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DOCTRINA
Título:    Sucesiones y Herencias
Autor:    Elena Lacalle Serer
Fernando Sanmartín Escriche
Carlos Aparicio Urtasum

Fecha:        /12/2008
Epigrafe 23 -    La Partición de la Herencia
Texto

LA PARTICIÓN DE LA HERENCIA

LA DIVISIÓN JUDICIAL DE LA HERENCIA


(Artículos 783 a 789 de la LEC 1/2000)

• Cualquier coheredero o legatario de parte alícuota podrá reclamar judicialmente la división de la herencia, siempre
que ésta no deba efectuarla un comisario o contador-partidor designado por el testador, por acuerdo entre los
coherederos o por resolución judicial.
SOLICITUD A la solicitud de división judicial de la herencia se acompañará:
- El certificado de defunción.
- El documento que acredite la condición de heredero o legatario
del solicitante.
En cualquier estado del procedimiento podrán los interesados
separarse del mismo y adoptar los acuerdos que estimen
convenientes.Cuando lo soliciten de común acuerdo, el Juez
deberá sobreseer el juicio y poner los bienes a disposición de los
herederos.
No podrán instar la división de la herencia: los acreedores. Sin
embargo:
- Los acreedores pueden ejercitar las acciones que les
correspondan contra la herencia, la comunidad hereditaria o los
coherederos en el juicio declarativo que corresponda, sin
suspender ni entorpecer las actuaciones de división de la
herencia.
- Los acreedores reconocidos como tales en el testamento o por
los coherederos y los que tengan su derecho documentado en un
título ejecutivo podrán oponerse a que se lleve a efecto la
partición hasta que se les pague o afiance el importe de sus
créditos. Esta petición podrá deducirse en cualquier momento
antes de la entrega de los bienes adjudicados.
- Los acreedores de uno o más de los coherederos podrán
intervenir en la partición para evitar que ésta se haga en fraude o
perjuicio de sus derechos.
• Intervención del caudal hereditario y la formación de inventario: se acordará si se hubiere pedido y el Juez lo
estimare procedente. [En este caso véanse esquemas posteriores].

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JUNTA Tendrá lugar:
- Practicadas las actuaciones de intervención del caudal y
formación de inventario.
- Cuando no se pidió la intervención y la formación de
inventario.
- Cuando se pidió la intervención y la formación de inventario y
el Juez no la estimó procedente.
Se convocará a:
- Los herederos.
- Los legatarios de parte alícuota.
- El cónyuge sobreviviente.
- Los acreedores de uno o más de los coherederos cuando
estuvieren personados en el procedimiento.
- El Fiscal para representar a los menores o incapacitados y no
tengan representación legítima y a los ausentes cuyo paradero se
ignore.
Celebración de la Junta: - Será presidida por el Secretario. - El
objeto: nombramiento de un contador que practique las
operaciones divisorias y nombramiento de perito/s para el avalúo
de los bienes. - Si no hay acuerdo en los nombramientos se
designarán por sorteo.
• Previa aceptación del cargo del contador y perito: Entrega de los autos al contador y se ponen a disposición del
contador y del perito los objetos, documentos y papeles necesarios para practicar:
- El inventario [cuando no hubiere sido hecho].
- El avalúo.
- La liquidación.
- La división del caudal hereditario.
PRÁCTICA DE LAS OPERACIONES Modo de la práctica
DIVISORIAS
- El contador realizará las operaciones divisorias con arreglo a lo
dispuesto en la ley aplicable a la sucesión del causante.
- Si el testador hubiere establecido reglas distintas para el
inventario, avalúo, liquidación y división de sus bienes, se
atendrá a lo que resulte de ellas, siempre que no perjudiquen las
legítimas de los herederos forzosos.
- Se procurará, en todo caso, evitar la indivisión y la excesiva
división de las fincas.
A instancia de parte podrá el Juez fijar al contador un plazo para
que presente las operaciones divisorias.
Las operaciones divisorias deben presentarse en el plazo de 2
meses con escrito firmado por el contador que debe contener:
1º La relación de los bienes que formen el caudal partible.
2º El avalúo de los comprendidos en esa relación.
3º La liquidación del caudal, su división y adjudicación a cada
uno de los partícipes.
TRASLADO DE LAS OPERACIONES DIVISORIAS

De las operaciones divisorias se dará traslado a las partes por 10 días para que puedan formular oposición, pudiendo
ser examinados los autos y las operaciones divisorias, durante dicho plazo en la Secretaría del Juzgado.
Cuando las partes muestran conformidad Cuando hay oposición
expresa o tácita

AUTO APROBANDO LAS OPERACIONES


DIVISORIAS MANDANDO
PROTOCOLIZARLAS

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Entrega de bienes: Cuando hay oposición
* Aprobadas definitivamente las particiones, se - El escrito de oposición deberá expresar los puntos de las
procederá a entregar a cada uno de los interesados operaciones a que se refiere y las razones en que se funda.
lo que en ella le haya sido adjudicado y los títulos - Comparencia entre el contador y las partes:
de propiedad, con nota expresiva de la adjudicación * Si hay conformidad. Se ejecutará lo acordado y el contador
puesta por el Secretario. hará en las operaciones divisorias las reformas convenidas.
* Se hará entrega de los bienes salvo que hubiere * Si no hay conformidad. El Juez oirá a las partes y admitirá las
habido oposición por los acreedores reconocidos en pruebas que se propongan, continuando el procedimiento según el
el testamento o por los coherederos y los que juicio verbal.
tengan su derecho documentado en título ejecutivo. SENTENCIA sin efecto de cosa juzgada
En este caso no se produce la entrega de los bienes
hasta el completo pago o garantía de ello.

LA INTERVENCIÓN DEL CAUDAL HEREDITARIO


(Artículo 790 a 796 de la LEC 1/2000)

Si el Juez tiene noticia de: Adoptará de oficio medidas


- El fallecimiento de una persona. indispensables:
- Y no conste la existencia de testamento. - Para el enterramiento del difunto, si
- Ni de ascendientes o descendientes o cónyuge del finado o persona que se fuere necesario.
halle en situación de hecho asimilable. - Para la seguridad de los bienes,
- Ni de colaterales dentro del 4º grado. libros, papeles, correspondencia y
Si el Juez tiene noticia de: efectos del difunto susceptibles de
- El fallecimiento de una persona. sustracción u ocultación.
- Y no consta la existencia de testamento.
- Si las personas antes dichas estuvieren ausentes o alguno de ellos sea menor
o incapacitado y no tenga representante legal.
Providencia Si dejó testamento

Adoptando las medidas necesarias para averiguar si hay testamento o no: Providencia. Se ponen los bienes a
ordenando traer a los autos certificado del Registro General de Actos de disposición de los herederos, los que
Última Voluntad y certificado de defunción; además, serán examinados en su caso podrán pedir la intervención
parientes, amigos o vecinos del difunto. judicial.
Si no dejó testamento ni
parientes

Auto. Se manda ocupar libros, papeles


y correspondencia del difunto, con
inventario y depósito de los bienes. Y
se abre pieza separada para hacer la
declaración de herederos.
Auto. Acordando la adopción de las
medidas indispensables y se señalará
día y hora para la formación del
inventario citando a los interesados.
Si hay parientes

Se les entregará los bienes y efectos


pertenecientes al difunto, cesando la
intervención judicial, salvo que algún
pariente lo pida.
FORMACIÓN DE INVENTARIO COMPARECENCIA

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• Presidida por el Secretario.
• Se procederá, con los concurrentes a:
* Formar inventario que contendrá:
* La relación de bienes de la herencia.
* La relación de escrituras.
* La relación de documentos.
* La relación de papeles de importancia.
- Si por disposición testamentaria se hubieren establecido reglas especiales para el inventario de los bienes de la
herencia, se formará éste con sujeción a dichas reglas.
Si no hay controversia Si hay controversia

Auto. Acordando las medidas sobre la administración, custodia y conservación Se citará a los interesados a una vista,
del caudal. continuando la tramitación con arreglo
al juicio verbal.
MEDIDAS SENTENCIA

El Juez resolverá ateniéndose, en su caso, a lo que sobre estas materias La sentencia que se pronuncie sobre la
hubiere dispuesto el testador y, en su defecto, con arreglo a las siguientes inclusión o exclusión de bienes en el
reglas: 1º El metálico y efectos públicos se depositarán con arreglo a derecho. inventario dejará a salvo los derechos
2º Se nombrará administrador al viudo/a y, en su defecto, al heredero o de terceros.
legatario de parte alícuota que tuviere mayor parte en la herencia. En último
caso a cualquiera de los herederos o legatarios de parte alícuota, o a un
tercero. 3º El administrador deberá prestar caución para responder de los
bienes que se le entreguen. Se podrá dispensar al viudo/a o al heredero
designado cuando tengan bienes suficientes. 4º Los herederos o legatarios de
parte alícuota podrán dispensar al administrador del deber de prestar caución.
CESACIÓN DE LA INTERVENCIÓN

- Cuando se efectúe la declaración de herederos, salvo que alguno de ellos pida la división judicial de la herencia.
- En este caso subsistirá la intervención hasta la entrega de los bienes adjudicados.
- Durante la división judicial también puede cesar la intervención de común acuerdo entre los interesados.

1. CONCEPTO Y OBJETIVO DE PARTICIÓN DE HERENCIA

Principiamos esta materia con una profunda concepción escogiendo aquella dada por
ROCA SASTRE:
La partición de herencia es aquel acto jurídico, unilateral o plurilateral, necesario e
irrevocable, de naturaleza declarativa, compuesto por un conjunto ordenado de
operaciones verificadas sobre ciertas bases o supuestos de hecho o de derecho, y en
el cual después de determinarse el activo y pasivo de la masa hereditaria y proceder a
su avalúo y liquidación, se fija el haber de cada partícipe, se divide el caudal partible y
se adjudica cada lote de bienes formado a cada heredero respectivo, provocando la
transformación de las participaciones abstractas de los coherederos sobre el
patrimonio relicto en titularidades concretas sobre bienes determinados.
En otro orden de cosas, debe sentarse la base de la partición de la herencia, a pesar
de su evidencia, estableciendo que para la procedencia de la partición será imperativo
que se haya abierto la sucesión determinada bien por la muerte o por la declaración de
fallecimiento del causante, siendo imprescindible el llamamiento plural.
LACRUZ BERDEJO señala que la doctrina considera que partición o división de la
herencia es el negocio jurídico que impide o pone fin a la comunidad hereditaria
mediante la distribución entre los coherederos de las titularidades activas contenidas
en la herencia.
Por último, destacar que la partición sostiene como propósito poner fin a la comunidad

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de herederos. La comunidad de herederos concluirá por medio de la distribución del
caudal hereditario entre los titulares del derecho hereditario concreto.

2. LA CESACIÓN DE LA COMUNIDAD HEREDITARIA

La causa lógica de la extinción de la comunidad hereditaria es la partición de la


herencia; la partición tiene lugar por medio de la división y posterior adjudicación del
activo de la herencia entre los coherederos y, en su caso, legatarios de parte alícuota.
De esta forma, aquel derecho hereditario abstracto de los que son titulares los
comuneros, en relación con la herencia, se convierte en un derecho hereditario
concreto sobre el activo conferido a cada uno de dichos titulares.

CUESTIONES

23.1. ¿Cabe la actio común dividendo sobre un bien que forma parte de una
comunidad hereditaria sin previa partición?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 28/05/2004 (Tol442962) dispuso que el


concepto de partición de la herencia, sinónimo a división de la misma, es el acto -
negocial o judicial- que pone fin a la comunidad hereditaria mediante la adjudicación a
los herederos de las titularidades activas que forman parte del contenido de la
herencia. Con la partición cesa la comunidad hereditaria y el derecho en abstracto que
tienen los coherederos sobre la herencia se transforma en derecho concreto sobre los
bienes que se le adjudican a cada uno (artículo 1.068 del Código Civil). Antes de la
partición, la comunidad hereditaria está formada por el patrimonio hereditario cuya
titularidad corresponde a los coherederos conjuntamente; es decir, éstos tienen un
derecho hereditario que no está concretado sobre bienes determinados, sino recae
sobre el total que integra el contenido de la herencia; es una sola comunidad sobre la
universalidad de los bienes y derechos hereditarios. Los titulares, coherederos, lo son
del todo considerado unitariamente, sin corresponderles una participación concreta en
cada uno de los bienes y derechos. La sentencia de 25 de mayo de 1992 dice
explícitamente que “en tanto no se practique la partición de la herencia no puede
hablarse de que tal finca sea objeto de una copropiedad por iguales partes entre los
coherederos, sino que la misma forma parte de la comunidad hereditaria ” y la de 6 de
octubre de 1997, en el mismo sentido, dice: “todos los herederos tienen una
comunidad hereditaria con derechos indeterminados mientras que no haya partición ”.
La partición, pues, sustituye la cuota que cada coheredero tiene en la comunidad
hereditaria, por la titularidad exclusiva en los bienes o derechos que se la adjudican; la
partición especifica o determina qué bienes concretos corresponden a cada
coheredero: es la teoría sustitutiva o especificativa de la partición, mantenida por la
doctrina moderna y la jurisprudencia, en sentencias de 21 de julio de 1986, 13 de
octubre de 1998, 21 de mayo de 1990, 5 de marzo de 1991, 28 de junio de 2001.

3. LA IMPOSIBILIDAD DE DIVISIÓN DE LA HERENCIA

En primer lugar, el art. 1.051 del CC condiciona la división de la herencia. Así, el


testador tiene derecho a prohibir expresamente la división.
Por otra parte, el art. 400 del CC sitúa como causa de exclusión de la división

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hereditaria que no exista ningún pacto de indivisión suscrito por los coherederos.
Ahora bien, la imposibilidad de la división de herencia es, en cualquier caso, temporal
por el plazo de diez años prorrogables.

CUESTIONES

23.2. ¿Existe relación entre la acción de división de cosa común y la acción par-
ticional?

El Tribunal Supremo, en sentencia de fecha 16/05/2003 (Tol276936) declaró lo


siguiente: Debemos tener en cuenta la íntima relación o el paralelismo que guardan la
acción de división de cosa común del art. 400 del Código Civil con la acción particional
para hacer cesar la indivisión hereditaria contemplada en el art. 1.051 del Código Civil,
hasta el punto de que el art. 406 remite para el procedimiento de división a las normas
hereditarias, con lo cual aún cuando en la demanda se haga alusión expresa a la
primera de ellas en exclusiva si del cuerpo del escrito se desprende que lo que se
pretende es hacer cesar la indivisión de un bien objeto de una herencia no existe
obstáculo insalvable para considerar perfectamente definida la acción que se ejercita,
si bien con cierto carácter peculiar o singular puesto que se reclama una cuota de
herencia sin tratarse de una acción de petición de la misma y mucho menos de una
reivindicatoria.

23.3. ¿Puede el testador prohibir la división de los bienes hereditarios por un


tiempo determinado?

La respuesta la encontramos en la sentencia del Tribunal Supremo de fecha


21/12/2000 (Tol99613). La misma estableció lo siguiente: el “quid ” de la pre sente
contienda judicial y que motiva el actual recurso de casación, consiste en concreto, en
determinar si la situación de indivisión hereditaria impuesta expresamente por el
testador sobre una determinada finca rústica debe alcanzar solo la duración de diez
años, dejando la posibilidad de prórroga cuando medie la voluntad unánime de los
coherederos sobre ello, o si dicha situación de indivisión puede perdurar hasta el
momento cierto pero incierto en cuanto a su acaecimiento, como es el del óbito de su
viuda, todo ello con la limitación que establece el artículo 1.051 del Código Civil. Pues
bien superado en ciertos aspectos y en aras de concretas ventajas económicas y
sociales el disfavor con que era contemplada la indivisión de la comunidad de bienes;
no es una teoría arriesgada ni exagerada el proclamar que dentro de las facultades
dispositivas del testador, esté el de prohibir la división de los bienes hereditarios, que
podrá hacerla siempre por tiempo determinado -este es el caso-. Y sobre todo cuando
así lo permite y autoriza expresamente el artículo 1051.1 del Código Civil. Pues bien,
todo lo anterior aplicado a la presente cuestión, indica que el testador estaba en un
perfecto derecho en fijar tal plazo de indivisión y ello obliga a los herederos -hijos-, a la
indivisión de la finca -objeto hereditario- hasta que no se produjera el fatal hecho de la
muerte de su esposa. Sobre todo cuando la finalidad de tal decisión era permitir la
realización de unas obras de regadío en la finca en cuestión, que no podrían llevarse a
cabo hasta que no se consolidara la propiedad mediante la extinción del usufructo
correspondiente a la esposa del testador, y que serviría para dar un tanto igualatorio en
la distribución de los bienes hereditarios. Planteamiento absolutamente lógico y que va
en beneficio del aprovechamiento social y económico de la tierra, y que debiera dar por

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supuesto que el plazo de indivisión debe durar hasta el óbito antedicho. Efectivamente
ello es así aunque el artículo 400 del Código Civil determina la validez de un pacto de
indivisión limitado a los diez años, con una prórroga convencional del referido plazo, y
dentro de esta ampliación, como dentro de tal contraexcepción, ha de permitirse el
establecimiento de un plazo dependiente de un hecho futuro y cierto -el óbito de una
persona- como es el del presente caso, y sobre todo cuando ello tiende a un fin
igualitario para todos los herederos, y para un fin de mejora económica de un
rendimiento de una finca rústica, lo que haría entrar en juego lo dispuesto en el artículo
401 de dicho Código Civil.
Pero es más, dicha posición está colateralmente admitida y establecida en la sentencia
de esta Sala de 12 de diciembre de 1958, en la que se plasma la existencia de una
comunidad de bienes relictos impuesta por el testador, sin otra limitación que la
establecida en el artículo 1.051 del Código Civil.

4. LA IMPOSIBILIDAD DE EXCLUSIÓN DE HEREDEROS

El art. 1.051 del Código Civil pretenda la imposibilidad de exclusión de la herencia de


todo heredero y señala que “ningún coheredero podrá ser obligado a perma necer en la
indivisión de la herencia, a menos que el testador prohíba expresamente la división.
Pero, aun cuando la prohíba, la división tendrá siempre lugar mediante alguna de las
causas por las cuales se extingue la sociedad ”.

5. LOS REQUISITOS QUE DEBEN CUIDARSE EN LA PARTICIÓN

CUESTIONES

23.4. ¿Qué consideraciones exige la partición?

En el Código Civil vienen dadas una serie de pautas que han de observarse en la
partición y que son las siguientes: Predomina el requisito de la igualdad a la hora de
llevarse a cabo la partición, “haciendo lotes o adjudicando a cada uno de los
coherederos cosas de la misma naturaleza, calidad o especie ” (art. 1.061). En el
supuesto de que la cosa hereditaria sea indivisible o mucho por su división, podrá
adjudicarse a uno de los herederos, con la obligación de abonar a los otros el exceso,
siendo preceptivo que el abono se haga en dinero (art. 1.062). A pesar de la solicitud
de adjudicación por parte de un heredero, en el caso de que uno solo de los herederos
pida su venta en pública subasta, y con admisión de licitadores extraños, así se hará.
Por lo tanto, predomina esta última opción, en el sentido de ser preferente a la solicitud
de adjudicación (art. 1.062). Otro de los requisitos nos viene dado en el art. 1.063 que
establece que “los coherederos deben abonarse recíprocamente en la partición las
rentas y frutos que cada uno haya percibido de los bienes hereditarios, las impensas
útiles y necesarias hechas en los mismos, y los daños ocasionados por malicia o
negligencia”. En cuanto a los gastos de la partición hay que distinguir aquellos hechos
en interés común de todos los herederos y los hechos en interés particular de uno. En
el primer caso se deducirán de la herencia, mientras que en el segundo, obviamente,
serán a cargo del interesado (art. 1.064). Los títulos de adquisición o pertenencia serán
entregados al coheredero adjudicatario de la finca o fincas a que se refieran ” (art.
1.065). A lo anterior cabe añadir lo preceptuado en el art. 1.066 que señala que

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“cuando el mismo título comprenda varias fincas adjudicadas a diversos coherederos,
o una sola que se haya dividido entre dos o más, el título quedará en poder del mayor
interesado en la finca o fincas, y se le facilitarán a los otros copias fehacientes, a costa
del caudal hereditario. Si el interés fuere igual, el título se entregará, a falta de
acuerdo, a quien por suerte corresponda. Siendo original, aquel en cuyo poder quede
deberá también exhibirlo a los demás interesados cuando lo pidieren”.

6. LA LEGITIMACIÓN PARA LA PARTICIÓN DE LA HERENCIA

6.1. INTRODUCCIÓN

Como preámbulo señalaremos que la partición de la herencia puede corresponder, con


carácter principal al testador y, también, a un contador-partidor por aquel designado y a
los propios herederos.
La jurisprudencia mayoritaria se decanta en el sentido de establecer que la partición de
la herencia extrajudicial será la forma convencional y tradicional de llevar a cabo el
reparto de los bienes del causante, mientras que la partición judicial ha de
considerarse como un modo subsidiario de división de herencia.

6.2. EL TESTADOR

Preferentemente hallamos al propio testador como legitimado para la partición de la


herencia. Así, el art. 1.056 del Código Civil establece que “cuando el testador hiciere,
por acto entre vivos o por última voluntad, la partición de sus bienes, se pasará por
ella”; el único requisito que el legislador establece para el testador es que “no
perjudique a la legítima de los herederos forzosos ”.
El testador deberá fijar las cuotas y el lote de herencia que ha de llevarse cada
heredero.
El art. 1.075 del CC señala que “la partición hecha por el difunto no puede ser
impugnada por causa de lesión, sino en el caso de que perjudique la legítima de los
herederos forzosos o de que aparezca, o racionalmente se presuma, que fue otra la
voluntad del testador”.

CUESTIONES

23.5. La partición inter vivos ¿puede tener lugar mediante documento privado?

La partición entre vivos realizada por el testador puede tener lugar mediante escritura
pública o, también, por medio de documento privado. En el caso de realizarse por
documento privado, la Dirección General de los Registros y del Notariado reconoce, a
efectos registrales, la protocolización por acta notarial del documento que comprenda
dicha partición.

23.6. ¿Puede un hijo natural, reconocido por sus progenitores antes de la en-
trada en vigor de la Constitución Española, solicitar se lleve a cabo la partición
de la herencia de su padre y la adjudicación al mismo de la cuota que por la ley
le corresponda?

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El Tribunal Supremo, en su sentencia de fecha 6/11/1998 (Tol7580) sienta las


siguientes conclusiones: 1) Los derechos hereditarios del actor en la herencia del
padre (como hijo natural reconocido del mismo, entonces) habrán de ser los que le
corresponderían con arreglo a la legislación vigente en la fecha de apertura de la
sucesión (1949), conforme establece la Disposición Transitoria Octava de la Ley
11/1981, de 13 de mayo. 2) La distinción entre hijos matrimoniales y no matrimoniales
es también aplicable a los hijos nacidos antes de la entrada en vigor de la Constitución,
cuando su acción de filiación la promuevan después de la vigencia de la misma, por lo
que la calificación del actor como hijo no matrimonial es ajustada a derecho, con la
salvedad referente a sus derechos sucesorios. 3) La sentencia recurrida debió declarar
herederos abintestato a todos los hijos (los matrimoniales y el no matrimonial). 4)
Cuando los bienes hereditarios se poseen de consuno, en común y “pro indiviso ” por
los coherederos, dicha posesión no es hábil para que los mismos puedan adquirir por
usucapión los bienes integrantes del indiviso caudal hereditario.

6.3. EL CONTADOR-PARTIDOR

El art. 1.057 del CC estatuye, en su párrafo 1º, que “el testador podrá encomendar por
acto inter vivos o mortis causa para después de su muerte la simple facultad de hacer
la partición a cualquier persona que no sea uno de los coherederos ”.
Se observa en el precepto trascrito que, a pesar de que comúnmente la designación
de contador partidor tiene lugar en el propio testamento, su nombramiento puede
llevarse a cabo, por el testador por acto inter vivos.
El párrafo 3º del art. 1.057 del CC establece, literalmente: “lo dispuesto en este artículo
y en el anterior se observará aunque entre los coherederos haya alguno sometido a
patria potestad o tutela, o a curatela por prodigalidad o por enfermedades o
deficiencias físicas o psíquicas pero el contador partidor deberá en estos casos
inventariar los bienes de la herencia, con citación de los representantes legales o
curadores de dichas personas”; por lo tanto, en estos casos se exige el inventario de
los bienes del caudal hereditario, con citación de los coherederos, legatarios y
acreedores.
Es necesario apuntar que la partición de la herencia se realiza, en estos casos, sin que
el contador partidor sufra obstrucciones por parte de los herederos; al mismo tiempo, el
modo de hacer esta división del caudal hereditario no precisa, para obtener su
necesaria eficacia, aprobación judicial ni aprobación de los propios herederos.

CUESTIONES

23.7. ¿Es el cargo de contador-partidor de obligada aceptación?

Ha de señalarse que el cargo de contador-partidor es, en todo caso, voluntario,


sujetándose tanto su aceptación como su renuncia a lo dispuesto en el Código Civil
para el cargo de albaceazgo; asimismo, debe mencionarse que el ejercicio de
contador-partidor en el derecho catalán y en el derecho navarro es remunerado, si bien
en el derecho común puede ser gratuito o remunerado cuando así lo dispone el
testador.

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23.8. El cargo de contador-partidor ¿caduca en el tiempo?

El cargo de contador-partidor obedece a lo dispuesto por el testador y, en otro caso, a


las reglas establecidas en Código Civil, en sus artículos 904 y siguientes, por lo que
nos hallamos ante un cargo temporal a ejercer durante el plazo de un año, el cual es
prorrogable por un año más; así, transcurrido dicho plazo sin que hubiere tenido lugar
la división hereditaria, quedaría abierta la puerta para acudir al procedimiento judicial
de partición de la herencia.

23.9. Fallecido uno de los cónyuges ¿a quién corresponde la facultad de liquidar


gananciales en el caso de que así proceda?

A la vista de la sentencia del Tribunal Supremo de fecha 25 de febrero de 2000


(Tol2420), es reiterada la doctrina y la jurisprudencia (sentencias de 29/02/1906,
31/01/1912, 22/08/1914, 10/01/1934 y 17/04/1943, entre otras) que apuntan que la
liquidación de la sociedad de gananciales ha de realizarse por el contador partidor en
unión de viudo o viuda (Tribunal Supremo, sentencia de 28/02/2000), siendo el albacea
contador partidor el encargado de la confección de las operaciones de liquidación de la
sociedad de gananciales con el cónyuge sobreviviente.

23.10. ¿Cuáles son las facultades del contador-partidor y cuando finalizan?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 19/12/2002 (Tol239733) señaló que de


acuerdo con el art. 1.057 del Código Civil el testador puede encomendar a un tercero o
al albacea, integrando entonces una de las facultades de su cargo (art. 901), la
partición de la herencia, debiendo cumplir su encargo dentro del plazo legal o de las
prórrogas concedidas por el testador o judicialmente, extinguiéndose el cargo en el
caso de que transcurra dicho plazo sin haberse cumplido dentro de él el encargo (art.
910). En este sentido dice la sentencia de 25 de abril de 1994, citada en la de 16 de
marzo de 2001, que “las facultades de todo contador partidor, por muy amplias que
sean, quedan agotadas una vez que ha realizado las operaciones particionales y las
mismas han sido aceptadas por los interesados”.

23.11. ¿Es necesario que el nombramiento de contador-partidor tenga lugar me-


diante documento privado?

Sobre esta designación de contador partidor mediante acto inter vivos existe dis-
crepancia doctrinal en el siguiente sentido: mientras que un sector entiende que es
necesario que el nombramiento se verifique por medio de documento público, al ser
considerado un mandato con poder (art. 1.280.5 del CC), otra parte de la doctrina se
somete a la libertad del testador, aunque puntualiza que la forma ha de ser indubitada,
basándose en que el legislador no hace exigencia en la forma de designación en el
precepto que se comenta.

23.12. ¿Es necesaria la intervención de los herederos para que la partición hecha
por el comisario nombrado por el testador tenga validez?

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La sentencia de la Audiencia Provincial de Valencia de fecha 7/11/2005 (Tol853988)
establecía que “es doctrina del Alto Tribunal la que declara que para la validez de la
partición hecha por el comisario no se exige la intervención de los herederos y que en
las particiones hechas por aquél, éste goza de las mismas facultades que el testador,
habiendo equiparado el Tribunal Supremo en sentencias de 25/04/1963 y 17/06/1963,
las particiones realizadas por el comisario, a las efectuadas por el mismo testador, al
decir que la partición hecha por el comisario nombrado por el testador, equivale a la
hecha por este y debe ser respetada, y que las operaciones así hechas, no tienen
carácter contractual y no precisan del consentimiento de todos los interesados, por lo
que la partición ha de ser mantenida. Sobre ello el artículo 1.057 párrafo primero del
Código Civil señala que el testador podrá encomendar por acto inter vivos o mortis
causa para después de su muerte la simple facultad de hacer la partición a cualquier
persona que no sea uno de los coherederos, afirmando la doctrina que el contador
partidor es una persona designada por el testador para llevar a efecto las operaciones
particionales, en atención a su pericia y confianza depositada en ella, y que la partición
confeccionada por aquel tiene igual valor que la realizada por el testador (sentencias
del Tribunal Supremo de 17 de junio de 1963 y 18 de febrero de 1987) ”.

23.13. ¿Puede el Notario autorizante del testamento ser nombrado contador-


partidor?

El art. 139 del Reglamento Notarial, aprobado por Decreto de 2 de junio de 1944,
modificado por Real Decreto 45/2007, de 19 de enero, nos da la respuesta,
estableciendo que: “Los Notarios no podrán autorizar escrituras en que se consignen
derechos a su favor, pero sí las en que sólo contraigan obligaciones o extingan o
pospongan aquellos derechos, con la antefirma “por mí ” y “ante mí ”. En tal sentido, los
Notarios podrán autorizar su propio testamento, poderes de todas clases, cancelación
y extinción de obligaciones. De igual modo podrán autorizar o intervenir en los actos o
contratos en que sea parte su cónyuge o persona con análoga relación de afectividad
o parientes hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad, siempre
que reúnan idénticas circunstancias. No podrán, en cambio, autorizar actos jurídicos
de ninguna clase que contengan disposiciones a su favor o de su cónyuge o persona
con análoga relación de afectividad o parientes de los grados mencionados, aun
cuando tales parientes o el propio Notario intervengan en el concepto de
representantes legales o voluntarios de un tercero. Exceptúese el caso de autorización
de testamentos en que se les nombre albaceas o contadores-partidores y los poderes
para pleitos a favor de los mencionados parientes.
El Notario no podrá autorizar o intervenir instrumentos públicos respecto de personas
físicas o jurídicas con las que mantenga una relación de servicios profesionales”.

6.4. LOS INCAPACITADOS Y LOS AUSENTES

El art. 1.052 del CC, en su 2º párrafo, añade a la lista de legitimados para pedir la
partición de la herencia a los incapacitados y los ausentes, así, el citado precepto
dispone “por los incapacitados y por los ausentes deberán pedirla sus representan tes
legítimos”.

7. EL PLAZO PARA PROMOVER LA DIVISIÓN DE LA HERENCIA

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Atendiendo a lo dispuesto en el art. 1.052, párrafo 1º, del Código Civil, “todo co -
heredero que tenga la libre administración y disposición de sus bienes, podrá pedir en
cualquier tiempo la partición de la herencia ”; y, del mismo modo, el art. 1.965 del citado
cuerpo legal hace imprescriptible la acción de la división de la herencia dado que
establece que “no prescribe entre coherederos la acción para pedir la partición de la
herencia”.

CUESTIONES

23.14. ¿Cuál es la naturaleza de la acción de petición de herencia? ¿Cuál es el


plazo de prescripción?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 27/11/1992 (Tol860964), al respecto,


dispuso lo siguiente: Se trata de dilucidar, si el plazo de prescripción, es el propio de
las acciones personales de quince años, o el de las acciones reales de treinta años, y
en este sentido, según la jurisprudencia que cita, hay que concluir, que la acción
relativa a la petición de herencia es una acción de carácter real, en base al carácter
universal de la misma, o lo que es lo mismo, en la consideración de la petición de
herencia como una vindicado hereditatis, por lo que debe entenderse que es una
acción de naturaleza real, que debe estimarse referida su prescripción al plazo de
treinta años, previsto en el art. 1.963 del Código Civil.

8. LOS EFECTOS DE LA PARTICIÓN DE LA HERENCIA

A propósito de la partición, el Código Civil, dentro del Título III “De la Suce siones”,
Capítulo VI “De la Colación y Partición”, dedica la Sección Tercera a “Los efectos de la
partición”. Abordamos en el presente epígrafe la obligación recíproca de los
coherederos a la evicción y saneamiento de los bienes adjudicados y la res-
ponsabilidad de los coherederos frente al que resulte adjudicatario de un crédito por la
insolvencia del deudor al hacerse la partición.
El art. 1.068 del CC señala que “la partición legalmente hecha confiere a cada
heredero la propiedad exclusiva de los bienes que le hayan sido adjudicados ”.
El art. 1.069 establece que “hecha a la partición, los coherederos estarán recípro -
camente obligados a la evicción y saneamiento de los bienes adjudicados ”.
El art. 1.070 establece que “la obligación a que se refiere el artículo anterior sólo
cesará en los siguientes casos: 1. Cuando el mismo testador hubiese hecho la parti-
ción, a no ser que aparezca, o racionalmente se presuma, haber querido lo contrario, y
salva siempre la legítima. 2. Cuando se hubiese pactado expresamente al hacer la
partición. 3. Cuando la evicción proceda de causa posterior a la partición, o fuere
ocasionada por culpa del adjudicatario ”.
El art. 1.071 establece que “la obligación recíproca de los coherederos a la evic ción es
proporcionada a su respectivo haber hereditario; pero si alguno de ellos resultare
insolvente, responderán de su parte los demás coherederos en la misma proporción,
deduciéndose la parte correspondiente al que deba ser indemnizado. Los que pagaren
por el insolvente conservarán su acción contra él para cuando mejore de fortuna ”.
El art. 1.072 establece que “si se adjudicare como cobrable un crédito, los cohe rederos
no responderán de la insolvencia posterior del deudor hereditario, y sólo serán
responsables de su insolvencia al tiempo de hacerse la partición. Por los créditos
calificados de incobrables no hay responsabilidad; pero, si se cobran en todo o en

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parte, se distribuirá lo percibido proporcionalmente entre los herederos ”.
En el primer caso de este art. 1.072, el adjudicatario del crédito de imposible cobro por
el deudor insolvente verá decrecida su parte y, al respecto, la disminución, cuando
fuere por insolvencia anterior, ha de recaer en perjuicio de todos los interesados,
aplicándose la responsabilidad y la obligación de saneamiento por evicción; por el
contrario, si la insolvencia es posterior del menoscabo sólo responderá el adjudicatario
por dejadez o descuido de no hacer efectivo el crédito en el momento idóneo.
En el segundo caso del art. 1.072, cuando el crédito fuere calificado de incobrable, es
claro que no hay responsabilidad y, en el presente supuesto no cabe entenderse como
una adjudicación hecha en pago y, por lo tanto, no nos hallamos ante una atribución
patrimonial.

CUESTIONES

23.15. ¿Hasta dónde alcanzan las obligaciones de los coherederos? ¿Las obliga-
ciones son proporcionales entre los coherederos?

Al respecto, señalar que los coherederos responden ya no sólo recíprocamente de la


evicción y el saneamiento de las adjudicaciones, sino también, proporcionalmente;
igualmente, y del mismo modo, responden también de los vicios ocultos, así, como
señala el Tribunal Supremo, en otro caso, pudiera darse el supuesto de que algún
heredero vea privado el disfrute natural de su respectiva cuota, añadiendo el Alto
Tribunal que en el presente caso es de aplicación lo dispuesto en los artículos 1.475 y
1.484 del Código Civil sobre el saneamiento por vicios ocultos para mantener aquella
proporcionalidad de la que hablamos. También cabría señalar que la proporcionalidad
queda limitada por las legítimas, ya que como menciona la doctrina, la garantía de la
legítima denotaría un límite a su partición en la evicción.

23.16. ¿Tienen obligación los coherederos de dar cuenta a los demás partícipes
de los productos de los bienes hereditarios?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 17/12/2002 (Tol239726) establecía que el


artículo 1.063 del Código Civil consigna la obligación recíproca en que están los
herederos de abonarse en la partición las rentas y frutos que cada uno haya percibido
de los bienes hereditarios, de manera que cualquiera que sea el título de posesión de
los bienes de la herencia, los interesados están en la obligación ineludible de dar
cuenta a los demás partícipes de los productos de dichos bienes (SSTS de 9 de junio
de 1928, 30 de octubre de 1976 y 30 de septiembre de 1994).

23.17. Según el art. 1.063 del Código Civil ¿la partición se extiende al interés
legal de los bienes hereditarios?

El Tribunal Supremo, en sentencia de fecha 30/09/1994 (Tol209611), estableció lo


siguiente: El art. 1.063 del Código Civil ha sido correctamente aplicado por el Tribunal
de Apelación para excluir de la partición hereditaria la referida cantidad, de acuerdo
con la doctrina de esta Sala que en su sentencia de 6 de mayo de 1978 dice que
“como ya declaró esta Sala en sentencias de 9 de junio de 1928, 28 de mayo de 1931
y 12 de abril de 1944, no es dable confundir el derecho que concede a los herederos el

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citado precepto legal con las obligaciones inherentes a una administración de un
patrimonio indiviso”, en tanto que la sentencia de 30 de octubre de 1976 establece que
“al disponer el art. 1.063 del Código Civil que los coherederos deben abonarse
recíprocamente en la partición las rentas y frutos que cada uno hubiere percibido de
los bienes hereditarios, y al desprenderse de los hechos probados en la resolución que
se impugna y de su misma parte dispositiva que las demandadas o el causante de una
de ellas, disfrutaron desde la extinción del usufructo de sus padres, de mayor porción
de bienes de los que le correspondían, en virtud del testamento, es evidente, que dicho
precepto debe entrar en juego en cuanto a los frutos y rentas percibidos a partir de ese
momento hasta la práctica de las operaciones pertinentes. Por implicar el mismo una
norma de carácter general, que debe ceder ante la específica del art. 1.063 aplicable
cualquiera que sea el título por el cual las demandadas disfrutaron de los bienes de la
herencia, según sentencia de 9 de junio de 1928, sin que en forma alguna deba
extenderse la devolución de tales frutos y rentas a los podidos percibir, por no hallarse
incluidos en el artículo últimamente mencionado y ser principio general de Derecho, el
que dice que: Ubi lex voluit dixit, ubi noluit tenit, tanto más cuanto que, en este caso,
las demandadas poseyeron esos bienes de buena fe”.

23.18. ¿Cuándo un coheredero pasa a ser titular en copropiedad de los bienes de


una herencia?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 6/10/1997 (Tol216426) se manifestaba al


respecto señalando lo siguiente: Conocida es la jurisprudencia según la cual producido
el hecho sucesorio, todos los herederos tienen una comunidad hereditaria con
derechos indeterminados mientras que no haya partición, y si en la partición se
adjudica algún bien proindiviso, pasan a ser titulares en copropiedad. De otra parte,
conocida y reiterada es también la jurisprudencia, según la cual ningún comunero o
coheredero puede vender bien alguno mientras no se le adjudique en la partición, y
caso de hacerlo la venta es nula por falta de poder de disposición.

23.19. ¿Qué problemática suscita el fallecimiento de uno de los cotitulares de


una cuenta bancaria o depósito?

El Tribunal Supremo, en sentencia de fecha 16/05/2003 (Tol276936) declaró que “en


los supuestos en que se produce el fallecimiento de un titular de una cuenta bancaria o
depósito y existen otros titulares, no es aceptable el criterio de que estos últimos pasen
a ser sin mas los propietarios del dinero, dado que los depósitos indistintos no
presuponen comunidad de dominio sobre los objetos depositados sino que habrá que
estar a lo que resuelvan los Tribunales sobre su propiedad, con lo que el mero hecho
de abrir una cuenta bancaria en forma indistinta a nombre de determinadas personas
no supone mas que el que cualquiera de esos titulares tendrá poder de disposición del
saldo frente al banco pero no supone un condominio y menos a partes iguales,
debiendo venir determinadas estas circunstancias por las relaciones internas entre los
titulares y más concretamente por la originaria pertenencia de los fondos de que se
nutre la cuenta”.

9. LA RESCISIÓN DE LA PARTICIÓN DE LA HERENCIA

9.1. LAS CAUSAS DE LA RESCISIÓN DE LA PARTICIÓN DE LA HERENCIA

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“Las particiones pueden rescindirse por las mismas causas que las obligaciones ” (art.
1.073 del CC) y, además, “podrán también ser rescindidas las particiones por causa de
lesión en más de la cuarta parte, atendiendo el valor de las cosas cuando fueron
adjudicadas” (art. 1.074 del CC).
Cuando se habló de la figura del testador, como legitimado para la partición de
herencia, se hizo referencia al art. 1.075 del CC que establece que “la partición hecha
por el difunto no puede ser impugnada por causa de lesión, sino en el caso de que
perjudique la legítima de los herederos forzosos o de que aparezca, o racionalmente
se presuma, que fue otra la voluntad del testador ”.
Según el art. 1.081 del CC, “la partición hecha con uno a quien se creyó heredero sin
serlo, será nula”.

CUESTIONES

23.20. ¿Pueden rescindirse las particiones?

A tenor de la sentencia del Tribunal Supremo de fecha 31/10/1996 (Tol216984), en


principio sí. El art. 1.073 CC establece que “las particiones pueden rescindir-se por las
mismas causas que las obligaciones”; y, el art. 1.074 del citado cuer po legal señala
que “podrán también ser rescindidas las particiones por causa de lesión en más de la
cuarta parte, atendiendo el valor de las cosas cuando fueron adjudicadas ”. Así, la
jurisprudencia también admite las reivindicaciones de nulidad y anulación de las
particiones, ahora bien, priva el principio de “favor partitionis ” asignando un criterio
restrictivo a nuestro ordenamiento jurídico en cuanto a la admisión de las pretensiones
de invalidez de las particiones. De tal forma que solicitada la declaración de nulidad de
pleno derecho o anulabilidad de una partición hereditaria llevada a cabo en juicio de
abintestato, y subsidiariamente, la rescisión de dicha partición por haber sufrido lesión
en más de la cuarta parte, atendiendo al valor de los bienes cuando fueron
adjudicados, el Tribunal Supremo declara no haber lugar a la admisión de la solicitud a
favor del principio de conservación, todo ello para evitar situaciones que se presentan
más complejas y con dificultades de realización práctica, de volver al estado de
indivisión hereditaria.

23.21. ¿De qué acciones dispone el heredero demandado?

El art. 1.077 del CC señala que “el heredero demandado podrá optar entre indemnizar
el daño o consentir que se proceda a nueva partición. La indemnización puede hacerse
en numerario o en la misma cosa en que resultó el perjuicio. Si se procede a nueva
partición, no alcanzará ésta a los que no hayan sido perjudicados ni percibido más de
lo justo”.

23.22. ¿Cuál es la diferencia entre una acción de nulidad y una acción de resci-
sión con motivo de la oposición a las operaciones particionales?

Según estableció el Tribunal Supremo en su sentencia de 27/02/1995 (Tol210340), la


acción de nulidad constituye una impugnación de las operaciones particionales

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presentadas por el contador, que es cuestión distinta de la rescisión prevista en el art.
1.074 del CC y que opera sobre la partición ya efectuada, no comportando siempre el
que se efectúe una nueva partición como prevé el art. 1.077 del citado cuerpo legal,
por lo que al acordar el Juzgado la rescisión ha concedido cosa distinta de la nulidad
solicitada cuando ésta se da sólo por las mismas causas que la nulidad de las
obligaciones.

23.23. ¿Cuándo se produce la nulidad de la partición?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 17/10/2002 (Tol225527) señalaba que “la
nulidad de la partición no está regulada orgánicamente en el Código Civil sino que se
aplica la normativa general de la invalidez del negocio jurídico (así, la sentencia de 13
de junio de 1992 lo dice, refiriéndose a “las mismas cau sas que las de los contratos”).
Se producirá, por tanto, cuando falta un elemento esencial, cuando se contravenga
una norma imperativa o prohibitiva o cuando concurra con vicio del consentimiento o
un defecto de capacidad”.

23.24. A propósito de la rescisión a que se refiere el art. 1.073 del Código Civil,
¿son aplicables las reglas de los negocios jurídicos a la partición hereditaria?

Como tiene declarado el Tribunal Supremo, en sentencia de fecha 22/02/1997


(Tol215715) son aplicables a la partición las reglas relativas a la nulidad de los
negocios jurídicos dado que se trata de una actividad de hecho y jurídica equiparable,
claro es que tiene aplicación la normativa contenida en el art. 1.261 del Código Civil, y
por tanto la precisión de objeto cierto, que no se da cuando como aspecto
determinante de lo que ha de ser objeto de partición se comprenden bienes del
causante con alteración fáctica y jurídica del concepto atributivo de su domicilio, dando
como común del matrimonio integrado por la causante lo que se reconoce privativo en
él, generando en consecuencia en el acto particional un negocio jurídico de índole
contractual celebrado no válidamente, que en virtud de lo que en el art. 1.290 del CC
se señala, no conduce a la solución de rescisión, que requiere contemplación de
negocio jurídico contractual válido, sino de nulidad, con el efecto que previene el art.
1.300 del referido cuerpo legal sustantivo.

23.25. ¿Cuáles son las causas de nulidad de la partición?

La sentencia del Tribunal Supremo 12/12/2005 (Tol795279) señalaba que el Código


Civil carece de una regulación específica sobre nulidad de las particiones, fuera del
singular precepto del artículo 1.081, y que se han entendido aplicables a la materia las
normas sobre nulidad de los negocios jurídicos y, principalmente, de los negocios
contractuales, pero teniendo presente, como decía la sentencia de 31 de mayo de
1980, que la nulidad sólo se originará si existe carencia o vicio sustancial de los
requisitos esenciales del acto, y así ocurre cuando falta algún elemento esencial o
presupuesto del negocio, o se ha efectuado la partición contra lo dispuesto en la ley,
aceptando la jurisprudencia como casos de nulidad, además del específico del artículo
1.081 CC, la falta de consentimiento de la persona designada para realizar la partición,
la inclusión de bienes no pertenecientes al causante, la ilicitud de la causa por
deliberada ocultación de componentes del caudal, la invalidez del testamento, la
infracción de prescripciones legales imperativas, además de algunos otros supuestos

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más cercanos al caso que nos ocupa, como son el error sustancial cometido por el
testador al proceder a la valoración de bienes (sentencia de 26 de noviembre de 1974)
o haber omitido cosas importantes y no computar determinados in-muebles (sentencia
de 7 de enero de 1975). Este tratamiento restrictivo de la invalidez, afirmado por gran
número de sentencias, como la de 31 de octubre de 1996, que se refiere a las de 15
de junio de 1982 ó 25 de febrero de 1969, entre otras, impone resolver las atribuciones
mal valoradas por vía de rescisión, y las omisiones de bienes o valores por el camino
de la adición o complemento de la partición.

23.26. ¿Será nula la partición cuando falta un elemento esencial del negocio
jurídico?

Se parte del caso de haberse hecho la división de una comunidad de bienes, el dinero
obrante en varias cuentas o libretas, lo cual es un negocio jurídico multilateral en que
fueron sujetos todos los intervinientes -incluida la demandante- con consentimiento no
viciado, objeto y causa. También, como dijo la sentencia del Juzgado de 1ª Instancia,
en aquella división se incluyó la de dos personas fallecidas, Dª Regina y su hermana
Dª Nuria; es decir, se hizo la partición del activo hereditario -que era una parte del
dinero objeto de aquella comunidad- de dos personas fallecidas. El Tribunal Supremo,
señaló en sentencia de fecha 14/05/2003 (Tol274446) que: “de lo cual se deriva que la
nulidad de la partición de la primera viene dada por la aplicación del artículo 1.081 del
Código Civil pues se hizo con una persona que no era heredera: dicho artículo trata un
caso de nulidad de partición, sancionando la partición en la que ha intervenido o se ha
tomado en consideración un heredero aparente, sin título o con título no válido. Y la
nulidad de la partición de la segunda viene dada por falta de un presupuesto esencial
de la misma, cual es la cualidad jurídica de herederos de las personas que la
practican, lo que deriva del propio artículo 1.081; tal como dice la sentencia de 17 de
octubre de 2002, “La nulidad de la partición no está regulada orgánicamente en el
Código Civil sino que se aplica la normativa general de la invalidez del negocio jurídico
(así, la sentencia de 13 de junio de 1992 lo dice, refiriéndose a “las mismas causas
que las de los contratos”). Se producirá, por tanto, cuando falta un elemento esencial,
cuando se contravenga una norma imperativa o prohibitiva o cuando concurra con vicio
del consentimiento o un defecto de capacidad ”. Esta nulidad de la partición de Dª Nuria
no se ha pedido en proceso y no se puede acordar, sin caer en incongruencia ultra
petita. Lo que se ha pedido es la nulidad de la partición de Dª Regina, la cual se ha
mezclado con la de la anterior, pues son los mismos parientes que dividieron una, los
posibles herederos de la otra, los cuales no han sido demandados. Así, el reparto del
dinero no fue sólo del caudal relicto de Dª Regina, sino también, mezclado, el de Dª
Nuria: reparto que afecta directamente a los que fueren herederos de esta última, que
no han sido demandados”.

23.27. ¿Se puede dar la acción de rescisión contra las particiones realizadas por
los herederos o por el contador partidor por las mismas causas que la de las
obligaciones y por lesión?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 24/02/2005 (Tol652187) dispuso lo


siguiente: A) si bien es cierto que en los arts. 1.074 y 1.075 Código Civil, no se excluye
de la posible rescisión a la partición judicial en forma expresa, tampoco tales preceptos
pueden incidir en los casos en que existan resoluciones judiciales firmes que
practiquen o acepten particiones (excepto en las derivadas del juicio Universal, el que

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tiene más bien, como se ha suscitado doctrinalmente, el carácter de un procedimiento
de jurisdicción voluntaria, y por lo tanto, son revisables sus resoluciones, por no ser
definitivas, en vía procesal de carácter jurisdiccional), tras la discusión por las partes,
las que, al ser definitivas, no admiten nuevos planteamientos judiciales respecto a lo
decidido en ellas; B) el Código Civil, a partir del art. 1.073, y la Ley de Enjuiciamiento
Civil, al regular, en los preceptos antes mencionados, los pactos de las partes en el
tema de que se trata, los que excluyen la posterior vía judicial (o incluso dentro de ella,
como en el caso, antes recogido, del art. 1.091 LEC), equiparan lo acordado por las
partes al respecto con las obligaciones, por lo que las particiones, son, o pueden ser,
rescindibles, por las mismas causas que las obligaciones, añadiéndose a continuación
en el Código Civil a dicha prescripción del art. 1.073, la de rescisión por lesión
(recogida también para los contratos en las legislaciones forales de Navarra y
Cataluña, pero prohibida en el Derecho Común, por el art. 1.293, excepto en los casos
de los convenios de los tutores y ausentes sin autorización judicial), por lo que la
decisión judicial sobre los temas de la partición, derivados de la inconformidad de la
realizada en el Procedimiento Universal, y decidida en juicio plenario (el declarativo
correspondiente), sin límites de planteamiento, no se trata de una obligación
rescindible, debiendo la misma atenerse, para su posible modificación, sólo a los
recursos que procedan en la vía judicial, sin que esto tenga por qué regularse en el
Código Civil (arts. 1.073 y siguientes), pues es un tema que afecta al Derecho
procesal, y está implícito en cualquier acción civil ejercitable; C) no puede decirse, por
lo tanto, que exista desigualdad de trato, entre uno y otros casos, pues las particiones
hechas por los herederos o por Contadores-Partidores, entran en el campo de las
obligaciones, por lo que son revisables (vid. los supuestos de los arts. 1.089 y 1.090
LEC), pero las realizadas judicialmente sólo lo serán a través del juicio declarativo
correspondiente (art. 1.088 LEC), y lo decidido en éste, sólo podrá ser revisable por
medio de los recursos que procedan (art. 369 ap. penúltimo LEC, y 245.3º LOPJ); y D)
en definitiva, si las homologaciones judiciales del Procedimiento Universal sólo cabe
combatirlas a través del juicio declarativo correspondiente (art. 1.088 LEC), y las
decisiones de éste, sólo lo podrán ser por la vía de los recursos, no cabe “inventar ”
una “tercera vía”, mediante otro proceso, cuando en el indicado se han debido de
tener en cuenta, en definitiva, todas las normas jurídicas atinentes a las divisiones de
bienes, el respeto a las legítimas y la evitación de la lesión, por lo que aquél proceso
ofrece todas las garantías que impiden una nueva discusión.

