra transitoria.

En cuanto al aporte al empleo agropecuario total de los distintos Tipos de


pequeños productores, los resultados muestran que el mayor aporte al empleo
total lo realiza el Tipo 3 (53%), le sigue el Tipo 2 (26%) y por último el Tipo 1
(22%). Por categorías de empleo, el Tipo 3 supera en proporción el aporte al
trabajo permanente en relación a los otros dos tipos, y a la inversa, en el
empleo de trabajo transitorio son éstos los que superan al Tipo 3.

De acuerdo a los resultados de este estudio, los pequeños productores


estarían aportando a nivel nacional el 71% del empleo directo del productor o
socio, el 87% del empleo permanente familiar (92% del empleo familiar sin
remuneración y 71% del empleo familiar con remuneración) y el 36% del
empleo permanente no familiar sin remuneración.

Según los procesamientos realizados en el promedio nacional, participan con


un 16% de la superficie total trabajada con contratación indirecta de mano de
obra transitoria y con un 13% del total de las cabezas de ganado manejadas
bajo dicha modalidad de trabajo.

Instituciones vinculadas con la Agricultura Familiar

Desde el punto de vista gubernamental las relaciones con los Agricultores


Familiares se dan a través de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y
Alimentos (SAGPyA) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA),
a través de un conjunto de programas. A fines del 2007 se resolvió la creación
de la Subsecretaria de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar.

En diciembre de 2005, se constituye el Foro Nacional de Agricultura Familiar


que cuenta con el apoyo de la SAGPyA y está integrado por representantes del
gobierno y de las organizaciones de productores. El objetivo del Foro es
constituir un ámbito de diálogo político y de construcción de capacidades y
soluciones a los problemas inherentes a los productores familiares (Obschatko
2007).

Asimismo las provincias cuentan con organismos oficiales, tanto a nivel de


Ministerios o Secretarías para la atención específica de desarrollo rural, que
articulan y ejecutan los programas de orden nacional y también llevan
adelante políticas propias.

10
En el ámbito privado, existe un gran número de asociaciones de productores,
muchas de ellas vinculadas principalmente a pequeños productores, en el caso
en que éstos tienen preponderancia en un cultivo determinado. También
existe un gran número de cooperativas. Algunas se nuclean en la Federación
Agraria Argentina, si bien esta representa fundamentalmente a los
agricultores familiares capitalizados, y a medianos productores
agropecuarios.

Por otra parte el Movimiento Nacional Campesino e Indígena, y el


recientemente constituido Frente Nacional Campesino agrupan a una buena
cantidad de agricultores familiares.

Para todos estos agrupamientos, e incluso para niveles de decisión


gubernamental la Pequeña Agricultura Familiar es un sector social relevante
en Argentina dado su gravitante rol en la seguridad alimentaria, en la
absorción de mano de obra y como actores significativos en las tramas sociales
locales. No obstante sus reclamos no son muy tenidos en cuenta.

Algunos de los reclamos de los Agricultores Familiares

Al respecto vale la pena la respuesta a una periodista, de uno de los


delegados al encuentro del FONAF, que se realizó el 24 de abril de este año,
cuando estaba desatado el conflicto entre las denominadas entidades del
campo y el gobierno, sobre "¿cuáles son las políticas que necesita un sector
como el de los agricultores familiares?", este respondió: "Queremos discutir un
cambio de modelo. El actual promueve la concentración, el monocultivo y el
desarraigo. Nosotros proponemos un modelo multifuncional, que frene la
migración a las ciudades, genere empleo y apunte a la soberanía
alimentaria".

Entre las medidas que piden los agricultores, según la crónica, la primera en
la lista es la diferenciación impositiva. "No debemos ser tratados igual que
Luciano Benetton, que tiene miles de hectáreas en la Patagonia, y paga la
misma retención a la lana que una de nuestras cooperativas", continuó el
delegado Cerviño. "Debe haber un sistema impositivo diferenciado, alguna
figura que nos permita estar en blanco y no pagar, por la mínima rentabilidad
que tenemos".

Otro aspecto importante que remarcó Cerviño, es el apoyo a la estructura de


comercialización y agregado de valor a los alimentos. "Necesitamos incentivos
como los que tienen las industrias, pero destinados a nosotros, que

11
promuevan la instalación de fábricas y plantas adonde se envase, elabore y
agregue valor, en fin, para que produzcamos alimentos", destacó.

