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Asignatura: español
Orígenes
El término moral tiene su origen en el latín “moralis”, que significa “carácter”. Asimismo,
se puede asociar a otras palabras, como costumbre, manera de vivir o conducta correcta.
De esta forma, es posible definir a las intenciones, decisiones y acciones que se consideran
correctas e incorrectas en las personas.
En sus orígenes, la moral estaba íntimamente vinculada a la religión y los códigos de
conducta religiosos, que entonces eran indistinguibles de la vida cívica y social, ya que no
había separación entre Estado y religión. Sin embargo, esto cambió radicalmente a partir
de la Modernidad, en la medida en que la humanidad se vio obligada a redefinir y
repensar sus conceptos y códigos de moralidad.
Hoy la moral tiene cuotas de participación en las ciencias, el ejercicio de las profesiones y
en otras áreas del quehacer humano. Y aunque las distintas iglesias y religiones siguen
constituyendo voces importantes en la materia, hoy en día podemos regirnos a través de
una moral laica, o sea, no religiosa.
Importancia y función
La moral es de suma importancia para la sociedad porque actúa como base de la misma,
permitiendo a las personas distinguir entre el bien y el mal, obedecer la ley y tratar a los
demás con dignidad y respeto. En consecuencia, muchos factores que contribuyen a un
lugar eficiente y sereno están influidos por la moral, ya se trate de empresas, escuelas u
otra clase de organizaciones.
De modo que, su función es ser conductora de la acción humana, fomentando la
convivencia pacífica a través de su carácter normativo. Así, es posible garantizar relaciones
sociales sanas y aumentar la productividad en las diferentes áreas de comercio de la
sociedad.
Decir la verdad.
Generosidad y altruismo.
No contradecir lo que la sociedad manda.
Respeto por la vida.
Tratar a los demás de acuerdo a como uno quiere ser tratado.
No hacer trampas.
Lealtad.
Alegrarse por los méritos ajenos y no ser envidiosos.