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Las tres viudas

Comedia en verso del escritor Manuel


Ascencio Segura

Las tres viudas es una comedia en verso,


del escritor peruano Manuel Ascencio
Segura. Según los críticos, es una de las
comedias de mayor acierto del autor, junto
con Ña Catita. Fue escrita en 1841, pero no
fue sino hasta 1862 que, en colaboración
con Ricardo Palma, fue puesta en escena.
Las tres viudas
de Manuel Ascencio Segura
Género dramático
Subgénero comedia
Idioma Español
Ciudad Lima
País Perú
Fecha de publicación 1862
Manuel Ascencio Segura
Percances de un Las tres viudas
remitido
Manuel Ascencio Segura

Estructura y características
La obra, que es una comedia de enredos,
está dividida en tres actos y escrita en
verso. La mayoría de los versos son
octosílabos, y la estrofa más
característica y lograda es la redondilla.
Mantiene un marcado lenguaje de la
época, con la particularidad de que todo
transcurre en el pequeño ambiente de una
casa.

Personajes
Don Melitón, viejo octogenario y
adinerado.
Don Pablo Postas, un galán aventurero,
enamorado de Micaela.
Doña Martina, señora viuda, la madre de
Micaela.
Doña Micaela, “Miquita” para los
conocidos, es una joven que
recientemente había enviudado, hija de
doña Martina.
Doña Clara, viuda, amiga de doña
Martina y doña Micaela.
Juana, la muchacha de la casa.
Un criado.

Temas
Los enredos sentimentales que
protagonizan tres viudas: doña Martina
(madre), doña Micaela (hija) y doña Clara
(amiga de ambas), y dos galanes: don
Melitón (viejo octogenario) y don Pablo
(aventurero sin escrúpulos).

Don Melitón pretende sucesivamente a


Micaela y a Martina, pero al final decide
renunciar a la idea del matrimonio,
consciente de que ya está a un paso de la
muerte.

Don Pablo es el novio de Micaela, pero al


final se descubre que es un impostor que
ya estaba casado, bajo nombre falso, con
doña Clara, la viuda amiga de las
anteriores, la misma que lo delata..

Finalmente, don Melitón adopta a Micaela


como su única heredera, exigiendo a
cambio únicamente la atención de ella y
de su madre.
Resumen

Acto primero

Don Melitón es un anciano ya octogenario


y con solvencia económica, que ofrece
matrimonio a doña Micaela, joven viuda
que vive con su madre, doña Martina.
Micaela rechaza cortésmente a don
Melitón, porque está enamorada de don
Pablo, un galán que aparenta ser decente
pero que en realidad es un pillo redomado,
aunque por lo pronto sabe mantener las
buenas apariencias. Don Melitón se
resigna al rechazo de doña Micaela y
entonces propone matrimonio a doña
Martina, quien también es viuda. Ésta se
muestra sorprendida, y prefiere no dar
todavía una respuesta, pero la aparición
de una tercera viuda, doña Clara, quien
mira a don Melitón con ojos coquetos,
hará entrar en celos a doña Martina.

A partir de entonces se suceden una serie


de enredos. Sale de la casa doña Clara
justo cuando entra don Pablo, el novio de
Micaela. Doña Clara saluda
cariñosamente a éste como “don Pedro”,
lo cual origina la suspicacia de doña
Micaela. Pablo trata de explicarle,
diciendo que se llamaba “Pedro Pablo”,
por lo que algunos lo llamaban Pedro y
otros Pablo; y que conocía a Clarita pero
que no había nada entre ellos dos, que por
lo demás le parecía fea. Luego ingresa
doña Martina, quien hace saber a su hija
que aprueba su matrimonio con don Pablo,
y que ella también se casaría, aunque sin
decir por lo pronto con quien (aunque
todos se imaginan que se refiere a don
Melitón). Don Melitón aparece otra vez y
doña Martina le presenta a don Pablo
como el novio de su hija. Ambos, don
Melitón y doña Martina, anuncian también
que ya habían decidido casarse. De
pronto, llega un criado trayendo una carta
para don Melitón. Éste la lee para sí, pero
se niega a enseñarla a doña Martina y se
despide. Doña Martina vuelve a caer en
celos y cree que la misiva la ha enviado
doña Clarita.

Acto segundo

Nuevamente se encuentran don Melitón y


doña Martina, quien le insiste en saber
quien le envió la carta, y que era lo que
decía. Don Melitón se niega firmemente a
darle detalles y se arma una tremenda
discusión. A tal punto llega todo que don
Melitón decide renunciar a casarse con
doña Martina, aunque le promete su
amistad y su herencia.
Doña Martina no se queda tranquila e
insiste en averiguar sobre doña Clarita.
Esta precisamente vuelve a aparecer en la
casa. Doña Martina le pregunta si conoce
a don Melitón, recibiendo una respuesta
negativa. Sale doña Clara y nuevamente
entra don Pablo. Este trata de cosechar a
río revuelto y afirma haber visto entrar al
viejo Melitón donde vivía doña Clara, y que,
según su parecer, ambos tramaban algo.
Don Pablo propone a las dos, madre e hija,
unir fuerzas para vencer las argucias del
viejo.
Acto tercero

Doña Martina y su criada Juana salen de


casa. Aparece otra vez don Melitón, que
encuentra sola a doña Micaela. Aprovecha
don Melitón para enseñarle la carta que
recibiera, que estaba firmada por una tal
María Campana, quien le pedía que fuera a
visitarle a su casa para contarle un secreto
sobre el novio de Micaela. Don Melitón
dice haber ido a esa cita y que en ella se
enteró de que el tal don Pablo no era sino
un farsante que se hallaba ya
comprometido con otra, precisamente con
la misma María, la remitente de la carta.
Don Melitón le hace saber a Micaela que
estaba dispuesta a protegerla como a un
padre y ella le agradece efusivamente,
mientras que él le aprieta la mano con
emoción.

