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Pau, un pequeño delfín, salió a nadar después de cenar y se asombró al ver la luna y las estrellas en el cielo nocturno. Se quedó horas admirando el espectáculo estelar hasta que su madre lo encontró y lo llevó a casa, prometiéndole que podrían volver a ver las estrellas juntos. Desde entonces, Pau y su madre disfrutan observando el cielo nocturno.
Pau, un pequeño delfín, salió a nadar después de cenar y se asombró al ver la luna y las estrellas en el cielo nocturno. Se quedó horas admirando el espectáculo estelar hasta que su madre lo encontró y lo llevó a casa, prometiéndole que podrían volver a ver las estrellas juntos. Desde entonces, Pau y su madre disfrutan observando el cielo nocturno.
Pau, un pequeño delfín, salió a nadar después de cenar y se asombró al ver la luna y las estrellas en el cielo nocturno. Se quedó horas admirando el espectáculo estelar hasta que su madre lo encontró y lo llevó a casa, prometiéndole que podrían volver a ver las estrellas juntos. Desde entonces, Pau y su madre disfrutan observando el cielo nocturno.
salió a salió a dar un paseo después de cenar. Contra su costumbre, oriento su hocico hacia la superficie del mar y subió como una flecha. Algo le decía que haya arriba encontraría una agradable sorpresa. Pau se asomó fuera del agua y sus ojos descubrieron una visión maravillosa. La luna resplandecía en el firmamento y, en torno a ella, millares de estrellas adornaban la oscuridad del espacio. ¡ Que magnifico espectáculo, amigos¡ Pau se quedó absorto en el prodigio del cielo estrellado durante horas enteras. Había perdido la noción del tiempo. Su madre, ya tranquila, salió de casa en busca de Pau. El certero instinto materno le guio hacia la superficie del mar, y no tardo en encontrar a Pau, extasiado y con el hocico fuera del agua.-Oh, mama ¡ ¿ has visto que prodigio? -dijo, Pau, nada más sentirla junto a él. -sí , hijo mío. El cielo nocturno es bellísimo, pero ya es hora de acostarse. Mañana tendrás que madrugar para ir a la escuela- respondió ella, sonriente.-¿me dejaras venir por la noche, después de cenar, a ver la luna y las estrellas?- pregunto Pau, ilusionado.-¡ claro que si¡ además, vendremos juntos, porque a mí también me gusta pasear, ¿sabes?-le prometí a su madre. Los dos regresaron a casa con la hora justa para acostarse. Desde entonces, madre e hijo se han hecho grandes aficionados a la Astronomía ¿y vosotros, lo sois también?