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Pero lo de Duato es casi una broma comparado con don Ildefonso, el cual estuvo tres años
en prisión provisional mientras el sistema judicial decidía sobre su caso. Finalmente, no se
encontró que fuera culpable del delito del que se le acusaba. ¿Cuánto cree usted, sufrido
contribuyente, que hay que indemnizar a una persona después de haberlo tenido tres años
entre rejas injusta y arbitrariamente? Obviamente, la prisión provisional debe ser para un
período mínimo y la justicia debe priorizar dichos casos. Don Ildefonso pedía una
indemnización de medio millón de euros. Estar en la cárcel debe de ser una de las peores
experiencias de la vida, si se está injustamente, un infierno. Pues bien, el tribunal dictaminó
finalmente que cabía lugar a una reparación, pero de tan solo cuatro mil quinientos euros.
En números, para que se aprecie mejor, 4.500 euros. Muchos menos de lo que gana un
representante político al azar en una autonomía cualquiera al mes por hacer entre poco y
nada.
Pues lo peor de cómo el Estado puede degenerar en algo peor que una Mafia no es ni lo de
Duato ni lo de don Ildefonso, sino lo de una niña de 11 años violada por una manada de
adolescentes. El vídeo de la violación que hicieron los jóvenes circuló por las redes sociales
durante meses. Finalmente, se tienen que ir de Badalona. No los violadores, sino la familia
de la chica ante el acoso al que se está siendo sometida. Dado que los menores son
inimputables, no hay nada que pueda hacer la policía, los fiscales, los jueces, nadie. El
Estado, de rodillas ante los Corleone de Badalona, indiferente ante el sufrimiento de la niña
violada, la familia humillada, el pueblo entero inerme.
¿Qué tienen en común todos estos casos? No solo es una cuestión de la sistemática
ineficacia del Estado, la culpable irresponsabilidad de los políticos, la incurable combinación
de pereza e idiocia de los funcionarios que pudiendo hacer algo se limitan a cumplir los
protocolos. Es también la incurable servidumbre de una sociedad que mira hacia otra parte,
que incluso se alegra ante la desgracia ajena o que simplemente sacrifica libertad y
dignidad por unas limosnas de seguridad y una paguita a fin de mes. Unos ciudadanos
alienados por la propaganda socialista que han tragado con la rueda de molino de que los
impuestos confiscatorios no son un robo sino justos y necesarios. No habría Estado-
Leviatán si no hubiese ciudadanos-siervos. Levántese y proteste. El próximo puede ser
usted.