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Inventario de Sexismo Ambivalente
Inventario de Sexismo Ambivalente
posed of two types of sexist beliefs, on the one Our results support the idea that ambivalent
hand, hostile and, on the other hand, benevolent. sexism is an invariable transcultural construct
The first refers to negative attitudes towards between men and women, and that the ISA is a
women as weak and inferior to men, and the se- valid and reliable measure in the Argentine po-
cond refers to the set of sexist attitudes towards pulation. The limitations of results are discussed
women considering them stereotyped and limi- and the implications are analyses in light of pre-
ted to certain roles (i.e. mother, wife, and hou- vious studies using the ASI, mainly in Spanish-
sewife). speaking population.
The main objective of this study was to
analyse the factor structure and factorial inva- Key words: Ambivalent sexism; Factorial inva-
riance by gender of the instrument derived from riance; Concurrent validity; Intimate partner vio-
this theory and its concurrent validity with a lence; Instrumental study.
measure of intimate partner physical violence.
Another objective of the study was to establish
comparisons in ISA scores by gender and cross- Introducción
culturally.
The Ambivalent Sexism Inventory (ASI) Tradicionalmente, el sexismo ha sido de-
(Glick & Fiske, 1996) was answered through an finido como un tipo particular de prejuicio
online form by 745 participants of both sexes hacia las mujeres caracterizado por una ac-
from an Argentinean general population sample titud negativa y antipatía hacia ellas (All-
aged between 18 and 45 years old. By means of port, 1954; Expósito, Moya, & Glick,
a confirmatory maximum likelihood factor 1998). En la década de los años 90 un nuevo
analysis the data in this sample showed a good modelo teórico planteaba al sexismo no sólo
adjustment to the ASI structure proposed by its como una actitud de rechazo hacia las mu-
authors, this is a one-dimensional factor (SH) jeres, sino también como atribuciones de
and three subfactors (protective paternalism, rasgos positivos que son propios de los es-
complementary gender differentiation and hete- tereotipos vinculados a las mujeres (Glick
rosexual intimacy) that make up the second-or- & Fiske, 2011). Así, el sexismo sería un
der factor SB. This factorial structure remained constructo integrado por dos componentes
invariant when discriminating between men and diferenciados aunque interrelacionados: el
women. The correlation between both factors sexismo hostil (SH) y el sexismo benévolo
was robust and significant (r= .68) both in the (SB) (Glick & Fiske, 1997). El primero se
general sample, and differentiating by gender. refiere a las actitudes negativas hacia las
The reliability of the factors and subfactors was mujeres estimándolas como débiles e infe-
between a moderate and high level (α= .62 to
riores respecto a los hombres, concepción
.91). No significant differences were found bet-
ween men and women in the mean scores of the
que se asemeja a la clásica definición de
ASI factors and subfactors. Approximately 1 in prejuicio (Allport, 1954). El segundo alude
3 subjects reported having perpetrated or suffe- al conjunto de actitudes sexistas hacia las
red intimate partner physical violence. In gene- mujeres considerándolas de forma estereo-
ral terms, those who have perpetrated or have tipada y limitadas a ciertos roles (madre, es-
suffered violence had higher scores in SH and posa, ama de casa). Son actitudes que, si
SB that those who did not, but this effect was bien llevan un tono afectivo positivo, enfa-
only significant in the case of women. The rela- tizan su debilidad y necesidad de protección
tionships found between ASI scores and inti- por parte de los hombres. Tanto el SH como
mate partner physical violence varied by gender el SB se originarían en la concepción social
and violence directionality (suffered or perpe- de las condiciones biológicas, así como las
trated). The ASI scores were lower in countries condicionantes sociales comunes en los gru-
close to Argentina probably due to a sample pos humanos, a saber: el patriarcado, la di-
mainly composed by young women with a high ferenciación de los géneros y la reproduc-
education level. ción sexual (Glick et al., 2000).