23.28. ¿Son aplicables a la partición las reglas relativas a la nulidad de los ne-
gocios jurídicos?

El Tribunal Supremo, en sentencia de fecha 22/02/1997 (Tol215715), señaló lo


siguiente: dice la sentencia de 14 de febrero de 1989 que “como tiene decla rado esta
Sala en sentencias de 25 de febrero de 1966 y 23 de marzo de 1968, son aplicables a
la partición las reglas relativas a la nulidad de los negocios jurídicos dado que se trata
de una actividad de hecho y jurídica equiparable, claro es que tiene aplicación la
normativa contenida en el artículo 1.261 del Código Civil, y por tanto la precisión de
objeto cierto, que no se da cuando como aspecto determinante de lo que ha de ser
objeto de partición se comprenden bienes del causante con alteración fáctica y jurídica
del concepto atributivo de su domicilio, dando como común del matrimonio integrado
por la causante lo que se reconoce privativo en él, generando en consecuencia en el
acto particional un negocio jurídico de índole contractual celebrado no válidamente,
que en virtud de lo que en el artículo 1.290 del Código Civil, no conduce a la solución
de rescisión, que requiere contemplación de negocio jurídico contractual válido, sino de

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nulidad, cual acoge la sentencia recurrida, surgida de tal defecto en el objeto, con el
efecto que previene el artículo 1.300 del referido cuerpo legal sustantivo ”; en parecidos
términos, afirma la sentencia de 7 de diciembre de 1988 que “el principio general de
que nadie puede transmitir a disponer de aquello que no es suyo ( “nemo plus iuris
transfert quam habet”, “nemo dat quod non habet ”) tiene su plasmación concreta en
nuestro ordenamiento jurídico, por lo que a la sucesión hereditaria en general se
refiere, en el artículo 659 del Código Civil, que circunscribe la herencia de todo
causante a los bienes, derechos y obligaciones que integran su patrimonio y que no se
extingan por su muerte y por lo que a la testamentaría en particular concierne, en los
artículos 667 y 668 del mismo cuerpo legal, que facultan a toda persona a disponer por
testamento de todos sus bienes o de parte de ellos, a título de herencia o legado.
Asimismo, como aplicación más concreta de dicho precepto general, la partición que,
como una mas de las clases o formas de partición hereditaria, puede hacer el testador,
conforme al artículo 1.056 del mismo Código Civil, presupone necesariamente que se
refiera a bienes que formen parte del patrimonio del testador que la hace, como exige
expresamente el citado precepto cuando habla de “la partición de sus bienes ”, sin que,
por tanto, pueda referirse o comprender bienes que no sean de su pertenencia, como
ya tiene declarado esta Sala -sentencias de 20 de mayo de 1965, 17 de mayo de 1974,
5 de junio de 1985-”, sentencia que es citada por la de 18 de marzo de 1991 reiterando
ese criterio de nulidad.

23.29. ¿Son rescindibles por lesión en la cuarta parte las operaciones particiona-
les?

El Tribunal Supremo, en sentencia de fecha 18/05/1992 (Tol181059) señalaba que “el


perecimiento de los motivos de casación articulados en el recurso es consecuencia de
la consideración, por lo que hace al primero de ellos, de que, el recurrente, al afirmar la
no rescindibilidad del cuaderno particional presentado por el contador-partidor
designado de común acuerdo por los coherederos, los cuales resultan por ello, sigue
diciendo, obligados a su aceptación por efecto de la inatacabilidad del contrato
celebrado, olvida no sólo el texto genérico del artículo 1.290 del Código Civil según el
cual, contrariamente a lo sustentado en el recurso, los contratos validamente
celebrados pueden rescindirse en los casos establecidos por la ley, sino la específica
declaración del artículo 1.074 del propio Ordenamiento que, la rescindibilidad de la
partición por las mismas causas genéricas que las obligaciones establecida en el
artículo anterior, añade, como concreta causa de rescisión la de haberse producido
lesión en más de la cuarta parte, atendido el valor de las cosas al tiempo de ser
adjudicadas, así como la doctrina jurisprudencial que es reiterativa (sentencias de 29
de Marzo de 1958, 19 de Diciembre de 1967 y 7 de Febrero de 1969), en el sentido de
que las operaciones particionales, una vez concluidas por convenio de los herederos o
aprobación judicial, son rescindibles en el supuesto de lesión en aquél montante dicho
de la cuarta parte, salvo en los supuestos previstos en los artículos 1.075 y 1.078 del
propio Código, que no hacen al presente caso. De modo que afirmado que la acción ex
artículo 1.704 del Código Civil actúa sobre la partición ya efectuada, es visto que toda
partición, como negocio jurídico, puede adolecer de vicios determinantes de su
ineficacia en los mismos casos que harían impugnables las obligaciones y, además,
por la lesión en más de la cuarta parte que preceptúa aquel artículo 1.704 del Código
sin perjuicio de lo que, sobre el particular, se establece en los siguientes artículos
1.075 y 1.078 del propio Ordenamiento.

23.30. ¿En qué casos no cabe la rescisión de la partición?

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El heredero que hubiese enajenado el todo o una parte considerable de los bienes
inmuebles que le hubieren sido adjudicados, de conformidad con lo dispuesto en el art.
1.078 del CC no puede ejercitar la acción rescisoria por lesión. Cuando se produce la
omisión de alguno o algunos objetos o valores de la herencia, el art. 1.079 del CC
establece que ello no da lugar a que se rescinda la partición por lesión, sino a que se
complete o adicione con los objetos o valores omitidos. En los casos en que la
partición ha sido hecha con preterición de alguno de los herederos, el art. 1.080 del CC
veda el ejercicio de la acción de rescisión, salvo que se pruebe que hubo mala fe o
dolo por parte de los otros interesados; pero éstos, tendrán la obligación de pagar al
preterido la parte que proporcionalmente le corresponda.

23.31. ¿Procede demandar al albacea contador partidor al ejercitar la acción de


nulidad?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 14/12/2001 (Tol145283) en un principio


señala que no procede la aceptación de la falta de litisconsorcio pasivo necesario por
no demandarse al albacea contador pues, dadas las acciones ejercitadas por el actor,
éstas han de dirigirse únicamente contra herederos y legatarios. Así, el Alto Tribunal
declaró que “la acción ejercitada en la demanda es la de nu lidad, y, subsidiariamente,
la de rescisión de un cuaderno particional, de manera que ha de dirigirse únicamente
contra los herederos o legatarios, y de otra, los derechos que pueda tener el contador
por trabajos realizados en la confección de la partición gozan de acciones y cauces
procesales independientes para su reclamación, y no pueden inmiscuirse en un litigio,
en el que se ejercitan las acciones mentadas, cuando, además, el propio contador
dirimente no ha incluido sus honorarios en el cuaderno controvertido ”. Por todo ello, la
naturaleza de las acciones ejercitadas hacen que las mismas hayan de interponerse
exclusivamente contra los herederos o legatarios, no vulnerando esta interpretación los
posibles derechos del contador por las actuaciones realizadas, pues para ello el
ordenamiento jurídico le otorga acciones para la defensa de la labor que hubiese
realizado.

9.2. EL PLAZO DE LA ACCIÓN DE LA RESCISIÓN DE LA PARTICIÓN DE LA HE-


RENCIA

La acción de rescisión de la partición caduca; así, el art. 1.076 del CC dispone que “la
acción rescisoria por causa de lesión durará cuatro años, contados desde que se hizo
la partición”.

10. EL PAGO DE LAS DEUDAS HEREDITARIAS

El Código Civil, dedica la Sección Quinta, (dentro de la Partición -Capítulo VI- , De las
Sucesiones -Título III-), al pago de las deudas hereditarias.
El coheredero que hubiese pagado más de lo que corresponda a su participación en la
herencia, tiene el derecho de poder “reclamar de los demás su parte propor cional” (art.
1.085 del CC).
El citado precepto 1.085 del CC también señala que “esto mismo se observará
cuando, por ser la deuda hipotecaria o consistir en cuerpo determinado, la hubiese

La Partición de la Herencia - 20
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pagado íntegramente. El adjudicatario, en este caso, podrá reclamar de sus cohere-
deros sólo la parte proporcional, aunque el acreedor le haya cedido sus acciones y
subrogándole en su lugar”.
Continúa observándose la obligación proporcional a la que están sometidos los
coherederos, estableciéndose por el legislador el derecho del heredero que hubiere
pagado más, de solicitar al resto el exceso del pago.
El art. 1.082 del CC otorga a los acreedores reconocidos como tales la facultad de
“oponerse a que se lleve a efecto la partición de la herencia hasta que se les pague o
afiance el importe de sus créditos”; de otro lado, el art. 1.083 del CC concede a los
acreedores de uno o más de los coherederos la posibilidad de “intervenir a su costa en
la partición para evitar que ésta se haga en fraude o perjuicio de sus derechos ”.
Los coherederos suceden al causante en todos los derechos y obligaciones de forma
que responden solidariamente de sus deudas. El precepto que seguidamente se
estudia declara la responsabilidad solidaria de los comuneros después de hecha la
división de la herencia; así, hecha la partición, los acreedores, de conformidad con lo
dispuesto en el art. 1.084 del CC, “podrán exigir el pago de sus deudas por en tero de
cualquiera de los herederos que no hubiere aceptado la herencia a beneficio de
inventario, o hasta donde alcance su porción hereditaria, en el caso de haberla
admitido con dicho beneficio”.
El art. 1.084 del CC, igualmente, establece que “en uno y otro caso el deman dado
tendrá derecho a hacer citar y emplazar a sus coherederos, a menos que por
disposición del testador, o a consecuencia de la partición, hubiere quedado él solo
obligado al pago de la deuda”.
El coheredero acreedor del difunto, conforme al art. 1.087 del CC, “puede recla mar de
los otros el pago de su crédito, y sin perjuicio de lo establecido en la sección quinta, -
Del beneficio de inventario y del derecho de deliberar- capítulo V del título III -De las
Sucesiones-“.
En este caso, la figura de heredero y acreedor de la herencia recae sobre una misma
persona. En el presente supuesto la responsabilidad de los coherederos es ilimitada,
así, salvo que la herencia hubiere sido aceptada a beneficio de inventario, estos
responderán, incluso, aunque la deuda del heredero-acreedor supere la suma de los
bienes del causante.
El art. 1.086 estatuye que “estando alguna de las fincas de la herencia gravada con
renta o carga real perpetua, no se procederá a su extinción, aunque sea redimible, sino
cuando la mayor parte de los coherederos lo acordare. No acordándolo así, o siendo la
carga irredimible, se rebajará su valor o capital de la finca, y ésta pasará con la carga
al que le toque en lote o por adjudicación ”.
De la lectura y estudio del artículo que precede es evidente que está referido,
únicamente, a las cargas reales y de obligaciones regulares o periódicas.

CUESTIONES

23.32. A tenor de lo dispuesto en el art. 1.084 del CC ¿cuál es la finalidad de la


citación o emplazamiento?

Nos encontramos ante un derecho del heredero demandado que, como señaló el
Tribunal Supremo, puede o no, hacer uso de esta facultad. La finalidad de la citación o
emplazamiento al resto de los coherederos no es sino poner en conocimiento de estos
la existencia de la reclamación que le hace un acreedor para intentar que se proceda
al pago de forma proporcional entre todos ellos, ya que de otro modo, el heredero

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demandado, tras el pago íntegro, podrá reclamarles lo que a estos les correspondía.

23.33. Los coherederos ¿son responsables solidarios antes de la partición de la


herencia?

El art. 1.084 CC dispone que los acreedores podrán exigir el pago de sus deudas,
hecha la partición. Se desprende, por tanto, la responsabilidad solidaria de los
coherederos en cuanto a las cargas del causante una vez haya sido hecha la división.
La duda podría surgir en cuanto a si antes de la partición son, igualmente,
responsables solidarios. La respuesta ya la dio el Tribunal Supremo en sentencia de 28
de enero de 1919 en el sentido de señalar que la solidaridad en la responsabilidad ya
venía de antes de la división.

23.34. ¿Responden solidariamente todos los herederos de las deudas heredita-


rias?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 1/03/1999 (Tol1445) tiene señalado que el
principio de solidaridad respecto al pago de las deudas hereditarias solamente rige
cuando el acreedor sea un tercero ajeno a la herencia, pero no cuando el acreedor del
difunto sea uno de los herederos, pues en este último caso cada heredero sólo estará
obligado a pagar la parte que proporcionalmente le corresponda, deducida la parte
proporcional del propio heredero acreedor.

23.35. ¿Es el cónyuge viudo responsable de las deudas del causante?

El Tribunal Supremo, en sentencia de fecha 9/06/1949, señalaba que “a tenor de lo


dispuesto en los artículos 763, 807 nº 3, 834 al 837 y 952 del Código Civil, el viudo o
viuda pueden ser llamados a la herencia de su consorte como usufructuarios de cuota
o parte alícuota, que les inviste el carácter de herederos sui generis, similar al de
acreedor o legatario ex lege, que no responde de las deudas del causante, y pueden
también participar en la herencia como sucesores a título universal o de herederos
propiamente dichos, que asumen todos los derechos y obligaciones del de cuius, tanto
en la sucesión testamentaria como en el caso previsto en el citado artículo 952, para la
sucesión intestada”.

23.36. ¿Es necesario reclamar a todos los herederos del causante para cobrar
deudas que tenía en vida?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 19/12/1990 señalaba lo siguiente: pues


resulta evidente que ningún heredero, por el mero hecho de serlo, ostenta la
representación de los demás coherederos (“representación legal ” dice el ya referido
auto aclaratorio de la sentencia de primer grado), ni cuando la herencia se halla aún
indivisa, ni, mucho menos, cuando ya se ha hecho la partición de la misma, como
ocurre en el presente supuesto litigioso. De lo expuesto se desprende que, en el caso
que nos ocupa, la relación jurídico-procesal quedó mal constituida al demandar a uno
solo de los herederos como “representante” de los demás, pues se privó a éstos de la
posibilidad de defenderse por sí mismos, si lo consideraban oportuno, por lo que se
produjo una situación de litisconsorcio pasivo necesario que, en cuanto apreciable de

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oficio -sentencias del Tribunal Supremo de 30 de marzo y 10 de julio de 1985; 10 de
marzo y 14 de abril de 1986; 25 de febrero y 12 de diciembre de 1988; 16 de febrero
de 1989, entre otras-, debieron haber tenido en cuenta los juzgadores de la instancia y,
obrando en consecuencia, haber dictado un pronunciamiento absolutorio en dicha
instancia, sin entrar a conocer del fondo de la acción ejercitada con respecto a dichos
herederos.

23.37. En una herencia ¿cualquiera de los herederos responde del cumplimiento


de las obligaciones derivadas de la misma?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 22/03/1990 nos da la respuesta cuando


señala lo siguiente: “el expresado vínculo de solidaridad, impuesto por imperativo
legal, entre todos los herederos del causante respecto al cumplimiento de las
obligaciones contraídas por éste, excluye toda posibilidad de surgimiento del
litisconsorcio pasivo necesario, cuando el acreedor demande a alguno o algunos de los
herederos y no a todos, y sin que, por otra parte, lo preceptuado en el párrafo segundo
del art. 1.084 del Código Civil afecte en modo alguno a la expresada solidaridad, ni a
las consecuencias jurídicas propias de la misma, pues dicho precepto lo único que
concede al heredero que se ve demandado por las deudas u obligaciones de su
causante es un derecho a hacer citar y emplazar a sus coherederos, por lo que si no
hace uso del mismo, la relación jurídico-procesal queda bien constituida con los que
hayan sido demandados”.

11. EL MOTIVO DEL PROCEDIMIENTO DE DIVISIÓN JUDICIAL DE LA HERENCIA.


LA EXPOSICIÓN DE MOTIVOS DE LA LEY DE ENJUICIAMIENTO CIVIL

En primer término, consideramos conveniente hacernos eco del sentido del pro-
cedimiento de la división judicial de la herencia que le da el legislador en la propia
exposición de motivos de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Así, primeramente, señala
este procedimiento como “especial imprescindible ” y, continua diciéndonos que
“permitirá solventar cuestiones de esa índole que no se hayan querido o podido
resolver sin contienda judicial”.
Claramente observamos el positivismo de este procedimiento cuando en la exposición
de motivos se señala que “para la división judicial de la herencia diseña la Ley un
procedimiento mucho más simple y menos costoso que el juicio de testamentaría de la
Ley de 1881”, debiéndose añadir que es más breve y sistemático para obtener la
efectiva división de la cosa común entre los sucesores del “decuius ”.
Entendemos que con la nueva regulación procesal y la introducción del procedimiento
para la división judicial de la herencia (art. 782 y siguientes) no cabe, ahora, la
viabilidad de entablar verticalmente la división mediante el juicio declarativo.

CUESTIONES

23.38. ¿Cuál es la diferencia esencial entre el juicio de testamentaría y el juicio


ordinario?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 14/07/1994 (199672) tiene dispuesto que
el juicio voluntario de testamentaría, como su denominación denota, tiene un origen no

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contencioso, sino voluntario y ya esta característica establece una inicial barrera de
separación entre el ámbito de lo que es contingentemente jurisdiccional y lo que es
necesariamente jurisdiccional, como ocurre con el juicio declarativo ordinario. Es
notorio que el juicio declarativo tiene eficacia procesal suficiente para obtener cuantas
declaraciones de derecho se pretenden de la jurisdicción ordinaria, y como señala la
doctrina científica, y acoge la jurisprudencia, el juicio declarativo resulta pertinente para
decidir las cuestiones derivadas de la división de la herencia, determinación del
patrimonio a dividir, fijación de las cuotas correspondientes a cada heredero e, incluso,
realización de las operaciones divisorias en trámite de ejecución de sentencia.

12. LA COMPETENCIA JUDICIAL

En cuanto a la competencia acudimos al art. 22.3 de la LOPJ 6/1985, de 1 de julio que


establece que “el orden civil, los Juzgados y Tribunales españoles serán compe tentes
en materia de sucesiones, cuando el causante haya tenido su último domicilio en
territorio español o posea bienes inmuebles en España ”.
La competencia objetiva. El art. 45 de la LEC 1/2000 dispone que “corresponde a los
Juzgados de Primera Instancia el conocimiento, en primera instancia, de todos los
asuntos civiles que por disposición legal expresa no se hallen atribuidos a otros
tribunales”.
La competencia territorial. El art. 52.1.4º de la LEC señala que “en los juicios so bre
cuestiones hereditarias, será competente el tribunal del lugar en que el finado tuvo su
último domicilio y si lo hubiere tenido en país extranjero, el del lugar de su último
domicilio en España, o donde estuviere la mayor parte de sus bienes, a elección del
demandante”.
En relación a la competencia territorial hay que añadir el contenido del art. 40 del CC
que dispone que “para el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de obli gaciones
civiles, el domicilio de las personas naturales es el lugar de su residencia habitual, y,
en su caso, el que determine la Ley de Enjuiciamiento Civil ”.

13. JURISDICCIÓN CONTENCIOSA. JURISDICCIÓN VOLUNTARIA

CUESTIONES

23.39. Los juicios sucesorios de la LEC 1881 ¿eran juicios pertenecientes a la


jurisdicción contenciosa o a la jurisdicción voluntaria?

La derogada Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881 abordaba los juicios sucesorios como
supuestos enclavados dentro de la jurisdicción contenciosa; y ello a pesar de que tanto
un grueso considerable de autores estudiados como la propia jurisprudencia entendían
que estos juicios encajaban mas adecuadamente dentro de la jurisdicción voluntaria,
siendo el motivo ya no sólo que no existía discusión en su tratamiento sino que en los
casos de producirse discrepancia, los interesados solían acudir a la vía contenciosa. Y
es que, indubitablemente, cuando se daban los acuerdos entre sucesores podría ser
incomprensible concurrir a la vía judicial y, por lo contrario, en los casos de existir
divergencias insanables entre los interesados el juicio de testamentaría o abintestato
carecía de finalidad, siendo más re?exivo y razonable el propio declarativo ordinario
(juicio de menor cuantía). Antes de la entrada en vigor de la Ley de Enjuiciamiento Civil

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1/2000, el Tribunal Supremo tenía establecido que: “tanto el juicio de testamentaría
como el de abintestato son calificados por la inmensa mayoría de la doctrina como
procedimientos de jurisdicción voluntaria”.

23.40. El procedimiento de división judicial de la herencia ¿se encuadra dentro


de los procesos de jurisdicción contenciosa o de jurisdicción voluntaria?

Ante la nueva legislación procesal civil y tras un detallado estudio, lo cierto es que la
cuestión no puede quedar decantada de sobre manera, esto es, quedando por
elaborar una nueva Ley sobre la jurisdicción voluntaria (Disposición Final Decimoctava
de la LEC), el legislador ha convenido el desarrollo del procedimiento para la división
de la herencia en la Ley 1/2000, entendiéndose como procedimiento de jurisdicción
contenciosa; de lo contrario, aquellos autores que entienden que se trata de un
procedimiento de jurisdicción voluntaria tienen sus argumentos, sintetizando, en que se
trata de una actividad jurisdiccional limitada, generalmente, en aprobar las operaciones
divisorias realizadas por un contador y, a mayor abundamiento, en el caso de
producirse oposición se zanja la controversia por el juicio declarativo verbal. Lo cierto
es que nos hallamos ante un procedimiento especial regulado en la nueva Ley de
Enjuiciamiento Civil, que se caracteriza por su peculiar tratamiento debido al bien
jurídico objeto del mismo.

14. LA ORGANIZACIÓN DE LA DIVISIÓN JUDICIAL DE PATRIMONIOS

La Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881 establecía dos títulos, el primero de ellos “De
los Abintestatos” dividido en cuatro secciones, de la prevención, de la declara ción de
herederos abintestato, del juicio de abintestato y de la administración del abintestato; el
segundo título “De las testamentarías”, dividido en cuatro secciones, disposiciones
generales, del juicio voluntario, del juicio necesario y de la administración de las
testamentarías.
Por el contrario, la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil de 2000, para la división judicial
de la herencia nos oferta tres secciones “del procedimiento ”, “de la interven ción del
caudal hereditario” y “de la administración del caudal ”.
Con la nueva legislación nos hallamos ante una distribución mucho mas simple,
pudiendo ser utilizado el procedimiento de división de judicial de la herencia tanto para
la sucesión intestada como para la sucesión testamentaria. La sección 2ª “de la
intervención del caudal hereditario”, viene a sustituir a la prevención de los abin -
testatos.
Por último, a pesar de la nueva estructura, ésta puede decirse no guarda un orden
cronológico en el tiempo de los hechos, ya que parte de una sección denominada “del
procedimiento” y, posteriormente, aborda “la intervención del caudal hereditario ”, por lo
que a pesar de la sencillez de la distribución, la doctrina hecha de menos una buena
alineación de preceptos.

15. LA ACUMULACIÓN DE PROCESOS

El art. 98 de la LEC 1/2000 denominado “Casos en que corresponde la acumula ción


de procesos singulares a un proceso universal ”, en su apartado 1.2º establece que la
acumulación de procesos de decretará “cuando se esté siguiendo un proceso
sucesorio al que se halle sujeto el caudal contra el que se haya formulado o se formule

La Partición de la Herencia - 25
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una acción relativa a dicho caudal”.
El citado precepto añade que “se exceptúan de la acumulación los procesos de
ejecución en que sólo se persigan bienes hipotecados o pignorados, que en ningún
caso se incorporarán al proceso sucesorio, cualquiera que sea la fecha de iniciación de
la ejecución”.
Continúa el apartado 2 del art. 98 disponiendo que “en los casos previstos en el
apartado anterior, la acumulación debe solicitarse ante el tribunal que conozca del
proceso universal, y hacerse siempre, con independencia de cuáles sean más anti-
guos, al proceso universal”.
Concluye el art. 98, con el apartado 3 que señala que “la acumulación de pro cesos,
cuando proceda, se regirá, en este caso, por las normas generales, con las
especialidades establecidas en la legislación especial sobre procesos sucesorios ”.
Sobre este último apartado 3 hay que objetar que dicha legislación especial sobre
procesos sucesorios todavía no se ha elaborado.
Por todo ello, debe entenderse que al proceso universal será acumulado el pro-
cedimiento del régimen económico matrimonial (art. 98.1.2ª de la LEC).

16. LA CAPACIDAD PARA SOLICITAR LA DIVISIÓN JUDICIAL DE LA HERENCIA

16.1. INTRODUCCIÓN

CUESTIONES

23.41. ¿Quiénes disponen de capacidad para solicitar la partición judicial de la


herencia?

La Ley de Enjuiciamiento Civil 1/2000 y el Código Civil nos dan la solución. El art. 7.1
de la LEC 1/2000 establece literalmente que “sólo podrán compare cer en juicio los que
estén en el pleno ejercicio de sus derechos civiles ”; por lo dicho, adquieren capacidad
para instar la partición judicial de la herencia todas aquellas personas que se hallen en
el pleno ejercicio de sus derechos civiles. El art. 1.052 (2º párrafo) del CC señala que
“por los incapacitados y por los ausentes deberán pedirla sus representantes
legítimos”; así, tanto los incapacitados y ausentes, como los menores, tienen
capacidad procesal para solicitar la partición hereditaria, si bien, a través de sus
representantes legales. El art. 1.062 del CC dispone que “cuando los menores o
incapacitados estén legalmente representados en la partición, no será necesaria la
intervención ni la aprobación judicial. El defensor judicial designado para representar a
un menor o incapacitado en una partición, deberá obtener la aprobación del Juez, si
éste no hubiera dispuesto otra cosa al hacer el nombramiento ”.

16.2. LOS REPRESENTANTES LEGALES DE MENORES E INCAPACITADOS

Como representantes legales de menores e incapacitados encontramos a los padres,


el tutor, el defensor judicial y el curador.

16.2.1. LOS PADRES

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El art. 154 del CC establece que “los hijos no emancipados están bajo la potestad de
sus progenitores. La patria potestad se ejercerá siempre en beneficio de los hijos de
acuerdo con su personalidad, y comprende (entre otros) los siguientes deberes y
facultades: Representarlos y administrar sus bienes ”.
El art. 162 del CC establece que “los padres que ostenten la patria potestad tienen la
representación legal de sus hijos menores no emancipados ”.
El art. 171 del CC establece que “la patria potestad sobre los hijos que hubieran sido
incapacitados quedará prorrogada, por ministerio de la ley, al llegar aquéllos a la mayor
edad. Si el hijo mayor de edad soltero que viviere en compañía de sus padres o de
cualquiera de ellos fuere incapacitado, se rehabilitará la patria potestad que será
ejercida por quien correspondiere si el hijo fuera menor de edad ”.

16.2.2. EL TUTOR

El art. 267 del CC establece que “el tutor es el representante del menor o incapa citado,
salvo para aquellos actos que pueda realizar por sí sólo, ya sea por disposición
expresa de la Ley o de la sentencia de incapacitación ”.
El art. 271 del CC establece que “el tutor necesita autorización judicial: 4º Para aceptar
sin beneficio de inventario cualquier herencia, o para repudiar ésta o las liberalidades ”.

16.2.3. EL DEFENSOR JUDICIAL

El art. 299 del CC establece que “se nombrará un defensor judicial que represente y
ampare los intereses de quienes se hallen en alguno de los siguientes supuestos:
1        Cuando en algún asunto exista conflicto de intereses entre los menores o
incapacitados y sus representantes legales o el curador, el caso de tutela conjunta
ejercida por ambos padres, si el conflicto de intereses existiere sólo con uno de ellos,
corresponderá al otro por Ley sin necesidad de especial nombramiento, representar y
amparar al menor o incapacitado.
2        En el supuesto de que, por cualquier causa, el tutor o curador no desempeñare
sus funciones, hasta que cese la causa determinante o se designe otra persona para
desempeñar el cargo.
3        En todos los demás casos previstos en Código Civil.

16.2.4. EL CURADOR

El art. 286 del CC establece que “están sujetos a curatela: los emancipados cuyos
padres fallecieren o quedaran impedidos para el ejercicio de la asistencia prevenida
por la Ley”.
El art. 299 del CC establece que “si la sentencia de incapacitación no hubiese
especificado los actos en que deba ser necesaria la intervención del curador, se en-
tenderá que ésta se extiende a los mismos actos en que los tutores necesitan (según
este Código), autorización judicial”.

17. LA LEGITIMACIÓN PARA PROMOVER LA DIVISIÓN JUDICIAL DE LA


HERENCIA

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17.1. INTRODUCCIÓN

Atendiendo a lo establecido en el art. 782.1 de la Ley de Enjuiciamiento Civil,


“cualquier coheredero o legatario de parte alícuota podrá reclamar judicialmente la
división de la herencia por acuerdo entre los coherederos o por resolución judicial ”. Si
bien, para ello se requiere, obligatoriamente, según apunta el precepto invocado, que
siempre que la división no deba efectuarla un comisario o contador-partidor designado
por el testador. Por tanto, reiteramos, el propio testador podrá designar a un comisario
o un contador-partidor encomendándole la tarea de la partición de la herencia.

CUESTIONES

23.42. ¿Cuándo no podrá tener lugar una división judicial de la herencia?

Cuando hablamos de la división judicial de la herencia, ésta no podrá tener lugar en los
casos en los que el propio testador la hubiere efectuado o designado comisario o
contador-partidor para ello; tampoco cuando existiere una resolución judicial que así lo
declarara o cuando lo hubieren acordado los coherederos; ni, tampoco, cuando el
testador lo hubiere sometido a arbitraje.

17.2. EL CONTADOR-PARTIDOR DATIVO

Para paliar las consecuencias de la pretensión de acuerdo total entre los herederos a
los fines de formalizar la partición, el art. 1.057 del CC, en su párrafo 2º, establece que
“no habiendo testamento, contador-partidor en él designado o vacante el cargo, el
Juez, a petición de herederos y legatarios que representen, al menos, el 50 por 100 del
haber hereditario, y con citación de los demás interesados, si su domicilio fuere
conocido, podrá nombrar un contador-partidor dativo, según las reglas que la Ley de
Enjuiciamiento Civil establece para la designación de Peritos. La partición así realizada
requerirá aprobación judicial, salvo confirmación expresa de todos los herederos y
legatarios”.

CUESTIONES

23.43. ¿Cuál es la naturaleza del contador partido dativo?

La sentencia de la Audiencia Provincial de Ciudad Real de fecha 12/11/2001


(Tol134485) establecía lo siguiente: Con su instauración por Ley 11/1981 de 13 de
mayo se llena el vacío producido por la falta de nombramiento de contador
testamentario, o de la inefectividad del cargo, lo que conlleva que en tales casos no
sea estrictamente necesaria la partición unánime convenida por los herederos, pues es
factible la designación de un tercero que efectúe las operaciones particionales con el
fin de que cese la indivisión hereditaria.

23.44. ¿Necesita el contador dativo el consentimiento de los herederos para


efectuar la partición de la herencia?

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La sentencia de la Audiencia Provincial de Ciudad Real de fecha 12/11/2001


(Tol134485) da la respuesta señalando que “el contador dativo se configura como un
tercero independiente a los herederos con la única función de efectuar la partición de
la herencia, constituyendo por tanto un acto unilateral sin necesidad del asentimiento,
adhesión o consentimiento de los herederos ”.

17.3. LOS COHEREDEROS

Disponen de legitimación para la petición de la división judicial de la herencia aquellos


que conforman la comunidad hereditaria, esto es, cualquier coheredero o legatario de
parte alícuota (de éste último se hablará posteriormente).
El art. 1.052 del CC establece que “todo coheredero que tenga la libre adminis tración y
disposición de sus bienes, podrá pedir en cualquier tiempo la partición de la herencia ”.
En los casos de no haber partición alguna por parte del testador ni tan siquiera dejada
voluntad de que un tercero (contador-partidor o contador dativo) lleve a cabo la
partición podrán los propios herederos proceder a ella; así, el art. 1.058 del CC
dispone que “cuando el testador no hubiese hecho la partición, ni encomendado a otro
esta facultad, si los herederos fueren mayores y tuvieren la libre administración de sus
bienes, podrán distribuir la herencia de la manera que tengan por conveniente ”.
El art. 782.1 de la LEC señala que “cualquier coheredero o legatario de parte alícuota
podrá reclamar judicialmente la división de la herencia, siempre que ésta no deba
efectuarla un comisario o contador-partidor designado por el testador, por acuerdo
entre los coherederos o por resolución judicial ”.
Confirmando lo establecido en el art. 782.1 de la LEC, el Código Civil dispone en el art.
1.059 que “cuando los herederos mayores de edad no se entendieren sobre el modo
de hacer la partición, quedará a salvo su derecho para que lo ejerciten en la forma
prevenida en la Ley de Enjuiciamiento Civil ”.
Continuando con los herederos hablamos ahora de los herederos bajo condición, a
quienes se refiere el art. 1.054 del CC cuando señala que “los herederos bajo
condición no podrán pedir la partición hasta que aquélla se cumpla. Pero podrán
pedirla los otros coherederos, asegurando competentemente el derecho de los pri-
meros para el caso de cumplirse la condición; y, hasta saberse que ésta ha faltado o
no puede ya verificarse, se entenderá provisional la partición ”.

CUESTIONES

23.45. El heredero fiduciario ¿está legitimado para promover la partición de una


herencia?

A tenor de lo dispuesto en el art. 1.054 del CC, el heredero fiduciario está legitimado
para promover la división de la herencia, como tal heredero que es, a pesar de estar
gravado con un fideicomiso y ello sin perjuicio de las facultades que le corresponden
para intervenir en la partición.

23.46. ¿Qué circunstancias destacan en la partición de la herencia por parte de


los coherederos?

La Partición de la Herencia - 29
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En la partición de la herencia por parte de los coherederos caben destacar las
siguientes circunstancias:
A) Se precisa que no exista partición de la herencia hecha por el testador, contador-
partidor o contador dativo.
B) Puede tener lugar cuando el contador-partidor no lleve a cabo la partición en tiempo
y forma.
C) Se requiere la unanimidad de los miembros de la comunidad hereditaria y que éstos
fueren mayores y tuvieren la libre administración de sus bienes. Si bien, en el caso de
ser menores podrán actuar por medio de sus representantes legítimos.
D) Que exista libertad de distribución de la herencia.
E) En el caso de no haber acuerdo unánime de todos, cualquier heredero o legatario
de parte alícuota puede promover la partición judicial de la herencia.

17.4. LOS COHEREDEROS DEL HEREDERO FALLECIDO

Los coherederos de un heredero muerto también ostentan legitimación para poder la


partición de la herencia. Así, el art. 1.055 del CC establece que “si antes de hacerse la
partición muere uno de los coherederos, dejando dos o más herederos, bastará que
uno de éstos la pida; pero todos los que intervengan en este último concepto deberán
comparecer bajo una sola representación ”.

CUESTIONES

23.47. ¿Qué circunstancias se requieren para poder solicitar los coherederos del
heredero fallecido la partición de la herencia?

En estos casos, se observan ciertas circunstancias para poder solicitar la partición de


la herencia, la primera de ellas es que la partición del testador “principal ” no hubiere
comenzado antes del fallecimiento del heredero de éste; la segunda, que el heredero
muerto haya dejado dos o más herederos; la tercera, que no será necesario que todos
los herederos del coheredero causante pidan la división de la herencia sino que
bastará que uno sólo la pida; y, para terminar, la cuarta, en la que vemos como
requisito, en el citado caso, que todos los que intervengan en la partición hereditaria lo
deberán hacer bajo una sola representación.

17.5. EL LEGATARIO DE PARTE ALÍCUOTA

El art. 1.038.3º de la LEC de 1881 disponía que podría promover el juicio de tes-
tamentaría cualquiera de los legatarios de parte alícuota del caudal; en la actualidad,
igualmente, como se ha dicho antes, según el art. 782.1 de la LEC, también tienen
legitimación para reclamar judicialmente la división de la herencia, y es que hay que
recordar que los legatarios de parte alícuota son miembros de la comunidad
hereditaria, así, son miembros asimilados a los demás herederos, a los efectos de la
partición.

CUESTIONES

La Partición de la Herencia - 30
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23.48. ¿Pueden los legatarios que no sean de parte alícuota instar la partición
judicial de la herencia?

Habitualmente, tanto el legislador de 1881 como la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil


1/2000, señalan que los legatarios que no sean de parte alícuota tienen prohibida la
posibilidad de promover la partición judicial de la herencia. Por ello, no serán llamados
para la formación de inventario, para hacer alegaciones sobre las operaciones
divisorias practicadas por el contador, para la intervención del caudal hereditario, para
la administración, custodia y conservación del caudal hereditario, ni para manifestarse
sobre la rendición de las cuentas del administrador y, en definitiva, para cualquier
actuación que devenga del procedimiento judicial. Ahora bien, la jurisprudencia admite
que los legatarios que no sean de parte alícuota puedan ejercitar las acciones
pertinentes conducentes a enmendar y reparar el menoscabo que la partición pueda
haberles causado.

17.6. LOS HEREDEROS DEL CAUSANTE

Podrán promover la división judicial de la herencia, como legitimados, los que son
llamados por Ley a suceder al causante, a falta de disposición testamentaria sobre
todo o parte del patrimonio de éste, si bien, será preceptivo que hubieren sido
declarados herederos abintestato, de forma notarial o judicial, y que tras ello hubieren
aceptado la herencia.
También están legitimados para pedir la división judicial de la herencia, los herederos
testamentarios, sin que sea necesario atenerse, en relación a la aceptación de la
herencia, a la que han sido llamados, al modo de aceptación, esto es, si se ha hecho o
no a beneficio de inventario.

17.7. EL CESIONARIO DEL DERECHO DEL COHEREDERO

El heredero procede a transmitir sus derechos hereditarios al cesionario en el


momento en el que la herencia se halla en estado de indivisión.
Aquel coheredero que hubiere cedido su cuota, no se halla legitimado para pedir la
partición de la herencia a pesar de mantener la calidad de heredero, y es que esta
cualidad no es transmisible.
A propósito de la permanente cualidad de heredero tras la cesión de los derechos
hereditarios, ha de reiterarse que el cesionario será titular sólo del montante o total
económico de la herencia, tanto activo como pasivo, y el heredero cedente pasa a ser,
como ya apuntó ROCA SASTRE, un heredero excedente.
A colación de lo dicho hay que recordar el art. 1.531 del CC que establece “el que
venda una herencia sin enumerar las cosas de que se compone, sólo estará obligado a
responder de su cualidad de heredero”.

CUESTIONES

23.49. ¿Qué derechos ostenta el cesionario del derecho del coheredero?

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El cesionario de la cuota del coheredero, habiendo adquirido su cuota, tiene el derecho
hereditario concreto sobre el activo conferido a cada uno de dichos titulares
comuneros; de esta forma, es parte en la división de la herencia y legitimado para
promoverla, dado que con la adquisición de la cuota se ha hecho titular de la totalidad
de derechos y acciones, sin ningún tipo de salvedad. En este sentido ya se manifestó
afirmativamente tanto la Dirección General de Registros y del Notariado como el propio
Tribunal Supremo. Cierto es que la cesión del heredero alcanza únicamente el
contenido económico de la cuota hereditaria que le pudiere corresponder, con inclusión
de su activo y pasivo.

23.50. ¿Cabe la subrogación del heredero en lugar del comprador de derechos


hereditarios antes de la partición?

En relación con la figura del cesionario del derecho del coheredero es preciso acudir al
Código Civil para observar la subrogación del heredero en lugar del comprador de
derechos hereditarios antes de la partición; así, el art. 1.067 del CC señala que “si
alguno de los herederos vendiere a un extraño su derecho hereditario antes de la
partición, podrán todos o cualquiera de los coherederos subrogarse en lugar del
comprador, reembolsándole el precio de la compra, con tal que lo verifiquen en término
de un mes, a contar desde que esto se les haga saber ”.

18. EL CÓNYUGE SOBREVIVIENTE Y LOS DISTINTOS ACREEDORES

18.1. EL CÓNYUGE SOBREVIVIENTE

La Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881 establecía en su art. 1.038.2º que estaba


legitimado para promover el juicio de testamentaría el cónyuge sobreviviente. Ahora,
sin embargo, únicamente pueden reclamar la división judicial de la herencia cualquier
coheredero o legatario de parte alícuota.

CUESTIONES

23.51. El cónyuge sobreviviente ¿puede promover la división judicial de la heren-


cia?

El cónyuge sobreviviente no podrá promover la división judicial de la herencia dado


que puede suceder que no posea titularidad alguna sobre los bienes a dividir, léase,
los casos en los que entre los cónyuges hubiere separación de bienes; además, ha de
pensarse que el cónyuge puede promover el procedimiento para la liquidación del
régimen económico matrimonial; de esta manera, hay un sector doctrinal que entiende
que por ello, el cónyuge se halla legitimado de forma activa para promover la
liquidación de la comunidad matrimonial por el proceso de división de la herencia,
pero, no existe obligación de los herederos de dividir, al mismo tiempo, entre ellos, los
bienes hereditarios. Si bien, dado el interés en la división de la herencia, el legislador
establece que el cónyuge sobreviviente será citado a la junta para la designación de
contador y peritos y, asimismo se le dará traslado de las operaciones divisorias, empla-
zándole por diez días para que formule oposición; igualmente, el art. 793.3 de la LEC

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establece que el cónyuge sobreviviente será citado para la formación de inventario e
intervención judicial de la herencia. En otro orden de cosas, el art. 1.053 del CC
dispone que “cualquiera de los cónyuges podrá pedir la partición de la herencia sin
intervención del otro”. Si bien, es necesario recordar que el cónyuge sobreviviente
puede tener legitimación activa para pedir la división de la herencia cuando sea
heredero o legatario de parte alícuota.

18.2. LOS ACREEDORES

La Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881 establecía en su art. 1.038.4º que estaba


legitimado para promover el juicio de testamentaría cualquier acreedor, con el requisito
de que siempre se presentara un título escrito que justificara cumplidamente su crédito.
Con la nueva LEC 1/2000 el acreedor de la herencia no es parte legítima en el proceso
de división de la herencia, sin perjuicio de la oposición que puede plantear a la
partición hasta que se le pague o afiance el importe de su crédito.
Aunque, si bien es cierto, cabe destacar la crítica frontal por gran parte de la doctrina a
la nueva regulación legislativa, no es menos cierto que la restricción de la legitimación
para instar la división, como ahora veremos, puede entenderse desde la perspectiva
de la situación de hecho de observar que los acreedores no pretendían,
mayoritariamente, la división de la herencia sino, mas bien, impedir la partición y, con
ello, la entrega del caudal a los interesados hasta que no hubieran sido satisfechos o
garantizados sus créditos.
En la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil, vemos que existen tres grupos de acreedores,
a saber, los acreedores en general, los reconocidos y los acreedores de uno o más de
los coherederos.

CUESTIONES

23.52. ¿Desde qué momento los acreedores pueden intervenir en el procedi-


miento judicial de partición de la herencia?

Puede decirse que después de promovido el procedimiento de división de la herencia


por quien legalmente corresponde, los acreedores quedan, desde entonces,
legitimados para intervenir en él, a su costa, en evitación de que la partición se haga
en fraude o perjuicio de sus derechos.

18.2.1. LOS ACREEDORES EN GENERAL

La redacción literal del art. 782.3 de la LEC no deja lugar a dudas, restringiendo aquel
derecho que ostentaban los acreedores en la LEC de 1881 al establecer que “los
acreedores no podrán instar la división”.
Ahora bien, la nueva Ley Civil concede a los acreedores “las acciones que les
correspondan contra la herencia, la comunidad hereditaria o los coherederos, que se
ejercitarán en el juicio declarativo que corresponda, sin suspender ni entorpecer las
actuaciones de división de la herencia”. A colación de esto ha de añadirse que los
acreedores podrán promover el proceso declarativo haya sido o no solicitada la
división judicial de la herencia.

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CUESTIONES

23.53. ¿El derecho del acreedor hereditario para ejercitar sus acciones está limi-
tado hasta la partición de la herencia?

La respuesta es clara y contundente: No. Es jurisprudencia reiterada que la recla-


mación de los créditos de los acreedores no puede verse imposibilitada y sujeta a la
división de la herencia; así, el Tribunal Supremo confirma, no en pocas ocasiones, que
el art. 1.082 y 1.084 del CC no limitan el derecho del acreedor hereditario para el
ejercicio de sus acciones a pesar de la proindivisión hereditaria. Por lo tanto, esta
proindivisión no será obstáculo para la reclamación del acreedor hereditario.

18.2.2. LOS ACREEDORES RECONOCIDOS

18.2.2.1. Introducción

Los acreedores no pueden instar la división, pero el art. 782.4 de la LEC señala que
“no obstante, los acreedores reconocidos como tales en el testamento o por los
coherederos y los que tengan su derecho documentado en un título ejecutivo podrán
oponerse a que se lleve a efecto la partición de la herencia hasta que se les pague o
afiance el importe de sus créditos”.
De otro lado, los acreedores reconocidos como tales en el testamento o por los
coherederos y los que tengan su derecho documentado en un título ejecutivo, tendrán
derecho a pedir la intervención del caudal hereditario, según dispone el art.
792.2 de la LEC.

CUESTIONES

23.54. ¿Pueden los acreedores oponerse a que se lleve a efecto la partición hasta
que se les pague o afiance?

En efecto, así lo disponen los artículos 1.082 del CC y 782.4 de la LEC en el sentido
de que no se hará entrega de los bienes a ninguno de los herederos o legatarios sin
estar los acreedores completamente pagados o garantizados a su satisfacción. Sin
embargo, como tiene declarada la jurisprudencia en reiteradas ocasiones, entre ellas,
sentencias del Tribunal Supremo de 9/01/1909 y 22/06/1931, “ni el art. 1.082 ni el art.
1.084 del CC restringen ni de modo alguno limitan el derecho del acreedor hereditario
para ejercitar las acciones derivadas de su título de crédito, exigiendo el pago de su
importe aunque la herencia estuviera proindiviso ”.

18.2.2.2. El reconocimiento como acreedor en el testamento

Se observa la necesidad de que el causante haya reconocido en el testamento, la


existencia de acreedores, sin que pueda venir dado en ningún otro tipo de recono-
cimiento, léase reconocimiento judicial de deuda.

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18.2.2.3. El reconocimiento como acreedor por los coherederos

El reconocimiento de la existencia de acreedores ha de decirse que incluye a todos los


comuneros, esto es, también a los legatarios de parte alícuota; y, el reconocimiento, se
exige, ha de ser unánime.

18.2.2.4. La oposición de los acreedores reconocidos

La oposición a la partición de la herencia, se dispone en el art. 782.4 de la LEC, tiene


límite temporal, así, se establece que “podrá deducirse en cualquier momento, antes
de que se produzca la entrega de los bienes adjudicados a cada heredero ”.
El art. 1.082 del CC hace lo propio cuando señala que “los acreedores reconoci dos
como tales podrán oponerse a que se lleve a efecto la partición de la herencia hasta
que se les pague o afiance el importe de sus créditos ”; por lo tanto, la oposi ción no
podrá tener lugar cuando los legitimados vean garantizado o afianzado el crédito que
ostentaren.

CUESTIONES

23.55. La oposición de los acreedores reconocidos ¿suspende el curso de la par-


tición?

La oposición, a la vista de lo dispuesto en el art. 782.3 de la LEC 1/2000, no suspende


el procedimiento de partición, ni la convocatoria de la junta, ni la designación de
contador y peritos, ni la elaboración de las operaciones divisorias ni la aprobación de
éstas y demás trámites, sino únicamente la ejecución de la adjudicación de los bienes.

18.2.3. LOS ACREEDORES DE UNO O MÁS DE LOS COHEREDEROS

Principiaremos aclarando que los acreedores de los coherederos no son acreedores


de la herencia.
Al tratarse de acreedores, evidentemente, se les niega la posibilidad de instar la
división de la herencia (art. 782.3 LEC), si bien, podrán intervenir en el procedimiento
para la división de la herencia, según disponen, de idéntica manera, el art. 1.083 del
CC y el art. 782.5 de la LEC; así, se establece que “los acreedores de uno o más de
los coherederos podrán intervenir a su costa en la partición para evitar que ésta se
haga en fraude o perjuicio de sus derechos ”.
Tras el estudio del art. 782.5 de la LEC es preciso puntualizar que los acreedores
hereditarios que no hayan hecho uso de la facultad de oponerse a la división del
caudal hereditario también podrán intervenir, a su costa, en la partición en evitación de
que ésta se haga en fraude o perjuicio de sus derechos.
Cuando un acreedor de los coherederos se muestra parte en el procedimiento judicial
no obstaculiza para que ejercite en apoyo de sus pretensiones otras acciones
reclamando su derecho.
Los acreedores particulares del heredero, denominación dada en el art. 1.034 del CC,
que no sean acreedores reconocidos, además de poder intervenir a su costa en la

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partición (art. 782.5 LEC), establece el art. 783.5 de la LEC, serán citados a la junta
para designación de contador y peritos, cuando estuvieren personados; y aquellos que
no estén personados no serán citados, pero podrán participar en ella si concurren con
los títulos justificativos de sus créditos.

CUESTIONES

23.56. La comparecencia del acreedor de los coherederos en el proceso judicial


¿limita el ejercicio de cualquier otra acción?

Cuando un acreedor de los coherederos se muestra parte en el procedimiento judicial


no obstaculiza para que ejercite, en apoyo de sus pretensiones, otras acciones
reclamando su derecho.

23.57. Una vez concluida la partición ¿qué acción pueden ejercitar los acreedo-
res?

Cabría significar que una vez se haya concluido la partición, los acreedores ostentan la
acción que viene dada en el art. 1.111 del CC, el cual dispone que “los acreedores,
después de haber perseguido los bienes de que esté en posesión el deudor para
realizar cuanto se les debe, pueden ejercitar todos los derechos y acciones de éste
con el mismo fin, exceptuando los que sean inherentes a su persona; pueden también
impugnar los actos que el deudor haya realizado en fraude de su derecho ”.

19. LA SOLICITUD DE DIVISIÓN JUDICIAL DE LA HERENCIA

19.1. LA FORMA DE LA SOLICITUD

En principio, es conveniente hacer el siguiente análisis: Conforme al art. 399 de la LEC


1/2000, el juicio ordinario comenzará por medio de demanda; a tenor de lo
preceptuado en el art. 437 del citado cuerpo legal el juicio verbal principiará mediante
demanda sucinta. Ahora bien, no nos hallamos ante un juicio declarativo sino ante un
proceso especial y si acudimos al procedimiento especial monitorio, el art. 814 dispone
que comenzará por petición que podrá extenderse en impreso o formulario y el juicio
cambiario, también considerado especial, comenzará mediante demanda sucinta.
De otra parte, salvo que la solicitud fuere formulada de común acuerdo entre los
legitimados activamente, el escrito de división judicial de la herencia deberá dirigirse
contra los demás herederos o legatarios con los que exista la disconformidad en la
partición hereditaria, así como contra el cónyuge sobreviviente, habida cuenta de los
derechos de éste sobre la herencia.

CUESTIONES

23.58. La admisión de la solicitud de división judicial de la herencia ¿requiere la


forma de demanda?

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El art. 782 de la LEC nos habla de “solicitud ” de división judicial de la heren cia, por lo
que hay que determinar que la forma no será necesariamente por medio de demanda,
así, bastará mediante escrito. A mayor abundamiento, un gran sector doctrinal entiende
que la división judicial de la herencia se trata de un procedimiento que pertenece a la
jurisdicción voluntaria por lo que, en este caso, no cabría duda alguna. Ahora bien, el
escrito debería contener los datos y las circunstancias de identificación tanto del
solicitante como de los interesados conocidos, para notificarles la existencia del
procedimiento así como la citación a la Junta o, en caso de desconocer domicilios, los
datos con los que el órgano judicial pudiera averiguarlos; igualmente, serán necesarios
los presupuestos fácticos del objeto de la división judicial que se solicita, los
fundamentos de aplicación y la petición, concretando la finalidad de la solicitud.

