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ESCUELA DE FORMACION PARA AGENTES DE

PASTORAL
“Mons. Ramón Ibarra y González”
MATERIA: INTERLOCUTORES EN LA PASTORAL

TEMA 1: INTRODUCCIÓN

LOS DESTINATARIOS DE LA CATEQUESIS

« Te voy a poner por luz de las gentes, para que mi salvación alcance hasta los confines de la tierra » (Is 49,6).
« Vino a Nazaret, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó
para hacer la lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desarrollando el volumen, halló el pasaje donde
estaba escrito: El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha
enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un
año de gracia del Señor. Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos
estaban fijos en él. Comenzó, pues, a decirles: Esta Escritura que acaban de oír, se ha cumplido hoy » (Lc 4,16-21).

« El Reino interesa a todos » (1)

Al comienzo de su ministerio, Jesús proclama que ha sido enviado a anunciar a los pobres la
buena noticia,(2) dando a entender, y confirmándolo después con su vida, que el Reino de Dios está
destinado a todos los hombres, primordialmente a los más necesitados. De hecho El se hace catequista
del Reino de Dios para toda clase de personas, mayores y pequeños, ricos y Pobres, sanos y enfermos,
próximos y lejanos, judíos y paganos, hombres y mujeres, justos y pecadores, pueblo y autoridades,
individuos y grupos... Se muestra disponible a cada persona y se interesa por las necesidades de cada uno:
las del alma y las del cuerpo, sanando y perdonando, corrigiendo y animando, con labras y con hechos.
Jesús concluye su vida terrena invitando a sus discípulos a hacer lo mismo, a predicar el Evangelio a toda
criatura(3), «a todas las gentes» (Mt 28,19; Lc 24,47), «hasta los confines de la tierra» (Hch 1,8), y para siempre,
«hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).
Esta es la misión que la Iglesia lleva a cabo desde hace dos mil años, con una inmensa variedad de
modalidades de anuncio y catequesis, urgida continuamente por el Espíritu de Pentecostés para llegar con el
Evangelio « a los griegos y a los bárbaros, a los sabios y a los ignorantes » (Rom 1,14).
Se configuran así los rasgos de una pedagogía de la fe, en la que se conjugan estrechamente la apertura
universal de la catequesis y su ejemplar encarnación en el mundo de los destinatarios.

Significado y finalidad de esta parte

La necesaria atención a las distintas y variadas situaciones de las personas (4) impulsa a la
catequesis a recorrer múltiples caminos para salir a su encuentro y adaptar el mensaje cristiano y la
pedagogía de la fe a sus diversas necesidades (5).
Así, si se considera la condición inicial de la fe, se abre el camino a la iniciación de catecúmenos y
neófitos; si se atiende al desarrollo de la fe de los bautizados, se habla de catequesis de profundización o de
fundamentación para quienes todavía necesitan orientaciones esenciales. Si se considera la evolución física y
psíquica de los catequizandos, se trata de la catequesis por edades. Si se tiene en cuenta, en cambio, los contextos
socio-culturales, se presenta una catequesis según categorías...
No pudiendo tratar de forma detallada cada uno de los tipos posibles de catequesis, se consideran en esta
parte sólo algunos aspectos relevantes para cualquier situación:
- aspectos generales de la adaptación de la catequesis;
- catequesis por edades;
- catequesis para quienes viven en situaciones especiales;
- catequesis según contextos.
Se aborda también en términos operativos el problema de la inculturación, en referencia a los contenidos
de la fe, a las personas y al contexto cultural. Corresponderá a las Iglesias particulares, en sus directorios
catequéticos nacionales y regionales, dar normas específicas y precisas según las condiciones y necesidades
concretas de cada lugar.

1( RM 15; cf EN 49-50; CT 35s; RM 14; 23.


2) Cf Lc 4,18.
3) Cf Mc 16,15.
4) Cf Exposición introductoria.
5) Cf DCG (1971) 77

Tema 2: EL HOMBRE Y LA MUJER COMO PERSONAS

Un hombre enraizado y abierto.

Tras cualquier acción pastoral se descubre una concepción de la persona humana, una forma de
ver y valorar al hombre y a la mujer.

«Toda catequesis es solidaria de una determinada antropología». Esto es algo más que una frase
bonita. En nuestra catequesis, con nuestras palabras y hechos —más con éstos que con aquéllas—
estamos ayudando a construir un determinado tipo de hombre y de mujer, y no sólo un determinado tipo
de creyente.

Los que, por vocación, nos movemos en ambientes de educación cristiana de la fe sabemos que
muchos de nuestros esfuerzos evangelizadores logran formar —y no siempre— personas abiertas,
dialogantes, respetuosas, críticas, inquietas... La catequesis no se queda ahí, es cierto. Pero la catequesis
no puede hacerse sin eso. Puede haber «personas no cristianas», pero no puede haber «cristianos no
personas». Ambas cosas están íntimamente relacionadas.

No se puede ser fiel a Dios sin ser fiel a lo auténticamente humano. Si traicionamos al hombre
y a la mujer, estamos traicionando a Dios. Si no escuchamos al hombre y a la mujer, estamos perdiendo
una oportunidad de que Dios nos hable. Si no los valoramos, estamos despreciando y dando la espalda a
Dios. Si no construimos personas, estamos destruyendo los planes de Dios... La lista de ejemplos seria
interminable.

En todo y con todo lo que somos, hacemos y decimos estamos expresando la imagen de hombre y
mujer que tenemos, la valoración real que hacemos de las personas. Lo estamos diciendo con el lenguaje
que utilizamos, con el tipo de relaciones que establecemos, con el método que empleamos, etc...
Valoramos al hombre y a la mujer, optamos por un determinado tipo de hombre y mujer con todas las
consecuencias que ello conlleva.

No hace falta hacer un análisis muy profundo del diálogo para descubrir “una educadora con poca
confianza en las personas”, estableciendo un tipo de relación de adulto omnipotente, sin apertura a
cambios en las jóvenes, con más fe en lo de siempre que en lo nuevo, amante de un determinado «orden
establecido» y de unos silencios que eviten palabras que «pueden molestar»...

¿Qué tipo de hombre y mujer queremos construir con nuestra catequesis? ¿Tenemos claro el
«modelo»? ¿Sabemos dónde vamos?

¿Es el mismo tipo de hombre y mujer que propugnan y quieren construir los medios de
comunicación, la sociedad de consumo, las filosofías, la calle, los políticos, los amigos, las escuelas... las
mismas familias?
Una de las cosas que hace Cristo —nos lo recuerda Juan Pablo II en la Redemptor Hominis 10—
es «revelar el hombre al mismo hombre».

Catequesis y antropología, Cristo y el hombre, lo cristiano y lo humano están en íntima conexión.


La catequesis debe iluminar, asumir, relacionarse con el hombre concreto, histórico.

A la hora de hacer catequesis no podemos eludir esta pregunta: ¿Qué hombre-mujer, qué persona
queremos y hacemos con y en nuestras catequesis?

Jugamos con la ventaja de tener el «modelo», un tipo de hombre: Jesús de Nazaret. Así lo presentó
Pilatos a la gente, con ese título: “Aquí tienen al hombre” (Jn. 19,5).

1. Con los pies en una tierra

Por ahí empieza ese entrañable «gesto» de la «encarnación», por «poner los pies en una tierra».Un
hombre con los pies en una tierra.

Hay muchas formas de «pisar» tierra. Las plantas pisan la tierra para aprovecharse de ella. Las
máquinas apisonadoras la aplastan. Las hormigas hacen de ella su casa. El arado la araña y trabaja para
hacerla fértil.

Nosotros pisamos una tierra —tierra que es dada, regalada... «sacramento»— para trabajarla, para
conocerla, para dominarla (Gén 1,26; Gaudium et spes capítulo 3), para recrearla, para salvarla. Para
nosotros la tierra es lugar de humanización, es tarea de hombres. La tierra es también el albergue de esta
familia humana que va de camino. ¡Hay que hacerla habitable!

Un hombre y una mujer con los pies en una tierra, que no renuncia a su mundo.
Queremos un hombre y una mujer —no un superhombre y supermujer, ni un ángel— capaces
decirse y decirnos más con «gestos», con hechos que con palabras. Que sean compañeros(as). Que sepan
compartir las penas y las alegrías. Que compartan su tiempo y su persona.

Queremos un hombre y una mujer que sean de nuestra misma «pasta» —de «barro». Que
conozcan la fragilidad de lo humano. Que comprendan al «las fallas», nuestros errores. Que se metan de
lleno en la historia humana, y sientan los límites del espacio, del tiempo y tantos otros. Que vivan nuestro
aquí y nuestro ahora, nuestro ambiente social, político, cultural, económico...

Queremos un hombre y una mujer que valoren nuestras pequeñas cosas. Que se hagan de los
nuestros, de nuestro grupo, de nuestra comunidad. Que no les importe —todo lo contrario— «perder el
tiempo» intercambiando plática con nosotros, alternar con «clientela» en su «terreno», escuchar otros
«lenguajes», sentir y vivir nuestros «ritos»... Porque el hombre y la mujer son seres con y para los demás.
Que necesitan de la relación, del encuentro, del «otro» del hacer historia juntos.

Queremos un hombre y una mujer —no un superhombre y una supermujer, ni un ángel—


conscientes de sus fallos, de su pobreza personal, de sus limitaciones de todo tipo. Capaces, como el hijo
pródigo, de reconocer su pecado, de buscar y rehacer el camino que conduce de nuevo a la casa del
Padre...

Queremos un hombre y una mujer que tengan corazón... Queremos un hombre y una mujer que se
acerquen a nosotros... Queremos un hombre y una mujer que «sepan» nuestras penas...

Nuestras «definiciones», hechas desde la fe, dan una imagen de hombre y mujer que difiere de
otras antropologías.
En el decir y en el quehacer de cada persona y de todo grupo humano hay forma de concebir la
vida, una «filosofía»...

Como catequistas debemos, por una parte, conocer la imagen de hombre y mujer que queremos
construir y, por otra, el hombre y mujer que quieren hacer de nuestros catequizandos otros
«evangelizadores»: medios de comunicación, calle, amigos, escuela, familia...

2. Invitado a crecer.

Esta es una parábola real. El lenguaje de los símbolos siempre está cargado de significado para el
que quiere «leerlo» y entenderlo.

Hace un año que estrenamos jardín. El trabajo de preparar la tierra fue el más ingrato:
cavar, remover, quitar piedras, traer tierra buena... Parecía que nunca se iba a acabar.
En la siembra del césped tomamos parte todos. No nos conformábamos con haber preparado el
terreno. Ahora todos queríamos tomar parte al echar la semilla. Después, espera impaciente para
ver salir los primeros brotes. Júbilo al cabo de pocos días. (El césped nace muy rápidamente).
Trabajo para regarlo, cortarlo, cuidarlo...Pero un jardín con sólo césped... Llegaron los
primeros rosales, las primeras flores y... el primer árbol: un pequeño limonero.
Al joven limonero lo sacamos de la cómoda maceta en la que había dado sus «primeros
pasos» y lo trasplantamos, fuera de tiempo, poniéndolo en una esquina del jardín.
Al cabo de muy pocos días se puso triste (las plantas, como las personas, también se ponen
tristes) y perdió sus tiernas yemas.
¿Qué hacer? ¿Seguir regándolo? ¿Arrancarlo? ¿Esperar?
Ya lo dábamos por muerto cuando un buen día se empezaron a erguir sus hojas ya casi
marchitas...
Lo hemos conseguido regando. Ha aceptado la primera poda. Ha echado nuevos brotes.
Ha ido abriendo más sus ramas... Dentro de unos años flores de azahar perfumarán el jardín...

No es un cuento. Cuando vengas por nuestra casa te enseñaré el limonero. Ha crecido. Ha echado
brotes. Y, sobre todo, me ha enseñado y me está enseñando muchas cosas...

La historia del jardín, la historia del limonero es una «parábola» a «leer». Es la historia del hombre
y la mujer en quienes nosotros creemos. La historia de ese hombre y esa mujer que nacen pequeños en
tamaño, pobres, incompletos, pero grandes en posibilidades a desarrollar, en misiones a realizar, en futuro
a recorrer. La historia de ese hombre y esa mujer que sufren el desarraigo, que necesita «echar raíces»
propias, integrarse en una tierra que sea la suya. Para eso hay que darles tiempo, hay que ofrecerles
siempre una nueva oportunidad... para que pueda suceder lo inesperado.

La historia del limonero es la historia de ese hombre y esa mujer que crecen lentamente no sólo
«por fuera», sino «por dentro» y van madurando su pensar, su sentir, su obrar. Y van haciendo crecer su
«corazón», sus «manos», su cuerpo, su inteligencia, su interioridad... toda su persona.

Dentro de unos años flores de azahar perfumarán el jardín...


No es un cuento. Cuando vengas por nuestra casa te enseñaré el limonero. Ha crecido. Ha echado
brotes. Y, sobre todo, me ha enseñado y me está enseñando muchas cosas...

La historia del limonero es la historia del hombre y la mujer que no aceptan estar toda la vida en el
«invernadero» de lo fácil, de la dependencia, de la superprotección... sino que toma la vida en sus propias
manos y se arriesga a vivirla como opción libre y vocación personal.

No todo son voces, como las del limonero de mi jardín, que nos invitan a crecer. Buena parte del
ambiente social, familiar, escolar, político, laboral, comercial... nos grita otras cosas: «¡Hazte un puesto
en la vida!». «¡Sitúate!». «¡Párate!». «¡Asegura tu vida!». «¡No te compliques la existencia!».
«¡Acomódate!». «¡Instálate!»..., etc.

Se necesita «oído» fino para escuchar la «voz silenciosa» del «limonero» que susurra: «Tienes una
misión que cumplir, unos frutos que dar». «No te vendas a nadie». «Camina, has de ir lejos». «Nunca es
tarde para cambiar y crecer». «Alguien espera algo de ti». «Vive». «Crea novedad»...
«Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres». (Lc. 2, 52).

3. Palabras y gestos para decirse

Hoy uno de los «gestos» mejores que podríamos hacer sería el «gesto de la escucha» del otro. La
gente necesita comunicarse, tiene ganas no sólo de decir cosas, sino sobre todo de decirse. Somos seres
para el diálogo, para la comunicación. Uno de los problemas que aparece más —sobre todo entre los jó-
venes— es el de la soledad, el de la incomunicación.

Necesitamos decirnos, relacionarnos, comunicarnos con los otros para ser personas, para ser
nosotros mismos. La comunicación nos cambia, la comunicación nos hace...

Hemos sido hechos a imagen y semejanza de Dios, de un Dios que «se dice» con gestos y con
palabras. Ya desde la primera creación lo hizo así: al «soplo» (Gen. 2) añade la «palabra». En la
«segunda» creación, a la «palabra» el «hacerse carne» (Jn. 1, 14).

El buen hacer de un catequista está en que hablen, dialoguen, se comuniquen con autenticidad...
desde la escucha atenta, el orden asumido, el respeto mutuo, el silencio sólido, la reflexión anterior. (No
todo lo que se piensa hay que decirlo, pero todo lo que se dice hay que pensarlo...).

No se trata de «hacer callar». Resulta imposible reducir a un ser humano al «silencio». Porque
todo él es palabra, es comunicación: su cuerpo, su postura, sus manos... su rostro, su llanto, su sonrisa...
su canto, su danza, su juego... su palabra, su grito, su silencio... sus gestos, sus hechos, su vida... Se
requiere una escucha atenta y una auténtica iniciación para comprender todos estos «lenguajes». Tan sólo
de esta manera lograremos hablar un lenguaje común. El hombre y la mujer son gesto y palabra para
decirse.

4. Dinamismo consciente

Está de moda el fenómeno del «pasotismo»...


Nosotros, con nuestra labor catequética, no queremos hacer ni personas «pasotas», ni personas
«quedotas»...

Los unos porque «pasan» sin saber, muchas veces, de qué ni por qué «pasan». Porque «pasan» sin
dejar «huella». Porque «pasan» sin saber dónde van. Porque «pasan» tan distraídos que no valoran las
pequeñas «flores» que hay a la vera del camino... tantas cosas que vale la pena aprovechar y salvar.

Los otros —los «quedotas»— porque «se quedan». Les puede más la seguridad que el riesgo y la
aventura. No nos interesan porque no les va la «marcha», el paso, el camino por andar, el «éxodo»... No
nos van porque son incapaces de «soñar» un futuro mejor y de irlo haciendo...

Queremos un hombre y una mujer que sean capaces de «caminar, de luchar, de hacerse»...
El Espíritu obra siempre y nos empuja siempre hacia delante, no hay posibilidad de volver atrás para el
Pueblo de la Promesa».

El dinamismo de este hombre y de esta mujer es alimentado por el valor existencial de la


esperanza en esa promesa... La esperanza es capaz de señalar caminos aún en medio de la confusión. La
esperanza es capaz de hacer crecer a las personas ante las dificultades. La esperanza es capaz de poner
optimismo y alegría en situaciones sin aparente salida. La esperanza es necesaria porque no se puede
prever todo desde el principio, porque cada noche hay que hacer un acto de fe en el mañana...

Una persona que «pisa tierra», que es de este mundo. Y de un mundo y una tierra concretos. Que
no reniega ni renuncia a su realidad, pero que es crítica de sí misma y de su mundo. Por ahí se empieza a
hacer «país», a hacer grupo, a hacer Iglesia.

Una persona libre, sin ningún tipo de cadenas. Amante de esa libertad que se conquista día a día, a
base de esfuerzo personal y colectivo (GS, 17). No esclavizada por nada ni por nadie... «Sobre» el mundo.
Protagonista de la propia historia. Que sabe tomar opciones personales. Que no se deja arrastrar por la
corriente, sino que es capaz de «ir contra corriente».

Una persona abierta a todo el mundo. Un hombre y una mujer ciudadanos del mundo, sin fronteras
de ningún tipo. Formando parte de la gran familia humana... Abiertos a aprender de todos y de todo...

