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Lenguas Vivas Bariloche Antropología Sociocultural

INSTITUTO DE FORMACIÓN DOCENTE CONTINUA LENGUAS VIVAS


BARILOCHE (A-052)

Antropología Sociocultural

UNIDAD 2
Clase 1

Antropología: estudio del ser humano

Tutor Paula Carolina Castellano

Año 2023

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Lenguas Vivas Bariloche Antropología Sociocultural

Introducción:
La Antropología Sociocultural estudia a la persona en su interacción con el otro, las
distintas culturas y su incidencia en la configuración de la personalidad de los individuos.
Para ello es necesario definir que entendemos por hombre y persona.

¿Qué es el hombre?
Este cuestionamiento está presente desde siempre.

“Muchas son las opiniones que el hombre ha dado y da sobre sí mismo. Diversas e incluso
contrarias. Exaltándose a sí mismo como regla absoluta o hundiéndose hasta la
desesperación, de donde se sigue la duda y la ansiedad” 1

“Si buscamos entre las mejores cabezas de la humanidad, nos toparemos con
afirmaciones increíblemente discrepantes desde Leibniz que define al hombre como “un
pequeño Dios”, Demócrito para quien es “un microcosmos” (esto es, una síntesis del
universo), a Freud que lo llama “perverso polimorfo”, o sea, un ser capaz de orientar en
múltiples direcciones sus perversiones; o Hobbes que acuñó la descripción (…) “el hombre
es el lobo del hombre”; o Heidegger que lo califica como “ser para la muerte”. Entre
otros, recordamos a Pascal que lo llama “caña pensante”; a Rousseau que afirma que es
“animal corrompido”; a Sartre, quien lo describe como “pasión inútil”. Para Marco
Aurelio es un “alma que arrastra consigo un cadáver”; Séneca lo describió con cierto
cinismo como “animal de rapiña inventivo”2

Sin embargo, la mayoría de estas definiciones sólo muestran un aspecto del


hombre.

Antes de comenzar con nuestro análisis leamos las distintas nociones que han propuesto
distintos autores sobre el hombre:

1
Gaudium et spes: Gaudium et spes (vatican.va)
2
FUENTES, M. A., (2018) Educación, cultura, madurez. San Rafael, Ed. Aphorontes. Pág. 19

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Ahora sí, pasaremos a considerar una noción integral del hombre:

1. Definir al hombre implica considerar múltiples aristas.

A continuación trataremos de realizar una síntesis antropológica, considerando varios


aspectos del hombre y tratando de conocer qué es.
2. El hombre es un ser vivo.
El hombre es un ser viviente. Posee vida. Está dotado de una energía interior que le
permite un movimiento inmanente y continuo, es decir, un movimiento que parte de uno
mismo y que no recibe de afuera por otro ser. Por ejemplo: una roca no se mueve por sí
misma, es movida por la fuerza de la gravedad, por un río o por una persona. Una planta,
por su parte, florece y da frutos por su propia fuerza vital. Este movimiento inmanente,
llamado vida, se manifiesta en las funciones de nutrición, crecimiento y reproducción.

3. El hombre es un animal.

El hombre, además de ser un ser vivo, es un animal. Esto quiere decir que es capaz de
realizar otras funciones que se le suman a las de todo ser vivo. Posee la capacidad de
locomoción, por lo cual puede moverse por el espacio; conocer a través de los sentidos la
realidad que lo rodea, tener reacciones frente a esta realidad de agrado o desagrado, que le
permite buscar lo que lo beneficia o huir del daño. Su conocimiento a nivel sensible no le
permite que se forme en el animal la libertad, como capacidad de querer esto o aquello o
capacidad de elegir. ¿Por qué? Porque el animal actúa según su naturaleza biológica en
respuesta a lo que tiene enfrente. Esto es denominado: instinto.
El instinto es una conducta innata e inconsciente que se transmite genéticamente entre los
seres vivos de la misma especie y que les hace responder de una misma forma ante
determinados estímulos. De esta forma, el pajarito puede hacer un nido y buscar su comida,
sin embargo, no puede actuar de otra manera; el pájaro siempre hará el mismo nido
mientras viva.