19.2. ACUMULACIÓN DE SOLICITUD. DIVISIÓN JUDICIAL DE LA HERENCIA E


INTERVENCIÓN DEL CAUDAL Y FORMACIÓN DE INVENTARIO

La solicitud puede interesarse únicamente a los fines de la división judicial de la


herencia o, además, con la petición de la intervención del caudal y la formación de
inventario de los bienes y derechos del causante.
La solicitud cautelar de intervención y formación deberá atenderse, con carácter
previo, al trámite procesal correspondiente a la división judicial, esto es, la convo-
catoria de junta.
En el caso de acumulación de solicitudes, el solicitante tiene la obligación de relacionar
el grueso de personas que vienen indicadas en el art. 793.3 de la LEC.
Mientras que para la celebración de la junta han de ser citados los herederos, le-
gatarios de parte alícuota y el cónyuge sobreviviente y los acreedores de uno o más de
los coherederos (art. 783), cuando la citación tiene por objeto la formación de
inventario e intervención judicial de la herencia han de ser citados los siguientes:
1º El cónyuge sobreviviente.
2º Los parientes que pudieran tener derecho a la herencia y fueren conocidos, cuando
no conste la existencia de testamento ni se haya hecho la declaración de herederos
abintestato.
3º Los herederos o legatarios de parte alícuota.
4º Los acreedores a cuya instancia se hubiere decretado la intervención del caudal
hereditario y, en su caso, los que estuvieren personados en el procedimiento de
división de la herencia.
5º El Ministerio Fiscal, siempre que pudiere haber parientes desconocidos con derecho
a la sucesión legítima, o que alguno de los parientes conocidos con derecho a la
herencia o de los herederos o legatarios de parte alícuota no pudiere ser citado
personalmente por no ser conocida su residencia, o cuando cualquiera de los
interesados sea menor o incapacitado y no tenga representante legal.
6º El Abogado del Estado, o, en los casos previstos legalmente, los Servicios Jurídicos
de las Comunidades Autónomas, cuando no conste la existencia de testamento ni de
cónyuge o parientes que puedan tener derecho a la sucesión legítima.

CUESTIONES

23.59. La división judicial de herencia ¿debe realizarse obligatoriamente con la


intervención del caudal relicto?

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La sentencia de la Audiencia Provincial de Las Palmas de fecha 20/02/2006
(Tol888254) nos da la respuesta y así, establece que puede realizar tanto sin inter-
vención como con ella. En el primer caso, presentada la solicitud, directamente se
convoca a Junta de herederos para el nombramiento de contador, siendo el designado
quien practica el inventario y demás operaciones divisorias. En el segundo caso se
acuerda la intervención del caudal hereditario y la formación de inventario antes del
nombramiento del contador.

19.3. LA REPRESENTACIÓN PROCESAL Y LA DEFENSA

El art. 23.1 de la LEC “Intervención de procurador ” establece que “la compare cencia
en juicio será por medio de procurador legalmente habilitado para actuar en el tribunal
que conozca del juicio”.
El art. 31.1 de la LEC “Intervención de abogado ” estatuye que “los litigantes se rán
dirigidos por abogados habilitados para ejercer su profesión en el tribunal que conozca
del asunto. No podrá proveerse a ninguna solicitud que no lleve la firma de abogado ”.

CUESTIONES

23.60. En el procedimiento de división judicial de la herencia ¿es preceptiva la


intervención de procurador y letrado?

A pesar de que la división judicial de la herencia es un proceso especial, dado que la


Ley no dispone excepción alguna expresa, es claro que la solicitud de la partición
deberá ir suscrita por medio de procurador y letrado. Por otro lado ha de hacerse
mención al derogado art. 1.055 de la LEC de 1881 que requería la previa ratificación
del solicitante, cuestión ésta que no se exige en la actual legislación procesal civil.
Respecto a la comparecencia a la junta establecida en el art. 784 de la LEC debemos
tener presente el contenido del art. 23.2.2º del citado cuerpo legal que dispone
expresamente que podrán los litigantes comparecer por sí mismos “en los juicios
universales, cuando se limite la comparecencia a la presentación de títulos de crédito o
derechos, o para concurrir a Juntas”; por lo dicho, es facul tativa la comparecencia
mediante abogado y procurador.

19.4. LOS DOCUMENTOS QUE HAN DE SER ACOMPAÑADOS AL ESCRITO DE


SOLICITUD DE PARTICIÓN JUDICIAL DE LA HERENCIA

Cuando ha sido analizada la forma que debe revestir la solicitud inicial se ha co-
mentado la necesidad de que el escrito contenga los correspondientes presupuestos
fácticos, así, éstos deberán acreditarse documentalmente.
El art. 782.2 de la LEC exige que “a la solicitud deberá acompañarse el certificado de
defunción de la persona de cuya sucesión se trate y el documento que acredite la
condición de heredero o legatario del solicitante ”.
Por lo tanto, el fallecimiento del causante ha de ser justificado mediante la oportuna
certificación de defunción o, en otro caso, por medio de cualquier otro documento que
así lo acredite, pudiéndose acreditar, de forma excepcional, mediante la información
testifical.

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Hay que añadir que la solicitud de la división de la herencia pudiera ser de aquel que
ha sido declarado judicialmente ausente, por lo que en este caso habría que ser
aportada la certificación del auto judicial de declaración legal de ausencia (art. 2.038
de la LEC de 1881); cuando se trate de un declarado fallecido, también será necesario
acreditar esta situación mediante la presentación de la certificación del auto
declarando el fallecimiento (art. 2.042 de la LEC de 1881).
También, aunque la ley no lo exija expresamente, ha de ser acompañado al escrito
inicial la certificación del Registro de Actos de Últimas Voluntades a los fines de
acreditar la vigencia de la condición de heredero o legatario.

CUESTIONES

23.61. ¿Cómo se acredita la condición de heredero o legatario?

En cuanto a la acreditación de la condición de heredero o legatario del solicitante, hay


que recordar que es doctrina del Tribunal Supremo establecer que no basta alegar la
cualidad de heredero sino que es necesario acreditarla, todo lo cual se llevará a cabo
bien mediante el testamento y, en los casos de no haber otorgado disposición
testamentaria por medio de la oportuna certificación del auto de declaración de
herederos abintestato o acta de notoriedad de declaración de herederos abintestato.

19.5. LA ADMISIÓN A TRÁMITE

El art. 206.1.2ª de la LEC establece que “se dictarán autos cuando se resuelva sobre
admisión o inadmisión de demanda”.
El art. 245.1 de la LOPJ 6/1985, de 1 de julio señala que “las resoluciones de los
jueces y tribunales que tengan carácter jurisdiccional se denominarán: providencias,
cuando tengan por objeto la ordenación material del proceso; y, autos, cuando decidan
recursos contra providencias, cuestiones incidentales, presupuestos procesales,
nulidad del procedimiento o cuando, a tenor de las Leyes de Enjuiciamiento, deban
revestir esta forma”.
El art. 248.1 de la LOPJ dispone que “la fórmula de las providencias se limitará a la
determinación de lo mandado y del juez o tribunal que las disponga, sin más fun-
damento ni adiciones que la fecha en que se acuerden, la firma o rúbrica del juez o
presidente y la firma del secretario. No obstante, podrán ser sucintamente motivadas
sin sujeción a requisito alguno cuando se estime conveniente ”; y, el art. 248.2 que “los
autos serán siempre fundados y contendrán en párrafos separados y numerados los
hechos y los razonamientos jurídicos y, por último, la parte dispositiva. Serán firmados
por el juez, magistrado o magistrados que los dicten ”.
Expuestos los preceptos aplicables al caso, es evidente que la solicitud inicial no es
una demanda (como ya quedó claro) y no es de aplicación directa lo dispuesto en el
art. 206.1.2ª de la LEC, pero nos debe auxiliar a la hora de disponer la correcta forma
de la resolución inicial del procedimiento judicial.
Otra cuestión a tratar es la posibilidad de que el promotor incurra en defectos en su
solicitud, en este caso, si son de naturaleza subsanable el órgano judicial debe dar un
plazo determinado para enmendar el defecto u omisión. Así, el art. 231 de la LEC
dispone que “el tribunal cuidará de que puedan ser subsanados los defectos en que
incurran los actos procesales de las partes, siempre que en dichos actos se hubiese
manifestado la voluntad de cumplir los requisitos exigidos por la ley ”.

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CUESTIONES

23.62. La resolución de admisión a trámite de la solicitud de la división judicial


de la herencia ¿qué forma debe adoptar?

Nos debemos decantar en el sentido que el órgano judicial dicte auto dado que, en
primer lugar, deben ser examinados los requisitos de capacidad, representación y
postulación procesal para comparecer en juicio; al propio tiempo, ha de ser examinada
la jurisdicción, la competencia objetiva y la competencia territorial; y, por otra parte, ha
de observarse que el solicitante acredite el fallecimiento así como que no ha existido,
anteriormente, división de la herencia. Por todo ello, reiteramos, la admisión a trámite
de la solicitud de división judicial de la herencia ha de revestir la forma de auto.

20. LA JUNTA

20.1. CONSIDERACIONES PREVIAS A LA CONVOCATORIA DE LA JUNTA

Para proceder a la celebración de la junta previamente ha de determinarse:


1. Los interesados en la herencia. Las personas con derecho en la intervención de la
división, su cualidad y la medida correspondiente del caudal hereditario.
        Las personas interesadas vendrán expresadas en el testamento o en la decla-
ración de herederos abintestato, notarial o judicial.
2        Los bienes que comprenden el caudal relicto. El patrimonio del causante. Cabe
que haya conformidad con la determinación del mismo por parte de los interesados,
por lo que bastará relación detallada de los bienes; en otro caso, deberá haberse
procedido a la formación de inventario y, en su caso, a la intervención de los bienes.

Así, determinados los interesados, a los efectos, primeramente de citación y lla-


mamiento al procedimiento y fijados los bienes, ya puede tener lugar la convocatoria
de la junta.

20.2. EL OBJETO DE LA CONVOCATORIA DE LA JUNTA Y LA CITACIÓN

Practicadas las actuaciones de intervención del caudal hereditario y la formación de


inventario o, si no fuera necesario, a la vista de la solicitud de división judicial de la
herencia se mandará convocar a la junta a las personas señaladas en el art. 783.2,
783.3, 783.4 y 783.5 de la LEC.

CUESTIONES

23.63. ¿Cuál es el objeto de la junta?

El objeto de la junta, básicamente, es intentar el acuerdo entre los asistentes e


interesados en la designación de contador que proceda a la práctica de las

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operaciones particionales y, en el caso de haber divergencias en cuanto a la valoración
de los bienes, la designación de perito o peritos para que se proceda al avalúo de los
mismos.

20.2.1. LOS HEREDEROS Y LEGATARIOS DE PARTE ALÍCUOTA

Los herederos con derecho a ser citados a la junta son tanto los herederos testa-
mentarios como los herederos declarados así abintestato, hayan o no promovido el
procedimiento judicial.
Para la citación a la junta de los herederos y los legatarios de parte alícuota úni-
camente es requisito haber aceptado la herencia.

20.2.2. EL CÓNYUGE SOBREVIVIENTE

20.2.2.1. El cónyuge sobreviviente en estado de casado

El cónyuge tiene legitimación para intervenir en la designación de contador y peritos.


La legitimación del cónyuge puede venir dada como heredero testamentario, o como
heredero abintestato, en ausencia de parientes que le precedan en orden sucesorio.
También se halla legitimado como usufructuario, así:
1        El art. 834 del CC establece que “el cónyuge que al morir su consorte no se
hallase separado de éste judicialmente o de hecho, si concurre a la herencia con hijos
o descendientes, tendrá derecho al usufructo del tercio destinado a mejora ”.
2        El art. 837 del CC dispone que “no existiendo descendientes, pero sí ascen -
dientes, el cónyuge sobreviviente tendrá derecho al usufructo de la mitad de la
herencia”.

Por otra parte, el art. 944 del CC señala que “en defecto de ascendientes y des -
cendientes, y antes que los colaterales, sucederá en todos los bienes del difunto el
cónyuge sobreviviente”.
En relación al art. 944 del CC, de otra parte la Ley 1/1973, de 1 de marzo, por la que
se aprueba la Compilación del Derecho Civil Foral de Navarra (Ley 304) dispone que:
“La sucesión legal en bienes no troncales se deferirá por el siguiente orden de
llamamientos, cada uno de los cuales será en defecto de todos los anteriores y excluirá
a todos los posteriores:
1        Los hijos matrimoniales, los adoptados con adopción plena y los no matrimo-
niales cuya filiación llegue a determinarse legalmente; por partes iguales, y con
derecho de representación en favor de sus respectivos descendientes.
2        Los hermanos de doble vínculo por partes iguales, y los descendientes de los
premuertos, por representación.
3        Los hermanos de vínculo sencillo por partes iguales, y los descendientes de los
premuertos, por representación.
4        Los ascendientes de grado más próximo. Si fuesen de distintas líneas, la he-
rencia se dividirá por mitad entre ambas, y dentro de cada línea, por partes iguales.
5        El cónyuge o pareja estable no excluido del usufructo de fidelidad conforme a la
Ley 254.
6        Los colaterales no comprendidos en los números 2) y 3) hasta el sexto grado,
sin distinción de vínculo doble o sencillo, ni de líneas, excluyendo los de grado más
próximo a los de más remoto, sin representación y siempre por partes iguales.

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7        En defecto de los parientes comprendidos en los números anteriores, sucederá
la Comunidad Foral de Navarra, que aplicará la herencia a instituciones de
beneficencia, instrucción, acción social o profesionales, por mitad entre instituciones de
la Comunidad y municipales de Navarra”.

También en el Derecho Civil de Cataluña vemos su propia particularidad. Así, en el art.


333 de la Ley 40/1991, de 30 de diciembre, Código de sucesiones por causa de
muerte en el Derecho Civil de Cataluña, se establece que “de fallecer el causante sin
hijos ni descendientes, le sucederá el cónyuge sobreviviente ”.
20.2.2.2. El cónyuge sobreviviente separado o divorciado
El art. 945 del CC establece que “no tendrá lugar el llamamiento a la sucesión si el
cónyuge estuviere separado judicialmente o de hecho ”.
El art. 834 del CC dispone que “el cónyuge que al morir su consorte no se hallase
separado de éste judicialmente o de hecho, si concurre a la herencia con hijos o
descendientes, tendrá derecho al usufructo del tercio destinado a mejora ”.
De otro lado, cuando se obtiene sentencia de divorcio o nulidad del matrimonio, al
romperse todo vínculo, se extingue el derecho a la herencia.

CUESTIONES

23.64. ¿Qué ocurre cuando la separación conyugal es causal?

Cuando la separación es causal, en el caso de ser atribuida la responsabilidad al


finado, el cónyuge sobreviviente tendrá derecho al usufructo de viudedad.

20.2.3. EL MINISTERIO FISCAL

El art. 783.4 de la LEC señala que “se convocará también al Ministerio Fiscal para que
represente a los interesados en la herencia que sean menores o incapacitados y no
tengan representación legítima y a los ausentes cuyo paradero se ignore ”.
El art. 783.4 de la LEC continúa diciendo que “la representación del Ministerio Fiscal
cesará una vez que los menores o incapacitados estén habilitados de representante
legal o defensor judicial y, respecto de los ausentes, cuando se presenten en el juicio o
puedan ser citados personalmente, aunque vuelvan a ausentarse ”.
El objetivo del Fiscal será supervisar la actividad particional y defender los intereses de
los representados.

20.2.3.1. La representación de los menores o incapacitados

Ha de ser convocado el Ministerio Fiscal para representar los intereses en la herencia


de los menores e incapacitados que carezcan de representación legal, es decir, que el
Fiscal será citado cuando no pueda llamarse a los padres, tutores o cura-dores o,
cuando los intereses con éstos sean contrapuestos al del menor o incapaz.
La cesación en la actividad de velar por los intereses de los representados tiene lugar
una vez al menor o incapaz le sea nombrado tutor o defensor judicial (art. 222 y 299
CC).

20.2.3.2. La representación de los ausentes

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La cesación de la representación del Fiscal tendrá lugar, como señala el artículo 783.4
de la LEC 1/2000, una vez los ausentes se presenten en el procedimiento o cuando
puedan ser citados personalmente, con la prevención de que no será el Fiscal quien
les represente cuando se vuelvan a “ausentar ”.
En principio, con la nueva legislación civil y los sistemas modernizados de la
Administración de Justicia, el Juez, al amparo de lo dispuesto en el art. 156 de la LEC,
debe proceder a la averiguación sobre el domicilio de los ausentes y, sólo en el caso
de resultar infructuosas las averiguaciones, el apartado 4 del citado precepto señala
que la comunicación se llevará a cabo mediante edictos. Continuando con esta
exposición, el art. 164 nos habla de las comunicaciones edictales expresándose que
tendrán lugar, únicamente, fijando la copia de la resolución o la cédula en el tablón de
anuncios del Juzgado y, sólo a instancia de parte, en periódicos oficiales o de difusión
nacional o provincial.
Así las cosas, el ausente no tendrá, generalmente, conocimiento de la existencia del
procedimiento judicial, con el agravio que esto le supondrá, por lo que el Juez deberá
proceder conforme disponen los artículos 156 y 164 de la LEC, si bien, en este
procedimiento judicial a la vista de la actividad de supervisión del Fiscal, se puede
decir que el ausente se halla bien representado.

CUESTIONES

23.65. El Ministerio Fiscal debe representar a los ausentes, pero ¿qué debe en-
tenderse por ausente?

No sólo se entenderá el declarado ausente de forma judicial sino aquellos que se


hallen en ignorado paradero.

20.2.4. LOS ACREEDORES

El art. 783.5 de la LEC distingue entre dos tipos de acreedores:


1        Los acreedores de uno o más de los coherederos serán convocados a la Junta
cuando estuvieren personados en el procedimiento.
2        Los que no estuvieren personados no serán citados, pero podrán participar en
ella si concurren en el día señalado aportando los títulos justificativos de sus créditos.

El legislador, tras la redacción del anterior precepto, parece indicar, aunque no siempre
sucederá, que la formación de inventario tendrá lugar, en todo caso, en el
procedimiento de división judicial de la herencia.
De esta manera, citados los acreedores para la formación de inventario en el caso de
no personarse en autos, no serán citados para la junta, aunque podrán concurrir a ésta
en el día señalado aportando los títulos justificativos de sus créditos.
Por otro lado, encontramos que los acreedores reconocidos como tales en el
testamento o por los coherederos y los que tengan su derecho documentado en un
título ejecutivo (art. 782.4 LEC), podrán oponerse a que se lleve a efecto la partición de
la herencia hasta que se les pague o afiance el importe de sus créditos, si bien, el
legislador no les faculta para poder participar en la junta a los fines de designación de
contador y peritos, así como participar en la aprobación de las operaciones

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particionales dado que la pretensión de estos es el cobro de sus créditos y no les
concierne el modo en que se lleve a cabo la partición.
Por último, señalar que podría el Juez requerir al solicitante de la partición de la
herencia a los fines de que designara los acreedores existentes en el caso de que
voluntariamente no lo hiciere para la salvaguarda de sus derechos.

CUESTIONES

23.66. Los acreedores ¿deben concurrir a la junta con abogado y procurador?

A propósito de los acreedores que comparezcan a la junta, que no estuvieren


personados, el Juez deberá examinar los requisitos de capacidad y legitimación
procesal. Respecto a la comparecencia a la junta mediante abogado y procurador, al
amparo de lo señalado en el art. 23.2.2º LEC podrán comparecer por sí mismos en los
juicios universales, cuando se limite la comparecencia a la presentación de títulos de
crédito o derechos, o para concurrir a juntas.

20.3. LA DESIGNACIÓN DEL CONTADOR Y DE LOS PERITOS

Como se ha dicho anteriormente, el objeto de la junta es el intento de acuerdo entre


los concurrentes en la designación de contador que proceda a la práctica de las
operaciones particionales y, en el caso de haber divergencias en cuanto a la valoración
de los bienes, la designación de perito o peritos para que se proceda al avalúo de los
bienes. Así, practicada la intervención del caudal hereditario y la formación de
inventario o, si no fuera necesario, a la vista de la solicitud de división judicial de la
herencia, se mandará convocar a la junta.
En la vieja Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881, (arts 1.068 y ss) el Juez era el que
presidía la Junta, por el contrario, con la nueva legislación expresamente se señala
que será presidida por el Secretario dándose mas intensidad, si cabe, al carácter no
jurisdiccional de este procedimiento, teniendo como función dar fe pública procesal y
resultando nimia la asistencia del Juez.
El art. 784 de la LEC establece que “los interesados deberán ponerse de acuerdo
sobre el nombramiento de un contador que practique las operaciones divisorias del
caudal” y “si de la Junta resultare falta de acuerdo para el nombramiento de contador,
se designará uno por sorteo, conforme a lo dispuesto en el artículo 341, de entre los
abogados ejercientes con especiales conocimientos en la materia y con despacho
profesional en el lugar del juicio”.
Sin perjuicio de proceder a la designación judicial de contador (art. 341) el Secretario
debería intentar el consenso entre los concurrentes a la junta con la pretensión de que
los interesados llegaren a un acuerdo en la designación.
En cuanto al contador a designar y el requisito de que sea abogado debe decirse que
este requisito no es preciso para el caso de designación por acuerdo entre los
interesados.
Respecto al modo de designación, en el caso de no alcanzarse acuerdo, en la práctica,
pueden darse dos circunstancias: a) que el propio Juzgado tenga en su poder un
listado de ejercientes remitido por el Colegio de Abogados y proceda al sorteo en la
propia comparecencia de la junta; y, b) que el Juzgado interese la designación de
contador al Colegio de Abogados, poniendo en conocimiento de los interesados,
posteriormente, la designación del contador.

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En cualquier caso, ha de subrayarse que tanto el legislador en la LEC 1881 como en la
actual LEC 1/2000, debía haber sido mas prevenido y señalar que se designara
contador suplente para el caso de incurrir el designado en causa de incompatibilidad o
que por otro motivo no aceptara el cargo.
Con la designación de contador se hace más simple el procedimiento dado que sólo
habrá un contador y no uno o más de parte y un dirimente, como ocurría en la LEC
1881, haciendo así realidad lo dicho en la exposición de motivos, en este libro recogido
con anterioridad, en relación a un procedimiento mucho más simple y menos costoso
que el anterior; y, respecto al perito, en la misma línea, el legislador simplifica y
establece “no podrá designarse más de un perito para cada clase de bie nes que hayan
de ser justipreciados”.
En cuanto al perito, y respecto a la designación, también se intentará el acuerdo entre
los concurrentes a la junta, y en el caso de no alcanzarse, el art. 784.3, en su 2º inciso,
remite al mismo procedimiento que para la designación de contador.
El apartado 4 del art. 784 dispone que será aplicable al contador designado por sorteo
lo dispuesto para la recusación de los peritos. En primer lugar, obviamente, no se dará
el caso de recusación en el supuesto de elección de mutuo acuerdo. Pero ha de
entenderse que tanto el perito o peritos como el contador designado podrán,
igualmente, abstenerse y, por ende, podrán renunciar al cargo.

CUESTIONES

23.67. ¿Se puede prescindir de la figura del contador partidor?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 22/02/1997 (Tol215715) apuntaba que


“aunque no se trata de una cuestión doctrinalmente pacífica, pues algún autor opina
en sentido contrario a lo que a continuación se expone, el más amplio sector de la
doctrina sostiene el criterio de que, salvo que el testador lo haya prohibido
expresamente en su testamento, los herederos mayores de edad, que se hallen en la
libre disposición y administración de sus bienes, cuando medie entre ellos un acuerdo
unánime (“nemine discrepante”), pueden prescindir de la intervención del contador-
partidor y efectuar, por sí solos, la partición del modo que tengan por conveniente,
cuyo criterio doctrinal lo comparte el Tribunal Supremo ”.

23.68. Para la designación del contador ¿qué cantidad de concurrentes serán


precisos? ¿Qué quórum será necesario?

Analizando lo preceptuado en cuanto a la designación de contador, y con carácter


previo, es preciso señalar que el legislador no establece una cantidad mínima de
concurrentes para la válida celebración de la junta y, por ende, para la válida
designación de contador y perito o peritos. Ha de entenderse que dado que el art. 784
no establece quórum mínimo será necesaria la unanimidad de los asistentes a la junta
para la designación de contador, es decir, que no habrá acuerdo cuando uno sólo de
los asistentes disienta de la mayoría restante.

23.69. El contador designado de común acuerdo ¿ha de ser necesariamente Le-


trado?

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Así, el art. 1.070 de la LEC de 1881 establecía que “los interesados deberán también
ponerse de acuerdo sobre el nombramiento de uno o más contadores que practiquen
las operaciones divisorias del caudal. Si no lo consiguieren, cada parte o grupo de
partes que tengan idéntico interés en la testamentaría, designará un contador, y se
intentará el acuerdo de todos para elegir un contador dirimente, que habrá de ser
Letrado”. Vemos que del mismo modo, que en la Ley anterior, únicamente, era preciso
que el contador dirimente fuere Letrado, no así aquellos designados de mutuo acuerdo
ni los de parte en el caso de disconformidad en el acuerdo, en la Ley actual sólo se
requiere que sea Letrado el que sea designado por sorteo. Por lo tanto, nos
decantamos por considerar que, en el caso de que el contador sea designado de
común acuerdo, por todos los concurrentes, no sea preceptivamente, necesario, que
sea Letrado.

23.70. Sobre el abogado que puede ser designado como contador ¿qué ha de
entenderse por “especiales conocimientos en la materia ”?

El art. 784.3 de la LEC señala que el abogado que se designe por sorteo posea
especiales conocimientos en la materia. Sobre los “especiales conocimientos en la
materia” parte de la doctrina entiende que cualquier letrado ha de estar capacitado
para la práctica de operaciones divisorias a lo que habría que añadir que, en otro caso,
tendrá la potestad de renunciar a la designación.

23.71. Sobre el abogado que puede ser designado como contador ¿qué ha de
entenderse por la obligación legal de tener “despacho profesional en el lugar del
juicio”?

El art. 784.3 de la LEC señala que el abogado que se designe por sorteo tenga
“despacho profesional en el lugar del juicio ”. Primeramente decir que “el lugar del
juicio” se entiende por la población donde se sigue el juicio y, al respecto, puede existir
cierta crítica por cuanto se observa una discriminación hacia aquellos letrados,
colegiados en esa localidad, que tendrían el mismo derecho y que su despacho se
halla en distinta población. Un sector doctrinal entiende que el Juez podría incluir en el
sorteo otros letrados que residan fuera de la localidad del juicio.

23.72. ¿Puede el Tribunal nombrar a una persona con cargo al caudal hereditario
para que efectúe y garantice el inventario y el depósito de los bienes
hereditarios?

La sentencia de la Audiencia Provincial de Las Palmas de fecha 20/02/2006


(Tol888254) afirma que “sí, siempre y cuando haya sido solicitada por la parte
interesada en el momento procesal oportuno que es lógicamente el escrito inicial de
solicitud de división de herencia o, en otro caso, antes de dar comienzo a la formación
judicial de inventario”.

23.73. Con relación a la figura del contador, ¿se le puede atribuir la condición de
mandatario?

En primer lugar recordemos que por el contrato de mandato se obliga una persona a

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prestar algún servicio o hacer alguna cosa, por cuenta o encargo de otra (art. 1.709
CC); el mandato puede ser expreso o tácito (art. 1.710 CC); el mandato es general o
especial. El primero comprende todos los negocios del mandato. El segundo, uno o
más negocios determinados (art. 1.712 CC); el mandatario queda obligado por la
aceptación a cumplir el mandato, y responde de los daños y perjuicios que, de no
ejecutarlo, se ocasionen al mandante (art. 1.718 CC). A pesar de que generalmente al
contador le ha sido atribuida la condición de mandatario, el Tribunal Supremo se ha
manifestado al respecto reconociendo que tiene un cierto aspecto de mandato, pero
que no ha de confundirse con aquella figura contractual que se desenvuelve dentro del
campo del derecho privado. En este caso, dentro del proceso cuya finalidad es la
división del caudal hereditario, el contador procederá con autonomía e independencia
del criterio particular de las partes, no sujetos a otra norma que a las que tengan su
origen en la Ley.

21. LOS ACTOS PREPARATORIOS A LA PRÁCTICA DE LAS OPERACIONES


DIVISORIAS

El art. 785 de la LEC establece en su primer apartado que: “elegidos el contador y los
peritos, en su caso, previa aceptación, se entregarán los autos al primero y se pondrán
a disposición de éste y de los peritos cuantos objetos, documentos y papeles necesiten
para practicar el inventario, cuando éste no hubiere sido hecho, y el avalúo, la
liquidación y la división del caudal hereditario ”.
La aceptación tendrá lugar únicamente a presencia del Secretario Judicial haciéndole
saber las obligaciones inherentes al cargo.
En cuanto al plazo para aceptar el cargo de contador o perito, la ley no lo señala, por lo
que hablaremos de un plazo prudencial que podría señalarse en la propia acta de la
junta o, en otro caso, mediante el dictado de oportuna resolución.

CUESTIONES

23.74. La aceptación del cargo de contador y perito ¿es obligatoria?

Señalar que tanto el cargo de contador como el de perito es de carácter voluntario, así,
puede no aceptarse el cargo, ya no absteniéndose, por incurrir en causa de
incompatibilidad, sino por no convenir el desempeño del cargo al contador o perito.

23.75. ¿De qué modo será retribuido el contador?

El Tribunal Supremo, en persistentes sentencias, ha establecido que los honorarios del


contador constituyen una carga común de la herencia. Así, entendidos estos
honorarios como gastos de la partición, el art. 1.064 del Código Civil dispone que “los
gastos de partición, hechos en interés común de todos los coherederos, se deducirán
de la herencia”.
Por lo tanto, los honorarios del contador serán retrotraídos del caudal hereditario, bien
previamente a la división y adjudicación, en el momento de elaborarse las operaciones
divisorias, pudiendo ser exigidos en el momento de la entrega de bienes o, en otro
caso, posteriormente a las operaciones, el contador podrá exigirlos,
proporcionalmente, de los interesados.

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21.1. LA ENTREGA DE LA DOCUMENTACIÓN AL CONTADOR

El Secretario, aceptado el cargo, deberá hacer entrega al contador de certificación que


le sirva de credencial para poder exhibirla cuando sea necesario para ejercitar su
cargo. Todo ello habida cuenta de que en el caso de haber tenido lugar anteriormente
la intervención judicial, los bienes muebles se hallarán depositados en determinado
lugar, debiendo corresponder el depositario de los mismos a las peticiones del
contador, acreditando éste su designación y nombramiento mediante aquella
certificación; situación que se resolverá del mismo modo en el supuesto de existir un
administrador patrimonial.
Los autos le serán entregados al contador, previo ejercicio de foliado y sellado, en la
oficina judicial, debiendo el contador firmar la entrega en el libro de conocimientos del
Juzgado. De otro modo, a pesar de que la Ley establece la entrega de los autos, éstos
podrían ser dados al contador mediante testimonio íntegro de todas las actuaciones.
Otro aspecto interesante será la necesidad de disponer el contador de títulos de
propiedad de aquellos bienes inmuebles que hubieren en la masa activa; así, en el
caso de no constar en autos, el contador tiene facultad de solicitar al Juzgado que
expida mandamiento al Registro de la Propiedad para obtener la certificación registral
interesada, a los fines de examinar la existencia de cargas y demás gravámenes.

21.2. LAS OBLIGACIONES DEL CONTADOR

El art. 1.075 LEC de 1881 determinaba que “la aceptación de los contadores dará
derecho a cada uno de los interesados para obligarles a que cumplan su encargo.
Deberán verificarlo en el término que racionalmente se estime necesario, teniendo en
consideración la importancia y dificultad de las operaciones ”.
El art. 1.076 LEC de 1881 señalaba que “también a instancia de parte podrá el Juez
fijarles un plazo para que presenten las operaciones divisorias, y si no lo verificaren,
serán responsables de los daños y perjuicios”.
En relación al plazo de presentación de las operaciones divisorias, con la anterior
legislación se le fijaba al contador un plazo prudencial y, en caso de incumplimiento, de
oficio o a instancia de parte, se le requería para su pronta presentación, con el
apercibimiento de responsabilidad de los daños y perjuicios que dicha desobediencia
pudiera suponer.
El actual art. 785.2 de la LEC 1/200 dispone que “la aceptación del contador dará
derecho a cada uno de los interesados para obligarle a que cumpla su encargo ”.
El actual art. 785.3 de la LEC 1/200 establece que “a instancia de parte, podrá el
tribunal mediante providencia fijar al contador un plazo para que presente las
operaciones divisorias, y si no lo verificare, será responsable de los daños y perjui-
cios”.
Con la nueva regulación el plazo máximo de presentación de las operaciones
divisorias será de dos meses (art. 786.2 LEC) y, en el caso de que fueren sencillas,
simples o fáciles, cualquier interesado personado podría interesar del Juez un plazo
más breve.
Respecto a la responsabilidad de los daños y perjuicios, los interesados deberán
acudir a la vía del juicio declarativo, bien juicio ordinario o juicio verbal, dependiendo
de la cuantía de los daños y perjuicios que fueren reclamados; si bien, el Juez podrá,
previamente, requerir el urgente cumplimiento y sin dilación de las operaciones
divisorias encomendadas al contador.

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Ha de decirse que la prevención de la responsabilidad de los daños y perjuicios ha
sido dispuesta por el legislador en evitación de demoras impropias o injustificadas.

CUESTIONES

23.76. ¿Se puede interponer una acción de responsabilidad civil frente al conta-
dor partidor?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 30/03/2004 (Tol365400) señaló que


“actuando el contador partidor, en definitiva, como si fuera hecha la par tición por el
propio testador, y que por ello debe ser la misma respetada (sentencia de 25 de abril
de 1963), al existir intereses contradictorios, que pueden afectar a la propia
interpretación del testamento (sentencia de 31 de marzo de 1970), se convierte el
mismo, sin perjuicio de la posibilidad de la impugnación de sus operaciones, en Juez
extraprocesal que dirime la controversia, por lo que se dan los mismos motivos que
concurren cuando a dichos funcionarios se les exige responsabilidad civil por dolo o
culpa, es decir, la exigencia de que deba esperarse a que la resolución que el mismo
dictare sea firme (es decir, que se hayan agotado los recursos que quedan contra ella):
art. 413.1 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, dando así posibilidad para que, por
los medios ordinarios, pueda darse satisfacción jurídica al que se sienta perjudicado ”.

23.77. ¿Es necesario demandar al contador partidor en caso de nulidad del cua-
derno particional?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 28/05/2004 (Tol442964) estableció que en


la interpretación del artículo 1.057 del Código Civil, el Alto Tribunal tiene declarado que
“es obvio que las funciones propias del contador-partidor se agotan con la práctica de
las operaciones particionales y su correspondiente protocolización, en cuyo momento y
de cara al futuro, se extingue el “interés le gítimo” que le vinculaba a la partición,
siendo reemplazado por el asumido por los herederos, en su calidad de sucesores en
los derechos y obligaciones del causante, artículo 661 del Código Civil, y de aquí, que
el contador, con independencia de las declaraciones de voluntad exteriorizadas en
escritura notarial de protocolización, no tendría que ser llamado al procedimiento
impugnatorio de la partición por él efectuada. La doctrina mantenida por la Sala es
coincidente con lo recién expresado, mereciendo destacarse la sentencia de 20 de
octubre de 1952, según la cual “al contador-partidor ”, una vez terminada su misión de
dividir la herencia y protocolizado el cuaderno particional, no se le puede asignar el
concepto de interesado “stricto sensu” en la partición, que afecta exclusivamente a los
herederos, ni por lo tanto y en términos generales, es preciso dirigir contra él la
demanda de nulidad de la partición que ha realizado “sentencias del Tri bunal Supremo
por analogía de 4 de julio de 1892, 6 de diciembre de 1895 y 24 de abril de 1907, salvo
supuestos excepcionales como los contemplados en sentencias de 5 de noviembre de
1918 y 18 de abril de 1928, en el que al contador se le pedía indemnización de daños y
perjuicios por su actuación maliciosa, o aquellos otros en que por ser a la vez albacea-
administrador de la herencia, le correspondía representarla en juicio ” (STS de 15 de
julio de 1988)”.

21.3. LOS DERECHOS DEL CONTADOR Y DEL PERITO

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El art. 1.064 del Código Civil señala que “los gastos de partición, hechos en in terés
común de todos los coherederos, se deducirán de la herencia; los hechos en interés
particular de uno de ellos, serán a cargo del mismo ”.
El cargo de contador y perito no es gratuito. Así, el cargo de contador y de perito da
derecho a su correspondiente retribución, a pesar de que la Ley de Enjuiciamiento Civil
no se pronuncia al respecto.
En la misma línea entendemos la posibilidad de que el contador y el perito soliciten de
los interesados una provisión de fondos, aplicándose lo dispuesto en el art.
342.3 de la LEC.

CUESTIONES

23.78. ¿Se puede limitar la actuación del contador dirimente?

La sentencia de la Audiencia Provincial de Lugo de fecha 17/07/2003 (Tol315006) nos


da la respuesta del siguiente modo: La Sala afirma que no se debe limitar la actuación
del dirimente hasta el punto de constreñirle las posibilidades de dividir las fincas,
cuando esto sea inevitable, en las porciones que resulten mas adecuadas para el buen
fin de la partición, “esto es lo que ocurre al respec to de la finca …” en la que el
dirimente optó por la división en tres partes que resulta más equilibrada a su entender
y que, desde luego, no genera perjuicio para ninguno de los interesados.

23.79. ¿Qué reglas imperan en el pago de honorarios del contador partidor como
consecuencia de la realización de un cuaderno particional?

Considera el Tribunal Supremo, en su sentencia de fecha 14/05/2002 (Tol161918) que


el art. 1.064 del Código Civil, dentro de la práctica de la partición hereditaria, regula el
sistema para el pago de los gastos de tal partición, determinando que los realizados en
interés común de todos los coherederos se cargarán a la masa hereditaria, y los
hechos para el interés particular de cada uno de los herederos, serán del cargo de los
mismos.

22. LA PRÁCTICA DE LAS OPERACIONES DIVISORIAS

22.1. EL PLAZO DE PRESENTACIÓN

El art. 786.2 de la LEC señala que “las operaciones divisorias deberán presentarse en
el plazo máximo de dos meses desde que fueron iniciadas ”.
Cuando fue analizado el art. 785 de la LEC vimos que en su apartado 3 se establecía
que “a instancia de parte, podrá el tribunal mediante providencia fijar al contador un
plazo para que presente las operaciones divisorias ”.
Igualmente, destacábamos que el art. 1.075 de la LEC de 1881 fijaba al contador,
únicamente, un plazo prudencial.
Por lo tanto, es claro que el plazo de dos meses podrá ser inferior, a petición de parte;
y, debemos decir que el plazo ha sido establecido en la nueva legislación para
prescindir de aquella indefinición del art. 1.075 de la LEC de 1881.

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CUESTIONES

23.80. ¿Se podría ampliar el plazo de práctica de las operaciones divisorias?

De una parte, hay un sector doctrinal que defiende la postura de la posibilidad de


ampliación del plazo para la presentación de las operaciones divisorias a petición de
un interesado en la partición o, a mayor entendimiento, mediante solicitud del contador,
siempre a criterio del Juez; si bien, de otra, existe cierta parte de la doctrina que se
opone enérgicamente a la prórroga, argumentando que en la vieja legislación no se
establecía plazo determinado y, en esta nueva sí, e incluso se señala un menor plazo,
por lo tanto, si hubiera querido indicar la posibilidad de prórroga, así se hubiera
establecido. Entendemos que si no hay oposición por ninguno de los interesados a la
prórroga del plazo de presentación, pedida por cualquier interesado personado o por el
contador, el Juez no debería denegar la ampliación del mismo. En cuanto a la
oposición a la prórroga, se aclara, que para ello, la Autoridad Judicial habrá dado
traslado a las partes.

22.2. LOS POSIBLES MODOS DE PRACTICAR LAS OPERACIONES DIVISORIAS

El art. 1.046 de la LEC de 1881 señalaba que “si el testador hubiere establecido reglas
distintas de las ordenadas en esta Ley para el inventario, avalúo, liquidación y división
de sus bienes, los herederos voluntarios y los legatarios deberán respetarlas y
sujetarse a ellas”.
El art. 786.1 de la LEC 1/2000 dispone que “el contador realizará las operaciones
divisorias con arreglo a lo dispuesto en la ley aplicable a la sucesión del causante; pero
si el testador hubiere establecido reglas distintas para el inventario, avalúo, liquidación
y división de sus bienes, se atendrá a lo que resulte de ellas, siempre que no
perjudiquen las legítimas de los herederos forzosos ”.
1        Modo preferente. El contador realizará las operaciones divisorias ateniéndose a
lo que resulte de las reglas establecidas por el propio testador y, por tanto,
sometiéndose a la exclusiva voluntad del testador siempre que no perjudiquen las
legítimas de los herederos forzosos.
2        Modo secundario. El contador realizará las operaciones divisorias con arreglo a
lo dispuesto en la ley aplicable a la sucesión del causante.
A colación, con lo dicho y recordando que el art. 14.1 del CC señala que “la suje ción al
derecho civil común o al especial o foral se determina por la vecindad civil ” y el art.
16.1 del CC que cuando se dieran conflictos de leyes por la coexistencia de distintas
legislaciones civiles en el territorio nacional “será ley personal la determi nada por la
vecindad civil”, el art. 9.8 del citado código establece que “la sucesión por causa de
muerte se regirá por la ley nacional del causante en el momento de su fallecimiento,
cualesquiera que sean la naturaleza de los bienes y el país dónde se encuentren. Sin
embargo, las disposiciones hechas en testamento y los pactos sucesorios ordenados
conforme a la ley nacional del testador o del disponente en el momento de su
otorgamiento conservarán su validez, aunque sea otra ley que rija la sucesión, si bien
las legítimas se ajustarán, en su caso, a esta última. Los derechos que por ministerio
de la ley se atribuyan al cónyuge supérstite se regirán por la misma ley que regule los
efectos del matrimonio, a salvo siempre las legítimas de los descendientes ”.

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CUESTIONES

23.81. ¿Requiere la partición hecha por contador-partidor el consentimiento de


los interesados?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 25/11/2004 (Tol538268) tiene declarado


que las operaciones particionales realizadas por el contador partidor equivalen a las
practicadas por los propios testadores, sin precisar el consentimiento de los
interesados al no tener carácter contractual, a diferencia de la hecha por los
coherederos (entre otras, SSTS de 17 de junio de 1963 y 16 de marzo de 2001).

22.3. EL DERECHO DE LOS HEREDEROS FORZOSOS

El contador, para realizar las operaciones divisorias, se atendrá a lo que resulte de las
reglas establecidas por el testador “siempre que no perjudiquen las legítimas de los
herederos forzosos” (art. 786.1 LEC 1/2000).
El propio art. 1.075 del CC, también aboga por la legítima de los herederos forzosos y
vemos límite a las normas del testador ya que establece que “la partición hecha por el
difunto no puede ser impugnada por causa de lesión, sino en el caso de que
perjudique la legítima de los herederos forzosos o de que aparezca, o racionalmente
se presuma, que fue otra la voluntad del testador ”.

22.4. LA EVITACIÓN DE LA INDIVISIÓN Y LA EXCESIVA DIVISIÓN

Con carácter general el art. 1.061 del CC señala que “en la partición de la heren cia se
ha de guardar la posible igualdad, haciendo lotes o adjudicando a cada uno de los
coherederos cosas de la misma naturaleza, calidad o especie ”.
Por lo tanto, el contador debe velar por la proporcionalidad entre la cuota hereditaria de
cada heredero y los bienes objeto de adjudicación.
La situación de proindivisión del caudal puede ser objeto de limitación para el ejercicio
de relaciones jurídicas plenas de los interesados.
Así, lo conveniente es proceder a la división de la comunidad de bienes dado que el
procedimiento de división judicial de la herencia tiene como objeto aquella división, es
decir, la división del activo.
No obstante, las operaciones divisorias pueden concluir en la proindivisión atri-
buyéndose cuotas determinadas a los distintos herederos, en los casos de imposible o
difícil división, de un mismo bien.
El art. 786.1 de la LEC señala que el contador realizará las operaciones divisorias y
“procurará, en todo caso, evitar la indivisión ”.
Hace lo propio el Código Civil en el art. 1.062 al establecer que “cuando una cosa sea
indivisible o desmerezca mucho por su división, podrá adjudicarse a uno, a calidad de
abonar a los otros el exceso en dinero”.
Observamos la obligatoriedad del pago, con aquello que resulte del caudal hereditario,
de tal que el adjudicatario del bien indivisible deberá abonar la parte correspondiente al
resto de los coherederos.
El art. 1.062 del CC concluye disponiendo que “pero bastará que uno solo de los
herederos pida su venta en pública subasta, y con admisión de licitadores extraños,
para que así se haga”.

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A todo lo anterior hay que añadir la obligación del contador a la hora de la práctica de
las operaciones divisorias establecida en el mismo art. 786.1 de la LEC donde se le
exige que procurará, en todo caso, “evitar la excesiva división de las fincas ”,
circunstancia ésta que puede ocasionar, al igual que con la proindivisión, con? icto
posterior entre los herederos.

22.5. LOS ACTOS PREPARTICIONALES

Hay dos actos previos que debe verificar el contador:


1        La determinación de la masa activa y pasiva. Esto es, fijar los bienes concretos
de la herencia a partir de los cuales se procederá a su avalúo, liquidación, división y
posterior adjudicación; así, tendrá que llevar a cabo, en su caso, la oportuna
liquidación de la sociedad de gananciales. Tal acto, establecido por la jurisprudencia, le
corresponde al contador con el cónyuge sobreviviente y, en el caso de surgir
controversia entre ambos deberá acudirse al procedimiento para la liquidación del
régimen económico matrimonial que establece la Ley procesal civil.
2        La llamada interpretación del testamento. Esto es, como ha quedado dicho, el
contador realizará las operaciones divisorias ateniéndose a lo que resulte de las reglas
establecidas por el propio testador y, por tanto, sometiéndose a la exclusiva voluntad
del testador; sobre todo esto el Tribunal Supremo, de una parte y la Dirección General
de los Registros y del Notariado, de otra, determinaron que corresponde al contador
interpretar la voluntad del causante y, en caso de darse distintas interpretaciones, no
perjudicar las legítimas de los herederos forzosos.

22.6. LAS OPERACIONES DIVISORIAS

El art. 786.2 de la LEC establece que “las operaciones divisorias deberán presen tarse
en el plazo máximo de dos meses desde que fueron iniciadas, y se contendrán en un
escrito firmado por el contador, en el que se expresará:
1º La relación de los bienes que formen el caudal partible.
2º El avalúo de los comprendidos en esa relación.
3º La liquidación del caudal, su división y adjudicación a cada uno de los partícipes”.
Las operaciones divisorias que debe presentar el contador se contendrán en un escrito
firmado por éste.
El escrito al que se refiere el legislador en el art. 786.2 de la LEC se trata de aquél
documento llamado en la práctica “cuaderno particional ”, aunque algún autor gusta en
llamar “propuesta de cuaderno particional ” por cuanto las operaciones divisorias
requieren previa aprobación tras el preceptivo traslado a las partes, como se verá en el
estudio del art. 787 de la LEC.

22.6.1. LA RELACIÓN DE LOS BIENES QUE FORMAN EL CAUDAL PARTIBLE

El Tribunal Supremo se ha manifestado en el sentido de establecer que las opera-


ciones particionales descansan sobre la base de la relación de los bienes que forman
el caudal partible.

CUESTIONES

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23.82. ¿Qué se debe entender por “bienes que forman el caudal partible ”?

Para ello es conveniente acudir al art. 1.066 de la LEC 1881 que cuando se refería a la
formación de inventario del caudal señalaba que debía contener la descripción de los
bienes de la herencia por el orden siguiente: 1º Metálico. 2º Efectos públicos. 3º
Alhajas. 4º Semovientes. 5º Frutos. 6º Muebles. 7º Inmuebles. 8º Derechos y acciones.
Observamos que, además de bienes, incluye derechos, pero no debe olvidarse que
han de ser incluidas las obligaciones del causante ya que éstas lo que harán será
mermar el total del caudal. La relación a presentar por el contador debe contener los
bienes perfectamente descritos con identificación íntegra. El contador dispondrá del
inventario judicialmente formado o, en otro caso, deberá basarse en los datos que
consten en los autos y en los informes que le sean aportados por las partes; en el
supuesto de contar con el inventario judicial, a pesar de cierta polémica doctrinal, es
claro que el contador posee legitimación bastante para incluir o excluir bienes de aquel
inventario, con justificación de su proceder.

23.83. ¿Se puede llevar a efecto la partición mediante la transformación de la


comunidad hereditaria en un condominio ordinario?

El Tribunal Supremo en sentencia de 20/10/1992 (Tol198443) dispuso que para dicha


indagación exegética ha de partirse, por un lado, de la incuestionable premisa de que
los herederos mayores de edad, que tengan la libre administración y disposición de
sus bienes, puedan, por acuerdo unánime de todos ellos ( “nemine discrepante ”), partir
la herencia del modo que tengan por conveniente, prescindiendo de las disposiciones
del testamento y creando una situación jurídica de plena y absoluta eficacia, en defecto
de personas que puedan válidamente atacarla (sentencias del Tribunal Supremo de 21
de enero de 1907, de 7 de noviembre de 1935, de 7 de enero de 1949, de 28 de enero
de 1964, de 25 de febrero de 1966) y ha de tenerse en cuenta, por otro lado, que la
partición puede llevarse a efecto mediante la transformación de la comunidad
hereditaria en un condominio ordinario, atribuyendo a los coherederos la copropiedad
de los concretos bienes de la herencia, con expresión de las cuotas proindiviso que en
los mismos correspondan a cada heredero, como tiene reconocido el Tribunal
Supremo cuando declara: “no pudiendo sostenerse seriamente que, por adjudi carse
bienes en régimen de copropiedad y por cuotas indivisas, la partición no se llevara a
efecto” (sentencia de 20 de febrero de 1984).

23.84. ¿Pueden unas participaciones societarias formar parte del caudal relicto?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 26/03/1994 (Tol209590) dispuso que “el
caudal hereditario se integra no sólo de derechos, sino también de obligaciones y los
herederos suceden las mismas al causante conforme dispone el artículo 661, salvo el
supuesto del precepto 1.010, ambos del Código Civil. Los derechos intransmisibles
resultan perfectamente determinados en cuanto tienen tal naturaleza los de carácter
público, los exclusivamente personales, los familiares y ciertos derechos patrimoniales
de duración limitada, legal o convencionalmente a la vida de la persona, como sucede
con el derecho real de usufructo. Efectivamente la situación de expulsión no puede
decretarse para los herederos del socio que incurrió en la misma, pues es éste el único
responsable de sus actos, pero sí las consecuencias y responsabilidades que de la
misma procedan, surgiendo de la situación que creó, contraria a los intereses comunes

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sociales, las derivadas acciones para obtener la reparación de los quebrantos
económicos que ocasionó con su proceder, y obtienen la censura de la expulsión,
conforme decretó la sentencia que se recurre, la que, con elogioso estudio del tema, lo
abordó en todas sus dimensiones jurídicas que determinaron el acierto decisorio del
fallo emitido. Las responsabilidades del socio-administrador no constituyen deuda
personalísima y no trasmisible a sus herederos, sino que sucede al contrario, como
también respecto a los derechos legítimos de su causante en la sociedad en que
proceda la sucesión.

22.6.2. EL AVALÚO DE LOS BIENES COMPRENDIDOS EN LA RELACIÓN DEL


CAUDAL PARTIBLE

Como preámbulo diremos que no encontramos en nuestra legislación el modo en que


debe determinarse la valoración de los bienes del caudal, siendo racional la utilización
del valor de mercado.
La valoración de los bienes puede haber tenido lugar por acuerdo entre los herederos,
bien por el propio contador o, en el caso de designación de peritos, por estos.
En cuanto al momento de la tasación de los bienes la jurisprudencia se ha decantado
en aquel en el que se realiza la división de los mismos.
Respecto al modo de valoración de los bienes observamos que el art. 1.074 del CC
señala que “podrán también ser rescindidas las particiones por causa de lesión en más
de la cuarta parte, atendiendo el valor de las cosas cuando fueron adjudicadas”.
También es de uso el contenido del art. 847 del CC que establece que “para fijar la
suma que haya de abonarse a los hijos o descendientes se atenderá al valor que
tuvieren los bienes al tiempo de liquidarles la porción correspondiente, teniendo en
cuenta los frutos o rentas hasta entonces producidas. Desde la liquidación, el crédito
metálico devengará el interés legal”.
Por último, es significativo el art. 1.086 del CC que dispone que “estando alguna de las
fincas de la herencia gravada con renta o carga real perpetua, no se procederá a su
extinción, aunque sea redimible, sino cuando la mayor parte de los coherederos lo
acordare. No acordándolo así, o siendo la carga irredimible, se rebajará su valor o
capital de la finca, y ésta pasará con la carga al que le toque en lote o por adjudi-
cación”.

CUESTIONES

23.85. ¿En qué momento procede determinar el valor de los bienes en las ope-
raciones divisorias?

