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Teresa.

Mi nombre es teresa Sallow, tengo 23 años de edad, mido 1:63, mi piel es clara y
mi pelo castaño. Y esta es mi vida.
Mis padres son importantes médicos, mi madre trabaja en un hospital muy
prestigioso, puede hacer todo tipo de procesos médicos; mientras mi padre trabaja
con las personas del tratado, o gobierno, como prefieras llamarle, habla 3 idiomas
con fluidez y es médico muy reconocido y prestigioso. ¿por qué menciono todo
esto? Porque es importante para mi contexto. Ambos se conocieron estudiando
medicina, mientras que mi padre siempre fue de clase media alta, mi madre era de
clase baja, pero mi madre siempre fue una mujer llena de determinación, muy
disciplinada y rigurosa, logró sacar de la clase baja a mi familia materna, y mi
padre siempre la tuvo un poco más fácil pero igual logró mejorar aún más la
economía, no sé si a este punto puedas intuir a qué va esto, pero la cosa es que
ellos no se aman, quizá se llevan bien, pero no se aman, se casaron únicamente
por que si lo hacían serían una familia prestigiosa y famosa, los mejores médicos
del país, suena imponente, ellos aman el dinero, y los lujos que este les puede
dar, por lo que ellos mismos se definen como gente de la alta sociedad y siguen
esas actitudes tan hipócritas, falsas e innecesarias que siguen los millonarios.
Después de haber nacido yo, ellos consiguieron el gran puesto que ahora tienen,
entonces todos esperaban ver a la perfecta hija de los señores Sallow, es decir a
mí, y todas esas expectativas se incrementaron al ver que para mi primer año de
vida caminaba perfectamente y hablaba muy bien, me metieron en colegios
buenos, pero no los más caros, son muy tacaños para eso, y siempre fui una
prodigio. No me gusta recalcarlo, es muy innecesario y nada importante a mis
ojos, pero siempre estuve rodeada de gente que solo sabía hablar de eso “dios
mío, tu hija ya lee libros complejos con solo 7 años” no creo que sea una sorpresa
que me haya saltado 3 años de preparación escolar, no seguidos.
Realmente en mi niñez si había algo que me interesaba mucho, las aventuras,
rodearme de gente que no temía al peligro o que parecía no ser muy consiente de
él, personas que no les agradaban a mis padres porque no eran de la alta como
mis demás compañeros, lo que pasa es que algunos de mis compañeros con beca
o con suerte se habían inscrito a ese mismo colegio, y era sorprendente ver que
ellos no comprendían tan fácil todas esas aburridas actitudes que ya he descrito
de la clase alta, que pereza me daban los compañeros hijos de ricos. Entonces
logré salir en ocasiones de aventuras con ellos a los prados y parques. Una vez
sin permiso fuimos a un bosque pequeño, nada muy extravagante, pero uno de
mis amigos subió peligrosamente un árbol y se calló, quedando con muchas
raspadas y heridas; sangraban y a él le dolía, por lo que su primer plan fue parar e
ir a casa, pero por dios, que era de las pocas veces que podía divertirme de
verdad, entonces rodeada de el ambiente médico pues hice lo que pude con lo
que tenía a la mano. No era mucho, la verdad, pero ahí fue cuando descubrí que
yo era una de esas famosas “personas con habilidades sobrenaturales” y casi por
accidente pude regenerar la mayoría de piel que mi amigo había herido. Vaya, por
fin pasaba algo sumamente interesante en mi vida, solo 1 o 2 alumnos de mi
escuela habían descubierto que tenían habilidades sobrenaturales, entonces otra
virtud a la lista de la perfecta niña Sallow. Ya te imaginarás que eso no hizo más
que darle a mis padres y la gente de la alta motivos para estar en más de esas
aburridas “fiestas” y tener aún mayores esperanzas en mi como la potencial “mejor
médica del mundo”.