NORO, Jorge Eduardo, (2012) 4ª ed. Filosofía. Historia, Problemas,Vida., Rosario,


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No se necesita ningún don de observación para ver que el hombre no es un animal como los
otros: comparado con ellos, su naturaleza es frágil, más delicada y más débil, aunque por su
cuerpo biológico también se mueve por instintos. El mejor nadador no se compara con un
pez, ni el mejor corredor con la gacela. Sus instintos no tienen la fineza, la precisión, la
autorregulación de los de ninguna especie animal. Esta situación humana se conoce con el
nombre de in-especialización. El cuerpo del hombre es débil, no tiene garras para
defenderse de sus enemigos o pelos para cubrirse de la intemperie, u otras características
que hacen que los animales se adapten al medio ambiente de manera tan eficaz. Si no se
protege con vestimenta y vivienda, perece y lo mismo le sucede si se abandona al nacer.
Necesita convivir con sus semejantes, formar una sociedad porque por ningún lado es
autosuficiente.
Sin embargo, este animal más débil reina, somete a los demás animales y a las fuerzas de la
naturaleza, transforma su entorno constantemente, crea cultura, construye su propio mundo
de significados. Todo esto nos muestra que el hombre supera la vida sensible e instintiva
del mero animal gracias a su modo propio de inteligencia.

El alma del hombre, como fuerza vital que anima a un cuerpo, tiene una característica
especial y esto se expresa como alma espiritual. ¿Qué queremos decir con ello?
Simplemente que el hombre es capaz de realizar operaciones que son inmateriales (no
materiales). Nuestras ideas no están formadas de materia física, con ellas conocemos,
pensamos, soñamos proyectos… Tampoco nuestros sentimientos poseen materia como
amar o sentir enojo. Estas operaciones son la inteligencia y la voluntad. Ya las veremos más
adelante.

“Si, para comenzar, miramos al hombre fenomenológicamente, es decir, descriptivamente,


podemos proclamar que es esencialmente diferente de los demás seres, incluso respecto de
aquellos con los que guarda particulares semejanzas. Decía Chesterton, replicando a los

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evolucionistas de su tiempo, que había que convenir que “sí el hombre es un producto de
crecimiento biológico como cualquier otro animal, también resulta extraordinario que no se
parezca en nada a los demás animales. (Chesterton, El hombre eterno, 1473)

Porque tenemos que afirmar que hay una diferencia esencial entre el ser humano y todos los demás
seres ; y que esta diferencia se da a nivel de todo el ser humano y no solo de una de sus partes.
Podemos expresarlo diciendo que el hombre no es diferente de los demás seres en que solo tiene
una mens (inteligencia y voluntad), sino que esta diferencia se da a nivel de todo su ser, pues
todo en el hombre es humano (es decir, la hominidad se trasluce en todos los aspectos de su ser)
y, por tanto, incluso las semejanzas que pueda tener con los demás seres, son semejanzas
relativas pues en el hombre se realizan de modo diverso. ”4

3.1 Diferencias fenomenológicas con el animal5

4
Óp. Cit. FUENTES (2018) Pág. 20

5
Ibíd. pág. 21

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› “Hay indudables semejanzas morfológicas, psicomotrices y sensoriales con los


animales superiores (homínidos), pero el ser humano tiene peculiaridades específicas:

› Es erecto, los griegos acuñaron un término que justamente indica esto: “el que tiene el
rostro-ops-hacia arriba- ana”: ánathropos

› Los ojos están juntos y en la parte superior de la cara, arriba de todo el cuerpo, para
visualizar el campo de visión completo.

› Aristóteles decía que la inteligencia del hombre está incluso presente en las manos, con
las que construye todo lo que necesita.

› La destreza psicomotriz se diferencia de los animales. Quizás los animales tienen mejor
ductilidad en los miembros (en esto un felino puede ser superior), sino en lo que los
miembros humanos no solo transparentan habilidad, sino simbolismo, lenguaje, poder
mental. Por ej. una bailarina.