El Tribunal Supremo, en sentencia de 29/09/1966 asevera que “aunque en los


supuestos de concurrencia de varios herederos en paridad de condiciones suele ser
intrascendente que la valoración de los bienes se haga con referencia al momento de
la muerte del acusante o al de la partición, cuando, como acontece en el caso
enjuiciado, mediaron donaciones a cuenta de la legítima, la valoración del caudal
relicto puede in?uir a favor de unos herederos en perjuicio de otros, que solo se evita
aplicando el criterio legal, o sea, con valoración de los bienes referida al que tuvieran al
momento de fallecer el testador”.

23.86. ¿Cuándo debe hacerse la valoración de los bienes sujetos a operación

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particional?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 14/12/2005 (Tol795337) señala que


“reiterada jurisprudencia de la Sala ha proclamado que la valoración de los bienes
sujetos a una operación particional debe referirse al momento de la liquidación, como
se infiere de diversos preceptos del Código Civil, entre los que se cuenta el artículo
1.074 CC. La infracción de este principio, que puede resultar inocua cuando redunda
en una minusvaloración general y compensada respecto de todos bienes de la he-
rencia sin repercusiones desfavorables para unos y otros herederos (SSTS de 21 de
abril de 1966 y 7 de enero de 1991), constituye, por el contrario, causa de nulidad de la
partición en aquellos supuestos en los cuales se advierte que dicho criterio valorativo
produce una alteración del principio de equitativa distribución de los bienes de la
herencia (pues, como dice la STS de 25 noviembre de 2004, la posición general
entiende que cuando no se respeta el criterio igualitario concurre una causa de nulidad
de la partición, debido a que supone la vulneración de lo preceptuado en la ley) ”.

23.87. ¿Es nula la partición hecha por el testador o por el contador-partidor si


hay error sustancial en la valoración de los bienes?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 25/11/2004 (Tol538268) establece “que


constituye jurisprudencia reiterada la de que la partición hecha por contador partidor
nombrado por el testador equivale a la realizada por éste, y siendo ello así le será de
aplicación el criterio de esta Sala, que ha calificado como casos de nulidad de la
partición el error sustancial cometido por el testador al proceder a la valoración de los
bienes, y como más significativa, la STS de 31 de mayo de 1980, según la cual el
Código Civil carece de un regulación específica sobre la nulidad de las particiones
fuera del precepto singular del artículo 1.081 del CC, por lo que habrá que entender
aplicables a la materia las normas sobre nulidad de los negocios jurídicos y
principalmente de los “ínter vivos” contractuales, recogiendo la citada sentencia
diversos supuestos de nulidad así calificados por la doctrina científica y por la
jurisprudencia y, entre otros, el citado error sustancial cometido por el testador al
proceder a la valoración de los bienes”.

22.6.3. LA LIQUIDACIÓN DEL CAUDAL PARTIBLE

En este momento, el contador debe considerar sobre el caudal del finado el derecho
correspondiente a cada heredero; así, una vez llevado a cabo el avalúo de los bienes
relacionados que forman el caudal partible, el contador procederá a la liquidación que
consistirá en realizar la operación aritmética necesaria para fijar el haber del causante
que es divisible entre los herederos, teniendo en cuenta la previa liquidación de la
sociedad de gananciales, en su caso, y las deudas del finado así como los gastos de
partición.
El art. 1.063 del CC que dispone que “los coherederos deben abonarse recíproca -
mente en la partición las rentas y frutos que cada uno haya percibido de los bienes
hereditarios, las impensas útiles y necesarias hechas en los mismos, y los daños
ocasionados por malicia o negligencia”; tarea ésta que tendrá lugar en la liquidación
del caudal.
Es de aplicación, en la liquidación del caudal, el art. 1.084 del CC en el que se señala
que los acreedores podrán exigir el pago de sus deudas debiendo responder de forma

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solidaria los herederos; de tal forma, para fijar el activo partible es necesario,
previamente, delimitar las deudas y hecho proceder al descuento.
En la elaboración de la liquidación hay que tener en cuenta los débitos del causante y
los gastos de partición.
En relación con los gastos de partición el art. 1.064 del CC establece literalmente que
“los gastos de partición, hechos en interés común de todos los coherederos, se
deducirán de la herencia; los hechos en interés particular de uno de ellos, serán a
cargo del mismo”.

CUESTIONES

23.88. ¿Pueden contemplar las operaciones divisorias de la partición el pago o


adjudicación en pago a los acreedores o a algún heredero para pago de deudas?

La Dirección General de los Registros y del Notariado, en su resolución de fecha


1/09/1973 afirma que “no se extralimita en su función el contador designado
judicialmente que de acuerdo con este artículo (1.077 ley procesal de 1881) además
de la relación de bienes y de su avalúo, al realizar la liquidación y como parte de ella,
procede a garantizar a los acreedores el pago de las deudas, formalizado a través de
una hijuela especial para su pago y que ha sido aprobada por los interesados,
expresamente por unos, y no oponiéndose al desentenderse de la cuestión, los otros ”.

22.6.4. LA DIVISIÓN DEL CAUDAL PARTIBLE

La división de la herencia tendrá lugar después de la liquidación del activo de las


deudas y gastos de la partición; así, tras determinar la cuota de cada heredero, el
contador ha de proceder a formar los lotes de los bienes privativos del causante, esto
es, a dividir el caudal partible.
El contador tiene la obligación de llevar a cabo la división del modo dispuesto en el art.
1.061 del CC que dice que “en la partición de la herencia se ha de guardar la posible
igualdad, haciendo lotes o adjudicando a cada uno de los coherederos cosas de la
misma naturaleza, calidad o especie”.
En este apartado de la división hereditaria hay que recordar el in fine del art. 786.1 de
la LEC que señala que el contador en el desempeño de sus funciones procurara evitar
la indivisión y la excesiva división de las fincas, así, el primer párrafo del art. 1.062 del
CC dispone que “cuando una cosa sea indivisible o desmerezca mucho por su
división, podrá adjudicarse a uno, a calidad de abonar a los otros el exceso en dinero ”.

CUESTIONES

23.89. El contador partidor, en la división del caudal, ¿debe guardar imperativa-


mente la igualdad en los lotes y adjudicación?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 15/03/1995 (Tol210066) se pronunció en


el siguiente sentido: “El art. 1.061 del CC establece que “en la partición de la herencia
se ha de guardar la posible igualdad, haciendo lotes o adjudicando a cada uno de los
coherederos cosas de la misma naturaleza, calidad o especie ”. El art. 1.062 del CC

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dispone que “cuando una cosa sea indivisible o desmerezca mucho por su división,
podrá adjudicarse a uno, a calidad de abonar a los otros el exceso en dinero ”. Existe
reiterada jurisprudencia que considera que respecto al principio de igualdad
cuantitativa al que alude el precepto, tomando en cuenta que habla de la “posible
igualdad” y las excepciones que contempla el precepto siguiente, el art. 1.061 del CC
tiene un carácter más bien facultativo que imperativo, lo cual se contempla en las
sentencias de 16 de junio de 1902, 30 de enero de 1951, 13 de junio de 1970, 8 de
febrero de 1974, 30 de noviembre de 1974 y 25 de junio de 1977, 13 de junio de 1980,
17 de junio de 1981 o 21 de junio de 1986, citando esta última alguna de las
anteriores, y el tenor literal del precepto al hablar de la “posible igualdad ”, antes
aludida; y la mas reciente de 7 de enero de 1991, que claramente establece que el art.
1.061 tiene más bien carácter facultativo y orientativo que de imperativa observancia ”.

23.90. ¿Cómo debe entenderse la igualdad de los lotes?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 2/11/2005 (Tol738283) declaró que “el
artículo 1.061 del Código Civil establece la igualdad, en el supuesto de que sea
posible, en la realización de los lotes, lo que ha sido interpretado por la doctrina
jurisprudencial en el sentido de que la partición ha de estar presidida por un criterio de
estricta equidad (SSTS de 30 de enero de 1951; 14 de diciembre de 1957 y 25 de
marzo de 1995) y de observancia de una equitativa ponderación (SSTS 25 de marzo
de 1995), respetando la posible igualdad, determinada por las circunstancias de cada
caso (SSTS 8 de febrero de 1974; 17 de junio de 1980; 21 de junio de 1986; 28 de
mayo de 1992; 15 de marzo de 1995 y 16 de febrero de 1998); que no se trata de una
igualdad matemática o absoluta (SSTS de 25 de junio de 1977; 17 de junio de 1980 y
14 de julio de 1990); teniendo la norma un carácter orientativo u orientador (SSTS de
30 de noviembre de 1974 y 7 de enero de 1991), de índole más facultativa que impe-
rativa (SSTS de 30 de noviembre de 1974; 25 de junio de 1977; 17 de junio de 1980;
21 de junio de 1986; 14 de julio de 1990; 28 de mayo de 1992 y 15 de marzo de 1995,
cuya última resolución alcanza dicha posición sin desconocer la importante corriente
doctrinal que propugna la imperatividad relativa, no absoluta, del precepto); y se ha
sentado que la infravaloración de los bienes no vulnera el artículo 1.061 cuando la
valoración por bajo de su valor se aplica con el mismo baremo a todos los bienes
(SSTS de 21 de abril de 1966 y 7 de enero de 1991), señalando la sentencia de 25
noviembre de 2004 que la posición general entiende que cuando no se respeta el
criterio igualitario concurre una causa de nulidad, debido a que supone la vulneración
de lo preceptuado en la ley”.

22.6.5. LA ADJUDICACIÓN DEL CAUDAL PARTIBLE

Hecha la división del caudal, el contador atribuirá a los coherederos los corres-
pondientes lotes.
Podemos entender por hijuela la adjudicación parcial, en las operaciones particionales,
del haber de la herencia después de practicar el inventario, avalúo y división del caudal
hereditario.
Definido el término hijuela, matizamos que el contador presentará la adjudicación por
medio de las hijuelas de forma que cada hijuela contendrá dos partes, la primera
referida a lo que ha de percibir cada partícipe de la herencia por todo los conceptos,
debiendo consignarse cada una de las partidas; y, en la segunda tendrá lugar la
designación de los bienes que han sido objeto de inventario de adjudicación con su

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correspondiente avalúo.
Por último, destacar el contenido del art. 1.321 del CC que dispone que “fallecido uno
de los cónyuges, las ropas, el mobiliario y enseres que constituyan el ajuar de la
vivienda habitual común de los esposos se entregarán al que sobreviva, sin compu-
társelo en su haber. No se entenderán comprendidos en el ajuar las alhajas, objetos
artísticos, históricos y otros de extraordinario valor ”.

CUESTIONES

23.91. ¿Puede el contador adjudicar bienes a los herederos para pago de deu-
das?

El Tribunal Supremo en su sentencia de fecha 15/03/1995 (Tol210066) entendió que


“tratando esta adjudicación como un acto particional. Ahora bien, en el caso de que
existieran adjudicaciones en pago que requieran consentimiento de todos los
herederos, previamente es preciso dicho consentimiento, no pudiendo adjudicar bienes
para pago de deudas sin dicho requisito. Al propio tiempo el contador tampoco podrá
proceder a la adjudicación de bienes a un heredero a cambio de asumir
responsabilidad de deudas determinadas”.

23. LA APROBACIÓN DE LAS OPERACIONES DIVISORIAS. LA OPOSICIÓN A LAS


OPERACIONES

23.1. LA APROBACIÓN DE LAS OPERACIONES DIVISORIAS SIN OPOSICIÓN

De las operaciones divisorias se dará traslado a las partes, emplazándolas por diez
días para que formulen oposición (art. 787.1 LEC); pasado dicho término sin hacerse
oposición o luego que los interesados hayan manifestado su conformidad, el tribunal
llamará los autos a la vista y dictará auto aprobando las operaciones divisorias,
mandando protocolizarlas (art. 787.2 LEC).
Vemos que en el caso de que transcurrido el plazo del emplazamiento de diez días
concedidos a las partes hubiere una conformidad expresa o táctica con las ope-
raciones divisorias recaerá auto aprobando las operaciones divisorias.
El auto que aprueba las operaciones divisorias tiene el carácter de auto definitivo, por
lo tanto, será apelable en el plazo de cinco días (art. 455.1 LEC); la apelación contra
este auto carecerá de efectos suspensivos (art. 456.2 LEC). De otro lado se trata de
una resolución meramente homologadora de las operaciones particionales practicadas
por el contador.
El título acreditativo de la partición de la herencia objeto de inscripción radicará en la
certificación comprensiva del auto aprobando las operaciones divisorias, con expresión
de su firmeza y copia notarial de las operaciones protocolizadas por notario hábil.

CUESTIONES

23.92. El auto de aprobación de las operaciones divisorias cuando hay conformi-


dad ¿tiene eficacia de cosa juzgada?

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El Tribunal Supremo se ha manifestado en su sentencia de fecha 27/10/2000
(Tol170884) en el sentido de señalar que “este auto no tiene la eficacia de la cosa
juzgada siempre que no existe oposición a las operaciones particionales practicadas
por los contadores, así, se aprueban las mismas y da por terminado el juicio universal
sucesorio pero sin concederles validez ya que las mismas pueden ser impugnadas por
nulidad o anulabilidad en juicio declarativo cuya sentencia producirá en ese ámbito los
efectos de la cosa juzgada. Diversa, por su causa, es la acción del art. 1.074 del
Código Civil con las consecuencias que previene el art. 1.077, independiente de
aquella otra”.

23.2. LA OPOSICIÓN A LAS OPERACIONES DIVISORIAS

23.2.1. INTRODUCCIÓN

Comenzaremos recordando lo dispuesto en la legislación derogada (LEC 1881) que en


su art. 1.088 establecía lo siguiente: “si no hubiere conformidad, se dará al asunto la
tramitación del juicio ordinario que por la cuantía corresponda ”.
Con la nueva legislación, el art. 787 establece que formulada oposición a las
operaciones divisorias tendrá lugar una comparecencia a la que serán citados el
contador y las partes a los fines de alcanzar un acuerdo respecto de las cuestiones
promovidas y, en otro caso, en el mismo acto, se procederá como se dispone para el
juicio declarativo verbal, esto es, el Juez oirá a las partes, quienes podrán proponer las
pruebas que estimen convenientes y tras su práctica y el resumen de éstas, por las
partes, se dictará sentencia.

23.2.2. LA LEGITIMACIÓN PARA LA OPOSICIÓN

CUESTIONES

23.93. ¿Quiénes están legitimados para formular oposición a las operaciones


divisorias?

Se debe aclarar que no sólo podrán oponerse a las operaciones divisorias aquellos
que se hallen personados en autos, sino también los que no lo estén. Así, el
emplazamiento y traslado de las operaciones divisorias debe tener lugar a las partes
interesadas en la partición sin excluir las partes no personadas. Esta circunstancia ya
ha sido resuelta por el Tribunal Supremo que reclama el emplazamiento a todos los
interesados con independencia de la situación procesal en la que se encuentren. Por lo
expuesto, son partes legitimadas para formular oposición:
1 Cualquier coheredero, siempre que conserven su legitimación, esto es, no cabrá la
oposición por el heredero cedente de su cuota de la herencia.
2 El cesionario del derecho del coheredero.
3 Los legatarios de parte alícuota.
4 El cónyuge sobreviviente. El interés del cónyuge puede emanar de sus derechos en
la sucesión y de la liquidación del régimen económico matrimonial.
5 El Ministerio Fiscal que represente a los interesados en la herencia que sean

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menores o incapacitados y no tengan representación legítima y a los ausentes cuyo
paradero se ignore, mientras el Ministerio Público no cese en su representación.
6 Los acreedores de uno o más de los coherederos cuando estuvieren personados en
el procedimiento para evitar que la partición se haga en fraude o perjuicio de sus
derechos. Por el contrario, los acreedores de la herencia (art. 782.3 LEC) no podrán
formular oposición alguna a las operaciones divisorias, sin perjuicio de las acciones
que les correspondan contra la herencia, la comunidad hereditaria o los coherederos,
que se ejercitarán en el juicio declarativo que corresponda, sin suspender ni entorpecer
las actuaciones de división de la herencia. Del mismo modo, los acreedores
reconocidos como tales en el testamento o por los coherederos y los que tengan su
derecho documentado en un título ejecutivo, podrán oponerse a que se lleve a efecto
la partición de la herencia hasta que se les pague o afiance el importe de sus créditos
(art. 782.4 LEC), si bien, no ostentan legitimación para plantear oposición a las
operaciones divisorias, así como tampoco la tienen para comparecer a la junta de
nombramiento de contador y peritos.

23.2.3. LOS REQUISITOS PARA FORMULAR OPOSICIÓN

El art. 787.1 de la LEC señala en su primer párrafo que “de las operaciones divi sorias
se dará traslado a las partes, emplazándolas por diez días para que formulen
oposición. Durante este plazo, podrán las partes examinar en la Secretaría los autos y
las operaciones divisorias y obtener, a su costa, las copias que soliciten ”.
El primero de los requisitos lo vemos en el párrafo segundo del art. 787.1 de la LEC
que obliga a que la oposición se formule por escrito y, además, expresando los puntos
de las operaciones divisorias a que se refiere y las razones en que se funda.

CUESTIONES

23.94. Para formular oposición a las operaciones divisorias ¿es preceptiva la in-
tervención de abogado y procurador?

Los que pretendan oponerse y no se hallen comparecidos en los autos deberán


plantear la oposición representados por procurador (art. 23 LEC) y defendidos por
letrado (art. 31 LEC).

23.95. ¿Qué debe contener el escrito de oposición a las operaciones divisorias?

El escrito de oposición ya no sólo deberá expresar los puntos de las operaciones


divisorias a que se refiere y las razones en que se funda sino que habrá de estar
motivado sin que en la comparecencia que se celebrará como consecuencia de la
oposición, puedan ampliarse los argumentos de disconformidad; e, igualmente,
deberán determinarse las operaciones que se impugnan, ya sean a propósito de la
relación de los bienes, como del avalúo como de la liquidación, división o adjudicación.

23.2.4. LOS MOTIVOS DE OPOSICIÓN

Debemos comenzar diciendo que no existen causas tasadas de oposición; no las

La Partición de la Herencia - 61
TOL1.399.658 ©www.tirantonline.com
encontramos en la norma sustantiva civil y tampoco en las normas procesales civiles,
tanto en la derogada como en la vigente; si bien ello no obstaculiza la oposición.
Seguidamente enumeramos posibles motivos de oposición tanto procesales como de
fondo.

23.2.4.1. Los motivos procesales

1        Falta de citación de algún interesado a la junta para la designación de contador y


peritos.
2        Defectos en la designación del contador y peritos.
3        Cualquier otro vicio o defecto observado en la junta de carácter notable y
distinguido.
4        Inexistencia del traslado de las operaciones divisorias.

De otra parte, no se considerarán causas de oposición aquellas como la falta de


jurisdicción o competencia, circunstancia que debiera formularse como declinatoria y
en el primer escrito o comparecencia ante el Juzgado; tampoco serán causas aquellas
que no sean relevantes como incumplimiento del plazo de presentación de las
operaciones divisorias por parte del contador que tendrá como pena la responsabilidad
de los daños y perjuicios.

23.2.4.2. Los motivos de fondo

Los motivos de fondo habrán de tratar de aspectos relacionados con las operaciones
divisorias, entre las que destacamos:
1        Inclusión o exclusión de bienes en el inventario.
2        Desigualdad en la formación de los lotes.
3        Irregularidades en el avalúo con valores improcedentes e injustificados.
4        Vicios o defectos en la liquidación, división o adjudicación.

CUESTIONES

23.96. ¿Qué ocurre cuando en un inventario se incluyan bienes que pertenecen a


otro dueño o no se incluyen los que, perteneciendo al común los posea un
coheredero o un tercero?

El Tribunal Supremo afirma en su sentencia de fecha 5/07/1994 (Tol204790) que “los


que se crean con derecho a reivindicar o pedir mera declaración de dominio, así lo
podrán efectuar, haciendo valer su derecho y entonces será el juicio declarativo el que
colateralmente y sin paralizar la testamentaría servirá para decidir la cuestión dando
lugar en su día o a la partición complementaria de bienes o a la rectificación
correspondiente a la exclusión de bienes”.

23.97. ¿Se puede suscitar un incidente de exclusión de bienes en un juicio de


testamentaría?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 5/07/1994 (Tol204790) se pronunció

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afirmativamente, así, “el incidente de exclusión de bienes está sometido a los artículos
741 y 745.2º de la LEC de 1881 y su objeto exclusivo será detraer determinados
bienes del inventario y por su carácter accidental y secundario no puede prejuzgar las
cuestiones que surjan en posterior juicio declarativo.
La sentencia incidental no produce efecto de cosa juzgada con relación al proceso
posterior ya que los artículos 1.066 y 1.068 de la LEC de 1881 sobre inventario no
impiden un juicio posterior según el art. 1.088 de dicha Ley ”.

23.98. La tramitación de la oposición a las operaciones particionales ¿Constituye


un juicio independiente? ¿Cuál es el objeto de la impugnación?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 8/07/1995 (Tol211273) da respuesta a


estas dos preguntas del siguiente modo: El juicio ordinario que por la cuantía
corresponda, a que se refiere el artículo 1.088 de la LEC (hoy de aplicación el art. 787
LEC 1/2000), surge únicamente cuando, habiéndose formalizado en tiempo hábil, por
algún interesado, oposición a las operaciones divisorias del contador dirimente, en la
Junta correspondiente, a la que serán convocados todos los interesados y el propio
contador dirimente (artículo 1.086 de la citada Ley), no hubiere conformidad de todos
los referidos interesados respecto a las cuestiones promovidas, en cuyo supuesto,
decimos, surge el referido juicio ordinario (artículo 1.088), el cual solamente puede
tener por objeto la impugnación de la partición efectuada por el contador dirimente,
respecto de las cuestiones que los interesados disidentes manifiesten sucesivamente
(“empezando los traslados por aquellos que primero hubieren solicitado la entrega de
las operaciones”, preceptúa el citado artículo 1.088), por lo que el demandante, aquí
recurrente, ignoró lo anteriormente dicho, al promover este proceso sin mencionar los
extremos en que disiente de la partición del contador dirimente y postular única y
exclusivamente que se apruebe la partición (liquidación de la sociedad de gananciales)
que hizo el contador-partidor que él designó, en cuya deficiencia le secundó el propio
Juzgado, al incoar dicho proceso con carácter totalmente autónomo e independiente
del procedimiento particional que se había venido tramitando. Si el juicio ordinario a
que se refiere el artículo 1.088 de la Ley de Enjuiciamiento Civil (hoy de aplicación el
art. 787 LEC 1/2000) solamente puede tener por objeto la impugnación de la partición
practicada por el contador dirimente (una vez que, en la Junta que el Juez convoque al
efecto, falte la conformidad de todos los interesados sobre las cuestiones promovidas -
artículos 1.086 a 1.088 de la citada Ley procesal-), resulta evidente que no cabe la
posibilidad de formular reconvención alguna en el mismo, toda vez que, por un lado,
los interesados que disientan de la referida partición habrán de limitarse a exponer los
motivos de su impugnación a la misma, “empezando los traslados por aquellos que
primero hubiesen solicitado la entrega de las operaciones, conforme al artículo 1.084 ”
(cuyo precepto imperativo, que establece expresamente el artículo 1.088, carecería
totalmente de sentido, si el juicio ordinario a que el mismo se refiere fuera un proceso
completamente autónomo y con libertad de objeto contencioso), cuyo requisito
impugnatorio no se cumplió.

23.99. ¿En qué puede consistir la impugnación a las operaciones particionales?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 25/05/1996 (Tol214541) señaló que


“cuando existe una partición efectuada por contador dirimente, el juicio a que se refiere
el art. 1.088 LEC (hoy de aplicación el art. 787 LEC 1/2000) sólo puede tener por
objeto su impugnación en lo que los interesados disientan, no es un juicio autónomo e

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interdependiente del procedimiento particional que venía tramitándose. La partición en
cuestión es la única que puede ser impugnada por los disidentes, y la única que ha de
prevalecer, bien con las rectificaciones de las irregularidades denunciadas que hayan
quedado probadas, bien en su forma originaria si no las hubo (sentencia de 8 de julio
de 1995)”.

23.100. ¿En qué situación las operaciones particionales pueden reputarse nulas?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 8/06/1999 (Tol1817) dispuso lo siguiente:


Las operaciones particionales pueden reputarse nulas al obrar acreditado la falta de
liquidación de la sociedad de gananciales por la que se regía el matrimonio del
causante, y por ende, la incorporación de los bienes de la misma a la partición
efectuada, cuando es obligada dicha liquidación como presupuesto previo a la práctica
de las operaciones particionales. El art. 1.392 del Código Civil se refiere a las
situaciones de la conclusión de pleno derecho de la sociedad de gananciales, y, de
otra, la cuestión atañente a la liquidación del régimen económico conyugal hace
mención a aquellos estados de comunidad de bienes o de gananciales en que, durante
la vigencia del matrimonio, se ha formado un caudal común, que corresponde distribuir
entre sus cotitulares una vez desaparecido el motivo legal de su existencia, lo que
afecta principalmente a los sistemas de sociedad de gananciales y de participación,
detallados en el Código Civil y a los similares regulados en los Derechos de las
comunidades autonómicas, si bien también en los casos en que el matrimonio se ha
regido por el sistema de separación de bienes, puede haber lugar, recaída sentencia
firme de nulidad, separación o divorcio, a liquidar determinadas consecuencias de
dicho régimen económico, como ocurre en el supuesto previsto en el art. 1.439 del CC
en que uno de los cónyuges ha de rendir cuentas de los frutos percibidos y producidos
por los bienes del otro esposo administrados por aquél. Cuando los cónyuges, o sus
herederos, no realicen voluntariamente la liquidación del régimen que disciplinaba sus
relaciones patrimoniales, o no se hayan sometido al arbitraje de un tercero, permitido
por el art. 2.1 a) de la Ley 36/1988, de 5 de diciembre, de Arbitraje, cualquiera de ellos
está facultado a acudir a la vía judicial con el objeto de obtener dicha liquidación, e
idéntica facultad cabe establecer respecto a los causahabientes de aquéllos. La
liquidación no supone sólo distribuir y adjudicar bienes, sino que debe dejar resuelto el
destino de las obligaciones pendientes de ejecución y, sobre todo, ha de determinar la
ganancia partible, habida cuenta que sólo a través de ella cabe establecer el haber
líquido sometido a partición, lo cual supone la formación de los inventarios, el avalúo y
la tasación de los bienes, la determinación del pasivo de la sociedad y el
establecimiento de las operaciones precisas para su pago, la fijación del remanente
líquido y su distribución, así como la adjudicación de bienes para su pago.

23.101. ¿Puede subsanarse una partición defectuosa con la partición


complementaria?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 30/03/1993 (Tol179275) tiene declarado


que no basta una partición complementaria para subsanar la omisión de preceptos
esenciales en la partición como el art. 1.422 (vigente al realizarse), que tiene su
continuidad de forma más inequívoca en el actual art. 1.398 en cuanto a la enajenación
de bienes privativos en interés de la sociedad de gananciales, ya que puede dar lugar
a que no haya masa ganancial partible, y necesariamente a una partición de la
herencia en sentido estricto muy diferente de la verificada.

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23.2.5. LA TRAMITACIÓN DE LA OPOSICIÓN. COMPARECENCIA

El art. 787.3 de la LEC establece que “cuando en tiempo hábil se hubiere for malizado
la oposición a las operaciones divisorias, el tribunal mandará convocar al contador y a
las partes a una comparecencia, que se celebrará dentro de los diez días siguientes ”.
Mientras la junta se celebrará ante el Secretario, en esta comparecencia es preceptiva
la presencia del Juez, el que deberá intentar que se alcance una conformidad de todos
los interesados respecto a las cuestiones promovidas.

CUESTIONES

23.102. ¿Quiénes serán citados a la comparecencia?

Cuando el legislador establece la convocatoria de “las partes ” ha de entenderse tanto


aquellos que estén personados como los que no lo estén; habiéndose decantado la
jurisprudencia, en relación al art. 1.086 de la LEC 1881, precursor del actual 787.3, en
tal sentido, argumentándose que “podría generarse, en otro caso, una situación
excepcionalmente litisconsorcial pasiva apreciable de oficio ”.

23.103. ¿Podrán introducirse nuevas causas de oposición a las ya formuladas?

Las cuestiones de oposición serán tratadas en la comparecencia exhortando, como ya


se ha dicho, el Juez a los interesados a llegar a conformidad entre ellos. Pero, en
ningún caso, se podrán admitir en la comparecencia nuevas causas o motivos de
oposición, circunstancia ésta en la que la jurisprudencia se ha manifestado en el
sentido de establecer que “no cabe impugnar aquello que se aceptó, yendo contra sus
propios actos”, por lo tanto, no es lícito admitir impug naciones a aquel que expresa o
tácitamente manifestó su conformidad.

23.2.5.1. Conformidad entre las partes

El art. 787.4 de la LEC establece que “si en la comparecencia se alcanzara la con -


formidad de todos los interesados respecto a las cuestiones promovidas, se ejecutará
lo acordado y el contador hará en las operaciones divisorias las reformas convenidas,
que serán aprobadas por el tribunal con arreglo a lo dispuesto en el apartado 2 de este
artículo”.
En caso de incomparecencia de la parte oponente, presentes o no las demás partes,
aplicándose los trámites del juicio verbal, se le tendrá por desistido. En el supuesto de
incomparecencia de todas las partes, salvo el impugnante, se entenderá consentida la
oposición y se dará por terminado el acto dictándose, por el Juez, auto aprobando las
operaciones divisorias reformadas por el oponente.
Así como cuando se daba conformidad expresa o tácita con las operaciones par-
ticionales decíamos que el Juez dictaba una resolución meramente homologadora de
las operaciones particionales practicadas por el contador, ahora, en el supuesto de
alcanzarse un acuerdo entre los asistentes a la comparecencia, el Juez dictará un auto
transaccional consistente en la aprobación de las operaciones particionales,

La Partición de la Herencia - 65
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reformadas por las partes de mutuo acuerdo.

23.2.5.2. Disconformidad entre las partes

El art. 787.5 de la LEC, en su 1º párrafo, señala que “si no hubiere conformidad, el


tribunal oirá a las partes y admitirá las pruebas que propongan y que no sean im-
pertinentes o inútiles, continuando la sustanciación del procedimiento con arreglo a lo
dispuesto para el juicio verbal”.
Cuando se produce la oposición a las operaciones divisorias se abre un incidente
contencioso que concluye, luego, por sentencia.
En primer término, en la comparecencia, el Juez habrá cumplido con el trámite de
exhortar a las partes a una conformidad y luego de no alcanzarse, bajo el principio de
contradicción, se acudirá a los trámites del juicio verbal.
Haciendo un inciso, es obligado mencionar que en este momento no se podrá
impugnar la falta de jurisdicción o de competencia del tribunal (art. 443.2 LEC).
El Juez concederá la palabra a las partes, por su orden, para que puedan proponer las
pruebas y, una vez admitidas las que no sean impertinentes o inútiles, se practicarán
seguidamente (art. 443.4 LEC).
Contra las resoluciones del tribunal sobre inadmisión de pruebas o sobre admisión de
las que se denunciaran como obtenidas con violación de derechos fundamentales, las
partes podrán formular protesta al efecto de hacer valer sus derechos en la segunda
instancia (art. 446 LEC).
Practicadas las pruebas si se hubieren propuesto y admitido, o expuestas, en otro
caso, las alegaciones de las partes, se dará por terminada la vista y el Tribunal dictará
sentencia dentro de los diez días siguientes (art. 447.1 LEC).
La sentencia será apelable en el plazo de cinco días (art. 455.1 LEC).
El art. 787.5 de la LEC, en su 2º párrafo, señala que “la sentencia que recaiga se
llevará a efecto con arreglo a lo dispuesto en el artículo siguiente, pero no tendrá
eficacia de cosa juzgada, pudiendo los interesados hacer valer los derechos que crean
corresponderles sobre los bienes adjudicados en el juicio ordinario que corresponda”.
La ausencia del efecto de cosa juzgada deviene de la particularidad del incidente de
oposición, limitado a la impugnación a los puntos de controversia que surjan de las
operaciones particionales.
Así, decretada mediante sentencia la partición del caudal relicto, por vía contenciosa,
servirá de título particional el testimonio literal de esta resolución, con expresión de su
firmeza por el Secretario.

CUESTIONES

23.104. La partición aprobada judicialmente ¿es susceptible de rescisión?


¿Produce efectos de cosa juzgada?

La sentencia del Tribunal Supremo de fecha 22/06/2001 (Tol32332) fijaba los


siguientes criterios: La objeción así planteada no puede ser acogida porque si ya en la
propia LEC de 1881 la excepción de cosa juzgada era calificada de perentoria,
previéndose incluso un trámite específico para sustanciarla cuando fuera la única que
se objetase a la demanda y así lo pidiera el demandado (art. 544), la derogación del
art. 1.252 CC por la nueva LEC, para pasar precisamente la regulación de la cosa
juzgada material a esta última en su art. 222, no viene sino a corroborar que, al

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margen de las opiniones doctrinales que puedan tenerse al respecto, la articulación
formal de la cuestión al amparo del ordinal 3º o del 4º del art. 1.692 LEC no puede
erigirse en obstáculo impeditivo de que la Sala decida si efectivamente concurría o no
la cosa juzgada en virtud de lo decidido con carácter firme en un proceso anterior,
máxime cuando puede ser apreciada incluso de oficio. Si la partición aprobada
judicialmente en juicio de testamentaría produce los efectos de cosa juzgada
impeditivos de un juicio declarativo posterior sobre nulidad o rescisión de dicha
partición, ha de estarse a la doctrina del Tribunal Supremo contenida en las sentencias
de 7 de febrero de 1969, 27 de mayo de 1988 y 27 de octubre de 2000 a cuyo tenor la
aprobación judicial de la partición hecha en juicio de testamentaría no tiene la
autoridad de cosa juzgada. La finalidad del juicio de testamentaría radica en la práctica
de la partición, cuya aprobación por los interesados no es esencial, dado que ante el
silencio de éstos, con la pérdida del trámite procesal de impugnación, tiene el juzgador
el imperioso deber de aprobarlas (Sentencia de 18 junio 1928), pero esta aprobación
judicial no varía la naturaleza del acto particional, y es sólo el medio de poner fin al
proceso de testamentaría cuando los interesados no impugnan dichas operaciones o
las consienten, por lo que tal aprobación judicial no puede impedir que los
coherederos, al amparo del art. 1.073 del CC, soliciten su rescisión, dado que el
precepto expresa «las particiones», sin distinguir de entre las varias clases de las
mismas, y ello es así porque, como declaran las sentencias de 30 enero 1951 y 16
noviembre 1955, la acción impugnativa a que se refieren los arts. 1.086 y 1.088 de la
LEC versa sobre partición en proyecto, cual lo califica el art. 1.083 de dicha Ley,
mientras que la acción prevista en el 1.074 del CC actúa sobre partición ya efectuada,
la que, como negocio jurídico, puede adolecer de vicios o imperfecciones que la
aprobación judicial no puede subsanar, y que son susceptibles de dar origen a su
impugnación e ineficacia, no sólo por las mismas causas por las que se rescinden las
obligaciones (art. 1.073), sino también como causa especial, por la lesión en más de la
cuarta parte que preceptúa el art. 1.074, rescisión por lesión aplicable a todas las
operaciones particionales, sin más excepciones que las señaladas en los arts. 1.075 -
cuando la partición la hace el mismo testador- y 1.078 del CC -cuando el adjudicatario
ha enajenado los bienes adjudicados-. La partición aprobada judicialmente no tiene el
carácter de cosa juzgada y es susceptible de ser impugnada por los en ella
perjudicados, ejercitando las acciones pertinentes, bien sean de nulidad, de rescisión o
de modificación o complemento, pues así como las operaciones particionales, una vez
concluidas por convenio unánime de todos los herederos, pueden ser impugnadas
posteriormente por diversas causas, según declara la sentencia de 29 marzo 1958, en
las aprobadas judicialmente cabe la misma impugnación, tanto los interesados
manifiesten su conformidad, pues ésta no puede purgar los vicios de consentimiento y
la lesión se reputa como tal, como si dejan transcurrir el término sin hacer oposición,
que son los dos supuestos a que se refiere el art. 1.081 de la Ley Procesal, dado que
este silencio y pérdida del trámite para impugnar la partición, no revela conformidad
con la misma ni impide el juicio declarativo correspondiente, según afirma la sentencia
de 3 diciembre 1928.

23.3. LA SUSPENSIÓN POR PREJUDICIALIDAD PENAL

El art. 787.6 de la LEC establece literalmente que “cuando, conforme a lo esta blecido
en el artículo 40 de esta Ley, se hubieran suspendido las actuaciones por estar
pendiente causa penal en que se investigue un delito de cohecho cometido en el
avalúo de los bienes de la herencia, la suspensión se alzará, sin esperar a que la
causa finalice por resolución firme, en cuanto los interesados, prescindiendo del avalúo

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impugnado, presentaren otro hecho de común acuerdo, en cuyo caso se dictará
sentencia con arreglo a lo que resulte de éste ”.
El art. 40.1 de la LEC dispone que “cuando en un proceso civil se ponga de manifiesto
un hecho que ofrezca apariencia de delito o falta perseguible de oficio, el tribunal civil,
mediante providencia, lo pondrá en conocimiento del Ministerio Fiscal, por si hubiere
lugar al ejercicio de la acción penal”; en este caso, podrán ser suspendidas las
actuaciones.
En la Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881 el supuesto de cohecho estaba recogido
como motivo de oposición, en cambio, con la nueva Ley será motivo de suspensión del
procedimiento.

CUESTIONES

23.105. ¿Cuándo puede producirse la suspensión del procedimiento de partición


judicial de la herencia?

El caso de suspensión del procedimiento puede venir dado como consecuencia de una
denuncia o querella formulada por cualquiera de los interesados en la partición
hereditaria por el presunto delito de cohecho cometido en el avalúo de los bienes de la
herencia.
Si bien, el legislador introduce la excepción a la suspensión del procedimiento civil
hasta la resolución final penal consistente en la presentación por la totalidad de los
interesados de otro avalúo, prescindiendo del impugnado. En este caso, el Juez a la
vista del nuevo avalúo alzará la suspensión del procedimiento dictando seguidamente
sentencia.

24. LA APROBACIÓN DEFINITIVA DE LAS OPERACIONES PARTICIONALES

24.1. LA EFICACIA DE LA APROBACIÓN DE LAS PARTICIONES

El art. 788.1 de la LEC establece que “aprobadas definitivamente las particiones, se


procederá a entregar a cada uno de los interesados lo que en ellas le haya sido
adjudicado y los títulos de propiedad, poniéndose previamente en éstos por el actuario
notas expresivas de la adjudicación”.
El apartado 2 del art. 788 de la LEC dispone que “luego que sean protocolizadas, se
dará a los partícipes que lo pidieren testimonio de su haber y adjudicación res-
pectivos”.
El art. 1.068 del Código Civil señala que “la partición legalmente hecha confiere a cada
heredero la propiedad exclusiva de los bienes que le hayan sido adjudicados“.
A la vista de los preceptos invocados, una vez son aprobadas definitivamente las
particiones podemos decir que se producen los siguientes efectos: el primero, la
extinción de la comunidad hereditaria; y, el segundo, la atribución a cada interesado de
la propiedad de la cuota correspondiente de los bienes del causante.
En relación al primer efecto mencionado, ha de señalarse que a pesar de producirse la
extinción de la comunidad hereditaria puede suceder que no se produzca la cesación
de la indivisión, dada la imposibilidad material de ello, por lo que tiene lugar la partición
de los bienes pero continúa siendo una comunidad indivisible. Así, en estos casos,
para mayor claridad del presente comentario, tendremos que acudir al caso común de

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producirse la venta de un bien inmueble y proceder, posteriormente, al reparto entre
los interesados del montante económico obtenido tras la enajenación.

CUESTIONES

23.106. Para justificar la adquisición de bienes de una herencia ¿es suficiente el


testamento? ¿Cuándo cesa la comunidad de bienes relictos?

El testamento o la declaración de herederos abintestato ¿son por sí solos títulos


suficientes para reivindicar bienes relictos? El Tribunal Supremo, en su sentencia de
fecha 5/11/1992 (Tol178487) determinó que el testamento por sí solo no es suficiente
para justificar la adquisición de bienes determinados de la herencia, mientras no se
haga la liquidación de la misma y, por consecuencia de ella la partición y adjudicación
a cada interesado de su parte correspondiente (sentencia de 7 de junio de 1958), toda
vez que el patrimonio del causante viene a constituir una especie de comunidad de
bienes mientras permanece indiviso, la cual cesa al efectuarse la partición, que
confiere a los herederos la propiedad exclusiva de los bienes que se les haya
adjudicado (sentencia de 14 de noviembre de 1958), y que, si bien ni el testamento ni
la declaración de herederos abintestato son por sí solos tales títulos suficientes para
reivindicar bienes concretos y determinados, porque tales títulos solo confieren un
derecho abstracto sobre el patrimonio relicto que permanece en indivisión, no es
menos cierto que, una vez practicada la partición, aquel derecho abstracto se
transforma en un derecho concreto sobre los bienes que a cada herederos se le haya
adjudicado, ostentando, a partir de dicha adjudicación, una titularidad ordinaria
(sentencia de 21 de julio de 1986).

23.107. ¿Le basta al coheredero adjudicatario, para acreditar su dominio, con


basarse en la partición?

El Tribunal Supremo, en sentencia de 3 de febrero de 1982, entre otras, dejó


establecido que la atribución del dominio de bienes relictos tiene lugar por medio de la
partición siempre que este derecho esté verdaderamente contenido en el caudal
relicto. Para acreditar el dominio no le basta al coheredero adjudicatario con basarse
en la partición, sino que es precisa la cumplida prueba de que pertenece al causante el
bien adjudicado cuya reivindicación postula.

24.2. LA PROTOCOLIZACIÓN DE LAS OPERACIONES PARTICIONALES

El auto aprobando las operaciones divisorias (art. 787.2 de la LEC) y la sentencia que
recaiga (art. 787.5), en el supuesto de no haber conformidad con las operaciones
divisorias, acordará, también, la protocolización de dichas operaciones.

CUESTIONES

23.108. ¿Cómo tendrá lugar la protocolización de las operaciones divisorias?

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La protocolización tendrá lugar ante Notario hábil, de la forma que establece el art. 128
del Reglamento Notarial, modificado por el Real Decreto 45/2007, de 19 de enero
(publicación en el BOE de 29/01/2007) que señala que “si fuesen varios los Notarios
que tengan su residencia donde radique el Juzgado, Tribunal o autoridad
administrativa, la elección corresponderá a los interesados si la designación fuese
unánime; de no haber conformidad en la elección, el Juzgado, Tribunal o autoridad
administrativa nombrará al Notario a quien corresponda, con arreglo a un turno
establecido entre los Notarios que residan en la capitalidad del Juzgado, Tribunal o
residencia de la autoridad administrativa. Las particiones que hayan sido aprobadas
judicialmente, así como las actuaciones o diligencias judiciales que no dieren lugar a la
extensión de escritura matriz, se protocolizarán por el Notario que, residiendo dentro
del partido judicial, fuere designado unánimemente por los interesados. A falta de
acuerdo entre éstos, el Juez o Tribunal designará el Notario a quien corresponda, con
arreglo a un turno establecido entre los Notarios del distrito notarial ”. La
protocolización de las operaciones particionales se llevará a cabo de la manera
dispuesta en los artículos 211 a 215 del Reglamento Notarial, preceptos que
comprenden la nueva Subsección 4ª, de la Sección 4ª del Capítulo II del título IV
(según redacción dada al Reglamento Notarial por el Real Decreto 45/2007, de 19 de
enero -publicación en el BOE de 29/01/2007-) mediante la corresponde Acta de
Protocolización.

24.3. LA ENTREGA DE LOS BIENES Y DE LOS TÍTULOS DE PROPIEDAD

En primer término ha de señalarse que la efectividad del auto o sentencia tendrá lugar
a la firmeza de la resolución, es decir, dado que no cabe la ejecución provisional, hasta
en tanto no alcance la firmeza, los bienes no podrán ser entregados a los interesados.
El art. 250.1.3º de la LEC señala que “se decidirán en juicio verbal, cualquiera que sea
su cuantía, las demandas que pretendan que el tribunal ponga en posesión de bienes
a quien los hubiere adquirido por herencia si no estuvieren siendo poseídos por nadie
a título de dueño o usufructuario”. Por lo tanto, cuando los bienes se ha llen en poder
de otra persona que no sea el adjudicatario, podrá plantearse el juicio verbal para
pretender la posesión de los bienes.
El art. 250.1.7º de la LEC establece que “se decidirán en juicio verbal, cualquiera que
sea su cuantía, las demandas que instadas por los titulares de derechos reales
inscritos en el Registro de la Propiedad, demanden la efectividad de esos derechos
frente a quienes se opongan a ellos o perturben su ejercicio, sin disponer de título
inscrito que legitime la oposición o la perturbación ”. De este modo, en el caso de que
los bienes estuvieran poseídos a título de dueño o usufructuario, después de inscrito
por el adjudicatario el derecho real, podrá plantearse el juicio verbal para la efectividad
de dicho derecho.
Por otra parte, el art. 796.1 de la LEC dispone “cesará la intervención judicial de la
herencia cuando se efectúe la declaración de herederos, a no ser que alguno de ellos
pida la división judicial de la herencia, en cuyo caso podrá subsistir la intervención, si
así se solicita, hasta que se haga entrega a cada heredero de los bienes que les hayan
sido adjudicados”. Por lo tanto, dado que procede la entrega a cada uno de los
interesados de lo adjudicado, nos hallamos ante el momento en el que, en el caso de
haber sido acordada la intervención judicial de los bienes de la herencia, como
consecuencia de la entrega de los bienes, cesará la intervención.
En relación con la entrega de los títulos de propiedad acudimos a los artículos 1.065 y
1.066 del Código Civil que literalmente establecen:
Art. 1.065: “Los títulos de adquisición o pertenencia serán entregados al cohere dero

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adjudicatario de la finca o fincas a que se refieran ”.
Art. 1.066: “Cuando el mismo título comprenda varias fincas adjudicadas a diver sos
coherederos, o una sola que se haya dividido entre dos o más, el título quedará en
poder del mayor interesado en la finca o fincas, y se le facilitarán a los otros copias
fehacientes, a costa del caudal hereditario. Si el interés fuere igual, el título se
entregará, a falta de acuerdo, a quien por suerte corresponda. Siendo original, aquel
en cuyo poder quede deberá también exhibirlo a los demás interesados cuando lo
pidieren”.

CUESTIONES

23.109. ¿Cuándo podrá tener lugar la entrega de los bienes?

La entrega de los bienes, con carácter judicial, únicamente podrá proceder cuando
estos hubieren sido intervenidos. Así, el art. 783.1 de la LEC se refiere a la
intervención disponiendo que “solicitada la división judicial de la herencia se acordará,
cuando así se hubiere pedido y resultare procedente, la intervención del caudal
hereditario y la formación de inventario”; y, más concretamente, la Sección Segunda,
que abarca del art. 790 al 796 y regula la intervención del caudal hereditario. Resta
aseverar que cuando los bienes no hubieren sido intervenidos, la entrega de los bienes
a los interesados se producirá con carácter extrajudicial.

24.4. LA OPOSICIÓN A LA ENTREGA DE BIENES

El desarrollo del procedimiento de partición de la herencia, una vez que son aprobadas
las particiones puede quebrarse y, por ende, impedir la prosecución del mismo, esto
es, la entrega de los bienes, cuando se produce una oposición a ello por parte de los
acreedores legitimados.
El art. 788 de la LEC 1/2000 señala, como ya hemos tratado, que aprobadas de-
finitivamente las particiones, se procederá a entregar a cada uno de los interesados lo
que en ellas le haya sido adjudicado y los títulos de propiedad, poniéndose pre-
viamente en éstos por el actuario notas expresivas de la adjudicación y, al propio
tiempo, que las particiones sean protocolizadas, dándoles a los partícipes que lo
pidieren testimonio de su haber y adjudicación respectivos.
De otra parte, el art. 1.082 del CC regula la oposición a la partición estableciendo que
“los acreedores reconocidos como tales podrán oponerse a que se lleve a efecto la
partición de la herencia hasta que se les pague o afiance el importe de sus créditos ”.
Los acreedores podrán pedir la intervención del caudal hereditario para el control de
los bienes del causante, una vez aprobadas las particiones, con el propósito de
conseguir el pago o afianzamiento de sus créditos, en relación con la oposición de los
acreedores, dada la imposibilidad de promover el procedimiento de división de la
herencia, esto es, ante la falta de legitimación activa el art. 792.2 establece que
“podrán pedir la intervención del caudal hereditario ”.
Al mismo tiempo, una vez haya sido acordada la intervención judicial de la herencia y
sobre la no cesación de la misma, el art. 796.3 dispone que “si hubiera acreedores
reconocidos en el testamento o por los coherederos o con derecho documentado en un
título ejecutivo, que se hubieran opuesto a que se lleve a efecto la partición de la
herencia hasta que se les pague o afiance el importe de sus créditos, no se acordará la
cesación de la intervención hasta que se produzca el pago o afianzamiento”.

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CUESTIONES

23.110. ¿Cuándo no se hará entrega de los bienes a los interesados?

Cuando se haya formulado por algún acreedor de la herencia (reconocido como tal en
el testamento o por los coherederos y los que tengan su derecho documentado en un
título ejecutivo -art. 782.4 LEC-) la petición de que no se lleve a efecto la partición de la
herencia hasta que se le pague o afiance el importe de su crédito, sin estar
completamente pagado o garantizado a su satisfacción ” (art. 788.3 LEC).
Efectivamente no se hará entrega de los bienes adjudicados hasta el pago completo o
la garantía de ello, pudiéndose llevar a cabo aquella petición en cualquier momento,
antes de que se produzca la entrega de los bienes adjudicados a cada heredero, sin
que se suspende la tramitación del procedimiento, de tal que los efectos de la
oposición a la partición se produce en un momento anterior a la entrega. Sin perjuicio
de la oposición que los acreedores legitimados pueden plantear durante la tramitación
del procedimiento judicial, el art. 1.084 del CC establece que “hecha la partición, los
acreedores podrán exigir el pago de sus deudas por entero de cualquiera de los
herederos que no hubiere aceptado la herencia a beneficio de inventario, o hasta
donde alcance su porción hereditaria, en el caso de haberla admitido con dicho
beneficio”.

25. LA TERMINACIÓN DEL PROCEDIMIENTO POR ACUERDO DE LOS


COHEREDEROS

El art. 789 de la LEC establece que “en cualquier estado del juicio podrán los
interesados separarse de su seguimiento y adoptar los acuerdos que estimen con-
venientes. Cuando lo solicitaren de común acuerdo, deberá el tribunal sobreseer el
juicio y poner los bienes a disposición de los herederos ”.
El precepto de estudio en el presente epígrafe tiene sus antecedentes en el art. 1.047
de la LEC de 1881 que disponía que:
“En cualquier estado del juicio voluntario de testamentaría podrán los interesa dos
separarse de su seguimiento y adoptar los acuerdos que estimen convenientes.
Para este efecto se considerarán como interesados, además de los herederos y
legatarios, los acreedores que hubieren promovido el juicio, y el cónyuge sobreviviente.
Cuando lo solicitaren de común acuerdo, deberá el Juez sobreseer el juicio y poner los
bienes a disposición de los herederos”.
El art. 789 tiene toda su lógica por cuanto el procedimiento para la división judicial de
la herencia (partición subsidiaria) tiene lugar después de no haberse alcanzado un
acuerdo entre los herederos (partición extrajudicial, convencional) y, el legislador,
teniendo en cuenta que, posteriormente, a la iniciación del procedimiento los
interesados pueden adoptar los acuerdos que estimen convenientes, concede la
posibilidad a las partes de separarse del procedimiento por conformidad de éstas, en
cualquier estado del juicio.
Sobre los acuerdos que los interesados pueden adoptar, el art. 789 es parco pero no
impreciso, y nos habla de aquellos acuerdos “que estimen convenientes ”, por lo que
no habiendo circunstancias tasadas que puedan convertirse en acuerdos, los
interesados podrán acordar, libremente, cualesquiera.
Respecto al término usado por el legislador “sobreseimiento ” ha de entenderse que se

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tratará de un “archivo”, ya que el acuerdo común de todos los interesados empece la
posibilidad de reapertura del juicio.

CUESTIONES

23.111. El sobreseimiento del juicio por acuerdo entre las partes ¿puede
conllevar la aprobación de una transacción?

A pesar de que en el momento en que Ley establece que cuando los interesados se
separen del juicio por haber adoptado acuerdos sobre la partición, el tribunal deberá
sobreseer el juicio, no recogiéndose la preceptividad de la aprobación judicial de
dichos acuerdos, ello no obsta a que las partes interesen del Juez, en la misma
resolución, si cabe, en la que se decrete el sobreseimiento del juicio, que la Autoridad
Judicial proceda a la homologación de los acuerdos que se hubieren adoptado, aunque
en este caso, deberán ser examinados los requisitos de capacidad jurídica y el poder
de disposición de las partes.