Stith et al., 2004). Una variable que parece mayoría había completado la educación uni-
mediar la fuerza de tal asociación la consti- versitaria (66.6%), un 13.2% tenía un nivel
tuyen las creencias que justifican la violen- educativo terciario y un 19.2% había com-
cia hacia la pareja (Glick, Sakalli-Ugurlu, pletado la formación secundaria. Menos del
Ferreira, & Souza, 2002). Un estudio previo 1% de los participantes carecían de nivel
en Córdoba (Argentina), en el contexto de la educativo completo. El 40.8% de los parti-
presente investigación, encontró en un cipantes vivía en localidades de más de 500
grupo de 103 estudiantes de ambos sexos de mil habitantes, un 22.4% vivía en localida-
nivel secundario, una correlación positiva y des de entre 100 mil y 500 mil habitantes,
significativa entre las creencias sexistas (en un 26.2% en localidades entre 10 mil y 100
el sentido de sexismo tradicional) y las cre- mil habitantes y 7.5% en localidades con
encias sobre la violencia de pareja, pero no menos de 10 mil habitantes. El 87.5% de los
así entre las primeras y la violencia de pa- participantes residían en la región pampeana
reja (Furlani & Salas, 2015). que incluye las tres ciudades más pobladas
del país (es decir, Buenos Aires, Córdoba y
El presente estudio Santa Fe), seguidos de un 3.4% de partici-
pantes de la región patagónica, y el resto re-
En función de los antecedentes expuestos sidía en otras regiones del país. Un 5.9% de
previamente, se derivan las siguientes hi- los participantes no indicaron su provincia
pótesis que serán contrastadas a fin de dar de residencia.
respuesta a los objetivos planteados inicial-
mente: a) el modelo factorial de segundo or- Variables e instrumentos
den del ISA presenta un mejor ajuste que el
modelo de dos factores; b) la estructura fac- Variables sociodemográficas.
torial es invariante entre mujeres y varones;
c) los hombres presentarán mayores pun- Mediante preguntas directas se recogió
tuaciones de sexismo ambivalente, d) las información sobre género (masculino, fe-
puntuaciones en la muestra en estudio serán menino), edad, nivel educativo máximo al-
similares a las de países cercanos geográfica canzado (primario, secundario, terciario,
o culturalmente, y por último, d) las actitu- universitario), país y provincia de residen-
des sexistas se asociarán a una mayor pro- cia, y número de habitantes en la ciudad de
babilidad de ejercer violencia de pareja y residencia (<10.000, 10mil-100mil, 100mil-
una menor probabilidad de sufrirla tanto en 500mil, >500mil).
hombres como en mujeres.
Sexismo ambivalente.
original (Glick & Fiske, 1996) algunos si la conducta ha sido ejercida o sufrida por
ítems tenían codificación inversa (3, 6, 7, quien responde; por ejemplo, mientras un
13,18 y 21) y fueron reformulados en la si- ítem dice “Le he dado una paliza a mi pa-
guiente versión para su codificación directa reja”, su contraparte dice “Mi pareja me ha
(Glick et al., 2000). En las adaptaciones a dado una paliza”. Cada ítem se responde en
diferentes culturas, algunos autores encon- una escala tipo Likert de cinco niveles
traron que las traducciones de los ítems in- (nunca, rara vez, algunas veces, a menudo,
vertidos del ISA, expresados como enun- muy a menudo). La fiabilidad interna de la
ciados negativos, no se ajustaban bien. Si subescala en esta muestra fue de α= .74
bien en el estudio transnacional estos ítems para la escala de violencia ejercida y α=
fueron eliminados de los análisis, los auto- .80 para la de violencia sufrida. Dada la
res recomendaron utilizar la escala com- baja prevalencia de estas conductas (en los
pleta con los enunciados redactados de ma- tres ítems de violencia física grave fue in-
nera afirmativa en estudios posteriores ferior al 1%) y la amplia dispersión en la
(Glick et al., 2000). Los 11 ítems que con- distribución de frecuencias, las puntuacio-
forman cada subescala son de respuesta tipo nes totales en la escala fueron dicotomiza-
Likert de seis alternativas que van de 0 das para el análisis de datos de manera que
(muy en desacuerdo) a 5 (muy de acuerdo). se codificó con 0 cuando ninguna de las
El ISA está diseñado como un instrumento conductas sucedió y con 1 cuando sucedió,
de autoinforme, es decir que cada sujeto cualquiera de las conductas, al menos una
lee y responde a los ítems sin necesidad de vez. Esta agrupación de las respuestas per-
que éstos sean explorados mediante una en- mite conocer la proporción de casos que
trevista. han ejercido o sufrido violencia física al
menos una vez en el contexto de un con-
Conducta violenta. flicto de pareja (Straus, Hamby, Boney-
McCoy, & Sugarman, 1996). Sesenta suje-
Para identificar la presencia de conduc- tos que reportaron nunca haber tenido una
tas violentas hacia la pareja, se empleó la pareja fueron eliminados de los análisis que
subescala de violencia física de la versión incluían esta variable.