Más adelante detalló que otras prioridades para el sector son la necesidad de
infraestructura de caminos, salud y energética y el problema de la tierra, ya
que la mayoría de los pequeños agricultores tiene problemas de titularidad.
"Debe haber un plan de regularización en este sentido, y también una reforma
agraria profunda, que no significa quitar tierras a ricos para dársela a los
pobres, sino facilitar el acceso a la tierra a los agricultores familiares", hoy en
día el 90% de los agricultores chicos y familiares tiene una situación irregular
de tenencia de tierra", explicó por su parte otro delegado de apellido Coronel.
"Encima ahora están llegando muchos yanquis y grandes productores a la zona
y tenemos una cantidad de desalojos, porque la tenencia veinteañeal no se
respeta", explicó Coronel.

Algunas primeras conclusiones

Creemos que en el marco del conflicto actual entre las entidades de las
cuatro entidades rurales (SRA, CRA, CONINAGRO y FAA) con el gobierno
desatada por las retenciones móviles se puede abrir una oportunidad para
llevar adelante un verdadero debate sobre la importancia y el rol de la
agricultura familiar, que entendemos debe ser la base mediante la cual se
pueda alcanzar la soberanía alimentaria, y una producción sustentable en los
campos ecológico, social y económico, para lo cuál es necesario garantizar el
acceso a la tierra, al agua y a los recursos naturales necesarios para el
crecimiento, desarrollo y expansión de la agricultura familiar, privilegiando la
diversificación productiva, a través de una profunda reforma agraria integral.

Ante una estructura actual del campo argentino con 35.000.000 de hectáreas
que están en manos de 936 dueños (35.000 hectáreas cada uno); mientras que
2.300.000 hectáreas están en manos de 137.000 propietarios, a un promedio
de 16 hectáreas cada uno. Y frente a la "patria sojera", que en su avidez de
máxima rentabilidad, mentalidad propia del capitalista, además de explotar
el sacrificio de la peonada a su servicio, daña seriamente la tierra con toda
una serie de agroquímicos y por falta de rotación de los cultivos, se erige
como alternativa la agricultura familiar, campesina, que genera 35 puestos de
trabajo genuinos por cada 100 hectáreas, que garantiza la diversidad
productiva, el abastecimiento de mercados locales, el desarrollo de la
identidad cultural y la protección y el uso sustentable de los bienes
naturales.

Como dice el MOCASE VC en un comunicado emitido el 26 de marzo de 2008,


esta es una oportunidad para redefinir las estrategias de desarrollo en función

12
de la agricultura campesina indígena, el pequeño agricultor que vive en su
predio, el trabajador rural. Esa estrategia debe contar como actores
fundamentales a las organizaciones campesinas, destinar recursos a créditos y
subsidios que mejoren la infraestructura comunitaria, productiva y de
servicios sociales en el campo profundo, detener los desalojos de familias
campesinas e indígenas, planificar la redistribución de la tierra y el
repoblamiento del campo, garantizar la producción de alimentos sanos para la
población y centralizar en el gobierno las exportaciones para regular los
precios internos y redistribuir los ingresos.

Esto significará que el Estado debe reconocer a la Agricultura Familiar como


sujeto indispensable del desarrollo agrario, y por tanto de llevar adelante
políticas activas en su beneficio. Estas políticas, que como decíamos más
arriba deben partir de garantizar el acceso a la tierra a los agricultores
familiares deberán tener como norte estricto la preservación de los recursos
naturales y del medio ambiente.

Se requiere, siguiendo con lo planteado por el MOCASE VC, en primer lugar la


devolución de las tierras a sus antiguos dueños campesinos e indígenas; la
defensa de los recursos naturales que hoy se ve amenazada, frenar la
expansión del monocultivo de la soja transgénica, destinado al mercado
internacional; reforestación y saneamiento de áreas infectadas por la
producción de la soja transgénica; diversificación de la producción para el
mercado interno; créditos a bajo costo y a largo plazo, subsidios para
recuperar a los productores expulsados por este modelo; reactivación de la
economía regional, fijación de precio sostén para la comercialización,
creación de fuentes de trabajos: incorporación de mano de obra desocupada
en la producción agroindustrial (desmotadoras de algodón, fabricas textiles,
frigoríficos, curtiembres y obras publicas) entre otros.

Estas políticas, además deben contemplar el desarrollo de actividades no


agrícolas que permitan contribuir a mejoras en la calidad de vida, tales como
el turismo rural, la agroindustria familiar, los sistemas de mercado de
comercio justo, la conservación del medio ambiente y la educación
ambiental. La experiencia, si bien muy embrionaria de estas prácticas,
demuestra que esto ayuda a fortalecer los lazos con los habitantes de las
ciudades y el entorno local de los pueblos inmediatos, construyendo una red
de servicios y de integración campo ciudad, hoy día en permanente retroceso
por el modelo de los agro negocios que determina un campo sin agricultores.