Una persona abierta toda ella. Con unos brazos abiertos a los cuatro vientos: a lo de «atrás» y a lo
que hay «por delante», a lo bueno del pasado y a la novedad del futuro... Sin creer que «cualquier tiempo
pasado fue mejor», ni que todo lo bueno está en la última novedad. Con unos brazos y manos abiertas «al
de abajo» y «Al de Arriba», al «hermano» y al «Otro». Con un corazón abierto, abierto a dar y a recibir, a
amar y a ser amado, a escuchar a Dios mirándole a la cara y a hablarle con confianza de hijo.

Una persona con «gesto» de caminante. En dinamismo constante y de todo su ser: «cabeza»,
«corazón», «manos», «pies»... Con una actitud de peregrino inquieto, soñador, ilusionado...

Un hombre (una mujer) «señor» del mundo, sometiéndole, haciéndole a su medida, poniéndolo a
su servicio, «bajo sus pies» (Sal. 8).

5. Donación esperada e inesperada

La donación, la entrega, el servicio, el amor... es una de las exigencias fundamentales del ser
humano. Nadie puede vivir sin amar y sin ser amado. ¡Cuántas personas se sienten vacías y sin sentido en
sus vidas porque no han experimentado nunca lo que es el amor, el que alguien les haya amado, y el
poder darse a alguien. El hombre se realiza en la donación. Amor con amor se paga. Esta es la lógica
humana del amor, de cierto amor.

Nosotros no queremos quedarnos en esta donación


«Si aman a los que los aman, ¿qué mérito que hace la persona y que, de alguna manera, es
tienen? Eso también lo hacen los publícanos.
esperada, es «lógica». No es que minusvaloremos
Y si no saludan más que a sus hermanos, este amor. Aspiramos a más, porque creemos en la
¿qué hacen de particular? ¿No hacen eso
también los gentiles?» riqueza infinita del hombre...
Nosotros queremos un hombre del que siempre cabe
(Mt. 5, 46-47). esperar más. Cabe esperar lo inesperado.

Cuando ya nadie esperaba... sucedió lo inesperado...


Es la historia del limonero de mi jardín. Muerto (!) en apariencia, incapaz de dar fruto. Un buen
día despierta en él la vida que parecía muerta. Da aquello que nadie esperaba...

El limonero dio lo inesperado porque se supo esperar, porque se le dio tiempo, porque se le
proporcionó una nueva oportunidad...

Cabe decir que la persona es diferente, que está muy cargada de egoísmo de individualismo. Que
está condicionada —no determinada— por el ambiente, por la sociedad que la incita a tener, a poder, a
dominar, a aparentar, y amar, a compartir, a servir, a darse...
A pesar de todo eso, apostamos por el hombre y la mujer. Hacemos un acto de fe en su bondad, en
la riqueza insondable de su corazón. Decimos con un santo de nuestros tiempos, que amó a los jóvenes
más pobres, Don Bosco: «En todo joven, aún en el peor, existe un punto en el cual es sensible al bien; el
primer deber del educador es hallar este punto sensible».

Todos tenemos en la mente más de un caso de persona concreta a la dábamos por perdida, como el
limonero... y sucedió lo inesperado.

Al hombre y a la mujer no se les puede reducir a una cifra, a un juicio. Al hombre y a la


mujer no se les agota en una frase, con una etiqueta.

El hombre y la mujer son una agradable caja de «sorpresas». El hombre y la mujer son y serán
siempre un misterio inagotable.

Al hombre y a la mujer, más que al limonero del jardín, hay que darles siempre una nueva
oportunidad, porque pueden romper todo cálculo, todo molde, «lógica»... Y en el momento más
imprevisible puede suceder lo inesperado que parecía imposible, puede hacerse posible. El egoísmo se
puede tornar donación y amor. El insulto, en alabanza y gratitud. El silencio frío, en cálida palabra. La
justicia puede ir más allá de sí misma y convertirse en amor. Lo obligado, en gratuito. Lo viejo, en joven.
La muerte... en vida para siempre.

TRABAJO PERSONAL:

Como catequistas debemos, por una parte, conocer la imagen de hombre y mujer que queremos
construir y, por otra, el hombre y mujer que quieren hacer de nuestros catequizandos otros
«evangelizadores», «educadores»: medios de comunicación, calle, amigos, escuela, familia...
A continuación, un posible «cuadro» —ampliable o reducible— para que lo «llenen» los
catequistas... Intenta hacernos responder a la pregunta:?Qué tipo de personas se están construyendo en
distintos «ambientes»?

“T. V.” La “calle” Amigos Escuela Familia ... Catequesis


Hombre

Mujer

Sociedad

Dios

Valor

Vida

Libertad

Verdad

Muerte

Jóvenes

Niños
La fe con estilo femenino La fe con estilo masculino
Características Características

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ORACIÓN

En esta vida,
en la tierra como en el cielo,
tu voluntad de Padre
es que seamos reunidos en la unidad.

Pero somos incapaces de amar.


Haz que no dudemos nunca de tu misericordia
y que no cesemos de ser
Mujeres y Varones misericordiosos.

Danos una confianza de pobres,


enséñanos a maravillarnos
los unos de los otros en esta vida,
en la que esperamos la felicidad que prometes
y el retorno de Jesucristo, nuestro Salvador.
Vivir la fe con estilo masculino y con estilo femenino

Las diferencias de género se diferencian posteriormente en su interior. Por ejemplo, influyen de


manera importante las diferencias individuales, étnicas, sociales, de cultura, de clase... Una mujer teóloga
cuenta así sus reacciones a medida que profundizaba en la Biblia con ayuda de comentarios exegéticos:
¿Por qué en los comentarios exegéticos decaía la concreción humana, la experiencia corpórea, a veces
casi hasta desaparecer, en vez de ser iluminada, puesto que la Palabra de Dios «se hizo carne y habitó
entre nosotros» como dice el evangelista Juan? Y después comenta:
«Si hubiera teólogas que escribieran los comentarios exegéticos, que para ser elaborados exigen
infinito compromiso, trabajo minucioso y paciente, ¿no expondrían los contenidos de fe de manera
diversa? Las mujeres perciben la realidad con otros ojos, aunque en las fuentes históricas... A causa
del predominio y de las perspectivas masculinas, muchas experiencias de la historia de la salvación
han quedado escondidas como tesoros que no han sido desenterrados».

Por tanto, estamos llamados a tomar conciencia de una innegable diferencia entre el modo de
sentir la fe (y, por tanto, la vida) entre las mujeres y los varones. Para expresar esta diferencia y la
multiplicidad de las diferencias dentro de los géneros, nosotros hemos individuado algunos términos,
como el de complementariedad o, mejor, de reciprocidad(correspondencia). Aunque no son del todo
satisfactorias, estas expresiones nos mantienen abiertos a este mundo de diferencias plurales.

Sobre este aspecto esencial de nuestra experiencia humana y cristiana es importante que intentemos
decir alguna cosa sensata, es decir, algo que nos ayude a vivir y a creer mejor.

1. ASUMIR LA DIFERENCIA EN LA RECIPROCIDAD (O COMPLEMENTARIEDAD)

El tema que afrontamos es difícil: exploramos un terreno minado. En efecto, desde hace algunos
años es objeto de un encendido debate qué significan subjetividad femenina y subjetividad masculina;
este debate afecta a la filosofía, al psicoanálisis, a la sociología, a la reflexión sobre la ética y a la política.

Precisemos, por tanto, la perspectiva justa con la cual afrontarlo; tiene, al menos, estas cuatro
solapas:

a) Evitar los clichés (plantillas). He aquí un ejemplo de cómo define a la mujer el cliché:
«En la cuestión del ser, el varón, activo como constructor del mundo. La mujer, por el contrario,
ser pasivo, humilde, paciente, existente únicamente para aligerar el difícil compromiso del varón,
para dedicarse por entero a sus pensamientos, para ser la que "recibe". Tal vez esta idea tan
arraigada deriva del hecho de que se buscan caracteres de diferenciación entre varón y mujer,
pero hasta ahora no se han encontrado más que caracteres sexuales primarios y secundarios con
toda su expresión psicológica y biológica de vida».
La contribución de la reflexión femenina nos ayuda a comprobar que mucho de lo que afirmamos
como específico de lo masculino y de lo femenino es un producto cultural y no un dato inscrito
en la individualidad subjetiva.
b) Dicho esto, debemos también tener en cuenta que, o por factores culturales, o por una raíz de
diferencia irreductible (y probablemente más profunda que la simple diferenciación sexual y
psicológica), varones y mujeres viven de manera diferente, según sensibilidades propias, la rela-
ción consigo mismos, con la vida, con la muerte, con los otros, con Dios.
c) Debemos reconocer, además, que de los dos polos (masculino y femenino), el femenino ha sido el
más negado, histórica y culturalmente. Este dato de hecho, fácilmente documentable, está
presente también en el campo eclesial, porque la Iglesia vive los dinamismos y las ambigüe-
dades de las culturas en las que está inserta, y no siempre el Evangelio logra purificarla de
estas ambigüedades,
d) En fin, y es el punto más importante, plantear correctamente el problema significa
considerarlo y vivirlo en los términos de asunción de la diferencia en la reciprocidad. Lo
que, por sensibilidad y por historia, pertenece a las mujeres es una riqueza para los varones, y
viceversa.

2. EN BUSCA DE LOS LUGARES EXISTENCIALES DE RECIPROCIDAD

¿Es posible definir la polaridad?

Pasando desde el método al contenido, ¿es posible definir la polaridad de lo masculino y de lo


femenino, aquello que caracteriza más a los unos que a las otras? ¿Es posible, al menos, dar una clave de
lectura que pueda abrir a otras interpretaciones? Escogemos una, de corte psicológico, pero que conserva
su carácter de instrumento.

A lo largo de los primeros años la personalidad del niño y de la niña se construye de manera
diferente. Respecto a la madre (que tiene una función determinante), el niño y la niña pasan
progresivamente desde una relación de fusión a una relación cada vez más diferenciada. Pero el proceso
de diferenciación no sucede de la misma manera para el niño y para la niña. Esta, en efecto, toma
conciencia de su identidad sexuada en continuidad con la de la madre y en estrecha relación con ella; el
niño, en cambio, para adquirir su identidad masculina, debe sentirse diferente de ella (la madre). La iden-
tidad masculina se define, sobre todo, por la separación; la identidad femenina se define, sobre todo, por
la relación.

Esto explica también por qué la identidad masculina se adquiere con mayor dificultad: de hecho,
se basa en una renuncia, mientras que la identidad femenina está en continuidad con la de la madre.
Este dato puede ayudar a comprender cómo la identidad de los varones y de las mujeres se construye de
manera diferente y cómo esto marca de modo distinto toda su vida. De aquí se derivan dos modos
distintos de vivir la relación consigo mismo, con los otros y con Dios, que podemos colocar bajo este
denominador común: los varones valoran la diferenciación y encuentran dificultad en reconocer la
relación, mientras las mujeres están más atentas y más en sintonía con todo lo que es relacional.

Vivir la polaridad en la fe

Utilizando con prudencia esta clave de lectura, intentamos ver romo se vive esta polaridad en el
campo de la fe. Ofrecemos una lista, que ha de ser actualizada y completada con la experiencia de cada
uno.

El polo proximidad / alteridad

La experiencia del Dios de Jesucristo tiene simultáneamente juntos dos polos: su proximidad con
el hombre (la encarnación) y su alteridad. El «totalmente otro» se hace humano (y, por tanto, compañero),
pero permanece totalmente otro. Vivir la proximidad de Dios, pero sin apropiarse nunca de Él, forma
parte de la auténtica experiencia de fe. Lo «masculino» en nosotros tiende a apropiarse, a delimitar, a
poseer. Lo «femenino» salvaguarda la alteridad en la relación.
«Las mujeres son más conscientes de la dimensión de la alteridad (de Dios), porque han sido las otras en
la reflexión teológica e incluso en la filosofía». Como desde siempre experimentan su condición de ser
otras (en el sentido de inferiores) respecto al varón, las mujeres conservan y valoran la mirada
contemplativa que se refiere al otro en cuanto tal; así pueden evaluar lo que les ha sido impuesto.

El polo conquista / don

Forma parte de una fe auténtica un segundo equilibrio, un segundo polo: recibir y responder,
acoger y dar, la gratuidad y el compromiso. La fe es ante todo una «gracia», pero pide la respuesta libre y
comprometida, y, en cuanto tal, es también una conquista. Lo «masculino» en nosotros tiende a
conquistar; lo «femenino» salvaguarda la gratuidad.
El polo generar / cuidar

Forma parte de la fe auténtica el hecho de ser generativa: «La fe actúa por medio de la caridad»
(Gal 5, 6). La fe conduce a crear, a generar, a construir, a inventar, tanto en el nivel personal como en
el social. Pero una fe que genera y no cuida se convierte en superficial. Lo «masculino» en nosotros
tiende a generar (en el nivel de acción y de pensamiento); lo «femenino» cuida.

Franzoni atribuye a las mujeres la peculiaridad que llama «praxis de la ternura». En una cultura
patriarcal como la nuestra, este «cuidado» ha sido considerado un destino obvio e innato, y puede ser la
aportación más consciente de la mujer a una cultura masculina que se ha convertido en tecnicista y
consumista. «La actitud de cuidar, que parte de la experiencia de las madres con los cuerpos de los niños,
queda en la memoria para proyectarse sobre las relaciones con los otros seres/cuerpos que amar, proteger,
cuidar.»

La cultura del cuidado y de la ternura, típica de lo femenino en nosotros, tiene muchos matices: la
unión con el cuerpo que evita fugas intelectualistas, el sentimiento y la emoción que son fuente de
conocimiento al menos tanto como el pensamiento crítico, la atención a todo lo que es débil.

«Las mujeres han experimentado en sí mismas el estado de minoría; así están capacitadas para
comprender mejor las otras minorías. Por este motivo se convierten con frecuencia en abogadas
de los que no pueden manifestar por sí mismos su petición: los enfermos, los viejos, los débiles,
los incapacitados, los que no se ven. Como están habituadas a la marginación, las mujeres no
ponen en primer plano su persona, sino lo que les interesa. Captan mejor la necesidad de los
otros y los cuidan con naturalidad. ¿Acaso la ayuda concreta es menos válida que unas
discusiones teóricas sobre las futuras estrategias de cambio del mundo?».

El polo superación / límite

La libertad humana tiende a proyectar al hombre hacia una continua superación de sí mismo,
superación de sus límites, de su pensamiento, de su muerte. Es bueno para la vida humana y para la fe
cultivar el equilibrio entre la superación de sí mismo y la conciencia del límite. Lo masculino tiende a la
superación y a lo ilimitado. Por su unión con el cuerpo, con la sangre, con la generación y con el
acompañamiento hasta la muerte, las mujeres están familiarizadas con el límite, lo salvaguardan y lo
integran. Las mujeres pueden enseñar a los varones a integrar la propia muerte y por tanto, en relación
con Dios, la confianza y el abandono.

Es evidente que esta lista de polaridades es sólo indicativa. Ha de ser continuada y completada. Lo
que cuenta es hacerse conscientes de la necesidad de salvaguardar la polaridad y, por tanto, de recuperar
lo que ha sido negado, en particular lo femenino, que es de todos.
De hecho, cada una de las cosas dichas es de todos: lo que es de las mujeres es de los varones y lo que es
de los varones es de las mujeres. Cada uno está llamado a vivir la totalidad de sí mismo, para que no sea
arrebatada a nadie «la otra mitad del cielo».

En el nivel humano y de fe, la perspectiva acertada es una lógica interactiva, «en la que hay lugar
para la novedad, para los dos sujetos (la mujer y el varón) y para el «tercero», constituido por su
diferencia y por su diálogo y que es el espejo y el sello de su apertura al otro, real, singular y común».
Cada uno es para el otro nostalgia del cielo.

3. «USTEDES SON UNO EN CRISTO»


LA FE, TEJIDO DE HILOS DE COLORES

Esta perspectiva nos lleva a una conclusión sobre nuestra vivencia de la fe dentro de la comunidad
eclesial. Está indicada por Pablo: "Ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni varón y mujer, ya que
todos ustedes son uno en Cristo Jesús» (Gal. 3, 28).
Es digno de notar que el binomio varón-mujer no está unido por un «no», como los otros dos, sino
por un «y». Es una alusión clara a Génesis 1. 27 («macho y hembra los creó»). Afirmando que ya no hay
«macho y hembra», Pablo indica aquí que en Cristo Jesús ha sido superada la primera creación o, mejor,
que ha sido llevada a plenitud. Dejando el lenguaje masculino, más racional, intentemos decirlo con el
lenguaje de una mujer, teóloga italiana protestante:

«Imagino que las diferencias dentro de la comunidad son como hilos de colores. Según la
concepción de la sociedad de la época (de Pablo), estos hilos no deben mezclarse demasiado,
salvo para algunos trenzados obligados, regulados por la ley y funcionales para la sociedad.
Jesucristo, dice Pablo, ha recogido todos estos hilos de colores y ha hecho posible un tejido
multicolor, un cruce libre de hilos de colores, pues todas las realidades diferentes han pasado a
través de Él y se han centrado en un punto. En este sentido la nueva creación actúa, por así
decirlo, al contrario que la creación narrada en el Génesis. Allí, la criatura nacida de la tierra,
Adán, tenía necesidad de salir de lo indistinto; aquí la humanidad fragmentada y lacerada tiene
necesidad de ser puesta en comunicación. Según el relato de Génesis 1, la creación de la se-
xualidad había puesto en comunicación al varón y a la mujer, permitiéndoles la reunificación en
la sola carne del amor erótico; la nueva creación parte de la constatación de que la humanidad
debe ser salvada de la fragmentación y de la oposición desde el momento en que los seres
humanos no saben comunicarse en la diversidad.
La nueva humanidad creada por Jesucristo es testimoniada por el bautismo; los hilos de nuestras
identidades se entrecruzan. En este contexto. Gálatas no es un dato real indiscutible con el que
forzar nuestras experiencias de diferencia; es, más bien, el horizonte que nos hace libres para
optar por la diferencia...

