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A Ana Duato le ha destrozado la vida Hacienda.

El calvario de la actriz con el Fisco


comenzó con una multa de un millón de euros por presuntas irregularidades.
Posteriormente, un tribunal le dio la razón a Duato y obligó a Hacienda a devolver el millón
con intereses. ¿Pero y los intereses morales derivados de la angustia, la honorabilidad y el
daño reputacional? Recientemente, la Agencia Tributaria ha reconocido que le impuso una
multa por error de medio millón de euros. ¿Por error, por venganza, para ser
ejemplarizante”? El caso es que lo llaman Ministerio de Hacienda y Agencia Tributaria
porque Santa Inquisición y Congregación para la Doctrina de la Fe hubiese sido demasiado
obvio.

Pero lo de Duato es casi una broma comparado con don Ildefonso, el cual estuvo tres años
en prisión provisional mientras el sistema judicial decidía sobre su caso. Finalmente, no se
encontró que fuera culpable del delito del que se le acusaba. ¿Cuánto cree usted, sufrido
contribuyente, que hay que indemnizar a una persona después de haberlo tenido tres años
entre rejas injusta y arbitrariamente? Obviamente, la prisión provisional debe ser para un
período mínimo y la justicia debe priorizar dichos casos. Don Ildefonso pedía una
indemnización de medio millón de euros. Estar en la cárcel debe de ser una de las peores
experiencias de la vida, si se está injustamente, un infierno. Pues bien, el tribunal dictaminó
finalmente que cabía lugar a una reparación, pero de tan solo cuatro mil quinientos euros.
En números, para que se aprecie mejor, 4.500 euros. Muchos menos de lo que gana un
representante político al azar en una autonomía cualquiera al mes por hacer entre poco y
nada.

Gabriel Domenech, profesor de Derecho en la Universidad de Valencia, ha hecho una


recopilación de casos semejantes en Twitter. Un rumano que estuvo 1.058 días en prisión
preventiva para salir finalmente absuelto, 5.000 euros. Un marroquí, 391 días y 2.000 € .
Entre 4 y 10 euros por día. Así, a bote pronto, se me ocurre que 200 euros/día sería lo suyo.
Mínimo. Parece que los jueces además de recibir más formación en epistemología, porque
no parecen tener muy claro lo que significa “no culpable”, también deberían pasar una
temporada entre rejas para saber el castigo mental y moral que de la prisión, sobre todo
cuando finalmente resulta que la prisión preventiva resultó ser totalmente injustificada en
tiempo y forma.

Pues lo peor de cómo el Estado puede degenerar en algo peor que una Mafia no es ni lo de
Duato ni lo de don Ildefonso, sino lo de una niña de 11 años violada por una manada de
adolescentes. El vídeo de la violación que hicieron los jóvenes circuló por las redes sociales
durante meses. Finalmente, se tienen que ir de Badalona. No los violadores, sino la familia
de la chica ante el acoso al que se está siendo sometida. Dado que los menores son
inimputables, no hay nada que pueda hacer la policía, los fiscales, los jueces, nadie. El
Estado, de rodillas ante los Corleone de Badalona, indiferente ante el sufrimiento de la niña
violada, la familia humillada, el pueblo entero inerme.

¿Qué tienen en común todos estos casos? No solo es una cuestión de la sistemática
ineficacia del Estado, la culpable irresponsabilidad de los políticos, la incurable combinación
de pereza e idiocia de los funcionarios que pudiendo hacer algo se limitan a cumplir los
protocolos. Es también la incurable servidumbre de una sociedad que mira hacia otra parte,
que incluso se alegra ante la desgracia ajena o que simplemente sacrifica libertad y
dignidad por unas limosnas de seguridad y una paguita a fin de mes. Unos ciudadanos
alienados por la propaganda socialista que han tragado con la rueda de molino de que los
impuestos confiscatorios no son un robo sino justos y necesarios. No habría Estado-
Leviatán si no hubiese ciudadanos-siervos. Levántese y proteste. El próximo puede ser
usted.

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