23.112. En el caso de sobreseerse el juicio ¿qué ocurrirá con los bienes


intervenidos?

El art. 1.047 de la LEC de 1881, en su 3º párrafo, establecía que cuando los


interesados de común acuerdo pretendían separarse del juicio, el Juez, al sobreseerlo,
debía poner los bienes a disposición de los herederos. La reproducción literal de aquel
precepto en el actual art. 789 LEC 1/2000 es manifiesta, pero al respecto debemos
hacer la siguiente advertencia, en relación a la entrega de los bienes, la cual parece
ser no ha sido tenida en cuenta por el legislador; nos referimos al caso de haberse
acordado la intervención del caudal hereditario (art. 792 LEC); en este supuesto no
podría tener lugar la entrega cuando alguno de los interesados sea menor o
incapacitado y no tenga representante legal o cuando haya algún heredero ausente al
que no haya podido citarse por ignorarse su paradero (art. 796.2 LEC 1/2000); y,
tampoco, si hubiera acreedores reconocidos en el testamento o por los coherederos o
con derecho documentado en un título ejecutivo, que se hubieran opuesto a que se
lleve a efecto la partición de la herencia hasta que se les pague o afiance el importe de
sus créditos (art. 796.3 LEC 1/2000).

23.113. En los casos de terminación del procedimiento por acuerdo de los cohe-
rederos (art. 789 de la LEC 1/2000), ¿qué quorum será preciso para que el
tribunal sobresea el proceso?

En este punto la doctrina es coincidente en afirmar que será precisa la voluntad


unánime de todos los interesados; de lo contrario, es decir, imaginando que el escrito
en el que se solicita la terminación del procedimiento, por adopción de acuerdos, fuere
suscrito no por la totalidad de los interesados, previamente el Juez deberá comunicar
la intención del sobreseimiento pretendido y los acuerdos que consten, a aquellos que
no aparecieren como firmantes, para que muestren su conformidad. En ningún caso
podrá ser aplicado por analogía el art. 1.057 del CC que establece que “no habiendo
testamento, contador-partidor en él designado o vacante el cargo, el Juez, a petición
de herederos y legatarios que representen, al menos, el 50 por 100 del haber

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hereditario, y con citación de los demás interesados, si su domicilio fuere conocido,
podrá nombrar un contador-partidor dativo ”. Por lo tanto, se requiere un acuerdo
común de la totalidad de los interesados.

23.114. ¿Quienes ostentan la legitimación para separarse del procedimiento por


acuerdo entre las partes?

La presente cuestión es de difícil solución. Un sector de la doctrina entiende que sobre


la legitimación para separarse del procedimiento y que el Juez dicte el auto de
desistimiento (o, archivo), a tenor de la jurisprudencia existente al respecto, cabe
establecer que la tendrán todos aquellos que la poseen para presentar la solicitud de
reclamación de la división judicial de la herencia. Esta conclusión es obtenida teniendo
presente que el actual art. 789 de la LEC 1/2000 tiene idéntica redacción que su
predecesor, el art. 1.047 de la LEC de 1881, y el Tribunal Supremo se decantó por la
idea de que sólo los que pueden pedir la partición judicial pueden interesar el
sobreseimiento. Por lo tanto, sujetos como el cónyuge sobreviviente y cualesquiera
acreedores no podrán manifestar su voluntad en relación al sobreseimiento. Al
contrario, otro sector doctrinal considera que dada la redacción del art. 789 en la que
se habla de “interesados” habrá que considerar a todos aquellos que puedan
personarse en el juicio, incluyendo en este caso, al cónyuge sobreviviente, a los
acreedores reconocidos como tales en el testamento o por los coherederos y los que
tengan su derecho documentado en un título ejecutivo y, a los acreedores de uno o
más de los coherederos que intervengan en la partición para evitar que ésta se haga
en fraude o perjuicio de sus derechos; excluyendo, sólo, al acreedor de la herencia o
los acreedores de todos los herederos, ya que ninguno de éstos pueden solicitar la
división judicial de la herencia ni, tan siquiera, intervenir en el juicio.

23.115. En los casos de terminación del procedimiento por acuerdo de los cohe-
rederos (art. 789 de la LEC 1/2000), ¿ha de procederse a la aprobación judicial?

La respuesta es no. El Tribunal Supremo entiende que esta forma de partición es de


naturaleza contractual. Así, cuando los interesados opten por separarse del
seguimiento del juicio y adopten los acuerdos que estimen convenientes, el Juez,
únicamente deberá sobreseer el juicio y poner los bienes a disposición de los
herederos, sin que sea precisa la intervención ni la aprobación judicial. Ahora bien, si
observamos el art. 1.061 del CC que establece que “cuando los menores o
incapacitados estén legalmente representados en la partición, no será necesaria la
intervención ni la aprobación judicial”, nos planteamos el caso contrario, es decir, que
los menores o incapacitados no estén representados en la partición, o lo estén por
medio del Ministerio Fiscal, en este supuesto, la doctrina, basándose en lo establecido
por el Alto Tribunal, que como se ha dicho, entiende que el acuerdo de las partes tiene
naturaleza contractual, se manifiesta en el sentido de señalar que hasta que éstos no
se hallen representados por defensor judicial y presente su conformidad con el
acuerdo de las partes, no cabrá sobreseer el juicio.

23.116. ¿En qué supuestos el tribunal no acordará el sobreseimiento del juicio a


pesar de haber acuerdo de los coherederos?

En principio, es meridiano que los acreedores reconocidos como tales en el testamento

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o por los coherederos y los que tengan su derecho documentado en un título ejecutivo
no pueden solicitar la división judicial de la herencia y que el art. 782.4 de la LEC les
concede la posibilidad de oponerse a que se lleve a efecto la partición de la herencia
hasta que se les pague o afiance el importe de sus créditos. También es claro y
determinante que los acreedores a los que nos estamos refiriendo, conforme al art.
792.2 de la LEC podrán pedir la intervención del caudal hereditario. Así, en el caso de
que los acreedores del art. 782.4 de la LEC hubieren solicitado la intervención del
caudal hereditario, conforme al art. 792.2 del citado cuerpo legal, tendrán la facultad de
oponerse al acuerdo de los coherederos hasta que se les pague o afiance el importe
de sus créditos.

23.117. ¿Pueden los interesados desistir de la continuación del procedimiento ju-


dicial de la partición de la herencia cuando éste hubiere sido el modo dispuesto
por el testador para el reparto de la herencia?

El Tribunal Supremo, en la sentencia de fecha 19/02/1962, nos da la respuesta,


destacando el siguiente extracto: “Los herederos sólo podrán disponer libremen te de
los bienes hereditarios distribuyéndolos como les plazca cuando no exista contador-
partidor o haya fenecido el plazo otorgado a éste para realizar su cometido ”.

26. EL ASEGURAMIENTO DE LOS BIENES DE LA HERENCIA Y DE LOS


DOCUMENTOS DEL DIFUNTO Y LA INTERVENCIÓN DEL CAUDAL HEREDITARIO

26.1. CONSIDERACIONES GENERALES

El fallecimiento de una persona da lugar, en principio, a la sucesión testada, es decir, la


muerte del causante dará paso al cumplimiento a su voluntad. Esto ocurrirá cuando a
la defunción hubiera precedido el otorgamiento de testamento; pero, en otro caso, esto
es, cuando el fallecimiento hubiere tenido lugar sin el otorgamiento de una disposición
testamentaria, ello comportaría la sucesión intestada.
En los casos en los que se produce la sucesión intestada tendrá que acudirse a la
determinación de las personas que tienen derecho a la sucesión legítima. Ahora bien,
cuando las circunstancias en las que ha tenido lugar el fallecimiento, en primer
término, cuando se desconozca la existencia de testamento y, en segundo lugar,
cuando se ignoren, en principio, aquellos parientes con derecho a la sucesión del
causante, la Autoridad Judicial llevará a cabo la prevención del abintestato, esto es,
una serie de actuaciones encaminadas al aseguramiento de los bienes de la herencia
y de los documentos del difunto.
Así, el primero de los artículos de la Sección 2ª, “De la Intervención del Caudal
Hereditario”, del Capítulo I, del Título II del Libro IV de la Ley de Enjuiciamiento Civil
1/2000, se refiere al “aseguramiento de los bienes de la herencia y de los docu mentos
del difunto”, con la siguiente redacción:
Art. 790.1: “Siempre que el tribunal tenga noticia del fallecimiento de una per sona y no
conste la existencia de testamento, ni de ascendientes, descendientes o cónyuge del
finado o persona que se halle en una situación de hecho asimilable, ni de colaterales
dentro del cuarto grado, adoptará de oficio las medidas más indispensables para el
enterramiento del difunto si fuere necesario y para la seguridad de los bienes, libros,
papeles, correspondencia y efectos del difunto susceptibles de sustracción u
ocultación.

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De la misma forma procederá cuando las personas de que habla el párrafo anterior
estuvieren ausentes o cuando alguno de ellos sea menor o incapacitado y no tenga
representante legal”.
Los antecedentes del actual precepto dedicado al aseguramiento, de oficio, de los
bienes de la herencia los encontramos en la LEC de 1881, en los siguientes artículos:
Art. 960: “Para que pueda prevenirse el juicio de abintestato se necesita:
1º Que se tenga conocimiento del reciente fallecimiento de la persona causante del
abintestato.
2º Que no conste la existencia de disposición testamentaria.
3º Que no deje el finado descendientes, ascendientes o colaterales dentro del cuarto
grado, ni cónyuge legítimo que viviera en su compañía ”.
Art. 961: “Si los parientes de que habla el artículo anterior, o alguno de ellos,
estuvieren ausentes, sin representación legítima en el pueblo, el Juez se limitará a
adoptar las medidas más indispensables para el enterramiento del difunto si fuere
necesario, y para la seguridad de los bienes, y a dar a dichos parientes el oportuno
aviso de la muerte de la persona a cuya sucesión se les crea llamados ”.
Art. 962: “También se adoptarán de oficio las medidas que el Juez estime nece sarias
para la seguridad de los bienes, aunque el finado hubiere dejado parientes de los
anteriormente expresados, cuando alguno de ellos sea menor o incapacitado ”.
En relación al aseguramiento de los bienes, el art. 791 aborda la “intervención judicial
de la herencia cuando no conste la existencia de testamento ni de parientes llamados
a la sucesión legítima” y dicho precepto establece, literalmente, lo siguien te:
“1. En el caso a que se refiere el apartado 1 del artículo anterior, una vez practica das
las actuaciones que en él se mencionan, el tribunal adoptará mediante providencia las
medidas que estime más conducentes para averiguar si la persona de cuya sucesión
se trata ha muerto con disposición testamentaria o sin ella, ordenando, a tal efecto,
que se traiga a los autos certificado del Registro General de Actos de Ultima Voluntad,
así como el certificado de defunción luego que sea posible.
A falta de otros medios, el tribunal ordenará mediante providencia que sean exa-
minados los parientes, amigos o vecinos del difunto sobre el hecho de haber muerto
éste abintestato y sobre si tiene parientes con derecho a la sucesión legítima ”.
“2. Si, en efecto, resultare haber fallecido sin testar y sin parientes llamados por la ley
a la sucesión, mandará el tribunal, por medio de auto, que se proceda:
1º A ocupar los libros, papeles y correspondencia del difunto.
2º A inventariar y depositar los bienes, disponiendo lo que proceda sobre su
administración, con arreglo a lo establecido en esta Ley. El tribunal podrá nombrar a
una persona, con cargo al caudal hereditario, que efectúe y garantice el inventario y su
depósito.
En la misma resolución ordenará de oficio la apertura de pieza separada para hacer la
declaración de herederos abintestato”.
El precedente histórico a este art. 791 de la LEC 1/2000 lo encontramos en el art. 965
que establecía lo siguiente: “Practicadas las diligencias establecidas en los artículos
anteriores, el Juez de primera instancia adoptará las medidas que estime más
conducentes para averiguar si la persona de cuya sucesión se trata ha muerto con
disposición testamentaria o sin ella, recibiendo, a falta de otros medios, y sin perjuicio
de traer a los autos el certificado de defunción luego que sea posible, información en
que sean examinados los parientes, amigos o vecinos del difunto:
1º Sobre el hecho de haber muerto abintestato.
2º Sobre si tiene herederos de alguna de las clases que quedan designadas ”.

26.2. LA COMPETENCIA

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26.2.1. EL ORDEN JURISDICCIONAL CIVIL. LA COMPETENCIA INTERNACIONAL

La Ley Orgánica del Poder Judicial establece en su art. 22.3 que en materia de
sucesiones, serán competentes los Juzgados y Tribunales españoles, cuando el cau-
sante haya tenido su último domicilio en territorio español o posea bienes inmuebles en
España. Del mismo modo, serán competentes los Juzgados y Tribunales españoles,
en virtud de lo dispuesto en el art. 22.5 de la citada LOPJ, cuando se trate de adoptar
medidas provisionales o de aseguramiento respecto de personas o bienes que se
hallen en territorio español y deban cumplirse en España.
A pesar de lo establecido en la Ley Orgánica del Poder Judicial, los preceptos
anteriores deberán ser armonizados con lo relativo a la jurisdicción y competencia
(arts. 36 y siguientes y concordantes), recogido todo ello en la Sección 1ª del Capítulo
I, del Título II, del Libro I de la Ley de Enjuiciamiento Civil 1/2000.
De la misma manera, lo dicho en la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder
Judicial, habrá de ser conciliado con otros preceptos como sucede con el art. 9.2 de la
misma norma, que literalmente establece “Los Tribunales y Juzgados del Orden Civil
conocerán, además de las materias que les son propias, de todas aquellas que no
estén atribuidas a otro orden jurisdiccional. En este orden civil, corresponderá a la
jurisdicción militar la prevención de los juicios de testamentaría y de abintestato de los
miembros de las Fuerzas Armadas que, en tiempo de guerra, fallecieren en campaña o
navegación, limitándose a la práctica de la asistencia imprescindible para disponer el
sepelio del difunto y la formación del inventario y aseguramiento provisorio de sus
bienes, dando siempre cuenta a la autoridad judicial civil competente ”.
También, lo dispuesto en la LOPJ 6/1985, deberá ser ajustado con diferentes Tratados
internacionales en los casos en que un extranjero hubiere fallecido en España, en los
que la representación de éste le corresponde al Cónsul del país de nacionalidad del
causante, adquiriendo competencias en relación al aseguramiento de los bienes y, a
veces, imposibilitando la intervención judicial desarrollada en nuestra Ley Procesal
Civil. Entre otros Tratados destacamos los siguientes: Convenio con el Reino Unido de
Gran Bretaña e Irlanda del Norte de 30 de mayo de 1961, Tratado con Grecia de 23 de
septiembre de 1926, Convenio con Italia de 21 de julio de 1867, Convenio con Francia
de 7 de enero de 1862 y Convenio con Bélgica de 19 de marzo de 1870.

26.2.2. LA COMPETENCIA OBJETIVA

En relación a la competencia objetiva acudimos al art. 45 de la LEC 1/2000 que


dispone íntegramente lo siguiente: “Corresponde a los Juzgados de Primera Ins tancia
el conocimiento, en primera instancia, de todos los asuntos civiles que por disposición
legal expresa no se hallen atribuidos a otros tribunales. Conocerán, asimismo, dichos
Juzgados de los asuntos, actos, cuestiones y recursos que les atribuye la Ley
Orgánica del Poder Judicial”.

26.2.3. LA COMPETENCIA TERRITORIAL

Para saber el órgano jurisdiccional competente territorialmente llegamos hasta el art.


52.1.4º de la LEC 1/2000 que establece que “en los juicios sobre cuestiones
hereditarias, será competente el tribunal del lugar en que el finado tuvo su último
domicilio y si lo hubiere tenido en país extranjero, el del lugar de su último domicilio en

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España, o donde estuviere la mayor parte de sus bienes, a elección del demandante ”.

CUESTIONES

23.118. A propósito de la competencia territorial y lo dispuesto en el art. 52.1.4º


de la LEC 1/2000 ¿qué debemos entender por “el último domicilio ” del finado?

La respuesta es hallada, según reiterada jurisprudencia del Tribunal Supremo, en el


art. 40 del Código Civil que establece que “el domicilio de las personas naturales es el
lugar de su residencia habitual”. Del mismo modo, el Alto Tribunal mantiene que “el
último domicilio de una persona, a los efectos jurídicos, no es aquél en que hubiera
acaecido su fallecimiento, aunque en él estuviere viviendo, sino aquél que habitó largo
espacio de tiempo con casa abierta, donde tuviera familia y bienes o ejerciese industria
o comercio”.

26.. LOS REQUISITOS PARA EL ASEGURAMIENTO DE LOS BIENES DEL


CAUSANTE

Como ya hemos dicho anteriormente el aseguramiento de los bienes del causante e,


incluso, las medidas más indispensables para el enterramiento del difunto, si fuere
necesario, tendrá lugar cuando no conste la existencia de testamento y, tampoco, la de
ascendientes, descendientes o cónyuge del finado o persona que se halle en una
situación de hecho asimilable, ni de parientes colaterales dentro del cuarto grado y,
cuando exista cualquiera de los anteriores pero estuvieren ausentes o cuando alguno
de ellos sea menor o incapacitado y no tenga representante legal.

26.3.1. CUANDO NO CONSTE LA EXISTENCIA DE TESTAMENTO

CUESTIONES

23.119. ¿Cabría la aplicación del art. 790.1 de la LEC 1/2000 en los supuestos de
existir testamento del cual puede presumirse su nulidad?

La respuesta es no. Así, la existencia de testamento, aunque se suponga su nulidad,


es suficiente para la imposibilidad de iniciar el procedimiento de intervención judicial
del caudal hereditario, de oficio. Al propio tiempo, el Tribunal Supremo tiene
establecido que, en el caso de haber sido iniciado el procedimiento y, por lo tanto,
haberse procedido al aseguramiento de los bienes de la herencia, deberá sobreseerse,
remitiendo a los interesados al juicio declarativo que corresponda. Por lo tanto,
siguiendo al Tribunal Supremo, el testamento existirá se halle o no incurso en causas
que lo invaliden. Ahora bien, podrá la Autoridad Judicial continuar con la prevención del
abintestato, con la finalidad a que se refiere el art. 790.1 de la LEC, cuando el
testamento fuera nulo y el heredero legítimo hubiere premuerto al testador o, en
cualquier caso, cuando por el Juez se tenga indicios de la inexistencia de heredero que
se haga cargo de la sucesión.

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23.120. Para acordar las medidas establecidas en el art. 790 de la LEC 1/2000 ¿es
necesario el conocimiento cierto de la inexistencia de testamento?

La respuesta es no. El art. 790 establece que cuando “no conste la existencia de
testamento” se adoptará, por el tribunal, de oficio las medidas de aseguramiento de los
bienes de la herencia y de los documentos del difunto; y, de otra parte, el art. 791.1
dispone que la adopción de medidas para averiguar si la persona de cuya sucesión se
trate ha muerto con disposición testamentaria o sin ella; así, a mayor abundamiento el
art. 791.2 señala que “si, en efecto, resultare haber fallecido sin testar ” se mandará la
ocupación de documentos y el inventario y depósito de los bienes. Por lo tanto, las
medidas del art. 790 son preventivas y previas a la averiguación de la existencia de
disposición testamentaria y, serán acordadas cuando el tribunal desconozca la
existencia de testamento.

26.3.2. CUANDO NO CONSTE LA EXISTENCIA DE FAMILIARES Y PARIENTES

La LEC 1/2000 se refiere, básicamente, a la inexistencia de personas con derecho a


suceder al causante, dado que de otro modo no tendrá lugar, de oficio, el asegura-
miento de los bienes y documentos ni, el enterramiento del difunto.
Sobre el art. 790.1 de la LEC, debemos hacernos eco de la novedad legislativa en
relación a la inclusión del “sobreviviente de la pareja de hecho ”; al respecto, parte de
la doctrina disiente del legislador dado que la base de la sucesión recae en la
existencia de posibles herederos legítimos y la persona que se halle en una situación
de hecho asimilable a la de cónyuge, no lo es.
Por otra parte, hay autores que consideran que el cometido del tribunal en cuanto a la
adopción de las medidas del art. 790.1 de la LEC se deberán llevar a cabo cuando
“todas” las personas mencionadas en el primer párrafo del citado precepto estuvieren
ausentes, dado que el párrafo segundo establece que dichas medidas se llevarán a
efecto cuando “estuvieren ausentes” o “cuando alguno de ellos sea menor o
incapacitado y no tenga representante legal ”. Así, se observa que no concreta en
cuanto a los ausentes pero sí que dice cuando “alguno ” de ellos sea menor o inca -
pacitado.
Otra cuestión que debe ser comentada es la expresión utilizada por el legislador en el
precepto de estudio: “ausente”. El término, en el presente caso, no ha de ser referido,
exclusivamente, a aquél que ha sido declarado judicialmente ausente, sino ha de ser
entendido en sentido extenso y aplicarse a aquellos que se hallen en ignorado
paradero.
En cuanto a los menores o incapacitados y que no tengan representación legal, esto
es, aquellos que se encuentran privados de capacidad de obrar para representar sus
propios intereses y por ello no pueden hacerse cargo de la sucesión, hay que excluir a
los menores emancipados que, en estos casos, disponen de su propia representación
legal y en cuanto a los incapacitados habrá que examinar el contenido de la sentencia
mediante la que han sido declarados incapaces para observar el alcance de la
incapacitación.

CUESTIONES

23.121. La ausencia de herederos testamentarios no legítimos ¿determina la in-


tervención del caudal hereditario, de oficio?

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En ningún caso. La ausencia tanto de los herederos testamentarios no legítimos como


cuando éstos son menores o incapacitados sin tener representante legal, no decide la
actuación judicial referida al aseguramiento de los bienes de la herencia. Situación
distinta venía dada en la LEC de 1881 donde la intervención judicial de oficio procedía
en estos casos (art. 1.041 y siguientes). En la actual legislación procesal, la
intervención judicial de la herencia puede ser interesada por el cónyuge o cualquiera
de los parientes que se crea con derecho a la sucesión legítima, siempre que acrediten
haber promovido la declaración de herederos abintestato ante notario, o se formule la
solicitud de intervención del caudal hereditario al tiempo de promover la declaración
judicial de herederos (art. 792.1.2º).

23.122. A propósito del enterramiento del difunto ¿quién se encargará de dis-


poner lo necesario para el entierro del difunto? ¿De qué manera serán
sufragados los gastos del enterramiento?

En cuanto a la persona encargada del entierro, el art. 966 de la LEC de 1881 disponía
que “si en efecto resultare haber fallecido sin testar y sin parientes ... procederá el
Juez a nombrar un albacea dativo que se encargue de disponer el entierro, exequias y
todo lo demás que sea propio de este cargo con arreglo a las leyes ”. En la actual LEC
1/2000 no se dice nada de la persona que debe encargarse del entierro, así, cuando
no exista el correspondiente servicio municipal que lleve a cabo el enterramiento,
podrá la Autoridad Judicial nombrar, si así lo estima, albacea dativo para ello. En
relación a los gastos del enterramiento, el art. 1.924.2º.b) del Código Civil nos da la
respuesta. Los gastos serán sufragados por los propios bienes del causante, esto es,
por el caudal relicto. A ello, habrá que añadir que el precepto invocado señala que
estos gastos gozan de preferencia.

26.4. LA TRAMITACIÓN

26.4.1. EL INICIO DEL EXPEDIENTE DE LA PREVENCIÓN DEL ABINTESTATO

El conocimiento del fallecimiento de una persona, por parte del tribunal, variará según
sea Juzgado de Primera Instancia, exclusivamente, o Juzgado mixto, esto es, Juzgado
de Primera Instancia e Instrucción.
Así, cuando nos encontramos ante un Juzgado de Primera Instancia (exclusivo), el
conocimiento del fallecimiento le vendrá dado al Juez por testimonio de las diligencias
penales llevadas a cabo para el levantamiento del cadáver; en otro caso, es decir,
tratándose de un Juzgado mixto, encomendado a este Juez, tanto el orden penal como
el civil, habrá sido él mismo, el encargado de acordar el levantamiento del cadáver y
expedirá testimonio de las diligencias para proceder conforme determinan los artículos
790 y siguientes de la LEC.
Así las cosas, se observa que el expediente de la prevención de abintestato principiará
con testimonio del levantamiento del cadáver. Ciertamente el testimonio no sólo
debería contener copia del acta del levantamiento del cadáver sino todas aquellas
actuaciones que pudieren resultar convenientes en aras a la prevención del
abintestato.

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CUESTIONES

23.123. ¿Qué resolución debe recaer para dar comienzo al expediente de la pre-
vención del abintestato?

La resolución con la que comienza el expediente, haciendo una interpretación del art.
206.2 de la LEC 1/2000 podrá ser providencia o auto. Será suficiente el dictado de una
providencia cuando únicamente el Juez acordare la unión del testimonio de las
diligencias penales y, en su caso, las medidas más indispensables para el
enterramiento del difunto; por el contrario, será necesario que recaiga un auto cuando,
además, se dispusieran medidas para la seguridad de los bienes, libros, papeles,
correspondencia y efectos del difunto como su ocupación, inventario y depósito (art.
791.2).

26.4.2. LAS MEDIDAS DE ASEGURAMIENTO DE LOS BIENES DEL CAUSANTE

Acudiendo a la LEC de 1881, en la misma se establecía el aseguramiento de los


bienes, papeles, libros y efectos susceptibles de sustracción u ocultación, del difunto,
depositándolos mediante inventario, aquellos a cuya conservación o mantenimiento se
debía atender (art. 959), cuando se tenía conocimiento del reciente fallecimiento de la
persona causante del abintestato, no constaba la existencia de disposición
testamentaria y el finado no había dejado descendientes, ascendientes o colaterales
dentro del cuarto grado, ni cónyuge legítimo que viviera en su compañía (art. 960).
De otro lado, el art. 961 de la LEC de 1881 disponía que si los descendientes,
ascendientes o colaterales dentro del cuarto grado, ni cónyuge legítimo, o alguno de
ellos, estuvieren ausentes, sin representación legítima en el pueblo, el Juez se limitaría
a adoptar las medidas más indispensables para el enterramiento del difunto si fuere
necesario, y para la seguridad de los bienes, y a dar a dichos parientes el oportuno
aviso de la muerte de la persona a cuya sucesión se les creyera llamados.

CUESTIONES

23.124. ¿En qué casos se acordará el aseguramiento judicial del caudal relicto
del causante?

Se debe señalar que únicamente tendrá lugar el aseguramiento del caudal cuando
existan bienes susceptibles de sustracción u ocultación, según establece el art. 790.1,
in fine, como ya lo decía la LEC de 1881, si bien, el Juez, preventivamente y para
evitar males mayores, salvo inexistencia cierta de indicios de sustracción u ocultación
de los bienes, entendemos, debe acordar estas medidas.

23.125. ¿De qué modo se llevará a cabo el aseguramiento del caudal relicto del
causante?

En relación al modo del aseguramiento de los bienes, libros, papeles, correspondencia


y efectos del difunto, mientras que la LEC 1/2000 guarda silencio al respecto y

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únicamente se refiere en el art. 791.2.2º, al inventario, depósito y administración de los
bienes (no a la forma de aseguramiento), la derogada LEC 1881, en su art. 959
disponía que “los bienes, papeles, libros y efectos suscepti bles de sustracción u
ocultación debían ser dejados en lugares seguros, cerrados y sellados, depositando en
persona abonada, bajo la responsabilidad del Juez y mediante inventario, aquellos a
cuya conservación o mantenimiento se deba atender, adoptando respecto a créditos,
fincas, rentas y productos recogidos o pendientes, las providencias y precauciones
necesarias para evitar abusos y fraudes”. Por lo visto, será el Juez el que deberá
“improvisar” la forma del aseguramiento, si bien, en el caso de no optar por el depósito
de los bienes en persona de confianza, podrá acordar queden bajo la custodia del
Secretario Judicial; y, en relación a las cuentas corrientes y demás productos
financieros, cuando sean conocidos, deberá acordar su retención y puesta a
disposición judicial.

26.5. LA CESACIÓN DE LA INTERVENCIÓN JUDICIAL (ART. 790.2 LEC 1/2000)

El art. 790.2 de la LEC 1/2000 está referido a la cesación de la intervención judicial,


así, establece que “luego que comparezcan los parientes o se nombre represen tante
legal a los menores o incapacitados, se les hará entrega de los bienes y efectos
pertenecientes al difunto, cesando la intervención judicial, salvo lo dispuesto en el
artículo siguiente”.
El precedente lo encontramos en el art. 961 de la LEC de 1881 que, literalmente,
disponía que “luego que comparezcan los parientes, por sí o por medio de persona
que los represente legítimamente, se les hará entrega de los bienes y efectos per-
tenecientes al difunto, cesando la intervención judicial, a no ser que alguno de los
interesados la solicitare”.
Aunque pudiera parecer una obviedad, no deja de ser conveniente puntualizar que
cuando el legislador en el apartado 2 del art. 790 se refiere a “los parientes ” ha de
entenderse tanto los ascendientes, descendientes o cónyuge del finado o persona que
se halle en una situación de hecho asimilable, o colaterales dentro del cuarto grado.
Por último, en cuanto a los parientes ausentes, que como ha quedado claro, ha de
entenderse aquellos que se encuentren en ignorado paradero, es doctrina considerar
que coetáneamente con el acuerdo del aseguramiento de los bienes, las actuaciones
de la Autoridad Judicial deben ir dirigidas, principalmente, a la averiguación del
paradero de éstos. Y, una vez comparezcan en el expediente, de la misma manera,
como hemos venido diciendo en el presente epígrafe, el Juez acordará la intervención
y la entrega de los bienes, salvo petición en contra del comparecido.

CUESTIONES

23.126. ¿Cuándo tendrá lugar la cesación de la intervención judicial?

La cesación de la intervención judicial conlleva la entrega de los bienes y efectos


pertenecientes al difunto, teniendo lugar ello tras comparecer en el procedimiento
parientes o se nombre representante legal a los menores o incapacitados. Habida
cuenta de que el aseguramiento de los bienes de la herencia ha sido acordado por no
constar la existencia de “parientes” del causante, parece lógico que, una vez
comparezca alguno de ellos y, por tanto, con derecho a la sucesión, la Autoridad
Judicial acuerde la entrega de los bienes y efectos pertenecientes al difunto, cesando

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la intervención judicial. En los casos en los que existan menores o incapacitados, una
vez les sea nombrado representante legal y aceptado el cargo por éste, cesará la
intervención judicial, salvo que el representante (tutor -art. 222 y 228 CC-, o defensor
judicial -art. 299 CC-) interesare el mantenimiento de la intervención. Del mismo modo,
el Juez deberá cesar lo acordado a tenor de lo dispuesto en el art. 790.1 LEC (el
aseguramiento de los bienes de la herencia y de los documentos), en el caso de que el
menor alcance la mayoría de edad o, el incapaz recupere la capacidad. A pesar de que
el precepto de estudio no lo menciona, en el caso de que a la Autoridad Judicial le
conste la existencia de testamento, con posterioridad al aseguramiento de los bienes
de la herencia, de la misma manera, habrá de acordar la entrega de los mismos,
cesando la intervención judicial, salvo que se pidiera la continuación de la intervención
hasta en tanto se tramita y resuelve el procedimiento judicial de división de la herencia.

26.6. LA INTERVENCIÓN JUDICIAL DE LA HERENCIA CUANDO NO CONSTE LA


EXISTENCIA DE TESTAMENTO NI DE PARIENTES (ART. 791 LEC 1/2000)

Una vez han sido practicadas, con carácter urgente, las medidas más indispensables
para el enterramiento del difunto, si fuere necesario, y para la seguridad de los bienes
(art. 790.1), el Juez ha de proceder a adoptar las medidas que estime más
conducentes para averiguar si la persona de cuya sucesión se trata ha muerto con
disposición testamentaria o sin ella.
El modo de averiguación de la existencia o no de testamento viene recogido en el
propio art. 790.1, así, la Autoridad Judicial solicitará certificado del Registro General de
Actos de Última Voluntad a los fines de conocer si el causante otorgó testamento ante
Notario hábil y, a falta de otros medios, practicará información testifical de parientes,
amigos o vecinos del difunto sobre el hecho de haber muerto éste abintestato o sobre
si otorgó testamento ológrafo y sobre si tiene parientes con derecho a la sucesión
legítima.
En cuanto a la información testifical de parientes, amigos o vecinos del difunto, es
doctrina, después del contenido del art. 965 de la LEC 1881, que la misma tenga lugar
ya no sólo con éstos sino con cualquier otra persona o centro del que se pudiere
obtener la información interesada.
En relación al modo de averiguación de la existencia o no de testamento, las
actuaciones que se acuerden lo serán de oficio por el Juez y mediante oportuna
providencia.

CUESTIONES

23.127. Las medidas de averiguación de la existencia o no de testamento y la


intervención judicial de la herencia (art. 791) ¿han de ser acordadas después de
practicadas las medidas para el enterramiento del difunto, si fuere necesario, y el
aseguramiento de los bienes de la herencia y de los documentos del difunto?

El art. 791.1 señala que “una vez practicadas ” las actuaciones del art. 790.1, el Juez
adoptará las medidas necesarias para averiguar si la persona falleció con testamento o
no; ahora bien, en estos casos, en lugar de esperar a la práctica del enterramiento y
aseguramiento de los bienes, ciertamente, lo más procedente sería acordar,
coetáneamente, las medidas para el enterramiento del difunto, si fuere necesario, y el
aseguramiento de los bienes de la herencia y de los documentos del difunto (art.

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790.1), la averiguación de la existencia o no de testamento (art. 791.1) y la ocupación
de los libros, papeles y correspondencia del difunto, el inventario, depósito de los
bienes y su administración (art. 791.2). La Autoridad Judicial podría acordar,
simultáneamente, todas las medidas, apreciando la concurrencia de todas las
circunstancias existentes en cada caso, así como la entidad de los bienes del difunto,
teniendo en cuenta los perjuicios que podría ocasionar esperar a la práctica de las
actuaciones del art. 790.1, y valorando todo ello en su conjunto, entendemos, no
contravendría al legislador.

26.6.1. LAS MEDIDAS DE INTERVENCIÓN

El art. 791.2 dispone que “si, en efecto, resultare haber fallecido sin testar y sin
parientes llamados por la ley a la sucesión, mandará el tribunal, por medio de auto,
que se proceda:
1º A ocupar los libros, papeles y correspondencia del difunto.
2º A inventariar y depositar los bienes, disponiendo lo que proceda sobre su
administración, con arreglo a lo establecido en esta Ley. El tribunal podrá nombrar a
una persona, con cargo al caudal hereditario, que efectúe y garantice el inventario y su
depósito.
En la misma resolución ordenará de oficio la apertura de pieza separada para hacer la
declaración de herederos abintestato”.
El precepto de estudio tiene sus antecedentes en el art. 966 de la LEC de 1881 que
señalaba que “si en efecto resultare haber fallecido sin testar y sin parientes de los
expresados en el número 3º del artículo 960, procederá el Juez:
1º A nombrar un albacea dativo que se encargue de disponer el entierro, exequias y
todo lo demás que sea propio de este cargo con arreglo a las leyes.
2º A ocupar los libros, papeles y correspondencia del difunto.
3º A inventariar y depositar los bienes en persona que ofrezca garantía suficien-te, la
cual se encargará también de su administración ”.

26.6.1.1. La ocupación de bienes

En este caso nos remitimos a los comentarios realizados al momento en que se


analizaban las medidas de aseguramiento de los bienes, libros, papeles, correspon-
dencia y efectos del difunto susceptibles de sustracción u ocultación (art. 790.1).

CUESTIONES

23.128. ¿De qué modo se lleva a cabo la ocupación de los bienes del causante?

La derogada LEC 1881, en su art. 959 disponía que los bienes, papeles, libros y
efectos susceptibles de sustracción u ocultación debían ser dejados en lugares
seguros, cerrados y sellados, depositando en persona abonada, bajo la res-
ponsabilidad del Juez y mediante inventario, aquellos a cuya conservación o
mantenimiento se deba atender, adoptando respecto a créditos, fincas, rentas y
productos recogidos o pendientes, las providencias y precauciones necesarias para
evitar abusos y fraudes. Por lo visto, será el Juez el que deberá “improvisar ” la forma
del aseguramiento, si bien, en el caso de no optar por el depósito de los bienes en

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persona de confianza, podrá acordar queden bajo la custodia del Secretario Judicial; y,
en relación a las cuentas corrientes y demás productos financieros, cuando sean
conocidos, deberá acordar su retención y puesta a disposición judicial.

26.6.1.2. El inventario, depósito y administración de los bienes

En relación al inventario, es común llevarlo a cabo simultáneamente a la ocupación de


los libros, papeles y correspondencia del difunto.
En principio, la ocupación y el inventario tendrán lugar en el domicilio del finado,
acudiendo Comisión Judicial al efecto.
En este caso, la intervención judicial no se confina únicamente a los libros, papeles y
correspondencia del difunto, sino que abarca todos sus bienes, desde dinero y otros
productos financieros, hasta bienes muebles e inmuebles.
Observamos en la redacción del art. 791.2.2º que tanto el inventario como el depósito,
en la vieja legislación, tenían lugar por el propio Juez, ahora, en cambio, se señala que
podrá nombrar a una persona que efectúe y garantice el inventario y su depósito.
Entendemos que, en estos casos, la figura del Secretario Judicial será básica, pu-
diéndosele encomendar a éste el inventario, acordando que el mismo quede unido a
los autos. Si bien, sin perjuicio de lo cual, el Juez podrá nombrar a una persona de
confianza que se encargue de todo ello.
El depositario, señala el precepto de estudio, deberá garantizar el depósito de los
bienes, debiéndose añadir, al respecto, que ello conlleva la obligación de guardarlos y
de restituirlos (art. 1.758 CC), respondiendo de los daños y perjuicios (art. 1.767), con
las demás obligaciones y, también, derechos (como retribución por el desempeño del
cargo con cargo al caudal hereditario -art. 1.779 CC-) que corresponden al depositario
y que vienen regulados en el Código Civil, debiendo, todos ellos, ser armonizados con
los preceptos referidos a la administración del caudal hereditario que vienen
establecidos en la Sección 3ª del Capítulo “De la división de la herencia ” (artículos 979
y siguientes) de la Ley de Enjuiciamiento Civil.

26.6.1.3. La pieza separada de la declaración de herederos abintestato

Una vez practicadas las medidas para el aseguramiento de los bienes de la herencia y
de los documentos del difunto (art. 790.1), así como las medidas que se estimen más
conducentes para averiguar si la persona de cuya sucesión se trata ha muerto con
disposición testamentaria o sin ella (art. 791.1), si, en efecto, resultare haber fallecido
sin testar y sin parientes llamados por la ley a la sucesión, el tribunal, además de
acordar la ocupación los bienes, papeles y correspondencia del difunto e inventario y
depósito de los bienes y su administración (art. 791.2), ordenará, de oficio, a tenor de
lo dispuesto en el art. 791.2, in fine de la LEC 1/2000, la apertura de pieza separada
para hacer la declaración de herederos abintestato.
El precedente de la apertura de pieza separada para hacer la declaración de he-
rederos abintestato lo encontramos en el art. 977 de la LEC de 1881, vigente en la ac-
tualidad por la Disposición Derogatoria única 1.2ª de la LEC 1/2000, hasta la entrada
en vigor de la Ley sobre la Jurisdicción Voluntaria, que señala que “practicadas las
medidas indispensables para la seguridad de los bienes, y sin perjuicio de continuar en
las mismas diligencias la formación de inventario, se procederá en pieza separada a
hacer la declaración de herederos abintestato ”.
La declaración de herederos abintestato, en el caso de ser interesada por ascen-
dientes, descendientes o cónyuge del finado se obtendrá mediante acta de notoriedad

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tramitada conforme a la legislación notarial por Notario hábil (art. 979 LEC 1881, hoy
vigente); los demás herederos, es decir, hermanos o parientes colaterales hasta el
cuarto grado o, en su defecto, el Estado, podrán obtener la declaración en vía judicial
(art. 980 LEC 1881, hoy vigente).
En el caso que nos ocupa, producido el fallecimiento sin testar y sin parientes llamados
por ley a la sucesión, la declaración de herederos tendrá lugar, necesariamente, por
vía judicial.

CUESTIONES

23.129. ¿Qué ocurrirá después de haber tenido lugar el aseguramiento de los


bienes de la herencia cuando hubieren menores o incapacitados y no tengan
representante legal? ¿Se procederá a la apertura de pieza separada para hacer la
declaración de herederos abintestato, como señala el art. 791.2, in fine de la LEC
1/2000?

El art. 790.1 de la LEC 1/2000, en su 2º párrafo, establece que tendrá lugar el


aseguramiento de los bienes de la herencia y los documentos del difunto cuando
alguna de las personas con derecho a la sucesión del causante sea menor o
incapacitado y no tenga representante legal. Asegurados los bienes si, en efecto,
resultare que el causante fallece sin testar, el Juez ordenará, de oficio, a tenor de lo
dispuesto en el art. 791.2, in fine de la LEC 1/2000, la apertura de pieza separada para
hacer la declaración de herederos abintestato. En estos casos, no procederá la
apertura de pieza separada para hacer la declaración de herederos abintestato. Por el
contrario, en estos supuestos, tendrá lugar el nombramiento de un defensor judicial
para que éste tramite la declaración de herederos, representando y amparando los
intereses de los menores o incapacitados en el procedimiento judicial, conforme
establece el art. 299 del CC.

27. LA INTERVENCIÓN JUDICIAL DE LA HERENCIA A INSTANCIA DE PARTE

27.1. CONSIDERACIONES GENERALES

El art. 790.1 de la LEC 1/2000 está referido al aseguramiento de los bienes de la


herencia y de los documentos del difunto, como consecuencia del fallecimiento de una
persona cuando no consta la existencia de testamento, ni de ascendientes, des-
cendientes o cónyuge del finado o persona que se halle en una situación de hecho
asimilable, ni de colaterales dentro del cuarto grado, o, cuando estuvieran ausentes o
alguno de ellos sea menor o incapacitado y no tenga representante legal.
El art. 791.2 de la LEC establece que una vez practicadas las actuaciones de ase-
guramiento de los bienes de la herencia y de los documentos del finado y si resultare
haber fallecido sin testar y sin parientes llamados por la ley a la sucesión se procederá
a la ocupación de los libros, papeles y correspondencia del difunto, así como a
inventariar y depositar los bienes, disponiendo lo que proceda sobre su administración.
Las actuaciones referidas en los preceptos 790.1 y 791.2 serán acordadas de oficio
por el Tribunal; por el contrario, ahora, en el art. 792 se aborda la intervención judicial
de la herencia, a instancia de parte legítima, durante la tramitación de la declaración de
herederos, ya sea por vía notarial o judicial, o al tiempo que es tramitado el

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procedimiento de la división judicial de la herencia. Además, también, pueden solicitar
la intervención judicial de la herencia los acreedores de ésta.

27.2. LA COMPETENCIA

En cuanto a la competencia del tribunal, será competente el mismo Juez que lo sea
para la prevención de oficio de la herencia (artículos 790 y 791 LEC 1/2000), que ya
vimos en precedentes epígrafes y que, brevemente, reproducimos:
La competencia internacional: serán competentes los Juzgados y Tribunales es-
pañoles, cuando el causante haya tenido su último domicilio en territorio español o
posea bienes inmuebles en España (art. 22.3 de la LOPJ) y, cuando se trate de adop-
tar medidas provisionales o de aseguramiento respecto de personas o bienes que se
hallen en territorio español y deban cumplirse en España (art. 22.5 de la LOPJ).
La competencia objetiva: serán competentes los Juzgados de Primera Instancia para el
conocimiento, en primera instancia, de todos los asuntos civiles que por disposición
legal expresa no se hallen atribuidos a otros tribunales (art. 45 de la LEC 1/2000).
La competencia territorial: será competente el tribunal del lugar en que el finado tuvo
su último domicilio y si lo hubiere tenido en país extranjero, el del lugar de su último
domicilio en España, o donde estuviere la mayor parte de sus bienes, a elección del
demandante (art. 52.1.4º de la LEC 1/2000).
La competencia funcional por conexión: el tribunal que tenga competencia para
conocer de un pleito, la tendrá también para resolver sobre sus incidencias, para llevar
a efecto las providencias y autos que dictare, y para la ejecución de la sentencia o
convenios y transacciones que aprobare (art. 61 LEC 1/2000). Este artículo es de
aplicación por cuanto el procedimiento de intervención judicial de la herencia, a
instancia de parte (salvo de los acreedores de la herencia), es pieza separada del
procedimiento de declaración judicial de herederos abintestato o del procedimiento de
división judicial de la herencia.

27.3. LA LEGITIMACIÓN

Previamente a abordar quiénes están legitimados para solicitar la intervención judicial


de la herencia debemos establecer una cuestión previa como es la preceptividad de
procurador y abogado en la solicitud de la intervención judicial de la herencia (artículos
23 y 31 de la LEC 1/2000).

27.3.1. CASOS DE SUCESIÓN INTESTADA

El art. 792.1.1º de la LEC señala que la ocupación de los libros, papeles y corres-
pondencia del difunto y el inventario, depósito de bienes y su administración podrá
acordarse a instancia de parte por “el cónyuge o cualquiera de los parientes que se
crea con derecho a la sucesión legítima”.
Será requisito que el solicitante de la intervención acredite “haber promovido la
declaración de herederos abintestato ante notario, o se formule la solicitud de
intervención del caudal hereditario al tiempo de promover la declaración judicial de
herederos” (art. 792.1.1º).
El solicitante deberá acreditar, mediante certificación del Notario hábil la pretensión de
la declaración de herederos abintestato, por vía notarial, cuando se trate de
ascendientes, descendientes o cónyuge del finado; en el caso de tratarse de los

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demás herederos, es decir, hermanos o parientes colaterales hasta el cuarto grado, no
hará falta acreditación alguna, cuando se interesara la intervención después de
promovida la declaración de herederos ya que conocerá el mismo Juez a tenor de lo
dispuesto en el art. 61 de la LEC 1/2000 (competencia funcional por conexión); en otro
caso, es decir, cuando se formule la solicitud de intervención del caudal y, al mismo
tiempo, la declaración judicial de herederos, tampoco será necesario ya que los
documentos referidos a la certificación del Registro Civil de fallecimiento del causante,
certificación negativa o de sucesión intestada del Registro de Actos de Última Voluntad
y otras certificaciones necesarias, serán aportadas al Juzgado con la finalidad de la
tramitación del expediente judicial de la declaración de herederos.

CUESTIONES

23.130. Los parientes hasta el cuarto grado, como legitimados para interesar la
declaración de herederos abintestato, por la vía judicial, ¿pueden interesar la
intervención judicial de la herencia después de haber sido solicitada la
declaración de herederos?

El art. 792.1.1º establece que los parientes que se crean con derecho a la sucesión
legítima podrán pedir la intervención judicial de la herencia “al tiempo de promover la
declaración judicial de herederos”. Consideramos que habría que añadir, “incluso
después de promovida, siempre que no haya sido concluida ”. Por otro lado, en el caso
de que los ascendientes o descendientes ya dispusieran del acta de notoriedad o los
demás parientes hasta el cuarto grado hubieren obtenido el auto judicial de declaración
de herederos, a todos ellos les queda la posibilidad de interesar, coetáneamente, la
intervención de la herencia con la división judicial de la herencia, a la vista de lo
dispuesto en el art. 783.1 de la LEC. El legislador parece impedir la posibilidad de
solicitar la intervención de los bienes luego de promover la declaración judicial de
herederos, pero hacerlo así supondría un agravio con respecto a los parientes hasta el
cuarto grado en relación a los ascendientes, descendientes y cónyuge del finado que
pueden solicitar la intervención judicial, posteriormente a haber promovido la
declaración de herederos notarial ya que el legislador sólo les obliga a la acreditación
de haber sido promovido el expediente ante el Notario. Por lo dicho, reiteramos,
debería permitírseles a los parientes hasta el cuarto grado la pretensión de la
intervención judicial de la herencia, durante la tramitación de la declaración judicial de
la herencia, pereciendo el plazo de la solicitud una vez se haya obtenido la declaración
de herederos.

27.3.2. CASOS DE SUCESIÓN TESTADA

El art. 792.1.2º de la LEC señala que la ocupación de los libros, papeles y co-
rrespondencia del difunto y el inventario, depósito de bienes y su administración podrá
acordarse a instancia de parte por “cualquier coheredero o legatario de parte alícuota ”.
El art. 782.1 de la LEC establece que “cualquier coheredero o legatario de parte
alícuota podrá reclamar judicialmente la división de la herencia ”; observamos que
aquellos legitimados para solicitar la división judicial de la herencia disponen, también,
de legitimación para instar las medidas de aseguramiento de los bienes del caudal
hereditario.
Según el art. 783.1 de la LEC “solicitada la división judicial de la herencia se acordará,

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cuando así se hubiere pedido y resultare procedente, la intervención del caudal
hereditario y la formación de inventario”, por lo tanto, cuando se insta la di visión
judicial de la herencia, con intervención del caudal hereditario y la formación de
inventario, primeramente tendrán lugar las medidas de aseguramiento.

CUESTIONES

23.131. Los coherederos o legatarios de parte alícuota ¿pueden interesar la inter-


vención judicial de la herencia después de haber sido solicitada la división de la
misma?

El art. 792.1.2º es imperativo al señalar que cualquier coheredero o legatario de parte


alícuota podrá interesar la intervención judicial de la herencia “al tiempo de solicitar la
división de la herencia”, por lo tanto, el legislador establece, tácita mente, la prohibición
de solicitar la intervención con posterioridad a la admisión a trámite del procedimiento
de división de la herencia. Ahora bien, no se observa obstáculo ni perjuicio alguno para
que tras instar el procedimiento de división judicial se interese la intervención. Sobre
este respecto no se ha pronunciado la jurisprudencia y, de otro lado, la abundante
doctrina estudiada acata, sin más comentarios, la expresión literal del legislador “al
tiempo de solicitar la división de la herencia ”, asumiendo la imposibilidad de pedirla
posteriormente a la presentación de la división judicial. Pero, nosotros, reiteramos,
entendemos que la Autoridad Judicial no debería denegar aquella intervención
planteada luego de solicitar la división.
A mayor abundamiento, la parte interesada podría justificar, al tiempo de pedir la
intervención judicial de los bienes que dicha petición es posterior a la solicitud de la
división de la herencia, por causas sobrevenidas a ésta.

27.4. CUESTIONES COMUNES AL PROCEDIMIENTO DIMANANTE DE SUCESIÓN


INTESTADA Y SUCESIÓN TESTADA

En el escrito de solicitud de la intervención judicial podrán ser pedidas las medidas


más indispensables para la seguridad de los bienes, libros, papeles, correspondencia y
efectos del difunto susceptibles de sustracción u ocultación (art. 790.1 LEC); del mismo
modo, en la solicitud, la parte deberá interesar la formación de inventario (art. 793.2
LEC), aportando los datos necesarios para la citación de los interesados al inventario
(art. 793.3 LEC).
También será preciso que el solicitante indique los hechos determinantes de la
necesidad de la intervención, debiendo responder la solicitud al interés de proteger y
salvaguardar la integridad de los bienes, para prevenir cualquier sustracción u
ocultación o, por qué no, menoscabo y desperfectos en los mismos y, asimismo, en su
caso, para garantizar y asegurar el rendimiento y la productividad del caudal.
Una vez interesada la solicitud de intervención judicial de los bienes, el Juez
examinará ésta, debiendo ser reconocido, en primer término, el testamento al objeto de
observar la inexistencia de disposición testamentaria que prohíba la petición de
intervención pues, en otro caso, denegará de plano la solicitud.
En el caso de que la Autoridad Judicial estimare conforme a derecho la solicitud de
intervención del caudal hereditario así la acordará, por medio de auto, con citación de
los interesados para la formación de inventario (art. 793).