Gálatas 3, 28 no es un impedimento para esta búsqueda; es un consuelo. Me asegura que mi


diferencia no es un fragmento alocado, sino que es uno de los hilos de colores que ha sido
recogido en Cristo. Yo he reconocido en mi bautismo esta nueva obra de creación y, por esto,
puedo abandonarme a la revalorización de mi humanidad particular».

4. LA CATEQUESIS DE ADULTOS COMO ESPACIO EDUCATIVO


PARA EL RECONOCIMIENTO MUTUO

Vivir la diferencia dentro de la unidad de Cristo es también la tarea en que debe educarse y
educar un formador de adultos. En el acompañamiento de otros adultos y adultas, es importante prestar
atención a tres aspectos.

a) En cuanto varones y mujeres, ser conscientes de la propia identidad sexuada. Somos «de
colores». Ser conscientes del propio color, sentirse bien en la propia piel, atreverse con la
propia diferencia... hace libres y capaces de acoger y valorar las diferencias de los demás.

b) En cuanto acompañantes de otros hermanos y hermanas, estamos llamados a convertir


nuestros espacios eclesiales en espacios en que se actúen las diferencias. Debemos permitir la
aparición de la diferencia, de lo masculino y de lo femenino, evidenciándolo, valorándolo,
protegiéndolo.

c) En fin, estamos llamados a mostrar en nuestra persona y a crear en las personas de los
otros la fecundidad de esta trama, es decir, a poner en marcha espacios en que la diferencia sea
vivida como reciprocidad y complementariedad. Estamos llamados a hacer ver, aunque sólo sea
en germen, que la nueva creación en Cristo Jesús está surtiendo efecto: por tanto, somos
tejedores y tejedoras, pero «de colores».
TEMA 3: ADAPTACIÓN AL DESTINATARIO. ASPECTOS GENERALES

Necesidad y derecho de todo creyente a ser catequizado

167. Todo bautizado, por estar llamado por Dios a la madurez de la fe, tiene necesidad y, por lo mismo,
derecho a una catequesis adecuada. Por ello, la Iglesia tiene el deber primario de darle respuesta de forma
conveniente y satisfactoria. En este sentido hay que recordar, ante todo, que el destinatario del Evangelio
es « el hombre concreto, histórico », enraizado en una situación dada e influido por unas determinadas
condiciones psicológicos, sociales, culturales y religiosos, sea, consciente o no de ello. En el proceso de la
catequesis, el destinatario ha de tener la posibilidad de manifestarse activa, consciente y
corresponsablemente y no como simple receptor silencioso y pasivo.

Necesidad y derecho de la comunidad

168. La atención a cada una de las personas no debe hacer olvidar, sin embargo, que la catequesis tiene
como destinatario a la comunidad cristiana en cuanto tal y a cada uno de sus miembros en particular. Si,
en realidad, la catequesis recibe legitimidad y fuerza de la vida de la Iglesia, es también verdad que « el
crecimiento interior de la Iglesia, su correspondencia con el designio de Dios, dependen esencialmente de la
catequesis ».

Por tanto, la necesaria adaptación del Evangelio afecta y atañe también a la comunidad como tal.

La adaptación pide que el contenido de la catequesis sea como un alimento sano y adecuado
169. La «predicación acomodada de la Palabra revelada debe mantenerse como ley de toda evangelización».
Esta norma tiene su intrínseca motivación teológica en el misterio de la encamación, corresponde a una
exigencia pedagógica elemental de una sana comunicación humana, y refleja la práctica de la Iglesia a lo largo
de los siglos.
Tal acomodación se entiende como acción exquisitamente maternal de la Iglesia, que ve a las personas
como « campo de Dios» (I Co 3,9), no para condenarlas, sino para cultivarlas en la esperanza. Va al encuentro
de cada una de ellas, tiene en cuenta seriamente la variedad de situaciones y culturas y mantiene la comunión
de tantas personas en la única Palabra que salva. De este modo el Evangelio se transmite de modo auténtico y
significativo, como alimento saludable y a la vez adecuado. Este criterio ha de inspirar todas las iniciativas
particulares, y a su servicio han de ponerse la creatividad y originalidad del catequista.

La adaptación tiene en cuenta las diversas circunstancias


170. La adaptación se realiza de acuerdo con las diversas circunstancias en que se transmite la Palabra de
Dios. Responde a «las exigencias que dimanan de las diferentes culturas, de edades, de la vida espiritual, de
situaciones sociales y eclesiales de aquellos a quienes se dirige la catequesis ». A ellas deberá prestarse una
atenta consideración.

Se ha de recordar también que, en la diversidad de situaciones, la adaptación ha de tener siempre presente


a la persona en su totalidad y en su unidad esencial, conforme a la visión que de día tiene la Iglesia. Por eso,
la catequesis no se queda sólo en la consideración de los elementos exteriores de una situación concreta, sino
que tiene presente también el mundo interior de las personas, la verdad sobre el ser humano, « camino
primero y fundamental de la Iglesia». Esto determina un proceso de adaptación que será tanto más pertinente
cuanto más se tengan en cuenta los interrogantes, las aspiraciones y las necesidades de la persona en su
mundo interior.

“EL NIÑO EN LA CATEQUESIS”


1. El desarrollo psicológico del niño

El crecimiento del niño es en diversos órdenes: físico, psíquico y sobrenatural.

 El crecimiento físico del niño:

a) Es orgánico: es decir, se tiene no por mera adición de cosas exteriores, sino en virtud , de una
fuerza interior.

b) Este crecimiento pide que el educador atienda principalmente el sistema nervioso del niño: este
sistema es un conjunto de nervios distribuidos en todo el organismo cuyo centro es el cerebro;
unos nervios son sensoriales: se encuentran en los terminales de la piel, en las membranas,
mucosas, tendones, etc.; otros son motores: se encuentran en el sistema muscular; otros se llaman
de asociación: sirven para ordenar o para suprimir o inhibir.

 El desarrollo psíquico:

a) Es el paso por una serie de "grados de madurez", por los cuales camina el niño
progresivamente hacia un nivel de conducta más elevado.

Un ejemplo: A la edad de un año, el niño tiene posibilidad de agarrar un objeto. Para llegar a este
punto de su desarrollo, necesitó pasar antes por diversas etapas: a los 3 meses, el niño miró el
objeto; a los 5 meses, miró el objeto y se acercó a él; a los 6 meses, miró y tomó torpemente el
objeto con toda la mano; a los 9 meses, miró y cogió el objeto correctamente con los dedos; a los
13 meses, miro y tomó el objeto entre el pulgar y el índice y lo dejó correctamente; a los 15 me-
ses, el niño miró el objeto, lo tomó y lo colocó para construir (Gessel).

b) Tiene relación con el crecimiento físico: hay un intercambio de acciones entre uno y otro
desarrollo.

c) Supone un ejercicio conveniente de las facultades del hombre (facultades de conocimiento y de


tendencia.

d) Es ordenado: el orden de este desarrollo aparece precisamente en las diversas etapas, por las que el
niño va pasando.

Un ejemplo: El desarrollo de la facultad de leer: a los 15 meses, el niño acaricia una imagen
reconocida en un libro; a los 18 meses, la muestra, la enseña; a los 2 años, nombra tres imágenes
en un libro; a los 3 años, reconoce tres figuras geométricas impresas; a los 4 años, reconoce las
letras mayúsculas; a los 5 y 6 años, reconoce las palabras impresas que sobresalen en el texto.

e) Este desarrollo es lento y progresivo:

Un ejemplo: El desarrollo de la facultad de adquirir: a los 5 años, el niño manifiesta vanidad por
ciertas propiedades personales, por ejemplo, por su vestido, juguetes, espejo, etc.; a los 6 años,
colecciona raras veces, por ejemplo, estampas; a los 7 años, colecciona con un fin y cuidados
particulares y de una manera constante; a los 8 años, colecciona con celo y da mucha importancia
a su colección, por ejemplo, de muñecas o de recortes de papel; a los 10 años, colecciona con más
método: su interés es intelectual y especializado; en adelante, comienza a guardar dinero y se
interesa por el valor de él y demuestra un sentido organizado de economía (Gessel).

f) Entre los animales, el hombre es el que más tarda para llegar a la edad adulta.

 El crecimiento sobrenatural:
El crecimiento sobrenatural no encuentra obstáculos en la edad menor. Dice Santo Tomás de Aquino:
"la edad corporal no perjudica al alma; por lo cual, el hombre, aún en la edad infantil, puede alcanzar la
perfección de la edad espiritual". La gracia divina no da saltos; se acomoda a la naturaleza humana y
cuando ésta corresponde, la santifica.

2. La educación religiosa del niño según su edad.

1º Introducción.

El niño es persona y su desarrollo integral es inherente a su crecimiento físico. Su formación y


educación durante el período de su crecimiento es de una importancia y trascendencia capital. Su proceso
debe ser adecuado, oportuno y firme.

Cada niño es cada quien "muy original y único". Crece constantemente. Por lo tanto, necesita
moverse, estar activo. No es un adulto en miniatura.

El niño es capaz de pensar, jugar, trabajar, cantar, pintar, rezar... Tiene sentimientos: necesita
cariño, comprensión; necesita quién se interese por él y quién le ayude a educar con amor sus
sentimientos.

La formación y educación humana, moral y religiosa durante la primera y segunda etapa de la


infancia corresponde a la familia y los buenos frutos dependen de ella. En estos primeros años de vida el
hombre recibe en su familia las bases de todo un comportamiento futuro. La madre, de un modo particular
(aunque no exclusivo), es el apoyo de esta educación y ofrece a la gracia bautismal la posibilidad de dar
su fruto. El niño va asimilando poco a poco los modos de actuar y los sentimientos de su familia toda.

Su formación, en este período, no es a base de fórmulas o mandamientos áridos, sino a base de


experiencias agradables de conducta familiar. La disposición a la fe se apoya inicialmente en los ejemplos
de sus padres y hermanos. Su imagen de Dios estará en relación con la imagen que tengan de É1 sus
padres, sus hermanos, parientes y vecinos. Se nutre con las vivencias y prácticas de fe de su familia... y de
esta manera su personalidad cristiana empieza a despuntar, empiezan a nacer virtudes morales y se
empieza a integrar así a la vida cristiana comunitaria.

2º Desenvolvimiento histórico.

La historia nos da datos de "psicología religiosa" hasta el siglo XIX. Las observaciones
psicológicas en materia religiosa estaban en general mezcladas o confundidas con la misma filosofía
religiosa.

Al rededor de 1900 se comienzan a estudiar los fenómenos religiosos más sobresalientes: la


conversión, la oración y las creencias, por medio de cuestionarios y tests. También es tema de los
estudiosos la "psicología de los místicos".

A partir de 1930 se aplican a la psicología religiosa las técnicas aceptadas en otros campos de la
Psicología: los tests, los métodos proyectivos, exámenes profesionales, etc. En esta época tiene especial
interés la relación que encuentran los psicólogos entre la "psicología profunda y la psicología religiosa",
sobre í f. todo por lo que ve al "consciente y al inconsciente".

Estos estudios reportan cuatro factores que originan problemas y que hay que tenerlos en cuenta
en la educación:

* las relaciones humanas que siempre despiertan un fenómeno psíquico,


* la mayor o menor sensibilidad de las personas,
* las necesarias distinciones por el temperamento y el carácter,
* la mayor o menor religiosidad, según el equilibrio humano personal.

3º Religión y religiosidad.

Etimológicamente la palabra "religión" significa "relación"; es una ligazón y dependencia personal


e interna del hombre con Dios. Se dice también que "religión" es el cuidado y la dedicación a las cosas
divinas .

Hay, pues, dos aspectos del sentido religioso:

a) el objetivo, que es una suma de ritos con contenido religioso,

b) y el subjetivo, que es la actitud interna de la persona.

Las palabras religiosidad y religión, con mucha frecuencia se usan como sinónimos, pero hay una
diferencia esencial: la "religión" es algo objetivo y universal, y la "religiosidad" es algo subjetivo e
individual .

La religiosidad es la expresión de adoración, confianza y amor del hombre ante el Ser Supremo;
implica la participación de toda la personalidad humana y la celebración a través de ritos significativos.

4º Elementos básicos de la religiosidad.

Entendida la religión como la relación directa del hombre con Dios, tenemos que aceptar que esa
dependencia implica la ordenación de toda la vida, tanto en el aspecto individual como en el social.

Por lo mismo, la religión no es sólo una disposición de la parte más elevada del hombre, sino que
abarca a toda la persona:

a) Factor intelectual:

Desde 1921 Gingersohn y otros psicólogos demostraron que el fundamento de la experiencia


religiosa es la función intelectual. El entendimiento mira lo divino y el YO se decide a entrar en acto con
el Ser Supremo.

En la estructura de la experiencia religiosa, lo básico es la firme persuación de la existencia de


Dios y de nuestra dependencia de El.

Pero con el factor intelectual armonizan los demás factores psíquicos: el sentimiento, la voluntad y
la acción; esta armonización hace que la religión no se convierta en una ciencia puramente especulativa
(teórica, intelectual).

b) Factor afectivo:

La afectividad, no sólo acompaña nuestros conocimientos, sino que les da consistencia y muchas
veces los integra. Es el hombre total el que piensa, ama y siente, el que lleva en sí, la imagen y la
nostalgia de Dios; es el amor el que mueve a la religión y la hace posible. Jamás podemos esperar un acto
de verdadera religión, sin el concurso del factor afectivo.

c) Factor volitivo:
La voluntad es la que dirige todo el curso de la actividad humana y la que decide en la elección.
En la religión, una vez que el hombre es iluminado y motivado, se une a Dios, aún teniendo en cuenta las
exigencias morales que de ello se desprenden.

En la religión revelada sobrenaturalmente, primero es la adhesión del entendimiento y después la


aceptación de la Persona que nos revela y la aceptación de los compromisos que ello supone. Para todo
este proceso, es indispensable la ayuda de la gracia que previene, acompaña y da fácil término al acto re-
ligioso .

d) Factor dinámico:
El dinamismo o actividad en el campo religioso, traduce en una corriente religiosa, todo lo que antes
se conoció y se amó. En el orden sobrenatural Dios colabora en la tarea de toda actividad religiosa, y a la
vez, que realiza el sentimiento religioso, da integración y perfección a la personalidad.

De ahí que
- la religión de sólo la inteligencia, sería fría religión;
- la religión de só1o el corazón, sería misticismo;
- y la religión de sólo acción, sería activismo.
Por lo cual, el hombre debe tener una religión de mente, de vida y de espíritu, con la que deberá
reconocer totalmente a su Creador.
Ahora bien, ¿en el niño se dan estos factores? ¿Esperamos a que tenga su entendimiento bien
despierto y también su voluntad, para que pueda decirse que tiene religión?
Nosotros afirmamos con los psicólogos modernos que aun sin haber una inteligencia y una voluntad
en pleno desarrollo, hay elementos en los niños de verdadera religión, aunque sea todavía una religión in-
cipiente; pero que poco a poco irá creciendo hasta convertirse en algo vital, profundo y consciente. Este
crecimiento lo apoyará la CATEQUESIS.

Finalmente, si la religiosidad es una manifestación de vida, es normal que tenga un proceso de


desarrollo. Sin embargo, toda vida está condicionada al medio ambiente en que se desarrolla la persona, y
en la infancia tiene una influencia decisiva para la conducta humana.

TEMA 4: CARACTERÍSTICAS PSICOLÓGICAS DEL NIÑO.


NIÑO DE 0 A 3 AÑOS

A. Características psicológicas generales y globales: de 0 a 12 años:

• dependencia de la esfera sensorial y afectiva,


• tendencia a la imitación,
• curiosidad.

B. Características psicológicas particulares según la edad:

De 0 a 1 año:
☺ simples aprensiones por sus sentidos;
☺ primeras experiencias que dan lugar al aprendizaje;
☺ a partir de los 6 meses no sólo toma los objetos, sino que los escoge;
☺ empieza a jugar solo con matices de individualidad;
☺ dependencia maternal principalmente y paternal;
☺ continua negación y períodos sensibles;
☺ se maravilla con facilidad;
☺ empieza a aparecer la memoria.

De 1 a 2 años:
 A partir del primer año, el niño deja de ser un sujeto pasivo: lo toca todo, todo explora, aunque
empiece a sufrir.
 Su facultad de moverse se acentúa y su imaginación progresa.
 Las nociones que el niño va adquiriendo, las empieza a agrupar, pero es todavía muy fuerte su
egocentrismo: él es el centro de su mundo y de su familia.
 Sus actitudes espontáneas indican un temperamento en construcción.
 El niño se va formando y enriquiciendo. Al final del 2° año ya ha aprendido unas 300 palabras.
 Su admiración crece y la sensibilidad la manifiesta en momentos de silencio y abstracción y a
través del llanto con el cual inconscientemente pretende dominar a los que le rodean.
 El niño comprende poco a poco el "TU" y el "YO", pero no el "NOSOTROS". El dibujo sencillo le
agrada y dura hasta los 6 años: luego vendrá el dibujo más exacto y detallado.

De 2 a 3 años:

 Las cosas en movimiento atraen su atención.

 Todavía no capta el tiempo ni el espacio: su vida es un presente.

 El juego lo domina todo. Mediante el juego se conoce a sí mismo y conoce a los demás; para el niño
jugar es vivir: sus convivencias son en la familia, en la escuela, y a nivel social son muy importantes.
Las niñas empiezan a imitar a la mamá en los quehaceres domésticos.

 Aparecen los celos.


 Empieza la crisis del crecimiento y de autoafirmación; goza en exhibirse; en ser alabado y admirado;
no hay que favorecer esta tendencia pero tampoco sofocarla; hay que orientarla.

 Quiere lo que relumbra, lo que se mueve.