en español de la Escala Modificada de Tác-
ticas de Conflicto (M-CTS) (Muñoz-Rivas, Procedimiento
Rodríguez, Gómez, O’Leary, & Del Pilar
González, 2007). La M-CTS está compuesta Los sujetos fueron invitados a completar
por tres subescalas, una de argumentación o la encuesta en internet mediante anuncios en
negociación, otra de violencia psicológica y las redes sociales (principalmente Facebook)
una de violencia física, que es la que se uti- y en correos electrónicos publicados por un
lizó en este estudio. Esta subescala está con- grupo de 10 estudiantes universitarios que
formada por nueve pares de ítems que hacen colaboraron en la recolección de datos y por
referencia a conductas de violencia física los autores de este trabajo. La invitación a
que se pueden haber ejercido y/o sufrido en participar aclaraba los objetivos y aspectos
el contexto de un conflicto de pareja. Seis metodológicos del estudio, así como el ca-
pares de ítems se refieren a indicadores de rácter anónimo y confidencial de las res-
violencia física leve (amenazar con tirar puestas. La cuenta de correo electrónico de
algo o golpear a la pareja, zamarrearla, ti- la investigadora principal fue facilitada para
rarle algo, golpearla o patearla, abofetearla, aclarar dudas con respecto al estudio. Los
morderla) y tres pares se refieren a conduc- datos aquí procesados refieren a respuestas
tas de violencia física grave (intentar ahor- recibidas durante dos semanas del mes de
carla o estrangularla, darle una paliza y octubre de 2016. El período de tiempo para
amenazarla con un cuchillo o arma). Cada la recolección de datos fue preestablecido en
par de ítems se ha diseñado para identificar base a la evidencia que indica que la mayor
cantidad de respuestas ocurren en los días .01 (Cheung & Rensvold, 2002).
inmediatamente siguientes a la recepción de A los fines de evaluar diferencias entre
la invitación (Van Mol, 2017). géneros en las distintas modalidades de se-
xismo y de obtener evidencias de validez
Análisis de datos concurrente, se realizaron pruebas de dife-
rencias de medias mediante el estadístico t
Con el propósito de evaluar si el modelo de Student y se calcularon los tamaños del
teórico subyacente al ISA se ajustaba ade- efecto a través del coeficiente d de Cohen.
cuadamente a la muestra de Argentina, se Se tomaron como tamaños robustos, mode-
llevó a cabo un AFC empleando el método rados o débiles, índices (d) de .80, .50 y .20,
de estimación de máximas probabilidades a respectivamente (Cohen, 1992). Las corre-
través del programa AMOS 21 (Arbuckle, laciones entre los factores del ISA se cal-
2013). Para evaluar el ajuste de los modelos cularon mediante el estadístico r de Pear-
se emplearon los siguientes indicadores: ra- son.
zón de chi-cuadrado sobre grados de liber-
tad (CMIN/DF), índice de ajuste compara-
tivo (CFI), índice de bondad del ajuste Resultados
(GFI), índice Tucker-Lewis (TLI), error cua-
drático medio de aproximación (RMSEA). Estructura factorial del ISA
Se consideraron como aceptables para el
CMIN/DF valores inferiores a 3 (Kline, Se pusieron a prueba dos modelos; en el
2016) y para CFI, GFI y TLI, valores supe- primero se delimitaron dos factores de pri-
riores a .90, para el RMSEA valores infe- mer orden (SH y SB) (Figura 1) y en el se-
riores a .05 se consideran óptimos, mientras gundo modelo se propuso un factor unidi-
que entre .05 y .08 serían aceptables (Hu & mensional (SH) y tres subfactores (pater-
Bentler, 1995). Se consideraron adecuados, nalismo protector, diferenciación de género
pesos estandarizados de regresión superio- complementario e intimidad heterosexual)
res a .30. que conforman el factor de segundo orden
a posteriori se realizó un estudio de in- SB (Figura 2).