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27.5. PETICIÓN DE LA INTERVENCIÓN DEL CAUDAL POR LOS ACREEDORES

El art. 792.2 de la LEC 1/2000 establece que los acreedores reconocidos como tales
en el testamento o por coherederos y los que tengan su derecho documentado en un
título ejecutivo también podrán pedir la intervención del caudal hereditario.
Por lo tanto, el legislador concede la posibilidad de adopción de las medidas de
intervención en interés de los acreedores de la herencia, siendo requisito que éstos
hayan sido reconocidos como tales en el testamento o por los herederos o tengan su
derecho documentado en un título ejecutivo.
Los acreedores que pueden interesar la intervención judicial de la herencia son
aquellos a los que el art. 782.4 concede legitimación para “oponerse a que se lleve a
efecto la partición de la herencia hasta que se les pague o afiance el importe de sus
créditos”.
A todo ello debemos añadir que la solicitud de intervención judicial puede tener lugar
en cualquier momento hasta la entrega de los bienes adjudicados a cada heredero.
Nos hallamos ante acreedores con derecho preferente en relación a los acreedores
comunes, ya el Código Civil, en su art. 1.082 establece que “los acreedores
reconocidos como tales podrán oponerse a que se lleve a efecto la partición de la
herencia hasta que se les pague o afiance el importe de sus créditos ”. Por el contra rio,
la novedad de la nueva LEC 1/2000, en relación con la derogada LEC de 1881, la
encontramos en la imposibilidad, de estos acreedores, de instar la división judicial de la
herencia y haber dejado de ser parte en el proceso divisorio.

CUESTIONES

23.132. ¿Pueden los acreedores con derecho a ello instar la intervención judicial
de la herencia en los casos en que no exista procedimiento de división judicial
de la herencia o procedimiento de declaración de herederos abintestato?

Los acreedores reconocidos como tales en el testamento o por coherederos y los que
tengan su derecho documentado en un título ejecutivo podrán pedir la intervención del
caudal hereditario. El derecho de los acreedores no se circunscribe a la existencia del
procedimiento de división judicial de la herencia, sino que, tal vez, en ocasiones, lo
más importante sea que pueden pedirla incluso aunque el causante hubiera fallecido
sin testar y sin parientes llamados por ley a la sucesión, tramitándose a pesar de no
haberse promovido procedimiento de división judicial de la herencia o procedimiento
de declaración de herederos abintestato. En relación al procedimiento de división
judicial de la herencia ha de tenerse presente que puede no sea solicitada por deberla
efectuar un comisario o contador-partidor designado por el testador, por acuerdo entre
los coherederos o por resolución judicial o porque, sin más, no se inste. Por ello, no
puede ser privado el derecho de los acreedores de solicitar la intervención judicial del
caudal aún no existiendo procedimiento judicial de solicitud de división de la herencia o
de declaración de herederos abintestato. A mayor abundamiento, en el caso de los
acreedores, dada su situación, no será preciso que argumenten o razonen los motivos
por los que interesan la intervención de los bienes, ya que el interés es manifiesto y
notorio, dada la pretensión del cobro de sus créditos.

27.6. LA CESACIÓN DE LA INTERVENCIÓN JUDICIAL DE LA HERENCIA

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A pesar de que en su momento será estudiada la cesación de la intervención judicial
de la herencia, entendemos meritorio, en este instante hacernos eco de la finalización
de la intervención.
Las medidas de intervención durante la tramitación de la declaración de herederos
abintestato, cesarán tan pronto se ponga fin a la declaración de herederos, por medio
de acta de notoriedad o mediante auto, salvo que algún interesado, declarado
heredero, pida la división judicial de la herencia (art. 796.1).
Las medidas de intervención durante la sustanciación del procedimiento de división
judicial de la herencia cesarán con la entrega a cada heredero de los bienes que les
hayan sido adjudicados (art. 796.1); también cesará la intervención de común acuerdo,
salvo cuando alguno de los interesados sea menor o incapacitado y no tenga
representante legal o cuando hubiere algún heredero ausente al que no haya podido
citarse por ignorarse su paradero (art. 796.2).
De otro lado, cuando existieran acreedores reconocidos en el testamento o por los
coherederos o con derecho documentado en un título ejecutivo, que se hubieran
opuesto a que se lleve a efecto la partición de la herencia hasta que se les pague o
afiance el importe de sus créditos, no se acordará la cesación de la intervención hasta
que se produzca el pago o afianzamiento (art. 796.3).

28. PRIMERAS ACTUACIONES. FORMACIÓN DE INVENTARIO. ADMI-


NISTRACIÓN, CUSTODIA Y CONSERVACIÓN DEL CAUDAL HEREDITARIO

28.1. CONSIDERACIONES GENERALES

La intervención judicial integra la formación del inventario de los bienes del causante
(art. 794) y, hecho esto, se determinará lo procedente sobre la administración, custodia
y conservación de los mismos (art. 795).
En principio, será requisito a los fines de que con el inventario de los bienes se
obtenga el objetivo deseado con la intervención judicial, “la adopción de las medi das
indispensables para la seguridad de los bienes, así como de los libros, papeles,
correspondencia y efectos del difunto susceptibles de sustracción u ocultación ” (art.
793.1). Si bien, la adopción de estas medidas tendrán lugar “si fuera necesario y no se
hubiera efectuado anteriormente” (art. 793.1) o, dicho de otro modo, si la Autori dad
Judicial no hubiere acordado el aseguramiento de los bienes de la herencia y de los
documentos del difunto, conforme establece el art. 790.1.
El art. 793.1 señala que “acordada la intervención del caudal hereditario en cual quiera
de los casos a que se refieren los artículos anteriores (la intervención judicial de oficio -
art. 791- o la intervención a instancia de parte -art. 792-) ordenará el tribunal, por
medio de auto, si fuere necesario y no se hubiera efectuado anteriormente, la adopción
de las medidas indispensables para la seguridad de los bienes así como de los libros,
papeles, correspondencia y efectos del difunto susceptibles de sustracción u
ocultación”.
Dentro del estudio del art. 793.1, recordemos que la intervención judicial puede haber
venido acordada de oficio (art. 791.2), a instancia del cónyuge viudo, cualquiera de los
parientes con derecho a la sucesión legítima o cualquier heredero o legatario de parte
alícuota (art. 792.1) o, interesada por los acreedores reconocidos como tales en el
testamento o por los coherederos o los que tengan su derecho documentado en un
título ejecutivo (art. 792.2). Esta intervención judicial, también debemos tener presente,
como ya se estudió, puede haber tenido lugar en una sucesión testada o en un

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sucesión intestada, con parientes llamados por la ley para la sucesión o sin parientes.
Por último, señalar que las actuaciones necesarias para llevar a cabo la formación de
inventario y administración del caudal, tienen lugar de oficio, durante el procedimiento
de intervención judicial de la herencia.

CUESTIONES

23.133. ¿Cuál será el objetivo del inventario de los bienes del causante?

Sin perjuicio de que la adopción de las medidas indispensables para la seguridad de


los bienes, libros, papeles, correspondencia y efectos del difunto para evitar la
sustracción u ocultación de éstos, debe decirse que la finalidad del inventario no es
otra que determinar el patrimonio del finado a los efectos de posterior partición judicial.

23.134 El art. 791.2 habla de inventario de bienes del causante y el art. 794, igual-
mente, se refiere a la formación de inventario de bienes ¿Nos encon tramos ante
el mismo inventario? ¿Estamos ante dos inventarios distintos?

Efectivamente nos hallamos ante dos inventarios distintos. El inventario del art. 791.2
“intervención judicial de la herencia cuando no cons te la existencia de testamento ni de
parientes llamados a la sucesión legítima”, es acordado de oficio. El inventario del art.
794 puede ser acordado de oficio o a instancia de parte. El inventario del art. 791.2 es
realizado por el Secretario Judicial cuando se procede a la ocupación de los libros,
papeles y correspondencia del difunto. El inventario del art. 794 tendrá lugar previa
citación de todos los interesados a que se refiere el art. 793.3. El inventario del art.
791.2 tendrá carácter provisional mientras que con el inventario del art. 794,
concluyendo esta cuestión, podrán distinguirse tanto los bienes y los derechos de la
herencia y aquellos que no lo son, como las deudas y obligaciones que habrán de
soportar los herederos por corresponder al patrimonio del causante.

28.2. LA CITACIÓN PARA LA FORMACIÓN DE INVENTARIO

28.2.1. LAS PERSONAS QUE HAN DE SER CITADAS

CUESTIONES

23.135. ¿Por qué el legislador establece un numeroso listado de interesados que


han de ser citados para la formación de inventario?

Era ya jurisprudencia reiterada del Tribunal Supremo, con la LEC de 1881, establecer
que limitar la legitimación para promover el juicio de testamentaría no puede impedir
que quien sostiene que se han incluido en el inventario bienes que le corresponden y
necesite justificar el título en que se funde su pretensión, ejercite las acciones
conducentes a uno y otro fin, bien en procedimiento aparte, o bien en el mismo juicio,
como incidente por los trámites ordinarios del que corresponda. Por ello, todos los que

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se pudieran ver afectados por la formación de inventario serán citados para poder
comparecer a esta diligencia y hacer uso del derecho que viene dado en el art. 794.4,
en el sentido de poder suscitar controversia sobre la inclusión o exclusión de bienes,
resolviéndose la discusión por los trámites previstos para el juicio verbal.

23.136. Aquellos interesados que no hubieren sido citados a la formación de in-


ventario ¿cómo podrán solicitar la exclusión de bienes en el inventario?

La Ley, en el procedimiento de intervención del caudal hereditario y, más concre-


tamente, los preceptos 793 y siguientes, no dan solución a esta pregunta. Ahora bien,
evidentemente, podrán ejercitar sus acciones y, en este caso, podrán acudir al juicio
declarativo que corresponda por la cuantía de los bienes o al juicio posesorio
correspondiente.

28.2.1.1. El cónyuge sobreviviente

La citación del cónyuge sobreviviente viene dada en el art. 793.3.1º de la LEC 1/2000.
Nos hallamos ante el caso de haber sido acordada la intervención judicial a instancia
de parte junto con la declaración de herederos o durante el transcurso del expediente,
por fallecimiento del causante sin haber otorgado testamento (art. 792.1.1º) o, en el
supuesto de haber sido acordada la intervención judicial, por cualquier coheredero o
legatario de parte alícuota, al tiempo de solicitar la división judicial de la herencia (art.
792.1.2º) o, incluso, a petición de los acreedores reconocidos como tales en el
testamento o por los coherederos o por los acreedores que tengan su derecho
documentado en un título ejecutivo.
La participación del cónyuge sobreviviente, entendemos, es necesaria, como heredero
o, incluso, aun no teniendo dicha condición.
La intervención del cónyuge, en cualquiera de los casos anteriores, corresponderá, en
primer lugar, a su interés sucesorio bien testado o intestado o para conocer los
derechos legitimarios que le han sido reconocidos; en segundo lugar, y tal vez, más
importante, para establecer los bienes gananciales y los bienes exclusivos, es decir,
delimitar el patrimonio común de la pareja y el patrimonio privativo de cada uno,
deslindando unos de otros.

CUESTIONES

23.137. En la formación de inventario, en relación con los bienes comunes del


causante y el cónyuge sobreviviente ¿qué ocurrirá con los bienes muebles?

El art. 1.321 del Código Civil nos da la respuesta señalando que “fallecido uno de los
cónyuges, las ropas, el mobiliario y enseres que constituyan el ajuar de la vivienda
habitual común de los esposos se entregarán al que sobreviva, sin computárselo en su
haber. No se entenderán comprendidos en el ajuar las alhajas, objetos artísticos,
históricos y otros de extraordinario valor”.

23.138. Para la formación de inventario y la citación para ésta ¿qué ocurrirá si el


causante y el cónyuge sobreviviente hubieren estado separados de hecho o
judicialmente?

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La Ley no distingue la relación entre ellos, por lo que no hay que dejar a un lado al
cónyuge en estos casos, ya que aunque, incluso, el régimen de gananciales hubiere
sido liquidado, en el caso de sucesión intestada y con derecho a la legítima, continuará
con interés de salvaguardar y proteger el patrimonio del causante.

28.2.1.2. Los parientes, los herederos o legatarios de parte alícuota

El art. 793.3 establece que a la formación de inventario deberán ser citados “2º Los
parientes que pudieran tener derecho a la herencia y fueren conocidos, cuando no
conste la existencia de testamento ni se haya hecho la declaración de herederos
abintestato” y, “3º Los herederos o legatarios de parte alícuota ”.
En relación a los parientes que pudieran tener derecho a la herencia y fueren co-
nocidos, serán citados aquellos que, acordada la intervención judicial a instancia de
parte (art. 792.1.1º), durante la tramitación de la declaración de herederos abintestato,
por haber fallecido el causante sin otorgar testamento, fueren parte, ya por haberla
promovido o por haber comparecido posteriormente, para solicitar un derecho pre-
ferente, al haber tenido conocimiento de la existencia de la solicitud de declaración de
herederos abintestato por el llamamiento edictal o de cualquier otro modo.
En cuanto a los herederos o legatarios de parte alícuota nos encontramos en el
supuesto de haber sido acordada la intervención judicial, por cualquier coheredero o
legatario de parte alícuota, al tiempo de solicitar la división judicial de la herencia (art.
792.1.2º) o, incluso, acordada la intervención a petición de los acreedores reconocidos
como tales en el testamento o por los coherederos o por los acreedores que tengan su
derecho documentado en un título ejecutivo.
Y, refiriéndonos exclusivamente a los herederos, hay que añadir el caso en que haya
sido acordada la intervención judicial a instancia de parte junto con la declaración de
herederos o en el transcurso del expediente, por haber fallecido el causante sin haber
otorgado testamento (art. 792.1.1º).

CUESTIONES

23.139. ¿Qué herederos o legatarios de parte alícuota serán citados a la forma-


ción de inventario?

La respuesta es clara y concisa: todos.


Efectivamente, no sólo serán citados, para la formación de inventario, aquellos que
hubieren solicitado la división judicial de la herencia y la intervención judicial del caudal
relicto, sino todos aquellos que sean herederos o legatarios de parte alícuota. Además,
serán citados sin tener en cuenta que se hallen personados o no en el procedimiento
judicial de la partición de la herencia con la intervención judicial del caudal.

28.2.1.3. Los acreedores

Primeramente distingamos a qué acreedores se refiere el art. 793.3.4º, ya que no


todos los acreedores son citados a la formación de inventario.
“Los acreedores a cuya instancia se hubiere declarado la intervención del caudal

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hereditario”. Recordemos que tienen legitimación para interesar la intervención del
caudal hereditario, según el art. 792.2.2, los acreedores reconocidos como tales en el
testamento o por los coherederos y los que tengan su derecho documentado en un
título ejecutivo.
“Los acreedores que estuvieren personados en el procedimiento de división de la
herencia”. Los acreedores que pueden intervenir, a su costa, en la partición para evitar
que ésta se haga en fraude o perjuicio de sus derechos son, señala el art. 782.5, los
acreedores de uno o más de los coherederos.
Respecto a éstos acreedores (art. 782.5) sólo serán citados los que se hayan per-
sonado en el procedimiento judicial de división de la herencia.

CUESTIONES

23.140. ¿Cuál es la finalidad de la citación a los acreedores “reconocidos ”?

La finalidad de la citación a los acreedores “reconocidos ”, como señala el art. 782.4


será “oponerse a que se lleve a efecto la partición de la herencia hasta que se les
pague o afiance el importe de sus créditos” y de los acreedores de uno o más de los
coherederos para evitar que la partición se haga en fraude o perjuicio de sus derechos.
Señalar, de otro lado, que la causa de que la formación del inventario se encuentre
regulada dentro del procedimiento de intervención judicial de la herencia (no como
venía establecido en la Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881) reside en dar valía a la
figura del acreedor de la herencia, dada su exclusión como parte legítima en el
procedimiento de la división judicial de la herencia.

28.2.1.4. El Ministerio Fiscal

A tenor de lo dispuesto en el art. 793.3.5º, cuando la intervención judicial de la


herencia hubiere sido acordada de oficio por no constar la existencia de testamento ni
de parientes llamados a la sucesión legítima (art. 791) el Ministerio Fiscal será citado
para la formación de inventario.
El Ministerio Fiscal representará los intereses de los parientes desconocidos con
derecho a la sucesión legítima, o los parientes conocidos con derecho a la herencia o
de los herederos o legatarios de parte alícuota que no pudieran ser citados perso-
nalmente por ser desconocida su residencia, o cuando cualquiera de los interesados
sea menor o incapacitado y no tenga representante legal (art. 793.3.5º).
        Aplicando lo dispuesto en el art. 783.4 de la LEC, respecto a los menores o inca-
pacitados cesará el Ministerio Fiscal cuando estén habilitados de representante legal o
defensor judicial ; y, en cuanto a los ausentes, cuando se presenten en el juicio o
puedan ser citados personalmente aunque vuelvan a ausentarse.

28.2.1.5. El abogado del Estado

Partimos del supuesto establecido en el art. 956 del Código Civil, que dispone que a
falta de personas que tengan derecho a heredar, heredará el Estado; así, cuando el
causante fallece sin testamento y sin parientes con derecho a la sucesión abintestato,
el Estado es llamado a la sucesión.
Según dispone el art. 793.3.6º, cuando la intervención judicial de la herencia hubiere

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sido acordada de oficio por no constar la existencia de testamento ni de parientes
llamados a la sucesión legítima (art. 791) el Abogado del Estado será citado para la
formación de inventario o, en los casos previstos legalmente, los Servicios Jurídicos de
las Comunidades Autónomas.
Por ello, y teniendo interés en conocer los derechos y bienes del caudal relicto e
impedir su sustracción u ocultación, en orden al aseguramiento de los bienes, será
citado el Abogado del Estado o, en los casos previstos legalmente, los Servicios Jurí-
dicos de las Comunidades Autónomas.

28.2.2. EL MODO DE CITACIÓN

El art. 793.2 establece que “en la misma resolución (en la que se acuerde la adop ción
de las medidas indispensables para la seguridad de los bienes), señalará día y hora
para la formación de inventario, mandando citar a los interesados ”; y, el aparta do 3 del
art. 793 establece las personas que han de ser citadas para la formación.
En el caso que nos ocupa, la Ley no concreta la forma en que tendrá lugar la citación,
al contrario de lo que sucede en el art. 783.3 a propósito de la convocatoria de junta
para designar contador y peritos en el procedimiento de la división judicial de la
herencia, que señala que “la citación de los interesados que estuvieren ya perso nados
en las actuaciones se hará por medio del procurador. A los que no estuvieren
personados se les citará personalmente, si su residencia fuere conocida. Si no lo fuere,
se les llamará por edictos, conforme a lo dispuesto en el artículo 164 ”.
La citación de aquellos que estuvieren comparecidos en autos tendrá lugar mediante
su procurador en autos, según establece el art. 28.1 y 153, recordando que es
preceptiva la intervención de representante procesal, conforme dispone el art. 23 de la
LEC.
Los que no se hallaren comparecidos en el procedimiento serán citados mediante
correo certificado con acuse de recibo (art. 155) o, en otro caso, mediante entrega por
el Secretario o funcionario delegado (art. 155 y 161).

CUESTIONES

23.141. Las personas cuyo paradero sea desconocido ¿serán citadas por
edictos?

El art. 793.3.5º establece que el Ministerio Fiscal será citado, a la formación de


inventario, siempre que “alguno de los parientes conocidos con derecho a la herencia
o de los herederos o legatarios de parte alícuota no pudiere ser citado personalmente
por no ser conocida su residencia”. De otro lado, cuando han de ser citados los
interesados a la junta, en el procedimiento de la división judicial de la herencia, para la
designación de contador y peritos, de una parte el art. 783.3 establece que “a los
interesados que no estuvieren personados se les citará personalmente, si su
residencia fuere conocida. Si no lo fuera, se les llamará por edictos, conforme a lo
dispuesto en el artículo 164”; y de otra parte el art. 783.4 señala que “se convocará al
Ministerio Fiscal para que represente a los ausentes cuyo paradero se ignore ”.
Observamos que en la convocatoria de la junta, en relación a los ausentes o de
residencia desconocida, les representará el Ministerio Fiscal, al igual que sucede en la
formación de inventario; en cambio, en la citación para la formación el legislador
guarda silencio y, por el contrario, no lo hace en la convocatoria de la junta, que señala

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que serán citados por edictos. Ante este vacío debería ser aplicada la norma del art.
783.3 y, por consiguiente, establecer que los parientes de residencia desconocida sean
citados por edictos.

28.3. LA FORMACIÓN DEL INVENTARIO

28.3.1. CONSIDERACIONES GENERALES

Una vez citados los interesados, en el día y hora señalados, procederá el Secretario
Judicial, con los que concurran, a formar el inventario, el cual contendrá la relación de
los bienes de la herencia y de las escrituras, documentos y papeles de importancia que
se encuentren (art. 794.1).
El inventario deberá realizarse tomando como base el inventario que hubo de
realizarse cuando tuvo lugar la ocupación de los libros, papeles y correspondencia del
difunto, así como el depósito de los bienes y su administración, conforme dispone el
art. 791.2 de la LEC, si bien, en este momento, con la intervención de todos los
interesados citados que concurran al acto.
En otro orden de cosas, el legislador, como hace en el art. 786.1 de la LEC 1/2000, al
referirse a la práctica de las operaciones divisorias, en la que establece que “el
contador realizará las operaciones divisorias con arreglo a lo dispuesto en la ley
aplicable a la sucesión del causante; pero si el testador hubiere establecido reglas
distintas para el inventario, avalúo, liquidación y división de sus bienes, se atendrá a lo
que resulte de ellas”, vuelve a proclamar el principio de que la voluntad del testador es
la ley especial, disponiendo en el art. 794.2 de la LEC 1/2000 que “si por disposición
testamentaria se hubieren establecido reglas especiales para el inventario de los
bienes de la herencia, se formará éste con sujeción a dichas reglas ”.
Para terminar debemos hacer mención especial al art. 1.321 del CC, en relación al
contenido de los bienes que formarán el inventario, del que ya dimos cuenta cuando se
abordó la figura del cónyuge sobreviviente como persona a citar para la formación de
inventario. Así, dicho precepto establece que “fallecido uno de los cónyuges, las ropas,
el mobiliario y enseres que constituyan el ajuar de la vivienda habitual común de los
esposos se entregarán al que sobreviva, sin computárselo en su haber. No se
entenderán comprendidos en el ajuar las alhajas, objetos artísticos, históricos y otros
de extraordinario valor”.

CUESTIONES

23.142. ¿Será precisa la presencia de todos los citados a la formación de


inventario para que ésta tenga validez?

En cuanto al número de interesados citados, la Ley no establece quórum de asistencia,


por lo tanto, no será indispensable la presencia de un número determinado de
asistentes. A mayor abundamiento, ha de entenderse que cuando el art. 794.1 dispone
que “procederá el Secretario Judicial, con los que concurran, a formar el inventario ”,
está señalándose que tendrá lugar sea el número que sea de asistentes, ya que nos
habla de proceder “con los que concurran ”. Por último, aprovechar esta cuestión para
indicar que aquellos que no concurran no tendrán oportunidad, en el procedimiento de
intervención judicial de la herencia, de interesar la inclusión o exclusión de bienes en el

La Partición de la Herencia - 97
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inventario, debiendo acudir al procedimiento que corresponda; precluyendo, por lo
tanto, las acciones para los no asistentes, en este procedimiento.

23.143. A propósito de la formación de inventario y la figura del Secretario ¿qué


opina la doctrina en relación al carácter no jurisdiccional de esta actuación?

Respecto a la figura del Secretario, en la formación de inventario, la doctrina se


manifiesta en favor del carácter no jurisdiccional de estas actuaciones, por la presencia
del fedatario judicial, sin la intervención del Juez, motivándolo en el art. 1.063 de la
LEC 1881 (juicio voluntario de testamentaría) que señalaba que “para hacer los
inventarios judicialmente se dará comisión al actuario, sin perjuicio de que el Juez
pueda concurrir a su formación en todo o en parte, cuando lo solicite alguno de los
interesados y él lo considere necesario”; mientras que, de otro lado, el art. 1.095 de la
LEC 1881 (juicio necesario de testamentaría) establecía que “practicadas las
diligencias necesarias para la seguridad de los bienes, libros y papeles, se acomodará
este juicio a los trámites para el voluntario, con las modificaciones siguientes: 1ª Los
inventarios se formarán judicialmente. v 2ª Los bienes se constituirán siempre en
depósito, sin que pueda adoptarse acuerdo alguno en contrario. 3ª El administrador
dará fianza bastante a responder de lo que administre. Si le hubieren relevado de ella
los interesados que sean mayores de edad, será proporcionada a la participación que
tengan en la herencia los menores, incapacitados o ausentes, sin que en ningún caso
pueda dispensársele de esta obligación”.

23.144. ¿Qué bienes contendrán el inventario?

Como el precepto de estudio (art. 794.1) establece, el inventario deberá ir referido a “la
relación de los bienes de la herencia y de las escrituras, documentos y papeles de
importancia que se encuentren”. El antecedente de los bienes a inventariar lo
encontramos en el art. 1.066 de la LEC de 1881 que establecía que el inventario
“contendrá la descripción de los bienes de la herencia por el orden siguiente: 1º
Metálico. 2º Efectos públicos. 3º Alhajas. 4º Semovientes. 5º Frutos. 6º Muebles. 7º
Inmuebles. 8º Derechos y acciones”; así como en el art. 1.067 de dicho cuerpo legal
que disponía que “se formará, además, con igual precisión, inventario especial de las
escrituras, documentos y papeles de importancia que se encuentren ”. Dado que la
nueva LEC de 1/2000 no establece el modo en que ha de tener el inventario, podría, el
Secretario, acomodar la práctica del mismo a lo dispuesto en los artículos 1.066 y
1.067, ambos de la LEC de 1881, si bien, evidentemente, no deberá sujetarse al orden
en aquél precepto establecido, pudiéndolo alterar o modificar conforme las exigencias
de cada inventario.

23.145. ¿Qué debe comprender la diligencia de formación de inventario? ¿Qué


hacer en caso de discusión en torno a la pertenencia a la herencia o a un tercero
de un bien o bienes determinados de cuya existencia no hay duda?

La sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de fecha 20/03/2001 (Tol107674) se


pronunció en el sentido siguiente: Iniciado el juicio de testamentaría y convocados
todos los interesados para la formación del inventario, la diligencia que de tal acto se
levante por el Secretario deberá comprender una descripción de los bienes que
indiciariamente, pero de modo preciso y detallado, sin prejuzgar el derecho definitivo,

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se consideren pertenecientes a la herencia, sin que resulten bastantes las referencias
genéricas e indocumentadas. Ante la discusión en torno a la pertenencia a la herencia
o a un tercero de un bien o bienes determinados de cuya existencia no hay duda, es
decir el bien existe pero se cuestiona su titularidad dominical y por tanto la pertenencia
a la herencia, aunque la jurisprudencia aconseja su inclusión en el inventario con la
reserva de la discrepancia, tampoco puede considerarse improcedente y, por ello,
rechazable, su exclusión de aquel, de modo que quede limitado a los bienes exentos
de discusión o discrepancia. En uno y otro caso, sin necesidad de esperar al trámite -
legal-, con el consiguiente dispendio de actividades procedimentales inútiles y de
tiempo, de mantenerse la contradicción, la solución necesariamente pasa por acudir al
juicio declarativo correspondiente a fin de que se determine qué bienes forman parte
de la herencia -incluyendo unos o excluyendo otro, según el caso- y, en fin, se decidan
las cuestiones derivadas de la división de la herencia, determinación del patrimonio,
fijación de las cuotas correspondientes a cada heredero e, incluso, la realización de las
operaciones divisorias en trámite de ejecución de sentencia.

23.146. Cuando existe cotitularidad en una cuenta o depósito bancario, en la que


el causante es uno de los cotitulares ¿cómo se incluye en el inventario?

El Tribunal Supremo, en sentencia de fecha 25/05/2001 (Tol63774), ha reconocido que


las cuentas corrientes bancarias sólo expresan una disponibilidad de fondos a favor de
quienes figuran como sus titulares, y el mero hecho del mantenimiento de cuentas con
titulares plurales no atribuye el condominio sobre los saldos, pues viene precisado por
las relaciones internas que medien entre quienes resultan titulares bancarios
conjuntos, y más concretamente por la originaria pertenencia de los fondos. Por lo
tanto, para la inclusión en el inventario total o parcialmente los fondos de un depósito
bancario, se deberá estar al origen de los mismos.

23.147. A la vista del art. 794.1 de la LEC y los precedentes que encontramos en
los artículos 1.066 y 1.067 de la LEC de 1881, el inventario ¿únicamente debe ir
referido a los bienes y derechos del causante?

La respuesta es no. Así, el inventario no afecta, únicamente, a los bienes y docu-


mentos del fallecido, sino también al pasivo del caudal relicto. El art. 659 del Código
Civil lo expresa claramente disponiendo que “la herencia comprende todos los bienes,
derechos y obligaciones de una persona que no se extingan por su muerte ”. Por
analogía podemos hacer mención del art. 1.396 CC, que también incluye el pasivo,
además del activo, cuando se refiere a la liquidación tras la disolución de la sociedad
de gananciales, disponiendo que comience con el inventario del activo y pasivo de la
sociedad. Por lo tanto, nada hace pensar que el pasivo del causante no deba incluirse
en el inventario, por ello, el Secretario Judicial deberá hacer constar tanto los bienes y
derechos del causante como sus obligaciones.

23.148. ¿Cómo se deberá de actuar en el caso de no suscitarse controversia


sobre la inclusión o exclusión de bienes en el inventario?

El acuerdo de todos los interesados concurrentes a la formación de inventario deberá


ser recogido en la diligencia levantada al efecto.
Será obligatorio que en la diligencia se haga constar, expresamente, el consentimiento

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de los presentes.
Ahora bien, el acuerdo de los concurrentes no requerirá la aprobación judicial.

23.149. En relación al contenido de los bienes que forman el inventario ¿qué ocu-
rrirá con los créditos de la comunidad hereditaria?

Deberán tenerse presente, los créditos de la comunidad contra los coherederos


derivados en el estado de indivisión. Así, el art. 1.063 del CC establece que “los
coherederos deben abonarse recíprocamente en la partición las rentas y frutos que
cada uno haya percibido de los bienes hereditarios, las impensas útiles y necesarias
hechas en los mismos, y los daños ocasionados por malicia o negligencia”; y el art.
1.064 del mismo cuerpo legal dispone que “los gastos de partición, hechos en interés
común de todos los coherederos, se deducirán de la herencia; los hechos en interés
particular de uno de ellos, serán a cargo del mismo ”.

28.3.2. LA CONTROVERSIA SOBRE LA INCLUSIÓN O EXCLUSIÓN DE BIENES EN


EL INVENTARIO

Principiamos este epígrafe señalando que el inventario tendrá por objeto, únicamente,
la relación y descripción de los bienes, sin que deban ser evaluados los mismos; ahora
bien, el art. 1.010 del CC dispone que “todo heredero puede aceptar la herencia a
beneficio de inventario, aunque el testador se lo haya prohibido. También podrá pedir
la formación de inventario antes de aceptar o repudiar la herencia, para deliberar sobre
este punto”. Por lo tanto, nos hallamos ante la necesidad de proceder a la formación
del inventario y, en estos casos, al avalúo de los bienes, para poder hacerse uso del
derecho de deliberar y el beneficio de inventario recogido en el art. 1.010 antes citado.
El art. 794.4 de la LEC 1/2000 establece que “si se suscitare controversia sobre la
inclusión o exclusión de bienes en el inventario se citará a los interesados a una vista,
continuando la tramitación con arreglo a lo previsto para el juicio verbal ”.
La regulación del cauce contencioso en el caso de suscitarse controversia en cuanto a
la inclusión o exclusión de bienes en el inventario, ha supuesto una novedad legislativa
a pesar de que en la práctica forense, con la anterior Ley de Enjuiciamiento Civil, fuera
utilizado el incidente de previo pronunciamiento que venía regulado en los artículos
741 y siguientes. A mayor abundamiento, la práctica forense tuvo acogida por el propio
Tribunal Supremo que admitió un recurso de casación contra la sentencia recaída en el
procedimiento incidental de impugnación del inventario.
Respecto a la tramitación de la inclusión o exclusión de bienes, en primer lugar, la
controversia será recogida en la diligencia que extenderá el Secretario, dando cuenta,
posteriormente, al Juez, quien citará a los interesados a una vista que será celebrada
conforme a las normas previstas para el juicio declarativo verbal (procedimiento por el
que se ventilan la mayoría de incidentes que puedan surgir en la práctica totalidad de
procesos civiles).
El art. 794.4 concluye estableciendo que “la sentencia que se pronuncie sobre la
inclusión o exclusión de bienes en el inventario dejará a salvo los derechos de
terceros”.
Contra la sentencia que apruebe el inventario cabrá el recurso de apelación, en el
plazo de cinco días, careciendo de efectos suspensivos y, por lo tanto, continuará el
procedimiento respecto a la administración del caudal, su custodia y conservación.

CUESTIONES

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23.150. Cuando se suscita controversia sobre la inclusión o exclusión de bienes


en el inventario ¿a qué interesados habrá que citar a la vista?

El art. 794.4 señala que “se citará a los interesados ” por lo que no hay que entender,
en ningún caso, que únicamente serán citados aquellos que concurran a la formación
de inventario, sino que el tribunal deberá acordar la citación de todos aquellos que
hubieren sido citados para el inventario, quienes tendrán derecho a ser oídos y, en su
caso, oponerse al interesado que hubiere suscitado la controversia.

23.151. A propósito de la controversia sobre la inclusión o exclusión de bienes


en el inventario, en la vista, ¿de qué manera tendrá lugar la prueba?

En la vista, será suficiente un principio de prueba teniendo presente que la sentencia


que recaída en este “incidente” no establece declaración alguna del de recho de
propiedad a favor de la herencia o de un tercero ni título del dominio sobre el bien
inventariado a favor de la herencia, dejando a salvo los derechos de terceros para
reclamarlos mediante el procedimiento correspondiente. Respecto a los medios de
prueba, dado que no se refiere a ello el articulado en el procedimiento de intervención
judicial de la herencia y, por tanto, no existe limitación alguna, las partes podrán
proponer todas aquellas pruebas que tengan por conveniente en apoyo de sus
pretensiones y que vienen recogidas en el art. 299 de la LEC 1/2000.

23.152. Ante la problemática de inclusión o exclusión de bienes ¿qué derecho


pueden ejercitar los interesados?

La sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de fecha 20/03/2001 (Tol107674)


nos da la solución al establecer que “cuando en un inventario se inclu yan bienes que
pertenecen a otro dueño o no se incluyen los que, perteneciendo al común, los posee
un coheredero o un tercero, pueden los que se crean con derecho reivindicar o pedir la
mera declaración que colateralmente y sin paralizar la testamentaría servirá para
decidir la cuestión dando lugar en su día o a partición complementaria de bienes
(artículo 1.079 del Código Civil) o a la rectificación correspondiente a la exclusión de
bienes.

23.153. ¿Cabe admitir el incidente de inclusión de bienes cuando hay juicio vo-
luntario de testamentaría?

La sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de fecha 20/03/2001 (Tol107674)


declaró lo siguiente: Ante la discrepancia de las partes respecto de los bienes que
integran el haber partible, cabe según la voluntad procesal de aquellas, que se
continúe el juicio voluntario de testamentaría tomando como base el inventario
practicado por el actuario, sin perjuicio de que quien se crea asistido de derecho
promueva, colateralmente sin paralizar la testamentaría, el juicio declarativo que
corresponda a fin de decidir el punto discutido, dando lugar en su día, como apuntan
las sentencias del Tribunal Supremo de 5 de julio de 1994 y 27 de febrero de 1995, a
partición complementaria de bienes o a la rectificación correspondiente a la exclusión

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de bienes; o bien que se paralice o archive tornándose contenciosa la contienda,
decidiendo en el juicio declarativo todas las cuestiones referentes a la integración del
patrimonio partible, fijación de cuotas y atribución de bienes. En todo caso queda
proscrito y resulta un cauce inadecuado el mal llamado “incidente de inclusión o
exclusión de bienes”.

28.4. LA ADMINISTRACIÓN, CUSTODIA Y CONSERVACIÓN DEL CAUDAL HERE-


DITARIO

28.4.1. CONSIDERACIONES GENERALES

El art. 795 viene a establecer que después de que haya sido hecho el inventario, el
Juez mediante auto, determinará lo conveniente sobre la administración del caudal, su
custodia y conservación, ateniéndose, en su caso, a lo que sobre estas materias
hubiere dispuesto el testador y, en su defecto, con sujeción a las reglas que el mismo
precepto establece y, referidas, al metálico y efectos públicos y al nombramiento de
administrador.
El precedente lo encontramos en el art. 1.068 de la LEC de 1881 que disponía que una
vez practicadas las diligencias de formación de inventario, el Juez acordada la Junta
citando a los interesados para que se pusieran de acuerdo sobre la administración, su
custodia y conservación.
Con la nueva regulación, el legislador abandona la posibilidad de acuerdo entre los
interesados sobre la administración, su custodia y conservación (salvo lo referente a la
caución del administrador, como luego se verá -art. 795.4º-) y establece que sea el
Juez quien acuerde lo procedente sobre ello, salvo disposición expresa del testador.
Obviamente, el Juez deberá establecer lo procedente sobre la administración del
caudal, en los casos de producirse la sucesión intestada. Por ello, podemos decir,
como señala el art. 795, que habrá que considerar la voluntad del testador; supuesto
que, evidentemente, tendrá lugar en los supuestos de herencia indivisa cuando la
intervención judicial de la herencia haya sido interesada al tiempo de formular la
solicitud de división judicial de la herencia, como estatuye el art. 792.1.2º.
La determinación sobre la administración del caudal, su custodia y conservación tendrá
lugar, una vez llevado a cabo el inventario, mediante auto (art. 795), que recaerá de
oficio, contra el que podrá ser interpuesto el recurso de reposición en el plazo de cinco
días, sin perjuicio del cual se llevará a efecto lo acordado (art. 451).

CUESTIONES

23.154. Cuando lo previsto por el causante no fuere oportuno ¿puede la Autori-


dad Judicial restringir lo ordenado por el testador?

En principio, la Autoridad Judicial, en relación a la administración del caudal, su


custodia y conservación deberá atenerse a lo que pudiera haber dispuesto el testador,
ahora bien, la doctrina entiende que cuando lo previsto por el causante no fuere
oportuno, dadas las circunstancias que pudieren haber sobrevenido al fallecimiento o
al tiempo del otorgamiento de la disposición testamentaria, el Juez, mediante auto, y
motivando su resolución, podría no pasar por lo ordenado por el testador, en bien de la
herencia y la comunidad hereditaria.

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23.155. ¿Qué finalidad tiene la fase de la administración, custodia y conservación
del caudal hereditario?

La finalidad dispuesta por el legislador, en esta fase del procedimiento, está dirigida a
la adopción de medidas de protección y mantenimiento del caudal relicto hasta en
tanto tenga lugar el acta de notoriedad o la resolución de la declaración de herederos
abintestato o completa división judicial de la herencia.

28.4.2. LAS MEDIDAS DE ADMINISTRACIÓN, CUSTODIA Y CONSERVACIÓN

Las dos medidas de administración, custodia y conservación que vienen reguladas en


el art. 795 de la LEC son: a) el metálico y efectos públicos que se depositarán con
arreglo a derecho; y, b) el nombramiento de administrador judicial de la herencia y la
caución que ha de prestarse.

28.4.2.1. El metálico y efectos públicos

El art. 795.1º de la LEC establece que “el metálico y efectos públicos se deposita rán
con arreglo a derecho”.
El depósito del dinero metálico y de los efectos públicos tendrá lugar en la forma
dispuesta en el Real Decreto 467/2006, de 21 de abril, por el que se regulan los de-
pósitos y consignaciones judiciales en metálico, de efectos o valores, que deroga el
Real Decreto 34/1988, de 21 de enero, por el que se regulaban los pagos, depósitos y
consignaciones judiciales, y la Orden Ministerial de 5 de junio de 1992, por la que se
desarrollaba el Real Decreto 34/1988, de 21 de enero.
El Real Decreto 467/2006, de 21 de abril, entró en vigor, tras su publicación en el BOE
el día 12 de mayo de 2006, a los dos meses.

28.4.2.2. El nombramiento de administrador judicial de la herencia y la caución


que ha de prestarse

28.4.2.2.1. Sobre el nombramiento de administrador de la herencia

Principiamos el presente epígrafe llamando la atención del lector para indicarle que,
ahora, únicamente haremos referencia al nombramiento del administrador, dejando
para posterior estudio el régimen de la administración judicial de la herencia.
Previamente a analizar el art. 795.2º habría que señalar que es doctrina entender que
cuando el causante, en su disposición testamentaria, designare administrador, el Juez
tendría que estar y pasar por la voluntad del finado, sin atender a lo preceptuado en la
Ley.
El precedente del art. 795.2º de la LEC 1/2000 lo encontramos en el art. 1.069 de la
LEC de 1881 que en su regla 3ª disponía que “se nombrará administrador al viudo o
viuda, y en su defecto al interesado que tuviere mayor parte en la herencia, si reúne, a
juicio del Juez, la capacidad necesaria para desempeñar el cargo ”; y, en su regla 4ª
que “si no concurriere esta circunstancia en quien tuviere la mayor parte de la
herencia, o fuere igual la participación de todos los interesados o de alguno de ellos,

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podrá el Juez nombrar a cualquiera de éstos, o a un extraño ”.
El art. 795.2º de la LEC establece, en relación al nombramiento de administrador
judicial de la herencia, lo siguiente: “se nombrará administrador al viudo o viuda y, en
su defecto, al heredero o legatario de parte alícuota que tuviere mayor parte en la
herencia. A falta de éstos, o si no tuvieren, a juicio del tribunal, la capacidad necesaria
para desempeñar el cargo, podrá el tribunal nombrar administrador a cualquiera de los
herederos o legatarios de parte alícuota, si los hubiere, o a un tercero ”.

CUESTIONES

23.156. ¿Qué debemos saber sobre el nombramiento de administrador?

Es necesario puntualizar determinados extremos, en relación al nombramiento de


administrador en el sentido siguiente: a) la redacción del art. 795.2º no es sino un
orden de prelación, que el Juez deberá tener en cuenta para la designación judicial de
administrador; b) la razón legislativa de establecer en un orden de prelación, después
del viudo o viuda, como administrador, al heredero o legatario de parte alícuota que
tuviere mayor parte en la herencia, deviene del mayor interés económico en la
sucesión; c) es doctrina considerar que la designación de administrador es personal en
el sentido de entender que ninguno de los legitimados podrá actuar de administrador
mediante un posible tutor o defensor judicial; d) en el caso de haber tenido lugar la
ocupación de bienes, el inventario y el depósito de bienes, conforme dispone el art.
791.2, el depositario-administrador, en su momento designado, podrá ser nombrado
como administrador a los fines de la administración del caudal, ratificando su nombra-
miento; e) respecto al nombramiento de un tercero-extraño, es común entender que no
deja de ser conveniente en los casos de existir discrepancias entre todos los
interesados; f) la administración podría recaer, a tenor de lo manifestado por numerosa
doctrina, en una persona jurídica ejerciendo el cargo el representante o representantes
legales.

23.157. En la persona del administrador ¿deben concurrir especiales requisitos?

Del contenido del art. 795.2º de la LEC, primeramente diremos que no observamos
que en la persona del administrador deban concurrir especiales requisitos, salvo la
capacidad necesaria para desempeñar el cargo, la cual será valorada por el propio
Juez, por lo que éste posee discreción para el nombramiento, pudiendo ser, además
del viudo o viuda o heredero o legatario de parte alícuota que tuviere mayor parte en la
herencia, otro heredero o legatario de parte alícuota que no tuviere esa mayor parte en
la herencia, si lo hubiere, o incluso un tercero-extraño. La capacidad necesaria para
desempeñar el cargo está referida no a la falta de capacidad de obrar sino más bien a
la falta de idoneidad o habilidad para la administración, teniendo en cuenta la dificultad
o complejidad de ésta.

23.158. ¿Debe ser demandado en juicio el administrador de un abintestato?

El Tribunal Supremo, en sentencia de fecha 12/03/1996 (Tol217081) estableció que el


administrador de un abintestato represente los intereses de los herederos y la
herencia, no le eleva a la categoría de parte, sino de simple representante a quien en

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modo alguno ha de afectar la decisión judicial como afecta a los litisconsortes pasivos
necesarios.

28.4.2.2.2. Sobre la caución para responder de los bienes

En relación a la caución que deberá prestar el administrador acudimos, de nuevo, al


art. 795 que dispone en su 3º apartado lo siguiente: “el administrador deberá prestar,
en cualquiera de las formas permitidas por esta Ley, caución bastante a responder de
los bienes que se le entreguen, que será fijada por el tribunal. Podrá éste, no obstante,
dispensar de la caución al cónyuge viudo o al heredero designado administrador
cuando tengan bienes suficientes para responder de los que se le entreguen ”.
El legislador continúa haciendo referencia a la caución en el apartado 4º del citado
precepto estableciendo que “los herederos y legatarios de parte alícuota po drán
dispensar al administrador del deber de prestar caución. No habiendo acerca de esto
conformidad, la caución será proporcionada al interés en el caudal de los que no
otorguen su relevación. Se constituirá caución, en todo caso, respecto de la
participación en la herencia de los menores o incapacitados que no tengan repre-
sentante legal y de los ausentes a los que no se haya podido citar por ignorarse su
paradero”.
El precedente lo hallamos en la regla 5ª del art. 1.069 de la LEC de 1881 que señalaba
que “cualquiera que fuere el administrador, deberá prestar fianza bastante a responder
de lo que perciba en bienes muebles y de la renta de un año de los in-muebles, si los
interesados, de común acuerdo, no le dispensaren de hacerlo ”.
Abordemos, primeramente, las formas de prestación de la caución. Para ello acudimos
al párrafo 2º del art. 64.2 de la LEC 1/2000 que, literalmente, dispone que “la caución
podrá otorgarse en dinero efectivo, mediante aval solidario de duración indefinida y
pagadero a primer requerimiento emitido por entidad de crédito o sociedad de garantía
recíproca o por cualquier otro medio que, a juicio del tribunal, garantice la inmediata
disponibilidad, en su caso, de la cantidad de que se trate ”.

CUESTIONES

23.159. ¿Cuál será el valor de la caución?

Le corresponde a la Autoridad Judicial examinar el inventario de los bienes debiendo


cuidar de existencia de proporcionalidad entre el valor de dichos bienes y la fianza que
deberá prestar el administrador, ya que ésta habrá de ser bastante para responder de
los bienes que se le entreguen, garantizando el cumplimiento del cargo y los posibles
daños que pudiera ocasionar en el ejercicio de la administración. La actual legislación
parece más parca que la anterior ya que en la regla 5ª del art. 1.069 de la LEC de
1881 se concretaba, como hemos visto, que el administrador respondería de lo que
percibiera en bienes muebles y de la renta de un año de los inmuebles, si los
interesados, de común acuerdo, no le dispensaren de hacerlo.

28.4.2.2.3. Sobre la dispensa de la caución

En relación a la dispensa de la caución, el Juez tendrá potestad para eximir al cónyuge


viudo o al heredero designado como administrador siempre que tengan bienes

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suficientes para responder de los que se le entreguen, no pudiendo exceptuar de
fianza a los demás; y, de otro lado, también tendrán potestad para ello, los herederos y
legatarios de parte alícuota, cuando exista una total conformidad entre todos ellos, sea
quien sea el administrador nombrado, sin que sea preceptiva la proporción entre sus
bienes y los que le fueren entregados del caudal relicto.
Siguiendo con la dispensa de la fianza acordada por los herederos y legatarios de
parte alícuota, como se ha dicho, deberá existir, para que aquella tenga lugar, plena
conformidad entre todos ellos. De lo contrario, esto es, en caso de no haber total
conformidad, el legislador establece que la caución será proporcionada al interés en el
caudal de los que no otorguen su relevación.
El precedente al respecto de lo anterior lo encontramos en la regla 6ª del art. 1.069
que dispone que “no habiendo acerca de esto conformidad, la fianza será pro -
porcionada al interés, en el caudal de los que no otorguen su relevación ”.
Por último, el art. 795.4º, in fine, dispone que en ningún caso el administrador podrá
ser dispensado de la caución respecto de la participación en la herencia de los
menores o incapacitados que no tengan representante legal y de los ausentes a los
que no se haya podido citar por desconocerse su domicilio. Por lo tanto, en estos
supuestos, se produce la obligatoriedad de la prestación de la caución.

29. LA CESACIÓN DE LA INTERVENCIÓN JUDICIAL DE LA HERENCIA

29.1. CONSIDERACIONES GENERALES

El art. 796 de la LEC 1/2000 aborda las causas de la conclusión de la intervención


judicial de la herencia, que hubiere sido acordada de oficio (art. 791.2), a instancia de
parte (art. 792.1) o a instancia de los acreedores reconocidos (art. 792.2).

CUESTIONES

23.160. ¿Las causas de la extinción de la intervención judicial de la herencia


están sometidas a las causas de terminación del procedimiento de partición de
herencia?

Al respecto, debemos establecer que las causas de la extinción de la intervención


judicial de la herencia o administración judicial de la herencia (art. 796) son
independientes de las causas de terminación del procedimiento de la división judicial
de la herencia (art. 788 y 789).

23.161. ¿La finalización de la intervención judicial de la herencia supone impera-


tivamente el cese del administrador judicial?

Ha de aclararse que la finalización de la intervención judicial del caudal relicto no ha de


entenderse aparejada con el cese del administrador judicial que hubiere sido
designado, ya que éste puede cesar por otras causas como, por ejemplo, la renuncia o
la remoción del cargo.

29.2. LA CESACIÓN DE LA INTERVENCIÓN JUDICIAL EN LA DECLARACIÓN DE

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HEREDEROS

El art. 796.1 de la LEC establece literalmente que “cesará la intervención judicial de la


herencia cuando se efectúe la declaración de herederos, a no ser que alguno de ellos
pida la división judicial de la herencia, en cuyo caso podrá subsistir la intervención, si
así se solicita, hasta que se haga entrega a cada heredero de los bienes que les hayan
sido adjudicados”.
Recordemos que la intervención judicial de la herencia puede solicitarse, conforme
dispone el art. 791.1.2º de la LEC “por el cónyuge o cualquiera de los parientes que se
crea con derecho a la sucesión legítima, siempre que acrediten haber promovido la
declaración de herederos abintestato ante notario, o se formule la solicitud de
intervención del caudal hereditario al tiempo de promover la declaración judicial de
herederos”.
Cuando la declaración de herederos hubiere sido acordada de oficio (art. 791.2, in
fine), por no constar la existencia de testamento ni de parientes llamados a la sucesión
legítima, una vez sea dictado el auto de declaración de herederos abintestato, también
cesará la intervención judicial del caudal relicto, dado que a partir de entonces al
declarado heredero o los declarados herederos les corresponde la administración,
disfrute y conservación de los bienes heredados; e, igualmente, si alguno solicitara la
partición de la herencia, al tiempo de promoverla, podría interesar la intervención
judicial de los bienes.

CUESTIONES

23.162. ¿Qué deberá hacer el interesado para que se acuerde el mantenimiento


de la intervención de los bienes después del acta de notoriedad o el auto de
declaración de herederos abintestato?

Una vez haya recaído el acta de notoriedad o el auto de declaración de herederos


abintestato, de oficio, cesará la intervención judicial. Para que se acuerde la
subsistencia de la intervención después del acta de notoriedad o el auto de declaración
de herederos abintestato, el interesado deberá acreditar haber promovido el
procedimiento de solicitud de división judicial de la herencia y, además, interesar la
permanencia de la intervención, concluyendo ésta una vez se haga entrega a cada
heredero de los bienes que les hayan sido adjudicados (art. 788.1), tras la aprobación
definitiva de las particiones.

29.3. LA CESACIÓN DE LA INTERVENCIÓN JUDICIAL EN LA PARTICIÓN


JUDICIAL DE LA HERENCIA

El art. 796.2 de la LEC establece que “durante la sustanciación del procedimiento de


división judicial de la herencia podrán pedir los herederos, de común acuerdo, que
cese la intervención judicial. El tribunal así lo acordará, salvo cuando alguno de los
interesados sea menor o incapacitado y no tenga representante legal o cuando haya
algún heredero ausente al que no haya podido citarse por ignorarse su paradero ”.
A la vista del precepto transcrito queremos enmendar la redacción legislativa en el
sentido de incluir la omisión referida a los legatarios de parte alícuota.

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CUESTIONES

23.163. ¿Cuándo cesará la intervención judicial en la partición judicial de la he-


rencia?

La intervención judicial de la herencia, en principio, salvo oposición de los acreedores


legitimados (art. 788.3 y 796.3), cesará con la terminación del procedimiento de
división judicial de la herencia y entrega de los bienes adjudicados a cada heredero
(art. 788.1) o, por acordarse la terminación del procedimiento por acuerdo de los
coherederos (art. 789). La intervención judicial también cesará, como señala el art.
796.2, de común acuerdo por todos los interesados. Al respecto ha de señalarse que el
acuerdo deberá ser de todos los partícipes en el procedimiento.

23.164. ¿En qué casos no cesará la intervención judicial en la partición judicial


de la herencia?