 Pide a veces lo imposible y se enfada si lo tiene: lo más útil será:


a) prevenir las ocasiones,
b) utilizar razones afectivas, por ejemplo: "mamá, papá" estarán más contentos... O se pondrá un
castigo teniendo en cuenta la calidad y no la cantidad...

 Ya se le puede orientar con palabras fuera de los momentos de enfado y gran cansancio.

 Tiene un fuerte afán de propiedad: "lo quiere todo y no sabe compartir (sus juguetes)".

 Su lenguaje es espontáneo; en esta edad llega fácilmente a los mil vocablos.

 La risa y la burla le molesta; las heridas al amor propio le afectarán mucho.

 Su terquedad no es moral, sino vital; con frecuencia le da lo mismo decir que sí o decir que no.
 Imita a la perfección lo que hacen los adultos. Modela y dibuja para iluminar.

TEMA 5: NIÑO DE 3 A 4 AÑOS

➢ El niño de 3 años cumplidos ya posee una mayor coordinación motora bastante elaborada; domina los
problemas del movimiento y de la manipulación: así, puede vestirse ya por sí mismo, pero no logra,
por lo general, atarse bien los cordones de los zapatos.

➢ Su lenguaje se ha enriquecido no sólo en palabras, sino en matices y tonos. El poder de la imaginación


es cada vez más vivo; por ello comienza a formarse su mundo interior... Esta capacidad crea una
situación nueva y también un problema: no distingue entre el mundo que lo rodea y el mundo mental,
imaginativo, ya que el niño pasa insensiblemente de uno a otro... Esta situación es normal y dura
varios años.

➢ Paralelamente a la evolución del pensamiento va afianzando su lenguaje; se ha enriquecido y ha


crecido su afán constructivo. El dibujo deja de ser garabateo y lo convierte en representativo; poco a
poco intentará dibujar todo lo que imagina, por eso se le oye hablar al dibujar aunque está solo.

➢ Su juego ya es más cooperativo; ya tiene relaciones personales: es más sociable. Tiene amigos y
enemigos. Estos sentimientos se notan más en las niñas. Su juego sigue siendo de ficción y sus
personajes, imaginarios.

➢ Su vida afectiva es intensa: mimoso y cariñoso, pudiendo en seguida estallar en cólera. La madre es la
que obtiene su preferencia aunque a veces siente más inclinación al padre.

➢ La captación del tiempo ha progresado: ya no sólo se refiere al presente, sino también al pasado y al
futuro. Por ser ya más sociable por su curiosidad innata en él, y por su evolución mental, escucha con
gran interés las narraciones y cuentos, pero especialmente le gusta escuchar las conversaciones de los
mayores.

De 4 a 5 años:

☺ El niño de 4 años llama la atención por su vitalidad: corre, brinca sin parar, su imaginación es
bulliciosa, desenfrenada y muchas veces exagerada. En sus juegos cambia de actitud y de papel como
un gran actor: es jactancioso y habla hasta por los codos.
☺ Afectivamente es voluble: llora con insistencia y cuando se enoja pierde con facilidad los estribos y
hasta puede proferir insultos, injurias. Crece y se esfuerza en superar su edad.
☺ Una de sus características principales es su afán interrogador: es muy preguntón. Es interesante notar
que hasta los 4 años las preguntas de los niños nunca incluyen el ¿por qué? Giran más bien alrededor
de ¿dónde?; ¿de dónde?; sobre sensaciones especiales, o sobre conocimientos nocionales: ¿quién es?,
¿qué es? Esta insistencia de sus porqués es un inicio del despertar intelectual. A la edad que va de los
4 a los 7 años, se le llama “edad interrogadora”.
☺ El proceso interrogativo del niño seguirá sin interrupción hasta los 8 o 9 años, pero ya con matices
más personales debido al roce dela experiencia y a una mayor evolución mental.

De 5 a 6 años:
 Esta etapa es de consolidación y remanso.
 Durante esta edad el niño comienza a dar paso a características más estructuradas y más individuales;
debido a esto es ya bastante diferente a otros niños.
 El mundo de la fantasía se aquieta un poco y va dari do entrada al mundo real y a las experiencias que
éste le proporciona.

 Afectivamente sigue centrado en su hogar; su vida escolar es, en cierta forma, prolongación y varia-
ción de su vida familiar. Es más sumiso y serio; la tozudez normalmente cesa. Su continuo hablar cesa
también un poco; usa unas dos mil palabras pero con más tranquilidad y precisión: ya piensa antes de
hablar.
 Sigue dibujando, algunas veces, ya con pincel; también colorea, pero lo que más le apasiona es recor-
tar. Ya puede armar mecanos y rompecabezas. Comienza a escribir y aprende a estampar su nombre;
dibuja letras de molde. La escuela no le disgusta y en ella trabaja voluntaria y activamente; su trabajo
lo hace a rachas, porque su atención es todavía frac mentarla.
 El canto y la música le gusta. Es sumamente sensible a ella. Los cuentos le gustan mucho y los repite.
Su forma de pensar progresa lentamente y de manera clara.
 Su capacidad de admiración e imaginación crecen.
 Desea sentirse amado, seguro y comprendido.
 Aprende haciendo y los ejemplos le imprimen sentimientos muy profundos; le gusta imitar todo lo
que ve que hacen los que lo rodean.

TEMA 6: NIÑO DE 6 A 8 AÑOS

➢ La etapa de 5 a 6 años es un oasis de paz, pero en la de los 7, vuelve de nuevo la turbulencia. En el


aspecto biológico hay una serie de transformaciones: caída de los dientes de leche, comienzan a salir
los molares, el sistema nervioso se desarrolla de un modo particular y esto influye en todo su modo de
ser.
➢ Todos estos cambios tienen repercusión en el campo psicológico: llora, ríe, es cariñoso, a veces hasta
el empalago, pero luego es hosco; es sucesivamente encantador y pesado. Afectivamente necesita
mucho cariño paternal y maternal. En sus momentos de indecisión e inseguridad encontrará
principalmente en la madre, el cariño y comprensión que necesita.
➢ Por su actividad muestra el deseo de ser siempre el primero en todo: en los juegos, en la clase escolar,
etc., y al no poderlo conseguir, las peleas y disgustos están al día. Estos disgustos duran poco y pronto
es completamente diferente, servicial y amable. En conjunto, es un niño difícil.
➢ En esta época la escuela tiene mucha importancia y trascendencia; puede producir frutos muy
benéficos en la educación del niño si el profesor es responsable y lo comprende. Su labor será la
comprensión, la seguridad en su enseñanza, la rectitud y la honestidad, la verdad y la energía de una
disciplina fundada en la auténtica justicia.
➢ Dada su actividad y dinamismo, el ideal pedagógico es transformar en acción la enseñanza: de allí el
dibujo, la pintura, el modelado, la pequeña artesanía, las visitas culturales, la comedia y las dinámicas
de grupo. Sólo por medio de la actividad es posible hacer rendir debidamente, fijar y enderezar las
fuerzas mentales y afectivas del niño.
➢ Los juegos son ya más colectivos, aunque todavía no logran formar la clásica pandilla de miembros
fijos y con su jefe al frente; pero sí le gusta ya el grupo.
➢ Su entendimiento entre lo real y lo imaginario es mucho más objetivo, pero no por todo el día; ya al
terna lo real con lo imaginario, sobre todo cuando está en el juego parece que está en trance. Aunque
lo alterna, ya no lo confunde como en la etapa anterior.
➢ Su cultura crece rápidamente en poco tiempo y gracias a la escuela, cuenta, escribe, responde mil co-
sas, se nos vuelve "sabio". En esta edad comienza ya a auto-organizarse.
➢ Hasta los 6 años, el niño hace gestos que acompaña de palabras. Ejemplo: la Señal de la cruz, la
genuflexión.

CARACTERÍSTICAS PSICO-RELIGIOSAS DEL NIÑO.

De 0 a 6 años:
 CARACTERÍSTICAS PSICO su consistencia. A través de él patentiza su acoplamiento interno
emocional a los relatos religiosos que oye.
 Su imaginación viva le hace vivir las escenas de la Historia Sagrada y no se cansa de oír narraciones del Niño
Jesús, del Cielo, de los Ángeles, etc.
 Le gusta hacer oración frecuente, espontánea y reverente, de petición y de acción de gracias.
 Bien orientado acepta la presencia de Dios que lo mira todo. Dios llega a ser para el niño de esta edad alguien
tan real como sus padres.
 Es capaz de emocionarse ante el milagro, lo acepta como un hecho fantástico y entiende que sólo Dios puede
hacerlo.
 Su presencia en la Iglesia (templo, o reunión de cristianos, asamblea) le llena de ilusión y deja en él una huella
muy profunda, sobre todo, cuando ve a sus padres que se arrodillan reverentes, que rezan, que contemplan, que
se confiesan y comulgan...
 También, a veces, se incomoda y se rebela para las cosas de Dios, para el estudio del catecismo y en las
devociones...
 En Dios descubre seguridad, afecto y verdad. Comprende entonces que Dios es Alguien, un ser personal, vivo e
invisible, pero presente y que sabe mejor que nadie, lo que pasa, y que es más poderoso que todos los demás
seres.
 Su religiosidad es activa. En su mente y en su corazón se afirman las nociones de reverencia, adoración,
bondad y amor de Dios.
 Al final de este período su mundo religioso se ve poblado de ideas que almacena y ordena en forma muy poco
sistemática, pero, al mismo tiempo, es un mundo de vivencias que va sintiendo con más profundidad...

INTERESES Y VALORES PSICOLÓGICOS DEL NIÑO (3 a 6 años)

DESARROLLO PSICOMOTOR:

* Capacidades mentales y de lenguaje.


* Vida imaginativa.
* Actividades complejas e imitación.
* Curiosidad e investigación sobre el origen de los niños
* Edad del ¿por qué?
* Necesita afecto, protección y comprensión.

VALORES:

✓ Capacidad de conciencia sobre lo bueno y lo malo,


✓ Necesidad de amor (Dios Padre).
✓ Imaginación - Creatividad.
✓ Curiosidad - ¿Por qué? - Actividad.
✓ Imitación de CRISTO (Buenos ejemplos).
✓ Está abierto al otro...
✓ Espíritu de comunicación (familia: papá, mamá, hermanos, otros...)

ASPECTOS FUNDAMENTALES A EDUCAR:

* Comportamiento social.
* Responsabilidad .
* AMOR; Dios, padres, hermanos, prójimos.
* Sentido de gratitud y alabanza.
* Educación en el silencio y en la observación.
* Enseñarle a hablar con Dios en la oración.
* Canalizar su actividad exuberante.
* Educar su "egocentrismo" con las virtudes.

De 7 a 8 años:

 Parece que en este período nos ofrece un relativo remanso. El niño es más reposado, más tranquilo; ya
escucha, medita, es decir, organiza sus impresiones; por eso se inquieta y se molesta si le
interrumpen sus pensamientos.

 En este tiempo aprende muchas cosas en todos los órdenes, pero principalmente en profundidad y
comprensión; capta mejor el significado de lo que conoce; es esta una etapa de reflexión y de vida
interior. Esa misma reflexión puede degenerar muchas veces en cavilación; preocupación que se
traduce exteriormente en ceño fruncido, una cierta timidez y hasta melancolía, lo que viene a
demostrar que ya tiene sus problemas y que su mundo moral se está avivando.

 Afectivamente, la madre ya no es el centro: la ve, la sigue amando, pero de manera diferente. Su


padre va entrando en su vida afectiva y ya le hace más caso y se interesa más por él. Las niñas,
pueden ser esencialmente sensibles a las reprimendas paternales.

 Su campo de intereses se amplía y progresa: abarca a sus padres, profesores y otras personas; se va
especializando. En la escuela es más dócil, especialmente si se entiende bien con su profesor; el
indicador de esta socialización es que ya usa el pronombre "NOSOTROS" en su vocabulario habitual.
Debido a esto ayuda más dentro y fuera de casa: es más servicial.
 En los momentos de inestabilidad reacciona con esperanza, pero ya se esconde para llorar. Le
encoleriza si se le compara con los más pequeños: entonces quiere ser grande e independiente. Sus
juegos, aunque todavía son imaginarios, son más colectivos, es más perseverante en ellos y, en
general, en todas sus actividades. Su atención es más voluntaria, más sostenida y regulada.

 Su capacidad de analizarlo todo, que antes era nula, se empieza a desarrollar: por eso es capaz de
hacer crítica, y porque es más comunitario, acepta más fácilmente lo que los demás hacen y
dicen.

 Este avance debe ser aprovechado por el educador; en esta etapa no se le pueden dar falsas razones
que le desorientarán o le enojarán, tanto más, cuanto su "animismo" está ya en decadencia y camina
hacia una franca superación.

 No solamente contempla, quiere actuar; al admirar las cosas pretende criticarlas y dar su opinión.

 Aparece la libertad de construir; se hace capaz de una responsabilidad moral; es la edad de la


razón (piensa).

 Su deseo de saber aumenta; se forma su inteligencia.

De 8 a 9 años:

Al niño de esta edad tres rasgos le caracterizan:

 La velocidad: es rápido y apresurado.

 La expansibidad: se desvive por un sin fin de cosas: recoge todo lo que encuentra y tiene interés por
coleccionar las cosas y objetos. Le interesan las historias y saber las vidas ajenas. Su mundo es un
mundo que crece en todas direcciones; está en expansión.

 La valoración: tiende a valorar todas las cosas, especialmente lo que se relaciona con él. Aprecia que
el mundo de los mayores es otro mundo y se preocupa por adaptarse a él.

CARACTERÍSTICAS PSICO-RELIGIOSAS DEL NIÑO.


De 7 a 8 años:

 El mundo moral del niño de esta edad está en acción; le vemos responsable de lo bueno y de lo malo,
aunque no con mucha claridad de conciencia.
 Su libertad está muy poco estructurada y sólo actúa moralmente por ratos; no alcanza a comprender
todavía con determinación lo que es bueno y lo que es malo.
 Empieza su espíritu crítico, especialmente para con sus padres y profesores; ya no les ve tantos
poderes mágicos como de pequeño. Su curiosidad crece continuamente; por lo cual, si el ambiente de
su familia es religioso, encuentra en Dios la respuesta a todo.
 Empieza a estructurar su vida cristiana especialmente con las lecciones de catecismo y con la
preparación a la Eucaristía. Busca el apoyo en Dios y es de espíritu abierto para lo religioso. La
Historia Sagrada, la Vida de Cristo y la de los Santos son la gran escuela de su religiosidad.
 La entrada a la vida de la comunidad cristiana, por la asistencia a misa y por la recepción de los
sacramentos de iniciación, tiene una importancia muy significativa.
 Para el niño de esta edad, la idea de Dios es clara y precisa; se graba en su memoria
= que Dios ama, protege y cuida a los niños,
= que el cielo está en lo alto y en lo superior,
= que a Él van todos los buenos cuando se mueren.
 Su oración es normal por la mañana y por la noche, en el momento de los alimentos y al empezar
una clase. Le gusta la oración espontánea...
 Al final de esta etapa, Dios es visto como un Padre providente y misericordioso que perdona nuestros
TEMA 7: NIÑO DE 9 A 10 AÑOS

✓ Esta edad es un período de vida en el que la individualidad tiende a afirmarse y organizarse, tanto en
lo somático como en lo psíquico.

✓ Comienza la autosuficiencia, se cree un hombre de negocios, serio, preocupado, trabajador.

✓ Empieza a independizarse de sus padres y le molestan los mimos. Es mayor su afán por la lectura; es
un poco frío y calculador.

✓ Le gustan las reuniones; es capaz de formar equipos y pandillas.

✓ Le interesa la investigación; observa el trabajo de los adultos y los admira.

✓ En este período de estabilidad tiene capacidad de un mayor esfuerzo y de un trabajo más intenso.

De 10 a 11 años:

• Es un período de equilibrio, sin grandes problemas. El campo de sus intereses se amplía: deja los
juegos de carritos y muñecas y prefiere los constructivos y el deporte. Se le desarrolla la tendencia a la
pandilla. Sueña con compañeros (amigos). Las niñas empiezan a cerrarse a sus amistades porque les
atraen los muchachos.
• Su capacidad de asimilación es grande: memoriza, clarifica y anota. Su atención es buena, pero de
corta duración. Su afán de aprender le hace ir con gusto a la escuela.

• Afectivamente es una edad tranquila, aunque tiene mucha fantasía respecto a su futuro.

TEMA 8: PREADOLESCENTES DE 11 A 12 AÑOS

➢ Es el período de acercamiento a la adolescencia y el tránsito a la pubertad.

➢ Biológicamente los cambios son profundos: lo más notable es el hambre y el crecimiento óseo; su
sistema nervioso se torna activo; de ahí la incapacidad de que está quieto. Es inestable, curioso,
investigador, franco, desenvuelto y amable, pero en la escuela ya empieza a no sentirse muy bien.

➢ Es notable cómo predomina en él la impresión de amabilidad. Es un paso muy importante hacia la


personificación y madurez, que empieza con las luchas de la adolescencia.

CARACTERÍSTICAS PSICO-RELIGIOSAS DEL NIÑO.

De 9 a 12 años:

 En esta edad el niño tiene afán de progresar en sus conocimientos religiosos.


 Las relaciones con sus padres y con los que enseñan religión, son fundamentales. Esto favorecerá que el
niño tenga seguridad y orientación en las próximas luchas de la adolescencia.
 Todo lo ve a través del sentimiento y acepta o no lo que le enseña su educador, según la simpatía que por
él sienta.
 Goza con la liturgia y con todo lo bello y con la lectura de hermosas historias como la de Jesucristo.
 La religión en él se va incorporando a su "YO" responsable, por ello puede tener una participación más
activa en la vida de la Iglesia.
 La enseñanza de la Iglesia debe darse sistemáticamente sin dejar huecos, dando razones reales y no de
mera autoridad.
 Tiene mucho interés por conocer a Jesucristo tal cual es. Le encanta la oraci6n del 'Padre Nuestro' y
necesita un entrenamiento en la oración vocal.
 Su conciencia moral es más madura y reflexiva; cuando falla siente deseos de superación.
 En general, el niño de 9 a 12 años, es religiosamente tranquilo y va almacenando ideas y experiencias
INTERESES Y VALORES PSICOLÓGICOS DEL NIÑO
(7 a 12 años)

DESARROLLO PSICOMOTOR:

 Dominio de facultades corporales y desarrollo de habilidades.