› El rostro humano es diferente al de los animales. Los animales no tienen rostro, sino
cara/jeta/hocico. El rostro de la persona es el órgano expresivo superior de nuestros
estados espirituales y afectivos (alegría, preocupación, tristeza, condolencia,
satisfacción, malicia, etc.) En el animal, en cambio, se ve muy poco o casi nada esta
capacidad de expresión.

› La percepción sensible también es diferente en el hombre y en animal. El animal suele


percibir lo que le indica su instinto como nocivo o benéfico; por ejemplo detecta una
huella de otro animal, pero ante cosas indiferentes no reacciona. Por ejemplo ante un
atardecer.

› En el lenguaje: Los animales tienen un sistema de comunicación con el que expresan


sus emociones (gritos y otros sonidos). Con esta capacidad, también puede servir
cómo función de señal, para avisar al resto de su bandada o manada. Pero los animales
no describen y no argumentan. “Una prueba acabada es el fracaso del intento de
enseñar a hablar a los simios. El simio desarrolla sus habilidades psicomotrices con
mayor rapidez que el infante humano. Un mono de dos años es superior, en
habilidades psicomotrices, a un niño de la misma edad. Pero esto no se ve en el
lenguaje: el niño desde los primeros meses se prepara activamente en su aparato

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fonatorio, imita los sonidos que oye, goza con esta actividad y salta al plano del
lenguaje en muy poco tiempo.”

4. El hombre es una totalidad unificada

› Y el hombre tiene experiencia de su propia unidad: a pesar de nuestra complejidad


(cuerpo, órganos, psiquismo y funciones, materia y forma espiritual, etc.), tenemos
experiencia de ser uno (unidad en la complejidad).

› Al pasar de los años sigo siendo el mismo. Soy yo en cada momento, a lo largo de mi
historia.

› “Por lo tanto, el hombre es un “todo sustantivo”, no un accidente sino una sustancia.


Un accidente es algo que existe “en otro”, no en sí mismo. Una sustancia existe en sí
misma. En el hombre hay cualidades, accidentes, acciones, etc., pero él se distingue de
todo esto como algo sustantivo. Él se distingue de su pensamiento, de su sentir, de su
querer. “Yo” pienso, quiero, siento. Puede decir “Yo ya no pienso lo mismo”. Quien
habla así, sabe que ha cambiado su pensamiento pero no él. Además, no solo existe en
sí, sino “consigo”. Los antiguos hablaban de “re-flectere”: tiene capacidad de [re]
flexionar sobre sí mismo. Piensa y sabe que piensa y sabe qué piensa; o sea, tiene
conciencia perfecta.”
6
Esa substancia tiene una naturaleza:

› “Tener una naturaleza significa que tiene determinaciones específicas y tendencias


hacia fines perfectivos (fines connaturales). Son naturales las actividades que se
inscriben en la línea de la perfección de un ser.”7

› Sin embargo: El ser humano puede orientar sus actividades hacia fines que desordenan
y corrompen su naturaleza (ej. suicidio) pero esto no se denomina natural sino
anti-natural (o sea, corruptivo de la naturaleza). Esta capacidad no niega que haya una
naturaleza sino que manifiesta su asombrosa apertura. El hombre, por su libertad es
capaz de elegir acciones que muchas veces van contra el mismo.

› Y esta naturaleza posee determinaciones intrínsecas específicas (notas fundamentales):


son la animalidad y la racionalidad.

6
Óp. Cit. FUENTES, Pág. 23
7
Ibíd. Pág 24

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4.1. Su animalidad y su racionalidad8

› Su animalidad es evidente como se manifiesta (lo biológico e incluso “instintivo”)

› “Su espiritualidad se manifiesta:

A- En la índole del conocimiento que apunta al ser de las cosas, a la aprehensión de


esencias. La inteligencia humana alcanza tras los datos de los sentidos, las esencias de
las cosas.

B- En la autoconciencia, la capacidad de reflexionar, de ensimismarse. El hombre se


conoce, posee una intimidad.

C- En la capacidad de objetivación y distanciamiento de las cosas: es capaz de percibir que


las cosas son y que son algo (su esencia); es capaz de advertir que las cosa valen, que
portan valores: captan la belleza de una flor o de un rostro, la justicia de una acción.