varianza factorial con el propósito de eva- La Tabla 1 muestra los índices de ajuste
luar si el modelo teórico del ISA se ajusta de de los modelos. El modelo 1 de dos factores
de primer orden no presentó un ajuste ade-
manera adecuada a los datos, tanto del cuado en los datos de esta muestra en nin-
grupo de hombres como de mujeres, es de- guno de los índices evaluados. Por su parte,
cir si la escala resulta válida para medir es- el modelo 2, que contrasta la existencia de
tos constructos en ambos sexos. Para ello, factores de segundo orden, mostró índices
se propuso el modelo que mejor ajuste hu- de ajuste satisfactorios, con excepción del
biera presentado en el análisis factorial glo- valor de CMIN/DF que resultó ligeramente
bal y otros dos modelos, uno que restringe superior a lo esperado. Dado que algunos
los pesos factoriales y otro que, a las res- autores sugieren aceptar valores de CMIN/
tricciones anteriores, le añade restricciones DF menores a 5 cuando los otros índices
en las varianzas y covarianzas de los facto- son satisfactorios (Schumacker & Lomax,
res. Para evaluar los resultados de inva- 2004), los análisis a continuación se basan
rianza factorial se tuvieron en cuenta las en este modelo.
diferencias entre el modelo de base y los Todos los parámetros estimados estan-
modelos restringidos en el CMIN/DF y en darizados resultaron significativos a un ni-
el CFI. Para que la estructura factorial re- vel de p < .001 y oscilaron entre .38 y .95,
sulte invariante, las diferencias en CMIN/ indicando un adecuado peso factorial de los
DF no deberían ser estadísticamente signi- ítems en los factores correspondientes (Ta-
ficativas, mientras que las diferencias en bla 2).
CFI no deberían ser iguales o superiores a
estereotipo de la mujer sumisa y condes- las personas con menores niveles educativos
cendiente podría ser un factor de riesgo para y que residen en comunidades pequeñas o
la violencia en el seno de la pareja. conservadoras presentan mayores niveles
Entre las principales fortalezas de este de creencias sexistas que aquellos con ni-
estudio se encuentran los análisis de las veles educativos altos y residentes en gran-
propiedades psicométricas considerando el des ciudades (Flood & Pease, 2006; Garai-
género de los participantes, el análisis de su gordobil, 2013; Glick, Lameiras, et al.,
validez concurrente con medidas de violen- 2002). Por lo tanto, un prometedor tema de
cia y el esfuerzo en la comparación de re- investigación futura es el referido a las pro-
sultados con aquellos de otros entornos cul- piedades de esta herramienta en poblaciones
turales, a pesar de que la modificación en con aquellas características, así como con
las categorías de respuesta dificultan la bajos niveles lectocomprensivos, dado que
comparabilidad de resultados. la complejidad de algunos ítems podría al-
La cantidad de sujetos en la muestra gene- terar la calidad de las respuestas. La versión
ral y en la muestra de mujeres resultó ade- simplificada que aquí se emplea está pen-
cuada en relación a la cantidad de paráme- sada para formar parte de un protocolo de
tros estimados en el análisis factorial con- evaluación de agresores de pareja y, como
firmatorio. La cantidad de sujetos en el tal, su simplicidad y brevedad son caracte-
grupo de varones resultó cercana a los 200 rísticas deseables.