 Alto nivel de observación: domina la mímica.

 Etapa del explorador analítico, coleccionista...

 Sentido del bien y del mal...

 Advierte el sentido de las acciones sagradas.

VALORES :

 Son objetivos y veraces.


 Buscan la realidad.
 Exigen la justicia.
 Tienen gran sensibilidad.
 Tienen sentido del bien y del mal.
 Tienen espíritu de camaradería: pandillas, compañerismo, asociación,
 Tienen capacidad de captar a Dios como persona.
 Captan muy bien el valor de las acciones.
 Dan importancia a sus relaciones con sus educadores (Padres, Catequistas, Profesores).
 Gustan de la aventura y tienen espíritu de competencia.

ASPECTOS FUNDAMENTALES A EDUCAR:

✓ El sentido de Comunidad-Iglesia y el espíritu de “equipo”, especialmente a los 11 y 12 años.

✓ El valor de los hechos concretos de la vida de Cristo Vivo.

✓ El sentido de oración y el sentido social y comunitario de sus acciones.

✓ El espíritu de servicio y el aprovechamiento de su memoria.

✓ El espíritu de la ley y del amor mediante los héroes de Dios y de la Historia de la Salvación.

✓ Las experiencias litúrgicas y de virtudes cristianas .

INTERESES Y VALORES PSICOLÓGICOS DEL ADOLESCENTE


(13 a 15 años)
DESARROLLO PSICOMOTOR:

 Búsqueda de su identidad.
 Destaca su crecimiento y las características sexuales secundarias y la atracción del sexo opuesto.
 Iniciación de la pubertad.
 Conflictos - Crisis: (niñas de 9 a 12 años, niños de 13 a 15 años).
 A consecuencia de la pubertad hay:
- orgullo, superficialidad, temor,
- sobresalto por el misterio del sexo y rebeldía,
- soledad, sufrimiento, luchas Interiores.

V A LO R E S :

 Ansias de felicidad.

 Descubrimiento de la amistad = amor.

 Confianza en sí mismo.

 Responsabilidad.

 Sensibilidad.

 Espíritu aventurero.

ASPECTOS FUNDAMENTALES A EDUCAR:

☺ La auto-reflexión.

☺ La conciencia social.

☺ La participación apostólica.

☺ La responsabilidad en las tareas encomendadas.

☺ El ser más realistas.

☺ La orientación de la amistad, del amor.

☺ El interés por su religión.

☺ La imitación de CRISTO como su amigo y modelo.

☺ El ayudar y servir al otro.

☺ La participación en grupo y en la comunidad.

☺ El descubrimiento de sus actitudes y cualidades.

☺ El comportamiento digno como persona.

☺ La confesión y el testimonio de fe.


TEMA 9: ADOLESCENTES 13 A 16 AÑOS

1.- ADOLESCENCIA

Adolescencia, etapa de maduración entre la niñez y la condición de adulto. El término denota el periodo desde el
inicio de la pubertad hasta la madurez y suele empezar en torno a la edad de catorce años en los varones y de doce
años en las mujeres. Aunque esta etapa de transición varía entre las diferentes culturas, en general se define como
el período de tiempo que los individuos necesitan para considerarse autónomos e independientes socialmente.

2 .- DESARROLLO FÍSICO

El comienzo de la pubertad está asociado con cambios drásticos en la estatura y en los rasgos físicos. En este
momento, la actividad de la hipófisis supone un incremento en la secreción de determinadas hormonas con un
efecto fisiológico general. La hormona del crecimiento produce una aceleración del crecimiento que lleva al cuerpo
hasta casi su altura y peso adulto en unos dos años. Este rápido crecimiento se produce antes en las mujeres que en
los varones, indicando también que las primeras maduran sexualmente antes que los segundos. La madurez sexual
en las mujeres viene marcada por el comienzo de la menstruación y en los varones por la producción de semen. Las
principales hormonas que dirigen estos cambios son los andrógenos masculinos y los estrógenos femeninos. Estas
sustancias están también asociadas con la aparición de las características sexuales secundarias. En los varones
aparece el vello facial, corporal y púbico, y la voz se hace más profunda. En las mujeres aparece el vello corporal y
púbico, los senos aumentan y las caderas se ensanchan. Estos cambios físicos pueden estar relacionados con las
modificaciones psicológicas; de hecho, algunos estudios sugieren que los individuos que maduran antes están
mejor adaptados que sus contemporáneos que maduran más tarde.

3.- DESARROLLO INTELECTUAL

Durante la adolescencia no se producen cambios radicales en las funciones intelectuales, sino que la capacidad para
entender problemas complejos se desarrolla gradualmente. El psicólogo francés Jean Piaget determinó que la
adolescencia es el inicio de la etapa del pensamiento de las operaciones formales, que puede definirse como el
pensamiento que implica una lógica deductiva. Piaget asumió que esta etapa ocurría en todos los individuos sin
tener en cuenta las experiencias educacionales o ambientales de cada uno. Sin embargo, los datos de las
investigaciones posteriores no apoyan esta hipótesis y muestran que la capacidad de los adolescentes para resolver
problemas complejos está en función del aprendizaje acumulado y de la educación recibida.

4.- DESARROLLO SEXUAL

Los cambios físicos que ocurren en la pubertad son los responsables de la aparición del instinto sexual. En esta
etapa su satisfacción es complicada, debido tanto a los numerosos tabúes sociales, como a la ausencia de los
conocimientos adecuados acerca de la sexualidad. Sin embargo, a partir de la década de 1960, la actividad sexual
entre los adolescentes se ha incrementado. Por otro lado, algunos adolescentes no están interesados o no tienen
información acerca de los métodos de control de natalidad o los síntomas de las enfermedades de transmisión
sexual. Como consecuencia de esto, el número de muchachas que tienen hijos a esta edad y la incidencia de las
enfermedades venéreas está aumentando.

5.- DESARROLLO EMOCIONAL

El psicólogo estadounidense G. Stanley Hall afirmó que la adolescencia es un periodo de estrés emocional
producido por los cambios psicológicos importantes y rápidos que se producen en la pubertad. Sin embargo, los
estudios de la antropóloga estadounidense Margaret Mead mostraron que el estrés emocional es evitable, aunque
está determinado por motivos culturales. Sus conclusiones se basan en la variación existente en distintas culturas
respecto a las dificultades en la etapa de transición desde la niñez hasta la condición de adulto. El psicólogo
estadounidense de origen alemán Erik Erikson entiende el desarrollo como un proceso psicosocial que continúa a lo
largo de toda la vida.

El objetivo psicosocial del adolescente es la evolución desde una persona dependiente hasta otra independiente,
cuya identidad le permita relacionarse con otros de un modo autónomo. La aparición de problemas emocionales es
muy frecuente entre los adolescentes.
TEMA 10: JOVENES
CONOCER SOBRE LOS JÓVENES NO ES FÁCIL

Hoy día, ya no es posible hablar muy simplemente de la "juventud", porque es casi imposible abarcar el
amplísimo marco de realidad y las variadísimas situaciones en que viven los jóvenes, según sean sus raíces y
orígenes étnicos, sus influencias culturales y las condiciones políticas, sociales y económicas en las que les toca
vivir. Es necesario admitir que conocer y comprender el mundo juvenil no es tarea fácil.

Los distintos estudios realizados sobre la realidad juvenil, muestran claramente la gran diversidad de opiniones
que existen entre los investigadores. Hay mucha imprecisión sobre el contenido mismo del término y sobre lo que
se quiere decir cuando se habla de jóvenes y de juventud. Proliferan ideas, opiniones y juicios, detrás de los cuales
se ocultan muchas veces intereses que proyectan en los jóvenes los deseos y temores de los adultos, deforman la
realidad juvenil y promueven acciones pedagógicas correctivas de comportamientos que consideran más o menos
antisociales

Por otra parte, no es fácil concretizar y expresar las motivaciones y formas de comportamiento de una vida que
está en continua evolución: un joven es siempre una incógnita, una invitación a dejar los propios esquemas
prefabricados y a abandonarse a lo incierto e imprevisible. Para poder decir algo sobre los jóvenes, hay que ser,
estar y vivir con ellos.

La sociedad actual muestra un enorme interés por los adolescentes y jóvenes. Muchas miradas se dirigen sobre
ellos. Aunque se trata de intentos parciales de acercamiento a su realidad, resultan útiles en la medida en que
permiten hacer mayores delimitaciones y precisiones. En todo caso, se trata de miradas que no pretenden ser
exhaustivas.

En toda aproximación a los jóvenes, es necesario considerar las variables que intervienen y, muchas veces,
determinan su universo cultural. El uso de la categoría "juventud" debe considerar esa multiplicidad de diferencias.

La mirada biológico-cronológica

Define a la juventud en términos de edad. La juventud es la edad de la persona en crecimiento, un período


comprendido entre los quince y los veinticinco años, en el que toma conciencia de estar viviendo una realidad
vital, lejana ya de la infancia pero no identificada todavía con el mundo adulto.

Se trata de una etapa de transición muy marcada por grandes cambios fisiológicos, frutos de una maduración
hormonal. El resultado de estas transformaciones es la conciencia y vivencia del propio ser corporal, la imagen del
cuerpo y su valoración como símbolo del voy de la personalidad La significación de !o sexual pasa a primer plano
Esta valoración del cuerpo y de la sexualidad se expresa en una serie de aspectos psicológicos, como la conciencia
de su fuerza y de su capacidad física; psico-sociales. como el cuidado extremo de la presentación externa y psico-
biológico sexuales, como el descubrimiento del sexo como estímulo-reclamo.

Cuando se absolutiza esta forma de mirar a los jóvenes, se corre el riesgo de perder de vista los contrastes y las
oposiciones, de unificar lo que es diverso, de eliminar las diferencias y así diluir y confundir la marginalidad y la
opulencia, lo rural y lo urbano, las diferencias sociales y culturales, el estudiante y el desertor escolar, el hombre y
la mujer, el trabajador y el desempleado, el padre o la madre jóvenes, los hijos de madres solteras y los hijos de
familias constituidas y muchos más...

No se puede desconocer, además, que la juventud, como grupo etario, está sujeta a una imagen social, a un
proceso de construcción de las características que la definen como tal y que señalan los límites y posibilidades de
sus prácticas, de su ser y de su deber ser como miembros de una comunidad. Estos elementos definitorios crean
expectativas de comportamiento delimitan las características consideradas como propias de esa edad transitoria e
intermedia entre la niñez y la edad adulta y circulan a través de los más diversos espacios sociales.

La mirada psicológica

Identifica la juventud con ese período conflictivo de la vida de la persona en la que se ve a sí misma con una
existencia entre las manos, distinta de la infancia y de la edad adulta y con una vida afectiva, moral, cultural y
espiritual propias que deben ser afianzadas y construidas más plenamente. Es como un segundo nacimiento y
como tal, es final y es comienzo, final de una forma de vida en el ambiente protegido de la familia e inicio de algo
nuevo, desconocido, de un mundo que muchas veces se presenta hostil y peligroso pero que al mismo tiempo es
atrayente y estimulante.

Es el paso del mundo interior de la familia al inundo exterior de las responsabilidades y de las decisiones
personales, lo que supone recorrer un camino angosto, lleno de incertidumbres, temores y esperanzas que identifica
al ser joven y que éste debe hacer suyo; paso de un pasado definido que debe ser abandonado hacia un futuro por
identificar y con el cual identificarse.

Es una etapa de búsqueda y crecimiento, de construcción de la identidad y de un nuevo lugar en el mundo. No


se trata de un proceso unívoco ni lineal; por el contrario, es múltiple y contradictorio, fruto del tejido de relaciones
que van teniendo con diversas instancias socializadoras como la familia, la Iglesia, la escuela, el grupo de iguales,
el vecindario, los partidos políticos, los medios de comunicación, etc. A partir del juego de interrelaciones que se
da entre estas instituciones y los jóvenes, se definen los roles, las exigencias de comportamiento, los límites y las
posibilidades de su actuar, de su ser y de su deber ser, todo condicionado por la adscripción de los jóvenes a un
grupo social y cultural determinado y por la biografía personal de cada uno de ellos.

Es un tiempo de opciones y de definición de vocaciones. Es un camino abierto, donde queda la posibilidad de


ensayar y de errar. Es un tiempo de valoración de lo subjetivo, los sentimientos y la capacidad de actuación moral
Es un tiempo para configurarse como persona, con derechos y deberes dentro del mundo adulto.

Se ubican aquí muchos diagnósticos que hablan de las heridas afectivas y de los desequilibrios psicológicos y de
personalidad de los jóvenes. Por muy diversas circunstancias de orden familiar, social o económico, muchos
padecen hoy una carencia generalizada de afecto y de relaciones personales, están solos, necesitan amigos, buscan
un grupo al cual pertenecer y en el cual participar y sentirse protagonistas, un refugio que los libere de la soledad y
los haga sentir acogidos y comprendidos.

Juan Pablo II afirmó este carácter personal de los problemas que vive la juventud: "el problema esencial de la
juventud es profundamente personal. La juventud es el período de la personalización de la vida humana. Es
también el período de la comunión. Los jóvenes, sean chicos o chicas, saben que tienen que vivir para los demás y
con los demás, saben que su vida tiene sentido en la medida en que se hace don gratuito para el prójimo".

La mirada sociológica

Desde el punto de vista sociológico, la juventud es un grupo social con una posición determinada dentro del
conjunto de la sociedad, caracterizado por un modo peculiar de ver y entender la vida y el mundo, propio de quien
ha dejado atrás la dependencia total del niño pero no ha llegado todavía a la responsabilidad propia del adulto.

Es una etapa sustantiva de la vida, con identidad y valores propios, aunque mediatizada por la posición que
ocupan en cada sociedad e influenciada por lo que esa sociedad acepta o impone De ahí la variedad de sus
comportamientos, tanto de sumisión a las pautas sociales como de protesta y rebelión contra todo intento de
manipulación.

Los modelos económicos inspirados en el neoliberalismo han agudizado la exclusión y la marginación de los pueblos
latinoamericanos. En consecuencia, "muchos jóvenes son víctimas del empobrecimiento y de la marginación social, de
la falta de empleo y del subempleo, de una educación que no responde a las exigencias de sus vidas, del narcotráfico,
de la guerrilla, de las pandillas, muchos viven adormecidos por la propaganda de los medios de comunicación social y
alienados por imposiciones culturales y por el pragmatismo inmediatista que ha generado nuevos problemas en su
maduración afectiva" (SD 112).

Sin embargo, "hay adolescentes y jóvenes que reaccionan al consumismo imperante y se sensibilizan con las debilidades
de la gente y el dolor de los más pobres Buscan insertarse en la sociedad, rechazando la corrupción y generando
espacios de participación genuinamente democráticos... Están cargados de interrogantes vitales, presentan el desafío de
tener un proyecto de vida personal y comunitario que dé sentido a sus vidas y así logren la realización de sus capacidades"
(SD 112).

En el conjunto de la juventud considerada como cuerpo social, surgen sectores determinados por las condiciones socio-
económicas o culturales y relacionadas con los ambientes en los que viven los jóvenes. Es importante considerarlos
detenidamente, porque el ambiente específico en que se desenvuelve la vida de los jóvenes, sus necesidades, problemáticas
e intereses influyen definitivamente en la definición de la acción pastoral y de las propuestas de formación y espiritualidad
que se quieren desarrollar.

DIRECTORIO GENERAL DE CATEQUESIS:

Catequesis de los jóvenes

181. En términos generales, se ha de observar que la crisis espiritual y cultural, que está afectando al
mundo, tiene en las generaciones jóvenes sus primeras víctimas. También es verdad que el esfuerzo por
construir una sociedad mejor encuentra en los jóvenes sus mejores esperanzas. Esto debe estimular cada
vez más a la Iglesia a realizar con decisión y creatividad el anuncio del Evangelio al mundo juvenil.

A ese respecto, la experiencia muestra que es útil para la catequesis distinguir en esas edades entre
preadolescencia, adolescencia y juventud, sirviéndose oportunamente de los resultados de la investigación
científica y de las condiciones de vida en los distintos países.

En las regiones, consideradas como desarrolladas, se plantea de modo especial el problema de la


preadolescencia: no se tienen en cuenta suficientemente las dificultades, necesidades y capacidades
humanas y espirituales de los preadolescentes, hasta el punto de poder afirmar en relación a ella que es
una etapa ignorada.

Actualmente, con frecuencia los catequizandos de esta edad, al recibir el sacramento de la Confirmación,
concluyen también el proceso de iniciación sacramental, pero a la vez tiene lugar su alejamiento casi total
de la práctica de la fe. Es necesario tomar en cuenta con seriedad este hecho y llevar a cabo una atención
pastoral específica, utilizando los medios formativos que proporciona el propio camino de iniciación
cristiana.

Respecto a las otras dos categorías, es necesario distinguir la adolescencia de la juventud, aun sabiendo la
dificultad de definir de modo claro su significado. De modo global, hablamos aquí de aquella etapa de la
vida que precede a la asunción de las responsabilidades propias del adulto.

También la catequesis de jóvenes ha de ser revisada y potenciada profundamente.

La importancia de la juventud para la sociedad y para la Iglesia

182. La Iglesia, que ve a los jóvenes como « la esperanza », los contempla hoy como « un gran desafío
para el futuro de la Iglesia.