Con ayuda de mis padres y la gente del acuerdo descubrimos que yo podía
acelerar impresionantemente los procesos de regeneración de las personas.
A todo esto, debes pensar que yo no quería ser una médica como mis padres y
como todos lo esperaban de mí, pero debo decirte que estas sumamente
equivocado. Crecí en todo este ambiente, los libros del tema abundan en mi
hogar, y realmente toda la información que me rodeaba no hizo más que alimentar
mi curiosidad, entonces a mis 12 años creía que mi destino era formar parte del
tratado como cuerpo médico y dar honor al apellido de mi familia, pero nunca me
convenció eso, yo quería peligro y aventuras, no toda esa monotonía del tratado,
que ni siquiera necesitaba al mejor cuerpo médico del mundo, ¿quién saldría
lastimado en esa gigantesca jaula? Entonces leyendo en muchas partes me
enteré de la existencia de la zona roja. Una zona buscada por la ley, llena de
piratas y todo tipo de criminales. Sonaba que ahí podía buscar un poco de la
emoción que tanto anhelaba, pero claro, ¿cómo iba a encontrar esa zona que ni la
ley puede casar?
El resto de mi vida fue estudiar y estudiar, mas ganarme el apodo de “pequeña
rebelde” por mi madre al ver que yo no iba acorde a todo lo que mis padres
hacían. Pero igual seguía a su margen prácticamente sin amigos, solo
compañeros de trabajo o estudio. Mi padre me llevó a conocer una de las diversas
instalaciones que tenía el tratado para ver todo el ambiente laboral, y vaya
interesante día. Un hombre llegó a esa zona, al parecer había que curarlo,
presentaba múltiples heridas, y mi padre fue el encargado de eso. Me enteré que
era un pirata muy importante en la zona roja que podía revelar información sobre
la misma, por eso no iba a cualquier hospital. Eso me interesó mucho, pero estaba
lejos de sanar, tenía heridas demasiado grabes muy apenas tratadas, seguro no
llegaría al dia siguiente. Que tonta fui al suponer eso. Unos pocos días después
ayudaría a mi padre en la guardia. Todo estaba iluminado por luces, y yo tenía
algo de sueño, no estaba acostumbrada aún. Esa noche un paciente se puso
delicado y mi papá tuvo que entrar con más personas a verlo, por lo que yo,
sedienta de aventura vi la oportunidad de entrar a la habitación de aquel pirata
para verlo más de cerca, nunca me esperé que ese pirata no solo estuviera
consiente, si no que al ver que yo había entrado sola intentó tomarme a la fuerza y
amordazarme para no alertar su escape. Dios, que miedo sentí en ese momento,
se levantó de la cama y cuando me di cuenta ya estaba sujetando mis brazos y
tapando mi boca con sus gigantescas manos, como pude intenté soltar alaridos de
ayuda, pero él me llevaba por el edificio directo a la salida muy rápidamente,
bueno, al menos para el estado en el que se encontraba en la salida no lo podía
creer, más piratas vestidos de ladrones estaban amenazando y amordazando al
personal de recepción, lo llamaron capitán e intentaron escapar, veía mi vida
pasar ante mis ojos porque su plan no era soltarme ahí o matarme, sino raptarme.
Salieron de las instalaciones, ya había sonado una alarma en el hospital que no sé
ni cuándo ni quién la activó. Pero montaron un carruaje que tenían, uno elegante,
creo que es obvio que era robado.
Por suerte al llegar a la salida de todo el terreno gigantesco de las instalaciones
del tratado los interceptaron muchos guardias, no pude presenciar todo lo que
sucedió, estaba encerrada en el carruaje, pero me liberaron unos guardias y mi
padre fue a abrazarme, parecía un poco preocupado.
Después de algo de tiempo supe que el capitán escapó junto a uno de sus
compañeros, todos los demás fueron capturados, lamentablemente murieron unos
pocos guardias, eso me asustó mucho, no cualquiera es un guardia del tratado,
esos piratas no podían ser cualquier cosa, por suerte durante la lucha pude
robarles un papel, que creí que podía ser importante, lo tenían ahí mismo en el
carruaje. Analizándolo días después vi que era un mapa…. Y tenía los datos
exactos de donde estaría una de las instalaciones de la zona roja próximamente.
Planeaba decirles a mis padres, pero lo medité, al parecer ese pequeño lapso de
adrenalina recorriendo mi cuerpo ante el peligro inminente me había gustado, me
sentía viva, sentía gran satisfacción al salir de esa situación, no podía quedarme
así y resignarme a una vida monótona y aburrida, así que después de pensarlo
bien planeé mi escape. Soy una grande médica, podré ser independiente allá.
Lógicamente no se lo dije a mis padres, aunque yo los amo no me dejarían, así
que a escondidas preparé en una mochila lo más indispensable y les dejé una
carta por la noche, salí de mi casa y me aventuré a mi destino.
No puedo describir la gran emoción que sentí al ver que la zona roja estaba ahí
mismo, donde yo había ido con ese mapa, que bueno que llegué, me tomó un
buen rato salir de la ciudad y llegar, necesitaba reabastecer mis suministros.
Igual mi emoción no duró mucho al ver como dos borrachos se acercaron
amenazantes a mi, querían abusar de mi, ellos mismos lo dijeron, a quien se
supone que pediría ayuda en una zona fuera del poder legal. Dios mio, en ese
momento pensé lo arrepentida que estaba por alejarme de mi vida segura. Pero
antes de que pudieran llevarme en contra de mi voluntad sentí algo extraño, algo
no era normal, todo se veía como si poco avanzara, como si el tiempo pasara
lento, entonces pasó lo mas raro que he visto hasta ahora, al parecer desperté
pero no era algo como un sueño, estaba ahí mismo, en ese lugar, pero uno de
esos borrachos estaba sangrando en el suelo, y al otro le estaba cortando el cuello
con una daga una figura delgada, femenina, una persona vestida con falda, un
saco azul oscuro con capucha y con unos ojos de lo más intimidante. Ante la luz
de la luna se descubrió y pude ver quien era. Se hace llamar Ágape.
En ese momento me llenó de curiosidad, me dio hospitalidad en un barco donde
por fin me sentí menos desprotegida, me sorprendió descubrir que quien me
ayudó es un varón, y a la mañana siguiente me quería llevar fuera de la zona roja,
pensando que yo estaba perdida o algo así, no podía dejarlo ir, sentía que el me
iba a dar toda esa emoción que buscaba, entonces lo seguí sin dejar de insistir en
que por favor me dejara acompañarlo en sus aventuras y que me enseñara un
poco las cosas en la zona roja, así me convertí en una tripulante de ese barco que
hasta el momento es buscado por el tratado y por muchos criminales de la misma
zona roja. No fue fácil acceder y puede que mis decisiones evidentemente no sean
ni benéficas ni seguras, pero es mi vida y así la quiero vivir.

Atte: Teresa Sallow.

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