casos necesarios. La modalidad en línea Futuros estudios serían beneficiosos al
permitió tener respuestas de diversas pro- profundizar en el análisis de la relación
vincias, lo que podría favorecer la variabi- identificada entre las experiencias de victi-
lidad en las respuestas al provenir de ámbi- mización en la pareja y las creencias sexis-
tos culturales diversos. tas. Una posible línea de trabajo sería ana-
A pesar de las fortalezas mencionadas, lizar estas relaciones en el marco de los
este estudio adolece de algunas limitaciones tipos diádicos (Straus, 2014), pues es posi-
que afectan la generalización de los resul- ble que en el grupo de víctimas haya quie-
tados. En primer lugar, la presentación en nes lo son como consecuencia de haber
internet de los inventarios puede haber ses- agredido a su pareja quien tomó una repre-
gado los datos a aquellas personas con ac- salia (violencia bidireccional) o como víc-
ceso a internet, que en este país son, en su tima pura (no agredió a la pareja). El análi-
mayoría, residentes en zonas urbanas (In- sis de los tipos diádicos ha demostrado
ternational Union Telecommunication, utilidad en la diferenciación entre parejas
2015). Por otro lado, la difusión de los in- con alta conflictividad donde la violencia
ventarios por medios electrónicos gestio- bidireccional es frecuente y los casos de
nados mayoritariamente por estudiantes uni- violencia de género propiamente dicha,
versitarias del último año de licenciatura donde el hombre ejerce el poder y control
en Psicología, puede explicar la sobre-re- de su pareja mujer a través del miedo y el
presentación de participantes mujeres jóve- dominio de su víctima (Straus & Gozjolko,
nes con un nivel educativo y económico 2014). Estudios locales han demostrado que
medio o alto. De qué manera este sesgo, aproximadamente en una quinta parte de
junto con el generado por la menor repre- las parejas donde la violencia ocurre, ésta
sentación de personas que no disponen o no corresponde a esa última categoría (Arbach,
están habituados al uso de internet afectaría Nguyen, & Bobbio, 2015). Por otra parte,
los hallazgos, es una pregunta empírica a las actitudes sexistas podrían inhibir la res-
explorar en investigaciones que empleen puesta ante la violencia sufrida y, de este
otro tipo de procedimiento para la recogida modo, evitar que cese. Además, esta rela-
de datos, así como un muestreo probabilís- ción podría estar mediada por otros factores
tico que permita la generalización de los no explorados en este estudio, aunque revi-
resultados. Estudios previos reportan que sados en otras investigaciones, como por
Tabla1
Indicadores de ajuste de los dos modelos analizados
Nota:
c²: Razón de chi cuadrado
Df: grados de libertad
CMIN/DF: chi cuadrado sobre grados de libertad
GFI: Índice de Bondad del Ajuste
CFI: índice de Ajuste Comparativo
TLI: Índice Tucker-Lewis
RMSEA: Error cuadrático medio de aproximación
Tabla 2
pesos estandarizados de regresión del modelo factorial de segundo orden
Nota:
Los valores en negrita representan el peso factorial de los tres subfactores en el factor SB.
Tabla 3
Indicadores de invarianza factorial del modelo de segundo orden para hombres y mujeres
Nota:
c²: Razón de chicuadrado; Dif. c²: Diferencias en la razón de chi cuadrado; p: Significación de la diferencia; CFI:
Índice de Ajuste Comparativo; Dif. CFI: Diferencias en el Índice de Ajuste Comparativo.
Tabla 4
correlaciones entre puntuaciones del Isa según género
Nota:
En el cuadrante superior están las correlaciones del grupo de mujeres (n= 555) y en el cuadrante inferior están las
correlaciones del grupo de varones (n= 190).
SH: Sexismo hostil; SB: Sexismo benevolente; SB(P): Paternalismo protector; SB(G): Diferenciación por género;
SB(I): Intimidad heterosexual.
Todas las correlaciones fueron significativas al nivel de p < 0.01.
Tabla 5
puntuaciones medias en el Isa en la muestra total y diferenciando por género
Tabla 6
comparación de medias de sH y sB en mujeres y hombres en relación a si ha perpetrado o
sufrido violencia física
*p < .05
**p < .01
Muñoz-Rivas, M., Rodríguez, J.M.A., Gómez, Straus, M.A., Hamby, S.L., Boney-McCoy, S.,
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Recibido: 12 de mayo de 2017
Aceptado: 11 de marzo de 2019