El rápido y tumultuoso cambio cultural y social, el crecimiento numérico de jóvenes, el alargamiento de


la etapa de la juventud antes de entrar a tomar parte en las responsabilidades de los adultos, la falta de
trabajo y en ciertos países las condiciones permanentes de subdesarrollo, las presiones de la sociedad de
consumo..., todo ayuda a perfilar el mundo de los jóvenes como tiempo de espera, a veces de desencanto
y de insatisfacción, incluso de angustia y de margínación. El alejamiento de la Iglesia o al menos la
desconfianza hacia ella, está presente en muchos como actitud de fondo. A la vez, en los jóvenes se
refleja a menudo la falta de apoyo espiritual y moral de las familias y la precariedad de la catequesis
recibida.

Por otro lado, en numerosos jóvenes se descubre una fuerte e impetuosa tendencia a la búsqueda de
sentido de la vida, a la solidaridad, al compromiso social, e incluso a la misma experiencia religiosa...

183. De aquí se desprenden algunas consecuencias para la catequesis.

Ante todo, el servicio de la fe tiene que estar atento a las luchas y las sombras de la condición de la vida
de los jóvenes, tal como se dan en las distintas regiones y ambientes.
La propuesta explícita de Cristo al joven del Evangelio es el corazón de la catequesis; propuesta dirigida a
todos los jóvenes y a su medida, en la comprensión atenta de sus problemas. En el Evangelio, los jóvenes
aparecen de hecho como interlocutores directos de Jesucristo que les revela su « singular riqueza », y a la
vez les compromete en un proyecto de crecimiento personal y comunitario de valor decisivo para la
sociedad y la Iglesia (Juan Pablo II , A los jóvenes del mundo, cit. n. 3

Por eso no debe verse a los jóvenes sólo como objeto de la catequesis, sino como « sujetos activos,
protagonistas de la evangelización y artífices de la renovación social ».

Características de la catequesis para jóvenes

184. Por la amplitud de la tarea, corresponde ciertamente a los Directorios catequéticos de las Iglesias
particulares y de las Conferencias Episcopales nacionales y regionales especificar, teniendo en cuenta las
circunstancias, lo que conviene en cada lugar. Sin embargo, cabe indicar unas líneas generales comunes:

➢ Se ha de tener presente las diferentes situaciones religiosas: jóvenes no bautizados; jóvenes bautizados
que no han realizado el proceso catequético ni completado la iniciación cristiana; jóvenes que
atraviesan crisis de fe a veces graves; otros con posibilidades de hacer una opción de fe o que la han
hecho y esperan ser ayudados.

➢ No se puede olvidar que resulta provechosa aquella catequesis que se puede llevar a cabo al interior
de una pastoral mas amplia de preadolescentes, adolescentes y jóvenes orientada conjunto de
problemas que afectan a sus vidas. A este fin catequesis debe integrar aspectos tales como el análisis
de la situación, la atención a las ciencias humanas y de la educación y colaboración de los laicos y de
los mismos jóvenes.

➢ Y son mediaciones útiles para una catequesis eficaz: Una acción de grupo bien orientada, una
pertenencia a asociaciones juveniles de carácter educativo, y un acompañamiento personal del joven, en el
que destaca la dirección espiritual.
185. Entre las diversas formas de catequesis de jóvenes, hay que prever, teniendo en cuenta las situaciones, un
catecumenado juvenil en edad escolar; una catequesis que complete y culmine la iniciación cristiana; una
catequesis sobre cuestiones específicas; así como encuentros más o menos ocasionales e informales.

En general se ha de proponer a los jóvenes una catequesis con itinerarios nuevos, abiertos a la
sensibilidad y a los problemas de esta edad, que son de orden teológico, ético, histórico, social... En
particular, deben ocupar un puesto adecuado, la educación para la verdad y la libertad según el Evange-
lio, la formación de la conciencia, la educación para el amor, el planteamiento vocacional, el compromiso
cristiano en la sociedad y la responsabilidad misionera en el mundo. Con todo hay que poner de relieve,
que la evangelización contemporánea de los jóvenes debe adoptar con frecuencia un carácter misionero
más que el estrictamente catecumenal. En realidad, la situación exige a menudo que la acción apostólica
con los jóvenes sea de índole humanizadora y misionera, como primer paso necesario para que maduren
unas disposiciones más favorables a la acción estrictamente catequética. Por tanto, muchas veces en la
realidad, será oportuno intensificar la acción precatecumenal al interior de procesos educativos globales.

Una de las dificultades mayores a las que hay que enfrentarse y dar respuesta se refiere a la diferencia de
lenguaje (mentalidad, sensibilidad, gustos, estilo, vocabulario...) entre los jóvenes y la Iglesia (catequesis
y catequistas). Vale la pena por eso insistir en la necesidad de una adaptación de la catequesis a los
jóvenes, sabiendo traducir a su lenguaje « con paciencia y buen sentido, sin traicionarlo, el mensaje de
Jesucristo » CT 40.
+ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DE LOS JÓVENES

 Dinamismo  Alegría
 Sinceridad  Espíritu crítico
 Diversión  Compromiso
 Exigentes  Actitud de protesta
 Acción  Acción
 Entusiasmo  Opción
 Amistad  Rebelión

La juventud es una edad rica en dinamismo que impulsa fuertemente a la acción. Aún en muchas
acciones negativas pueden encontrarse valores positivos. La rebelión juvenil, por ejemplo, revela en
muchos casos una protesta contra un mundo falto de autenticidad.

+ LA JUVENTUD SE CARACTERIZA POR CIERTOS VALORES COMO:

✓ La búsqueda de seguridad.
✓ Búsqueda de autenticidad.
✓ Afán de superación personal
✓ Deseo de relaciones con los demás.

Bien y mal, gracia y pecado, vida y muerte, se enfrentarán cada vez más en su interior como categorías
morales, pero sobre todo como opciones fundamentales que habrá de efectuar o rechazar con
responsabilidad.

PUNTOS BÁSICOS PARA LA EDUCACIÓN DE SU FE:

• La catequesis debe denunciar el egoísmo en nombre de la generosidad.


• Debe exponer sin esquemas ilusorios el sentido cristiano del trabajo.
• El sentido cristiano del bien común, de la justicia y la caridad.
• Una catequesis sobre la paz de las naciones.
• Sobre la promoción de la dignidad humana, del desarrollo.
• Una buena catequesis sobre las realidades propiamente religiosas.

En esta edad los jóvenes exigen fundamentación sólida de la fe, no tanto con palabras, sino con
hechos que sea el testimonio de la vida cristiana.

La catequesis debe realizarse principalmente por medio de la "dinámica de grupos", en los que una
amistad y una espiritualidad auténticas proporcionen a la juventud una experiencia real de la unidad
cristiana, fundada en la caridad de Cristo.

La catequesis los prepara así para los grandes compromisos de la vida adulta. Desde la infancia hasta la
juventud, la catequesis se convierte en una escuela permanente de la fe para llegar a la madurez del
adulto.

Es difícil establecer una catequesis tipo escuela, es mejor aprovechar las estructuras de participación
existentes (grupo juvenil, coro, grupo de acción social) para catequizar al grupo.
La conversión va de la mano en todo el proceso y deben buscarse momentos fuertes para la conversión y
la oración, procurar no caer en un activismo, ni en un espiritualismo.

1. Situación de la Juventud

No puede hablarse de la juventud de manera general, es necesario diferenciar la juventud del


primer mundo de los países industrializados y la juventud de los países socialistas que han resuelto
satisfactoriamente sus necesidades básicas, lo mismo que los jóvenes de la clase social privilegiada de
nuestros países; éstos sectores en nada se parecen a la juventud pobre de los países del tercer mundo que
son la mayoría de nuestros pueblos latinoamericanos y a quienes va dirigida principalmente nuestra
acción pastoral. Jóvenes que van creciendo en una sociedad dividida en clases sociales cada vez más
distantes, en medio de odios, inseguridades y resentimientos.

La realidad social, económica, política, cultural y religiosa del continente en los últimos años ha
marcado fuertemente a la juventud actual. La situación de dependencia acentuada le ha hecho sentir que
es casi inútil trabajar por la justicia y el cambio social. El idealismo, propio de la juventud, está siendo
bloqueado con tantas experiencias de represión en varios países, se les hace más difícil creer que es
posible una independencia económica, política, etc.

La asfixia de ese idealismo juvenil es reforzado por el influjo de los medios de comunicación
social, que ha logrado con gran parte de nuestra juventud quitarle su identidad, si alguna vez la tuvo; pero
además le ha hecho consumista, fácil, no luchadora.

El capitalismo con su arma; los medios de comunicación masiva, han infundido un espíritu cada
día más individualista. Lo fuerte del sistema y lo inhumano de la represión ha creado un "sálvese el que
pueda".

Un sector de la juventud ha sido fuertemente influenciado por la ideología marxista; en la década


de los 80 disminuyó considerablemente expresándose en un desencanto y frustración a los modelos
marxistas clásicos.

Sin embargo a la juventud de hoy la determina más la situación económica; el afán de cada día, la
búsqueda de trabajo frente a un desempleo tan pronunciado como el producido por el capitalismo; seguirá
por un buen tiempo la emigración del campo a la ciudad y de los países pobres a los países ricos, y el
incremento acelerado de una economía informal asumida por los jóvenes.

Por otra parte, pocos educadores están ofreciendo una educación reflexiva, creativa y comunitaria.
Por eso la mayoría de la juventud continúa acrítica, adocenada (mediocre, simple) y pasiva; fruto de un
sistema educativo inadecuado e importado e impuesto.

Así mismo, constatamos que la juventud atraviesa un momento de transición de la cultura en la


medida en que se pasa de una concepción local, particular al surgimiento de una concepción universal y
cósmica que está modificando la concepción del hombre, Iglesia, sociedad, Dios, naturaleza y las
relaciones. La manera de ser, de actuar y los estilos de vida.

Exceptuando una minoría juvenil promovida por una Iglesia que se renueva, la demás ha
continuado con una fe fatalista, superficial y muy débil. Una fe sociológica y despersonalizada; buscando
escape a sus problemas en movimientos espiritualistas y efectivistas conscientemente promovidos por
intereses internos y foráneos.

Por todo esto podríamos hablar de una masa muy grande de "saturados" de violencia,
consumismo, erotismo, productos que les está ofreciendo por activa y pasiva la actual sociedad. Esto ha
creado o puesto de moda la palabra ANOMIA (rechazo a la norma), desinterés por todo lo normativo, que
a la larga se extiende a todo compromiso.

Todo esto está produciendo una juventud sin identidad y sin proyecto de vida propio.

Como reacción a esta situación y como resultado de personas, grupos e instituciones eclesiales o
no que han trabajado mucho con la juventud, constatamos mucha juventud que ha crecido en conciencia
crítica, en compromiso con el pobre, en vinculación a la Iglesia más consciente; en una incesante
búsqueda de caminos y alternativas tanto para la juventud como para la sociedad. En la masa juvenil
queda sin explotar el dinamismo típico de toda juventud con todos los valores que esto contiene.

2. Situación de la Pastoral Juvenil


Frente a esta juventud encontramos, al menos, tres tipos de pastoral juvenil:

➢ Una pastora] estática y racional. Empeñada en hacer revivir modelos o propuestas que sirvieron en
otras circunstancias y épocas. Tratan de centrar toda la pastoral en las instituciones (colegios,
parroquias, etc.) y desde allí desarrollar una serie de actividades impuestas (clases obligatorias,
desfiles, etc.) a los jóvenes y donde ellos son sólo ..receptores del mensaje. El punto de partida y lo
que más importa son los contenidos a transmitir.

➢ Una pastoral emotiva y sentimentalista. Se centra en una atención individual y psicologista. Que
ofrece a la juventud salidas emotivas, escape de las tensiones de la realidad, sedantes espirituales para
la angustia. Como estos fenómenos son tan frecuentes hoy en día, no es raro que logren resultados
masivos ante las convocatorias, con propuestas inmediatistas y de fervorín (llamaradas de petate).

➢ Una pastoral dinámica y concientizadora. Que parte ante todo de concebir al joven como una
persona integral, y de la realidad social en que se encuentra. Hace propuestas concretas en la línea de
la acción y transformación de la realidad persona] y social y cuando está sólidamente estatuída,
acompaña con una buena formación y con proyectos realistas.

Esta pastoral renovada recibió un buen impulso en Medellín (Documento sobre la Juventud No. 5) y
una canalización en Puebla; donde se ubica a la juventud como el cuerpo social que transformará la
realidad tanto eclesial como social (D.P. 1186) y por esto SON LA ESPERANZA...

Desde entonces ha ido evolucionando, buscando mejores maneras de responder a las necesidades de la
juventud, a los objetivos de la Iglesia en cuanto al servicio de los jóvenes. Ha logrado propuestas que
ofrecer a los jóvenes en el campo de su formación personal, en su vida grupal y comunitaria y en su
quehacer social y político.

No han sido ganancias fáciles, mucha gente se ha opuesto a esa renovación, pero en donde se ha
realizado está dando grandes frutos: jóvenes con más claridad de su misión histórica, de su papel en la
Iglesia, en la escuela, en la familia. Jóvenes con propuestas concretas para transformar su medio
ambiente.
TEMA 11:
CATEQUESIS DE ADULTOS

Medita en silencio: Job. 11,18-20.


"Vivirás seguro, pues tendrás esperanza, bien protegido, te acostarás
tranquilo. Cuando descanses, nadie te turbará, y adularán muchos tu rostro. Mas los
ojos de los malvados languidecen. Todo refugio les fracasa; sólo la muerte es su
esperanza".

..........Comenta en el grupo, lo que aprendiste.


ACTIVIDAD:

 Hacer una lluvia de ideas sobre las características de los adultos:

+ QUÉ BUSCA LA CATEQUESIS DE ADULTOS

La catequesis para el mundo adulto debe tender a formar cristianos de fe ilustrada, firme y fielmente
vivida; en decir capaces de asumir plenamente la vida en todo su realismo, con su responsabilidades y
tareas, en todos los campos de la actividad humana.

"Esta es la forma principal de la catequesis porque está dirigida a las personas que tienen
las mayores responsabilidades y la capacidad de vivir el mensaje cristiano bajo su forma
plenamente desarrollada.
La comunidad cristiana no podría hacer una catequesis permanente sin la participación
directa y experimentada de los adultos, bien sean ellos destinatarios o promotores de la actividad
catequística.
El mundo en que los jóvenes están llamados a vivir y dar testimonio de la fe que la
catequesis quiere ahondar y afianzar, está gobernada por los adultos.....
La fe de éstos debería ser igualmente iluminada, estimulada o renovada sin cesar con el
fin de penetrar las realidades temporales de las que ellos son responsables" (C.T. 43)

+ ¿COMO DEBE SER LA CATEQUESIS DE ADULTOS?

➢ Debe tomar siempre en cuenta al "hombre concreto" y darle conveniente respuesta a sus propios
interrogantes, en el terreno familiar, profesional, político, económico, cultural, etc.

➢ Tiene como meta la integración entre "fe y vida", de manera que el adulto sea elemento activo y
responsable de su propia formación cristiana.

➢ No es algo que trate simplemente de conceptos que "se deben creer", de ritos que "se deben celebrar",
de leyes que "se deben guardar", sino de algo que ha de proceder de una inspiración vital, y hacerse
porque Dios lo quiere y porque el hombre también lo quiere para su propia liberación.

➢ Es formadora de comunidades. El cristiano adulto no sólo debe construir la Iglesia para sí mismo, sino
también para los demás con quienes forma parte del pueblo de Dios. Una auténtica catequesis de
adultos tiene como fruto natural las relaciones interpersonales, la corresponsabilidad y la comunión
entre sí.

➢ Debe ayudar a construir un mundo más humano y más divino. No basta construir una Iglesia "hacia
adentro"; hay que saber unirse a toda la comunidad humana para fines más amplios.
(Pistas catequísticas sacadas del D.C.N.)

ACTIVIDADES:
- Ahora, señala algunas pistas catequísticas para la Catequesis de adultos (por lo menos 5).
- Señala algunas formas catequísticas para hacerles llegar el Mensaje.
- Resume en pocas palabras, la importancia de catequizar a los adultos. (Puedes dar dos razones fuertes).

LA PALABRA DE DIOS EN LA CATEQUESIS DE LOS ADULTOS

El objetivo de este tema es poner de manifiesto las dificultades y problemas que generalmente se afrontan
cuando se lee la Palabra de Dios en los grupos eclesiales de adultos. Es importante que los participantes
reconozcan los diversos problemas. Proponemos dos modalidades distintas para conseguir este fin.
I. Búsqueda directa. La consigna es la siguiente: «Cada uno piense en su experiencia de animadores o participantes
en grupos que reflexionan la Palabra de Dios». Recojan en dos columnas todos los aspectos positivos de esta
experiencia y todos los límites y las dificultades que encuentran. Pongan el resultado en el siguiente cuadro, en dos
columnas:
Experiencia de la lectura de la Palabra de Dios en los grupos eclesiales
Aspectos positivos Límites, riesgos, dificultades

2. Análisis de un caso. Después de su presentación, los participantes, divididos en grupos, reaccionan a lo que han
escuchado, añadiendo consideraciones o problemas.