D- En la libertad de aceptar o rechazar el valor o el no-valor, el bien y el mal de las cosas y


de los eventos. Puede elegir actuar o decidir no actuar. Puede hacerse responsable de
sus acciones.

E- En la moralidad: capta el deber ser, la obligación de sus acciones.

F- En la historicidad: su vivir se distiende en el tiempo; tiene presente, pasado y futuro.

› Por último, su racionalidad de alguna manera “espiritualiza” su animalidad, porque el


hombre si bien comparte con los animales su animalidad, por ser hombre, no la
manifiesta de igual manera.

4.2 El hombre es un ser racional.


El hombre es un ser racional y esto es lo que lo diferencia del
resto de los animales. Gracias a esta capacidad, el hombre
puede formar conceptos y no quedarse solamente con el
conocimiento que le brindan los sentidos. Un concepto
universal como “el hombre”, “el libro” “el amor” se
forma en nosotros por un proceso de abstracción. La
palabra abstracción significa separación; ello quiere decir

8
Ibíd. Pág 23

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que los objetos por mí conocidos, son separados mentalmente de sus condiciones
individuales y de existencia.
› En otras palabras, cuando se forma en mi el concepto universal “manzana” ha sido el
resultado de un proceso por el cual he tenido experiencias individuales con varias
manzanas y he podido identificar, mentalmente, las características propias que hacen
que una manzana sea manzana y no cualquier otra fruta (tamaño promedio,
consistencia, sabor, etc.) todas estas características generales a cualquier manzana se
reúnen en el concepto que me permite reconocer una manzana dondequiera que la vea.

› ¿Por qué es importante el concepto? Porque es una operación intelectual, mental, que
me permite tomar distancia del objeto real que tengo en frente y si puedo separarme de
él con el pensamiento, no estoy dominado por mi naturaleza biológica a actuar con el
instinto; es decir, adquiero la libertad. Pero, además, con todos estos conceptos
aprendidos, el hombre hace mucho más, comienza a establecer relaciones entre ellos,
realiza afirmaciones sobre la realidad, forma razonamientos, saca conclusiones, capta
la belleza, habla, lee, escribe y puede pensarse a sí mismo.

Material complementario para explicar, mejor o de otra forma, lo referido antes sobre la
Abstracción.

4.3 El hombre es un ser libre.

› Ya vimos cómo surge la libertad en el hombre, debido a su tipo de conocimiento que le


posibilita separarse de los seres individuales que la rodean. Vimos también que esta
libertad supera el instinto como modo de conducta constante y necesaria. Además,
agregamos que, por la conciencia, el hombre reconoce sus actos como propios y que
por su voluntad quiere el bien.

Entonces ¿Qué es la libertad? Podemos definir la libertad como el dominio que tengo sobre
mis propios actos, es la capacidad de auto-gobernarme.

› Esta forma de definirla refleja la libertad interior, que es el acto de querer, acto mismo
de la voluntad, y que se manifiesta en la libertad de elección. Esta libertad interna
puede tomar dos formas: puede elegirse entre actuar o no actuar (ejemplo: ir a votar o
no votar) y si se ha optado por la primera, es decir actuar, aparece la segunda elección
hacer esto o lo otro (ejemplo: votar en blanco o a algún candidato específico) Muchas

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veces se reduce la libertad a la libertad exterior: capacidad que tengo de realizar un


acto sin que nada de afuera me impida hacerlo. Esta libertad absoluta no existe. La
libertad se encuentra condicionada, nacemos siendo hombres o mujeres, en este
continente u otro, pertenecemos a una familia con un tipo de recursos económicos u
otros, con un tipo de cultura u otra. Todas estas circunstancias nos afectan, nuestras
decisiones las debemos tomar considerándolas y por ello moldean nuestra
personalidad.

