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Las Horas Pascuales

(Que se leen tambíen cada día de la Semana Radiante


como oraciones de la mañana y de la noche)

Sacerdote: Bendito sea nuestro Dios, eternamente, ahora y siempre, y por los
siglos de los siglos.

Coro: Amén. ¡Cristo resucitó de entre los muertos, venció a la muerte con Su
muerte, y otorgó la vida a los que estaban en los sepulcros (tres veces)!

Tono VI

Habiendo visto la Resurrección de Cristo,* postrémosnos ante el Santo


Señor Jesús,* el único sin pecado.* Ante tu cruz, ¡oh, Cristo! nos postramos,* y
tu santa resurrección cantamos y glorificamos;* porque Tú eres nuestro Dios,*
y otro más que Tú, no conocemos;* pronunciamos tu nombre.* Venid, fieles
todos, adoremos la santa Resurrección de Cristo,* pues por la Cruz vino el
regocijo a todo el mundo.* Siempre bendiciendo al Señor, cantemos su
resurrección;** pues al sufrir la Cruz por nosotros, con la muerte ha destruido
la muerte. (tres veces).

IPAKOÍ, Tono IV

Aquellas que estaban con María, vinieron muy de ma¬drugada, encontraron la


piedra del sepulcro rodada y oyeron al Ángel diciéndoles: ¿Por qué buscáis
como hombre, entre los muertos, a Aquél que mora en la luz eterna? ¡Mirad las
bandas de mortajas; apresu-raos y anunciad al mundo que el Señor había
resucitado y mortificó la Muerte con la Muerte; porque Él es el Hijo de Dios, el
Salvador de la humanidad!

Kondaquio, Tono VIII

Aunque descendiste al sepulcro, Tú que eres Inmortal, borraste el poder de


infierno y levantaste Victorioso, ¡Cristo Dios! Y a las mujeres portadoras del
bálsamo dijiste: ¡Regocijaos! Y a Tus discípulos otorgaste la paz, Tú que
otorgas la resurrección a los caídos

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Troparios, Tono VIII

En el sepulcro, corporalmente; en el hades, con el alma como Dios; en el


Paraíso con el buen ladrón; y asimismo en el Trono estabas Tú ¡oh, Cristo!, con
el Padre y el Espíritu, ¡oh, Indescriptible! que todo lo llenas.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

¡Cuán vivificador y más hermoso que el Paraíso * y de verdad más


resplandeciente que cualquier pórtico real * ha aparecido Tu sepulcro, oh
Cristo, la fuente de nuestra resurrección!

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

¡Regocíjate, oh tabernáculo santificado y divino del Altísimo! * Porque por


medio de ti, oh Theotokos, fue dada la alegría a los que claman: * ¡Bendita eres
tú entre las mujeres, oh Soberana irreprochable!

Señor, ten piedad (40 veces).

Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo, * ahora y siempre y por los siglos
de los siglos. Amén.

Tú eres más honorable que los Querubines e incomparablemente más gloriosa


que los Serafines. Te glorificamos a Ti que diste al mundo a Dios el Verbo, sin
dejar de ser virgen, y que eres verdaderamente la Madre de Dios.

En el nombre del Señor, bendice, padre.

Sacerdote: Por las oraciones de nuestros santos padres, Señor Jesucristo Dios
nuestro, ten piedad de nosotros.

Coro: Amén. ¡Cristo resucitó de entre los muertos, venció a la muerte con Su
muerte, y otorgó la vida a los que estaban en los sepulcros (tres veces)!

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, * ahora y siempre y por los siglos
de los siglos. Amén.

Señor, ten piedad (tres veces). Bendice, padre.

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Sacerdote: Cristo resucitado de entre los muertos, nuestro verdadero Dios, por
las oraciones de Su Purísima Madre y de todos los santos, tenga piedad de
nosotros y nos salve, porque es bueno y ama a los hombres.

Coro: Amén.

Y luego: Y nos ha dado la Vida Eterna. Nos inclinamos ante Su Santa


Resurrección al tercer día.

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