EJEMPLO PARA LEER DETENIDAMENTE:

No era la primera vez que acababa así. «La participación ha sido buena, pero no se llega nunca a convicciones
comunes», comenta Sergio mientras coloca las sillas alrededor de la mesa de la sala de estar. «Tengo la
impresión de que nos quedamos siempre en un nivel superficial —le comenta Luisa desde la cocina, mientras
seca la vajilla—. Cada uno lee la Palabra de Dios como le parece.» El matrimonio de Luisa y Sergio está muy
bien avenido y no existe ningún problema de comunicación entre ellos. Pero a veces tienen la impresión de no
avanzar mucho. Por ejemplo, esta tarde el texto bíblico analizado era el de Mt 5, 38-42: «Han oído que se dijo:
Ojo por ojo y diente por diente; pero yo les digo que no resistan al malvad; antes bien, al que te abofetee en la
mejilla derecha, preséntale también la otra...». Como de costumbre, Sergio ha invitado a hacer un minuto de
silencio y después a comenzar la puesta en común: «¿Qué nos dice este fragmento bíblico?». El grupo no ha
tardado en reaccionar:
«No consigo digerirlo; lo que nos pide es demasiado» (Andrés, obrero).
«Ciertamente es radical, pero precisamente aquí está la novedad cristiana. Jesús es un no violento y nos pide la
no-violencia» ( dice Marcos, pensador).
«He enseñado a Mauro a defenderse en la escuela. Dos de sus compañeros le pegaban y él no reaccionaba. Le
he dicho que haga valer sus razones, aunque la maestra no está de acuerdo» (Catalina, ama de casa).
«En el nivel personal sí se puede comprender, pero en el nivel colectivo es una utopía. Piensen, por ejemplo,
en el comercio...» ( dice Sandro, propietario de una papelería).
«Es el Espíritu Santo quien puede transformar nuestro corazón y hacernos mejores» ( Franca, que pertenece a
un movimiento espiritual).
... Al final cada uno se ha quedado con sus dudas y con sus convicciones.

Cómo acercarse a la Palabra de Dios en la catequesis de los adultos

1. LOS NARCISISTAS O DOCTOS


La lectura de los textos bíblicos en los grupos de catequesis de los adultos oscila constantemente entre dos
extremos: el riesgo de una «lectura espejo», que no hace avanzar, y el riesgo de una lectura correcta e inteligente,
que excava hasta el infinito en la exégesis de los textos y no cambia a las personas.
Ante todo, puede suceder en el grupo lo que nos atreveríamos a definir, con una expresión un poco fuerte pero
significativa, el riesgo de una lectura-espejo de la Escritura. En efecto, entre el grupo y el texto, puede darse el
juego del espejo: los participantes creen decir lo que el texto significa y de hecho no leen en el texto más que su
propia imagen. Entre el texto y el grupo sucede lo que tal vez ocurre en el diálogo entre dos personas; cada uno
habla y cree responder al otro, mientras que de hecho no responde más que a sus propias preocupaciones: falta una
capacidad real de escucha. Esta actitud lleva a una lectura superficial de la Palabra de Dios.

Por otra parte, no es menos estéril una lectura de los textos que se reduce a una exégesis intelectual a través de
la lectura de estudios especializados o de la presentación directa del texto por personas competentes. Este trabajo
con los adultos puede interesar a un grupo restringido de personas a quienes guste la investigación. Sin despreciar
este modo de acercamiento, a veces comprometido, conviene no olvidar nunca que el acercamiento creyente a un
texto de la Palabra de Dios no puede reducirse al estudio o a una conferencia, que produce un saber lejano de la
vida.

Por tanto, ¿estamos condenados al dilema entre una lectura narcisista (cercana a la vida, pero superficial) y una
lectura docta (bella, pero lejana de nosotros)?

2. EVITAR LAS TRAMPAS


En términos generales, son tres las trampas en que podemos caer cuando leemos la Palabra de Dios en nuestros
grupos.

a) Una lectura «ideológica»

Si se presta atención a las reacciones de los participantes, se percibe que cada uno «lleva el agua a su molino»,
es decir, no encuentra en el texto más que la confirmación de lo que ya pensaba antes de leerlo. En el caso
examinado antes, el objetor (el que se opone a algo) ha confirmado sus posiciones, el comerciante las suyas, la
«espiritual» las suyas, la madre las suyas. En este supuesto, sirve como pretexto para confirmar las propias
posiciones. El texto no habla, sino que le hacemos decir lo que deseamos, aunque con buena intención.

b) Una lectura literal o fundamentalista

Cuando se aísla un texto de su contexto y un versículo de los otros, se puede llegar fácilmente a lecturas
absolutistas, desviadoras y a veces delirantes, de la Palabra de Dios. El conocido ejemplo de quien rehúsa las
transfusiones de sangre en nombre de la prohibición de «derramar sangre» presente en el Deuteronomio es un caso
límite, pero en todos nuestros grupos se procede a veces de la misma manera. El texto es un «tejido» de palabras y
de mensajes: ha de ser afrontado como un tejido, no como una secuencia de palabras aisladas.

c) Una lectura moralizante

Ciertamente es la forma más difundida en nuestros grupos cristianos y la que empobrece más la Palabra de
Dios. Las preocupaciones y objeciones del grupo derivan muchas veces de una lectura «moral» del texto, sin darse
cuenta de que las exigencias contenidas en él son el eco de un don que las funda y las hace posibles: el Reino de
Dios que se hace presente en Jesús de manera gratuita. Se ha dado el caso de un sacerdote que, partiendo de un
texto, llega a hacerle decir que es necesario ser puntuales a la misa. Seguro que estas «manipulaciones
moralizantes» de 1a Palabra nos molestan; pero nosotros, aunque de manera más débil, hacemos algo parecido en
nuestros grupos. Así queda desvirtuada la buena noticia, el Evangelio para todo hombre.

3. DAR LA PALABRA A LA PALABRA


Si tratamos tan mal la Palabra es porque no le concedemos palabra: nos hablamos demasiado y le hablamos
demasiado, pero no la escuchamos. Hacemos con ella como hacemos muchas veces entre nosotros. Los textos
sagrados son la codificación de experiencias pasadas, ciertamente ricas de significado, pero expresadas en las
formas del cuadro cultural que las ha originado. Por tanto, es necesario «descodificarlas», romper su dura cáscara,
para que puedan volver a hablar. Frases del tipo: «Escuchemos lo que el Espíritu nos dice con esta Palabra»,
esconden muchas veces una ilusión. Para que pueda hablar el Espíritu, presente en la tierra, es necesaria una ascesis
de escucha. En otros términos, se necesita un método. Si se quiere evitar una lectura imaginaria y romper los
espejos, es necesario que el lector encuentre el modo de poner entre paréntesis sus propias pre-comprensiones
sometiéndose a un método.

4. UN MÉTODO CATEQUÍSTICO PARA LEER LA PALABRA


Son varios los modos de acercamiento catequístico a la Escritura y son varias las articulaciones que asume la
dinámica catequística correspondiente.
Podemos señalar las líneas de un modelo catequístico de referencia para la lectura de un texto bíblico. No es un
recorrido obligado, ni un prontuario de reglas rígidas: es un indicador precioso para un procedimiento por etapas
que facilite la lectura correcta de un texto bíblico en nuestros grupos.

a. El espacio para una relación afectiva con el texto

Esta etapa moviliza la afectividad del lector, tanto por lo que se refiere a su receptividad (impresión) como a su
expresividad (expresión).

Más allá de las frases de conveniencia y de conformidad que puedan decirse en un grupo, ante un texto es
oportuno dejar un espacio para que surja una palabra nueva. Encontrarse con un texto bíblico significa
primariamente dejarse impresionar por él.

Para que esto suceda y el texto penetre y se infiltre en nosotros conviene usar técnicas de «impresión»:
acompañamiento musical de la lectura, acompañamiento con gestos, esmero en la dicción y cuidado en elección de
tonos adecuados, silencio propedéutico antes de la lectura, audición de grabaciones hechas por artistas, lectura
ritmada conjunta (si se escucha la propia voz uno queda impresionado por lo que se lee).

A esta fase de «impresión» sigue una fase de «expresión». Se trata de dejar espacio a las reacciones espontáneas
ante el texto leído y a los problemas que suscita. Se puede preguntar sobre lo que nos ha impresionado, lo que ha
atraído nuestra atención, lo que nos ha producido alegría, lo que nos ha chocado, lo que nos parece enigmático.
Como es evidente, en esta fase el animador acoge todo lo que se dice, incluso las reacciones negativas, sin asumir
ninguna actitud de valoración. Esta fase de acercamiento al texto ofrece siempre un punto de anclaje existencial útil
para las etapas siguientes y garantiza, por tanto, la asunción personal de los datos descubiertos paulatinamente.
Pero detenerse en esta etapa quiere decir dejarse capturar por la reacción espontánea y subjetiva, perder de vista la
alteridad del texto y su novedad para la vida de fe. De aquí la necesidad de otra etapa.

b. El acercamiento analítico

En esta etapa se deja en suspenso, por el momento, lo que ha aparecido antes y se considera el texto en su
alteridad respecto a nosotros y a nuestras impresiones.
El proceso analítico puede hacerse de dos maneras: el análisis inmanente y el análisis histórico-crítico.

a) Según el análisis inmanente, se considera el texto como un tejido de relaciones entre los diferentes elementos
que lo constituyen. Siguiendo esta figuración, leer significa percibir y captar las relaciones que una palabra o una
expresión tienen con los otros elementos del texto. Podemos valernos de las técnicas de análisis estructural
simplificadas en torno a dos operaciones fundamentales.

➢ La primera operación consiste en encontrar las oposiciones y las semejanzas léxicas diseminadas
en el texto, en reagruparlas por ámbitos y en darles un título con una expresión abstracta.
➢ La segunda operación consiste en captar la transformación, documentada por el texto, entre
situación inicial y situación final, prestando atención a lo que permite el paso desde una a otra
situación. Se estudiarán los personajes, las etapas de su desarrollo, aquello de que carecen y aquello
que adquieren, el tipo de concurso externo que privilegian.

b) El análisis histórico-crítico supone la incorporación de informaciones sobre el contexto histórico del autor y del
texto, sobre el género literario, sobre su evolución respecto a textos paralelos, etc.

La propuesta exegética que se desarrolla en el encuentro no nos permite apropiarnos rápidamente del texto,
porque nos remite a una historia que no es la nuestra y con problemas diferentes de los nuestros. En este momento
de la catequesis se puede hacer referencia a varios instrumentos: introducciones al libro que se lee, referencias
marginales, notas, sinopsis, concordancias, diccionarios, atlas bíblicos. Conviene que el animador ofrezca las
informaciones necesarias para la comprensión del texto, teniendo en cuenta que la finalidad es facilitar el
descubrimiento del significado de la Palabra y de su importancia para la vida.

c. La síntesis teológica
En esta fase se valoran los datos adquiridos antes para conseguir que el texto leído y meditado se convierta en
alimento de la comunidad de los creyentes, comunidad de fe, de esperanza y de caridad. Podría presentarse una
serie de preguntas:
— ¿Qué nos revela el fragmento sobre Jesucristo y su identidad, y sobre Dios Padre y sus actitudes hacia nosotros?
(pregunta relativa a la fe).
— Como respuesta a la revelación de Cristo y de Dios, ¿qué actitudes nos invita a asumir el texto hacia Dios y
entre nosotros? ¿Cómo podemos ponernos en sintonía con la revelación del amor del Dios de Jesucristo hacia
nosotros? (llamada a la caridad y a la vida eclesial).
— Si hacemos nuestras estas actitudes siguiendo al Cristo muerto y resucitado, ¿a qué esperanza somos remitidos?
(invitación a la esperanza).
— En una perspectiva de atención a la experiencia humana nos podemos preguntar: ¿qué afirma el texto sobre la
experiencia humana? ¿En qué consiste la novedad del mensaje respecto a la experiencia humana? ¿Qué
repercusiones tiene sobre nuestra vida y sobre la vida de la humanidad? ¿Cómo ha sido formulado el mensaje
del fragmento en la tradición (símbolos de la fe, padres, magisterio, teólogos)?

d. La capacidad creativa
Esta cuarta etapa valora todo lo que ha sido profundizado anteriormente, con el fin de pasar a propuestas
creativas y operativas.

La capacidad creativa puede realizarse sobre dos carriles: orientándose hacia la acción (actualización) o hacia
un trabajo de reelaboración del lenguaje de la fe (escritura).

a) La actualización consiste en considerar el texto como luz que ayuda a descifrar el contexto social y como
fuente de inspiración para la actuación concreta dentro de este contexto. En el proceso de actualización se
pueden presentar escollos, que hay que evitar. Uno es considerar la Palabra de Dios como una respuesta ya
confeccionada a todos los problemas, cuando es más bien fuente de inspiración que abre un camino, inicia
una búsqueda y traza una dirección. Otro escollo es caer en una lectura moralizante, sin sopesar el modo
de actuar de Dios, que debe generar una respuesta madura de fe, esperanza, caridad.

b) La segunda vía de creatividad a partir del fragmento bíblico consiste en producir una comunicación, un
lenguaje inspirado por el fragmento mismo: textos, cantos, fotografías, dramatizaciones, relaciones con
la historia de la Iglesia, etc. Es el quinto evangelio de las comunidades actuales.

Este modelo de acercamiento al texto bíblico es muy útil para la catequesis. Propone un recorrido en cuatro
etapas que proporciona una notable iluminación al catequista. Siendo un modelo teórico, invita a la elección
operativa flexible, a las acentuación más variadas, salvaguardando sus núcleos fundamentales: respecto a la
vivencia de las personas, cuidado esmerado del análisis, relación entre la tradición y la apertura a la conversión.
Más allá del modelo propuesto, no hay que olvidar el momento de oración basándose en la Palabra y la relación
con la vida litúrgica precede, acompaña y continúa el camino del catequista.

EN SÍNTESIS: Resumiendo, en la lectura de un texto bíblico el grupo puede proceder siguiendo estos pasos:

1. Oración.
2. Lectura del texto.
3. Espacio para las impresiones. Conviene tomarse un tiempo para las reacciones espontáneas ante cada una de
las narraciones leídas, para las asociaciones libres en las que aparecen rasgos de la propia vivencia y de la memoria,
fisonomías de otras personas, etc. En práctica se nos interroga sobre lo que nos ha impresionado, lo que ha atraído
la atención, lo que ha hecho surgir un sentido de alegría. Podemos detenernos también sobre lo que choca, lo que
parece enigmático. Si se pertenece a un grupo de la Palabra, se acoge todo lo que se dice, porque este es un
momento que garantiza el anclaje existencia! del trabajo. Lo único que hay que cuidar es que en el grupo no se
proceda a base de contraponer las observaciones del uno a los subrayados del otro.

4. Acercamiento exegético al texto bíblico. Se considera el texto en su alteridad y se utilizan las aportaciones del
análisis histórico-crítico y/o del análisis estructural o semiótico. En este punto resultan útiles todos los instrumentos
que ofrecen indicaciones pertinentes para la comprensión del texto y para su hermenéutica, como comentarios
bíblicos y a las lecturas bíblicas del año litúrgico, revistas para la preparación de la homilía que dediquen espacio al
momento exegético.

5. Actualización del texto. Puede realizarse, bien reformulando sus significados a través de varias modalidades
expresivas, bien buscando orientaciones para la acción cristiana.

TEMA 12: CARACTERÍSTICAS DE LA TERCERA EDAD

-Físicamente:
La entrada a la tercera edad se caracteriza por el deterioro de las fuerzas físicas y psíquicas. Pero este
deterioro es muy variable de persona a persona en lo físico. Hay quien tiene muchos achaques a los 55
años y hay quien se desenvuelve con toda facilidad a los 88. De todos modos, la pérdida de las fuerzas
físicas se da en algún grado y desencadena muchas otras reacciones psíquicas, sociales y humanas, que
veremos a continuación.
- Intelectualmente:
Hay varios tipos de ancianos, considerados desde el punto de vista intelectual: algunos pierden mucho de
su capacidad por desgastes en la actividad del cerebro; otros entienden rápidamente porque han visto tirar
más piedras; algunos se hacen más tercos por lo mismo. El catequista no puede aplicar, pues, el mismo
patrón para todas las personas de edad. Y necesita adaptarse a cada uno.
Pues obvio que el anciano sabe cuál es el polvo que no se debe quitar. En cada museo, hay un curador que
determina como cuidar cada obra de arte. Su gran preparación la obtiene de la experiencia. El anciano,
pues, es un sabio. Y sabio es el que ha saboreado las cosas y sabe distinguir las correctas y convenientes
de las negativas.
De todos modos, el anciano tiene mucha resistencia al cambio. No acepta fácilmente nuevas ideas, sobre
todo cuando chocan con las que ha almacenado a lo largo de la vida.
- Psicológicamente:
Conviene tener en cuenta que los ancianos pueden aprovechar su experiencia. Pero también pueden
endurecerse con ideas fijas, por eso, hay ancianos sabios y ancianos empobrecidos. El anciano sabio ve
las cosas por haber comprobado lo variable de la vida. Por eso, calla más y es menos tajante. El ancianc
endurecido insiste mucho y no admite novedades.
El anciano vive más de cara al final tte su vida. Los mismos achaques le hacen sentir que va marcto atrás
«i el físico. Mueren muchos de sus compañeros y familiares de la misma edad. Sus ojos, pues se vuelva
más hacia Dios y hacia los valores eternos.
Experimenta mucha necesidad de cariño y de compañía. Algunos lo reciben. Otros no. Y entonces, trata j
llamar la atención si no se siente tratado bien. Pero puede exigir más atención de la que necesita y llega
incluso, a manipular los sentimientos de los otros, para que le den más afecto.
£1 anciano necesita disponer de sus cosas; su habitación, su dinero, sus pequeñas cosas..., aunque su enda
totalmente de la ayuda de los demás. Privarles de estas pertenencias es privarles de su libertad y íonomía
personal. Por eso, los ancianos que viven una época con unos familiares y otra con otros, n un ligar que
sea suyo, que fije externamente su independencia.
El anciano necesita convencerse de que no le corresponde hacer, sino enseñar a hacer. Si lucha por vivir
como en edades anteriores, fracasará. No debe dejar de ser optimista y luchador. Incluso, so. Pero
reconociendo que es edad de cuidar otras plantas, no tanto de dar frutos en la propia rama.
Espiritualmente:
Las tensiones que quitan la paz. Hay tensiones que nacen de las limitaciones propias del anciano. Pero las
tensiones profundas nacen del egoísmo insatisfecho. El anciano no puede eliminar el egoísmo. Pero
puede: cuando Dios llena el espíritu humano, el anciano se hace disponible, servicial, paciente, a los
senderos que Dios vaya dibujando en su historia. El egoísmo sigue entonces reclamando sus espacio.
Pero, dentro reina la paz de saberse en el camino seguro.
Hay ancianos que se hacen rutinarios y descuidados. Otros son detallistas. Y puede ser detallista por i
Dios y/o por auto-satisfacción. Con el tiempo, se hace mañoso. Y cada día ofrece mil oportunidades al o
para cuidar un detalle en el arreglo de la casa, en el servicio a los hijos o nietos, en cumplir con un omiso
asumido... Hacerlo o dependerá finalmente de un factor principal: de si el móvil es el amor de i de los
demás, o sólo el egoísmo interesado.
El anciano tiene la constante tentación de juzgar a los demás, de decirles de lo que deben hacer o no
hacer, de que las cosas se hagan como él determina. Necesita las virtudes de la comprensión, de saber
callar más y r con palabras más benignas.