Estas junto a otras medidas, como ser el mejoramiento de la salud, la


educación pública y de la infraestructura, que permitan mejorar las
condiciones de vida en el campo para repoblarlo, donde no puede faltar el

13
regreso de los ferrocarriles en manos del Estado, determinará la incorporación
directa de la fuerza de trabajo hoy en muchos casos desocupada o
precarizada, que detendrá el permanente éxodo a los cordones de las grandes
ciudades y de este modo se podrán reconstruir y crecer innumerables cantidad
de pueblos.

La Agricultura Familiar cumple un rol destacado en la provisión de alimentos


debido a su cercanía con los centros urbanos, permitiendo la llegada directa y
barata de productos de buena calidad como huevos de campo, pollos,
verduras y frutas frescas, etc., aún cuando en estos gran parte de la sociedad
no estime la importancia de este sector, ausente de los grandes medios de
difusión que, como ha quedado en claro en estos tiempos que corren, se han
convertido en voceros de los intereses de los agro negocios.

Coincidimos con Pengue cuando dice que la mayor diversidad de producciones


de la agricultura familiar tiene su fundamento en la búsqueda de diferentes
rentabilidades a lo largo del año, asegurar el autoconsumo familiar, la
reducción de riesgos y especialmente a una menor dependencia de los
insumos externos. Esta diversidad productiva se debe y sostiene porque el
agricultor es al mismo tiempo emprendedor y trabajador, de manera tal que
el trabajo y la gestión están yuxtapuestos en la unidad familiar (Pengue
2006).

Y siguiendo a Pengue decimos que un modelo de desarrollo rural que tenga a


la agricultura familiar como su eje fundamental debe contemplar entre sus
principales cuestiones económicas la posibilidad de replicar un modelo de
producción y consumo con fuerte base local, que garantice niveles de calidad
de vida similares a aquellos de las poblaciones urbanas y asegure la
sustentabilidad y la seguridad agroalimentaria junto con el ingreso y
crecimiento económico bajo niveles equitativos.

Coincidimos con Altieri, en cuanto a que "debemos ir necesariamente hacia un


sistema agrario sustentable, sin agroquímicos y socialmente equitativo,
valorando las culturas y saberes de los agricultores familiares".

Rescatamos lo dicho por el MOCASE VC en el sentido que La Agricultura


Familiar Sostenible constituye la respuesta a la crisis global del precio de los
alimentos ya que puede alimentar el mundo, y que los alimentos no pueden
ser objeto de ganancias ilimitadas.

Como está planteado en el documento "Otro camino para superar la crisis"


firmado por un conjunto de intelectuales, dirigentes y movimientos políticos y
sociales, se requiere la elaboración de un plan agrario que permita organizar

14
la producción de acuerdo a un programa racional que permita contar con
alimentos baratos y de calidad para todo el pueblo. Que contemple una
política de fomento a los pequeños campesinos y de garantía de sus tierras,
así como medidas protectoras del ambiente y una política de estatización de
los insumos de los productores medianos y pequeños y de impuestos
diferenciados según el tamaño de sus exportaciones.

Para finalizar, como decíamos en un reciente trabajo, la agricultura no debe


verse solamente como el proceso que le permite al hombre producir sus
alimentos sino como la forma en que más directamente este se relaciona con
la naturaleza. El desafío pasa por el desarrollo de una agricultura que respete
al medio ambiente, capaz de construir un desarrollo sostenible y sustentable,
a través del uso racional de los recursos naturales. Es decir la aplicación de
saberes correspondientes a la agricultura campesina tradicional, que
indudablemente trasciende el plano de la producción ecológica sino que
trasciende al plano cultural, de desarrollo armonioso con le medio ambiente.

El desarrollo sostenido supone el uso de los recursos naturales para la


satisfacción de las necesidades de la población, asegurando un mejoramiento
en la calidad de vida de las actuales y futuras generaciones, pero también,
implica la aceptación de que los niveles de consumo deben ceñirse a los
límites de las posibilidades ecológicas de la naturaleza.

Bibliografía

Acosta Reveles, Irma Lorena, (2005), "De campesinos a "Multifuncionales", la


agricultura familiar en México".

Archetti, Eduardo P. y Stolen, Kristi Anne (1975), Explotación familiar y


acumulación de capital en el campo argentino. Buenos Aires, Siglo XXI.
(Capítulo II: El colono: ¿campesino o capitalista?).

