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El USS John P. Murtha (LPD-26) (primer plano) y BAP Pisco (AMP-156) (fondo) realizan un
ejercicio de entrenamiento conjunto en el Pacífico oriental. Fuente de la fotografía: Marina
de los EE. UU. - Dominio público
Llegan después de las protestas populares masivas que estallaron en reacción a que el
Congreso derechista de Perú el 7 de diciembre de 2022 ordenó el arresto del presidente
elegido democráticamente, Pedro Castillo. Su política era progresista. Las protestas
provocaron una violenta represión militar y policial; más de 70 peruanos fueron
asesinados. Las manifestaciones alcanzaron su punto máximo en febrero, pero se
reactivarán en julio, según los informes.
Resumen Latinoamericano informa que las fuerzas estadounidenses que se dirigen a Perú
incluirán 25 tropas de Fuerzas Especiales que llegarán con armas y equipos y otras 42
tropas de Fuerzas Especiales encargadas de preparar el comando de inteligencia de Perú
para “operaciones especiales conjuntas”; 160 soldados estadounidenses adicionales
utilizarán nueve aviones estadounidenses.
Eventualmente, 970 miembros del personal de la Fuerza Aérea y las Fuerzas Especiales de
EE. UU. habrán participado en el llamado “Resolute Sentinel 23” del Comando Sur de EE.
UU. Las intervenciones militares estadounidenses anteriores en América Latina han sido
nombradas de manera similar. La redacción del propósito oficial de esta intervención es
extraña: “integrar la interoperabilidad de combate y la capacitación en respuesta a
desastres además de intercambios médicos, capacitación y ayuda y proyectos de
construcción”.
El gobierno golpista, bajo cuyos auspicios operarán las tropas estadounidenses, es una
criatura de los partidos políticos conservadores y del establecimiento empresarial. En abril
anunció planes para privatizar la minería de litio, revirtiendo así los esfuerzos del
presidente Castillo de nacionalizar el procesamiento de litio. El gobierno está facilitando
los procedimientos de autorización que permiten a las corporaciones extranjeras extraer
cobre. El abogado y exasesor de Castillo, Raúl Noblecilla, cita el control sobre la riqueza
mineral de Perú como la razón por la cual las tropas estadounidenses están en Perú; su
presencia allí revela “cómo funcionan los gobiernos lacayos y traficantes”.
El académico Jorge Lora Cam afirma que “el gobierno usurpador” busca “profundizar a
sangre y fuego el saqueo extractivo… unificar a la derecha con elementos de izquierda
infectados por el neoliberalismo… y prepararse para el poder político permanente”. Agrega
que bajo el auspicio de “criminales políticos”, la economía del país está nuevamente “en
riesgo porque la deuda externa de Perú ahora asciende a $ 100 mil millones de dólares”.
Un vocero del Partido Comunista del Perú – “Patria Roja” explicó que “el ingreso de tropas
estadounidenses al Perú es una afrenta a nuestra soberanía y representa un respaldo
explícito del gobierno estadounidense al nefasto régimen de Boluarte, responsable de la
represión contra el pueblo peruano”.