CÓMO DEBE SER LA CATEQUES1S DE LA TERCERA EDAD

Puntos básicos:
El anciano debe recibir elementos centrales para su vida. No es el momento de distraerse en muchas cosas,
La santidad debe ser el eje que concentre todas las nietas del anciano. Y es un tesoro que se puede empañar.
Recordemos que la santidad es un estado continuo de amistad con Dios. Y, como toda amistad, se puede perder o
reforzar. Porque el espíritu está pronto, pero la carne es débil.

La columna más antigua debe ser más cimiento. El anciano debe estar al frente para absorber los golpes.
A los jóvenes, podemos justificarlos por inexpertos y alocados. Pero al anciano debe transmitir firmeza y solidez en sus
palabras y en sus intenciones.
El anciano sabio es el que admite razones válidas. Necesita escuchar a tener humildad para lograrlo.
Creces si pides o aceptas con humildad. La humildad es reconocer los propios defectos y las propias
cualidades. Pero lo que cuesta es reconocer los defectos. Por eso, el anciano equilibrado sabe pedir ccn
sencillez lo que necesita sin sentirse rebajado. Aceptar ayuda es el principio de un sólido encuentro con la
persona que llega.

Debe desarrollar la actitud de dar y recibir en la familia Por un lado, sabe aportar. Exige estar disponible a lo
que pidan y saben hacer comentarios sólo cuando me lo soliciten. Y, por otro lado, saber aportar el propio
tiempo, las propias cualidades, la experiencia y el consejo oportuno.
El anciano necesita ejercitarse en superar los escollos de la terquedad y de la soberbia. Saber callar en los
achaques y no caer en el complejo de mártir. Saber digerir los ratos amargos con reflexión y con
apariencia. Saber ver las cosas desde Dios y no sólo con el cerebro. Porque el único defecto propio de la
vejez es no aceptar los errores acumulados.
La vejez no es un defecto. Pero vive en la constante tentación de bloquearse y excusarse en la
incapacidad... y caer en todos los defectos.

La catequesis de la tercera edad puede seleccionar los contenidos sobre las mismas bases que la catequesis para
adultos. Conviene dar un acento espiritual a los programas. Hay, sin embargo, unos temas que resultan más
oportunos. He aquí algunos:

=>La cruz y el dolor en la vida cristiana: Aunque pruebe la amargura del dolor físico interior, tiene que aprender de
Cristo crucificado a vivir con sentido el último tramo doloroso de la historia.
=> La resurrección y la vida eterna: El anciano necesita vivir con mucha esperanza. Los achaques y
limitaciones propios de su estado exigen abrirse hacia el futuro con ilusión y no con angustia. El tema de la
resurrección lo consigue.
=> La amistad con Dios. El anciano necesita llenarse de alegría y de gozo cristiano. Y sólo Dios puede
dar ese gozo espiritual en medio de sus dificultades. Así descubre que la senectud no sólo tiene
sinsabores. También los niños sufren. También los jóvenes se deprimen. También los adultos se
duelen...
=> La fe. La vida se puede ver desde el prisma de Dios: Entonces, cambia el color. De lo contrario, se ve
desde el ángulo de la miseria, del egoísmo, de tas fronteras angustiosas de este mundo. Así lograremos
que la catequesis logre la autoconvicción de la fe.
=> La Virgen María: Casi todos los ancianos aprenden a pedir ayuda a María, si antes no desarrollan la
devoción mañana en su alma. Sienten más necesidad de protección. Su alma se hace más sencilla,
como la del niño. Y levanta más rápidamente las manos hacia la madre.
=> Caridad y entrega a los demás: El anciano debe valorar que es mucho más necesario de lo que él
necesita de ellos. Puede aparecer poco necesario y poco útil en lo exterior Pero es necesario
interiormente, como se pretiere la sombra de los árboles antiguos o las pinturas con muchos años. No
olvidemos que la catequesis debe llevar a consecuencias prácticas.
=> Sentido de pertenencia a la Iglesia y compromiso con la comunidad: Cuando suena el teléfono, el
anciano entiende que se ha jubilado del empleo pero no de la vida. Debe evitar la caída trágica de la
fertilidad Para no abandonarse a vegetar y a un pasatiempo mortecino, debe conocer y valorar que
pertenece a la Iglesia y debe colaborar en su misión con la oración, el sacrificio y el servicio. Porque la
catequesis debe incorporar viva y activamente al cristiano en la vida de su comunidad.
=>Sacramentos: Son la vivencia de la fe y de la experiencia cristiana. Permitan al anciano adentrarse , los
misterios de Redención y dedicar tiempos al contacto director con Dios. Así aplicamos que la
catequesis debe formar vivencia litúrgica.
=> La oración: Es el alimento del alma. No hay ningún impedimento para hacerla, y hay mucha
oportunidad para crecer en ella.
=>El valor de la vida: el anciano está en óptima posición para valorar lo valioso y la vanidad de cuanto
hay sobre la tierra. El catequista debe aprovechar los temas referidos a la vida para despertar
intuitivamente el sentido de admiración en los ancianos. No deben perder esta capacidad, pues
disminuirían la apertura al encuentro de Dios.

SUGERENCIAS DE METODOLOGÍA Y DE ALGUNAS TÉCNICAS.


Metodología de la catequesis para personas de la tercera edad sigue las mismas reglas que para los
adultos, techo, los ancianos son adultos, con la única variante notoria de que van perdiendo sus fuerzas.
Por eso, en tienes metodológicas, sólo requieren de especial un poco de paciencia y comprensión. De
todos modos, he i algunas sugerencias más concretas:
• Los ancianos son firmes en sus ideas: Pueden llegar a la terquedad. Pero ayudan a todos a
reflexionar y a ponderar reacciones demasiado impulsivas de los más jóvenes. ¿Cómo aprovechar
este potencial? Dándoles la oportunidad de expresar su opinión, porque la catequesis participativa
es más eficaz.
• Debe estimularse la acción concreta de todos los ancianos que asisten a un curso: Disponen de
más tiempo. Y, si estamos obligados a ocupamos en todas las edades, más debe lograrse en esta
para superar la tendencia al conformismo, es obvio que hay gente activa por temperamento. Pero
sabemos que la falta de actividad nos mata. Por eso, hay que pedir a los alumnos que dediquen
tiempo a leer, a preparar manualidades, a realizar trabajos de investigación proporcionales a su
capacidad, a realizar paraliturgias, etc.
• Cuando declina el cuerpo hay que vigorizar el alma: Hay muchas maneras de lograrlo. La
oración comunitaria, bien preparada y adecuada a tas necesidades del grupo; la participación
comunitaria en el Sacramento de la Unción de los enfermos; el intercambio de experiencias y
testimonios; el ofrecimiento de los sufrimientos...

CÓMO DEBE SER EL CATEQUISTA DE ESTA EDAD

No es fácil ser catequista de personas que viven su última etapa de la vida. Se puede caer en dos
errores muy comunes. Por un lado, puede exagerar la cara compasiva y caer en el juego sentimental del
anciano, que busca mucho afecto, con el descuido de la exigencia y el compromiso. Por otro lado, se
puede caer por dureza y demasiada exigencia, hiriendo la susceptibilidad del anciano y provocando su
desinterés.
• Humanamente: Además de la paciencia, la comprensión y la exigencia normal en todo
catequista, debe transmitir mucha bondad…. El anciano necesita mucho afecto. En ocasiones,
también necesita de esta bondad para sentir la mano misericordiosa y cercana de Dios, sobre todo
cuando las faltas de la vida pasada pesan en la conciencia. Debe ser más motivador que expositor.
El anciano es más sensible a las razones del corazón que a las del cerebro.
• Cristianamente: Sólo destacamos que el catequista de ancianos debe dar testimonio de las
realidades escatológicas. Es decir, su vida debe hacer sentir a los alumnos la hermosura y el valor
de la vida eterna. Por eso, muchos ancianos reciben especial motivación de las personas que han
consagrado su virginidad a Dios, pues este estado subraya más el estilo de vida que tendremos en
el mas allá.
• Espiritualmente: Si un anciano tiene paz, la irradia. Si está sereno, comparte su tranquilidad. Es
normal que los jóvenes quieten más, porque inician la lucha por la vida. Por eso, el anciano tiene
la posibilidad de infundir calma ya que pueden mirar el horizonte con más iniciativa y vigor.
Juntos, podrán construir con más calidad. Hay la otra parte de la moneda: el anciano que siembre
inquietud y nerviosismo. En esos casos, los parientes menos pacientes comienzan a dejarle de
lado.
Hay ancianos que enriquecen a quienes les escuchan. La gente los busca. Estos necesitan preguntarse si
transmiten valores o antivalores al convivir con los demás, el anciano debe valorarse. No deja de ser la
primera piedra. Y la primera piedra de cada edificio no se ve. Los ancianos no dirigen los negocios, no
toman las grandes decisiones, tiene la voz más quebrada... Pero tienen la fuerza espiritual y la brújula que
miran muchos jóvenes, aunque exteriormente lo nieguen. El anciano: ser ejemplo para todos.
Diálogo de Jesucristo con Nicodemo (Jn. 3, 1-11) es la regla para orientar la visión de la ancianidad según
el Evangelio. También el anciano debe "nacer de arriba". Su cuerpo y su historia pierden vigor. Su vida
intelectual, por el contrario, debe crecer. Y debe llegar a niveles altísimos. Por eso, no puede caber el
conformismo o la rutina en el anciano. Tiene la oportunidad de poder dedicar más tiempo y más atención
a lo principal de esta vida: imitar todos los valores y virtudes de Jesucristo.
La última etapa de la vida suele tener más momentos de dolor y de sufrimiento. Y el anciano, como
Jesucristo, debe vivir la pasión como último tramo de su historia en la tierra. Saber sufrir, saber callar,
saber dar ejemplo fortaleza, etc., resultan ocupaciones prioritarias, quizás de todas los días.

CATEQUESIS DE LOS ANCIANOS

(DIRECTORIO GENERAL DE CATEQUESIS)

La tercera edad, don de Dios a la Iglesia

186. El número creciente de personas ancianas representa en diversos países del mundo una nueva y
específica tarea pastoral de la Iglesia. Las personas de esta edad, a veces considerados como objeto
pasivo, más o menos molesto, es necesario, sin embargo, verlas a la luz de la fe, como un don de Dios a la
Iglesia y a la sociedad, a las que hay que dedicarles también el cuidado de una catequesis adecuada.
Tienen a ella el mismo derecho y deber que los demás cristianos.
Se ha de tener en cuenta la diversidad de situaciones personales, familiares, sociales, en particular,
la situación de soledad y el riesgo de marginación.
La familia cumple una función primaria, porque en ella el anuncio de la fe puede darse en un
clima de acogida y de amor que confirman, mejor que ninguna otra cosa, el valor de la Palabra.
En todo caso, la catequesis de los ancianos ha de asociar al contenido de la fe la presencia cordial
del catequista y de la comunidad creyente. Por lo que es deseable que los ancianos participen plenamente
en el itinerario catequético de la comunidad.

Catequesis de la plenitud y de la esperanza

187. La catequesis de los ancianos debe estar atenta a los aspectos particulares de su situación de fe. El
anciano puede haber llegado a esta edad con una fe sólida y rica: entonces la catequesis ayudará a seguir
recorriendo el camino en actitud de acción de gracias y de espera confiada; otros viven una fe más o
menos oscurecida y una débil práctica cristiana: entonces la catequesis aportará una luz y experiencia
religiosa nuevas; a veces el anciano llega a su edad con profundas heridas en el alma y en el cuerpo: la
catequesis le ayudará a vivir su situación en actitud de invocación, de perdón, de paz interior.
En cualquier caso, la condición del anciano reclama una catequesis de la esperanza que proviene
de la certeza del encuentro definitivo con Dios.
Es siempre beneficioso para él y enriquecedor para la comunidad el hecho de que el anciano
creyente de testimonio de una fe que resplandece aún más a medida que se va acercando al gran momento
del encuentro con el Señor.

Sabiduría y diálogo

188. La Biblia presenta al anciano creyente como el símbolo de la persona rica en sabiduría y temor de
Dios, y, en consecuencia, como el depositario de una intensa experiencia de vida, lo que en cierto modo
lo convierte en « catequista » natural de la comunidad. El es de hecho testigo de la tradición de fe,
maestro de vida y ejemplo de caridad. La catequesis valora esta gracia, ayudando a la persona anciana a
descubrir de nuevo las ricas posibilidades que tiene dentro de sí; ayudándola también a asumir funciones
catequéticas en relación con el mundo de los pequeños para quienes, a menudo, son abuelos queridos y
estimados, y en relación con los jóvenes y los adultos. De este modo se favorece un rico diálogo entre
generaciones dentro de la familia y de la comunidad.

TEMA 13: CATEQUESIS PARA SITUACIONES ESPECIALES,


MENTALIDADES Y AMBIENTES

La catequesis de discapacitados e inadaptados

189. Toda comunidad cristiana considera como predilectos del Señor a aquellos que, particularmente entre los más
pequeños, sufren alguna deficiencia física o mental u otra forma de privación. Actualmente, a causa de una mayor
conciencia social y eclesial, y también debido a los innegables progresos de la pedagogía especial, se ha
conseguido que la familia y otros ámbitos educativos puedan ofrecer hoy a estas personas una catequesis apropiada,
a la que por otra parte tienen derecho como bautizados, y si no están bautizados, como llamados a la salvación. El
amor del Padre hacia sus hijos más débiles y la continua presencia de Jesús con su Espíritu dan fe de que toda
persona, por limitada que sea, es capaz de crecer en santidad.
La educación de la fe, que corresponde ante todo a la familia, requiere itinerarios adecuados y personalizados, tiene
en cuenta las aportaciones de las ciencias pedagógicas y ha de llevarse a cabo en el contexto de una educación
global de la persona. Por otra parte, se debe evitar el riesgo de que esta catequesis tan especializada acabe
situándose al margen de la pastoral comunitaria. Para que eso no ocurra, es necesario que la comunidad se interese
y se comprometa de modo permanente con esta tarea. Las características peculiares de esta catequesis, exigen de
parte de los catequistas una preparación específica, y hacen que su servicio sea aún más meritorio.

La catequesis de los marginados

190. En la misma perspectiva hay que considerar la catequesis para personas que viven, en situación marginada, o
próximas a ella, o ya sumidos en la marginación, como son los emigrantes, los exilados, los nómadas, las personas
sin hogar, los enfermos crónicos, los tóxico-dependientes, los encarcelados y los prisioneros. La garantía de que se
actúa acertadamente cuando se catequiza en estos ámbitos no fáciles nos viene de la palabra solemne de Jesús,
quien reconoce como hecho a Sí mismo el bien que se hace a « estos pequeños hermanos ». Signos permanentes de
la vitalidad de la catequesis son la capacidad para distinguir la diversidad de las situaciones; captar las necesidades
y demandas de cada persona; valorar los encuentros personales, dedicándoles una atención generosa y paciente;
proceder con confianza y realismo, recurriendo a menudo a formas de catequesis indirectas y ocasionales. La
comunidad debe apoyar fraternalmente a los catequistas dedicados a este servicio.

La catequesis para grupos diferenciados

191. La catequesis se encuentra hoy ante personas que, por su profesión específica y, más ampliamente por su
situación cultural, requieren itinerarios especiales. Tal es el caso de la catequesis del mundo obrero, de las
profesiones liberales, de los artistas, de los hombres de ciencia, de la juventud universitaria... Es sumamente
conveniente que existan estos itinerarios dentro del servicio catequético de la comunidad cristiana.
Todos estos sectores necesitan lenguaje adaptado a los destinatarios, manteniendo una plena fidelidad al
mensaje que se quiere transmitir al mensaje que se quiere transmitir.
La catequesis según ambientes
192. La educación de la fe hoy ha de tener muy en considera-ión los ambientes o contextos de vida, porque es en
ellos donde cada persona vive su existencia, de ellos recibe gran influencia y en ellos a su vez ejerce la suya, y en
ellos desarrolla sus propias responsabilidades.
En general y a modo de ejemplo, conviene recordar dos ambientes de la mayor importancia, el rural y el urbano,
que exigen formas diferenciadas de catequesis.
La catequesis en el medio rural ha de reflejar las necesidades mismo ámbito, necesidades que con frecuencia están
unidas a la pobreza y a la miseria, y a veces a miedos y supersticiones; pero también el ambiente rural es rico en
experiencias de sencillez, de confianza en la vida, de sentido de la solidaridad, de fe en Dios y fidelidad a las
tradiciones religiosas.
La catequesis en el medio urbano ha de tener en cuenta una amplía variedad de situaciones, que van desde las de
bienestar a las de pobreza y marginación. El ritmo propio de vida de la ciudad es a menudo fuente de estrés, de
gran movilidad, de sugestivas llamadas a la evasión y al desinterés, donde es frecuente la situación de anonimato y
de soledad...
Para cada uno de estos ambientes habrá que pensar en un servicio específico de educación de la fe, estimulando a
catequistas preparados, creando instrumentos y materiales, y usando de los recursos que proporcionan los medios
de comunicación.

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