› Si la libertad absoluta no existe, afirmamos que la libertad tiene sus límites y su


limitación es triple: física, psicológica y moral. El ser humano está físicamente
limitado porque, entre otras cosas, necesita nutrirse y respirar para conservar la vida.
Su limitación psicológica es múltiple y evidente: no puede conocerlo todo, no puede
quererlo todo, los sentimientos lo perturban y condicionan constantemente. La
limitación moral aparece cuando descubre que hay acciones que puede, pero no debe
realizar, puede insultar porque tiene voz, pero no debe hacer tal cosa. En resumen, la
libertad absoluta no existe, es una ilusión considerar que podemos hacer todo lo que
queremos y como queremos. Cada elección lleva consigo una renuncia: estar
estudiando significa a un mismo tiempo no poder ver la serie preferida, por ejemplo.
Por eso la libertad más propia es el dominio que tengo, en medio de circunstancias y
limitaciones, sobre todas mis acciones y elecciones.

4.4 El hombre es un ser consciente.

› El hombre no solo muestra una apertura al mundo que


lo rodea, sino que puede reflexionar sobre sí mismo,
conocerse y reconocer sus actos como propios.
› La conciencia tiene sus grados, aparece cuando
percibo mis propias sensaciones, es decir, me doy cuenta
de lo que estoy sintiendo, sé que soy yo quien escucha
música, me doy cuenta cuando tengo frío o cuando sufro
dolor.
› Sin embargo, propiamente hablando, la conciencia es
el reconocimiento de que soy yo mismo el autor de los

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actos que realizo, sé que soy yo el que habla, sé que soy yo el que mueve la mano para
tomar la lapicera, por ejemplo.

› Frente a este reconocimiento aparece la conciencia moral: percibir mi propio acto


como bueno o malo, según haya actuado en conformidad con las normas morales o no
por lo cual emito un juicio de conciencia sobre ese acto. Esta situación se la puede
apreciar en la tranquilidad que sentimos al haber actuado bien o el remordimiento
cuando sabemos que hemos actuado mal.

4.5 El hombre es un ser voluntario.


› La otra capacidad espiritual del hombre, además de la inteligencia, es la voluntad. Si lo
propio de la inteligencia es conocer (esa es su función) la verdad (y ese es su objeto), lo
propio de la voluntad es tender hacia aquello
que la inteligencia le muestra. ¿Cuándo
tiende? Por un acto de querer (función) y
aquello que quiere es el bien. En definitiva, se
puede definir a la voluntad propiamente dicha
como un acto de querer el bien. Este acto de
querer como inclinación, frena esta tendencia
en el momento en que el objeto de su deseo es
alcanzado. Esto quiere decir que el
movimiento culmina cuando ya se está en
posesión de ese bien. Allí la voluntad descansa
y se complace en este objeto, entrando en un
estado de goce. El goce finaliza en el mismo instante en que
se le presenta otro bien a querer y la inclinación se pone en
marcha nuevamente.

› Aquí caben un par de aclaraciones. El bien hacia el que


la voluntad tiende no refiere a gustos sensibles que se nos
presentan a los sentidos. Como la voluntad concuerda con la
razón, el bien al cual tiende es el bien en sí mismo
considerado. Así es capaz de querer la justicia en sí misma y

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no solo este o aquel acto justo. La otra cuestión es que siempre busca el bien, jamás
puede tender o querer un mal considerado como tal. Esto no quiere decir que la
voluntad tienda en todos los casos hacia aquello que en la realidad es bueno para el
hombre, puede que su inclinación sea hacia aquello que termina resultando un mal para
nosotros, sin embargo, la causa por la cual puede tender a un mal es que se le presenta
bajo algún aspecto de bien; luego, lo que quiere en ese caso sigue siendo un bien para
la voluntad. Cuando esto sucede, se debe a errores de la inteligencia.

6. El hombre tiene un alma espiritual

› Todos los seres vivientes tienen alma. El alma es: principio de vida de un ser. Le da a
una cosa el acto de ser.

› El alma es principio de unidad: el alma mantiene unidas y da vida a cada una de las
partes del cuerpo. Y no solo esto, sino que es el fundamento de la estructura y
organización: ordena todas las partes del viviente, las dispone en relación a su fin, y
dirige el crecimiento. Por ej.: Cada una de las partes de la planta está unida y ordenada
de tal manera que posibilita su nutrición, crecimiento y reproducción.