Archetti, Eduardo (1978) "Una visión general de los estudios sobre el


campesinado", en Estudios Rurales Latinoamericanos, Vol.1, N°2, Bogotá.

Bartolomé, Leopoldo (1975) "Colonos, plantadores y agroindustria. La


explotación agrícola familiar en el sudeste de Misiones", en Desarrollo
Económico, Vol.15, N° 58, Buenos Aires.

Balsa, Javier (2006), El desvanecimiento del mundo chacarero.


Transformaciones sociales en la agricultura bonaerense, 1937-1988, Bernal:
Universidad Nacional de Quilmes, pags.213-265.

15
Censo Nacional Agropecuario 2002.

Cloquell, S. y J. Denoia (1997), "Agricultura sustentable en un área de


producción familiar", Realidad Económica 152, pags. 54- 73.

Diario La nación, Mercedes Columbres, "Un sector de la agricultura con peso


propio, Debate / Encuentro del Foro Nacional de Agricultura Familiar",
26/04/08.

Foro Nacional de la Agricultura Familiar (2006) Documento del Foro


organizado por la Federación Agraria Argentina, Mendoza, Argentina.

Giarracca, Norma; Teubal, Miguel. "Democracia y neoliberalismo en el campo


argentino. Una convivencia difícil". En publicación: "La construcción de la
democracia en el campo latinoamericano".

Gras, Carla (2006), Redefinición de la vida rural en el contexto de la


modernización: Relatos de "ganadores" y "perdedores" en una comunidad rural
en la región pampeana argentina, VII Congreso de la Asociación
Latinoamericana de Sociología Rural, Quito, 20 al 22 de noviembre.

INTA Documento base, elaborado por una comisión de trabajo (Cittadini, R.;
Catalano, J.; Gómez, P.; Catullo, J.; Díaz, D. y Elverdín, J.).

MOCASE VC (2008) Comunicado de la Secretaría de Comunicación, 26 de


marzo de 2008.

Neiman, G. y otros (1999) Entre lo rural y lo urbano: la pluriactividad entre


los agricultores familiares de la región pampeana, CEIL-CONICET, Primeras
Jornadas interdisciplinarias de Estudios Agrarios y Agroindustriales, Facultad
de Ciencias Económicas, Buenos Aires.

Neiman, G., Bardomás, S. y Quaranta, G. (2003) "El trabajo en el agro


pampeano. Análisis de la demanda de trabajadores asalariados." Revista
Interdisciplinaria de Estudios Agrarios Nº 19. PIEA-FCE-UBA.

Obschatko, Edith, "La importancia de la agricultura familiar en la República


Argentina" en "La Agricultura Familiar en los países del Cono Sur", Instituto
Interamericano de Cooperación para la Agricultura, Editores: Alex Barril
García – Fátima Almada Chavez, 2007.

Pengue, Walter A., La importancia de la agricultura familiar en el desarrollo


rural sostenible, Periódico La Tierra de la Federación Agraria Argentina Año

16
XCIII, Nº 7426, 2005.

Pengue, Walter A., "Agricultura Industrial y Familiar en el Mercosur"2005.

Piñeiro, Diego (2003), "Caracterización de la producción familiar", mimeo


2003, 17 páginas.

PROINDER-SAGPyA / IICA-Argentina – Los pequeños productores en la


República Argentina : importancia en la producción agropecuaria y en el
empleo en base al censo nacional agropecuario 2002: 2da.Edición revisada y
ampliada / Edith Scheinkerman de Obschatko; María del Pilar Foti; Marcela E.
Román. - 2a ed. - Buenos Aires: Secretaría Agricultura, Ganadería, Pesca y
Alimentos. Dirección de Desarrollo Agropecuario: Instituto Interamericano de
Cooperación para la Agricultura- Argentina, 2007.

Tort, M. Isabel y Román, Marcela (2005), "Explotaciones familiares: diversidad


de conceptos y criterios operativos", en María del Carmen González comp.,
Productores familiares pampeanos: hacia la comprensión de similitudes y
diferencias zonales, Editorial Astralib, Buenos Aires.

www.tiempoagropecuario.com.ar, Reportaje realizado por Dolores Iglesias al


Ing. Julio Elverdín, Director del CIPAF Centro de Investigación y Desarrollo
Tecnológico para la Pequeña Agricultura Familiar, del INTA, 31/05/07.
www.prensamercosur.com.ar/apm/nota_completa.php?idnota=3144, (2007)
nota sobre Charla de Miguel Altieri en la UNLP, y
www.inta.gov.ar/cipaf/info/nea/boletines/03.html.

17

También podría gustarte