La excepción a la admisión de la voluntad del cese de la intervención viene dada en el


propio art. 796.2 de la LEC que señala que no será acordada cuando alguno de los
interesados sea menor o incapacitado y no tenga representante legal o cuando haya
algún heredero ausente al que no haya podido citarse por ignorarse su paradero. Del
mismo modo, tampoco será acordada la cesación de la intervención judicial de los
bienes, a pesar de instarse de común acuerdo por las partes, cuando hubiere
oposición de los acreedores legitimados (art. 796.3).

29.4. LA POSICIÓN DE LOS ACREEDORES LEGITIMADOS EN LA CESACIÓN DE


LA INTERVENCIÓN JUDICIAL

El art. 796.3 de la LEC establece que “si hubiera acreedores reconocidos en el tes -
tamento o por los coherederos o con derecho documentado en un título ejecutivo, que
se hubieran opuesto a que se lleve a efecto la partición de la herencia hasta que se les
pague o afiance el importe de sus créditos, no se acordará la cesación de la
intervención hasta que se produzca el pago o afianzamiento ”.
Los antecedentes los encontramos en el derogado juicio de testamentaría, en el art.
1.093 de la LEC de 1881 que disponía que “cuando se haya promovido el juicio a
instancia de uno o más acreedores, no se hará la entrega de los bienes a ninguno de
los herederos ni legatarios sin estar aquéllos completamente pagados o garantizados a
su satisfacción”.
El legislador, para la protección de los créditos de determinados acreedores y con el fin
de que la masa hereditaria no se disuelva, ante la actuación de los coherederos o
legatarios de parte alícuota, establece que hasta que se les pague o afiance el importe
de sus créditos, no se acordará la cesación de la intervención hasta que se produzca
el pago o afianzamiento.
El art. 782.3 establece que “los acreedores no podrán instar la división, sin perjui cio de
las acciones que les correspondan contra la herencia, la comunidad hereditaria o los
coherederos, que se ejercitarán en el juicio declarativo que corresponda, sin suspender
ni entorpecer las actuaciones de división de la herencia ”; ahora bien, les abriga el
derecho dispuesto en el art. 782.4 que señala que “no obstante, los acreedores
reconocidos como tales en el testamento o por los coherederos y los que tengan su

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derecho documentado en un título ejecutivo podrán oponerse a que se lleve a efecto la
partición de la herencia hasta que se les pague o afiance el importe de sus créditos.
Esta petición podrá deducirse en cualquier momento, antes de que se produzca la
entrega de los bienes adjudicados a cada heredero ”.
Del mismo modo, el art. 1.082 del Código Civil señala que “los acreedores reco nocidos
como tales podrán oponerse a que se lleve a efecto la partición de la herencia hasta
que se les pague o afiance el importe de sus créditos ”.
Así, respecto a estos acreedores, no será necesario que soliciten la subsistencia de la
intervención cuando sea interesado el cese de la misma, en cualquiera de los casos
previstos en la Ley.
Los acreedores reconocidos también ostentan el derecho de pedir la intervención
judicial de la herencia, conforme dispone el art. 792.2 y, del mismo modo, tampoco
será preciso que interesen la subsistencia de la intervención, ya que la misma
perdurará hasta en tanto no se produzca el pago o afianzamiento de sus créditos.

CUESTIONES

23.165. ¿Qué ocurre con la intervención judicial del caudal relicto, en el caso de
haberse aprobado la partición judicial de la herencia y la entrega de bienes?
¿Qué ocurre con la intervención en el caso de terminación del procedimiento
judicial de división de la herencia por acuerdo de los coherederos?

El art. 788.1 de la LEC establece que “aprobadas definitivamente las particiones, se


procederá a entregar a cada uno de los interesados lo que en ellas le haya sido
adjudicado”; pero, el apartado 3 del precepto citado es claro y contundente señalando
que cuando se haya formulado por algún acreedor legitimado de la herencia la
oposición a la partición, “no se hará la entrega de los bienes a nin guno de los
herederos ni legatarios sin estar aquéllos completamente pagados o garantizados ”.
Por lo tanto, a pesar de haber sido aprobadas definitivamente las particiones y, por
ende, haber concluido el procedimiento de la división judicial de la herencia, los bienes
no serán entregados a los adjudicatarios hasta que los acreedores no estén
completamente pagados o garantizados sus créditos. De otro lado, el art. 789 de la
LEC está referido a la terminación del procedimiento por acuerdo de los coherederos,
disponiéndose que “cuando lo solicita ren de común acuerdo, deberá el tribunal
sobreseer el juicio y poner los bienes a disposición de los herederos ”. A pesar de que
en el art. 789, el legislador no hace la salvedad del pago o afianzamiento a los
acreedores al hablar del sobreseimiento del juicio y la puesta de los bienes a
disposición de los herederos, por haberlo interesado las partes de común acuerdo, del
mismo modo, no procederá acordar el sobreseimiento del juicio y la entrega de los
bienes hasta que los acreedores no estén completamente pagados o garantizados sus
créditos.

30. LA ADMINISTRACIÓN JUDICIAL DE LA HERENCIA

30.1. EL OBJETO DE LA ADMINISTRACIÓN JUDICIAL DE LA HERENCIA

La administración judicial de la herencia tiene por objeto la realización de todos


aquellos actos necesarios para la conservación y explotación de los bienes que forman

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el caudal relicto del causante; como acabamos de decir, la administración, además de
tener por finalidad la conservación de los bienes, pretende que el administrador
designado obtenga el beneficio esperado de aquellos bienes y derechos que puedan
ofrecerlo, alcanzando la máxima rentabilidad de los bienes, así como el
aprovechamiento de los rendimientos que de los bienes se puedan conseguir; y, todo
ello garantizando la integridad del patrimonio.
Con carácter general hemos podido establecer el objeto de la administración debiendo
tener presente que el contenido de la administración será, con toda seguridad,
diferente en cada caso, en función de la naturaleza de los bienes, derechos y
obligaciones de la herencia.

CUESTIONES

23.166. ¿A qué medidas será aplicable la administración judicial del caudal here-
ditario?

Debemos señalar que la administración judicial del caudal hereditario que se halla
regulada en los artículos 797 y siguientes de la LEC 1/2000, será aplicable a las
medidas acordadas de intervención judicial de la herencia cuando no conste la
existencia de testamento ni de parientes llamados a la sucesión legítima (art. 791.2);
también a la intervención judicial de la herencia durante la tramitación de la declaración
de herederos o de la división judicial de la herencia y la intervención a instancia de los
acreedores de la herencia (art. 792); y, a la llamada “administración ordinaria ” recogida
en el art. 795 que lleva por título “resolu ción sobre la administración, custodia y
conservación del caudal hereditario”.

23.167. ¿Cuál puede ser la función de la administración del caudal hereditario?

La administración puede tener la función de conservar, mantener y preservar los


bienes del caudal relicto, aguardando la designación de los herederos (art. 981 de la
LEC de 1881) o, la adjudicación entrega de los bienes (art. 788 LEC 1/2000); o,
también, puede tener una función liquidadora, teniendo por objeto, en este caso, la
enajenación del caudal para el pago de deudas y reparto del sobrante (1.032 del
Código Civil), si bien no es ésta función la propia de la administración judicial recogida
en los artículos 797 y siguientes de la LEC; y, todo ello, sin perjuicio de la obligación
del pago o afianzamiento del crédito de los acreedores de la herencia (artículos 782.4,
792.2 y 796.3).

30.2. LA POSESIÓN DEL CARGO DE ADMINISTRADOR DE LA HERENCIA

30.2.1. CONSIDERACIONES GENERALES

El administrador lo será de un patrimonio ajeno, de ahí la exigencia, con carácter


general, de la prestación de caución, aceptar el cargo, rendir cuentas y solicitar, ex-
presamente, autorizaciones para la enajenación de bienes.
En cualquier caso nos encontramos ante una administración y un administrador
“judicial” habida cuenta que el ejercicio del cargo está sometido a un control por parte

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de la Autoridad Judicial. Pero, en modo alguno es un deber, esto es, se trata de un
cargo renunciable, en cuyo caso se procederá a la designación de un nuevo
administrador.
El art. 1.005 de la LEC de 1881 establecía que “en todo juicio de abintestato se
formará una pieza separada, que se llamará de «administración» en la cual se actuará
cuanto tenga relación con ella. Se formarán además, en su caso, los ramos separados
de dicha pieza que fueren necesarios para evitar confusión ”.
Y, a pesar de que la nueva Ley Procesal Civil no recoge la obligatoriedad de formación
de pieza separada de administración, será conveniente su apertura para un mejor
desarrollo de la propia administración, pudiendo ser abierta con testimonio del auto en
que se acuerda la administración (art. 795), de la diligencia de la formación de
inventario (art. 794) y de cuantas actuaciones se crea conveniente para un mayor
orden en la llevanza de la administración; y cuya primera actuación sería la
acreditación de la prestación de la caución, seguida del acta de la aceptación del cargo
del administrador.

CUESTIONES

23.168. El administrador de la herencia ¿cuándo comienza su cargo y cuándo


concluye el mismo?

El momento preciso a partir del cual el administrador comienza su cargo será el propio
de la toma de posesión del cargo, concluyendo, dado su carácter interino o provisional,
cuando, presentada y aprobada la partición por el contador, se proceda a la
adjudicación y entrega de los bienes a cada uno de los adjudicatarios (art. 788) y, de
otro modo, cuando los interesados, de común acuerdo, en cualquier estado del juicio,
adopten los acuerdos que estimen convenientes y soliciten del tribunal que sobresea el
juicio, separándose de su seguimiento (art. 789) o, se haya interesado el cese de la
intervención judicial (art. 796.2); en el caso de administrador judicial nombrado en el
expediente de declaración de herederos abintestato, por existir herencia yacente, el
cargo concluirá con el auto de declaración de herederos.

30.2.2. LA ACEPTACIÓN DEL CARGO DE ADMINISTRADOR JUDICIAL DE LA


HERENCIA

El art. 797, que lleva por título “Posesión del cargo de administrador de la heren cia”,
comienza estableciendo, en su 1º párrafo, que “nombrado el administrador y prestada
por éste la caución, se le pondrá en posesión de su cargo, dándole a reconocer a las
personas que el mismo designe de aquellas con quienes deba entenderse para su
desempeño”.
El nombramiento de administrador, como hemos dicho, viene acordado, por el Juez, en
el auto a que se refiere el art. 795 de la LEC. Al nombramiento de administrador le
sucede la obligación de la prestación de caución, salvo que hubiere sido eximido de
ella que, como se ha señalado, ya vendrá dada en la pieza separada de administración
de los bienes.
Para prestar la caución, a pesar de que la Ley no lo señala, al administrador deberá
dársele un plazo y, en caso de no verificarla en el mismo, debería ser sustituido por
otro; igual sucede con la actuación procesal de la aceptación del cargo de
administrador, que aunque no se dice nada en el texto legal, todo parece señalar que

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debe tener lugar. Sin perjuicio de lo dicho, pudiera entenderse que con la prestación de
la caución, el administrador asume el cargo, sin necesidad de aceptarlo expresamente,
pero la aceptación deberá ser preceptiva en los casos de dispensa de caución.
Reiteramos lo dicho anteriormente en relación al cargo de administrador en el sentido
de que no es obligatorio. Así, el administrador nombrado podrá, si ésta es su voluntad,
no prestar la caución y no aceptar el cargo, renunciando expresa o tácitamente, lo que
dará lugar a la designación de nuevo administrador, sin que en ningún caso pueda ser
obligado a la aceptación del cargo.

CUESTIONES

23.169. El administrador judicial ¿Puede ser removido de su cargo?

Se trata de una cuestión que a pesar de no recoger la Ley, ciertamente, puede darse.
Las causas de la remoción del cargo pueden ser muy diversas, desde la imposibilidad
para el ejercicio del cargo como consecuencia de la pérdida de capacidad de obrar o la
privación de libertad o la muerte, entre otras, hasta por causas relacionadas con el
ejercicio del cargo como son conductas inadecuadas, deviniendo en actividades que
hagan menospreciar el patrimonio del caudal relicto. Ahora bien, la remoción del cargo
tendrá lugar de oficio en los casos en que se trate de declaración de herederos
abintestato, valorando el Juez las causas que originan la separación del cargo; pero,
de otro lado, cuando se trata de una partición de herencia, con herederos conocidos, a
pesar de que nada dice la Ley, ni en un caso ni en otro, sería adecuado que la
Autoridad Judicial concediera audiencia a las partes personadas; y, a colación de esto,
también habrá que decir que la separación del cargo puede venir a instancia de
cualquier interesado. En cualquier caso, cuando el administrador judicial fuere
removido de su cargo deberá proceder a la rendición final de cuentas (art. 800 LEC
1/2000).

30.2.3. LA TOMA DE POSESIÓN DEL CARGO DE ADMINISTRADOR JUDICIAL DE


LA HERENCIA. PUBLICIDAD DE LA ADMINISTRACIÓN

Una vez nombrado el administrador, prestada la caución y aceptado el cargo, el art.


797.1 señala que “se le pondrá en posesión de su cargo ”, debiéndose entender que,
además, dará lugar a la entrega de la posesión de los bienes, sin perjuicio de las
administraciones subalternas a que se refiere el art. 805, asumiendo la responsabilidad
de la conservación de dichos bienes (art. 801), que previamente habrán sido
inventariados (art. 794).
Además, el art. 797.1 establece que al administrador se le dará “a reconocer a las
personas que el mismo designe de aquellas con quienes deba entenderse para su
desempeño”; y el apartado 2, del citado precepto dispone que “para que pueda
acreditar su representación se le dará testimonio, en que conste su nombramiento y
que se halla en posesión del cargo”.
Esta norma tiene su precedente en el art. 1.007 de la LEC de 1881 que dispone que
“nombrado el administrador y prestada por éste la fianza, ..., se le pondrá en posesión
de su cargo, dándole a reconocer a las personas que el mismo designe de aquellas
con quienes deba entenderse para su desempeño. Para que pueda acreditar su
representación se le dará testimonio con el visto bueno del Juez, en que conste su
nombramiento y que se halla en posesión del cargo ”.

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Por lo tanto, la toma de posesión, además de la aceptación del cargo, viene dada en la
práctica mediante la entrega del testimonio de la aceptación del cargo o certificación
de haber sido nombrado administrador. De esta manera, con la credencial consistente
en el testimonio o certificación, el administrador, ostentando la representación de la
herencia, podrá desempeñar el cargo sin inconvenientes en relación con las personas
con las que tuviere que tratar, no debiendo éstas exigir ningún otro documento o
credencial.

30.2.4. LA PUBLICIDAD REGISTRAL DE LA ADMINISTRACIÓN JUDICIAL Y DEL


NOMBRAMIENTO DE ADMINISTRADOR

El art. 797.3 de la LEC dispone que “podrá hacerse constar en el Registro de la


Propiedad el estado de administración de las fincas de la herencia y el nombramiento
de administrador mediante el correspondiente mandamiento judicial con los requisitos
previstos en la legislación hipotecaria”.
La petición de la publicidad registral, no estableciendo legitimado alguno, por la Ley
Civil, podrá venir interesada ya no sólo por el administrador judicial, sino también por
cualquier interesado, conforme dispone el art. 46 de la Ley Hipotecaria, el cual,
también dispone que “el derecho hereditario, cuando no se haga especial adjudicación
a los herederos de bienes concretos, cuotas o partes indivisas de los mismos, sólo
podrá ser objeto de anotación preventiva ”.

CUESTIONES

23.170. ¿Cuál es el objeto de la anotación registral de la administración judicial?

El objeto de la anotación no es otro que dar publicidad a terceros de la intervención y


administración judicial y de las facultades del dominio sobre los bienes inmuebles que
el administrador ostenta, haciéndose constar la prohibición de la enajenación de los
bienes inventariados (art. 803) con las excepciones prescritas en la Ley. En este
mismo sentido se pronunció la Dirección General de los Registros y del Notariado,
sentando la base de que la prohibición de la enajenación de los bienes, con la
anotación viene a constituir la garantía de “sus derechos a los legatarios de parte
alícuota y a los acreedores no hipotecarios y de prevenir la inscripción de
adjudicaciones hechas indebidamente, cuando por disentimientos de los interesados o
por exigencia legal se hayan promovido juicios de abintestato o de testamentaría”. La
anotación en el Registro de la Propiedad, cuando dentro del caudal hereditario existan
uno o más bienes inmuebles, tendrá por objeto ya no sólo el estado de la
administración sino también, el nombramiento del administrador, teniendo lugar
mediante oportuna expedición de mandamiento judicial con los requisitos previstos en
los artículos 72 y 73 de la Ley Hipotecaria y art. 165 del Reglamento Hipotecario.

23.171. ¿En qué momento puede tener lugar la anotación registral del estado de
administración de las fincas de la herencia y el nombramiento de administrador?

Atendiendo a lo establecido en Resolución de 3 de agosto de 1944 de la DGRN, para


la inscripción del derecho hereditario, no se requiere de una manera indispensable la
aceptación de la herencia.

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Por lo tanto, cualquier interesado en la anotación en el Registro de la Propiedad, no
deberá esperarse a la toma de posesión del cargo del administrador sino que, en
cualquier momento, acreditándolo en forma, podrá pedir dicha anotación.

30.3. LA REPRESENTACIÓN DE LA HERENCIA POR EL ADMINISTRADOR

30.3.1. CONSIDERACIONES GENERALES

El representante de la herencia, cuando ha sido acordada la intervención judicial, es el


administrador judicial nombrado al efecto. Ahora bien, el art. 798 de la LEC 1/2000
diferencia la representación o el contenido de la misma según la herencia haya sido
aceptada o no por los herederos.
Así, el contenido íntegro del art. 798 es el siguiente: “mientras la herencia no haya sido
aceptada por los herederos, el administrador de los bienes representará a la herencia
en todos los pleitos que se promuevan o que estuvieren principiados al fallecer el
causante y ejercitará en dicha representación las acciones que pudieran corresponder
al difunto, hasta que se haga la declaración de herederos.
Aceptada la herencia, el administrador sólo tendrá la representación de la misma en lo
que se refiere directamente a la administración del caudal, su custodia y conservación,
y en tal concepto podrá y deberá gestionar lo que sea conducente, ejercitando las
acciones que procedan”.

CUESTIONES

23.172. ¿Hasta dónde alcanza la representación del administrador judicial de los


bienes de la herencia?

Como es sabido, previamente a la aceptación de la herencia, su estado es “ya cente”


requiriendo, desde el fallecimiento del causante hasta la aceptación de los herederos,
la correspondiente protección y salvaguarda, por lo que la figura del administrador
judicial es precisa durante este período transitorio. De esta manera, el 1º párrafo del
art. 798 concede al administrador la función de representante de la herencia “en todos
los pleitos que se promueva o que estuvieren principiados al fallecer el causante ”. Por
el contrario, una vez aceptada la herencia, como señala el 2º párrafo del art. 798, el
administrador “sólo tendrá la representación de la herencia en lo que se refiere
directamente a la administración del caudal, su custodia y conservación”.

30.3.2. LA REPRESENTACIÓN JUDICIAL DE LA HERENCIA MIENTRAS NO HAYA


SIDO ACEPTADA POR LOS HEREDEROS

En primer lugar tenemos que reproducir el contenido del art. 6 de la LEC 1/2000
“Capacidad para ser parte”, en su apartado 1.4º que establece que “podrán ser parte
en los procesos ante los tribunales civiles: Las masas patrimoniales o los patrimonios
separados que carezcan transitoriamente de titular o cuyo titular haya sido privado de
sus facultades de disposición y administración ”.
Al mismo tiempo, el art. 7 “Comparecencia en juicio y representación ”, en su apartado
5 dispone que “las masas patrimoniales o patrimonios separados a que se refiere el

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número 4º del apartado 1 del artículo anterior comparecerán en juicio por medio de
quienes, conforme a la ley, las administren”.
El precedente del art. 798 de la LEC 1/2000 lo encontramos en el art. 1.008 de la LEC
de 1881 que, literalmente, establece que “el administrador de los bienes repre sentará
al abintestato en todos los pleitos que se promuevan o que estuvieren principiados al
prevenirse este juicio, así como en todas las incidencias del mismo que se relacionen
con el caudal, excepto en lo relativo a la declaración de herederos, en cuyas
actuaciones no tendrá intervención. También ejercitará en dicha representación las
acciones que pudieran corresponder al difunto, aunque deban deducirse en otro
Juzgado o Tribunal o en la vía administrativa; y asimismo la tendrá en los demás actos
en que sea necesaria la intervención del abintestato, hasta que se haga la declaración
de herederos por sentencia firme”.
El art. 798, en su primer párrafo, se está refiriendo a un momento anterior al
conocimiento de la existencia de herederos, así, cuando el Juez acuerda la adminis-
tración judicial de la herencia, de oficio, (art. 791.2.2º) en el caso de no constar la
existencia de testamento ni de parientes llamados a la sucesión legítima; y, también, a
un momento posterior, esto es, cuando los posibles herederos, solicitan la intervención
judicial de la herencia (art. 792.1.1º). Pues bien, en ambos momentos, el administrador
representará a la herencia del modo establecido en el párrafo 1º del art. 798.
Ni que decir tiene que, igualmente, en los casos de no haber sido aceptada la herencia
por los herederos, el administrador representará a la herencia también a los efectos de
la administración del caudal, su custodia y conservación, como sucede cuando ya
hubiere sido aceptada.

CUESTIONES

23.173. A la vista de lo dispuesto en el art. 798.1º párrafo ¿hasta qué momento el


administrador de los bienes representará a la herencia, en el supuesto de haber
herederos testamentarios?

El legislador, en este caso, no aborda el supuesto de la existencia de herederos


designados por el testador. Así, cuando en el art. 798.1º párrafo, señala que “el
administrador de los bienes representará a la herencia ... hasta que se haga la
declaración de herederos”, “mientras la herencia no haya sido aceptada por los
herederos”, debe entenderse, del mismo modo, que el administrador repre sentará a la
herencia mientras no haya sido aceptada por los herederos, aunque no sea necesaria
la declaración de herederos por haberlos por disposición testamentaria.

23.174. La herencia yacente ¿carece de personalidad jurídica? ¿Quién ostentará


la representación procesal?

El Tribunal Supremo, en reiteradas sentencias se ha manifestado en el sentido de


entender que la herencia yacente carece de personalidad jurídica y, viene a señalar
que, tanto albaceas como administradores testamentarios o judiciales serán quienes
puedan representar a la herencia en todos los pleitos ejerciendo las acciones que
pudieran corresponder al difunto. De esta forma, el administrador, señala la
jurisprudencia, vendrá a ser la continuación jurídica del finado. Nos encontramos ante
una representación procesal íntegra (art. 798, 1º párrafo); ello viene dado por la falta
de titularidad que se produce desde la apertura de la sucesión hasta la aceptación de

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la herencia. Así, el Tribunal Supremo admite que el administrador sea quien represente
el dominio de la masa de los bienes, durante el período de indivisión de la herencia,
gozando de legitimación para la conservación de los bienes y para actuar de forma que
éstos no sufran menoscabo ni perjuicio para los coherederos, con las limitaciones
establecidas en la Ley (vg. Art. 803 de la LEC 1/2000).

23.175. Cuando el administrador judicial es declarado coheredero ¿deberá cesar


en la representación?

La respuesta es no. Así lo estableció el Tribunal Supremo, en sentencia de 29 de mayo


de 1978, al disponer que si el administrador del abintestato es declarado coheredero,
no cesa en la representación sucesoria tras la declaración de herederos. El motivo que
esgrime el Alto Tribunal se basa en que cualquier coheredero puede ejercitar, en
provecho común, las acciones que correspondan al causante y las nacidas tras su
muerte a favor de la herencia. Incluso, también señala que, no será necesario
apoderamiento de los otros sucesores.

23.176. En los casos de representación asumida por el administrador ¿qué


ocurrirá cuando se promuevan o estén promovidos pleitos contra la herencia?
¿La representación de la herencia la ostentará el administrador?

Cierto es que la LEC 1/2000, en su art. 798, aborda la representación de la herencia


por el administrador, únicamente, como ya lo hacía la LEC de 1881, desde la posición
de la legitimación activa. Ahora bien, la jurisprudencia se ha decantado, en no pocas
resoluciones, por el hecho de admitir la posibilidad de demandar a la herencia yacente
y a cuantos posibles herederos pudieran tener derecho a la misma y, en el caso de
existir administrador judicial podrá ir dirigida frente a la herencia en la persona del
mismo, en su calidad de representante, como se ha visto en el art. 7.5 de la LEC
1/2000; y todo ello sin ser verdaderamente persona jurídica.

23.177. Sobre la representación de la herencia por el administrador ¿qué ocurre


cuando los herederos testamentarios ni aceptan ni repudian la herencia?

De la lectura del art. 798 se infiere, claramente, que el legislador trata, únicamente, las
funciones de representación del administrador con los límites siguientes: “mientras la
herencia no haya sido aceptada por los herederos ” y “aceptada la herencia ”.
Pero, cierto es que, habiendo herederos testamentarios, puede suceder durante la
intervención judicial de la herencia, a instancia de los acreedores de la herencia (art.
792.2), que los herederos no acepten ni repudien la herencia. En estos casos, el
administrador deberá seguir la representación ya no sólo en cuanto a la administración
del caudal, su custodia y conservación, gestionando lo que sea conducente y
ejercitando las acciones que procedan (art. 798.2º párrafo), sino también ostentará la
representación en todos los pleitos que se promuevan o que estuvieren principiados al
fallecer el causante, ejercitando las acciones que pudieran corresponder al difunto (art.
798.1º párrafo), incluyéndose aquí, de igual modo, la legitimación pasiva, conforme se
ha visto en la anterior cuestión. La razón de este planteamiento es bien sencilla,
acudiendo a la literalidad del precepto de estudio, es claro que la herencia “no ha sido
aceptada” y, por tanto, no sólo le corresponderá al representante la administración del
caudal, su custodia y conservación, porque ello tendría lugar en el caso de “aceptada

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la herencia”, situación que no se ha dado.

30.3.3. LA REPRESENTACIÓN JUDICIAL DE LA HERENCIA CUANDO HA SIDO


ACEPTADA POR LOS HEREDEROS

Como ya hemos apuntado antes, una vez “aceptada la herencia, el administra dor sólo
tendrá la representación de la misma en lo que se refiere directamente a la
administración del caudal, su custodia y conservación, y en tal concepto podrá y
deberá gestionar lo que sea conducente, ejercitando las acciones que procedan ” (art.
798.2º párrafo).
El antecedente al precepto de estudio lo encontramos en el art. 1.098 de la LEC de
1881 que establecía que “el administrador de la testamentaría sólo tendrá la re -
presentación de la misma en lo que se relaciona directamente con la administración
del caudal, su custodia y conservación, y en tal concepto podrá y deberá gestionar lo
conducente para ello, ejercitando las acciones que procedan ”.
De esta manera, aceptada la herencia, el legislador limita al administrador el ejercicio
de sus atribuciones. Ello viene dado por cuanto aceptada la herencia surge la
comunidad hereditaria, constituida por todos los herederos y legatarios de parte
alícuota y, por ello, a éstos les atañerá el ejercicio de las acciones que correspondieran
al causante, mientras que al administrador, únicamente, las acciones de la comunidad
indivisa referidas al caudal hereditario, su custodia y conservación.
Por otra parte, no debemos dejar de reproducir, a estos efectos, el contenido del art.
1.026 del Código Civil que señala que “hasta que resulten pagados todos los
acreedores conocidos y los legatarios, se entenderá que se halla la herencia en
administración. El administrador, ya lo sea el mismo heredero, ya cualquiera otra
persona, tendrá, en ese concepto, la representación de la herencia para ejercitar las
acciones que a ésta competan y contestar a las demandas que se interpongan contra
la misma”.

30.3.4. LA REPRESENTACIÓN DE LA HERENCIA EN ASUNTOS NO PROCESALES

CUESTIONES

23.178. El administrador ¿tiene capacidad sobre derechos políticos de acciones


y participaciones sociales existentes en el caudal relicto?

En relación a las atribuciones del cargo de administrador sobre derechos políticos de


acciones, el Tribunal Supremo, en sentencia de 15 de junio de 1977, entendió que
hasta en tanto no finalizan las operaciones particionales y, luego, se produzcan las
adjudicaciones de las acciones o participaciones sociales, los herederos no tiene
legitimación para ejercitar el derecho de voto; por el contrario, ha considerado que el
administrador está capacitado para, en relación a las atribuciones del cargo del
administrador, ejercer el derecho de voto, admitiendo la titularidad indirecta de las
acciones sociales integrantes de la masa hereditaria; aunque, hay que decir, ello se
producirá sólo en relación a actos de aquella limitada naturaleza, y hasta en tanto se
realice la adjudicación de las acciones a los respectivos herederos. Por lo tanto, el
administrador judicial está legitimado para representar y defender los derechos de
aquellos que, todavía, no pueden ejercitarlos por no haber una adjudicación de los

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bienes a los herederos, entendiéndose esta representación y defensa como actos
encaminados a la custodia y conservación del patrimonio relicto y, por ende, actos en
defensa de los intereses patrimoniales de la herencia.

30.4. LA RENDICIÓN DE LAS CUENTAS DE LA ADMINISTRACIÓN

30.4.1. LA RENDICIÓN PERIÓDICA DE CUENTAS

30.4.1.1. Consideraciones generales

El art. 799.1 de la LEC 1/2000, cuyo precedente lo hallamos, prácticamente de forma


literal, en el art. 1.010 de la LEC de 1881, establece que “el administrador ren dirá
cuenta justificada en los plazos que el tribunal le señale, los que serán proporcionados
a la importancia y condiciones del caudal, sin que en ningún caso puedan exceder de
un año”.
Primeramente señalaremos que la rendición de cuentas es una obligación del
administrador al objeto de informar sobre el estado del patrimonio del caudal relicto
que le ha sido conferido para su gobierno y administración. Se trata, por lo tanto, de un
control del modo de actuación del administrador y, a la par, la manera de comunicar a
los herederos el estado de la gestión para, incluido, en su caso, impugnar la cuenta
parcial, ya que como luego veremos, dicha cuenta parcial será puesta de manifiesto de
los interesados.

30.4.1.2. El plazo para la rendición de cuentas

Como hemos visto en el apartado 1 del art. 799, el plazo para la rendición de las
cuentas parciales o periódicas lo deberá establecer el tribunal, “sin que en ningún caso
puedan exceder de un año”.

CUESTIONES

23.179. ¿De qué plazo dispone el administrador para la rendición de cuentas?

En primer lugar diremos que el momento procesal para el establecimiento del plazo
para la rendición de las cuentas no viene, expresamente, determinado en la Ley. Ahora
bien, ha de pensarse que lo más lógico será establecerlo en el auto en el que
“determinará el tribunal ... lo que según las circunstancias corresponda sobre la
administración del caudal, su custodia y conservación ” (art. 795). Si bien, sin perjuicio
de lo cual, podrá establecerse el plazo en resolución dictada, al efecto, en la propia
pieza de administración. El art. 799.1 no dispone, concretamente, los plazos para la
rendición de las cuentas parciales y se limita a señalar que no podrán exceder de un
año, como ya lo hacía la LEC de 1881. Es loable que el legislador deje en manos del
tribunal el establecimiento concreto de los plazos señalando, únicamente, que deberán
ser “proporcionados a la importancia y condiciones del caudal ”, ya que dependerá de
las peculiaridades de los bienes, dado que el administrador podrá encontrarse con
bienes que sean no productivos o productivos con rentas pagaderas por meses,

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trimestres, semestrales, anuales, etc. Por lo tanto, atendiendo a las circunstancias del
patrimonio, el legislador entiende que debe ser el tribunal el que, a la vista de los
bienes inventariados, señale, prudentemente, los plazos de rendición de cuentas.

30.4.1.3. La forma de la rendición de cuentas

Tampoco la Ley concreta el modo en que el administrador deberá rendir cuentas. Así,
principiamos este apartado de la rendición de cuentas señalando que el administrador
podrá dar cuenta de su cometido mediante comparecencia ante el Secretario, en la
Secretaría del Juzgado o bien por medio de la presentación de oportuno escrito.

CUESTIONES

23.180. ¿De qué modo rendirá cuentas el administrador judicial?

El art. 799 no señala la manera de rendición de las cuentas, ahora bien, el 1º inciso del
apartado 2º del art. 799 dispone que “al rendir la cuenta, el admi nistrador consignará el
saldo que de la misma resulte o presentará el resguardo original que acredite haberlo
depositado en el establecimiento destinado al efecto ”. Entendemos que las cuentas de
ingresos y gastos deberán estar, perfectamente, justificadas acompañándose los
oportunos documentos de contabilidad para la acreditación de cada apunte, al objeto
de demostrar toda la actividad que ha desarrollado el administrador en el desempeño
de su cargo. Y, así lo tiene dispuesto el Tribunal Supremo al señalar que “si nada se ha
pactado será libre la forma de redactar la cuenta, pero deberá contener detalladamente
los ingresos y los gastos y basarse en documentos y comprobantes ”; disposición, ésta,
del Alto Tribunal, que debe de ser de aplicación estricta y directa al caso que nos
ocupa, debiéndose, en su caso, exigir al administrador, un inventario actual de los
bienes y una memoria expresiva de su actuación. Es más, el extracto de la sentencia
de 24 de mayo de 1975, ahora transcrito, nos lleva a pensar que podrían los
interesados sugerir al Juez el modo y manera en que interesen tenga lugar la rendición
de cuentas. Y, a mayor abundamiento, nada les impide a que interesen o propongan al
Tribunal, el establecimiento de los plazos para la rendición de las cuentas.

30.4.1.4. La consignación del saldo o presentación del resguardo del depósito

El art. 799.2 de la LEC, siendo su precedente el art. 1.010, 2º párrafo de la LEC de


1881, dispone que “al rendir la cuenta, el administrador consignará el saldo que de la
misma resulte o presentará el resguardo original que acredite haberlo depositado en el
establecimiento destinado al efecto. En el primer caso, el tribunal acordará in-
mediatamente mediante providencia el depósito y, en el segundo, que se ponga en los
autos diligencia expresiva de la fecha y cantidad del mismo ”.
En cuanto a la consignación del saldo o presentación del resguardo acreditativo del
depósito en el establecimiento destinado al efecto, hay que acudir al Real Decreto
467/2006, de 21 de abril, por el que se regulan los depósitos y consignaciones ju-
diciales en metálico, de efectos o valores que ha derogado el Real Decreto 34/1988,
de 21 de enero, por el que se regulan los pagos, depósitos y consignaciones judiciales,
y la Orden Ministerial de 5 de junio de 1992, por la que se desarrolla el Real Decreto
34/1988, de 21 de enero.

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En el art. 1.3 del Real Decreto 467/2006, de 21 de abril se dispone que los depósitos y
consignaciones judiciales “se realizarán mediante ingreso de cantidades de moneda
nacional o divisa extranjera convertible en una «Cuenta de Depósitos y
Consignaciones»”.
De otra parte el art. 7 establece que “cuando se reciba u ocupe el depósito ma terial de
moneda metálica, billetes de banco, cheques bancarios o valores realizables en las
oficinas judiciales, el secretario judicial del órgano judicial o del Servicio Común
Procesal de que se trate, ordenará su depósito, el mismo día, en la Cuenta de
Depósitos y Consignaciones y, de no ser ello posible por producirse fuera de las horas
de apertura de las oficinas bancarias, en el primer día hábil siguiente ”.
Así, el administrador deberá poner a disposición del procedimiento de intervención
judicial de la herencia el saldo que arroje el montante obtenido de la propia
administración, cuando así suceda, o proceder al ingreso en la Cuenta de Depósitos y
Consignaciones del Juzgado.

CUESTIONES

23.181. Las cantidades obtenidas del rendimiento de los bienes del causante
¿han de ser ingresadas, necesariamente, en la Cuenta de Depósitos y Consig-
naciones del Juzgado?

La respuesta es rotunda: no. Como preámbulo a esta cuestión recordemos que la


administración judicial de la herencia tiene por objeto la realización de todos aquellos
actos necesarios para la conservación y explotación de los bienes que forman el
caudal relicto del causante y la misión del administrador, además de suplir la voluntad
del causante, es obtener el mayor rendimiento al patrimonio del difunto, en interés de
los herederos. Centrándonos, ya, en la cuestión planteada, el art. 799.2 nos habla de
que el administrador “presentará el resguardo original que acredite haberlo depositado
en el establecimiento destinado al efecto ”, pero no vemos obstáculo, sino todo lo
contrario, a que el administrador abra una cuenta bancaria remunerada de la que se
obtenga un interés que, evidentemente, contribuiría al aumento del saldo acreedor del
caudal relicto en pro de los herederos y demás llamados a la sucesión del causante. A
mayor abundamiento, y consecuentemente con los actuales sistemas bancarios no
debería descartarse la apertura de cualquier depósito que devengara a favor del
patrimonio del causante un alto interés; de lo contrario, el menor o mayor interés que
produjera el activo del patrimonio del causante, evidentemente, contribuiría a
incrementar las arcas del Estado, parte no interesada en el procedimiento judicial de
intervención de la herencia ya que, recordemos, los intereses que arrojan las cuentas
de depósitos y consignaciones judiciales van a parar al Tesoro Público.

30.4.1.5. Las medidas sobre rectificación o aprobación de las cuentas

El art. 799 de la LEC 1/2000, en su 3º párrafo, cuyo precedente se hallaba en el art.


1.011.2º párrafo de la LEC 1881, dispone que “para el efecto de instruirse de las
cuentas y a fin de inspeccionar la administración o promover cualesquiera medidas
que versen sobre rectificación o aprobación de aquéllas, serán puestas de manifiesto
en la Secretaría a la parte que, en cualquier tiempo, lo pidiere ”.
Primeramente señalar que la finalidad, como se ha dicho anteriormente, es el control
del modo de actuación del administrador y, a su vez, la manera de comunicar a los

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herederos el estado de la gestión para, incluido, en su caso, impugnar la cuenta
parcial. Así, además de permitirse el control de la actividad del administrador se
consiente a los interesados la inspección de la administración y solicitar la rectificación
de las cuentas.
Es loable que las cuentas no sean entregadas a los interesados sino que sean puestas
a disposición de las partes; pero, de otro lado, como literalmente se señala en el
precepto de estudio, son puestas de manifiesto en la Secretaría, si bien, a instancia de
parte, cuestión que censuramos, dado que entendemos que el Juzgado deberá,
directamente, presentadas las cuentas, ponerlas a disposición de los interesados, sin
petición expresa de estos.

CUESTIONES

23.182. ¿Tiene el Juez obligación de examinar las cuentas?

El Juez no tendrá la obligatoriedad de examinar, de oficio, las cuentas presentadas,


correspondiendo ello a los interesados y aplicándose el principio de justicia rogada.

23.183. ¿Quiénes tienen legitimación para pedir la rectificación de las cuentas?

Aquellos que pueden interesar la puesta de manifiesto de las cuentas parciales en la


Secretaría para promover las medidas de rectificación son todos los interesados en la
herencia y, concretamente, todos aquellos que fueron citados para la formación de
inventario y que aparecen relacionados, expresamente, en el art. 793.3 y que ahora
reproducimos: 1º El cónyuge sobreviviente. 2º Los parientes que pudieran tener
derecho a la herencia y fueren conocidos, cuando no conste la existencia de
testamento ni se haya hecho la declaración de herederos abintestato. 3º Los herederos
o legatarios de parte alícuota. 4º Los acreedores a cuya instancia se hubiere decretado
la intervención del caudal hereditario y, en su caso, los que estuvieren personados en
el procedimiento de división de la herencia. 5º El Ministerio Fiscal, siempre que pudiere
haber parientes desconocidos con derecho a la sucesión legítima, o que alguno de los
parientes conocidos con derecho a la herencia o de los herederos o legatarios de parte
alícuota no pudiere ser citado personalmente por no ser conocida su residencia, o
cuando cualquiera de los interesados sea menor o incapacitado y no tenga
representante legal. 6º El abogado del Estado, o, en los casos previstos legalmente,
los Servicios Jurídicos de las Comunidades Autónomas, cuando no conste la
existencia de testamento ni de cónyuge o parientes que puedan tener derecho a la
sucesión legítima.

23.184. ¿Qué ocurre cuando se promueven medidas sobre aprobación de las


cuentas?

Respecto a promover medidas que versen sobre la aprobación de las cuentas, hemos
de señalar que cuando ninguno de los interesados haga manifestación sobre las
mismas o, en el mismo sentido, se presente un escrito mostrando su conformidad con
éstas, no es necesaria su aprobación dado que, como luego se verá, el art. 800 de la
LEC aborda la rendición final de cuentas, momento procesal en el que sí será dictado
auto aprobándolas.

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23.185. Cuando algún interesado solicitare cualesquiera medidas que versen sobre la
rectificación de las cuentas parciales ¿qué trámite deberá seguirse? En relación a las
medidas de rectificación, es cierto que el art. 799.3 no establece tramitación específica
alguna, si bien, entendemos, en todo momento, que podría seguirse el trámite previsto
en el art. 800.4, esto es, dar traslado del escrito de impugnación al cuentadante para
que conteste continuando la tramitación con arreglo a lo dispuesto para el juicio verbal.
Así, cuando el administrador, en el trámite del traslado del escrito de impugnación
mostrara su conformidad con el impugnante el Juez dictaría auto rectificando la cuenta
parcial o, de lo contrario, se seguiría el trámite incidental conforme a las normas del
juicio verbal, concluyendo por medio de sentencia.

30.4.2. LA RENDICIÓN FINAL DE CUENTAS. IMPUGNACIÓN DE LAS CUENTAS

30.4.2.1. Introducción

El art. 800.1 de la LEC 1/2000, exacta reproducción de su antecedente hallado en el


art. 1.012 de la LEC de 1881, nos señala el momento de la presentación de la cuenta
final, de esta manera: “cuando el administrador cese en el desempeño de su cargo,
rendirá una cuenta final complementaria de las ya presentadas ”.

CUESTIONES

23.186. ¿En qué consiste la rendición final de cuentas?

La rendición final de cuentas consistirá en la presentación de una cuenta donde se


contendrá toda la actividad desempeñada durante la administración, para juzgar, como
señaló la sentencia del Tribunal Supremo de 12 de junio de 1957, si el administrador,
en el ejercicio de su cargo “se ha comportado como un buen padre de familia ”.

30.4.2.2. Los motivos de la presentación de la cuenta final

Como dispone el art. 800.1 de la LEC, la rendición de la cuenta final tendrá lugar
cuando el administrador cese en el desempeño de su cargo. Nos encontramos ante la
última obligación del administrador en el ejercicio de su cargo, que como indicó el
Tribunal Supremo (sentencia de 12 de junio de 1957) es “el último acto de su gestión,
que sería incompleto si no indicase todo lo que ha hecho, todo lo que ha pagado y todo
lo que ha recibido”.

CUESTIONES

23.187. ¿Cuándo puede venir dado el cese del cargo del administrador?

El cese en el desempeño del cargo no sólo va a venir dado por la conclusión de la


administración, sino que puede ser consecuencia de otros motivos como la remoción o
sustitución del cargo, por causas diversas como la pérdida de la capacidad de obrar, la

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privación de libertad o la muerte, entre otras, hasta por causas relacionadas con el
ejercicio del cargo por conductas inadecuadas, deviniendo en actividades que hagan
menospreciar el patrimonio del caudal relicto o, incluso, por cesación voluntaria en el
cargo.

23.188. ¿Qué ocurrirá en el supuesto de fallecer el administrador?

En el caso del fallecimiento del administrador, en contra de lo que pudiera pensarse,


las obligaciones inherentes al cargo de administrador no son transmisibles a sus
herederos, de manera que a sus sucesores no les incumbirá rendición de cuenta
alguna. Por lo tanto, lo que procederá en este supuesto es la puesta en conocimiento
del Tribunal del fallecimiento del administrador a los fines de verificar el nombramiento
de otro administrador.

30.4.2.3. La puesta de manifiesto de las cuentas. El plazo de su presentación

El art. 800.2 de la LEC 1/2000, casi exacta reproducción de su antecedente hallado en


el art. 1.013 de la LEC de 1881, establece que “todas las cuentas del administra dor,
incluso la final, serán puestas de manifiesto a las partes en la Secretaría, cuando cese
en el desempeño de su cargo, por un término común, que el tribunal señalará
mediante providencia según la importancia de aquéllas ”.
Cuando tiene lugar el cese en el desempeño del cargo del administrador, antes de la
conclusión del período establecido para la presentación de la cuenta periódica (art.
799.1), el administrador tiene obligación de presentar ya no sólo la cuenta final sino
también la parcial.
Mientras que anteriormente, cuando hablábamos del traslado de la rendición de
cuentas periódicas (art. 799.3) censurábamos al legislador por establecer que las
cuentas son puestas de manifiesto en la Secretaría del Juzgado, si bien, a instancia de
parte, dado que entendemos que el Juzgado debería, directamente, presentadas las
cuentas, ponerlas a disposición de los interesados, sin petición expresa de estos, en la
redacción del art. 800.2 es claro que, de oficio, serán puestas, todas las cuentas del
administrador, de manifiesto a las partes en la Secretaría.

CUESTIONES

23.189. ¿De qué plazo dispone el administrador para presentar la cuenta final?

Respecto al plazo de la presentación de la cuenta final, el legislador no ha establecido


un plazo determinado, debiéndose entender que deberá ser presentada dentro de un
plazo prudencial tras el motivo que originó la causa de cesación, teniendo presente la
importancia y condiciones del patrimonio del caudal relicto. Continuando con la
cuestión del plazo de la presentación de la cuenta final, en primer lugar decir que para
ello será requerido el administrador mediante la notificación de la resolución en la que
se acuerde dicho requerimiento; por otro lado, a instancia del administrador, el Juez
podría prorrogar el plazo, atendiendo la petición de aquél y teniendo en consideración
la complejidad de las operaciones y cuentas a presentar.

23.190. ¿Qué puede ocurrir en el caso de incumplimiento, por parte del adminis-

La Partición de la Herencia - 123


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trador, de la presentación de la cuenta?

En el supuesto de incumplimiento del deber de la presentación de la cuenta, ya que el


legislador, tampoco recoge este caso, por lo que acudiremos a lo dispuesto para el
contador-partidor, resaltando lo siguiente: los interesados podrán obligar al
administrador para que cumpla su encargo (aplicando el art. 785.2); si no verifica la
entrega de la cuenta será responsable de los daños y perjuicios (aplicando el art.
785.3), circunstancia ésta que el legislador a dispuesto en evitación de demoras
impropias o injustificadas; en el caso de incurrir en esta responsabilidad, los
interesados deberán acudir a la vía del juicio declarativo, bien juicio ordinario o juicio
verbal, dependiendo de la cuantía de los daños y perjuicios que fueren reclamados.

30.4.2.4. El contenido de la cuenta final

La cuenta final será complementaria de las ya presentadas (art. 800.1), si bien la


rendición final de cuentas deberá comprender, no sólo la última rendición, sino un
compendio, cuando menos, de todas las cuentas periódicas anteriormente presen-
tadas, dándose una exposición detallada y global de ellas.
Otra cuestión que hay que subrayar, por su importancia, es la siguiente: Junto con la
rendición final, el administrador deberá poner a disposición de todos los herederos sus
bienes adjudicados, en el caso de haber concluido las particiones; y, en otro caso,
ponerlos a disposición de los interesados hasta que las particiones se hayan realizado
y aprobado.
Además, el administrador deberá ingresar en la Cuenta de Depósitos y Consig-
naciones del Juzgado las cantidades que hubieren podido obtenerse de la gestión de
la administración, cuando estuvieren en otra cuenta distinta de aquella o en cualquier
depósito financiero, como hemos visto anteriormente, de alto interés o, en otro caso,
poner las cantidades correspondientes a disposición del Juzgado o los interesados.

CUESTIONES

23.191. ¿Cuál deberá ser el contenido de la rendición de cuentas?

La respuesta nos la ofreció la Audiencia Territorial de Cáceres, en sentencia de fecha


16 de noviembre de 1978, al disponer que una rendición de cuentas no sólo requiere la
aportación farragosa e indiscriminada de documentos. Se señala en la sentencia que
será imprescindible, al menos, una simple liquidación, en la que consignando por
separado los justificantes de los gastos e ingresos correspondientes a los diferentes
bienes que integran la administración, debidamente clasificados por los distintos
conceptos, permita mediante una sencilla operación aritmética, fijar con toda seguridad
el saldo resultante.

30.4.2.5. El traslado de las cuentas a los interesados

Como decíamos al referirnos a las cuentas periódicas, el Juez no tendrá la obliga-


toriedad de examinar, de oficio, las cuentas presentadas, correspondiendo ello a los
interesados y aplicándose el principio de justicia rogada.

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Los legitimados que pueden interesar la aprobación o proponer la impugnación de las
cuentas, como ya dijimos en el estudio de las medidas sobre rectificación o aprobación
de las cuentas periódicas o parciales, son todos los interesados en la herencia y,
concretamente, todos aquellos que fueron citados para la formación de inventario y
que aparecen relacionados, expresamente, en el art. 793.3 de la LEC 1/2000.

30.4.2.5.1. La aprobación de las cuentas

El art. 800.3 de la LEC nos habla del caso de no haber oposición a las cuentas,
estableciendo que pasado el plazo fijado sin hacerse oposición a las mismas, “el
tribunal dictará auto aprobándolas y declarando exento de responsabilidad al
administrador. En el mismo auto, el tribunal mandará devolver al administrador la
caución que hubiere prestado”.
El antecedente se halla en el art. 1.014 de la LEC de 1881 que, literalmente, decía
como sigue: “pasado dicho término sin hacerse oposición a las cuentas, o al des -
estimar los reparos que se hubieran alegado, el Juez dictará auto aprobándolas y
declarando exento de responsabilidad al administrador. En el mismo auto, el Juez
cancelará la hipoteca que el administrador hubiere constituido, o mandará devolverle la
fianza que hubiere prestado”.

CUESTIONES

23.192. El auto aprobando las cuentas ¿produce efectos de cosa juzgada? ¿Qué
recurso cabrá contra el mismo?

El auto que recae, en este caso, no producirá la eficacia de cosa juzgada, ya que los
interesados podrán acudir al juicio declarativo correspondiente en el ejercicio de acción
de responsabilidad civil del administrador. En cuanto al recurso cabrá interponer el de
apelación, mediante la presentación de escrito preparatorio a que se refiere el art. 457
de la LEC de 2000, en el plazo de cinco días hábiles contados desde el día siguiente
de la notificación, limitado a citar la resolución apelada, manifestando la voluntad de
recurrir, con expresión de los pronunciamientos que impugna.

30.4.2.5.2. La impugnación de las cuentas

El art. 800.4 de la LEC establece que “si las cuentas fueren impugnadas en tiempo
hábil, se dará traslado del escrito de impugnación al cuentadante para que conteste
conforme a lo previsto por los artículos 404 y siguientes, continuando la tramitación
con arreglo a lo dispuesto para el juicio verbal ”.
El antecedente lo encontramos en el art. 1.015 de la LEC de 1881 que estatuía que “si
las cuentas fueren impugnadas en tiempo hábil, se sustanciará la impugnación con el
cuentadante por los trámites establecidos para los incidentes. Contra el auto que
ponga término al incidente de cuentas, procederá la apelación en ambos efectos.
Contra el que pronuncie la Audiencia, se dará el recurso de casación ”.
En primer lugar debemos decir que la impugnación no sólo puede recaer sobre la
cuenta final sino, también, sobre las periódicas o parciales.
Acudiendo a la tramitación de la impugnación, estatuye el precepto de estudio que se
dará traslado del escrito de impugnación al cuentadante. Primeramente señalar que el

La Partición de la Herencia - 125


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escrito deberá, obviamente, ir suscrito por procurador y letrado, conforme determinan
las disposiciones generales de la LEC 1/2000, concretamente los artículos 23 y 31,
respectivamente.
La tramitación será la dispuesta para el juicio verbal, si bien, el legislador ha querido
que previamente a la vista oral el cuentadante conteste conforme las normas
establecidas para el juicio ordinario, de esta manera, el plazo para contestar la
impugnación será de veinte días (art. 404) y la contestación a la demanda deberá
redactarse en la forma prevenida para ésta en el art. 399 de la LEC (art. 405.1).
Una vez contestada la impugnación, por el cuentadante, el Juzgado señalará día y
hora para la celebración de la vista con las prevenciones de los artículos 440, 442 y
concordantes, desarrollándose la vista de la manera dispuesta en el art. 443 de la LEC
1/2000.

CUESTIONES

23.193. ¿Cuáles pueden ser las causas de impugnación de las cuentas?