De pronto entra don Pablo, quien se hace


de aspavientos reprochando a doña
Micaela el preferir a un viejo, traicionando
a la vez a su madre. Don Melitón, furioso,
le encara y le pone al descubierto su
engaño. Pablo niega cínicamente la
acusación y reta a don Melitón a batirse en
duelo por el agravio que supuestamente
recibía, pero entonces regresa doña
Martina. Don Pablo le cuenta a ésta su
versión de los hechos, y ya le creía doña
Martina, cuando aparece doña Clara, quien
confirma con documento en mano, que
don Pablo se hacía llamar Pedro de
Juanelo, y que estaba casado con una tal
María Andica.

Don Pablo es puesto así al descubierto y


recibe los insultos de todos. Pero aún
quedaban más revelaciones: doña Clara
revela que la tal María Andica era nada
menos que ella misma. La razón por la
que ambos, don Pablo y doña Clara,
habían cambiado de nombre al momento
de casarse, era esta: doña Clara, que era
viuda de un marino, quiso seguir cobrando
su sustanciosa pensión de viudez
(montepío), maniobra a la que se prestó
don Pablo. Sin embargo, después del
matrimonio, don Pablo continuó llevando
su vida licenciosa, creyendo que doña
Clara no lo denunciaría por temor a perder
su pensión. La desvergüenza de don Pablo
había sido pues el motivo por lo que doña
Clara decidió ponerlo al descubierto,
enviando a don Melitón la carta antedicha.

Descubierto, don Pablo se da a la fuga, y


Micaela, que tan enamorada estaba, se
siente engañada y dispuesta a contraer
matrimonio con don Melitón; sin embargo,
éste le dice que está comprometido con la
“carroza” (la tumba) y que a Micaela la
adoptaría para que fuera su única
heredera, exigiendo a cambio únicamente
la atención de ella y de su madre.

Se cierra el telón con la salida de don


Melitón, acompañado de doña Clara,
mientras las dos viudas (madre e hija)
corren a abrazarse.

Valoración
Esta comedia pertenece al periodo final
del autor, donde éste luce un ingenio más
reposado, con acercamientos
psicológicos, desconocidos en sus obras
anteriores.
«En esta obra, más que en otras, Segura
revela todo su talento para representar el
ingenio criollo, el chismorreo y los dichos y
entredichos en cada uno de sus personajes.
La comedia resalta sus cualidades de
comediógrafo, denotando, con un tono
festivo y al mismo tiempo punzante, una
crítica contra las costumbres pueblerinas
de Lima».[1]

Adaptación
Asimismo, la obra entró en vigencia
nuevamente en el año 2015, cuando se
produjo en el Teatro La Plaza, en Lima, una
adaptación de la obra escrita y dirigida por
Carlos Galiano. Esta nueva versión
mantuvo el argumento original pero realizó
una serie de intervenciones que le dieron
mayor volumen a la obra, entre ellas haber
contextualizado los acontecimientos el 28
de julio de 1921, día en que se celebraba el
Centenario de la Independencia del Perú, y
el desarrollo de los personajes de los
criados en el rostro de una joven serrana y
un muchacho afrodescendiente.

Véase también
Literatura peruana

Referencias
1. [Segura 2003, p. 156.]
Bibliografía
Basadre Grohmann, Jorge: Historia de la
República del Perú. 1822 - 1933, Octava
Edición, corregida y aumentada. Tomo
3. Editada por el Diario "La República" de
Lima y la Universidad "Ricardo Palma".
Impreso en Santiago de Chile, 1998.
Samaniego, Antenor: Literatura peruana.
Texto y Antología. Tomo 5. Lima, Librería
Arica, sétima edición, 1964.
Sánchez, Luis Alberto: La literatura
peruana. Derrotero para una historia
cultural del Perú, tomo III. Cuarta edición
y definitiva. Lima, P. L. Villanueva Editor,
1975.
Segura, Manuel Ascensio: Las tres
viudas. Ediciones Cultura Peruana.
Primera edición: agosto de 2003.
Registrado en la Biblioteca Nacional.
Depósito Legal Nº 150135-2003-3644

Enlaces externos
Texto completo de Las Tres Viudas
(Scribd) (https://es.scribd.com/doc/129
564602/Las-Tres-Viudas-Obra-Complet
a) .

Datos: Q9020646
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title=Las_tres_viudas&oldid=152083050»

Esta página se editó por última vez el 25 jun 2023


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