› Es fundamento de su naturaleza, es decir de los actos y operaciones vitales que


realiza según su esencia. De tal manera, que en la planta dirige su nutrición crecimiento
y reproducción; en los animales su modo de operar sensitivo y en las personas humanas
su intelectualidad.
› Los seres vivientes se clasifican según el tipo de vida que poseen: vida vegetativa, vida
sensitiva, y vida racional. Y, al ser el alma el principio de vida se distinguen entonces
según corresponda tres tipos de alma: alma vegetativa, alma sensitiva, y alma racional
o intelectiva.

› Cada uno de estos tipos de alma tiene sus operaciones propias y anima según su
naturaleza.

› El alma racional posee todas las funciones del alma vegetativa y del alma sensitiva,
pero además tiene inteligencia y voluntad.

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› El alma intelectiva asume las potencias de las demás almas, pero tiene sus propias
operaciones, que ninguna de las demás almas puede realizar y que además y sobre todo
son imposibles de realizar por los cuerpos.

› Las operaciones propias del alma intelectiva son conocer y decidir. Estas dos
operaciones nos muestran que el alma humana es muy diferente del alma de los
animales, y mucho más de los vegetales. El alma humana es la que más domina la
materia, pero además tiene capacidad y operaciones en la que no participa la materia
corporal: el entendimiento.

› Esto nos da cuenta de la espiritualidad del alma humana. sus dos operaciones
principales son espirituales: inteligencia y voluntad.

7. El cuerpo humano.

› El cuerpo humano tiene su dignidad correspondiente al pertenecer al hombre. Ya que el


alma posee el ser del hombre, penetra todo lo humano, y le da una dignidad especial.
En todo el ser y obrar del hombre se encuentra la presencia del alma espiritual.

8. El hombre como unidad sustancial

› Con todo esto llegamos pues a la conclusión de que el hombre es un ser compuesto de
materia y forma como todos los seres naturales. Que esta forma es a la vez principio de
vida y que por sus operaciones es racional, que puede realizar operaciones espirituales
como conocer y amar libremente. Que esta alma subsiste aunque el cuerpo se
desintegre. Que es un alma simple e inmortal.

› La materia en cambio es puesta en acto por esta forma racional y por tanto es animada
en cada una de sus partes por el alma humana.

› Es posible que al explicar separadamente el cuerpo y el alma, perdamos de vista algo


sumamente importante: que el hombre es una composición substancial de cuerpo
y alma. Es decir que esta unión de alma y cuerpo no es algo accidental, sino
substancial. Ni la materia sin el alma que da vida y acto puede ser el hombre, ni el
alma sola es el hombre ya que necesita del cuerpo para sentir, ya que sentir no es una
operación exclusiva del alma Q 76 a1

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8.1 El hombre es una sustancia.

El hombre constituye una unidad singular, indivisible e incomunicable en sí misma, que se


percibe, por experiencia externa e interna como separado, siendo otro, dividido respecto de
los demás seres. La sustancia es esta unidad constitutiva que puede definirse como aquello
que permanece a través de los cambios.

Por experiencia propia percibimos que, por mucho que cambiemos física y
psíquicamente, hay un núcleo, nuestro propio yo, que permanece. Lo reconocemos en el
pasado por nuestra memoria y hacemos constantemente proyectos para el futuro con la
confianza de que seremos, a pesar de que cambien mucho las circunstancias y los mismos.

Lo que permanece es el todo, es decir, el compuesto de cuerpo y alma, sustancialmente


unidos. Esta unidad es causa de que el hombre, cuando obra, lo haga tanto con su cuerpo
como con su alma, sin poder establecerse una distinción neta entre los aspectos físicos,
psíquicos o espirituales. El hombre no siente hambre solo con su cuerpo, ni se alegra solo
con su alma. El hombre entero, cuerpo y alma, siente, quiere, ama, odia. La unidad del
hombre es sustancia, vale decir que es una unidad que abarca el cuerpo material y el alma
espiritual. El cuerpo sin el alma no es siquiera cuerpo. El alma sola no es el hombre. Este,
en cuanto todo, cuerpo y alma, es sustancia.

Fin de la Clase 1 de la unidad 2

Bibliografía
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