Respecto al contenido de la impugnación, ésta puede ser por causas diversas, desde
la impugnación de partidas determinadas, como gastos excesivos o indebidos, o
solicitud de inclusión de otros ingresos, hasta pedir la responsabilidad del
administrador por actitud negligente en el desempeño del cargo, interesando el
impugnante la responsabilidad por daños y perjuicios y la obtención del montante que
incremente el patrimonio del caudal relicto.

23.194. ¿Quiénes pueden impugnar las cuentas?

Las partes que podrán impugnar las cuentas del administrador son todas aquellas que
fueron citadas para la formación de inventario y que constan relacionadas en el art.
793.3 y que ahora reproducimos: 1º El cónyuge sobreviviente. 2º Los parientes que
pudieran tener derecho a la herencia y fueren conocidos, cuando no conste la
existencia de testamento ni se haya hecho la declaración de herederos abintestato. 3º
Los herederos o legatarios de parte alícuota. 4º Los acreedores a cuya instancia se
hubiere decretado la intervención del caudal hereditario y, en su caso, los que
estuvieren personados en el procedimiento de división de la herencia. 5º El Ministerio
Fiscal, siempre que pudiere haber parientes desconocidos con derecho a la sucesión
legítima, o que alguno de los parientes conocidos con derecho a la herencia o de los
herederos o legatarios de parte alícuota no pudiere ser citado personalmente por no
ser conocida su residencia, o cuando cualquiera de los interesados sea menor o
incapacitado y no tenga representante legal. 6º El abogado del Estado, o, en los casos
previstos legalmente, los Servicios Jurídicos de las Comunidades Autónomas, cuando
no conste la existencia de testamento ni de cónyuge o parientes que puedan tener
derecho a la sucesión legítima.

23.195. En el incidente de impugnación de las cuentas ¿quién ha de ser conside-


rado como parte?

Como ya recogió el Tribunal Supremo, en sentencia de 22 de diciembre de 1932,


únicamente han de ser consideradas partes en el “incidente ” de impugna ción de las

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cuentas, el impugnante y el cuentadante.

23.196. ¿De qué manera será tramitado el incidente de impugnación de las cuen-
tas en el caso de haber varios impugnantes?

Entendemos que será tramitado de la misma manera que si fuera un solo incidente en
el que se formula oposición a las cuentas, y tramitándose todas conjuntamente, es
decir, concediéndose el plazo de los veinte días para contestar a las diversas
impugnaciones que pudieren surgir y señalando día y hora, con citación a los
impugnantes y al cuentadante, para la vista, donde cada uno se manifestará en apoyo
de sus respectivas pretensiones.

23.197. ¿Qué tipo de resolución pondrá fin al incidente de impugnación de las


cuentas? ¿Qué recurso cabrá ser interpuesto?

La resolución final ¿produce efectos de cosa juzgada? El incidente de impugnación de


las cuentas concluirá con la sentencia, que será dictada en el plazo de los diez días
siguientes a la vista, (art. 447.1), contra la que cabrá el recurso de apelación, por
medio de la presentación de escrito preparatorio a que se refiere el art. 457 de la LEC
de 2000, en el plazo de cinco días hábiles contados desde el día siguiente de la
notificación, limitado a citar la resolución apelada, manifestando la voluntad de recurrir,
con expresión de los pronunciamientos que impugna. La sentencia establecerá la
aprobación de las cuentas y, en su caso, se manifestará sobre la responsabilidad del
administrador con cargo a la caución (entendido el art. 800.3 a sensu contrario). La
sentencia tendrá limitado el efecto de cosa juzgada, por cuanto nos hallamos ante un
proceso de carácter sumario, así, los interesados en el procedimiento principal podrán
ejercitar la acción de responsabilidad civil contra el administrador, promoviendo el juicio
ordinario.

30.5. LA CONSERVACIÓN DE LOS BIENES DE LA HERENCIA Y EL DESTINO DE


LAS CANTIDADES RECAUDADAS POR EL ADMINISTRADOR

30.5.1. LA CONSERVACIÓN DE LOS BIENES DE LA HERENCIA

30.5.1.1. Consideraciones generales

Antes de entrar en materia procesal queremos recordar los preceptos del Código Civil
aplicables al caso que nos ocupa, dentro de las obligaciones del mandatario y
depositario que pueden corresponderse con la figura del administrador judicial.
El art. 1.718 señala que “el mandatario queda obligado por la aceptación a cum plir el
mandato, y responde de los daños y perjuicios que, de no ejecutarlo, se ocasionen al
mandante”; y, el art. 1.719 dispone que “en la ejecución del mandato ha de arreglarse
el mandatario a las instrucciones del mandante. A falta de ellas, hará todo lo que,
según la naturaleza del negocio, haría un buen padre de familia ”.
El art. 1.766 establece que “el depositario está obligado a guardar la cosa y resti tuirla”;
el art. 1.785 que “el depósito judicial o secuestro tiene lugar cuando se decre ta el
embargo o el aseguramiento de bienes litigiosos ”; y, el art. 1.788 señala que “el

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depositario de bienes secuestrados está obligado a cumplir respecto de ellos todas las
obligaciones de un buen padre de familia ”.
Introduciéndonos ya en terreno procesal ha de reproducirse el apartado 1 del art. 801
que es fiel re?ejo de lo que estatuía el 1º párrafo del art. 1.016 de la LEC de 1881, y
que dispone lo siguiente: “el administrador está obligado bajo su responsabilidad, a
conservar sin menoscabo los bienes de la herencia, y a procurar que den las rentas,
productos o utilidades que corresponda”.
Respecto a la responsabilidad que conllevará la conservación de los bienes de la
herencia nos remitimos al art. 795.3º que dispone que “el administrador deberá prestar,
en cualquiera de las formas permitidas por esta Ley, caución bastante a responder de
los bienes que se le entreguen, que será fijada por el tribunal ”.

CUESTIONES

23.198. ¿Qué carácter tiene la conservación de los bienes de la herencia?

El precepto de estudio se refiere a la conservación de los bienes y la obligación del


administrador de procurar que los bienes del causante den las rentas, productos o
utilidades que correspondan. Ante ello observamos que se trata de una administración
de carácter conservativa, es decir, el administrador tendrá la misión de conservar los
bienes y obtener de los mismos la rentabilidad que proceda, y todo ello sin perjuicio de
proceder a la enajenación de bienes de características limitadas como los que puedan
deteriorarse, los que sean de difícil y costosa conservación, los frutos para cuya
enajenación se presenten circunstancias que se estimen ventajosas y los demás
bienes cuya enajenación sea necesaria para el pago de deudas, o para cubrir otras
atenciones de la administración de la herencia. Las actividades encaminadas a la
conservación de los bienes de la herencia habrán de ser realizadas bajo el principio de
la diligencia de un buen padre de familia; de otro lado, a tenor de la clase de bienes, la
conservación deberá ir referida, generalizando, a prevenir posibles desmejoras, a
verificar operaciones de mantenimiento y a tareas encaminadas a la obtención de
rendimientos en favor del patrimonio del caudal relicto. Por lo tanto, la conservación de
los bienes conllevará una actividad preventiva por parte del administrador quien deberá
procurar que los bienes no se pierdan o deterioren o desgasten, realizando actos de
cuidado, celo, precaución, asistencia o protección.

30.5.1.2. Las reparaciones ordinarias y las reparaciones o gastos extraordinarios

El apartado 2 del art. 801 de la LEC, expresamente dispone que el administrador “a


este fin deberá hacer las reparaciones ordinarias que sean indispensables para la
conservación de los bienes. Cuando sean necesarias reparaciones o gastos extraor-
dinarios, lo pondrá en conocimiento del Juzgado, el cual, oyendo en una compare-
cencia a los interesados que menciona el apartado 3 del artículo 793 y previo reco-
nocimiento pericial y formación de presupuesto resolverá lo que estime procedente,
atendidas las circunstancias del caso”.
El 2º párrafo del art. 1.016 de la LEC de 1881 estaba referido a las reparaciones
ordinarias y así, se disponía que “a este fin deberá hacer en los edificios las repa -
raciones ordinarias que sean indispensables para su conservación, y en las fincas
rústicas que no estén arrendadas, las labores y abonos que exija su cultivo ”; de otro
lado, los artículos 1.017 y 1.018 del citado cuerpo legal abordaban las reparaciones o

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gastos extraordinarios, de tal que el primero de los señalados establecía que “cuando
las fincas necesiten reparaciones o cultivos extraordinarios, lo pondrá en conocimiento
del Juzgado, el cual, oyendo en una comparecencia a los herederos reconocidos o a
sus representantes, y en su defecto, por escrito, al Ministerio Fiscal, y previo
reconocimiento pericial y formación de presupuesto, podrá acordar que se hagan las
obras por administración o por subasta, según estime más conveniente, atendidas las
circunstancias del caso. Si alguno o todos los herederos reconocidos no asistieren a la
comparecencia, no por eso dilatará el Juez acordar lo que corresponda”; y el siguiente
precepto señalaba que “cuando el importe del presupuesto exceda de 10.000 pesetas,
se empleará el medio de la subasta pública, a no ser que los herederos, o el Fiscal en
su caso, prestasen su conformidad a que se hagan por administración ”.

CUESTIONES

23.199. ¿Qué se entiende por reparaciones ordinarias?

La disposición de estudio se refiere a reparaciones ordinarias y a reparaciones o


gastos extraordinarios. En primer lugar, diremos que por reparaciones ordinarias habrá
que entender aquellas que pueden tener lugar con los propios gastos corrientes sin
necesidad de ningún presupuesto singular; de esta manera, estamos ante unas
reparaciones ineludibles e inevitables y precisas para conservar los bienes, donde el
administrador tiene la obligación de realizarlas para dicha conservación. Para estas
reparaciones ordinarias no se precisará autorización especial.

23.200. ¿Qué se entiende por reparaciones extraordinarias?

Las reparaciones extraordinarias serán aquellas que excedan de la normalidad propia


de la conservación de los bienes, a lo que habría que añadir, ya que el precepto
incluye en relación con la LEC de 1881 “los gastos extraordinarios ”, con obligación de
sometimiento de los interesados y aprobación judicial, aquellos que superen el coste
habitual de gastos; y, todo ello, teniendo presente que los gastos serán sufragados con
cargo al patrimonio del caudal relicto.

30.5.1.3. La puesta en conocimiento a los interesados de la realización de las


reparaciones o gastos extraordinarios y su aprobación

En el anterior epígrafe ya nos hemos referido al apartado 2 del art. 801, en el que se
establece que “cuando sean necesarias reparaciones o gastos extraordinarios, lo
pondrá en conocimiento del Juzgado”, así, la primera de las obligaciones, del ad -
ministrador será comunicar dicha necesidad al órgano judicial y procedimiento de
intervención judicial de la herencia.
Una vez puesta en conocimiento del Juzgado la necesidad de reparaciones o gastos
extraordinarios, el art. 801.2 sigue diciendo que “oyendo en una compare cencia a los
interesados que menciona el apartado 3 del artículo 793 y previo reconocimiento
pericial y formación de presupuesto resolverá lo que estime procedente, atendidas las
circunstancias del caso”.
Hablemos, ahora, del traslado a los interesados y posterior trámite. La ley no establece
un plazo pero, obviamente, deberá de tratarse de un plazo prudencial para que los

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interesados valoren la petición del administrador e, incluso, aporten, de parte, otros
presupuestos o informes en beneficio de la masa hereditaria. También, en principio, el
Juez habrá de señalar día y hora para que los interesados sean oídos, si bien, al no
establecerse concretamente la forma, no obsta ello, pues, a que el Juzgado conceda
un plazo para aportación de escritos y tras ello, directamente, resolver.
Por último, antes de concluir con la forma que debe adoptar el acuerdo del Juez sobre
las reparaciones o gastos extraordinarios, hemos de detenernos en “el reco nocimiento
pericial” que señala el art. 801.2 previo a la resolución del Juez. Prime ramente decir
que dicho reconocimiento pericial, entendemos, no será preciso, en aquellas ocasiones
en las que entre el administrador y los interesados hubiere un acuerdo unánime o,
incluso, cuando las divergencias sean mínimas o superables sin necesidad del
reconocimiento pericial; además, a mayor abundamiento, el coste de los honorarios del
perito que fuere designado, como es evidente, correrá a cargo de la masa hereditaria.
En otro caso, si la Autoridad Judicial ha de cumplir con el trámite del reconocimiento
pericial, la Ley no señala la forma de la designación por lo que habría que acudir, en
puridad, a lo dispuesto en el art. 341, sin perjuicio de otras soluciones, alternativas,
que propusiere el Juez.
En cuanto a la forma que debe adoptar la resolución del Juez, nada señala la Ley,
pudiendo tratarse de una providencia, en caso de acuerdo unánime entre el admi-
nistrador o los interesados, o en otro caso, por medio de auto. Si bien, recayendo una
providencia o un auto, el recurso que podrá ser interpuesto será el de reposición (art.
451), por lo que sin perjuicio del cual se llevará a efecto lo acordado.

CUESTIONES

23.201. ¿De qué modo se puede poner en conocimiento del Juzgado la


necesidad de realización de reparaciones o gastos extraordinarios?

El modo en que deben ser puestas en conocimiento del Juzgado las reparaciones, es
conveniente que tenga lugar por escrito, aunque la ley no limita la forma, pudiéndose
hacer mediante comparecencia en la Secretaría del órgano judicial. Ahora bien, la
solicitud de la necesidad de reparaciones o gastos extraordinarios deberá ir
argumentada de modo documental, aportando todos los datos precisos para justificar
dicha necesidad excepcional y singular de reparaciones o gastos, exponiéndose, a la
par, la medida o medidas que, entiende, deben establecerse, aportando, como se ha
dicho, cualquier informe en el que se aprecie y se valore la importancia del caso, con
presupuesto de la reparación o presupuesto del gasto y la forma de hacer frente a
éstos.

23.202. ¿A quién ha de conferirse traslado de la petición de realización de repa-


raciones o gastos extraordinarios?

Respecto a los interesados a quienes ha de dársele traslado, son aquellos que fueron
citados para la formación de inventario, esto es, 1º El cónyuge sobreviviente. 2º Los
parientes que pudieran tener derecho a la herencia y fueren conocidos, cuando no
conste la existencia de testamento ni se haya hecho la declaración de herederos
abintestato. 3º Los herederos o legatarios de parte alícuota. 4º Los acreedores a cuya
instancia se hubiere decretado la intervención del caudal hereditario y, en su caso, los

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que estuvieren personados en el procedimiento de división de la herencia. 5º El
Ministerio Fiscal, siempre que pudiere haber parientes desconocidos con derecho a la
sucesión legítima, o que alguno de los parientes conocidos con derecho a la herencia
o de los herederos o legatarios de parte alícuota no pudiere ser citado personalmente
por no ser conocida su residencia, o cuando cualquiera de los interesados sea menor o
incapacitado y no tenga representante legal. 6º El abogado del Estado, o, en los casos
previstos legalmente, los Servicios Jurídicos de las Comunidades Autónomas, cuando
no conste la existencia de testamento ni de cónyuge o parientes que puedan tener
derecho a la sucesión legítima.

30.5.2. EL DESTINO DE LAS CANTIDADES RECAUDADAS POR EL


ADMINISTRADOR

El art. 802.1 de la LEC 1/2000 dispone que “el administrador depositará sin dila ción a
disposición del Juzgado las cantidades que recaude en el desempeño de su cargo,
reteniendo únicamente las que fueren necesarias para atender los gastos de pleitos,
pago de contribuciones y demás atenciones ordinarias ”.
Primeramente observamos que el legislador establece la obligación del administrador
de proceder, de forma rápida, a ingresar a disposición del Juzgado las cantidades
recaudadas durante la administración, tan pronto como sean percibidas; por otro lado,
vemos que el legislador impone, también, la obligación al administrador de retener las
cantidades necesarias para atender gastos, denominados, ordinarios.
En relación con los gastos, como es de ver, se incluyen como ordinarios, los pagos de
contribuciones tributarias, periódicas o no.

CUESTIONES

23.203. ¿Dónde serán ingresadas las cantidades recaudadas?

De la redacción del apartado 1 del art. 802 podemos entender, en principio, que las
cantidades recaudadas habrán de ser ingresadas en la Cuenta de Depósitos y
Consignaciones Judiciales, si bien, ello no es obstáculo para que el administrador,
como ya se dijo en el epígrafe destinado al comentario de la consignación del saldo o
presentación del resguardo del depósito, abordando la rendición periódica de cuentas
(art. 799.2), proceda a la apertura de cuenta remunerada o cualquier depósito bancario
que ofrezca un devengo a favor del patrimonio del causante con alto interés, dado que
en la Cuenta del Juzgado no se obtendrá interés alguno.

23.204. ¿Será precisa la autorización judicial para satisfacer gastos ordinarios?

En el estudio del anterior precepto, art. 801.2, quedó claro que para atender las
reparaciones ordinarias no era precisa la autorización judicial. Pues bien, a ello habrá
que añadir, a la vista del art. 802.1 que, igualmente, no será precisa la autorización
judicial para satisfacer los gastos ordinarios. La doctrina entiende que, del mismo
modo, podrán retenerse cantidades para la retribución que corresponde al
administrador así como para pagar a los acreedores de la herencia (recordando que el
1º párrafo del art. 1.026 del CC establece que “hasta que resulten pagados todos los
acreedores conocidos y los legatarios, se entenderá que se halla la herencia en

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administración”) y, cualquiera otros gastos todavía no satisfechos desde el
fallecimiento del causante. En el caso de que con las cantidades recaudadas no
hubiere suficiente para satisfacer el gasto ordinario, como señala el apartado 2 del art.
802, al igual, como sucede con la necesidad de atención de los gastos extraordinarios,
referidos en el art. 801.2 (y analizados en epígrafe anterior), “el tribunal, mediante
providencia, podrá dejar en poder del administrador la suma que se crea necesaria,
mandando sacarla del depósito ni no pudiera cubrirse con los ingresos ordinarios ”. De
esta manera, para atender los gastos extraordinarios y, en su caso, ordinarios, se
dotará al administrador de los fondos necesarios, después, claro está, de justificar la
existencia de aquellos gastos, bien por escrito o mediante comparecencia,
acompañando en cualquiera de los dos casos los documentos acreditativos de la
existencia del gasto.

23.205. La entrega de cantidades al administrador para atender gastos extraordi-


narios ¿requiere tramitación procesal alguna?

A la vista del art. 802.2, el tribunal, directamente, dejará en poder del administrador la
suma necesaria para atender los gastos. Decimos “directamente ”, entendiendo que
resolverá, sin más trámites, por providencia, esto es, sin necesidad de poner en
conocimiento de los interesados la petición del administrador y de que estos hagan
alegaciones; sin perjuicio del recurso que algún interesado pudiere interponer contra la
providencia que acuerde la puesta de fondos en poder del administrador, no obstante
lo cual, la ejecución de lo acordado en la providencia surtiría efectos desde su dictado.
Señalar, de otro lado, que en el caso que para atender gastos extraordinarios o, en su
caso, ordinarios, no hubiere efectivo suficiente en las arcas del patrimonio hereditario,
podría acudirse al art. 803.2.4º para proceder a la venta de determinados bienes, en
cuyo caso habría que seguirse la tramitación establecida en el art. 803.3, esto es,
audiencia previa a los interesados y venta en pública subasta.

30.6. LA ENAJENACIÓN DE LOS BIENES INVENTARIADOS

30.6.1. CONSIDERACIONES GENERALES

En este epígrafe vamos a estudiar la imposición de condiciones y la limitación que


tienen determinados bienes sobre los actos de disposición que pueden tener lugar
durante la administración. El precepto de estudio (art. 803) recoge tanto la imposición
de limitación de bienes de la herencia como la excepción a esta limitación.
Hay que recordar que, dentro de la administración, cuya función es básicamente
conservativa, el administrador es el representante de los bienes de la herencia que han
sido inventariados, pero a pesar de ello, deberá regirse por las limitaciones
establecidas legalmente, no disponiendo de una absoluta libertad de disposición. A
mayor abundamiento, antes de acudir a lo dispuesto en la legislación procesal, es
necesario subrayar que dentro de la función conservativa, como principal virtud,
encontramos la necesidad de salvaguardar la titularidad de los bienes de la herencia
en favor de aquellos que luego serán los sucesores del causante.
A todo ello hay que añadir que la prohibición viene motivada por la obligación del
administrador, como señala el art. 801, de conservar sin menoscabo los bienes de la
herencia.
El art. 803.1 de la LEC 1/2000, idéntico al art. 1.030 de la LEC de 1881, salvo que el

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actual se refiere, además de a la prohibición de enajenar, a la de gravar, y la intro-
ducción de la propia redacción de la figura del administrador, señala que “el admi -
nistrador no podrá enajenar ni gravar los bienes inventariados ”; pero es el apartado 2
del citado precepto el que contiene excepciones a la regla de imposibilidad de venta o
gravamen de bienes.
Las excepciones a esta prohibición, transcritas literalmente del derogado art. 1.030 de
la LEC de 1881, son las siguientes: “1º Los que puedan deteriorarse. 2º. Los que sean
de difícil y costosa conservación. 3º Los frutos para cuya enajenación se presenten
circunstancias que se estimen ventajosas. 4º Los demás bienes cuya enajenación sea
necesaria para el pago de deudas, o para cubrir otras atenciones de la administración
de la herencia”.

30.6.2. BIENES QUE PUEDEN SER ENAJENADOS

La Ley acepta la posibilidad de que por diversos motivos pueda autorizarse ju-
dicialmente la venta o gravamen de determinados bienes, siempre bajo el control
judicial, previa audiencia de los interesados.
Sobre “los frutos para cuya enajenación se presenten circunstancias que se esti men
ventajosas” (art. 803.2.3º), el legislador parece estar refiriéndose tanto a frutos del
campo como aquellos productos financieros que se obtienen de las fábricas e
industrias.
En el precepto y caso de estudio, se acierta al establecer que el administrador habrá
de proponer la venta cuando se presenten circunstancias ventajosas. Ahora bien,
deberá verse que los frutos que se pretenden enajenar no constituyen un llamado acto
propio de la administración, ya que en este caso, no será necesaria la autorización de
la Autoridad Judicial para la venta, dado que en otro caso ello podría suponer el
retardo en la obtención del oportuno beneficio económico o el menoscabo en la venta
por la cantidad, en principio, interesada o pactada, e incluso, la pérdida de la
enajenación, en su totalidad. Por lo tanto, nos hallaremos ante unos frutos que el
administrador pretende vender y cuyo acto extralimita sus competencias.
Por último, con excepción a la regla general de prohibición de enajenación de los
bienes inventariados encontramos “los demás bienes cuya enajenación sea nece saria
para el pago de deudas, o para cubrir otras atenciones de la administración de la
herencia”(art. 803.2.4º). Parece que nos hallemos, en lugar de una administración de
la herencia, en una liquidación de la misma. Por otro lado, el legislador, por las propias
necesidades de la intervención, permite la autorización de venta, al parecer, por no
existir liquidez en las cuentas de la administración.
Continuando con la regla 4º del art. 803.2, como norma que pone fin a las excepciones
de prohibición de venta o gravamen de los bienes de la herencia, recalcando el deber
del administrador de procurar la productividad de los bienes (art. 801.1), parece que
cuando el legislador permite la enajenación “para cubrir otras atenciones de la
administración de la herencia”, permite la venta de bienes o su gravamen para atender
el pago de gastos de la masa y, asimismo, para atender sus obligaciones.
Para concluir diremos que, tal vez, esta excepción, más que las anteriores, que como
ya hemos comentado, en lugar de parecer una administración de carácter
conservativa, está referida a una administración liquidadora, habrán de ser oídos los
interesados, dado que, no refiriéndose la excepción a bienes concretos, hay que
determinar cuál de los bienes ha de ser enajenado o gravado y, en el caso de tratarse
de pluralidad de bienes, previamente establecer un orden de prelación, en aras a la
facilidad de venta, menor coste de la misma y productividad que se pretende obtener.

La Partición de la Herencia - 133


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CUESTIONES

23.206. Respecto a la prohibición de enajenar bienes inventariados ¿qué ocurre


con aquellos bienes de distinta naturaleza?

Observamos que la prohibición de venta o gravamen viene dado sólo sobre “los bienes
inventariados” (art. 803.1), por lo que nada dice sobre aquellos bienes que pudieren
engrosar el caudal relicto como consecuencia de la administración, así como frutos
recogidos como producto de la administración y aquellos otros que fueren recaudados
en concepto de rentas de otros bienes; y es que, con relación a estos frutos y rentas su
venta estaba expresamente autorizada en el art. 1.020 de la LEC de 1881.

23.207. ¿Qué debe entenderse por “bienes que pueden deteriorarse?

En relación con “los bienes que puedan deteriorarse ” (art. 803.2.1º), el objetivo de la
venta vendrá dado por el posible daño en estos y para evitar una pérdida del valor
económico de la masa hereditaria. Se tratará, pues, de aquellos bienes que pueden
menoscabarse o estropearse por el transcurso del tiempo, por lo que será aconsejable
la venta. Respecto a estos bienes, la mayor parte de la doctrina considera que el
legislador ha querido referirse a bienes muebles y semovientes, además de bienes
como créditos y valores realizables.

23.208. ¿Qué debe entenderse por “bienes de difícil y costosa conservación ”?

En cuanto a “los bienes que sean de difícil y costosa conservación ” (art. 803.2.2º), son
aquellos que pueden conservarse, es decir, que ésta no es imposible, pero sí, difícil y
costosa. Por lo tanto, son bienes cuya conservación puede entenderse perjudicial para
los intereses de la masa hereditaria; nos encontramos ante bienes que causan un
mantenimiento con gastos elevados y cuya rentabilidad es inferior a estos gastos. De
esta manera, cuando la conservación conlleve más coste que su venta, podrá
accederse a ella. También, respecto a estos bienes, la doctrina entiende que ha
considerarse que se trata de bienes muebles, semovientes, créditos y valores
realizables.

30.6.3. EL ACUERDO DE LA VENTA

30.6.3.1. Consideraciones generales

El art. 803.3, en su 1º párrafo, señala que “el tribunal, a propuesta del adminis trador, y
oyendo a los interesados a que se refiere el apartado 3 del art. 793, podrá decretar
mediante providencia la venta de cualesquiera de dichos bienes, que se verificará en
pública subasta conforme a lo establecido en la legislación notarial o en procedimiento
de jurisdicción voluntaria”. El 2º párrafo, continuación del acuer do de la venta de
bienes, dispone que “los valores admitidos a cotización oficial se venderán a través de
dicho mercado”.
Entendemos que entre el traslado de la propuesta del administrador a los interesados

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deberá dárseles un plazo prudencial para que puedan valorar la solicitud de venta o
gravamen de bienes y poder obtener información o datos precisos a los fines de poder
hacer las alegaciones que estimen por conveniente en apoyo de sus derechos.
En cuanto a la forma que debe adoptar la resolución del Juez, al contrario que en el
art. 801.2, precepto referido al acuerdo sobre la necesidad de realizar reparaciones o
gastos extraordinarios, la Ley indica que se resolverá por providencia, a pesar de la
oposición de gran parte de la doctrina. Contra esta resolución cabrá ser interpuesto el
recurso de reposición (art. 451), por lo que sin perjuicio del cual se llevará a efecto lo
acordado.

CUESTIONES

23.209. ¿Cómo debe ser la propuesta de enajenación de venta o gravamen de


bienes?

La propuesta de enajenación de venta o gravamen de bienes es conveniente que


tenga lugar por escrito, aunque la ley no limita la forma, pudiéndose hacer mediante
comparecencia en la Secretaría del órgano judicial. Ahora bien, la solicitud deberá ir
argumentada de modo documental, aportando todos los datos precisos para justificar
dicha necesidad excepcional y singular de enajenación o gravamen, o informes en los
que se aprecie y se valore la importancia del caso.

23.210. Sobre la propuesta de enajenación de venta o gravamen de bienes ¿a


qué interesados deberá oírse?

El Tribunal, deberá oír a los interesados que fueron citados para la formación de
inventario, esto es, 1º El cónyuge sobreviviente. 2º Los parientes que pudieran tener
derecho a la herencia y fueren conocidos, cuando no conste la existencia de
testamento ni se haya hecho la declaración de herederos abintestato. 3º Los herederos
o legatarios de parte alícuota. 4º Los acreedores a cuya instancia se hubiere decretado
la intervención del caudal hereditario y, en su caso, los que estuvieren personados en
el procedimiento de división de la herencia. 5º El Ministerio Fiscal, siempre que pudiere
haber parientes desconocidos con derecho a la sucesión legítima, o que alguno de los
parientes conocidos con derecho a la herencia o de los herederos o legatarios de parte
alícuota no pudiere ser citado personalmente por no ser conocida su residencia, o
cuando cualquiera de los interesados sea menor o incapacitado y no tenga
representante legal. 6º El abogado del Estado, o, en los casos previstos legalmente,
los Servicios Jurídicos de las Comunidades Autónomas, cuando no conste la
existencia de testamento ni de cónyuge o parientes que puedan tener derecho a la
sucesión legítima.

30.6.3.2. La venta en pública subasta

La venta de los bienes “se verificará en pública subasta conforme a lo estable cido en
la legislación notarial o en procedimiento de jurisdicción voluntaria ” (art. 803.3).

30.6.3.2.1. La venta notarial

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A la venta notarial también se refiere el art. 635 de la LEC “Acciones y otras for mas de
participación sociales” cuando en su 2º apartado señala que “si lo embarga do fueren
acciones o participaciones societarias de cualquier clase, que no coticen en Bolsa, la
realización se hará atendiendo a las disposiciones estatutarias y legales sobre
enajenación de las acciones o participaciones y, en especial, a los derechos de
adquisición preferente. A falta de disposiciones especiales, la realización se hará a
través de notario o corredor de comercio colegiado ”.
Para la venta notarial habrá que acudir, también, a la Ley 24/1988, de Mercado de
Valores y Reglamento de las Bolsas de Comercio.
En primer lugar, en cuanto a las actuaciones procesales, decir que en la providencia
donde se acuerde la venta de los bienes de forma notarial se deberá disponer que el
Colegio de Notarios designe fedetario, por el turno correspondiente, para la ejecución
de los bienes. Así, comunicado por el Colegio la designación, se le remitirá la pieza
separada de administración para que proceda a la venta.
Posteriormente, obtenido el montante de la subasta, el producto de la venta se
depositará en la cuenta de depósitos y consignaciones del Juzgado, por el propio
administrador, a quien el Notario designado habrá citado para la subasta, pudiendo
retener las cantidades que correspondan cuando la enajenación hubiere tenido lugar
para el pago de deudas, o para cubrir otras atenciones de la administración de la
herencia.

30.6.3.2.2. La venta judicial

La venta judicial tendrá lugar, conforme se determina en el procedimiento de ju-


risdicción voluntaria de la LEC de 1881, vigente por la Disposición Derogatoria 1.1ª de
la LEC de 1/2000, regulado en los artículos 2.048 y siguientes.
Así, el art. 2.049 establece que “con el escrito en que se pida la celebración de la
subasta se presentará el pliego de condiciones, con arreglo a las cuales haya de ce-
lebrarse”; de esta manera aceptando el Juez la licitación, el art. 2.050 dispone que “el
Juez accederá al anuncio de la subasta, en la forma y con las condiciones que propu-
siere el que la haya solicitado; señalará día y hora para su celebración; mandará que
se fijen edictos en los sitios de costumbre y en el pueblo en que radiquen las fincas o
haya de ejecutarse el contrato, y que se publiquen en los periódicos que hubiese
designado el peticionario. En los edictos se expresará que el pliego de condiciones y
los títulos de propiedad quedan de manifiesto en la Escribanía para instrucción de los
que quieran interesarse en la subasta”.
Interpretando los artículos 2.049 y 2.050, ha de entenderse que el administrador, junto
con el escrito interesando la venta de bienes, como ya dijimos anteriormente, deberá
argumentar de modo documental todos los datos precisos para justificar la necesidad
excepcional y singular de enajenación, o presentar informes en los que se aprecie y se
valore la importancia del caso; de otro lado, cuando se señala en la LEC de 1881 que
“accederá a la licitación”, debe entenderse después de oír a los interesados.
Respecto al modo de tener lugar el remate, el art. 2.051 señala que “si se presen tare
alguna proposición admisible, por ser conforme a las condiciones fijadas en el pliego,
la admitirá el Juez, como también las que después se hicieren mejorando la postura.
Terminado el acto, adjudicará el remate al único o mejor postor, a no ser que el que
solicite la subasta se hubiese reservado expresamente el derecho de aprobarla, en
cuyo caso se le dará vista del expediente para que en el término de tercero día pida lo
que le interese. Igual comunicación se le dará en el caso de que por algún licitador se
hiciere la oferta de aceptar el remate modificando alguna de las condiciones ”.

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Continúa el art. 2.052 señalando (literalmente transcribimos) que “aceptando el que
promovió el expediente la proposición a que se refiere el segundo párrafo del artículo
anterior, se dictará auto teniendo por celebrado el remate a favor del autor de la
proposición, y se mandará llevarla a efecto. En el caso de no admitirla, manifestará si
aprueba el remate o quiere que se celebre nueva subasta bajo las mismas
condiciones, o las que tenga por conveniente fijar, o si desiste de su propósito ”.
El art. 2.053 dispone que “cuando haya de celebrarse nueva subasta se prevendrá en
los anuncios que son forzosamente admisibles las posturas que se hagan, siempre
que cubran el tipo mínimo que hubiere fijado el que la haya promovido ”; y, por último,
el art. 2.054 establece que “si en este segundo remate no hubiere postor, el interesado
quedará en libertad para hacer lo que crea más conveniente, sin que pueda accederse
a tercera subasta hasta que transcurra un año, después del cual podrá pedir que se
instruya nuevo expediente con el mismo objeto ”.
Para concluir, señalar que a la vista de los preceptos establecidos a propósito de la
venta judicial en el procedimiento de jurisdicción voluntaria, regulado en la LEC de
1881, entendemos, como no puede ser de otro modo, que la Autoridad Judicial, podrá
modificar todos aquellos requisitos de la subasta, que de cumplirse, perjudicarían la
venta, siendo por tanto, en estos casos, incongruente la regulación de la venta judicial
con el espíritu de la necesidad imperiosa de la enajenación de los bienes del
patrimonio del caudal relicto.

30.7. LA RETRIBUCIÓN DEL ADMINISTRADOR Y LAS ADMINISTRACIONES


SUBALTERNAS

30.7.1. LA RETRIBUCIÓN DEL ADMINISTRADOR

30.7.1.1. Consideraciones generales

El derecho a las retribuciones del cargo de administrador, entiende una pequeña parte
de la doctrina, no surge de un contrato. Se basa esta tesis en considerar al
administrador como un cooperador o auxiliar de la Autoridad Judicial, nombrado en la
resolución que al efecto recae sobre la administración, custodia y conservación del
caudal hereditario (art. 794.2º), teniendo como misión representar la herencia en lo que
se refiere directamente a la administración del caudal, su custodia y conservación,
pudiendo y debiendo gestionar lo que sea conducente, ejercitando las acciones que
procedan (art. 798).
Se señala que todo lo anterior no surge de la existencia de una unión contractual con
los interesados y se alude al art. 1.760 del Código Civil que establece que “el depósito
es un contrato gratuito, salvo pacto en contrario ” para argumentar la gratuidad del
desempeño del cargo de administrador nacida de un contrato; y, por el contrario,
apoyándose en que el derecho a las retribuciones no vienen más que ser unas
compensaciones por el ejercicio realizado.
Por otro lado, una parte mayoritaria de la doctrina considera que el derecho a las
retribuciones del cargo de administrador deviene de un contrato de prestación de
servicios, así, desde la toma de posesión del cargo (art. 797.1) se constituye un
servicio a los interesados con responsabilidad añadida por la entrega de los bienes
(art. 795.3º), y con la obligación de conservar sin menoscabo los bienes de la herencia,
y procurar que den las rentas, productos o utilidades que corresponda (art. 801.1),
para lo cual habrá prestado caución bastante (art. 795.3º) para responder de los

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bienes que se le entreguen (salvo que haya sido dispensado de la prestación de la
caución, por tener bienes suficientes para responder).
De esta manera, este sector mayoritario entiende que, por lo tanto, el administrador
tendrá derecho a cobrar sus retribuciones por cuanto se ha constituido una prestación
de servicios.
De otro lado, el legislador estimula e impulsa al administrador a llevar a cabo su misión
como tal y con la diligencia de un buen padre de familia, con el establecimiento de
unas retribuciones que serán proporcionales sobre el producto líquido de la venta de
bienes y sobre otros ingresos que haya en la administración.
Ahora bien, dado que de la venta de bienes el administrador obtendrá un porcentaje a
su favor, podemos pensar que a éste le interesará, personalmente, la venta de todo el
patrimonio del causante a los fines de conseguir, para sí, un mayor beneficio
económico.
Al respecto, debemos recordar que el art. 803.3 establece un cierto control a la venta
de bienes, por parte del Juez, así, en principio no puede enajenarse cualquier bien sino
sólo aquellos que puedan deteriorarse (art. 803.2.1º), los que sean de difícil y costosa
conservación (art. 803.2.2º), los frutos para cuya enajenación se presenten
circunstancias que se estimen ventajosas (art. 803.2.3º) y, los demás bienes cuya
enajenación sea necesaria para el pago de deudas, o para cubrir otras atenciones de
la administración de la herencia (art. 803.2.4º). Además, este control del que
hablamos, viene dado mediante una resolución del Juez que autoriza la enajenación,
previo traslado a los interesados, quienes podrán alegar lo conveniente en favor de sus
derechos.

CUESTIONES

23.211. ¿En qué momento procederá el derecho a la retribución del administra-


dor?

Puede surgir una duda con relación al momento del cobro de las retribuciones por
parte del administrador, esto es, si debe ser retribuido en el momento de la rendición
periódica de cuentas, dentro de los plazos establecidos por el tribunal, proporcionados
a la importancia y condiciones del caudal (art. 799) o, en el momento de llevar a cabo
la rendición final de cuentas (art. 800), cuando cesa en el desempeño del cargo. El
Tribunal Supremo, en sentencia de 16 de mayo de 1989, ya con la vieja LEC de 1881,
entendió que la retribución no ha de estar supeditada a una situación de extinción, sino
simplemente a la del ejercicio de la actividad del administrador; y, más, teniendo en
cuenta que se produce una rendición de cuentas (periódica) donde el administrador
consignará el saldo que de la misma resulte o, presentará el resguardo original que
acredite haberlo depositado en el establecimiento destinado al efecto. El Alto Tribunal
termina la cuestión en el sentido de considerar que, de entenderlo de otro modo, haría
ilusorio el resultado de la liquidación a practicar como trámite previo, preciso para la
apreciación de rendimiento de cuentas.

30.7.1.2. Las cantidades a las que tiene derecho el administrador

La retribución que percibirá el administrador estará en función de la venta de bienes


(art. 804.1.1º, 2º y 3º); además, cobrará según los ingresos por diversos conceptos,
teniendo en cuenta los productos del caudal y el trabajo de la administración (art.

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804.1.4º); y, una tercera retribución surge de los gastos de viajes que tenga necesidad
de hacer el administrador para el desempeño de su cargo.
El art. 804 de la LEC 1/2000, que tiene su precedente en el art. 1.033 de la LEC de
1881, fija la retribución del administrador, estableciendo textualmente lo siguiente: “1.
El administrador no tendrá derecho a otra retribución que la siguiente: 1º Sobre el
producto líquido de la venta de frutos y otros bienes muebles de los incluidos en el
inventario, percibirá el 2 por 100. 2º Sobre el producto líquido de la venta de bienes
raíces y cobranza de valores de cualquier especie, el 1 por 100. 3º Sobre el producto
líquido de la venta de efectos públicos, el medio por 100. 4º Sobre los demás ingresos
que haya en la administración, por conceptos diversos de los expresados en los
párrafos precedentes, el tribunal le señalará del 4 al 10 por 100, teniendo en
consideración los productos del caudal y el trabajo de la administración.
2. También podrá acordar el tribunal, mediante providencia, cuando lo considere justo,
que se abonen al administrador los gastos de viajes que tenga necesidad de hacer
para el desempeño de su cargo”.

CUESTIONES

23.212. ¿Quién fija las cantidades a las que tiene derecho el administrador?

Las cantidades a que tiene derecho el administrador serán fijadas por el Juez cuando
éste hubiere sido nombrado judicialmente (art. 795.2º); pero, en el caso de que el
administrador hubiere sido designado por el propio testador en su disposición
testamentaria (art. 795, 1º inciso) habrá que estar a lo establecido en el testamento, es
decir, a la retribución que el difunto hubiere dispuesto, si es que así lo hizo.

30.7.1.2.1. La retribución del 2 por 100

Como hemos visto, el administrador tendrá derecho a una retribución sobre el producto
líquido de la venta de frutos y otros bienes muebles de los incluidos en el inventario,
por lo que percibirá el 2 por 100.
El porcentaje será aplicado tanto a la venta de los frutos como a los bienes muebles o
semovientes, que consten en el inventario y que se encontraban en el patrimonio del
causante en el momento del fallecimiento.
Observamos, de la redacción del art. 804.1.1º, que no están incluidos en este punto
aquellos bienes, frutos y demás productos, que no estén inventariados, de esta
manera, sobre la venta de los frutos y demás productos obtenidos a lo largo del
período de administración será aplicado el porcentaje del 4 al 10 por 100, a tenor de lo
dispuesto del extremo 4º del art. 804.1.

30.7.1.2.2. La retribución del 1 por 100

En este apartado hemos de referirnos al hecho de que el administrador tendrá derecho


a una retribución sobre el producto líquido de la venta de bienes raíces y cobranza de
valores de cualquier especie, de lo que percibirá el 1 por 100.
Este 1 por 100 será de aplicación a la venta de bienes como inmuebles, siendo loable
la reducción del porcentaje, en relación al 2 por 100 del art. 804.1.1º, habida cuenta de
un mayor precio de obtención por la enajenación.

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La literalidad del precepto, en este caso, no lleva a confusión alguna, en cuanto a los
bienes inmuebles, entendiendo que el porcentaje a favor del administrador será
hallado por el producto “líquido”, esto es, descontados los gastos notariales, gastos del
Registro de la Propiedad, impuestos y demás gastos de la compraventa.
Respecto a los valores, la doctrina considera tanto los créditos como los intereses de
los préstamos, con inclusión de los rendimientos obtenidos en los establecimientos
fabriles y mercantiles, descontando los gastos derivados de la venta.
Por último, significar que en este apartado no pueden incluirse las rentas de
inquilinatos de viviendas o locales de negocio, dado que ha de entenderse que a
dichas rentas será aplicado el porcentaje del 4 al 10 por 100, a tenor de lo dispuesto
del extremo 4º del art. 804.1.

30.7.1.2.3. La retribución del 0,5 por 100

Analizamos ahora la cuestión del derecho del administrador a una retribución sobre el
producto líquido de la venta de efectos públicos, percibiendo el 0,5 por 100.
En este punto habrá que incluir las acciones que cotizan o que no cotizan en el
mercado secundario oficial, que exigen la autorización judicial para la venta,
obteniendo el porcentaje referido del 0,5 por 100 después de descontar los
correspondientes gastos de la negociación, esto es, los referidos a los gastos de la
gestión e impuestos.
Ahora bien, en este apartado no habrá que incluir, entiende la doctrina, las operaciones
realizadas para la adquisición de valores que comporten la venta de otros (inversión de
capitales), ya que se considera que en este caso será aplicado el porcentaje del 4 al
10 por 100, a tenor de lo dispuesto del extremo 4º del art. 804.1.

30.7.1.2.4. La retribución del 4 al 10 por 100

Por último, tratamos en este punto el hecho de que el administrador tendrá derecho a
una retribución sobre los demás ingresos que haya en la administración, por conceptos
diversos de los expresados en los apartados anteriores.
A este respecto el tribunal, teniendo en consideración los productos del caudal y el
trabajo de la administración, señalará del 4 al 10 por 100. Por lo tanto, el porcentaje
será variable.
A lo largo de los porcentajes a que tiene derecho el administrador antes tratados
hemos hecho referencia de lo que se debe entender por “los demás ingresos ”,
cuestión que preferimos, en este apartado, reproducir: la venta de los frutos y demás
productos obtenidos a lo largo del período de administración; las rentas de inquilinatos
de viviendas o locales de negocio; y, las operaciones realizadas para la adquisición de
valores que comporten la venta de otros (inversión de capitales).
Este apartado, al que al administrador le corresponde una retribución del 4 al 10 por
100, es muy amplio, debiéndose incluir, generalmente las rentas y, además, los
ingresos dimanantes de beneficios de una explotación fabril o mercantil, intereses,
rentas, dividendos, etc., que se devengan de acciones ejercitadas en la propia
administración.

CUESTIONES

23.213. En relación con la retribución del administrador, asignada en el art.

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804.1.4º de la LEC, ¿qué criterio se tendrá en cuenta para aplicar el porcentaje?

El art. 804.1.4º señala que el administrador tendrá derecho a un porcentaje sobre los
demás ingresos que haya en la administración, por conceptos diversos. El mismo
precepto y apartado establece que el Tribunal señalará del 4 al 10 por 100. El
porcentaje se fijará teniendo en consideración los productos del caudal y el trabajo de
la administración y la responsabilidad que conlleva la misma. De lo dicho se
desprende, que el porcentaje de aplicación será inferior cuanto más importante sea el
patrimonio (los productos del caudal); en cambio, atendiendo a los bienes que
conforman el patrimonio, si no existieren apenas los llamados bienes productivos y las
actividades ejercitadas por el administrador fueren realmente numerosas, habrá que
señalar el 10 por 100.

23.214. Con relación al derecho de retribución del administrador ¿qué ocurrirá si


el cese se produce antes de la recogida de los frutos?

En primer lugar señalar que el objetivo de la retribución del administrador, con carácter
general, deviene de incentivarlo para que actúe con la diligencia de un buen padre de
familia, representando enteramente a la herencia.
Por tal motivo, el administrador, habiendo sido partícipe, antes de que se produjera la
venta, y por el hecho de haber llevado a cabo una actividad, en beneficio de la
herencia, según estableció el Tribunal Supremo, en sentencia de fecha 6 de marzo de
1965, tendrá derecho a participar proporcionalmente al tiempo en que duró su
administración en el beneficio líquido alcanzado con la explotación. Ahora bien, como
señaló el Alto Tribunal, tendrá el derecho a la retribución correspondiente, como se ha
dicho, por la actividad desempeñada, así, de lo contrario, cuando se trata de beneficios
obtenidos en cartera de valores, si el administrador no ha in?uido con su actividad, por
lo tanto, en este caso, cuando existía, con anterioridad, una cartera de valores y el
administrador no ha ejercido movimiento alguno, no tendrá derecho a retribución; en
otro supuesto, sí. Es más, la jurisprudencia señaló que el administrador no tiene
derecho a los beneficios que puedan reportar a la masa hereditaria, el cobro de
premios en juegos de azar.

30.7.1.2.5. Los gastos de viaje

El art. 804.2 concede al tribunal, la potestad de, mediante providencia, cuando lo


considere justo, acordar que se abonen al administrador los gastos de viajes y dietas
que tenga necesidad de hacer para el desempeño de su cargo.
De la redacción del precepto de estudio se infiere que los gastos de viaje y dietas han
sido satisfechos, por anticipado, por el propio administrador; así, éste tiene el derecho
de ser reintegrado en los gastos que hubieren podido ocasionarle los desplazamientos,
en cumplimiento de sus funciones como administrador.
También podríamos entender que los gastos a que se refiere el art. 804.2 son aquellos
que llegan a formar parte del grueso de los gastos para atenciones ordinarias que el
administrador puede retener (art. 802.1) y, asimismo, el tribunal podrá dejar en poder
del administrador la suma necesaria cuando no disponga de la cantidad suficiente
procedente de la administración de la herencia (art. 802.2).
Los gastos de viaje y las dietas, deberán ser justificados en las rendiciones de cuentas
periódicas (art. 799) y en la rendición de cuenta final (art. 800), sin perjuicio del

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requerimiento judicial.

30.7.2. LAS ADMINISTRACIONES SUBALTERNAS

30.7.2.1. La conservación de las administraciones subalternas

El art. 805.1 establece que “se conservarán las administraciones subalternas que para
el cuidado de sus bienes tuviera el finado, con la misma retribución y facultades que
aquél les hubiere otorgado”.
El precedente lo encontramos en el art. 1.034 de la LEC de 1881, que literalmente
señalaba que “se conservarán las administraciones subalternas que para el cuidado
de sus bienes tuviera el finado fuera de la población en que se siga el juicio, con la
misma retribución y facultades que aquél les hubiere otorgado ”. Así, vemos que el
espíritu de la conservación de las administraciones subalternas persiste en la nueva
LEC 1/2000, si bien ha sido abandonada la idea de que las administraciones, para su
conservación, debieran recalar fuera de la población del juicio.
El legislador, por tanto, reitera en la nueva LEC 1/2000 el principio de mantener, en
todo momento, la voluntad del causante. Si bien, los administradores subalternos
continuarán en sus cargos siempre que la administración lo sea para el cuidado de los
bienes del causante, ya que en otro caso, esta administración llega a su fin con el
fallecimiento del causante.
De esta manera se pretende que se siga manteniendo la voluntad del causante tras su
fallecimiento hasta que la sucesión se haga efectiva; por ello, se señala que los
administradores subalternos conservarán la misma retribución y las mismas facultades
concedidas por el causante.
Los administradores percibirán sus retribuciones, conforme estableció el causante; así,
el administrador judicial, a tenor de lo dispuesto en el art. 802.1, retendrá las
cantidades que procedan para atender las mismas, considerándose estas retribuciones
como atenciones ordinarias; o, en otro caso, el tribunal podrá dejar en poder del
administrador judicial la suma necesaria, mandando sacarla del depósito si no pudiere
cubrirse con los ingresos ordinarios y el administrador no dispusiera de la cantidad
suficiente procedente de la administración de la herencia (art. 802.2).

CUESTIONES

23.215. ¿Quiénes son los administradores subalternos?

Los administradores subalternos son aquellos administradores nombrados por el


propio causante antes de su fallecimiento para la gestión de sus bienes o de
determinados bienes (vg. El administrador de fincas del causante).

30.7.2.2. La rendición de cuentas de los administradores subalternos

El apartado 2 del art. 805, al igual como lo hacía el art. 1.035 de la LEC de 1881,
señala que los administradores subalternos “rendirán sus cuentas y remitirán lo que
recauden al administrador judicial, considerándose como dependientes del mismo,
pero no podrán ser separados por éste sino por causa justa y con autorización

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mediante providencia del tribunal”.
Mientras el apartado 1 trata los derechos de los administradores subalternos, este
apartado 2 está referido a la obligación de rendir sus cuentas al administrador judicial
así como de remitirle lo recaudado.
Es la propia Ley la que establece, literalmente, que los administradores subalternos
son considerados como dependientes del administrador judicial y, por tanto, sujetos a
sus directrices, en pro de la herencia, y al control por parte de éste; y es que hay que
tener presente que el administrador judicial responderá de los actos y gestiones
realizadas por los administradores subalternos en el ejercicio de sus funciones (véase
el art. 1.903, 4º párrafo del CC).

30.7.2.3. La separación y la sustitución del cargo de administrador subalterno

En relación con la separación del cargo de administrador subalterno, únicamente podrá


decretarse por el Juez, a instancias del administrador judicial, sólo cuando exista
causa justa (art. 805.2, in fine), cuyo antecede lo hallamos en el art. 1.035, 1º párrafo
de la LEC de 1881, por lo que no procede que éste separe libremente al administrador
subalterno, debiendo esgrimir para dicha separación motivos de negligencia, dejación
o abandono de sus funciones.
No se entiende que la separación del cargo de administrador subalterno, si tiene lugar
por existir causa justa, pueda venir dada por providencia, considerando que debería
recaer un auto, donde en sus fundamentos se razonara la separación. A su vez, es
criticable que no se le conceda audiencia al propio administrador subalterno para su
defensa.
La doctrina, por otra parte, considera que en los casos en los que todos los
interesados en la herencia, dentro de la pieza de administración judicial, soliciten el
cese del cargo de un administrador subalterno, apreciado ello por la Autoridad Judicial,
podría acordarse, encargándose de sus funciones bien el administrador judicial o bien
otra persona que sustituyere al administrador subalterno.
El apartado 3 del art. 805 está referido a la sustitución de los administradores
subalternos, cuyo precedente lo encontramos en el 2º párrafo del art. 1.035 de la LEC
de 1881, estableciendo que será requerida autorización mediante providencia del
tribunal, para “proveer el administrador judicial, bajo su responsabilidad las vacantes
que resultaren”.
Por lo dicho, la autorización judicial otorgada para separar a un administrador
subalterno conllevará el nombramiento de otro administrador subalterno.

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