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La educación de los monjes en el año mil.

Duby

(En el comienzo exponen un texto sobre la instrucción de Geriberto, quien llego a ser papa en el año mil,
y describen dos conclusiones)
- Que los estudios se hallaban integrados en el marco de las siete artes liberales, tomado en otro tiempo
por lo pedagogos carolingios de las escuelas del Bajo Imperio.
- Que no existía escuela estrictamente hablando pero que el joven clérigo que deseaba progresar en sus
estudios buscaba por toda la cristiandad maestros a quienes ligarse sucesivamente. También buscaba
libros, en una muestra de extrema movilidad, persecución incesante de los instrumentos del saber.

La instrucción de los monjes


La “escuela” monástica difería generalmente de la “escuela”episcopal y la mentalidad de los monjes no
era la misma que la de los clérigos. Los monjes habían escapado a los placeres del mundo y vivían en
forma silenciosa. Les bastaba con conocer el latín, lengua del escritura, y dejar que su espíritu caminara
libremente tanto en la meditación como en la oración, por los vocablos de la lengua sagrada. Como su
existencia entera estaba consagrada al canto coral, a las ceremonias de la liturgia, la experiencia musical
y la ciencia de las relaciones armónicas obraba en su comportamiento mental con más fuerza que en el
medio catedralicio. Para ellos entonces ni retórica, ni dialéctica.

Al hilo de la meditación.
“Es necesario que haya herejías para que distingamos a los que poseen fe”. Por lo tanto, lo que
caracteriza al máximo la necedad de esos herejes y nos muestra desprovistos de toda ciencia, es que
niegan la existencia el autor de todas las criaturas, es decir, de Dios. Pues esta claro que, si toda cosa,
sea cual fuere su espesor o su grandor, se encuentra dominada por el grandor de otra cosa, en ello se
conoce que todo procede de un ser mas grande que todo.
Como efectivamente el autor de todas las criaturas es por propia esencia inmutable, bueno y verídico,
como es el con su omnipotencia distribuye y ordena las diversas especies de la naturaleza, no hay fuera
de el en donde ellas puedan encontrar reposo y ellas no pueden sino volver a aquel de quien proceden.
Entre todas estas criaturas, la especie humana ocupa en cierto modo el medio, por encima de los
animales y por debajo de los espíritus celestes y se vuelve semejante a aquella a la que se aproxima
mas, por eso sobrepasa a los seres inferiores cuando mejor imita la naturaleza de los espíritus
superiores.
Ni encadenamiento lógico ni “razones”, pero si el hilo de una meditación moral. Al final, una vez mas, los
prodigios.

Deseo de Dios
De esto dan testimonio todas las paginas de las divinas escrituras, debidas a la enseñanza del
Todopoderoso y cuyo objeto particular es ofrecer de su existencia toda clase de pruebas, que elevan al
mismo tiempo e espíritu y la inteligencia del hombre, que nutre de ellas para conocer a su creador. Al
mostrar a este hombre en que cosa es superior y lo que tiene por encima de el, lo colma de un deseo
insaciable.
Estos signos están contenidos en las sagradas escrituras y están ahí para sostener el deseo de Dios.
Todo monje piensa que no se conoce por la inteligencia sino por el amor y por la práctica de las virtudes.

El estudio, vía de perfección.


Como el saber se inscribe en las vías de la ética y no tiene sentido mas que si es instrumento de
salvación, el estudio no puede ser otra cosa que un ejercicio espiritual, uno de los que preparan para
penetrar en el reino.

Simbólica
Lo esencial es descifrar los mensajes, “palabras verídicas y prodigios” a la vez de los que están llenos el
universo visible y la historia y que abundan en el texto de la escritura. En igual afán de elucidación se
reúnen el saber de las escuelas catedralicias y el saber de los monasterios, así como en un método
sobre el cual se basan e esta época toda pedagogía y toda aventura intelectual: la exégesis. Acceder
“por lo visible a lo invisible”, penetrar por fin el enigma del mundo, es decir, alcanzar a Dios. La lógica casi
no interviene en semejante búsqueda: sino antes bien y puesto que la creación, en sus dimensiones
espaciales y temporales, aparece como un tejido de correspondencias, el descubrimiento de las
analogías y el recurso a los símbolos.

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